Boletín Salesiano Julio Uruguay

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URUGUAY / Cuarta época / Año XLII / Nº 5 / Julio 2020 / www.issuu.com/bsuru

VACUNAR

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ENTREVISTA | P. Ángel Rossi sj Una buena pregunta para hacernos es a cuántos he cobijado en este tiempo ¿ Hay una nueva forma de ser y hacer oratorio?


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CARTA DEL DIRECTOR

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¡Encontramos la vacuna contra la pandemia! Misericordiar

¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL

Victoria Ramírez Manzanas que enriquecen, encuentros que transforman

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FELICES LOS QUE CONSTRUYEN LA PAZ

Hna. Gloria Bermúdez hma y P. Justo Sanfrancisco sdb

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ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

P. Francisco Lezama sdb “¿Dónde está el tesoro?”

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SABOR A BUENAS NOCHES

P. Adrián García sdb “El miedo a lo nuevo"

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VALE LA PENA VIVIR ASÍ

María Fernando Mello ¿Una nueva forma de ser y hacer oratorio?

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CON NOMBRE Y APELLIDO

Tirocinantes Juan Manuel Fernández, Bernabé Ghuisoli, Wilson Prestes y Santiago Fernández Yurcho Volver a elegirLO día a día

DEL ÁRBOL SALESIANO

Cecilia Rebollo “En esta pandemia se demostró el compromiso, la empatía y la preocupación por el otro, y eso te llena el alma”

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AQUÍ Y AHORA

P. Ángel Rossi sj “Una buena pregunta para hacernos es a cuántos he cobijado en este tiempo”

UNA MANO AMIGA

Una mano amiga Caqueiro al 100%: Operación Mano Amiga para hacer frente a la pandemia

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime "Sueñen y hagan soñar"

10 FAMILIA EN OBRA Gabriela Sanguinetti “Generar cambios y no morir en el intento”

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Madre Yvonne Reungoat fma “Una nota salesiana LA ALEGRIA”

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GALERÍA DE INSTAGRAM

Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb Redactora Jefe: Adriana Porteiro

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, P. José Adrián García sdb y Gabriela Sanguinetti. Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro, Juan José Malvárez, Nicolás Vilche, Ramiro Pisabarro y Santiago Fernández Yuncho.

Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286

Fotografía: Sofía Cayota, Sebastián Andión, Santiago Fernández Yurcho y P. Justo Sanfrancisco sdb, Lic. Juan Pablo Sánchez, de ANS, Pixabay y fotos de archivo. Corrección: Graciela Rodríguez

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P. Sergio Álvarez sdb

CARTADELDIRECTOR

¡ENCONTRAMOS LA VACUNA CONTRA LA PANDEMIA!

MISERICORDIAR Dice Ernesto Sábato en “La Resistencia”… “Yo había intentado un ascenso, un refugio de alta montaña cada vez que había sentido dolor, porque esa montaña era invulnerable; cada vez que la basura ya era insoportable, porque esa montaña era límpida; cada vez que la fugacidad del tiempo me atormentaba, porque en aquella altura reinaba la eternidad. Pero el rumor de los hombres había terminado siempre por alcanzarme, se colaba por los intersticios y subía desde mi propio interior. Porque el mundo no sólo está afuera sino en lo más recóndito de nuestro corazón. Y tarde o temprano aquella alta montaña incorruptible concluye pareciéndonos un triste simulacro, una huida, porque el mundo del que somos responsables es éste de aquí: el único que nos hiere con el dolor y la desdicha, pero también el único que nos da la plenitud de la existencia, esta sangre, este fuego, este amor, esta espera de la muerte. El único que nos ofrece un jardín en el crepúsculo, el roce de la mano que amamos”. A este Boletín ¡léelo, te vas a encontrar! con muchas manos que se rozan y aman… MISERICORDIOSAMENTE. Un fraterno saludo en nombre del Equipo de Producción…

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ยกSร ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL!

Manzanas que enriquecen,

encuentros que transforman 4


La Obra Don Bosco en el barrio Cien Manzanas de la ciudad de Salto está buscando alternativas para poder acompañar las distintas realidades que se van presentando, y son varios los jóvenes que se ponen el equipo al hombro para hacerle frente a los múltiples estragos que genera la pandemia. Victoria Ramírez es una joven de 21 años, que se encuentra cursando su último año de contadora pública. Este año iba a realizar un intercambio estudiantil en España, pero dadas las circunstancias sus planes se vieron modificados.

“Debido a la pandemia regresé desde Montevi­ deo a mi ciudad natal. Cuestionándome sobre las oportunidades que me podía brindar este tiempo libre que se me presentaba, me acerqué nuevamente a los sale­ sianos, a través de la Obra Don Bosco. Hoy más que nunca puedo afirmar que toda crisis trae oportunidades, siempre me gustó hacer apostolados y debido al trabajo, facultad y demás actividades curri­ culares, se me dificulta­ ba bastante y las activi­ dades que realizaba eran muy esporádicas. Agra­ dezco la oportunidad que hoy se me presentó de reencontrarme con mis raíces salesianas y de poder aportar mi granito de arena en la obra".

Durante las recorridas por los barrios de la ciudad se podían obser­ var las múltiples dificul­ tades que cada hogar enfrentaba y cuáles eran las necesidades materia­ les más urgentes. Es por esto que las ollas solida­ rias fueron tomando cada vez más protago­ nismo. “En este momento y a raíz de la pandemia y de la situación que está viviendo el país y el mundo en general, con tanto desempleo, una de las tantas actividades que se realizan y en la cual participamos, es la olla solidaria, para llevarle un plato de comida caliente diariamente a esas familias que se encuentran pasando por una situación difícil. 5


Además, un grupo de jóvenes de la obra, exalumnos salesianos, y otros voluntarios, con la ayuda del Padre José Pérez sdb, comenzaron a reparar fallas que las viviendas de los vecinos presentaban: colocaron caños para acceder al agua, vidrios en las ventanas y puertas, chapas en techos, entre otras. “Pero sin dudas lo más gratificante es tener la oportunidad de compartir un rato con cada familia intentando ser pequeños instrumentos de Dios que llevan esperanza, luz y alegría en situaciones tan críticas”, comenta Victoria. El horizonte se puede ampliar Los jóvenes salen al encuentro con las personas del barrio tratando de aportar su granito de arena en todo aquello que se les pueda presentar. Compartien­ do, escuchando y llevando alegría, demostrando que realmente “el horizonte se puede ampliar”. “Ese es el principal mensaje que queremos dejar, que el horizonte se puede ampliar. Por más difícil que sea la situación, siempre encontramos manos que ayu­ dan, suman, pequeños cirineos que nos ayudan a cargar el peso de nuestra cruz. Hay que aprender a confiar en Dios y esperar”, agrega Victoria. La alegría con la que salen al encuentro es algo que los hace únicos y contagian a que esa actitud sea replicada por todos lados. Esto es algo que destaca Victoria en cada encuentro: “Creo que los jóvenes tenemos mucha energía, transmitimos alegría, cuali­ dades fundamentales para ir al encuentro. Además, hay muchos que se encuentran perdidos en las dro­ gas y otras adicciones, sin esperanza. Es importante el 6

encuentro con pares que puedan darles testimonio de que hay salida, de que sí hay posibilidades y hay que tener voluntad para buscarlas y humildad para pedir ayuda y tender las manos”. El servicio como un encuentro enriquecedor ¿Qué es lo que mueve a estas juventudes a destinar tiempo de su vida para los demás? Victoria cita a la Madre Teresa de Calcuta para responder: “El fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz”. “Estoy convencida de que todas las partes ganamos y recibimos mucho más de lo que damos, enriquecién­ donos mutuamente. Si todos logramos mirarnos con los ojos de Dios, con la mirada del amor, sin duda podremos construir un mundo mucho más justo y solidario”, concluye Victoria.


"SUEÑEN Y HAGAN SOÑAR" (Papa Francisco a los Salesianos)

A todos ustedes, amigos y amigas del carisma de Don Bosco en todo el mundo, les hago llegar hoy un saludo que tiene una hermosa connotación de cercanía, de espíritu de familia, de parte del mismo Papa Francisco a toda la familia salesiana, y en este caso concreto dirigiéndose a nosotros, salesianos de Don Bosco, en el tiempo en el que estábamos celebrando nuestro Capítulo General. El Santo Padre, este hombre de Dios que es sencillo y a la vez el “líder” de mayor credibilidad en el mundo, este hombre de Dios que rezaba solo el 27 de marzo en una tarde, casi noche, lluviosa en una plaza de San Pedro totalmente vacía, este hombre de Dios que rezaba por la humanidad, quizá nunca tan prometeica como en el presente siglo y, al mismo tiempo, nunca tan frágil al ser golpeada por un virus que ha paraliza­ do el planeta tierra, este hombre de Dios que en esa oración nunca estuvo tan solo, pero al mismo tiempo nunca estuvo tan acompañado, tres semanas antes quiso hacerse presente en nuestro Capítulo General a través de un mensaje que no tiene nada de protocola­ rio y todo de familiar, de propositivo y de interpelante desafío para los hijos de Don Bosco. Entre las muchas cosas significativas que nos dice el Papa Francisco termina dicién­ donos: “Quiero ofrecerles estas palabras como las 'buenas noches´ en toda casa salesiana al finalizar la jornada, invitándolos a soñar y a soñar a lo grande. Sepan que el resto se les dará por añadidura. Sueñen casas abiertas, fecundas y evangeli­ zadoras capaces de permitirle al Señor mostrar a tantos jóvenes su amor incondi­ cional y les permita a ustedes gozar de la belleza a la que fueron llamados. Sue­ ñen… y no solo por ustedes y por el bien de la Congregación, sino por todos esos jóvenes privados de la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, privados de una comunidad de fe que los contenga, de un horizonte de sentido y de vida, ¡sueñen… y hagan soñar!”.

Quiero soñar y desear que el racismo de algunas partes del mundo (mucho más presente de lo que se cree), pueda ir desapareciendo.

Me preguntaba si nosotros adultos nos acordamos de los propios sueños ¿ustedes los recuerdan? Quiero pensar que sí y que de algún modo se están haciendo reali­ dad.

Quiero soñar y desear que confiaremos y creeremos más en los jóvenes y las generaciones que nos seguirán.

Pues bien, sigamos pensando, en un siglo donde tantos dicen que las utopías han caído, que es posible ofrecer horizontes, ideales y sueños; sigamos pensando y deseando que pasada esta pandemia nuestro mundo, nuestras sociedades, no vuelvan y no volvamos totalmente a repetir lo que vivíamos y hacíamos, como queriendo ganar desaforadamente el tiempo perdido.

Por eso hago mías las palabras del Papa Francisco, soñando y haciendo soñar a aquellos con quienes me encuentro.

Quiero soñar y desear que no renuncia­ mos a dar pasos en favor de unas realidades sociales siempre más justas.

Que el Buen Dios les bendiga.

Creo que hay realidades que podríamos repensar, como por ejemplo tomarnos muy en serio que nuestra casa común, que es el planeta tierra, pueda sentirse mejor y respirar más profundamente, ya que lo que le damos nos lo devuelve, ya sea como vida, ya sea como malestar. 7


80 años. Vive en la Comunidad religiosa de las Hijas de María Auxiliadora de Rivera

¿Qué te hace feliz? Me hace feliz vivir en comunidad y compartir mi vida con niños, adolescentes, jóvenes y toda clase de personas, sobre todo los más pobres. ¿Qué música escuchás? Las canciones religiosas de Cesáreo Gabaráin, las canciones de las comunidades de base y el folklore. ¿Qué es lo primero que pensás cuando te levantás? Pienso en Dios, en dar gracias por el nuevo día y enseguida pienso en dar cumplimiento con lo que me han pedido los chicos y las familias. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? Me cuesta perdonar la falta de misericordia, los malos tratos y la falta de comprensión. ¿Cuál es tu mayor miedo? Mi mayor miedo es hacer sufrir a alguien y no darme cuenta. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? El haber salido de casa para entregarme a Jesús para siempre. ¿A quién admirás? A Jesús, su evangelio, su vida y sus enseñanzas, también a María su maternidad, su auxilio constante a nuestra vida y a toda persona que trabaje por el bien y la promoción de los demás. Felices los... Misericordiosos porque alcanzarán misericordia y felices los que trabajan por la paz. 8

En este momento me gustaría estar en... Estoy feliz aquí donde estoy. ¿Qué es lo más importante en la vida? Vivir el amor con Dios y con los que nos rodean. ¿Estás donde querés estar? Quiero estar donde Dios me quiera poner, porque la felicidad la llevo dentro. ¿Cómo salís de tu zona de confort? En el servicio encuentro la salida. ¿Qué hay que cambiar de la realidad en que vivimos? Nuestros vínculos, salir de nosotros mis­ mos e ir al encuentro de los demás con alegría, sembrando esperanza, con com­ prensión, cercanía, escucha y perdón.


79 años. Vive en la Comunidad de Salesianos de Don Bosco de Salto ¿Qué te hace feliz? Catequizar. ¿Qué música escuchás? La música barroca italiana. ¿Qué es lo primero que pensás cuando te levantás? Llegar a tiempo a la meditación. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? Las faltas de confianza. ¿Cuál es tu mayor miedo? No ser fiel a Dios y a los demás. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? La definición de mi vocación religiosa. ¿A quién admirás? Al Papa Francisco. Felices los que... Se entregan totalmente por los demás. En este momento me gustaría estar en... Me siento muy bien aquí donde estoy. ¿Qué es lo más importante en la vida? El amar. Estar para los demás.

¿Estás donde querés estar? Sí. Estoy feliz aquí donde estoy. ¿Cómo salís de tu zona de confort? Con esfuerzo. ¿Qué hay que cambiar de la realidad en que vivimos? Que no vivamos solamente para lo material, sino que lo material esté al servicio de todos.

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FAMILIAENOBRA

GENERAR CAMBIOS

y no morir en el intento

A cierta altura de mi vida me encontré que los años habían ido pasando, mis hijas ya habían crecido y todo aquello que me había ocupado mucho hasta ese momento, ya no lo hacía tanto. Y sentí un gran vacío interior. Luego me di cuenta de que la vida me ponía frente a mí misma sin excusas, dándome la oportunidad de pensar qué quería realmente hacer con ella, y también vi con claridad que tenía muchísimas posibilidades por delante. Creo que por primera vez en mi vida me senté a pensar en mí; qué quiero, qué me gusta, qué me interesa, para dónde quiero ir. Ese fue el primer gran cambio, pasar a ser la protagonista, pensar en mí prescindiendo de los demás y no sentirme mal por eso. Tanta libertad a veces marea. El mundo está lleno de posibilidades y es difícil elegir. Yo sentí que quería recuperar el tiempo perdido, que quería hacer de todo; y así comencé una etapa en que hice cursos de todo un poco, participé de diferentes grupos, me fui sumando a las cosas que iban apareciendo con la urgencia de no querer perderme nada. Al tiempo me di cuenta de que tampo­ co era por ahí, que igualmente sentía ese vacío interior que se genera cuando 10

no estás realmente conectada con las cosas que hacés. “CONEXIÓN”: esa es la palabra clave. Descubrí que solo nos hace felices hacer lo que elegimos cuando conec­ tamos realmente con nuestro cora­ zón. Y cuando lo logramos es sencillo ver cuál es el camino a seguir y pode­ mos poner toda nuestra energía y habilidades en caminarlo sin desani­ marnos, sabiendo que todo camino tiene subidas y bajadas, haciendo nuestro mejor esfuerzo en lograr nuestro sueño y CONFIAR en que lo que es bueno para mí, vendrá a su tiempo. Yo pasé años de mi vida soñando con una casita cerca del mar, con mucho terreno para tener un jardín y mi propia huerta cuando me jubilara. Cada vez que me parecía que podría acceder a comprar algo y salía a mirar volvía muy decepcionada y frustrada porque mis ahorros no me alcanzaban para llegar a mi sueño. Ni hablar de la jubilación ya que quedé dentro del grupo “cincuentones”, totalmente perjudicada por esa ley. Hasta que en un momento tuve la certeza de que una casa con todo lo que soñaba iba a llegar a mí cuando fuera el momento correcto. Al poco

tiempo salió de la nada la ley que nos permitió optar por volver al BPS y así en unos meses estaba jubilada, pero justo antes de eso una amiga me llamó y ofreció venderme por el dinero que yo tenía, la casita de mis sueños… Es así que estoy escribiendo estas palabras en mi casa con jardín y huerta, cerca del mar, con todo el tiempo para hacer las cosas que me hacen feliz. Y si todo esto fuera poco, en un rato veré a mi nieta que tiene un año y vive aquí cerca, y es el mejor regalo que me pudo dar la vida. Así puedo decir que, en mi experien­ cia, lo mejor fue abrazar esa nueva libertad. Entregarme a los cambios que me iba presentando la vida, sin temor, conectar con lo que de verdad quería mi corazón atreviéndome a soñar, y confiar en que las cosas iban a llegar a mí cuando fuera el momento. Gabriela Sanguinetti


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

¿Dónde está el tesoro? Esta página se refiere a la lectura del Evangelio según San Mateo (13,44­52) proclamado en la Misa del 26 de julio, Domingo XVII del Tiempo Ordinario. Siendo niño me impactó muchísimo “El escarabajo de oro”, un atrapante cuento de Edgar Allan Poe que leí varias veces y que fui comprendiendo en sus detalles un tanto complicados a medida que yo iba creciendo. Narra de una manera original el camino por el que un hombre, a par r de un pergamino hallado en la playa, termina encontrando las pistas para llegar al lugar en el que está enterrado un magnífico tesoro. Sobre el final del cuento, el personaje devela sus estrategias para descifrar las claves, encontrar el lugar, y sobre todo para superar los obstáculos y los fracasos en ese cami­ no. Casi al final del cuento, confiesa: “De no haber estado seguro en mis convicciones de que exis a un tesoro enterrado en alguna parte allí, toda nuestra labor hubiese sido en vano”.

Parece ser una afirmación que vale para todas las historias de buscadores: es la certeza interior de que existe el tesoro la que impulsa en la superación de todas las dificultades que se presentan. Vale para ese clásico de todo campamento salesiano que es el juego que llamamos, justamente, “la búsqueda del tesoro”: dis ntas pistas van llevando a los grupos de aquí para allá, combinando así trabajo en equipo con habilidades intelectuales y sicas. Quizás sea esta mixtura de capacidades que se ponen en juego lo que garan za su éxito… Pero sin duda un lugar muy importante en el entusiasmo que despierta está en el final que todos saben: hay un tesoro. Sea una caja de bombones brasi­ leros, o la golosina cualquiera que llegó de donación, o al menos un cartel con una frase mo va­ cional: lo que alienta la búsqueda es la certeza de que habrá algo para encontrar. Pero esta idea vale también para otras búsquedas que se dan en un nivel más profundo en la vida. Entre tantas aplicaciones P. Francisco Lezama sdb que ene esta imagen, es interesante una que propone Don Bosco. En un famoso texto que escribió en 1868 sobre San Felipe Neri, un santo que era muy inspirador para él, nuestro padre afirma sin dudarlo: los jóvenes son nuestro tesoro escondido. Esta convicción ayuda a leer la vida de Don Bosco: desde el sueño de los nueve años, él pasó su vida buscando este tesoro, encontrándolo, desenterrándo­ lo, alegrándose por él y compar éndolo; siempre con la certeza de que el tesoro estaba allí. Es la experiencia también que hacemos quienes hemos “encontrado el mapa” en la vocación salesiana: nuestro tesoro es Dios que nos espera en los jóvenes, para regalarnos el teso­ ro del encuentro. Y en este empo, ¿dónde está el tesoro? ¿Adónde nos lleva el mapa?

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VALELAPENAVIVIRASÍ

¿Una nueva forma de ser y hacer oratorio? “Con la pandemia brotó una nueva forma de hacer oratorio” afirma con plena convicción la coordinadora del Oratorio Mamá Margarita de Villa Colón, María Fernanda Mello, al tiempo que devela que antes y después del COVID­19 el éxito de la propuesta reside en el factor motivacional. María tiene 25 años, es abogada y comenzó a animar en el oratorio hace 5 años. En esta entrevista comparte los senderos transitados en el oratorio para superar los desafíos y lograr que permanezcan las “ganas de estar”.

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¿En qué situación los encontró la pandemia en el oratorio? Nos juntamos el sábado anterior a que surgieran los primeros casos en Uruguay. Nos reuni­ mos con las nuevas incorporaciones, una de las particularidades de este año, ya que entra­ ban nuevos animadores. Hicimos una jornada de organización, limpiamos y ordenamos todo, previendo que se venía un comienzo inminente. Luego de eso, nos entraron al salón, nos robaron algunas cosas y tuvimos que volver a ir a ordenar el caos. Esto a su vez nos sirvió para poder unirnos más, dentro de todo lo malo es algo que rescato. Y luego de eso se vino el confinamiento. ¿Cómo les cayó esa noticia y cómo afectó al grupo, pensando sobre todo en los nuevos? Fue un gran desafío porque había que motivar a los nuevos y ayudar a los que ya estábamos desde hace más tiempo, a reconocernos también en esta nueva reali­ dad que nos tocaba vivir. El factor motivacional es clave para el éxito de la pro­ puesta. Lo primero que nos planteamos fueron las expectativas que teníamos para este año, muy complejo porque no sabíamos hasta cuándo íbamos a estar en esta situación. ¿Cómo es animar un oratorio en tiempos de COVID­19? Todo un desafío, pero lo logramos gracias a las ganas de estar, de ser parte de los animadores, del grupo. Decidimos juntarnos por Zoom todos los sábados, para compartir la vida, saber cómo veníamos viviendo la cuarentena, para jugar entre nosotros, pero sobre todo para saber que ese espacio era de oratorio y aunque sea diferen­ te, de todos modos, estábamos ahí. Con el paso del tiempo, comenzamos a pensar en la salida, en el momento en que nos tocara salir al barrio y para eso armamos una comisión de contingencia que era la encargada de salir al barrio o al ora­ torio en caso de que se necesitara. A su vez, otro grupo se encargaba de la preparación del momento de oración y reflexión de nuestros encuentros para que eso, que es esencial de nuestra función, también estuviera. ¿Y cómo resolvieron la llegada a los gurises en este tiempo? Tenemos un subgrupo de animadores que se encargó de eso. A través de las redes se propusieron activida­ des interactivas para realizar con ellos. A su vez, tene­ mos dos grupos más que están pensando en el momento de la salida, en cómo se puede hacer ora­ torio desde la visita al barrio y de cómo podemos hacerles llegar la ropa que tenemos y que sabemos hay varios que la están necesitando. A esto se le su­ mó la movida de las canastas que se les hizo llegar a las familias. ¿Han sentido ansiedad en todo este proceso? Sí, claro, de todo tipo. A su vez hay frustración, de querer hacer cosas y no poder, de querer saber 14


cómo están los gurises, si había algo que podíamos hacer. Todo esto fue dando paso al descu­ brir que hay una nueva forma de hacer oratorio, en el ponerlo en la oración semanal, en saber que no podemos añorar lo que era, sino que tenemos que estar abiertos a esta realidad que trae sus complejidades, desafíos y cosas muy buenas también. Entonces, ahí se da un cambio de actitud que te hace disfrutar de una manera diferente. Queremos que llegue el momento de los abrazos y los juegos en el patio, pero bueno, hoy en día hacemos lo que podemos. ¿Sentís que estás en el lugar que querés estar? Este tiempo ha sido propicio para parar y darme cuenta de que sí, estoy donde quiero estar. Sin duda que las formas en las que estamos hoy no son las que uno quisiera, pero bueno, asumimos que hay cosas que no podemos cambiar pero disfruta­ mos el día a día con el acompañamiento cercano, desde otros lugares y de nuevas maneras. Por eso creo que sí, estoy donde quiero estar y con quienes quiero estar…

"El factor motivacional es clave para el éxito de la propuesta Lo más importante hoy es... Permanecer cerca del otro, de la manera que sea. La comunicación es crucial, acompañar como sea, pero estar. Saber suplir el contacto cercano sema­ nal que tenemos en el oratorio ha sido clave para que la propuesta siga teniendo la validez que tiene. Que el otro sepa que estamos para él, es lo que te permite generar vínculos firmes que trascienden las circunstancias que nos tocan vivir. ¿Cómo se construye esta nueva realidad? Puede que esté trillada la frase, pero estoy convencida de que el centro es el amor al próji­ mo. Me enfoco en lo que a mí respecta que es el oratorio. Todo lo que hacemos sale de ahí, por­ que nos tocó adaptarnos a esta nueva realidad y seguimos adelante por el amor al otro, a que no nos da lo mismo si estás bien o mal, te queremos ver bien, este es tu espacio, es por vos y para vos que hacemos todo esto. 15


CONNOMBREYAPELLIDO

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Entrevista a los Tirocinantes Juan Manuel Fernández, Bernabé Ghuisoli, Wilson Prestes y Santiago Fernández Yurcho

Volver a elegirLO día a día Tienen entre 25 y 31 años y están viviendo sus primeros años de consagra­ dos como Salesianos de Don Bosco: Juan Manuel Fernández y Bernabé Ghuisoli como Hermanos Coadjutores, y Wilson Prestes y Santiago Fernán­ dez Yurcho en camino al sacerdocio. Luego de cuatro años en Córdoba y su retorno a Uruguay para cumplir una nueva etapa de su formación, admiten que sus motivaciones vocacionales han cambiado. La cuarentena fue un desafío difícil de sortear para los cuatro, pero espe­ cialmente para los tres que en febrero volvieron de Argentina ansiosos de encuentros y reencuentros que debieron posponerse. Luego del primer impacto, cada uno de ellos echó mano a herramientas conocidas y otras nuevas para dar las respuestas personales y comunitarias que imponen las nuevas circunstancias. ¿Cómo responder a los cambios elegidos y a los que vienen solos? ¿Cómo superar la frustración ante lo imprevisto? ¿Cómo animar cuando se está desanimado? ¿Cómo cambiar cuando no se busca el cambio? ¿Cómo lograr estar donde se quiere estar? ¿Cómo vivir en permanente discernimiento? son algunas de las claves que entrelíneas descubrimos en el relato de estos cuatro jóvenes que buscan cumplir sus sueños y los de Dios, siguiendo el modelo de Don Bosco. 17


Luego de la experiencia de formación en Córdoba, ¿cómo fue la adaptación de nuevo en Uruguay? Wilson: Creo que debido a la ansiedad y a las ganas de querer volver, la adaptación me resultó muy ligera y agrada­ ble. Me encontré con muchos rostros nuevos, nuevas expe­ riencias que de a poco voy conociendo y aprendiendo. Santiago: La adaptación va siendo un camino a recorrer. Parecía que iba a ser de una, pero al final está siendo de a poco. El volver siempre es una sensación de alegría y lo estaba esperando. Juan Manuel (volvió en 2019): Si bien tenía muchas ganas de volver al país y de reencontrarme con mis seres queridos fue difícil el irme de Córdoba por los vínculos generados y las costumbres adoptadas de allá. La adaptación fue medio rápida porque al volver ya me instalé en mi nueva comuni­ dad y comenzaron algunas actividades que me ayudaron a entrar en la nueva sintonía del lugar y el momento que empezaba a vivir. Bernabé: Fue un poco difícil, en cuatro años es como que había echado raíces, costó dejar amigos, compañeros, her­ manos con los que compartí mucha vida en esos años. Pero me recibieron tan bien los hermanos y toda la familia sale­ siana, los jóvenes sobre todo, que de a poco me fui adaptan­ do mejor. ¿Cómo pudiste acompañar en esta coyuntura de pandemia y seguir adelante con la misión? ¿Cuáles son tus herra­ mientas para seguir adelante? Wilson: En este tiempo, estar en contacto con los gurises fue algo muy difícil ya que algunos se encontraban en el campo o trabajando. Cercanía y atención, sin duda es la base del acompañamiento hoy. No hay muchas vueltas, solamente estando cerca de ellos nacen los diálogos que dan lugar a un acompañamiento más profundo. Santiago: Como nuestra tarea está enmarcada en la vida de una parroquia, y por lo tanto, sin mucha estructura institu­ cional, se juega todo en los vínculos y los grupos. Con todo esto nos vimos bastante desafiados a buscar nuevos espa­ cios y nuevos lugares para mantener encendido los grupos. Algunos más, otros menos, pero intentamos mantener el contacto y algunos encuentros vía ZOOM para no desconec­ tarnos y asumiendo lo que nos está pasando. Juan Manuel: No fue fácil. Lo que más me costó fue cómo acompañar a los animadores y educadores con quienes comparto la misión en dos niveles, principalmente. Un nivel fue el de la comprensión, empatizar con que el otro lo vivía distinto, con miedos e inseguridades, “bancar” el camino del otro que a veces era más lento que el mío. Y el otro nivel, simultáneo al anterior, era el de acompañar para motivar en la misión, para pensar juntos nuevos caminos y animarse a seguir entregándose por los otros. Eran dos realidades que no dialogaban: el miedo de salir y no cuidarse, y la necesi­ dad de los destinatarios del apostolado a la que se tenía que seguir respondiendo. Bernabé: Creo que la esperanza es lo más importante en 18

Juan Manuel Fernández sdb tiene 25 años y nació en Montevideo. Etapa de formación: Segundo año de Tirocinio. Se encuentra en la comunidad de Villa Colón.

este tiempo, nunca dejamos de creer que en algún momen­ to iban a volver los gurises y ahí teníamos que estar para ellos. Por eso, mientras tanto tratamos de asistirlos en sus casas, hacíamos algunas visitas a las familias llevando ali­ mento y enterándonos de cómo estaban, qué necesidades tenían, si podían hacer tareas por la bendita plataforma virtual. Por otro lado, la oración y la confianza de dejar en manos de Dios lo que no está a nuestro alcance ha sido una herramienta fundamental. ¿Qué necesitamos las personas, a tu juicio, para cambiar y estar donde queremos estar? Wilson: Caminar, no llegamos a ningún lado si nos queda­ mos quietos pensando en las cosas que nunca alcanzamos a hacer, y de lo pesada y difícil que es la vida. La realidad que vivo depende de las personas que me rodean y que se dispo­ nen a una cierta relación de trabajo, amistad, familiaridad, comunidad y acompañamiento. Ante esto, es vital cómo me predispongo a ser una persona que trata de disponer y potenciar momentos de alegría y diálogo, de ser un amigo, un hermano, una figura de referencia para los jóvenes y animadores de la casa. Santiago: Hay situaciones objetivas que no dependen de las personas y que nos condicionan para estar donde queremos estar. Salvado esto, el sentido con que nosotros asumamos la vida como viene nos va a permitir cambiar. Tomando la imagen del peregrino, en nuestra vida vamos caminando, y si vemos que no estamos yendo por donde queremos, desandamos lo andado y continuamos por otro camino. Todo este proceso nos lleva tiempo, reflexión y oración. Tenemos que confiar en que Jesús camina con nosotros en todos los caminos y cambios que hagamos en nuestra vida. Juan Manuel: Partimos de la base de conocernos y aceptar­ nos. Si somos nosotros los que cambiamos, hay que saber qué de nosotros podemos cambiar y qué no, conocer nues­ tros límites y posibilidades, para también aceptarnos, que­ rernos y tenernos paciencia. Y después, animarse al cambio, aventurarse, confiar en uno, en Dios y en los otros que nos acompañan. Las mayores dificultades para procesar los cambios es que todo cambio te desarma la seguridad que habías construido en la realidad anterior y que te permitía transitarla con tranquilidad. Pero con Dios, no se puede


Bernabé Ghuisoli sdb tiene 31 años y nació en Paysandú. Etapa de formación: Primer año de Tirocinio. Se encuentra en la comunidad de El Paiva.

estar tranquilo parece, siempre te desajusta, no te permite acomodarte mucho. Y en esos momentos, me parece que uno usa recursos personales que le sirvieron antes y busca otros nuevos para procesar el cambio, muchas veces con la ayuda de los otros. Bernabé: Necesitamos pedir a Dios que nos dé la fuerza para cambiar lo que podemos cambiar, el coraje de aceptar lo que no podemos cambiar y la sabiduría para entender la diferencia entre una y otra. Abandonarnos a Dios, dejar que nos guíe, aceptarnos, agradecer el regalo hermoso que Dios nos da de ser nosotros mismos y de poder dar a los demás los dones que hemos recibido. Para procesar los cambios creo que es fundamental el acompañamiento, tanto de la comunidad como de mi acompañante. Son cambios que no son fáciles y no hay que enfrentarlos solos. A mí se me dificulta mucho desentrañar a veces qué es lo que voy viviendo y cómo lo voy procesando. Confrontar con alguien de confianza, que me escucha y me acompaña, es importan­ tísimo para aclarar un poco mis ideas y sentimientos y abrir­ me más al Espíritu. Cuando decidiste apostar a la Vida Consagrada ¿qué fue lo que te motivó? Y ahora ¿qué es lo que te motiva? ¿Cam­ bian los anhelos con el tiempo? Wilson: Hace unos años atrás cuando emprendí este proyec­ to de vida me veía fuertemente motivado por la experiencia del oratorio, el ser útil para el otro, viviendo enteramente dedicado a esto como Don Bosco. Al pasar el tiempo no cambian los anhelos sino que se llenan de sentido, y se van

Santiago Fernández Yurcho sdb tiene 25 años y nació en Montevideo. Etapa de formación: Primer año de Tirocinio. Se encuentra en la comunidad de Rivera.

completando con cosas que yo no tenía muy presente, como la dimensión comunitaria dentro de la misión, el significado de ser contemplativo en la acción, pero sobre todo estar con ellos todo el tiempo posible. Santiago: La “genia” de Mercedes Sosa canta: “Cambia, todo cambia”. De alguna manera, cambian las motivaciones, los sueños y vas descubriendo nuevos sentidos dentro de la Vida Consagrada, que se complementan con los que uno trae. Lo primero que me motivó a ser salesiano fue el encuentro con los gurises, compartir, jugar, reflexionar, rezar. A eso se le suma el encuentro personal y comunitario con Jesús. Dios nos llama a través de lo más cotidiano, y poco a poco lo vamos descubriendo directamente. El encuentro con los jóvenes y con Dios es el centro de mi vida, y todos los días busco que así sea. No es algo que se da de una vez y

Wilson Prestes sdb tiene 27 años y nació en Rivera. Etapa de formación: Primer año de Tirocinio. Se encuentra en la comunidad de Talleres Don Bosco.

está pronto, sino que diariamente hay que reafirmar las opciones. Juan Manuel: Las motivaciones van cambiando, porque yo voy cambiando y el contexto en el que estoy también. No son las mismas motivaciones, aunque siempre hay algo que permanece. Cuando decidí hacerme salesiano me motivaba sobre todo el ideal de la entrega, el entusiasmo de la misión, el “ser como Don Bosco”. Hoy, si bien esas ganas y entusias­ mo siguen estando, mis motivaciones son más profundas, más realistas, más coherentes con quien soy. Hoy son más fuertes el ideal de santidad, el poder dejar huella en los demás, el acompañar lo que van viviendo los jóvenes. Bernabé: Sin duda que van cambiando, la opción que hice hace unos años no es la misma que hago hoy, cada etapa de formación se presenta como una nueva posibilidad de elegir, pero cada vez con más herramientas, con más libertad. Las motivaciones son varias y variadas, pero en definitiva se trata de buscar la felicidad en esta vida, y el camino que elegimos, lo elegimos porque creemos en que nos lleva a la felicidad. 19


AQUÍYAHORA

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P. Ángel Rossi sj

a t n u g e r p a n e u b a n “U para hacernos es a o d a ij b o c e h s o t n á u c en este tiempo”

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Ángel Rossi es un sacerdote jesuita argentino cordobés. Fundó Manos Abiertas, una iniciativa para per­ sonas en situación de calle que hoy tiene filiales en nueve provincias. Frente a la pandemia que azota al mundo entero y ha pegado duro en Argentina impulsó Córdoba Urgencia Alimentaria con el objetivo de llevar una bolsa con alimentos y productos de limpieza a 25.000 familias y le pidió ayuda material al Papa Francisco, quien le respondió con una carta llena de enseñanzas para este tiempo.

El Papa Francisco le escribió una carta en la que habla de que la pandemia que nos ha tocado vivir nos cambiará de algún modo ¿qué actitud necesitamos para enfrentar­ nos a ese cambio? El Papa me mandó personalmente esta carta porque yo le pedí que nos diera una mano materialmente en esta campaña de alimentos. Leo parte de lo que escribió: “Hacele llegar a Córdoba Urgencia Alimenta­ ria mi alegría por la iniciativa. Esto significa comenzar a cambiar con miras al post COVID­19. El gran peligro que tenemos que superar es que la sociedad se 'rearme' como antes de la pandemia o a lo más con alguna pincelada de barniz. De una crisis no se sale igual, se sale mejor o peor”. Un tema muy querido para el Papa es la memoria, lo contrario a la memoria es el olvido. Uno tiene que ser optimista y pensar que después de este tiempo, tiene que haber cambios. Será un llamado a asomarnos a la ventana y advertir

Urgencia Alimentaria no sea solo una obra de beneficencia, es ani­ marse a mirar a cambiar el futuro, a romper esquemas escleróticos, a dejar de lado de la cultura de la indiferencia, a proclamar que las personas, toda persona, cualquier persona es más importante que el dinero”. Hace una reflexión interpe­ lante. Nos anima a dejar de lado esto que él llama la pandemia de la indiferencia que en algún aspecto

“El día que no soñemos estamos fritos” que hay un mundo doliente que también nos concierne, pero tengo la impresión de que no va a ser fácil porque uno conoce en uno mismo, y en la sociedad, los olvidos. Una vez que uno está cómodo ya no mira más allá de las propias necesidades. ¿Se trata de salir de la zona de confort, a la que nos podemos adaptar rápidamente? El Papa agregaba: “Que Córdoba 22

puede ser más duro que el coronavi­ rus. En estos días te van tirando los números de los muertos, de los afectados, hay estadísticas, no hay nombres, uno de los desafíos es no deshumanizarnos y personalizar. Curiosamente, los soberbios de este mundo no han sabido leer la fragili­ dad de este tiempo. Para el sober­ bio, que es más que Dios, que un bichito nos tenga de rodillas es muy duro. Algunos entonces viven estos

mecanismos de negación y así les va. Estas figuras mundiales ayudan a revisar el propio corazón. Este tiem­ po ha sacado lo más lindo a nivel humano y espiritual, de verdadera oblación, tanta gente entregando la vida, su ciencia, su tiempo, su fami­ lia, su plata. Pienso en los médicos, los enfermeros, los que descargan la comida en los supermercados, los que limpian los baños en los hospi­ tales, los policías, los bomberos. Pero también en este tiempo apare­ ce la miseria del corazón, también se agudiza la parte fulera. Ojalá no lo tiremos al olvido o como pide San Ignacio en los ejercicios, “reflexionar para sacar provecho”, reflexionar es volver a hacer pasar por el corazón para que esto haga a la sabiduría de las personas y de los pueblos. ¿Qué hacemos con el miedo? Es un mal consejero. No hay que confundirlo con la prudencia, son tiempos donde hay que ser pruden­ tes, pero el miedo es distinto porque paraliza. Me acordaba de una expe­ riencia que contaba el Padre General nuestro, que ya falleció, sobre la guerra de Corea donde a algunos prisioneros los pusieron en un


campo y a través de los parlantes todo el tiempo les daban malas noticias: el bombardeo de sus ciuda­ des, la destrucción de sus casas, las muertes de sus familias. Terminó la guerra, se les avisó que estaban libres y se dieron cuenta de que en aquel campo no había alambrados, ni guardias, ni perros, y sin embargo ninguno se había ido porque el miedo los había paralizado. Esa es una experiencia muy fuerte, más contundente de lo que estamos viviendo, pero el movimiento inte­ rior es este, el miedo te bloquea, te aísla, te quita creatividad, te hace mirarte demasiado a vos mismo, así que se aplica la frase del Señor en el Evangelio cuando viene caminando

sobre las aguas en medio de la tormenta: “No tengan miedo, no teman, anímense a vencer el mie­ do”. ¿Es realista soñar cuando no tene­ mos la certeza de la duración de la pandemia? Hay que pensar que habrá una primavera después de este invierno.

No sabemos cuándo, tenemos dere­ cho y hasta necesidad de soñar, no locamente, pero es un mecanismo interior del corazón muy humano y muy cristiano. Saint­Exupéry conta­ ba que cuando el avión cayó en el desierto, estaba al lado del avión destruido, no sabía dónde estaba,

la gran tentación es apoltronarse en este tiempo. ¿Cómo darme cuenta si soy prota­ gonista de mi realidad o si necesito que otros me la creen? Quizá el modo de darme cuenta si estoy siendo protagonista de mi

“El cristiano es íntimo pero no intimista, después del momento de intimidad sale hacia afuera” no sabía hacia dónde ir, y a pesar de que nunca se sintió tan cerca de la muerte, tan desprovisto de seguri­

dad, tan a la intemperie, su corazón no dejaba de soñar. Esto es lo nues­ tro, el día que no soñemos estamos fritos. Hay una diferencia entre sueños y ensoñaciones, que son las promesas que nunca cumplimos. En este caso soñar está muy unido a saber esperar, a la paciencia, a una paciencia activa que busca salir, que busca ayudar, que no se apoltrona,

realidad es ver quienes me rodean y si además de mi rostro y el de los que me rodean, hay otros rostros. El cristiano es íntimo pero no intimista, después del momento de intimidad sale hacia afuera con oración, con una llamada, estando atento a que quizá haya gente que nos necesita. Es aquello tan lindo que decía (el poeta religioso Pedro) Casaldáliga: “Al final del camino solo me pregun­ taran ¿has amado?” Él contesta: “No diré nada, abriré mis manos vacías y mi corazón lleno de rostros”. El signo de que se ha amado es que el cora­ zón se ha poblado de aquellos ros­ tros que Dios ha ido poniendo bajo el techo de nuestro corazón a lo largo de la vida. Un buen examen puede ser preguntarnos a cuántos he cobijado en este tiempo. San Francisco Xavier decía que nuestras oraciones no pueden abarcar menos de medio mundo y Santa Teresita decía que no debería abarcar sino el mundo entero, redoblaba la apues­ ta. Pensar quién en este momento puede estar necesitando de mí un poquito más. No olvidarnos de esos pequeños gestos que tienen fuerza de salvación. 23


SINTONIZANDO CONDONBOSCO

DEOTROSLARES

Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

UNA NOTA SALESIANA LA ALEGRÍA Hoy no es fácil hablar de alegría, testimoniar que es posible ser feliz en un tiempo en que a menudo prevalece una cultura de tristeza, de miedo y de muerte; donde en muchas realidades hay una deser­ tización espiritual, fruto del pro­ yecto de sociedad que se quiere construir sin Dios o que destruye sus raíces cristianas. (cf. EG, n. 86). Sin embargo, es precisamente en los desiertos de la sociedad donde se pueden manifestar los signos más o menos explícitos de la "sed de Dios". Para esto se necesitan personas que sepan sembrar esperanza, “personas­cántaros para dar de beber a los demás” (EG, n. 86). Calmar la sed con el agua de la esperanza significa hacer que también la alegría brote en abundancia. Alegría y esperan­ za, elementos fundamentales de la espiritualidad salesiana, nunca se pueden separar, porque surgen de una única certeza: el amor de Dios que acompaña, está presente y hace arder el corazón de ese fuego que genera vida y vida en abundancia. La alegría nace del encuentro con Jesús resucitado, de la certeza de que Él nos amó hasta tal punto de dar su vida por nosotros. Si nos falta Él, nos falta todo y ya nada tiene sentido. Por lo tanto, la alegría no es un sentimiento efí­ mero y superficial, sino un "hábito 24

interior" que madura en una profunda vida de fe y en una intensa experiencia de oración, dejándonos tocar por el Espíritu de Dios que habla cuando encuentra corazones disponibles dispuestos a escuchar. La alegría de la que hablamos presupone una experiencia de encuentro, es acogida, confianza, escucha, humildad, paciencia, apertura del corazón para dejarse habitar por Dios y por los demás, teniendo en cuenta que la verda­ dera comunión se construye en el ser­con y no solo para los demás. También compromete a humani­ zar nuestras relaciones como lugar donde expresar nuestro "querernos bien" y a no tener miedo de demostrarlo. Nuestros fundadores han sido verdaderos "buscadores" y "pro­ motores" de la felicidad de los jóvenes. Con una aguda intuición pedagógica, han sabido hacerles experimentar el gusto de la ale­ gría como punto de partida y meta para alcanzar la santidad. Los tiempos cambiaron pero el desafío sigue vivo… contamos contigo.

Italia – En medio del distanciamien­ to, “María Auxiliadora” se acerca a su pueblo que sufre En aquel 1854 cuando Don Bosco les anunciaba a los muchachos que el cólera llegaría a Turín, donde produci­ ría estragos, les dijo: “Pero ustedes estén tranquilos si cumplen lo que yo les digo, se librarán del peligro… Vivir en gracia de Dios, llevar una medalla de la Santísima Virgen, rezar…”. Des­ pués de 166 años vivimos las mismas circunstancias y la Auxiliadora nos sigue acompañando, protegiendo y está siempre a nuestro lado. Fuente: ANS

Perú – Las ollas comunes: “Quere­ mos mostrar que no hay vida cristia­ na auténtica sin compromiso social” En casi todos los barrios pobres de Lima, en las periferias y también en el centro de la ciudad, miles de fami­ lias se organizan para comer. Los Salesianos del Perú, a través de la “Fundación Don Bosco” apoya ahora a grupos organizados de personas, mostrando a la sociedad peruana que “no hay vida cristiana auténtica sin compromiso social, es decir, sin justicia y caridad, sin servicio en favor de los otros…”. Fuente: ANS


SABORABUENASNOCHES

Una hormiga vivía plácidamente en una montaña de azúcar, su vecina vivía en una de sal. La hormiga del azúcar vivía feliz, disfrutaba de un alimento muy dulce, mientras la otra con la sal siempre tenía una terrible sed después de comer. Un día, la hormiga del azúcar visitó a su vecina, le contó del azúcar y esta se asombró cuando oyó de él, pues no lo conocía.

otra hormiga—. Yo he probado la sal y no se parece en nada… A ver, abre la boca. Entonces, la hormiga se dio cuenta de que tenía guardada sal en la boca. — ¡Claro! ¡Ahora lo entiendo! Anda, escupe la sal y prueba de nuevo… La otra hormiga obedeció y esta vez sí, el azúcar al fin le supo a azúcar.

La hormiga del azúcar invita a su nueva amiga a probarlo. Ella accede y lleva en su boca un poco de sal, por si acaso el azúcar no le agradara. Así tendría algo que comer.

— ¡Mmm! ¡Deliciosa! ¡Es una maravilla! —dijo la hormiga entusiasmada. Y se quedó a vivir con su amiga, disfrutando del fantástico y dulce sabor del azúcar.

Después de andar un trayecto corto descubrió la brillante montaña de azúcar. En lo más alto estaba su vecina que, una vez arriba, le ofreció a su comensal un poco de él, pero como ella tenía sal en la boca, el azúcar le supo a sal.

Muchas veces nos comportamos como la hormiga de la sal. Anhelamos estar, hacer y ser de otra manera, pero llegado el momento, ante lo desconocido, que tal vez motive un cambio, damos excusas y lo rechazamos perdiendo oportunidades que Tata Dios nos regala para nuestro crecimiento a causa de los miedos que nos paralizan. “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, y ahí nos plantamos.

— ¡Vaya, qué curioso! —dijo la hormiga de la sal—. Resulta que tu azúcar sabe igual que mi sal. Debe ser lo mismo. Tú la llamas azúcar y yo la llamo sal. — No puede ser —dijo extrañada la

tomando decisiones sencillas, paulatinas pero contundentes. Optando por lo positivo y rechazando toda manifestación de victimismo alienante. Apasiónate por aquello que te entusiasma y te enamora. El amor y el miedo son incompatibles en nuestro corazón. Disfruta con sencillez de lo que sos y de lo que vas logrando hacer. La felicidad no consiste en hacer lo que quiero, sino en querer lo que hago. Construye hábitos sanos, trabajando y esmerándote, repitiendo una y otra vez aquello que a veces te cuesta. Y si algo te supera, únete a alguien, labura en P. Adrián García sdb equipo, ¡la sinergia es fantástica! Y no olvides que todo esto sin el compromiso no vale nada. Encuentra argumentos de fuerza, comprométete y cree en lo que te has embarcado. “No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo” (Nelson Mandela).

Te invito a seguir soñando con lograr ser la mejor versión de ti mismo/a, 25


DELÁRBOLSALESIANO

Cecilia Rebollo, educadora del centro juvenil de la Obra Social Picapiedras

“En esta pandemia se demostró el compromiso, la empatía y la preocupación por el otro, y eso te llena el alma” “La obra no se olvidó de nadie”, asegura Cecilia Rebollo al comentar el trabajo realizado en el centro juvenil de la Obra Social Picapiedras durante el tiempo de COVID­19. Atraída por el cariño hacia su trabajo, señalado en una ocasión por un educador de la obra, sin pensarlo dos veces se presentó a un llamado para coordinador/a del centro juvenil resultando seleccionada. Al mes y medio de comenzar en su nuevo rol, la sorprendió la pandemia que puso patas arriba toda la planificación y obligó a reestructurar el servi­ cio. “Servir, ayudar y aprender con el otro” han sido las claves para el trabajo con los gurises y sus familias en esta obra salesiana que dedica mucho esfuerzo, también, al cuidado de sus equipos. 26


¿Cómo llegaste a la obra? ¿La cono­ cías? Como ciudad chica que es Melo, todos conocemos, de una forma u otra, la Obra salesiana Picapiedras. En una reunión de clubes de niños, conocí al coordinador de Picapiedras y noté el cariño que sentía por su trabajo. Esa experiencia me pareció muy linda. Una mañana prendí la radio y escuché que buscaban coordinador para el centro juvenil así que imprimí mi currículum vitae y corrí porque ese día terminaba el llamado. A los pocos días fui entrevistada, luego me avisaron que estaba seleccionada y arranqué, y comprobé qué si bien era lindo verlo desde afuera, es mucho más lindo verlo desde adentro. ¿Qué te llama la atención de esta obra salesiana? Lo que me llamó la atención desde el principio, es la organización y sincroni­ zación de los cuatro proyectos que tiene la obra. El equipo de gestión acompaña mucho, asesora, hay una comunicación permanente y no hay una interpelación a lo que uno realiza, eso hace que te sientas muy cómodo. Otra cosa que destaco son las reunio­ nes de coordinación entre los equipos y el cuidado de estos, así como la dedicación que se brinda para mante­ ner la estabilidad en los trabajos. ¿Qué estás aprendiendo de la pande­ mia? Cuando ingresé, en febrero, se estaba elaborando el proyecto de centro y la planificación anual, y cuando suspen­ den las actividades, nos sentamos con el equipo, con mucha distancia en ese momento, y empezamos a ver qué hacíamos. Vimos que la alimentación era algo clave y formamos equipos para atender ese tema durante la parte más complicada de la pande­ mia. Ahí me ayudó mucho mi expe­ riencia de más de 10 años en un club de niños y el equipo del centro que me permitió conocer bien la realidad.

Había compañeros que tenían mucho miedo por esta pandemia, pero yo soy de las personas que siempre veo el vaso medio lleno, lo que hizo que no me sintiera mal, no temer y me posi­ bilitó estar en todos los momentos que se requirió. ¿Cómo sostuvieron la relación con los jóvenes? ¿Qué hicieron en este tiem­ po? Hicimos un grupo de Whatsapp con las familias y otro con los adolescentes para estar más comunicados e infor­ mados de los que les pasaba. Creamos un Instagram cerrado solo con los jóvenes, donde mandábamos consig­ nas de trabajo y recreativas. Por ese medio armamos un video de regreso con consignas de los gurises. Toda esta situación, como ser el compartir la elaboración y el reparto de los alimen­ tos, la limpieza, las charlas diarias con los padres, sirvió para construir un vínculo muy fuerte de equipo y entre las individualidades que somos. Se generó confianza en base al “aquí estoy, contá conmigo”, al punto que cada día que voy es como una recarga de energía. Eso lo genera también la obra salesiana, la gente con la que trabajo, los otros equipos de la obra. Ese aprendizaje de convivencia me hace estar feliz de pertenecer a esta familia. Dimos apoyo pedagógico y también ayudamos a que cada familia armara su propia huerta en sus casas. ¿Qué es lo importante? Una de las cosas importantes es mimar a los equipos. Estar para ellos, darles una mano, y cuando es necesa­ rio, corregir. Pero lo esencial es que trabajamos unidos, con un equipo compacto, que me adoptó y adopté. Los logros son mínimos si no van acompañados de la parte humana. Y lo otro importante es que no se dejó a nadie de lado, ni a los jóvenes ni a sus familias, ni a la comunidad que rodea la obra. A adultos mayores, que en algún momento estuvieron en la

obra, se los fue a visitar por si les faltaba algo. Se hizo un acompaña­ miento que es fundamental. La obra no se olvidó de nadie. En esta pande­ mia se demostró el compromiso, la empatía y la preocupación por el otro, y eso te llena el alma. Por suerte caí aquí. ¿Qué necesitamos para cambiar y estar donde queremos estar? ¿Qué podemos hacer para cambiar la realidad y nuestra realidad? Todo lo que hemos hecho es para lograr cambiar esa realidad, pero no creo sea necesario cambiar lo que venimos haciendo, sino seguir traba­ jando en el mismo camino, seguir fortaleciéndonos y seguir unidos. Servir, ayudar y aprender con el otro. Lo central es sacar ese potencial que los gurises tienen adentro. Está en nosotros ponernos en el lugar de ellos y darles esa mano, y además acompa­ ñar a la familia, que es clave para ayudar a sanar. Guiarlos, sin decirles, dándoles herramientas para que sigan su camino luego de que salgan del centro, pero acompañarlos en ese proceso.

PERFIL

Cecilia Rebollo Navarrete, 57 años. Nació en Montevideo, pero fue criada en Melo, Cerro Largo.Es maestra desde hace 32 años. Nunca ejerció en escuelas, trabajó en CAIF, clubes de niños y centros juveniles. Está casada hace 33 años, su marido es médico, y tiene 4 hijos, un varón y tres mujeres. Tiene una nieta de 6 años. 27


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

Operación Mano Amiga para hacer frente a la pandemia

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El viernes 13 de marzo nos cambió la vida a todos. A partir de ahí comenzamos a observar qué nos pasa, y qué les pasa a las personas con las que compartimos nuestra labor educativa. En el Proyecto Social Caqueiro ­ zona muy carenciada de la frontera Rivera ­ Santana Do Livramento­ que atiende a alrededor de 150 niños, adolescentes y jóvenes, tuvimos que reenfocar nuestras fuerzas para poder afrontar, juntos, esta crisis que comenzaba. Fue Dios quien, a través de un grupo de jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano de la Parroquia San Pedro, nos ha ayudado a responder a la circunstancia en la que estamos inmersos. Gracias a ellos, y juntos, creamos la Operación Mano Amiga. Esta Operación, que intenta subsanar las necesi­ dades básicas de las familias del Proyecto, tiene como meta entregar 100 canastas de alimentos y artículos de limpieza e higiene personal por semana.

A su vez, respecto a las familias que no integran el Pro­ yecto se recolectan sus datos para procurarles una ayuda por medio del MIDES y la Intendencia Municipal. La logística de recepción de donaciones y entrega de las canastas está en manos del equipo de educadores. El armado de las canastas lo realiza un grupo de jóvenes voluntarios, algunos pertenecientes a los grupos pasto­ rales, y otros que se enteraron de esta iniciativa y han querido dar una mano. Por otro lado, y por medio de la Comisión de Apoyo de Caqueiro, nos contactamos con empresas y particulares para la realización de donaciones, sea en dinero o en alimentos y así lograr nuestra meta de entregar las 100 canastas. Nuestro sueño con la Operación es llegar a pasar el invierno entregando las canastas, y para ello seguimos incitando a la solidaridad de los uruguayos, que bien sabemos está siempre presente.

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Luego de estos meses, en que se trabajó a tiempo com­ pleto por la Operación Mano Amiga, se comenzará a compartir progresivamente con las otras áreas del Pro­ yecto. Al reiniciar las clases presenciales en la ciudad se comenzó con los encuentros de grupos de jóvenes y adolescentes. Posteriormente, se volverá con el apoyo escolar y liceal llevado adelante por los educadores y voluntarios. Por último, comenzará la Escuela de Depor­ tes y los talleres artísticos. La “Escuela de Hábitos para el Trabajo” –otro de los frentes de la obra­ ha crecido en muchos sentidos en la pandemia, desde nuevos inte­

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grantes, arreglos y crecimiento en la infraestructura y producción, hasta los primeros dos jóvenes que comen­ zaron la pasantía en una importante empresa forestal de Rivera. Esta realidad aconteció en todo el mundo, y como hijos de un soñador y de un padre atento a las necesidades de los más desfavorecidos, seguimos respondiendo de la mejor manera que nos sea posible: “No dio un paso, ni pronunció palabra, ni acometió empresa que no tuviera por objeto la salvación de la juventud…” Don Bosco.


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO



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