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Conversaciones sobre la reforma a la salud

El pasado 23 de junio concluyó la edición 29 del Foro de la Salud de la ANDI, que este año coincidió con los 30 años de expedición de la Ley 100 de 1993, que transformó el sistema de salud en Colombia.

Como es tradición, el foro es el lugar de encuentro de los actores del sector y el espacio en el que se discute la coyuntura actual, pero también la visión del sistema y sus retos a futuro. En los últimos años, marcados por la pandemia, la conversación estuvo centrada en cómo asegurar la mejor respuesta posible, social y sanitaria, al que ha sido el mayor desafío que ha tenido nuestro sistema en su historia reciente. Este año, la reforma a la salud ha estado en el centro de la agenda y el foro nos permitió escuchar las diferentes visiones desde los representantes del Gobierno y demás actores.

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Sin lugar a duda, los escenarios de reforma traen a la discusión oportunidades para el sistema y deben ser punto de encuentro de los actores. Conversar a partir de las coincidencias facilita abordar los aspectos en disenso. De la reforma a la salud hay temas de enorme pertinencia. Es indiscutible que el modelo debe adoptar estrategias de prevención y promoción de la salud, y que es imperativo profundizar el acceso en la ruralidad y las zonas dispersas con salud de calidad.

En buena hora se plantean acciones intersectoriales para gestionar los determinantes sociales de la salud, que tanto inciden y tan poco dependen de la acción directa del sistema de salud, impactando su presupuesto. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de fortalecer la infraestructura pública en salud y mejorar las condiciones del talento humano. Pero mucho, cuando no todo, de lo que se ha planteado en este proyecto existe en la regulación actual. Quizá en algunos aspectos falta reglamentación y quizá en otros, mejor articulación.

Por eso, lo importante para construir esta y cualquier reforma es que quienes tienen a su cargo la inmensa responsabilidad de su trámite, reconozcan que contamos con un sistema que ha logrado importantísimos avances en cobertura y calidad, y que ha conseguido garantizar un plan de beneficios amplísimo, con un gasto en salud menor que el promedio OCDE y también uno de los gastos de bolsillo más bajos, en ambos regímenes (contributivo y subsidiado)

Estas, que pueden ser calificaciones en abstracto, ajenas al ciudadano, se reflejan también en el alto nivel de aceptación que tiene el sistema para los usuarios. Los colombianos valoran su sistema de salud y mayoritariamente no quieren cambios sustanciales.

Desde luego no es un sistema perfecto, debe ser capaz de adaptarse y evolucionar para responder progresivamente a las demandas de la población. Esto es posible a partir de las capacidades existentes y de un debate técnico que incluya todas las voces, sobre todo las de los pacientes y sus familias. Si la reforma no conduce a mejorar las condiciones de atención para ellos, el debate será estéril; si la reforma no se construye desde el reconocimiento a los avances en salud que ha tenido el país en estos treinta años, será regresiva.

Desde la ANDI, estamos convencidos de la importancia de seguir tendiendo puentes, a partir de la opinión constructiva y el diálogo técnico. Los pacientes y el sistema de salud requieren siempre de la acción coordinada entre los sectores público y el privado, pues no es posible el uno sin el otro, y es en el terreno de ese reconocimiento y de la confianza, desde donde se puede avanzar en la construcción de la reforma que el país y los pacientes necesitan.

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