Soñar y hacer soñar | Boletín Salesiano - Marzo 2024

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URUGUA Y / Cuarta época / Año XLIV / Nº 1 Marzo 2024 / www .issuu.com/bsuru

¡Verdaderamente enamorados!

Hna. Leticia Zeitounsian: La libertad de elegir y

Boletín Salesiano

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Director: P. Sebastián Ferreyra sdb

Editor Jefe: Lic. Gonzalo Martínez

Columnistas: Juan Manuel Fernández sdb y Manuel Reyes.

Equipo de redacción de este mes: Nahuel Durand, Bernardo Lapasta, Delfina Sosa y P. Luis Timossi.

Fotografía: ANS, Centro Multimedial Caetera Tolle, Sofía Cayota, Flavia Ferreyra, Pixabay, Shutterstock, Universidad Católica del Uruguay y archivo del BS.

Corrección: Graciela Rodríguez

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy

Impresión: Mosca

Departamento Comercial: Luis Gómez

E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com

Celular: 092 432 286

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Av. Agraciada 3181

CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521

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Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com

Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro.

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03 CARTA DEL DIRECTOR El delicado arte de encontrarnos 04 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL! “Invito a ser más fraternos, cercanos y empáticos, y expandir el espíritu de familia” 07 SINTONIZANDO CON DON BOSCO Sueños que se siguen haciendo realidad 08 Claudia Fossemale Rodríguez y Francisco Alveres Díaz 16 CON NOMBRE Y APELLIDO Gustavo Zerbino: Soñar frente a lo imposible 20 AQUÍ Y AHORA 11 ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO Juntos, todos juntos 24 SINTONIZANDO CON DON BOSCO 28 UNA MANO AMIGA Centro Salesiano de Formación Permanente de América
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VALE LA PENA VIVIR ASÍ
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visita a un pueblo “agarrado de la fe” y el sueño de “un mundo distinto” 10 ANIVERSARIOS 2024 Perspectiva para seguir andando
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CARTA DIRECTORDEL

Todo comienzo es difícil. Se ve en los rostros de nerviosismo e inseguridad, en la dureza de las expresiones, en las risas estridentes o en las miradas que no se despegan del piso. Así de diverso es un primer día de clase, o el día que se integra un grupo nuevo a cualquiera de nuestras obras salesianas. Padres, familiares, amigos, educadores y ellos, los protagonistas ­los jóvenes­ viven algo similar.

Romper el hielo es un arte complejo, porque necesitamos conectar con toda esa cantidad de cosas que se juntan en la mente y el corazón de cada una y cada uno.

Podemos ser formales. Cierto protocolo es muy buen protector de los miedos y de las inseguridades de los comienzos. Pero si bien los rituales nos ayudan a entrar, también nos esconden. Es difícil aparecer realmente en medio de tanto guion. No reniego de ellos, pero necesitamos poder aparecer realmente para que el vínculo sea auténtico, para poder mostrar lo que de verdad hay en un corazón de educador­pastor para que la otra y el otro puedan sentirse en casa y abrir, también, el propio corazón.

Este tiempo de comienzos es hermoso. En él se despliega el delicado arte de encontrarnos. Se dan acercamientos buscando conectar con la vida, la historia y los sueños. Aparecen miradas cómplices que comienzan a hacernos amigos, o mates que inician una conversación. Se trata, al fin y al cabo, de empezar de a poco a compartirlo todo y, de modo especial, el don grande del amor de Dios.

A veces nos encontramos con los “miedos pedagógicos”, que no son más que las resistencias y prejuicios que nos llevan a postergar el compartir a nuestro Dios. Es que parece que, a veces, hay que hacer no sé qué proceso disfrazado de un respeto vacío y tibio. Pero «el amor de Dios nos apremia» y no podemos dejar de compartir este don que se hace gesto de amor, de cuidado, de auténtico respeto, que ayuda a madurar y a crecer como «buenos cristianos y honestos ciudadanos».

Somos hijos e hijas de un soñador. Tras las huellas de Don Bosco tenemos una clave poderosa: soñar por lo grande y por lo alto, e invitar a los jóvenes de nuestras Comunidades Educativo Pastorales a soñar así, como nos invitó el Papa Francisco en la introducción al Capítulo general 28 en el 2020: «Sueñen casas abiertas, fecundas y evangelizadoras, capaces de permitirle al Señor mostrar a tantos jóvenes su amor incondicional y a ustedes, gozar de la belleza a la que fueron llamados. Sueñen… y no solo por ustedes y por el bien de la congregación, sino por todos esos jóvenes privados de la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, privados de una comunidad de fe que los contenga, de un horizonte de sentido y de vida, ¡Sueñen… y hagan soñar!».

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P. Sebastián Ferreyra sdb
¡SÍ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL! 4

P. Francisco Lezama sdb

Nuevo Padre Inspector de los salesianosenUruguay

“Invito a ser más fraternos, cercanos y empáticos, y expandir el espíritu de familia”

El pasado 29 de enero, P. Francisco Lezama sdb comenzó su ciclo como Padre Inspector de la Inspectoría San José, luego del sexenio de servicio de animación del P. Alfonso Bauer. A sus 44 años, asumió un rol tan sorprendente como desafiante desde lo personal, que, asegura, lo llena de esperanza y responsabilidad.

En diálogo con BS, “Pancho” reflexiona en clave de fraternidad y trabajo en equipo, valora la inmensidad del impacto de la obra salesiana a nivel nacional y esboza los caminos que debe recorrer la Inspectoría en los próximos años.

¿De qué forma te enteraste que ibas a asumir como inspector?

El 15 de junio del año pasado me mandó un mensaje el Consejero Regional, P. Gabriel Romero, porque me quería llamar con el Rector Mayor. En ese momento me la vi venir. Hablamos por teléfono con Don Ángel (Fernández Artime) y ahí me propuso ser el nuevo inspector

Fue sorpresivo, estaba muy metido en el economato y esto me cambió un poco la perspectiva. Sentí mucha paz y acepté.

¿Cómo fue la transición desde ese llamado hasta la asunción?

Fue muy cercana con el P. Alfonso. Fue un regalo. Lo sentí cercano, no

solamente al darme consejos, sino también al seguir animando la Inspectoría hasta el último momento. A su vez, los meses previos me permitieron ir pensando y generando cuestiones que me dejaron asumir con más tranquilidad.

¿En qué momento espiritual y vocacional te agarra este nuevo servicio? Esas cosas las veré con el tiempo, son cuestiones que se reconocen después. Capaz en otro momento tengo otra valoración, pero hoy me siento con un deseo grande de poner toda mi vida al servicio. Hace 24 años hice los votos como salesiano y ofrecí toda mi vida a Dios y justamente me encuentro en una época en la que

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Nahuel Durand

quiero retomar este aspecto y que toda mi vida esté al servicio. Los pasos que me pidió la congregación, que no eran esperados ni buscados, como ser ecónomo o ahora inspector, los acepto porque quiero entregar toda mi vida a Dios, al trabajo y a los jóvenes.

¿Qué representa el nuevo desafío a nivel personal?

Lo veo con la esperanza de poder dar lo mejor. Espero crecer como persona, como creyente y como salesiano y que también sea tiempo de aprender y madurar. Cada misión es sagrada porque viene de Dios, no hay misiones más trascendentes que otras, aunque sí me toca una misión con un tipo de responsabilidad que no me había tocado encarar hasta ahora.

¿Cuáles son tus sueños para este sexenio?

Me imagino todo en clave de equipo. Mis sueños van por generar una comunidad inspectorial fraterna, en la que se pueda proyectar juntos e intercambiar. Anhelo que todas y todos se entusiasmen, cada uno en su vocación, y nos contagiemos para hacer crecer la misión salesiana en Uruguay.

¿Por dónde pasan tus principales inquietudes?

La primera tarea de un inspector es con los hermanos salesianos; se trata de formar una comunidad inspectorial fraterna. Quiero estar cerca de ellos, que se entregan por los jóvenes, acompañarlos y estar disponible: ese es un servicio que también le estoy haciendo a los jóvenes indirectamente. Deseo que mis hermanos salesianos sean felices y que puedan testimoniar la vida salesiana, que contagien la alegría y que haya más jóvenes que sientan el llamado de Dios a entregar su vida. Otra inquietud es personal y al mismo tiempo siento que es lo que Dios quiere, que es el tema del trabajo en equipo. Toda mi vida trabajé de esa forma, nunca me sentí cómodo trabajando

solo. Tener todo el tiempo gente para confrontar y pensar, intercambiar otras perspectivas con laicas y laicos, integrar a personas de distintas generaciones son ejes que quiero vivir porque para mí son aspectos muy valiosos. Me siento cómodo al pensar con otros, porque hay veces que la locura de la vida o mismo el lugar que otros te dan, nos hace creer que somos los únicos protagonistas para tomar decisiones. Hay que caminar juntos, buscar en conjunto y luchar contra cualquier tipo de autoritarismo, como pide el Papa Francisco y la Iglesia.

A poco de que se cumplan los 150 años de la llegada de los salesianos a Uruguay, ¿qué caminos tiene por recorrer la familia salesiana a nivel nacional?

Hay dos claves que hemos reflexionado. Una es la espiritualidad misionera, reconocer que el Uruguay salesiano nace por el impulso de misioneros que, en una época mucho más complicada que la actual, dejaron su tierra para venir acá y fundar el carisma salesiano. Un hecho que marcó al Uruguay salesiano, por eso también desde acá han ido tantos misioneros para otros lados. Dios nos llama a reencontrarnos con esa semilla y pensar qué significa eso actualmente. La segunda clave va con

ser conscientes del impacto que tiene la obra salesiana en el país en todos los sentidos posibles. Son resonancias en diversos ambientes, barrios, ciudades y, sobre todo, en las vidas de muchas personas. El año pasado visitando, por ejemplo, el Paiva, Casa Valdocco o el proyecto Caqueiro en Rivera, por mencionar algunos espacios, yo decía '¡pah!, acá la obra salesiana está teniendo impacto'. Porque cambia vidas, da oportunidades, amplía horizontes y permite a gurisas y gurises soñar de una manera distinta. Además de los números, la cantidad de exalumnos o lo que sea, el efecto más grande es pensar las vidas que tienen una nueva dimensión gracias a la obra salesiana. Y eso es un regalo.

¿Por dónde van tus esperanzas?

Mis esperanzas tienen que ver con Dios, lo primordial y clave. Intento seguir el consejo de una amiga que decía 'soy un instrumento', a mí me ha ayudado mucho pensar de esa manera. El protagonista es Dios, porque la esperanza no está en mi fuerza, sino en él y yo soy uno de tantos otros instrumentos. Asimismo, la otra esperanza es la de sentirme acompañado. Es impresionante sentir que somos muchos, encontrarme con gente dando la vida, desde animadores de oratorios hasta voluntarios veteranos, trabajadores, educadores. Hay un abanico de mucha gente que se entrega. Realmente me da mucha esperanza el equipo que se está formando en la animación inspectorial: hay un grupo de gente muy comprometida, con ambición y corazón salesiano y me hacen sentir muy respaldado.

¿Qué mensaje le envías a la congregación en esta nueva etapa?

Fraternidad, es lo que estamos necesitando, lo que los jóvenes anhelan y tenemos la oportunidad de vivirlo en donde estamos y con quienes estamos. Invito a ser más fraternos, cercanos y empáticos, y expandir el espíritu de familia.

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Rector Mayor Cardenal Ángel Fernández Artime SDB

SUEÑOS QUE SE SIGUEN HACIENDO REALIDAD

Amigos lectores del Boletín Salesiano: Les hago llegar, como cada mes, un saludo personal, salido del corazón y de mi reflexión, motivado por lo que voy viviendo, pues creo que la vida nos llega a todos y lo que compartimos si es bueno nos hace bien.

Permítanme que inicie con una anécdota que ayer me contaba un salesiano y que me hizo reír y me conmovió. Decía este hermano que viajando por una de las rutas del interior de República Dominicana —desde donde les estoy escribiendo estas líneas—, pasó por un lugar donde algunos niños se habían acostumbrado a tirar piedras a los coches para provocar algún pequeño incidente —como romper un vidrio— y en el desconcierto robar alguna cosa.

Pues bien, así le ocurrió a él. Pasaba por el pueblo y un niño tiró una piedra para romperle un cristal y lo consiguió. Él se bajó del coche, llegó a retener al muchachito y lo obligó a llevarlo ante sus padres. La escena era que en esa familia no había un papá, pues les había abandonado, sino solo una sufrida mamá que se había quedado con este hijo y con una hijita. Cuando el salesiano le dijo a la mamá que su hijo le había roto el vidrio (cosa que el muchacho reconocía) y que costaba mucho dinero, y que cómo hacía él para pagarlo, la mamá se disculpaba pidiendo perdón, pero haciéndole ver que no tenía modo alguno de pagarle,

que era pobre, que reprendería a su hijo, etc. Así iba el diálogo cuando la niñita, la hermanita del 'pequeño Magone de Don Bosco', que tenía su mano cerrada, la abre y le da la única moneda, casi sin valor, que ella tenía. Era todo su tesoro y le dice: “tome señor, para ayudar a pagar el cristal” Mi hermano salesiano me contó que se conmovió tanto que ya no pudo hablar más y terminó dándole algo de dinero a la señora para ayudar a su familia.

Yo no sabía cómo interpretar la historia, pero tiene tanto de vida, de dolor, de necesidad y de humanidad que me prometí que la compartiría con ustedes. Y pocas horas después, muy cerquita del lugar donde estaba alojado en la casa salesiana, me mostraron otra casita salesiana pequeña la que acogemos a niños que están por la calle. Saber que esos muchachos, menores de edad que llegaron hasta aquí no se sabe cómo, no tienen donde estar y son acogidos en nuestra casa para pasar después a otros hogares, una vez que se han estabilizado, con otros objetivos educativos, me hacía sentir muy lleno el corazón y pensar que Valdocco en Turín, con Don Bosco, nació así, y así nacimos nosotros los salesianos, y un grupito de esos muchachos de Valdocco, junto con Don Bosco, dio origen de hecho a nuestra congregación en aquel 18 de diciembre de 1859.

¿Cómo no ver la mano de Dios en todo ello? ¿Cómo no percibir que todo este hacer responde a mucho más que una estrategia humana? ¿Cómo no percibir que aquí y en otros miles de lugares salesianos en el mundo se sigue haciendo el bien, siempre con la ayuda de tantas personas generosas y otras muchas que comparten pasión educativa?

Por si me faltaba algo, ayer pasé toda la jornada con jóvenes de un movimiento que busca que al menos el mundo educativo de nuestras obras se tome muy en serio el cuidado de la creación, con la sensibilidad del Papa Francisco recogido en la 'Laudato Si'. Estaban presentes jóvenes de 12 naciones en su movimiento “América Latina Sostenible”. Me pareció hermoso que los jóvenes sueñen y se comprometan con algo que es bueno para ellos, para el mundo y para todos nosotros.

Me siento, ante todo esto, con un poco de autoridad como para decir: Amado Don Bosco, tu Sueño sigue muy vivo y se sigue haciendo realidad hoy, 200 años después.

Sigan bien y sean felices.

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Es maestra y desde hace algunas semanas, directora del colegio Domingo Savio. Pertenece a la comunidad de la parroquia María Auxiliadora y es exalumna del Instituto magisterial de las Hijas de María Auxiliadora. Vive en Parque Batlle. Tiene tres hermanos y cuatro hijos.

Si tus amigos te definieran en tres palabras… ¿qué crees que dirían de vos? ¿Por qué?

Tengo valiosas amistades que he cosechado a lo largo de mi vida y por las cuales me siento muy agradecida. Algunos de ellos me han regalado hermosas palabras como altruista, empática y solidaria. Busco honrar y respetar estos atributos que ven en mí.

Tu lugar en el mundo…

Sin dudas que mi lugar en el mundo es la chacra de mis padres en Sauce (Canelones). Allí disfruto de la naturaleza y del descanso en familia.

Una persona que te marcó…

Tengo que nombrar a varias. Mi padre, Pedro, me enseñó el amor por la vida y el trabajo. Mi madre, Marta, con quien comparto mi hogar, me regala día a día la gracia de compartir a sus 94 años nuevas formas de dar a conocer la fortaleza y la perseverancia. Además, una religiosa referente que dejó grandes huellas en mí fue la Hna. Esperanza Piriz, una salesiana de ley, que me acompañó en el proceso de ser madre de cuatro hijos, estudiante y docente poniendo en práctica las enseñanzas de Don Bosco, imitando su ejemplo, acercándose, fortaleciendo mi fe, el espíritu de solidaridad y amor.

¿Qué cosas te hacen feliz?

El compartir actividades con mis sobrinos nietos, amigas, amigos y compañeros de trabajo. Me hace muy feliz poder colaborar con las personas que son importantes en mi vida.

¿A qué le tenés miedo?

A la falta de honestidad. Es un valor muy importante para mí por lo que siempre busco rodearme de gente leal y sincera.

Vivimos en tiempos difíciles y es necesario valorar a las personas que demuestran ser así.

¿Qué es lo que más te desafía de tu profesión?

Creo que ser maestra es todo un arte y el desafío está en lo que dijo Ken Robinson, honrar siempre el amor, el respeto, la tolerancia y la empatía con los alumnos, la familia y el colectivo docente.

¿Qué aprendes de Don Bosco en tu rol como educadora?

Que todos los niños pueden lograr sus propósitos más allá de las dificultades que atraviesen, siempre que uno como docente actúe con dedicación y cariño. El Sistema Preventivo de Don Bosco fue donde se construyó mi vocación de manifiesto con mis alumnos y sus familias, teniendo en cuenta los cuatro pilares fundamentales de la educación: el aprender a conocer, el aprender a ser, el aprender a vivir juntos y el aprender a hacer.

¿Cómo te proyectas en tu nuevo rol directivo en Domingo Savio?

Busco ser un agente de servicio, de colaboración y guía que brinde la oportunidad de generar y promover liderazgos en los diferentes educadores a cargo, para así todos juntos poder alcanzar los objetivos institucionales, honrando el carisma salesiano.

¿Qué te despierta el lema “Un sueño nos inspira”?

“No hay virtud más eminente que hacer sencillamente lo que debemos hacer”, escribió José María Peman. Creo que todo sueño es alcanzable si trabajamos juntos con empeño. Allí radica el éxito de toda inspiración.

¿Qué soñás para este año?

Principalmente el poder formar y ser parte de un equipo de trabajo unido, empático, con vocación de servicio y colaboración. Sueño que Domingo Savio sea una institución fuerte, que demuestre las enseñanzas y valores de Don Bosco iluminados por María Auxiliadora, para así poder alcanzar el corazón de cada

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Tiene 18 años y estudia la licenciatura en Fotografía en Bellas Artes. Es animador de los grupos asociativos de Primaria de IMA, casa de la que es exalumno, aunque también estudió en Domingo Savio y Juan XXIII. Vive en el barrio Ituzaingó con sus padres, su hermana, su abuela y su perro, que se llama Corazón Alegre.

¿Tu lugar en el mundo?

Aguas Blancas.

¿Qué cosas te hacen feliz?

Mi familia, mis amigos, ver la Fórmula 1 ­más cuando gana Ferrari­ y cuando estoy de misión.

Lo que más te marcó de entrar a una casa salesiana… Es difícil de responder. Prácticamente desde que nací estoy en casas salesianas porque mis padres fueron animadores. Pero creo que lo que más me marcó es el carisma salesiano en sí y el amor a los jóvenes de Don Bosco.

Si pudieras tener una charla con Don Bosco… ¿qué le dirías? Creo que sería lo más parecido a un interrogatorio por la cantidad de preguntas que le haría. Le preguntaría cómo fue su vivencia en la salida con los jóvenes de la cárcel, más allá de que ya está la historia escrita. Le preguntaría qué actividad haría él para llamar a los jóvenes de hoy en día y sus problemáticas; cuál es su danza de ronda favorita; qué yerba de mate le gusta —porque doy por sentado que le gusta el mate—. Le pediría que me enseñe o que me d las claves para ser humilde, fuerte y robusto. Le preguntaría también qué cosas tenemos que mejorar en la familia salesiana… Y si estuviera en estos tiempos, cuáles son los sueños que ahora tiene.

¿Qué es lo que más te desafía de ser animador?

El descubrir y que descubran el potencial que cada joven tiene, y que tiene el grupo. Y otro desafío es el ser un animador cercano, que se preocupe de los gurises y de su realidad. La confianza y el vínculo con ellos son mucho más importantes que cualquier dinámica o partido de fútbol.

¿Cómo viviste la experiencia de la misión Faremo a metá, este mes de enero?

Fue una experiencia muy linda y enriquecedora. Fueron diez

días con intensidad, donde pude responderme algunas de mis preguntas vocacionales, que es de lo que se trata el espacio Faremo a metá. Fue una misión muy linda porque se armó un hermoso grupo donde hubo mucha fraternidad, apoyo y momentos de encontrarse con Dios muy lindos. Recuerdo uno en especial que fue en las buenas noches, donde contaron las formas en las que se encontraban con Dios. Después de eso nos juntamos en grupo y empezamos a compartir nuestras experiencias, dónde lo sentimos presente y en dónde lo buscamos. Otra de las cosas más lindas que viví fue la recorrida roja, en donde teníamos a muchos gurises y uno de ellos era mudo… Eso fue un desafío enorme a la hora de animar la división, pero a la hora de relacionarse con él siempre era de los que se mostraba más feliz. También fue una misión donde se formó el grupo “Faremista” para hacer música. Sin dudas el Faremo a Metá fue una muy buena experiencia. Invito a quienes lo están pensando que no tengan miedo a venir y a hacerse preguntas.

¿Qué te despierta el lema “Un sueño nos inspira”? Sobre todo, me interpela a preguntarme qué sueños tengo y me inspiran. Me despierta una autocrítica de cómo estoy viviendo… cuándo construyo el sueño de Don Bosco y cuándo por mis actitudes favorezco a la destrucción. En fin, ¡viva Don Bosco!

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Al celebrar los 200 años del “Sueño de los nueve años”, también damos gracias a Dios por la vida y la entrega fecunda de hermanos y hermanas que continúan el sueño de Juanito Bosco y celebran 25, 30, 50 y 60 años de vida religiosa.

SALESIANOS DE DON BOSCO

60 años de profesión religiosa:

P. Antonio Mazza

Nació en Juan Lacaze el 3 de noviembre de 1944 y realizó su profesión religiosa 20 años después, el 29 de enero de 1964. El año pasado celebró sus bodas de oro como sacerdote. Actualmente integra la comunidad salesiana de Paysandú.

30 años de sacerdocio:

P. Ruben Avellaneda

Oriundo de Blanquillo, una pequeña localidad en Durazno, profesó como salesiano en 1986 en Talleres Don Bosco y el 20 de noviembre de 1994 fue ordenado sacerdote. Nació el 12 de noviembre de 1965 y actualmente desarrolla su ministerio en Paysandú.

25 años de sacerdocio:

P. Sergio Álvarez

Nació en Montevideo el 7 de agosto de 1967 y fue ordenado sacerdote el 16 de octubre de 1999. Actualmente acompaña al Sector Social Juan XXIII y vive en la comunidad religiosa de Talleres Don Bosco.

HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA

60 años de profesión religiosa:

Hna. Teresita Boniatti

Nacida en Las Piedras, realizó su profesión religiosa en 1964 y desde allí ha sido parte de distintas comunidades religiosas. Actualmente vive en la del Colegio Nuestra Señora de Luján.

60 años de profesión religiosa:

Hna. Juanita Ibarra

Oriunda del departamento de Colonia, actualmente

pertenece a la comunidad de Villa Colón, donde acompaña vecinos, personas solas y amistades que ha cultivado durante sus años de vida religiosa.

60 años de profesión religiosa:

Hna. Elena Chaves

Nació en Batlle y Ordóñez, una pequeña localidad de Lavalleja, y este año también celebra sus bodas de diamante. Actualmente presta servicio de animación en la comunidad religiosa de Villa Colón.

60 años de profesión religiosa:

Hna. Cecilia Vanegas

Misionera colombiana presente en tierras uruguayas desde 1965, celebrará sus 60 años como religiosa el próximo 5 de agosto. Actualmente vive en la comunidad de Juan Lacaze.

50 años de profesión religiosa:

Hna. Gloria Medina

Nacida en Juan Lacaze, es misionera ad gentes desde el año 1985. Acompaña una comunidad en el sur de Italia, donde trabaja con los migrantes que llegan al país, luego de varios años de servicio en África.

50 años de profesión religiosa:

Hna. Marina Pino

Celebrará sus bodas de oro como religiosa en la comunidad de Paso de los Toros, donde acompaña y anima la comunidad de la Capilla del Pilar y el Colegio María Auxiliadora. Es oriunda de Juan Lacaze.

25 años de profesión religiosa:

Hna. Adriana Silva

Nacida en Rivera, pertenece a la comunidad religiosa de Villa Colón y desde allí acompaña la gestión del Instituto María Auxiliadora. También coordina el equipo de catequesis provincial y es docente de la

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Si bien los tiempos de coronavirus van quedando atrás y los percibimos cada vez más lejos, aún permanecen de alguna manera con nosotros. El uso de la tecnología y el papel de los medios de comunicación se transformó y aunque la “nueva normalidad” ya no existe, las pantallas se vuelven ahora una de los factores principales que fomentan el desencuentro.

A veces, parece que ya no tenemos la necesidad de juntarnos con el otro para saber qué le sucede o qué es lo que piensa. En un mundo cada vez más globalizado, por momentos parecemos acostumbrado a prescindir de conexiones emocionales profundas y comprensiones significativas. No quiero negar, está claro, las múltiples ventajas que nos ofrece este nuevo mundo digital, pero es una realidad que su uso excesivo e innecesario puede alejarnos, aunque la época en la que vivimos nos haga pensar que estamos más unidos que nunca.

La gran mayoría de los jóvenes salesianos crecimos viendo los enormes encuentros que sucedían año a año y los que éramos más chicos anhelábamos algún día formar parte de esas actividades. Muchos de esos encuentros que expresaban la alegría propia de nuestra identidad fueron perdiendo la fuerza que supieron tener en el pasado, pero basta con ir unas semanas para atrás, a la fiesta del 31 de enero, para darnos cuenta del deseo colectivo de recuperar esa esencia que se fue difuminando.

La inmensa alegría que se percibió en Maturana es prueba de que la llama del espíritu salesiano está encendida y arde cada vez más fuerte. Es por eso por lo que debemos sentirnos llamados a salir al encuentro con los demás. A romper las barreras que nos separan, a traspasar las paredes de la comodidad de nuestras casas para abrirnos al intercambio con los demás, y, de esta manera, reforzar los lazos que nos unen y nos motivan a seguir caminando juntos.

No se trata del trabajo de unos pocos, sino de un esfuerzo conjunto que requiere la participación de todas y todos. Es juntos, todos juntos, que podemos construir redes entre las distintas casas salesianas del país, para escuchar las voces que a veces suenan más bajo y para incluir a todos aquellos que no se sienten parte.

Es en el encuentro, al fin y al cabo, que podemos crear y desarrollar algo nuevo. Los jóvenes debemos entender el papel que tenemos e involucrarnos en la construcción de lo que soñamos para el futuro, escuchando y apoyándonos en las generaciones más grandes.

No sé exactamente qué ocurrirá en 2024, pero tengo la certeza de que debe ser un año en el que podamos redescubrir el valor del encuentro y la cercanía con los demás. Así podremos ir más allá de los discernimientos y las aspiraciones personales para reavivar las búsquedas colectivas donde el progreso sea el resultado de la labor de todos. Unidos, construyendo puentes, escuchando con empatía y comprensión las perspectivas de cada uno. Que sea un tiempo donde podamos abrir el corazón al otro y, de este modo, descubrir y celebrar a Dios en cada vivencia compartida.

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LETRA
DE YPUÑO
VALE PENA ASÍ LA VIVIR 12
La visita a un pueblo “agarrado de la fe” y el sueño de “un mundo distinto”
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Voluntariado Misionero Salesiano

Durante todo el mes de enero, integrantes del Voluntariado Misionero Salesiano (VMS) estuvieron de visita en Angola, tierra que ha recibido muchos misioneros uruguayos en los últimos años. Para el grupo fueron 31 días de encuentros con comunidades y recorridas de las distintas obras a donde los jóvenes son enviados.

A tres décadas de la formación del VMS en Uruguay, Flavia Ferreyra reflexionó sobre la experiencia del grupo en el país africano, la propuesta del espacio y los sueños que tienen por delante.

¿Cómo se conformó el equipo que vivió la experiencia en Angola durante enero?

Fue el equipo de animación misionera del Voluntariado. A excepción de Gonzalo Pastorini que no pudo ir, viajamos con Martín Silva, Karen Amaro y el P. Hugo Espinosa a encontrarnos con la realidad que está allá porque es uno de los lugares que es destino de misión para los voluntarios que quieren irse. Aparte fue “Pancho” Robaina, un joven de 21 años, que recibió la propuesta para experimentar una vivencia de misión de corta duración.

¿Cuál fue la finalidad de la experiencia?

Viajamos con el objetivo de conocer la realidad para identificar qué pasos dar como VMS. También acompañamos a los tres voluntarios misioneros que estaban en Angola. El desafío planteado fue visitar espacios a donde los jóvenes son enviados, para acercar las búsquedas de cada misionero, la preparación que implica, y observar las condiciones y necesidades de los espacios que los reciben. Pensamos siempre en la centralidad de los destinatarios, que son los jóvenes que se van y quienes están en el lugar que los reciben. Como equipo conocimos qué es lo

que esperan de ese misionero, dialogamos con los referentes de las comunidades para acercar ambas necesidades y empezar a construir juntos desde ahí.

¿Qué se encontraron?

Pasamos por todas las obras y casas salesianas en vistas de tener un panorama de la realidad del país, los proyectos que se llevan adelante y los posibles lugares de inserción para voluntarios. Encontramos un pueblo agarrado a la fe, con mucha riqueza espiritual, Iglesias llenas, jóvenes con mucho entusiasmo y alegría. También nos impactó por la cantidad de niños y jóvenes, y por lo ambiguo de una riqueza extrema y desmedida concentrada, y por otro lado la pobreza material extrema.

13 años atrás emprendiste una misión de dos años en Angola ¿Cómo crees que evolucionó la obra salesiana en el país?

No hay que perder de vista que vivieron la guerrilla desde 1973 a 2002. Salieron de la esclavitud luego de ser colonia portuguesa y después entraron en una guerra que duró casi 30 años. Esto hizo que haya mucho destrozo de la

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vida de las personas, de las familias y del país a nivel estructural. En lo educativo y en la formación todavía no se han podido desenvolver. Asimismo, hoy Angola está con fuerza de renovación, impulso y desarrollo de nuevos proyectos. Eso hace que las casas tengan más movimiento: hay más proyectos y se ve una vocación de sacerdotes salesianos en impulso, con comunidades hasta con 60 aspirantes. De alguna forma canalizaron y proyectaron el carisma salesiano que vivieron en su vida juvenil, las casas han crecido y hasta se fundó un VMS.

¿Qué aprendizajes tomaron como grupo de esta experiencia volcada al proyecto del VMS?

Fue trascendente conocer los lugares a donde estamos enviando voluntarios porque nos acerca más y nos hace poder analizar mejor juntos. Es necesario llegar a los espacios para tener elementos contextuales y pensar mejor, de manera de no hacer caminos y procesos en el aire, sino más aterrizados. Nosotros acompañamos la vida de cada joven, hacemos un acompañamiento vocacional, así que tenemos que seguir mirando y analizando en función de la persona y las realidades a las que podrían ir.

¿Cómo se proyecta el VMS de cara a este año?

Cumplimos los 30 años y estamos en un proceso de poder mirarnos para abrirnos y transformarnos, con la clave de acompañar el discernimiento de la vocación. Nos encontramos en una etapa de pensar y de preguntarnos cosas y en un proceso de encontrarnos con los relatos, las historias y las distintas vivencias de todos los que pasaron por el VMS para seguir soñando. Estamos abiertos, queriendo integrar, sabiendo que tenemos que darnos a conocer. El año pasado fue el primer año que funcionó completo luego de la pandemia, que nos hizo perder acción, cuando el voluntariado en realidad es misión en acción. A su vez, queremos proyectarnos como un espacio que no quede ejemplificado en una persona o en una experiencia, sino en la propuesta en sí.

¿Por dónde pasan los sueños del VMS?

Soñamos con que los jóvenes puedan encontrarse en la propuesta, en algo que buscan para su vida; que sea un espacio que a ellos les habilite seguir profundizando, buscando y encontrándose desde la dimensión misionera. Es una propuesta abierta a todos, no hay ningún requisito para ser parte, solo ser mayor de 18 años. Después de haber tenido experiencias profundas e intensas de misión fuera del país, es un anhelo del equipo que nadie se lo pierda y es un desafío transmitir la experiencia. Por otro lado, otro sueño es que el VMS aporte a construir el sentido de casa común, donde está integrada la fe, los derechos humanos y la dignidad de las personas, porque también tiene ese fin de realizar el servicio como algo concreto que podemos hacer. Soñamos con que estemos dispuestos a meter las manos en el barro para dar nuestro aporte a transformar y construir un mundo distinto.

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16 CON YNOMBRE APELLIDO
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Gustavo Zerbino Delfina Sosa

En diciembre de 2023 se estrenó “La sociedad de la nieve” y la historia del milagro de los Andes volvió a la primera plana. Para Gustavo Zerbino, uno de los 16 sobrevivientes, la película cautivó al público porque conectó a la gente con el amor y el trabajo en equipo. Valores que, considera, el mundo necesita experimentar en profundidad, así como a él lo cobijaron y lo impulsaron a vivir hace 50 años, luego de que el avión en el que viajaban cayera sobre el Valle de las Lágrimas.

Zerbino recuerda la vida en los Andes como una experiencia muy fuerte y le impacta que una película le haya permitido volver a vivir y a sentir lo de entonces. En entrevista con BS, este hombre de 70 años repasa sus sueños antes del accidente y cómo se transformaron luego de la cordillera. Además, reflexiona sobre la esperanza, su vínculo con Dios y lo que sigue movilizando alrededor del mundo la “sociedad de la nieve” que formaron aquellos hombres y mujeres que cayeron en la montaña.

¿Por qué creés que es importante llegar a la profundidad de lo que vivieron?

Nuestra historia no es la historia particular de cada uno de nosotros, es la historia del hombre. Es el ser humano frente a la adversidad, la naturaleza y lo imposible. Creo que lo que nos pasó es un mensaje para el mundo porque recuerda que, frente a algo que parecía imposible, tuvimos que creer que era posible. Cuando te pasa algo tenés dos opciones: quejarte o agradecer. En realidad, el éxito y fracaso no existen, es puro cuento, lo manipularon por culpa de la culpa y el miedo. Solo existe el aprendizaje. Creo que la historia muestra que la vida no es para que te enojes con lo que te pasa; la realidad es una cosa que tenemos que aprender a entender y si no nos gusta tenemos que hacer lo posible por cambiarla. Nosotros compartimos la experiencia del dolor, la muerte, la angustia, la soledad, el abandono y a pesar de eso fuimos plenamente felices. Yo quedé ciego en la montaña y para protegerme los ojos me hice unos lentes con un despojo de cosas que me habían dado, porque la adversidad desarrolla la creatividad. El mundo está viendo hoy que no hay que mirar afuera: tenemos todas las respuestas y las preguntas adentro.

¿Cuáles eran tus sueños antes de la montaña? ¿Qué significa para vos “soñar”?

Estudiaba medicina, había roto con mi novia, me iba a meter de cura… Siempre tuve una gran vocación de servicio, pero hay una gran diferencia entre los sueños y los planes. Hay un dicho que dice que “el infierno está empedrado de buenas intenciones” por aquellos que tuvieron proyectos y deseos, pero nunca hicieron nada para lograrlo. Creo que tenemos que desarrollar con creatividad el aparato de soñar, pero si vos querés algo vas a tener que sacrificarte, esforzarte y ser constante. Habrá mucho tiempo de mover la tierra, plantar la semilla y esperar que llueva: son procesos y hay que amigarse con el tiempo porque esos recorridos son de las cosas lindas que tiene la vida. No hay que perder nunca los proyectos y la esperanza, que es la hermana menor de la fe. La gente que no tiene ilusión está muerta en vida. Soñar es querer mucho algo, pero después hay que aterrizarlo y ponerle un plan.

¿Qué soñás hoy?

A mí me gustaría ver al mundo reconciliado. En vez de pelearse en nombre de Dios y que haya guerras y se maten, que la gente se dé cuenta que

hay tantos dioses como personas y que mi Dios no es mejor que el de los demás. Para mí, en todas las religiones existe la misma actitud mental frente a un ser superior, pero con distinta letra. Entonces, no hay que tomar al pueblo de rehén para ver qué Dios es mejor. Eso es algo que me parece que está muy mal. Para mí, Dios es amor y no es mejor que el de otra persona.

Hablaste de que en la cordillera conociste a “un Dios bondadoso”, ¿cómo se transformó tu vínculo con él en la montaña?

En que creo que siempre está ahí con la mano tendida para el que la quiera agarrar. Los que no estamos dispuestos, a veces, somos nosotros por soberbia, arrogancia u omnipotencia. Muchas veces nos creemos dioses y nos acordamos de él cuando tenemos un examen, un problema de salud o cuando alguien que queremos está pasando mal. Eso es naturaleza del hombre, pero también es hipocresía, porque si Dios existe cuando preciso algo es que yo lo uso a mi beneficio. Dios está para agradecerle, para pedirle fuerzas. Nosotros no le pedimos los helicópteros para que vengan a buscarnos a la montaña, le pedimos fuerza para ir a buscarlos. Es como el dicho de “con el

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mazo dando y a Dios rogando”. Además, estamos hechos a su imagen y semejanza, así que todos tenemos dentro ese potencial ilimitado que es el amor y la gratitud. El odio contrae, el amor expande, abraza, recibe. Es el lenguaje universal.

Vivieron la naturaleza más cruda de la montaña: el frío, el viento, las avalanchas. ¿Cómo te impactó conocer que esa era la creación de Dios? Cuando vos, en vez de pelearte con el frío, con la montaña y con el viento, entrás en un estado de contemplación en el que sos tan chiquito y la montaña tan grande, la presencia de Dios te aturde. Te das cuenta que

estás en esa situación cuando se te apaga la mente y vos sos el viento, sos las nubes o sos la roca; y la naturaleza que está alrededor de ti ya no te molesta. Y si vos la aprendés a observar, la podés usar a tu favor para saber cuándo poder salir a caminar o cuándo cobijarse. En un momento, en la montaña dejamos de pelearnos con la naturaleza y la aceptamos y esa fue la palabra mágica. Se acepta con el corazón. Cuando vos dejás de quejarte y agradecés, todos los sentidos te dan información y se te abren infinitas posibilidades. Cuando vos te quejás, sos víctima de lo que ocurre, sos parte del problema y no podés hacer nada porque la

culpa la tiene el mundo exterior. Es un cambio de actitud.

¿Cómo festejás tu vida hoy?

Cuando despierto le agradezco a Dios que estoy vivo, que tengo seis hijos y tres nietos; que vivo en un mundo en el que tengo todos los días una cantidad de oportunidades y de hacer cosas por la gente que sufre, que precisa motivación, y ahí planto la semilla de alegría y de esperanza como lo hicieron mis padres, mis amigos, el deporte, el sacrificio y la vida, que se trata de eso. De un lugar al que venimos a aprender y a distinguir lo esencial de lo secundario, pero lo más importante, a ser felices.

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AQUÍ AHORAY 20

A un año del comienzo de la implementación de la transformación educativa, el balance de esta primera etapa es el puntapié de un 2024 que llegará con nuevos desafíos en las aulas uruguayas.

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Bernardo Lapasta

“No basta saber las cosas, es necesario practicarlas” Aunque esta frase de Don Bosco pertenece al siglo XIX, parece calzar perfecto a la hora de expresar cómo se está llevando adelante la transformación educativa, en la que, actualmente, están inmersas las instituciones públicas y privadas de todo el país y cuya característica más distintiva, quizás, tiene que ver con el enfoque por competencias.

Tras un año del aterrizaje del nuevo plan en Primaria y Ciclo Básico, el comienzo de los cursos en 2024 marca un segundo punto de quiebre, tanto por los cambios que empiezan a regir en Bachillerato como por el balance de lo que se ha recorrido hasta ahora. En ese sentido, en los colegios de la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec) destacan este primer tramo de reformas como la respuesta a un contexto dinámico, marcado por la necesidad de adaptación a los desafíos constantes.

La directora nacional de la asociación, Hna. Laura Guisado, contó al BS que, aunque la transformación se ha desplegado en todos los colegios de Audec con diversidad de recursos y estrategias, el “esfuerzo de cada institución por adaptarse y poner el foco en los estudiantes” ha sido un elemento común.

Si bien varias de las instituciones católicas ya habían comenzado algún tipo de renovación antes de este proceso de carácter nacional, los desafíos de los primeros 365 días de implementación oficial han sido numerosos, lo que para Guisado representa una valiosa oportunidad para seguir mejorando la calidad de la educación católica, con el objetivo de formar ciudadanos conscientes y plurales.

“Se ha buscado responder a una nueva realidad instalada hace tiempo, que necesitaba cambiar, pero también condicionada por la huella que dejaron estos años de pandemia en nosotros”, señaló la directora de Audec, que aseguró también que el papel evangelizador “es clave en este contexto de transformación permanente y contribuye positivamente a la formación de un mundo más igualitario, por ejemplo, a través del aprendizaje competencial”. Este enfoque pedagógico ha generado espacios de formación para acompañar a profesores y directivos de Audec, en tanto se trata de uno de los ejes fundamentales del nuevo marco curricular

El aterrizaje en el aula

La profesora de Biología, Alejandra Mariatti, quien hace 15 años trabaja en el Colegio Maturana, contó al BS su experiencia de cómo han pasado de trabajar las competencias de manera aislada, a integrarlas plenamente en la planificación y evaluación de las actividades. Este cambio ha requerido un replanteamiento profundo de los proyectos y actividades, asegurando que cada uno contribuya al desarrollo integral de los estudiantes.

“Este proceso es, ante todo, un esfuerzo colectivo”, contó Mariatti respecto a la transformación en Maturana, donde cada uno de los educadores ha aportado sus ideas y experiencias para enriquecer el camino. Su impresión es que "no hay una única receta" y que la innovación educativa es un viaje de reflexión constante y colaborativa.

Con competencias nos referimos a “una capacidad en acción, es decir, un desempeño concreto, observable a través del comportamiento y que siempre se relaciona con las respuestas que se genera a situaciones que son cambiantes”, explicó el doctor en Educación por Universidad de Deusto, Marcos Sarasola. "La enseñanza por competencias se refleja en la aplicación de los conocimientos a contextos que son específicos, como también en la capacidad de movilizar, integrar valores, actitudes, emociones y habilidades en situaciones que sean reales”, agregó.

Pese a la dicotomía que algunos críticos del nuevo plan plantean, Sarasola indicó que las competencias no son excluyentes de los contenidos. “Los conceptos siguen

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Hna. Laura Guisado

siendo fundamentales para el desarrollo profesional, pero de nada sirve si el estudiante no logra ponerlos en acción”, aseguró.

En el caso de Maturana, por ejemplo, Mariatti dijo que el año pasado el aterrizaje de todo esto en experiencias educativas se expresó desde la creación de microscopios caseros hasta la elaboración de una "cápsula del tiempo" que sumergió a los estudiantes en la historia antigua. Tanto en 2023 como en 2024, la intención es que estos proyectos sean diseñados para abordar múltiples competencias y, además, para fomentar la interdisciplinariedad.

La heterogénea realidad salesiana Los colegios salesianos de nuestro país han buscado ir a la vanguardia a través de cambios significativos en su enfoque pedagógico. Para el delegado del sector escolar de la congregación en Uruguay y especialista en gestión de centros educativos, Eduardo Romero, el balance del primer año de reforma en las obras salesianas es variado. Algunas instituciones ya habían comenzado innovaciones en su propuesta curricular –muchas alineadas con los principios de la transformación–, lo que facilitó su transición, pero otras se encontraron repensando su enfoque educativo desde cero, lo que significó “un desafío más complejo”, según Romero.

Sin embargo, también se valoraron buenas oportunidades como la capacidad de las escuelas para desarrollar propuestas curriculares propias, mientras se desarrolla la creatividad y la participación de los estudiantes en su

aprendizaje. En ese sentido, para el especialista los alumnos han respondido de manera positiva a las nuevas iniciativas, lo que ofrece un panorama auspicioso si se mira el nuevo año.

En el 2024, los principales objetivos del sector escolar salesiano pasarán por el fortalecimiento del acompañamiento a los equipos directivos, la promoción de grupos de trabajo colaborativos y la ampliación de oportunidades de aprendizaje a nivel nacional para los estudiantes.

“La transformación educativa en nuestros colegios es un proceso dinámico y continuo, que evaluamos constantemente”, contó Romero, quien indicó que uno de los mayores objetivos es impulsar el desarrollo integral de los estudiantes a través de la creatividad, la participación y el aprendizaje significativo en un entorno en constante cambio. En esa línea, el experto enfatizó la importancia de abrazar la diversidad de realidades educativas y el continuo proceso de revisión y mejora, en lugar de buscar cambiar un modelo por otro.

Mariatti, desde el aula, considera que todavía hay desafíos por delante, especialmente en cuanto a la interdisciplinariedad plena y la evaluación continua. Pero está segura de que están en el camino correcto y su entusiasmo por el potencial transformador de la educación es contagioso.

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Marcos Sarasola

SINTONIZANDO CONDONBOSCO DE LARESOTROS

Queridos amigos de la Familia Salesiana de Uruguay:

Comenzamos este nuevo año con confianza y esperanza, a pesar de vivir una situación global incierta. La celebración del segundo centenario del sueño que tuvo Don Bosco cuando tenía nueve años, en 1824, es motivo de renovación carismática para toda la familia salesiana. El sueño que nos hace soñar evoca en nuestra vida y en nuestro corazón la dimensión salesiana de la vocación y la necesidad de volver, con la mente y el corazón, a la elección pastoral misionera de Don Bosco, que orientó su obra desde los humildes comienzos de Valdocco hasta a su plena expansión en el mundo. Es un sueño que nos sigue haciendo soñar, pero que pide que seamos conscientes de la belleza de la misión a la que estamos llamados, hoy más que nunca, y que tengamos la valentía de seguir adelante.

El papa Francisco afirma que se necesita valentía para amar y caminar, para llegar más lejos. La lucha hoy es transmitir la pasión a quienes ya la perdieron hace mucho tiempo porque, declara, la verdadera diferencia en la Iglesia no es entre conservadores y progresistas, sino entre "enamorados" y "acostumbrados". ¡El sueño solo puede continuar si estamos verdaderamente enamorados, si somos capaces de vivir la misma extraordinaria pasión educativa de Don Bosco y de Madre Mazzarello, si creemos que el Señor puede hacer grandes cosas en cada uno de nosotros y a través de nosotros!

La prioridad de nuestra misión ha sido y sigue siendo la de orientar a los jóvenes al encuentro con el Señor Jesús, que nos pide adoptar nuevos estilos y estrategias para una pastoral más abierta y sinodal.

Guardemos, como legado precioso, el sueño de Juanito con su valor simbólico y carismático y reflexionemos sobre la centralidad de la figura de María, a quien el misterioso personaje identifica como la "Maestra". Ella está presente

desde el principio en el nacimiento del carisma salesiano precisamente porque su misión es generar vida. El Señor, por tanto, le confía la preciosa tarea de ser Maestra. Es ella quien acompaña a Don Bosco, en las distintas etapas de la vida, en la realización del sueño y quien le da continuidad en el tiempo.

Después de dos siglos, vemos cuánto bien se ha logrado para la felicidad de los jóvenes del mundo.El pasado mes de febrero participé en la clausura del centenario de la llegada de las primeras Hijas de María Auxiliadora a São Gabriel da Cachoeira, en la Inspectoría brasileña de Manaos. Entre estas hay siete comunidades que trabajan diariamente, con generosidad y amor, entre las comunidades indígenas de la zona de Río Negro. El único medio de transporte para llegar hasta ellos es el barco, o mejor dicho, la "Voadera" que a veces tarda varios días en llegar a su destino.

Aquí las hermanas y los salesianos lo son todo: casa, escuela, parroquia, oratorio, asistencia sanitaria. En este ambiente florecen las vocaciones indígenas, fruto de la vida donada incansablemente por los misioneros que llegaron al Río Negro y fueron acogidos con cariño y respeto por la población local. Junto con el pueblo construyeron escuelas, internados, hospitales y obras sociales para llegar a los pueblos más alejados del bosque. Un sueño que se ha plasmado en los 100 años de historia en los que la gracia de Dios, como lluvia abundante, ha hecho fecunda en el tiempo la vida y la misión de las primeras Hijas de María Auxiliadora, que echaron profundas raíces al carisma salesiano. Raíces que aún hoy transmiten vida abundante.

Que María, Madre, Maestra y Guía, nos ayude a tener coraje y audacia e iluminar nuestro presente y futuro, para que el sueño pueda continuar y ser fructífero para las nuevas generaciones.

El Vaticano se une a la conmemoración por el Sueño de los nueve años

Un sueño plasmado en un sello. Y si ese sueño es el realizado por San Juan Bosco a la edad de nueve años, la tarea parece aún más desafiante. Pero eso no detuvo a la Oficina de Correos del Vaticano, que decidió incluir en sus emisiones de 2024 un timbre dedicado a ese episodio de la vida del fundador de los salesianos, en el bicentenario de su acontecimiento. La emisión está disponible para colecciones y aficionados, con un valor nominal de 1,30 euros, en un formato de 40 por 30 milímetros. El sueño de Don Bosco está representado en una pintura al óleo

realizada en 1999 por el pintor Mario Bogani y conservada en la Basílica Superior del Templo Don Bosco en el Colle Don Bosco. Representa al niño Juanito tomado de la mano por una mujer vestida de celeste (la Virgen) y junto a ellos la figura de Jesús. Alrededor hay otras imágenes de ese sueño, que marcó profundamente la vida de Don Bosco y orientó sus elecciones posteriores. Hay animales salvajes y ovejas, pero también jóvenes en diferentes momentos: dos se abrazan, otros que están realizando acciones negativas son reprendidos por un sacerdote, mientras que al lado está la imagen de un sacerdote que observa a otros jóvenes sentados reflexionando.

Fuente: ANS.

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Era el año 1831 y Juanito Bosco comenzaba una nueva etapa en su vida. Destino: Chieri. Se iba a estudiar a esta gran ciudad que dista a unos 12 kilómetros de Sussambrino, lugar donde estuvieron viviendo por un tiempo Juan, su hermano José y Mamá Margarita. Para Juanito no fue, simplemente, un cambio de una etapa a otra en su vida. Fue un paso cargado de sensaciones, emociones, miedos y sueños.

Un año antes, Juanito sufría la pérdida de Don Calosso, quien supo ser como un padre para él y uno de los maestros más significativos en su vida. “Con él morían todas mis esperanzas” escribió en sus Memorias del Oratorio. Tras la muerte de Calosso, Juanito vivió un difícil momento de depresión y angustia que lo llevó a cerrarse al mundo. ¡Con lo que le había costado encontrar alguien que le hiciera de padre! ¡Con lo que había soñado tener un tutor, un maestro que lo ayudara en sus estudios! Y en apenas un año, esas esperanzas se desvanecían.

Antes de eso, Juanito había estudiado en la escuela primaria de Capriglio, un pueblito cercano a I Becchi, a poco más de un kilómetro. E inmediatamente después de la muerte de Calosso, cursó un año en Castelnuovo, también cerca de I Becchi. Dos experiencias vividas en pequeños pueblitos y siempre a pocos kilómetros de su familia. Pero lo que vivió en 1831 cuando partió rumbo a Chieri, fue un cambio radical: le implicó ir a vivir solo a la ciudad más grande que había conocido hasta el momento y a una distancia de doce kilómetros de su tierra natal. Esa sí fue, con todas las letras, una nueva etapa en su vida.

¡Imagínense esa cabecita los días previos! Cuántas emociones y sensaciones encontradas. Cuántos miedos por irse a vivir solo y lejos de su familia, a una ciudad enorme y desconocida. Pero también cuántos sueños atesorados durante tanto tiempo. Cuánta ilusión por al fin poder estudiar con cierta estabilidad y continuidad. ¿Cómo habrán sido

los preparativos antes de partir? Las recomendaciones y consejos de su mamá; las despedidas con sus amigos y sus hermanos; el armado de las pocas cosas que se llevaría. Luego, llegar a Chieri y tratar de ubicar a doña Lucía Pianta, una conocida de su madre con quien había acordado la estadía de Juanito en la gran ciudad.

Cuatro años después de terminar sus estudios secundarios, Juanito ingresó al seminario, también en Chieri, donde permaneció otros seis años. También en ese momento vivió la experiencia de un nuevo comienzo de actividades, de un nuevo inicio de etapa. Cierto que ya conocía la ciudad y a mucha gente, tenía sus amigos y pasatiempos. Pero no dejó de tener las sensaciones, emociones, miedos y sueños de todo nuevo arranque.

SABORABUENASNOCHES
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Juan Manuel Fernández SDB

Hna. Leticia Zeitounsian

Se convencía de que la vida consagrada nunca sería para ella. Tenía sueños que no coincidían con ese modo de vivir. Hoy hace más de un mes de su primera profesión y elige esa vida con convicción y libertad.

Su pasaje por el Juan XXIII y la vida oratoriana le permitieron encontrarse con el rostro de Jesús, pero fue su experiencia viviendo en comunidad con las Hijas de María Auxiliadora en Paysandú que transformó sus sueños. Comprendió que sus preocupaciones y anhelos eran compartidos: darles lo mejor posible a los jóvenes.

DEL SALESIANOÁRBOL 26

Hace más de un mes de tu primera profesión, ¿qué resonancias tenés con el paso de los días?

Como dijo una hermana que me presentó aquel día de la profesión: yo fui conociendo las luces y las sombras mías, las de mis hermanas y de la vida religiosa. Con mucha esperanza, al conocer la realidad, realmente pisarla, puedo decir: “esto sigue valiendo la pena, sigue siendo semilla entre muchos jóvenes”. Fueron días de condensar todas esas vivencias de mi camino formativo y decir: “desde acá quiero vivir”. Tenía muchas ganas de llegar a mi primera comunidad oficial y es hermoso, lo disfruto.

Te emocionaste durante la celebración. ¿Qué significó para ti ese momento?

Fue en el momento de decir la fórmula. Justo me emocioné cuando dije que era una elección en libertad. Que yo, Leticia, libremente elegía esta opción. Y creo que fue por todas las luchas que viví en el camino de realmente sentirme libre. Que no me condicionaran las personas que capaz no estaban de acuerdo con mi decisión, incluso algunas cercanas a mí que en el camino se fueron alejando por mis opciones. Eso fue muy fuerte para mí, pero soy esto. Soy las elecciones que hago y lo que quiero hacer. Tuvo que ver también con la lucha de que los otros vieran que yo pienso por mí misma, que nadie me está obligando a nada y que esto lo hago libremente. Y aun sabiendo todas las dificultades que pudiera haber en el camino, lo vuelvo a elegir

¿Qué implica para ti que en el mismo año de tu primera profesión se conmemoran los 200 años del sueño de los nueve años de Don Bosco?

A mí me significa volver al oratorio, que fue mi lugar más fuerte de encuentro con el carisma salesiano. Ahí también conocí y fui aprendiendo el modo de Don Bosco y esto que soñó. Creer que realmente dentro de ellos hay algo más, una fibra sensible al bien y optar por ellos; eso fue lo primero que elegí, antes que la vida religiosa, incluso antes que la carrera. Opté por las personas en particular y en confiar en que dentro de

los demás hay caminos de vida. A mí me gusta mucho cuando Don Bosco dice: “ellos solo necesitan saber que hay alguien que los ama”. Esto de los sueños también me hace volver a mi sueño inicial, a las raíces de lo que me trajo hasta acá, que fue ser una persona que confía en la esencia del otro. Las personas han sido golpeadas por la vida, tienen heridas y muchas veces eso nos lleva a tener modos no tan buenos, y me incluyo. Pero realmente el amor salva.

¿Qué soñás para las Hijas de María Auxiliadora?

Sueño con comunidades de hermanas que nos demos para adelante y que confiemos las unas en las otras. Yo creo que cuanto más los jóvenes vean en nosotras un testimonio de comunión es de las mejores cosas que les podemos dejar. Sueño Hijas de María Auxiliadora que estén entre los jóvenes y que de a poco podamos salir de las oficinas y de trabajos más administrativos; creo que vamos en ese camino. Cuando vaya avanzando, quiero estar en el patio, quiero estar entre ellos, quiero escucharlos. No olvidarme de escucharlos. Cuando Francisco dice: “tenemos que hacer como hospitales de campaña”,

que son más chiquititos, que están entre la gente, que es más fácil moverlos de lugar… me pregunto entonces cómo ir generando obras que sean más flexibles. Obras que, si hoy ayudan, genial, y si mañana no ayudan, asumir que hay que levantar la carpa y armarla en otro lugar, escuchando y respondiendo a los jóvenes que son nuestro centro, nuestro motivo, nuestro motor. Y también escuchando a Dios. Yo creo que Jesús iba de un lado a otro. Ojalá nosotras vayamos de un lado a otro, impulsándonos hacia donde los jóvenes nos necesitan y las distintas juventudes; no solo las que se suman a nuestras propuestas.

¿Qué soñás para las mujeres dentro de la iglesia?

Que no nos callemos la boca. Que nos empoderemos porque tenemos mucho para dar. Que demos nuestra voz. Sueño que nos dejemos de comparar con los hombres y que nosotras como mujeres digamos: “tenemos cosas que valen la pena y nuestro aporte es particular como mujeres”. Lo importante es llegar juntas y a tiempo. Creo que las mujeres tenemos un modo especial de llegar a las personas y creo que es importante que sea conocido y valorado

Estudia Ingeniería Civil y actualmente vive en comunidad con las hermanas salesianas en el Colegio Nuestra Señora de Luján en Parque Batlle, luego de haber pasado por comunidades de Hijas de María Auxiliadora en Argentina, Brasil y Villa Colón, durante su aspirantado y noviciado. Acompaña la Unión de Exalumnos del Instituto María Auxiliadora (IMA), al MJS de esa comunidad y también al provincial.

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AMIGAMANO 28
UNA

P. Luis Timossi sdb

Centro Salesiano de Formación Permanente de América

A Don Bosco se lo reconoce como “un gran soñador”. Un santo, aunque no el único, al que le agradaba contar sueños. De él han quedado registrados más de 170. ¿Eran todos realmente sueños, tenidos durante la noche y como fruto de su propio inconsciente?

Por propia experiencia uno puede recordar vagamente lo que sueña y raramente con total exactitud. Si imaginamos a Don Bosco, que escribió su sueño después de 49 años, al iniciar la redacción de las Memorias del Oratorio, podemos preguntarnos: ¿qué es lo que podía recordar entonces? ¿O se trata más bien de una “reinterpretación” de algo sucedido cuando era pequeño? Más aún, ¿sería quizá la “proyección” sobre un acontecimiento básico inicial, de toda una experiencia de vida en plena realización?

Este planteo hace pensar que lo más importante no es recuperar el “material onírico” de este sueño, sino apropiarse del significado que Don Bosco quería darle para entender lo que él quiso comunicar con esa narración.

¿Un sueño o muchos sueños?

Lo innegable es que el de los nueve años resulta ser un “caso especial”. Él mismo afirma que aquel sueño “estaba siempre fijo” en su mente y que se le había repetido “otras veces de un modo bastante más claro”.

En las mismas Memorias encontramos que en 1844, la víspera del segundo domingo de octubre tuvo un nuevo sueño “que parecía ser una continuación del tenido en I'Becchi a los nueve años”. El P. Fernando Peraza interpre­

ta este pasaje afirmando que se trataría, de hecho, “de un mismo sueño que lo fue acompañando desde los nueve hasta los treinta años, a manera de una secuencia condicionada por los acontecimientos que fueron marcando vocacionalmente su vida, de forma progresiva”. Si esto es así estamos, sin dudas, ante algo sorprendente.

El sueño condicionó todo el modo de vivir y de pensar de Don Bosco. En los originales de las Memorias se percibe un enorme esfuerzo de redacción manifestado en innu­

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merables cambios, tachaduras y agregados. Quería transmitir a sus lectores del futuro (los hijos de la Familia Salesiana) los rasgos más genuinos y relevantes de su carisma, a fin de garantizar una interpretación auténtica y una actualización creativa y fiel.

Semejante tarea redaccional hace que este escrito, más allá de lo que dice, se vea cargado de la intencionalidad del redactor, lo que lo convierte en una “pieza clave” para articular el armonioso diseño de su carisma en favor de los jóvenes más pobres.

Los jóvenes en movimiento

En el patio sucede todo. Allí aparece y permanece el “hombre venerable”, se le confía la misión y el método para trabajar con los niños, aparece la “mujer de aspecto majestuoso”, ella, que será “la maestra”, le enseñará cómo tratar con esos niños que son “sus hijos” y lo despedirá diciendo: “a su tiempo lo comprenderás todo”.

¡El carisma salesiano concentrado en un espacio que Don Bosco llama “patio”! En verdad, no es un “lugar físico”, sino una metáfora de algo más trascendente: la misma vida de los jóvenes en su búsqueda de plenitud.

Vale observar además que los niños del sueño están en continuo desplazamiento. Más aún, en un proceso de “mutación”. Primero dejando de lado las peleas, los gritos y las blasfemias, según recuerda Don Bosco, para reunirse “todos alrededor de aquel que hablaba”, cerca de aquel “hombre venerable”. En otro momento, ya en diálogo con la “mujer majestuosa”, asegura también que aquellos niños habían huido y que en su lugar había visto “una multitud de cabritos, de perros, de gatos, osos y de muchos animales”. Pero la transformación seguiría de aquellos animales feroces a los mansos corderos.

Este es el fenómeno que el pequeño Juanito observa y del que no entiende su significado. Sin embargo, es esto lo que la Virgen le está enseñando. No consiste en ir al encuentro de los jóvenes, aún los más pobres, para verlos en situaciones estáticas, en realidades o contextos fijos, ni siquiera en “encuadres” o definiciones psicológicas o sociológicas que encierran y delimitan… Los jóvenes del sueño están en movimiento, en proceso de transformación constante y este es uno de los elementos más característicos y fundamental de la perspectiva educativa carismática salesiana.

Escrito para ser actualizado

Más allá de la autenticidad o no del sueño nocturno, la narrativa, si bien mantiene vigentes elementos oníricos

que le permiten proyectar en “imágenes” mucho más de lo que pueda decir con palabras, encierra riquísimas vetas de intuiciones, criterios y consignas espirituales y pedagógicas, que lo transforman en un “icono carismático”, inspirador en toda época y lugar donde se desempeñe la misión salesiana.

El Rector Mayor, cardenal Ángel Fernández Artime, ha señalado en el Aguinaldo de este año, sugerentes pistas para la actualización de este sueño. No es solo una porfiada idea atinente a su rol, o el deseo de motivarnos para enriquecer nuestra vocación, sino que pone en evidencia algo muy esencial: ¡el sueño fue escrito para ser actualizado! Captar este deseo de Don Bosco… es sintonizar con su sueño…

De solo su lectura, encontramos una variedad de palabras simples y sencillas que no pueden pasar desapercibidas para un lector salesianamente sensible, porque cada una de ellas es “generadora” de una energía que reaviva, con su luz, la magia del carisma en nuestros corazones. Cada una de ellas lleva consigo una invitación a renovarnos en la salesianidad.

Ni qué hablar de una lista bien larga de argumentos y “principios”, a los que podríamos llamar también “pautas innegociables”, que pueden transformarse claramente en criterios de inspiración para la actualización del sueño… Podemos realizar con ellas, un ejercicio de “resonancia comunitaria”, detectando lo que significan en sí mismas, lo que evocan vivencialmente en cada uno, y lo que movilizan para un cambio de fidelidad al carisma y a los jóvenes de hoy.

El de los nueve años es una invitación a asumir este sueño como regalo de Dios para cada uno y para toda la Familia Salesiana. Hagámoslo nuestra “almohada” sobre la que hacer madurar nuestras ideas, proyectos y sueños personales y comunitarios, para seguir dando, hoy, los frutos generadores de vida en los jóvenes que Don Bosco soñó…

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