Todo está conectado - Boeltín Salesiano Noviembre 2022

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URUGUA Y / Cuarta época / Año XLIII / Nº 9 / Noviembre 2022 / www .issuu.com/bsuru

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Boletín Salesiano

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Columnistas: Hna. Cecilia Gayo hma, Juan Manuel Fernández sdb y Mag. Laura Barcia Equipo de redacción en este número: Natalia Roba, Ana Inés Rodríguez, Marcelo Hernández y Nahuel Durand. Fotografía: Sofía Cayota, Ximena Plastine, Valentín Fernández, de ANS, Shutterstock, fotos de archivo del BS y de Talleres Don Bosco.

Corrección: Graciela Rodríguez

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Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

salesianosuy
Director: P. Sebastián Ferreyra sdb Redactora Jefa: Adriana Porteiro La empatía nos abre a nuevos tiempos Profesora
Rosa Ramos “Los vínculos revelan y a la vez alimentan nuestra espiritualidad”
¡SÍ, HAYALGO NUEVO BAJO ELSOL!
Don Ángel Fernández Artime sdb “El poder indefenso de aquel niño vence el rumor de los poderes del mundo” SINTONIZANDO CON DON BOSCO P. Jorge Martínez Lena sdb y Florencia Batista TODO PORAMOR CON TODO ELCORAZÓN Mag. Laura Barcia “Salud, cuerpo y ambiente, algunas reflexiones desde la Educación ambiental” OBRA Hna. Cecilia Gayo “Sostenidos en red”
COMENTO, COMPARTO
Sor
“Peregrinos
SINTONIZANDO CON DON BOSCO Psic. Susana González La ecología de los vínculos en clave de servicio y de cuidado PÁG 12. VALE LAPENAVIVIRASÍ
CON
Florencia Lecchini y Martín Álvarez Todo está conectado PÁG 28. UNAMANOAMIGA P. Miguel Suárez sdb y Psic. José María Caballero Talleres Don Bosco celebra 130 años en clave ecológica PÁG 26. DELÁRBOLSALESIANO PÁG 31. GALERÍADE INSTAGRAM
PÁG 25. SABOR
BUENAS NOCHES
ME GUSTA,
Mag. en Psicología del Trabajo Javier Labarthe Vínculos sanos: cualidades necesarias para construir puentes y no muros con los otros PÁG 20. AQUÍYAHORA
Chiara Cazzuola hma
de la Casa Común” PÁG 24.
Mag. en Ingeniería Ambiental Mauricio Passeggi “El Espíritu nos llama desde el clamor de la tierra y desde el clamor de los pobres” PÁG 16.
NOMBREYAPELLIDO
Juan Manuel Fernández sdb “Solo confiando”
A

LA EMPATÍA NOS ABRE A NUEVOS TIEMPOS

Muchos sociólogos, filósofos e historiadores identifican como cambio epocal a los cambios que experimentamos en nuestra cotidianidad y a las características con que se dan los mismos. Es difícil conceptualizar en su totalidad cómo es el paradigma que está emergiendo y seguramente será después de un buen tiempo que la humanidad podrá señalar con mayor claridad las claves que lo caractericen. Sin embargo, hay intuiciones que nos ayudan a comprendernos, desplegar nuestras vidas, relacionarnos y actuar de modos más adecuados al futuro que emerge, soñamos y necesitamos, no solo en clave de “supervivencia”, sino, y sobre todo, de plenitud a la que la humanidad y la creación está llamada.

Es por esto que el Papa Francisco nos invita a ser artesanos del “Paradigma ecológico integral” que integra y supera el paradigma ecológico de corte “naturalista” y nos introduce en un mundo donde “todo está conectado”, donde la relación vital se da en el entretejido, en la trama de toda la realidad experimentada y comprendida como un todo. El “principio de la conectividad” nos ayuda a reconocer como todo existe en relación a las demás cosas, poniendo al ser humano en una relación de igualdad, de responsabilidad y respeto con toda la creación, sosteniendo al mismo tiempo la necesaria individualidad y comunión. En definitiva, esta intuición de nuestro tiempo nos abre a nuevas “ontologías, gnoseologías, espiritualidades, éticas y sociedades, etc.”. Qué desafío más hermoso ha puesto nuestro tiempo y nuestro querido Santo Padre en nuestras manos.

Frente a esta realidad, y modos de decir la realidad, lo típico es levantar nuestras resistencias buscando inútilmente, claro, frenar, boicotear, minimizar, ningunear las trasformaciones que se van dando en la época. El miedo, la inseguridad, la sensación de que ya no comprendemos ni “controlamos el entorno” nos pueden jugar una mala pasada y transformarnos en obstáculo para que las nuevas generaciones puedan desplegar lo mejor posible la vida, el mundo, abiertos a una nueva época que se está gestando.

Creo firmemente que la actitud a cultivar no es la crítica y la desconfianza a lo nuevo, buscando salvaguardar una verdad que nos da seguridad, sino la empatía. La empatía manifiesta

en su perspectiva más radical la realidad relacional como condición universal de la persona humana. La constitución biológica, el desarrollo de la conciencia de la propia persona y de la ajena, la conciencia del mundo y de la realidad, son posibles gracias al fenómeno empático. Este es vital y complejo, y por esto es pieza fundamental en el desarrollo de cada persona y de cada sociedad, y sobre todo de una realidad asumida con la conciencia de que es una totalidad conectada. Esta es nuestra realidad más radical, nuestra esencia, aquello que surgió del acto inaudito y exclusivo de Dios.

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P. Sebastián Ferreyra sdb

SÍ,HAYALGONUEVO

BAJOELSOL!

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Prof. Rosa Ramos promoviendo la participación de participantes

La espiritualidad ecológica “no es un invento ni una moda actual” y “si bien hoy es una necesidad urgente”, tiene historia, asegura la profesora Rosa Ramos, quien orientó el Taller sobre Espiritualidad Ecológica Integral, en el marco de la Formación Conjunta de salesianos y laicos.

Quienes asistieron al Taller aún comparten resonancias de esta mirada nueva de una espiritualidad que atraviesa totalmente nuestro ser, hacer y la forma en que nos interrelacionamos, y que nos llama a “cambios fundamentales en actitudes y hábitos diarios” así como a “salir de una espiritualidad individual e implicarnos en decisiones a nivel macro”

En esta entrevista Ramos comparte algunos tips para cultivar la espiritualidad ecológica y comenta el sentido de la oración de los cuatro puntos cardinales que formó parte del taller.

Rosa, compartiste ese día una definición de espiritualidad que no la habíamos escuchado antes. ¿Qué es la espiritualidad para vos?

Planteé con sencillez que la espiritualidad es esa luz, que iluminándonos desde dentro, nos da una tonalidad que colorea todo lo que somos y hacemos. Desde ella miramos, acariciamos, reímos, lloramos, trabajamos, amamos, y en el caso de los cristianos, participamos gozosos en la Obra de Dios. Es el modo peculiar de ser, de estar y hacer, en el mundo en interrelación.

En el taller citaste a diversos autores ¿qué te aportaron sus miradas?

Planteé conceptos de varios teólogos: Emma Martínez Ocaña, Marta Boiocchi, Consuelo Vélez, Lucia Pedrosa, Jon Sobrino. Te cito uno: “La espiritualidad es una forma de vivir que tiene relación con el cuerpo; tiene relación con el trabajo y espíritu con que trabajamos; tiene que ver con la relación con las otras personas, con la creación y la forma en que nos relacionamos; con la sociedad en que vivimos y con la forma en que nos hacemos parte de ella”. Otros agregan “es la experiencia personal de Dios y el compromiso con la realidad”.

¿Cuál es el valor diferencial de esta forma de concebir y vivir la espiritualidad?

Señalan en primer lugar que las personas somos totalidad, unidad ­no dualidad­, espíritu encarnado y cuerpo animado por un espíritu; que la espiritualidad no se vive solo en tiempos y espacios sagrados, sino en todo lo que elegimos hacer o no y cómo. Subrayan que la espiritualidad no es privativa de los que practicamos una religión. Jon Sobrino lo afirma expresamente: “La espiritualidad es patrimonio universal de la humanidad, que va siendo cultivada en el claro­oscuro de la historia para responder a la realidad en lo que tiene de crisis y de promesa”

¿Una persona agnóstica o incluso atea, tendría espiritualidad? ¿Cómo sería la misma?

Claro que sí Comparto la vida con muchas personas que no tienen fe religiosa, sí fe antropológica (tema desarrollado en mi libro sobre la Espiritualidad uruguaya) y “doy fe” de su profunda espiritualidad, vida interior y cultivo de valores. ¿Cómo es? Diferente en cada uno, algunos cultivan la espiritualidad a través de la literatura, la poesía, la música Otros en su entrega cotidiana a la familia, vecinos, a necesitados. Otros en una fidelidad notable y generosa a su profesión

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¿Y qué sería lo propio de una espiritualidad cristiana?

La espiritualidad cristiana hunde sus raíces en el Evangelio, busca beber de la espiritualidad de Jesús de Nazaret. Lo propio de nuestra espiritualidad se abreva en creerle “a” Jesús, creer como Él cree, mirar la realidad con sus ojos. Oír con su sensibilidad los gritos de los leprosos y parias de su tiempo. Esa espiritualidad de Jesús es de “Rutina habitada” durante la mayor parte de su vida, como lo desarrolla magistralmente Margarita Saldaña Mostajo en su tesis. Y es encarnada a tal punto de no morir de viejo en su casa, sino crucificado en Jerusalén por predicar un modo de reinar de Dios que subvertía no solo el orden establecido, sino las ideas de Dios incompatibles con su experiencia de Hijo amado del Padre. Este es nuestro aporte especial en la convivencia social con otras personas y espiritualidades.

Y la espiritualidad ecológica, Rosa, ¿dónde la ubicas? Es una espiritualidad con historia, no es un invento ni una moda actual, si bien hoy es una necesidad urgente, podemos encontrar sus orígenes en los Salmos, en la admiración y la alabanza al Dios creador. Un mojón importante lo encontramos después en la intuición de San Francisco de Asís llamando “hermanas” a todas las criaturas. Luego Teilhard de Chardin y su Misa sobre el mundo y más tarde cuando el paradigma positivista empieza a mostrar sus grietas, son los propios científicos y filósofos quienes nos abren los ojos sobre nuestra ceguera. Hans Jonas, filósofo judío, proponía una ética de la responsabilidad. El aporte de Leonardo Boff ha sido fundamental: una ética del cuidado de la casa común y de la ternura hacia todos los pueblos y personas. Éticas que se alimentan de una espiritualidad ecológica, de una mirada holística que nos descubre siendo “parte” del todo, que nos ubica como “el hilo consciente del cosmos”, un privilegio y una enorme responsabilidad. Esto ha sido recogido por el Papa Francisco en Laudato si, dirigida a todos, pero que a los cristianos exige cambios fundamentales en actitudes y hábitos diarios, más aún, salir de una espiritualidad individual e implicarnos en decisiones a nivel macro.

¿Cómo se puede nutrir esta espiritualidad en la vorágine de la cotidianidad? ¿Qué pasos dar? Es preciso tiempo y silencio para cultivar la espiritualidad, para contactar con nosotros mismos, con la naturaleza, con la vida en sus diversas manifestaciones, con los otros, con el arte y con el Misterio. Hemos de cuidar nuestra espiritualidad de las amenazas cotidianas como la adicción a las pantallas, al entretenimiento, al consumismo, que asfixian la espiritualidad como el consumo problemático de alcohol o drogas. ¿Cuánto tiempo y energía espiritual “robados” por esas adicciones? En el claro­oscuro de la historia, cultivar la espiritualidad supone una mirada y distancia

crítica ante la vorágine que se nos impone. Yo ­y mi mundillo cómodo­ no soy el centro del universo. No todo vale, ni es importante, ni es urgente. ¿Qué espiritualidad se puede nutrir consumiendo basura? Es necesario discernir y optar responsablemente por aquello que alimenta la vida y renunciar a aquello que la destruye o asfixia. Otro paso urgente es ensanchar la atención a la realidad y estudiar las causas de los males que amenazan la vida de los pueblos y del planeta.

¿Cómo cultivas tú la espiritualidad? Cuido ­vigilo­ atentamente en qué invierto el tiempo y el dinero, pues creo que son los más fieles termómetros de la espiritualidad real de las personas, no de la que dicen tener. Cultivo la austeridad a nivel económico y una ascesis de estímulos visuales y auditivos. Dedico tiempo cada día a caminar en contacto con la naturaleza. Leo y escribo a diario. Cultivo mi espiritualidad cuidando los encuentros, estando disponible. Los vínculos revelan y a la vez alimentan nuestra espiritualidad. Y, por supuesto, la oración, a la que dedico tiempos diarios. En suma, procuro vivir todo de cara al Dios revelado por Jesús.

En el Taller gustó mucho la experiencia de oración con los cuatro puntos cardinales. ¿Qué se busca poner en juego con ella?

Ampliar la experiencia de la oración y de la espiritualidad. Es una oración de origen maya, que la Iglesia encarnada entre los pueblos originarios adoptó y adaptó. Pretendí mostrar la espiritualidad de otros pueblos (esto se hizo en el propio Vaticano con el Papa Francisco y provocó escándalo en algunos) como genuina, auténtica. Y mostrar que podemos rezar de otras maneras, en tanto pongamos como cristianos en el centro a Jesús alfa y omega, pues en su Pascua se unen y cobran sentido los cuatro puntos cardinales, toda la historia ­con sus luces y sombras­, desde los orígenes hasta el fin de los tiempos.

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EL PODER INDEFENSO DE AQUEL NIÑO

VENCE EL RUMOR DE LOS PODERES DEL MUNDO

Estamos a las puertas de la Navidad y ¡qué hermoso todo lo que trae consigo! Pienso que a la mayoría de nosotros disponernos a vivir la Navidad y el “tiempo de Navidad” en sus diversos días y fiestas nos toca mucho el corazón. Quizá algunas personas no lleguen a sentir en sus corazones lo que significa este Misterio maravilloso de presencia de Dios que es Amor. Otros muchos sí. Pero en todo caso, siempre es un tiempo hermoso de humanidad, de gracia, de deseo de paz, de esperanza.

Pero no se nos oculta que estamos realmente viviendo “una noche del mundo”, un tiempo de dolor, de desesperanza, de guerra, de muertes.

No podemos ignorar la guerra que se está llevando a cabo en Ucrania.

No olvidamos las miles y miles de vidas que han quedado truncadas a consecuencia del pecado de la guerra y la muerte que siembra por doquier ­ No ignoramos que miles y miles de personas son desplazadas en Ucrania y que otros centenares de miles de personas viven en condiciones infrahumanas escondidas y sin luz ni calor y con pocos alimentos.

Y además de Ucrania hay ahora mismo otros 29 focos de guerra y de guerrillas en el mundo con los mismos efectos de muerte y desolación.

Son más de 35.000 los asesinatos que se dan cada año en algunas naciones de América Latina.

Ha aumentado el número de pobres en Europa (quienes nos creíamos al seguro de todo), son más del doble de hace tres años atrás.

No hemos conseguido frenar el hambre en el mundo, sino que se ha incrementado.

Las catástrofes de incendios e inundaciones como consecuencia de un cambio climático en un planeta que se está sintiendo enfermo nos advierten cada vez con más frecuencia y contun­

dencia

Se celebra la cumbre del clima y las naciones que más contaminan ni siquiera se hacen presentes, como si el problema no fuese con ellos… ¿Esto que acabo de describir no se puede definir como una “noche de la Humanidad”? El mismo Papa Francisco habla sin dudarlo de una tercera guerra mundial encubierta de uno u otro modo.

Entonces, ¿dónde podemos encontrar, descubrir, tocar los frutos de la Encarnación, de la Navidad de hace ya más de 2000 años, así como la Vida que nos llega desde la Resurrección del Señor? ¿Tenemos motivos para la esperanza o la noche oscura no nos permite encontrarlos?

El Papa Francisco ha vuelto varias veces durante este período para hablar de la esperanza, instándonos a mirar con nuevos ojos nuestra existencia, especialmente ahora que estamos pasando por una dura prueba, y a mirarla a través de los ojos de Jesús, "el autor de la esperanza", para que nos ayude a superar estos días difíciles con la certeza de que las tinieblas se convertirán en luz. Es la esperanza "una virtud que nunca decepciona: si esperas, nunca serás decepcionado" (Papa Francisco).

El gran escritor católico francés Charles Péguy le hace decir a Dios en un poema: "La fe que más amo, dice Dios, es la esperanza Lo que me sorprende es la esperanza"

Frente a tanta noche, hay también tanta vida. La vida que nos trae María de Nazaret en su hijo recién nacido y la vida de tantos niños a quienes sus madres, con inmenso amor traen a la vida, en el nombre de Dios. La vida de tanta generosidad anónima de millones de personas que cada día tienden su mano al vecino, al necesitado, al anciano que está solo. Vida es la que regalan tantas personas anónimas que en silencio combaten tanta oscuridad y pesimismo. Vida es, me parece, la que cada día se siembra en miles y miles de presencias salesianas del mundo donde en un gesto, en una sonrisa, en un pedazo de pan o un plato de arroz, en un momento de encuentro se siembra luz y esperanza y no la muerte de las bombas. Todo esto, creo, es fruto de la Navidad, de la Encarnación del Hijo de Dios, de la Resurrección y del Dios de la Vida que tiene siempre la última palabra.

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Rector Mayor Don Ángel Fernández Artime sdb

Tiene 31años de edad. Trabaja en la Unidad de Montevideo Rural de la IMM, es Tallerista de huerta en la cárcel de Rocha y en la obra social Casa Valdocco. Vive en La Paloma con su novio y en Las Piedras con su familia.

¿Qué te hace feliz?

Últimamente compartir la huerta con los gurises de Casa Valdocco. Actividades en la naturaleza.

¿Cuál es tu mayor miedo? No tomar la decisión “correcta”, tomar un camino que no me lleve a crecer en todos los aspectos de mi vida. Para eso rezo y apuesto a confiar ¿A quién admirás?

A Malala Yousafzai.

¿Qué te cuesta perdonar?

No me cuesta perdonar. Me molesta muchísimo la desidia y la incompetencia, algo en lo que tengo que trabajar Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó en tu vida, ¿cuál sería?

Mi primera misión del Voluntariado Misionero Salesiano (VMS).

Qué bueno que decidí… Tomar el trabajo en la Intendencia. Si bien me implicó renunciar a vivir donde me gusta, no es atractivo desde lo económico y me genera mucho cansancio, es donde siento que puedo desarrollarme y aportar desde mi profesión y vocación. Si pudieras volverías a… Tirarme de parapente. La sensación de volar como un pájaro está demás. ¿Qué es la ecología integral para vos? Es compleja y simple a la vez, porque es una invitación a vivir de una manera más sencilla, pero el mundo va en sentido contrario. Es una búsqueda constante, implica cada tanto tomarse un tiempo para ser conscientes de la manera en que vivimos y luego cambiar Hacés del cuidado de la casa común tu pasión y trabajo… ¿cómo nació esa vocación y cómo la desarrollás?

Creo que un poco es innato porque recuerdo que en el liceo algunos me decían

“ecológico". La desarrollo con compromiso, alegría, algunas veces desde la deconstrucción, autoexigencia, y muy enojona por momentos. Entonces cada tanto tengo que bajar un cambio para que no se torne desgastante y desesperanzador. Desafiando la paciencia, aceptando los procesos y las personas, reivindicando los pequeños logros con la mirada siempre puesta en ir por más para un lugar mejor ¿Cómo se puede contribuir a concientizar sobre la importancia de cuidar el medio ambiente?

Empezar por uno mismo, que luego se contagia a otros con paciencia y optimismo. ¿Qué buenas prácticas podemos incorporar a nuestra vida de todos los días para cuidar nuestra casa común?

Es de a poquito y muy personal. Podemos empezar por clasificar los residuos y compostar los residuos orgánicos; alimentarnos de manera más saludable, disminuir los residuos, también el tiempo en redes, para tener más tiempo para conectarnos de verdad.

¿Cuál es tu mayor anhelo? Que no demoremos tanto en optar por nuevas formas de vida más amigables con el medioambiente.

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Tiene 78 años de edad y 50 de ministerio sacerdotal. Es encargado de la Iglesia de Maturana y vive en la comunidad de la casa inspectorial.

¿Qué te hace feliz?

La vida, cada día. Los encuentros con la gente me llenan de alegría. Vivir en comunidad. Escuchar música y hacer música. ¿Qué cosas te cuesta perdonar?

Más allá de algún arranque inicial, creo que no me quedan cosas sin perdonar. Por cierto, cuando siento que me dejan de lado, tengo que hacer un proceso para perdonar y rezar por el que me causó ese dolor.

¿Cuál es tu mayor miedo?

Como me conozco, siempre he tenido miedo de fallarle a Dios, que puso su confianza en mí.

Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería?

Cada cosa que vivimos deja una marca en el corazón. Algunas son más profundas. Como me estás pidiendo mencionar una, te diría que hace 17 años tuve un serio quebranto de salud. Pensando que ya no estaría mucho más por aquí, me puse en manos de María Auxiliadora. Y Ella me ayudó a conservar siempre la paz. ¿Y qué personas te marcaron?

Pienso en mis padres, Osvaldo y Martha. Ellos me enseñaron a tener en cuenta a Dios en mi vida, el amor a la Virgen, con el rosario en familia, el respeto hacia todos, el gusto por la música. Pienso también en el P. Eduardo Iglesias, salesiano, director del Coro Santa Cecilia en la Casa de Formación del Manga, que nos transmitió su entusiasmo por la música como una forma privilegiada de alabar a Dios y darle gracias. ¿Por qué decidiste ser Salesiano de Don Bosco? ¿Cómo nació tu vocación?

Siendo niño, en Maturana, vivía el Colegio como una prolongación de mi familia. Me confesaba regularmente con el P. Mondelli, quien me invitó a ser salesiano. Y en quinto de escuela, con 10 años, comencé mi camino salesiano en el Manga.

¿Qué hacés con todo el corazón en tu vida?

Celebrar la Eucaristía; cantar; prestar atención al que está ahora frente a mí; realizar lo más pronto y lo mejor posible alguna ayuda que me piden.

¿A quién admirás?

A Don Bosco, por su presencia bonachona y paterna, por su conexión constante con Dios, por la alegría que nos enseñó, porque sigue hoy presente entre nosotros, en muchos que viven como él la pasión por los jóvenes.

Estás celebrando las bodas de oro como sacerdote. Pasando raya a lo vivido: ¿qué es lo más gratificante de tu ministerio? Hay que elegir. Quizás esa misión increíble de ser mediador de la reconciliación de Dios para quien se siente pecador y se arrepiente. Y ser testigo de milagros de paz, de conversión. ¿Y lo más dificultoso o desafiante?

Anunciar la verdad de Jesucristo a quienes han optado por no creer en nada. Y el desafío de encontrar aquel punto accesible que permita dejar alguna inquietud, alguna pregunta.

Tras 50 años de sacerdocio ¿qué aconsejarías a los salesianos más jóvenes que tú para el ejercicio de su ministerio?

Daría la impresión de que hoy los consejos están pasados de moda... Pero les recordaría las palabras que nos repetían antes de la ordenación: “Sacerdote, siempre sacerdote”'.

¿Qué huella te gustaría dejar?

Más allá de algunas canciones, que se me recordara por haber estimulado a muchos a expresarse con la música y a descubrirla como un lenguaje del corazón hacia Dios.

Si tuvieras la oportunidad de decirle una palabrita al oído a Don Bosco ¿cuál sería?

Que nos ayude a descubrir el secreto para llevar adelante el carisma recibido con el mismo empuje, la misma “viveza” y la misma creatividad con que él lo hizo.

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algunas reflexiones desde la Educación ambiental

A veces pensamos que enseñar implica necesariamente abordar nuevos contenidos desconocidos para nuestros estudiantes. Sin embargo, mucha de nuestra tarea educativa debería estar más ligada a la deconstrucción de ideas que venimos sosteniendo socialmente, y que se transforman en verdaderos obstáculos epistemológicos para el desarrollo pleno e integral de nuestros gurises.

Un claro ejemplo son las formas en que trabajamos el tema de la alimentación, ligada al “deber ser”, apelando a la responsabilidad personal para mantenernos sanos y, por supuesto, a la culpa por si no lo logramos hacer. Esta mirada tan tradicional donde existe un solo modelo nutricional (el famoso plato nutricional) con cantidades estandarizadas, el cual desconoce las dimensiones culturales, sociales, afectivas y de cuidado implícitas en el acto de comer. Es más, se habla más de nutrición que de alimentarnos. Entonces, lo que debemos comer para estar sanos pasa por lo meramente discursivo y muy alejado de la cotidianeidad y de las posibilidades de tener una alimentación adecuada.

Y esta idea de pensar en la salud desde los estándares y no desde las personas, también genera una enorme presión: estar sano y realizar actividades saludables implica disponer de tiempo y recursos económicos que suelen estar muy alejados del común de la gente: las dietas exigen alimentos caros, la actividad deportiva es cara, disponer de tiempo para dedicarse a entrenar suele ser un privilegio. Imaginemos que, si estas situaciones afectan fuertemente a los adultos, cuánto más en nuestras infancias y adolescencias…

Estamos convencidos de que estar sanos implica un único ideal de estilo de vida, que se transforma en un modo de control sobre los cuerpos, hegemonizando formas y estilos de esbeltez y éxito. O sea, el que tiene sobrepeso es porque le falta voluntad, e irremediablemente pasa a ser un looser… y nos hemos olvidado las razones y la multicausalidad que llevan a las personas a tener sobrepeso, o a estar extremadamente delgadas, a no realizar deportes, o realizarlos de manera adictiva. Tal vez, porque, en definitiva, nos hemos olvidado de que nuestros cuerpos, nuestros sagrados templos, no están separados de nuestra mente y de nuestras emociones Y porque el consumismo ha ganado tanto terreno, que hasta la salud es parte esencial del mercado publicitario.

Muchos de nuestros gurises comen muy mal: comen solos, consumen comida chatarra porque ellos compran sus alimentos, comen eligiendo cosas para quedar bien frente a los otros para demostrar algún tipo de estatus económico, comen mal y poco porque la situación económica está muy complicada, pero no se puede contar fuera del ámbito de la casa.

Es tiempo de que las y los educadores charlemos y reflexionemos interdisciplinariamente sobre estos temas, para repensar nuestras prácticas educativas, nuestras representaciones sociales sobre la salud. Hay que empezar a pensar en cómo brindar herra­

mientas para que nuestros alumnos vayan incorporando la idea de que estar sano, además de un derecho, implica poder construir sus propios y personales estilos de vida, originales, adecuados a sus contextos, sus historias, sus culturas, sus metabolismos, sus creencias, sus valores.

Recuperemos la idea de que comer es un mimo, un cuidado, un momento de encuentro, en definitiva, un hecho social y cultural personal, pero sobre todo, profundamente afectivo.

Deconstruyamos prácticas prevencionistas e higienistas de siglos pasados (fundamentalmente ancladas en modelos conductistas y de control) para lograr, como comunidad y como familia educativa, construir y producir colectivamente herramientas para que nuestros gurises puedan repensarse desde nuevas formas sobre qué es para ellos lo sano, lo saludable, lo bello, lo alimenticio, lo sagrado de su cuerpo.

Magíster en Educación Ambiental (UNED), Diplomada en Enseñanza de las Cs (FLACSO), Profesora de Biología (CONSUDEC). Coordinadora del Programa de Educación Ambiental (DNE­MEC), integrante del Comité académico del Posgrado en EA (CFE­ANEP/FCIEN­UdelaR), Profesora asistente (ISEF­Udelar).

Mail: labarcia@gmail.com

10 FAMILIA OBRAEN
Laura Barcia

Sostenidos en red

Todos hemos escuchado sobre el “efecto mariposa”, aunque sea solo de nombre. Es esa teoría que plantea que el aleteo de una mariposa podría generar una tormenta del otro lado del mundo.

Ha sido el argumento de muchas películas, incluso de un capítulo de los Simpson, y es que parece de película pensar que las acciones más mínimas e insignificantes puedan tener consecuencias tan grandes. En cierta forma es contraintuivo.

Pero por otro lado somos muy conscientes de que nuestra forma de actuar marca la diferencia. No es lo mismo tratar bien a los demás que no hacerlo, cumplir con mi trabajo o no cumplirlo, regar una planta o no regarla… Aunque yo sea una sola persona de las 8 mil millones que hay en el mundo, importa lo que hago o dejo de hacer. Las buenas o malas consecuencias de mis acciones enen una incidencia directa en mí y en mi entorno.

Es como una telaraña que fue tejida pacientemente, hilo por hilo, nudo por nudo. En la telaraña nada está puesto al azar y cada filamento ene su función. Si alguno se rompe, ene consecuencias en toda la red, debilitándose.

Si nos pensamos a nosotros como sociedad, estos hilos representan la forma que tenemos de vincularnos: con las personas, con las cosas, con el trabajo, con los animales, con la naturaleza, con nosotros mismos, con Dios… nuestra forma de vincularnos da firmeza y flexibilidad a esa red o se la quita.

Esta interdependencia también significa que si un hilo se rompe, las fuerzas y tensiones dentro de la red se reordenan, se redistribuyen, y aquella parte que quedó más débil es sostenida por el resto de la estructura. Todos los hilos asumen un poco de esa debilidad, para hacer al conjunto más fuerte.

Al parecer todo queda sintezado en eso, en los vínculos.

Con vínculos pacientes, empácos, sinceros, afectuosos, de cuidado, vamos creando una sociedad cada vez más armónica, donde nadie queda por fuera y donde todos somos sostenidos unos por otros.

Nosotros somos como esas pequeñas arañas, que vamos tejiendo pacientemente, artesanalmente, hilo por hilo, nudo por nudo, nuestra gran red: un lugar para todos, una casa común.

MEGUSTACOMENTOCOMPARTO 11
Hna. Cecilia Gayo HMA
VALE PENA ASÍ LA VIVIR 12

DEL EGO AL ECO

La ecología de los vínculos en clave de servicio y de cuidado

“Cada vez más nos estamos dando cuenta de cómo las relaciones que se construyen en relación a la asimetría de un rol pueden ser sanas, de orientación, pero también pueden ser de recompensa, castigo, de manipulación, de influencia y pueden generar caos en los vínculos y en los grupos. A mayor asimetría mayor es la capacidad que tenemos de poder cuidar a otros, también de dañar”, subrayó la Lic. en Psicología y Ciencias de la Formación, Susana González, en la reciente instancia de Formación Conjunta de salesianos consagrados y laicos. Puntualizó que "el horizonte último del poder en sentido cristiano, es para el servicio y el cuidado”.

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¿Cómo podemos pensar la ecología integral desde un paradigma relacional que exprese los valores del Evangelio? Cuando hablamos de ecología integral cada vez más estamos hablando de un paradigma que nos ayuda a enfocar desde distintos elementos. Estamos más acostumbrados, quizás, a vivir la ecología en cuanto a la relación con el medio ambiente, al ser humano y su hábitat, pero cuando vamos avanzando en la concepción de un paradigma ecológico integral también pasa por las relaciones interpersonales, donde la persona se siente colocada junto con su comunidad, su familia, con otras personas, en un paradigma ECO (ecológico) en vez de un paradigma más desde el EGO, donde el hombre o la mujer están en la cima y todo lo demás está bajo sus pies desde un sentido de dominación y autoafirmación. En algunos aspectos, se podría pensar que estamos en camino en una mayor consciencia del pasaje de paradigmas EGO a ECO. Esto no es ajeno a la naturaleza e interacción humana, donde todo está conectado, pues somos un entramado de relaciones. Esta visión nos trae nuevos enfoques y preguntas que pueden llegar a ser interesantes, en esta búsqueda conjunta de cómo relacionarnos mejor

El poder tiene mala fama y sin embargo tú nos mostraste otra cara de esa moneda… Sí, estuvimos conversando sobre la asimetría de poder. El concepto de poder es una realidad bastante compleja y devaluada, porque muchas veces lo relacionamos con la corrupción o con una asimetría que es para dominar y no busca el bien de los otros. Muchos autores que trabajan el tema nos van diciendo que no hay que tenerle miedo al poder, ya que tiene que ver con la capacidad de incidencia que cada uno de nosotros tenemos sobre la realidad en sí misma, a través de nuestra persona, cualidades, acciones, roles, etc. Es importante poder llegar a cuestionarnos sobre cómo estamos haciendo uso de esa capacidad de incidencia que nos da el poder, si exclusivamente para beneficio nuestro, y como forma de autoafirmación personal incontestable, o para el servicio y el cuidado de los demás y de la realidad cotidiana que habitamos. Michel Foucault, que es un gran estudioso de este tema, dice: “En todo lugar donde hay poder el poder se ejerce, nadie es dueño o poseedor, sin embargo, sabemos que se ejerce en determinada dirección; no sabemos quién lo tiene, pero sí sabemos quién no lo tiene”. El poder tiene un carácter relacional, está ligado a un rol, a un estatus y es también un espacio que puede expresar la fragilidad o la fortaleza de quien lo ejerce. Todos conocemos que hay muchas luchas de poder dentro y alrededor nuestro, podemos negarlo y rechazarlo, ser muy acríticos, también podemos llegar a buscarlo compulsivamente, y felizmente podemos denunciarlo cuando hay mal uso o abuso, pero también podemos y estamos llamados a buscarlo, a acogerlo y discernirlo cuando está ligado a una capacidad de incidencia que se nos da justamente para el servicio y el cuidado, no como dominio del otro y

autoafirmación de uno mismo. Cuando el poder se ejerce como capacidad de cuidar, no para dominar e instrumentalizar al otro, podrá desplegar su mejor generatividad de vida para todos y apuntar a producir los cambios que se necesitan, tanto en la sociedad como en la Iglesia. El filósofo chileno Juan Andrés Murillo nos ha ayudado con su interesante reflexión, a darnos cuenta de cómo el poder está pensado desde nuestra antropología cristiana como capacidad de cuidado.

¿Por qué relacionamos el poder con el cuidado, y decimos que la asimetría de poder tiene una vocación de cuidado? El ser humano desde antes de nacer necesita ser cuidado para sobrevivir, tiene dependencia de que otro lo cuide desde su vulnerabilidad, que no es una falla, sino una condición de crecimiento. Las distintas relaciones que establecemos a lo largo de la vida, cuando son de cuidado, implican un espacio transicional y suponen confianza, que nos confiemos a otro que “se supone” va a cuidar, contener y suplir momentáneamente nuestra vulnerabilidad o fragilidad que se expresa, en todos nosotros, de diferentes maneras y que puede generar muchos aprendizajes. “Yo confío desde mi vulnerabilidad, desde mi dependencia, desde mi fragilidad, que esta asimetría que tú tienes por tu rol o por tu condición respecto a mí, la vas a usar para cuidarme y no en mi contra”. Esta asimetría de la relación de poder, tiene una vocación de cuidado, que va a posibilitar el despliegue de lo humano desde un espacio simbólico que genera un vínculo de confianza y de protección mutua en la relación. Esta habilidad que tenemos los seres humanos de cuidarnos unos a otros es indicador importante de salud psicológica y relacional, entonces el sano ejercicio de la asimetría de poder, propia de los roles de crianza, liderazgo, orientación, acompañamiento, roles pastorales, etc., puede generar personas éticas en la forma de relacionarse consigo mismas, con el mundo, con la naturaleza y también con los demás. El cuidado es la primera vocación del poder y esa asimetría de quien cuida porque puede cuidar, porque tiene una condición y una posibilidad de hacerlo, genera un espacio que contiene, que integra, que es sano y que despliega cualidad humana, autonomía y crecimiento. La asimetría de poder de un educador, de unos padres, de unos abuelos, en un trabajo desde los distintos roles si está enfocada al cuidado, y está también enfocada al despliegue y a generar espacios de confianza, puede ser vía de crecimiento. Si esto no es así, la asimetría de poder que no sigue su vocación de cuidado, sino de dominio, búsqueda del propio interés y autoafirmación (personal o institucional), puede devenir ­a través de un sutil proceso progresivo­ en los distintos tipos de abuso de poder Cada vez más nos estamos dando cuenta de cómo las relaciones que se construyen en relación a la asimetría de un rol pueden ser sanas, de orientación, pero también pueden ser de recompensa, castigo, de manipulación, de influencia y pueden generar caos en los vínculos y en los grupos. A mayor asimetría mayor es la capacidad que tenemos de poder cuidar

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a otros, también de dañar. En este paradigma integral ecológico el bienestar relacional tiene fuertes vínculos con la confianza, con el cuidado de la creación y también con el cuidado de unos a otros.

¿Cómo podemos caracterizar algunas asimetrías de poder no sanas?

José Andrés Murillo nos ilumina esta forma de vivir la asimetría con tres connotaciones en relación al tipo de vínculo y ambiente que se generan: la confianza ciega, la desconfianza indiscriminada y la confianza lúcida.

Hablamos de confianza ciega desde el ejercicio de la asimetría de poder de forma narcisista o que se ejerce desde un lugar de inaccesibilidad al que no se puede acceder fácilmente, discrepar y ser tenido en cuenta, aportar puntos de vista diferentes sin ser excluido o incluso sancionado. La asimetría de poder es prioritariamente no para el cuidado, sino para la autoafirmación (o para el dominio) de quien ejerce el rol o el liderazgo. Este tipo de ejercicio del poder prohíbe, desestima o degrada el cuestionamiento, se puede ir deteriorando el vínculo y generando exclusiones y conflictos. Un liderazgo que gestiona así la asimetría de poder, va a exigir “confianza ciega” de los otros, como “moneda de cambio” para “pertenecer” a un espacio que dará seguridad, cuidado y despliegue, mientras no haya cuestionamiento al líder, a sus procedimientos ni a la organización. Estos fenómenos en liderazgos personales e institucionales a veces vienen pintados de colores de confianza, proviene de personas confiables, que saben mucho, que tienen enormes capacidades, pero que ­sabiéndolo o nopueden no estar usando ese poder para el crecimiento y la promoción de otros, sino para la propia autoafirmación o la consolidación de causas institucionales que a veces pueden incluso instrumentalizar a las personas, sabiéndolo o sin saberlo. Por la misma dinámica, quien cuestiona esa forma de ejercer la asimetría de poder (desde dentro o desde fuera del sistema) puede ser visto como sospechoso, hipercrítico, ya que podría parecer que no está aceptando el status quo, lo está cuestionando desde otro horizonte. La “moneda” para pertenecer es no cuestionar o no decir la propia opinión o iniciativa, vivir desde la “confianza ciega”. Esta dinámica suele generar vínculos insanos, espacios que no son seguros y de cuidado para las personas, e incluso dinámicas abusivas (abuso de poder, de conciencia, espiritual, entre otros). Es importante darnos cuenta de estas dinámicas.

Luego Murillo plantea la desconfianza indiscriminada, que es cuando se sospecha de todo y de todos, hay negatividad relacional, nada ni nadie es confiable y la persona no espera ser cuidada por quienes ejercen un rol, cuya asimetría de poder se confía será usada para el cuidado. Esto supone una amenaza relacional de la que hay que “protegerse”, genera vínculos defensivos, bloquea el crecimiento de las personas,

grupos y comunidades, y el fluir de las relaciones y ambientes. En ambientes donde todos desconfían de todos, se imposibilita la confianza y por tanto el crecimiento.

Por último, con lo que nos queremos quedar: la confianza lúcida. Es como una síntesis entre la lucidez de saber que la asimetría de poder, inherente a determinados roles, es un espacio relacional con vocación de cuidado, pero que también es frágil como tal, y es importante que sea tematizado y discernido en su ejercicio. Un sentido de justicia no arbitrario permite su consolidación, así como unos procesos de toma de decisiones no arbitrario sino sinodal en sus procedimientos y sentido, donde priman las personas también con sus propias situaciones de vulnerabilidad (permanentes y/o transitorias); unos procesos que reconocen derechos, que generan y respetan obligaciones mutuas, que genera y cumple acuerdos, que fortalece la relación desde el diálogo, admitiendo cuestionamientos e iniciativas desde puntos de vista diferentes. Esta confianza lúcida es un espacio que nos permite cuestionar e interpelarnos primero a nosotros mismos y a otros/as con los que estamos a diario en la sociedad, la familia, las comunidades, la Iglesia. Tiene que ver con acoger con lucidez y diálogo (solos no podemos ver todo de nosotros mismos, ni lo que generamos) y revisar los fundamentos y la vivencia de las asimetrías de poder que vivimos desde nuestros roles: ¿son para el cuidado como forma de servicio?, ¿están orientadas a que puedan dar su palabra y crezcan?, ¿son inclusivas del que piensa diferente, generan sinodalidad?, todo esto es expresión evangélica. Es una oportunidad de expresar en nuestra forma de vivir, de relacionarnos y gestionar la capacidad de incidencia de nuestros roles, como quien cuida y sirve, al estilo de Jesús: “Pues, ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa a comer o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que se sienta a la mesa? En cambio, yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc 22,27).

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16 CON YNOMBRE APELLIDO

Hace ya cinco décadas que expertos vienen pronosticando que si no hay un drástico cambio en el sistema económico mundial para revertir la crisis socio­ambiental imperante y que impacta de forma desigual e injusta, el colapso del planeta se avecina. Dado que los gobiernos y las empresas desatienden esta amenaza real ocupándose de responder a “la comodidad de sus ciudadanos y clientes”, el poder real para revertir esta situación lo tenemos los ciudadanos y los consumidores “en la medida en que nos juntamos y ejercemos nuestra responsabilidad” como tales, advierte el magíster en Ingeniería Ambiental, Mauricio Passeggi.

¿Qué pasos podemos dar para una autentica conversión ecológica integral? Passeggi indica algunos: hablando del tema y denunciándolo, comprometiéndose comunitariamente y trabajando en red con hombres y mujeres de buena voluntad, yendo al encuentro, dejándonos conmover y actuando con coraje. Es imperativo “integrarnos como comunidad en redes con organizaciones que compartan la urgencia por una revolución cultural desde el paradigma de la ecología integral”, alerta el experto y augura que “el Espíritu de Jesús nos guiará”

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Mauricio, en tu aporte en la Formación Conjunta sobre Ecología Integral partiste del aquí y ahora, y nos condujiste a contemplar lo que está pasando… ¿Podrías compartir las grandes líneas de tu mirada sobre esta realidad?

La realidad es que algunas cosas están cambiando en nuestras vidas y estos cambios no se van a detener. Para empezar, la variabilidad climática y los eventos extremos (tormentas, inundaciones, sequías, olas de calor, aumento del nivel del mar), ya están generando desde el deterioro de nuestras hermosas costas hasta la pérdida de muchas vidas humanas. Pese a la gravedad de la situación, la solución está en nuestras manos, pero debemos reconocer primero que estos cambios nos son accidentales y que tienen una explicación. La humanidad ha realizado avances científicos extraordinarios en el último siglo, dando lugar a desarrollos tecnológicos que han transformado el diario vivir de cada persona de este planeta. Esta transformación ha sido conducida por un paradigma del desarrollo que tiene como objetivo el crecimiento económico ilimitado y que ha depositado una confianza ciega en la tecnología, para mitigar los daños ambientales, y en la teoría del derrame, para aliviar los dramas sociales. En esta trayectoria histórica, el sistema mundial ha descartado a cientos de millones de seres humanos por no ser valorados como productivos, y ha desencadenado un proceso de deterioro ambiental que está llevando al colapso a la humanidad. La acumulación de información científica nos muestra un horizonte complejo. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y de tierras fértiles,

y el desequilibrio de los ciclos biogeoquímicos del fósforo y el nitrógeno, están fuera de control. Lentamente y sin casi percibirlo fuimos superando los umbrales ambientales que nos mantenían a salvo, mientras las cumbres internacionales se fueron sucediendo sin poder evitarlo. Las responsabilidades y los daños en este proceso están distribuidas de manera tremendamente injusta. En relación al Cambio Climático, el principal desafío que enfrentamos es que las naciones denominadas “desarrolladas” son sus principales causantes. Sin embargo, cuentan con los recursos para adaptarse minimizando sus daños. Por el contrario, las naciones pobres, sin tener responsabilidad alguna, padecen las peores consecuencias en pérdidas económicas y humanas. Esto nos muestra, como afirma Francisco en el numeral 139 de Laudato si que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio­ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”.

En tu intervención te hiciste eco de pronósticos que advierten que no es posible un crecimiento económico y material ilimitado en un planeta finito, y que si no se cambia el rumbo, en 2072 el planeta colapsará. ¿Cómo se puede contribuir a una toma de consciencia personal y colectiva ante esta amenaza real?

Hace 50 años un equipo de científicos e investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) en un documento denominado “Los Límites del Crecimiento”, predijo

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el colapso antes de 2072, por una gravísima escasez de alimentos. El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático publicado en 2022, pronostica que si no se produce un cambio drástico en el sistema económico mundial, padeceremos una situación similar a la pronosticada hace 50 años. La compleja trama que se ha ido tejiendo a lo largo de la historia nos ha dejado un gran enredo. La madeja no se desenreda desde el centro, sino desde la periferia. El poder real lo tenemos vos y yo en la medida en que nos juntamos y ejercemos nuestra responsabilidad como ciudadanos y como consumidores. Gobiernos y empresas actúan como lo hacen, en respuesta a la comodidad de sus ciudadanos y clientes. Lo primero es hablar de este tema y denunciarlo. Como dijo Martin Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. El segundo paso es comprometernos comunitariamente y trabajar en red, con mujeres y hombres de buena voluntad. “Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural”, nos dice Francisco en LS numeral 114.

Luego de contemplar lo que está pasando nos invitaste a discernir el llamado del Espíritu. ¿Cuál es ese llamado? ¿Cómo abrirnos a escucharlo y a responder en forma activa, asumiendo este nuevo paradigma?

El Espíritu nos llama desde el clamor de la tierra y desde el clamor de los pobres. No podemos responder si antes no nos contactamos con ese clamor. Y para eso tenemos que ir a su encuentro. Salir de nuestra zona de confort, de nuestras elucubraciones intelectuales y dejarnos sacudir por la realidad, sentir el clamor en las tripas. Recién ahí podremos responder al llamado desde el paradigma de la ecología integral.

¿En qué consiste la conversión ecológica a la que estamos llamados/as?

Desde mi experiencia consiste en reconocer que Dios se sigue revelando. No solo porque el Evangelio ilumina nuevas realidades humanas. También porque el mensaje se va completando en la medida en que el Pueblo de Dios va asumiendo la sabiduría del Espíritu para poder recibirlo plenamente. La buena noticia hoy es que el Reino de Dios está entre nosotros y para ser parte de él tenemos que asumir el clamor de la tierra y el clamor de los pobres. Esto implica sentirlo, discernirlo y actuar en respuesta, de manera integrada, coherente y comunitaria.

¿Te gustaría compartir cuál ha sido tu propio camino de conversión ecológica?

Creo que mi conversión ecológica empezó por la cercanía del cura Mauricio Silva a mi familia. Él vivió su respuesta al clamor de los pobres y por eso fue desaparecido. Desde joven, las experiencias compartidas con Andrea, mi esposa, animando en las capillas, me acercaron al clamor de los pobres. A partir del 2012, el trabajo en red con colectivos cristianos y de movimientos populares me aportó nuevas miradas para comprender la complejidad de las tramas en las que vivimos. Actualmente, el trabajo en las huertas comunitarias y con clasificadores de residuos siguen siendo experiencias de conversión.

¿Podrías darnos algunos consejos para ir dando pasos hacia la conversión ecológica personal y en nuestras comunidades?

Ir al encuentro, dejarnos conmover y actuar con coraje. Integrarnos como comunidad, en redes con organizaciones que compartan la urgencia por una revolución cultural desde el paradigma de la ecología integral. El Espíritu de Jesús nos guiará.

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20 AQUÍ AHORAY

VÍNCULOS SANOS:

cualidades necesarias para construir puentes y no muros con los otros

En un mundo con el que estamos hiperconectados, corremos a ritmo vertiginoso y no tenemos tiempo para nada, ocurre la paradoja de que estamos más desconectados de los más próximos. Eso repercute en el vínculo con los demás y abre brechas en las instituciones.

Según explica Javier Labarthe, magíster en Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y Recursos Humanos y docente de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), el bienestar personal y comunitario son diferentes sistemas comprendidos uno en otro. “El bienestar personal tiene influencia en la comunidad y el de la comunidad tendrá impacto en lo personal”, afirma.

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Desde la psicología positiva explica que para el desarrollo del bienestar personal es necesario cultivar relaciones positivas y “eso tiene que ver con las relaciones que desarrollo dentro de mi comunidad”. El bienestar es tomado como un indicador de la calidad de vida, basado en la relación entre las características del ambiente y el nivel de satisfacción experimentado por las personas.

Según explica, varios autores han coincidido en que el bienestar es una evaluación subjetiva y global que las personas hacen de su vida en términos de felicidad, es decir, realizando un balance global de los afectos positivos y los afectos negativos que han marcado su vida. Los autores Lucas, Diener y Suh han planteado una estructura del bienestar compuesta por tres factores (satisfacción con la vida, afecto positivo, y afecto negativo) que ha sido repetidamente confirmada a lo largo de numerosos estudios. Estos aspectos del bienestar personal se ven influenciados, además, por variables del ambiente (tanto social como en general), dando la pauta de una visión ecológica de este fenómeno.

Algunas características o cualidades personales constituyen un potencial para afrontar las circunstancias a las que nos enfrentamos diariamente y que suponen el propio bienestar Labarthe enumera la autoaceptación ­sentirse satisfecho con uno mismo­, la resiliencia, tener un propósito, una dirección, un objetivo, vincularse con proyectos que tengan

sentido, la autonomía, sentirse libre de expresar su punto de vista. “Si uno está en una comunidad donde puede dar su punto de vista y expresar sus discrepancias va a impactar en lo comunitario y en lo personal”, expresa.

Entre otras características personales necesarias para lograr el bienestar menciona la comprensión de las emociones propias, lo que “va a permitir ser empático con el otro. Hay una serie de mecanismos neurofisiológicos que tienen que ver con esa capacidad de entender las emociones del otro y la compasión, ese impulso o motivación para aliviar el dolor o sufrimiento del otro”

Por último, destaca como un logro para desarrollar vínculos sanos, “la capacidad de ser genuino del individuo, que pueda poder expresar sus pensamientos sin temor a ser cuestionado”.

“Es un desafío importante la conexión con el otro porque parece que estamos muy conectados por la existencia de tecnologías, pero estamos muy alejados por no entender al otro. La polarización de

la que se habla hace que cada vez estemos más ensimismados en nosotros mismos y menos conectados con el otro”, dice.

Justamente se refiere al uso de la tecnología como un factor que contribuye a que tengamos menor capacidad de atención, como reseña el libro Superficiales, del periodista Nicholas Carr, que recoge investigaciones sobre neuropsicología. “Para conectar con el otro necesitamos tiempo, brindar atención, la palabra atención es interesante: tenemos que estar atentos a lo que le sucede al otro y cada vez es más difícil lograr esa conexión con el otro”, advierte.

Problemas vs. oportunidades Labarthe asegura que en las instituciones los problemas de vínculos son frecuentes porque conviven personas que tienen diferentes roles, lo que lleva a que los objetivos puedan entrar en conflicto.

También surgen diferencias que tienen que ver con el poder. “Los miembros que forman parte de instituciones tienen acceso a diferentes fuentes de poder,

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relacionadas con el manejo de los recursos económicos, con la información que poseen”. Agrega que el conflicto puede empezar como conflicto de rol y se traslada a lo institucional.

Por otra parte, apunta que puede haber acuerdo sobre cuáles son los propósitos macro de la institución, pero no hay acuerdo sobre cómo alcanzar esos propósitos.

Frente a todos esos escenarios de conflicto asegura que “lo más importante no es eliminar los conflictos, sino resolverlos. Saber gestionar esos problemas se vuelve una oportunidad para el enriquecimiento de las personas y también de las instituciones. Las instituciones crecen en la medida en que resuelven conflictos”

Otra fuente de conflictos puede ser la brecha generacional que suele existir entre los miembros de la institución que lleva a una visión diferente sobre cómo resolver los problemas. “Eso hace que esas brechas se hagan cada vez más importantes, y se vayan construyendo muros con los ladrillos con los que se deberían construir puentes”, dice el experto.

Adrián Arias Nancy Bentancor

Afirma, no obstante, que el debate puede ser enriquecedor en la medida en que se dé cabida al punto de vista del otro y a que de esos puntos de vista divergentes se generen procesos de cooperación.

En ese sentido, Labarthe recomienda dentro de las instituciones desarrollar o buscar actividades o proyectos que contribuyan al

desarrollo del bienestar personal. “A veces no depende tanto de que tengamos que buscar un proyecto en particular, sino de que el individuo cuente con proyectos que le generen un sentido de pertenencia y eso está unido al cuidado personal y desarrollo del bienestar personal”, dice. Al mismo tiempo, señala que en relación a la comunidad será necesario además de cultivar las cualidades ya mencionadas generar ambientes de resolución positiva de los conflictos.

A juicio del magíster en Psicología es necesario cuidar a los demás cuidando cómo se plantea la perspectiva propia, pero sabiendo que la visualización del conflicto va a enriquecer al grupo y que lo importante es el motivo que tiene por detrás la persona al plantear esa visión particular.

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PEREGRINOS DE LA CASA COMÚN

Vivimos en una época donde lo que sucede requiere no solo una evaluación moral, sino también una revisión de las categorías antropológicas y éticas aplicadas para expresar juicios de valor. Es una situación que exige abandonar lamentos y sueños de volver a un mundo diferente, para asumir una mirada integral y positiva siendo conscientes de la condición de vulnerabilidad y malestar social y económico de grandes sectores de la población.

Como peregrinos en la casa común, conscientes de que la crisis ecológica tiene evidentes raíces humanas, estamos invitados a mirar los desafíos ecológicos en conexión con los problemas que atañen más directamente a la existencia humana: el deterioro de la calidad de vida y la degradación social.

En todos los contextos, a menudo atravesados por diversas formas de violencia e injusticia, es importante realizar gestos proféticos que sean elocuentes para todos y educar a los jóvenes en la cultura del encuentro y de la paz. Con los jóvenes estamos abiertos a la búsqueda de caminos de justicia, paz e integridad de la creación y la formación de líderes de compromiso sociopolítico para que sean interlocutores en la transformación de la sociedad.

Pienso que educar a las nuevas generaciones significa también cuidar el medio ambiente del que formamos parte, cuidar la belleza del hogar, vivir una ciudadanía activa basada en los valores del Evangelio, en la voluntad de hacer de la propia vida un don y en el servicio a los demás, rechazando toda forma de corrupción. Significa también dar testimonio de solidaridad con los pobres y apoyar políticas en defensa de los derechos humanos, de los excluidos, de los migrantes, de los pueblos indígenas, en particular la protección de la infancia, la protección

de las mujeres jóvenes y los niños de todas las formas de abuso. Los niños no acompañados se encuentran entre los más expuestos a riesgos de explotación y abuso, como la trata de personas.

Educar en la solidaridad significa crear las condiciones para ayudar a los jóvenes a comprender en toda su crudeza y gravedad el sufrimiento de poblaciones enteras que luchan por sobrevivir. La solidaridad no es un sentimiento de compasión o un conocimiento superficial de los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de comprometerse por el bien de todos y de uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos.

Don Bosco, al inicio de su obra, se dio cuenta de la miseria en la que vivían los jóvenes que visitó en las cárceles. Habían ido a parar allí por pequeños hurtos, empujados por el hambre y la desesperación, o bien forzados por los mayores que jugaban a ser cabecillas de bandas, explotando la vulnerabilidad de los más jóvenes. Don Bosco entendió que estos muchachos no habrían estado allí si hubieran encontrado un amigo o una familia. No se contentó con acoger a jóvenes, les dio lecciones de italiano, les enseñó a escribir, los preparó para una profesión, los hizo ciudadanos.

Hoy los contextos sociales, históricos, políticos han cambiado, pero se nos repite el llamado a acoger a los jóvenes migrantes en nuestras casas, oratorios y escuelas, en los centros de formación para darles seguridad, ofrecerles un ambiente familiar, apoyarlos, orientarlos a la inclusión escolar y en la sociedad, favoreciendo el aprendizaje de la lengua, el acceso a la cultura, sobre todo devolviendo a todos la dignidad y la posibilidad de un futuro mejor

Uruguay ­ Conclusión de la Visita Extraordinaria realizada por el Consejero Regional P. Gabriel Romero

Concluyó la Visita Extraordinaria en Uruguay realizada por el Consejero Regional P. Gabriel Romero, el día 21 de noviembre. En la reunión con el Consejo Inspectorial dialogaron sobre la realidad y los desafíos que vive la Inspectoría; y en la Asamblea Precapitular se presentaron también las potencialidades, sueños y esperanzan que nos mueven en el camino. Juntos dieron gracias a Dios por la vitalidad de la Inspectoría que ya desde hace años viene consolidando un camino conjunto de formación y misión con los laicos, una fuerte sensibilidad oratoriana y misionera, y un gran empeño en la formación profesional, preuniversitaria y de inserción en el mundo laboral. Fuente: ANS

Ucrania ­ Monseñor Ryabukha: “Yo, el nuevo obispo en Donetsk, que no puedo reunirme con mi gente”

En poco más de un mes, el salesiano Maksim Ryabukha se convertirá en obispo auxiliar del arzobispado de Donetsk, diócesis con numerosos territorios ocupados, a los que no podrá ingresar. Sin embargo, es verdad: "Donde todo se derrumba y es bombardeado, llevamos la esperanza y la luz de Cristo". Como nuevo obispo auxiliar greco­católico de Donetskaunque su nueva diócesis llega hasta la central nuclear disputada entre rusos y ucranianos­ no podrá por ahora pisar una parte de las regiones en las que se encuentra su nueva Iglesia y conocer a las personas que viven en los territorios ocupados por el ejército de Moscú. Imposible entrar. “Soy consciente de esto ­dice el sacerdote de 42 años de Lviv­. Pero gracias a los sacerdotes que siguen permaneciendo en las zonas controladas por el Kremlin, he enviado mis saludos a todos”. “No puedo ver a toda mi gente. Pero la llevo en el corazón y la sostengo con la oración. E intentaré estar cerca de ellos también con los medios”, dice. “Mientras las bombas caen sobre nuestras ciudades, es difícil hablar de reconciliación. Pero llegará un momento en que podamos volver a cruzar los recíprocos confines. Y lo que tendremos que reconstruir no serán solo los muros, sino sobre todo la dignidad humana que los regímenes totalitarios siempre han pisoteado y explotado”, afirmó. Fuente: ANS

SINTONIZANDO CONDONBOSCO DE LARESOTROS
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el control, la desconfianza,

presentes en las parejas, en la familia, incluso en el ámbito laboral y hasta en las comunidades religiosas. Son relaciones en las que a veces uno está sin ser muy consciente de ello, como que se acomoda a ese estilo de vínculo insano y que cuesta tanto dejarlo. Y no solamente eso, sino que se termina generando un círculo vicioso porque reproducimos esos estilos de relaciones: tratamos a los demás de la misma forma en que nos tratan.

Creo que cuando no se reconoce al otro en su subjetividad única y particular, en su autonomía y libertad sagradas, se lo termina considerando funcional a los intereses propios y podemos llegar a adueñarnos de su vida. Una actitud muy farisaica que ya Jesús le reclamaba a los líderes religiosos de su tiempo, que no llegaban a amar de verdad, porque se creían dueños de la vida de los otros. Y sabemos que la vida de alguien no le pertenece a nadie más.

No nos corresponde manipular y adueñarnos de la vida de los demás. Entramos en un juego peligroso de poder que no permite al otro desarrollar y desplegar ese que es, y se pueden generar heridas que permanecen en el tiempo. Además de que no amamos de verdad, sino que creamos una fantasía, una pantalla, que solo tiene de real el uso instrumental del otro para sentirnos "bien" nosotros.

Nuestro padre Don Bosco, en la conocidísima carta del 84, habla de lo importante de la confianza en la relación educativa. Esta confianza, que la podemos extender a cualquier otro vínculo más allá del educativo, es la base de un vínculo sincero que nunca tendrá la necesidad de controlar o manipular al otro, porque antes que nada, confía. Ahí hay una clave, ¡confiar! Cualquier relación se vuelve tóxica si no hay confianza. Ciertamente la confianza requiere arriesgarse, requiere no tener el control de las cosas, de la situación. La confianza necesita dejar hacer y ser al otro, sin sospechas. Si no se

confía, nunca el vínculo podrá ser sincero y vivido desde el amor. Para confiar, hay que arriesgar.

Pero ¿qué es el amor si no tiene esa cuota de riesgo? Un vínculo sano tiene que partir sí o sí del riesgo que conlleva el amor. Tiene que ser un vínculo que se la juegue por el otro, de otro modo no podrá ser sincero.

Así era Don Bosco, confiaba en sus jóvenes, confiaba en las personas que colaboraban con él. Amaba y por eso se arriesgaba a confiar. No controlaba, no manipulaba, no vigilaba. Confiaba y dejaba ser: esa era su forma de amar

Para tener vínculos sanos y no tóxicos, arriesguémonos a confiar, ¡a amar!

SABORABUENASNOCHES 25
Se habla mucho últimamente de las relaciones tóxicas: de esos vínculos marcados por las prohibiciones, las manipulaciones. Están Juan Manuel Fernández sdb

Talleres Don Bosco celebra 130 años en clave ecológica

Talleres Don Bosco (TDB) se apresta a celebrar sus 130 años de vida con dos iniciativas de vanguardia que tienden a la generación de energías limpias y renovables. En sintonía con la clave de ecología integral que se proponen vivir salesianos consagrados, laicos y jóvenes, TDB creó un parque de microgeneración fotovoltaica y el taller de formación de técnicos de vehículos eléctricos.

El director de TDB, P. Miguel Suárez sdb, y el encargado educativo del sector de actualización y profundización de Cursos Cortos, Psic. José María Caballero, entrevistados por el BS destacan todo lo que se pone en juego con estos proyectos, anuncian lo que se viene, y comentan el impacto que tuvo en los jóvenes el lanzamiento de estas acciones con la presencia de autoridades del gobierno.

¿Cómo surgieron estas iniciativas en clave ecológica que acompasan los nuevos tiempos presentes y venideros?

JC‐ Estos proyectos vienen de la mano de una mirada más del cuidado de la casa común, del medio ambiente. Así surge también la idea de la colocación de los 150 paneles fotovoltaicos, que nos ayudan y contribuyen al ahorro energético, y esos fondos son volcados a la propia manutención de esta obra con vistas a optimizar la calidad educativa de los chiquilines, mejorar la infraestructura e invertir en recursos humanos.

DEL SALESIANOÁRBOL 26

JC‐ Este curso de movilidad eléctrica es piloto. En un conversatorio en 2019 con empresas locales, dirigidas muchas de ellas por exalumnos de TDB, surgió la necesidad de la reconversión de los mecánicos tradicionales en eléctricos. En pandemia tuvimos una formación virtual en la Escuela Politécnica de Madrid y de ahí salió este curso de 96 horas, que es muy completo y abarca todo lo necesario.

¿Cuál es la importancia para TDB el apoyar y hacer surgir este tipo de emprendimientos, de cursos, que generan beneficios para los jóvenes que forman y para la misma institución?

MS‐ Somos hijos de un soñador. Y en su momento, dentro de la austeridad y pobreza que vivía en el oratorio, trató de asociarse con la gente, con colaboradores, para poder ofrecerles a los jóvenes lo mejor y acompañarlos en el mundo del trabajo. Hoy es difícil estar al día por los avances rápidos de la

tecnología, por eso debemos acercarnos y asociarnos a las empresas, para movernos por donde transita el mundo. También nos encontramos con representantes del Ministerio de Industria, y otros ministerios, con UTE, y en esos diálogos llegamos a la conclusión de que Uruguay necesita reconversión de las profesiones. Hubo gente que nos mostró el camino. Si bien no hay fondos para apoyar a la institución, ya que es privada, nos manifestaron que hay voluntad política para acompañar, apuntalar, y eso nos generó el deseo de largar. Hay mucha expectativa, entusiasmo, y las ganas de ir a más. Además, es el ambiente que se va generando entre todos en Talleres. Y paralelamente se da una presencia salesiana, que no es de catequesis tradicional, sino una formación en habilidades blandas que hace que la gente perciba que esta es una casa, una institución distinta. Eso nos llena de alegría y de entusiasmo y nos hace mirar con optimismo y esperanza que se puede, el asunto es discernir y avanzar.

¿Qué impresión dejó en los muchachos y muchachas esa cercanía con las autoridades en el lanzamiento de los proyectos?

MS‐ La proximidad del Ministro de Industria, Energía y Minería, Ing. Omar Paganini, y de la presidenta de UTE, Ing. Silvia Emaldi, fue muy interesante.

oportunidad. Recordó que entró a UTE como auxiliar y con trabajo y dedicación hoy llegó a la presidencia del ente. Es maravilloso generar vínculos para el ahora.

JC‐ El impacto que dejaron las autoridades en los jóvenes es que pudieron sentir “esto es para nosotros”, y “lo vamos a aprender nosotros”. Los incentivaron a presentarse a los llamados. Se apropiaron de este curso, ven que es para ellos y están motivados. También perciben las oportunidades de capacitación en el área de hidrógeno.

Pensábamos que venían, inauguran y se iban, sin embargo, se quedaron un rato largo, compartieron con los chiquilines. La presidenta de UTE les contó que es exalumna del Colegio Pío y del Instituto Juan XXIII. Les dijo que aprovechen los tiempos de estudio, que valoren esta

¿Cuál es el horizonte que avizoran?

JC‐ Tenemos que tener una mirada más amplia y todo esto nos induce a pensar en mejoras y avances en otras áreas, como ser carpintería o industrial. Tenemos que acompañar los cambios en el mundo del trabajo. Estamos animados por el apoyo de toda la Familia Salesiana y de la red regional.

Les estamos dando herramientas para trabajar, pero la esencia de Don Bosco es que los jóvenes armen sus vidas y conformen sus familias alrededor del oficio que adquirieron.

MS­ Esa formación dual que les ofrecemos, muy fuerte en lo teórico y combinada con la práctica en las empresas, es clave para el crecimiento de los chiquilines y para la institución. Vamos construyendo también sobre esas habilidades blandas, como llegar en hora, tener el lugar de trabajo ordenado y limpio.

El Sistema Preventivo sigue demostrando su vigencia. Reafirmo mi ser salesiano junto con los laicos que nos acompañan y con los que formamos esta comunidad educativa de Talleres Don Bosco, escuela técnico­profesional, que mira al mundo cambiante de hoy

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¿Cómo surgió el taller de formación de técnicos de vehículos eléctricos?
Psic. José María Caballero P. Miguel Suárez sdb
UNA AMIGA
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MANO
“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejadodeestavidaquellevan…”
DonBosco(MO)

Todo está conectado

Tomar conciencia desde la clave de la ecología integral, de que lo que hacemos o no hacemos impacta en los otros, es un imperativo para Florencia Lecchini y Martín Álvarez, quienes asistieron a “Todo está conectado”, la última Formación Conjunta de salesianos consagrados y laicos sobre “Ecología integral”

Florencia se desempeña en la obra social Centro Bosco La Tablada (Montevideo), mientras que Martín es el director de la obra Picapiedras, de Melo. Sensibilizar, empatizar, conmoverse y moverse comunitariamente con una mirada amplia que supone atender a cómo converge el medio ambiente con lo social, son algunas de las acciones que ambos entrevistados consideran imprescindibles para una “real conversión ecológica” en la Familia Salesiana.

¿Qué vivieron en la instancia de Formación Conjunta y qué aspectos les quedaron resonando?

F: Me encantó estar cada vez más convencida de la frase “todo está conectado”. No podemos hacernos los distraídos con la realidad, somos parte de ella, me partió la cabeza llegar a pensar que mi mirada sobre la vida no está integrando todas las dimensiones necesarias que la misma tiene. También me parece interesante saber que no podemos escuchar el “clamor de la Tierra” sin conmovernos. Fue genial la instancia de reflexionar sobre qué nos conmueve a cada uno de los que estábamos sentados en la Formación. Creo que es desde ahí ­de conmovernos­ que uno conecta con el ambiente, de lo contrario, simplemente se está en el planeta sin habitarlo realmente. Así como nos vinculamos con el otro, también nos vinculamos con el ambiente y es decisión nuestra, como seres humanos, ubicarnos en un lugar de poderdominación o construir un lugar de poder­cuidado: mirando al otro, a lo que me rodea, contemplando, acompañando, respetando, empatizando y luchando por un mundo más justo para todos los que vivimos en él.

M: Varios aspectos me quedaron resonando. Tomar consciencia de que cada cosa que nosotros hacemos o dejamos de hacer tiene un impacto en el otro, todo está conectado. Si no cuidamos el medio ambiente se va a profundizar la desigualdad y viviremos en un mundo mucho más contaminado y desigual, donde siempre los que terminan perdiendo son los que menos tienen. A su vez, participé en el taller de ecología social, que hablaba de las decisiones que tomamos. A veces creemos que tenemos necesidades insatisfechas

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cuando, en realidad, no son necesidades, sino lujos, sentimos apetencia de tener más, algo que termina promoviendo el capitalismo sin cuidar el medio ambiente.

¿Qué resaltarían de la propuesta de la Formación Conjunta y del tema de "Ecología integral"?

F: Fue una temática que me sorprendió cuando se planteó, al principio mi pensamiento fue: “Sí, es fundamental, pero ¿qué podemos hacer nosotros como comunidad salesiana sobre esta temática?”. Cuando me enteré de que la Formación de este año iba a ser sobre esta temática me dije: “Bueno, voy a abrir más las orejas y el corazón, el Espíritu está hablando, porque sin duda hay gente que está pensando mucho en esto y tiene cosas interesantes para compartir”, y así fue.

M: Se colocaron sobre la mesa temas sobre los que en el día a día no tomamos consciencia. Vivir experiencias y compartir, nos conecta con que si bien hay realidades distintas, en un punto hay un lugar que todo nos conecta, que tiene que ver con poder compartir experiencias vividas y nutrirse de consciencia, y que lo cotidiano no nos haga perder la sensibilidad. Sobre todo el legado que le tenemos que dejar a los chiquilines, que es transmitir determinados valores, como el cuidado del medio ambiente.

¿Cuáles son los desafíos que nos plantea esta mirada ecológica a la misión compartida de salesianos consagrados, laicos y jóvenes?

F: Creo que nuestra principal misión en el tema como salesianos, tiene que ver con comprender que supone un cambio comunitario, considero que las acciones aisladas no alcanzan. El poder seguir “abriendo cabezas”, sensibilizar para empatizar, conmovernos, proponer acciones concretas y generar consciencia comunitariamen­

te, me parecen desafíos necesarios y creo que son los únicos caminos viables si no nos queremos “hacer los distraídos”. Creo que como Familia Salesiana ya comenzamos en este camino de pensar, sentir y hacer sobre el tema, esta Formación fue un ejemplo de eso. Ahora, hay que sostener y vivir comunitariamente y coherentemente para que se dé una real conversión ecológica.

M: Hay que fortalecer una mirada común sobre la ecología, que nos logre ser parte de un objetivo común. Tenemos que estar convencidos de que este es el camino y trabajar con los equipos y chiquilines en que todo está conectado, y así como una decisión que toma una persona o familia repercute en ella y en su contexto, las decisiones institucionales también se conectan y tienen consecuencias en el entorno. Ser salesiano es tener una mirada amplia sobre la ecología, porque hay que observar cómo converge el medio ambiente con lo social, que si le hacemos daño al medio ambiente nos hacemos daño a nosotros mismos. Quienes pagan esto son los que menos tienen, que a su vez son los gurises que nosotros atendemos en la obra y aquellos en los que Don Bosco ponía el foco.

¿Cómo creen posible aterrizar los temas tocados en la instancia en sus ámbitos cotidianos?

F: Para mí tenemos que dejar de quedarnos en la chiquita. En ocasiones

creemos que trabajamos la ecología por tener un taller de huerta o poner papeleras para clasificar o manejar el concepto de cuidado del agua, pero esas son cosas que vengo escuchando desde que fui a la escuela. No digo de no empezar por ahí, pero para que los cambios sucedan deben tener sentido para todos, la mirada ecológica nos tiene que atravesar Tampoco creo que no se esté haciendo nada, tanto en Centro Bosco como en muchas instituciones conocidas le estamos dando cada vez más centralidad al tema, pero lleva tiempo. Lo importante es que no se pierda en el tiempo, sino que se trabaje cada vez más. El ejemplo de Laudato sí, de tocar el tema en la Formación Conjunta, de compartir experiencias exitosas y conocer grupos concretos que luchan por esta causa, cada vez va generando más consciencia y sensibilidad en todos.

M: Más que con las palabras, que ayudan, lo aterrizo con hechos. Es importante dejar el mensaje desde lo teórico, pero no quedarse en un mensaje de escritorio, ir al encuentro con el otro, con la realidad y con las decisiones que se toman y afectan el medio ambiente. No se está afectando lejos de nosotros, en otros países, sino al lado nuestro. Debemos salir al encuentro con nuestras comunidades, con las familias y tener la sensibilidad de ponernos en el lugar de otros, no hay mejor forma que trasmitirlo en el encuentro.

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Florencia Lecchini Martín Álvarez
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