Luz y Tinta Nº 141

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Nº 141 - Marzo de 2024

Ideas,imágenes...metáforas,

Hace unos días, releyendo un texto de Francisco Umbral, me encontré con uno de sus luminosos hallazgos: hablando de un sociólogo y al hilo de su discurso, distinguía Umbral entre ideas y metáforas y explicaba que la filosofía, por ejemplo, se nutre y se expresa con ideas, mientras que su literatura se apoyaba en metáforas como modo de transmisión.

Su propuesta, a más de brillante, es también arriesgada. Efectivamente, algunas disciplinas del mundo de las ideas –aquel mundo ideal, valga la redundancia, de que hablaba Platón– se expresan con palabras que traducen el pensamiento, pretendiendo llegar a la verdad por el camino más corto y sabiendo, como indicaba Kant, que de noche todos los gatos son pardos. En cambio, la literatura se mueve por las trochas de la metáfora, esa comparación a la que le falta un término cuya adivinanza se deja al albedrío del lector que debe llegar a él por un camino que no importa sea más corto o más largo si lo que realmente genera es belleza.

Hasta aquí, de acuerdo sobre poco más o menos. La cosa se complica cuando pensamos en filósofos que utilizan la literatura como medio de expresión, por ejemplo nuestro Unamuno o, más recientemente, Fernando Savater. ¿Dónde aqcaban las ideas y comienzan las metáforas? O, chapoteando en el charco de las hipótesis, ¿que prima en sus discursos la idea o la metáfora? Y ya, arriesgando al máximo, de qué lado del pensamiento dejamos a las unas y a las otras, del árido de la transmisión del propio pensamiento o del más llevadero de la belleza hecha palabra.

Claro que todo ello se complica más si pensamos en otro término que podemos meter en la discusión, o en la reflexión, o en este divagar que he manejado hasta ahora. Y que, dicho sea de paso, tiene mucho que ver con el devenir de esta esta revista y su razón de ser. Me refiero a las imágenes, las fotografías sin ir más lejos, esa captación de la realidad de un momento, o ese momento aprisionado en un clic. Una imagen, una fotografía sin ir más lejos, repito, ¿es una idea o una metáfora? Una imagen ¿es una representación de la realidad (ergo, idea) o una bella traslación de alguna de sus posibilidades estéticas (dígase metáfora)?

Todo ello se complica definitivaente si recordamos aquel aforismo (o mónada, si queremos darle dimensión filosófica), aquel dicho mil veces repetido de que una imagen vale más que mil palabras. De acuerdo. Pero ¿vale más que mil ideas? ¿O más que mil metáforas?

Claro que todo deviene más oscuro si pensamos que muchas imágenes –piénsese en la fotografía documental– sólo se entienden si van acompañadas de un buen pie de foto: palabra sobre palabra.

En fin, ideas, metáforas, imágenes..., formas de entender el mundo quizás, capacidad discursiva de quienes a veces reflexionamos sobre nuestro trabajo y muchas otras salimos trasquilados por la pura realidad, tan concluyente e inabarcable como la vida misma. En fin.

Francisco Trinidad

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Fotografía de portada:

Daniel Kordan

5 Una jornada con Rodrigo Cuevas

22 Próxima parada, “La Benéfica”

43 Desde mi balcón

47 Poetas en la noche

51 Trasiego en los cajones

53 Barberos y cirujanos

59 Armandina

62 Georgy Chernadiev

93 Daniel Kordan

122 Robert Adamec

144 Jordi Bernadó

170 Josefina Cardín

221 Lilian Caruana

245 Marco Cajazzo

Número 141

Mrazo 2024

PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: José Luis Cuendia, «Guendy»

DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Francisco Trinidad DIRECTORA DE COMUNICACIÓN: Lola González

Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com

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Foto Guendy

Una jornada con Rodrigo Cuevas

Una semana especial la que tuvimos la suerte de vivir el pasado mes de febrero, asistimos a la proyección de El Hogar en el Cine Fantasio de Navia; un público entregado volvió a aplaudir la multipremiada película de Julio de la Fuente, al acto acudieron algunos de los actores y figurantes de la película como, Ángel Héctor, Ana Mari Fernández, Maite Menéndez, Felipe Pereda, Juan Manuel Menéndez, el fotógrafo del Meking oof Jesús Álvarez y el fotógrafo del Casting José Luis Maylin. La alcaldesa de Navia, Ana Isabel Fernández y el director moscón Julio de la Fuente hicieron la presentación, y lo cerraron acompañándolos en la mesa el Productor Ejecutivo de la película José Luis Cuendia que también actúa en la misma en el papel de “Matute el buhonero”. Cuendia, aprovechó la ocasión para comentar su experiencia como productor ejecutivo de EL Hogar y su visión de la película, haciendo una comparación de la obra de Julio de la Fuente con las mejores obras del movimiento narrativo cinematográfico del cine italiano conocido como neorrealismo, destacó el enorme paralelismo del final de Roma ,  città aperta (Roma ciudad abierta) y el final de El Hogar, uno de los momentos más bellos de la filmación, las imágenes nos acercan a la esperanza y el porvenir como una metáfora que nos parece vaticinar una vida mejor, dándonos a entender que esos niños, esas nuevas generaciones pueden salvarse de vivir en la miseria.

No debemos de olvidar que El Hogar es un homenaje al cine de Charles Chaplin, en concreto a El Chico, al más sensible humor del Chaplin mudo, ese cine desde el humorismo sin palabras, de vocación universal, que podríamos decir que se sitúa por poco fuera del tiempo, que busca la sonrisa y la emotividad abriendo la puerta a la ternura, en definitiva “sonrisas y lágrimas”, con esos finales felices que resultan improbabilísimos. En el caso de El Hogar, el final resulta bastante sobrio en su construcción, eso facilita que los que vean esta película suspendan su incredulidad y vean en ella al margen del formato (blanco y negro/muda) una historia atemporal creíble alejada de los finales felices inverosímiles e increíbles.

Julio de la Fuente no quiere hacer una contemplación de la miseria y el sufrimiento sino la forma artística de la verdad. El Hogar es una obra que nos ayuda a observar la miseria y el desgarro de una familia pobre que vive en el bosque y encuentra una casa que ocupar con comida y comodidad, y del odio que nace de los seres humanos, bien sean los vecinos del lugar o las autoridades administrativas, oficiales o gubernamentales. Solo algunos los más privilegiados, son capaces de transformar esta historia dramática en humor y humanidad para que el resto, los espectadores podamos digerirlo.

Al día siguiente, 14 de febrero, Julio nos convocó para participar en la figuración de una película que se está rodando en Asturias (Gijón- Llames de Parres) y Rodiezmo (León) la película está producida por la empresa franco-alemana ARTE. Y se trata de unir el paisaje y el paisanaje en determinados rincones de Europa, en este caso el paisanaje está representado por una persona asturiana que en estos momentos destaca en el mundo del arte, se trata de Rodrigo Cuevas.

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Este documental producido por ARTE será vendido a las principales cadenas de televisión europeas y está dirigido por Vanessa Rousselot y el cámara Frodo García-Conde.

Parte de este rodaje se realizó en el Corral de Comedias de Llames de Parres, propiedad de la familia de Julio de la Fuente, el único que queda en Asturias y de los pocos que quedan en España.

Asturias no vamos a descubrir aquí y ahora que es una región hermosa y llena de encanto, con una rica cultura y paisajes impresionantes. Participar en el rodaje de este documental nos brindó una experiencia enriquecedora inolvidable, tanto a Maite, Maylin, Jesús, Pipe, Gaspar, Magdalena y Guendy, como a Julio detrás de la cámara dando su valiosa opinión, que seguro Vanessa y Frodo supieron apreciar, pues Julio de la Fuente fue el encargado de montar la escena que daba vida al interior de un chigre (Bar) de pueblo: aldeanos jugando a las cartas, donde no podía faltar el escanciado de sidra, y hasta un guiri sentado al lado de la barra del bar observando ese paisanaje, tradiciones y forma de vida, donde los mencionados hicimos la figuración.

Así pues, también realizamos nuestro particular making off.

Seguro que el documental será muy interesante pues Asturias tiene una rica historia que se remonta a la época de los celtas y los romanos, y la música tradicional o la danza que mejor representante para hablar de ella que Rodrigo Cuevas.

Nuestro colaborador “El Asturkon” nos describe a continuación la personalidad de este singular artista, sobre todo para nuestros lectores de más allá del charco:

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Foto de Mario Eduardo Blanco

Rodrigo Cuevas es un cantante asturiano, artista multidisciplinar, compositor, acordeonista, percusionista y performance, conocido por su estilo musical ecléctico y su enfoque innovador hacia la música tradicional asturiana.

Rodrigo Cuevas comenzó su carrera musical en 2014 con el lanzamiento de su álbum debut “El espectáculo de la vida”. Su música fusiona elementos de la música tradicional asturiana con géneros como el pop, la electrónica y el flamenco. Sus canciones suelen tener letras humorísticas y satíricas, y su puesta en escena es extravagante y teatral. Su objetivo es reinventar la música tradicional y llevarla a nuevas audiencias, rompiendo con los estereotipos y las convenciones establecidas.

Su fusión de géneros y su estética extravagante lo han convertido en una figura destacada en el panorama artístico. Su trayectoria abarca álbumes aclamados, colaboraciones con diversos artistas y una presencia destacada en diferentes medios artísticos. Único y diferente.

Así pues, Rodrigo Cuevas es conocido por su personalidad carismática y excéntrica, así como por su capacidad para reinventar y subvertir las tradiciones musicales. Ha sido elogiado por su valentía al romper con los estereotipos y explorar nuevas formas de expresión artística. Sus actuaciones en vivo son auténticos espectáculos que combinan música, danza, humor y teatro. Suele vestir trajes llamativos y utiliza elementos escenográficos que añaden un componente visual impactante a sus presentaciones.

A lo largo de su carrera, Cuevas ha colaborado con una variedad de artistas y grupos musicales tanto de España como del extranjero. Ha trabajado con reconocidos productores y ha participado en proyectos colaborativos que han ampliado su alcance musical. Su propuesta artística ha sido aclamada tanto a nivel nacional como internacional, y ha realizado giras por diversos países, llevando su música y su particular estilo a diferentes escenarios alrededor del mundo. En resumen, Rodrigo Cuevas es un artista multidisciplinario que ha destacado a través de su música, su estética, y su personalidad carismática le han permitido ganarse un lugar en el corazón de los aficionados a la música en España y más allá pues sus actuaciones teatrales, ha logrado cautivar a las audiencias con su propuesta única y original.

Su segundo álbum, titulado “Manual de cortejo”, fue lanzado en 2017 y recibió elogios de la crítica por su originalidad y estilo único.

En 2019, lanzó su tercer álbum, titulado “Trópico Lumpen”, que también fue muy bien recibido por la crítica. En este trabajo, Cuevas continúa explorando su estilo ecléctico y arriesgado, incorporando influencias de la música latinoamericana y el pop contemporáneo.

En cuanto a premios y reconocimientos, Rodrigo Cuevas ha sido galardonado en varias ocasiones. En 2018 recibió el Premio MIN al Mejor Directo en la categoría de Músicas del Mundo, y en 2019 fue nominado al Premio MIN al Mejor Artista Revelación.

En 2023 fue galardonado con el Premio Nacional de las Músicas Actuales

Además de su música, Cuevas también ha incursionado en el mundo literario. En 2021 publicó su primer libro titulado “Cuevismos: Apuntes desde la extrarradio”, donde comparte reflexiones, anécdotas y pensamientos sobre su carrera artística y en resumen, una vez más Rodrigo Cuevas nos demuestra que es un artista versátil y multidisciplinario, por ello, está dejando una marca única en la escena musical española.

Y lo último: ‘Romería’. Sobre todo, la del gran Rodrigo Cuevas en el Niemeyer, llevada y compartida al puro paroxismo. Tres funciones para las que ya se habían agotado las entradas a los pocos días de ponerse a la venta. Un auditorio con las dimensiones del Niemeyer de Avilés es un suceso al alcance de pocos artistas. Rodrigo Cuevas lleva ya en esa liga bastante tiempo y el todo lleno es la tónica con la que lleva sumando en su gira ‘La Romería’ , allá donde va se encuentra con un público

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Cuevas con el fotógrafo Jesús Álvarez. Foto de Guendy

que lo venera y disfruta de sus directos en todos los grados de una auténtica fiesta: del baile y el canto, pues Cuevas tiene la capacidad de evocar un estado de sosiego emocionado que invita a concentrarse y sumergirse en la experiencia de escuchar una tonada, no es la tonada que escuchaban nuestros padres, en esta ocasión con su enfoque innovador y su fusión de géneros musicales, logra crear una atmósfera única que captura la atención y admiración de los oyentes.

Ya sea que se trate de una canción animada y enérgica o de una balada más íntima , la música de Rodrigo Cuevas invita a detenerse, prestar atención y dejarse llevar por el poder de la música para evocar emociones y generar una experiencia significativa. Es una invitación a sumergirse en su mundo sonoro y disfrutar de la magia de la música.

El Asturkón

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Foto de Mario Eduardo Blanco
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Foto de Mario Eduardo Blanco
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Foto de Mario Eduardo Blanco
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Foto de Mario Eduardo Blanco
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Cuevas con Guendy
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Foto de Mario Eduardo Blanco
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Foto de Mario Eduardo Blanco.
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Cuevas con Lisardo Suárez. Foto Guendy Cuevas con Maite Menéndez. Foto Guendy
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María Nieves (Madre de Gaspar y Magdalena) Esther, Gaspar, Maite, Rodrigo Cuevas, Lisardo, Maylin, Cuendia, Jesús, Magdalena, Vanessa, 1Foto Guendy.jpg
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Vanessa, Pipe y Julio
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Presentación de El Hogar en Navia. Con el director y productor ejecutivo de la película, alcaldesa y concejal de cultura,
21 cultura, los actores
y figurantes de la película. Foto de Mario Eduardo Blanco

Próxima parada, “La Benéfica”

Después de este día en la vida de Rodrigo Cuevas en el Corral de Comedias de Llames de Parres, con motivo de este rodaje, tuvimos la oportunidad de hacer el making off, y de actuar de figurantes en el documental que ARTE está realizando sobre Cuevas, nos queda lo mejor, la experiencia de haber compartido con él este día, con el placer de compartir mesa y mantel de por medio, y sobre ese mantel la guinda; la real fabada y arroz con leche de Magdalena Llerandi, platos que no son diferentes pero si únicos en cuanto a calidad y elaboración. Qué suerte la de Julio de la Fuente, que está casado con esta excelente guisandera y mejor persona. Ahora queda por cumplir el compromiso adquirido por Rodrigo Cuevas con Luz y Tinta de volver a vernos para entrevistarle, eso será en L’ Infiestu, la villa y capital del concejo de Piloña, y será en La Benéfica, el proyecto de innovación cultural con el que Rodrigo Cuevas busca “crear territorio”.

La nave de La Benéfica fue la sede de la Sociedad de Socorro Mutuo construida en 1926 cuyo objetivo era que los asociados se auxiliaran mutuamente ante sus problemas y atender necesidades que el Estado no cubría y llegó a tener tanto éxito que construyeron una nave rectangular de unos 400 metros cuadrados que funcionó como teatro, salón de baile, lugar de encuentro social y cine.

La nave de La Benéfica paso a ser un viejo edificio en desuso como tantos otros a través de la vida de los pueblos, este ha tenido muchas vidas y la idea de Rodrigo Cuevas fue rehabilitarlo y recuperarlo para que vuelva a ser, en parte, lo que ya fue en el pasado.

Hoy gracias a Rodrigo Cuevas y a Ignacio Somovilla, Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y en Derecho por la de Oviedo con la obtención del Máster en Gestión Cultural en la Universidad del Oeste de Inglaterra (Bristol). Como a Sergi Martí, trabajador social, su ocupación actual está centrada en la participación ciudadana, por lo que está en constante relación con muchas entidades y organizaciones. También ha militado y colaborado con asociaciones comunitarias del ámbito de la salud. Aunque vive gran parte del tiempo en Barcelona, desde hace años se siente vinculado con Asturias, donde está implicado en distintas acciones culturales.

Gracias a los tres y a muchas personas más que están poniendo su grano de arena para que salga adelante se ha recuperado y remodelado este viejo inmueble hasta ahora abandonado, para que sirva como espacio cultural y de acción comunitaria que ayude a frenar la despoblación del concejo

Un proyecto que pone en valor la cultura, la comunidad, el arte y lo rural. La Benéfica es mucho más que un espacio físico, es una idea de cómo vivir y promover la cultura y el arte en un medio no convencional, lejos de las capitales culturales y del gran público.

Pero de ello hablaremos más en su momento, La Benéfica necesita un espacio especial en nuestra revista, como la emplazada entrevista a Rodrigo Cuevas, que pendiente queda.

Fotos: Guendy

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Lisardo Suárez
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Felipe Pereda
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suárezLa partida de cartas entre Pipe Pereda y Lisardo Gaspar Llerandi
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Rodrigo Cuevas, Vanessa Rousselot y Julio de la Fuente
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Rodrigo Cuevas y el cámara Frodo García-Conde
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Rodrigo Cuevas ante la gran fabada de Magdalena Llerandi
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Objetos musicales de Rodrigo Cuevas; a la derecha, ropa y madreñas de Cuevas
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Cuevas con Julio de la Fuente; y a la derecha, un momento del control del rodaje
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Desde mi balcón

Francisco Trinidad

No sé si fue casualidad o un quiebro del destino o una de esas sorpresas que de vez en cuando nos depara la vida. Qué sé yo. El caso es que la semana pasada la vi. Sí, la vi pasar por la acera de mi casa. Estaba yo asomado a mi balcón, dejando pasar el tiempo, mirando a los que pasaban por mirar algo, cuando la vi a ella. Griselda. Mi amor de juventud más querido. No me costó reconocerla a pesar del tiempo.

Iba a escribir mi primer amor, pero no es exacto. Griselda fue mi único amor. Una especie de fogonazo, súbito y deslumbrante, en mi vida anodina y gris. Y la semana pasada, ya digo, pasó bajo mi balcón. Al principio, cuando me di cuenta exacta de que era ella, sin lugar a dudas, el corazón se me paralizó, luego se desbocó y mientras ella caminaba acera adelante, alejándose de mí, me dio una especie de ataque de nervios. Me temblaban las piernas, se me doblaban y me quedé sin voz. Intenté gritar, llamarla, hacerme ver, pero la garganta no me respondió. Y me quedé aferrado a la barandilla de mi balcón viendo cómo se alejaba y como la distancia se convertía en una especie de tornado que arrastraba todos mis pensamientos, todos mis sentimientos, en la misma dirección.

Desde entonces vivo en este balcón, atisbando la acera, esperando que pase otra vez, haciéndome miles de preguntas —adónde iba, qué hacía por aquí, es posible que viva cerca…— y alimentando todos mis recuerdos. Griselda, mi amor, mi único amor.

Nos conocimos en una discoteca. Yo había acudido solo. Ella, con una amiga, con la que cuchicheaba en un rincón cuando la vi. Me llamaron la atención sus ojos. Me acerqué y me recibió con una sonrisa. Sin pensarlo, la invité a bailar, y comenzamos a charlar animadamente mientras bailábamos, mis manos en su espalda, las suyas en mis hombros. Al rato, ya teníamos las mejillas unidas y la respiración al compás. Su pecho aleteaba en el mío y sus labios dejaban escapar una respiración entrecortada. Creo que ella notó mi erección que yo intentaba disimular, aunque me costaba separarme. No sé cuánto tiempo estuvimos así, abrazados, hasta que llegó su amiga y le dijo que tenían que irse. Le cogí la mano y, sumergiéndome en el tono canela de sus ojos, le pedí su número de teléfono.

Nos vimos luego varias veces, incluso una tarde volvimos a la discoteca donde nos habíamos conocido y abrazado y pasamos la tarde apretándonos el uno al otro, jugando con nuestros cuerpos calientes. En aquella esquina oscura en que bailábamos, metí mi mano bajo su blusa y le toqué un seno: en ese momento sentí que ella se abría como una flor de primavera, una flor mañanera esperando verse cubierta de rocío. Nuestros labios, que ya se habían rozado varias veces, se abrieron en un beso largo en el que nuestras lenguas se buscaban y nuestras bocas anunciaban el principio del mundo.

Cuando llevábamos poco más de un mes viéndonos casi a diario, abrazándonos en cada rincón que encontrábamos propicio, le propuse como al descuido que fuésemos una tarde al apartamento de un amigo mío que vivía solo y que estaba dispuesto a dejarnos la llave mientras él pasaba la tarde fuera. No dijo

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ni que sí ni que no, pero por la calidez de su abrazo noté que aceptaba aquella propuesta que a mí me excitaba, supuse, tanto como a ella.

Así que a los pocos días fuimos a aquel apartamento que anida en mis recuerdos como el lugar más romántico del mundo. Nos abrazamos nada más cruzar la puerta, unimos nuestras bocas transmitiéndonos todo el fuego del corazón y, tras bajar la persiana para crear una penumbra acogedora, comenzamos a desnudarnos uno al otro, lentamente, besuqueándonos. Y cuando ya estábamos medio desnudos, ambos tendidos en aquella cama ajena, ella me besó y volvió a besarme, nerviosa, apresurada, y yo le dije que se relajase, que sintiera el momento, que dejase que nuestras lenguas y nuestros sexos lo sintieran, lentamente, apurando todas las sensaciones, ese hormigueo que nos recorre de arriba a abajo aunque a veces, dado lo único del instante, solo podamos sentirlo en nuestras bocas unidas o en nuestras manos buscándose o en esa caricia última, esos dedos que buscan humedades, esos besos que encuentran suspiros. Griselda me miró profundamente y luego, mientras yo acababa de bajarle el pantalón, recostó su cabeza en mi hombro y dejó que el tiempo transcurriera, que las caricias se intensificaran, que nuestras respiraciones se entrecortaran mientras nuestros cuerpos se unían definitivamente, como abrochados por la pasión, como encerrados en su propio destino.

Oh, felicidad, loca felicidad del sexo; intensa felicidad de aquellos dos cuerpos desnudos: cuando la tarde declinaba, después de amarnos, después de dejarnos llevar por la locura de aquellos momentos irrepetibles, le dije mi primer “te quiero”, al que ella respondió con un beso, un largo beso de despedida de aquel apartamento que había asistido a nuestro amor.

Luego nos vimos varias veces más, en cafeterías, en aquella discoteca que disparaba nuestros deseos y a veces, siguiendo el ejemplo de otras parejas, en una esquina del parque resguardada por unos setos. Yo no me atrevía a proponerle volver al apartamento de mi amigo y ella tampoco lo propuso. Éramos una pareja de jóvenes como tantas otras, ardientes y expectantes, en nuestro caso de otra oportunidad que quizás, inexpertos como éramos, no encontramos por no saber buscarla.

Hasta que una tarde llegó, llorosa, se abrazó a mí, sollozando, y me dijo que tenía que irse, que su padre, que era guardia civil, había sido trasladado. “No te preocupes”, le dije, “iré a verte”. Y entonces su llanto se acentuó. Su padre, me dijo, había decidido que tenía que casarse con el hijo de unos amigos suyos del pueblo, un chaval que había terminado la carrera de Derecho y tenía un gran futuro por delante.

Me quedé en silencio sin saber qué decir. Y lo único que se me ocurrió fue cogerla de la mano, en silencio, y llevarla a mi casa. Mis padres tardarían en llegar, así que me decidí, nos metimos en mi habitación donde nos desnudamos con urgencia y con urgencia posé mis manos en su cabeza y le repasé con la lengua el labio superior y después el inferior, terminando el momento con un mordisquito delicioso. Su respiración se aceleraba. La mía parecía una locomotora, y entonces me besó. No esperé más. Mientras me besaba, una de mis manos bajó de la cabeza al cuello y luego a la espalda. Mis dedos se hundieron en su carne caliente y la arrastré hasta sentir su vagina pegada a mi verga, que empezaba a crecer con su contacto.

La acosté. Alzó sus caderas, buscándome, dispuesta al disfrute tanto como yo, con suavidad exquisita, pero con una decisión sin límites. “Relájate y disfruta”, le susurré al oído...

Poco antes de la hora en que calculaba que llegarían mis padres, dejamos la habitación y nos fuimos paseando, sin apenas hablar. A veces nos cogíamos de la mano y sentía su calor circulando por su piel cálida y por la ligera humedad de la palma de su mano. Cuando estábamos llegando a su casa, en la esquina en que

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solíamos despedirnos, quise decir algo, pero se alzó sobre las puntas de sus pies y me besó. “Mejor no digas nada”, me dijo. “Te quiero”.

No volvimos a vernos. Alguna vez la llamé por teléfono, pero nunca estaba o no quiso ponerse, dejando que el tiempo se interpusiera. Que el tiempo fuera la única venda sobre la herida del alma. Un tiempo cruel y sin escrúpulos, que fue pasando, quemando etapas, marcando a fuego los desgarros más crueles. Un día me enteré de su boda, casualmente, por una amiga común. Otro supe que había tenido una niña. Y otro, cruel melancolía, recibí una llamada suya. No sé de dónde sacaría mi número, pero allí estaba ella, su voz hermosa, diciéndome que también ella me echaba de menos, que su matrimonio no era una condena aunque tampoco un regalo, que su hija estaba realmente guapa, con sus ya diez años…

Yo callé mientras ella hablaba, buscando quizás las palabras menos hirientes, arañando lo menos posible mis recuerdos. Luego le dije que estaba bien y no me atreví a decirle que la echaba de menos, ella lo sabía bien, por su propia experiencia. Pero contuve los sollozos, contuve las lágrimas, hasta que ella colgó y entonces me dejé arrastrar por la tristeza, por la desolación de su ausencia y la añoranza de sus abrazos perdidos.

Nunca más supe de ella hasta que la vi pasar bajo mi balcón. Saber que está en la misma ciudad, saber que la tengo cerca sin que ella lo sepa —¿o quizás lo sabe y no puede ponerse en contacto conmigo? —, saber que pasea mi calle me lleva a otro mundo. A ese mundo en el que conviven la esperanza y la desilusión. Esperanza de volver a encontrarla, de volver a amarla. Desilusión, sin embargo, y tristeza infinita, de no encontrarla y haberla perdido quizás para siempre. Griselda, mi gran amor.

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Poetas en la noche

Laudelino Vázquez

¿Qué te parece?

—Que sigues siendo el mismo tonto desde que éramos niños. Y mira que ya hace años que peinamos canas.

¿Pero te gusta?

—Eres mi amigo. Si te digo la verdad y la verdad es que me gusta mucho, no me creerás, más bien pensarás que lo hago para que se te quite esa niebla de tristeza que te acompaña siempre, o simplemente, para que me dejes en paz. Si no te digo la verdad, vas a pensar lo mismo. Y si te digo la verdad y la verdad es que no me gusta nada, vas a pensar que aún estoy enfadado contigo por lo de aquella novia que tuvimos a medias hace treinta años, o que te quiero cabrear porque te han ascendido en la escuela, y ahora eres supervisor mientras yo sigo en mi miseria imperturbable…

—Es verdad que mientes hasta cuando dices la verdad.

—Y también es verdad que la mayoría de la gente huye de ti cuando apareces con uno de tus poemas. O con un puñado de tus muchos poemas, y aprovechas el menor descuido para colocarlos.

—O sea que no te gusta.

—No he dicho eso.

—Pero utilizas un truco que te he oído muchas veces: cuando te ves en un compromiso en temas de arte y quieres quedar bien, hablas de cualquier cosa menos de la obra.

—Tú eres mi amigo.

—Pásame el vino, a ver qué opino después de unos cuantos tragos.

Se queda quieto, sentado sin mover un músculo mientras su amigo saborea con fruición este vino joven, blanco y muy afrutado que siempre fue su preferido.

—Te alabo el gusto por el vino.

—Eso se te da muy bien.

Mientras ríen cómplices, los amigos que ya no cumplirán los cuarenta, se palmean cariñosamente: en sus miradas, siempre hay una carga nostálgica, una especie de pena nunca desvelada. Hablan de amor y de política, mezclan en una misma frase la ineptitud de los funcionarios que han obligado a demoler las obras de contención del río —seguro que se han llevado un buen bocado con las obras que ahora habrá que volver a empezar, cuando el río se lleve lo hecho hasta el momento, como ha ocurrido en los últimos quince años con las tres

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propuestas anteriores—, con las curvas de la vecina que los trae locos a ambos, por más que los celos del marido los obliguen a extremar las precauciones.

De repente, el mayor interrumpe la conversación: en la voz ya se le notan los efectos del vino, pero la euforia le ayuda a subir a las ramas bajas del cerezo junto al que charlan:

El sol enciende el Incensario —reanuda la declamación en el punto en que la interrumpió—, que exhala un vapor violáceo/ lejos una cascada/cuelga de la montaña.

Se detiene un instante, para mirar hacia la ventana de la vecina. Mientras su amigo se parte de risa, continúa recitando:

En un vertiginoso vuelo/rueda mil pies hacia abajo/¿Estará la Vía Láctea cayendo de lo más alto del cielo?

—A ver tú, ahora dime que no es lo mejor que oíste en este perro mundo. Dímelo si te atreves.

—Lo que me atrevo a decirte es que, a pesar de tu experiencia, y de que has seducido/engañado a unas cuantas mujeres con tus “poemas”, sigues siendo un puñetero adolescente, enamorado de la misma muchacha desde hace casi cincuenta años. Soy tu amigo, he oído miles de tus versos, y siempre, siempre, acabarás mencionando el mismo nombre disfrazado: convertirás una cascada cayendo en medio del río en el vértigo del amor que sientes por ella. Y con esa disculpa has engañado a muchas inocentes que creen que todo lo que dices es verdad. Trae acá.

Intenta arrancarle el papel con un gesto, pero su amigo consigue apartarlo con un suave empujón.

—Estás borracho, no puedes hacer nada —le responde riendo.

—Tú también estás borracho.

—Pero siempre fui más ágil que tú.

—Y más listo, más guapo y más rico, pero llevas un día detrás de otro, escribiendo estas cosas porque no eres capaz de entender a las mujeres, y nunca estás satisfecho del todo, a pesar de no faltarte de nada. Y no importa cuantos años pasen, ni cuantas generaciones, en el futuro los hombres seguirán preocupándose por las mismas cosas. Por eso a mí, sólo me interesa la miseria y la lucha contra ella. Los ricos sonriéndose cada vez que ven un pobre pasar bajo su ventana porque así saben que ellos seguirán en el lado caliente de la vida.

¡Bah! —le interrumpe el poeta—. Tú no tienes imaginación, no puedes pensar en nada que no sean tus pobres, así que tampoco puedes imaginar cómo será el futuro.

—Ni me preocupa, pero seguro que pasen los años que pasen los hombres y las mujeres seguirán sufriendo, disfrutando y esperando las mismas cosas. Los hay sabios como yo, que disfrutamos sin casi nada, no nos preguntamos si la hermosa mujer que yació conmigo me quiere o no, me basta con que haya disfrutado lo bastante para querer volver. En cambio tú, bajo tu capa de aparente felicidad, no escondes más que el miedo a perder lo que tienes.

¿Yo qué?

—Tú vivirás permanentemente insatisfecho. Ninguna será tan bella como tu hermosa golondrina, aceptarás el orden establecido con una tibia queja de vino, sin peligro a que nadie te encarcele por lo que escribes….

—El mundo cambiará, estoy seguro —le interrumpe el amigo—. Los seres humanos, aprenderán muy pronto a ser felices y olvidarán estas épocas oscuras.

Aquella noche, como tantas otras, los amigos, acabaron peleándose en broma, completamente borrachos, y como tantas noches, volvieron a sus casas

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contentos como cada vez que se veían, y con la sombra del temor de que fuera la última.

«Mi amigo Tu, sigue creyendo que el mundo cambiará muy pronto, que llegará el tiempo en que todos los hombres sean iguales, y no habrá ni ricos ni pobres. Sueña con la Justicia Universal. Me gustaría que estuviera más conmigo, para convencerle de que disfrute de las cosas buenas de la vida». El poeta que tenía sesenta y un años, y ya sentía cercana la hora del final, volvió a leer lo que acababa de escribir y firmó: Li Po, año 3459.*

Su amigo Tu—Fu, que no sabía que aquel sería su último encuentro, pero parecía intuirlo, en lugar de uno de sus poemas sociales, escribió unas líneas cargadas de nostalgia por su amigo :

Li Po, he soñado contigo/te hallabas ante mi puerta, /pasando la mano por tu pelo blanco.

¿La pena te amarga el corazón? /Después de diez mil/de cien mil otoños/ sólo tendrás el premio vano/de la inmortalidad.

*762 d.C

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Trasiego en los cajones

Gloria Soriano

Abrí el cajón y me pareció oír una risita. Lo volví a cerrar, no me acordaba para que lo había abierto. Al ir a calzarme me di cuenta de que andaba buscando unos calcetines. Volví al cajón. Entonces vi el jersey negro, hacía meses que lo había echado en falta. Estaba en primer lugar, no sabía cómo había llegado hasta ahí. Me alegré de encontrarlo, pero no tanto como para olvidar el desasosiego de las horas de búsqueda. Ya lo daba por perdido y vivía un duelo similar al que me produjo la desaparición del saco de dormir que guardaba en el maletero. A pesar de los años transcurridos, la ausencia de aquel saco aún me inquieta, y no es porque desee llevarlo de acampada, no, es por ese misterio de los casos sin resolver. ¿Dónde van las cosas cuando desaparecen, qué pasa con su alma? Quizá se queda rondando por la casa para atormentarme y hacerme pensar en cual habrá sido su destino. Ya no sé si en estas fugas hay mala intención. Las cosas me parecían buenas, tan buenas como las personas, para quienes siempre había encontrado razones que las excusaban. Recientemente, cansada del poco alivio de tanta comprensión, he incorporado a mi vocabulario los adjetivos ‘malo’ y ‘mala’, que estaban encerrados en el cabás de la cartilla de aprender a leer, y sus poderes terapéuticos han salido a la luz para mi desahogo.

Todo anda revuelto. Los calcetines siguen sin aparecer, no están en el cajón donde siempre han estado, y donde ahora habita un jersey negro. Estoy hartándome de tanto misterio. Cuando de la caja de los botones saltó abracadabra como si fueran los ojos de Santa Lucía, creí que sería la luz para ver las cosas trasegadas, pero el vocablo no funciona. Tendré que buscar entre los cuentos del desván. En alguna parte tiene que estar la palabra que me ayude a localizar lo que se pierde. Desde que decidí aligerar de contenido los armarios y me dio por reorganizar, las cosas están jugando al escondite. Yo quería darles más espacio, pero se ve que estaban acostumbradas a su huequecito de siempre, en el cajón y en mi cabeza. Aunque hubieran preferido permanecer donde estaban, han descubierto que el traslado tiene un punto divertido y se ríen, se ríen del lío que tengo y actúan con picardía. Quiero gruñirles, pero esas risitas me desarman.

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Barberos y cirujanos

Juan Depunto

La gracia del barbero es sacar la patilla de donde no hay pelo. Desconfía de barbero viejo y cirujano joven. El buen cirujano corta por lo sano. Hacen falta 3 meses para aprender a hacer una operación, 3 años para saber cuándo hacerla y 30 años para saber cuándo no hacerla.

De la sabiduría popular y personal.

Las barberías, peluquerías y salones de belleza tienen mucho de confesionario, de patio de vecinos, de sala de espera de médico, vamos, de lugar de tertulia. En ellas se tienen variadas conversaciones procedentes de profesionales muy diversos, al punto que hay quien las ha incluido entre las universidades populares. Un buen barbero sabe hablar de todo tipo de conversaciones y temas donde puede dar desarrollo a su psicología innata o adquirida en su local. Especial cuidado debe tener, convirtiéndose en moderador que no toma partido, cuando surgen temas de política, religión o futbol; en este último caso sabio será si se muestra seguidor de la selección nacional, sin ocurrírsele confesar su equipo particular. La barbería es muy distinta con un solo cliente a con muchos esperando, oyendo y opinando. En el primer caso tiene mucho de sala de psicoanalista y en el segundo de cenáculo. Lástima de que, con las citas previas, tan desarrolladas desde la pandemia, el grupo de espera, cuando lo hay, sea cada vez más reducido.

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Parece ser que el origen de los barberos se remonta a la edad del bronce, es decir, hace más de 3.500 años. Luego, los faraones egipcios y las altas jerarquías de esta civilización acostumbraban a afeitarse el cuerpo, para lo que mejoraron el material y el método, quedándonos el nombre de Meryma’at como el del primer barbero que pasó a la historia.

En la Grecia clásica se aprovechaban las reuniones filosóficas y políticas para arreglarse el cabello y la barba. En la Roma antigua se recoge que un tal Ticinius fue el precursor de los barberos. Entonces se les llamaba “tonsores” y a las barberías tonstrinae”. De ahí deriva el término “tonsura” que es el corte de pelo circular con eje en la coronilla, que la Iglesia Católica practica desde la Edad Media a los clérigos para significar que están entregados a la misma. Fue abandonada por orden papal muy recientemente, en 1972.

En la Edad Media se centra en los monjes y sus monasterios el saber y hacer al respecto, hasta que el Papa Alejandro III les prohibió a los clérigos, en 1163 las operaciones quirúrgicas, que pasaron a los barberos por su disponibilidad y habituación al material cortante, naciendo así los barberos-cirujanos que practicaban extracciones dentarias, sangrías, reducciones de fracturas, curas de heridas y amputaciones. Esta dualidad barbero/cirujano duró hasta los albores del Renacimiento.

A mitad del siglo XV el Parlamento Británico separó las funciones del barbero de las del cirujano. Por esos tiempos surgieron los postes giratorios de cirujanos con los que se anunciaban, siendo las cintas blancas y rojas las correspondientes a vendas limpias y a vendas manchadas de sangre, a los que daba vueltas el viento. Los barberos le añadieron a su poste el color azul, como distinción de los anteriores y recuerdo de sus primitivas funciones, aunque no está del todo

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claro la incorporación de la banda azul, pero es así como llegamos al actual poste tricolor iluminado de barbero.

Tras la separación de los barberos, los cirujanos comenzaron a desarrollarse profesional y académicamente a partir del Renacimiento. Paracelso, médico, cirujano y astrónomo, comenzó a dignificar la cirugía ejerciéndola en su época, los siglos XV y XVI, y rechazando así que fuera una actividad relegada a barberos que no debían ejercer los médicos. Andrea Vesalio es otro autor de referencia de esa época, sobre todo como anatómico; entonces aún andaban muy mezcladas las cátedras de Anatomía y Cirugía, dada la interacción entre ambas disciplinas. Así tenemos a Andrés Laguna, catedrático de anatomía de Madrid y cirujano de Carlos V.

A partir de ahí las disposiciones Reales las van separando, sobre todo por las necesidades militares: Las grandes armadas imperiales (británica y española) demandaban para sus travesías cirujanos expertos y las guerras en tierra hacían otro tanto. Felipe II dispone en 1594 que se dote a la Universidad de Alcalá de Henares de una cátedra de Cirugía y que las Armadas dispongan de médico y de cirujano.

En el siglo XVII se fundan las Academias de Medicina y Cirugía, siendo la primera la de Sevilla que lo hace en 1697. En esa época Sevilla viene siendo prácticamente la capital del mundo, como puerto que envía y recibe naves y mercancías de y para todo ese Imperio en el que no se ponía el sol.

A continuación, en el s. XVIII surge el Cuerpo de Cirujanos de la Armada, de manos de Juan Lacomba, en 1728. Y se crean los Colegios de Cirujanos, siendo

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Cirujanos, anestesista y enfermeras del Hospital

gen del Rocío de Sevilla en la década de los 2000

el primero el de Cádiz, pues es ahora el de mayor tráfico con el Imperio de Ultramar. Y es el catalán de Reus, Pedro Virgili, el que lo hace realidad en 1748. A continuación, se crea el de Barcelona en 1762, a donde se traslada un Pedro Virgili a punto de jubilarse, al que ayudan Pero Perchet, cirujano del Rey y el joven Antonio Gimbernat. Luego se crea el Colegio de Cirujanos de Madrid en 1779 de la mano del catedrático catalán Pedro Castelló y Ginesta quien consigue la construcción del edificio de San Carlos en Atocha, que luego es Facultad de Medicina hasta la creación de la Ciudad Universitaria, y ahora Museo Reina Sofía.

El Profesor Castelló fue también el inductor del Cuerpo de Sanidad Militar, de la Corporación de Balnearios y sobre todo de la unificación de los estudios de medicina y cirugía, en 1827 en tiempos de Fernando VII, quizás lo único bueno que firmó este lamentable rey.

A continuación, la formación de cirujanos en especial y de los médicos en general la pueden consultar en la cita documental nº 5 de la que les extraigo estos párrafos:

…Esta forma de aprendizaje se inició EE. UU. En el Hospital Johns Hopkins (Baltimore) a finales del siglo XIX y se incorporó en España en la década de los años 60 del siglo XX a través de un grupo de médicos españoles, que tras especializarse en EE. UU. impulsaron una formación reglada en determinados hospitales. Estos hospitales, constituidos en el «seminario de hospitales», surgieron como punta de lanza del hospital moderno (servicios jerarquizados, servicios de diagnóstico centrales, archivo de historias clínicas, biblioteca, etc.). El Hospital General de Asturias (Oviedo) en 1963 (hoy cerrado y trasladado al nuevo Hospital Universitario Central de Asturias) y la primitiva Clínica Puerta de Hierro (Madrid) en 1964 fueron los primeros hospitales en iniciar el sistema MIR en España… Pero volvamos a donde empezamos. La formación moderna de los barberos podríamos decir que también nace en Estados Unidos, y concretamente en el Chicago de 1924: La Associated Master Barbers of America (AMBA) le da el impulso necesario a la profesión para hacer de la primera mitad del siglo XX su época dorada. Los aspirantes a barberos aprendían a usar las pinzas, los peines y cepillos, la tijera la navaja, las maquinillas de pelar y afeitar, el bigudí, el secador y la paletina (brocha) para el tinte; también se instruían en alisar el pelo, realzarlo o rebajarlo, rizarlo, cardarlo, moldearlo, enrularlo; aprendían también depilar, a hacer la manicura, a crear mechas y a sacar brillos y reflejos…

Así, las barberías se convirtieron en locales de enseñanza de la profesión y en lugares de ocio. En la actualidad, es una profesión en auge que va mucho más allá del cuidado del pelo y de la barba, ocupándose de la estética y el bienestar masculinos de forma amplia: tratamientos de belleza, estilismo, servicios de spa, etc. Por su parte, la incorporación de la tecnología ha revolucionado las posibilidades de esta profesión con raíces tan antiguas.

Referencias documentales:

1. https://es.wikipedia.org/wiki/Barbero_cirujano

2. https://www.shortcuts.es/breve-historia-de-las-barberias

3. Vázquez-Quevedo, F. La Cirugía en España. Iatros ed., Barcelona 1994, 408 pp.

4. Laín Entralgo, P. Historia Universal de la Medicina. Salvat ed., Barcelona 1975, 7ºt.

5. Tutosaus Gómez J, Morán-Barrios J, Pérez Iglesias F. Historia de la formación sanitaria especializada en España. Educ Med. 2018; 19(4): 229-234.

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Armandina

Esencia de queso casín

Monchu Calvo

Esperanza, del museo de la leche de La Foz de Morcín, me había pedido entrevistar a una de las últimas productoras artesanales, que hubiesen elaborado queso en sus viviendas. Armandina, con 90 años, dedicó gran parte de su vida a elaborarlo y venderlo por los mercados.

Diremos que el queso casín está considerado como uno de los más antiguos del mundo, y hay documentos que lo mencionan en pago de diezmos a los poderosos monasterios de Eslonza, en León, y La Vega, en Oviedo, allá por los siglos XIII y XIV. 64 maravedies y dos duzenas de bonos quesos, era el precio a pagar

Tiene una peculiar forma de elaboración, a base de leche cruda de vacas de montaña y, después de cuajada, se somete a un amasado manual, o de máquina de rodillos de madera, que es lo que le confiere un sabor fuerte y picante. Se acaba poniéndole un marco con el nombre de la artesana. Todos los marcos son diferentes.

La casa de Armandina está situada en el barrio de Las fraguas, en el centro de la capital del concejo, El Campo. Es viuda y vive sola, excepto los fines de semana que recibe la visita de hijos y nietas. Es una mujer que siempre sonríe, y siempre recibe con un abrazo, cercano y entrañable.

La casa es antigua, pero tiene entre sus paredes ese sello que da el paso del tiempo y la presencia humana en su interior. Algún cuadro familiar, antiguas latas que albergaron algún dulce, y la señal de muchos años en los robustos muebles del salón.

Armandina nos hace pasar a la cocina, y nos acomoda en el escaño, delante de un fuego que consume la buena leña que vimos apilada en el portal, y que su hijo Fernando procura tener en abundancia en previsión de los fríos que anuncian por la televisión.

A preguntas de Esperanza nos va contando retazos de su vida, relacionados con la elaboración y venta de quesos, en importantes mercados como el de Avilés y el de Arniciu. Ganó premios, algunos de una cierta importancia económica. Ángel, el estrellu, como era conocido, formaba pareja con gaiteros, tocando el tambor, y pocos lugares de Caso quedarían que no visitasen.

Años duros, que no daban lugar a relajarse, pues había fincas que atender y animales a los que alimentar, pero había ganas de trabajar y menos años, y eso te empujaba a trabajar sin desmayo.

Explicó de forma detallada cómo elaboraba los quesos, cómo empleaba cuajo animal, para la leche, el botiellu, que llamaban, del estómago de cerdo, relleno

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Queso casín

de vino blanco, y pellejos de naranja y limón, y dejando madurar unas semanas, y cómo iba marcando con sus dedos unas señales en los gorollos, que es el queso preparado para fermentar, y luego tapado con un paño blanco los dejaba curar el tiempo necesario. En algún caso, sabemos que se le echaba aguardiente.

Al no tener coche dependía de sus hijos, que la llevaban a ella y sus quesos a los mercados del entorno.

En ocasiones hacia unos pequeños bollinos de pan con queso por encima que tenían gran aceptación.

Transcurría la charla de manera agradable, porque Armandina se parece a aquellas abuelas de los pueblos, a las que nos encanta escuchar, porque mujeres como esas ya van quedando las últimas.

Nos ofreció café que gustosamente aceptamos, y como trasladándonos a otros años, saco el viejo molinillo de mano, en el que deposito unos puñados de granos de café, que molió con paciencia y echó en un cazo con agua. El paso siguiente fue servirlo en las tazas, a través de una manga de tela, que filtró el café a la perfección. Creo que no volveré a tomar un café tan rico como el que aquellas sabias manos nos hicieron.

Los últimos lujos de un mundo rural que se desvanece. Suerte de tener todavía a Armandina Prado Calvo entre nosotros, para sentarnos y escucharla hablar, mientras saboreamos un café “prietu” (solo).

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Georgy Chernadiev

El arte del desnudo artístico se refiere a la representación estética y creativa del cuerpo humano desnudo en el campo de las artes visuales, como la pintura, la escultura, la fotografía y el dibujo. A diferencia de la pornografía, que tiene un enfoque más explícito y sexual, el desnudo artístico busca explorar la belleza, la forma, la expresión y la relación entre el cuerpo y el entorno de una manera artística y respetuosa.

El desnudo artístico ha existido a lo largo de la historia del arte, siendo utilizado por artistas para representar la figura humana en su forma más natural y expresiva. A menudo, el desnudo artístico se ha utilizado como una forma de estudio, tanto para capturar la anatomía y los detalles físicos del cuerpo humano como para explorar temas como la sensualidad, la vulnerabilidad, la identidad y la conexión emocional.

Es importante tener en cuenta que el desnudo artístico puede generar diferentes interpretaciones y respuestas en las personas, ya que la percepción de la belleza y la aceptación del cuerpo varían cultural y personalmente. Sin embargo, el arte del desnudo artístico ha sido valorado y apreciado como una forma de expresión creativa y exploración de la condición humana a lo largo de la historia del arte.

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Daniel Kordan Vietnam, 2ª Parte

Vietnam es un país que ofrece una increíble belleza paisajística con una diversidad natural y una variedad de paisajes impresionantes. Desde las exuberantes montañas hasta las hermosas playas, pasando por los campos de arroz y los paisajes karsticos, Vietnam es un destino que cautiva con su belleza natural.

Sapa: Situada en las montañas del norte de Vietnam, Sapa es conocida por sus terrazas de arroz en cascada y sus pintorescos paisajes montañosos. La región es hogar de diversas comunidades étnicas y ofrece la oportunidad de hacer caminatas y conocer la cultura local.

Da Lat: Ubicada en las tierras altas centrales de Vietnam, Da Lat es famosa por su clima fresco, sus jardines florales y sus pintorescos lagos. La ciudad está rodeada de montañas, cascadas y plantaciones de café, creando un ambiente romántico y encantador.

Estos son solo algunos ejemplos de la belleza paisajística que se puede encontrar en Vietnam. El país alberga una variedad de paisajes naturales sorprendentes que brindan a los visitantes la oportunidad de explorar y maravillarse con su diversidad y encanto.

En otra ocasión me centraré en otros puntos de interés que también he fotografiado y filmado como la Bahía de Halong: Situada en el norte de Vietnam, la bahía de Halong es conocida por sus más de 1.600 islas e islotes de piedra caliza que emergen del agua turquesa. Este paisaje surrealista ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es una de las principales atracciones turísticas del país.

De igual manera el Delta del río Mekong: En el sur de Vietnam, el delta del río Mekong es un vasto y fértil laberinto de canales, arrozales y exuberantes vegetaciones. Es un lugar de gran belleza natural donde se puede explorar en barco y descubrir la vida cotidiana de los habitantes locales.

Y para descansar al final del tour fotográfico que menos que disfrutar de las playas de Nha Trang: En la costa este de Vietnam, Nha Trang es conocida por sus hermosas playas de arena blanca y aguas cristalinas. El paisaje costero de Nha Trang es impresionante, y también ofrece la oportunidad de practicar buceo y disfrutar de la vida marina. Un lugar que seguro que le encantaría al fotógrafo español Arturo Vigil.

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Robert Adamec

Robert Adamec es un fotógrafo checo que curiosamente pidió el ingreso en Moldeando la luz durante el mes en que anunciamos el cierre de la red social. Su entorno fotográfico se circunscribe a su ciudad Praga y a la belleza de sus parques, la flora y fauna de los mismos.

Los parques de Praga son verdaderamente hermosos y ofrecen una experiencia encantadora tanto para los visitantes como para los residentes de la ciudad. Estos parques están llenos de encanto histórico y natural, y se han convertido en lugares emblemáticos que reflejan la belleza y el carácter de Praga. Aquí hay una descripción de la belleza de algunos de los parques más destacados de la ciudad:

Parque Letná: Ubicado en una colina con vistas panorámicas del río Moldava y el casco antiguo de Praga, el Parque Letná es un lugar lleno de belleza escénica. Sus extensas áreas verdes, caminos arbolados y espectaculares vistas de los famosos puentes de la ciudad hacen de este parque un lugar perfecto para disfrutar de un paseo tranquilo y relajante.

Parque de la Isla de Kampa: Situado en el corazón de Praga, cerca del Puente de Carlos, este parque se encuentra en una isla en el río Moldava. Sus prados verdes, árboles frondosos y encantadores rincones crean un ambiente mágico. Además, el parque cuenta con esculturas modernas y antiguas, así como con una impresionante vista del Castillo de Praga al fondo.

Jardines de Wallenstein: Estos jardines barrocos, ubicados junto al Palacio Wallenstein, son un remanso de paz y belleza en el centro de la ciudad. Con su laberinto de setos, estanques con peces dorados y una encantadora sala de música al aire libre, los Jardines de Wallenstein ofrecen una atmósfera serena y un lugar perfecto para relajarse y disfrutar de la naturaleza.

Parque Stromovka: Es el parque más grande de Praga y cuenta con vastas áreas verdes, extensos bosques y un lago. Este parque ofrece una sensación de tranquilidad y serenidad, y es ideal para practicar deportes al aire libre, hacer un picnic o simplemente pasear y disfrutar de la naturaleza.

En general, los parques de Praga se caracterizan por su cuidado diseño paisajístico, su abundante vegetación, sus vistas panorámicas y su ambiente tranquilo. Estos espacios verdes ofrecen un refugio del bullicio de la ciudad y brindan a los visitantes la oportunidad de conectarse con la naturaleza mientras exploran la belleza y la historia de Praga, las fotos de Robert Adamec dan buena prueba de ello.

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Jordi Bernadó

Jordi Bernadó (Lérida, 1966) es un fotógrafo formado en Barcelona, lugar dónde vive y trabaja actualmente. Al artista le interesa la fotografía como una forma de concebir la ciudad, la arquitectura y el diseño urbano y entiende su práctica como una vía de conocimiento. Su ambición y rigor cuando descodifica su entorno ha transcendido en una obra extensa y compleja a la vez. Aspectos como la contradicción, lo absurdo, el azar y, muy a menudo, la ironía son las principales fuentes con las cuales Jordi Bernadó juega para señalar todo aquello que le rodea.

El fotógrafo de arquitectura Jordi Bernadó ha retratado lugares tan dispares como Tokio, Atlanta o Tenerife. En su álbum de viajes, las imágenes están agrupadas en parejas, y si hacemos caso del consejo final (*lea siempre la letra pequeña) las buenas noticias son que la ironía y el humor también forman pareja con la reflexión y la anarquía del lugar representado. ¿Escenas espontáneas o escenografías finamente calculadas? Un detalle casual centra la mirada o califica el entorno al que pertenece en una operación inversa a la lógica. El formato apaisado habitual en Bernadó provoca que los ojos busquen la prolongación de la escena en la foto de la página opuesta. Para ver el mundo (que no mundo) sin salir de casa.

Jordi Bernadó entiende la práctica fotográfica como una vía de conocimiento. Su ambición y rigor cuando decodifica su entorno han trascendido en una obra extensa, personal ya la vez compleja.

El juego con la realidad, la observación de los ángulos ciegos en los que se escapa lo inadvertido son algunas de las constantes en su obra caleidoscópica, que aborda temáticas tan distintas como la identidad, los modos de habitar y la arquitectura, tanto a nivel individual. como colectivo.

Jordi Bernadó ha publicado más de 20 libros entre los cuales destacan Good News* always read the fine print (ganador del Premio Laus, 1999); Very very bad news (ganador del premio al mejor libro de fotografía a PhotoEspaña 2002 y el premio al mejor libro de arte por el Ministerio de Cultura al año 2003) y True Loving and other tales (seleccionado como uno de los mejores libros de fotografía PhotoEspaña 2007). El año 2008 publicó Lucky Looks y en 2009 Welcome to España (seleccionado como uno de los mejores libros de fotografía a PhotoEspaña 2010). Es ganador de la Beca Fotopress en 1993 y de la Beca Endesa X en 2007.

Sus fotografías forman parte de las colecciones de arte público y privado más importantes como: Banc Sabadell, Fundació Telefónica, Bibliothèque Nationale de France, Deutsche Bank Collection, Artium, MUSAC, Fundación Vila Casas, Fundació “La Caixa”, entre otras. También sus trabajos se han exhibido en muchas exposiciones individuales y colectivas en España y en el extranjero, donde ha expuesto en lugares como el Artist Space de Nueva York, la Galería Vu’ de París, el Filter Space en Hamburgo, el Museo Cívico Riva del Garda, la Fundación Telefónica en Madrid, el Fotografie Forum International de Frankfurt o el MAXXI de Roma. Sus proyectos también se han expuesto en galerías como el Centre d’Art de Panera a Lleida y la Galería Senda en Barcelona.

Ganador del Premio del Ministerio de Cultura al Mejor Libro del Año 2002 y del Premio PHotoESPAÑA 2002 en la categoría de Mejor Libro de Fotografía con Very Very Bad News (Ed. Actar, 2002); finalista en el Prix du Livre d’Auteur 2010 en Les Rencontres d’Arles Internationales de la Photographie con el libro Welcome to Espaiñ (Ed. Actar, 2009).

Ganador de la Beca Fotopres y de la Beca Endesa X.

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Artista invitada del mes

Josefina Cardín

Nacida en Santo Domingo, República Dominicana, Josephine Cardín es una fotógrafa de bellas artes que creció en el sur de Florida, hasta que se mudó a Boston, MA en 2006.

Actualmente, Cardin época características psicológicas ha estado desarrollando su trabajo figurativo, inspirado en la música, la danza y lo humano. temas de soledad, aislamiento, melancolía, amor y pérdida. Cardin utiliza bailarines y autorretratos para ilustrar escenas que hechizan, seducen y exploran nuestra sensibilidad humana; a través de historias abstractas con un diálogo visual entre el sujeto y el artista creado a través de una simbiosis de gestos armónicos y arte magnético.

Sus fotografías se caracterizan por ser escenas elaboradas y cinematográficas, con un enfoque en la narrativa y la creación de atmósferas surrealistas.

El trabajo de Cardin ha sido publicado en las revistas The Spoilerï no necesariamente Hand, Lucyï, Canto, beau BU, Scope, F-Stop y Dance; Playbill y el libro Meet The Dancers. Ha expuesto con The Professional Woman Photographers, la exposición con jurado del Museo de Arte de Boca Raton y con The Woman in The Visual Arts. Más recientemente, Cardin recibió una mención de honor para los premios Julia Margaret Cameron 2014 y fue seleccionado como finalista para la exposición PhotoNola/International House Mary Magdalene en Nueva Orleans. Ha trabajado para el Boston Ballet, el Rochester City Ballet, el Arts Ballet Theatre y el Broward Center for the Performing Arts; así como trabajos para clientes corporativos. Además, obtuvo una beca artística del estado de Florida, antes de mudarse a Boston.

Cardin, que siempre fue artista de alguna manera, comenzó como bailarina de ballet y luego obtuvo su licenciatura en Historia del Arte en la Florida Atlantic University, seguida de una maestría en Comunicaciones de la Lynn University. Luego ocupó varios trabajos profesionales en las artes, mientras continuaba produciendo proyectos de fotografía personales y profesionales como autónomo. En 2010, Cardin se centró en dedicarse a su carrera de bellas artes a tiempo completo. Vive y trabaja en Rochester, Nueva York, con su marido y sus dos hijos pequeños.

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Lilian Caruana

Como inmigrante de Italia que creció en Nueva York, le atrae observar a la gente y le fascinaban las diferencias en el comportamiento cultural. Nos dice: Siempre me vi enfrentada al dilema de interpretar y reconciliar las normas y el comportamiento del país de origen con el del país de adopción. Cosas que eran Lo perfectamente normal en una cultura podía ser extraño, incluso problemático, en la otra. Desarrollé “antenas” al tener que leer e interpretar constantemente señales o matices culturales en las interacciones con las personas. Este sentimiento de ser un extraño me hizo querer saber más sobre las personas. , cómo vivían, en qué creían. Buscando esto, la antropología ha sido un estudio de toda la vida que exploro fotográficamente. La fotografía me ha servido como un pasaporte que me permite la entrada a mundos normalmente cerrados para mí.

El tema central de su fotografía son los individuos que están fuera de la corriente principal de la sociedad en general. Ha fotografiado inmigrantes, punks y skinheads, granjeros austríacos en los Alpes italianos, jóvenes del centro de la ciudad y pandilleros. Su trabajo explora cómo los individuos que, ya sea por elección o porque son vistos como “el otro”, viven fuera de la cultura dominante. Su objetivo es explorar cómo los individuos dan forma a su identidad y dan voz a su propia existencia.”

REBELS: Punks y Skinheads del East Village de Nueva York

“El East Village de Nueva York siempre ha sido un paraíso para los luchadores, un hogar para inmigrantes, artistas y poetas. y más tarde el lugar donde nació el movimiento punk. En 1984 se mudó allí y quedó fascinada con los jóvenes que caminaban luciendo cuerpos metálicos, ropa rota, tatuajes y cadenas. Los fotografió en las calles, en los edificios abandonados que llamaban hogar y en clubes como el CBGB donde tocaban su música hardcore. Eran jóvenes que buscaban una forma más auténtica de ser y no veían un lugar para sí mismos en la sociedad en general. Fue emocionante ver, en lo que parecía miseria y disolución, nacer algo. Con valor e ingenio tomaron lotes baldíos llenos de escombros y los convirtieron en jardines urbanos, edificios abandonados en viviendas y la ira en arte, música y comunidad. A pesar de las drogas, la pobreza y la violencia que azotaron el East Village en ese momento, la respuesta creativa estaba ahí, cruda y hermosa, y eso es lo que le interesaba”.

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Marco Cajazzo

Nació en Mazara del Vallo (Sicilia) en 1975. Ahora vive en Catania donde trabaja como ingeniero de software. Comenzó a estudiar fotografía en 2017 cuando un amigo (apasionado por la fotografía callejera) me señaló que tal vez tenía buen sentido de la vista (irónicamente tengo discapacidad visual en el ojo derecho). En los últimos años, algunas de mis fotografías han sido seleccionadas en revistas digitales y en importantes concursos en Italia y en el extranjero (MiamiSPF, ItalianSPF, IstanbulSPF, Urban Photo Awards, etc.). Gané ImagOrbetello (categoría Calle) en 2021 y Observa Street Photo Festival en 2023.

Lo que opina

Estoy profundamente enamorado de la fotografía de Elliott Erwitt y creo que el “Manual del fotógrafo callejero” de David Gibson es un libro histórico para cualquiera que quiera iniciarse en la fotografía callejera. fotografía. Mis fotografías son sencillas, basadas en la observación del mundo que me rodea. Busco superposiciones, coincidencias, rarezas, situaciones surrealistas: todo lo que pueda hacer que el observador diga “¿Cómo es posible?” o al menos hacerlo sonreír. Las calles pueden ser un escenario increíble de belleza y humanidad.

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