Boletin Salesiano Octubre

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URUGUAY / Tercera época / Año XLI / Nº 8 / Octubre 2019 / www.issuu.com/bsuru

P. Hugo Espinosa sdb El acompañamiento es diálogo permanente entre compañeros Asociación Mamá Margarita Acompañar a los que acompañan


o i r a m su

PÁG 4. ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL!

José Duró De compartir valores a compartir la fe: un vuelco en la vida

PÁG 8. FAMILIA EN OBRA

Daniel Arévalo Acompañamiento al estilo salesiano

PÁG 3. CARTA DEL DIRECTOR

¡Que suenes y hagas tu propia música!

PÁG 9. SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime La danza de los muchachos de bronce

PÁG 10. MÁS HUMANOS, MÁS FELICES

Ping Pong a Isabel Knappe y Matías Seris

PÁG 12. VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Sofía Flores y Florencia Gencarelli El acompañamiento a un barrio

PÁG 21. PÁG 16. CON NOMBRE Y APELLIDO

SINTONIZANDO CON DON BOSCO

“El acompañamiento educativo, una oportunidad de caminar juntos”

P. Hugo Espinosa sdb “El acompañamiento siempre es de tres”

PÁG 22.

PÁG 23.

GALERÍA DE FACEBOOK Y TWITTER

ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

P. Francisco Lezama sdb “Hoy permaneceré en tu casa”

PÁG 24. AQUÍ Y AHORA

El arte del acompañamiento

PÁG 29. SABOR A BUENAS NOCHES

PÁG 30. DEL ÁRBOL SALESIANO

"Acompañar a los que acompañan”

P. Adrián García sdb “El oratorio acompañante”

PÁG 32. UNA MANO AMIGA

Una novedosa iniciativa en el Colegio María Auxiliadora de Canelones “Para que los hijos no sean un impedimento”

PÁG 35. GALERÍA DE INSTAGRAM

Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb Redactora Jefe: Adriana Porteiro

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, P. José Adrián García sdb y Daniel Arévalo.

Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286

Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro, Juan José Malvárez, Nicolás Vilche, y Ramiro Pisabarro. Fotografía: Sebastián Andión, Sofía Cayota, Luis Gómez, de ANS, Pixabay y archivo. Corrección: Graciela Rodríguez.

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

salesianosuy


CARTADELDIRECTOR P. Sergio Álvarez sdb

¡QUE SUENES Y HAGAS TU PROPIA MÚSICA! Cuando miro lo que genera el acompañamiento personal al modo salesiano veo una labor profundamente humana. Es estar a disposición para el encuentro humano, e involucrarse como para que surja lo original de cada uno. Tiene notas que necesitan de mucha escucha porque son parte de una melodía que suena bien si hay dedicación y amor por el instrumento. Te comparto algunas claves para decodificar esta imagen: El instrumento es la vida. En su misterio inagotable la vida tiene por descubrir alguna cuerda que quien busca, como un tesoro escondido en un campo, la encuentra. Al instrumento lo interpreta cada uno guiado por inspiración y partituras, con ensayos, conmoción por el sonido que entrega, y junto a otros instrumentos se crean bellas piezas y más complejas que si fuera un solista. Descubrir la cuerda propia y su afinación, animarse a sonar con la originalidad de la propia madera, crear con cada interpretación de la música algo nuevo en sí mismo y en los demás… es la sorprendente realidad que se encuentra. Hacer camino de acompañamiento al modo salesiano es lo que hay en este Boletín Salesiano, ¡léelo, te vas a encontrar! En nombre del Equipo de Producción, recibe nuestro fraterno saludo…

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José Duró

De compartir valores a compartir la fe:

UN VUELCO EN LA VIDA

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Un acontecimiento revelador, junto con un proceso de fe que se fue incrementando poco a poco mediante el acompañamiento en lo sencillo, cambiaron su perspectiva y mirada de las cosas, poniendo a Jesús como ejemplo y centro de su accionar. Esta es la historia de José Duró, un joven exalumno del Juan XXIII que hoy anima en el Oratorio K16 y participa de comunidades del Centro de Exalumnos Salesianos Monseñor Lasagna (CML). “Siempre digo que a mí me cambió la vida, me dio vuelta todo lo que sabía y conocía. Menos los valores que ya los traía, me cambió todo. El Salesiano tiene una manera de tratar y de ir al encuentro que yo no conocía, y está demás”, asegura sin titubear José. Durante su adolescencia fue experimentando cambios que lo llevaron a cuestionarse todos los aspectos de su vida pero, esencialmente, la fe. Manifestaba su ateísmo justificándolo en la racionalidad, aunque reconocía, también, un poco de desconocimiento. Al ingresar al Instituto Juan XXIII las cosas comenzaron a cambiar. Para poder facilitar su integración y adaptación decidió participar de la Juventud Misionera Salesiana (JMS), entendiendo que era una actividad que tenía a Jesús como centro, pero descubriendo que muchos de los valores que le habían inculcado en su casa eran los mismos que se trataban en el grupo. “Me abrazaron desde el principio y nunca me hicieron sentir que ese lugar no era para mí porque no compartiera la fe. Lo veía como un trato humano, algo que se focaliza en lo importante que es el encuentro con la persona, dejando todo de lado. Mis procesos y mis inquietudes nunca estuvieron solos. En definitiva, lo que llamaban fe, yo lo llamaba manera de ser. Simplemente tenía otro título”, comenta José. 6

La misión del JMS en el Movimiento Tacurú fue uno de los momentos más relevantes que le tocó vivir. Llegó el momento de visitar a las familias y José decidió ir a la casa de unas niñas con quienes compartía recorrida. En ese momento su mirada comenzó a cambiar: “Al entrar en la casa empecé a mirar todo con otra perspectiva, era algo nuevo. Lo

“Hay que dejarse tocar por la fe, si uno la deja entrar es de las cosas más lindas que te pueden pasar” primero que recibí fue humildad, honestidad y una gran bienvenida. Ellos tenían una guitarra y se me dio por pregun­ tarles si les gustaba la música. Les comenté que a mi guitarra le faltaba una cuerda y resulta que ellos tenían una y decidieron regalármela. Eso me despertó una mirada desde lo más humano que nunca había vivido, me hizo cuestionarme y preguntarme un montón de cosas”. Un cable a tierra Tras su año en el Juan XXIII, donde las experiencias le pusieron todo patas para arriba, y con un proceso de fe que surgió en muy


poco tiempo y latía más que nunca, a José le estaba resultando complejo poder bajar todo a tierra. Vivir la fe en el día a día era algo complejo pero “quería vivir esa fe en la cotidianeidad que se hacía protagonista en experiencias concretas". Para no desligarse del colegio comenzó a participar de las actividades del CML donde se armó una comunidad para compartir la vida, poniendo las dudas, los anhelos y certezas sobre la mesa, para trabajarlos entre todos. José sintió la necesidad de que lo acompañara alguien que pudiera entender y guiar todo lo que le estaba sucediendo, y entendió que el Padre Hugo Espinosa sdb era la persona indicada para esa labor. “Sentía que tenía que hacer algo con todo lo que me pasaba, era mucha información y tenía que saber cómo largarla. Entonces le pedía a Hugo si podía acompañarme. El trato con Hugo es muy amigable, si bien él tiene sus roles y yo los míos, siempre lo consideré como un amigo. Alguien a quien le puedo contar mis cosas y él las suyas. Nos hemos ido conociendo y haciéndonos

“Me abrazaron desde el principio y nunca me hicieron sentir que ese lugar no era para mí porque no compartiera la fe” más cercanos. Va desde el tacto y el estar en la cortita. Todas son instancias que las vivo como una familia”.

animación o la educación y hoy es un camino que algún día me gustaría tomar, tener un rol de acompañamiento”.

Vivirlo para contagiarlo La fe cobró en José un rol fundamental y todos los aspectos de su vida los analiza desde esa dimensión, meditándolos y poniéndolos en oración. Fue descubriendo en él un nivel de profundidad mucho más grande de lo que venía obteniendo. Poco a poco fue surgiendo la necesidad de hacer algo con todo ese proceso y de contagiar la experiencia a otros.

José sostiene que hay que dejarse atravesar por lo que nos pasa, que las cosan fluyan. Nadie debe incentivar para que las cosas se den a la fuerza, sino que cada uno lo va descubriendo solo, sin negarse a nada, pero tampoco apurando procesos.

“Es importante poner en práctica esa fe, no quedársela para uno mismo. Poder compartirla ya sea en una charla, en la elección de una carrera o en el servicio mismo. Hoy mis proyectos de vida y mis sueños no sé si cambiaron, pero sí tienen otro matiz. Nunca había considerado la

“Es importante poder preguntarse y cuestionarse, sino no hay forma de llegar a nuestras certezas y a las cosas que queremos. Poner en duda para entenderlo mejor y esclarecerlo. Una vez que se tienen dudas no hay que tener miedo a preguntar y compartirlas. Hay que dejarse tocar por la fe, si uno la deja entrar es de las cosas más lindas que te pueden pasar”. 7


FAMILIAENOBRA favorables al encuentro confidencial e íntimo que se hace más intenso y eficaz en el sacra­ mento de la penitencia.

ACOMPAÑAMIENTO AL ESTILO SALESIANO El Acompañamiento ha sido motivo de preo­ cupación en nuestras prácticas pastorales. A partir de la experiencia personal y la lectura de materiales sobre el tema, te propongo algunas líneas para reflexionar juntos. Algunos rasgos característicos del modelo de acompañamiento espiritual de Don Bosco: 1. Ambiente educativo y paternidad espiri­ tual Don Bosco es un pastor educador, buscaba crear un ambiente educativo bien regulado, rico en propuestas formativas y en relaciones humanas. En este ambiente formativo global el acom­ pañamiento no se reduce al momento del diálogo íntimo y del sacramento, sino que se une, se integra, se empasta con todos los demás estímulos formativos e itinerarios puestos en juego. Está estrechamente unido a la acción educativa y a los ritmos de la vida cotidiana. Desde la perspectiva de Don Bosco y en su modelo de comunidad, acompañante y acompañado se encuentran diariamente y de modo informal en los ambientes de ac­ ción, entablan conversaciones frecuentes, comparten momentos de trabajo y de recreo en una relación de conocimiento recíproco, con frecuencia también de intensa amistad, que prepara y dispone a la confianza, a la entrega y a la docilidad. La relación de paternidad espiritual es pro­ longación de una paternidad educativa hecha 8

Sabemos, sin embargo, que su método edu­ cativo no es elitista ni selectivo, pues se ca­ racteriza por una fuerte tensión misionera. De ser posible, él querría llegar a todos los jóvenes de un territorio, comenzando por los más pobres y abandonados, por los disipados y en peligro, por los lejanos, para llevarlos a todos a Dios, a través de recorridos graduales y adaptados a cada uno. Don Bosco tiende a crear comunidades de vida en las cuales se puedan estrechar lazos de confianza y amis­ tad, mediante el encuentro cordial y de pre­ sencia continuada, de cercanía empática de educadores (asistencia salesiana). Él mira a la conquista del corazón.

de enseñanzas comunitarias, de dedicación, de presencia amable, de entendimientos y de complicidad.

(Documento elaborado a partir del texto “Dirección espiritual en San Juan Bosco” de Aldo Giraudo).

Hay que decir también que, en la perspectiva y en la práctica educativa de Don Bosco, todo lo que él hace por los jóvenes está orientado a su “educación cristiana”. Por tanto, su ac­ ción educativa, la atención a la relación pater­ na y amigable no se reduce a la acción peda­ gógica y asistencial: tiende a un acompaña­ miento formativo que encuentra su culmen en el acompañamiento espiritual. Si quitamos del Sistema Preventivo de Don Bosco estas tensiones, lo reducimos a un simple servicio social y a una colección más o menos eficaz de consejos orientados a la práctica educati­ va.

DESAFÍOS ­ El acompañamiento no solo implica una intención. Implica también una opción, o sea, dedicarle tiempo, espacios, personas que puedan estar disponibles para esa misión. ­ Aprovechar las distintas actividades y espa­ cios de nuestra casa para que surja esa in­ quietud por buscar el acompañamiento. No olvidarnos del PATIO, lugar privilegiado para el encuentro. ­ Por último, y muy importante, el acompa­ ñante no debe descuidar su propia experien­ cia. Su proceso de fe, su formación perma­ nente, sus opciones, su trabajo… su vida. También buscar el dejarse acompañar. Cuidar mi experiencia para poder acompañar mejor a otros. Solo con la buena intención no alcanza.

2. Relación diferenciada e implicativa La relación de acompañamiento entre el santo y los jóvenes tiene tonalidades y grados diversos: la relación que llega a entablar con los jóvenes del oratorio festivo es de un tipo determinado, mientras que la relación que está en condiciones de establecer con los que permanecen día y noche en la comunidad educativa es de otro tipo; más intenso y profundo es el acuerdo que tiende a estable­ cer con los jóvenes que se muestran disponi­ bles a procesos formativos de calidad en una perspectiva vocacional; muy profunda y confidencial es, asimismo, la amistad que lo une a quienes deciden unirse a él en la mi­ sión salesiana. Como “amigo fiel del alma”, Don Bosco procura crear las condiciones

Que podamos seguir creciendo en la Misión de ACOMPAÑAR a los jóvenes.

Daniel Arévalo Coordinador Pastoral del Colegio San José (Colón) Hijas de María Auxiliadora gurises@montevideo.com.uy


SINTONIZANDO CONDONBOSCO P. Ángel Fernández Artime / Rector Mayor de los SDB

LA DANZA DE LOS MUCHACHOS DE BRONCE Mis queridos amigos: Les saludo desde la bella India, Dimapur, Naga­ land, en el noreste, frontera con otras nacio­ nes. Aquí la presencia salesiana ha puesto sólidas y bellísimas raíces y de gran fidelidad a Don Bosco. Viendo las extraordinarias escenas de recibi­ miento que vivo en todo el mundo, me viene a la mente un símbolo del amor y del reconoci­ miento que los amigos de Don Bosco quisieron erigir justo delante de la Basílica de María Auxiliadora: el monumento dedicado a Don Bosco, que dentro de pocos meses cumplirá 100 años. Como sucede a menudo, nos hemos acostum­ brado tanto a verlo que le brindamos un vista­ zo rápido y seguimos derecho. Pensar que la idea de un monumento en esta plaza se le había ocurrido al mismo Don Bosco.

Cuando cayó el velo que cubría el monumento, las miles de personas presentes estallaron en un convencido y conmovedor aplauso. Moldeada en bronce y soportada sobre robus­ to granito se halla la epopeya de la obra sale­ siana. En alto, la suave y sonriente figura de Don Bosco está circundada por una corona de muchachos, que pareciera danzaran en torno a él. Don Bosco hace un gesto muy expresivo, como que quisiera levantar a uno de los muchachos. Es un magnífico símbolo de su misión y de la Congregación: la palabra educar significa precisamente “levantar”, elevar, hacer crecer. El tono es gozoso, justo el de la

En los dos altorrelieves del frente está, a la derecha, una madre con un bebé en brazos que manda besos a Don Bosco; a la izquierda, un pobre leproso que mira con reconocimiento a su benefactor. A los lados, dos de los “amores blancos” pro­ movidos por Don Bosco, la eucaristía y la Auxi­ liadora están fundidos en la idea de la misión “ad gentes” y en la de la familia. En la parte posterior, tres bajorrelieves recuer­ dan lo que los salesianos han realizado y reali­ zan para la asistencia a los migrantes. Los de ayer y los de hoy. Pienso en cuántas casas salesianas, en todo el mundo, que tienen las puertas abiertas para migrantes de toda edad. Pienso en los campos de refugiados y en las casas de familia. A los costados están represen­ tadas las escuelas profesionales y agrícolas salesianas. Cada día, miles de jóvenes entran en nuestras casas para volverse “buenos cris­ tianos y honrados ciudadanos”.

Un día, cuando había comenzado ya la cons­ trucción de la Basílica de la Auxiliadora, atrave­ sando la plaza que entonces era aún de tierra sin compactar, Don Bosco se detuvo a contem­ plar las líneas de la fachada naciente y luego miró alrededor, con esa mirada soñadora y decidida que le era característica, y le dijo al sacerdote que le acompañaba: “Aquí en medio me gustaría levantar un monumento que represente a Moisés golpeando la roca, y de esta hacer brotar un venero de agua que fuera recogida por una pila”. Hoy, hay un monumento en medio de la plaza. No es exactamente lo que imaginó Don Bosco, pero expresa algo más.

Bosco. Esto lleva a los orígenes y a las raíces de la Congregación Salesiana. De Don Bosco ha aprendido la pasión evangelizadora para llevar a cada muchacho, a cada persona, al encuen­ tro con Jesús.

LA EPOPEYA DE LA OBRA SALESIANA 10 de septiembre de 1911. La idea de un monu­ mento a Don Bosco surgió en el Congreso Internacional de Exalumnos y adhirieron inme­ diatamente a la iniciativa muchos personajes de todo el mundo. El municipio de Turín conce­ dió el espacio y un pequeño aporte. Se llevó a cabo un concurso en el que participaron artis­ tas de todo el mundo y se eligió el proyecto presentado por el escultor Gaetano Cellini, de Ravenna.

espiritualidad salesiana donde el clima de amistad entre el educador y el joven es de gran ayuda para el crecimiento personal. Con la tradición de San Francisco de Sales crecer en la fe, incluso teniendo un guía, no será posible si no hay verdadera amistad, comunión, influjo recíproco; una amistad que llega a ser verdade­ ramente espiritual. La relación entre formador salesiano y los jóvenes debe estar caracteriza­ do por la “más gran cordialidad”, pues la fami­ liaridad conlleva amor, y el amor conlleva confianza. Los muchachos miran a Don Bosco llenos de confianza pues están seguros de ser amados.

Todo estaba listo, pero la tremenda Primera Guerra Mundial hizo que se suspendiera la inauguración, que finalmente tuvo lugar el 23 de mayo de 1920, vigilia de la fiesta de María Auxiliadora.

EL ESPEJO Abajo, un magnífico grupo representa la huma­ nidad que se inclina a besar la Cruz que le es presentada por la Fe. «Esta sociedad en su origen era un simple catecismo» atestiguó Don

Como en un juego de espejos, justo a la espal­ da de la figura de Don Bosco, al centro de la fachada de la Basílica, se alza claramente la estatua de Jesús con los niños. «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos» (Mc 10,14). En todo el mundo he visto a los hijos de Don Bosco realizar las palabras de Jesús con inmutable pasión. Por ello parten todavía de aquí los nuevos misione­ ros y misioneras. He visto sobre todo el infinito reconocimiento de innumerables hombres y mujeres por todo aquello que han recibido en el nombre de Don Bosco. Y cuando llego a una casa salesiana, en cualquier nación del mundo, me parece volver a ver en torno a mí la ronda de niños del monu­ mento. Con aquel gozo satisfecho que deseo a todos ustedes.

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44 años| Licenciatura en Trabajo Social (haciendo la tesis) educadora referente en El Paiva dando talleres, acompañando a los jóvenes y familias. Casada, 2 hijos varones, y un nieto. Vive en Sarandí del Yí, Departamento de Durazno. ¿Qué te hace feliz? Compartir momentos con mi familia, pasar tiempo juntos hablando de temas que nos interesen. También el trabajo, acompañar a jóvenes y familia a transitar el pasaje por la educación, favoreciendo aprendizajes para sortear dificultades. Y la naturaleza, me gustan mucho las plantas, disfruto de cuidarlas y ver cómo crecen. Se me agranda el corazón cuando... Cuando veo que a la gente le va bien, cuando crecen, avanzan, salen adelante. En el caso de los jóvenes cuando despegan, cuando pueden superar dificultades. También con las familias, eso me llena. ¿Cuál es tu mayor miedo? No tener salud y que eso me impida desenvolverme normalmente. ¿Qué hacés cuando alguien no te cae bien, pero tienes que interactuar igual? Pienso en lo que me puede aportar ese vínculo, y sobre todo que cada persona tiene sus cualidades y también sus cosas a crecer. Trato de centrarme en los aspectos positivos de esa persona, pero también intento de forma amable y con respeto decir mi punto de vista y lo que no estoy de acuerdo. Todavía no lo hice pero me gustaría... Hacer algo relacionado al abordaje familiar desde el paradigma sistémico y algo vinculado a constelaciones familiares. ¿Cuál es tu mayor orgullo? La familia que constituimos, nuestros hijos. Mi carrera, algo que elegí por voca­ ción, que ha significado un gran esfuerzo poder estudiar viviendo en el interior, viajando, y trabajando a la vez. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó ¿cuál sería? Cuando me vine a estudiar, luego de la escuela, a Sarandí, al Colegio “Santísima Virgen Niña”. Fue muy fuerte apartarme de mi familia a esa edad, mis padres vivían en el campo en una zona alejada y de muy difícil acceso. El único medio de transporte era el tren, pero demoraba mucho, por lo tanto no me podía ir los fines de semana, solo iba en vacaciones. Extrañaba mucho a mi familia, mi casa, el lugar. Fue un proceso de desarraigo que implicó dejar atrás muchas cosas a una edad muy temprana. ¿A quién admirás? A mi familia, a mi padre por lo luchador, un trabajador incansable, con una voluntad admirable, que me enseñó la importancia del trabajo y la responsabili­ dad, el no rendirse y luchar pese a la adversidad. Es un hombre de fe dedicado a la casa y a su familia. A mi madre por su capacidad de emprender, siempre proyectándose y buscando superarse ella, pero apoyando y entusiasmando a otros, desde su trato amable y comprensivo hacia los otros. Una mujer referente en la zona, luchadora por fines comunes y por lograr avances para la comunidad. ¿Qué te cuesta entender? La injusticia social. Lo que más me gusta de Uruguay… La naturaleza, la paz, no hay guerras como sucede en otros países. Lo que menos me gusta de Uruguay… La diferencia social que existe, y que provoca muchos de los problemas sociales. 10

¿Qué música escuchás? De todo, folclore, música lenta, música clásica, algún tipo de cumbia, música andina. ¿Cuál es la clave del acompañamiento? La escucha, la comprensión, la observación, el conocimiento del otro, la mirada atenta, la amabilidad y sobre todo el deseo de que el joven esté bien, salga adelante y crea en sí mismo. Hacerle saber que puede, que tiene fortalezas, virtudes y capacidades para lograr lo que se proponga, esto es en muchos casos intentar revertir procesos de desvalorización, desmotivación y baja autoestima. ¿Qué espacios faltan para que se dé? Centros de apoyo y acompañamiento que favorezcan instan­ cias de intercambio donde las y los jóvenes puedan expresar sus sentimientos, ser escuchadas/os y sentir que hay otros que caminan junto a ellas y ellos.


¿Qué te hace feliz? Las tardes de animación, el encuentro con niños y adolescentes y descubrir en ellos el amor y el cariño mediante frases como “lo mejor que me pasó en la semana fue esta tarde”. Eso me llena el alma. Se me aprieta el corazón cuando… Veo las tragedias que suceden por el mundo, la contaminación, la pobreza. Leo noticias con estos contenidos o presenciarlas en el día a día. Considero que son temas alarmantes que como cristianos tenemos el deber de dar el ejemplo, por medio de un corazón abierto y manos solidarias, sin la intención de recibir nada a cambio. ¿Cuál es tu mayor miedo? El fracaso, en cualquiera de los ámbitos de mi vida, por lo que siempre trato de dar lo mejor de mí para evitarlo. ¿Qué hacés cuando alguien no te cae bien, pero tenés que interactuar igual? Siempre tengo presente el buen trato, la buena onda, el llevarse bien a pesar de las diferencias o dificultades, para poder generar una comunicación fluida. Todavía no lo hice pero me gustaría… Poder vivir la experiencia de fe en una Jorna­ da Mundial de la Juventud, para seguir sumando nuevas experiencias en el camino que Dios me regala, y así poder trasmitirla a los demás. ¿Cuál es tu mayor orgullo? Muchas veces me sentí perdido, desorienta­ do y, por eso, creo que hoy es encontrarme con mi vocación que es la fotografía, el poder capturar un fragmento de vida y volverlo permanente. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? Una conversación con el querido Padre Jose­ lo, actual director del Colegio Maturana, quien me incentivó a comenzar con la anima­ ción cuando tenía 15 años, ahora con 23 años le agradezco por abrirme las puertas y permi­ tirme conocer a la Familia Salesiana que tanto me ha dado durante estos años. ¿A quién admirás? Desde lo más profundo de mi corazón, a mis dos madres, la Virgen María quien me guía, protege, a la que recurro día a día y me cubre con su manto, sintiéndome muy marcado por su presencia en mi vida desde mis inicios, y a mi madre, Yanet, quien me enseñó con su testimonio la superación, sin importar el pronóstico.

23 años| Estudiante de fotografía, trabaja en el Instituto Juan XXIII en la recepción y en la Fundación Sophia como coordinador pastoral. Vive con sus padres y su hermano en Montevideo. ¿Qué te cuesta entender? Dios nos enseña a amarnos unos a otros sin mirar nuestras diferencias, por eso me cuesta entender a aquellas personas que no salen de su zona de confort y no van al encuentro con el otro, quien lo necesita. Lo que me gusta más del Uruguay es… Su paisaje espléndido, nuestra cultura tradi­ cional, las noches de carnaval, el salir a tomar mate a los tablados, participar de los eventos de nuestra música y vivir con mucha pasión el fútbol. Lo que menos me gusta del Uruguay es… La corrupción que se vive hoy en día en todos los ámbitos del país y la situación de inseguri­ dad que estamos viviendo. ¿Qué música escuchás? Escucho todo tipo de género musical actual. Me gusta analizar las letras para poder com­ prenderlas. Mi banda preferida desde hace muchos años es Queen, por su trayectoria, y que sigue sonando actualmente a pesar de los años. ¿Cuál es la clave del acompañamiento? Para mí la base está en el saber escuchar,

poder ganarse la confianza del otro, dándole herramientas para la vida y tratar de ser un ejemplo en el camino, y como decía Don Bosco, siempre por medio de la dulzura y la alegría. ¿Qué espacios faltan para que se dé? Comenzaría por el compromiso personal para idearme en la búsqueda de formas alternati­ vas para convocar y llegar a más personas con la Palabra de Dios, cultivando la paciencia y el respeto a los tiempos del otro.

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VALELAPENAVIVIRASÍ

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Sofía Flores y Florencia Gencarelli

El acompañamiento a un barrio: “Nosotros los acompañamos, después ellos a nosotros y terminamos acompañándonos entre todos” 13


“La pedagogía del sistema educativo de Don Bosco es la semillita que abre la puerta para buscar mejorar”, aseguran Sofía Flores y Florencia Gencarelli, jóvenes animadoras del Oratorio Nuevo Valdocco de la Parroquia de Colón, que desde hace más de siete años acompañan el latir del barrio “Torre 8”. El Oratorio, que tiene 24 años, es mucho más que un centro de referencia o de asistencia, es un lugar donde se entretejen encuentros tan profundos, para unos y otros, que ponen en cuestión, más de una vez, los límites del involucramiento. Lo cierto es que este oratorio salesiano, que funciona en un terreno cedido por un vecino en pleno asentamiento, ofrece una forma de acompañamiento que inspira a “ir a más” y ha sido la puerta de entrada al barrio para otras organizaciones con fines sociales. No obstante, los desafíos son cada vez más importantes y no tienen miedo a “repensarse”.

“¿Qué tenés que hacer todos los sábados de tu vida?”. Esa pregunta fue el puntapié para que Florencia comenzara a vincularse con el oratorio, hace ya siete años. Un compañero que animaba con ella grupos asociativos en el Colegio Pío IX le formuló esa pregunta a modo de invitación y, sin pensarlo más, se embarcó en la experiencia. “No conocía a nadie, sólo a él, y aunque en esos momentos era muy tímida, igual tenía ganas de hacerlo”, confiesa. La historia de Sofía con el oratorio comenzó cuando cursaba 5to. año de Bachillerato en el Colegio de la Misericordia, y una animadora de grupos asociativos la invitó a sumarse al “Nuevo Valdocco”. “No sabía nada. Era como un salto al vacío. No tenía idea de cómo decirles a mis padres que me iba a ir los sábados de tarde. Igual, ellos me acompañaron al principio, y luego fui creciendo, copándome e involucrándome más y más”, narra. “La primera tarde estuve a punto de salir corriendo. Me encontré con una realidad que me impactó, y quería irme, pero me llamó más el desafío de quedarme y asumir la responsabilidad. Eso me movilizó mucho y me hizo involucrarme, no pasar desapercibida y dejar mi granito de arena. Me interpeló y me dio ganas de querer quedarme”, acota Genca. 14

A Sofía le sucedió más o menos lo mismo: “Para mí era todo un mundo nuevo. Como no soy exalumna salesiana también era una novedad Don Bosco y el Sistema Preventivo. En los primeros años arranqué con los más chiquitos. Fue todo un desafío. Me impresionó la realidad de las familias y de los gurises . De a poquito fuimos tomando confianza. Cada granito de arena se va sumando y eso va creciendo”. Es tal el grado de confianza y el lazo que construyen en los encuentros de cada sábado, que el sábado 5 de octubre una de las jóvenes que de chiquita iba al oratorio, cumplió 15 años e invitó a ambas animadoras a su fiesta. “Este tipo de acciones muestran cuán importantes somos los animadores en la vida de esos chiquilines y de sus familias, y quizás no nos damos cuenta”, manifestó Genca. “Es muy importante poder llegar a esa familia y a esa casa de una forma distinta. Estás como entrando a la casa de tu abuela, de tu tía, de un familiar más. Y vas creciendo con Dios, y el uno con el otro. Es una generación de confianza enorme y muy linda, que te llena. Nosotros los acompañamos, después ellos a nosotros y terminamos acompañándonos entre todos”.

Destacaron que hoy en día “la función del oratorio está cambiando y adaptándose a lo que necesita la comunidad, que no es lo mismo que demandaba hace algunos años”. Sin embargo, refiriéndose al estilo de acompañamiento que logran, las animadoras coinciden en que la clave es “la escucha, el amar y sentirse amado”. “Eso es lo que más necesitan, y eso no cambió con el correr de los años”, aseguran. Como animadoras en medio del barrio perciben como un desafío sentirse parte de la vida de la gente y añaden que “apoyándonos en ese vínculo, en el conocimiento mutuo, el oratorio fue la única organización presente en el asentamiento 'Torre 8´, más allá de que abarcamos otros barrios de la zona”. El oratorio salesiano fue la puerta de entrada para otras organizaciones que querían ayudar. “Venimos acompañando el barrio, aunque aún faltan muchas cosas, como saneamiento y luz eléctrica. El agua llegó hace poco. Los vecinos se implican y nos involucran en esa mejora, que significa calidad de vida para ellos, y eso nos gratifica”, subrayan. “La pedagogía del sistema educativo de Don Bosco es la semillita que abre la puerta para buscar mejorar”, aseveran las jóvenes. Remarcaron que el trabajo del oratorio tiene un límite, y eso hay que identificarlo,


y encaminar a las personas para que sigan el camino. “Buscamos orientarlos a los que quieren seguir creciendo, y acompañarlos, pero dándoles un asesoramiento de dónde tienen que ir si quieren tomar determinado camino, ya sea estudio o trabajo, para que tengan todos los elementos para adoptar la mejor decisión. Hay que definir bien los límites, sin perder de foco la esencia del oratorio. Teniendo en cuenta a Dios, a María y a Don Bosco. No dejarse llevar solo por lo que pasa en la sociedad”. “Debemos separar hasta dónde los podemos ayudar y acompañarlos como oratorio, y hasta donde Sofía o Florencia queremos ayudar a ese gurí o a esa familia, sin querer salvar a

todos y al mundo. No es fácil marcar ese límite y saber hasta dónde vamos sin sentirnos impotentes, aunque eso es difícil y complejo. Eso lo hemos aprendido con nuestra experiencia o porque nos lo han enseñado. Tenemos claro que no somos un centro de asistencia, sino un poco más. Si bien les damos la taza de leche, tenemos que darles un plus, que sale de nuestro corazón, enseñarles a pescar, no darles el pescado, y en ese proceso de acompañamiento nos vamos tallando nosotras también, como seres humanos, de la mano de Dios. La clave es lograr ese equilibrio, ayudarlos y que nos ayuden. Es darnos la oportunidad entre todos, acompañarnos mutuamente, y sentirnos acompañados por Dios”, enfatizaron.

Florencia Gencarelli, “Genca”

Sofía Flores

Tiene 26 años, es exalumna del Colegio Pío IX y estudia Trabajo Social.

Tiene 26 años, es exalumna del Colegio San José de la Misericordia, de Sayago. Estudia para ser contadora pública.

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CONNOMBREYAPELLIDO

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P. Hugo Espinosa sdb

El acompañamiento siempre es de tres “El acompañamiento es un modo de diálogo permanente entre compañeros, para recibir la vida y acompañarla”, asegura el P. Hugo Espinosa sdb, Director del Instituto Juan XXIII. Tras 19 años de sacerdocio, este Salesiano de Don Bosco tiene la certeza de que en el acompaña­ miento es Dios quien “se revela en lo más profundo del corazón de la persona”, por lo que hay que “descalzarse” para entrar en esa “tierra sagrada”. A pesar de haber cambiado los tiempos y la realidad de los jóvenes, cree que hay búsquedas relacio­ nadas al sentido de la vida que “están siempre”. Afirma que no se asusta de la realidad humana, “sea cual sea”, y que aprendió a maravillarse “con la gracia de Dios en la vida del ser humano” pero, sobre todo, a ser testigo de la santidad de muchísimos jóvenes. El acompañar es un arte que supone “tener presentes las tres P, que generan un crecimiento en las tres C”, comparte el P. Espinosa inspirado en la carmelita vedruna Lola Arrieta . ¿Qué son estas P y C? Lo cuenta en esta entrevista.

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"Al hablar de acompañamiento espiritual no podemos hablar de otra cosa que no sea la vida, porque queremos cuidarla y acompañarla ¿Cuándo descubriste tu vocación como Salesiano? ¿Cómo supiste que tenías que estar entre jóvenes? Hubo un momento en que yo participaba con mucho entusiasmo en el MAO: Movi­ miento Anti Ocio, famosísimo en Juan Laca­ ze. Era un oratorio diario, funcionaba todas las tardes durante el mes de enero. Ahí estuve animando muchos años. Un buen día, tengo la imagen de estar en el medio del patio con los niños y decirme: “Ojalá que esto no se termine nunca”. Me refería al MAO, pero mirando hacia atrás creo que también quise decir: “Ojalá no se termine nunca el estar en el medio del patio rodeado de jóvenes”. Después vino la invitación de un cura a quedarme para siempre en la dinámi­ ca. Ahí comienza mi discernimiento vocacio­ nal. Yo conocía muchísimo a Don Bosco, para mí era uno de esos amigos de siempre, porque fui al Colegio de las Hijas de María Auxiliadora en Juan Lacaze. ¿Qué se entiende por acompañamiento espiritual? Primero: hoy nosotros estamos muy atentos a habitar la vida y la cultura con los jóvenes. Leo mucho a Lola Arrieta, consagrada car­ melita española, experta en acompañamien­ to, quien dice que es un modo de diálogo permanente entre compañeros, para recibir la vida y acompañarla. El Papa Francisco dice que hoy necesitamos expertos en el camino de Dios, para hacer lo que hizo Jesús con los discípulos de Emaús. El ícono es un Jesús que se pone al lado de los que van caminan­ do. O como dice el Rector Mayor: en este arte de acompañar, miramos el encuentro con la samaritana en el pozo. Los jóvenes están sedientos de muchas cosas, pero hasta que no se encuentran con Jesús, la verdade­ ra agua que brota hasta la Vida Eterna y que sacia la sed más profunda, siguen en bús­ queda. Tiene que ver con acompañarlos en el camino de la vida, en los momentos de desorientación, tristeza, alegría, discerni­ miento. Como hizo Jesús con los discípulos y con el diálogo con la samaritana. 18

¿Solo a cuestiones espirituales refiere el acompañamiento o también a cuestiones más humanas? Al hablar de acompañamiento espiritual no podemos hablar de otra cosa que no sea la vida, porque queremos cuidarla y acompa­ ñarla. Es ahí donde se desarrolla y se vive la existencia, en cualquiera de las dimensiones del ser humano. Todas se ponen en tela de juicio a la hora de dialogar. Jesús acompaña la vida de los discípulos. Es ese encuentro que le gusta decir a Benedicto XVI: acompa­ ñamiento de corazón a corazón, de creyen­ tes que se miran cara a cara y se encuentran para saber qué les dice Dios. Como Salesiano, ¿qué lugar tiene el acom­ pañamiento a los jóvenes? Es clave. Tenemos la mirada puesta en Don Bosco en todo lo que hacemos. Es central porque si vamos a su vida, vemos a un edu­ cador que se dejó acompañar desde el ini­

siempre es de tres, por cuanto que el acom­ pañante es el Espíritu Santo. En ese sentido, ¿cuál es el rol de la persona que acompaña? Es aquel que escucha, en primer lugar, y es capaz de hacer tomar conciencia de que en la experiencia escuchamos juntos al Espíritu, que algo quiere decirnos. ¿Hay un acompañamiento “a lo Hugo”, algo que sea tu sello personal? Siempre digo: salir al encuentro, regalar preguntas, escuchar, profundizar en las situaciones que se plantean, releer lo vivido a la luz de la Palabra. Todo sucede mientras vamos de camino. Esa es la dinámica de Jesús con los discípulos en Emaús, y lo que yo estoy invitado a hacer. Arrieta dice que hay que tener presentes las tres “P” que generan un crecimiento en las tres “C”. Quiere decir: hay que posibilitar al joven el

"Los jóvenes están sedientos de muchas cosas, pero hasta que no se encuentran con Jesús, la verdadera agua que brota hasta la Vida Eterna y que sacia la sed más profunda, siguen en búsqueda cio. En su niñez por Mamá Margarita; des­ pués por Don Calosso; en el discernimiento vocacional por Don Cafasso. Al ser acompa­ ñante y dejarse acompañar es que puede estar para los jóvenes y saber lo que hace. Tenemos el regalo del Sistema Preventivo de Don Bosco. Decimos: razón, religión y amor. Nos conectamos rápidamente con esa com­ pañía, hospitalidad y pedagogía de quien camina al lado, está atento, no es inquisidor sino generador de preguntas para que la persona reflexione sobre sí misma. Evidente­ mente que para acompañar no vale la volun­ tad solamente. Hay que prepararse. Ayudan muchísimo la antropología, la psicología, la teología, la espiritualidad. Tiene que haber una apertura a que el acompañamiento

alimentarse del pan, de la Palabra y de un proyecto a construir. Estos nos ayudan a crecer, creer y crear. Siempre lo tengo pre­ sente porque la Palabra, el pan y el proyecto de Dios sobre cada uno animan a crecer hasta llegar a la estatura de Cristo, a creer más en su presencia, y a crear como Dios crea, para ponerlo todo a disposición del ser humano. Después evidentemente entran mi estilo, mis dones y el carisma salesiano, que es un don que Dios me regaló como a tantos otros. ¿Qué cosas hay que tener en cuenta para acompañar? Primero la certeza de que quien acompaña se ha encontrado con Jesús. Eso provoca el


"Todos estamos en el seguimiento de Jesús. No es que el acompañante está del otro lado, sino que también es un discípulo

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deseo de seguirlo y de ayudar a otros a seguirlo. Después, saber estar como compañero de camino, escuchar con lucidez y concentración; sin relaciones verticales, de dominio o depen­ dencia. Todos estamos en el seguimiento de Jesús. No es que el acompañante está del otro lado, sino que también es un discípulo. Además al acompañante se le pide algo que me gus­ ta: de alguna forma ser testigo y anunciador de la acción del Espíritu. Como cuando en la barca Juan le dice a Pedro: “¡Es el Señor!”, y rápidamente Pedro se saca la túnica y salta. Soy testigo de que el Señor es el que está haciendo eso en vos, el que está generando la vida en abundancia. Eso implica mucho respeto y discreción, colocarnos al lado, ni adelante, ni atrás. Es la certeza de que estoy tocando tierra sagrada. Nos descalzamos para escuchar a un Dios que se revela en lo más profundo del corazón de la persona, la acompaña y envuelve por doquier. Nuestro Dios es justamente comunión, diálogo, preocupación. Tiene que ver con el ser acompañante. Al acompañar, ¿hay un proceso “ideal” al que apuntar? Lo más importante en la vida cristiana es la santidad. Es decir, que todo lo que hacemos con conciencia es porque queremos ser más amigos de Dios y responder mejor a lo que creemos que nos pide. El acompañamiento apunta a crecer hacia la santidad. “He venido para que tengan vida en abundancia”: en definitiva, eso es lo que queremos. Es apasionante el cami­ no, hacerse discípulo, dejarse acompañar, crecer en la santidad. ¿Hay que separar lo que es experiencia de fe y lo que es moral? Creo que no. Mi experiencia de Dios y mi búsqueda de cumplir su voluntad tiene que ver con todo lo que yo hago. Soy una unidad de alma, cuerpo y espíritu. Mis opciones para construir­ me hombre en la realidad que me toca están impregnadas por el Evangelio. Por lo tanto, no puedo separar mi fe de lo que voy viviendo. En la cotidianidad, Él me va santificando. Yo me voy cayendo y levantando… o mejor dicho, me voy cayendo y Él me va levantando. ¿Es necesario mantener distancia? Es necesario no interferir en la acción del Espíritu y aceptar el lugar que le corresponde a cada uno. Siempre debe estar la disposición a respetar la libertad e iniciativa del acompaña­ do. El acompañante es el testigo fraterno, respetuoso y lúcido al mismo tiempo, sabe captar los movimientos del Espíritu. Todo en el camino de la vida supone un Jesús que pregunta, los discípulos que abren el corazón y le dicen lo que van sintiendo. ¿Es lo mismo acompañar a un joven de ahora que a uno de 10 o 20 años atrás? Hay algunas búsquedas que están siempre, que tienen que ver con el sentido de la vida. Los jóvenes siguen buscando algo que les llene la vida, que les sacie la sed y les dé esperanza.

Dios sigue saliendo a su encuentro. Creo que hoy hay que estar atento a la pluralidad en la que los jóvenes se desenvuelven cotidia­ namente, que los lleva a confundirse más fácilmente. Hay muchos caminos, muchas opciones para tomar. La realidad ha cambia­ do, claro que sí. La sociedad, el mundo, la sensibilidad juvenil. Pero hay cosas que siguen permaneciendo. Hace poco se cumplieron 19 años de tu ordenación sacerdotal, ¿qué has aprendido desde entonces? A no “asustarme” de la realidad humana, sea cual sea. A maravillarme con la gracia de Dios en la vida del ser humano, y sobre todo a ser testigo de la santidad de muchísimos jóvenes que me entusiasman. Me motivan a crecer en la radicalidad del seguimiento a Jesús. También a no atropellar, a ser más paciente con las cosas que me van sucedien­ do a mí y a la vida de los jóvenes. Y después, a disfrutar cada instante del encuentro con ellos. Los días se me pasan volando y es gracias a la experiencia con ellos. Me duelen muchas de sus situaciones, y rezo por ellos. Me alegro cuando los escucho hablar y dar testimonio de Jesús. También aprendí de alguna manera a saber que todo pasa, y que son pocas las cosas que quedan: el amor con que estamos viviendo, Dios que siempre ha estado en mi vida. A relativizar algunas cuestiones a las que antes les daba mucha importancia. A disfrutar de mi vocación sacerdotal como servidor. Eso lo he aprendi­ do y lo disfruto mucho.

Ficha personal

Hugo Espinosa

Nació en la ciudad de Paysandú, aunque se considera lacazino al haberse mudado con tres años a Juan Lacaze, Colonia. Cuando se integró al aspirantado pasó a vivir en Montevideo. Su ordenación sacerdotal fue el 30 de diciembre del 2000 en la Parroquia María Auxiliadora de Talleres Don Bosco. Desde entonces ha sido encarga­ do de pastoral del Instituto Preuniversitario Juan XXIII, director del Colegio San Miguel de Mercedes y delegado de la Pastoral Juvenil, además de haber estudiado dos años en Sevilla, España. Actualmen­ te transcurre su tercer año como director del Juan XXIII.

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SINTONIZANDO CONDONBOSCO

Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

EL ACOMPAÑAMIENTO EDUCATIVO, UNA OPORTUNIDAD DE CAMINAR JUNTOS Queridos amigos de la Familia Salesiana de Uruguay: Esta es la clave para la educación de los jóvenes. El texto evangélico de los discípulos de Emaús, que nos ha acompañado en este tiempo, es un ícono ideal para ver cómo acompañamos a los jóvenes y revisar si sabemos partir de la narra­ ción de la experiencia de ellos haciendo camino juntos. El ícono resalta elementos tales como la compa­ ñía, el diálogo, la revelación de la propia identi­ dad, el retorno a la comunidad. Es una invitación a privilegiar el método narrativo para ayudar a los jóvenes a tomar conciencia de su propia historia a la luz de la Palabra, a permanecer dentro de sus incertidumbres, sus deseos, sus ambivalencias con una mirada de esperanza. Como hizo Jesús con los discípulos de Emaús, debemos caminar con los jóvenes, partiendo de la escucha de su experiencia y luego ayudándo­ les a interpretarla. En la soledad interior de las muchas periferias existenciales de los jóvenes de hoy, además de escuchar e interpretar, debemos suscitar preguntas profundas, a través de las cuales los jóvenes pueden explicar lo que podría quedar sin expresar. Solo con las llaves del amor educativo podemos abrir las puertas del cora­ zón, hacer que la confianza, la confidencia y la amistad florezcan. Hacerse compañeros de camino implica dialogar, abrirse a la relación, aceptar compartir lo que da sabor a la vida. Exige cultivar una mirada confia­

da y positiva, renunciando a sus propios planes para abrirnos al asombro de la novedad de la que son portadores los jóvenes, ofreciendo su propio punto de vista con discreción. No debe­ mos temer a los jóvenes, sino dialogar con ellos, abrirnos a sus idiomas y mensajes. EN CAMINO JUNTOS Este acompañamiento se realiza como comuni­ dad educativa: un lugar de encuentro y diálogo entre generaciones y diferentes vocaciones, donde los jóvenes son protagonistas y los adul­ tos compañeros de búsqueda, que hacen camino con ellos, humildes guías que les ayudan a des­ cubrir el camino, más que maestros que enseñan desde arriba o jueces que condenan. En el cami­ nar con los jóvenes también nosotros aprende­ mos la buena noticia. Los jóvenes son una buena noticia porque indican el futuro, la esperanza. En general, están abiertos al diálogo, a compartir, buscan un camino que dé sentido a su vida. Si queremos insertarnos en este camino y narrar nuestra experiencia de fe, debemos vivirla en primera persona. El cambio de mentalidad requerido por el CG XXIII con la conversión pastoral solo vendrá de la adhesión a Jesús y de una renovada confianza en los jóvenes, incluso cuando parecen distantes, no estar interesados en nuestra propuesta y, tal vez, en ninguna propuesta.

Jesús es un nómada, un caminante como muchos jóvenes en nuestras ciudades, como tantos migrantes, no solo los que se van o llegan, sino también aquellos decepcionados que se han auto marginado por la comunidad, para escu­ charlos y caminar con ellos, sin prisas, sin esca­ par. Jesús no espera a que la gente venga a Él, sino que sale a su encuentro a las periferias para encontrarse con la soledad de los jóvenes y mirarlos con amor y misericordia. En este mundo de la periferia", cada joven espera escuchar de nosotros hoy: "Tú vales, tú eres importante". Hacerse compañeros de viaje implica aceptar compartir la incertidumbre y la confusión en que los jóvenes a menudo se encuentran inmersos, sin pretender dar soluciones inmediatas a sus problemas. También significa orientarlos en la búsqueda de algo más profundo, ayudarles a asumir la responsabilidad de la opción vocacio­ nal y de las opciones de cada día, con todos los riesgos que esto conlleva porque no existe una pauta ya escrita. Caminar con ellos también es prestar atención a la formación en un mundo en el que los jóvenes son continuamente instados a habitar la exterio­ ridad y la apariencia. Caminemos con Don Bosco y Maín, entre los jóvenes y con los jóvenes, para ser con ellos misioneros de alegría y esperanza.

DEOTROSLARES Salesianos de Don Bosco colaboran en muestra sobre Amazonía en Museos Vaticanos Con ocasión del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica se preparó, en los Museos Vaticanos, el Museo Etnológico Vaticano “Anima Mundi” con la exposición “Madre Amazonía ­ La respiración profunda del mundo”. La exposición se podrá visitar hasta el 11 de enero de 2020. Se trata de una importante colaboración entre el Instituto Misionero de la Consolata y los Salesianos de Don Bosco. Las dos Congregaciones participaron a través del préstamo de objetos de las colecciones de los dos museos respectivos: el Museo Etnográfico y de Ciencias Naturales “Missioni Consolata” de Turín y el “Museo Etnológico Misionero” del Colle Don Bosco. Fuente: ANS

Argentina ­ “Zatti, hermano nuestro”: testimonio de un Salesiano Coadjutor en la pantalla grande El Salesiano Coadjutor, Artémides Zatti, beatificado en 2002, tiene su película. La Argentina salesiana se encuentra en la etapa de la postproducción para dar a luz una de sus primeras producciones cinematográficas. La idea para la realización de una producción cinematográfica nació en el contexto del “II Seminario sobre las Causas de Canonización de miembros de la Familia Salesiana”, realizado en Roma en abril de 2018. En aquella ocasión, los salesianos Pedro Narambuena y Ricardo Cámpoli participaron como delegados de Argentina, y ante la noticia de que estaba en estudio un presunto milagro del beato idearon la posibilidad de realizar una película­cortometraje para dar a conocer su figura. El Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, conoció esta iniciativa y animó en la producción y realización, aportando desde la Procura de Misiones Salesianas de España gran parte de los fondos necesarios. Fuente: ANS 21


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO


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Hoy permanecer en tu casa

Esta página se refiere a la lectura del Evangelio según San Lucas (19,1­10) proclamado en la Misa del 3 de noviembre, Domingo XXXI del Tiempo Ordinario. Jericó es una ciudad muy especial. Hoy está bajo la Autoridad Pales na, que quiere potenciarla como des no turís co. Tiene dos caracterís cas P. Francisco Lezama sdb que la hacen muy par cular: es la ciudad amurallada más an gua que se conoce (del 9000 antes de Cristo, según se piensa), y es también la de menor al tud: está a 240 metros bajo el nivel del mar. Pero además, en la historia bíblica, está asociada a hechos muy significa vos: fue un mojón decisivo en el paso de los israelitas hacia la conquista de su libertad, en la entrada a la Tierra Prome da, y fue también una parada en la úl ma marcha de Jesús a Jerusalén, en su camino de plenitud que pasaba por el Calvario. Los israelitas, al llegar por Jericó, invocando al Señor hicieron caer las murallas de la ciudad; Jesús deberá enfrentarse a otro po de muros, tan di cil de derrumbar como las milenarias for ficaciones.

Sale al encuentro de Jesús un jefe de publicanos. Pero no es el pe so Zaqueo quien toma la inicia va, sino Jesús. Él mira “para arriba”, mira a Zaqueo de una manera nueva, y lo anima a bajar velozmente, porque “conviene” que el maestro permanezca en la casa del pecador. Lo curioso, quizás, es que Jesús no pone condiciones. No le pide una conversión previa, ni un compromiso por an cipado. No le pide nada, salvo que lo reciba. Jesús desea ese encuentro, desea derribar ese muro que Zaqueo ha construido alrededor de su vida, y que los demás han reforzado aislándolo. Jesús, como de costumbre, no llama par endo de la condición moral de sus elegidos, no se queda en la casa de los “más buenos”. Si él opta por los publicanos, las mujeres, los pecadores, los pobres, los leprosos, no es porque ellos sean más justos, sino porque son los más dejados de lado en la sociedad, y él ene necesidad de anunciar con claridad que el reinado de Dios es para todas y todos. De hecho, todos comienzan enseguida a murmurar contra Jesús por alojarse en casa de un pecador. Me pregunto, entonces, si no deberíamos

prestar especial atención a este signo: Jesús no se contenta con un diálogo callejero con Zaqueo. No le basta un diálogo “de pasada”, como otros que había tenido. Para Jesús es importante “permanecer” en casa de Zaqueo. Jesús no solo desciende al lugar más profundo geográficamente hablando, sino que sobre todo va a lo más profundo del corazón de cada persona, porque quiere conocer al otro como es, quiere manifestar que no hay realidad, por oscura que sea, a la que el amor no pueda entrar para quedarse. Jesús, a los que hoy somos enviados a acompañar a los jóvenes, nos enseña la importancia de habitar y contemplar la vida desde su “casa”, desde su cultura, desde sus vínculos y su co dianeidad, suspendiendo el juicio y el prejuicio, y sobre todo dándole lugar a la fuerza del Reino, que destruye todos los muros que encierran al corazón.

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AQUÍYAHORA

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Acompañar es estar o ir en compañía de otra u otras personas, según la definición del diccio­ nario de la Real Academia Española. En la vida en sociedad y más en la vida comunitaria resulta fundamental estar y sentirse acompañados. El Papa Francisco insiste en la necesidad de una Iglesia que acompañe a las personas y los procesos de la historia. Y este fue un tema central en el último Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. En el documento final que se presentó el 27 de octubre de 2018, tras casi un mes de trabajo, se puede leer la palabra “acompañar” 118 veces. Además de los miembros de la familia, plantea el documento, “están llamadas a desempeñar un papel de acompañamiento todas las personas significativas en los diversos ámbitos de la vida de los jóvenes, como maestros, animadores, entrenadores y otras figuras de referencia, incluso profesionales. Sacerdotes, religiosos y religiosas, aunque no tienen el monopolio del acompañamiento, tienen un cometido específico que deriva de su vocación y que deben redescubrir, como han pedido los jóvenes presentes en la Asamblea sinodal, en nombre de muchos otros”. El trabajo que recoge la opinión de los propios jóvenes, señala que ellos piden “que se cualifi­ que la figura de los acompañantes”. “Acompañar requiere ponerse a disposición del Espíritu del Señor y de quien es acompañado, con todas las propias cualidades y capacidades, y des­ pués tener la valentía de hacerse a un lado con humildad”. Se requiere “estar presente, sostener y acompañar el itinerario” para que el joven pueda “hacer elecciones auténticas” actuando con plena libertad. El Rector Mayor salesiano, P. Ángel Fernández Artime sdb, proponía en el aguinaldo de 2018 avanzar en el arte del acompañamiento. Don Bosco se dejó acompañar y supo acompañar a muchos jóvenes y adultos en el crecimiento de vida cristiana. El acompañamiento en clave salesiana implica recordar que “no podemos ser nosotros mis­ mos sin el otro (…) Sólo en el otro puedo encontrar dimensiones fundamentales que necesito para existir, y algo crece en mí que espera que el otro llegue a recogerlo. El abrazo no está hecho para cerrarse sobre sí mismo”, dice un documento de la editorial Juvenil Salesiana (https://mauxi.uy/tag/acompanamiento/). Asimismo advierte que mientras podemos comunicarnos con un amigo que está trabajando a miles de kilómetros de distancia, podemos pasar como sombras al lado de nuestros vecinos. “Mucha gente vive soledades profundas rodeada del ruido de muchedumbres que caminan rápido como un río desbordado e insensible. El peligro de esta nueva cultura es el individua­ lismo, que se centra en sus propios intereses”. Cecilia Cracco, Doctora en Psicología especializada en Orientación Familiar Sistémica, afirma que en el acompañamiento el centro debe estar en la persona que es acompañada, en tratar de facilitarle las condiciones para que el otro encuentre como destrabar las situaciones a las que se enfrenta. Desde la Psicología el acompañamiento trata de mostrar una forma de relación de ayuda, que puede aplicar en un contexto terapéutico psicológico o psicoterapéutico, se requieren de otro tipo de habilidades o de técnicas porque capaz hay un trastorno o una situación más compleja donde tal vez el acompañamiento no alcanza. 26

En ese sentido el documento del Sínodo de Obispos da importancia al acompañamiento del terapeuta, y señala que “puede resultar fundamental para un camino de integración de la personalidad, y hacer posible un creci­ miento vocacional volviendo a abrir algunos aspectos de la personalidad que estaban cerrados o bloqueados. Los jóvenes viven toda la riqueza y la fragilidad de “estar en construcción”. La elaboración psicológica no solo podría ayudar a recorrer con paciencia la propia historia, sino también a replantear­ se preguntas para alcanzar un equilibrio afectivo más estable”. De todos modos, el acompañamiento está al alcance de todos. Cracco afirma que es algo que hacemos todos. El acompañante escu­ cha, se involucra y trata de potenciar lo que la otra persona ya tiene, explica la Psicóloga. Se trata de facilitar condiciones para que se dé cuenta de qué decisión tiene que tomar, generar condiciones para que el otro vaya resolviendo. Según explica en el caso de los padres o educadores, dependiendo de la edad del acompañado, esa dirección tendrá un rol de marcar directivas y poner límites pero cuan­ do el hijo se acerca a la vida adulta “el com­ ponente de marcar la norma pierde fuerza.


y que pueda encontrar un espacio de con­ fianza. Y en la medida en que eso es percibi­ do ya hay condiciones que empiezan a hacer más fácil el camino, se hace más sencillo”. Sobre el perfil del acompañante, el docu­ mento final del Sínodo señala que debe ser “una persona equilibrada, de fe y de oración, que escucha y que se ha confrontado con sus debilidades y fragilidades. Por eso sabe ser acogedora con los jóvenes a quienes acompaña, sin moralismos y sin falsas indul­ gencias”.

Es más 'te ayudo a pensar, conversemos criterios'”. Consultada sobre qué condiciones o cualida­ des debe tener el que acompaña, la especia­ lista no duda en decir que lo primero es la “disponibilidad”, “estar”. Y agrega que ahora se habla mucho del tiempo de calidad y se incurre en el error de pensar que alcanza con dedicarle a alguien cinco minutos si es tiempo de calidad. “Es cuestión de estar, cotidianeidad que implica contacto, cara a cara, y eso no se sustituye con cinco minu­ tos de calidad”, asegura.

“La conciencia de que acompañar es una misión que requiere un profundo arraigo en la vida espiritual lo ayudará a mantenerse libre respecto de los jóvenes que acompaña: respetará el resultado de su camino, soste­ niéndolos con la oración y gozando de los frutos que el Espíritu produce en quienes le abren el corazón, sin tratar de imponer su voluntad ni sus preferencias. Asimismo, será capaz de ponerse al servicio, en lugar de ocupar el centro de la escena y asumir acti­ tudes posesivas y manipuladoras que crean en las personas dependencia en lugar de libertad. Este profundo respeto será también la mejor garantía contra el riesgo de suplan­

tar la personalidad y de abusos de todo tipo”, dice el documento en el punto 102. El documento distingue el acompañamiento grupal del personal. La experiencia de Jesús que acompañó al grupo de sus discípulos compartiendo con ellos la vida de todos los días resalta la importancia de la experiencia comunitaria que continúa en la práctica de la Iglesia, a través de grupos, movimientos y asociaciones de distinta naturaleza en los que participan los jóvenes y donde encuen­ tran “un ambiente cálido y acogedor”. “Ser miembros de realidades de este tipo resulta particularmente importante una vez completado el itinerario de iniciación cristia­ na, porque ofrece a los jóvenes el espacio para proseguir la maduración de su vocación cristiana”, agrega el texto. Sobre el acompañamiento personal en el plano espiritual afirma que es un proceso que desea ayudar a la persona a integrar progresivamente las diversas dimensiones de la vida para seguir a Jesús. “En este pro­ ceso se articulan tres instancias: la escucha de la vida, el encuentro con Jesús y el diálo­ go misterioso entre la libertad de Dios y la

También es importante hacer lugar a lo del otro, que no salga enseguida la solución de parte del que acompaña, “lo que tiene que hacer, primero darle al otro ese espacio para que plantee lo que le preocupa, que mues­ tre las emociones que le genera eso, que no se sienta juzgado, o presionado a la acción, o a la resolución inmediata”. Acota que no se debe perder de vista que son cosas que la persona sola no pudo resolver, aunque visto desde afuera parezca simple para la persona tiene cierta complejidad. Y para lograr eso es necesario “hacer el ejercicio empático de ponerse en el lugar del otro, tratar de pensar cómo lo ve el otro, 27


de la persona. Quien acompaña acoge con paciencia, suscita las preguntas más profun­ das y reconoce los signos del Espíritu en la respuesta de los jóvenes”. El documento menciona que el Sacramento de la Reconciliación desempeña un papel indispensable para proceder en la vida de fe y ayuda a “abrirse a la alegría liberadora de la misericordia” y que tiene una finalidad y forma diferente a la del acompañamiento. Acompañar en tiempos de redes sociales Es imposible acompañar hoy sin tener en cuenta el mundo en el que los jóvenes se mueven y se comunican. Cracco asegura que no es posible oponerse al uso de las redes por un lado porque facilitan ciertas coordi­ naciones y resultan de utilidad y además porque no se puede estar afuera del mundo y los hijos quedarían muy expuestos. Pero señala también que generan “una ilusión de comunicación” que lleva a pensar que se está más comunicado por la gran cantidad de mensajes pero no necesariamente ocurre eso.

Con esa afirmación se refiera a que las redes ofrecen un mundo enorme de posibilidades pero hay otro tipo de contacto que “sigue siendo absolutamente necesario que es el cara a cara”. La Doctora en Psicología cuenta que en el consultorio escucha de familias que no hablan temas si no es a través de Whatsapp y dicen que prefieren hacerlo así “para que quede en el grupo”. “Es un empobrecimiento no poder decir algo a los ojos, mirando al otro”, dice y por eso recomienda “preservar espacios sin pantallas, en los que haya inter­ vención cara a cara y es importantísimo trabajarlo con los adultos, porque muchas veces los hijos dejan el celular, pero el padre no y pone la excusa de que es “por trabajo””, indica. “Este proceso de acompañar no es tan lleva­ ble a un intercambio de Whatsapp porque tiene que ver con mirarlo al otro, escuchar su tono de voz, contagiarme de su emoción, y de todo lo que acompaña la palabra, poder abrazarlo”, afirma.

Cecilia Cracco

Además, la experta introduce otro factor fundamental en la tarea educativa que se traduce al acompañamiento y que es la necesidad de revisión permanente y de ir haciendo ajustes. “Lo que funcionó en un tiempo capaz no funciona ahora. No es que quedó pronto para el resto de la vida. A medida que los hijos, los estudiantes, van cambiando van necesitando cosas distintas. Se trata de pensarlo diferente y de ir corri­ giendo el rumbo para que sea el otro el que encuentre su propio camino”.

Decalogo del acompanamiento salesiano 1. Acompaña a los jóvenes en este tiempo favorable para el discernimiento voca­ cional experimentando, al mismo tiempo, la belleza de dejarse acompañar 2. Ayuda al joven, con paciencia y amabilidad, a descubrir – escuchando la voz de Dios – que es un don y puede realizar el gran proyecto que lo espera. 3. Favorece un clima espiritual con la presencia y el testimonio humilde y gozoso. 4. Ofrece a cada uno la oportunidad de ser acompañado, dando el primer paso desde la escucha empática y valorizando la individualidad sin excluir a nadie. 5. Propone una espiritualidad unificada, viviendo una presencia auténtica desde el ejemplo de Jesús. 6. Testimonia la alegría, amando y haciendo sentir el amor de Dios. 7. Experimenta la lógica del “ven y verás” con el testimonio silencioso y coheren­ te, que manifieste la presencia del Resucitado e invite a emprender un camino. 8. Vive la dimensión comunitaria creando una “casa que acoge” mediante la mira­ da, el ser, la apertura al mundo y la plenitud de vida. 9. Dedica tiempo al encuentro personal, cuidando la escucha con el corazón de Cristo Buen Pastor. 10. Mira con confianza y esperanza la vida, fiándose del Señor, caminando junto a los jóvenes y despertando en ellos el deseo de encontrarlo. 28

Miguel Pastorino


SABORABUENASNOCHES

EL ORATORIO ACOMPAÑANTE Hace 3 años Bryan llegó por primera vez al oratorio. En ese entonces tenía 14 años. Vestía ropa oscura y remeras de diferentes bandas de rock pesado, con letras nada alegres; siempre con los auriculares puestos y la capucha tapando parte de su rostro. Llegó acompañado de su amigo Alex, quien lo invitó un sábado a la fiesta de Don Bosco, y motivados por los campeonatos de futbol continuaron yendo al oratorio todos los sábados. En su primer tiempo de oratorio, a quienes lo recibimos, se nos hacía muy difícil llegarle. Era un gurí muy callado, tímido e introvertido, al punto de no responder ni al saludo, y ser totalmente reacio al contacto físico. Al acercase a él uno percibía en su rostro y su cuerpo tensión e inseguridad. Con el paso del tiempo, y de varios intentos de acercamiento, Bryan comenzó muy lentamente a sentirse más cómodo con nosotros. No sería lo mismo con sus compañeros; no intentaba integrarse, solo jugaba al futbol y no terminaba el partido, se sentaba antes del final, y los partidos eran de 20 minutos. Pasaba más tiempo mirando la actividad que participando. El primer año demandó la atención constante de un animador a su lado, era muy difícil incentivarlo. Era común hablar con él largo tiempo para que participara de un juego o de una actividad. Su respuesta más común: el silencio, encogerse de hombros, "no" y "no sé". P. Adrián García sdb Aún es frecuente que responda así. Me preocupó ver tantos signos de depresión y desinterés general en un joven que se veía sano físicamente; emocionalmente acarreaba una gran angustia que no podía expresar verbalmente. Todo esto lo vivía en una profunda soledad. Sin embargo, desde esa fiesta de Don Bosco, fueron pocos los sábados que Bryan faltó, o llegó tarde. El oratorio era algo bueno para él, le daba reconocimiento, pertenencia y alegría, aunque su rostro no lo demostrara. En el oratorio hemos visto en él una mejoría. Un pequeño paso con Bryan, es un gran paso para él. No le es fácil llevar adelante su manifiesto deseo de expresarse mejor y de hablar con la gente. Este año, luego de un buen tiempo en el oratorio, vi en él una mejor forma de acercase a los demás; ya no había que estar detrás de él, sino que buscaba por él mismo la compañía de los animadores más grandes, de los que habíamos sido sus animadores, los que nunca dejamos de ser. Entender que con Bryan los procesos eran muy lentos no mermó mi preocupación por él. Tuvimos más tiempo para entrar en confianza, hablar de diversos temas y de mostrarme como un amigo, y no solo como un animador protector. Charlamos sobre la comunicación de sus sentimientos, de sucesos dolorosos de su historia, del verse a sí mismo con mayor valor mirando el camino recorrido, y proyectando el camino por recorrer. La experiencia del oratorio

fue sembrando en Bryan la semilla de la curiosidad, de las ganas de vivir, del interés por el compromiso, cosas que nunca tuvo presente en su vida. No es un gurí totalmente preparado para salir a la vida y valerse por sí mismo, pero tampoco es un joven deprimido, y sin ganas. No tiene muy claro qué quiere, pero sabe que algo quiere; sabe que el oratorio para él es positivo y que quiere ser parte de ese espacio porque eso es bueno. Pasó de publicar en redes sociales "Vida basura", "Mi vida es aburrida", de su rostro escondido en la capucha y escuchar canciones con temas como el demonio, la sangre, muerte, y la denigración humana a publicar: "Paz, eso es mi vida" o fotos "tiernas" de sus mascotas, a participar de la Misa, y salió de él comenzar a iniciarse en la fe al haberse sentido tan bien recibido en el oratorio, al descubrir un ambiente que lo ha acompañado y contenido, evidencia de algo muy bueno en la vida de Bryan. Realmente puedo decir que a un gurí le estamos ofreciendo las posibilidades de, por él mismo, hacer un cambio en su vida. Esto supone reconocer el valor de un proceso de acompañamiento a través del ambiente oratoriano y del contacto personal, que va dando frutos claros. Es un trabajo que no ha terminado, pero que si sigue conociendo a Jesús, por el camino de Don Bosco y bajo el manto de María, no tiene otro final que la salvación de una vida.


DELÁRBOLSALESIANO

Acompañar a los que Acompañan ¿Y a vos quién te acompaña? Le preguntó un joven a un Salesiano consagrado, una tarde de oratorio en el Colegio Pío. Justo ahí, donde el oratorio lleva el nombre de “Mamá Mar­ garita”, igual que la Asociación de Madres y Padres de los Salesianos de Don Bosco que en noviembre cumple 30 años. Ana María Young, Marta Dutra y Silvia Benítez, son madres de Yimmy Young, Santiago Christophersen y Nicolás Soto, salesianos consagrados, uruguayos. Ellas forman parte de la Asociación y, en esta oportunidad, nos recibieron para compartir la experiencia de acom­ pañar a sus hijos en el camino de su vocación religiosa. 30


Silvia: Al principio pensé que como era él el que se iba, él era quien debía acompañar­ me. Luego entendí que era yo quien debía tomar la iniciativa y estar en el proceso de formación, pues para ellos es un diario deci­ dir. Se les plantean dudas, interrogantes y nuestro apoyo es fundamental para discernir el camino que van a tomar. ¿Cuál ha sido la dificultad más grande que han encontrado en este camino de acompa­ ñamiento? Ana María: Saber que el acompañamiento siempre debe ser respetando su camino, su vocación y, aunque cueste, comprender que ahora están sus hermanos de comunidad, y en primer lugar están sus deberes para con la comunidad y su apostolado allí donde estén. Marta: En un principio su corta edad. Luego la distancia, se fue a Angola, y me daba miedo la terrible situación de guerra, de enfermedades, y con la ausencia de comuni­ cación fue muy difícil de sobrellevar en su momento. Ahora la distancia se ha acortado con la llegada de la paz a la región y las nuevas tecnologías. Silvia: La apertura y real comunicación. En mi caso no me entero mucho de sus activi­ dades y procesos, por eso, semanalmente, me comunico dos veces vía mensaje por celular y no siempre recibo respuesta.

Para ustedes ¿qué es acompañar? Ana María: Para mí acompañar es estar cerca, tratar de comprender y brindar nues­ tro consejo siempre respetando su libertad Marta: Estar a disposición para lo que pueda necesitar, y demostrar interés en su vida y actividades. Silvia: Acompañar es estar de alguna forma, vía teléfono, redes o lo que es más eficiente, como por ejemplo, la oración diaria que seguro llega y es una forma de estar. ¿Cómo ha sido el acompañamiento que han hecho a sus hijos consagrados? Ana María: Desde el primer momento, aceptando su vocación y acompañando siempre con la oración. Marta: Respetando su nueva forma de vida, sus espacios y sus obligaciones.

¿Cómo las acompañan ellos a ustedes? Ana María: Estando interesados y al día en las cosas familiares, y cuando surge algún problema familiar, generalmente recurrimos a ellos. Marta: Santiago, a la distancia, siempre se hace presente en las fechas familiares y haciéndonos partícipes de sus actividades. Silvia: Fundamentalmente en situaciones importantes de salud, celebraciones familia­ res o algún problema que se presente, cuen­ to con la presencia o mensaje que recibo como cable a tierra, marcando el apoyo y contención que necesite. ¿Qué cosas han cambiado con los años en su relación? Ana María: Maduramos, comprendemos más a nuestros hijos y cuando pasan días que no llaman, que no sabemos de ellos, seguimos siempre unidos en la oración sabiendo que están cumpliendo con su trabajo.

Marta: Como con cualquier hijo, a medida que pasan los años, la relación es más de adulto a adulto, sin dejar de lado que es nuestro "nene". Aprendemos cada vez más de su entorno, tan distinto al nuestro. Silvia: Al no verlo muy seguido, cuando viene por casa yo lo siento como una visita. Por lo tanto, lo atiendo con todos los hono­ res, no es tan comunicativo, ahora lo veo más reservado y observador, mantiene una distancia. En la mesa familiar, si solo se remite a escuchar, siempre hay alguien que le pregunta cosas y se hace un silencio sepulcral para escucharlo. Lo noto suma­ mente maduro y parece increíble lo que ha logrado como hombre de fe.

¿Qué cosas de su acompañamiento son más valorados por sus hijos? ¿Y por uste­ des? Ana María: Lo primero es la oración. Escu­ charlos con prudencia y que cuentan incon­ dicionalmente con nosotros. Valoramos y agradecemos su vocación, su fidelidad, el amor de Dios, porque lo transmiten en su acompañamiento permanente. Marta: Él valora el hecho de que lo hayamos comprendido y que yo haya deseado ir a Angola, haber trabajado y conocido a la gente de su ahora segunda patria. Y yo valo­ ro que nos tenga al tanto de su vida y de sus actividades. Silvia: Creo que eso de “estar siempre” ante cualquier llamado de ellos es lo que valoran mucho más. Y de parte nuestra, contar con ellos fundamentalmente cuando en nuestra familia surgen dificultades. 31


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

Una novedosa iniciativa en el Colegio María Auxiliadora de Canelones

Para que los hijos no sean un impedimento El Espacio de Cuidados y Educación para hijos e hijas de estudiantes del Colegio María Auxiliadora de Canelones nació el 25 de mayo del año 2018 con el objetivo de brindar una red de cuidados para niños y niñas cuyos adultos responsables deseen culminar la enseñanza media básica o supe­ rior, y no tengan con quien dejarlos. El Colegio de la Hijas de María Auxiliadora actualmente funciona en los dos turnos habituales, y un grupo de mujeres jóvenes, algunas exalumnas, se propusieron llevar adelante este proyecto. Narran que desde un principio la creación de este espacio fue un desafío, ya que debieron recorrer las diferentes instituciones educativas de la ciu­ dad de Canelones informando sobre la propuesta, y buscando adherir a interesados que se encontraban totalmente desvinculados de lo educativo por no disponer de redes comunitarias ni familiares que cuidaran de sus hijos e hijas. Muchas veces, las impulsoras de la iniciativa, debieron reco­ rrer diferentes barrios para generar un vínculo cara a cara con las familias, con vistas a suscitar nuevamente las ganas de estudiar y, también, presen­ tar al Colegio como un lugar seguro y confiable para dejar a sus niños y niñas. El horario de trabajo fue una novedad, ya que las puertas de este Espacio se abren a las 17:30 y se cierran a las 21:30, representando un horario atípico de trabajo con niños en una institución educativa. Es por esto que si bien la propuesta presentada por el Colegio fue brindar las condiciones para lograr un óptimo desarrollo en los niños y niñas, también se apunta a crear un lugar acogedor, familiar, que represente un lugar seguro y de cui­ dado tanto para ellos como para sus familias. Así es que, desde el carisma salesiano, se trata de generar un clima caracterizado por la alegría, la con­ fianza y la familiaridad; que despierte en los niños el sentimiento de ser acogidos, importantes y protegidos, permitiéndoles desarrollar diferentes potencialidades y también adquirir herramientas útiles para los tiempo en que vivimos. Actualmente trabajan con 30 niños, entre tres meses y siete años de edad, y con 18 estudiantes, mujeres y madres de estos, de entre 17 y 34 años de edad. Diariamente se trabaja con los niños, pero también con sus madres en diferentes áreas, ya que para todas ellas es muy difícil sostener un tra­ yecto educativo debido a las diferentes problemáticas que atraviesan (fa­ miliares, económicas, de traslado debido a que algunas viven a más de 20km de la ciudad, etc.). 32


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Las acciones con las madres · Basándonos en la dimensión asistencial de Don Bosco, donde suponemos proporcionarles a los jóvenes “aquello que les falta”, ya que si carecen de eso no podrán estar dispuestos a una intervención educativa, es que se despliegan diferentes acciones con entes públi­ cos así como con diferentes miembros de la comunidad, para conseguir donaciones de ropa, pañales, artículos de higiene, merienda y cena diaria para los niños y sus familias y traslados diarios para algunas madres y sus hijos que debido a la distancia de sus viviendas y gastos en boletos no pueden realizarlo por sus medios. · Se realizan diferentes talleres sobre temáticas tales como: pautas de crianza, límites, alimentación saludable, igualdad de género, entre otros, brindándoles herramientas en cuanto a la crianza de sus hijos e hijas. · Trabajo personalizado con las estudiantes. Como educadores salesianos, nos encontramos entregados a buscar el bien de la persona, fomentando su autoestima y confianza en sus habilidades y potencialidades, creando condiciones positivas y motivadoras para que puedan visualizar su proyecto formativo, comunitario y personal. · Trabajo en equipo con las diferentes instituciones educativas a las que asisten, para dar un conocimiento integral de sus realidades y poder crear diferentes propuestas educativas según sus posibilidades. 34


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Quien ama se pone en movimiento 24 de octubre / 19 horas Instituto MarĂ­a Auxiliadora Canelones 1701


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