Crecer desde adentro - Boletín Salesiano Febrero 2023

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URUGUA Y / Cuarta época / Año XLIII / Nº 1 / Febrero 2023 / www .issuu.com/bsuru

11 ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

Hna. Cecilia Gayo “Crecer desde las entrañas”

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CARTA DEL DIRECTOR

Un protagonismo trasformador

04 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO

EL SOL!

Alex Garré, Isabella Leal y Joaquín Martinicorena “Vivir una vida oratoriana” en Salto

08

CRECER DESDE ADENTRO

Hno. Adrián Carlos Guerrero sdb y matrimonio José Rafael Clérici y María Young

07 SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime sdb “Y ese joven me dijo: 'Mi pasión en Cristo'”

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FAMILIA EN OBRA

Arq. Beatriz Anselmi Muniz “Crecer desde adentro”

25 SABOR A BUENAS NOCHES

Juan Manuel Fernández sdb “Aquel enamorado”

Boletín Salesiano

12 VALE LA PENA VIVIR ASÍ

María del Carmen Estévez Ayer y hoy, cerca de la necesidad del otro

16 CON NOMBRE Y APELLIDO

El Padre Inspector, Alfonso Bauer sdb, nos presenta la esencia del Aguinaldo 2023 “Juntos en una misión siendo familia”

20 AQUÍ Y AHORA

Sebastián Parada, Sofía Gutfraind y Eduardo Romero Corresponsables de edificar el Uruguay salesiano que soñamos

24 DE OTROS LARES

Sor Chiara Cazzuola hma “Como levadura en la familia humana hoy”

26 DEL ÁRBOL SALESIANO

Arq. Felipe Rinaldi e Ing. Agrónoma Florencia Batista

Oratorio El Carmen: un lugar de encuentro y revolución

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UNA MANO AMIGA

P. Daniel Bernardoni SDB “Hay un llamado a estar desde lo cotidiano"

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Director: P. Sebastián Ferreyra sdb

Redactora Jefa: Adriana Porteiro

Columnistas: Hna. Cecilia Gayo hma, Juan Manuel Fernández sdb y Arq. Beatriz Anselmi Muniz.

Equipo de redacción de este mes Natalia Roba, Ana Inés Rodríguez, Marcelo : Hernández y Nahuel Durand.

Fotografía: P. Justo Sanfrancisco sdb, Sofía Cayota, Ximena Plastine, Nahuel Durand, Valentín Fernández, de ANS, Shutterstock, fotos de archivo del BS.

Corrección: Graciela Rodríguez

31 GALERÍA DE INSTAGRAM

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy

Impresión: Mosca

Departamento Comercial: Luis Gómez

E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com

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Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181

CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521

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Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

salesianosuy

UN PROTAGONISMO TRASFORMADOR

Los seres humanos somos paradójicos, de eso no hay duda. Somos una mezcla rara de dones, virtudes y posibilidades y también origen de desastre, odio y las peores de las bajezas. No hay día en que no nos quedemos consternados frente a las noticias de la jornada, espero que al menos sigamos reaccionando y no se nos anestesie la sensibilidad. Parecería que estamos en un mundo y una cultura donde se “cultiva” el rechazo, la aporofobia, los heaters, donde se desfigura la conciencia y se desdibuja el límite entre el bien y el mal, se oponen el interés personal y colectivo, se nutre la cultura de la discriminación y la violencia.

Este, nuestro mundo, es un mundo que nos necesita, necesita que salgamos de la vereda del frente y necesita la mejor versión que podamos ofrecer de nosotros mismos. Es por esto que el rector mayor, Don Ángel, nos invita a ser «fermento en la masa», desplegando la dimensión laical de nuestra familia salesiana estamos llamados y llamadas a «crecer desde adentro», a involucrarnos en este mundo, en el mundo cotidiano que transitamos para trasformarnos y trasformarlo desde adentro.

Necesitamos mantenernos inmunes a mirar nuestro mundo con pesimismo, con realismo sí, claro, pero no siendo profetas de calamidades y alimentando desde la negligencia o desde el fatalismo dinámicas de división y de odio. La Familia Salesiana está desafiada desde su más profunda identidad a crecer y con ella hacer crecer este mundo, porque crecemos juntos y de modo especial a través del protagonismo de los jóvenes que están en el corazón de esta familia y este carisma.

El mensaje del rector mayor para este año: «COMO FERMENTO EN LA FAMILIA HUMANA DE HOY. La dimensión laical de la Familia de Don Bosco» es un estímulo a seguir desplegando la identidad, misión y vocación de la Familia Salesiana en un protagonismo trasformador.

La familia y el carisma salesianos es un espacio potente de trasformación, seguramente todos podemos narrar un encuentro que nos cambió la vida y que despertó el deseo de santidad al estilo salesiano. Ese impulso en el corazón salesiano de cada uno de nosotros nos llama al mismo tiempo a la trasformación

de la sociedad, a ser fermento de humanidad, de humanismo, que pone a las personas en el centro y que no se deja manipular por intereses mezquinos, sino que es movido por la semilla del Evangelio.

Este Boletín Salesiano quiere poner de manifiesto la vida que se engendra cada día en nuestras obras y en las personas que las habitan, las posibilidades y trasformaciones que la fuerza del trabajo serio y cotidiano pueden hacer como instrumentos de la Gracia de Dios.

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CARTA EDITORADELA 3
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P. Sebastián Ferreyra sdb

“VIVIR UNA VIDA ORATORIANA”

Ellos van, caminan al encuentro, con el corazón en la mano dispuestos a entregarlo a quien lo necesite. Es una opción de entrega amorosa, desinteresada y alegre. Los animadores de un oratorio lo dejan todo, sábado a sábado, por los gurises.

Alex Garré vive en el barrio donde anima. Tiene un profundo conocimiento de la realidad del barrio Andresito de Salto y un vínculo con su gente que hace la diferencia. Al Oratorio San Francisco de Sales llegan semanalmente 50 niños y niñas.

Isabella Leal y Joaquín Martinicorena animan en el Oratorio Sueños de Don Bosco del barrio Horacio Quiroga y la Esperanza también de Salto, y cada sábado reciben en el campito entre 80 y 90 gurises.

“Vivir una vida oratoriana” en el día a día es una premisa que comparten los tres a lo largo de la entrevista, esa alegría de encontrarse con los gurises y compartir la vida. Esa opción de entregarse por completo sin límites y estando abiertos a lo que van a recibir. Darse cuenta de que se es “más feliz dando” y gastar su tiempo para los niños, sus familias y el barrio. Te invitamos a leer esta entrevista con tres animadores salesianos salteños que comparten su experiencia oratoriana.

¡SÍ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL! 4
Prof. Rosa Ramos promoviendo la participación de participantes

¿Cómo se vincularon con el oratorio?

I­ Me invitó un animador del colegio hace poco más de un año. Al principio no me veía como animadora de oratorio, y menos despertándome los sábados de mañana. Pero cuando empecé fue un viaje de ida, me gustó mucho.

J­ Yo soy uno de los fundadores del Oratorio Sueños de Don Bosco, que empezó hace dos años aproximadamente. Un verano fui a una asamblea del MJS y se habló de los oratorios, pero yo no sabía qué eran, y volví con esa inquietud. Le pedí al P. José Pérez sdb que me explicara qué era y le dije que tenía ganas de empezar. Ahí él nos dio todas las posibilidades, y junto a nuestra coordinadora reunimos a un grupo de animadores que ya nos conocíamos. Y ahora va viento en popa.

A­ En mi caso me invitó un animador del barrio, pero antes era integrante del centro juvenil. De a poco me fui encariñando con los gurises, me voy enganchando más con el oratorio, además de que ya conocía el barrio.

¿Cuál fue el camino que transitó cada uno en el oratorio?

A­ Empezamos repartiendo la merienda porque estaba la pandemia de por medio. Ahora cambiamos y el oratorio es de mañana. Les damos las comidas, juga­

mos y más o menos es igual al Oratorio Sueños de Don Bosco.

J­ Fundamos el oratorio en el año de la pandemia en el barrio Horacio Quiroga y la Esperanza. Ni siquiera había una capilla en el barrio por lo que tuvimos que generar nuestra identidad. Al principio fue complicado que nos reconocieran como un oratorio, y desinstalar en los gurises la idea de que iban a una escuelita o a estar con maestros. Ese fue el gran desafío que tuvimos. Como no teníamos ni un campito para estar jugábamos a la pelota en la calle y ahora, con la ayuda de una señora del barrio, estamos haciendo un salón. Ha crecido mucho el oratorio.

I­ Cuando empecé, lo primero que percibí es que todos los niños estaban súper encariñados con los animadores, entonces al principio no me sentía tan cómoda. Pero de a poco se fue dando, y pude generar una relación con los gurises y con los animadores.

¿Cómo fue el primer encuentro con el barrio?

J­ Tuvimos la suerte y mala suerte de que empezamos en pandemia, entonces las actividades que podíamos hacer eran mucho más reducidas de las que realizamos ahora. Tuvimos la suerte de rodearnos de varios animadores que ya tenían experiencia en otros oratorios de Salto y nos pudieron formar, explicar cómo es ser animador, lo que estaba bien y lo que no.

A­ Cuando empecé tuve el apoyo de una gran animadora que me ayudó a ver y entender lo que sí es ser animador y lo que no. Con los gurises era muy difícil al principio, pero ahora ya tengo otro vínculo, además los veo en el barrio y hablo con las familias. Tengo ese contacto que no muchos tienen. Ahora siento un gran cambio, en comparación con las primeras veces que animé.

I­ El primer tiempo fue más difícil porque la gente no me conocía y no se sentía tan cómoda conmigo. Pero de a poco se fue generando confianza con las familias, llevó su tiempo, pero hoy en día puedo decir que tengo una muy linda relación con la mayoría. Hoy podemos charlar, me comentan cómo estuvo su semana o me cuentan del barrio, de los gurises. También, al inicio los gurises del oratorio me decían “entrenadora” o “animadora”, cualquier cosa menos nuestros nombres, pero hoy en día ya es “Isa” o “Isita”

¿Qué huella les deja el oratorio?

I­ A mí una de las cosas más grandes que me deja el oratorio es entender que el dar me hace mucho más

feliz que el recibir, y a veces dando a los demás recibís mucho más. Compartir la mañana con los gurises me hace feliz. Además, ver que con gestos mínimos les podés cambiar la semana a los niños. Por ejemplo, me pasó que le había comprado un chupetón a una niña y me dijo: “¡Ay, qué rico! hace mucho que no como un chupetón”, y fue una sensación muy linda.

J­ Aprender a vivir el ser animador salesiano no solo en el barrio y el oratorio, sino en todos los ámbitos de mi vida. Vivir una vida oratoriana, no solo dentro del barrio, sino en mi día a día. Yo soy fiel creyente de que cuando una persona empieza el oratorio es completamente distinto después del primer sábado. Y creo que no hay mejor forma de aprenderlo que dentro del oratorio. Eso, para mí, te cambia la vida.

A­ Yo cambié mi estilo de vida, y ahora dejo todo por el oratorio y los gurises del barrio, porque sé las realidades que viven. Y me quedo con algo que me dijo un niño, que me marcó, y es que algún día quería ser animador como yo. Y le respondí que en un futuro lo iba a lograr y quiero cumplir eso, que él sea animador, como quisimos nosotros.

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Joaquín Martinicorena Isabella Leal Alex Garré

Y ese joven me dijo: `MI PASIÓN ES CRISTO´

Hemos iniciado un nuevo año. Nos encontramos en el 2023. Al menos a mí me suena ya como un número de tiempos que no imaginaba, quizá tiempos galácticos. Bueno, no sé si son así, pero ciertamente nos encontramos viviendo en el siglo XXI.

Y en la actualidad muchos modos de vivir, de expresarse, de comunicarse han cambiado mucho. Pero siempre sorprende algo que puedes vivir, algo que puedes ver, algo que puedes escuchar…

Hace unas semanas visité las presencias salesianas de los Estados Unidos de América (USA), y muy temprano visité la escuela media y superior “San Dominic Savio” en los Ángeles. Compartí varias horas con cientos de alumnos y seguidamente una mesa redonda con 45 jóvenes de la escuela superior. Dialogamos acerca de sus proyectos personales y sus sueños. Fueron unas horas muy agradables y enriquecedoras. Al final de la mañana compartimos un sándwich con los jóvenes en el patio. Yo me encontraba sentado en una mesa de madera al aire libre, en el patio, con mi bocadillo y una botella de agua. En aquel momento otros cuatro salesianos estaban conmigo; había saludado a muchos jóvenes, unos sentados en mesas, otros en pie. Y así transcurría el almuerzo. En mi mesa había dos sitios libres y en un momento dos jóvenes se acercan y se sientan con nosotros. Naturalmente, yo les dirigí la palabra e iniciamos una conversación. Pero no habían transcurrido ni dos minutos cuando uno de los jóvenes me dice: “Yo quiero hacerle una pregunta”. A lo cual le respondo que me la haga.

El joven me dice: “¿Qué he de hacer para ser Papa? Yo quiero ser Papa” Yo me quedé con cara de sorpresa, aunque sonriendo. Le dije que nunca me habían hecho esa pregunta, y que me sorprendía que lo tuviera así de claro y de decidido. Le argumenté que entre 1.600.000 millones de católicos no es tan fácil ser Papa. Y añadí algo más a mi respuesta. Le dije: “Mira, podrías comenzar por ser salesiano”. Ante esto que escuchó, el joven me dijo: “Pues no le digo que NO”, y añadió: “Porque lo que es cierto es que MI PASIÓN ES CRISTO”.

Tengo que decirles que ante esto sí me quedé absolutamente sorprendido, gratamente sorprendido. Creo que hacía muchos años que no escuchaba esa expresión en ningún joven en un contexto tan desenfadado, en la presencia de otros compañeros suyos (ya que algunos más se habían acercado).

Y ya en aquel momento mi pensamiento voló hacia Don Bosco. Seguro que Don Bosco habría disfrutado muchísimo en un diálogo con un joven como este. Sin duda que los diálogos que ha tenido con Savio, Besucco, Magone, Rua, Cagliero, Francesia y otros más tenían mucho de esto, de deseos de esos jóvenes por hacer algo bonito con su vida.

Y pensé en qué importante sigue siendo hoy, 163 años después del inicio de la Congregación Salesiana, seguir creyendo profundamente que los jóvenes son buenos, que tienen tantas semillas de bondad en sus corazones; que tienen sueños y proyectos que muchas veces llevan en su interior de generosidad y donación. Qué importante seguir creyen­

do que es Dios quien lleva a cabo la buena obra en el corazón de cada uno de nosotros, de cada uno de sus hijos e hijas.

Me parece que hoy corremos el peligro de volvernos tan prácticos y eficientes en el mirar todo lo que nos acontece y lo que vivimos que podemos perder la capacidad de sorprendernos con nosotros mismos y con los demás y, lo que es más preocupante, de no dejarnos “sorprender por Dios”.

Aquel joven decía estar fascinado por Jesús hasta el punto de decir que Él era su pasión en la vida. Lo mismo ha sucedido, creo, con muchos de nosotros, y con millones y millones de personas.

Les invito a sumarse a ese grupo de personas, numeroso, que no sé si sería calificado de “ingenuo”, pero sin duda sí de “crédulo”, porque creemos que hay tanto bonito que esperar y tanto hermoso que soñar, que desear y en qué comprometernos.

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Tiene 42 años. Es hermano coadjutor y profesor de Historia. Vive con la comunidad religiosa salesiana del Movimiento Tacurú.

¿Qué te hace feliz?

Ver cuando los jóvenes se van superando, van cumpliendo sus metas, van construyendo su futuro. Y junto a eso, cuando hacen experiencia del amor de un Dios que los quiere.

¿Cuál es tu mayor miedo?

Mi mayor miedo es acostumbrarme a que la realidad del otro no me cuestione a salir de mí mismo y poder ir a su encuentro. También tengo miedo a que cuando llegue a la ancianidad, mirando para atrás, no tenga un corazón agradecido por lo vivido.

¿A quién admirás?

Admiro a aquellas personas, que a pesar de sus circunstancias y su realidad, se levantan todos los días y tratan de hacer algo por el bien del otro. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que marcó tu vida, ¿cuál sería?

Hay dos acontecimientos que marcaron mi vida: mi proceso para la confirmación y la primera misión en la que participé, en la ciudad de Las Piedras. La confirmación porque conocí a los salesianos, quienes me ayudaron a experimentar a Jesús de una forma distinta. Y la primera misión porque descubrí una realidad de Las Piedras que hasta el momento ignoraba, no le ponía atención, y me ayudó a salir de mí mismo y a pensar en el otro.

¿Cómo nació tu vocación para ser hermano salesiano?

Mi vocación de hermano coadjutor surgió dentro de la casa de formación. Hasta el momento no conocía a los salesianos hermanos, solo a salesianos sacerdotes y salesianos jóvenes que aspiraban al sacerdocio. Fue allí donde descubrí ese estilo de vida de seguir a Jesús al estilo de Don Bosco.

¿Qué es lo más gratificante de ser salesiano?

Hay varias cosas: el encuentro gratuito con los jóvenes y los laicos, la vida comunitaria y la relación con Jesús. Poder vivir estos distintos encuentros con los jóvenes, los laicos, los hermanos y Jesús le da sentido y valor a mi vida.

¿Qué aprendés de los jóvenes?

La novedad de vida, de situaciones, el sentirse actualizado. Su alegría espontánea. Aprendo del impulso misionero que tienen, de sus ganas de servir a los otros.

¿Cómo te gustaría que te recuerden en cada casa salesiana por la que has pasado?

Como un compañero de trabajo que trató de estar presente en situaciones buenas y adversas. Pasando raya a la experiencia de ir a Roma y participar en la celebración de la canonización de Zatti ¿qué destacarías de todo lo que viviste?

Destaco tres cosas: el encuentro con el Papa, donde nos habló de Zatti y del valor de la vocación del hermano; de la canonización el hecho de que Zatti pase a ser alguien de “casa” a ser un modelo de toda la Iglesia, no ya de nuestro ambiente salesiano, sino para todos los cristianos; y tercero, poder contemplar los lugares de Don Bosco que siempre uno escuchó o leyó, poder estar ahí, rezar en esos lugares y allí tener presentes a los jóvenes, a los laicos con quienes comparto la misión y a mis hermanos salesianos.

Para vos Zatti es modelo de…

Es modelo de vivir la Espiritualidad Juvenil Salesiana resaltando lo cotidiano del trabajo en algo extraordinario: el encuentro con Jesús en cada uno de sus pacientes, su conciencia de vida eclesial, su alegría sencilla y profunda en cada acontecimiento, y su servicio desinteresado a los más pobres.

Si pudieras volverías a… Volvería a hacer lo mismo que hice, porque agradezco a Dios la vida que estoy viviendo y las personas con las que comparto: educadores, animadores, salesianos, jóvenes, amigos.

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Tienen 58 y 51 años, respectivamente. José Rafael es subdirector de primaria de Maturana y María es encargada de grupos en secundaria del mismo colegio salesiano. Viven en Capurro, con tres de sus cuatro hijos y una de las abuelas.

¿Por qué eligieron ser parte de la Familia Salesiana?

Diríamos más bien que Dios nos eligió para ser parte. Por caminos diversos nos acercó a Don Bosco y a su carisma y descubrimos que ser parte de la Familia Salesiana es y será la manera de ser cristiano para nosotros. Como salesianos cooperadores entendemos que cuanto más fieles a Don Bosco, somos más fieles a Jesucristo.

¿Cómo marca su día a día la espiritualidad salesiana?

El optimismo y la alegría; lo cotidiano como un encuentro privilegiado con Dios. Hacer un desayuno, hacer una cama, trabajar con amor y dedicación, superar obstáculos, son oportunidades de hacer de algo simple y cotidiano algo divino y milagroso.

Pasando raya a 28 años de matrimonio, ¿qué es el amor?

El amor es dar vida, es procurar ver al otro feliz, es escuchar, hablar, perdonar, compartir cada día buscando sorprenderse y sorprender. Es elegir cada día hacer feliz al otro, es “hacerse” mutuamente mejores personas. En 28 años pasás por muchas situaciones dulces y amargas, es una decisión de los dos que te fortalezcan o te debiliten. Es la decisión de darle o no un lugar a Dios en la vida de la pareja, de la familia: construir sobre roca o sobre arena.

¿A qué le temen?

A acostumbrarse a vivir sin Dios. A dejar que la indiferencia, la rutina, desgasten el diálogo, las muestras de afecto. A que en tiempos de dificultades pasen las horas sin darse tiempo para reparar, reconstruir. A que los hijos no descubran el valor y el sentido de sus vidas.

Para ustedes ¿qué es lo verdaderamente importante de la vida?

Descubrir en profundidad lo que te hace feliz, quién te hace feliz y cómo hacés felices a los demás. Amar y ser amado. Siempre les insistimos a nuestros hijos: lo más importante es cómo son como personas, lo demás viene por añadidura. ¿Logran mantener un sano equilibrio entre vida personal, de pareja, como padres, hijos y el trabajo? ¿Cuál es el secreto para lograrlo?

En nosotros siempre la vida personal se identificó con la vida de pareja. A veces el acento se pone en el ser papás, otras en la dedicación al trabajo, a veces a responder como hijo para atender a tus padres. Lo que nos permitió mantener el equilibrio fue el otro, la pareja, es el ser “uno”. Exige ser creativos para lograr tiempos que fortalezcan esa unidad; dialogar, tomar decisiones, buscarse tiempos de complicidad, escaparse. Y ser empático, saber ponerse en el lugar del otro, de lo que puede estar viviendo y cómo lo está viviendo. Que en nuestra vida nunca nos falte… Mirarnos a los ojos para tener la certeza de la sintonía y luego mirar hacia el mismo lado; y a nuestro alrededor. Y que nunca nos falte el pasar por el corazón todo lo que Dios nos regala cada día y ser muy agradecidos.

Para ustedes, ¿qué grandes desafíos tiene la misión salesiana en Uruguay?

Aportar la riqueza del carisma de Don Bosco para responder hoy a las necesidades de la gente y formar personas que sean agentes de cambio, comprometidos con la construcción del Reino.

¿Qué sueñan para la Familia Salesiana?

Que cada uno desde su lugar sea “signo y portador del amor de Dios a los jóvenes”

¿Y para la propia familia?

Compartir siempre la alegría y la paz de sabernos amados y cuidados por Dios.

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Creo que todo se resume en honrar la vida. A veces no sabemos qué hacer, no sabemos cómo hacerlo, no tenemos claro el rumbo que Dios quiere para nuestra existencia. No es tan simple. Y en mi caso, por mi forma de ser, tiendo a pensar que es mucho más lo que recibo que lo que doy. Siempre me sorprendo cuando un amigo me agradece por la compañía, por estar en algún momento difícil, o cuando una madre de los niños de los grupos de catequesis se contacta conmigo para confiarme una situación familiar especial. También cuando un cliente me agradece por el trabajo realizado, o algún miembro de mi familia me busca para “llorar sus penas”. Y recién ahí dimensiono el poder de Dios actuando en mí. Recién ahí valoro mi existencia como alguien más que una simple amiga, catequista, profesional, familiar o la relación que tenga con esa persona, recién ahí me siento sumamente dichosa, y descubro de a poco la obra de fe que Dios hace en mí. Porque todos somos en relación con alguien, en relación a algo. Vamos haciendo nuestro camino de fe con los demás, en comunidad.

Cuando somos chicos tenemos la idea de ese Dios mágico, que nos escucha y nos ayuda, y difícilmente entendamos si no resulta la cosa como nosotros le pedimos. De a poco vamos madurando y nos encontramos con ese Dios propuesta, que nos hace libres, que como buen padre nunca nos abandona, camina a nuestro lado, y camina “en nosotros”. Y vamos uniendo toda nuestra existencia, ya no soy uno en mi grupo de referencia de la comunidad a la que asisto, y una persona con otras características en mi “vida mundana”. Y si nos abrimos a su misterio, es cada vez más exigente. Realmente así lo pienso, pero es una exigencia amorosa, que nos lleva a darnos más, a amar más. Y cambiamos la unidad con que medimos nuestra felicidad, ya casi nunca es mediante algo material, nos vamos tiñendo de su espiritualidad; y el sacrificio, la situación difícil, el trabajo duro, dejan de ser tal. Y es en la relación con las otras personas que lo encontramos a Él, diciéndonos “es por acá, este es el camino”

Trato en la medida de mis posibilidades de transmitir esperanza, de buscar soluciones en vez de culpables, de ser ejemplo de optimismo, y de proclamar abiertamente a Jesús. Porque me parece importante, en una sociedad tal laicista como la uruguaya, hablar de nuestra fe. No por sentirme elegida, ni diferente a los demás, simplemente por dar a conocer lo que Dios a través de todas las experiencias de mi vida me ha mostrado: siempre primero el amor, siempre honrar la vida, siempre jugárnosla por el débil, por el abandonado, siempre y aunque cueste, ser cercanía, ser luz, semilla, levadura. Porque si confiamos en Él tenemos con qué y encontramos cómo hacerlo.

10 FAMILIA OBRAEN
Arq. Beatriz Anselmi Muniz Catequista Parroquia San Benito, Paysandú

Por mucho que lo queramos, o que lo hayamos intentado, no es posible crecer roneado desde afuera. Como quien esra un chicle, deformándolo y afinándolo. Sabemos que con cada milímetro que se alarga, el chicle está más cerca de romperse.

Es necesario crecer desde adentro. Como crece la masa para la pizza. Una masa que poco a poco va ganando volumen resguardada en el calorcito justo, respetando el empo que necesita.

En nuestras sociedades, en nuestros empos, estamos demasiado acostumbrados a que “crecer” signifique un aumento a nivel numérico. Mayor poder adquisivo, más candad de personas, más candad de acvidades, mayor superficie, más volumen… Tal vez sea la forma más fácil de verlo y explicitarlo. Es más sencillo cuanficar y adjudicar un valor medible de forma empírica. Pero mayor conocimiento no significa más sabiduría.

Existe otra forma posible de valorar el crecimiento, más allá de lo numérico. Nos referimos a ese crecimiento de “cosas” intangibles. Ese crecimiento en dones, en valores, en vínculos. Crecimiento en la capacidad de amar y de donación. Crecimiento en el espíritu. Es un crecimiento que se manifiesta en el conjunto de las personas, en los grupos, en las sociedades, y que se potencia y retroalimenta, pero que es expresión de un crecimiento personal, interior

Alimentando nuestra interioridad en el diálogo con uno mismo y con Dios. Potenciando la capacidad de contemplación y meditación. Ejercitándonos en esas cosas que nos cuestan, pero que queremos vivir. Buscando la cohe­

rencia entre lo que pienso, lo que digo y cómo vivo.

Esta es una forma de crecimiento más lenta, más trabajosa, más desafiante. Pero también más genuina.

Un crecimiento que se da en lo hondo, en lo profundo, desde el fondo de la erra, allí donde la calidez abriga la semilla que somos, donde el humus la nutre y la humedad la hidrata. Crecer desde allí, desde las entrañas. Desde ese interior que es más amplio, profundo y vasto de lo que se puede adivinar por la piel. Crecer en la interioridad y descubrirnos, cuidando la semilla y la raíz.

MEGUSTACOMENTOCOMPARTO 11
Hna. Cecilia Gayo HMA
VALE PENA ASÍ LA VIVIR 12

Ayer y hoy, cerca de la necesidad del otro

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María del Carmen Estévez

Se llama María del Carmen Estévez, pero para la Familia Salesiana es Marina, esa gran educadora que dedicó casi cuatro décadas a volcar sus talentos innatos y otros fruto de la formación permanente y especializada, al servicio de la comunidad educativo pastoral del Colegio Pío IX.

Asegura que aprendió de los niños y los jóvenes, esos grandes “evaluadores”, mucho de lo que hoy es. Le enseñaron a “escuchar más y hablar menos, a ser paciente, a desarrollar al máximo la creatividad” y a dar lo mejor de ella dado que “es nuestro testimonio el que realmente educa”.

Reflexionando sobre la huella de los ambientes salesianos que habitó, asegura que este carisma, que conoció de pequeña y la apasionó, es para ella “un modo de vida, un modo de ser y una forma de actuar”.

Marina ¿cómo nació tu vocación como educadora? Desde muy niña, admirando a las hermanas de María Auxiliadora, concretamente a la Hna. Antonieta mi maestra de “jardinera”, deseaba ser como ella cuando fuera grande. Desde mis primeros años escolares sentí que el ser maestra salesiana era mi mayor deseo. Me formé sin dudas para ello sintiendo que sería un proceso que recién comenzaba, por lo que me abrí a una formación permanente destacando el posgrado de didáctica, gestión de centros educativos y dificultades en el área del razonamiento y el lenguaje. Tuve el gran regalo de Dios de formar parte de los educadores del Colegio Pío durante casi cuarenta años, integrándome también puntualmente a equipos de educadores de otras casas salesianas de Montevideo y el interior.

De todos los roles que desempeñaste en el Colegio Pío ¿cuál disfrutaste más? y ¿cuál fue el momento más desafiante?

En todos los espacios me sentí muy bien, pero fue muy enriquecedor para mi espíritu acompañar a los alumnos que presentaban dificultades. La desmotivación, sus límites académicos o conductuales eran la puerta de entrada para llegar a su corazón que se abría para explicitar su realidad personal o familiar. Explicarles un tema, enseñarles una estrategia, ayudarles a crear un hábito, implicaba generarles confianza, mejorar su autoestima, comprender la necesidad de normas y límites, pero sobre todo demostrarles que les queríamos y esto último tenía un poder inexplicable: se sentían fortalecidos. Fueron momentos desafiantes los cambios de rol. Considero que para cada actividad que realizamos se nace y se hace. Era un compromiso ineludible prepararme profundamente para una nueva actividad, a veces muy diversa de la anterior. De allí que estar en formación continua, académica y salesiana, fue un objetivo que siempre tuve que conciliar

con mi familia pues exigía mucho tiempo y gracias a su generosidad y compañía incondicional pude concretarlo. Hoy lo veo como una riqueza sin igual.

¿Qué aprendiste de los niños y jóvenes que acompañaste?

Mucho de lo que hoy soy. Desde lo académico son ellos los primeros que con su respuesta nos dicen claramente si el camino empleado es el adecuado o no… grandes y auténticos evaluadores. ¡Qué decir como persona! Escuchar más y hablar menos, ser paciente, desarrollar al máximo la creatividad, dar lo mejor de mí pues es nuestro testimonio el que realmente educa.

¿Qué huella dejó en vos el carisma salesiano? ¿Cuál considerás que es su aporte a los niños y jóvenes que llegan a nuestras comunidades educativas? El carisma salesiano implicó para mí un modo de vida, un

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modo de ser, una forma de actuar. En relación a los niños, adolescentes y jóvenes, la misión primera de nuestras comunidades educativas es facilitar su camino de maduración en la fe. En un ambiente de familia se sienten queridos, viven experiencias educativas que les preparan para la vida y el mundo del trabajo, logrando su crecimiento personal y social. Es destacable como se genera en ellos el interés por el servicio y compromiso apostólico. Asombra el gusto por querer que sus hijos vivan su misma experiencia y eso dice mucho de cuánto el Sistema Preventivo deja en ellos.

¿Cómo es tu hoy y cómo lo transitás?

Hoy vivo a un ritmo totalmente diferente, no hay reloj y cada día puede ser parte de un fin de semana. La familia y los amigos ocupan un lugar significativo. Muy cerca de la lectura académica tomo el gusto por la recreativa, disfruto del aire libre y me maravilla el ritmo de la naturaleza. Me propuse salir de mi zona de confort, hacer cursos de cocina, tejer, hacer telar, coser… y vaya que me sorprende cómo puedo estar cerca de la necesidad del otro a través de estos instrumentos.

¿Qué te hace feliz?

Estar atenta a la realidad del otro (conocido o no tanto), poder responderle concretamente con lo que necesite para sentirse un poquito mejor me plenifica, me hace feliz.

¿Cuál es tu mayor miedo? Perder la capacidad de empatía.

¿A quién admirás?

A Jesucristo, ese Dios hecho hombre que de manera tan simple y cercana nos muestra un modelo de vida, ese maestro que con gestos y palabras nos trasmite enseñanzas que se adecuan a todos los tiempos y situaciones, ese salvador de todos nuestros errores y límites...

Si tuvieras que elegir un acontecimiento que marcó tu vida, ¿cuál sería?

Marcaría dos: el nacimiento de mi hijo Germán y la agonía de mi mamá. En ambos, en la inmensa alegría y en el dolor profundo experimenté un mismo AMOR del Creador

¿Qué palabrita al oído le dirías a los educadores de hoy del Colegio Pío?

A disfrutar de esta oportunidad sin igual, a gozar de una vocación que tanto llena al alma. A abrir cabeza y corazón para aceptar este hermoso desafío de hacer camino juntos en una nueva forma de educar que intenta responder más adecuadamente a nuestros alumnos de hoy; tener muy presente que son ellos los protagonistas de su formación integral y desean y necesitan prepararse con más calidad a esta sociedad que les exige adaptarse a cambios permanentes.

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NOMBRE
CON Y
APELLIDO

El superior de los Salesianos de Don Bosco en Uruguay, Alfonso Bauer sdb, nos presenta la esencia del Aguinaldo 2023

“Juntos en una misión siendo familia”

Una de las expresiones que más se repiten en el Aguinaldo 2023 es “juntos” destaca el padre inspector, Alfonso Bauer sdb, quien considera que es “fundamental” porque “no estamos para construir a impulsos personales”. “Desde el caminar inspectorial, animados por los proyectos y el próximo Capítulo Inspectorial, queremos caminar juntos, laicos, jóvenes, religiosos”, asegura. El Padre Bauer indica que a la luz del Aguinaldo y del devenir de la misión salesiana en Uruguay es clave destacar el pasaje de destinatarios a protagonistas dado que “todos de alguna manera somos destinatarios y protagonistas a la vez, más llamados a asumir este último como compromiso y corresponsabilidad”.

Entrevistado para el BS el padre inspector profundiza en la parábola de la levadura, presente en el tema del Aguinaldo 2023, así como en los desafíos que plantea a la Familia Salesiana en general y también a nivel personal.

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Al comienzo del Aguinaldo 2023, el rector mayor aclara, ante todo, a quiénes va dirigido y se trata de destinatarios bien diferentes. ¿A qué se debe?

Es cierto que habla como destinatarios de dos públicos diferenciados. Yo, con el sentido que propone, hablaría de protagonistas. Uno de ellos son los mismos niños, adolescentes y jóvenes que son llamados a ser ese fermento que con toda su vitalidad y el entusiasmo que les caracteriza pueden contagiar y transformar la realidad que ellos viven, principalmente a través de sus vínculos con sus pares, amigos, y en la propia familia. Por otra parte, se dirige a toda la Familia Salesiana, que más allá de la pertenencia a alguno de los grupos en concreto, es para todos los que se sienten identificados con el carisma de Don Bosco. Llamados a ser testimonio en el rol o la vocación en la que desarrollan la misión salesiana.

Para mí es importante destacar el pasaje de destinatarios a protagonistas, que no es solo un juego de palabras, sino supone ubicarnos en que todos de alguna manera somos destinatarios y protagonistas a la vez, más llamados a asumir este último como compromiso y corresponsabilidad.

Cuando escuchamos “dimensión laical” nuestra mente se direcciona automáticamente hacia los laicos y jóvenes, pero no hacia los consagrados. ¿Cómo es que la dimensión laical alcanza a los salesianos consagrados?

El Concilio Vaticano II ubicó a la Iglesia en primer lugar como Pueblo de Dios, sabiéndonos todos bautizados, con la dignidad que ello conlleva y valorando esa vocación. A partir de allí y desde ahí, servimos desde las diversas vocaciones específicas aportando desde la originalidad y la complementariedad de cada uno al servicio de la Iglesia, cuerpo de Cristo, como nos recuerda San Pablo, siendo un solo cuerpo con diversos miembros. Es así que la consagración es una manera de vivir también esa dimensión laical, que no se pierde, sino que se vive conforme a la manera de vivir de Cristo, pobre, casto y obediente. A esto estamos llamados como religiosos.

El tema del Aguinaldo es la parábola de la levadura ¿por qué se eligió esta parábola?

Hay algunas características que me gustaría resaltar y que nos presenta el Aguinaldo:

la levadura es silenciosa, trabaja eficazmente sin hacerse notar en apariencia, pero influyendo significativamente, contando también con la presencia interior e invisible del Espíritu Santo;

la levadura lleva a cabo su acción por contacto. Es fundamental por lo tanto el testimonio;

hace falta poca levadura para fecundar toda la masa. Se trata de su capacidad de influir positivamente sobre la masa;

pero para mí lo más significativo, y que me llegó más, es el recordarme que la levadura es el único ingrediente vivo y por estar vivo tiene la capacidad de influir, incidir, transformar la masa.

¿A qué nos invita esta parábola para nuestra vida personal y comunitaria?

A entrar en la lógica del Evangelio. Mirar la realidad con los ojos de Jesús, nos abre a la confianza y al optimismo a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. Es verdad que no podemos ser ajenos a estas realidades y tampoco quedarnos en el determinismo de las mismas. Dios ha actuado y continúa actuando, a través de sus hijos. Eso es motivo de esperanza.

El rector mayor resalta que la Familia Salesiana está llamada a ser fermento, “verdadera levadura en la familia humana de hoy”. ¿Qué desafíos nos plantea ese llamado?

Veíamos anteriormente que la levadura para ser eficaz, tiene que transmitir vida y transformar. Creo que como uruguayos podríamos ser un poco más convincentes en el testimonio de nuestra fe, decididos en nuestros planteos, firmes y respetuosos a la vez. En esta realidad de hoy donde muchos no encuentran sentido, podemos dar nuestro aporte confiando en la persona, orientándola para descubrir lo bueno que hay ella y las oportunidades que muchas veces sola no encuentra. Para el cristiano, la persona es sagrada y siempre hay un destello de Dios en ella. Desde allí tirar suavemente para reconstruir su dignidad. Por otra parte, es doloroso escuchar la alta tasa de suicidios que tenemos en Uruguay y muchos de ellos jóvenes... Me parte el alma... ¡llegamos tarde! Me planteo cómo podemos ser signos de vida en una cultura de

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muerte. Por lo tanto, nuestro desafío principal es acompañar a tantos adolescentes y jóvenes que están buscando su lugar en la sociedad y en la Iglesia, para que puedan hacer experiencia de Dios, encontrarse con Jesús. Es nuestro deber ser la mediación para que eso se pueda dar. Mostrar al Señor, acompañarlos a su presencia, generar caminos de amistad con Jesús, en definitiva que ellos puedan encontrarse con Él y lo demás se dará por añadidura.

“La masa ha cambiado... tenemos que volver a ser lo que estamos llamados a ser y solo podemos hacerlo juntos”, expresa el rector mayor en un tramo del Aguinaldo. ¿Cuál es el camino que estamos recorriendo en el Uruguay salesiano para dar respuesta a esta realidad?

Una de las expresiones que más se repiten en el Aguinaldo es el “juntos”. No sé si es la palabra justa. Pero es importante darle la fuerza necesaria. No estamos para construir a impulsos personales. El “juntos” es fundamental. Desde el caminar inspectorial, animados por los proyectos y el próximo Capítulo Inspectorial, queremos caminar juntos, laicos, jóvenes, religiosos... todos tenemos un lugar. Hay que dar prioridad a la escucha como un elemento ineludible y luego el discernimiento, que nace de la búsqueda de la voluntad de Dios a partir del aporte de todos. Tenemos que ser lo que estamos llamados a ser. Hoy no se trata de números.

Si tuvieras que definir en un párrafo u oración la esencia de este Aguinaldo ¿cuál sería?

Juntos en una misión siendo familia. Creo que en esa

oración están los tres elementos que más se repiten. Juntos: se trata de sentirnos llamados a integrarnos en una comunidad. Misión: enviados a ser lo que estamos llamados a ser, testigos del amor de Dios. Familia: dimensión que nos recuerda los vínculos carismáticos con los que queremos vivir. Nos recuerda que nuestro ser cristiano no se reduce a vivir en el templo, sino y principalmente vivirlo y testimoniarlo con los valores del Evangelio en la familia, en el trabajo, con los amigos, en la profesión, en los vínculos, en la sociedad toda, en todo lugar

¿A qué te llama a ti, como padre inspector, el Aguinaldo 2023?

A mí me hace acordar lo que Ratzinger (más tarde Papa Benedicto) decía ya en 1969: «El futuro de la Iglesia puede venir y vendrá también hoy solo de la fuerza de quienes tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de su fe». Vamos hacia una Iglesia más pequeña, más pobre, más espiritual y simple. A una Iglesia más sinodal, cambiando la visión más piramidal, superando el clericalismo, donde todo lo tiene que hacer el cura o lo que ellos dicen. Superar los privilegios y volver la mirada una y otra vez a Jesús. Un gran desafío es recuperar humanidad, ser testigos de humanidad, “Dios se hizo hombre”, es en nuestra humanidad donde Dios se hace presente… ¡cuánto camino hay que recorrer todavía! Siento en mí un gran deseo de interioridad, de espiritualidad, pues realmente creo que cuanto más profundo uno va – en el encuentro con Dios y tratando de vivir más auténticamente ­ será más eficaz y comprometido, pues para dar buenos frutos uno tiene que nutrirse desde las raíces.

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Corresponsables de edificar el Uruguay salesiano que soñamos

AQUÍ AHORAY
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Sebastián Parada

¿Con qué Uruguay salesiano soñamos? La pregunta es el telón de fondo del Capítulo Inspectorial que tendrá lugar en febrero. Esta instancia se realiza cada tres años con el objetivo de ajustar los pasos hacia donde se dirige la congregación para renovar su carisma y adaptarse a los tiempos que corren y a las necesidades de cada realidad.

Y no se trata de que los religiosos que dirigen la comunidad se reúnan entre cuatro paredes a establecer los lineamientos, sino que una característica que tiene el Capítulo es la sinodalidad, ya que contará con el aporte de todos: religiosos, laicos y jóvenes.

A lo largo del año 2022 se ha venido trabajando para recibir aportes de todos los sectores de las casas salesianas, explica Eduardo Romero, laico que integra el equipo precapitular que anima el proceso hacia el Capítulo junto a los laicos Pierino Rava y Sofía Gutfraind y la comisión precapitular que dirige el padre Sebastián Ferreyra —regulador del Capítulo— integrada por los salesianos consagrados Hugo Espinosa, Jorge Pérez y Ruben Avelleneda. Este equipo coordinó la asamblea precapitular que fue una instancia presencial que se realizó el 21 de noviembre y que contó con la presencia de los directores de las comunidades religiosas, consagrados y dos laicos y dos jóvenes de cada obra salesiana.

Sebastián Parada (20 años), animador del Juan XXIII, que estuvo en la asamblea y participará del Capítulo Inspectorial en febrero destaca lo que significa para él esta contribución. “Por un lado, es una responsabilidad representar a tantos jóvenes con tantas inquietudes que

buscan mejorar el Uruguay salesiano en el que viven y son, también, los protagonistas. Por otro lado, es importante y es lindo poder tener instancias para compartir con salesianos de todo el país”

Sofía destaca esa “corresponsabilidad de los laicos participando y aportando” y afirma que se trata de una instancia “enriquecedora”. “Me siento corresponsable de la misión. Llevo muchos años trabajando en casas salesianas y siento que tengo para aportar y me gusta contagiar a otros a que se sientan parte y que sepan que lo que se está haciendo está bueno y no sentir que lo que se propone no tiene nada que ver con el mundo de hoy. Cada uno tiene que sumar a su realidad. Pensar hacia dónde vamos y contagiar a otros que quieran sumarse”, afirma.

Eduardo, por su parte, aporta que cuando los salesianos se reúnan en la casa Vianney de Florida entre el 7 y el 10 de febrero podrán armar “la fotografía o —usando otra imagen visual— una pequeña película de

cómo nos miramos a nosotros mismos y de acuerdo al Uruguay salesiano que soñamos a 2027, cuál es el camino que tenemos que recorrer”

Sobre los grandes ejes en torno a los cuales se centrará la reflexión apunta a “la vida vocacionada, el paradigma ecológico integral, la identidad carismática, el trabajo sinodal, la evangelización, la economía, cómo generar vínculos sanos en las comunidades, cómo estamos abordando el protagonismo juvenil, el trabajo con los más pobres, la misión compartida bajo un estilo de gestión que busca ser sinodal con una forma novedosa a lo que podría ser la Congregación en estos tiempos”

¿Con qué soñamos?

Sebastián expresa que el Uruguay salesiano con el que sueña “es con una participación más activa de los jóvenes porque son ellos, somos nosotros —dice— los destinatarios de toda esta obra que estamos construyendo. Entonces a partir de

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Sofía Gutfraind Sofía Gutfraind

eso tener más instancias en las que se puedan plantear cuestionamientos, problemas, sus pensamientos sobre lo que están viviendo”.

También le gustaría “un Uruguay salesiano más conectado, en el que se note que somos muchas casas salesianas, que se note la cantidad de salesianos que seguimos a Don Bosco en todo el país, buscando mejorar la participación en las fiestas, en las acampadas, que nos demos cuenta de que escapa de tu colegio, de tu obra, de tu ranchito y que somos muchos más los que compartimos este sueño de Don Bosco de los nueve años”.

Sofía cuenta que sueña con un Uruguay salesiano “integrador e integrado, que tenga la capacidad de sumar y de seguir incorporando gente a este modo de vida en el que la plenitud está en el encuentro con otros, en el encuentro con Jesús, en descubrir que tengo un valor para aportar sea cual sea mi lugar, en contagiar la alegría de la vida cristiana. Y también que tenga

capacidad de cortar la brecha social que vivimos hoy, una sociedad más integrada donde todos podamos tener los mismos derechos y oportunidades, donde no haya excluidos ni marginados”.

Destaca que se trata de “profundizar en un trabajo respetuoso y solidario donde no haya grandes grietas, que sea un grupo de gente que cincha para el mismo lado con una mirada común donde cada uno hace lo que tiene que hacer, pero también que mira para el costado a ver qué necesitan los otros”.

Por su parte, Eduardo aporta que si nos guiamos por las grandes líneas que se fueron trazando con el trabajo hecho, el Uruguay salesiano que queremos estará marcado por la misión compartida entre salesianos y laicos, cada uno en su especificidad con una vocación común que es trabajar por y con los jóvenes.

En cuanto a esa especificidad señala que los religiosos se plantean cómo estar presentes entre los jóvenes

“siendo signos y animadores con su vida vocacionada” y tratando de contagiar esa vida entregada, mientras que también se puede encontrar en la vida laical una forma de comprometerse en la sociedad.

Otra gran línea que destaca es la formación, conjunta y específica a distintos niveles, y junto a ésta el proyecto inspectorial de animación económica (cómo entendemos que debe darse la economía de nuestras casas, una economía que sea solidaria, sustentable) y el énfasis en los vínculos humanos en la familia salesiana.

Por último, aclara que “nada de esto tiene sentido si se quita la centralidad del joven, de poder evangelizar al joven y a la joven que están en nuestras casas”

En cuanto a qué esperar de esta instancia tan importante, Eduardo señala que la idea es que el Capítulo permita a las casas salesianas vivenciar el espíritu centrado en la sinodalidad, en recibir aportes que no serán en un sentido único, sino varias líneas para trabajar adecuándolas a las realidades locales.

Agrega que se espera que los aportes no queden en un cajón o en un Google Doc, sino que, por el contrario, redunden en que “las comunidades puedan vivir vínculos edificantes, no porque hoy no se tengan, sino porque los vínculos sanos nos hace bien como seres humanos y le hacen bien a nuestros destinatarios vernos como comunidades fraternas, que viven de acuerdo a los valores del Evangelio y de acuerdo a lo que es nuestra espiritualidad”. Todo esto ­remarca Eduardo citando a Don Bosco­ para lograr “ser felices aquí y en la eternidad”

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Eduardo Romero Eduardo Romero

Nueva Presidencia Mundial de ACSSA

Al inicio de este nuevo año, juntos, como Familia Salesiana, queremos dar las gracias y mirar hacia adelante siguiendo el tema del Aguinaldo para el 2023 que nos propone el rector mayor don Ángel Fernández Artime: “Como levadura en la familia humana hoy. La dimensión laical de la Familia de Don Bosco”

El Aguinaldo está dirigido a niños, adolescentes, jóvenes del mundo y grupos de la Familia Salesiana, invitados a descubrir o redescubrir su dimensión laical, vivida por muchos laicos, hombres y mujeres de todos los países, llamados a ser levadura verdadera, en nuestro tiempo, en medio de los hombres, la humanidad sedienta de Dios y de esperanza.

Como miembros consagrados de la Familia Salesiana, también nosotros estamos llamados a ser "levadura en la masa del pan de la humanidad" y a vivir juntos, dejándonos enriquecer por la laicidad evangélica de nuestros hermanos y hermanas, para que la Familia puede estar completa y viva.

Fieles a nuestra espiritualidad, queremos ayudar a niñas y niños, adolescentes y jóvenes, a descubrir sus propios recursos de bondad para ser como la buena levadura que ayuda a leudar la masa y hacer más sabroso el "pan de la familia humana”

El rector mayor nos invita a reconocer que hay tanto bien en nuestra contemporaneidad, pero también tanto dolor: un dolor que es creado por nuestra forma de ser y actuar como familia humana. Por eso nos

insta a abrir los ojos y el corazón a la acción de Dios que instaura su Reino de manera muy especial.

Como Familia Salesiana estamos llamados a ser levadura buena en la harina de la humanidad y a reconocer la riqueza de la vocación espiritual, religiosa y cristiana de los laicos en todas las presencias del mundo, valorando, en las diversas culturas y sociedades, el don de la vida, la fuerza de su fe, la belleza de su familia, su experiencia de vida y trabajo.

La espiritualidad salesiana que anima y da vida al Movimiento Juvenil Salesiano se centra en la valorización de la vida cotidiana como lugar donde se encarnan la vida, la experiencia de fe y el crecimiento de la capacidad de dar de los jóvenes. Apoya su protagonismo en ser multiplicadores del bien y en realizar acciones y comportamientos solidarios que construyan y fortalezcan la comunión. Al mismo tiempo, los jóvenes continúan siendo destinatarios de nuestra misión hoy en el mundo.

El estilo que anima a la Familia Salesiana une a educadores y educadoras, consagrados, laicos y jóvenes en una única experiencia carismática y supone un ambiente de participación, de puesta en común de valores, de oración. En la Espiritualidad Salesiana las relaciones están marcadas por el "espíritu de familia" que elimina las distancias, fomenta la confianza, acerca las generaciones y crea un clima de confianza en el que las personas pueden crecer en libertad y colaborar entre sí en la reciprocidad.

Los Miembros de la Asociación de los Salesianos Estudiosos de la Historia Salesiana (ACSSA), después de un largo proceso de discernimiento, han elegido la nueva presidencia para el quinquenio 2022­2027, la cual fue aprobada por el rector mayor, padre Ángel Fernández Artime, con fecha 5 de diciembre de 2022.

Presidenta: Hna. María Maul FMA.

Secretario­Tesorero: P Stanisław Zimniak SDB

Consejeros continentales para América: Hna. María Inmaculada Da Silva FMA y Ariel Iván Fresia SDB.

Consejeras continentales para ÁfricaMadagascar: Inácia Chaquisse FMA y María Rohrer FMA.

Consejeros Continentales para Asia Sur: P Matthew Kapplikunnel SDB.

Consejeros Continentales para Asia EsteOceanía: P. Néstor Impelido SDB.

Consejeros continentales para Europa: Hna. Paola Cuccioli FMA y P. Bogdan Kolar SDB. Como miembro de derecho, en cuanto Director del Instituto Histórico Salesiano de Roma, P. Thomas Anchukandam SDB.

Fuente: ANS

Periodistas tras las huellas de Don Bosco y lugares salesianos

Un tiempo de conocimiento, de profundización, pero también de asombro y sorpresa: para los 30 periodistas acreditados ante la Oficina de Prensa del Vaticano y la Prensa Extranjera Italiana, lo fue el "press tour" tras las huellas de Don Bosco. Organizado por el padre Giuseppe Costa, coportavoz de la Congregación Salesiana, fue una experiencia llena de descubrimientos y oportunidades que permitió admirar de cerca la belleza, importancia y actualidad perenne del carisma salesiano, a partir del conocimiento de su fundador. Fuente: ANS

SINTONIZANDO CONDONBOSCO DE LARESOTROS
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“COMO LEVADURA EN LA FAMILIA HUMANA HOY”

Hace un tiempo, falleció el catequista que en el colegio me había acompañado en mi proceso para recibir por primera vez a Jesús en la Eucaristía. Fue un golpe duro, porque la muerte lo encontró todavía joven. Lo recuerdo con muchísimo cariño, con una amplia sonrisa y siempre presente en el patio del colegio.

Su partida me hizo recordar a tantas otras personas que, de una u otra manera, me habían acompañado en mi camino de fe, sobre todo durante mi adolescencia y primeros años de juventud. Principalmente laicos y laicas, que con su testimonio muchas veces silencioso, sembraron en mí las semillas del Evangelio. Otros catequistas, animadores, maestras del colegio, profesores, entre otros.

Recuerdo su cercanía y las ganas de pasar tiempo conmigo, la palabrita al oído, la presencia en los momentos tanto simples como complicados de la vida, la sonrisa constante, el rezongo muchas veces también necesario. No necesitaron grandes discursos ni ser expertos en quién

sabe qué. Les bastó ser como la semilla de mostaza. Les bastó ser como la levadura en la masa.

Hoy puedo decir con certeza que muchas, sino todas, de las opciones más importantes que he tomado en mi vida, han sido gracias al testimonio de vida cristiana de ellos y ellas. Han sembrado en mí las semillas del Evangelio, me han contagiado un modo concreto de amar y ver la realidad, y me han impulsado también a optar por el seguimiento de Jesús. Han sido personas que no pudiendo callar lo que habían visto y oído (Hch 4, 20), me han invitado a ir con ellas y ver (Jn 1, 46) dónde vivía el Señor para quedarme con Él.

Incluso hoy, en mi vida, siguen habiendo personas que con su vida me siguen interpelando e invitando a dar más de mí. Sobre todo los jóvenes, que con su frescura y espontaneidad me sacan de mi comodidad, de mi zona de confort, y me hacen salir de mí mismo en busca de la oveja perdida. El propio Don Bosco descubrió y aprendió cómo vivir la

espiritualidad salesiana compartiendo la vida, la oración y el trabajo con los mismos jóvenes. Son ellos y ellas, que con sus sensibilidades muchas veces más abiertas al dolor humano y a las necesidades de los otros jóvenes, me ayudan a mí como consagrado a crecer en mi intimidad con Dios al compartir la oración y el apostolado juntos.

Y también los jóvenes, como tantos adultos, son ese fermento en la masa de la sociedad, esa semilla que germina en silencio y que hacen crecer el Reino de Dios allí donde están presentes. Motivando a otros, como hizo ese catequista de mi infancia. Aquel enamorado de Jesús que me contagió a mí a también enamorarme del Señor

SABORABUENASNOCHES 25
Juan Manuel Fernández sdb

ORATORIO EL CARMEN: un lugar de encuentro y revolución

Animadores de todos los tiempos del Oratorio El Carmen de Las Piedras se dieron cita a fines del 2022 para un gran reencuentro en el que se reconocieron en un sin fin de imágenes y anécdotas que les permitieron sentirse parte de una gran familia.

El Arq. Felipe Rinaldi y la Ing. Agrónoma Florencia (Floti) Batista, dos históricos animadores del oratorio, narran en esta entrevista la génesis de esta propuesta social salesiana en Las Piedras y en sus vidas, comparten qué descubren en ese ámbito de sí mismos, qué aporte supone para la gente y opinan sobre los desafíos del oratorio del siglo XXI.

Cuéntenme un poco de la historia del Oratorio El Carmen… Felipe‐ La capilla se construyó en la década del 60, gracias a la donación y aporte de la familia Souto. Desde su construcción ha habido diferentes propuestas y actividades llevadas adelante por diferentes personas, de las cuales muchas aún hoy siguen siendo parte de la comunidad. El oratorio surge en la década del 80, desde ahí ha tenido un camino ininterrumpido hasta el presente. Incluso en la pandemia no hemos cerrado las puertas, buscamos todas las formas posibles de seguir en contacto con los gurises y sus familias, teniendo actividad todos los días de la semana con grupos reducidos, los cuales fuimos unificando hasta poder encontrarnos todos juntos nuevamente. Hoy en día el Oratorio y Centro Juvenil El Carmen es llevado adelante por un grupo de 15 animadores, voluntarios, que atendemos el oratorio festivo, con 50 niños y niñas y el centro juvenil, con 30 adolescentes. Funcionamos

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los días sábados, desde el mediodía hasta las 23h. También tenemos charlas de bautismo, y un grupo de preanimación que funciona los domingos, donde formamos a aquellos gurises que quieran iniciarse en la animación.

¿Qué significa el oratorio para ustedes? ¿Cómo llegaron a él?

Felipe‐ Es el espacio de encuentro y de revolución de referencia. Es encuentro en la medida en que podemos generar vínculos estrechos con los gurises y sus familias, así como también con los animadores y la comunidad, un espacio donde acompañarnos, animarnos, llorar y reír. Una segunda casa donde podemos compartir a Jesús en las cosas simples y en cada gesto sentirlo más cerca. También es un espacio de revolución, muchas veces en nuestra sociedad no nos permitimos tener una vida espiritual interior y compartida. Dedicar nuestros sueños y desvelos por el otro y por el bien común, creyendo y confiando en los procesos y crecimientos de cada uno, desde el acompañamiento fraterno, del mano a mano, de la charla al oído, es un acto de revolución. Al oratorio llegué por una invitación del colegio en el cual estudiaba (Colegio San Isidro de Las Piedras) en el 2010, y en el 2011 arranqué. Y una vez que entré nunca más me fui. En la capilla conocí a mis amigos, aprendí a ver al otro de otra forma, me acerqué a Dios y formé mis ideales y convicciones.

Floti‐ El oratorio por momentos fue mi segunda casa y hoy en día lo recuerdo con mucho cariño, porque siento que moldeó mi manera de ser, en cómo me relaciono con los demás. Me invitó Feli, y fui con la idea de jugar un rato y ver qué onda, y resultó siendo un viaje de ida

¿Qué los llevó a ser animador/a?

Felipe‐ Siempre me gustó el trabajo con los niñ@s y adolescentes. En el liceo de a poco me fui acercando a la animación a través de los grupos asociativos y las

misiones, acercándome también a Dios. En la capilla aprendí a confiar realmente en Jesús y en la alegría y virtud de compartirlo con los demás. Floti‐ Antes del oratorio yo ya había realizado un curso de animador. Animé un par de cumpleaños con escaso éxito y por un tiempo no quise animar más. Después me decidí por ir al oratorio y mucho mejor porque ahí sí los niños tenían ganas de jugar. Además, a su manera, te agradecían por el tiempo que habías compartido con ellos y eso era muy lindo.

Tuvieron una celebración muy especial del aniversario del oratorio, ¿cómo se vivió ese momento?

Floti‐ La idea era sentirnos parte de una familia más grande, recordar lindos momentos del oratorio, por eso al principio había pila de fotos. También pintamos una de las paredes con nuestros nombres. Si el oratorio y el centro continúan es porque quienes pasaron por allí y los que están vamos siendo parte de una historia, con una identidad definida por Don Bosco, pero llevándola a cada tiempo en particular Después hicimos juegos, como no podía ser de otra forma, y al final terminamos con un momento de oración. Lo que rescato de encontrarnos entre distintas generaciones fue escuchar el cambio del barrio, el crecimiento de los gurises, cómo nos marcó. Muchos conservamos amigos hasta el día de hoy y eso es lindo de recordar y sentirnos agradecidos.

Felipe‐ La idea surgió hace unos cuantos años, pero por la pandemia tuvimos que postergar. Como dijo Floti, la idea era encontrarnos y promover la memoria y los recuerdos personales y colectivos, sentirnos parte de la historia de la

capilla y constructores de la misma. Lo más lindo fue ver la cara de las personas que iban llegando y se encontraban con el mar de fotos que pudimos recuperar, digitalizar y colgar por todo el lugar, ver cómo eso fue reflotado y llegando a muchos recuerdos, incluso algunos olvidados, que se recuperaron en anécdotas y risas.

En El Carmen es la primera vez que hacemos este encuentro. Creo que lo relevante es reconocer y destacar la importancia de cada una de las personas que pasan por el oratorio, más allá del tiempo que cada uno estuvo, el que sepan que su presencia logró que el oratorio sea lo que es hoy

¿Cuáles son los desafíos de los oratorios en general en el siglo XXI y de El Carmen en particular?

Floti y Felipe‐ El desafío de los oratorios y centros juveniles es lograr seguir siendo una propuesta atractiva frente a la cantidad de propuestas que existen hoy. Seguir siendo un espacio de referencia en el barrio y las familias. Continuar siendo un lugar de revolución y de encuentro, donde los gurises se sientan queridos, un espacio de confianza que les permita abrirse, pedir ayuda, consejos y ser acompañados. Hoy por hoy lograr que los gurises, y sus familias, sientan y sean conscientes de que La capilla forma parte de sus vidas, es algo que de lo que “El Carmen” tiene que sentirse orgulloso, porque es algo que ha logrado gracias al paso de todas las personas que participaron, de alguna forma u otra, de este encuentro histórico. El desafío más grande de los oratorios es seguir siendo un espacio de referencia activo en la vida de toda la comunidad.

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Florencia (Floti) Batista Felipe Rinaldi

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejadodeestavidaquellevan…”

DonBosco(MO)

UNA AMIGAMANO 28

Hay un llamado a estar desde lo cotidiano"

“Siempre hay una luz de esperanza y una búsqueda de continuar parado desde la fe que acompaña a los equipos de trabajo”, asegura el P. Daniel Bernardoni al pasar raya a una década de servicio como responsable del Sector Obras Sociales de la Inspectoría salesiana en Uruguay, que culmina en febrero.

Instalado en su nueva casa, la parroquia de Colón, el P. Daniel reflexionó sobre su aporte en el ámbito de las obras sociales salesianas, los retos que debe afrontar el Sector, sus propios desafíos y los sueños para su nueva comunidad y para el Uruguay salesiano.

¿Qué desafíos nos propone el Aguinaldo 2023?

El Aguinaldo habla de ser fermento en la familia humana, tiene un subtítulo que tiene que ver con reconocer la dimensión laical de la familia de Don Bosco. La profundidad del Aguinaldo es que habla de la dimensión laical, tiene que ver con cualquier cristiano o cristiana en cualquiera de sus vocaciones. La palabra laico alude a ese llamado que viene desde el bautismo a instalar la presencia de Dios en las realidades más cotidianas como parte del pueblo. Está bueno el paralelismo que hace con la levadura, sustancia que es la única viva en la masa del pan y que es la única que no se ve, desaparece. Hace crecer y multiplica sin demasiado ruido, hay un llamado a estar desde lo cotidiano. Para vivir la dimensión laical hay que mirar a Jesús, porque Él fue laico, transformó caminando las calles, compartiendo con la gente y estando como un trabajador más. En esta cultura que vivimos muchas veces estamos buscando lo espectacular, esperamos el signo religioso o la manifestación extraordinaria, el rector nos invita justamente a poder reconocer la presencia de Dios y ser transformadores cada uno en su compromiso cotidiano, en lo chiquito, metiéndose en las realidades seculares. También hay un llamado interesante a que mi ser salesiano y sacerdote no se transforme en alguien cuyo centro está en administrar sacramentos, sino en preocu­

parnos de las realidades locales y parroquiales ­en mi caso­ para animar la comunidad. Los sacramentos son la fuerza del Espíritu para poder vivir ese llamado a la transformación de la realidad.

Durante una década fuiste el encargado de las obras sociales salesianas ¿qué reflexiones te disparan todo lo transitado desde esta responsabilidad?

Si bien integré las obras sociales más tiempo, fueron efectivamente 10 los años que me desempeñé como encargado. En febrero es el cambio de mando y asume el servicio Cristina Pascual. El Sector Obras Sociales es un ámbito plenamente salesiano, aprendí mucho y estoy muy agradecido. Creo que puedo dar testimonio de un mundo de educadores y educadoras que entregan la vida, ponen el corazón para acompañar, sostener y buscar caminos. El trabajo de las obras sociales es bastante artesanal, es caso a caso, para poder acompañar situaciones complejas y dolorosas. Siempre hay una luz de esperanza y una búsqueda de continuar parado desde la fe que acompaña a los equipos de trabajo Vale la pena, es un ámbito que Don Bosco está muy contento de que lo llevemos adelante. Se viene trabajando desde la Congregación en favorecer el intercambio, aprender de otras experiencias y apostar por estos proyectos

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¿Qué aportes creés que has dado al Sector?

Creo que un aporte es el trabajo en equipo. En estos años creció el equipo de obras sociales, en número e interdisciplinaridad, integramos a educadores del interior y sostuvimos el trabajo con las salesianas. También contribuí al dejarnos regir por lo que los coordinadores de los proyectos locales a nivel nacional van viendo, reconociendo y descubriendo. Y otro aporte que visualizo es estar abiertos a intentar responder a las nuevas necesidades que aparecen, lo que es un trabajo arduo.

¿Qué desafíos tiene por delante el Sector Obras Sociales?

Dar una presencia de los salesianos y salesianas más en el ámbito de la toma de decisiones políticas, y generar una palabra autorizada. Somos una de las ONG más grande que hay en el país, a nivel de números de proyectos que tenemos en convenio con distintas instituciones. Deberíamos tener una mayor incidencia en la formación de pensamiento y en la construcción de ideas frente a lo público. Otro desafío a largo plazo es que somos buenos haciendo, pero somos bastante lentos sistematizando y compartiendo los saberes que tenemos. Por otro lado, hay una consciencia colectiva de que necesitamos repensar la dimensión evangelizadora de los proyectos. Repensar la propuesta de evangelización y también las herramientas con las que la llevamos adelante, y estamos trabajando bastante en este sentido. Otro reto es poder responder a realidades que no estamos atendiendo: los jóvenes mayores que ingresan al mercado laboral saliendo de centros juveniles, la atención de la salud mental de niños y adolescentes, y la afectación de la dinámica barrial y vincular por la problemática de adicciones y narcotráfico.

¿Cómo te gustaría que te recuerden en el rol que desempeñaste?

Que sepan que hice las cosas con energía, amor y honestidad. Que me recuerden como una persona que le puso pasión al rol, traté de trabajar en equipo y valorar lo que otros hacen. Fui crítico, pero siempre desde una mirada educativa.

¿Cuáles son tus desafíos de cara al futuro?

Aprender a estar en una parroquia, poder animar una

comunidad parroquial, que tiene como característica el mundo de lo voluntario, acá viene el que tiene ganas de estar, no hay vínculos laborales y profesionalizaciones. A su vez, hay un desafío, ya que la parroquia de Colón está en un territorio amplio, que es pensar en cómo llegar a un montón de barriada. Si te quedás en el templo y en la sede parroquial te perdés lo más rico del ambiente y de la zona, es increíble todo lo que hay de barrios que no se ve.

¿Qué pasos te gustaría que dé la Congregación salesiana en Uruguay?

Sueño un Uruguay salesiano que avance en el poder compartir la misión entre todos, cada uno en su rol y su lugar, en un trabajo compartido con salesianos y laicos cada vez más auténtico. También me gustaría que estemos cada vez más dedicados a los jóvenes más necesitados. Yo creo que los religiosos a veces somos un poquito lentos, nos cuesta animarnos más, siento que nos quedamos sosteniendo estructuras que construimos y queremos, y la realidad juvenil es la que debería señalarnos cómo movernos. En paralelo, pienso que tenemos mucho para crecer como Inspectoría de los salesianos en lo que tiene que ver con la solidaridad económica, a veces reproducimos el mismo modelo social donde cada uno se arregla con sus medios, y entiendo que eso es poco evangélico. Pese a que hay experiencias que conozco y valoro, como sistema aún nos falta bastante para mirarnos como hermanos animando una única misión en Uruguay.

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MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

CAPÍTULO INSPECTORIAL 2023

Celebrar juntos la vida vocacionada y la misión compartida

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