Somos Camino - Boletín Salesiano Mayo 2022

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URUGUAY / Cuarta época / Año XLIII / Nº 3 / Mayo 2022 / www.issuu.com/bsuru


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CARTA DE LA EDITORA

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Adriana Porteiro Cotelo Solo mujeres que salimos al encuentro

¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL!

Entrevista a la Hna. Nora Azanza La primera santa uruguaya: “Marietina” para Don Bosco

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TODO POR AMOR.

CON TODO EL CORAZÓN Luana Mahia y Lucía Aramburu

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ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

Hna. Cecilia Gayo “El cuidado de la vida”

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SABOR A BUENAS NOCHES

Juan Manuel Fernández sdb “Un Dios Padre-Madre”

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VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Alexandra Lastra, directora del Colegio salesiano de Juan Lacaze “No estamos solas”

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CON NOMBRE Y APELLIDO

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Salesiana cooperadora y Lic. en Teología Silvia Ourthe-Cabalé Vivir la Buena Noticia “con gozo profundo”

DEL ÁRBOL SALESIANO

Mónica Cabrera, subdirectora de Inicial del Colegio San Miguel de Mercedes Renovar las raíces “con colores y ritmos de este tiempo”

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AQUÍ Y AHORA

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime “Santo el buen samaritano sdb”

10 FAMILIA EN OBRA Sofía Gutfraind “La mirada ¿femenina?”

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DE OTROS LARES

Entrevista a Rosa Ramos Sor Chiara Cazzuola hma El diálogo de la Iglesia con “Las características femeninas el mundo visto por una mujer y las carismáticas”

UNA MANO AMIGA

María Noel Giudice referente grupal y animadora en la Escuela de Oficios Don Bosco La presencia cercana que transforma

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GALERÍA DE INSTAGRAM

Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sebastián Ferreyra sdb Redactora Jefa: Adriana Porteiro

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: Hna. Cecilia Gayo hma, Lic. Sofía Gutfraind y Juan Manuel Fernández sdb Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286 Equipo de redacción de este mes: Lic. Natalia Roba, Ana Inés Rodríguez y Lic. Paula Bonfiglio. Fotografía: Sofía Cayota, Nahuel Durand, de ANS, Pixabay y fotos de archivo. Foto de tapa: Lic. Sebastián Andión Corrección: Graciela Rodríguez

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

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Adriana Porteiro Cotelo

CARTADELAEDITORA

SOLO MUJERES En las entrevistas del Boletín de Mayo somos SOLO MUJERES. Este mes es el epicentro de muchas celebracio­ nes que nos tienen a las mujeres como protagonistas: María Auxiliadora, Madre Mazzarello, Madre Rubatto y todas las madres, por esa razón, y como forma de home­ najearnos, decidimos escribir solo periodistas mujeres que entrevistan a otras mujeres. Luego de dos años sin fiesta presencial de María Auxilia­ dora esta vez la celebramos ¡con todo! animados/as por el lema CONTIGO SOMOS CAMINO. No sé si ustedes tuvieron la experiencia de sentirse conducidos “literalmente” por la mano de María Auxiliadora, pero les cuento que en mi caminar son incontables sus intervenciones. Cuando tenía dos años mi vida cambió de un momento para otro con la pérdida sorpresiva de mi papá. Esa trage­ dia familiar me transformó en una niña triste y calladita ¿quién lo diría, no? A los 9 años, un día, llegando a la Capilla de mi querido Colegio San José de Las Piedras sentí el impulso de entrar y pararme ante la imagen de María Auxiliadora y sin escrúpulos le dije: “Si es verdad que existís, que la maestra saque mi número de lista para dar la lección, y la dé tan bien que me diga 'muy bien, Adriani­ ta'”. Obviamente sucedió todo tal como lo pedí y aunque sabemos que la vida espiritual no es magia ni “extorsión”, María eligió hablarme en el idioma que yo podía entender. Ella me siguió hablando y yo nunca me despegué de su mano porque tengo una certeza: yo seguro me voy a equivocar, pero ELLA no se equivoca. Frisando los 50 años estaba convencida de que ya no tenía mucho más para aprender cuando mi vida dio un giro de 180 grados. Sin duda la gran artífice de esa transformación es ELLA, pero se sirvió de muchas ELLAS con las que

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SOMOS CAMINO (y hay más, pero no nos daría la tapa) de quienes aprendo cada día: valientes, asertivas, que saben lo que quieren, empoderadas, sensibles, empáticas, vita­ les, cuidadosas de los/las otros/as, apasionadas, genero­ sas, son ELLAS con las que recalculo mi andar, escuchándo­ las y observándolas. ¡A TODAS ELLAS pero, fundamental­ mente a ELLA, va mi más profundo agradecimiento porque me dieron nuevos lentes para ver la vida, celebrarla y agradecerla!

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¡SÍ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL!

La Hna. Nora Azanza nos cuenta sobre la primera santa uruguaya:

la “Marietina” de Don Bosco 4


“Francisca es una presencia silenciosa pero sumamente fecunda y lo que nos deja para noso­ tras es que lo esencial no son la cantidad de cosas que hagamos, sino el cómo las hagamos”, asegura la Hna. Nora Azanza, superiora del Instituto de las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto, fundado por la primera santa uruguaya canonizada el 15 de mayo. Su capacidad de ir al encuentro de un modo sencillo y afable para conducir a las personas a Dios fue lo que llevó a los altares a esta mujer de valientes opciones, que adoptó a Uruguay como su tierra de misión y la patria donde eligió morir, y cuya hoja de vida revela un fuerte y decisivo vínculo con Don Bosco.

¿Quién es santa María Francisca de Jesús y cuál es el legado que les deja a las Hermanas de su Instituto? Francisca es una presencia silenciosa pero sumamente fecunda y lo que nos deja para nosotras es que lo esencial no son la cantidad de cosas que hagamos, sino el cómo las hagamos, ser mujeres consagradas que saben escuchar, transmitir con su vida paz, que tienen una palabra de consuelo… Es una mujer, cristiana, consagrada, mujer de su tiempo, inserta en el mundo, pero no mundana, mujer de grandes, valientes, atrevidas y santas opciones, que se caracteriza por ser materna y afable, por ser firme en sus decisiones, por pedir consejos a gente prudente, a ser perseverante en lo que decide, de un temperamen­ to alegre, trato amable, es una persona atrayente, de una fe intensa, con una gran sabidu­ ría para gobernar, siempre trabajando a la par de sus hermanas y los laicos, una mujer con los pies en la tierra. Ella ve y hace, no es de planificar o de grandes proyectos, siempre confiada en la Providencia de Dios que nunca le faltó. Como nos pasa también a nosotras hoy. Lo que la lleva a ser santa es esa capacidad de crear encuentro y vínculo con los her­ manos para llevarlos a Dios. A veces se piensa que la fecundidad de una persona es por la cantidad de obras y, sin embargo, la santidad y la fecundidad surgen en la medida en que se puede cultivar en el corazón una presencia de Dios grande y, como un canal, eso se transmite a los otros, no se necesitan gestos muy extraordinarios, en ocasiones basta una sonrisa, un mensaje de whatsapp, una llamada telefónica, una buena palabra y hacerlo con toda la pasión de nuestro corazón. ¿Cómo una mujer oriunda de Italia llega a ser la primera santa de Uruguay? Francisca es una santa uruguaya, bien uruguaya, porque amó este país, lo consideraba su segunda patria y la patria además de ser un lugar geográfico, es donde uno puede desplegar sus alas al viento del Espíritu. Y eso fue lo que Francisca hizo acá, en estas tierras, caminando por nuestras calles, recorriendo nuestros barrios, y lo hizo con su estilo de mujer y, tal vez, no solo la Iglesia uruguaya, sino toda la Iglesia está nece­ sitando ser rostro femenino que también es el rostro de Dios, que se complementa muy bien con el rostro masculino. No importa si es la primera santa, mi invitación profunda a todos los uruguayos es que puedan sentir este regalo que Dios hace a este país, en este momento de la historia, con las situaciones concretas que se están viviendo, con una intercesora para toda la Iglesia, pero, especialmente, para nosotros, los que vivimos y habitamos esta tierra. En la piedad popular siempre fue considerada santa, las personas que se acercan al santuario dicen “vengo a ver a mi santita” y se van con el corazón con mucha paz. Creo que es la Gracia que puede realizar frecuentemente además de otras muchas gracias, como curaciones, emba­ razos, que se encuentre trabajo, resuelve situaciones familiares. Que la Iglesia la proclame como la prime­ ra santa uruguaya es una Palabra de Dios que ojalá podamos leerla, escucharla y sobre todo demos gra­ cias. EL INFLUJO DE DON BOSCO ¿Cómo fue el vínculo que surgió entre Francisca y el fundador de los salesianos? Me animaría a describir el vínculo entre Francisca y Don Bosco como muy afectivo, muy humano, muy del Espíritu, él la llamaba mi Marietina. Francisca se llamaba Ana María y llega a Turín en el año 1862 después de haber perdido a casi toda su familia, y se instala en la casa de su hermana mayor casada con un inge­ 5


patria. Esa frase es casi una réplica de la famosa expresión de Don Bosco de formar “buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Por lo tanto, nuestro carisma tiene una gran consonancia con el salesiano aunque el Instituto que ella funda abarca también otras ramas como la de la salud, y específi­ camente, el trabajo con los pobres.

niero, pero desde allí ella siente la profunda necesidad de tener una vida más independiente, por eso se va a trabajar con una rica condesa. Es el tiempo donde Don Bosco está en la plenitud de sus oratorios y su primera opción fundante es colaborar con él en esa obra con los chicos que venían de la ciudad al campo y eran suma­ mente explotados en su condición de trabajadores y en su estilo de vida. Francisca se siente caminar al lado de Don Bosco, quien vio en ella a una genial catequista. Él tuvo un papel decisivo en su discernimiento religio­ so porque ella no pensaba hacerse religiosa aunque había consagrado su vida a Dios en Carmagnola porque después de todas las pérdidas de su vida tenía dos opciones: pasar la vida amargada preguntándose por qué o entregar todo su corazón a Dios y encontrarle el para qué de todas estas pérdidas. Cuando ella va a Turín, a los 20 años, empieza a encontrar este para qué y entonces la primera figura que aparece es la de Don Bosco con su trabajo incansable y con las muchas contrariedades que sabemos que tuvo que enfrentar, y se le puso al lado con la discreción, la prudencia, la amabilidad, la ternura que siempre caracterizó a esta joven. Cuando la invitan a formar parte de este nuevo Instituto que está por nacer ella le consulta a Don Bosco y él la anima y le dice: “Mira, Marieti­ na, es voluntad de Dios que vayas, y ve tranquila porque tu comunidad va 6

a permanecer en el tiempo, nunca te va a faltar nada porque mis herma­ nos (sus hijos, los salesianos) siempre van a estar cerca de ustedes y ade­ más te digo que vas a morir en tierra extranjera”. Estas profecías de Don Bosco hacia su querida Marietina se cumplieron por lo largo y lo ancho. Es una cosa muy especial que nosotras, las hermanas capuchinas, a lo largo de nuestra historia en América Lati­ na, sobre todo, estuvimos muy acom­ pañadas por los salesianos, ellos fueron nuestros capellanes, nuestros confesores, los que nos ayudaban en la obra educativa, y nuestras líneas pedagógicas educativas tienen mucho que ver con el método pre­ ventivo de Don Bosco, no tal cual la letra porque después nosotras tam­ bién somos de raíces franciscanas capuchinas, pero creo que él sin lugar a dudas marcó la vida de Ana María con este fuerte deseo de atender a los jóvenes más abandonados y educarlos para promoverlos de modo que pudieran dignificar su vida y que la sociedad también respetara esa dignidad. Hay un hecho muy claro, que a mí me conmueve, y es que Ana María, convertida ya en Francisca, cuando escribe a un grupo de herma­ nas que están trabajando en los primeros talleres y oratorios acá en América Latina, concretamente aquí en Belvedere, les pone que la misión es cuidar, cultivar esos corazones jóvenes que Dios les confía para que sean el honor de la Iglesia y de la

¿Cuál fue el aporte de Francisca a Uruguay? Lo que aporta Francisca al Uruguay (así como a Argentina) con su llegada hace 127 años, son tres ejes fundan­ tes: la educación, la salud y la promo­ ción, especialmente para aquellos más vulnerables (ubicados en la periferia) con quienes se encontraba. Tanto Uruguay como Argentina esta­ ban constituyéndose como naciones y estaba todo para hacer y ella, que no es mujer de palabra sino de manos a la obra, pienso que fue, junto con los políticos y todos los otros grandes hombres y mujeres, una colaboradora desde su identidad, no solo femenina, sino con este carisma que Dios le había dado desde la sencillez, la humildad, el trabajo con los pequeños, de estar en los barrios marginales. Y ese es el aporte que nos deja a nosotros como heren­ cia. Nosotras tenemos que seguir caminando en este estilo de vida donde la unidad sea una luz, siendo sencillas y las hermanas en medio del pueblo.

El santuario de la santa Madre Francisca de Jesús se encuentra en Carlos Ma. Ramírez 56, Mon­ tevideo. Más información:


Rector Mayor Don Ángel Fernández Artime sdb

Queridos/as amigos/as: Un rayo luminoso de esperanza inte­ rrumpe los sombríos pensamientos de este tiempo marcado por la pandemia y, sobre todo, por tantas guerras, en particular en Ucrania, que acarrean muerte, dolor y destrucción. Una gran buena noticia: la Iglesia universal reconoce oficialmente y certifica la santidad de un salesiano «del fin del mundo», Artémides Zatti.

fianza y se abandonaban a la influen­ cia que brotaba de su santidad: «Cuando estoy con Zatti no puedo dejar de creer en Dios», exclamó un día un médico que se había autopro­ clamado ateo porque para Zatti cada enfermo era Jesús mismo. Cuando un día sus superiores le recomendaron no admitir más de 30 pacientes, se le

Nuestro querido “santo” Zatti es una figura bellísima, la manifesta­ ción de la santidad vivida en la cotidianeidad, en la sencillez, en el servicio humilde y jovial, en particu­ lar a los enfermos. Encarnó el corazón de Don Bosco y la riqueza del carisma salesiano. En él se refleja el aspecto más humano y amable de la Familia Salesiana. Estaba dotado de un corazón gentil que conocía el sufrimiento. Conocía bien lo que era la pobreza, la migra­ ción, la fragilidad y la enfermedad, así como las dudas, las decisiones difíciles, hasta la de quedarse con Don Bosco, viviendo plenamente su original vocación de salesiano coadju­ tor: testimonio, cercano a la gente, dedicado al servicio de los enfermos y de los pobres. Responsable del Hospital San José de Viedma, extendió el círculo de sus pacientes alcanzando, con su insepa­ rable bicicleta, a todos los enfermos de la ciudad, sobre todo a los más pobres. Manejaba dinero, pero su vida era paupérrima: para el viaje a Italia con motivo de la canonización de Don Bosco tuvieron que prestarle ropa, sombrero y maleta. Era amado y estimado por los enfer­ mos; amado y estimado por los médi­ cos que ponían en él la máxima con­

Salta. Ahí, entre un discurso y otro, al final de los alimentos el arzobispo Pérez me habló de la vida de Zatti. En aquel momento sentí que debía pedir al Señor, por intercesión de Zatti, mandarnos vocaciones de coadjuto­ res. Hice novenas y pedí a las novicias hacerlas también”. Luego entraron en el Instituto 23 jóvenes hermanos jesuitas que perseveran… Estoy convencido de su intercesión por­ que sé cuánto le rogamos como intercesor”. Un espléndido y autorizado llama­ miento también para nosotros pedir por la intercesión de Artémides Zatti por el aumento de buenas y santas vocaciones de salesianos coadjutores.

escuchó murmurar: «¿Y si el 31 fuera Jesús mismo?». El testimonio de Artémides como verdadero y cotidiano buen samarita­ no, misericordioso como el Padre, era una misión y un estilo que involucraba a todos aquellos que en alguna mane­ ra se dedicaban al hospital. El mismo Papa Francisco experimentó la intercesión eficaz de Artémides Zatti sobre la vocación del laico consa­ grado, cuando era provincial de los jesuitas en Argentina. En una carta escribió: “En 1976, durante una visita canónica a los misioneros jesuitas en el norte de la Argentina, me quedé por algunos días en el arzobispado de

La figura de Artémides Zatti es un estímulo y una inspiración para nosotros para volvernos signos y portadores del amor de Dios para los jóvenes y los pobres. Como he escrito en el Aguinaldo de este año: "También nosotros necesitamos desplegar el 'carisma de la Visita­ ción' como deseo del corazón de anunciar, sin esperar que sean ellos los que vengan a nosotros, yendo a espacios y lugares habitados por tantas personas para las cuales una palabra gentil, un encuentro, una mirada llena de respeto puede abrir sus horizontes hacia una vida mejor”. Artémides Zatti fue un hombre de la Visitación, llevando a Jesús en su corazón, reconociéndolo y sirviéndolo en sus hermanos enfermos y pobres con gozo y generosidad. ¡San Artémides Zatti intercede por nosotros!

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24 años. Es cantante de folclore y docente de Educación Musical. Es oriunda de Sarandí Grande (Florida) y actualmente vive sola en Montevideo. ¿Qué te hace feliz? Dedicar mis días a lo que más me llena, el arte. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? No he pasado por la experiencia de no perdonar aún, creo que sería alguna situación de traición o algún vínculo de engaño. ¿Cómo es tu primer pensamiento al encarar un nuevo día? Simplemente encarar el día de forma positiva y avanzando, pero es una idea que se genera de forma inconsciente. ¿Cuál es tu mayor miedo? No poder compartir con mi familia las metas o pasos que vaya logrando en mi vida personal y profesional. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? El momento en el que comenzamos a buscar un lugar/residencia donde “vivir” durante los años de estudio en Montevi­ deo. ¿Qué hacés con todo el corazón en tu vida? Cada show que vivo y/o comparto con las personas.

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¿A quién admirás? A mi abuela. Si pudiera volvería a… Mi época de liceal, y con ella a mis amigos/as, las juntadas a hacer activida­ des, el pensar que nuestra única responsabilidad eran nuestros vínculos y el liceo. El amor es… Dar y entregar sin nada a cambio. En pocas palabras ¿qué es la Iglesia para vos? Es un lugar donde comparto mi fe, un lugar que me permite “focalizar” mi charla con Dios como también una casa en donde encontré amigos/as y familia. ¿Qué caminos imaginás para que como Iglesia optimicemos el diálogo con las juventudes de hoy? Debemos ser testimonios de fe y también de alegría y gozo por lo anterior. Busquemos temáticas que a la juventud le interesa saber y compartamos nuestras ideas y cómo ellas se relacionan con sus ideas previas. Hagamos apertura de puertas para todo/a aquel/lla que necesite, quiera, le dé curio­ sidad, espera…


19 años. Es animadora en el Instituto Preuniversitario Juan XXIII y estudiante de Psicología en la Universidad Católica del Uruguay. Vive en Montevideo, alternando entre las casas de su papá y su mamá. ¿Qué te hace feliz? Salir al encuentro, abrazar, escuchar, acompañar. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? Las injusticias y la falta de humanidad. ¿Cómo es tu primer pensamiento al encarar un nuevo día? Suelo encarar el día con la mejor actitud posible, creo que si estoy predispuesta a tener un buen día lo vivo de mejor manera. Me motiva conectar con el hecho de que ningún día se repite, cada uno tiene su magia. ¿Cuál es tu mayor miedo? Caer en la indiferencia, alejarme del modo de vivir que hoy en día elijo, siguiendo a Jesús. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? Ingresar al Juan XXIII como alumna. Fue una sacudida positi­ va por el lado que lo mire. ¿Qué hacés con todo el corazón en tu vida? Escuchar desde el corazón, busco ser espacio de confianza y comodidad. Intento que la persona se sienta tranquila y libre al expresarse.

Qué bueno que decidí… Abrir mi corazón al encuentro, dejarme interpelar por el carisma salesiano y procurar llevarlo a donde vaya. El amor es… No creo que el amor se pueda definir, pero de tener que ponerlo en palabras me gusta decir que Amor=Vida=Dios. ¿Qué te aporta a tu vida el carisma salesiano? Me permite ver la alegría como elección de vida, al amor como medio de vinculación y a la esperanza como motor ante toda adversidad. ¿Qué desafíos percibís hoy para el carisma salesiano? Creo que la juventud se ha visto particularmente afecta­ da por la pandemia. Puede que esa falta de encuentro y contacto por tanto tiempo afecte la apertura de las/os jóvenes. Por eso creo que deberíamos impulsar aún más a estas personas a que salgan al encuentro, acompañar­ les en el paso a paso. En pocas palabras ¿qué es la Iglesia para vos? Personas, diversidad de expresión y pensamientos, com­ pañía. ¿Qué caminos imaginás para que como Iglesia optimi­ cemos el diálogo con las juventudes de hoy? Buscar el acercamiento mediante la escucha, entender las inquietudes y necesidades por parte de la juventud, apreciar la diversidad y en base a esta, enriquecernos como Iglesia. 9


FAMILIAENOBRA

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La mirada ¿femenina

Cuando comencé a pensar esta columna sobre la mirada femenina del mundo hoy, me fue inevitable empe­ zar por cuestionarme qué quiere decir eso. ¿En qué pensamos cuando habla­ mos de mirada femenina? ¿Qué ele­ mentos atraviesan este concepto? ¿Hay una mirada femenina? ¿Habrá algún hilo conductor entre las miradas de tantas mujeres? En el mundo de la Iglesia, que muchas veces es fuertemente masculino, lamentamos con pesar la falta del toque femenino en diversos espacios o la evidente carencia del aporte de la mujer en determinados lugares. Aho­ ra, cuando indagamos en profundidad de qué estamos hablando realmente cuando pensamos en la “toque feme­ nino” o el aporte de la mujer, nuestro pensamiento automáticamente relle­ na ese concepto con: el calor del hogar, la calidez maternal, el cuidado de los detalles estéticos, las expresio­ nes de amor y de cuidado de una madre, etc. Evidentemente, me niego a reducir mi aporte como mujer y el de tantas otras a esto. 10

Desandar esta línea de pensamiento me requiere esfuerzo y varios movi­ mientos. En primer lugar, los invito a preguntarnos si será que los varones son capaces de habitar los espacios con calidez, ambientar los lugares con criterio estético o tener expresiones profundas de amor y cuidado. Lógica­ mente, la respuesta es sí y qué impor­ tante es valorar y visualizar cuántos varones en nuestro entorno nos enseñan y aportan en estos aspectos. En segundo lugar, reconocer que los talentos de las mujeres no pueden reducirse solo a lo vinculado con su capacidad de maternar. Si bien mi ser madre me ha enseñado muchísimo de cómo hacer frente a lo compleja y hermosa que es la vida, y me desafía a seguir aprendiendo a cada minuto, quiero pensar que mis habilidades y mis aportes al mundo hoy son mucho más amplios y ricos que solo los dones que la maternidad me regala. Por último, cuestionarnos si efectiva­ mente hay una mirada femenina o serán, como en este Boletín, miradas de personas diversas que tienen para decirnos cosas interesantes, hacernos

pensar y cuestionarnos, y que además son mujeres. No sería justa con ellas ni con tantas otras mujeres que acom­ pañan mi vida si no hiciera un esfuer­ zo por desandar esos preconceptos que tengo (y tenemos) instalados. Entonces, ¿qué veo yo hoy en mi mundo? Veo mujeres que me han enseñado cómo ser amiga, hermana, compañera de trabajo y madre; pero también cómo ser jefa, cómo liderar equipos y cómo pararme en esta sociedad para hacer oír mi voz y luchar por cambios profundos en la búsqueda de una sociedad más justa. Veo que es hora de reconocer y asu­ mir que las diferentes miradas de las mujeres pueden ser, también, miradas de liderazgo, lucha, creatividad, de incidencia política, social y económica, de desarrollo, cambio y crecimiento, y de tantos otros talentos infinitos que abundan en nuestro entorno.

Sofía Gutfraind Licenciada en Comunicación


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

Quien haya intentado definir algunas caracterís cas propias de algún género, se habrá encontrado con que cualquier descripción que realice será dentro del ámbito de las generalida­ des. Es que si se comienza a hilar fino, no es posible definir caracterís cas o virtudes únicamente de uno u otro género.

materiales, emocionales, intelectua­ les, espirituales…

Tradicionalmente se ha vinculado a la racionalidad con el género masculino, sin embargo, esta no define en su totalidad a los varones, ni es patrimo­ nio único de este género, como tam­ poco lo emocional lo es de la mujer. Es con esta mirada que voy a hablar sobre “el cuidado de la vida”, una caracterís ca que se encuentra dentro de toda persona, expresado en dife­ rente grado y de diversas maneras.

Es acoger y abrazar la vida de cada joven. Es mirar con cariño, acariciar con ternura, acompañar el crecimien­ to ayudando a potenciar los dones y a cuidar las fragilidades. Es ser regazo cálido. Es la palabrita al oído que ayuda a reflexionar. Es contener en las caídas y recaídas. Es invitarlos a soñar, con la mirada puesta en lo alto. Es que se experimenten amados, y que ese amor sea para ellos reflejo del amor de Dios Padre y Madre.

Es que intentando hacer una síntesis de la misión salesiana, llego justamen­ te a esta expresión: cuidar la vida, especialmente la de los jóvenes más vulnerables. Cuidar de aquellos que están más desprotegidos, marginados, desamparados, que han tenido menos oportunidades a su alcance. Es buscar el crecimiento de los jóvenes, prestan­ do atención a todos sus aspectos y cuidando de todas sus necesidades: las

Pero además, la misión salesiana nos propone ir un paso más allá. No se queda en custodiar la vida del joven, sino que lo guía a descubrir que él también es capaz de acoger, abrazar, acariciar, ayudar, contener, acompañar y amar. Él también puede poner en juego lo que ha experimentado y cuidar la vida de los demás: la de los más cercanos, de los que se encuentra día tras día, de su familia, de los ami­

gos y con quienes comparte el aposto­ lado. Y también la vida de quie­ Hna. Cecilia Gayo HMA nes están un poco más lejos, un pasito más allá de la frontera, de aquellos de los que recibe alguna no cia en tulares, o incluso de quienes no conoce. Los jóvenes descubren que son capa­ ces de generar un cambio en el mun­ do, de colaborar en la construcción de una sociedad más humana. Descubren que pueden ayudar a cicatrizar las heridas generadas por los desprecios y las indiferencias. Cuando sus dones y virtudes son puestos al servicio de los demás, ellos se expanden, se plenifi­ can y encuentran sen dos en sus vidas.

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VALELAPENAVIVIRASÍ

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ALEXANDRA LASTRA Directora del Colegio María Auxiliadora de Juan Lacaze, Colonia

“Salir al encuentro”, “unirnos a la sociedad” con la presencia en “lo sencillo”, la “escucha atenta” y “el corazón abierto”, son algunas claves que, Alexandra Lastra, directora del Colegio salesiano de Juan Lacaze, encuentra para dar respuesta a los desafíos de estos tiempos. La Familia Salesiana es su “casa” desde los cuatro años y afirma que el “carisma está más vigente que nunca”. Considera que las mujeres debemos “empoderarnos porque podemos” y que es necesario comunicar más la apertura que la Iglesia está teniendo de la mano del Papa Francisco: “Yo creo que María es ejemplo de que sí se puede y de que no estamos solas”.

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Si tuvieras que explicar, en pocas palabras, qué es ser salesiana ¿qué dirías? Es mi familia, mi casa, es jugártela todos los días por llevar a Jesús y la alegría. Estar con los jóvenes, con los que más necesitan y estar con ale­ gría. La fuerza del carisma salesiano es tener al joven en el centro, y si no se pierde este objetivo, todos los obstáculos van a ser menores. ¿Cómo descubriste el carisma y que aportó a tu vida? Desde mis orígenes, desde que recuerdo, he sido salesiana. Pegado a la casa de mis padres vivían los padres de una de las hermanas sale­ sianas y cuando me vieron jugando afuera le dijeron a mi madre que tenía que ir a la escuela salesiana. Al otro día mi madre me llevó, y desde ahí pertenezco a la familia. La cerca­ nía de los salesianos fue una cons­ tante en mi vida, en mi matrimonio, al decidir la formación de mi hijo… Más allá del carisma, me marcaron los sacerdotes que estuvieron acá, quienes estaban constantemente preocupados por dar una palabra. El ser animadora de oratorio me aportó una manera de ver la vida, de la sencillez, de estar, de tener poco pero darlo mucho. Siempre es en el dar al otro y el darnos. Y ahora que tengo 40 años, de todas maneras lo sigo eligiendo. ¿Pensás que el carisma sigue vigente para nuestras juventudes? Pienso que está más vigente que nunca. Soy una admiradora de Don Bosco y, mientras más estudio las 14

nuevas pedagogías, más me conven­ zo de que es más actual que nunca, a pesar de que fue hace 200 años. Desde mi rol de educadora me gusta acompañar a los chiquilines en el cuerpo a cuerpo, escucharlos, estar con ellos, acompañarlos, la asistencia con el corazón, el oído atento. Es la pedagogía del siglo XXI, y cada cosa nueva que uno lee ¡es Don Bosco! ¿Qué tipo de acompañamiento necesitan y reclaman nuestras juventudes? A mí me encanta sentarme en el recreo y siempre viene algún joven a contarme qué está pasando en su vida, qué es lo que siente. Los chiqui­ lines están necesitando hablar, ser escuchados, y después de dos años de pandemia esta necesidad es más fuerte. Necesitan que una los escu­ che, que esté. Necesitan la presencia. ¿Hubo alguien en tu vida que fue esa persona a la que podías acudir y te sentías escuchada? Mi amigo que es sacerdote salesiano, Hugo Espinosa sdb, desde hace 20 años que está presente y hasta ahora es así, por un mensajito o un what­ sapp. También las hermanas salesia­ nas, Dinorah, Laura, han sido perso­ nas que me han hecho un acompaña­

miento desde lo espiritual, y también ­como los chiquilines­ en el día a día. Siempre vivo esa confianza en ellos y ellas que sé que lo que compartimos va a quedar entre dos y que va a haber una escucha atenta. ¿Qué desafíos tenemos como sale­ sianos/as para responder a los sig­ nos de estos tiempos? ¿En qué debemos crecer? Desde la educación, educar evangeli­ zando y evangelizar educando es la clave y es el gran desafío. Porque muchas veces, como colegio privado, sabemos que la mayoría no nos eligen por ser católicos. Nos eligen por seguridad, por tener grupos más pequeños, por muchos otros facto­ res, pero la gran minoría por ser católicos. Entonces, creo que el desafío es mostrarles a Jesús en nuestra acción, en nuestro proceder, mostrarles que somos felices y se puede ser feliz cuando una está con Él.


¿Qué dificultades se presentan en tu misión diaria y cuáles son las mayo­ res satisfacciones? ¿Dificultades? muchas. Las familias a veces esperan cosas que desde nues­ tro lugar es difícil hacer o llevan más tiempo. Chiquilines que vienen con realidades familiares que no nos imaginábamos, que se descubre en el diálogo constante, y sorpresas tristes que muchas veces nos llevamos. Las satisfacciones vienen por ahí, en que confió en el educador, en que logra­ mos hacer un cambio, así sea peque­ ño. Poder dialogar con la familia, ver a esos chiquilines en la misa un día, que cambiaron, verlos jugando jun­ tos. Las satisfacciones son hechos pequeños pero profundos, muy grandes en el accionar. Pero son más las satisfacciones que los obstáculos.

¿Cuáles son los mayores impedi­ mentos a tu juicio para el diálogo Iglesia­sociedad? Creo que la Iglesia está en camino, pero muchas veces es muy estricta en muchas cosas. Entonces, si bien sé –pero porque estoy adentro­ que se está abriendo y el Papa Francisco está generando mucho cambio, todavía hay que comunicar estos cambios. Hay mucha gente mayor acá que forma parte de la Iglesia, pero no todos se sienten parte, y esta gente todavía tiene pensamien­ tos estrictos, por ejemplo “si sos divorciada no podes participar de determinado grupo”. Creo que no es la idea de la Iglesia, pero falta un diálogo más profundo en este cam­ bio. Es necesario comunicar más esta apertura a la persona.

¿Cómo podríamos potenciar ese diálogo? Desde lo sencillo, desde la escuela, la parroquia. Salir nosotros al encuen­ tro, no estar esperando a que ven­ gan. Salir, unirnos a la sociedad y desde ahí mostrarnos. La clave es salir al encuentro. ¿María es fuente de inspiración en tu vida? Soy muy devota de María y creo que es un ejemplo. El sí seguro de María lo es, y la decisión de “hagan lo que Él les diga”. En nuestro colegio la mayoría somos mujeres, y yo les digo “bueno, hoy no pudimos, pero maña­ na se va a poder”. Empoderarnos porque podemos. Hoy en día hay muchas madres solteras, divorcia­ das, y debemos comunicarles que se puede, como María pudo, y que Jesús nos acompaña a todos. Yo creo que María es ejemplo de que sí se puede y de que no estamos solas. 15


CONNOMBREYAPELLIDO

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Salesiana cooperadora y Lic. en Teología Silvia Ourthe­Cabalé

Vivir la Buena Noticia “con gozo profundo”

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Asegura que del carisma salesiano le “fascina todo”. De su infancia en el colegio de las hermanas salesianas en Paysandú, quedaron grabadas aquellas escapadas a la Capilla para encontrarse ante el Sagrario y la ima­ gen de María Auxiliadora, presencias que son pilares en su vida. Silvia Ourthe­Cabalé es salesiana cooperadora, igual que su esposo, e integran la rama número 31 de la Familia Salesiana: la Fraternidad Contemplativa María de Nazaret. Ya de adolescente saboreaba las lecturas sobre vida de santos y hoy es Lic. en Teología, pero admite que “nunca se termina de leer, estudiar y apren­ der… cuánto más se conoce, más se quiere profundizar para amar y servir mejor, con la convicción de que la Teología se hace de rodillas o no es Teología”. La vigencia del carisma salesiano y su aporte en la sociedad uruguaya, así como los desafíos de la Iglesia para estar a la altura de los signos de estos tiempos, fueron algunos de los temas abordados por Silvia en esta entrevista para el BS. ¿Cuándo conociste el carisma salesiano y cómo te involucraste con la Familia Salesiana? En realidad el carisma salesiano lo conocí desde la infan­ cia. Ha sido, pues, como la leche materna que acunó desde siempre mi vivencia de fe. Como alumna del Colegio María Auxiliadora de Paysandú (soy sanducera) mis primeros recuerdos van a los recreos, en los que casi siempre me hacía alguna escapada para ir a la Capilla, donde las dos presencias, el Sagrario y la imagen de la Auxiliadora, me quedaron tan grabadas, como, en ver­ dad, los pilares de lo que serían para toda mi vida. ¿Por qué elegiste estudiar teología? ¿Y ser salesiana cooperadora? En realidad siempre sentí gran afinidad por la búsqueda y reflexión espiritual, que desembocó luego, natural­ mente, en el estudio teológico. Recuerdo que de adoles­ cente y muy joven disfrutaba, o mejor, como suele decir­ se, "saboreaba" las lecturas no solo del carisma salesia­ no, sino de, por ejemplo, San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús, que leí sus Obras Completas en el caste­ llano antiguo en el que fueron escritas. El impulso final lo recibí de Mons. Nicolás Cotugno, cuando instauró el sexenio para laicos. Al final fueron nueve años de estu­ dio, en que primero hice la Maestría y luego la Licencia­ tura en Teología. Aunque nunca se termina de leer, estudiar y aprender. Además es como un verdadero manantial de agua viva. Cuánto más se conoce, más se quiere profundizar para amar y servir mejor. Con la convicción de que la Teología se hace de rodillas o no es Teología. Fue el mismo Mons. Nicolás que nos invitó a mi esposo y a mí a ser cooperadores salesianos. Desde esta vocación interioricé más profundamente lo que significa el aporte insustituible del laico en el mundo, y a la manera y al estilo salesiano. Luego, más adelante, nos convocó a integrar, prácticamente desde sus inicios, la Fraternidad Contemplativa María de Nazaret que él 18

fundó, y que se ha constituido en la Rama No.31 de la Familia Salesiana. Es para nosotros, nazarenos, así nos llamamos los integrantes de la Fraternidad, el desafío de vivir la contemplación en acción, inspirándonos en la contemplación de María de Nazaret, la Auxiliadora de los cristianos, la máxima vivencia de la contemplación en la acción, en la secularidad de la existencia. Y esto inten­ tamos hacerlo dejando que sea Él, Cristo Resucitado, el que actúe y se haga presente, a través de nuestras accio­ nes y de toda nuestra vida. Por eso, la Fraternidad está integrada en la complementariedad de todos los estados de vida: sacerdotes, consagrados, jóvenes, matrimonios, familias; siendo la opción preferencial por los jóvenes, especialmente de los ambientes populares. ¿Qué te fascina del carisma salesiano? Del carisma salesiano te diré que me fascina todo: desde su apertura y mirada amorosa a los jóvenes, especial­ mente a los que están excluidos de la mesa de la vida, hasta su sencillez, cercanía, bondad y alegría, todo su Sistema Preventivo, con los dos pilares fundamentales: la Eucaristía y María. Precisamente ahora, en el mes de mayo, tendré la gracia de participar, representando a la Fraternidad, en la Consulta Mundial de la Familia Sale­ siana, donde tendré la inmensa alegría de compartir, como lo he vivido en otras ocasiones, con representan­ tes de los 32 grupos que conforman la gran y hermosa Familia Salesiana. ¿Qué desafíos percibes en la actualidad para que el carisma no pierda vigencia? Y para la Iglesia en gene­ ral… ¿cuáles serían los desafíos? Los desafíos son grandes y múltiples, recalco que van por el lado de una sociedad líquida, de exteriorizaciones, provisoriedad y realidad virtual, donde campea el relati­ vismo y la indiferencia en general. Lo resumiría en un verdadero cambio epocal, que nos desafía tanto al caris­


ma como a la Iglesia toda. Y los desafíos requieren res­ puestas. Creo que lo primero es pedir insistentemente el Espíritu Santo, que siempre actúa más allá de nuestras expectativas. Estar muy atentos a los signos de los tiem­ pos, como afirmaba san Juan XXIII. Y ser capaces de vivir la Buena Noticia con rostro de esperanza y alegría, o más bien gozo profundo, con la convicción de que Él ha venido a hacer nuevas todas las cosas. ¿Cuáles son, a tu juicio, las mayores dificultades a la hora de evangelizar, especialmente a las juventudes? La respuesta sobre las mayores dificultades para evange­ lizar a los jóvenes, tiene mucho que ver con la respuesta anterior. En realidad y en concreto, se trata de encontrar la sintonía de onda que conecte con los jóvenes (pense­ mos en gustos, afinidades, preocupaciones y proyectos juveniles, horarios, etc.). Y principalmente promover que los jóvenes se sientan protagonistas de su propia historia.

Como salesianos ¿cómo podríamos optimizar el diálogo con la sociedad? Creo que estamos en el camino correcto como salesia­ nos, subrayando esa apertura y cercanía con la sociedad, y privilegiando la vivencia del carisma por sobre las estructuras que, a veces, sin ser necesariamente obsole­ tas, nos pesan demasiado. Y también, y no menos importante, hacernos visibles, para que también el bien haga ruido y mucho. Porque a veces, la reticencia o la rebeldía vienen del desconocimiento de cuánto bien se realiza, sin aplausos, ni estridencias. Como asimismo, considero sumamente importante y necesario el poten­ ciar nuestra presencia en la sociedad trabajando más unidos los distintos grupos y presencias salesianas, en comunión y complementariedad de esfuerzos y accio­ nes, reconociendo así y valorando la riqueza insustituible de cada uno. 19


AQUÍYAHORA

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El diálogo de la Iglesia

con el mundo visto por una mujer

“La primera clave del diálogo es la escucha (...) El mundo actual emite continuamente 'ruidos', por la sobreestimulación y sobreinformación que acaba por desinformar e incomunicar. Ponerse en clave de escucha es, por tanto, contracultural”, afirma Rosa Ramos, magister en Ciencias Religiosas y profesora de Filosofía, para explicar cómo puede dialogar la Iglesia con el mundo de hoy. En ese sentido afirma que dialogar con el mundo actual “exige escuchar respetuosamente y aceptar que otros piensen o vivan de modos diferentes”, como lo dijo al exponer reciente­ mente en un curso organizado por el CELAM en el que disertó sobre las “Claves para el encuentro dialogal”. Y para tener pautas de cómo lograrlo, Ramos invita “a leer, a rezar, a profundizar y a compartir en las comunidades” la Encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco que invita al diálogo. “Además de fundamentar bíblica y teológicamente la prioridad de la fraternidad universal, el Papa va desglosando el cómo hacerlo, por eso invito a la reflexión personal y comunitaria de este documento”, recomienda.

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Ramos cita dos de las grandes Constituciones de la Iglesia para entender su papel. En la Constitución Lumen gentium (una de las cuatro Constituciones promulgadas por el Concilio Vaticano II) que aunque tenga más de 50 años en su opinión es un aporte vigente, se establece que “la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instru­ mento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1). La otra es la Constitución Gaudium et spes, que en el primer punto se refiere a la Iglesia en el mundo: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. Ramos invita no solo a conocer estos textos sino a sentirlos y vivirlos. “Con los caídos y desposeídos” La Iglesia suele aparecer en la opinión pública cuando hay debates como la eutanasia, el aborto u otros temas que despiertan polémica, pero su mayor campo de acción está en lo cotidiano, donde los hombres y las mujeres tienen sus desvelos y sus alegrías. Ramos opina que “no contribuye al diálogo que siempre sean ciertos actores de la Iglesia los que aparecen en los medios de comunicación en ese tipo de debates y cuando se tratan esos temas, porque la Iglesia somos todos los bautizados y bautizadas, seguidores de Jesús”. 22

“La presencia de los cristianos está en todos los ámbitos de la sociedad: política, economía, arte, educación formal y no formal, etc. (es lo que plantea el Concilio Vaticano II, que ya citó). Sin duda la presencia y el aporte fundamental es o debería ser allí donde la vida está amenazada, en las periferias ­para utilizar el lenguaje de Francisco­, donde están los caídos, los desposeídos, los asaltados o atropellados en sus derechos humanos fundamentales”, dice.

mos estar más, amando y sirviendo, previniendo”, enfatiza. Recordando una vez más que “la Iglesia somos todos los bautizados que intentamos seguir las huellas del Maestro”, Ramos apunta que estamos llamados a ser “evangelios vivientes en donde estamos: estudio, trabajo, barrio, asociaciones civiles que compartimos con personas de buena voluntad, sean católicas, de otras confesiones religiosas, agnósticas o ateas”.

“Somos presencia cada uno y cada comunidad, además estamos en organizaciones eclesiales como la Pastoral Social, Penitencial, los acompañamientos a migrantes, a personas con discapacidad, en situación de dependencia, de prostitución, de calle, en peligro de ser víctima de redes de tratas de personas… Allí estamos y debiéra­

En ese sentido trae a colación lo que dice Jesús en el Evangelio: “No se enciende una luz para ponerla debajo de un mueble, sino para que ilumine toda la casa” (Mt. 5, 15), y lo relaciona con el llamado a “hacer visible lo invisible en la oscuridad”. “Como Iglesia estamos llamados y llamadas a desenterrar tesoros de nuestra sociedad, de nuestra


cultura, es decir, se nos pide iluminar lo bueno y bello que existe ´en la casa´, así como poner a la luz ­ denunciar proféticamente­ aquello que hace daño, degrada, menoscaba a cualquier persona en su desarrollo pleno”. Al ser consultada sobre cómo llevar esa tarea en un país laico como Uruguay, Ramos sostiene que nuestro país “es una tierra fértil para la buena semilla, pero recordemos que ser semilla implica enterrarse, hundirse en la oscuridad para romperse y así dar fruto”. Descubrir el llamado de las mujeres Adrián Arias Por último, Ramos se refirió al aporte del género femenino en la Iglesia y empezó puntualizando que “´la mujer´ no existe; existen, existimos, mujeres en nuestra diversidad social, económica, cultural, racial, etcétera. Las mujeres somos omnipresentes en la sociedad, estamos en la historia, en el mundo y, por lo tanto, también en la Iglesia”. En lo que refiere a los ministerios ­ servicios­ de la Iglesia, las mujeres

“están en muchos y faltan en otros”. De todos modos, asegura que “la presencia de la mujer debería ser igual a la del varón por aquello de San Pablo: ´ya no hayNancy ni judío ni Bentancor griego, ni esclavo ni libre, ni varón ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús´. Pero, admite, nos cuesta mucho aceptarlo”. Ramos aclara que el lugar que ocupa cada mujer corresponde a las vocaciones ­llamados de Dios—.“Personalmente me he sentido felizmente llamada a ser mujer laica comprometida. En función de mis talentos y formación, he servido en la educación, la comunicación y la evangelización de

bautizados que quieren vivir una fe madura y ser agentes pastorales responsables. He dedicado mi vida a la formación, también al acompañamiento de procesos de fe. Actualmente doy cursos, talleres, exposiciones, retiros, además de escribir y estar disponible para diferentes llamados”, cuenta. “Creo que las mujeres cristianas tenemos que descubrir nuestra dignidad de hijas de Dios y a qué estamos llamadas y procurar ser fieles creativamente, es decir abiertas y en proceso de aprendi­ zaje continuo”, concluye.

ROSA RAMOS Maestría en Ciencias Religiosas (título otorgado por Facultad de Teología del Uruguay). Diplomado en Educación y Pastoral Educativa. Profesorado de Filosofía del IPA (ejerció durante 38 años). Autora de dos libros ¿Espiritualidad Uruguaya? Una mirada posconciliar, 2013; Historias mínimas. Rendijas al misterio humano (2019) . Miembro de Amerindia y del Consejo Ejecutivo Nacional de Cáritas Uruguaya y el Equipo de Formación y Espiritualidad de Cáritas Latinoamericana y Caribeña. 23


SINTONIZANDO CONDONBOSCO

DEOTROSLARES

Sor Chiara Cazzuola Superiora General de las FMA

LAS CARACTERÍSTICAS FEMENINAS Y LAS “CARISMÁTICAS” La presencia de la mujer en la vida social es un hecho con el que tene­ mos que lidiar. Su papel en la familia, en la sociedad y en la Iglesia es todavía un tema de gran importancia y sigue siendo el centro de muchos debates, sobre todo porque, en la vida de la sociedad, todavía no se aprecia plenamente el “genio feme­ nino", como lo llamaba con simpatía san Juan Pablo II. No estamos hablando de uniformi­ dad entre hombres y mujeres, sino de atención a las mujeres que son apreciadas en su diversidad frente a los hombres. El Papa Francisco, en varias ocasiones, ha instado a prote­ ger a las mujeres porque muchas veces es contra ellas que se mani­ fiesta la violencia en nuestros hoga­ res, nuestras familias y nuestra sociedad. Él mismo define a la mujer como adorable, educada, fina y delicada, no débil. "Son capaces de mirar con el corazón y de mantener juntos sueños y concreciones". Es precisa­ mente a partir de esta mirada materna capaz de ir más allá y de intuir las necesidades reales de este tiempo que la mujer se sitúa en el mundo como sujeto capaz de trans­ formación, de garantía del respeto a los auténticos valores humanos. Las características femeninas se encuentran con las “carismáticas”, ¿por qué? Con su capacidad de empatía, las mujeres pueden comprender mejor los problemas de las personas. ¡El tesoro de una mujer es ser muy pragmática! Tiene los pies bien puestos en la tierra y es capaz de tener una visión de futuro, que va 24

más allá del presente, está abierta a una dimensión de lo trascendente que redescubre en cada pequeña semilla y gesto de bien. Su fuerza es su fuerte predisposición al cuidado, a la vida en todas sus manifestacio­ nes. Sabemos lo importante que es su aporte de su sensibilidad ante la compleja situación que estamos viviendo. En este escenario confuso e incierto, en el que además de las graves consecuencias de la pandemia, la humanidad se encuentra perdida y atemorizada ante múltiples estalli­ dos bélicos, más que nunca necesi­ tamos personas creíbles y responsa­ bles, que tengan una gran sensibili­ dad ante el cuidado de las relacio­ nes, del entorno y del otro. Estas características son la base del siste­ ma educativo que Giovannino aprende de su madre Margarita y que asume como fundamental. Podríamos decir que el Sistema Preventivo es una forma “maternal” de educar y formar a partir, precisa­ mente, de la “preventividad”; el corazón de una madre, en efecto, siempre ve "primero" y sabe intuir "primero". En el XXIV Capítulo General, como FMA, subrayamos mucho la impor­ tancia de estar ahí, en el mundo contemporáneo, personalmente y como comunidad. Con Don Bosco y Madre Mazzarello nos centramos en la profecía de la presencia, que ellos vivieron plenamente. Es María quien nos enseña a tener una mira­ da educativa, abierta a la realidad, a comprender las necesidades de los jóvenes, de los niños, considerándo­ los interlocutores en la misión, valorando su presencia y sus poten­ cialidades.

Encuentro Regional de Educación SEPSUR Con el fin de lograr mayor sostenibilidad, significatividad y fortalecer el espacio de intercambio y formación conjunta para las escuelas salesianas, el 5 y 6 de mayo se desarrolló el primer Encuentro Regional de Educación del SEPSUR Escolar del año, en modalidad online. Por las Escuelas Salesianas del Uruguay (ESU) participó el Delegado del Sector Escolar, Prof. Eduardo Romero. En el marco del Encuentro el P. Rafael Bejarano, del Dicasterio Pastoral Juvenil, expuso el tema “Significatividad en la Escuela Salesia­ na”, señalando que “nosotros hacemos la única misión de la Iglesia, que es evangelizar. Cuando nos comprendemos como acto evangelizador adquirimos una nota espiri­ tual, teniendo en cuenta que, una espirituali­ dad, es una manera concreta de captar al Espíritu Santo” y “un modo de hacer presen­ cia de Dios en la historia…Evangelizamos la cultura para cambiar la historia”, remarcó. FUENTE: ANS en base a Comunicaciones Salesianos Chile

Ucrania ­ Monseñor Kryvytskyi sdb: "La guerra es una de las pruebas más duras para el amor cristiano: lograr amar a los enemigos" El obispo de la diócesis de Kiev­Zhytomyr de Ucrania es salesiano y nunca imaginó que entre sus deberes de pastor estaría el de acompañar a un rebaño devastado por la guerra o coordinar la gestión de la ayuda gracias a la cual sobreviven miles de perso­ nas. No solo como hermano unido por el carisma salesiano sino también como guía de una Diócesis, Mons. Kryvytskyi expresa su agradecimiento a la Familia Salesiana por su ayuda a la población ucraniana. “Gracias por las donaciones enviadas, por la ayuda que le permitió huir a muchos refugiados, y por cualquier otra actividad que estén planeando, porque de vuestra ayuda nos hemos hecho dependientes”, añadió el obispo al concluir su encuentro virtual con la coordinación salesia­ na. Fuente: ANS


SABORABUENASNOCHES

UN DIOS

Padre - Madre

Hace unos días leyendo a Leonardo Boff, me encontré con la idea de que el amor de Dios es un amor de padre y de madre: “El Padre de Jesús sola­ mente es padre si es también madre”. No voy a entrar en el detalle teológico, pero el que quiera hacerlo puede empezar leyendo el número 239 del Catecismo de la Iglesia Cató­ lica, que se encuentra fácil en Inter­ net. Lo primero que pensé es que, visto así, adquiere más sentido que Dios nos haya creado a su imagen y seme­ janza, porque entonces en Él estaría tanto el vigor del amor paterno como la ternura del amor materno, como dice Boff también más adelan­ te. Es decir, lo masculino y lo femeni­ no de Dios impreso en el alma del ser humano. Y lo segundo que pensé, inevitable­ mente, fue en mi papá y mi mamá, mirándome. Y entonces me imaginé a Dios Padre­Madre mirándome. Dos miradas que son una. La mirada de mis padres que, juntas, hacen la mirada de Dios. Y no pude dejar de pensar también en la mirada de Don Bosco, que

debería ser fascinante: cautivadora y penetrante, a la vez que transparen­ te y empática. No sé, así me lo imagi­ no. Debería ser, sin duda como la mirada de Dios, que es todo eso y mucho más. Y es que Don Bosco no podía ver la realidad con otros ojos que no fueran los de Dios. Tanto de Dios corría por sus venas que no podía mirar a sus jóvenes con otra mirada que no fuera la mirada del mismo Dios. Don Bosco entonces, debería mirar a sus jóvenes con mirada de padre y mirada de madre, como la mirada amorosa de Dios. Mirada tierna y compasiva, que exige y da libertad. Don Bosco mira a sus jóvenes con la mirada de Dios, un Dios que es padre y madre. No se me ocurre otro argumento más convincente para afirmar que en la misión salesiana, a la hora de vivir el carisma de Don Bosco y sobre todo al mirar la realidad de nuestros gurises y gurisas, tenemos que mirar con ambas miradas: la masculina y la femenina, la de padre y la de madre, la de educador y educadora. Porque así mira Dios, como padre y como madre.

Mirar y comprender la realidad solo con una mirada, será una mirada incompleta. No será como mira Dios. La vida de los jóvenes solo podremos mirarla y comprenderla de la mejor manera si la miramos como Dios la mira, con mirada de padre y de madre. Te invito a pen­ sar en tu lugar de trabajo, de apostolado, en tu familia, en tu grupo, en tu oratorio, de qué Juan Manuel Fernández sdb manera están pre­ sentes las miradas masculinas y femeninas de Dios, sobre todo la femenina, que es la que más ausente ha estado y en algunos espacios aún sigue estando. ¿Qué podés hacer? “El Padre de Jesús solamente es padre si es también madre”. Mire­ mos la realidad de nuestros gurises y gurisas como mira Dios, como un Dios Padre­Madre.

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DELÁRBOLSALESIANO

Mónica Cabrera, subdirectora de Inicial del Colegio San Miguel de Mercedes

Renovar las raíces “con colores y ritmos de este tiempo” Para Mónica Cabrera, subdirectora de Inicial del Colegio San Miguel de Mercedes, la vigencia del carisma salesiano depende de la capacidad de reinventarnos, “manteniendo nuestra esencia y atesorando nuestra herencia, para que el método preventivo siga guiando nuestro hacer de acuerdo a los nuevos paradigmas”. Es salesiana cooperadora, maestra, casada, madre de tres hijos y abuela de seis nietos y en todas sus facetas busca “transmitir la confianza en un Dios amigo y una Madre que no nos abandonan”. Identifica como esencial del carisma “la vida de fe compartida en comunidad y el ambiente cordial y alegre” y considera un gran desafío para la Iglesia, difícil de concretar, “renovar nuestras miradas con los lentes de Dios para enfocar a los demás”. 26


¿Qué representa para ti el carisma salesiano? Representa la esencia de mi ser, el ser cristiana y salesiana marcan un estilo de vida que se traduce en la confianza en la Providencia. Se manifiesta en testimonio y entrega por los más carenciados de cualquier índole. Si bien soy hija de la escuela pública, conocí desde niña a los salesianos. En mi adultez, el carisma es una brújula que guía mi vida, forma­ ción profesional y cotidianeidad. Fue la opción de educación que elegimos para nuestros hijos. ¿Cuál es, a tu parecer, el aporte que los salesianos brinda­ mos dentro de la Iglesia? Cumplir un rol en la búsqueda del logro de la misión como bautizados, ejerciendo un servicio en diferentes espacios ­ religioso, socio comunitario y educativo­ ya que nuestras presencias son parroquia, casa y patio. Con alegría, construi­ mos ambientes fraternos e impregnados del amor de un Dios y de una Madre, la Auxiliadora, que nos protege. María es un modelo de mujer: disponible, servicial, con profundo amor y compromiso, que acompaña hasta en los últimos días irra­ diando confianza y serenidad.

¿Qué considerás que es lo más esencial del carisma? La vida de fe compartida en comunidad, el ambiente cordial y alegre. La armonía orienta nuestro hacer, y desde la paz espiritual, vivimos el Evangelio. En mi vida lo que más resue­ na es vivir y trabajar contagiando a otros de que, mediante la fe, es posible lograr la fraternidad que nos mantiene herma­ nados, comprometidos y alegres, coherentes con el proyecto de Dios. ¿Qué se pone más en juego en tu trabajo? En los roles que cumplí en esta comunidad, como catequista, educadora scout, docente, salesiana cooperadora, desarrollé siempre un servicio con amor y dedicación. Busco transmitir la confianza en un Dios amigo y una Madre, que no nos abandonan. Confío en cada niño o joven que llega a nuestra Casa. Cada uno de ellos es amado y tiene un don para com­ partir. Por y para ellos trabajamos. Ya con años en la tarea,

me gratifica encontrarme con exalumnos que hoy son hom­ bres y mujeres que recuerdan experiencias que los marcaron y desean para sus hijos. ¿Qué desafíos encontrás? Ir aggiornándonos a los cambios humanos, sociales y tecnoló­ gicos que viven las juventudes. Es necesario reinventarnos, mantener nuestra esencia y atesorar nuestra herencia, para que el método preventivo siga guiando nuestro hacer de acuerdo a los nuevos paradigmas. En nuestro colegio estamos inmersos en un Proyecto de Innovación Educativa. Buscamos que el alumno logre un equilibrio entre el SER y el HACER. Acompañamos una educación integral, con una propuesta lúdica donde el alumno es el centro. Queremos formar una PERSONA que sea humana, creativa, crítica, reflexiva y flexi­ ble, que se interese por su trascendencia, que pueda trabajar en equipo y adaptarse a los cambios y desafíos, disfrutando de compartir. ¿Qué pasos tenemos que dar como Iglesia para optimizar el diálogo con el mundo? Hacer realidad el ser comunidades abiertas e Iglesia de salida, escuchar y dialogar para salir de nuestra zona de confort hacia donde más se nos necesita, con propuestas contextuali­ zadas a las duras realidades que viven nuestros hermanos. Renovar nuestras miradas con los lentes de Dios para enfocar a los demás. Es un desafío difícil de concretar. Como docente, madre y abuela, me pregunto: ¿estoy haciendo todo lo que debería? ¿Qué realmente es lo que necesitan nuestros niños y jóvenes? Muchas veces me tengo que responder: hago todo lo que puedo, lo mejor que puedo e impregnado de mucho amor. ¿Cómo mantenemos vigente el carisma? Cada uno de los integrantes de los equipos debe transformar­ se: conectar con su ser interior, servir con alegría desde su aporte personal, ser testimonio del carisma y tener la apertu­ ra para aprender de los niños y jóvenes que cada día demues­ tran ser muy buenos maestros, si se lo permitimos. Es imprescindible volver a nuestras raíces, con esperanza, para mantener la esencia y renovarla con colores y ritmos de este tiempo, haciendo experiencia de Dios que nos creó y nos desafía a ser mejores personas. 27


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

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María Noel Giudice

La presencia cercana que transforma

Recibió el regalo del carisma salesiano por ósmosis, contagiada por su padre ya jubilado tras 25 años de trabajo en la Escuela de Oficios Don Bosco (EODB) ubicada en el barrio Marconi. María Noel Giudice trabaja hace 8 años en esa casa salesiana y ha desempeñado distintos roles: primero como docente de Gastronomía, luego acompañó al docente de Carpintería y, actualmente, es referente grupal y animadora. Está convencida de que la mejor manera de llegar a los gurises y gurisas del barrio es tal como lo hacía Don Bosco, “desde la espiritualidad y la sencillez de los vínculos”. Le preocupa la violencia imperante en el barrio tanto como la indiferen­ cia de la sociedad ante esa cruda realidad, y su gran afán es aportar su granito de arena “para que los gurises se eduquen y cambien su forma de relacionarse”. 29


¿Cómo nació tu vinculación con la Familia Salesiana? Desde que era muy chica, ya que mi papá trabajó más de 25 años en la Escuela de Oficios Don Bosco y en Tacurú. Yo no era salesiana ni estaba muy vinculada a lo religioso. Cuando mi padre ya estaba jubilado, en la EODB precisaron a alguien para dar el taller de Gastronomía de primer año y empecé a trabajar y ya llevo 8 años. También fui docente de carpintería y referente grupal de animación, que es un pilar muy fuerte en la Escuela, de hecho actualmente soy refe­ rente grupal y animadora. ¿Cómo fue ser docente de un oficio propio de hombres? Tras estar un tiempo en la animación, justo la Escuela dio un giro, una muy buena apuesta, de que los gurises rotaran por los diferentes talleres de oficios antes de definir a cuál ir. En ese marco, me propusieron acompañar al docente de carpintería. Fue una buena idea porque era un taller este­ reotipado para ser solo de hombres, y eso tiene que ver con la familia, las costumbres. Eso generó un cambio. Ya el primer año entró una gurisa, y en el segundo eran cinco, y después más, y eso para mí fue algo esencial. Y eso que no tenía ninguna experiencia en el tema más allá de que mi padre es carpintero, pero fui aprendiendo poco a poco hasta ser una más. Son cambios que se van dando poco a poco en la sociedad, el de romper estereotipos, pero en el barrio eso se da más lento. Hay más barreras, pero se logró un avance. ¿Y en otros cursos también se dio esto? También entraron chiquilinas en electricidad. Y al mismo tiempo varones se animaron a entrar a hacer arte en telas, menos, pero algunos se sumaron. Es un trabajo para seguir haciendo poquito a poco. Sí se ve más naturalizado a pesar de los tabúes. Siempre hemos aprendido juntos, docentes y gurises, y lo bueno es que se dio naturalmente y todo el tiempo. ¿Qué te atrae del carisma salesiano y qué desafíos consi­ derás que tienes para conectar más con los jóvenes y el barrio? Creo que ya lo trasmito el carisma sin darme cuenta porque lo llevo adentro. Yo lo recibí casi por ósmosis de mi padre. Se da a través de la cercanía, de la sencillez, del acompaña­ miento amoroso, pero con límites. Desde la espiritualidad de cada uno. Creo mucho en lo que decía Don Bosco de que a través del vínculo se dan cosas maravillosas. Busco trans­ mitir el carisma salesiano desde la espiritualidad y la senci­ llez de los vínculos. ¿Qué desafíos tiene la Iglesia a tu entender hoy en día? ¿Le está llegando su mensaje a la gente del barrio? Hay un gran desafío. No tiene la llegada que quiere tener aunque hay presencia de distintas instituciones religiosas. 30

Creo que llega en otras formas, como ser con la presencia cercana. Si lo ponemos como la Palabra de Dios, no, pero sí en cosas concretas, como es lo que hacemos en el barrio. Con la oración que muchos quieren y con otras formas. El barrio sigue creyendo en otros referentes que ya no están, como ser el Padre Cacho, pero no se identifican con la Iglesia Católica, sino más bien con las evangélicas. En la zona solo está el oratorio en Tacurú, y eso falta, sumado a que no hay presencia del Estado. ¿Qué te preocupa y qué te motiva de la realidad social? Me preocupa, tras vivir varios episodios en la Escuela, que tengamos tan naturalizada la violencia, y me incluyo, más allá de que moviliza mucho. ¿Cómo puede ser que en un mes maten a dos gurises de cinco años en balaceras? ¿Qué pasen por la TV imágenes de violencia, y que no se genere nada? No hablo solo de las balas, sino de una violencia estructural muy fuerte y de cómo aguanta la gente esa forma de vivir y en una sociedad completamente indiferen­ te. No hay cambios sustanciales. Y lo que me motiva es hacer todo lo que puedo desde mi lugar para transformar esta sociedad y minimizar la brecha social, y lo mismo con la violencia. No sé cómo se hace, pero desde mi rol trato de aportar mi granito de arena para que los gurises se edu­ quen y cambien su forma de relacionarse. El día que no me movilice algo por dentro me voy de ese lugar. Tengo que sentir que estoy aportando. La educación es la base de la transformación.

PERFIL María Noel Giudice tiene 35 años. Trabajó muchos años en gastrono­ mía en Uruguay y España. Cursó primaria y secundaria en la educación pública. Además de su trabajo en la EODB es tallerista en un Club de Niños del Cerrito de la Victoria.


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO



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