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Juan Depunto. Fontilles

Juan Depunto

Fontilles

“La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino más bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos...“ Teresa de Calculta

Me llamo Hansen. Gerhard Henrick Armauer Hansen, es mi nombre completo aunque todo el mundo me conoce por mi apellido. Nací en Noruega en 1841 y me hice médico, con especial dedicación a la epidemiología. En aquel entonces aún sufríamos en el mundo la terrible enfermedad bíblica, la lepra, considerada como un castigo divino (infernal diría yo en todo caso) y de naturleza hereditaria o por promiscuidad, lo que llevaba a la expulsión de los leprosos de las ciudades y obligarles a llevar unas tablillas o unas campanillas para avisar de su presencia. En la Biblia hay abundantes referencias a este mal.

Pero la lepra es una enfermedad infecciosa, trasmitida por la respiración de infectados o el contacto íntimo y prolongado con los mismos. Afecta sobre todo a nervios periféricos (de ahí la pérdida de sensibilidad) y a la piel, aunque también puede dañar a mucosas y diversos órganos. Si no se trata y evoluciona termina produciendo desfiguraciones del cuerpo y severas discapacidades como la ceguera. Se conoce desde hace al menos 4000 años, lo que sabemos por el descubrimiento en la India de los restos de un hombre afectado por la enfermedad.

Yo descubrí la bacteria que la produce, el Mycobacterium leprae, también conocido por mi nombre (bacilo de Hansen), lo que para mí es un gran honor. Para el contagio (que es mucho menor que el de otras enfermedades infecciosas como la sífilis o el sarampión) se

necesita un paciente eliminador de bacilos (no todos lo hacen) y un paciente con predisposición genética a padecerla (una minoría). Su tratamiento, eficaz ¡solamente desde 1982!, es a base de una combinación de antibióticos: la dapsona (una sulfona), la rifampicina y la clofacimina.

A principios del siglo XX se decretó la exclusión social de los leprosos y su internamiento en establecimientos al efecto para ello, las leproserías y los lazaretos (éstos últimos para todo tipo de enfermedades infecciosas, ver Luz y Tinta nº 48 sobre el Lazareto de Mahón), tratando de controlar la propagación de la infección.

La última leprosería que queda activa en Europa Occidental es el Sanatorio de Fontilles, en España, que se ubica junto a “La Vall de Laguar“ en la provincia de Alicante, y es de la que vamos a hablar en este artículo.

La Vall de Laguar se encuentra entre dos sierras, la de La Carrasca, por cuyas faldas discurre el Barranco del Infierno, y la sierra del Cavall. Su altitud está en torno a los 500 m snm, apareciendo en el valle multitud de fuentes y manantiales. A este valle se llega saliendo de la autopista AP-7 por las salidas 62 (Ondara) o 63 (Benisa).

El sanatorio antileproso, llamado de S. Francisco de Borja, se inauguró en 1909 por iniciativa del abogado y mecenas de Gandía, D. Joaquín Ballester y por el jesuita P. Carlos Ferris, que se conmovieron viendo la cantidad de lepra que había por estas comarcas (aún hoy en día aparecen casos en un pueblo del norte de la provincia de Granada). Fue el primero de España dedicado a la lepra y es ahora el último de Europa. Sus instalaciones ocupan 739.000 m2 y en ellas se fueron levantando los diversos edificios, en diseños acordes con la naturaleza del lugar. Este complejo sociosanitario viene a responder al concepto de una ciudad cerrada y autosuficiente, con la práctica totalidad de los servicios; así, dentro del espacio delimitado por la muralla que la circunda (construida en la década de 1920 con 3 metros de altura que rodea toda la propiedad para tranquilizar a los pueblos de la zona de que no se encontraran con leprosos por los caminos, y que hoy en día se conserva en su mayor parte), se establece una ciudad con hospital, consultas, edificios de administración, iglesia, teatro-cine, imprenta, talleres, clínica, residencia de religiosas, casa del médico, cocina, residencia de familiares y residencia de jubilados. Todo ello disperso entre un entramado de espacios libres. Como el centro fue concebido como una colonia-sanatorio, además de la atención

sanitaria ofrecía a los enfermos actividades laborales y culturales, por lo que dispuso de muchos edificios hoy en día cerrados o reconvertidos (carpintería, herrería, zapatería), huertas para su autoconsumo y hasta cementerio propio en las afueras del complejo (a la entrada).

Los centros que actualmente siguen en funcionamiento son el Hospital Ferris, el Pabellón de Matrimonios, el Centro Geriátrico Borja, la Residencia para los cursillistas de los cursos de Formación y el Pabellón de Información, museo y administración.

El Hospital Ferris es el edificio más emblemático. Tiene 90 camas distribuidas en habitaciones dobles e individuales, todas ellas con baño, TV y calefacción. Cuenta con oficina para el equipo médico, control de enfermería, sala de curas, sala de rehabilitación, capilla privada, dos comedores generales, sala de recreo, sala de reuniones, un patio interior ajardinado etc. En la planta baja se encuentran también los despachos de consultas externas donde se atiende a los pacientes controlados de forma ambulatoria.

Situado sobre una colina destacada, pretende ser el símbolo de la Institución. Se terminó de contruir, según proyecto del arquitecto Manuel Peris, en 1929, es decir con bastante posterioridad al resto de pabellones disgregados por todo el recinto. Tiene planta cuadrada y dos alturas, con patio central y rematado en esquinas por torreones, si bien y para adaptarse al terreno, en su cara sur dispone de una planta semienterrada con una fachada distinta al resto del edificio. Es una arquitectura de construcción sencilla pero muy sólida, con muros de carga de piedra procedente de la propia explanación y forjados de viguetas metálicas. Dispone de una geometría clara que establece la proporción entre los distintos cuerpos del edificio. Torreones y claustro surgen de la relación entre los módulos,

quedando un edificio cerrado hacia el exterior y abierto hacia su gran patio interior. El claustro aparece como elemento de relación dentro del edificio, desarrollándose el resto de dependencias como elementos funcionales y complementarios ligados al mismo. El patio, con fuente central y aspecto entrañable y sosegado se constituye como centro del microcosmos, desarrollándose la vida del edificio alrededor del mismo. Se dispone de arcos en la planta baja y de dinteles en la planta alta. En cuanto al color se juega con el verde de las cornisas, el pétreo de los pilares, el blanco de los paños, la luz y sombra de los claustros, etc. Resalta el color verde de las carpinterías, característico de todo el sanatorio.

El Pabellón de matrimonios es el más antiguo del complejo; está reformado en pequeños apartamentos para matrimonios. l El Centro Geriátrico Borja era un antiguo pabellón que quedó en desuso. Fue reformado y convertido en residencia para mayores. Inaugurado en 1998, cubre una fuerte demanda sanitaria de los pueblos colindantes dando servicios a residentes asistidos y válidos. Cuenta con un servicio médico y de enfermería ininterrumpido de 24 horas. Pertenece a la Asociación de Residencias de Ancianos no lucrativas de la Comunidad Valenciana RENOVA y está adherido al programa de la Consellería para financiar estancias en residencias de tercera edad.

El sanatorio ha tratado en todos estos años a unos 3000 enfermos de lepra, atendidos por el personal sanitario médico y de enfermería, más la presencia permanente de la Hermanas Franciscanas y los Padres Jesuítas, a las que se añadieron los primeros voluntarios, hombres y mujeres, de los que dispuso este país, antes de que existieran las organizaciones humanitarias no gubernamentales.

Además de los servicios para tratar la lepra, el complejo sociosanitario de Fontilles cuenta desde 1998 con el “Centro geriátrico Borja” y desde 2013 con el “Hospital Ferris” que ofrece estancias temporales para postoperatorios, rehabilitación y enfermos crónicos.

Fontilles cuenta además con investigación y formación especializada en lepra y otras enfermedades ligadas a la pobreza. Imparte cursos anuales para personal médico y paramédico desde 1948, habiendo pasados por ellos más de 3000 profesionales. Desde 1944 edita la “Revista de Leprología”, única en castellano en el mundo. En 1969 Fontilles se incorporó a la Federación Internacional de Asociaciones contra la Lepra (ILEP) y contribuye con ayudas económicas a otras asociaciones de la ILEP. En 1986 inició Proyectos de Cooperación Internacional propios en la India y a finales de los 90 en Brasil, China, Guinea Ecuatorial y Nicaragua. Hoy día mantiene Proyectos de Cooperación Sanitaria en Africa, America Latina y Asia, tanto para lepra y enfermedades afines a la pobreza, como para facilitar el acceso a la salud y mejorar las condiciones de vida.

Desde 1910 publica la Revista “Fontilles” desde donde trata de sensibilizar sobre todas estas cuestiones.

El País publicó un reportaje el 14 de mayo de 2021 acerca de este complejo sociosanitario de Fontilles, destacando que por su aislamiento consiguió que no entrara en sus instalaciones la temina Covid.

En fin, apreciados lectores, espero que con mis informacions junto con las de JuanDepunto hayáis podido haceros una idea de lo que ha representado y sigue siendo Fontilles.

Referencias documentales: 1https://es.wikipedia.org/wiki/Sanatorio_San_Francisco_de_Borja 2https://es.wikipedia.org./wiki/lepra 3 https://es.wikipedia.org/wiki/Vall_de_Laguart 4www.fontilles.org (Folletos de la Fundación Fontilles) 5Lamet, PM. Un hombre para los demás: Joaquín Ballester Lloret. Ed. Borealia, Barcelona 2005. 318 pp. 6Bonilla J, Bertolín A. Fontilles: El modelo valenciano de colonia sanitaria. Ed. Generalitat Valenciana, 2010.248 pp. 7Revista Fontilles nº 1029 de septiembre de 2021. 7. https://elpais.com/sociedad/2021-05-14/el-coronavirus-no-pudo-entrar-en-el-ultimo-sanatorio-amurallado-de-la-lepra.html?ssm=whatsapp

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