Boletín Salesiano Uruguay - Mayo 2020

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URUGUAY / Cuarta época / Año XLII / Nº 3 / Mayo 2020 / www.issuu.com/bsuru

Lo que estamos cocreando en esta cuarentena

ESTOY PARA VOS

¿Qué le escuchamos decir a Dios en esta pandemia?


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CARTA DEL DIRECTOR

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Todavía no me había dado cuenta de que…

¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL

En tiempos de cuarentena, retiros virtuales

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FELICES LOS QUE CONSTRUYEN LA PAZ

Marcos Roberto Núñez Medeiros y Alma Rodríguez Báez

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ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

P. Francisco Lezama sdb “Puertas cerradas y heridas abiertas”

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SABOR A BUENAS NOCHES

P. Adrián García sdb “Descubrir para vivir”

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VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Maestra Florencia Pozzi Cómo sacarle partido al aislamiento con creatividad

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CON NOMBRE Y APELLIDO

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Valentina Gularte “A los salesianos les debo la forma de DAR la vida”

DEL ÁRBOL SALESIANO

Juan Martín Ferreira Misionar en tiempos de confinamiento ¿es posible?

AQUÍ Y AHORA

¿Qué nos dice Dios en la pandemia?

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UNA MANO AMIGA

Las Obras Sociales Salesianas Acompañar en la incertidumbre

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime “En pruebas tan difíciles como estas, el amor nos da la vida”

10 FAMILIA EN OBRA María del Rosario Calvete Bello “De silencios y ruidos en la cuarentena”

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Madre Yvonne Reungoat fma “Con María, en un tiempo sin precedentes en la historia”

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GALERÍA DE INSTAGRAM

Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb Redactora Jefe: Adriana Porteiro

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, P. José Adrián García sdb y María del Rosario Calvete Bello. Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro, Juan José Malvárez, Nicolás Vilche, y Ramiro Pisabarro. Fotografía: Sofía Cayota, Santiago Fernández Yurcho, Sebastián Andión, de ANS, Pixabay y fotos de archivo. Corrección: Graciela Rodríguez

Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286 Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

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P. Sergio Álvarez sdb

CARTADELDIRECTOR

“Yo estoy para vos” REALMENTE Todavía no me había dado cuenta de que El “¡te extraño!” es una de las expresiones más pre­ sentes y cargadas de tristeza que a veces compartimos en estos tiempos. Que ahí Dios viene a consolarnos... Porque también a Él le está costando no estar presen­ te del modo en que lo hacemos presente cuando nos encontramos entre nosotros. Dios, también está extrañando...¡nos está extrañando! Extraña encontrarse con nosotros como lo hace cuan­ do estamos juntos entre nosotros. No me está pudiendo abrazar, escuchar, mirar, hacer el aguante, como lo hace a través de vos... en estas circunstancias, también está Dios, a veces, pasándola mal. Y porque Él mismo nos busca y nosotros los buscamos, es que de muchos modos estamos ahondando en nuestra espiritualidad. En esta edición del Boletín Salesiano me he encontrado con mucha inspiración porque es una fuente en los testimo­ nios y reflexiones para crear algo nuevo en el REALMENTE estar para los demás. Por eso, esta vez ¡léelo, te vas a encontrar! Realmente. Desde todo el equipo de producción, un abrazo…

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¡SÍ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL!

En tiempos de cuarentena,

retiros virtuales Ante una planificación que se vio trunca por la aparición de la pandemia que nos afecta a todos, y la necesidad de varios jóvenes de ser acompañados, desde el Centro de Exalumnos Monseñor Lasagna (CML) surgió la idea de organizar un retiro virtual para vivir la Semana Santa. 4


Lucía Iruleguy, más conocida como “Lita”, una de las coordina‐ doras del CML, le cuenta al BS cómo fue esta experiencia de acompañar y atender las necesi‐ dades de los jóvenes a distancia, en estos tiempos difíciles. Reinventarse para transformarse “Desde el año pasado se estaba planificando hacer una misión en Semana Santa. Cuando llegó el COVID­19 a Uruguay, desde el gobierno se decidió suspender las clases y demás actividades públi­ cas, y vimos que no era muy res­ ponsable seguir con esa actividad porque, como cristianos, estamos llamados a cuidarnos unos a otros”, comentó “Lita”. Mediante Whatsapp se fueron acercando a los jóvenes que parti­ cipan de las propuestas del CML, consultando acerca de cómo estaban viviendo este tiempo, qué estaban necesitando y cómo el centro podía responder y acom­ pañar. Teniendo en cuenta que se desconocen los plazos de este período de distanciamiento, nota­ ron que no podían simplemente desaparecer, sino que era momento de reinventarse y trans­ formarse.

U

nos 50 jóvenes participa‐ ron de esta propuesta que se desarrolló de jueves a sábado de Semana Santa, mediante encuentros on‐line, con momentos de escucha de la Pala‐ bra, de compartir y de gestos concretos.

“De esa suerte de acompaña­ miento surgieron algunas inquie­ tudes que estaban viviendo los jóvenes: la saturación de las pan­ tallas y las redes, las malas noti­ cias constantes, el miedo. Surgió la necesidad de vivir la cuaresma en esta cuarentena, porque les estaba costando mucho tener

espacios de oración y reflexión personales. También plantearon el miedo de no poder vivir la Semana Santa”, narra la joven. En este contexto, vieron oportuno salir de la celebración litúrgica y poder trascenderla. Se buscó, entonces, celebrar la Pascua con “nuestras propias realidades, acogiendo la vida como nos es dada y no vivirla de manera pasi­ va. La Pascua sucede siempre, está pasando ahora aunque las circunstancias actuales nos llevan al encierro físico y se viva de una manera muy particular. Así como nosotros acompañamos a Jesús en su proceso, Él nos está acom­ pañando a nosotros en esta diná­ mica pascual que nos toca vivir hoy y que experimentamos desde el día de nuestro bautismo”. Se propuso crear un espacio físico para la oración, ambientar con una vela y con todo aquello que ayudara a generar el clima. Para cada día se les pedía a todos que pudieran tener en su casa una vela, una Biblia y algo para escri­ bir. “En esto de trascender y traer a nuestras vidas y a nuestra reali­ dad la dinámica de la Pascua, quisimos enfocarnos mucho en poner el cuerpo y acercarnos a otras sensibilidades. Que el retiro pudiera pasar más allá de las pantallas, así que insistimos en mirar la pantalla solo en los momentos puntuales en que fuera necesario. Propusimos momentos de relajación del cuer­ 5


po, de meditación, momentos en que quienes guiá­ bamos el retiro leímos en voz alta, alternando las voces. También quisimos jugar con la luz. En la Vigi­ lia Pascual estuvimos todo el retiro con la luz apaga­ da, tratando de meternos en esta dinámica del sepulcro, y al momento en que cada uno descubría cuál era su Pascua encendía una vela; fue un momento muy significativo”. Un Dios que nos habla en el encierro Algo que los jóvenes están buscando es poder encontrarse con Dios y consigo mismos, dándole sentido a los momentos, y ser útiles a pesar de las circunstancias. Que no se pierda lo humano del encuentro y ser cercanos en la distancia. Hay una necesidad de encontrarse con mensajes esperanza­ dores en medio de tantas negativas y oscuridad. “Es esencial en los cristianos ser llamados a no perder la esperanza, sobre todo, a compartirla y contagiarla a los demás”, afirma la coordinadora del CML. 6

“Creo que, si bien Dios no envió esta pandemia, el Espíritu actúa en nosotros y nos despierta estas ganas de hacer algo distinto, de cuestionar, de estar. Creo que es un tiempo ideal para poder empezar a cuestionar muchas cosas que hacemos por tradi­ ción, pero que, poco a poco, se han ido vaciando de sentido, porque nos alejamos de nuestras realidades y de nuestras vidas. Este tiempo es ideal para enten­ der que esta dinámica pascual sucede en nuestra vida. Sí, Jesús murió y resucitó, y lo hace cada día, con nosotros. Porque la dinámica pascual se encarna en nuestras vidas siempre. Solo que hoy, capaz, la realidad pandémica nos obliga a darnos cuenta”, sostiene. “Y después de esto se pueden venir aires nuevos para nuestra Iglesia, encarnada en nuestras vidas y realidades, una Iglesia que se hace casa, y una casa que se hace Iglesia. Porque en esta Pascua, el tem­ plo en el que se celebró, fuimos cada una y cada uno de nosotros”, concluye “Lita”.


“EN PRUEBAS TAN DIFÍCILES COMO ESTAS, EL AMOR NOS DA LA VIDA” Amigos y amigas lectores del Boletín Salesiano: reciban mi cordial saludo en un momento donde todos tene­ mos el ánimo sobrecogido. Estoy escribiendo estas palabras el día 1 de abril pensando en el mes de mayo, el mes de nuestra Madre. A Ella nos hemos encomendado en todo el mundo salesiano en un momento muy doloroso de esta pandemia del Covid­19, más conocido como corona­ virus. Hoy quiero ofrecerles este testimonio que yo convierto en anónimo, pero del que solamente silencio los nom­ bres de las personas y dónde sucede esto… Y leyendo este testimonio veremos de qué somos capaces ¡PARA BIEN! las personas… “Ella acaba de perder a su marido. Se casaron hace más de 23 años y juntos tuvieron 5 hijos y formaron una hermosa familia. Hoy, a los 50 años de edad, el coronavirus se ha llevado a su esposo. La vida les separa física­ mente, pero ellos están más unidos que nunca. Todo empezó con un malestar, el día del cumpleaños de una de sus hijas. Sin embargo, con el pasar de las horas el cuadro se fue complicando. Al principio estuvo en observación. Esa misma noche lo aislaron en una sala como medida preventiva. Al día siguiente lo subieron a la uni­ dad de cuidados intensivos donde le

hicieron la prueba de COVID­19. Los médicos indicaron a su esposa que ya no podía quedarse con él, que tenía que irse a casa. Poco tiempo después la llamaron para que regresara al hospital a despedirse de su marido porque su estado era muy delicado. Ella llegó al hospital con un sacerdote para que pudiera recibir el sacramen­ to de la unción de los enfermos y se despidió de él. Esa misma tarde se enteraron de que la prueba de coro­ navirus era positiva y, desde entonces, se quedó con sus hijos haciendo ya la cuarentena en casa mientras su espo­ so pasaba sus últimas horas en el hospital.

Esta madre y sus hijos se volcaron en la oración y encontraron consuelo: “Rezamos cada día el rosario y esta­ mos haciendo una novena a San José que hemos terminado y recomenza­ do. También pedimos por todos los que están en situaciones similares”.

sufrimiento de no verle, pero con la paz de que al final es la voluntad de Dios pase lo que pase”. Esta esposa y su familia han recibido la noticia de que su marido ha falleci­ do y están más unidos que nunca. Continúan respirando de ese amor con la confianza de que no están solos. Solo con las palabras de un corazón que ama profundamente ella dice: “Ha pasado al cielo, con Jesús. Me fío de Dios, quien me da fuerza y paz”. Don Bosco nos ha recordado siempre que tengamos confianza en María Auxiliadora y veremos lo que son milagros. Nuestra tendencia natural, rápida e inmediata es la de considerar milagro tan sólo la curación de un cáncer o similar enfermedad…, pero lo vivido en el corazón de esta esposa y madre y sus cinco hijos es todo un milagro vivido en la Fe. NO perdamos esta Fe ni la esperanza que nos ha de caracterizar. Que la Auxiliadora siga llevándonos de la mano como Madre, pues sigue siendo absolutamente cierto lo que en su día se dijo para uno y para todos: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre” (Gv 19,26­27).

Con una fe admirable ella nos compar­ te que “hay días en los que he estado muy mal, pero ahora lo estoy viendo con más paz, con aceptación. El vivirlo con aceptación te ayuda a transitar todo con menos desesperación, con el 7


29 años | Abogado Vive con sus padres en Lascano, Rocha

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¿Qué te hace feliz? Dar lo mejor de lo que uno es, sin esperar nada a cambio. ¿Qué música escuchás? Folclore nacional y argentino, algo de rock nacional. Me gustan aquellas letras que dejen un mensaje. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? Las injusticias. ¿Le tenés miedo a la muerte? En este momento, no. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? Mi entrada en 2011 al “Caminando con Jesús” (grupo asociati­ vo de Talleres Don Bosco), y la familiaridad que sentí allí desde el primer momento. ¿A quién admirás? A los médicos, enfermeros y trabajadores de la salud. A aque­ llos que acompañan a los demás en su camino de fe. Felices los que... Se la juegan, sin miedo. Felices los que tienen el valor de ir tras sus sueños. Felices quienes aman, siempre. En este momento me gustaría estar en... Una reunión de grupo con mateada, o en un apostolado. ¿Qué te da miedo del COVID­19? Que luego de este tiempo, no seamos mejores que antes y solo nos miremos a nosotros mismos. ¿Qué es lo que más extrañás de tu vida antes del coronavi­ rus? Sin duda: los abrazos. ¿Qué es lo más duro en tu entorno de esta situación? Muchas personas han sentido soledad a raíz de este aislamien­ to social. Asimismo, se han hecho necesarias las iniciativas sociales como las ollas populares. Lo positivo de este confinamiento es… Que es un tiempo sin tantas ocupaciones, que nos permite buscar a Dios e ir más a lo profundo. ¿Qué te está dejando como aprendizaje este tiempo de aisla­ miento? El aprendizaje sería escucharme, escuchar a Dios, y no perder la esperanza. Y no quedármela para mí mismo. Compartirla.


20 años | Estudia Educación Social y trabaja en el Colegio San Isidro, de Las Piedras. Vive en Las Piedras con sus padres y un hermano. ¿Qué te hace feliz? Poder elegir y tomar decisiones libremen­ te. Elegir quién soy, a dónde ir, con quién estar, qué estudiar y qué creer. ¿Qué música escuchás? De todo, más que nada rock uruguayo. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? Las mentiras y la falta de empatía. ¿Le tenés miedo a la muerte? Creo que no, aunque en realidad no es algo sobre lo que piense seguido. Cuando lo hago y me doy cuenta de que es algo que puede pasar (porque para eso solo se necesita estar viva/o) me hace ser cons­ ciente de lo vulnerable que somos y eso me asusta un poco. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? Entrar al oratorio, sin dudas que a partir de ahí muchas cosas cambiaron. ¿A quién admirás? A Don Bosco. Felices los que... Valoran lo que tienen y saben agradecer. En este momento me gustaría estar en... Algún lugar con mucha gente ja, ja.

¿Qué te da miedo del COVID­19? Que este tiempo de distanciamiento se extienda mucho más, si bien ya asumí que es algo que no se va a terminar ya, me preo­ cupa lo que pueda suceder a la larga, por ejemplo, respecto a las relaciones entre las familias, a las personas que viven solas, a las movidas solidarias. ¿Qué es lo que más extrañás de tu vida antes del coronavirus? El encuentro con los demás, con mis amigos/as, con mis compa­ ñeros/as de animación, con los gurises del oratorio y el colegio. Los abrazos con todos/as ellos/as, sin dudas. Y también ir a la cancha ja, ja. ¿Qué es lo más duro en tu entorno de esta situación? De mi situación familiar no hay nada de lo que pueda quejarme, gracias a Dios. Lo que más añoramos es visitar a mis abuelas. Es extraño verlas desde lejos y no poder darles un beso, y sentar­ nos a conversar sin miedo. Lo positivo de este confinamiento es... Que paso más en mi casa con mi familia, y que tengo más tiem­ po para estudiar. Y a nivel general creo que poder ser conscien­ tes de que no podemos solos, que siempre necesitamos de alguien más, sin importar lo mucho o poco que tengamos. ¿Qué te está dejando como aprendizaje este tiempo de aisla­ miento? En lo que va de la cuarentena he aprendido varías cosas como que tener tiempo no me sirve si no puedo compartirlo con los demás, y que si bien no hay formas de sustituir el abrazo, la caricia o el beso, sí podemos sentirnos cerca aun sin estarlo. 9


FAMILIAENOBRA

De silencios y ruidos en la cuarentena La fecha del 13 de marzo del 2020 va a quedar marcada en todos. Todos los uruguayos quedamos en silencio, y seguramente hicimos: “¡Ah!” y cerramos los ojos. Algo que parecía tan lejano, tan irreal, de “otro mundo”, se encontraba entre nosotros en “nuestro mundo”. Y todos nos pusimos a pensar…y a rezar. Nos invadió el miedo. La llegada de la pandemia del Coronavirus (Covid­19) se propaga a todos los puntos de la tierra, todo ser humano es susceptible a ella. Las noticias que llegan nos asustan, el avance de la enfermedad, la cantidad de infectados y fallecidos, el personal sanitario desbordado ante esta pandemia. Y nos preguntamos una y otra vez cómo algo tan pequeño, invisible a nuestros ojos, es capaz de poner de cabeza al planeta. Pero creo que lo que más impactó al mundo cristiano, es que estábamos vivien­ do el tiempo de Cuaresma, esta etapa del ciclo litúrgico que nos prepara para el misterio más grande de nuestra fe: la muerte y resurrección de Cristo. ¿Habrá sido una coincidencia? Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos, es que para muchos de nosotros fue un tiempo de reflexión, de replantear un montón de hábitos, de acciones voluntarias y solidarias para con los hermanos más necesitados; ayunar de cosas superfluas, sin contenido. Nuestra Santa, cervecera, ciclista, y turística Semana Santa, fue la más Santa de todas.

dos mayores, los cuidamos aun en la distancia, y los extrañamos? Pero como dice el Papa Francisco, ¡salgan afuera, y hagan ruido! ¡Y vaya si los cristianos hicimos ruido desde nuestros hogares en el silencio de la ciudad! Celebraciones de Semana Santa por televisión, YouTube, Zoom, cadenas de oración por WhatsApp, hasta retiros online. En esta cuarentena, Jesús Resucitado, resucitó algo en cada uno de nosotros porque Él nos transforma, nos da la oportunidad de sentirnos como los primeros cristianos, vivir en comuni­ dad, en silencio y creciendo en la fe. Es en el regalo de la Eucaristía que recor­ damos en el pasaje de Emaús donde plasma su mensaje (Lc 24, 13­23). “Nuestra alegría no es algo que nace de tener muchas cosas, sino de haber encontrado a una persona: Jesús.

Los últimos años, nos habíamos convertido en personas viviendo a mil, con el tiempo cronometrado para el trabajo, compras, viajes, cine, promociones, etc., dejando de estar atentos a un montón de cuestiones que pasan a nuestro alre­ dedor. Ahora es tiempo de espera, de silencio, de volver la mirada a nuestro interior. Esta cuarentena hizo que nuestras casas volvieran a ser hogares cristianos. La casa dejó de ser un hotel: comer y dormir. Ahora hay más tiempo en familia, podemos mirarnos a los ojos, jugar con los pequeños, reflexionar y discutir con los jóvenes, ¿y no es acaso ahora, que miramos de otra manera a nuestros queri­ 10

María del Rosario Calvete Bello Médico, Salesiana Cooperadora, Coordinadora del Centro de Salesianos Cooperadores San Francisco de Sales, Maturana.


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

Puertas cerradas y heridas abiertas Esta página se refiere a la lectura del Evangelio según San Juan (20, 19­23) proclamado en la Misa del 31 de mayo, Domingo de Pentecostés. “Quedate en casa”: el consejo, que se ha conver do en el hashtag del momento, parece que tuviese un eco en el evangelio y en la primera lectura de la fiesta de Pentecostés. Tanto Lucas como Juan, al narrar la llegada del Espíritu Santo, describen a los discípulos como encerrados en un mismo lugar. Pero la razón no era el cuidado (propio o de los demás), sino otra muy dis nta: el miedo. El maldito miedo que encierra, aísla y enferma. En esos contextos se da la irrupción de Dios: en el caso de la lectura del Evangelio es Jesús mismo que se hace presente y, como si fuera un amigo que se encuentra con otros, dirige a los discípulos el tradicional saludo hebreo: ¡Shalom aléjem! ¡La paz esté con ustedes! Es muy curioso lo que el evangelista nos cuenta sobre los gestos que acompañan esta frase de Jesús: “Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado”. Jesús no busca que esa paz, esa plenitud y armonía de la que es portador lleguen a sus

discípulos “a pesar” de las heridas, sino a través de ellas. Las marcas de la cruz no son solo una señal de iden dad del crucifica­ do­resucitado: son un mensaje en sí mismo. Ya el profeta Zacarías había anunciado: “Contemplarán al que traspasaron” (Zac 12,10), y esta profecía fue aplicada a Jesús por Juan tanto en su evangelio como en su apocalipsis (Jn 19,37; Ap 1,7). Hay, en esas heridas, un misterio para ser contemplado: Jesús resuci­ tado no disimula sus cicatrices. Y al contemplar las heridas de su amor, sen mos que de esas manos, de esos pies y de ese corazón proviene la paz que el Maestro proclama con su boca. En las marcas que el mal ha dejado en el cuerpo de Jesús vemos la semilla de la esperanza. ¡Qué misterio profundo ese que anunció el profeta Isaías, y que San Pedro aplica a Jesús: “Sus heridas nos han curado” (Is 53,5; 1Pe 2,24)!

ces, el de “parar de sufrir”, sino el de dejarnos salvar por un Dios que asume nuestra vida como viene, también en su P. Francisco Lezama sdb dimensión de dolor. Sin embargo, muchas veces vivimos la vida con una cierta pre­ tensión de omnipotencia que nos hace ignorar la misma realidad del sufrimiento, tan cercana a nosotros, en los demás o en nosotros mismos. Quizás, entonces, una de las ense­ ñanzas que nos puede dejar la pan­ demia es, precisamente, la concien­ cia de nuestra vulnerabilidad. No como una mera resignación pasiva, sino siguiendo el ejemplo del Resu­ citado: descubrir cómo el dolor, iluminado con el amor, es portador de vida abundante.

El camino del evangelio que nos propone el Resucitado no es, enton­ 11


VALELAPENAVIVIRASÍ

FLORENCIA POZZI | Instagram: @flopozzi

CÓMO SACARLE PARTIDO AL AISLAMIENTO CON CREATIVIDAD 12


De la cuarentena lo que más le inquieta a la educadora Florencia Pozzi es que los gurises más vulnerables y sus familias tengan para comer y estén contenidos, y que todos cosechemos aprendizajes. En lo personal no le pesa el aislamiento, de hecho disfruta de los tiempos personales “extra” que le pro­ diga. Dando rienda suelta a su natural creatividad, en sus historias de Instagram, propició un espacio para acompañar a sus seguidores a partir de algunas refle­ xiones propias sobre la cuarentena, que dieron lugar a una interacción “muy sentida y profunda”.

casa que tenía pendiente. Extraño no poder ver a los gurises. Me falta estar en el patio, el abrazo, los besos, el reír juntos, cosas que son cotidianas, sencillas, natu­ rales, que no tenés tiempo de valorar. Pero también es una bendición estar en casa, porque es estar conmigo misma. Este parate vino bien, porque siempre me estoy llenando la agenda. ¿Cómo es tu rutina? Todas las mañanas le regalo un ratito a Dios en la ora­ ción y de esa forma me ayuda a encontrarle sentido a muchas cosas.

¿Cómo te impacta el aislamiento? ¿Y qué extrañás más? Mis trabajos en Centro Bosco y en Aires Puros me requieren salir dos o tres veces por semana a hacer guardias. Hablo con las familias, las acompaño, armo canastas, recibo a la gente que necesita algo. Pero todo esto no me generó nada negativo, ya que soy una persona que le busca el lado positivo a todo. Soy muy optimista. Al panorama desalentador general, lo canalizo dando una mano o arreglando cosas en mi 13


Me falta estar en el patio, el abrazo, los besos, el reír juntos, cosas que son cotidianas, sencillas, naturales, que no tenés tiempo de valorar

Además, las realidades vulnerables donde viven los gurises con quienes trabajo están potenciadas y expues­ tas por este contexto y eso me cuestiona mucho. Siento que se ha generado una brecha mayor, y si bien hay mucha gente que ayuda, mi cabeza está siempre girando para tratar de darles una mano para que no la pasen tan mal. Cuando estoy en casa siempre trato de pensar en cómo buscarle la vuelta. 14

¿Cuáles son tus principales preocupaciones en este tiempo? Una de mis mayores preocupaciones es que la gente del barrio pueda seguir alimentándose y trato de ayudar para que eso suceda, que la gente coma, tanto mis gurises como sus familias, obviamente. Y lo otro es “el después” de todo esto. Qué va a pasar con todos los cambios de rutina que se han hecho, con todos los descubrimientos que realizamos, para bien o para mal. ¿En este contexto qué fue lo más creativo que generaste? A mí me gusta mucho escribir y una amiga me dijo por qué no hacia un blog, o un Instagram para compartir esas cosas que escribo. Y lo hice, y encuentro mucha respuesta en la gente que participa de una manera muy sentida, profunda.


¿Cómo es la propuesta? Subo una reflexión y la gente hace lo mismo, o hago una pregunta y la gente responde en función de su experiencia. Pregunto cómo superan el estrés, el encierro, y es anónimo. Me nutre a mí y a los demás.

Espero que este tiempo sirva para cosechar muchos aprendizajes ¿Qué te deja este tiempo? Espero que sirva para cosechar muchos aprendizajes. En una de las reflexiones que compartí en Instagram expresaba: “Se han roto los relojes. Cuando antes dormía hoy pienso largamente. Donde entraba un viaje en bus, ahora cabe un desayuno. Cuando quiera acordar habremos hablado más que siempre, aunque no te pueda abrazar. Pero aún no alcanza ¿es que las

noches son más largas? ¿O el día se me pasa volando en entretelones vacíos..., o más llenos que nunca? Ya ni miro el reloj, todo está corrido. Sólo algún aviso de alguna reunión pautada”.

Florencia Pozzi tiene 32 años de edad. Se crió en Villa Dolores y en sus primeros años de la juventud se fue a vivir con amigas en la zona de Colón. Ahora vive sola en Lezica. Cursó primaria en el Colegio Nuestra Señora del Luján, secun­ daria en el Instituto María Auxiliadora, y bachillerato en el Instituto Juan XXIII. En el IMA se puso la camiseta y empezó a animar grupos de niños, primero, y después de adolescentes, lo que la conectó directamente con su experiencia de fe.

PERFIL

Es maestra, y ejerce su profesión en un Club de Niños Centro Bosco en La Tablada y en el Centro Juvenil de Aires Puros, ambos salesianos. Forma parte de dos grupos apostólicos: “Hay algo más”, de animación en la oración, y ahí acompaña con la voz, y del Voluntariado Misionero Salesiano (VMS), donde está desde los 16 años. Hizo dos experiencias de misión de un año, en Rivera en 2010 y en Ecuador en 2015. 15


CONNOMBREYAPELLIDO

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A los salesianos les debo la forma de DAR la vida Arrancó con alguien golpeando a su puerta para pedir comida. En ese llamado, Valentina Gularte reconoció una invitación de Jesús a hacerse “cargo”. Hoy es parte de la Operación Mano Amiga del Proyecto Caqueiro, en la que gestionan el armado de canastas y acompañan a unas 100 familias del barrio riverense.

Tiene la certeza de que la vida es “un Evangelio vivo”, y se admira con la creatividad de Dios para “bus­ carle la vuelta”, incluso en los contextos adversos. Para Valentina, la entrega es la esencia y es clave trabajar para poder decirle al otro: “Yo estoy para vos”.

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¿Cómo llegaste a los salesianos? Arranqué de muy chica en la catequesis, y fui haciendo el proceso de pasar de “animando” a animar, de estar más en la cabeza de los espacios. Hoy estoy en Caminando con Jesús. Hemos logrado que el MJS en Rivera sea una gran familia, y me siento parte de todos los espacios. ¿Cómo fue ese pasaje de ser animada a animar? Lo veo como retribuir lo que te enseñaron, y hacerlo con las mismas ganas. Estoy aprendiendo mucho con los grupos. En la experiencia y en la cancha, uno aprende mucho más. ¿Qué es lo más lindo que te tocó vivir en tu larga trayec­ toria con los salesianos? A ellos les debo la forma de dar la vida, siempre desde la alegría y el encuentro con el otro. No sé si habría Valenti­ na sin ellos.

” Hay 100 familias de Caqueiro que están necesitando las canastas y con las que tenemos que cumplir ” Vivimos un tiempo sin precedentes en la historia, con reglas de convivencia a las que no estábamos habitua­ dos. ¿Pudiste encontrarte con Dios en esta coyuntura? Yo creo que sí. Hay que hacer una pausa y decir: “Bueno, ¿qué hago con esto? ¿Cómo lo resignifico?”. No hay que bajar los brazos y verlo como algo malo. Yo estoy viviendo mi encuentro con Jesús de otra manera. Son formas distintas y no tienen por qué ser menos válidas. Hace poco tuvimos un retiro virtual. ¿Qué te ha ayudado a ti para alimentar ese encuentro? Me ayuda mucho leer la Biblia. Nuestra vida es un Evan­ gelio vivo. Otra cosa es: “¿No podemos vernos? Bueno, 18

encontrémonos por Zoom, charlemos ahí, compartamos la vida”. En el retiro virtual me tocó animar un grupo, y está salado ver cómo Dios siempre es tan creativo y le busca la vuelta a los finales. ¿Qué te parece que Dios nos dice en este tiempo? Creo que nos invita realmente a mirarnos. El otro día hablábamos de esto de “reírse detrás de la máscara”, que los ojos sonrían. Dios nos invita a mirarnos a los ojos y aprender lo importante que es darnos. Muchas veces estamos tan atareados con nuestra propia vida y ego, que nos olvidamos de que la esencia de la vida está en la entrega de amor. Esa vida que nos propone Jesús supone entregarnos totalmente. ¿Cómo es la entrega al otro a través de la virtualidad? Si bien la cuarentena es encierro, no significa que tenga­ mos que encerrarnos en nosotros mismos. Es decirle al otro: “Mirá, si vos estás mal y necesitás una mano, yo estoy acá. Por más que estemos a cuadras y kilómetros de distancia”. Es esa certeza de que nadie está solo en este momento. “No te podés sentir solo porque, de alguna manera, yo también estoy para vos”. ¿Cómo fue la experiencia de la Operación Mano Amiga en la Obra Social Caqueiro? Comenzó con sentir que teníamos que hacernos cargo de la situación. Yo vivo en una avenida por la que se entra a la ciudad, y me pasaba que durante el día, dos, tres, cuatro personas me golpeaban la puerta para pedirme comida. Si te golpean para pedirte plata, vos lo manejás. Pero… ¿comida? Te pega muy de cerca eso. Era Jesús el que me estaba golpeando la puerta. No podía quedarme sin hacer nada. Eso nos llevó a juntarnos entre compañe­ ros salesianos. Al principio juntábamos dos o tres canas­ tas en nuestras casas. Vuelvo a esto del Evangelio vivo: así como Jesús multiplicó los panes, teníamos la certeza de que también estaba metiendo mano. Esa misma certeza


” Muchas veces estamos tan atareados con nuestra propia vida y ego, que nos olvidamos de que la esencia de la vida está en la entrega de amor ” es la que nos está moviendo a pensar a futuro y armar 500 canastas como lo estamos haciendo. ¿Cómo es el trabajo diario? Al principio éramos nosotros juntando cosas, con dona­ ciones de alimentos no perecederos y productos básicos de limpieza. Ahora ya tenemos un fondo monetario. Una vez a la semana, nos juntamos y armamos cien canastas. Sabemos que esta situación va a durar. Hay 100 familias de Caqueiro que las están necesitando y con las que tenemos que cumplir. Y después, el trasfondo de que esto es más que una canasta. A pesar de la coyuntura adversa, ¿pudieron crecer como grupo? Creo que sí, es un proceso que lo venimos trabajando desde hace mucho tiempo. Es juntarnos como familia y decir: “Qué salado generar todo esto de trabajar juntos”. Trabajar en ese sentimiento de: “Yo estoy para vos”. Real­ mente. ¿Qué te llevás de la experiencia de cara al futuro? Que nada crece sin el otro. Yo soy con el otro, que es una

frase que me quedó después de todas estas experiencias. Es lo que nos propone Jesús: hacer de nuestra vida ofren­ da y servicio hasta la muerte. Uno a veces está abrumado y no escucha a ese Jesús que habla bajito y dice: “Es por acá”. Este es tu último año en Rivera antes de mudarte a la capital del país. ¿Qué te gustaría llevar? Una, como estudiante del interior, tiene que dejar el nido y volar a la capital. Quiero llevar todas las experiencias que viví en mi tierra natal, y todo lo que tengo. Estas manos las voy a ofrecer. Ahí le voy a buscar la vuelta. Es no perder la esencia y llevar todas las enseñanzas para entregarlas. ¿Qué querés dejar sembrado en Rivera antes de la mudanza? El día que me vaya quiero saber que no soy necesaria en el grupo que esté. Sí, me van a extrañar, pero porque se acuerdan de lo que compartimos juntos, y no porque yo saciaba una necesidad. Eso es fundamental, irte y saber que las cosas van a seguir funcionando mejor, porque estuviste y pasaste por ese lugar.

FICHA PERSONAL Valentina Gularte tiene 17 años y es oriunda de Rivera. Este es su último año en su pago natal, pues al terminar 6° de liceo migrará a la capital. Se describe como “amante de la música”, a la que refiere como el “lenguaje del alma”. Toca la guitarra, canta y le gusta mucho el fútbol. Es animadora de oratorio e integrante de Cami­ nando Con Jesús (CCJ) de Rivera. “Nos gusta decir que es un grupo que se sienta a tomar mate los domingos, que se acompaña en la vida, va de misión y comparte diariamente”. Hoy “sufren” tener que encontrarse por Zoom, aun­ que por esa vía pueden mantener el encuentro cotidiano. 19


AQUร YAHORA

P. Claudio Muniz sdb con jรณvenes de La Teja 20


ÂżQuĂŠ nos dice Dios en la pandemia? 21


“Nunca en la historia el hombre ha tenido tanto poder y tantas posibilidades como hoy en el plano social, científico, nunca tuvo tanta certeza y tanta seguridad, sin embargo, aparece algo invisible, que hace que todo se tambalee, que no se sepa cuánto va a durar, ni a quién puede alcanzar”, reflexiona el Sacerdote y Teólogo Pablo Peralta sobre la pandemia de coro­ navirus que azota al mundo entero.

La “nueva normalidad” a la que se han referido las autoridades ha traído una nueva forma de vivir que Peralta menciona para sacar de ella enseñanzas. “La situación nos cam­ bió la vida, hasta ahora estar de cara descubierta era un buen signo, ahora tenemos que estar de cara tapada, compartir la vida con la familia era un sueño que se cumplía de a ratitos, ahora estamos obliga­ dos a estar juntos el día entero”, explica. Frente a cambios tan bruscos y a los que debimos acostumbrarnos en poco tiempo surgen algunas interro­ gantes: ¿Por qué pasa esto? ¿Qué nos está queriendo decir Dios? ¿Qué actitud espera que asumamos? ¿Dónde lo podemos encontrar? Peralta sostiene que “Dios siempre espera que seamos buenos, que vivamos el amor a través del servicio al prójimo”. Por eso concluye que en esta coyuntura Dios espera una conversión personal. “Convertirme es cambiar de estar mirando mi ombligo a mirarlo a Él. Esto tiene que enseñarnos a ser un poco más humildes”, dice. El Teólogo manifiesta que el virus no es ni bueno ni malo, y cuando se termine ese vendrá otro. “El tema es qué hago yo frente a esta pandemia. Puede ser una oportunidad o una amenaza, vivir es vivir con riesgo ­no con seguridad­ en todo instante. Somos mortales y vamos a morir, del virus o de otra cosa”, asegura. Las situaciones personales pueden ser muy variadas, alguien puede haber perdido el trabajo, o puede estar pasando por un momento 22

Sofía Gutfraind

familiar difícil que se ve acentuado por el encierro, otro puede estar sufriendo la soledad, el miedo, o el dolor de estar enfermo. “Tenemos que volver a Dios para preguntarnos qué me quiere decir, para preguntar­ nos dónde está puesta mi confianza: en lo que sé, en lo que tengo, en mi billetera, en mi rol social”. La clave está en la actitud que asu­ mamos. “Lavarse las manos depen­ de de cada uno”, ejemplifica Peralta. También cambiar los hábitos de consumo, o nuestro vínculo con la naturaleza, ¿o estamos esperando que esto pase para volver a hacer lo que estábamos haciendo antes?, se pregunta. Con un ejemplo personal, el Teólogo compartió que cuando ya estaba pensando en el retiro ­le quedan dos

años para jubilarse­, tuvo que apren­ der a dar clases remotas. “Es otro vínculo con las personas, otra mane­ ra de comunicar, ahí está el desafío: me arriesgo a aprender algo que creía saber o me tranco”. Los oratorios y una nueva forma de acercamiento a los vulnerables “La gente necesitada no precisa del discurso, sino del gesto fraterno. Por eso muchos –sin ser cristianos– están encarnando el Evangelio, según Mateo 25, donde Jesús se identifica con el pobre, y es a Él a quien se ayuda sin que sepa: 'Lo que hicieron a uno de estos hermanos míos más humildes, a mí mismo lo hicieron´”, afirma el Padre Claudio Muniz, y con esa actitud encaran los jóvenes salesianos la tarea de los oratorios también en épocas de pandemia.


En el Oratorio de La Teja donde el Padre Claudio desarrolla su tarea junto a los animadores, la principal preocupación es que las familias puedan cubrir la alimentación, para lo cual se han puesto en contacto con unos 60 ­de los más de 100 oratorianos­. “Sólo siete familias solicitaron ayuda” por el momento, cuenta Muniz. Las reuniones del grupo de anima­ dores se desarrollan vía Zoom los sábados de mañana, con una pro­ puesta diferente cada reunión. También organizan juegos con los oratorianos para que puedan partici­ par a través de Instagram. En el Oratorio de Aires Puros ade­ más de tener las reuniones de mane­ ra virtual, armaron un sistema de duplas de guardias para ir al centro, cuenta la animadora Sofía Gutfraind. “Se hace un acompañamiento sema­ nal a las familias para monitorear cómo les ha pegado la crisis y la salud, enviamos actividades diversas por Whatsapp, entregamos activida­ des impresas, acompañamos a las maestras para que los gurises pue­

dan acceder a la plataforma Crea del Ceibal y cumplir con las actividades escolares y también entregamos canastas de alimentos semanalmen­ te”, cuenta. Pero el principal desvelo está en infundir “mucha esperanza y muchas ganas a las familias, transmi­ tiéndoles que de esto salimos jun­ tos, apoyándonos unos a otros. Confiamos en Cristo y sabemos que Él vence”, asegura Sofía. Para Lucía, del Oratorio de La Teja, a través de una acción tan simple como llamar a las familias, pregun­ tarles cómo están, y si están necesi­ tando algo, les están acercando a Dios. Su compañera de oratorio, Giuli, considera que “Dios nos da la oportunidad de estar en contacto con nuestro lado más humano. Nos está diciendo que miremos al de al lado, que lo cuidemos”. “Tuvimos que llegar a un extremo para realmente darnos cuenta cuán­ to amamos al otro, cuánto lo extra­ ñamos y cuánto lo queremos abra­ zar”, subraya Emi. En su caso, afirma

que, pese a estar alejada de Dios, lo ha podido reencontrar en el ejemplo de su madre que dejó de ver a sus Padres para cuidarlos porque ella trabaja cuidando a otros o en el vecino que se ofrece a hacer los mandados. “Pero donde más lo encuentro es en mí misma, pensan­ do y reflexionando, buscándolo antes de dormir o cuando me des­ pierto, cuando ya siento que no aguanto más o cuando siento que me puedo comer el mundo; me di cuenta de que realmente Dios está en mí”, concluye. Sofía afirma que Dios se manifiesta a través de los pequeños gestos, desde aquella familia que aun en situación de vulnerabilidad ha rechazado la canasta para asegurarse de que le llegue a otros, o una niña que decidió hacer tapabocas para repartir entre las familias del barrio. “Esa bondad y esas buenas intenciones demuestran que Dios nos llama a levantar la vista de nuestros propios mambos para mirar al otro, todos tenemos algo para ofrecer”, reflexiona. El Padre Muniz reflexiona sobre la presencia de Dios en esta situación: “Dios respeta la autonomía de sus criaturas y de la creación, respeta que el hombre haya creado un virus virulento y asesino. Y si Dios Padre no baja a Jesús de la cruz, sí lo resca­ ta de la tumba porque Dios tiene la última palabra. De aquí que Dios está presente no como el que evita el dolor causado por el hombre o la naturaleza, sino que es el hombre que está llamado a evitar el sufri­ miento de Dios, que es el sufrimien­ to de sus hijos:`Dios­hace­haciendo­ que­los­hombres­hagamos'”. 23

Pbro. Pablo Peralta


SINTONIZANDO CONDONBOSCO

DEOTROSLARES Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

CON MARÍA, EN UN TIEMPO SIN PRECEDENTES EN LA HISTORIA La realidad en la que vivimos y que nos preocupa por el presente y por el futuro, nos recuerda la confianza y la fe de Don Bosco en María Auxiliado­ ra. Nuestro Fundador siempre se vuelve hacia Ella, con la seguridad de que la Madre otorga las gracias necesarias a sus hijos y también obtiene milagros. Es conmovedor recordar las palabras pronunciadas en 1862 a Don Juan Cagliero: "La Virgen quiere que la honremos bajo el título de María Auxiliadora: los tiempos que corren son tan tristes que realmente necesitamos que la Santísima Virgen nos ayude a conser­ var y defender la fe cristiana” (MB VII, 334). En diversas circunstancias, Don Bosco sugiere invocarla rezando la novena como un medio irresisti­ ble, con la certeza de que María interviene efectivamente en la histo­ ria de la humanidad redimida por Jesús. María es la "Madre de la Iglesia" y, como tal, está presente: debemos estar convencidos de ello en lo profundo del corazón y hacerla "trabajar"; Ella, activa y diligente, no cesa de ayudarnos y sostenernos. Lo que está sucediendo ahora hace surgir fuertes interrogantes: "¿Por qué? ¿Se ha olvidado Dios de su pueblo? "¿Ha fallado en sus prome­ sas?" ¡No, Dios no se ha olvidado de su pueblo! Este es el tiempo de la fe, es el tiempo de creer que si todavía hay oscuridad a nuestro alrededor, el amanecer avanza lentamente. El Papa Francisco reconoce que la tragedia de la pandemia ha derrum­ bado muchas certezas, pero Jesús le dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el con­ suelo de Dios, que te sostiene” (Ho­ 24

milía del Domingo de Ramos, 5 de abril de 2020). En estos días no me resulta difícil contemplar a María junto a su pue­ blo que sufre. Una presencia envuel­ ta de silencio, pero rica de una maternidad universal que sabe amar con un corazón humilde, capaz de comprender la dura prueba de este momento porque ella misma, al pie de la cruz, fue tocada por el dolor, por la pérdida de cuanto le era más querido. También hoy, Jesús nos da a su Madre a todos nosotros: “Mujer, aquí están tus hijos. En ellos está el rostro de mi pasión. A todos les puedes decir que la Pascua irrumpió en la historia, por lo que la esperan­ za no debe fallar. Ella sigue brillando y dando nueva luz a este tiempo inesperado. El tiempo de las lágri­ mas terminará y el canto del aleluya aún resonará". Sí, podemos y debemos dar testimo­ nio de la esperanza de que nacerá algo nuevo, pero ya nada será como antes. Es una de las frases que se siente repetir en este período y es una incógnita que nos afecta profun­ damente también como educadores. Estamos desconcertados, pero no desanimados; inquietos, pero no aplastados; sorprendidos, pero no decepcionados. De hecho, deseamos colaborar con los jóvenes y las jóve­ nes en el nacimiento de un mundo nuevo, el que el Espíritu está a punto de generar.

Salesianos Cooperadores destinan fondos a damnificados de la pandemia El Consejo Mundial de los Salesianos Cooperadores decidió comprometer los recursos previstos para el “Proyecto Rosario Maiorano 2020” para hacer frente a los problemas críticos derivados de la pandemia. “Hemos llegado al convencimiento, tras compartir entre nosotros las diferentes situaciones de nuestras regiones, que debemos intervenir de la forma que podamos en nuestras realidades con actuaciones concretas de solidaridad económica”, ha manifestado Antonio Boccia, Coordinador Mundial de Salesianos Cooperadores. Fuente: ANS

Colegio Salesiano en Argentina recibe a adultos mayores afectados por COVID­19 El Colegio Don Bosco de los Salesianos, una de las instituciones simbólicas de la ciudad de Ramos Mejía, une esfuerzos con el Municipio de La Matanza para crear un centro de aislamiento que recibirá a los adultos mayores afectados por el Covid­19. En la Casa de Retiro de este histórico colegio se instalaron 250 camas destinadas especialmente para abuelas y abuelos. Fuente: ANS


SABORABUENASNOCHES

Había una vez un joven llamado Lucero, que vivía errante por los montes silvestres. Se dedicaba a buscar alimentos, por eso florecía en asombros y se marchitaba en angustias. Vivía de lo que encontraba y por eso trashumaba por la tierra en busca de frutos, raíces y semillas. Disfrutaba y sufría a partir de sus hallazgos y de sus decepciones. Admiraba la dulzura de los duraznos a la vera de los arroyos, pero se decepcionaba por la dureza de su carozo. En ocasiones, cuando la escasez sucumbía, volvía a buscar el carozo y se entristecía al encontrarlo germinado en tallo, inútil ya como alimento. Y se iba decepcionado sin entender el sentido del carozo. ¡Cuántas veces malgastó frutas y desperdició semillas, porque tenía ya el hambre saciada! Poco a poco a causa de la decepción hecha aprendizaje, frente al germinar de los carozos y el hambre en la escasez recordando los días de abundancia, Lucero se fue dando cuenta de que podía ser algo más que recolector. Se fue aquerenciando en la tierra, descubriendo el valor de sembrar una semilla, aprender a regar para dejar germinar. Saber esperar su crecimiento, contemplando maravillosamente el misterio de florecer para dar muchos frutos y luego con la semilla volver al mismo ciclo. Comenzó a realizar actos de fe en la tierra, sembró esa tierra con

Descubrir para vivir amor y tuvo en ella esperanza. Lucero fue dejando sus costumbres de nómade, para convertirse en agricultor y sedentario. Ya no buscaba semillas en la tierra; sembraba la tierra con semillas y aguardaba las cosechas. Conoció que la tierra tiene sus ciclos, y aprendió a respetarlos. Y se dio cuenta de que eso tenía que ver con las estrellas. Todos podemos ser como “Lucero” en nuestro caminar por la vida. Que lo que nos vaya sucediendo no sean solo pasajeros encantos y desencantos, sino que cada experiencia sea el medio donde encontrar el mensaje transformador. Porque lo importante, lo que realmente alimenta nuestro verdadero crecimiento, no es la habilidad para encontrarle sentido a la vida. Lo que importa es ponerle sentido a cada acontecimiento que en

la vida nos va tocando atravesar. Allí es donde Tata Dios nos espera, como la semilla en la fruta. Solo nos falta la habilidad contemplativa y creativa del agricultor, para poder descubrir sus señales y continuar aprendiendo de su P. Adrián García sdb mensaje. Su Palabra es la siembra y la tierra nuestro corazón. En nuestras manos está la tarea, bajo su mirada buena, continuar sembrando de sentido los acontecimientos de nuestra vida, descubriendo en la dureza de lo que nos desencanta, la posibilidad de vida contenida en su interior. El hermoso misterio de brotar y de volver a dar muchos frutos.

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DELÁRBOLSALESIANO

Misionar en tiempos de confinamiento

¿es posible? Para la mesa del MJS de Villa Colón la respuesta es clara, ya que en Semana Santa lle­ varon a cabo una nueva edi­ ción de la misión que organi­ zan desde 2017, aunque la diferencia central estuvo en que cada uno la hizo en su casa, y los encuentros fueron por Zoom o redes sociales. Juan Martín Ferreira tiene 21 años, cursa segundo año de la Licenciatura en Comunica­ ción Social, anima en el Ora­ torio Sambartolo y en los grupos asociativos del Cole­ gio Pío IX, por esto integra la mesa del MJS de Villa Colón y estuvo en la organización de la misión. Él nos cuenta los desafíos que se les presenta­ ron y las resonancias que dejó esta particular misión.

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¿Cómo surgió la iniciativa de hacer una misión en Semana Santa? La misión la organizó la mesa del MJS de Villa Colón que anima todo el movimiento de la Obra, ya sean oratorios, grupos asociativos, cate­ quesis, grupos de animadores. Somos unas 9 personas que la inte­ gramos. Hace tres años venimos haciendo misiones en Semana San­ ta. Nos quedábamos en el colegio, teníamos apostolados, tiempos de retiro y vivíamos las distintas cele­ braciones del Santuario Nacional de María Auxiliadora. Nos quedábamos desde el miércoles en la tarde hasta el domingo después de mediodía. Arrancamos con la misión en 2017 y luego se instaló, se volvió una activi­ dad que ya sabemos que se va a hacer, un mojón del año. ¿Cómo concibieron la misión on line? Cuando se conocieron los primeros casos de coronavirus en Uruguay y la Conferencia Episcopal del Uru­ guay decidió no celebrar misas con fieles, el escenario que teníamos era nuevo en todos los sentidos, había que pensar de qué manera realizar y transmitir las diferentes celebracio­ nes que tenemos en Semana Santa. Para la misión en concreto pensa­ mos en cuatro momentos marcados en el día: en la mañana la oración, a las 14:30 un espacio de reflexión, a las 17:30 en 15 comunidades ya armadas previamente un espacio para compartir las resonancias del día. Por último, en la tardecita, la celebración eucarística transmitida desde el Santuario. En un principio pensamos la misión solo para perso­ nas de Villa Colón, pero al difundirse nos empezaron a escribir personas de otras obras planteándonos sus deseos de participar y fue muy positivo porque nos permitió conocer gente nueva y nos enriquecimos todos. Participaron casi 100 personas de distintas comunidades del país.

¿Con qué desafíos se encontraron? Al ser la primera vez que hacíamos algo así, no teníamos mucha idea de cómo podría llegar a funcionar, pero eso no nos paralizó, y en la medida de nuestras posibilidades fuimos cumpliendo con la planificación que nos habíamos trazado. En lo que tiene que ver a los momentos per­ sonales, a cada uno le llegaba en tiempo y forma la pauta, y desde ese momento quedaba en cada uno el disponerse a vivirlo. Tal vez el

desafío más grande fue encontrar los momentos y los espacios dentro de casa para vivir el retiro, ya que o te cruzás con uno o con otro, o tenés una conversación de fondo. Luego de eso, en lo personal creo que logramos armar una propuesta atractiva, que tuvo todo lo de una misión común, pero con la variante del confinamiento. Y cuando digo tuvo todo, es porque incluyo el

apostolado también. ¿Cómo pudieron llevar a cabo el apostolado en las circunstancias que atravesamos? Cuando hablamos de apostolados, por lo general pensamos en salir, hacer kilómetros, vivir experiencias con personas que ni siquiera cono­ cés y la realidad que se nos presen­ tó demandó una buena dosis de creatividad para tener esa pata de la misión. Las propuestas de apostola­ do eran acordes a las posibilidades que teníamos, y fueron concretas y precisas. Algunas apuntaban a realizar cosas dentro de nuestras casas y otras a tener presente en nuestra oración diaria al personal de la salud, especialmente a los traba­ jadores del Hospital Español. A cada uno nos tocó un nombre y teníamos el apostolado de rezar por esa per­ sona. Luego se hicieron videos en agradecimiento a cada uno por la labor que están desarrollando. Una de las cosas que me deja esta misión es la capacidad de adaptar­ nos, de estar abiertos a la novedad, superando las adversidades que aparecen en el camino. También creo que como MJS Villa Colón, esto nos unió y nos permitió superar el desafío como grupo. Nos preparó un poco más, nos unió y nos alienta a seguir caminando juntos. ¿Qué resonancias recibieron de los participantes? En general las resonancias fueron positivas, a los que participaron les sirvió. Con mi comunidad coincidi­ mos en que esta modalidad nos ayudó a profundizar un poco más en cada día del triduo, a ser más cons­ cientes de lo que vivió Jesús. Es cierto que dejamos de estar juntos físicamente, los apostolados tradi­ cionales y no celebramos todos en el templo, pero por otro lado gana­ mos en profundidad y hondura en la experiencia que nos tocó vivir. 27


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

Acompañar

en la incertidumbre Mientras las calles lucen vacías, los comercios están cerrados y todos se quedan en casa, las obras sociales salesianas impulsan ideas renovadas en medio de esta inesperada crisis. Porque siempre hay una mirada curiosa que nos espera, una risa cómplice que nos marca el camino y unos brazos que cuentan con los nuestros… es que seguimos estando. Así afrontan la crisis del COVID 19 nues­ tros proyectos socioeducativos. 28


En época de COVID 19... Las obras sociales salesianas siguen funcionando porque… Tienen como centro a los niños, adolescentes y jóvenes más vulnerables. Propician el encuentro con Dios, con uno mismo y con el otro, a la vez que proponen la fe como invitación. Son una construcción en conjunto entre niños, adolescentes, jóvenes, familias y educadores. Requieren del compromiso de todos sus integrantes y en este momento más que nunca! Facilitan el crecimiento integral de las personas que participan en la propuesta mientras se potencian las habili­ dades y capacidades de sus integrantes. Generan procesos de transformación en las personas, en la institución y en el entorno sociocultural. Buscan redes y estrategias en equipo para enfrentar situaciones de crisis. El estilo de cada una de las obras responden a la realidad del barrio y el objetivo que se busca en cada una de ellas. Los proyectos más conocidos son: CAIF, club de niños, centro juvenil, escuela deportiva, escuela de capacitación, formación básica profesional, proyecto con jóvenes en conflicto con la ley penal, hogar para adolescentes del campo, atención a adolescentes en situación de calle, formación para madres y referentes.

LAS OBRAS SOCIALES SALESIANAS CON VIDA Al igual que en todos los rubros, el COVID­19 obligó a nues­ tras obras sociales a reconfigurarse y adaptarse a las nuevas normas. Sin embargo, nuestro compromiso y nuestra tarea no admiten la cuarentena. A pesar de que la mayoría de los centros de educación formal cerraron sus puertas y se adap­ taron a enseñar de otra manera, los proyectos socioeducati­ vos u obras sociales deben estar más presentes que nunca. El nuevo desafío es seguir haciendo lo que mejor sabemos hacer como salesianos… acompañar. En este camino, la creatividad típica de nuestro carisma se hace protagonista para llegar a todas las familias, pero de forma diferente. Todas las planificaciones del año quedaron en segundo plano para llevar el foco a otros temas ante esta crisis impuesta. En los últimos dos meses, la alimentación y el acompaña­ miento son el eje principal y común en todas las obras. Según el barrio o tipo de proyecto, y la necesidad de cada familia, se entregan viandas de comida preparadas diariamente, canas­ tas de alimentos no perecederos, frutas o verduras. La preo­ cupación por satisfacer una necesidad básica como es la

alimentación de niños, niñas y adolescentes se traduce en las 1200 canastas entregadas cada semana. También se otorgan canastas con artículos de higiene a quie­ nes lo solicitan y así ayudar a las familias a cuidarse. Los productos se acompañan con folletos o videos explicativos sobre el correcto lavado de manos. Acompañar de lejos La única receta que funciona en este momento es conocer y hablar con cada una de las familias. Llamadas diarias o sema­ nales, mensajes de texto, whatsapp, zoom y visitas a las familias, son algunas de las opciones elegidas para seguir en contacto. Para los más chiquitos se envían videos con bailes, canciones, o sencillas manualidades para hacer en casa. Por suerte, entre tanta incertidumbre, el corazón de los educadores explota de alegría al recibir de las familias los mismos videos bailando y cantando, o fotos con las obras de arte realizadas. Ese ida y vuelta motiva a seguir pensando y creando actividades. En Paysandú, junto a un grupo de familias se está colaboran­ 29


do en la confección de "sobretúnicas" para el hospital local. Otra forma de utilizar el tiempo de la cuarentena de una manera solidaria. Proyecto huerta; esta original idea tiene como eje central enseñar a las familias a cultivar sus propios alimentos. Se entregan bolsitas con semillas y luego se explica paso a paso cómo cuidar los cultivos. La preocupación por el otro también hizo que se visiten a los adultos mayores que viven solos. Con todas las medidas y precauciones necesarias, se les pregunta cómo están y se celebra la eucaristía con quien lo solicita. En el área educativa Si bien en Uruguay hay un alto porcentaje de la población que accede a internet, aún quedan muchas familias que no cuentan con ese recurso, o que solamente acceden a través de los celulares. En estos casos, que por lo general coincide con la población más vulnerable, las tareas de las escuelas y el acceso a las plataformas educativas online son una dificul­ tad. Las obras sociales también buscan alternativas en este senti­ do. Es así que las acciones van desde la reparación de ceibali­ tas, el contacto con los centros educativos, hasta fotocopias, o impresiones de diferentes materiales. Así de variadas son las actividades que se realizan en los centros para acompañar el proceso educativo formal. Otras experiencias sumaron el préstamo de libros para fomentar la lectura, y entretener a niños y adolescentes. Equipos de trabajo Siempre es necesario trabajar en equipo, pero en este momento ese valor se transforma en indispensable. Ya sea por zoom o en pequeñas guardias desde el proyecto, educa­ dores, talleristas, trabajadores sociales, psicólogos, maestros, auxiliares, y coordinadores, cada uno desde su rol, deben sostenerse y animarse para acompañar mejor a las familias y a las situaciones extremas que se presentan. La crisis sanitaria aumentó el número de consultas y el aseso­ ramiento sobre las nuevas prestaciones sociales y el seguro de desempleo a los trabajadores sociales que integran los equipos. Por otra parte, si bien el psicólogo de las obras sociales siempre tiene una escucha atenta, en este momento se vuelve fundamental. Su mirada es necesaria para detectar y derivar a los prestadores de salud, aquellas situaciones que con las semanas y el aislamiento pueden llegar a ser críticas, necesitar atención especializada o un mayor seguimiento.

pocas las acciones realizadas. Pero principalmente las obras sociales enfrentan un problema al ver superada su capacidad económica para hacer frente a la creciente demanda de las familias, semana a semana. Poco a poco algunos vamos a comenzar a salir de casa, pero la crisis que comenzó y se instaló en algunas familias no va a ser tan fácil de superar. Por eso sabemos que saldremos todos juntos, con el apoyo mutuo que podamos darnos.

OBRAS SOCIALES SALESIANAS En Montevideo: Club de la Alegría (La Teja) Centro Salesiano Aires Puros (Lavalleja) Casa Tacurú (Lavalleja) Escuela de Oficios de Don Bosco (Marconi) Centro Bosco (La Tablada) Centro puertas abiertas (Piedras Blancas) Domingo Savio (Maroñas) En el Interior: Proyecto Minga (Las Piedras) Obra Social Don Bosco (Salto) Obra Social Picapiedras (Melo) Instituto Benigno Paiva Irisarri (Sarandí del Yí) Obra de Promoción Cruzada de la Caridad (Paysandú) Proyecto Múltiple Santa Mónica (Paysandú) Centro de Promoción y Capacitación María Auxiliadora (Rivera) Rincón Don Bosco (Rivera) Proyecto Social Caqueiro (Rivera)

Ante laAcompañando creciente demanda de las familias, siempre parecen más de 3000 niños, niñas, adolescentes y jóvenes a transitar esta

nueva realidad. Más de 1200 canastas de alimentación semanales. Si querés colaborar con las familias de las obras sociales salesianas. Comunicate con nosotros: Cel. 099 329 603 30


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