El libro de las estaciones | Silvia Nataloni

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[El libro de las estaciones]

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Obra seleccionada en convocatoria abierta 2019-2020 Mascarón de proa editorial

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Silvia Nataloni

[El 2020
libro de las estaciones]

En su ritual, la voz de Silvia Nataloni, urde y trama estaciones para que nosotros seamos, junto a ella, sombra, anhelo, silencio, deseo, suspenso y soledad.

¿Podremos huir de las estaciones que nos cruzan entre el dolor y el erotismo?

Ese es el desafío y estas son las palabras que me acompañarán en el recorrido por el laberinto de [El libro de las estaciones], que la poeta hechiza y multiplica. Por momentos Vivaldi me acompaña, resplandece con los mismos colores que la poeta escribe.

Podríamos asociar la lectura de los poemas al ciclo de las estaciones, otoño invierno primavera verano con sus implosiones y explosiones de vida, reconociendo que las mismas se entrecruzan, gestando entretiempos donde se torna espinoso diferenciarlas. Esta asociación y el entrecruzamiento de las estaciones, en el libro, dan origen a un poemario que, como relámpagos, por momentos, lo ilumina todo.

En estación del silencio, la voz de la poeta nos acerca al abismo cuando “la ciudad es un silencio de pájaros en retirada”, una ciudad sin árboles, un silencio forzado que no podrá recuperar, “será in-

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Hay rituales que se inventan para sobrevivir

útil podar los ciruelos”, entonces.

El silencio del espanto ante el adiós es un silencio de invierno que la palabra no puede designar.

Silvia Nataloni no esquiva poner el cuerpo, bucearse para encontrar la palabra en la que se reconoce. Sabe que la vida regresa cada primavera, no hay nada que tuerza ese destino. La vida nace en y con cuerpos deseantes, la primavera trae en su vientre el erotismo, la sensualidad que aguarda despertar en las sábanas “anoche florecieron los jazmines en la comba de mi espalda en las veredas de mi cuello en el piélago de mi boca”.

La mujer y la tarde oliendo a peperina, a libertad, “a nosotras que / ceñimos nuestros cuerpos a la danza de las libélulas”.

Hembra es la mujer que recorre el poema con sus dedos, con sus dientes y que con su lengua balbuceante lo liba hasta hacerlo gozar.

Todo encuentro con el poema tiene su despedida, pero siempre queda el anhelo de dormir y “ser aullido”, de buscar “el perfume a yerbabuena” que se fue con los espinos, de reconocer tus manos en la lluvia para ser entrega “hecha magia”.

El anhelo no es más que el rechazo a la soledad, cuando la poesía se quema toda y la orfandad nos envuelve. Pero ella sabe de la persistencia de su voz “encontraré las palabras para nombrarte”. Si la poeta gime y anhela rescatar su voz, “ya venía rota desde el tiempo en que ardió toda la casa”. “De trapo, de andrajos, de sobras como aquella muñeca ahora calcinada” para nombrar la historia que quiso nacer y no fue, pero que sigue siendo.

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“Escribo desde mis ruinas / desde mi decir a medias”, sabe de su voz ahogada y sabe que no hay sombra de la noche que alcance a rozar lo que la seduce y maravilla, Silvia Nataloni marcha al silencio.

Sombra que atraviesa el dolor de la infancia y suspenso alrededor de su cuello, una soga y un banco “estremeciendo los muros del poema cuando” la soga cede, y ella es un papel arrojado al viento de la noche.

“Duelen poco sus gritos a lo lejos. No habrá septiembre que nos libre de la sentencia”.

Podríamos decir, que este poemario nos regresa a la vida. Nacer y morir guardando el misterio de las cicatrices que cada ser humano descubre, cuando se mira y se piensa a sí mismo. Aquello que fue, da sentido a su vida y escritura. Tal vez un modo de sanar y reparar.

El desamparo de la muerte está y estará en suspenso sobre nuestros cuerpos pero la palabra del poeta, con sus singulares estaciones, vendrá a ofrendar belleza para alivianar su peso.

Con y en la palabra de la poeta, Silvia Nataloni en su [El libro de las estaciones], podemos afirmar que la muerte se repliega cuando la vida estalla.

Cuánto se parecen nuestras estaciones.

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Ernestina Elorriaga

Agradecimientos:

A Marcelo, a la Adri, a Rubén por alentarme a transitar las estaciones y por guarecerme cuando la lluvia.

A mis marzos y mis abriles.

Cuatro estaciones del silencio

Sobre la pared enmarcado en madera y protegido por un vidrio descansa el árbol del pasado que conduce al diciembre de la infancia.

Hubo que clavar ese cuadro para ahogar el silencio útero que descolgó tanto grito al nacer.

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La ciudad los pierde y no le importa. Los deja frente a los colmillos y se desentiende para siempre de ellos.

La ciudad es un silencio de pájaros en retirada que nos empuja al ensordecedor abismo.

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A mí que se me tropezaban las palabras contra los dientes que no tenía espacio en la garganta para ponerlas a dormir que me quemaban en la punta de la lengua y salían en desaforados buscapiés.

A mí, se me escapó un gélido silencio de espanto cuando dijo adiós.

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—Comienza agosto –digo, por decir nomás.

Mi madre me mira un silencio de espinas le apaga los párpados y comprendo que será inútil podar los ciruelos.

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Hay rituales que se inventan para sobrevivir, por Ernestina Elorriaga 9

Cuatro estaciones del silencio

Sobre la pared 19 La ciudad los pierde 20 A mí 21 Comienza agosto... 22

Tres estaciones del deseo el amanecer sabe a primavera 25 la tarde huele a peperina 26 la noche pulsa incendio 27

Cuatro estaciones del anhelo

No se juega a la mancha 31 Abrazada a tu silencio 32 No hay espejismo 33 Sumergida en tu misterio 34

Tres estaciones de la soledad

Ya venía rota 37

Ya estaba rota 38 La muerte no fue más ni menos piadosa 39

Cuatro estaciones de la sombra

El viento se cuela en la almohada 43

Un espejismo recurrente 44 Ya no hay estrellas 45 Una pared no deja de llover por las esquinas 46

Tres estaciones del suspenso

Hay un adiós suspendido 49 Como hojas en remolino 50 Cuelga 51 Epílogo 53

Silvia Nataloni

Cordobesa (por nacimiento y por opción), mamá de Mariano y Joaquín (en estricto orden de aparición), bibliotecaria (para tener muchos libros sin tener que pagar por ellos), torinera y entusiasta de las palabras...

Desde septiembre de 1996 se corta el pelo sola.

Hace mucho tiempo discute groseramente frente al televisor con los periodistas que comentan estupideces.

Ha desarrollado un inusitado control para contener insultos en cualquier sala de espera. Construyó una casa con cada marido que tuvo.

En 2008 se compró por fin un Grand Routier modelo ‘81, años más tarde lo sacrificó para construir su última casa.

Desde que tiene memoria no soporta que le embolsen la mercadería en el supermercado.

Hace tres años vigila la cantidad de cigarrillos que fuma poniéndolos en una latita.

Jamás a fin de año se propuso metas para el año siguiente.

Actualmente compra muchas pinturas de uñas que nunca usa y hacía 23 años y 11 meses que no se cortaba el pelo de la manera en que lo tiene ahora (que no es como figura en su foto de solapa).

Planea jubilarse entre los años 2032 y 2037. Además, batalla diariamente contra los miedos, le tiemblan las manos y sabe que es por sus inseguridades, esconde sus angustias todo el tiempo respondiendo yo muy bien, ¿y vos?, se refugia en el abrazo de su compañero, en la mirada futuro de sus hijos, y en la risa de sus amigas.

Obra de portada

(acuarela)

Carolina Martínez

Títulos publicados: 13. [El libro de las estaciones] | Silvia Nataloni 12 Acaso el viento | Norma Starke 11 Entre ventanas | Gustavo Tisocco 10. Mareas rojas | Anamaría Mayol 9. No sabrías escribir mi nombre | Marcelo Dughetti 8. La casa | Noelia Palma 7. Patitos degollados | Gustavo Borga 6. El libro de las plegarias | Enrique Solinas 5. Pólvora de paz | Álvaro Olmedo 4. Animal empalabrado | Daniel Tomás Quintana 3. Un rayo a tiempo | Raquel Graciela Fernández 2. Los ángeles no tienen tumba | Claudia Tejeda 1. Música fenicia | Mario Moral s

Nataloni, Silvia

El libro de las estaciones / Silvia Nataloni; comentarios de Silvia N. Barei; ilustrado por Carolina Martínez; prólogo de Ernestina Elorriaga. -1a ed.- Villa María: Mascarón de proa, 2020. 64 p.: il.; 23 x 14 cm.

ISBN 978-987-47106-9-7

1. Poesía Argentina. I. Barei, Silvia N., com. II. Martínez, Carolina, ilus. III. Elorriaga, Ernestina, prolog. IV. Título. CDD A861 contacto con la autora: silvianataloni@gmail.com

Título original: [El libro de las estaciones] Poeta: Silvia Nataloni Prólogo: (Ernes)tina Elorriaga Ilustración de portada: Carolina Martínez Contraportada: Silvia N. Barei Foto de solapa: Joaquín Abt Volumen de Colección: #13 | 2020 Logo editorial: Julieta Karaman Coordinador: Darío Falconi

© 2020 Silvia Nataloni

© 2020 Carolina Martínez © 2020 Silvia N. Barei © 2020 Joaquín Abt © 2020 Ernestina Elorriaga © 2020 Mascarón de proa editorial

Las opiniones realizadas en las publicaciones de la Editorial son exclusiva responsabilidad de su/s autor/es y no reflejan, necesariamente, el punto de vista ni del Editor ni de la Editorial. Permitida la reproducción parcial con permiso del Autor y/o Editorial. A tal efecto se ruega citar correctamente las fuentes. La reproducción total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos será penada por las leyes 11.723 y 25.446. s

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La tipografía seleccionada para esta colección de poesía pertenece a la familia que creara el tipógrafo, impresor y grabador de matrices francés Claude Garamond en el Siglo XVI y que se identifica con su apellido. Desde hace ya varios siglos es considerada clásica dentro del denominado estilo antiguo y ha sido musa inspiradora para nuevos tipógrafos, debido a su legibilidad y ligadura entre caracteres. Esta versión diseñada por Georg Duffner, liberada bajo la licencia SIL Open Fonts License (ofl), se denomina “EB Garamond” en su versión 08 y 12, Regular e Italic. Los tamaños empleados en este libro van desde los 08 a los 24 puntos. Debido a que (hasta el momento) esta tipografía no posee versión en Bold, hemos optado por la negrita de la clásica Garamond para suplir esa carencia. sssssssss

poesía al frente 2020

Queda hecho el Depósito que establece la Ley 11.723

Hecho e impreso en Argentina – Made and Printed in Argentine Impreso en Gráfica del Sur – Juan B. Justo 5951 – Córdoba – ARGENTINA

Impreso en papel Bookcel de 80 gramos, con una portada con solapas en cartulina de 300 gramos cuidada con OPP Mate, fondeado a un color y una encuadernación fresada.

Mascarón de Proa

Villa María | Córdoba | Argentina www.mascarondeproa.com.ar contacto@mascarondeproa.com.ar www.facebook.com/mascaron.editorial www.instagram.com/mascaron.editorial

ISBN 978.987.47106.9.7

En el octavo mes del año 2020 pleno invierno de pandemia se imprimió esta primera edición de [El libro de las estaciones] de Silvia Nataloni

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