Boletín Salesiano Uruguay Setiembre

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URUGUAY / Cuarta época / Año XLII / Nº 7 / Setiembre 2020 / www.issuu.com/bsuru

Nicolás Soto sdb y Juan Martín Ferreira

Celebrar a Don Bosco en pandemia

P. Daniel Bernardoni sdb y Tomi García

Caminar juntos


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CARTA DEL DIRECTOR

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Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, ¡ahí estaré yo!

¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL

Nicolás Soto sdb y Juan Martín Ferreira Celebrar a Don Bosco en pandemia

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FELICES LOS QUE CONSTRUYEN LA PAZ

Mons. Arturo Fajardo y Hna. Ángeles Grassi hma

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ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

P. Francisco Lezama sdb “¿Quién va ganando?”

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SABOR A BUENAS NOCHES

P. Adrián García sdb “Cumpleaños en el pago"

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VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Sebastián Ribero y Joaquín Du Pré Una vocación acompañada

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CON NOMBRE Y APELLIDO

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Comunidad al estilo de Don Bosco en Tacurú

DEL ÁRBOL SALESIANO

Agustina Sanz “La comunidad de ADMA Jóvenes está llamada a salir, como María, al encuentro de aquellos que nos necesitan y nos esperan”

AQUÍ Y AHORA

P. Daniel Bernardoni sdb y Tomi García Caminar juntos

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UNA MANO AMIGA

25 años del Centro Juvenil de la Obra Social Don Bosco de Salto

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime “Desde Valdocco al mundo entero…”

10 FAMILIA EN OBRA Natxo Umpiérrez “Comunidades del anillo”

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Madre Yvonne Reungoat fma “Las comunidades educativas, lugares donde se genera vida”

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GALERÍA DE INSTAGRAM

Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb. Redactora Jefe: Adriana Porteiro.

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, P. José Adrián García sdb y Natxo Umpiérrez.

Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286

Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro, Juan José Malvárez, Nicolás Vilche, y Ramiro Pisabarro. Fotografía: Sofía Cayota, Sebastián Andión, Luis Gómez (foto de tapa), Juan Pablo Rivero, de ANS, Pixabay y fotos de archivo. Corrección: Graciela Rodríguez.

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

salesianosuy


P. Sergio Álvarez sdb

CARTADELDIRECTOR

Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre,

¡ahí estaré yo! ¿Cómo creerle a Jesús esa afirmación? Desde el principio ha sido por el testimonio de quienes reunidos en su nombre lo han sentido allí con ellos, en su corazón. En esta edición nos encontramos con testigos en el hoy de esta experiencia de la presencia de Jesús en medio nuestro. Como podrás ver… ¡se siente! Hay un joven, Esteban Ferreira, que lo ha cantado. Te dejo en ese código Qr la posibilidad de encontrarte con su canción y su modo de cantarlo. ¡QuÉ BUENO CAMINAR CONTIGO, SEÑOR, EN COMUNIDAD!

Con el deseo de que puedas sentirlo a tu lado, que habita en tu corazón y en el corazón de otros… a este Boletín Salesiano ¡léelo, te vas a encontrar! Un fraterno saludo en nombre del Equipo de Edición…

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ยกSร ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL!

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En modalidad virtual-presencial

Celebrar a Don Bosco en pandemia “La gran pregunta de estos tiempos es cómo encontrarnos” y “lo más importante fue darnos cuenta de la necesidad del encuentro genuino con los otros” asegura Nicolás Soto sdb al compartir ecos del primer acontecimiento organizado por la Mesa Permanente del MJS, en modalidad combinada virtual­ presencial, para celebrar el mes de Don Bosco 2020. La creatividad de los jóvenes del MJS fue puesta a prueba, pero lograron superar el desafío sobradamente y así lo atesti­ gua Juan Martín Ferreira en su testimonio para el BS.

¿Cuál es tu tarea como referente de los jóvenes de Colón y adyacencias? Mi tarea, desde hace dos años, es acompañar a los jóvenes de la parroquia, y la mayoría de ellos son animadores de oratorios. Coordinamos con el MJS de los Colegios Pastorino y San José. Pero lo esencial es coordinar la Mesa del MJS de la Parroquia de Colón. Este año venían encontrándose por Zoom, pero recientemente se reunie­ ron en forma presencial. ¿Cómo fue el reencuentro? Desde el inicio de la pandemia pusimos el foco en acompañarnos entre todos. También ayudamos repartiendo alimentos o ropa, dando clases de apoyo a los gurises, estando cerca de las familias y de los niños, prestando la oreja. El encuentro presencial se gestó cuando la pandemia achicó un poco y lo decidimos desde la Mesa del MJS donde hay representantes de todos los grupos juveniles de la zona. Vimos la necesidad de juntarnos entre todos, de intercambiar las realidades que veníamos haciendo y hacer algo en agosto, el mes de Don Bosco. ¿Cuál fue la propuesta? Tras conversar en la Mesa, definimos hacer un encuentro virtual de los grupos de la zona, pero también presencial. En cuatro centros de la parro­ quia, que son la Capilla Santa Teresita, la Capilla Sambartolo, la sede parro­ 5


quial y el Colegio Pastorino se reunieron dos o tres grupos juveniles para evitar las aglomeraciones. Unas 100 personas nos juntamos de esa forma, de a poco. Hubo dos momentos, uno presencial­virtual entre los que estábamos juntos con las otras 3 sedes, donde hubo espacio de juegos, competencia y de oración y reflexión. En un segundo momento, los que estábamos en el mismo lugar también tuvimos juegos, bailes y compartimos la cena. Todo arrancó a las 19 horas y se extendió hasta las 23 más o menos. ¿Qué evaluación han hecho? Falta juntarnos como Mesa para hacer el análisis formal, pero por lo que he vivido y lo que me han dicho otros jóvenes, fue muy buena la experiencia, y la evaluamos como positiva el encontrar una nueva manera de encon­ trarnos con otros, sin aglomeraciones. Estuvo muy disfrutable. Cada centro agudizó su creatividad para recibir a los otros en su casa. ¿Qué viene en la agenda de este grupo de jóvenes? Vamos respondiendo a las necesidades que van surgien­ do. Además, seguimos adaptando lo que habíamos planeado en febrero a estas circunstancias. Especial­ mente el seguir acompañando, que es la tarea. Saber que el otro está, que somos un montón, y no para sacar­ nos camiseta, sino sentir realmente que no estamos solos, y eso es importante. La gran pregunta de estos tiempos es cómo encontrarnos, y hallar esta forma, está bueno. Lo más importante fue darnos cuenta de la necesidad del encuentro genuino con los otros. Esta búsqueda ha generado mucha creatividad en estos momentos. Otra mirada Uno de los jóvenes que participó de esta experiencia también dio su punto de vista. Se trata de Juan Martín “Juanchi” Ferreira. Tiene 21 años y es estudiante de Comunicación en la UdelaR. Desde hace 6 años es ani­ mador en el Colegio Pío IX y desde hace 4 también en la Capilla Sambartolo. ¿Cómo te vinculaste a este proyecto? Desde la fiesta de Navidad de 2017 estoy vinculado con la Capilla Sambartolo, que me queda cerca, ya que soy de La Paz, y desde 2018 animo allí todos los sábados. Durante la parte más complicada de la pandemia estuvimos acondicionando la capilla, dando apoyo escolar y organi­ zando la ayuda a las familias de la zona con alimentos o 6

Juan Martín Ferreira y Nicolás Soto sdb

ropa. Desde hace tres sábados estamos yendo a reunir­ nos y darle una mano más directa a la comunidad, siguiendo los protocolos, y organizando juegos y otras actividades con los niños, con grupos más reducidos. ¿Cómo te sumaste a la movida que organizó la Mesa de la MSJ de la parroquia y cuál fue tu tarea? Integro la Mesa y participo activamente en las coordina­ ciones. En la jornada puntual, estuvimos con otra ani­ madora organizando lo que se hizo en este encuentro en la Capilla Sambartolo. ¿Cómo viste esta iniciativa, cómo la viviste? “Estuvo muy bueno” fue lo que pensé ni bien terminó. Después, a los días, analizando más en profundidad, sin dudas que era algo más que necesario, por todo lo que había pasado y sigue pasando, el encontrarse con alguien que pertenece a nuestro mismo Movimiento e intercam­ biar ideas, formas de ver las cosas. Fue enriquecedor sin dudas. Experimentamos mucha alegría por ver que seguimos siendo muchos, además por festejar a Don Bosco, y por continuar acompañándonos como MJS.


DESDE VALDOCCO AL MUNDO ENTERO… Todo comenzó 162 años atrás. Bueno, para ser más exacto, unos años antes de la fundación de este pequeñito grupo de jóvenes que entusiasmados por su educador, Don Bosco, se empe­ ñaron en dar vida a una Sociedad, la “Sociedad de San Francisco de Sales”, conocidos hoy como los Salesianos de Don Bosco. Pero años antes Don Bosco llegó al prado “Pinardi”, y al cobertizo Pinardi. Alquiló estos dos trocitos de terreno y ahí comenzó el primer oratorio salesiano. Ahí comen­ zó esta preciosa obra, desde lo más humilde y sencillo, siguiendo el ejem­ plo de vida del Señor que nació en un establo, en la mayor de las pobrezas y con el amparo, tan solo, de los brazos amorosos de su Madre, María de Nazaret y de José. Hace unos días hemos dado vida a un “sueño”, un bonito sueño que es mucho más que la remodelación de paredes y de lugares. El sueño de hacer de la casa del primer oratorio salesiano en Valdocco, del primer lugar donde fueron acogidos aquellos huérfanos que llamaron a la puerta de la cocina de Mamá Margarita, de la Casa Pinardi donde nació la Congrega­ ción, un espacio que habla del carisma salesiano. Una casa donde vivieron cientos de jóvenes y decenas de salesianos al lado de Don Bosco, creando toda una familia que se convirtió en escuela de santidad. Un espacio, un lugar, un patio y una casa

donde todos son invitados a venir, a conocer, a curiosear, a sentir, a dejarse interpretar, porque “en Valdocco todo habla”. Esta casa que ahora se ofrece a todo el mundo para ser visitada y conocida acogió a cientos de jóvenes y la vida en ella les cambió la propia vida. Hizo de ellos “honrados ciudadanos y buenos cristianos”. Esta casa que ahora se ofrece a todo el mundo fue testigo de cómo un joven sacerdote lleno de pasión evan­ gelizadora y educativa entusiasmó a un grupo de muchachos para conti­ nuar su sueño. Y estos muchachos fueron los primeros salesianos, y dieron continuidad a la Congregación, y sucedieron a Don Bosco, e hicieron realidad su sueño misionero en la Patagonia, y después en gran parte de América y hoy en 134 naciones. Por esta casa y en este patio (que también fue huerto de Mamá Marga­ rita), había vida, y alegría, y también dificultades y hambre, pero se vivía deseando ser santos, y en estos metros cuadrados de construcción hoy son 13 los venerables, beatos y santos que crecieron y dejaron que el Espíritu sembrara en ellos la semilla de 'la santidad vivida en Valdocco'. Nuestro Amado Don Bosco fue un maestro en el arte de proponer her­ mosos ideales a sus muchachos.

Esta casa y este patio fueron necesi­ tando iglesias más grandes porque los muchachos llegaron a ser 500 y no cabían en las iglesitas más pequeñas. Ni en la pequeñísima capilla Pinardi, ni en la Iglesia de San Francisco de Sales donde Don Bosco, Mamá Margarita, Domingo Savio, Miguel Rúa, Felipe Rinaldi, Luis Variara, Leonardo Murial­ do y otros muchos recorrieron un camino de santidad. Al final de este camino, la sombra de la hermosa Basílica de María Auxiliadora, con la protección de la Madre del Cielo cubría todo Valdocco. Esta casa que hoy presentamos a todo el mundo para que sea visitada, cono­ cida, es y será muy significativa para todos. Desde todo el mundo se vendrá a Valdocco para encontrarse con el Señor que ha hecho cosas grandes, con la Madre Auxiliadora porque Ella lo ha hecho, y lo sigue haciendo todo, y con Don Bosco y Mamá Margarita y tantos otros, porque el espíritu de Valdocco sigue muy vivo. Desde Valdocco hasta el mundo entero.

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Tiene 59 años de edad. Vive en Salto con Mons. Pablo Galimberti y el Pbro. José García.

¿Qué te hace feliz? Intentar vivir y compartir con otros la Buena Noticia del evan­ gelio, el seguimiento del Señor aún con mis fragilidades. ¿Qué música escuchás? Me gusta la música clásica (Vivaldi, Bach), el canto popular o folclore y algo de rock nacional. ¿Qué es lo primero que pensás cuando te levantás? Que el Señor me da un nuevo día. ¿Qué te cuesta perdonar? La falta de lealtad. ¿Cuál es tu mayor miedo? Perder la frescura , la novedad del evangelio, del encuentro con Cristo. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? El día que fui ordenado sacerdote por San Juan Pablo II. ¿A quién admirás? La figura de San Juan Pablo II marcó mi juventud: poeta, filósofo, deportista, actor, resistente al nacionalsocialismo, sacerdote y obispo. Su carisma y su amor a Cristo y a la Virgen fueron expresados en su lema Totus Tus ( Todo Tuyo). Felices los que … Felices los que sirven con alegría sin hacerse ver. 8

En este momento me gustaría estar … Donde estoy creo que es la voluntad de Dios y como decía San Juan XXIII "obediencia y paz”. ¿Qué es lo más enriquecedor e importante en una comunidad? Que sea un lugar de perdón y de fiesta. ¿Qué actitudes deben emerger cuando una comunidad tiene un problema? Volver siempre a recomenzar desde Cristo y desde ahí hacer la corrección fraterna. Lo más difícil de vivir en comunidad es… Justamente la corrección fraterna y el perdón. ¿Qué pasaje bíblico resume lo que es una comunidad para vos? "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre ahí estoy yo en medio de ellos” Mateo 18, 20.


Tiene 58 años de edad. Vive en Rivera con las Hnas. Gloria Bermúdez y Ma. Luisa Giordano.

¿Qué te hace feliz? El maravillarme de los pasos, pequeños o gran­ des, que dan los chiquilines de nuestras Obras para ponerse de pie y seguir creciendo como personas. Las búsquedas de los animadores para acercar a Jesús. El reunirnos cada domingo para compartir la vida y la Eucaristía con nues­ tra Comunidad de Santa Rosa y mi familia. ¿Qué música escuchás? De todo, según el momento y con quien esté. ¿Qué es lo primero que pensás cuando te levantás? Agradezco a Dios de estar viva y ser feliz con lo que Él me confió. Tengo una canción que muchas veces canto en la mañana: “Ay… ¡qué bonita es esta vida!”. Y aunque a veces duela tanto, y a pesar de los pesares, siempre hay alguien que nos quiere, siempre hay alguien que nos cuida. ¿Qué te cuesta perdonar? La prepotencia y la injusticia. ¿Cuál es tu mayor miedo? No tener la capacidad de seguir soñando, y la falta de esperanza. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó, ¿cuál sería? Mi visita a Nazareth, y en el silencio de aquella gruta un encuentro profundo con María y su Sí. ¿A quién admirás? Aunque ya no están conmigo, admiro a mis padres. Por lo que fueron, lo que me regalaron y despertaron en mí: el estar atenta a las necesidades de los otros, a no dejar a nadie atrás, valorar a la persona por lo que es, el sentido de familia, la fraternidad, la fe y sobre todo me enseñaron a amar. Felices los que … Siempre tienen una palabra para alentar, valorar, donarse a los demás y amar. En este momento me gustaría estar … Donde estoy y muy feliz. ¿Qué es lo más enriquecedor e importante en una comunidad? Saber valorar y potenciar el don de Dios en la hermana. Que se sienta feliz, para poder regalarlo a los jóvenes. ¿Qué actitudes deben emerger cuando una comunidad tiene un problema? Saber tomar distancia del problema, desdramatizar, buscar cami­ nos de diálogo y, juntas, dar pasos para solucionarlos.

Lo más difícil de vivir en comunidad es… Cuando cada una piensa en sí misma, se vuelve autorrerencial, y se pierde el sentido de comuni­ dad. ¿Qué pasaje bíblico resume lo que es una comu­ nidad para vos? Sobre todo por lo que en ella siempre se debería vivir 1 Cor 13, 4­8: “El amor es paciente, es servi­ cial, el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no precede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que regocija con la verdad. El amor todo lo discul­ pa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás”.

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FAMILIAENOBRA

Comunidades

Del Anillo

Normalmente cuando me toca hablar o escribir de algo, trato de ir un poco hacia atrás y buscar cuál es el origen de esa palabra. Esa búsqueda me ayuda a encontrar pistas para lograr entender en su totalidad un concepto. La palabra comunidad viene del latín communitas y significa que grupos de personas comparten los mismos inte­ reses o viven bajo las mismas reglas, tienen ciertos elementos en común1. Estoy seguro de que en los lugares donde nos movemos solemos escu­ char la palabra comunidad. Escucha­ mos comunidad educativa, comunidad de sdb, comunidad de hma, comuni­ dad parroquial, comunidad eclesial, comunidad científica, comunidad pastoral, comunidad del anillo... Que­ démonos con esta última por un momento. La comunidad del anillo es una comu­ nidad fantástica que habita en el mundo del Señor de los Anillos, obra literaria creada por JRR Tolkien2. Lo particular es que es un grupo de tres hobbits, dos hombres, un enano, un elfo y un mago; solo con leerlo se podrán imaginar la variedad que hay en esta comunidad llamada “del ani­ llo”. Pero por más distintos que sean, logran consolidar una red vincular que atraviesa las diferencias y trasciende 1

cualquier barrera que haya existido en su momento. Dicha comunidad utiliza esas diferencias para ­spoiler alert­ lograr su objetivo y salvar su tierra. Capaz ahora te estés preguntando qué tiene que ver una agrupación de personajes fantásticos con nuestra realidad o nuestro mundo, pero, de eso se tratan las comunidades. De tener una meta común, de apoyar­ nos mutuamente, de que las diferen­ cias enriquezcan nuestra mirada, de escucharnos para que todas y todos puedan alzar su voz. De compartir la vida por el solo hecho de compartir. Un espacio donde nadie está por encima de nadie, nadie es superior al resto. En una comunidad la clave es la sana convivencia, la comunicación y el diálogo, sustentado en la con­ fianza mutua y la alegría. El mismo Jesús optó por compartir la vida de una forma. Es cuestión de ver su vida pública para reconocer el apoyo que Él tenía con sus discípulos y la importancia que le daba a esos encuentros. En su última noche no optó por pasarse todo el tiempo solo, sino que decidió hacerlo acom­ pañado.

reunidos en mi nombre, ahí estaré yo”, reforzando en palabras lo que ya demostraba en su forma de vida, y dejando en claro que no podemos superar nuestras adversidades en soledad. “Reunidos en mi nombre”. Esas pala­ bras no las podemos dejar pasar, porque es ahí donde se ve esa meta común. En ser una comunidad que está reunida en nombre de Jesús, tratando de seguir así su camino. Por eso no podemos quedarnos en "la chiquita" y formar comunidades que solo miren hacia adentro. Es necesario dejar de encerrarnos en nuestras comunidades, en nuestros intereses, no lograr salir de nuestra parcela y buscar construir un mundo mejor. Salir en la búsqueda como lo hizo el mismo Hijo de Dios. Buscar hacer un mundo más justo y digno para las personas que vivimos en él, empezando por las más necesitadas, como lo hacía Jesús.

Natxo Umpiérrez Fue tal la importancia de la comuni­ dad que nos dijo: “Donde haya dos

Lic. en Recreación Educativa. Animador en el Instituto Juan XXIII y animador adscrito en IMA.

Definiciona https://definiciona.com/comunidad/#etimologia La comunidad del anillo es parte de la trilogía El Señor de los Anillos, escrita por JRR Tolkien y publicada en 1954

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MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

¿Quién va ganando? Esta página se refiere a la lectura del Evangelio según San Mateo (21,28­32) proclamado en la Misa del 27 de se embre, Domingo XXVI del Tiempo Ordinario. Muchos en Uruguay ­y no solo los faná cos del atle smo­ recorda­ mos una carrera de los Juegos Olímpicos de Londres en la que corría un depor sta uruguayo mientras que un reconocido abo­ gado, comentarista de fútbol, relataba el evento… Pasó a la histo­ ria porque el comunicador estaba convencido (muy emocionado, ¿eh?) de que iba ganando nuestro compatriota, mientras que en realidad iba úl mo. Esta imagen me parece muy apro­ piada para comprender algo de lo que Jesús nos quiere enseñar en el evangelio. Es más: me animo a decir que Jesús, si hubiese conoci­ do esta diver da anécdota, la hubiese u lizado sin ningún pro­ blema. Y es que, por los prejuicios y expec­ ta vas que tenemos instalados en nuestras miradas, muchas veces construimos falsas imágenes sobre lo que significa “ir adelante” en la carrera de la fe. Si hiciésemos el experimento de describir cómo imaginamos el estereo po de persona creyente, seguramente las

imágenes tuviesen que ver con la evidente intachabilidad moral, la devota par cipación en rituales o la claridad conceptual sobre las verdades de la fe. Todo esto, clara­ mente, ene alguna relación con la vida del creyente, y son caminos para dar sen do a la vida desde la fe. El problema es que cuando la moral, la ritualidad y la dogmá ca se descentran, cuando perdemos la referencia del Reino que Jesús proclamó, nuestras imágenes se deforman. No: la carrera no la van ganando los perfectos, los que nunca se equivocan. No son los campeones del compromiso, no son los supe­ ranimadores de oratorio, ni los sacrificados religiosos ni los heroi­ cos misioneros. Esta competencia no la lideran los rezadores 24/7, ni los teólogos sin tropiezo, ni el Papa con sus cardenales. O sea: todos estos estamos en carrera, intentando vivir el Evange­ lio, dando lo mejor... Pero los que abren camino, los que lideran el pelotón, Jesús los presenta con una imagen provocadora: son los

publicanos y las pros­ tutas los que van adelanta­ dos en la carrera del P. Francisco Lezama sdb Reino. Son todos aquellos que reconocen su limita­ ción, que se dejan conquistar por la misericordia de Dios, y que apoyados solo en esta fuerza se lanzan adelante. Es una bofetada la que le da Jesús a nuestra imaginación ­como tan­ tas otras veces­ para que, al soñar nuestra Iglesia, al visualizar nues­ tra comunidad, nos animemos a pisar erra, a pararnos como Él al lado de los úl mos, y avancemos también nosotros así, a pie descal­ zo, en esa familia diversa y lumino­ sa que soñó: publicanos, pros tu­ tas, pobres, migrantes, sin techo, minorías sexuales, niños, enfer­ mos, laicos, consagrados, pastores, y todas y todos, camino al Reino.

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VALELAPENAVIVIRASÍ

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Dos búsquedas diferentes: una enfocada en resolver el futuro de una carrera profesional y la otra en descubrir los pilares por los que orientar la vida. Luego de una experiencia enriquecedora y de muchos cuestionamientos, llegaron a una misma conclusión: quieren una vida acompañada. Estar entre los demás, caminando y compartiendo la vida como viene, con quienes los rodean. Estas son las experiencias de Joaquín Du Pré y Sebastián Ribero, dos jóvenes que participan del pro­ yecto Faremo a metà, una propuesta abocada a la Pastoral Vocacional, que viene trabajando en clave de “vida vocacionada”, desde una perspectiva amplia y no solo enfocada a la vida religiosa. ¿En qué consiste esta propuesta de Faremo a metà? Joaquín: Son encuentros que tene­ mos cada cierto período de tiempo, donde compartimos con distintos jóvenes que están pasando por procesos similares a los nuestros. Cada encuentro tiene un enfoque y una propuesta diferente. Sebastián: Hemos tenido instancias de retiro, unas donde simplemente convivíamos y compartíamos la vida de una manera muy sencilla, y otras más reflexivas y de oración. A comienzos de este año tuvimos la misión, que fue una experiencia muy linda y tuvo el detalle de que fue en Rivera, de donde soy. ¿Qué los llevó a participar del Faremo? Joaquín: “El Pampa” me invitó y claramente vio algo que me podía copar. Fui a ver cómo era la dinámi­ ca del grupo ya que me habían comentado que también está orientado a la vocación y el desa­ rrollo de la persona, ver cómo querés llevar adelante tu vida y que una de esas posibilidades es la vida religiosa. Sebastián: Estaba dudando sobre qué hacer, si bien no sabía mucho sobre qué era la propuesta decidí arriesgarme. Te vas cuestionando qué es lo de uno y si estás hacien­ do las cosas bien. Me estaba cues­ tionando todo junto, lo que iba 14

estudiar, lo que quería hacer con mi vida, si quería tener un proyecto de familia o no, absolutamente todo. A nivel vocacional ¿cuáles eran sus planteos? Joaquín: Lo primero que me pre­ guntaba era qué quería Dios de mí, me fui dando cuenta de que en realidad no solo es qué quiere de

mí, sino qué quiero yo y a través de eso darle lugar. Nosotros vamos haciendo el camino y allí vas descu­ briendo tu vocación y dónde está Dios. Son las ideas principales por donde enfocás la vida. En el retiro decimos que son los “trazos”, con­ textualizado en una pintura, son las líneas principales por donde va a ir tu vida. Sebastián: Comencé a cuestionar­

Sebastián Ribero y Joaquín Du Pré


me qué quiere Dios para mí y cuál es mi proyecto. Le comenté esto al Padre Sergio, quien me acompaña, y me comentó que Dios es tal cuan­ do somos nosotros mismos. Prime­ ro tenemos que conocernos. Con­ siste en eso, dar lo que somos y ponerlo a disposición. ¿Qué respuestas fueron encon­ trando? Joaquín: Uno de los trazos que pude determinar es que la vida es compartida, no es algo individual sino colectivo, donde podamos ir caminando juntos. Las diferencias nos terminan completando y lo que le falta a uno lo complementa el otro, es cuestión de funcionar como un equipo. Estudio profesora­ do de Idioma Español, eso en cierto punto es porque quiero tener con­ tacto y transmitir los conocimientos que tengo. Sobre todo lo humano, no estrictamente lo académico. El contenido que pueden aprender de una materia es un poco de conoci­ miento, la vocación va más allá y es transmitir vida.

Sebastián: Quería darle un sentido a la vida y orientando mi vocación profesional a la Psicología, comen­ cé a darme cuenta de que quería estar entre las personas. Estar ahí para el otro, acompañando, cami­ "Lo primero que me preguntaba era qué quería Dios de mí y me fui dando cuenta de que no solo es qué quiere de mí, sino qué quiero yo y a través de eso darle lugar" Joaquín Descubrí que quiero tener una vida a lo salesiano, siguiendo el modelo de Don Bosco y aplicándolo a todo Sebastián nando juntos, el simple hecho de compartir la vida. Que desde ahí uno va encontrando respuestas que antes no veía. Descubrí que quiero tener una vida a lo salesia­ no, siguiendo el modelo de Don Bosco y aplicándolo a todo.

A partir de ahora ¿qué lugar le dan a Dios en su vocación y en sus decisiones? Joaquín: Entendí que en muchas partes de mi vida puede estar Dios, pero aplicarlo y vivirlo día a día es difícil. Lo veo en los gestos hacia otras personas, en el acompaña­ miento. En una decisión, como por ejemplo la del estudio, no necesa­ riamente puse a Dios en el centro, tal vez estaba detrás de mí, pero no era consciente de eso. Las decisio­ nes son mías, después está el rol o trascendencia que le doy a Dios en todo eso. Sebastián: Es quien le va a dar sentido a todo. Uno puede hacer las cosas por el simple hecho de hacer el bien, pero hay algo que te mueve. Hay algo que te impulsa a hacer lo que hacés, comencé a sentir un llamado interno que me mueve. En la misión de este año compartiendo la vida con los guri­ ses y con los compañeros fue que empecé a descubrir ese llamado a estar entre los demás.

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CONNOMBREYAPELLIDO

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Comunidad al estilo de

Don Bosco en Tacurú El camino arrancó en noviembre de 2018, según dicen, “con la Biblia en la mano”, aprendiendo a hurgar entre sus pági­ nas y a rastrear los versículos. Los jóvenes del Movimiento Tacurú que culminaban su proceso de formación en educa­ ción salesiana, se sumaron a la comunidad para continuar el camino iniciado. Hoy se juntan cada sábado a compartir la vida según surja desde la Palabra. Entre todos acondicionaron un salón con sillones y una mesa que hoy pueden llamar su “lugar”.

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Eliana Fernández es la mayor de los cuatro. A sus 29 años de edad ya trabajó en dos convenios de Tacurú. Su hijo Santiago, de 10 años de edad, escucha la entrevista ansioso de que termine pronto. Kevin Fernández, por su parte, es el menor. A sus 19 años es la flamante incorporación a la comunidad pasto­ ral que integran unos 20 jóvenes. Él forma parte de uno de los proyectos de barrido en el barrio Aguada, y gracias al empuje que le dieron los educadores en el Movimiento y a que uno de ellos lo acompañó en forma especial, está cursando el Ciclo Bási­ co en un año y medio. Christian Rodríguez, de 21, comenzó en los barridos en 2018. Hoy se encarga de lo que en Tacurú llaman la “intendencia”, donde se atienden las necesidades de los múltiples proyec­ tos de la casa. Christian está termi­ nando el bachillerato en Administra­ ción de Empresas. Diego Lapettina tiene 28 años de edad, y tras trabajar en barrido y mantenimiento de plaza, hoy vive Tacurú desde el otro lado del mostra­ dor como educador en el Proyecto Ñandé. Además del plan de levantar un hogar junto con Christian y otras familias, Diego cursa 5to de liceo. ¿Qué les gusta de formar parte de la comunidad? Kevin (K): Me gusta porque no tengo amistades. Como vine de afuera, no conozco mucho y me sentía muy solitario. Cuando me hicieron esta propuesta dije “vamos a conocer”. Desde el primer momento sentí una energía linda, y ahora estoy desean­ do que sea sábado para venir. Christian (C): Cada sábado puede ser único. Es un ambiente donde cada uno viene con su opinión y es respe­ tado en lo que dice. Los sábados vos 18

Diego, Christian, Kevin y Eliana.

sentís a Jesús dentro del grupo. A veces salen cosas maravillosas. Eliana (E): Desde el primer momento te cambia mucho la manera de pen­ sar. Vas conociendo más de lo que recorrió Jesús y eso cambia tu menta­ lidad. Yo era una persona bastante desconfiada. En mi primer convenio la pasé bien pero no tenía amistades, porque mi actitud no me dejaba relacionarme con los demás. Después de hacer la formación, empecé a abrirme más, a ser más sociable y accesible. Diego (D): Lo que está bueno es que con el trabajo venís cargado de toda la semana y te ayuda a bajar un poco a tierra. Yo nunca fui mucho de pelear, pero la Palabra me enseñó que en la fe somos todos hermanos. Mi padre no es muy creyente y es un

pan de Dios. Al ver eso, veo que practica la Palabra sin haberla leído. ¿Esta comunidad fue el primer con­ tacto cercano que tuvieron con Jesús? K: La última vez que había estado en una Iglesia fue para el bautismo de mi sobrina, que hoy tiene dos años y medio. Ni sabía qué era una misa. Ahora estoy viniendo casi todos los sábados para aprender. No soy bauti­ zado todavía, me estoy conociendo cada vez más. D: Yo iba al Club de la Alegría en La Teja cuando era chico, donde tuve la cercanía con lo que es Dios. Nos hacían rezar antes de comer. Los educadores de ahí hoy en día son compañeros míos en Tacurú. Eso me pone contento. Mi tía abuela es muy


creyente y todos los días reza por mí y la familia. Desde ese lado también conozco a Dios. E: Mi padre es evangélico y siempre me llevaba a todas las iglesias, pero yo no le daba mucha importancia. Pero a lo que mi padre hablaba de Dios siempre prestaba atención, porque a él le gustaba hablar y era la manera de estar juntos. Para mí sigue siendo lo mismo, pero como venir acá es mi elección lo veo como mucho más significativo. Yo soy bautizada pero no tomé la comunión, y es algo que he estado pensando hace tiempo. C: Yo lo desarrollé en Tacurú. Recuer­ do que mi bisabuela tenía su altar con Jesús, pero no más que eso. D: Gracias a Don Bosco conocimos a Jesús, porque teníamos cerca eso pero nunca le habíamos prestado atención. Gracias a Don Bosco tene­ mos trabajo. ¿Por qué creen que hicieron ese click en este espacio? Comunidades hay varias… E: Creo que por la calidad de la gente. Te sentís más cómoda y atendés más cuando somos nosotros y vamos para el mismo lado. C: Tacurú te hace sentir así. Eso te da ganas de desarrollar algo más de lo que ya venías viviendo. K: Esto está relacionado al estilo de Don Bosco, porque él convenció a mucha gente y yo voy lejos con su manera de ser, estando con los “peo­ res” de la sociedad y menos privile­ giados. D: Nosotros somos los que estamos acá dando la cara pero un montón de gente que está en el barrio y sus casas está tocada por Tacurú, y por lo bien que te hacen sentir los salesianos. ¿Qué sueñan? K: Yo tengo una idea que me he venido planteando pero de una

manera muy distinta. Incluso me metí en la Marina para intentar hacerlo y no funcionó. La idea era conocer otros lugares y estilos de vida. Pero en ese momento pretendía ir con un fusil. Ahora pienso que eso iba a ser una barrera para la gente, no iba a llegar a conocerla de la manera que yo quería. Hoy quiero formarme, quiero conocer otras reali­ dades que hay en el mundo. E: Seguir siendo parte de la comuni­ dad, seguir aprendiendo. Por más

estar al servicio de los demás, como Jesús lo estuvo para nosotros. Eso sería un sueño: no ser Jesús, porque sería imposible, pero retribuir algo de lo que hizo por mí. D: Puedo soñar estar en paz. Formar­ me. Cuando uno se forma parece que es para uno pero en realidad es para estar mejor preparado para los demás. C: Yo sueño con llegar a la felicidad, a la vida eterna. Andamos todos en este camino comunitario pero tam­ bién individual, creciendo como

que hace dos años que estamos acá, todavía tenemos mucho camino que recorrer. Eso es algo que me gusta de la comunidad: todo lo que aprendo no es algo que me quede para mí. Lo comparto con mi hijo y con otros. En la formación siempre se habló de

personas a través de Jesús, que es el maestro y nosotros somos sus “estu­ diantes”. Jesús dice que si servís y entregás tu amor, eso es parte de la felicidad. Lo del buen pastor me gusta porque podés servir al otro con todo lo que aprendiste. 19


AQUĂ?YAHORA

P. Daniel Bernardoni sdb

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Cam nar Tomi García se unió al grupo de confirmación cuando era alumno del Instituto Juan XXIII. El grupo que finalmente recibió el sacramento “fue muy lindo, pero después de la confir­ mación nos faltaba una zanahoria, teníamos que buscar otra meta”, cuenta. Así fue que surgió en 2017 ADN de Jesús, una comunidad que integran unos 15 jóvenes en el Centro de exalumnos Monseñor Lasagna (CML), que busca ser un espacio de reflexión y de crecimiento para caminar juntos. En palabras de Tomi, estudiante de Agronomía de 20 años, la comunidad es “un eje” en sus vidas. “Tener fe, ser joven y vivirla coherentemente es algo que a veces es difícil y tener este espacio ayuda”. El Padre Daniel Bernardoni sdb, quien también es psicólogo, explica que lo comunitario “es parte esencial de la persona que vive en sociedad”. “Como humanos necesitamos cons­ truir juntos porque no somos seres individuales”, dice. Y aclara que aunque puede haber distintos tipos de comunidades –de fe, de ciencia, de arte– lo que las caracteriza es que no se trata de una suma de individualidades, sino que hay algo que subsiste por encima de las personas que las integran. “Hay una construcción, lo comunitario genera otras cosas, más allá de la suma de las partes, logra mayores sue­ ños, poder construir proyectos mucho más allá de lo que uno puede aportar. Se generan cosas nuevas, les hace unir fuerzas, generar capacidades y conocimientos”. “Cuando hay un caminar común con otros en torno a una idea, a una expresión de fe, cada uno aporta lo mejor que tiene, pero también la comunidad lo moldea a uno, lo construye, lo transforma, si uno está disponible. Es de ida y vuelta, hay un aprendizaje que recibe, un poder aprender de la comunidad, y ser valorado en ese sentido”, señala. En eso coincide Tomi desde su experiencia comunitaria en el CML. “Es muy especial, es un lugar donde somos nosotros mismos, conocemos bastante a las otras personas, con sus alegrías, también con sus malos momentos, es muy fácil poder abrirse. En un grupo de amigos puede pasar también, pero acá estamos todos en la misma sintonía”. Desde su punto de vista se trata de “acompañar los caminos personales en comunidad”. “Capaz en algún momento uno está allá arriba y en otro más abajo, pero al venir a la comu­ nidad nos vamos mucho más contentos, agradecidos”. 21


Tomás García

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Según Bernardoni, la debilidad humana es parte también de la vida comunitaria. “Los Hechos de los Apóstoles narran que la comunidad tuvo que estar interviniendo porque los intereses personales, los egoísmos, lo que está en el corazón humano va apa­ reciendo. Por eso es importante la apertura a la corrección fraterna, a poder reconocer que nunca estamos terminando, que vamos en camino, recono­ cer que muchas veces no aportamos al bien de la comunidad”. Recorrido Tomi cuenta que cuando empezó el grupo de confir­ mación era tan heterogéneo como lo es el alumnado del Juan XXIII. “Cada uno llegó con su camino de fe, nos fuimos acoplando, formando grupo, compartien­ do, nos fuimos identificando con el espacio”, recuerda. Luego, cuando decidieron formar la comunidad ADN de Jesús y emprender ese camino se pusieron la meta de conocer mejor a Jesús (por eso el nombre) y con ese objetivo eligieron algunos temas. “Nos propusi­ mos volver a Jesús. Este último tiempo charlamos sobre Biblia, estudiamos algunas encíclicas como la Laudato Sí (del Papa Francisco, sobre Ecología). Nos preguntamos qué entendemos, qué interpretamos”, cuenta. Para este año elaboraron un plan que incluía entre otros temas: los pobres del Evangelio; la Iglesia como institución; teología feminista; familia ¿qué familia queremos tener?; santos, santidad y testimonios; formas de rezar; Jesús en otras culturas; otras religio­ nes; y vida cristiana, testigos hoy.

Otro objetivo que tienen es poder realizar alguna actividad social como comunidad. Cada uno asiste a los apostolados o servicios en distintos oratorios, pero les gustaría poder “hacer algo juntos”, sobre todo se proponen seguir creciendo como grupo y profundizando en la vida de fe. Regalo de Dios Sobre las comunidades de fe, Bernardoni dice que “poder unir la dimensión espiritual del ser humano que es profunda, es una experiencia regalada por Dios”. A su vez, aclara que “no hay vida cristiana sin comu­ nidad, es esencial a la vida cristiana, lo primero que nos enseñó Jesús es que sale a predicar”. Bernardoni afirma que si bien cada forma de oración tiene un valor importante ­“también Jesús se iba a rezar solito al monte”­ nos enseña el Padre Nuestro “y está ´el nuestro´. La oración comunitaria, enton­ ces, tiene una fuerza importante que nos moviliza y sostiene”. Por último, el sacerdote y psicólogo da algunas herra­ mientas para que la comunidad crezca y se robustezca: “Lo primero es el conocimiento personal. En la medi­ da en que cada uno pone en práctica el triángulo central de la palabra de Dios: amar a Dios y al próji­ mo como a ti mismo. Si no hay aceptación de uno mismo está difícil”, expone y aclara que en ese senti­ do es importante también ser auténtico y mostrarse como uno es.

Un aspecto importante que Tomi destaca de la comunidad es la figura del animador que hace las veces de guía. Cuando empezaron contaron con la animación de “El Chato”. Este año, a las reuniones de los miércoles a las 7 de la tarde, se sumó Pau (Paula Bonfiglio).

Como segundo punto manifiesta “la construcción de la confianza”, que incluye la transparencia en los vínculos, ser capaces de diálogo, vivir la corrección fraterna (corregir al hermano a solas cuando se equi­ voca y aceptar que nos corrijan) y la valoración del otro. A su juicio estos valores generan “la confianza que permite que crezca el ambiente comunitario”.

Con la llegada de la pandemia, tuvieron que realizar los encuentros por Zoom, pero desde hace algunas semanas volvieron a la presencialidad y están agrade­ cidos de contar con estos encuentros.

Por último, menciona la oración: “Sostenidos en la fe y en la oración por el otro. La oración comunitaria nos fortalece en nuestras debilidades, animados por el Espíritu Santo”. 23


SINTONIZANDO CONDONBOSCO

DEOTROSLARES

Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

LAS COMUNIDADES EDUCATIVAS, LUGARES DONDE SE GENERA VIDA En la cultura actual, algunos estudio­ sos reflexionan sobre la "generativi­ dad" y la aplican a diferentes contex­ tos y situaciones. La generatividad no es un hecho individual, sino sinodal. Es la comunidad educativa llamada por el Espíritu Santo a asumir este hermoso y desafiante proceso, desde la perspec­ tiva típicamente salesiana, para convertirse en un "seno" generativo de vida, lugar de fecundidad del amor. Puedo decir que en muchas comuni­ dades esta llamada se está haciendo realidad gradualmente, no solo en un proyecto escrito, sino también como un estilo de vida. Y es interesante notar que los estudiosos de la cultura contemporánea resaltan la importan­ cia de algunas acciones generativas entre las que emerge el preocuparse por el otro. En nuestra tradición carismática, preocuparse por el otro requiere el acompañamiento recíproco. Requiere "la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario" (EG, n. 169). Es entrar en la dimensión de la "sacralidad" de la persona ante la cual uno necesita quitarse las sandalias ya que toca una tierra sagrada (cf. Ex 3,5). Hacer surgir vida no es un hecho individual y privado, sino una misión irremplazable de la comunidad educa­ tiva. Está llamada a sembrar abundan­ temente con fidelidad creativa en el presente para dar rostro al futuro en el que, sobre todo las jóvenes generacio­ nes, puedan encontrar un lugar como "ciudadanos activos" y "cristianos convencidos", conforme al proyecto de amor de Dios. 24

El Papa Francisco, en su Mensaje para el lanzamiento del Pacto Educativo (12 de septiembre de 2019) nos recuerda que en el mundo contemporáneo, en continua transformación y atravesado por múltiples crisis, “se requiere construir una 'aldea de la educación' donde, respetando la diversidad, se comparta el compromiso por generar una red de relaciones humanas y abiertas. Construir esta 'aldea' es la condición para poder educar y realizar una alianza entre los habitantes de la Tierra y la casa común, a la que debemos cuidado y respeto. Una alianza generadora de paz, justicia y acogida entre todos los pueblos de la familia humana, como también de diálogo entre las religiones”. En la "aldea de la educación", se especifica en el mensaje, se deben dar pasos esenciales para lograr estos objetivos: tener la valentía de colocar a la persona en el centro, de invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad, y de formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad. La educación, por su naturaleza, tiene una fecundidad generativa y propo­ nerla nuevamente hoy es una apuesta fuerte que no debe asustarnos sino provocarnos a expresar un nuevo ardor apostólico en la creación de buenas condiciones para atender las inquietudes y los sueños de tantos jóvenes conocidos o desconocidos, porque viven en las periferias existen­ ciales.

Etiopía ­ El empeño de los salesianos en uno de los países más afectados por el COVID­19 Los casos de COVID­19 en Etiopía crecen día a día ascendiendo ya a más de 70.000 afectados y mil muertos desde el inicio de la pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto a Etiopía entre los 13 países africanos con más riesgo por coronavirus. En estos meses en que los colegios permanecen cerrados, los recursos puestos a disposi­ ción por los salesianos fueron invertidos para comprar bienes de primera necesi­ dad, materiales sanitarios, raciones de alimentos, contenedores para el agua, vestidos y frazadas. Además se realiza­ ron numerosos programas de sensibili­ zación para aumentar la conciencia entre la población sobre peligro que el virus comporta. Fuente: ANS

Brasil ­ El Museo de la obra salesiana en Google Arts & Culture El Museo de la Obra Salesiana de Brasil (MOSB) ahora se puede visitar a través de Google Arts & Culture, una recolec­ ción online de imágenes de alta resolu­ ción de obras de arte expuestas en varios museos en todo el mundo. El museo dispone de una vasta colección, que incluye colecciones musicales, fotografías, archivos, ropa y mucho más. El museo es parte del edificio histórico del “Liceu Coração de Jesus”, la primera casa salesiana fundada en San Pablo en 1885. En la estructura se encuentra también el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en estilo neoclásico, construido en 1881, y el teatro “Grande Otelo”. Fuente: ANS


SABORABUENASNOCHES

Cumpleaños en el pago Llegó el día de su cumpleaños. Cornelio ya tenía destinado desde hace tiem­ po ese borrego gordo para carnear en sus 70 años, y así congregar a los vecinos de ese paraje formado por familias que ocupan pequeños predios. Gente humilde afincada a la tierra.

do los arma pone en su alma la cara de cada uno de los comensales.

Con el fogón a pleno ya luce estaqueado en la parrilla el borrego, en el lento proceso de cocinado a las brasas. Está todo pronto para recibir a las visitas.

Luego de esta sencillez de festejo, de charla tan amena, termina el cumpleaños. Se despiden con deseos de larga vida, salud, besos y fuertes abrazos.

P. Adrián García sdb

Y así llegan. Unos a pie, otros a caballo, en el carro o camioneta, van llegando las familias y como obedeciendo a una mágica orden se desparraman; los niños a jugar y las doñas a la cocina, de gran cuchicheo, ayudando con las ensaladas y los postres. Los hombres rodean al fuego, con el mate en mano acomodan la caldera de lata al costado de las brasas aprestándose a conver­ sar, no sin antes saludar al cumpleañero y entregarle presentes, frutos de sus habilidades manuales: un bozal de tiento trenzado, vino casero, el frasco de conservas, un poncho de lana cruda, entre otros. Don Cornelio agradece, mostrando en cada saludo la emoción de ese encuentro, porque un cumpleaños es un cumpleaños. El diálogo no difiere de lo de siempre, son los mismos cuentos, pero con más edad (del cuento), que lo hace más “sabroso”, se ríen en los mismos momen­ tos y comentan las mismas observaciones. Cuando ya está casi pronto el asado se viene la junta de los tres grupos de gente, mujeres, niños y hombres, agrandando la rueda alrededor del fuego al grito de: “arrimen los bancos”. La sabrosa carne asada, el elogio para el asa­ dor y las ensaladas… todo es motivo para festejar con largos aplausos.

El fuego está casi apagado, solo en la punta del trafoguero relucen unas brasas. Cuando la brisa las aviva despiertan unas llamitas. Una mano huesuda y callosa, con una honda cicatriz, acerca una calderita de lata con agua a las renacidas llamas. Un hombre barbudo y de pelo largo irrumpe en la escena. Sus ojos brillan de contento y su rostro transmite paz. Toma uno de los mates, descar­ ga un poco de yerba, lo ensilla, ceba, toma uno, mira en derredor con alegría y comenta para sí en voz alta: “Cumplen aquello de: quiéranse los unos a los otros como yo los he querido”.

Y luego vienen los postres; buñuelos dulces, arroz con leche, el “Martin Fierro” y los pasteles de doña Celmira, que hace con tanta dedicación, cuan­ 25


DELÁRBOLSALESIANO

La comunidad de ADMA Jóvenes está llamada a salir, como María, al encuentro de aquellos que nos necesitan y nos esperan 26


Se incorporó al grupo ADMA Jóvenes cuando atravesaba un momento vital difícil y, sin saberlo, esa comunidad le dio el sostén que necesitaba al acogerla y permitirle sentir a María como madre. Agustina Sanz tiene 23 años, es oriunda de Las Piedras e integra ADMA Jóvenes desde el 2018. Conoció el carisma salesiano en la Infancia Misionera que se realizaba en su barrio y se vinculó finalmente al ingresar al coro de la misa joven de San Isidro. Entrevistada para el BS pasa raya a la experiencia comunitaria, comparte los retos que debieron afrontar por la pandemia y las perspectivas de futuro de la comunidad. Comunidad para vos es... La comunidad es familia. Se da cuando todos comparti­ mos y ponemos nuestros valores en juego. En el fondo, cuando se pone la vida al servicio. Esto exige caminar juntos en pos de aquello que nos une, como por ejemplo la fe y el amor a María, como pasa en ADMA Jóvenes. Tenemos valores y creencias compartidas que nos hacen sentir hermanos.

¿Cómo es la dinámica de la comunidad de ADMA Jóve­ nes? ¿Cada cuánto se reúnen? La idea es juntarnos todas las semanas, por lo menos una vez. Hay momentos en los que te encontrás más, sobre todo cuando estás cerca de la fecha de las celebraciones. Esta es la norma general que este año se vio modificada por el tema de la pandemia. Pero sí, la idea es vernos semanalmente.

¿Cuál es tu experiencia de comunidad? Dentro de ADMA fue muy fuerte, porque entré en un momento donde no me encontraba del todo bien, y desde el primer instante me sentí bien acogida y acompañada. Sin que nadie supiera lo que me estaba pasando, se dispusie­ ron a caminar conmigo y me ayudaron a sentir a María como madre, de las cosas más importantes que me han pasado porque me dieron uno de los pilares para mi vida.

¿Cómo afectó la pandemia a la comunidad? Costó mucho, fue un cambio importante. La comunidad de ADMA tiene un calor humano muy grande, que se favorece con la presencialidad, con el encuentro cercano. Algunos que estaban, dejaron, vino gente nueva y fue desafiante comenzar desde la virtualidad, porque no sabíamos cómo saldría y tampoco si la experiencia se podía sostener por medios digitales. Como a todos, fue desafiante y nos obligó a repensarnos. Lo principal, era mantenernos firmes por encima de las circunstancias que estábamos viviendo. Por eso se hicieron encuentros por Zoom, vivos por Instagram, buscando que la llama no se apagara y que todo el que quisiera participar, lo pudiera hacer.

¿Cómo fue tu experiencia en ADMA Jóvenes? Muy linda porque la comunidad que se armó te invita al encuentro, tiran todos para el mismo lado y eso te lleva hacia delante, te invita a dar siempre un poco más. Una muy linda experiencia. ¿Cuántas personas integran la comunidad de ADMA Jóvenes? Somos 12 del grupo madre que prepara los encuentros de los 24 de cada mes por ser la recordación mensual de María Auxiliadora. Esa es la comunidad pequeña, pero ¿hay una comunidad ampliada con los que participan de los encuentros? No hay un público fijo porque los encuentros van cam­ biando de lugar, tratamos de hacerlos en espacios distin­ tos. Lo primero es investigar cómo es y como está com­ puesta la comunidad a la que vamos. En base a eso, se prepara el rato de oración. Lo que nosotros intentamos transmitir es el amor a María, en base a la experiencia personal y comunitaria de cada uno. Por lo tanto, vivimos una experiencia comunitaria también con las personas que participan de los encuentros, aunque sea por un rato, porque hay un sentimiento que nos une en ese momento y nos invita a celebrar. La gratitud de la gente para con nosotros es tremenda, porque lo que preparamos es para esa comunidad específica y ellos lo saben.

¿Tu familia te acompaña en el camino de la fe? Digamos que más bien lo llevo sola. Mi hermana está vinculada al oratorio ahora y mi madre es creyente pero no practica. Yo siempre tuve una espiritualidad muy arraigada y eso fue lo que me llevó a acercarme por voluntad propia. ¿Cómo ves el futuro de la comunidad de ADMA Jóvenes? La veo creciendo, compartiendo, visitando comunidades. Nos veo haciendo los encuentros y favoreciendo espacios donde la gente pueda parar, bajar la pelota y compartir la vida. Esto es muy necesario y más en estos tiempos. ¿A qué creés que están llamados como comunidad? Estamos llamados a salir al encuentro. María salió al encuentro de su prima y nosotros estamos llamados a imitarla. Somos instrumentos para que otros puedan sentir el amor mariano, sentirse hijos de María. Esa es la experiencia que viví yo cuando entré y la que trato de transmitir día a día. 27


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

25 años del Centro Juvenil de la Obra Social Don Bosco de Salto El Centro Juvenil de la Obra Social Don Bosco celebra, el 1 de octubre, 25 años transforman­ do vidas de tantos jóvenes en situación de vulnerabilidad que han sido protagonistas de su propio crecimiento con el acompañamiento en clave salesiana. La historia del Centro Juvenil se remonta a mediados del año 1994 cuando el P. Ramón Barre­ da le solicita ayuda al P. Inspector Amílcar Vicentini, para darle otro matiz a la Obra. Se dieron cuenta de que a la población que atendían le faltaba lo que Don Bosco siempre soñara, los jóvenes. El P. Inspector presenta el proyecto al Fondo de las Américas, y es aprobado pasando a ser uno de los tres referentes en el mismo. El 1 de setiembre del 1995 comienza a trabajar con la orientación del Foro Juvenil, a promo­ cionar en las escuelas de la zona y en los medios de comunicación, dando a conocer la nueva propuesta de la Obra Social Don Bosco. Un mes después, el 1º de octubre de 1995, comienza a funcionar con aproximadamente 75 jóvenes, divididos en tres talleres: electricidad, carpintería y cocina, con el apoyo de dos educadores y talleristas de educación laboral. 28


Fue así que año a año fue creciendo y adaptándose a los cambios que se iban planteando en la sociedad. Por esta razón, a partir del año 2016 se realiza una apues­ ta muy fuerte a la inserción o reinserción de los jóvenes al campo educativo formal. Actualmente participan en la Obra 97 jóvenes de entre 12 y 18 años de edad y sus familias en situación de vulne­ rabilidad social. Estos adolescentes se encuentran dentro del Sistema Educativo Formal y a aquellos que no son contemplados por el mismo se les brinda talleres de formación. La Obra Social cuenta con 19 funcionarios trabajando con el aval del INAU y la dirección de los Salesianos. El objetivo es generar un espacio educativo integral que involucre a todos, atendiendo la individualidad de cada 29


joven, donde él sea protagonista de su crecimiento perso­ nal.

Desde su creación son cinco los Salesianos que desde su rol de director acompañaron en estos 25 años de gestión:

Para lograr dicho objetivo se llevan adelante las siguientes propuestas:

1995 ­ 1999 P. Ramón Barreda. 2000 ­ 2009 P. Carlos H. Bajac. 2010 ­ 2015 P. Walter Rodríguez. 2016 ­ 2018 P. Raúl García. 2019 a la fecha P. José Pérez.

­ Asistir el proceso educativo integral del joven en forma personalizada. ­ Brindar capacitación básica en oficios mediante talleres de artesanía en metal, carpintería artesanal y cocina básica y regional. ­ Brindar un espacio socioeducativo de manera de acom­ pañar el crecimiento personal del joven. ­ Contar con espacio recreativo­deportivo. ­ Promover en la familia la concientización de la importan­ cia de la formación del joven y de su acompañamiento. ­ Propiciar un clima laboral profesional y armonioso.

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Pasaron los años, y hoy la Obra se encuentra celebrando 25 años de un largo y fecundo recorrido donde funciona­ rios, jóvenes y familias han contribuido desde su compro­ miso al crecimiento institucional. Gracias a cada uno de ellos, los logros y éxitos de los jóvenes son la evidencia del trabajo y compromiso de todos los miembros de esta comunidad que colaboran en la formación de jóvenes críticos, autores de su propio desarrollo y constructores de un porvenir mejor.


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