Boletin Salesiano Octubre Uruguay

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URUGUAY / Cuarta época / Año XLII / Nº 8 / Octubre 2020 / www.issuu.com/bsuru

LA FUERZA INCONTENIBLE DE LA VIDA VOCACIONADA

P. Jimmy Young sdb

Los jóvenes “están forjando su propio camino y es nuestro deber acompañarlos" Hna. Laura Guisado hma

“La experiencia de patio marcó mi vida”


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CARTA DEL DIRECTOR

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Encendiéndonos…

¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL

Rosana Sosa y Carolina Mantrana CAIF en clave salesiana

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FELICES LOS QUE CONSTRUYEN LA PAZ

Érica Mora hma y Dominic Tran sdb

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ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO

P. Francisco Lezama sdb “Recetas de la felicidad”

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SABOR A BUENAS NOCHES

P. Adrián García sdb “Búscame"

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VALE LA PENA VIVIR ASÍ

P. Jimmy Young sdb Los jóvenes “están forjando su propio camino y es nuestro deber acompañarlos".

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CON NOMBRE Y APELLIDO

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Hna. Laura Guisado, Inspectora de las Hijas de María Auxiliadora “La experiencia de patio marcó mi vida”

DEL ÁRBOL SALESIANO

Leonardo Pagliari Domingo Savio, la casa de una gran familia donde germina la santidad

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Don Ángel Fernández Artime Don Bosco: Ese hombre de Dios que siempre pidió ayuda a los demás

10 FAMILIA EN OBRA Hna. Martha Franco hma "Ennoblecer el corazón”

AQUÍ Y AHORA

En busca de un corazón fuerte y sensible

UNA MANO AMIGA

Hacia los 25 años del Club de Niños “Centro Puertas Abiertas”

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SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Madre Yvonne Reungoat fma “Pacto de amor”

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Boletín Salesiano Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb. Redactora Jefe: Adriana Porteiro.

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy Impresión: Mosca

Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, P. José Adrián García sdb y Hna. Martha Franco fma. Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro, Juan José Malvárez, Nicolás Vilche, y Ramiro Pisabarro. Fotografía: Sofía Cayota, Sebastián Andión, de ANS, Pixabay y fotos de archivo. Corrección: Graciela Rodríguez.

Departamento Comercial: Luis Gómez E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286 Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

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P. Sergio Álvarez sdb

CARTADELDIRECTOR

Encendiéndonos Hace unos días vi cómo ese trasfoguero no se encendía en una estufa. Le llevó tiempo al trasfoguero, pero luego de varias horas ­ pasaron dos días ­ también él se encendió con otras leñas, palitos, papeles, que sostuvieron el fuego... Esto que pasó me ha dado luz de que con otros siempre es posible que nos "encendamos", aunque lleve un buen tiempo... que no hay trasfoguero que no se encienda... Por eso te invito a confiar en que siempre se puede, siempre puede encenderse “ennoblecidamente” la vida. Al final, nuestro trasfoguero encendido ¡encenderá a otros! Quizás es que fueron necesarias... confianza máxima, esperanza máxima, paciencia máxima. Por eso, lo sé y lo siento, no estamos solos. El Espíritu ENCIENDE EL FUEGO siempre. Aquí, en esta edición del Boletín Salesiano, ¡hay vidas encendidas, que encienden, que son fuego! LÉELO, TE VAS A ENCONTRAR. Junto a quienes integran el equipo de producción, te hago llegar un cálido saludo fraterno…

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¡SÍ,HAYALGONUEVO BAJOELSOL!

CAIF EN CLAVE SALESIANA Hay una forma de ver, vivir, acompañar y de ser equipo propiamente salesiana. Y así lo entien­ den y atestiguan Rosana Sosa y Carolina Mantrana, educadoras que coordinan los Centros de Atención a la Infancia y a la Familia (CAIF) “Gurisitos” de Paysandú y “Los Bosquitos” de Mon­ tevideo, respectivamente. Su servicio no se agota en la atención de niños en situación de vulnerabilidad, sino que procu­ ran “dar una mano” a las familias en las innumerables necesidades que padecen y que se vie­ ron potenciadas en este tiempo de pandemia. Consideran que más allá de la contención y ayudas concretas que pueden aportar, lo más valioso para la gente del barrio es prestarles “un oído” ya que “algunas veces solo quieren hablar”. 4


Rosana Sosa en el CAIF "Gurisitos

¿Cuántos niños se atienden en el CAIF “Gurisitos”? Trabajamos en la modalidad 3. Aten­ demos a unos 155 niños y les damos una mano a sus familias. De ellos unos 75 son de 2 y 3 años, y los demás participan en talleres de experiencias oportunas lo que impli­ ca que asisten las mamás con los bebés o embarazadas. Rosana Sosa es coordinadora general del CAIF “Gurisitos” instalado en el barrio Santa Mónica de la ciudad de Paysandú, donde trabaja desde 2013. También coordina el Club de Niños y el Centro Juvenil. Su vínculo con los salesianos se remonta, no obstante, al año 2007 por su partici­ pación en otros proyectos llevados adelante por la Congregación en el Departamento de Paysandú.

¿Cómo han funcionado en tiempos de pandemia? El trabajo ha crecido mucho y somos referentes en muchos aspectos para las familias de la zona. Vienen más personas a decirnos que no tienen para comer y no podemos no darles una mano. En la medida de nuestras posibilidades les armamos canastas. También juntamos ropa y la reparti­ mos. Además, compramos acolcha­

dos a unas señoras que los hacen a muy bajo precio y los entregamos durante el invierno más crudo. Con­ seguimos chapas para que se armen su casita o coordinamos con quienes pueden aportarlas. Les prestamos “un oído” porque muchas veces solo quieren hablar. Hay mucha violencia doméstica y les damos contención o canalizamos esas situaciones a donde pueden ayudarlas. Establecen un vínculo de confianza… Sí, no tienen vergüenza de pedirnos una mano. Es que la emergencia ha calado hondo por la falta de empleo y nos quedamos tranquilos cuando podemos ayudarlos. Nuestra ayuda pasa por ser humanos cuando las personas lo necesitan y eso reconfor­ ta. Siempre “la capilla”, como le dicen los gurises, está abierta, sin 5


condiciones. Estamos dispuestos a ayudar siempre junto con los padres que han trabajado con nosotros en todas las etapas. Cuando cerramos en feriados o al inicio de la pande­ mia, que redujimos horarios, nos extrañaban y nos decían que no podíamos cerrar porque nos precisa­ ban. ¿Trabajan en coordinación con los equipos de salud de la zona? Sí, claro, siempre estamos pasándo­ les chiquilinas con algún problema o consultas a la policlínica que queda a la vuelta. Tratamos de no descuidar ningún aspecto y, si no podemos, les decimos a dónde ir o arreglamos para que reciban esa atención. ¿Les ofrecen algún tipo de capacita­ ción? Estamos haciendo talleres de huerta para los padres, lo que los ayuda con la olla, tanto para la de ellos, como para vender algo en el barrio, y muchos están motivados. Obviamen­ te siguiendo las medidas sanitarias, con grupos pequeños, en diferentes horarios. Pero es clave en todo esto el equipo. Somos 45 personas, todas comprometidas con las tareas de cada uno. Hemos crecido de a poco, y ahora les podemos ofrecer un patio precioso, sin barro, que es clave en lo que hacemos, y una sala de psicomo­ tricidad que ayuda a mucha gente. Proyecto+carisma Carolina Mantrana coordina la expe­ riencia salesiana de CAIF llamada “Los Bosquitos” que funciona en la zona del barrio Lavalleja, cerca de la sede del Movimiento Tacurú. Esta educadora inicial se vinculó a la familia salesiana en 2006 cuando sus hijas empezaron a estudiar en el Colegio San Francisco de Sales (Ma­ turana). Allí conoció el Sistema Pre­ ventivo y las propuestas de Don Bosco. Hoy da catequesis barrial en Maturana. Se vinculó al proyecto del CAIF de Tacurú casi desde el inicio, 6

Carolina Mantrana en la inauguración del CAIF "Los Bosquitos

donde acompaña por elección pro­ pia, sin recibir honorarios, solo por vocación. ¿Qué niños concurren al CAIF? Se creó con la idea de que los jóve­ nes que participan en los proyectos de Tacurú puedan dejar allí a sus hijos, pero obviamente también se abrió a toda la comunidad barrial. Esto significa que el Movimiento atiende a un amplio espectro de la zona, desde la primera infancia hasta las jóvenes, tanto en su educación como formación profesional. Todo funciona desde la base de un proyec­ to pedagógico y del carisma salesia­ no, que es una forma de ver, de vivir y de acompañar característico, que no solo pasa por la atención al niño, a la familia, sino también por el equipo que los atiende. Todos crecen juntos, como era la idea de Don Bosco, y en el contexto en que esta­ mos con familias que ya conocen los conceptos, se nos facilita la tarea de generar el carisma. Llevan más de 15 meses de trabajo en el CAIF ¿cómo ha sido la tarea en estos tiempos de pandemia? Hemos agudizado mucho más la creatividad para llevar adelante nuestra tarea en estos tiempos. Además, gran parte de la gente de la zona está impregnada de esas ideas solidarias, de dar una mano de Don Bosco. Eso de ser orejas y manos. Si trabajás con una familia que se siente escuchada, acompañada, considerada, esos niños se van a

sentir igual. Es que los niños son imagen de sus adultos referentes. Trabajamos los dos pilares básicos, que es la infancia y la familia, mediante la salesianidad. Pero tam­ bién es clave el trabajo del equipo, que es numeroso y abarca todas las áreas que necesitan las familias para corregir las cosas que les suceden, pero poniendo de su parte, no resol­ viéndoles todo, sino ayudándolos a ver la solución y que vayan hacia ella. ¿La virtualidad complicó mucho? Sí, pero trabajamos mucho el múscu­ lo de la creatividad a la distancia, día a día, sin dejar a nadie por el camino, Juan Martín Ferreira y Nicolás Soto sdb tanto niños como sus familias. Los técnicos acompañaron mucho, tra­ tando de suplir las debilidades que surgían, como ser la falta de trabajo, para lo cual, por ejemplo, entrega­ mos canastas en los momentos más complicados. Y la comunidad enten­ dió, y cuando no precisaban, nos decían “dáselo a otro que capaz hoy lo precisa más”, y eso se generó por el trabajo constante del equipo que tenía conocimiento al dedillo de lo que iba pasando. También en se trabajó en la atención de las situacio­ nes de violencia doméstica que se daban. En síntesis, tejiendo redes y donde se vio la vocación al servicio en todo el proceso. Y no puedo olvidarme de los talleres que hemos hecho con padres y madres para que las familias se encuentren, con las medidas sanitarias, pero que inter­ cambien, se sientan útiles, y haya alegría en el encuentro.


Don Bosco: Ese hombre de Dios que siempre pidió ayuda a los demás Amigos y amigas lectores del Bole­ tín Salesiano: Deseo aprovechar este número del Boletín Salesiano para agradecer en nombre de Don Bosco a miles y miles de personas que son bienhe­ chores, que ayudan a las obras salesianas del mundo. Me ha llamado la atención hace unos días algo que yo considero muy sencillo. Después de seis meses pensé que debía grabar un video­ mensaje que pudiera ser difundido por las redes para agradecer la generosidad de tantas personas que han respondido según sus posibili­ dades a la ayuda en favor de los más golpeados por el COVID­19. Lo hice con sencillez y verdad. Y me llegaron decenas de mensajes que me agradecían la transparencia, el explicar lo que se había hecho con esas ayudas y el monto total de lo recibido. Y entiendo que no puede ni debe ser de otro modo. Don Bosco se pasó la vida pidiendo ayuda a cientos y cientos de perso­

nas. No pedía para él, pero pedía para sus muchachos. Y al mismo tiempo creía fuertemente en la Divina Providencia, y por eso mismo se movía incansablemente llaman­ do de puerta en puerta. Pedía ayuda económica y ayuda de perso­ nas para sacar adelante la tarea. No dudó en pedirla a todo aquel que pudiera contribuir a dedicar algo de su tiempo o de sus bienes en favor de la juventud necesitada. Se fue haciendo ayudar por laicos, mujeres y hombres, y de sacerdotes, amigos de Don Bosco, que colaboraban con él de múltiples formas. Tuvo ante todo la ayuda especial de su querida madre, mamá Margarita, de quien me gusta decir, creo que con valor histórico, que juntos fundaron el Oratorio. Junto a Margarita estuvo la madre de Miguel Rúa, uno de los primeros salesianos a partir de aquel 18 de diciembre de 1859 y su primer sucesor; también la madre del arzobispo Gastaldi, y el padre de Domingo Savio. Este grupo de per­ sonas fueron dando a todo el

ambiente educativo la impronta de un “clima de familia”. Los tiempos han cambiado, pero les puedo asegurar que las situaciones que hoy se viven en el mundo, en la Iglesia y en las presencias salesia­ nas, tienen mucho de similar a los tiempos de Don Bosco. Cuando he visitado las obras más pobres y con los muchachos más pobres de Amé­ rica Latina, de África, de India y de algunas naciones de Oceanía, me parecía ver situaciones no mejores que las que Don Bosco tenía en Valdocco. Y les puedo asegurar que esto no me desanima en absoluto, sino que renueva en mí la convic­ ción de que en cada tiempo el Espíritu de Dios suscita millones y millones de personas con un cora­ zón que desea hacer cada vez más humano este mundo. En este tiem­ po difícil del COVID­19, más que nunca, nos mueve la esperanza.

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Tiene 34 años de edad. Vive en Treinta y Tres con las Hermanas Juanita, Purificación y Adriana. ¿Qué te hace feliz? Vivir, amar, creer y ayudar a otros a "ponerse de pie”. ¿Qué música escuchás? Variado: pop, folklore, vallenato, instrumental, pop cristiano. ¿Qué es lo primero que pensás cuan­ do te levantás? Agradezco el día, me hago la señal de la cruz y pienso en lo que tengo que hacer… ¿Qué cosas te cuesta perdonar? Demoro un poquito más frente a las calumnias y las mentiras, más que nada cuando lo que pasó me hirió mucho. Tengo que "sanar" un poquito la herida, procesar el dolor, resignifi­ car, rezar mucho, darle nombre a lo que pasó, pero gracias a Dios, siempre perdono. Es algo que no es fácil, pero que libera mucho interiormente y te hace crecer como persona. ¿Cuál es tu mayor miedo? No tengo un miedo "gigante". En un tiempo temí "perder" a Dios, perder la fe y el sentido de mi vida, pero justa­ mente ese miedo me hizo buscarlo más. Obviamente tengo miedos huma­ nos que creo que todos sentimos en algún momento: perder a un ser querido, no dar lo mejor de uno, no ser fiel a lo que nos comprometimos, hacerle daño a alguien sin querer…

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Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó ¿cuál sería? Mi experiencia de Noviciado en Santiago de Chile con hermanas de Argentina, Chile y Paraguay. Me marcó por la riqueza de la interculturalidad, por el éxodo de "salir de mi tierra" y confiar en que el mismo Dios que está acá, me esperaba allá; por el trabajo interior de "vaciarme" de mis modos, mis costumbres, mis esque­ mas y aprender otros tan válidos como los míos; por el camino de transformación y fe que pude hacer en ese tiempo. ¿A quién admirás? Al Papa Francisco por su libertad, su amor a Jesús y a su Iglesia. Es un hombre de fe, libre, realista y valiente. También admiro a Nelson Mandela, ya fallecido. Luchó y " se la jugó" por la paz y la justicia social, con tenacidad y claridad. Se trata de personas que no priorizan su propio bien, sino el de muchos. Felices los que... Descubren que la vida es hermosa y que vale la pena vivirla, cuidarla y defenderla hasta el último minuto. Los que tienen la certeza de que cada ser humano es digno de existir, hijo amado de Dios. En este momento me gustaría estar en... Una casa en el campo. Me surge un sueño que llevo dentro desde hace tiempo: una comunidad rural, con jóvenes del medio del campo, ofreciéndoles las oportu­ nidades de estudio, promoción y evangelización que no tienen. ¿Cuáles son los pilares de tu vida en clave vocacionada? Dios como brújula y base de toda mi vida. Relación con Jesús, tiempo de diálogo e intimidad con Él a través de la oración y el encuentro con su Palabra. Mi vida en comunidad: fraternidad con mis hermanas. La entrega sencilla y generosa en la misión, entre los niños y jóvenes. ¿Cómo se ennoblece el corazón? Amando y dejándose amar. Agradeciendo. Perdonando y perdonándose. Lo más desafiante de la vida religiosa es… Ser testimonio creíble, cercano y alegre del amor de Dios. Una frase que te repitas día a día. No todos los días pero a menudo "Dios es bueno y me ama mucho".


Tiene 38 años de edad. Vive en la comunidad de Villa Colón con hermanos salesianos y aspirantes. ¿Qué te hace feliz? Visitar a la gente del barrio, compartir la vida tratando de com­ prender lo que están viviendo. El salir de casa, ir al encuentro de los jóvenes y sobre todo de los más necesitados, y allí seguir descubriendo mi vocación. ¿Qué música escuchás? Un poco de todo, en varios idiomas: inglés, español, tailandés, chino, coreano, camboyano… Lo que más me divierte es cuando otro pasa y escucha pero no entiende nada. ¿Qué es lo primero que pensás cuando te levantás? ¡Tengo sed! Antes que nada, soy un ser humano. El agua tiene un sentido muy importante en mi vida, durante mi infancia pasaba horas jugando en la costa con mis amigos. ¿Qué cosas te cuesta perdonar? A veces me enojo muy fácil pero, así como viene, se va muy rápido. ¿Cuál es tu mayor miedo? Las cuevas. Cuando vivía en Vietnam y trabajaba como guía turísti­ co me tocaba muchas veces entrar a cuevas largas, oscuras, con poco oxígeno, sin saber su final. Es una sensación que todavía tengo muy presente. Pienso que es un miedo que todos los seres humanos tenemos, el no saber a dónde vamos a llegar, ni cómo. Uno no sabe con certeza el camino a seguir, por eso considero importante a las personas que Dios nos presenta en el camino. Si tuvieras que elegir un acontecimiento que te marcó ¿cuál sería? Cuando me invitaron a ser misionero. De repente me encontré viviendo en un país desconocido, con un idioma y una cultura diferentes. Me tocó empezar de cero. Antes pensaba que ser misionero era llevar a Jesús a otro lugar. Pero al llegar, descubrí que Jesús ya estaba acá, esperándome con otras personas. ¿A quién admirás? A María, nuestra madre. Cuando era chico, mi abuela me llevaba todos los días a la Iglesia a rezar el Rosario. Desde esos días hasta hoy sigo sintiendo su protección bajo su manto.

Felices los que… Son humildes de corazón. Porque tienen un corazón puro, en el que Dios habita. Tienen la capacidad de acercarse a otros sin diferen­ ciar. En este momento, me gustaría estar en… Mi comunidad: con mis hermanos, con los compañe­ ros de la Facultad de Teología, con las personas del barrio, con los animadores, con los chicos, con los laicos, con los educadores. ¿Cuáles son los pilares de tu vida en clave vocacio­ nada? La oración, los sacramentos y todo lo que me haga crecer como persona. Mi propia experiencia de vida como salesiano. ¿Cómo se ennoblece el corazón? Trabajándolo. Tratándolo con mucho cuidado, si yo solo uso mi corazón para dar y dar amor a los demás, podría correr el riesgo de un día vaciarlo. Por eso me parece fundamental volver siempre a la fuente más grande de amor, que es el amor de Dios, estar en conexión con él. Lo más desafiante de la vida religiosa es… La obediencia. Pero lo estoy trabajando, tratando de descubrir qué es lo que Dios me quiere decir con ello. Una frase que te repitas día a día... “El amor de Cristo nos apremia” que además es la que elegí como lema de mi vida religiosa. Todas las respuestas en mi vida han sido el amor de Cristo.

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FAMILIAENOBRA

En mi último año de primaria tuve una maestra llamada Rosita (falleció el año pasado con 91 años) que en la adoles­ cencia me enseñó con discreta cercanía lo que significa animar un grupo. Siem­ pre la definí como “una persona con nobleza de corazón”, porque fue capaz de hacerse presente y acompañarme en muchas de mis opciones, aunque fueran diversas de las suyas. Mantuve un vínculo muy cercano con ella hasta el final. Creo que por ese motivo este tema me llenó de entusiasmo, es que conocí alguien así… También tengo una gran admiración y sintonía con Madre Mazzarello, quien por su sencillez, transparencia y convic­ ción de “hacer con libertad todo lo que nos sugiere la caridad”, creo que es también el modelo de un corazón que se dejó modelar. Ennoblecer el corazón es algo que siento como muy dinámico, algo siem­ pre posible, un camino apasionado que se va haciendo en el encuentro con otros y con el Otro. Ante todo es ACCIÓN DEL ESPÍRITU que nos va rega­ lando los medios de sanar heridas, de reconciliarnos con nuestra historia, de purificar y madurar nuestros sentimien­ tos y abrirnos a encuentro con los demás. El “encuentro con otros” ha sido para mí uno de los grandes regalos y media­ ciones de Dios, porque me ha ayudado a ensanchar el corazón y a llenarlos de nombres: amigos, hermanas de comu­ 10

nidad, laicos con quienes he compar­ tido la misión. Me han ayudado a abrir los ojos al reconocimiento de los dones propios y de quien tengo al lado, me han dado la alegría de la búsqueda en común, de vivir con un proyecto que te llena de esperanza, de celebrar los pequeños logros y aprender de los fracasos. Ha sido sin duda en la misión salesiana, en el encuentro con tantos jóvenes que Dios me confió en la docencia, en la catequesis, el oratorio, el MJS, pero en especial en los años de la madurez en el acompañamiento en la casa de formación donde pude desarrollar algo que tanto aprecio: el cuidado del otro, la maternidad espiritual. Por supuesto la vocación no es un don estático, sino que en el encuentro con la realidad, en especial con aquellos hermanos y hermanas más necesita­ dos, con sus esperanzas y temores, es donde la persona puede desarrollar la empatía, se abre a la misericordia y a la gratuidad. Desde adolescente, y vuelvo a mencionar a Rosita, junto a ella entré en la realidad de las familias de los oratorianos en algunos barrios de mi ciudad y allí maduró mi opción vocacional; hace algunos años volví al lugar del origen de mi vocación sale­ siana, en la Cruzada de la Caridad en Paysandú, experimentando la alegría de la solidaridad, del trabajo en red, de la búsqueda paciente, para que los niños y los adolescentes pudieran alcanzar una mayor plenitud de vida.

Este compromiso vocacional me regala hoy una profunda y serena alegría, que por mí misma no lo sé explicar; siempre encuentro algo nuevo que me llena de entusiasmo. Además experimento un profundo agradecimiento por todos los aprendizajes de la vida a través de tantos acontecimientos, no siempre gratos, que me han regalado fortaleza y sensibilidad ante el dolor del otro. En estos años estoy acompañando en Casa Madre Promis a las Hermanas ancianas, y es un motivo de profundo agradeci­ miento porque sigo aprendiendo. En esta casa he comenzado a compren­ der lo que significa “paciencia”, que tiene que ver con estar a la espera de aquello que a veces tarda en llegar. Leí hace poco algo sobre la paciencia escrito por el Papa que me gustó mucho: “Entrar en paciencia es la capacidad de llevar sobre las espaldas las cosas de la vida, pero con una esperanza, llevarlas mirando hacia adelante; solo un apasionado es capaz de paciencia”. Las Hermanas ancianas también me enseñan lo que es “fideli­ dad”, como capacidad de mantener a lo largo del tiempo la lealtad a Jesús, su Evangelio, y al carisma que nos ha regalado en la Iglesia.

Hna. Martha Franco fma


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO

Recetas de la felicidad Esta página se refiere a la lectura del Evangelio según San Mateo (4,25 ­ 5,12) proclamado en la Misa del 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos. En la cocina de la casa en la que me crie, en Las Piedras, había un cajón en el que, básica­ mente, se guardaban recetas. Allí había un libro viejo, deshojado, heredado de una bisabue­ la, y también el libro del Crandon, nuevo, que tenía incluso algunas fotos a blanco y negro. Los P. Francisco Lezama sdb libros tenían marcas, manchas de aceite, anotaciones al margen y algunas páginas intercaladas. También había muchas hojas sueltas, manuscritas, que se intercambiaban mi madre con mis as como un microtráfi­ co de tesoros ancestrales. Yo, que no me animaba mucho con la cocina, pero que me encantaba prác camente todo lo que en ella se producía, curioseaba en esas hojas prac cando mi incipiente capacidad de lectura. A mí lo que más me impresionaba en aquel momento (y aún hoy) es la manera en que se relacionaban estas adultas de mi familia con las recetas. Yo las veía como fórmulas: los números, los ingredientes y las indicaciones eran para mí elementos de una especie de rito mágico que debería ser cumplido con exac tud. Para ellas se trataba de indicacio­ nes, guías en ese viaje único e irrepe ble, artesanal, que era cada preparación. Cuando Drexler, en su hermoso tema “Sea”, canta que no cree “en las recetas de la felicidad”, se refiere, pienso yo, a la mirada que yo tenía de niño. ¿Quién puede darle a otro una fórmula infalible y exacta para ser feliz? En el pueblo de Israel y en otras culturas vecinas era muy común un po de frase llamado “macarismo” (en griego esta palabra significa “felicidad”). Eran frases del es lo “Feliz el hombre que…”, y estaban des nadas a expresar la sabiduría popular. ¡Hay muchas de ellas en la Biblia! Jesús, en el llamado “sermón del monte”, nos ofrece nueve macarismos que sinte zan esa realidad nueva que es el Reino. Sin dudas, Jesús no presenta estas fórmulas, que hemos llamado “bienaventuranzas”, como una serie de preceptos o ritos a cumplir que garan cen la felicidad, sino que, como las recetas de la cocina, son pistas que ayudan a que cada uno encuentre el camino hacia ella. La fuerza de la vida y el anhelo de plenitud que Dios ha derramado en el corazón de cada persona la lleva a que, en determinado momento, se pueda preguntar: “¿Para quién ser quien soy?” “¿Hacia quién o hacia qué orientar mi existencia?”. Y es en esta pregunta por la vocación, que nadie puede responder por otro, en la que se juega el fascinante desa o de la felicidad. Como rezaba san Agus n: “Nos hiciste, Señor, para , y nuestra alma estará inquieta hasta que descanse en ”. 11


VALELAPENAVIVIRASÍ

P. Jimmy Young sdb

Los jóvenes están forjando su propio camino y es nuestro deber acompañarlos

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Su vocación surgió, en primera instancia, del deseo de experimentar la felicidad y la plenitud que percibía en los salesianos de su época de estudiante. A 26 años de su ordenación sacerdotal, Jimmy Young asegura que lo que más le cautiva del carisma salesiano es “la sencillez que hay que tener para vivirlo” y que supone “disponerse y promover encuentros, ya que es ahí donde se da el 'milagro´”. Se reconoce “hijo de otro tiempo” y confiesa que tuvo que hacer un “arduo” ejercicio para estar abierto al encuentro con los jóvenes de hoy sin juzgarlos, ni tratar de decirles qué es lo que tienen que hacer, simplemente estar a su lado porque “están forjando su propio camino y es nuestro deber acompañarlos". “Soy feliz y volvería a elegir este camino”, sostiene este sacerdote montevideano, de 60 años de edad, que actualmente forma parte de la comunidad salesiana del Instituto Juan XXIII y que sostiene que Dios tiene un proyecto maravilloso para cada uno. ¿Cómo fue tu contacto con los salesianos? Te diría que desde siempre, porque fui a Maturana desde primaria hasta cuarto del liceo y luego al Institu­ to Juan XXIII. Me atrapó el carisma, las vivencias y sobre todo los testimonios de los religiosos.

una mirada de apertura hacia lo diferente. Ha sido un ejercicio arduo, el estar abierto al encuentro de los jóvenes de hoy, sin juzgar ni tratar de decirles qué es lo que tienen que hacer, simplemente ponernos al lado y caminar juntos.

Y la vocación ¿cómo surge? Fue fruto de los testimonios y de las convivencias cotidianas en las casas salesianas. No hay magia, sim­ plemente ver gente que es feliz, que se siente plena y te lo demuestra. Ahí nace el “yo también quiero esto para mi vida”. Luego uno va purificando las intencio­ nes, crece, encuentra nuevas repuestas y más pregun­ tas. Pero lo central en todo esto fue el compartir diario con los religiosos de esa época. ¿Qué es lo que más te gusta del carisma salesiano? La sencillez que hay que tener para vivirlo. Hay que disponerse y promover encuentros, ya que es ahí donde se da el “milagro”. Es un camino para encontrar­ te con un Dios que te ama, que te espera y que tiene un proyecto maravilloso para cada uno. ¿Cómo es acompañar a jóvenes hoy en día? ¿Cuánto ha cambiado respecto a tus primeros años como religioso? Lo primero que uno debe tener es apertura, sobre todo estar dispuesto a aprender. A mí me sorprende gratamente cómo los jóvenes de hoy aceptan las dife­ rencias de los otros de una manera natural, sin gran­ des dilemas. Esto va desde la diversidad de ideas, desde lo sexual a lo cultural. Yo reconozco que soy hijo de otro tiempo, donde recibí una buena formación que estaba centrada en lo moral y que no siempre tenía 14

Sebastián Ribero y Joaquín Du Pré


¿Cuáles son las principales barreras que encontrás a la hora del acompañamiento? He tenido que cambiar un montón de supuestos que venían conmigo desde mi niñez. Provengo de una hermosa familia católica, practicante, numerosa, donde la vida de fe tenía un lugar preponderante. A su vez, como te decía anteriormente, la formación que recibimos tal vez, si la miramos desde hoy, era muy rígida. He tenido que ejercitarme mucho en la escu­

cha, en dejarme interpelar para saber qué es lo que me está diciendo Dios en estas realidades, y te aseguro que no ha sido fácil, pero lo disfruto mucho y me encanta ver cómo son los jóvenes de hoy. No estoy de acuerdo con aquellos que dicen que la juventud está perdida, muy por el contrario, están forjando su propio camino y es nuestro deber acompañarlos. ¿Dónde encontrás el sostén en los momentos de dificultad? En la oración, es ahí el refugio donde aferrarse para pasar las tormentas y encontrar fuerzas para cargar las cruces que nos tocan. Hago una referencia especial a María, nuestra Madre, y especialmente al Rosario. A mí me entró por la fuerza el Rosario, pero lo incorporé y me ayuda a rezar por los otros, no tanto por mí, ya que en él voy poniendo todos los nombres de las per­ sonas por las que me comprometí a rezar y lo hago. ¿Has cumplido los anhelos que tenías cuando ingre­ saste a la vida religiosa? Alguno sí y otros eran más bien idealizaciones. En sí, la misma realidad te va haciendo ver cuáles son las cosas que realmente importan y aprendés a ejercitarte en el desprendimiento de todo aquello que no te suma para lo que realmente es trascendente. Lo que sí te puedo decir es que soy feliz y volvería a elegir este camino. Somos bendecidos, tenemos la posibilidad de conocer y caminar junto a mucha gente, eso no es poca cosa. Yo miro hacia atrás y veo muchos rostros que me vie­ nen a la mente y con esos rostros las anécdotas de los momentos compartidos. Nosotros, los religiosos, somos pobres, o deberíamos serlo, en referencia a lo material y al no estar apegado a cosas, pero somos inmensamente ricos en lo vivencial, en el afecto de nuestros hermanos. Sin duda, que Dios te da muchísi­ mo más de lo que esperás. 15


CONNOMBREYAPELLIDO

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ENTREVISTA

Hna. Laura Guisado, Inspectora de las Hijas de María Auxiliadora

La experiencia de patio

marco mi vida Fue y sigue siendo muy feliz en la certeza de que está donde Dios la quiere. Aunque no escapa a la soledad inherente del servicio que presta desde hace 6 años como Inspectora en las Hijas de María Auxiliadora, Laura Guisado asegura que nada le quita el sueño, y que al llegar la noche le entrega al Señor la mochila que cargó durante el día para que Él la sostenga hasta el nuevo amane­ cer. Una charla cara a cara con la imagen de Madre Mazzarello cuando apenas tenía 7 años, la mirada fija en María, y los pasos seguros en su ingreso al templo el día de su profesión, y la experiencia de “patio” son “fundantes” en su vida, y asegura que vuelve a ellas cuando siente que las dudas o las dificultades la sacuden. Al culminar el sexenio como superiora de las salesianas en Uru­ guay, la Hna. Laura repasa algunos hitos de su vida y su forma de encararla, al tiempo que evalúa las opciones asumidas por herma­ nas y los laicos en su Inspectoría.

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¿Cómo fue tu infancia? Nací en Montevideo, en la zona de Buceo, frente a Montevideo Shop­ ping. Soy hija única. Mi mamá era española y mi papá uruguayo, pero su familia también había migrado de Italia. Por ser hija única tuve el perfil de ser más "grande", más responsa­ ble. Mi madre tenía la idea de que por ser hija única tenía que aprender de todo para defenderme en la vida. ¿Cuándo comenzó tu vínculo con las salesianas? Yo fui al Colegio del Luján y ahí fue mi vínculo con las salesianas y con la Parroquia San Pedro que era de los salesianos, donde estaban Pepe Somma y Uría. Épocas muy lindas y controversiales. El liceo lo realicé en el Corazón de María hasta que, al finalizar la dictadura, fui a IMA para cursar Bachillerato y Magisterio. ¿Cómo fue tu discernimiento voca­ cional para la vida religiosa? Cuando estaba en segundo de escue­ la, en el Luján estaban reestructuran­ do la Capilla y un día no me encontra­ ban a la hora de la salida y las monjas estaban desesperadas y con miedo de decirle a mi madre. Entonces me encontraron delante de un cuadro de Madre Mazzarello hablando con ella. La directora de ese momento, Angeli­ ta, me pregunta: "Laura, ¿qué estás haciendo?". Y le contesté: "Estoy hablando con la viejita". Y cuando la Hermana me lleva a la salida con mi mamá le dice: "Su hija a lo mejor, algún día, será Hija de María Auxilia­ dora". Mi madre, que no quería saber nada de las monjas, casi la trituró. Para mí siempre fue muy fuerte esa experiencia. Y vuelvo a ese "encuen­ tro con Madre Mazzarello" muchas veces en la vida. Otro elemento fuerte fue la experiencia de oratorio. Yo pasaba mucho tiempo en el Cole­ gio porque así es el ambiente salesia­ no, y los sábados teníamos oratorio. 18

En cuarto y quinto año la experiencia de patio marcó mi vida. Siempre fue muy fuerte el deseo de estar a tiem­ po completo con los chiquilines para anunciarles a Jesús. Fue el elemento clave a la hora de discernir vocacio­ nalmente: “Si yo abrazo esta vida podré estar siempre entre ellos”, me decía. Al terminar Bachillerato, a los 17­18 años, yo estaba en búsqueda vocacional. Tenía novio y nos llevába­ mos muy bien, pero sentí que Dios me llamaba para algo más específico y así se lo planteé: "El cariño está, pero hay una exclusividad de amor que es a lo que Dios me llama". Cuando era chiquita siempre quise conocer España y a mi familia por parte de mamá. Para mi cumpleaños

pedía de regalo libros y plata para juntar para ir a España. Yo ya había comprado el pasaje para ir a Europa con un grupo de amigas y una mañana estaba leyendo un libro de Madre Mazzarello, entonces mamá me dijo: “¡Otra vez vos con las monjas!". Y yo le dije: "Mirá, mamá, si vos a mí me dijeras que me firmás el permiso para entrar al Aspirantado yo me levanto, vendo el pasaje y entro al Aspiranta­ do". Mi madre, pensando que no lo iba a hacer, me dijo que sí. Me levan­ té, vendí el pasaje y me firmaron para ingresar. Y así arranqué. A mis padres les costó muchísimo mi opción. Luego fueron haciendo camino y experiencia con las hermanas y las quisieron a todas como a hijas.


¿Tuviste dudas en algún momento? Fui y soy muy feliz, y siento que Dios me quiere acá. Pero siempre uno duda. Hay momentos que son de crisis vitales; también la postura de mis padres al principio o los mo­ mentos de enfermedad de ellos y mi condición de hija única me sacudie­ ron. Pero siempre tuve experiencias fuertes que me marcaron y sostuvie­ ron en esas circunstancias. Aquel diálogo con Madre Mazzarello siem­ pre me acompañó, y cuando profesé, en el Pío, fue muy fuerte la experien­ cia de entrar mirando a la Virgen. La sensación de seguridad de los pasos dados en esa entrada, en ese camino, aún la vivo y adquiere mucha signifi­ cación en los momentos de duda o de mucho movimiento interior. Es un lugar a donde vuelvo internamente cuando siento que las dificultades me sacuden. Son como experiencias fundantes de mi historia. Siempre me sentí muy sostenida por María y me da seguridad. Hablabas del patio como un elemen­ to determinante en tu opción voca­ cional. ¿Qué ofrece el patio? Siempre la oportunidad del encuen­ tro. La pelota, el mate, la charla, eso gratuito con el chiquilín que permite hacerte compañero de camino y poder anunciarle a Jesús. Aun siendo directora, en los recreos salía al patio con la guitarra y trataba de custodiar ese espacio como sagrado. Eso es lo que más añoro ahora. Aquella charla con Madre Mazzare­ llo también fu determinante en tu decisión. ¿Qué admirás de Madre Mazzarello? Admiro su capacidad de sencillez y su discernimiento sabio para las personas y las situaciones. Ella tenía una gran vida de oración y de ahí se desprendía un discernimiento muy sabio y es lo que más le pido, siempre.

Fuiste directora, administradora y estás culminando tu gestión como Provincial. ¿Qué desafíos afrontaste en cada rol? Cada lugar tuvo su desafío. La admi­ nistración no era mi fuerte y tuve que aprender muchas cosas. También cada vez que fui directora fue un desafío porque no quería renunciar a mi sueño de estar entre los chiquili­ nes, y amalgamar ambas cosas no era fácil. Y obviamente el ser Inspectora, así como el servicio en AUDEC, como Directora Nacional, y Presidenta de la CONFRU fueron desafíos importan­ tes. Pero la vida es un gran camino y si uno se para desde la dificultad no avanza, pero si la mira desde el desa­ fío siempre puede encontrar la opor­ tunidad. Yo siempre me he parado desde ahí. Es vivir la oportunidad de Dios en cada cosa. Siempre quise disfrutar la vida y ver la oportunidad te lleva a disfrutar cada cosa. ¿Qué te planteaste al ser elegida Provincial? Ser hermana entre hermanas. Siem­ pre me gustó algo que venía mirando de Francisco, que me había cautivado y teníamos en común, que era tener el sueño del inicio de la Iglesia: la fraternidad universal. Para nosotras, Hijas de María Auxiliadora, era un gran desafío el tema de las relaciones fraternas; así que nuestro Proyecto Inspectorial y las apuestas formativas apuntaron a reencontrarnos y valo­ rarnos, porque si cuidamos las rela­ ciones interpersonales entre nosotras las vamos a cuidar con los demás. También en este repensarnos duran­ te el sexenio la opción fue trabajar hermanas y laicos en forma conjunta, lo que es una apuesta interesante a raíz de nuestra proyección. El trabajar todos los equipos directivos de las casas, participando en estudios y formación compartidos y proyectar­ nos juntos nos llevó a hacer opciones

importantes. Por ejemplo, en Magis­ terio se abrió la Tecnicatura de Edu­ cación Inicial y la Carrera de Maestro de Primera Infancia. En Rivera hici­ mos la opción del convenio con UTU para que los chiquilines más vulnera­ bles pudieran seguir los estudios y no quedaran fuera del sistema, y en Canelones abrimos el convenio para que mamás adolescentes pudieran estudiar, y en la nochecita ofrecemos educación inicial para sus niños mientras ellas van a los liceos. En este repensarnos asumimos apuestas significativas que fuimos haciendo de opciones de las Presencias. Ahora estamos trabajando con vistas a un proyecto nuevo en Paysandú, que es el reciclado del plástico, con jóvenes que están fuera del sistema, como una forma de motivarlos en otro tipo de propuestas. ¿Qué es lo más difícil de ser Inspec­ tora? Siempre hay una dimensión de soledad muy fuerte porque vos sos testigo y compartís en el mano a mano la vida del otro, de la otra, y hay muchas cosas que no podés expresar ni en el Consejo (un grupo de hermanas con quienes se lleva adelante el gobierno de la Provin­ cia), porque son parte de lo sagrado del otro y que te lo ha compartido con mucha confianza. Se siente la soledad del servicio, pero pasa por aprender a rezar el misterio de Dios en eso. Me sostiene mucho la ora­ ción personal y mensualmente las Inspectoras tenemos un diálogo con la Madre General con quien puedo confrontar situaciones. En nuestro estilo de vida le damos mucha importancia a esos encuentros mensuales de la comunidad con la directora, de la directora con la Inspectora y de la Inspectora con la Madre General. 19


AQUÍYAHORA

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En busca de un corazรณn fuerte y sensible

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“Ennoblecer el corazón quiere decir hacerlo fuerte para enfrentar los desafíos de la vida y a la vez sensible para dejarse llevar por el amor a la vida, a los demás, a los necesitados”. En esa frase se podría resumir el documento que se redactó luego del Seminario de la Dimensión Vocacional de la Pastoral Juvenil que se realizó el año pasado y que pretende trans­ mitir una nueva forma de vivir la vocación personal. Este nuevo relato entiende a la vocación como “la convocatoria a vivir y desplegar el don abundante de la vida; como un regalo gratuito y asombroso”. Ya no se la entiende como algo que viene desde afuera sino “como algo que aflora desde la profundidad del interior de cada uno”. La vocación no es algo que afecta algunos aspectos de la vida o de la personalidad, sino “el esta­ llido continuo de quién somos”; no es un tema que aparece al final de la adolescencia, cuando hay que optar por la carrera que se va a estudiar sino “el proceso de hacer­ se cargo del despliegue de sí mis­ mo, desde el nacimiento hasta la muerte”; ni tampoco entenderla como el llamado a la vida consa­ grada sino “como la acogida holís­ tica del soplo de vida en abundan­ cia”. Se trata de ampliar la mirada. La vida en clave de vocación no me lleva a dimensionar “lo que hago o haré”, sino a lo que soy. En el mismo documento se subraya que se trata de “la narración perma­ nente del acontecimiento singular, milagroso y excepcional que somos”. 22

Lorena Barboza

Lorena Barboza recuerda que una vez un cura le dijo que ella era “la esencia”. Esta educadora, que primero fue animadora, también intenta ser “esencia” en su hogar en un año en el que le tocó estar alejada de la casa salesiana y de los niños a causa de la pandemia y por estar en seguro de paro. “Al principio tuvimos que adaptar­ nos a esa nueva rutina, y poder convivir los tres (con su esposo y su hija Eugenia de 7 años) las 24 horas del día como nunca lo había­ mos hecho. Esa “esencia” del disfrutar de algo tan cuidado como es la familia, no se nos hizo difícil. Si bien me enteraba de que la convivencia en los hogares podía llegar a complicarse o surgir difi­ cultades, en lo personal me sentí dichosa de que en casa era distin­ to. Desde esa espiritualidad y esa esencia de valorar a las personas con las que estamos, disfrutamos de lo que podíamos hacer en ese momento”, señala Lorena. Sí recuerda que le tocó enfrentar cierta tensión cuando se dio cuen­ ta de que su hija no quería salir a la vereda y un día le confesó que era porque “no se quería enfer­

mar”. Alertados por esa situación, junto a su esposo decidieron estar más atentos, hablar con ella y explicarle la situación para sacarle ese miedo que tenía y se veía agravado porque no podía ver a su abuela, la mamá de Lorena, que es quien la cuida regularmente. El estar en casa también los obligó a organizarse con las tareas y a aprender a lidiar con la tecnología, ya que Eugenia tenía clases por Zoom, realizaba actividades por la plataforma Crea, y tenía videolla­ mada con su maestra una vez a la semana. “La acompañamos desde ahí y fue un aprendizaje para todos, desde aprender a usar Zoom, bajar la app, y ella estaba muy contenta de tener ese espa­ cio”. Según cuenta esta madre y educa­ dora, su hija creció mucho en estos meses. “Aprendió tanto que ahora ella sola mira su tablet, hace los deberes, saca fotos, le envía a la maestra, le escribe un comenta­ rio”, dice orgullosa. Esos nuevos modos de estar traen nuevos desafíos e implican tam­ bién poner en práctica algunos

Tomás García


valores o “fortalezas” como las llama el documento antes mencio­ nado. Algunas de ellas son: la originalidad que nos lleva a “vivir genuinamente, sin dejarse avasa­ llar por la imposición de modelos, valoraciones, pensamientos etc”; la confianza en la vida que nos lleva a mirar la vida con optimis­ mo, aprendiendo a exorcizar las derrotas y a mantener las expecta­ tivas positivas intactas; la gratitud que nos impulsa a agradecer los dones, grandes o pequeños de la vida, los aprendizajes, las habili­ dades y la sabiduría que se adquiere en lo que no se logra, y en lo que se pierde. “Es la fortale­ za que nos pone a salvo del resen­ timiento”, agrega el texto.

necesidad de Dios y de los otros, y va unida a la compasión que nos hace experimentar que la situa­ ción del otro me concierne e impulsa a actuar. Y como por efecto dominó esas fortalezas llevan a otras dos: tener el corazón limpio y ser constructo­

como único modo de ver a Dios y de ver hermanos en los demás”. La segunda, nos hace “practicar el diálogo, la tolerancia y la empatía como modos de construir la paz ideológica, cultural y emocional, y de abrirnos a la experiencia de la comunión, como modo de construir una paz ético­trascendente, que ve en cada hombre a un hermano”. Volviendo al contexto de la pande­ mia y del tiempo de estar más en casa, Lorena destaca que también trató de contener a su familia. Tras 19 años juntos con su pareja seña­ la que el encierro les sirvió para conocerse más. Y para ella conte­ ner es “poder compartir la escu­ cha, poder contar como te sentís y que el otro se desahogue pero también respetar los momentos de silencio que son necesarios y no insistirle al otro”.

Otras fortalezas fundamentales son el buen humor que nos lleva a ver el lado jocoso de las situacio­ nes, de reír y hacer reír a los demás; el sentido del dolor que no hace descubrir que hay dimen­ siones de la existencia que son indispensables para vivir felices; la misericordia que nos muestra la

res de paz. La primera nos impulsa a arrancar “todo aquello que per­ turba y oscurece el corazón”, a sanar las heridas, abrirnos a la reconciliación y al perdón, “actitu­ des (que) son fruto de la amistad con Dios, de orientar el corazón a él, dejando que sea él quien lo sane, lo reconcilie y lo anime,

Por último reflexiona que fue un buen momento para “encontrarle el sentido a lo que estamos vivien­ do”. “A lo largo de mi historia fui descubriendo qué quiere Dios de mí en cada situación. Desde ahí es que se logra vivir lo que te toca con serenidad y confianza y te ayuda a saber que si no tenés las respuestas ahora, las vas a tener más adelan­ te”, concluye. 23


SINTONIZANDO CONDONBOSCO

DEOTROSLARES

Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

PACTO DE AMOR Cuántas reflexiones surgen en mi corazón fruto de las muchas expe­ riencias compartidas con muchos de ustedes, con jóvenes y adultos en momentos de profunda interioridad y de búsqueda del por qué y del por quién dar la propia existencia. Una búsqueda que siempre está en camino hacia las altas metas a las que aspira el corazón humano y que ofrecen auténtica alegría. ¿Cómo no reconocer en el anhelo de tantas hermanas, de tantas personas, el deseo de gustar lo esencial de este "camino" para descubrir que la alegría tiene un nombre, un rostro: el amor de Dios presente en la histo­ ria de la humanidad y en cada perso­ na, con la ternura que solo Él sabe dar con total gratuidad y fidelidad? Es un "pacto de amor" que reviste los días de luz, de alegría incluso cuando la tristeza, las dudas, las pruebas de la vida y los posibles fracasos tienden a ensombrecerlo y debilitarlo. Hoy no es fácil hablar de alegría, testimoniar que es posible ser feliz en un tiempo en que a menudo prevalece una cultura de tristeza, de miedo y de muerte; donde en muchas realidades hay una deserti­ zación espiritual, fruto del proyecto de sociedad que se quiere construir sin Dios o que destruye sus raíces cristianas (cf. EG, n. 86). Sin embar­ go, es precisamente en los desiertos de la sociedad donde se pueden manifestar los signos más o menos explícitos de la "sed de Dios". Para esto se necesitan personas que sepan sembrar esperanza, “perso­ nas­cántaros para dar de beber a los demás” (EG, n. 86). Alegría y espe­ 24

ranza, elementos fundamentales de la espiritualidad salesiana, nunca se pueden separar, porque surgen de una única certeza: el amor de Dios que acompaña, está presente y hace arder el corazón de ese fuego que genera vida y vida en abundancia. La alegría nace del encuentro con Jesús resucitado, de la certeza de que Él nos amó hasta tal punto de dar su vida por nosotros. Si nos falta Él, nos falta todo y ya nada tiene sentido. Por lo tanto, la alegría no es un sentimiento efímero y superfi­ cial, sino un "hábito interior" que madura en una profunda vida de fe y en una intensa experiencia de oración, dejándonos tocar por el Espíritu de Dios que habla cuando encuentra corazones dispuestos a escuchar. La alegría de la que hablamos presu­ pone una experiencia de encuentro, es acogida, confianza, escucha, humildad, paciencia, apertura del corazón para dejarse habitar por Dios y por los demás, teniendo en cuenta que la verdadera comunión se construye en el ser­con y no solo para los demás. Irradiar la alegría de nuestra voca­ ción es una forma de evangelización a la que todas y todos estamos llamados. Es una manera de dejar­ nos envolver por el espíritu del Magníficat, por el clima de las bie­ naventuranzas características de nuestra espiritualidad.

Poster Aguinaldo 2021 “Movidos por la esperanza: 'He aquí, yo hago nuevas todas las cosas'” (Ap 21,5), es el título que el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime sdb, eligió para el tema del Aguinaldo 2021. Como todos los años, su mensaje está acompañado por un afiche que traduce gráficamente sus intuiciones y las directivas que el Padre y centro de unidad de la Familia Salesiana ofrece a todos los seguidores de Don Bosco. Fuente: ANS

Italia ­ El evento conclusivo de “Mani in Pasta” En la casa salesiana de Torre Annunzia­ ta se realizó el pasado 6 de octubre el evento conclusivo de “Mani in Pasta” (con las manos en la masa), el primer laboratorio de pizzería del Centro diurno “Casa Valdocco”, realizado con el apoyo y financiamiento de la Funda­ ción “Banco di Napoli” para la asisten­ cia de la infancia. En esta ocasión los alumnos que han frecuentado el curso recibieron el diploma de “pizzaioli” (chef de pizza), reconocido por la Región Campania y luego fueron pre­ sentados los alumnos del segundo curso. Fuente: ANS


SABORABUENASNOCHES

BÚSCAME Vamos a recorrer caminos intransitables. Vamos a hacer frente a mil batallas. Vamos a navegar por mares violentos. Y a mojarnos en agua helada. Vamos a caminar por calles peligrosas. Vamos a estar cansados. A tener muchas dudas y a sentir miedo. Lo sé. No será fácil. Pero nos han invitado a este viaje juntos. Con la promesa de que encontraremos nuestro lugar en este mundo. Así que si quieres que nos pongamos en marcha, TIENES QUE BUSCARME. Porque me encuentro perdido en lo más profundo de tu ser, y necesito que me alumbres. Para mostrarte el camino que nos ha tocado emprender. ¿No sabes quién soy, verdad? Te diré que soy una luz inagotable, que brilla con fuerza y te ilumina por dentro. Una estrella polar que se esconde en el universo que hay en tu interior. Un destello, que en medio de las dudas y de la oscuridad, te pide a gritos: BÚSCAME!!! Porque quiero ser la brújula que te guía en medio de la tormenta. BÚSCAME, porque quiero ser el viento que impulse tu velas. BÚSCAME, porque juntos estamos llamados a ser cosas extraordinarias. Soy otra cosa que la piedra que te falta. La mano amiga que espera ser estrechada. El teléfono que suena en una habitación vacía, esperando que alguien responda: “Aquí estoy”. Soy ese regalo que no esperas, pero que cambia el rumbo de tu vida. Soy un DON, hecho a la medida de cada uno de tus talentos, de cada una de tus aptitudes, de todas tus habilidades. Soy el DON que inspira tus inquietudes, tus aspiraciones, tus sueños y curiosidades. Soy a la medida de ti, tanto como tú lo eres de mí. Por eso tienes que BUSCARME. Porque alguien que te ama me ha dicho que juntos, podemos hacer cosas realmente grandes. BÚSCAME, escuchando el silencio, en quienes te rodean, hablando, compartiendo, luchando para cambiar el mundo. BÚSCAME, preguntándote con los ojos cerrados, delante de ÉL, REZANDO, BÚSCAME DENTRO DE TI, preguntándole a ÉL, QUIÉN SOS, PARA QUÉ Y PARA QUIÉNES ESTÁS AQUÍ. BÚSCAME, SOY TU VOCACIÓN. ¡¡DESPLIÉGATE!!

P. Adrián García sdb

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DELÁRBOLSALESIANO

DOMINGO SAVIO LA CASA DE UNA GRAN FAMILIA DONDE GERMINA LA SANTIDAD “Los animadores también son mis hijos. Tuvimos un solo un hijo y siempre nos preguntan por qué. La realidad es que tengo un montón de hijos postizos a los que adoro y quiero como si realmente fueran míos. La familia está enraizada en esta casa”. Este es el testimonio de Leonardo Pagliari, encargado de pastoral del Colegio salesiano Domingo Savio, quien desde hace 30 años integra “la casa”, como él la define. Allí conoció a su esposa, Alejandra, y criaron a su hijo, Santiago, formando una familia mucho más grande de lo que imaginaba siempre guiado por "la Auxiliadora”. Una pastoral integradora y en el patio Todas las áreas y actividades que presenta el Colegio Domingo Savio están integradas, todo está conectado y rigen los mismos valores y pilares, dejándose guiar por María Auxiliadora que es quien decide, cuida y acompaña a esta gran familia. 26


El encargado de pastoral considera que tanto en el patio como en esta familia es fundamental tener una cosa muy clara: en el centro está Dios y es fundamental darle ese lugar para que las cosas funcionen bien. “El que va entendiendo de qué se trata la evangelización, va bajando, no subiendo. El que baja no desciende, sino que sostiene y se vuelve el pilar de una pirámide invertida. Hay que salir del 'yo sé de todo´ y empezar a escuchar porque Él siempre nos va a decir para dónde ir. Entre todos vamos haciendo el milagro”, comenta Leo. Una característica fundamental que destaca esta perspectiva pastoral es que la prioridad no la marca la agen­ da, sino la vida con su compartir. Se busca constantemente que todos se sientan como en casa, sabiendo que son especiales y únicos. Es funda­ mental hacerse tiempo para acom­ pañar, para estar presente y demos­ trarle al otro que “me importa y lo quiero”.

“A mí no me alcanza con ser el encar­ gado de pastoral, yo acá soy papá. No por el hecho anecdótico, sino por la responsabilidad que esto implica. A medida que nos ven con ese compro­ miso, eso se replica. Entender que el otro no está porque 'me sirve´, sino porque camina conmigo”, agrega Leo. Uno de los grandes pilares en los que se basa la propuesta pastoral es el patio, ese lugar donde se comparte la vida desde lo cotidiano. El patio es ese espacio donde se ven gestos y detalles que son mucho más importantes que lo estrictamente académico. Se propi­ cian gestos que generan un compro­ miso de seguir acompañando y poder resignificar lo que se camina en el día a día. Allí se procura que el encuentro valga la pena y sea enriquecedor para ambos.

La alegría, una forma de vivir Leonardo comenta que el mensaje que se quiere trasmitir y la forma de vivir que se busca contagiar consiste en estar siempre alegres, “ahí es donde se logra la santidad”. Quien quiera formar parte de las actividades de grupo tiene que saber que es un lugar donde se va a hacer mucho ruido, pero que de ese ruido nace la contemplación. Cada vez que finaliza una jornada es tanto lo que hay que agradecer, pro­ ducto del encuentro con los gurises y el acompañamiento “que a uno lo vuelve santo”, afirma. “La santidad se construye en el patio con los chiquilines, en estar cuando nos necesitan y no desde una mirada donde venimos a dar, sino que nos encontramos. Una mirada de igualdad donde todos tenemos algo para com­

partir. Domingo Savio es el destinata­ rio que se descubrió en el encuentro con Don Bosco, pudo proyectarse y ser feliz, ser un santo”, recuerda. Una de las premisas fundamentales de esta propuesta pastoral es que no hace falta grandes cosas para ser santos, sino que en la chiquita y en los pequeños detalles es donde se encuentra el valor. La anécdota se vuelve una herramienta central donde se recuerda y comparte lo que se va viviendo. “Hay animadores que saben qué quieren ser desde la escuela. Saben que quieren acompañar desde muy temprana edad. Hay un compromiso que van haciendo desde el patio y desde el aula, viendo el ejemplo en quienes los acompañan, enseñan y animan”.

El gran objetivo que se intenta lograr es que cada uno pueda conocer a un Jesús amigo. No desde una doctrina estricta, sino redescubriéndolo, “como ese compañero que no me va a solu­ cionar mágicamente los problemas, sino que sufre conmigo y me escucha. Con el que me puedo pelear y me puedo reír, así como lo descubrió Domingo Savio, encontrándome con el otro”, explica Pagliari. “Son momentos de la verdad. Momentos que no están programa­ dos. Donde en el encuentro con el otro se da algo que uno no entiende cómo pasó. Queremos dejar a nues­ tros gurises esa experiencia donde no se queden con lo que les digo, sino con la experiencia en la cual soy el medio que transmitió a ese Dios vivo”, concluye Leo. 27


UNAMANOAMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)

Hacia los 25 años del Club de Niños

“CENTRO PUERTAS ABIERTAS” El próximo año el Club de Niños “Centro Puertas Abiertas” de la Parroquia San Lorenzo cumple 25 años. Hemos sido parte del crecimiento y formación de muchos niñas y niños del barrio, recibiendo en la actualidad a hijas e hijos de exalumnos que han pasado por nuestro Centro y que al momento de solicitar el espacio para sus hijos, su solicitud viene cargada de relatos de momentos vividos en el patio, en los salones, así como la men­ ción de nombres de hermanas y educadores evocados con mucho cariño y emoción y como parte de los recuerdos más lindos de sus infancias. Entre los cometidos de nuestro Centro está el propósito de brindar un espacio de recreación, de socialización y de apoyo pedagógico mediante el desarrollo de una acción complementaria a la de la escuela y en apoyo y promoción de las familias. Siem­ pre desde la mirada de nuestro carisma salesiano procurando día a día generar “buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Como en toda casa salesiana, tenemos el momento de patio, las buenas tardes, la merienda y oración, en donde educadores y niños compartimos los juegos, la charla, y la vida. Además de paseos y el campamento de cierre de año, tiempo que es esperado con gran alegría, nerviosismo y expectativa. 28


La propuesta atiende a un total de 55 niños por día. Para su funcionamiento nos dividimos en tres niveles (según el año escolar), teniendo dos talleres diarios, entre los que se encuentran: recreación, formación cristiana, apoyo escolar, expresión plástica, danza, cocina, y jue­ gos.

Ponemos especial hincapié en la escucha atenta y frater­ nal con los niños y/o con sus familias buscando las herra­ mientas y mecanismos que permitan una mejor convi­ vencia familiar. El objetivo de un crecimiento integral del niño como de su entorno está presente en todo encuen­ tro que propiciamos.

Trabajamos con las familias en reuniones bimensuales de carácter obligatorio, donde se atienden temáticas como: adicciones, la puesta de límites, salud, violencia desde la perspectiva de género, procurando brindar herramientas que ayuden la labor diaria en la crianza de los niños. Los temas son seleccionados desde la vivencia que en el trabajo diario en el centro con los niños van apareciendo como emergentes de diversas situaciones vividas.

Respecto al desarrollo educativo se realizan coordinacio­ nes con cada una de las escuelas a las que asisten los niñas/os, maestros comunitarios, y otras instituciones en las que participan. Habitualmente funcionamos de lunes a viernes de 13 a 17:30 horas; pero desde el mes de marzo y bajo la nueva modalidad producto de la pandemia ocasionada por el

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COVID­19 hubo que incorporar algunas modificaciones definidas desde INAU (nuestro centro es en convenio) como desde Primaria y el MSP. El distanciamiento social, el uso de barbijos, el número limitado de niños por espacio llevó a que como Centro se tuviera que diseñar un protocolo que permitiera seguir cumpliendo con nuestra labor. Para ello el equipo de trabajo integrado por educadores, personal de servicio, personal de cocina y los técnicos entendimos que teníamos que velar por el bien de todos. Dedicamos varias jornadas en el diseño de una nueva propuesta y nueva forma de relaciona­ miento que se nos imponía, con desafíos que iban desde qué número de niños atender por día, a instaurar una nueva forma de saludo, a pensar el “patio salesiano” donde nuestra asistencia y cuidado debían darles garan­ tías a las familias que, una vez más, confiaban en nues­ tro trabajo. También supuso estar especialmente atentos a las necesidades de las familias y a las nuevas y viejas 30

problemáticas que se comenzaban a vivir producto del confinamiento. Logramos generar una propuesta dinámica que contem­ plara la participación a pesar de las restricciones y modi­ ficamos la propuesta educativa, priorizando el encuen­ tro. Desde lo lúdico logramos detectar cómo iban sin­ tiendo los niños todos los cambios que a su alrededor se habían instalado. En constante evaluación y programa­ ción, vamos modificando y adaptando la propuesta de nuestro Centro al diario vivir. Transcurridos 3 meses de retomar la presencialidad, nos encontramos con dos grupos de niños que asisten 2 veces a la semana, alternando un miércoles por medio, alcanzando al casi el 85% del total de nuestra población que ha vuelto a llenar nuestro patio de alegría, juegos y risas.


MEGUSTACOMENTOCOMPARTO



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