Boletín Salesiano Junio 2019

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en tiempos de zapping

URUGUAY / Tercera época / Año XLI / Nº 4 / Junio 2019 / www.issuu.com/bsuru

PER MA NE CER


o i r a m su

PÁG 4. ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL!

Nicolás Miller Redescubrirse en el encuentro

PÁG 8. FAMILIA EN OBRA

Prof. Jorge Faruelo “¿Qué verdad es posible en la cultura del zapping? “

PÁG 3. CARTA DEL DIRECTOR

P. Sergio Álvarez sdb ¡El diario no hablaba de ti!

PÁG 9. SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime “Sangre derramada que produce vida”

PÁG 10. MÁS HUMANOS, MÁS FELICES

Ping Pong a Claudia Cúneo y Julio Brajus

PÁG 12. VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Virginia Mallarini “La riqueza está en el encuentro y en el compromiso”

PÁG 21. PÁG 16. CON NOMBRE Y APELLIDO

P. Jorge Pérez sdb “La gente no quiere ser dirigida: quiere ser acompañada, escuchada y comprendida”

SINTONIZANDO CON DON BOSCO

“La vocación: descubrir lo que Dios desea para la felicidad de todos”

PÁG 22.

PÁG 23.

GALERÍA DE FACEBOOK Y TWITTER

ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

P. Francisco Lezama sdb “Permanecer”

PÁG 24. AQUÍ Y AHORA

La verdad en la era de las fake news

PÁG 29. SABOR A BUENAS NOCHES

P. Adrián García sdb “Me encuentro, cambiando”

PÁG 30. DEL ÁRBOL SALESIANO

Ana María Paracampo Salaberry osb “El ambiente salesiano me preparó y me ayudó a descubrir mi vocación”

PÁG 32. UNA MANO AMIGA

Ligia Tatiana Silveira Goncalves “Haciendo camino…"

PÁG 35. GALERÍA DE INSTAGRAM

Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb Redactora Jefe: Adriana Porteiro

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, Prof. Jorge Faruelo y P. José Adrián García sdb

Departamento Comercial: Luis Gómez E-mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286

Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic.Sofía Cayota, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro, Ramiro Pisabarro, Nicolás Vilche y Juan José Malvárez. Fotografía: Lic.Sebastián Andión, Lic. Sofía Cayota, Rubisney Gómez, Pixabay y archivo. Corrección: Graciela Rodríguez.

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

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P. Sergio Álvarez sdb

CARTADELDIRECTOR

¡El diario no hablaba de ti! Así dice una canción que canta Joaquín Sabina. Y dice algo más…

Hoy amor, igual que ayer, como siempre el diario no hablaba de ti, ni de mí. ¡Y menos mal! Nos ha interesado para este Boletín Salesiano comprender mejor esto que se está dando que se llaman las “fake news”, las noticias falsas. No queremos quedarnos en ese fenómeno, bastante reciente en cuanto a la relevancia que está teniendo en realidades serias e importantes de la vida en sociedad, sino poder hallar algo que nos venga bien para cuidar las relaciones personales y grupales. Lo que sucede es que algo que se da en los medios de comunicación, específicamente en las redes, ha impregnado también el ámbito de las relaciones personales, que como siempre no es tan fácil saber qué es primero: si el huevo o la gallina. Como sea encubre y deforma la verdad, crea mentiras, juega con los prejuicios que a todos nos acompañan. Por eso no es tan nuevo el hecho de que se dé en las relaciones personales. Quizás sí que se vaya naturalizando o legitimando.

Si Jesús se hubiera quedado con la “noticia falsa” de que Pedro lo había abandonado (porque en realidad lo había negado), ¿habrían llegado a este diálogo en que recomponen la relación? - ¿Pedro me amas? - Sí Señor, tú sabes que te amo. - Apacienta mis ovejas. El diario no habla de ti…pero este Boletín Salesiano sí, ¡léelo, te vas a encontrar! En nombre del Equipo de Producción, un cordial saludo…

Hemos encontrado en el PERMANECER una clave para cuidar el ecosistema de las relaciones personales ante la toxicidad de un ambiente que tiene “fake news”.

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REDESCUBRIRSE EN EL

La necesidad de querer salir de la zona de confort lo condujo a la búsqueda de encuentros genuinos y sinceros, donde compartir el tiempo con los demás es una instancia renovadora para redescubrirse constantemente. Nicolás Miller, un joven de 24 años, exalumno del Colegio Maturana, lleva siete años formando parte del Oratorio “Sociedad de la alegría” y le cuenta al BS el núcleo de su experiencia y de su vocación de entregar la vida al servicio de los demás.

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LOS PRIMEROS PASOS Tras su paso por Maturana como alumno, Nicolás comenzó a animar la catequesis. En ese período, el hermano de su compañera de animación le propuso participar del Oratorio “Sociedad de la alegría” y dio origen a una relación de profundo amor y compromiso con el mismo. “Para mí fue un mundo nuevo. Si bien había ido una vez porque mi prima animaba, no me había llamado la atención. Pero luego fue una experiencia que en ese momento la necesitaba para madurar y conocer nuevas realidades”. Ante la inexperiencia de lo que era un apostolado, la disposición de ir a encontrarse con lo inesperado fue surgiendo cada vez más. A medida que se acercaba ese comienzo, la ansiedad fue ganando un rol importante y la expectativa del primer día era muy grande. Al principio Nicolás quería encargarse de todo y ocupar todos los roles, Taller de Fotografía pero poco a poco se fue dando cuenta de que había que dejar queCML las cosas sucedieran. “No tenía que enloquecerme, era todo un poco más sencillo. Fui con la idea de que era una propuesta más estricta y me encontré con algo muy diferente, que era más simple, un encuentro genuino con los chiquilines, nada premeditado y muy del momento. Hay que estar allí para entenderlo”. Reconoce que antes de sumarse a la propuesta estaba sumergido en el confort, donde sus actividades no iban más allá de su barrio. De un año para otro fueron muchos los cambios que debió afrontar, y el Oratorio lo ayudó a salir de esa burbuja. Los encuentros iban pasando y enriqueciendo cada vez más a Nicolás, y para el año 2014 le dieron la tarea de coordinar dicho Oratorio. Una iniciativa muy buena, pero que iba a demandar mucho más tiempo y responsabilidades.

MOTIVARSE PARA MOTIVAR A LOS DEMÁS Lo particular que tiene esta propuesta es que la esencia está en el otro que tiene una vida y la quiere compartir. No existen protocolos ni guiones que digan cómo es que se deben hacer las cosas, la belleza se encuentra en lo simple y desestructurado. “La propuesta oratorio es única, y la mejor parte está en el encuentro genuino con los chiquilines, el charlar de la vida y preguntarse por el otro. Eso es lo que me llevo y lo que voy a buscar, es lo que me fortalece, motiva y me da un orgullo inmenso. Es por esto que el oratorio funciona, el encuentro. Dos personas de realidades totalmente distintas que se juntan en ese espacio”, destaca Nicolás. Descubrió que lo que lo cautiva constantemente es el preguntarse qué lo motiva a formar parte de todo esto. Ver el proceso que se va logrando y los avances que se van generando en el grupo son cosas que lo alientan aún más: “Todo el tiempo mantenerse centrado en el hoy, pero siempre viendo lo que viene, seguir repensándose, seguir preparando cosas. El estar en movimiento constante es lo que lleva a la estabilidad”.

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Pero la motivación no solo tiene que estar en uno, sino que hay que encontrar la forma de poder motivar a los demás para que se sumen Red de Jóvenes Escritores del Uruguay a esta propuesta. La estrategia reside en ponerse en el lugar de los


"La propuesta oratorio es única, y la mejor parte está en el encuentro genuino con los chiquilines, el charlar de la vida y preguntarse por el otro”

chiquilines y ver qué les gusta, dejar de pensar como adultos y hacerlo como lo haría un niño.

ley casi primordial cuidar el grupo humano, fomentando las juntadas, el buen trato y la integración.

EL PROCESO DE LA EXPERIENCIA Nicolás reconoce que hay un antes y un después en su vida desde que apareció el oratorio, y que lo principal está en la experiencia, que lo ha ayudado a cambiar y a mejorar “un montón de cosas”.

Pero más allá de todos los cambios hay cosas que no se alteraron para nada: “Queda en mí la perseverancia y la constancia de no querer faltar nunca y estar en todo. No cambió la prioridad que le doy al oratorio y la seriedad con que lo asumo. Rescato el compromiso tan fuerte que tengo, no he estado en otro lugar, ni fui partícipe de algo como esto, es en donde estuve más tiempo”.

“Cambié en la escucha, estoy más pendiente de lo que dicen los demás para poder brindar mi opinión. Trato de ser más atento a los demás y no sobrepasar. Pude ir controlando cada vez más la ansiedad. Con los años también ha ido cambiando mi reputación en el barrio, me fui dando a conocer, la gente me tiene como referente. Y eso lleva a que hay que tener muchas cosas en cuenta”, admite. En sus comienzos la prioridad estaba en tener las tardes prontas, pero con el tiempo y el cariño se dio cuenta que esto iba más allá del ratito que duraba la propuesta, y que esos chiquilines tenían una vida por fuera, siendo fundamental conocerla para poder acompañarla. El coordinar la propuesta lo llevó no solo a priorizar a los niños del barrio sino también a sus compañeros, para esto se propuso como

UN DIOS QUE SE MANIFIESTA EN EL OTRO En “Sociedad de la alegría” a Dios se lo inculca en lo simple, sin dejar que la desesperación por encontrarlo olvide y deje de lado lo cotidiano, explica Nicolás. Se trata de mostrarlo en la vida de cada animador que es referente para los chiquilines y para el barrio. “Somos el espejo de muchas personas y cuando te preguntan si lo que hacés sirve de algo ahí hay una respuesta muy clara, pero que solo sos capaz de entenderlo estando en ese lugar. Está bueno darse cuenta de lo que generamos en lo demás y que Dios ahí está más latente que nunca”, concluye Nicolás. 7


FAMILIAENOBRA

¿Qué verdad es posible en la cultura del zapping?

Jorge Faruelo Egresado del IPA de la especialidad Comunicación Visual. Desde 1999 realiza exposiciones en forma individual y colectiva. Ilustrador para varias editoriales nacionales y extranjeras, empresas públicas y privadas y en galerías de Uruguay y Brasil.

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*Elogio de la lentitud, revista Ñ, 26 de enero, 2008, BS AS, p.6


SINTONIZANDO CONDONBOSCO Mis amigos lectores: Se preguntarán qué quiero decir con este título y de qué quiero hablar. Comprendo su incertidumbre. Para despejar dudas comenzaré por compartirles lo que he vivido, en uno de mis últimos viajes, la pasada semana. He estado visitando y acompañando las presencias salesianas del Mato Grosso y Mato Grosso do Sul en Brasil. Aquí han llegado los primeros salesianos 125 años atrás, en concreto al entonces pequeño asentamiento de Cuiabá, hoy hermosa ciudad. Dije a mis hermanos salesianos, que al igual que en el Chaco paraguayo, quería visitar nuestra presencia entre los pueblos originarios con quienes estamos desde hace décadas: los Ayoreos, los Maskoy y los Chamacoco; también nuestras presencias misioneras en el Mato Grosso, y ahí llegamos un atardecer al asentamiento de los indios Boi Bororo en Meruri. En 1902 los misioneros salesianos tuvieron los primeros encuentros con los indios Xavantes de aquella región. Aquel primer encuentro fue triste. Los indios mataron a los dos primeros misioneros salesianos que vieron. Aun así se dio inicio, poco más tarde, a la fundación de la “Colonia Sagrado Coraçao” y se inició la primera evangelización de los Bororo de esta zona. En 1906 se creó la “Colonia de Sangradouro”, que más tarde recibiría a los Xavantes que habían sido expulsados y casi aniquilados en el área de Parabuburi. Ya en 1926 era una realidad la presencia continua, estable, sólida entre los misioneros salesianos y estos asentamientos de indios Xavantes y Bororo. Ahí se consolidaron presencias hasta el día de hoy tales como Sangradouro, Sao Marcos y Meruri. Cuando los indios Xavantes llegaron al poblado de Sangradouro, acogidos por los salesianos y los Bororo, a pesar de que habían sido pueblos enemigos en la historia, la población total no llegaba a 900 miembros. Hoy, gracias a la protección dispensada, y al respeto de su cultura, ofreciéndoles al mismo tiempo formación para relacionarse con organismos y estados, la población de Xavantes llega a 30.000 miembros. En Meruri nos recibieron con cariño y su acogida tradicional. Quizá alguna fotografía lo refleja. Disfruté mucho de la posibilidad de encontrarme con 18 salesianos, 8 hijas de María Auxiliadora que se hicieron presentes y

P. Ángel Fernández Artime / Rector Mayor de los SDB

SANGRE DERRAMADA QUE PRODUCE VIDA… dos hermanas de la Congregación de Santa Laura (conocidas como “Las Lauritas”), hermanas colombianas con quienes trabajamos muy en sintonía por el bien de estos nuestros hermanos indios. En la mañana siguiente vivimos dos momentos de gran trascendencia y significatividad histórica: el primero fue recibir a los 40 jóvenes (chicos y chicas) Xavantes que llegaron para compartir un día junto con los Bororo, con motivo de nuestra presencia. NUNCA hasta el día de hoy los Bororo y Xavantes se habían encontrado de este modo. Los jóvenes Boi Bororo y Xavantes hicieron posible lo que los adultos no habían hecho en la historia. Charlamos, tuvieron un encuentro con diálogo y preguntas diversas, ofrecieron sus danzas propias, celebramos la Eucaristía y comimos todos juntos (varios cientos de personas). El segundo momento significativo fue la Eucaristía que celebramos en el mismo lugar, centro del poblado, donde el salesiano Rodolfo Lukembein, misionero alemán, y el indio Bororo Simao Cristino fueron asesinados por 'os facendeiros', es decir, propietarios de grandes haciendas que estaban muy descontentos de que los salesianos defendieran a los indios en los derechos por sus tierras. Aquel día, 15 de julio de 1976, llegaron al poblado y después de una discusión dispararon al P. Rodolfo. El indio Simao fue a defenderlo y también fue ejecutado.

La causa de santidad de los dos mártires está en camino. Ambos, Siervos de Dios. En la mañana tempranito, también con la comunidad Bororo hicimos una visita, pequeña procesión, hasta el cementerio del asentamiento. Allí, ante las tumbas de Simao Cristino y Rodolfo Lukembein, oramos por todos. Y mi pensamiento volaba desde allí a África, a la frontera de Burkina Fasso donde a nuestro hermano salesiano, misionero español P. César Antonio Fernández, le fue arrancada la vida hace poco más de dos meses, en una absurda detención en la frontera y unos más absurdos disparos de unos radicales, simplemente por ser sacerdote y misionero, en este caso. El título de esta página quiere responder justamente a estas dos historias. La sangre derramada, y que tanto dolor produce, genera también vida. Lo he visto en el pueblo Bororo y Xavante, y lo vemos cada día en África donde a diario se producen “milagros de vida”. Estas líneas quieren ser un ¡Gracias! a tantas vidas entregadas con una generosidad sin límites.

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50 años | Licenciada en Trabajo Social, trabaja en el Hogar Bancario en convenio con INAU, integra el equipo del Sector Social del Instituto Juan XXIII y el equipo coordinador del Oratorio Aires Puros. Vive en Montevideo. ¿Qué te hace feliz? Los abrazos, los encuentros y reencuentros con mi familia, ponernos al día con amigos, cocinar para un cumpleaños, y rezar cantando. Se me aprieta el corazón cuando… Una persona confía, abre su corazón y me comparte su dolor. ¿Cuál es tu mayor miedo? A moverme por el miedo, a que el miedo guíe mis acciones. ¿Qué hacés cuando alguien no te cae bien, pero tenés que interactuar igual? Esto me da muchísimo trabajo, me propongo una y otra vez observar qué aspecto mío estoy viendo reflejado en esa persona, es un ejercicio que busco recordar y practicar. Todavía no lo hice, pero me gustaría… Aprender a tejer en telar. ¿Cuál es tu mayor orgullo? La disposición a transformarme. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? ¡El primer campamento en que participé! ¿A quién admirás? En estos días estoy admirando al Hno. David, un monje benedictino que tiene unos 90 años de edad, admiro su serenidad, sencillez, claridad y convicción para inspirar a otros a vivir en paz y gratitud, y a encontrar a Dios cada día.

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¿Qué te cuesta entender? La dificultad de comunicación entre las personas y que no tengo que entenderlo todo. Lo que más me gusta de Uruguay es… La cercanía con la que nos relacionamos unos con otros, el valor que le damos a la amistad, a ser vecinos, a compartir, la disposición a ayudarnos unos a otros, la vida compartida en el barrio. Lo que menos me gusta de Uruguay es... La tendencia a lo gris, lo uniforme, al juicio fácil. ¿Qué música escuchás? Me encanta escuchar canciones de cuna tradicionales de todo el mundo. Soy fan de las bandas de sonido de algunas películas como Los coristas, Amelie, Cinema Paradiso, La vida es bella. También escucho Zaz, Marisa Monte, Lila Downs, India Arie. ¿Te preocupás por tener tiempo libre, tiempo para vos? ¿Qué hacés? Sí, lo necesito, necesito ese tiempo para recuperar energías; en esta época del año me encanta leer disfrutando de un rico mate. En primavera salir a caminar o hacer tareas en el jardín. ¿Qué dificultades encontrás para estar verdaderamente presente en un lugar? Pensar en lo que voy a hacer después, distraerme y no darle valor a ese preciso momento.


24 años | Animador de oratorio y grupos asociativos de Primaria y Secundaria en el Colegio y Liceo Nuestra Señora del Carmen de Salto. Estudiante de Psicopedagogía. Vive en Salto

¿Qué te hace feliz? Estar en el oratorio y ver la alegría con el que llegan esos niños. Como dicen los Aristophanes: “Al final termina lleno el corazón”. Se me aprieta el corazón cuando… Cuando veo la pobreza económica y de cariño, de entusiasmo, de ganas de salir adelante en gurises que tienen un potencial impresionante y no se dan cuenta. ¿Cuál es tu mayor miedo? Fallarle o no cumplirle a la gente que quiero, o que espera algo de mí. ¿Qué hacés cuando alguien no te cae bien, pero tenés que interactuar igual? Trato de dejar de lado ese sentimiento y buscarle el lado bueno, limar asperezas. Todavía no lo hice, pero me gustaría... Irme de misión a algún lugar. ¿Cuál es tu mayor orgullo? Ver los buenos resultados cuando se le pone empeño, dedicación y esfuerzo. Ver gurises que arrancaron de chicos en el oratorio y hoy son adolescentes, los viste crecer, jugaste con ellos, les enseñaste a rezar, y con el mayor de los cariños los retaste. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? La invitación y arrancar a animar el oratorio. ¿A quién admirás? A mi madre, con su personalidad avasallante y a la vez con una dulzura y un cariño únicos, y a Don Bosco. Muchas veces en la animación, cuando estoy perdido, me pongo a pensar ¿qué haría Don Bosco? ¿Qué te cuesta entender? La desigualdad económica que existe, personas que con muchísimo dinero no tienen en qué más gastarlo, y al mismo tiempo, personas que se estén muriendo de hambre. Lo que más me gusta de Uruguay es... Sus tradiciones y costumbres, la sencillez de las personas y los paisajes que se descubren a medida que lo recorres.

Lo que menos me gusta de Uruguay es... Las pocas oportunidades de las personas para superarse, conseguir un buen empleo o poder estudiar la carrera que te gusta en el interior. ¿Qué música escuchás? No tengo un estilo específico y lo que escucho va de la mano con la actividad que esté haciendo. ¿Te preocupás por tener tiempo libre, tiempo para vos? ¿Qué hacés? Trato que el domingo sea un día para dedicar a la familia y amigos. También trato de descansar un poco porque con el cansancio acumulado se hace más pesado todo. ¿Qué dificultades encontrás para estar verdaderamente presente en un lugar? Soy muy ansioso y me cuesta estar 100% presente en un lugar ya que a su vez estoy pensando lo que me falta para la facultad, qué actividad podemos hacer el sábado, etc.

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VALELAPENAVIVIRASÍ

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VIRGINIA MALLARINI

“La riqueza está en el encuentro y en el compromiso” 13


I Había terminado la experiencia de Shemá en la Misión que una veintena de jóvenes salesianos desarrollaron en el Cottolengo Don Orione Masculino y, al salir, ocho de ellos sintieron en su fuero más íntimo que eso que vivieron no sería todo. Semanas después asumieron el compromiso de visitar un domingo al mes a quienes transcurren toda su existencia en el Cottolengo y los reciben como “sus nuevos mundos”. Virginia Mallarini, una joven montevideana de 26 años que integra el Voluntariado Misionero Salesiano (VMS), que actualmente estudia Profesorado de Biología en el IPA y trabaja como animadora-adscripta en IMA, entrevistada para el BS bucea en aquello que Dios fue sembrando en su persona y que afloró con ímpetu durante su misión en el Cottolengo.

¿Cuándo y por qué te decidiste a participar de la misión en el Cottolengo? Tenía ganas de hacer la experiencia Shemá desde hace un tiempo, pero aún no había podido. En Semana Santa siempre busco alguna instancia que me ayude a vivirla con más profundidad, y el año pasado justo cayó la misión en esos días. Sabía que era en el Cottolengo, y por eso tenía mucho miedo, porque mi hermana la había hecho y la transformó fuertemente. Al mismo tiempo eso me motivaba, pero estaba el tema de que nunca sabés con qué te vas a encontrar. Es un mundo que no conocemos. Mi miedo era porque no iba a tener el control de las cosas. Cuando sos animador el control lo

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tenés vos, acá salía de mi área de confort. Estas son realidades que el mundo evita, que las encierra, y a no ser que tengas un familiar, no sabés cómo es. No sabía qué hacer, qué pasa si no puedo, si sería útil.

¿Y ese miedo tuvo algún fruto, provocó algo más en ti? Me pregunté cuántas cosas en mi vida me provocaban esto y me respondí que eran pocas las que me desacomodaban de esta forma, y comprobé que había algo más.

¿Qué era ese “algo”? ¿Cómo era la misión? El miedo que sentía previo a la experiencia estaba en lo correcto. Me pasó eso que no quería que me sucediera, me removía muchas cosas, pero al mismo tiempo me di cuenta de que estaba de más. El primer día fue romper la cáscara, hacer una visita por el lugar. Hubo una preparación previa, donde los que ya la habían hecho nos dieron tips. Cuando llegamos nos guiaron, nos mostraron. Quienes viven en el Cottolengo se te arriman, te preguntan, todo es nuevo. El primer día fue como un terremoto que destruyó todos esos miedos y permitió construir de cero unas nuevas perspectivas. No me fui muy bien. Salí como si me hubiera pasado una misión por arriba. Espiritualmente terminé agotada. Tenía muchas preguntas, y la que más me marcó fue ¿dónde está la dignidad de la persona? Solemos asociar el sentido de la dignidad a lo que podemos hacer. Esos encuentros fugaces me sacaron de donde estaba. Tras ese primer día pensé que todo lo que había vivido era una mentira. Tenía entonces 25 años, creo en Dios, sé por dónde ir, y luego de estas situaciones te das cuenta de que te falta muchísimo.

¿Te enfrentaste con la realidad? Sí, vos pensás que necesitás determinadas cosas para ser feliz, o por donde va tu felicidad, y que ese es el único camino, tener, tener. Y encontrarse con estas vidas te muestra que el camino no va por donde pensabas.

¿Fue un descubrimiento o sacaste de adentro algo que ya tenías? Siento que algo me afloró. No es que inventás algo de un momento para otro. De a poquito Dios va sembrando cosas, y de repente estalla. Con esos miedos internos Dios me estaba moviendo. ¿Por qué siguieron yendo al Cottolengo una vez finalizada la experiencia Shemá? Cuando terminó la misión nos miramos y sabíamos que íbamos a volver. No tenía tiempo ni energías para ir a los oratorios, pero para volver al Cottolengo, sí. Es que encontré algo allí que me completó. Hablé con el Padre Sergio (Álvarez) y también con otras personas que vivimos la experiencia. La idea era que la iniciativa tuviera raíces fuertes y no estuviera movida por el egoísmo solo de sentirse bien uno mismo, sino tener en cuenta a las personas. Lo primero en lo que nos pusimos de acuerdo era en no generar la sensación de abandono que sus familiares y amigos hacen. Van un día y nunca más. Nuestro centro tiene que estar en ellos. Cuando se cumplieron 30 días de nuestra misión arrancamos a ir un domingo por mes. El domingo del mes lo elegimos en función de las posibilidades de los 8 que volvimos al Cottolengo de los 20 que hicimos la misión.


¿Qué hacen ese Domingo al mes durante la visita al Cottolengo? Después de un tiempo, generamos vínculos con algunos. Recordemos que son 200 los que están allí. Cada uno fue haciendo vínculos, unos los hicieron más con los niños, otros con los adultos, yo los hice con los adultos mayores. Son charlas, diálogos, compartir. Ellos quieren saber todo de vos ya que viven toda su existencia ahí dentro. Tienen las mismas rutinas, conocen las mismas personas. Ese es su mundo. Yo me muevo, vivo cosas diversas en diferentes lugares. Nosotros para ellos somos sus nuevos mundos. La riqueza está en el ncuentro, en compartir cosas de esos dos mundos.

¿La idea es ir para siempre o por un tiempo? Por ahora la idea es ir. La vida de cada uno nos lo marcará. Queremos cumplir con nuestras responsabilidades, con nuestros objetivos de vida. Estamos generando vínculos más profundos. La mayoría somos jóvenes, sin demasiados compromisos, por lo que lo hacemos con gusto. Pero nos lo hemos planteado. Este año hemos abierto las puertas y explicitamos en qué consiste el compromiso. Se sumaron dos personas: uno que ya había hecho otra misión, y una chiquilina que no ha hecho nada parecido. Somos cuidadosos respecto a quienes sumar. Les explicamos cuáles son los requisitos fundamentales, que pasan por

poner a quienes viven en el Cottolengo en el centro, cuidarlos. Los interesados deben tener más de 20 años y mantener el compromiso. ¿Van en horarios de visita? Sí, son dos horas en el Cottolengo, de 15 a 17, y después nos reunimos en Maturana a dialogar entre nosotros. Toda la experiencia la vivimos en comunidad ya que mueve mucha cosa. Es importante poder sentarnos para decantar lo que se vivió y seguir discerniendo. Estamos viendo de qué manera aportarles más a quienes nos esperan en el Cottolengo. 15


CONNOMBREYAPELLIDO

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ENTREVISTA | P. Jorge Pérez sdb

La gente no quiere ser dirigida: quiere ser acompañada, escuchada y comprendida Jorge Antonio Pérez tiene 56 años y es Salesiano de Don Bosco. Está encargado de la Catequesis a nivel Inspectorial y colabora en el Colegio Salesiano de La Teja. Sostiene que acompañar no es dirigir y que hay que entrar descalzo en la tierra del otro. Para Jorge, lo que vale en la espiritualidad son las decisiones tomadas con amor y con libertad. Cree que en todas las etapas de la vida es útil el acompañamiento: “Cada momento tiene su punto de quiebre que hace necesario discernir algunas cosas, elegir algunas, renunciar a otras”. La juventud, en especial, es una etapa “en tensión de búsqueda”.

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¿Cómo nació tu vocación de Salesiano de Don Bosco? Crecí en una familia ligada a los salesianos. Soy de Juan Lacaze, y en aquel momento la única presencia de Iglesia a nivel de pueblo estaba ligada a los salesianos. La parroquia era de los salesianos, y también fui a la escuela con ellos. Luego pasé al liceo público, pero seguí en un grupo de adolescentes en la parroquia. Ahí me invitaron a ayudar a dar catequesis. Empecé y me gustó la tarea educativa, estar con los gurises. Como manifesté mi gusto por eso me invitaron a un campamento, que terminó siendo una misión. Me enganché. Me gustaba la catequesis y quería dedicarme a esto. Ahí arrancó. Después uno va descubriendo el seguimiento de Jesús, la vida en comunidad, el oratorio. ¿Qué es el acompañamiento espiritual pastoral? Es ayudar a la persona a leer en su vida los signos de Dios. Cómo ir descubriendo en las cosas que me pasan, en las que me gustan y en las que no, en los acontecimientos que elijo y en los que me suceden sin elegir —que son un montón— por dónde se mueve el espíritu de Dios; a qué me está llamando, en qué me está provocando a crecer. Es tratar de leer entre líneas la vida. Tratar de entender qué pasa a nivel espiritual en las cosas que suceden en lo emocional, material e intelectualmente. ¿Es necesario el acompañamiento espiritual en los jóvenes? Es útil. Es necesario para todo cristiano, en realidad. Ayuda a interpretar la confrontación que uno hace de las cosas teniendo enfrente a alguien que te ayuda a salir un poquito de vos mismo. Es muy difícil ser juez y parte de las cosas. Todos lo somos, porque discernimos sobre nuestros sentimientos, emociones y gustos. Pero a veces nos confundimos entre lo que me dice Dios y lo que yo quiero. Y no es que el que está enfrente sabe. Pero me puede ayudar a ver otras facetas de la realidad. Es valioso, también, para provocar desafíos nuevos y no quedarse estancado. 18

¿El acompañamiento se propone dar respuestas? No, se propone ayudar al otro a encontrar respuestas o generar nuevas preguntas. Sino sería dirección espiritual, como se llamaba antes, donde yo sé a dónde tenés que ir vos. Pero yo no sé a dónde tenés que ir. El tema es poder desenredarse de las cosas que nos pasan, que nos tienen conflictuados. Me puede sugerir algo que yo no había pensado, nuevas búsquedas. ¿De dónde se nutre el acompañante? Primero, de una vida espiritual intensa. Hay que formarse. No hay que ser psicólogo, pero hay que tener algunos elementos mínimos de psicología. Si tenés más elementos te ayuda. Me parece que sobre todo hay que nutrirse del aprendizaje de los años. A mí me ha ayudado mucho el sacramento de la reconciliación. Hablando con la gente cuando se va a reconciliar, uno aprende mucho de cómo actúa Dios en su vida; de cómo uno hubiera sugerido otra cosa, pero la persona obró distinto y se generaron procesos buenos. No hay que apurarse a dar una respuesta; al contrario, hay que ayudar a la persona a que siga leyendo lo que le pasa. De acompañar a otros, ¿uno se nutre también? Sí. A veces le sirve a uno para decir: "Ah, mirá. Yo no lo había pensado para mí". En un buen proceso de acompañamiento no es que vos venís y yo te digo. Primero, y sobre todo, te escucho. Si te escucho de verdad no es para darte respuestas sino para entenderte; necesariamente tus cosas van a impactar en mi vida. ¿Hay edades específicas para acompañar espiritualmente? No: hay edades que son de mucha búsqueda personal, como la juventud. Es una etapa especial porque todo está en tensión de búsqueda, de armado de un montón de cosas. El tema es que pasado ese momento en que parecería que la vida se estabiliza, no se estabiliza nada; en realidad, empiezan otro montón de procesos


Una cosa linda de la mayoría de los jóvenes que me ha tocado acompañar es que son muy honestos en sus planteos. No están buscando quedar bien con nadie interiores que también son importantes. De hecho, cuánta gente entra en crisis, no a los 25, sino a los 35, a los 40. Crisis que tienen que ver con la vida matrimonial, con trabajo, con la relación con los hijos, con el sentido de vida. Nosotros jorobamos a veces leyendo materiales de psicología y de vida religiosa; se habla de la crisis de los 30, crisis de los 40, de los 50: ¡¿viviré algún momento sin crisis?! Cada momento tiene su punto de quiebre que hace necesario discernir algunas cosas, elegir algunas, renunciar a otras. ¿Qué es lo que más te interpela de la espiritualidad de los jóvenes de hoy? Todo lo que ahora se habla del nuevo modo de construir la identidad, la subjetividad y la religión. Yo crecí en otra época, ni mejor ni peor, otra. Algo que me interpela es cómo acompañar la búsqueda de fe y de espiritualidad en los jóvenes sin que haya un choque con la vida moral. Sobre todo los religiosos y los eclesiásticos tenemos muy metida la vida moral: lo que está bien y lo que está mal. Tiene que haber una coherencia entre la vida espiritual y la moral. El tema es que, como se van dando las cosas, el armado de una vida moralmente recta con una intensa espiritualidad no siempre ocurre del modo armadito como uno creyó vivirlo. Te encontrás con animadores de oratorio que de repente tienen una vida de fe y tranquilamente el fin de semana se fuman unos cuantos porros, y no por eso sienten que están dejando de lado su vida espiritual. Cuando yo digo “el riesgo de mezclar” es el querer hacer encajar las cosas a prepo. Ahí uno generalmente termina arruinando la espiritualidad o termina arruinando la vida moral. Hoy los ritmos son distintos. La gente piensa de otras maneras, hay otros parámetros. Cuando recién había salido Windows se decía que iba a cambiar el modo de pensar, porque el pensamiento ya no tenía que ser lineal sino que podría saltar de una cosa a otra: cierro, vengo, voy. Y eso pasa en la vida. Acompañar esos procesos

me interpela mucho porque sé que tengo cosas que proponer. Pero, proponerlas para que realmente produzcan un crecimiento espiritual y no un choque, no es sencillo. Después, algo que disfruto es la sinceridad. Una cosa linda de la mayoría de los jóvenes que me ha tocado acompañar es que son

funciona. No es que me saco mis valores para entrar en tu tierra; no es que me saco mis ideales, el Evangelio. Sí me saco mi forma de pisar, mis zapatos; me saco mi modo de ver las cosas, para tratar de respetar lo que el otro pueda hacer. De última, lo que no se haga con libertad y con

muy honestos en sus planteos. No están buscando quedar bien con nadie. Son muy libres respecto al acompañamiento. La gente no quiere ser dirigida: quiere ser acompañada, escuchada y comprendida. Es algo valioso que le ayuda a uno a ser más humano; a realmente ejercer la paternidad espiritual, y no un rol de "yo sé y vos no, por eso te marco a dónde vas".

amor no sirve para nada en la vida espiritual. A veces es mucho más espiritual una decisión que, a mi juicio, no está tan buena, pero que él o ella la toma con plena conciencia, que algo que hace para quedar bien conmigo o con la Iglesia.

¿Se necesita un proceso de "descalzarse" para entrar en la tierra del otro? Sí. Siempre la tentación de querer llevar al otro a la meta de un salto es muy grande. Es un típico defecto eclesiástico. Hoy en día no

¿Notás algún cambio en la forma de vivir la espiritualidad en estos últimos años? En Uruguay, cuando yo viví mi adolescencia, la Iglesia era de los pocos lugares donde los jóvenes se podían reunir y expresar, porque era época de dictadura. Era de los pocos lugares donde nos podíamos reunir, no para ser revolucionarios, pero por lo menos para 19


ser jóvenes. Hoy hay mucha resistencia a atarse a una pertenencia. La espiritualidad se vive de forma mucho más individual. Por un lado, tiene la ventaja de lo personal: la búsqueda más permanente de mi camino propio; no vamos todos por el mismo sendero. Tiene la contra de que a veces se vacía de lo comunitario, y no puede haber un camino cristiano sin comunidad. No existe, como no existe un ser humano sin una comunidad detrás que lo haya acompañado, formado, sostenido, con la cual se haya peleado y educado al mismo tiempo. Yo estoy metido más en el campo de la catequesis: antes los planes eran iguales para todos los grupos. Hoy ya eso no funciona. Tenés que pensar cómo armás los planes, porque cada grupo, cada generación, van cambiando de modo distinto. Se valoran los procesos personales. Sí está, por otro lado, el desafío de que la vida espiritual se nutra de otros que también la viven; de cómo, cuando me junto con gente que vive de modo humano, me humanizo.

Lo que no se haga con libertad y con amor no sirve para nada en la vida espiritual ¿Los sacerdotes también necesitan acompañamiento espiritual? Sí. Está pedido específicamente. Tenemos las crisis típicas de cualquier humano y cristiano. Uno puede taparlas detrás del oficio, como un médico que se enferma y se receta a sí mismo. Pero no, que lo vea otro médico que sea objetivo respecto de lo que pasa. También en esto. Así como tengo con quién celebrar Sacramento de la Reconciliación también está bueno que tenga con quien confrontar la vida. Tiene que ver con lo que me está pasando en mi vida comunitaria, con mi Ministerio, con mi vida personal, y que quiero seguir buscando y creciendo. ¿Hay alguna experiencia de acompañamiento que te haya marcado particularmente? Me llama la atención un joven que a lo largo de estos años fue haciendo un proceso en un entorno bastante adverso, económica y educativamente. Sin embargo, él ha ido encontrando en cosas que pasaron en su vida, en el oratorio, en otros momentos, en su familia, elementos para sostener la experiencia de Dios. Y después otro muchacho que venía de un entorno muy adverso y sin embargo había nacido ahí la experiencia de la fe. No sé de dónde, porque formación religiosa no había tenido ninguna hasta que cayó en el liceo. Había una experiencia de Dios, como alguien que lo quería y lo cuidaba, que yo no sé de dónde había brotado. Es lo que a uno le hace pensar en esto de descalzarse para entrar en el terreno del otro. Son de esas experiencias en que uno dice: “Yo estoy acompañando algo que es un misterio, que no pasa por lo que yo hago”. 20


SINTONIZANDO CONDONBOSCO

Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

LA VOCACIÓN: DESCUBRIR LO QUE DIOS DESEA PARA LA FELICIDAD DE TODOS Queridos amigos de la Familia Salesiana de Uruguay:

DEOTROSLARES Nuevas oportunidades de formación para jóvenes etíopes El 30 de mayo tuvo lugar en Macallè, Etiopía, la ceremonia de inauguración de una nueva estructura para que los jóvenes necesitados puedan estudiar y formarse como técnicos en mecánica de autos. El proyecto, realizado en la “Escuela Politécnica Don Bosco”, que funciona en el Instituto Técnico-Profesional (TVET) de Macallè, ha sido posible gracias a la colaboración entre la Fundación Onlus “Opera Don Bosco”, con sede en Milán, y “CNH Industrial”, gracias a su programa “TechPro2”. El gigante industrial de los vehículos comerciales formará adecuadamente a los profesores que impartirán los cursos y talleres dentro de la nueva estructura, proporcionándoles todas las herramientas, tanto teóricas como operativas.

El Boletín Salesiano en el tiempo El primer número del Boletín Salesiano fue publicado en agosto de 1877. El primer director fue Don Bosco. En 1879 se publicó por primera vez en francés. En 1881 se publicó el primer "Boletín Salesiano" en Buenos Aires, en español. Hoy está presente en 132 países de todo el mundo, con 66 ediciones y en 31 idiomas.

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MEGUSTACOMENTOCOMPARTO


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

Esta página se refiere a la lectura del Evangelio según San Lucas (10, 1-12. 17-20) proclamado en la Misa del 7 de julio, Domingo XIV del Tiempo Ordinario. Jesús le dijo al muchacho que quería seguirlo adonde fuera que, aunque los zorros tenían sus cuevas y los pájaros sus nidos, él no tenía donde recostar la cabeza (Mt 8,20). Este dicho, y las con nuas referencias en el evangelio a la i nerancia de Jesús y de sus discípulos, podrían darnos la falsa imagen del movimiento en torno al Nazareno como un campamento jipi o una caravana de circo. Los evangelios nos dan pistas para comprender que Jesús alternaba empos de camino y misión con períodos también de estadía en Cafarnaúm, en Betania y en otras casas donde, en la fuente de la amistad, recuperaba fuerzas para su misión. Por eso lo primero que alguien le pregunta a Jesús, en el Evangelio de Juan, son tres palabras que se pueden leer a varios niveles: “Maestro, ¿dónde permaneces?” (Jn 1,38). Algunas biblias con cierta razón traducen esta frase como “¿dónde vives?”, dándole entonces un sen do muy prác co. Pero el verbo en griego es el que también se u liza para hablar de una realidad más profunda: el permanecer. Este es un verbo muy querido para Juan, que lo u liza más de cincuenta veces en sus escritos. Implica habitar, “hacer morada”, afirmarse, consolidar un vínculo con determinado lugar o persona. Por citar un ejemplo: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6,56). Por eso, esa pregunta del inicio del evangelio ene un sen do muy profundo: “Maestro, ¿dónde permaneces?” El evangelista Lucas, que estamos escuchando este año en las misas de los domingos, no es tan faná co de este verbo, pero propone un uso muy original de la expresión: si Juan lo emplea para la vida espiritual (“permanezcan en mi amor”), Lucas lo usa mucho en el contexto de la evangelización. En el texto que hoy escuchamos, Jesús es claro invitando a “permanecer en la casa” donde son

recibidos los misioneros. En los Hechos de los Apóstoles, también obra de Lucas, se narra la P. Francisco Lezama sdb hermosa conversión de Lidia. Cuando Dios le toca el corazón a esa mujer, ella le pide a Pablo, Timoteo y Lucas: “Si piensan que he creído, ¡vengan a mi casa y permanezcan!” (Hch 16,15). Es una expresión similar a la que dijeron los discípulos de Emaús al hasta entonces desconocido que les explicó la Palabra: “¡Permanece con nosotros!”. Es también el grito que escuchamos hoy; en un mundo en el que abundan los encuentros e meros, las relaciones superficiales, Dios y los jóvenes nos piden, nos suplican, nos gritan: “¡Permanezcan!”

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AQUÍYAHORA

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La verdad en la era de las fake news ¿Qué es la verdad? ¿Existe una verdad? ¿Qué verdad es posible en la era de las fake news? ¿Cómo nos afectan en la vida cotidiana? ¿Qué rol juega el periodismo frente al relativismo informativo? El bombardeo informativo que recibimos a diario no solo por los medios de comunicación sino por miles de medios alternativos en los que se hace difícil distinguir lo verdadero de lo falso, nos obliga a discernir, a buscar, a fomentar el espíritu crítico, a ser más reflexivos y a no quedarnos con primeras impresiones. Dos filósofos uruguayos responden a estas preguntas y dan pautas sobre qué hacer para intentar arrimarse a la verdad.

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Roberto Blatt, escritor, filósofo, ensayista y traductor uruguayo radicado en España, aborda el tema en su último libro “Historia reciente de la verdad”, y define a la verdad como “las condiciones que permiten que una sociedad pueda funcionar”. “No es algo que exista ahí afuera, no es establecer una verdad definitiva sino crear un consenso”, explicaba en una entrevista con Sábado Sarandí el 4 de marzo de 2019. En una entrevista al portal español Ethic, decía también: “Esto no significa que la verdad sea relativa o, peor aún, arbitraria o personal, sino todo lo contrario: debe cumplir con requisitos aunque puedan evolucionar en el tiempo… Representa el más amplio consenso posible sobre cualquier tema que permita sin grandes malentendidos una conversación pública, lo contrario de la mera opinión”. Y agregaba: “Decir que algo es verdad es algo que ni siquiera los científicos se permiten hoy en día. Las grandes verdades terminan siendo banales, por ejemplo decir que todos los seres humanos son mortales es una gran verdad universal, pero es irrelevante porque es obvia”. Blatt afirma que cuando ese consenso de verdad se quiebra porque el sistema deja de resolver los problemas que van surgiendo o deja de ser creíble, aparecen alternativas. Por ejemplo, “cuando la Iglesia Católica empezó a resquebrajarse como modelo político empezaron a aparecer otros modelos”. Horacio Bernardo, otro filósofo uruguayo, autor de varias publicaciones, explica cómo se construye la verdad a través de dos definiciones como correspondencia y como coherencia. “Si yo digo que estoy hablando por teléfono con fulanito es fácil de corroborar, entonces podemos decir que lo que se afirma se corresponde con la realidad”, apunta. Pero cuando no se puede corroborar el hecho se recurre a la coherencia. Según esa teoría, cuando los sentidos engañan, “a lo máximo que se puede llegar es a decir que algo es coherente respecto a lo enunciado previamente, o no es verdadero porque no coincide con Federico Barreto teorías u observaciones previas. Si se dice que una persona cometió 26

una estafa y se conoce a esa persona, en base a las creencias que se tengan de esa persona, se creerá o no que cometió el delito. Lo que se hace es atar cabos con enunciados previos”, afirma. En un año electoral, como es este 2019, Bernardo recurre a dos ejemplos de la campaña política recientes: cuando se falsificó un capítulo del libro biográfico del candidato del Partido Nacional Luis Lacalle Pou para introducirle la información de que en el pasado había atropellado y matado a una persona conduciendo alcoholizado; y cuando se hizo correr la noticia de que el exvicepresidente frenteamplista Raúl Sendic había instalado una fábrica de bolsas para beneficiarse con la nueva ley que obliga a retirar del mercado las que no sean compostables o biodegradables. “La noticia del libro de Lacalle Pou era mentira desde el punto de vista de la correspondencia, no había tal fragmento en el libro, mientras que en el caso de Sendic era una cuestión de la manipulación de la coherencia, era relativamente coherente ese hecho dado que el exvicepresidente ha protagonizado numerosos episodios”, señala Bernardo y concluye que con las fake news se vulnera de algún modo o la coherencia o la correspondencia, pero presentan un “grado de sutileza” que hace que puedan ser verdad. Frente a esta situación el rol del periodismo resulta fundamental para poner los hechos en negro sobre blanco y aportar información sobre lo que realmente sucede. Blatt afirma que el periodismo ha tenido un rol más importante que la ciencia para hacer participar a la sociedad. “Le ha permitido (a la sociedad) sentirse representada y gracias a esa información empezó a exigirse la democracia para que haya equilibrio entre lo que se sabe y lo que se decide”. Si bien los diarios nacieron como órganos de prensa de los partidos políticos y como panfletos, luego empezaron a ganar credibilidad y peso. En ese camino, Blatt cita el ejemplo de la prensa inglesa que para demostrar su rigor y su valentía ganó su máximo prestigio cubriendo con guerra de Crimea (1853-1856). “Los corresponsales de guerra, fueron los primeros en informar del acuerdo entre rusos y británicos que se publicó antes en el Times y luego llegó incluso a conocimiento del propio gobierno Inglés”, cuenta.


“Jamás hemos estado tan informados a pesar de las estrategias de desinformación que proliferan” Roberto Blatt No obstante hoy las redes sociales presentan un nuevo desafío para los medios de comunicación porque la noticia surge antes de que esté en los diarios por vías alternativas como Facebook, Twitter o Whatsapp, se reproduce a gran escala en segundos y ahí se mezcla lo verdadero con lo falso. Como explica Blatt “la necesidad de acumular 'me gusta' para reforzar a la autoestima desplaza a la argumentación… la demanda de reconocimiento personal, una necesidad emocional: el vano, nunca mejor dicho, triunfo de opinión propia sobre una verdad colectiva”. Y ello ha llevado “a la pérdida de fe en ese consenso amplio terrenal y de la credibilidad de la información”. Desde la visión del filósofo, “a la complejidad de la realidad se la trata con modelitos simplificados donde hay buenos y malos, y por el hecho de renunciar a la complejidad ya están entrando en la mentira”. A su vez, afirma que la falta de contexto histórico favorece la no verdad. “La tendencia es atrincherarse en mi cabinita de internet lo que hago es coleccionar likes”, sostiene. De todos modos, el filósofo es optimista en que todo el aparataje destinado a promover y divulgar noticias falsas no tiene mayor poder que el bien. “Se le ha atribuido a (el presidente ruso Vladimir) Putin la crisis de la Unión Europea para su beneficio, pero también es cierto que ha habido reacciones muy eficaces. Tenemos todo el talento para autodestruirnos, lo cierto es que hemos conseguido mantenernos vivos”. El modelo del periodismo inglés que persistió es el que permite hoy tener suficiente información y de calidad. En esa línea Blatt dice en la entrevista con Ethic: “Jamás hemos estado tan informados a pesar de las estrategias de desinformación que proliferan”. CÓMO ME AFECTA Bernardo en tanto, plantea el tema de las

Roberto Blatt

fake news desde lo cotidiano y vivencial: ¿por qué esto me afecta a mí?, se pregunta. “Toda esta cuestión social debilita el valor de los hechos. Frente a la información que la gente hace circular por las redes sociales, o comenta en las oficinas, no todo el mundo tiene tiempo para chequear y el bombardeo de información es tal que pasa a ser una cuestión más psicológica. Cuando no se tiene tanta información la persona se basa en prejuicios, no de modo negativo sino que con la poca información que se tiene se sacan conclusiones”, afirma. Es lo que en psicología se define como sesgos cognitivos y concretamente se trata del sesgo de disponibilidad: “Nos parece que sea más probable aquello que esté más cerca, más disponible en nuestra mente, reafirma las creencias. Si se fue víctima de un robo en el centro, se va a decir que es verdad que hay muchos robos en el centro”, ejemplifica. Esta situación llevada a las redes sociales, presenta otra complejidad que obstaculiza aún más el encuentro con la verdad, ya que Facebook, Twitter e Instagram trabajan con algoritmos para darle a cada internauta lo que quiere de acuerdo a sus gustos, a la Mag. Fabián Vitabar información que busca o a las personas con

las que se relaciona con más frecuencia. “Te da más de lo mismo, entonces vas construyendo desde tu primera persona una forma de entender el mundo y de creer lo que es verdad que puede estar fuertemente sesgada porque las propias formas de información estimulan a que vos sigas recibiendo más de lo mismo, y te vas construyendo tu verdad”, sostiene Bernardo. “Desde el punto de vista de la coherencia interna quedas desamparado en relación a la verdad”, añade. Pero esto no solo afecta en la dimensión social o política de la persona sino que afecta la forma en la que nos conocemos a nosotros mismos. Bernardo asegura que para que una persona pueda tomar el control de su vida “es muy importante toparse con visiones que muevan el piso” y no se refiere a cuestiones radicales o a grandes descubrimientos “sino a alguien que nos dice algo que no habíamos considerado o que nos da una idea para hacer algo nuevo”. El filósofo trae a colación a Sócrates que utilizaba la práctica de interrogar a las personas al punto de hacerlas tambalear en sus convicciones para enriquecer su visión del mundo y de sí mismo. “Es bueno cuestionar27


le suma que la información que recibimos está sesgada, y que lo verdadero tiene menos chance de aparecer, hay menos oportunidades de repensarse”, advierte. “Hoy Sócrates tiene menos chances de aparecer en los muros de Facebook”, acota.

Horacio Bernardo

se a uno mismo como persona frente a los mensajes que te llegan por las redes que sólo te dicen que vas bien”, plantea. Y en la misma línea, menciona también lo que recomendaba el escritor José Enrique Rodó, de ser capaces de aceptar todas las

visiones, pero “tener una habitación en la que no entre nadie para tener un espacio para reflexionar. Esos espacios hoy están vulnerados, está todo dado para no pararse a pensar, hay dos millones de medios de comunicación, personas que están constantemente generando contenidos, si a eso se

De todos modos también es optimista en que esa búsqueda de la verdad es posible si se toma el camino válido que Bernardo resume en tres pasos: procurar tener conciencia crítica como base, poder pensar; dudar cuando las cosas son demasiado coherentes con lo que ya pensamos, cuando el mundo que nos rodea devuelve demasiado de lo que ya pensamos y creemos; y por último, tener ese espacio de reflexión, para organizar ese mundo.

No falsear la verdad en las relaciones humanas

En una de las audiencias generales que el Papa Francisco ofrece los miércoles en la Plaza de San Pedro del Vaticano, se refirió a la verdad. “Vivir de comunicaciones que no son auténticas es grave, porque impide las relaciones y, por lo tanto, el amor. Donde hay mentira no hay amor. No puede haber amor”, dijo el Papa según recogió el sitio web católica Aciprensa. En la audiencia del 14 de noviembre de 2018, el Pontífice habló del octavo mandamiento del Decálogo: “No dirás falso testimonio ni mentirás”, y aseguró que el mandamiento “prohíbe falsear la verdad en las relaciones con los demás”. “No decir falso testimonio significa vivir como hijos de Dios, dejando emerger siempre que Dios es Padre y que nos podemos fiar de Él. Yo me fío de Dios. Nuestra confianza con Dios, y de esta confianza con Dios que es Padre y me ama, te ama, nace mi verdad, el ser sincero y no mentiroso”. Explicó que “cuando hablamos de comunicaciones entre las personas no sólo entendemos las palabras, sino también los gestos, las actitu28

des, incluso los silencios y las ausencias. Una persona habla con todo lo que es y lo que hace. Todos nosotros vivimos comunicando y estamos continuamente en equilibrio entre la verdad y la mentira”. Ahora bien, “¿qué significa decir la verdad?”, preguntó Francisco. “¿Qué significa ser sincero? ¿Tal vez exacto? En realidad, eso no basta, porque se puede estar de forma sincera en el error, o quizás se puede ser preciso en el detalle, pero no captar el significado del conjunto”. “En ocasiones nos justificamos diciendo: 'He dicho aquello que sentía'. Sí, pero has absolutizado tu punto de vista. O también: 'Tan solo he dicho la verdad'. Quizás sí, pero has revelado hechos personales o reservados. ¡Cuántos rumores destruyen la comunión por inoportunidad o por falta de delicadeza!”. Por lo tanto, “¿Qué es la verdad?”. “Preguntémonos qué verdad atestiguan las obras de los cristianos, nuestras palabras, nuestras elecciones. Los cristianos no son hombres y mujeres excepcionales. Son hijos del Padre celestial, el cual es bueno y no decepciona, y mete en los corazones de sus hijos el amor por los hermanos”, concluyó.


SABORABUENASNOCHES

“ME ENCUENTRO,

CAMBIANDO ”

Gonzalo pasó mucho tiempo encerrado en su casa. Solo salía para aprovisionarse de alimentos y volvía enseguida a reposar en su cómodo sillón frente a la enorme pantalla plana. Ya no le quedaba nada de Netflix por descubrir, pasando por películas, documentales, series, recitales... Un día se dijo que estaba perdiendo lo real, lo mejor, lo que estaba pasando afuera y salió en su búsqueda: recorrer los recitales y toques musicales que podría encontrar en ese tiempo.

¡¿Qué es lo que me pasa?! Gonzalo, con la cabeza hundida entre sus rodillas, sentado en el escalón de su puerta, llora amargamente. De pronto percibe que alguien se sienta a su lado, le ceba un mate, le pone la mano en su hombro; parte su galleta a la mitad y la comparte. Allí quedan los dos como congelados en una imagen, como si fuera una vieja amistad. Pasaban los minutos y ninguno decía nada. Gonzalo poco a poco, luego de unos cuantos mates compartidos en silencio, comienza a sentir un gran alivio. Era como haber encontrado algo que había perdido, y esto lo hacía sentir muy bien. Intrigado se anima a preguntarle su nombre, y para su gran sorpresa, este otro le pasa un papelito que decía: “Soy Álvaro, tu vecino; soy sordomudo, y estoy siempre acá a tu lado para lo que me necesites…”. Luego se levantó y se fue.

Al salir de su casa vio a otro joven, que estaba en la vereda, sentado tomando mate. Cegado por el sol, luego de tanto encierro, apenas lo pudo distinguir, y no registró su amable saludo.

Gonzalo no sabía si reír o llorar. Pero, sí sabía, que lo sucedido era algo En ese tiempo pudo estar en muchos toques, y luego de haber experimentado diversas sensa- verdadero, que promeciones, por lo variada que fue su gira, vuelve a su casa. Cuando va a entrar ve al vecino; el tía permanencia y que joven está tomando unos amargos, y lo saluda cordialmente. Gonzalo apenas asiente con la era justo lo que desde cabeza, mientras pensaba “qué aburrido, lo que se está perdiendo este loco”. hacía tiempo estaba buscando. Entre lágrima y Luego de un par de días se siente extraño. Ya la música no era lo que más le agradaba. Ahora sonrisa, su cara se iluminó se le ocurre ir de compras, darse todos los gustos. Al salir de su casa ve, nuevamente, al veci- como hacía tiempo no sucedía. no con su mate.

P. Adrián García sdb

En medio de tus cambiantes búsquedas a lo largo de la vida, puede estar latente la oportunidad de encontrarte con alguien que dé sentido más hondo a tu camino, con tan solo sentirlo a tu lado, acompañando tus pisadas. Jesús desea ser, como el vecino de esta histoPasada la novelería de las compras sigue sintiéndose extraño, todo esto no era suficiente para ria, siendo siempre presente, más de lo que satisfacerlo. Ha ido perdiendo contacto con la gente, y a través de una nueva red social que te imaginas, aunque tú lo ignores, o no sepas él mismo crea, busca la forma de relacionarse, con la singularidad de elegir sus próximos ni siquiera su verdadera identidad. Él puede vínculos cercanos, pero sin que los demás lo sepan. La consigna es vincularse con personas ser el rostro amigo donde, en el espejo de un que tengan el mayor nivel de seguidores y sean exitosamente mediáticas. De paso encuentra mate compartido, puedas descubrir tú a su vecino, pero lo descarta al no cumplir estos requisitos. mismo aquello que incansablemente, en el devenir de tus caminos desencontrados, Al poco tiempo comienza a sentir un creciente malestar, la soledad comienza a tener sus estás anhelando encontrar. consecuencias negativas, y la red social no conforma, sigue sintiéndose muy solo. Para esta insaciable y cambiante búsqueda tiene que haber algo que lo salve. Es por esto que decide salir al encuentro directo con la gente y descubrir qué es lo que se siente. Para su mayor sorpresa, descubre que no puede sostener ningún vínculo. Al volver de sus compras, repleto de artículos de todo tipo, percibe la misma escena diaria de su vecino, y en la diferencia abismal por lo que tiene cada uno, reafirma más su privilegio de tener lo que quiere. Cuando el joven hace un gesto de darle una mano con las bolsas de compras, Gonzalo piensa que lo podrá robar y se mete enseguida a su casa.


DELÁRBOLSALESIANO Ana María Paracampo Salaberry, monja de clausura Benedictina

El ambiente salesiano me preparó y me ayudó a descubrir mi vocación

El Centro Juvenil de La Teja fue el ambiente propicio que la preparó para un cambio de vida radical. Allí se fue tejiendo su vida de fe y nacieron profundos lazos de amistad que aún conserva. Cuando su madrina le regaló una muñeca vestida de religiosa Ana María Paracampo Salaberry osb supo que quería ser como ella, y lo consiguió al ingresar al Monasterio de las Hermanas Benedictinas de El Pinar, “encandilada” por la llamada del Señor a la vida contemplativa. De sus padres aprendió la “misión” de María Auxiliadora mientras que en los ámbitos salesianos descubrió la complementariedad de los distintos carismas en la Iglesia. 30


¿Cómo y cuándo conociste el carisma salesiano? Nací en un hogar cristiano, con cuatro hermanas y un hermanito que murió a las pocas horas de nacer. Íbamos a Misa al Colegio salesiano de La Teja “La Divina Providencia”. Hubo dos hechos que marcaron mi relación con la Auxiliadora y con la familia salesiana. El primero tiene que ver con mamá. Ella era devota de María Auxiliadora y, cuando ya estaba con cáncer terminal, le dijo a una de mis hermanas que en el féretro le pusiera la estampita de María Auxiliadora que llevaba siempre en su billetera. El Señor la vino a buscar cuando se celebraba el Oficio de las Primeras Vísperas de María Auxiliadora, el 23 de mayo. Y algo más que me hicieron notar, estaba en la pieza 24. La Auxiliadora fue su compañía en su pascua. El segundo hecho está vinculado a papá. En sus últimos días, pasaba las cuentas de su rosario rezando; pero, al final final, ya no pasaba las cuentas solo se agarraba del crucifijo. Esto aprendí de mis padres, la misión de María Auxiliadora, que nos acompaña maternalmente para llevarnos a su Hijo, el Redentor. Durante mi adolescencia y juventud iba al Centro Juvenil Salesiano de La Teja, que lo llevaba adelante el P. Eduardo Berrutti y al que llegaban todos los fines de semana los Salesianos del Teologado. ¿Qué recuerdos conservás de esa experiencia? Muchos recuerdos y muy queridos. Allí, en el Centro Juvenil salesiano, se fue forjando mi vida cristiana, con la recepción asidua de los sacramentos, compartiendo la fe, celebraciones, grupos de formación catequética, de reflexión y de liturgia. Éramos varios grupos, más de 70 jóvenes, gozando de la pedagogía salesiana, como inculcaba Don Bosco: de “prevenir las faltas no reprimirlas”, en un clima sano, alegre, contenido y protegido. Compartíamos también sucesos familiares, estudios, deportes y los famosos y hermosos campamentos en la Laguna Negra. En esta etapa se construyeron vínculos y amistades profundos. Relaciones que perduran “a lo largo y a lo lejos”, en que compartimos la vida, la fe, la oración, nuestro tiempo. Doy gracias a Dios (y a los Salesianos) por todo lo recibido. ¿A qué edad comenzaste a discernir tu vocación? En mi niñez me pasó algo “especial”. Cuando tenía pocos años, mi madrina me regaló una muñeca vestida de religiosa y yo, sin conocer

aún a las religiosas, dije que quería ser como ella. Sí, siempre tuve esa certeza de elección de Dios, aunque no siempre de manera consciente. En el Centro Juvenil salesiano participaba en varios grupos. Y en uno de reflexión y oración que dirigía el P. José María Acuña, al ver él mi deseo y búsqueda en la oración me sugirió hablar con Mons. Nicolás Cotugno sdb, que estaba fundando la “Fraternidad Contemplativa María de Nazaret”. Participé en sus reuniones de oración, rezo del oficio, formación, etc., e hice una experiencia de un mes con la comunidad. La encargada, al ver mi deseo de mayor oración me aconsejó ir a un Monasterio. ¿Cómo conociste a las Hermanas Benedictinas? Una vez un sacerdote nos envió de retiro al Monasterio de las Benedictinas, así que cuando me aconsejaron ir a un Monasterio, vine aquí. Cuando entré me acompañaron mi madre y Mons. Carlos Collazzi. Recuerdo que él me pagó el ómnibus y me dijo: “Te pago el de ida, ¡pero no el de vuelta!”. Antes de entrar a la clausura me dio la bendición de María Auxiliadora. ¿Tuviste miedos al momento de tomar la decisión de ingresar al Monasterio? La verdad es que sentí esa intuición profunda del corazón que sabe que Dios es el que busca primero al hombre, atrayéndolo misteriosamente a sí, aunque nuestra respuesta sea pobre. Me sentí fuerte y sin miedos al tener que abandonar el cariño y el refugio familiar, mis estudios, mi trabajo, mis amigos del Centro Juvenil y todas las actividades que tenía. Estaba “encandilada”, diría, con la llamada del Señor a la vida contemplativa. ¿Cómo reaccionaron tu familia y tus amigos ante la noticia de que entrarías a un Monasterio de clausura? A mis padres al principio les costó la separación, pero después, si yo hubiera dejado habría sido una gran tristeza para ellos, como me lo confesaron alguna vez. A la mayoría de mis amigos y conocidos no les extrañó mi vocación, aunque costara la separación.

Si pensamos en un patio salesiano, lleno de jóvenes haciendo ruido, y luego nos imaginamos la vida en un Monasterio, se nos representan lugares totalmente diferentes. ¿Qué encontraste en la vida monástica? ¿Extrañás algo del “afuera”? Fue progresivo el paso de mi entrega del medio salesiano al Monasterio. El ambiente salesiano me preparó y me ayudó a descubrir mi vocación. También a descubrir la complementariedad de los distintos carismas en la Iglesia; la honda comunión de todas las vocaciones de la vida cristiana como “rayos de la única luz de Cristo que resplandece en el rostro de la Iglesia”. ¿Cómo es un día en el Monasterio? La vida en nuestro Monasterio es sencilla, dedicada a la escucha de la Palabra de Dios. Viviendo en oración personal y litúrgica, especialmente la Liturgia de las Horas (santificando así todas las horas, junto con toda la Iglesia) y la Santa Misa como culmen. También en el trabajo, en el estudio y formación, y en la vida fraterna en comunidad. ¿Qué le recomendarías a un joven o una joven a la hora de tomar su decisión vocacional sea para la vida consagrada o no? Que lo rece ante el Santísimo pidiendo con disponibilidad escuchar la voz del Señor que habla a su corazón y sabiendo que al decidir con generosidad la opción que el Señor le pida tendrá mucha paz, la fuerza para realizarlo y la alegría en su corazón. Será muy feliz allí donde el Señor lo quiera. 31


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

EN PRIMERA PERSONA

Ligia Tatiana Silveira Goncalves

Haciendo camino

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Mi nombre es Ligia Tatiana Silveira Goncalves, tengo 33 años, y actualmente trabajo en una de mis casas… Sí, puedo decir que tengo dos casas, y una de ellas es y fue fundamental en mi vida: “Centro de Capacitación María Auxiliadora”, en Rivera. A la vez soy Referente de Participación del proyecto “PROPIA” de INAU y estudiante de 4to año de Educación Social. Cuando recibí la invitación para escribir sobre mi experiencia y narrar un poco lo vivido en este largo recorrido por una de las casas salesianas, la primera imagen que me vino en la mente fue el primer encuentro con las hermanas en el barrio en el cual crecí: Cerro Caqueiro. Esta experiencia cambió mi vida así como la de mis hermanos, Paola y Marcelo. En aquel encuentro conocí a las hermanas Arantxa y Emilia, y junto a ellas tuve el privilegio de ser alumna del Centro Juvenil María Auxiliadora, que fue fundamental para mi crecimiento personal y profesional. Desde luego, existen acontecimientos fruto de la casualidad, o fuera de nuestro control, como el divorcio de los padres, necesidades básicas insatisfechas, incidentes en los que no fuimos protagonistas, entre muchas otras situaciones por las que atravesamos y que, según nosotros, son inexplicables. En estas situaciones muchas veces los pilares que nos sostienen están en un centro educativo: el sentirse en casa, aunque sea por algunas horas, es vital en la vida de muchos niños/as y adolescentes, incluyéndome a mí como exalumna y actualmente educadora de esta casa salesiana, donde recibí todo el apoyo para seguir avanzando, aunque muchas veces todo parecía tan distante a la realidad en la cual vivía. En este momento me gustaría hacer un pequeño paréntesis y traer un recuerdo. Un día, cuando era alumna, comenté durante el taller de corte y confección a una educadora llamada Irene, que me encantaría empezar Secundaria, pero que no lo podía hacer ya que no tenía cómo comprar los útiles liceales que exigían. Esta educadora me pidió una lista de todo lo que necesitaría para empezar los estudios. Al otro día, después de la reunión semanal de los educadores, entramos al taller, aunque la educadora aún no había llegado. Enseguida supimos el motivo del atraso, llegó con todos los materiales de estudio para que, por la noche, pudiera empezar Secundaria. Esta fue una de las muchas veces en las que, el “sentirte en casa, en familia” - propio del espíritu salesiano- fue fundamental en mi vida y en mi crecimiento personal. 34

Terminada la Secundaria, quise seguir estudiando y, una vez más, con el apoyo de mis educadores del pasado y mis actuales compañeros de trabajo, pude seguir avanzando como futura profesional de educación social. También sentí el mismo apoyo cuando decidí concursar en INAU, y en cada etapa aprobada todos festejaban conmigo! Esta familia salesiana fue y es fundamental para cada paso dado, cada dificultad superada, donde aprendí el significado de la palabra “RESILIENCIA”: esa capacidad de adaptarse positivamente a situaciones que en el momento parecen imposibles de ser superadas. En esas circunstancias un simple “¡¡dale que podés!!” es suficiente para seguir avanzando. Aprendí que las crisis personales son extraordinarias oportunidades para crecer, y esto es posible cuando reconocemos nuestro papel protagonista en dichos sucesos, cuando tenemos la capacidad de absorber nuestros propios errores. Cuando esto sucede somos victoriosos de la crisis, la adversidad se convierte en éxito, el fracaso en sabiduría, el error en luz, estamos listos para seguir avanzando... Muchas cosas que consideramos que valen la pena son difíciles, pero cuando se logran se tiene una sensación única. En ese camino no estuve sola, muchas personas estuvieron dispuestas a acompañarme, padres, hermanos y mi familia salesiana. Tengo presente que aprender de la experiencia, de la propia, de la de los otros, enriquece lo que se hace. Siempre que esos procesos de aprendizaje lleguen a interpelar las estructuras de nuestro pensamiento que dan sustento a nuestras prácticas, representaciones y visiones que tenemos como futuros profesionales en cualquier profesión, nos aportan. Mediante esta narración, la experiencia muestra la visibilidad, cobra existencia y esa existencia me va construyendo. Los relatos y experiencias de otros también nos van constituyendo. En la medida en que compartimos historias acerca de lo que hacemos, nos vamos haciendo y enriqueciendo. Y así veo a los educadores y a esta casa, mi casa, el Centro de Capacitación María Auxiliadora y a los educadores que muchos años atrás fueron mis formadores, y que siguen cumpliendo su misión después de tantos años como si fuera el primer día, con responsabilidad, entusiasmo y amor a la profesión, siendo una gran inspiración para mi vida en la cual sigo haciendo mi propio camino…


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21 años | Estudia construcción en UTU. Trabaja en un Ñandé, empresa constructora que se dedica a hacer casas de madera para realojos

“Primero hay que ver la realidad de los jóvenes; conocerlos para luego ver de qué manera se los puede motivar. Hay gente que ya está naturalmente motivada… pero a otros les hace falta un empujoncito”


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