Un lugar interminable | Julieta Vittore Dutto

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Un lugar interminable s

Obra seleccionada en convocatoria abierta 2021-2022 Mascarón de proa

Colección Pleamar

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Un lugar interminable

2022

Vivir es construir un puerto y un barco al mismo tiempo. Y terminar el puerto mucho después del naufragio.

Yehuda Amichai

Lo que el aire deja ver –el cielo, el sillón, las plantas, el cielo–yo no lo veo. Veo el aire, sólo el aire.

Me imagino al viejo Yehuda haciendo lo mismo. Sentado en el balcón mirando la ciudad amarilla, el desierto, fumando un pucho y pensando en el agua. En cómo el pelo de su amada sus ojos su boca su sexo son todo agua que él ha bebido y que ahora le falta. Ausencia, inútil mar que no sacia.

El único elemento sin ambigüedad es el aire: es bueno cuando está. Ahí aparecen las imágenes ahí se propagan los olores ahí la palabra se hace carne ahí viven los pájaros y los ángeles. De aire están hechas las almas

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el vínculo no se puede tocar. El tacto anula la mirada los ojos anulan la mirada yo también me senté a mirar los espacios sin ver la casa cuando él la dejó.

El amor es un residuo de recuerdos suspendidos en el aire.

Quisiera contarte esta colección de fragmentos. Unirlos como dijes de un collar y atarlo a tu cuello. Son mis brazos los hilos. Están agujereados todos los centros.

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La coleccionista

De chica dejaba en blanco las últimas dos páginas de todos mis cuadernos. Creo que no sabía qué otra forma podía adoptar un fin. Mamá, en cambio, no era una persona reservada. Solía decirme que si ella hubiese sabido que un día tendría que morirse, hubiera preferido no nacer. ¿Por qué todo lo que empieza se termina?, decía y ajustaba los bordes de la sábana debajo del colchón. Cuando por fin le tocó, me di cuenta de que su muerte no solucionaba nada. Era menos que la resignación y menos también que la esperanza. Sentí que estaba frente a algo injusto y lloré porque morir no era lo que ella quería. Me traje sus cenizas a casa. Empecé a juntar tapitas, monedas, ediciones de diarios. Un día fui al río y junté piedras y caracolas. Pensé en cuidarlas, en darles un lugar que pareciera interminable, así que guardé todo atrás de una vitrina. Con el tiempo el hobby se volvió una costumbre. La costumbre, compañía.

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Un escalofrío me sube por la espalda. Es tu sombra que viene por detrás y se detiene.

Yo estoy sentada en el balcón. La ciudad se extiende ante mis ojos.

No quiero olvidar el horizonte. Quiero darme vuelta y besarte pero no quiero olvidar nunca el horizonte.

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El oficinista

Este cuerpo que antes supo volar, ahora que toca el suelo no lo recuerda. Recuerda, cuerpo, me escucho repetir mientras me hundo en el sillón donde transcurro cada tarde, después de llegar del trabajo, preparo un café, un sándwich de mortadela y me pongo a leer a Plutarco, reconstruyendo una de las Vidas que a cada rato me resulta más probable que la mía. Si bien me fascina, yo sería un historiador mediocre. Siempre creí demasiado en las historias, en la vocecita interna /que me seduce a confiar ciegamente en lo que dicen los demás, /como si me lanzara a los brazos de un adolescente hermoso. Vale la pena recibir ese regalo sin hacer demasiadas preguntas. Después, bueno, el rechazo me hace digno de algo que nunca /creí merecer. Lo importante es que nadie puede quitarme el placer de haber tenido ese cuerpo blando y caliente frotándose contra el mío, rozándome con su barba apenas crecida, haciéndome cosquillas en el cuello, la oreja, bajando con su lengua hacia mis costillas… Supongo que la verdad no es más que la fuerza con la que me aferro a lo que deseo, a lo que hubiese querido que pasara. A veces, eso es la posibilidad de prolongar en la memoria algún acierto, otras, simplemente el lugar por donde me escapo a buscar lo desconocido. Como Teseo, cuando se adentraba en el laberinto, sabiendo que era él quien le abría el camino al hilo rojo que más tarde (o jamás) lo llevaría de vuelta.

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Amanece, las lavandas huelen a ropa limpia y la incertidumbre al rocío de la mañana. Casi todo entre nosotros es desconocido y aún así, al abrir los ojos, lo primero que hacemos es buscarnos.

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La masajista

A veces creo que los cuerpos son un invento de mis manos. Otras, que mi tarea es restaurar figuras de arcilla resecas a la intemperie.

Una vieja instructora me decía que mientras más nos parecemos al polvo más nos acercamos a la tierra que nos va arrebatando de a poco.

Me acuerdo de ella cuando ofrezco el catálogo de esencias y escucho cómo cada nombre dibuja con la lengua el recorrido futuro de mis dedos: salvia almizcle canela mirra menta madreselva.

Los pacientes se desvisten y se acuestan boca arriba en una estera de junco. Algunos cierran los ojos, otros giran la vista hacia un lado. Yo los miro entristecida y les pregunto con caricias lo que piensan.

Antes de aprender a hablar, la piel no conocía la distancia.

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Índice

Lo que el aire deja ver... 11 Quisiera contarte... 15 La coleccionista 17 Un escalofrío me sube por la espalda... 19

El oficinista 21 Amanece, las lavandas huelen... 23

La masajista 25 Ya es invierno pero quedan... 27

El jardinero 29 Ahí estás... 31 El marinero 33 El brillo de la tarde baja... 35

El monje 37 Escuchá la lluvia Escuchá... 39 El ciclista 41 Todo se perdió... 43 La pintora 45 Ahueco las palmas... 47 El vecino 49 El aire está lleno de motivos... 51

La traductora 53

La sombra de las montañas... 55

La enamorada del muro 57

Llegamos... 59

La multitud... 61

A veces las palabras... 63 El susurro 65 Las nubes son el recuerdo... 67

Julieta Vittore Dutto

Julieta Vittore Dutto nació en Córdoba, Argentina, en 1995. Estudió Letras Clásicas en la Universidad Nacional de Córdoba. Algunos de sus poemas aparecen en AYMAG, La Guacha y Un Mundo en Llamas, entre otros.

Un lugar interminable es su primer poemario.

Este libro está dedicado a Valentina Ríos y Verónica Cuello, mis eternas vecinas. Gracias por colmar de alegría estas páginas y los años.

Gracias a Pablo Natale, Santiago Cabanillas, Renzo Blanc, Sofía Contreras, Laura Ascenzi, Lourdes Leblebidjian, Sergio Cuenca, Emiliano Salto, Malena Tatián y José Martinez, por la escucha, la lectura compartida, la camaradería.

A Darío Falconi, por cuidar de estos poemas (y aguantarme). A Josefina Vidal Diaz, por las manos tan sensibles.

Gracias a Gabriela Beltramino, Emma Lloyd, Zuleyma Martínez y Amanda Mauri Riverola, por creer en mí, a veces más que yo misma.

A Anita Sánchez que está directa o indirectamente en todo lo que hago.

María Laura Andrade Laso, Marcela Villaça, Gaia López Barrera son todo lo bueno que perdura.

Paula Robins me va marcando sin falta el camino.

Leandro Suárez, Juancito Murua y Lautaro Reinoso me regalaron música que ha sido aliento, sustento y retorno a la calma.

No habría música en mi vida sin Franco Vittore, Lucía Vittore, Coqui Dutto, Claudio Vittore y Mariana Ortega. Gracias por hacerme cantar.

A mis abuelos, Polo Dutto y Nené Valdemarín, por la suavidad de su presencia desde otros mundos.

Paulita Asis, donde quiera que estés, te amo.

Gracias a Jiga Raina y Ashish Tikoo, por el cariño y la paciencia.

Gracias a Anmol Tikoo, por ser conmigo un lugar.

Obra de portada

Fragmentos (Un lugar interminable) Técnica mixta, 2022 Josefina Vidal Díaz @josefinavidaldiaz

Colección

Pleamar

24. Incomodar a la muerte | Fernando de Zárate 23. Un lugar interminable | Julieta Vittore Dutto 22. El desvío era la órbita | Pablo Carrizo 21. Calavera, luz y pasto | Francisco Rapalo 20. El libro de los mitos | Matías López 19. Las flores que mis hijos dejan en los libros | Noelia Palma 18. Alitas de pollo congeladas | Gustavo Borga 17. El libro de Guillermo | Daniel Ruiz Rubini 16. Los restos del día | Verónica Andrea Ruscio 15. El derrumbe de los tulipanes | Lily Chavez 14. Zarmina | Valeria Pariso 13. [El libro de las estaciones] | Silvia Nataloni 12. Acaso el viento | Norma Starke 11. Entre ventanas | Gustavo Tisocco 10. Mareas rojas | Anamaría Mayol 9. No sabrías escribir mi nombre | Marcelo Dughetti 8. La casa | Noelia Palma 7. Patitos degollados | Gustavo Borga 6. El libro de las plegarias | Enrique Solinas 5. Pólvora de paz | Álvaro Olmedo 4. Animal empalabrado | Daniel Tomás Quintana 3. Un rayo a tiempo | Raquel Graciela Fernández 2. Los ángeles no tienen tumba | Claudia Tejeda 1. Música fenicia | Mario Moral

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Vittore Dutto, Julieta

Un lugar interminable / Julieta Vittore Dutto; comentarios de Pablo Natale. -1a ed.- Villa María: Mascarón de proa, 2022. 82 p.; 23 x 14 cm. ISBN 978-987-48626-6-2

1. Poesía Argentina. I. Natale, Pablo, com. II. Título. CDD A861 contacto con la autora: julivittore@gmail.com

Título original: Un lugar interminable Poeta: Julieta Vittore Dutto Dirección de colección: Darío Falconi Texto contraportada: Pablo Natale Ilustración de portada: Josefina Vidal Díaz Volumen de colección: #23 | Pleamar | 2022 Logo editorial: Julieta Karaman Maquetación y diseños: Darío Falconi

© 2022 Julieta Vittore Dutto © 2022 Pablo Natale © 2022 Mascarón de proa

Las opiniones realizadas en las publicaciones de la Editorial son exclusiva responsabilidad de su/s autor/es y no reflejan, necesariamente, el punto de vista ni del Editor ni de la Editorial. Permitida la reproducción parcial con permiso del Autor y/o Editorial. A tal efecto se ruega citar correctamente las fuentes. La reproducción total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos será penada por las leyes 11.723 y 25.446. s

fuente tipográfica

La tipografía seleccionada para nuestra colección Pleamar de poesía, pertenece a la familia que, originalmente, fuese diseñada y creada por el impresor, grabador de punzones y matrices Claude Garamond, allá en la primera mitad del Siglo XVI en París, Francia.

Desde hace ya varios siglos es considerada clásica dentro del denominado estilo antiguo y ha sido musa inspiradora para nuevos tipógrafos, debido a su legibilidad y ligadura entre caracteres. Esta versión diseñada por Georg Duffner y Octavio Pardo, liberada bajo la licencia SIL Open Fonts License (ofl), se denomina “EB Garamond” y aspira a convertirse en una fuente “excelente y clásica” dentro de las diversas versiones de la familia.

EB Garamond “reproduce fielmente el diseño original: la fuente de las formas de las letras es un escaneo de un espécimen conocido como el espécimen de Berner, que fue compuesto en 1592 por Conrad Berner, el yerno de Christian Egenolff y su sucesor en la imprenta Egenolff. Este ejemplar muestra las tipografías romana de Garamond y cursiva de Granjon en diferentes tamaños. De ahí el nombre de este proyecto: Egenolff-Berner Garamond” github.com/georgd/EB-Garamond

Mascarón de proa adoptó a EB Garamond desde nuestro primer libro y, a pesar de que su versatilidad inicial estaba reducida, resolvimos escollos tipográficos con variantes de otras fuentes. Hacia fines de 2019, la familia se actualizó y nos permitió el uso de negritas, seminegritas y estilos de diferente peso, logrando de ese modo maquetas más naturales, orgánicas y bellas.

Mascarón deproa

Sobre
la

poesía al frente 2022

Queda hecho el Depósito que establece la Ley 11.723

Hecho e impreso en Argentina Impreso en Gráfica del Sur Juan B. Justo 5951 – Córdoba – ARGENTINA

Impreso en papel Bookcel de 80 gramos, con una portada con solapas en cartulina de 300 gramos cuidada con OPP Mate, fondeado a un color y una encuadernación fresada.

Mascarón de Proa

Villa María | Córdoba | Argentina www.mascarondeproa.com.ar hola@mascarondeproa.com.ar www.facebook.com/mascaron.editorial www.instagram.com/mascaron.editorial

ISBN 978.987.48626.6.2

En el último mes del año 2022 se imprimió esta primera edición de Un lugar interminable de Julieta Vittore Dutto.

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Mascarón de proa poesía al frente #mascarondeproapoesia

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