Luz y Tinta Nº 126

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Emilio Ruiz Barrachina, director de cine

Nº 126 —Septiembre de 2022

Francisco Trinidad

Mal que nos pese.

En cualquier caso, este año, tras las restricciones que en su día impuso la pandemia, todo el mundo se ha lanzado a las carreteras, rumbo a las playas de aena y chiringuito en las que parece que todos son felices y todas las cervezas están frías. No es mi caso. He pasado agosto en mi casa, trabajando en mis cosas (esta revista, sin ir más lejos) y planeando más cosas para el futuro inmediato. Pero sin olvidar la realidad más cercana, como esa guerra de Ucrania que nos produce más sudores que el calor o como los incendios que, como todos los años, se ceban en nuestros bosques.

Cierro este número y escribo esta presentación en los últimos días de agosto en que todo el mundo regresa de sus vacaciones: sólo algunos elegidos, tirando a frikis, por qué no —y entre los que me gusta contarme desde hace años— elige septiembre, alejados del mundanal ruido estival y a ser posible resguardados de calores agobiantes.

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Harina de otro costal es la guerra de Ucrania. Estos últimos días de agosto se han cumplido los seis meses desde que se iniciara esta agresión y las noticias sobre la guerra comienzan a espaciarse en los medios de comunicación, como si no existiera, como si el horror se hubiera hecho cotidiano, como en aquella otra guerra, la de Siria, que empezó igual que ésta y que lleva ya más de diez años con la misma crudeza del primer día y con la misma vesania de entonces, pero ha dsaparecido de los medios: si acaso un recuadro cuando hay una masacre. Como está ocurriendo con la de Ucrania que, a fuerza de vivir su horror día se nos ha hecho tan habitual como la subida de los precios, como la mengua del salario mínimo interprofesional.

En páginas interiores publicamos un excelente reportaje de Konstantinos Tsakaladis sobre los incendios griegos de 2021, recor dándonos de paso que seguimos la brecha estival. Ningún verano sin incendio. Dicen algunos especialistas que estos incendios actuales son más agresivos que antaño por el cambio climático, que está ahí, sin descanso, socavando nuestro medio ambiente, y por el abandono del mundo rural. Yo que soy de pueblo recuerdo en mi niñez que los paisanos siempre andaban con la foceta en la mano, limpiando caminos y prados; me temo que hoy no se vea ninguna foceta por aquellos contornos, con lo que los montes son pura yesca, pasto de rayos y de desalmados pirómanos.

Luz y Tinta, sin embargo, sigue fiel a su puntualidad: todos los meses aparece en el kiosco virtual el día 10 desde hace más de una década, como una cigüeña consecuente con su destino y con un ramo de flores en el pico, invitando a nuestros lectores a una reflexión serena de su propia vida a través de nuestras imágenes que, como el slogan de Moldeando la luz, no dejan indiferente a nadie. Ni siquiera a aquellos que alientan los incendios o que silencian una guerra que solo tiene su justifiación en la crueldad de una mente sangrienta. Eso sí, sabiendo que esto es pura retórica, porque una guerra, cualquier guerra, nunca tiene justificación.

De regreso

PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia, «Guendy» DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Trinidad DE COMUNICACIÓN: González

:

DIRECTORA

Lola

Para

Francisco

Fotografía de Portada: Guendy

Reservados todos los derechos de reproducción o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico

info@moldeandolaluz.commoldeandolaluz.comNúmero Septiembre126de2022 4 Entrevista a Emilio Ruiz Barrachina 14 Francisco Trinidad. ...Y una botella de sidra 18 Gloria Soriano. La reunión de las seis 22 Laudelino Vázquez. Me llamo Antonio y estoy muerto 28 Manuela F. Cacao. La Santa Compaña 30 Pilar Solís. Pandora 32 Juan Depunto. Qué tiempo tan feliz 38 Rincón para el recuerdo. Oscar Wilde 42 Monchu Calvo. Mikael Helsing 46 Myke Reyfman. Montañas de Rhyolite 72 Daniel Kordan 112 Pedro Allert 144 Alireza Sabehi 164 Fabeha Monir 176 Konstantinos Tsakaladis. Fuegos griegos 2021 210 David du Chemin. El encuadre perfecto 226 Pau Audouard 254 Fotos seleccionadas

DIRECCIÓN,

total

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Fotos de Guendy

Emilio Ruiz Barrachina (Madrid, 1963) se define como “un asturiano más”. Así se siente desde que abandonara Madrid, agobiado por el asfixiante clima político de la capital, y se instaló en Salas, donde ha continuado escribiendo y haciendo cine, que son las actividades que con mayor precisión lo definen, aunque el horizonte de sus actividades en los diversos campos que frecuenta es una línea de ambición artística y pasión intelectual que tiene mucho que ver con su trayectoria personal hasta ahora.

—Poeta, escritor, director de cine, novelista… ¿Cómo te defines tú?

Entrevista con Emilio Ruiz Barrachina, director de cine

—Como director de cine y poeta, o como poeta y director de cine. Todo el cine que he hecho tiene un trasfondo muy lírico; y este lirismo,

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Abajo,, un momento de la entrevista: Emilio Ruiz Barrachina, Julio de la Fuente y Francisco Trinidad

—Pero tú empezaste en el periodismo.

—Acabo de terminar “Frente al silencio”, basada en el libro La ca-

—¿Qué estás haciendo actualmente?

6 creo, es lo que mejor me define. Casi todos los libros que he escrito han sido adaptados al cine, buscando ese engarce lírico.

—Sí, estudié periodismo en Madrid, hice prácticas en Diario16 y fui corresponsal en África, donde cubrí dos guerras, y diez años en Colom bia, como corresponsal, donde tuve oportunidad de moverme y ejercer el periodismo en los escenarios de la guerrilla y de la droga (entrevisté en dos ocasiones a Pablo Escobar, por ejemplo), pero donde entré en contacto con el cine a través del director colombiano Sergio Cabrera, que estaba entonces dirigiendo su película “La Estrategia del Caracol” y que me inoculó el veneno del cine. A mi regreso a España, el cine pasó a ser mi pasión y mi profesión.

—Has hecho varias documentales y varias obras de ficción. ¿Con qué te quedas, con el documental o con la ficción?

—Sin duda, La venta del paraíso, una película que aborda el drama de los inmigrantes que llegan soñando un paraíso y se encuentran con una realidad muy distinta. A su vez esto es una metáfora de la vida misma y de cómo con el transcurrir de los años vamos enterrando las ilusiones en la experiencia. Es una película que tanto por su producción como por el elenco de actores (Ana Claudia Talancón, William Miller, Carlos Iglesias, Juanjo Puigcorbé y María Garralón, entre otros) la considero la más cinematográfica, la más redonda.

—Hay que considerar el cine desde dos puntos de vista, el indus trial y el cultural. Industrialmente, el cine español goza de muy buena salud: se producen muchas películas y series y hay trabajo para técnicos y actores. Culturalmente, sin embargo, la cosa cambia: se realizan producciones de calidad menguante y la prueba está en que en los festivales internacionales la presencia española es reducida. Somos uno de los países de la Comunidad Europea que, en proporción a su población y potencial económico, menos aporta al sector cinematográfico.

bellera de la Shoá, del poeta Félix Grande, del que fui íntimo amigo y confidente. Félix Grande se impresionó trágicamente cuando contempló en una visita al campo de exterminio de Auschwitz las dos toneladas de cabello de mujer que se habían hallado tras la liberación del campo. De aquel horror nace este libro que Fuensanta la Moneta, amiga también de Félix Grande, convirtió en un espectáculo que yo he llevado a una película protagonizada por ella misma y el ovetense Miguelo García y en la que, a través de un novedoso tratamiento cinematográfico, entre el documental y la ficción, rescata todo el horror y la tragedia del libro de Félix Grande. Allí están también el flamenco, la marginación y la cultura.

—Ambas opciones coexisten y he realizado varias películas que están a caballo entre el documental y la ficción, en las que los protagonistas no son actores, sino personas reales que no actúan sino que hacen de sí mismas, dándole una dimensión documental a la propia ficción.

—¿Tu película más apreciada de entre las tuyas?

—¿Cuál es el estado actual de salud del cine español?

—Por supuesto. Es muy triste que tenga más audiencia la alfombra roja que el propio cine, por ejemplo en la entrega de los Premios Goya y los grandes festivales, que centran su espectáculo en ese desfile de modelos, de modo que la gente cree que el objetico es llegar a esa alfombra roja sin saber lo que cuesta llegar a ella. El objetivo final de una película es trascender culturalmente frente al efímero momento de sus actores desfilando en la alfombra roja.

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—En cierta ocasión dijiste que “el cine no es pasear por una alfombra roja”. ¿Sigues manteniéndolo?

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• Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, Bogotá, Colombia, 1993, Mejor reportaje Televisión.

Premios de periodismo

• Premio Mejor Película Flamenca 2011. Festival del Cante de las Minas de la Unión: Morente.

• Premio a mejor director por Tristesse en el New York City Film Festival en 2021.14 15

• Premio Mejor Película, Mejor Producción y Mejor Actor Principal del International Filmmaker UK: El discípulo.

• X Premio Internacional de Novela Luis Berenguer. España, Algaida, 2001: El arco de la luna.

• Tristesse premio a mejor película en el New York City Film Festival en 2021. 14

• Premio Musiclip Fnac, mejor Documental Musical de 2011: Morente.

Premios de literatura

Premios de cine

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• Mejor Director. Festival Internacional de Cine de Oviedo (Ficarq). 2015. “El Violín de Piedra”.

• Película Finalista de los Premios Goya 2012 nominada a Mejor Documental: Morente

• Premio Internacional de Poesía Sial Pigmalión por toda su obra literaria. 2014.

Premios que ha recibido Ruiz Barrachina

• Best Original Story New York International Film Festival. 2013. “La Venta del Paraíso”.

• Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, Bogotá Colombia, 1993, Mejor entrevista Televisión.

• III Premio Internacional de Poesía Rubén Darío. Pen Club. Sial, 2007: Arroyo.

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Su opinión de Julio de la Fuente

Julio de la Fuente es, ante todo, un valiente. Un hombre de cine y, como casi toda la gente de cine, un soñador. Es un director sensible a los problemas sociales y a las vicisitudes de su tiempo. No hay más que ver sus cortos para adivinar un hombre lleno de inquietud y preocupación por sus congéneres. Es una persona cercana y amigable. Luchador y con la tenacidad suficiente para llevar adelante sus proyectos contra viento y marea. Pero, sobre todo, es una gran persona y un gran amigo. Sus películas son una muestra de ese cine asturiano que se hace desde la tierra pero que es capaz de volar hasta la universalidad.

El discípulo, por supuesto, que fue injustamente perseguida, seguramente más por razones ideológicas que legales, sometiéndola a un juicio con muchas irregularidades, entre ellas una dilación injustificada y provocada. Afortunadamente, fui declarado inocente. La juez, en la sentencia, llegó a afirmar que este caso nunca debió llegar a los tribunales.

A la Julioizquierda,delaFuente y Emilio Ruiz Barrachina

—¿Y la más problemática?

La polémica sobre

“El discípulo”

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—“Estación libertad”, basada en mi libro del mismo título y que cuenta la historia de tres hermanas gallegas que regentaban la cantina de una estación de tren y burlaron a las autoridades franquistas de los años cuarenta y la Gestapo y consiguieron salvar la vida de más de mil refugiados a los que ayudaron a cruzar la frontera entre España y Portugal. Pero es una película cara, de difícil encaje en la industria cinematográfica española.

‘El discípulo’ (2010), que obtuvo tres premios en el Festival de Cine Independiente de Londres, narra la vida de Jesús de Nazaret desde una óptica alejada de la postura oficial de la Iglesia, de modo que la Conferencia Episcopal llegó a decir, entre otras descalificaciones, de la cinta que su objetivo es «negar la divinidad de Cristo, su concepción virginal, su resurrección, su celibato y su relación personal con Dios». Tras esta polémica, digamos, ideológica, por un viso de irregularidad administrativa fue llevada a juicio y La Fiscalía pedía dos años de cárcel para todos ellos —Barrachina y las salas en que se había proyectado la película— y el pago de una multa de un millón de euros. Tras varios años de innecesario litigio fue absuelto en 2921 con una sentencia que no deja lugar a dudas: nunca tuvo que enjuiciarse este caso. «Ni existió delito ni había razón fundamentada para iniciar litigio alguno». La sombra del PP de Cristóbal Montoro, que es alargada y siniestra, ensombreció este absurdo caso.

F.T.

—Hay varias razones, todas ellas suficientes. Cuando vine a Asturias, aún no había salido el juicio que provocó El discípulo y necesitaba alejarme de la presión de Madrid. Aquí encontré buenos amigos y, en principio, había pensado quedarme solo una temporada, pero fui tan bien acogido y me siento tan bien que hoy me considero un asturiano más.

[La amplia trayectoria profesional de Ruiz Barrachina, como escritor, periodista y director de cine puede consultar en la https://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Ruiz_Barrachina]Wikipedia,

—¿Qué película te gustaría hacer?

—Y por último, ¿a qué se debe tu presencia en Asturias?

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Francisco Trinidad

Nada les dije ni les diré de mis razones para visitar casi a diario el bar de carretera, que está a poco menos de un kilómetro del pueblo y en el que recalé por casualidad hace meses, en un sitio en el que nunca había estado y al que jamás habría llegado salvo por casualidad, como así fue aquella tarde en que, camino de Pravia, sonó mi móvil en el asiento de atrás del coche. Mientras conduzco,

Una de las primeras cosas que hice al llegar al pueblo fue comprarme una bicicleta. Como no entiendo nada de bicis, fui a unos grandes almacenes y compré la que más me gustó: da igual, porque lo que yo pretendía era hacer un poco de ejercicio y de paso conocer los alrededores del pueblo al que acababa de trasladarme buscando el rincón idóneo para la aventura que iniciaba en aquel momento. La verdad es que, con una buena conexión de internet, uno está en el medio del mundo. Aunque tampoco elegí un lugar demasiado alejado ni excesivamente exótico: una aldea a poco más de cuarenta y cinco minutos de Oviedo y otro tanto de Gijón.

...Y una botella de sidra

Algunas tardes, para ir socializando, me acercaba al bar y tomaba sidra, que no sé escanciar, y respondía a todas las preguntas de los vecinos, que eran muchas y directas; y por supuesto, descaradas. Así les dije que era escritor (la mitad de mi verdad: no les dije nada de las traducciones, que no entenderían) y que me había venido al pueblo buscando una tranquilidad que en Oviedo no tenía.

Allí me trasladé, a una casita amplia, para mí solo, en la que holgadamente cabíamos mi ordenador y yo, permanentemente conectados a la editorial que me da de comer a cambio de mis traducciones del francés y a veces del italiano. Ellos me mandan libros y textos que les devuelvo en castellano, a tanto las mil palabras, razón suficiente para seguir viviendo. Aquel pueblo, o las gentes de aquel pueblo, seamos exactos, nada sabían ni saben de francés ni de italiano ni de los textos, a veces enrevesados, que me ocupan durante al menos cinco horas al día, si no hay prisas, y que, ya lo he dicho, me dan de comer. Cuando yo llegué, vieron en mi un tipo raro, vestido igual que ellos y hablando el mismo idioma, pero que venía de otro sitio y que se instaló en el pueblo sin pedir permiso y dispuesto a vivir una vida que ellos no controlaban y que no estaba regida por el ritmo de sus trabajos.

Sonó el móvil, ya digo, y, como siempre, me dije que no tenía prisa en responder, que al llegar sería suficiente, nada hay en mi vida tan importante que necesite una atención inmediata. Pero llevaba ya bastante tiempo conduciendo, era algo más de mediodía y, después de una curva abrupta, vi el letrero de un bar, solitario y triste, y decidí parar, atender la llamada de teléfono y de paso comer cualquier cosa si encontraba algo que me Noapeteciera.habíanadie en aquel lugar, tan triste y solitario por dentro como se veía por fuera: cuatro mesas pequeñas, un mostrador tan exiguo como las mesas y una ventana por la que apenas entraba una luz mortecina que entristecía aún más el conjunto.

Inmediatamente apareció una joven, sonriente, con un mandil de cuadros, secándose las manos con un paño de cocina. “Buenos días”, dijo con media sonrisa, “¿le apetece algo?”.—Quisiera comer cualquier cosilla y tomar una botella de sidra.

—Tengo tortilla de patata recién salida de la sartén y luego, lo típico, chorizos, queso, jamón… ¿Ah!, y una empanada de carne gobernada que acaban de traerme de la panadería y que huele que alimenta.

Bebí la sidra con gusto y comí la tortilla y la empanada con fruición. La joven que regentaba aquel bar se acercó a retirar los platos vacíos —¿le ha gustado?— y comenzamos una breve charla, animada y completa, saltando de un tema a otro, de una nonada a otra, hasta que entró un grupo de parroquianos que se acodaron en la barra, pidieron sidra y comenzaron su particular tertulia, entre bromas de viejos conocidos y chascarrillos que iluminaban su sonrisa y difuminaban el cansancio con que los vi entrar. Me levanté y me dispuse a irme, con la envidia hacia aquellos que estaban en la barra y que podían disfrutar de la presencia de la camarera. Al salir, me hizo un gesto de adiós y sentí que la primavera comenzaba entonces mismo. No sé por qué, quizás porque recordé a Tagore y aquellos versos suyos de ilusiones imposibles —“eres mía, mujer de labios dulces/ y viven en tu vida mis infinitos sueños”— y volví sin embargo a soñar.

16 siempre lo llevo en el bolsillo de la chaqueta y en el asiento de atrás, para no caer en la tentación de cogerlo si suena, más que nada porque en su día casi agoto los puntos del carné y tuve que hacer un estúpido cursillo de reciclaje.

F oto CallejaSandra:

—Tráigame un pincho de tortilla y un trozo de esa empanada.

De regreso de Pravia al día siguiente, volví a parar en aquel bar, en otro momento en que tampoco había nadie. Volví a pedir sidra, tortilla y empanada, en este caso de pollo, y volvimos ella y yo a enhebrar una charla distendida que se prolongó sin agobios de parroquianos hasta que después de la segunda botella de sidra, que escanció ella y compartimos, decidí despedirme, camino de mis rutinas. Salió ella conmigo a la puerta del bar y, sin saber por qué, nos despedimos con un beso en las mejillas que quiso ser

Hasta que decidí instalarme en el pueblo. A ella le pareció bien, incluso me ayudó a buscar la casa adecuada para vivir y trabajar y para compartir con ella algunas noches en que, tras cerrar su establecimiento, se venía conmigo en lugar de quedarme yo en el piso de arriba del bar.

Al día siguiente, volví a coger el coche, rumbo a aquel bar de carretera cuyos recuerdos me conturbaban. Treinta y cinco kilómetros de conducción solitaria, hasta que al dar una curva, vi al fondo la fachada triste de aquel bar en el que yo me prometía mil alegrías. Nada más cruzar la puerta apareció ella, Gloria —ahora lógicamente ya sé su nombre—, que me recibió con una sonrisa, cómplice de mi vuelta. Le conté por qué había vuelto, sin que ella se sobresaltara, recordando aquel medio beso del día anterior; y luego compartimos otra botella de sidra (ella solo un culín, todo hay que decirlo), otra ración de tortilla y muchos minutos de charla despreocupada. Al medio día cerró —“Da igual”, me dijo, “no vendrá nadie”— y compartimos los placeres de su cama, dejándonos embargar por esa magia especial que une a las almas a través de sus cuerpos. Creo que fue ese salto en el vacío, ese difícil equilibrio que nos llevó de la sidra y la tortilla de patata, a través de una conversación ignífuga, el que me llevó a enamorarme de la forma apasionada en que se viven los sueños. Supongo que a ella, aunque nunca lo haya expresado así, le ocurrió lo mismo.

17 tímido, pero que, tras un movimiento impensado, terminó uniendo fugazmente nuestras bocas. Fue breve, pero intenso en mis recuerdos. En la duermevela del momento que se resiste al olvido, veo todavía su sonrisa cómplice, entre divertida y avergonzada, como si hubiéramos superado una linde difusa.

Lógicamente a estas alturas, cuando llevo en el pueblo más de quince meses, la situación ha trascendido y, cuando me ven alejarme, casi todas las tardes, en mi habitual bicicleta, se suceden las miradas irónicas y los suspiros de algunas mujerucas que ven en mi comportamiento un caso perdido, un eslabón disonante del conjunto. A veces, en el bar del pueblo, alguno me guiña un ojo y me pregunta por ella. Nadie sabe sin embargo que no me lleva a los brazos de esta mujer un sentido lúbrico de la existencia sino una desesperanza que se acrecienta con el paso de los días y que comparto con ella, de la misma manera que compartimos tantas veces una botella de sidra.

Así estuvimos tres meses, yendo yo cada semana a compartir con ella la alegría de vivir y la exultación de soñar. Me fue contando mientras tanto sus amarguras personales, que no eran tantas ni tan definitivas como las mías, y las razones que la habían llevado a recluirse en aquel bar de carretera en el que tenía una habitación en el piso de arriba y en el que había sepultado todos sus sueños hasta que me vio llegar aquella mañana sin saber a dónde entraba.

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Gloria Soriano

A las cinco y media ya había comprobado que para la videoconferencia tenía la última actualización y que en el ordenador todo iba correctamente. Mientras esperaba que fueran las seis trató de averiguar cuál habría sido el error cometido la tarde anterior, aparte de no haber usado las gafas para leer el código de acceso. Sacó el papel que guardaba debajo del monitor donde tenía apuntado un número que incluía ochos y seises. Sin lentes, entrecerrando los ojos a veces lograba distinguirlos, pero en otras ocasiones le parecían ceros. Ignoraba que interpretación había hecho, era posible que los hubiera leído bien y tecleado mal. Esta vez veía todas las cifras con nitidez. Se detuvo pensativa en las cuatro últimas — ocho, seis, uno, seis— y recordó haber leído en alguna parte que el 616 representa al enemigo e invoca a la oscuridad. Con mucha frecuencia había tecleado 8616, y no había sucedido nada fuera de lo esperado. Decidió probar a convertir el ocho en un cero, un valor vacío, el aislante que tal vez podría preservar el poder de las cifras del conjuro. Y acertó. De inmediato se abrieron las dos ventanas en la pantalla, una con palmeras verdes, otra tenebrosa. Primero sintió que levitaba y se mecía entre las hojas, después que colgaba de una viga. Cuarenta minutos más tarde la sesión finalizó. Todo el tiempo transcurrido concentrado en dos acciones breves, levitar

El primer encuentro se había producido cuando ella intentaba unirse a otra reunión y tecleó un ID equivocado. Una voz ronca le dio la bienvenida desde una sala donde no había nadie. A punto de pulsar el botón de salir sin más explicaciones, la voz dijo, espera, y se quedó mirando el balanceo del vidrio incandescente, atraída como una mariposa. Después apareció en la pantalla el mensaje “la sesión ha finalizado”, el reloj marcaba las 18:40. El inicio y el fin separados por cuarenta minutos fundidos en un instante. No sabía que había pasado, era incapaz de recordar. Apenas cenó. En la cama seguía dándole vueltas a la laguna de su memoria. Esa noche soñó con la lavadora estropeada, el agobio de la ropa sucia saliéndose del cesto, el teléfono del técnico que no acertaba a marcar, y la sorpresa de ver a un desconocido en su cocina reparándola. Empezó la mañana pensando en el intruso del sueño que iba a poner fin al revuelo de la ropa sucia, en torno a él había algo tan inquietante como en su última experiencia en Zoom. Necesitaba volver a conectarse aunque no podía precisar lo que buscaba. La luz de la bombilla era un hito en el camino de la oscuridad y su llamada cada vez más intensa. Estaba impaciente por que llegara la hora.

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La reunión de las seis

Desde hacía meses, ella se unía todas las tardes a una reunión por Zoom. Justo a las seis el anfitrión le daba paso y se repartían la pantalla a partes iguales, solo eran los dos. En su mitad había un fondo virtual de un lugar donde nunca había estado. Su cuerpo asomaba entre palmeras verdes bajo el cielo azul. Él era una bombilla colgando de un cable, un techo de madera ennegrecido y vigas con carcoma. Su voz ascendía desde lo profundo y la luz oscilaba llenando de sombras las paredes.

***

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21 y gravitar, sin otros recuerdos, salvo que en esta ocasión había entrado en escena. Sintió que le faltaba el aire y salió a dar un paseo. En el parque, junto a la rosaleda, había un hombre ahorcado en un árbol y pensó que su cuerpo inerte ya no tendría que soportar más tensiones entre el cielo y la tierra. De repente un viento circular lo succionó como un tornado. El árbol se mantuvo intacto, rebosante de hojas verdes. Parpadeó. Dudaba si la visión del ahorcado había sido real o un flash de su memoria: el regurgitar de un agujero negro de cuarenta minutos. Esa noche soñó que ella era un titán condenado a sostener el mundo, y después un semidiós astuto que se libraba del destino del titán. Despertó con el alivio de una reconocible sensación de ingravidez. ***

Ni un solo día dejó de conectarte. Disfrutaba dejándose ir hasta el lugar que el anfitrión eligiera. El exterior era cada día más extraño. Los tiempos de conexión se alargaron. Cuarenta minutos convertidos en cuarenta horas, cuarenta días. Después de cuarenta semanas era inútil esperar su retorno. A veces, entre las hojas de las palmeras, se mueven dos puntos del color de sus ojos.

Cada tarde a las seis ascendía por la palmera para cruzar al otro lado y ser el ojo que ve el símbolo oculto en la viga, la uña que se clava en la madera, el olor del humo. Estar dentro era sencillo: una ausencia temporal, cada vez más larga, y el momento inolvidable de una dosis para los sentidos. No había nada que entender, en el mundo virtual todo era posible. Fuera estaban las burdas copias enmarañadas de atrezo, la pesadilla incomprensible, la argamasa de realidad e irrealidad. Los ahorcados muertos.

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Laudelino Vázquez

—Entonces –responde Kevir no hará falta matarlo.

Calla, observa que sus dos compañeros asienten con la cabeza, y luego continúa.

—El chico dice que se llama Antonio. Y dice, también, que está muerto.

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El propio Ahib se sorprende de la rapidez con la que ha contestado. Se asegura de haber sido entendido, y cuando el hombre lo confirma con gestos, se explaya.

Los otros dos ni levantan la mirada hacia Ahib para no enfrentarla con el sol del desierto, que a esa hora agoniza en naranja. Se limitan a encogerse de hombros y contemplar inexpresivos la sombra que surgió de la nada y, desde hace dos horas, llora sin consuelo mientras farfulla una letanía incomprensible, que los ha obligado a traer al chico que entiende a los extranjeros.

Sentados en el límite del último reducto de vegetación que puede encontrarse en muchas millas, alrededor de un pequeño montón de leña preparado para encender la hoguera en cuanto el sol se ponga, observan al muchacho que intenta vanamente entablar conversación con el hombre.

Me llamo Antonio y estoy muerto

—Y desde el día en que nacemos, insisten en que no debemos malgastar las palabras. Más aún, advierten del peligro de equivocar una palabra, de convocar a los demonios

—Dile que sí. Que nosotros admiramos la sabiduría del buitre. Esperamos y no corremos peligro. Pero si nos obliga, somos tres hombres armados, y no tendremos piedad. El desierto es así.

—Tampoco tienes prisa.

Ahib interrumpe a su compañero con un simple gesto señalando al extranjero, que parece despertar. Se vuelve hacia el niño traductor y le grita algo entre risas en su lengua

El hombre que dice llamarse Antonio, se ha puesto en pie. Así a contraluz es aún más impresionante, enorme y, sin embargo, de movimientos felinos. Se acerca a grandes zancadas al grupo, hablando al muchacho para que traduzca.

—Ya os dije que estoy muerto, y este lugar es tan bueno como cualquier otro para morir.

—Sigue diciendo que está muerto —comenta el traductor.

—Pero a lo mejor, se lo piensa mejor y...

Ahib—Diceincomprensible.queparecéisbuitres.sonríeantelaocurrencia y saluda quedamente con la mano.

—Mis padres y los padres de mis padres, y los padres de los padres de mis padres hasta mil generaciones antes, vivieron siempre en este desierto.

—Por favor –le interrumpe Ahib–, las historias de mujeres cuéntalas despacio y con detalle, con mucho detalle. Sobre todo, si salen desnudas.

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—Muchas cabras tenía que tener –exclama Peth, palmeando de —Muchas,emoción.muchas, muchas. No podéis imaginaros cuantas, pero no fueron las cabras lo que me volvió loco, si no sus ojos, su sonrisa, sus…

—¿Un culo, cómo? –exclama impaciente Ahib.

—Eso es un poco verdad –reconoce a regañadientes Kevir–, desde la pelea de Milhar y Ahib el Viejo por culpa de una cabra, no tenemos ninguna historia nueva.

—¿Y cuantos años han pasado?, ¿cuántas veces la hemos vuelto a contar y repasar hasta el mínimo detalle? –comprue ba que sus argumentos han hecho mella, y continúa–. Así que Antonio: eres un regalo de los dioses. Ya estás muerto, pero, darás vida a muchos de los nuestros, y tu historia nos aliviará durante generaciones. Porque tienes una buena historia que contar.

—He tenido la suerte de vivir una época que prefiere el aspecto físico al intelecto: Nací en una buena familia, feo como podéis comprobar.

—Y nada que perder –continúa Kevir–. Y a lo mejor, liberar tu ka te ayuda a bien morir. Nosotros haremos que el tránsito sea fácil.

Los oyentes incapaces de disimular el regocijo, obligan a Antonio a esperar unos instantes antes de retomar el hilo de la

Contrariamente a lo que finge su gesto de desinterés encogiéndose de hombros, Antonio espera con cierta aten ción para ver a dónde quiere llegar el hombre del desierto.

—Pero en mi mundo es preferible ser guapo. O como yo, atractivo: gracias a esta nariz ganchuda que casi golpea con la barbilla, las mujeres se peleaban para besarme sin quedar atrapadas en la tenaza; además soy grande, fuerte, y tengo una polla descomunal que me hizo famoso en todo el mundo, sobre todo, porque me encantaba vestirme de manera que se distinguiera bien...

—Estaba buena si eso es lo que queréis saber: un poco estrecha de hombros, los pechos menudos, aunque de pezón grande; escasa la cadera, pero con un culo… un culo…

—La poesía no es mi fuerte, así que imaginaros un culo respingón y bien…

Un coro de carcajadas acompaña a la ocurrencia que ya suena opaca, bañada en la oscuridad de la noche; Antonio apenas distingue el brillo en los ojos de los hombres del

—Creo que es su nariz. Y no os riáis –añade abortando la carcajada naciente–. Otros que la conocieron coincidían en que no había otra explicación: su nariz era enorme y dueña de la cara, perpendicular a la boca, también grande, dividía su rostro como un eje cada vez que reía. Una nariz extraña, que atraía como un faro.

—Cuando quise darme cuenta, ya no me importaba nada. Sólo aquellos ojos, aquella nariz, oírla a mi lado, contarle y que me contara. Según ella también me quería.

—Total y absolutamente. Yo era moderadamente ambicio so, ya era rico y popular y aunque me hubiera gustado llegar a la cima del poder, también estaba dispuesto a pactar, a repartir, a quedarme un poco menos para poder vivir mejor. Pero ella me insistía que no podía decepcionar a todos los

—Vamos a ver. Nos has contado que te acostaste con todas las mujeres que te apeteció, con las más hermosas, las que más cabras tenían, las que más deseaban otros hombres… ¿Qué tenía esta? –pregunta Ahib, haciéndose eco de la duda que flota en el aire.

—Eso debe de ser bueno. Tú la querías, ella te quería…

que vagan por los arenales si oyen a los hombres hablar ¿Entiendes?—Asíes

–Yconversación.nosoylisto: No quiero decir que sea tonto, porque el instinto me ha ayudado a colocarme casi siempre con el viento a favor, pero nunca fui capaz de leerme uno de esos libracos, y mucho menos tragarme un rollo de poesía. Hasta ahí podíamos llegar. Y no os miento si cuento que iba al gimnasio por pasar el rato: Este cuerpo me fue regalado, y la verdad sea dicha, bien me aproveché de ello.

—añade Peth que hasta ahora no había abierto la boca.—Pero yo sé que es mentira.

Kevir y Peth se le quedan mirando con la boca abierta, asombrados de tanta osadía, y el traductor, pillado de sor presa, tarda un buen rato en trasladar sus palabras.

desierto, pero puede palpar la excitación en el aire, antes de continuar con el relato.

—Los hombres no son feos, sólo tienen pocas cabras –interrumpe Ahib.

—Bueno, pero a nosotros, nos interesa más lo otro, ya sabes… –susurra Kevir.

—Mi tío Cayo, me llamaba «la mayor fábrica de bastardos del mundo» cuando no tenía aún veinte años, y hasta mi hermano Lucio, tan feo como yo, pero gordo como un cerdo, sólo de seguir mi estela disfrutó con un buen puñado de mujeres. Me casé con una joven riquísima a cambio de que el padre me pagara las deudas, y tuve un par de críos con ánimo de ser un hombre de provecho, pero a los tres años, había vuelto a las andadas. Senté la cabeza casándome de nuevo con la viuda del tipo más popular de la época, para convertirme en más rico y más popular: todo iba viento en popa, me sonreía el éxito, y ya me veía al frente de los destinos de la patria, porque todos me reían las gracias, y todos y todas querían arrimarse a mí. Y entonces, a mis cuarenta y un años, cuando tocaba el cielo con los dedos apareció ella, y el mundo dejó de existir.

—A nosotros nos gustan los culos grandes, que garanticen buenos partos –explica Peth entre risotadas nerviosas que interrumpen la charla.

—¿Y eso qué importa?

—Lo hice. A los tres años, sabía que sólo quería utilizarme, así que me largué e hice lo que me recomendaban mis asesores: me casé con la hermana de mi enemigo para llegar al poder en paz. Negocié con él convertirme en su segundo o en gobernador de alguna provincia rica, o lo que a él le pareciera mejor, pero en los ocho meses que duraron las componendas, no pensaba en otra cosa que en la nariz de la otra, en su sonrisa, en su culo, en sus polvos gloriosos. Todo el mundo me decía lo bien que había hecho rompiendo con aquella víbora, me felicitaban por mi vuelta al mundo, por mi buen aspecto, por las ganas de luchar…

—¿Y entonces?

—Todo –responde Antonio a la voz de la oscuridad–. Llegó a importarlo todo, a serlo todo. Estaba acostumbrado a mujeres que les bastaba mi enorme verga, que gemían jurando que nunca habían tenido algo tan grande dentro; alababan mi técnica y todas me mentían un «te quiero», excepto ella. Se convirtió en obsesión, en el único deseo verdadero, y como ella sabía que lo esperaba, nunca más lo reconoció. Nunca en estos once—¿Yaños.por qué no te largaste y en paz? –recrimina Ahib que encuentra el apoyo explícito de los otros dos.

25 que esperaban tanto de mí. Y luego me besaba, y me hacía el amor como ninguna me lo ha hecho, aunque ya no me decía nunca que me quería.

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—No debes alargar esto más tiempo.

—Sí, perdí, pero eso no fue lo importante. Lo peor es que ocurrió lo que sabía desde tanto tiempo atrás –continuó tras una leve duda–: que en el momento de la derrota final, ella se iría. Me contó que era por el bien de su familia, de su patria, de su universo, que me valoraba (ni siquiera aquí en ese momento, tuvo el detalle de decirme que me quería) que sabía que yo era importante para ella, pero había cosas más trascendentes que—Quénosotros.complicados sois los de la ciudad –exclama Peth–: acabas de perderlo todo, y sólo quieres que una mujer te diga que te quiere.

—¿Qué dijo? –pregunta Kevir al traductor que despoja con cuidado las ropas del hombre —Decidlemuerto.a…no sé, una tal…Cleopatra que la quiero, que muero pensando en ella.

—Todavía esperas que se arrepienta en el último minuto y vuelva –le reprocha Ahib Antonio se gira hacia ellos a pesar de que las lágrimas arrasan su cara.

Antonio espera unos segundos, mientras la pregunta de Ahib se pierde en el aire de la noche. Sabe que ellos ya conocen la respuesta.

Y sabéis qué os digo? Que si esto es el amor, mejor seguimos sin conocerlo.

—Sí, soy tan imbécil que todavía espero un último gesto, que quiera morir conmigo ahora que no tenemos más futuro que la muerte.

—Lo sé. Nunca vino cuando la esperé, nunca envió un mensaje, sólo dejó que yo lo hiciera por ella, para ella, que yo le rogara, pidiera, me arrastrara…

En el silencio, apenas roto por el crepitar de la hoguera, el tiempo y las figuras parecen haberse detenido, hasta que Ahib en un cuidadoso gesto cargado de piedad, hunde la espada en el pecho del hombre.

—Hacedme un funeral adecuado, guardad una moneda para ponerla en mi boca y quemadme en una pira. Ahora, por favor, ayudadme a morir como un soldadoExtraeromano.suespada, y mientras Peth y Kevir le sujetan de los brazos, Ahib, coloca el filo bajo sus costillas.

—No te preocupes, Antonio –murmura–, sé cómo se hace.

—¿Algo más Marco? –le pregunta con delicadeza.

—No entiendo de amor –le interrumpe Ahib–, y por lo que nos has contado hoy no tengo ningún interés en entender, pero puedo asegurarte que esa mujer no vendrá.

—¿Qué otra cosa podía hacer? –responde un fatigado Antonio, tras el esfuerzo de la huida a través del desierto– Aún me queda el consuelo de que habrá justicia, que el enemigo será implacable: Es desalmado, y ni todos los encantos de las diosas de la belleza lo detendrán. Por una vez, no tendrá trucos ni recursos, no bastarán sus pócimas, afeites, palabras ni llanto. Tendrá que morir como yo, y tendrá que morir de la única forma que ella nunca creyó que moriría: sola.

—Y seguro que te fuiste y la dejaste tan tranquila –remacha cansino, Ahib.

—Volví con ella. Le hubiera rendido un imperio de haberlo tenido con tal de seguir rebozándome en su piel, de seguir oyendo sus quejidos nocturnos. Pero no tuve nada. Me empujó a un enfrentamiento abierto con mi cuñado, a una guerra sin cuartel contra el tipo más frío y calculador que ha existido, contra el más cruel, contra el único al que no podía derrotar de ninguna manera.

—Podéis llamarme Marco –contesta el hombre–, después de todo conocéis mis más íntimos secretos, y nadie es más digno de utilizar tu nombre que aquel que te ayuda a morir.

Marco Antonio apenas esboza una negativa con la cabeza. Pero en un último esfuerzo, balbucea unas palabras apenas audibles.

Antonio ya no responde. Sus pensamientos corren hacia otro lugar.

—Y claro, perdiste.

27 —Esa Cleopatra seguro que será ella, pero unos pobres pastores del desierto no deben meterse donde nadie les llama. ¿Y sabéis qué os digo? Que si esto es el amor, mejor seguimos sin conocerlo.

Los demás asienten ante las palabras de Ahib, y en el más absoluto silencio arrastran el cadáver hacia el interior del desierto para que sirva de pasto a los carroñeros. Antes de adentrarse en la noche y olvidarse para siempre del cuerpo, Ahib se vuelve a contemplarle por última vez: entre las manos, baila la moneda que estuvo a punto de depositar en su boca, un momento antes de decidir que el hombre llamado Antonio, tuvo todo lo que podía desear y ya no necesitaba nada.

Manuela F. Cacao

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]

Galicia es tierra de bosques frondosos. En ellos, el musgo se adueña de la piedra, los árboles centenarios ocultan poderes sanadores y los riachuelos transmiten leyendas de meigas y hombres lobo.

Salió corriendo, estaba aterrado. Pero había más, la leyenda decía más... No se podía centrar en recordar el resto, estaba demasiado sobresaltado, no podía ser visto por la comitiva, su mujer estaba sin atender… Solo podía correr, pero había más.

Sería posible un mal augurio de su pobre mujer, no tenía que haberla dejado tanto tiempo

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«Para quien viera el cortejo sería un presagio, la muerte visitaría su casa».

Se distrajo y se hizo noche cerrada. Debía darse prisa en la vuelta, su esposa estaba enferma y dependía de él.

Cuando no le quedaba casi aliento, su vista alcanzó el pueblo. Según se acercaba veía cómo la gente se amontonaba en la puerta de su casa. ¿Qué era todo aquello? ¡Dios mío! Ya, ya recordaba el resto de la leyenda:

Llegósola.al porche, atravesó la concurrencia que, vestidos de negro, murmuraban y lloraban. Cruzó el salón. Un sacerdote salía de su dormitorio; se dirigió hacia allí. Desde el umbral vio a su mujer rezando junto a la cama. Sobre la cama un cuerpo inerte era velado. Se acercó y reconoció el cuerpo, era el suyo que, ataviado con su mejor traje, aguardaba al sepulturero. su libro de relatos Alta tensión

La CompañaSanta

Por un momento se paralizó. Su padre le había contado la leyenda que decía que, en la noche, las ánimas salían a vagar por el bosque. Un vivo encabezaba la procesión portando una cruz, un vivo que por la mañana no recordaba nada y que poco a poco iba muriendo. Aquel que se cruzara sería el sucesor para encabezar la comitiva. Para escapar de esa suerte, había que hacer un círculo en el suelo, tirarse boca abajo en su centro y esperar a que las ánimas pasaran sobre él. Afortunadamente se encontraba lo suficiente lejos como para no cruzarse.

[De

Nuestro protagonista caminaba por uno de esos bosques. Rememoraba cuando de niño, en ese mismo paisaje, su padre le contaba historias legendarias de conjuros, pociones y malos espíritus.

De pronto se hizo el silencio y la quietud. Las ramas dejaron de moverse, los animales desaparecieron… Únicamente se escuchaba el aullar de un perro. Miró hacia todos lados, la oscuridad era espesa. A lo lejos, una bruma se abría paso al mismo tiempo que comenzaban a oírse unas campanadas con ritmo pesaroso. Sabía de qué se trataba, era la Santa Compaña.

Pilar Solís

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Hace más de tres días que cerré la caja de música y olvidé darle cuerda al corazón. Desconozco su expresión ahora, ignoro si sus pies inertes siguen dando vueltas en la oscuridad. Quizás el tinte azabache que ahora la rodea le ha hecho olvidar la música, que desde hace tiempo, ya no escuchaba. Puede que haya guardado su ilusión en esas manos que ya no le dan la vida.

Hace tres minutos que el gato negro atravesó la puerta. Cerbero felino acechándome, sin tregua. Su mirada arañando sin piedad mi intelecto, desnudándome a la evidencia de abandonar esta larga espera.

Hace más de tres días que el gato negro pasea ante mis ojos. Se agazapa en las aceras, merodea mi puerta por el día y vigila la misma luna todas las noches. Su oscuridad atraviesa las retinas, araña el pensamiento y desvanece la razón.

Hace más de tres días que la caja de música no tiene voz. La bailarina solitaria da vueltas y vueltas, siempre con su misma sonrisa. Danza imaginando las notas que se fueron y no volverán, tan frágil, ingenua e ignorante, con su impoluto blanco roto, ensimismada en la nada.

Hace solo tres segundos que cesó mi respiración y aún siento su mirada bajo los párpados.Unrecuerdo. Un nombre: Pandora.

Pandora31

Juan Depunto

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Cuando le preguntaban de niño qué querría ser de mayor, siempre contestaba con una sola palabra: Mayor. Sintió muy pronto, aún no andaba, los barrotes de la cuna. No paró hasta que se libró de ellos, aunque no dejaron de aparecer sustitutos, unos tras otros, de los que se fue liberando poco a poco como podía…

Qué tiempo tan feliz sin una nube gris y aquel cantar alegre del ayer por nuestra juventud y llenos de inquietud tuvimos fe y ganas de vencer

1. Los barrotes de la cuna

Había nacido en una soleada habitación de un quinto piso antiguo, frente a la torre de la Catedral. Cuando abrió los ojos al mundo exterior, sus primeras imágenes lo fueron de esa torre, de los tejados, terrazas y azoteas cubiertas de los alrededores. Y de la vega, esa inmensa mancha verde al fondo, inmediatamente antes del horizonte delimitado por montañas. Una mancha verde alargada de izquierda a derecha, hoy diría de sur a oeste, con una raya clara, ocre, alargada a su izquierda: la pista del aeródromo. En ella vio despegar y aterrizar, con un halo tremendo de polvo, los primeros aviones de su vida. Entonces había una línea regular a Madrid que al poco tiempo se suprimió hasta

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III. Qué tiempo tan feliz1

Gigliola Cinquetti, 1969

1 Se puede ver en el n.º 75 de Luz Y Tinta, página 46, la nota “Cambio de rumbo” acerca de la estructura general de la obra “El tiempo pasa”, de la que forma parte este capítulo. Publicada la 1ª parte, “Cantando bajo la lluvia”, ahora seguimos con capítulos de su segunda parte, “Toda una vida” y de la 3ª parte “Qué tiempo tan feliz”.

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Las ventanas de esa inmensa casa, cuyo largo, estrecho y oscuro pasillo le sirvió para dar sus primeros pasos (primero sobre los pies desnudos y más adelante calzados de patines o incluso de bicicleta), daban por el otro lado, el de la fachada principal, al antiguo barrio morisco; más hacia la derecha a la alcazaba musulmana, y, en el extremo de ese lado a la gran montaña por donde salía el sol, nevada siempre en esos primeros años de su vida, fuera invierno o verano, de ahí su nombre original.

JuanDepunto(Seguirá).

Sus siguientes recuerdos lo fueron de las campanas, alegres y bulliciosas cada mañana, pero también solemnes en los domingos, a las doce; y tristes, melancólicas, a la caída de las tardes, cuando recordaban a las ánimas y al día que se iba, junto con esas inmensas nubes de vencejos acrobáticos que nunca se chocaban entre sí ni contra las paredes a las que tanto se aproximaban a esas velocidades de vértigo. Le dijeron que esos pájaros negros, veloces, de chirriante pitido, se llamaban golondrinas y que fueron las que le quitaron a Cristo las espinas; por eso había que protegerlas y no se podían cazar, lo que parece ser universal al menos en los últimos 2000 años, desde que apareció el Cristo que luego fue crucificado. Le gustaba, y sigue gustando, verlas evolucionar durante largos minutos, contemplando sus acrobáticos y exactos quiebros.

Siempre echó de menos las montañas que le vieron nacer y que le rodeaban en los 360 grados de su pequeña figura. Unas montañas que las observaba a la redonda, por donde quisiera que se asomase en esa mágica ciudad de sus sueños que lo fueron: siempre había un lienzo de montaña al final de cualquier calle, de todas las calles. Esas montañas, como las mujeres de su vida, le rodeaban y protegían de cualquier peligro real o imaginario, por todos los flancos. Y le hacían sentir seguro, convencido de que cualquier amenaza que pudiera atacarle la vería primero asomarse por ese horizonte elevado, dándole tiempo a correr y refugiarse tras las negras faldas de mujer que le amparaban.

Estas imágenes visuales y las sensaciones que le provocaban, así como las mujeres que le acompañaron todos esos primeros años (su abuela, sus tías, a veces hasta su madre), y sus tíos (a veces hasta su padre), se le quedaron grabadas para siempre en la memoria, algo así a como parece ser que le pasa a los patos, que, cuando salen del huevo, se quedan con la primera cara que ven y la identifican con su madre, aunque sea la imagen de un gato, y ya la siguen a donde quiera que vaya.

Eso le pasó y por eso consideraba que tuvo varias madres y algunos padres; tantas madres como las que le miraban el día que salió de su madre biológica, la que le tuvo en su vientre, a modo de huevo gigantesco, durante nueve largos meses, la que le dio y puso en la vida, dándole todo el cariño que una madre puede dar.

Todas estas primeras impresiones han ido configurando su código de barras, el que le identifica y hace único, añadiéndole una a una sus sucesivas líneas, más anchas o más estrechas, dobles o sencillas. Y este código le indujo a comportarse de alguna manera acorde con sus barras.

35 la construcción, cuarenta años después, del nuevo aeropuerto. Delante de la pista, hacia su casa natal, aparecían, blancas, refulgentes, las casitas agrupadas de los pueblos de la vega y otras sueltas de las huertas.

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Oscar Wilde

O scar Wilde (1854—1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo de origen irlandés.Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y aguzado ingenio.

Wikipedia

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Una noche llegó a la ciudad una golondrina que iba camino de Egipto. Sus amigas habían partido hacia allí semanas antes, pero ella se había quedado atrás porque se había enamorado de un junco. Decidió quedarse con su enamorado pero al llegar el otoño sus amigas se marcharon y empezó a cansarse de su amor, así que había decidido poner rumbo a las Pirámides.

Había un gran muro alrededor del castillo y por eso nunca ví que había detrás, aunque la verdad es que tampoco me preocupaba. Pero ahora que estoy aquí colocado puedo verlo todo y veo la fealdad y la miseria de esta ciudad y por eso mi corazón de plomo sólo puede llorar.

Tal era la belleza del Príncipe Feliz que todo el mundo lo admiraba.

—Mira, allí en aquella callejuela hay una casa en la que vive una pobre costurera–dijo el príncipe–Está muy delgada y sus manos están ásperas y llenas de pinchazos de coser. A su lado hay un niño, su hijo, que está muy enfermo y por eso llora. Golondrinita, ¿podrías llevarle el rubí del puño de mi espada? Yo no puedo moverme de este pedestal.

—¡Parece un ángel!–decían los parroquianos al salir de la catedral.

—Qué raro, si ni siquiera hay nubes en el cielo…–pensó la golondrinita

—Tienes que ser como el Príncipe feliz hijo mío. El nunca llora–le dijo una madre a su hijo que lloraba porque quería la Luna.

—Es igual de hermoso que una veleta, dijo uno de los concejales.

Pero entonces cayó una segunda gota y una tercera. Levantó la vista hacia arriba y cuál fue su sorpresa cuando vio que no era agua lo que caía sino lágrimas, lágrimas del Príncipe

Por encima de la ciudad entera, encima de un pedestal, se alzaba la estatua del Príncipe Feliz. Estaba hecha de finísimas hojas de oro, tenía por ojos dos deslumbrantes zafiros y un rubí rojo en el puño de su espada.

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Cuando ya tenía la cabeza bajo el ala y estaba a punto de dormirse una gran gota de agua cayó sobre ella.

—Soy—¿QuiénFeliz.eres?elPríncipe Feliz

—Ah. ¿Y entonces por qué lloras?

—Porque cuando estaba vivo vivía en el Palacio de la Despreocupación y allí no existía el dolor. Pasaba mis días bailando y jugando en el jardín y era muy feliz. Por eso todos me llamaban el Príncipe Feliz.

La golondrinita escuchaba atónita las palabras del Príncipe.

Su viaje la llevó hasta ese lugar y al ver la estatua del Príncipe Feliz pensó que era un buen lugar para posarse y pasar la noche.

—Por favor, golondrinita, quédate una noche conmigo y sé mi mensajera.

—Lo siento pero tengo que irme a Egipto. Mis amigas están allí y debo ir yo también.

El príncipe feliz

—Pero no puedo hacer eso… —Hazlo por favor.

—No importa, haz lo que te pido por favor.

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La golondrina aceptó los deseos del príncipe y le llevó al muchacho el zafiro, quien se alegró muchísimo al verlo.

Al día siguiente la golondrina le dijo al príncipe:

Se acercó al príncipe para despedirse de él y cuando le dio un beso sonó un crujido dentro de la estatua, como si el corazón de plomo del Príncipe Feliz se hubiese partido en dos.Aldía siguiente el alcalde y los concejales pasaron junto a la estatua y la observaron con—¡Quéasombro.andrajoso está el Príncipe Feliz! ¡Parece un pordiosero! ¡Si hasta tiene un pájaro muerto a sus pies!—dijo el alcalde

Aunque a la golondrina no le gustaban los niños, el príncipe le daba tanta pena que al final accedió. De modo que arrancó el gran rubí que tenía el Príncipe Feliz en la espalda y lo dejó junto al dedal de la mujer.

—Es invierno y pronto llegará la nieve, no puedo quedarme aquí. En Egipto el sol calienta fuerte y mis compañeras están construyendo sus nidos en el templo de Baalbec. Lo siento, pero tengo que marcharme querido p?incipe, volveré a verte y te traeré piedras preciosas para que sustituyas las que ya no tienes. Te lo prometo.

Así que la golondrina cogió su otro ojo y lo dejó en la palma de la mano de la niña, que se marchó hacia su casa muy contenta dando saltos de alegría.

—Pero golondrinita, allí en aquella buhardilla vive un joven que intenta acabar una comedia pero el pobre no puede seguir escribiendo del frío y hambre que tiene.

Llegó el frío invierno y la pobre golondrina, aunque intentaba sobrevivir para no dejar solo al Príncipe, estaba ya muy débil y sabía que no viviría mucho más tiempo.

—¡No! Me quedaré contigo para siempre —contestó la golondrina y se quedó dormida junto a él.

La golondrina volvió junto al príncipe y le dijo que no se iría a Egipto porque ahora que estaba ciego él le necesitaba a su lado.

El príncipe le pidió a la golondrina que le contara todo lo que veía en la ciudad, incluida la miseria, y ésta un día le contó que había visto a varios niños intentando calentarse bajo un puente pasando hambre.

—Me voy a Egipto esta misma noche. Mis amigas me esperan allí y mañana volarán hasta la segunda catarata.

—Pero, golondrinita, ¿no te puedes quedar una sola noche más conmigo?

—No, golondrinita, debes ir a Egipto.

Dios le dijo a uno de sus ángeles que le trajera las dos cosas más preciosas que encontrara en esa ciudad y curiosamente el ángel optó por el corazón de plomo y el pájaro—Hasmuerto.hecho bien —dijo Dios—. El pájaro cantará para siempre en mi jardín del Paraíso y esta estatua permanecerá en mi ciudad de oro.

—Pero allí en la plaza hay una joven vendedora de cerillas a la que se le han caído todas sus cerillas al suelo y ya no sirven. La pobre va descalza y está llorando. Necesito que cojas mi otro ojo y se lo lleves por favor.

—Pero, príncipe, si hago eso te quedarás ciego.

Haz una cosa, coge uno de mis ojos hechos de zafiros y llévaselo. Podrá venderlo para comprar comida y leña.

El príncipe le pidió entonces a la golondrina que arrancase su recubrimiento de hojas de oro y que se lo llevara a los más pobres. La golondrina hizo caso, los niños rieron felices cuando tuvieron en sus manos las hojas de oro y el Príncipe Feliz se quedó opaco y gris.

Al día siguiente la golondrina fue a despedirse del príncipe.

De modo que quitaron la estatua y decidieron fundirla para hacer una estatua del alcalde.Estando en la fundición alguien reparó en que el corazón de plomo del príncipe se resistía a fundirse. Por lo que cogieron y lo tiraron al basurero, pero allí tuvo la fortuna de encontrarse con la golondrina muerta.

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Monchu Calvo

Fue un placer, por su cercanía, como si nos conociéramos de siempre, y luego el lugar que elegimos en ese templo gastronómico que es el restaurante La Encrucijada, de Caso, puso el marco a la charla.

Estudiabaimágenes.ingeniería en Oslo, y cogió un año sabático para irse a los Alpes y comprobar que la fotografía era lo que realmente le gustaba, y se encontró con que las tomas de esquí llamaron la atención de algunos editores que le pagaban bien ese trabajo, pero se encontraban que en Chamonix había mucha competencia, así que después de pensarlo se fue a la embajada española a recabar información sobre las estaciones de esquí, y en el año 1985 carga sus bártulos y se dirigió a Baqueira, porque Sierra Nevada era un paisaje sin árboles, y a los editores les gustaban las fotos con bosques nevados, donde

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Mikael Helsing empezó fotografía como esquiador, como gran parte de su familia, sobre todo en esquí de fondo, pero confiesa que no era excesivamente bueno como esquiador, y que se dedicaba a sacar fotos a sus compañeros, donde en esa faceta si hacia buenas

Mikael fotógrafoHelsing,outdoor

Mi amigo Gobitu Bode me advirtió de que iba a traer a Redes a un prestigioso fotógrafo a nivel mundial, y por internet pude apreciar la maravilla de fotografías que realiza, con la naturaleza como protagonista y principal asociada a los deportes de montaña. Lo coment é con Guendy por si quisiera conocerlo, pero un compromiso ineludible se lo impidió, recayendo en mi la responsabilidad de entrevistarle y trasladar sus palabras a esta revista.

Mikael Helsing, con Monchu Calvo

En 2006 le llama el presidente del comité paraolímpico español de esquí, para que supla la ausencia del que iba a ser fotógrafo oficial en una competición que se celebraba en Turin, una ocasión que supo aprovechar y de la que guarda buenos recuerdos

Le encanta manejar la luz, quizás ahí estribe la diferencia. Viaja con un equipo de flashes portátiles que en las competiciones donde realizaba las fotos les daban ese aire que las diferenciaba del resto. Un maestro a la hora de captar los grandes espacios, y un maestro incluyendo escenas de outdoor, de cualquier especialidad, aunque tenga una espinita clavada con la fotografía de naturaleza, pero que incluya fauna salvaje; aunque reconoce su dificultad, promete intentarlo y nada mejor que Redes para ensayar esa modalidad.Nosdice que la fotografía de naturaleza requiere una buena sensibilidad, hay personas que nacen con ella, aunque también se puede entrenar para adquirirla.

Trabaja con Canon, como fotógrafo probador, aunque sus comienzos fueron con Nikon. Al pasar del terreno analógico al digital se encontró con que esta marca no estaba a la altura de lo que él exigía, de ahí el cambio a la marca rival después de veinte años, a pesar de lo que supone en nuevos objetivos, flashes y demás.

La colaboración con el Comité Paralímpico Español y la Organización Española de Ciegos, ONCE, dio inicio a un capítulo más editando varios libros como “Nos quitamos el sombrero”, “Juntos lo hicimos posible”, “Uno Más”, “Capaces Paralímpicos” y “Un Sueño Cumplido ”de la editorial Servimedia. Otros libros son “Paisaje escrito. Sierra de Guadarrama ”de Montnature y “Rutas por España con SEAT históricos”, una colaboración con la marca española de automóviles SEAT.

Esta fue resumida nuestra charla. En el link inferior se pueden ver sus trabajos https://es.mikaelhelsing.com/

Actualmente está maravillado con la última cámara que tiene en sus manos. La R5 de Canon, colma todas sus aspiraciones, y es enormemente versátil, y con una alta calidad en las tomas que realiza. Confiesa que le ha sorprendido, aunque tarde en acostumbrarse al visor electrónico de la R, por el visor directo de la Canon Eos 1 DX Mark III .

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Nos confiesa que estuvo varias veces en Asturias, y que cada vez le gusta mas, quizás porque le recuerda a su Suecia natal, con sus nieblas, sus bosques, y los ríos y lagos. Redes también lo conocía, pero ahora de la mano de Gobitu, ha recorrido parajes que antes nunca había visto, y está colaborando en un ambicioso proyecto que pronto se dará a conocer, relacionado con Redes y las carreras de montaña.

durante un mes ningún fotógrafo sacó tantas fotos como Mikael, y encima las revistas de todo el mundo se las reclamaban, siendo todo un boom. Luego probó con el ciclismo, y también sus fotos marcaban una diferencia.

Preguntado por alguna foto especial que recuerde, nos dice que ya tiene unos cuantos años, y son muchas fotos especiales, aunque una que hizo en su país natal, en una competición de trineos con perros, a 20º bajo cero y con la nieve cayendo de los árboles, y que fue portada de alguna revista, la recuerda con especial cariño.

Lo que más le gusta es la variedad de paisajes y la luz tan bonita que ofrecen, depende de las estaciones y las horas en que se haga la foto, diferente al amanecer que a la puesta de sol. Un sello característico de las fotografías de Mikael son las naturalezas muertas, como los árboles caídos que suele incluir en sus composiciones

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Mike Reyfman

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lagos de cráter, áreas geotérmicas, campos de lava y ríos Islandiaglaciares

Las asombrosas características geológicas de Islandia son un regalo para los fotógrafos de la naturaleza. La isla es una de las regiones volcánicas más activas de la Tierra, donde se pueden encontrar casi todos los tipos de actividad volcánica y geotérmica. Islandia tiene uno de los paisajes más singulares del mundo. La ira ardiente de los volcanes de la isla, mezclada con el movimiento de los glaciares helados que dan forma a la tierra, ha creado un paisaje espectacular e impresionante que es el sueño de todo amante de la fotografía. Los valles del Rift y los géiseres, las fuentes termales y las montañas de Rhyolite, las formaciones columnares de basalto y los campos de lava, las áreas geotérmicas y los cráteres lunares, los ríos y arroyos glaciales multicolores crean infinitas oportunidades para obtener imágenes impresionantes

Montañas de Rhyolite,

Paisaje en construcción

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Daniel Kordan

Indonesia Odyssey: Komodo, Bali and Java

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Este viaje fue realizado el pasado mes de Agosto 2022. Durante los días del curso fotográfico hemos visitado las áreas más espectaculares de su naturaleza y cultura de Indonesia: Komodo, Bali (incluida Nusa Penida) y Java. Mis favoritos absolutos para explorar en Indonesia. Un viaje como ningún otro. Único, salvaje y maravilloso. Hemos explorado juntos este alucinante viaje. Este recorrido que se repetirá es para aquellos que quieren ver, fotografiar los lugares más ÉPICOS de Indonesia. Ubicado entre las islas de Sumbawa y Flores en la provincia de Nusa Tenggara Oriental, anida el maravilloso Parque Nacional de Komodo. El Parque Nacional de Komodo abarca un total de 9 islas volcánicas (incluidas las islas principales Rinca, Padar y Komodo) y alberga aproximadamente 500 dragones de Komodo y otra fauna terrestre, como varias especies de reptiles, aves y mamíferos. Además, tiene un paisaje impresionante: playas rosadas, arrecifes de coral y montañas y acantilados tan hermosos. Todo eso lo exploramos en un crucero marítimo dedicado específicamente para fotógrafos. Permanecerá en el barco, se le servirán mariscos increíbles y disfrutará de los desembarcos de todos los días. Bali, aprovechamos esta oportunidad viajando con guías locales experimentados para mostrarnos la cultura oculta de Bali en pueblos tradicionales más pequeños y menos conocidos. Es un viaje perfecto para aquellos que quieran practicar en múltiples géneros de la fotografía: retrato, calle, paisaje y viajes. No solo se trae a casa cálidos recuerdos de la sagrada isla de Bali, la isla de los dioses, sino también un portafolio completo que vale la pena como un libro sobre la cultura y el paisaje balineses. Hemos visitado escenarios con personas vestidas con ricos trajes tradicionales, escenarios con bailarines de Barong y Rejang solo para nuestro grupo en lugares perfectamente ubicados de templos antiguos, banianos y cascadas. Volcán Bromo, el verdadero punto culminante de todo el viaje. La primera vista de Bromo fue desde nuestro hotel ubicado justo en el borde con vistas a la caldera volcánica de Bromo. Con 2.392 metros de altura, el monte Bromo no se encuentra entre las montañas más altas de Indonesia, pero su impresionante belleza radica en su increíble entorno. Ubicado a unas 4 horas en automóvil desde Surabaya, la capital de Java Oriental, el Monte Bromo es parte del Parque Nacional Bromo-Tengger-Semeru que cubre un área enorme de 800 kilómetros cuadrados. De pie majestuosamente dentro de la enorme caldera del antiguo Monte Tengger, el Monte Bromo está rodeado por un vasto mar de arena volcánica que irradia cierta belleza mística. Mount Bromo y el área de Tengger también son el hogar del grupo subétnico Tengger que aún conserva sus antiguas tradiciones y forma de vida. Aquí, puede observar la cultura y las tradiciones indígenas únicas de los Tenggerese, incluidos sus rituales y ceremonias.

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A la edad de 7 años, estaba fascinado por la fotografía. Recibí mi primera cámara por su cumpleaños y se fue ahora mismo con esta nueva aventura. Durante todo el periodo de escolaridad y juventud estuve obsesionado con las posibilidades de este medio... fue entonces mi gran pasión. Mi amor por la naturaleza y mi posterior estudio de la biología, fueron otro terreno fértil para la expansión de mis trabajos fotográficos en nuevas y fascinantes áreas. Más tarde, tuve acceso a la fotografía publicitaria. Trabajé con mucho éxito durante 17 años en publicidad, principalmente para la industria automotriz y en moda. Hace diez años, luego comenzó mi agotamiento, estaba demasiado dirigido por otros y bajo presión constante. Finalmente perdí mi alma, caí emocionalmente en un Coma, que nunca terminó y ¡perdí toda mi pasión por la fotografía! ¡Solo después de muchos años dolorosos y difíciles, entonces un milagro, mi milagro! En septiembre de 2013, de repente sentí una fuerza nueva y siempre expectante en mí. ¡Se volvió más y más fuerte y tuve mi segunda oportunidad! Rápidamente me di cuenta de que es posible que nunca vuelva a trabajar externamente con la fotografía, por lo que tenía un fuerte deseo de encontrar formas completamente nuevas y originales de hacer fotografía. Y así se hizo funcionar el deseo como artista dentro de la fotografía.

País: Alemania

Pedro Allert

Peter Allert cofundó Allert & Hoess Photography, con sede en Múnich, en 1989, especializándose en naturaleza muerta, fotografía técnica y científica. Esto lo llevó, mientras estudiaba biología antes, a comenzar como fotógrafo autodidacta. Después de establecer su propio estudio en 1991 y establecer sus propias instalaciones de iluminación, laboratorio e impresión, la compañía hizo su gran avance en 1992 con una serie de fotografías para el portafolio „Joop! —zapatos de mujer». Su lista de clientes posterior es larga y prestigiosa: Mercedes Benz, Audi, VW, BMW, Ford, Philip Morris, McDonalds, Ballantines, Wrigleys, Veltins, Wella, Miele, Bosch, Dresdner Bank, Deutsche Bahn AG, Siemens, LogiTech, MAN, Microsoft, GREENPEACE... por nombrar algunos. Hoy su fotografía en realidad es artística. Sus obras ahora son elaboraciones en conjunto avanzadas. Está trabajando con exposiciones múltiples y diferentes ajustes de enfoque dentro de una fotografía. Además, resalta sus sujetos con focos (luces DEDO) para cada exposición individual en diferentes ajustes y configuraciones.

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Entrevista con Pedro Allert

—Todo sobre la fotografía: ¿Dónde estudiaste fotografía?

—Mi estilo tiene solo un toque analógico, que a menudo se deriva de los primeros días de la fotografía analógica. Estoy fascinado por esta autenticidad que ha dado forma a esta ma ravillosa fotografía. ¡El alma de estas obras únicas es siempre un gran motivador para mi propia fotografía!

—He trabajado durante más de 20 años como fotógrafo profesional. Antes de eso, financié mis estudios de Biología con pequeños trabajos fotográficos. Mis primeras fotos fueron

fotografía de naturaleza, fotografía macro de animales y plantas. Después de esto se añadió la fotografía del retrato.

—Soy autodidacta y me has enseñado todo completamente tú mismo. He estado haciendo todo lo aprendido para hacer todos los procesos de laboratorio analógicos, como películas negativas en color y películas de diapositivas para revelar o ampliar y editar en color. Pero también todos los procesos en blanco y negro que tengo me enseñan ... Métodos como la impresión de bromoil han inspirado mi flujo de trabajo digital en el tiempo actual para orientarme hacia él. Crecí con la fotografía analógica y esto me ha formado en primer lugar. Por lo tanto, ¡ahora puedo tocar este análogo en mi procesamiento de imágenes para lograrlo!

—¿Cómo describirías tu estilo?

—¿Cuánto tiempo llevas como fotógrafo?

¿Tienes un mentor?

¡Edward Steichen y Robert Mapplethorpe! ¡Ambos siempre me han tocado el alma de una manera especial! ¡Pero en general me considero alejado de este tipo de inspiración! Sería demasiado manipulador y determinado por otros, permitir más de lo que hago actualmente...

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—¿Qué o quién te inspira?

—E stoy usando una Canon EOS mark II y un zoom ED 21-70 mm y una lente de 100 mm para retratos. Últimamente he estado fotografiando con la cámara de mis smartphones Gallaxy S4.. solo por probar nuevos

—¿Qué consejo le darías a un joven fotógrafo?

—¿Fotógrafo(s) favorito(s)?

¡Edward Steichen y Robert Mapplethorpe!

—¿Una idea, una frase, un proyecto que te gustaría compartir?

—¿Pasas mucho tiempo editando tus imágenes? ¿Con qué propósito?

—M i procesamiento de imágenes es muy complejo y requiere mucho tiem po, el cual me estoy tomando. ¡A menudo necesito esto más de una semana! Es un proceso, similar a una aventura a través de tu propia alma. Tengo que sentir todo esto, a veces de una manera dolorosa, son emociones puras de mí mismo, que en este trabajo integraré en mis imágenes. No hay motivación necesaria porque es la pura pasión, ¡si ha llegado el momento oportuno! ¡Se trata de ese momento, cuando mis emociones están listas y mi alma se abre por completo!

—L a fotografía es el cable dierekte a mi alma —mis fotos son el reflejo directo de mi alma... estas mis fotos hablan de mis sentimientos y mis emociones. Cada foto cuenta su propia historia profunda. ¡Cada imagen es, pues, una profunda aventura de una parte de mi propia alma! ¡Esto significa para mí que la fotografía de hoy!

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—¿Qué tipo de equipo usas? ¿Cámara, lente, digital, película?

—Mi principal consejo es: ¡Quédate siempre escuchando y sintiendo tu autodeterminación y alma en tu trabajo! Todo debe salir de tu corazón y de tu alma y alimentar tu trabajo.

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¿Algo más que quieras compartir?

—De niño soñaba con buenos espíritus y hadas. ¡Estaba intrigado por este mundo místico! Y así este sueño acompañó mi vida... Cuando volví a sentir mi alma en septiembre de 2013, supe muy rápidamente con este mensaje tratar. ¡Era consciente de que pone un alma especial en algunas, pocas personas! Y esto lo sentí nunca más. Así que esta nueva fotografía tenía que incluir este tema. ¡”Fantasmas y Hadas” y “Almas”!

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Alireza Sahebi

Alireza Sahebi es un fotógrafo de retratos iraní nacido en 1994. Se interesó por la fotografía cuando era adolescente y cuando empezó a trabajar en un estudio de fotografía. Luego continuó sus estudios en el campo de la comunicación visual en la Universidad de Arte y Arquitectura. Eligió la fotografía de retrato por su interés en explorar y reconocer los espíritus y pensamientos internos de los seres humanos. Sigue fotografiando utilizando diferentes géneros porque es un idioma único con muchos dialectos y le permite comunicarse con personas de todo el mundo.

Declaración

¿Has oído un sonido más fuerte que el sonido de tus ojos? Los ojos están vivos, entienden, hablan, se enamoran, los ojos son toda la existencia y no existencia de las personas. Los ojos tienen carné de identidad, y si tienen la oportunidad, expulsarán sin piedad toda su presencia y ausencia. Encontré la fotografía como una forma de descubrir y expresar la interioridad del ser humano y traté de encontrar un lenguaje no verbal, universal y significativo y no lo encontré excepto en mis ojos.

País: Nacimiento:Irán 1994

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El costo de su ropa

En medio de salarios de pobreza y trabajo abusivo, una trabajadora textil de Ban gladesh produce ropa para marcas internacionales. Estas mujeres no reciben un salario laboral y el efecto de esto tiene un efecto dominó en la economía. El alquiler de los trabajadores a menudo no se paga y, cuando están enfermos, no pueden permitirse el lujo de descansar y se necesitan préstamos para cubrir los gastos del tratamiento. Caminan al trabajo, usan ropa barata de mala calidad y sin dinero extra no pueden cuidar de sus familias. Están motivados para luchar por un futuro mejor y esperan que las marcas occidentales con las que trabajan y los consumidores de todo el mundo finalmente los defiendan y, al hacerlo, aceleren el crecimiento económico de Banglades.

Fabeha Monir

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Konstantinos Tsakaladis

Grecia, agosto de 2021. En medio de la ola de calor más intensa y duradera de los últimos 30 años, con temperaturas que alcanzaron los 47 °C, se produjeron cientos de incendios forestales en todo el país.

Incendiosgriegosforestales2021

Según el Servicio Helénico de Bomberos, se registraron 428 incendios forestales en todo el país, con los más fuertes en Ática, Peloponeso y la isla de Evia. En el norte de Evia, donde los incendios quemaron sin control durante una semana los bosques de pinos secos como yesca, más de 2000 residentes y turistas se vieron obligados a evacuar sus aldeas en botes.

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La negligencia del mecanismo estatal para controlar el incendio de Evia en su inicio, dando mayor importancia a la extinción del fuego que amenazaba al mismo tiempo el conurbano norte de la capital, convirtió en cenizas más de 50.000 hectáreas de superficie forestal, agrícola tierra, decenas de casas y animales. El mayor incendio forestal en la historia moderna del país. Esta enorme catástrofe ecológica también ha causado deses peración humana en la región, ya que el bosque era el elemento vital de los residentes de Evia, la segunda isla más grande de Grecia.

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David duChemin

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El encuadre perfecto libro nos habla de la pasión por fotografiar y de cómo poner al servicio de nuestra propia visión del mundo, el arte y la técnica fotográficas. Este libro es una pequeña joya para quien quiera encontrar su visión, la esencia de la fotografía, esto son palabras mías son de Alexa Blois, como las que siguen a continuación haciendo un resumen de mi libro:

“Este libro trata sobre la fotografía apasionada de gente, lugares y culturas. Es un libro sobre perseguir su visión y contar sus propias historias, tan clara y apasionadamente como sea posible mediante fotografías atractivas. Es un libro para todos aquellos que han deseado tomar imágenes de los lugares y personas que aman, tanto si para hacerlo recorren el mundo como si no lo hacen”.

Hoy voy a hablar de El encuadre perfecto, una publicación que pienso que es interesante, no porque sea mi publicación, sino por las críticas recibidas, todas ellas muy positivas y halagadoras, ya va por su segunda edición y unas cuantas traducciones a varias lenguas, esta segunda edición ya se encuentra en español. No es casual, este libro va mucho más allá de un manual de técnica fotográfica o un libro de viajes al uso.

EL ENCUADRE PERFECTO ES IDEAL PARA…

David duChemin, introducción a su libro «El encuadre perfecto»

Es decir, no es un libro de viajes ni tampoco un manual técnico. De este tipo ya existen muchos libros y este pretende aportar un punto de vista diferente. Es un libro sobre la visión, lo más importante que un fotógrafo puede tener y que evoluciona con él desde el mismo instante en el que nace.

CAPÍTULO 1: LO IMPORTANTE ES LA VISIÓN

ESTRUCTURA DE EL ENCUADRE PERFECTO

En este primer capítulo el autor nos habla de lo que para él es lo más importante que tenemos como fotógrafos: nuestra propia visión. Sin ella, la técnica o el arte no tendrían sentido. La visión lo es todo, y nuestro viaje fotográfico consiste en descubrirla.

Pocas veces en una introducción tan breve queda tan bien reflejado el propósito de un libro así que, para empezar, me gustaría citar al propio autor en la introducción de su libro El encuadre perfecto:

El encuadre perfecto

Las 280 páginas de este libro tienen una estructura por capítulos, en concreto 7 más la introducción y un apartado final de reflexiones finales. Cada capítulo se divide a su vez en varios apartados con imágenes del propio autor, experiencias personales y consejos.

Si navegar buscando tu propia visión a la vez que aprendes las técnicas para conseguirlo (narrativas, de exposición, apertura, composición, etc.) te parece un buen reclamo, este libro te va a encantar.

Pero no solo de la visión trata este libro. Lo que realmente pretende es aunar la visión fotográfica, con la técnica y el arte para ofrecer un equilibrio perfecto en el que mover se dentro de la fotografía.

Para ello contamos con el contenido del encuadre, donde la disposición de los elementos es clave, igual que elegir un encuadre vertical u horizontal, o escoger qué elementos queremos (velocidad, exotismo, momentos no decisivos, etc.) incluir y cuáles no.

Cuanto más universal sea el tema que trata nuestra historia, más potente será el mensaje y mayor será el público al que llegue. Pero no solo hay que escoger un buen tema, también hay que explicar una historia dentro de él. ¿Trata de amor, de celos, de soledad, de alegría…?

Para ello nos recomienda fotografiar aquello que nos conmueve, son estas las imágenes las que nos llenan y las que llegan a los demás. El truco es fotografiar algo que nos emocione y conseguir que emocione al que lo observa.

CAPÍTULO 4: CONTAR HISTORIAS

CAPÍTULO 2: DENTRO DEL ENCUADRE

Nuestra labor como fotógrafos es pintar con luz dentro del encuadre de nuestra imagen y conseguir que nuestra imagen diga algo de forma única. Cuando una imagen nos agrada a la vista y al corazón, ya la tenemos.

CAPÍTULO 3: EL ARTISTA Y EL FANÁTICO DE LOS ARTILUGIOS

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En este capítulo aprenderás a ver y trabajar el conflicto dentro de una imagen, a encarar un ensayo fotográfico, a ver cómo se relacionan los elementos dentro de un

Cómo aunar oficio, visión, arte y técnica de forma equilibrada para lograr que, conjuntamente, nuestras fotografías expresen aquello que queremos. En este capítulo encontrarás cómo lograr exposiciones decentes, trucos como exponer para las luces y por qué, aprender a ver la luz, a controlar el triángulo de exposición, a escoger la lente adecuada, y un largo etc.

En este capítulo se tratarán temas como cómo podemos planificar los lugares que vamos a visitar para poder improvisar sobre una base de conocimiento; aprenderás los trucos del autor para explorar los lugares, cómo intenta ir más allá de la postal, conoce gente, va despacio, está presente en el lugar adecuado, en el momento preciso y con el talante adecuado ;)

213 encuadre, cuáles son los elementos que destacan por encima de otros en una imagen y por qué.

CAPÍTULO 5: FOTOGRAFIAR PERSONAS

CAPÍTULO 6: FOTOGRAFIAR LUGARES

No podemos llegar a un lugar nuevo sea este cual sea y desconocer la cultura. Debemos investigar y preguntar, ir despacio, ser humilde y sincero, no tener miedo a equivocarnos, ni a preguntar, ni a relacionarnos, aprender a que todos somos diferentes pero en esencia iguales, a relacionarnos desde el respeto.

CAPÍTULO 7: FOTOGRAFIAR CULTURAS

En este capítulo aprenderás cómo acercarte a la gente desde la humildad y el respeto, cómo superar las barreras del idioma, cuáles son las claves para conseguir un buen retrato, cómo captar la emoción, trucos para fotografiar ancianos y niños, o para conseguir un buen enfoque entre otros.

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SOBRE EL AUTOR

David duChemin es un prolífico fotógrafo afincado en Vancouver. Conocido, en gran medida, por su fotografía de viajes y humanitaria. Es colaborador de Luz y tinta desde hace varios años Ha fotografiado los siete continentes, ha realizado muchísimos talleres de fotografía a nivel internacional y ha escrito mucho sobre el oficio y arte fotográficos.Davides un apasionado de la gente, los lugares y las culturas y ese es el eje de su vida y de su obra.

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Español •

(Photoclub) •

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El encuadre perfecto (Segunda edición)

original: Within the Frame (Second Edition) • Autor: David

• Título:

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• Editor:

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Detalles del libro

• Título duChemin Tapa blanda Anaya Multimedia Idioma: Número de páginas: Precio:

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Pau Audouard

Se formó técnica y visualmente en el estudio de su padre, el también fotógrafo Jean Oscar Audouard. Instalado en Barcelona en 1879, abrió un estudio que trasladó de lugar en diferentes ocasiones, instalándose en la rambla del centro, la Gran Vía de las cortes Catalanas y el Paseo de Gracia. Fue fotógrafo oficial de la exposición universal de 1888 en Barcelona y tuvo instalado su propio quiosco dentro de la muestra, lo cual le dio mucha fama entre la burguesía de la ciudad. convertido en el fotógrafo de moda, de 1886 a 1905 se dedicó sobre todo al género del retrato. acabó sus días trabajando como fotógrafo en los almacenes El Siglo de Barcelona.

Entre sus trabajos más afamados están los realizados durante la exposición universal: fotografías de la construcción de los pabellones, de los visitantes y del ambiente.

Publicaciones seleccionadas

Nació en La Habana en 1856, su padre era fotógrafo y estuvo estudiando pintura en su adolescencia. Con veinte años se traslada a Barcelona donde trabaja los retratos en un estudio de Las Ramblas. En 1879 ingresa en la Sociedad Francesa de Fotografía en la que participa activamente hasta 1894, obteniendo una medalla de oro en París en 1889.

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Fue el primero en modernizar la estructura e iluminación tradicional de los estudios fotográficos, al instalar todo un sistema eléctrico para el trabajo con diferentes luces y escenas. Además, realizó fotografía arquitectónica e industrial, de paisajes, editorial y artística. sus inquietudes no se redujeron al ámbito fotográfico, también se interesó por el teatro e hizo algunas aportaciones al cine de las que apenas quedan muestras.

«Retratos de artistas», en 150 añ os de fotograf í a en la Biblioteca Nacional , Madrid, Ca. 1890; Exposición Universal de Barcelona 1888. Recuerdo, Barcelona, Audouard y ia, 1888; rius, Nuria, Pau Audouard, fotògraf «retratista» de Barcelona. De la reputació a l’oblit (1856-1918)

Es conocido y recordado por sus retratos de famosos de la época, como Eusebi Güell, Àngel Guimerà, Lluís Domènech i Montaner o Josep Puig i Cadafalch.

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2museo arte nacional de cataluña

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marc amb els retrats déusebi bertrand i la seva esposa maria mata juli

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museo arte nacional de cataluña

obres del port de barcelona 3

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obres del port de barcelona

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palacio de bellas artes- instalación de la real casa

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puerto de barcelona. gruas hidraúlicas. máquina motriz

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retrat de maria mata juliá

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Del 1 de julio al 15 de agosto de 2022

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amanecer, por carlos gianoli

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black and whte photo session, por zachar

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borobudur, por daniel

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cascada de agua en el bosque, por milen

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cerros de la patagonia, por guillermo f. fernández

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chinese conceptual photography, por anna

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chinese conceptual photography2, por anna

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conceptual phoptography, por anna

conceptual phoptography, por anna

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265 contraluz, por arantxa

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danzante, por aaron ramírez

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el mar y ella, por daria

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ensayo de azul con luna, por alejandro

fin de visita, por abraham janovski

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fishes, por duong dinh

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fishes, por duong dinh

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future warrior, por sergio vido

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gifts of nature, por duong dinh

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gifts of nature, por duong dinh

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his excellency the cat, por svetlava

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277 jugando con la luz, por catherina

komodo, padar, por daniel

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lago hermoso patagonia argentina, por guillermo f. fernández

lago lácar patagonia argentina, por guillermo f. fernández

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281 mask, por svetlava

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mucha adrenalina, por manolo fernández

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nude, por zachar

284 portrait, por m.dasha

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pueblos blancos de cadiz, por kuriaki

pueblos blancos de cádiz, por kuriaki

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287 puerto de gijon, por pepe latas

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sawarna, java, por daniel

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sawarna, java, por daniel

290 sobre el formulario lleno de contenido, por alejandro

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surf extremo, por milen

292 tempus fugit, por svetlava

torrent duck, por fernando burgalin

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tranvia frieburg, por pepe latas

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tumpak sewu, por daniel

296 venganza, por oleg

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white-throated quail-dove2, por fernando burgalin

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wierschem, alemania, por isadora del valle

wierschem, alemania, por isadora del valle

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