RUMBOS DE LIBERTAD Y PROA A LA MUERTE

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Bruma norteña (1926) Romancero del mar (1930) El poema de mi gratitud (1930) Maretazos (1947) Barlovento (1951) Seis de los santos lugares del poeta (1956) Bronces de mi costa (1956) Nuevos maretazos (1974) Rumbos de libertad y Proa a la muerte (1985)

Ayuntamiento de Comillas

Jesús Cancio

A partir de la proclamación de la Segunda República, Jesús Cancio introdujo en su poesía algunos elementos combativos que no aparecían en su etapa anterior, sin por ello abandonar su espíritu religioso, destacando los romances dedicados a la exaltación de la Fiesta del Primero de Mayo. La sublevación militar, abortada en Cantabria, le llevó a cultivar un tipo de poesía militante y beligerante, como sucedió con la mayor parte de los poetas que permanecieron fieles al Régimen legalmente constituido. Estas creaciones, muchas de ellas espontáneas, fueron publicadas en la prensa entre 1936-1937, y se encuentran inspiradas por el ardor ideológico del momento y el deseo de trasladar tanto a los milicianos de los frentes como a los civiles de la retaguardia las ansias de libertad imperantes. Con la pérdida de la guerra y su inmediato encarcelamiento, nace otro tipo de poesía en la que recoge las impresiones de cuanto sucede a su alrededor y las noticias que le llegan del exterior: escrita a escondidas en unos rústicos cuadernos, logró preservar tales composiciones y le acompañaron en el instante de su excarcelación, en 1941. Finalmente, todas ellas se publicarían en forma de libro en el año 1985.

Olas y Cantiles (1921)

rumbos de Libertad y proa a la mueRte

Obra poética:

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rumbos de Libertad y proa a la mueRte Jesús Cancio

Salvador Jesús Cancio Corona nació en la villa de Comillas a las seis de la mañana del día 8 de diciembre de 1885 y falleció en Polanco hacia las dos de la tarde del 23 de agosto de 1961. Tendría solamente 10 años cuando, accediendo a los deseos maternos y defraudando las ilusiones paternas de hacerle marino, ingresó en el Seminario de Monte Corbán. Pero la aparición de una violenta enfermedad que, andando el tiempo se cobraría la vista del poeta, le obligó a desistir de los estudios eclesiásticos cuando apenas había cumplido los 16 años. Su primer libro, publicado en 1921, es Olas y Cantiles, donde ya se revela Cancio como uno de los grandes cantores del mar. En sus libros de antes de la guerra civil aparece su preocupación por los tipos y ambientes marineros, en poemas largos, predominando el romance con marcado ritmo modernista, unido a la musicalidad de un verso con el aire popular en la composición. Los azares de la guerra y su militancia republicana llevaron al poeta a un encarcelamiento tan penoso como injusto. Cancio fue denunciado por rojo peligroso, sin tener en cuenta ni su ceguera, ni el hecho de que siendo concejal de la villa hubiera contribuido grandemente a que se respetara el templo y las imágenes religiosas. Pudo más ante sus delatores y jueces su militancia talante que su carácter bondadoso y pacífico, y al ser desterrado en Madrid y Bilbao ya nunca más regresará a su villa natal, donde fue enterrado en 1961.


CONFESIÓN Hijo al fin de carne obrera se agolpa en mi corazón la tragedia de mi raza hecha sangre de dolor. Nacido en la brava costa y enamorado del mar, respiro desde muy niño galernas de libertad, que la rosa de mis vientos gira sin tregua y sin fe desde que un aire pirata invadió todo mi ser. Y al cabo de tanta brega, ciego y harto de sufrir, como nave a la deriva voy sin rumbo hacia el cantil Y siento el bajo tan cerca que quiero antes de encallar dejar escrita esta estrofa delirio de la humanidad. Poeta de carne obrera, como aquel gran pensador, llevo el mar en la cabeza y a Cristo en el corazón. Jesús Cancio, 1936



rumbos de Libertad y proa a la mueRte JesĂşs Cancio


TÍTULO: Rumbos de Libertad y Proa a la Muerte AUTOR: Jesús Cancio PRESENTACIÓN Y COORD. DE LA COLECCIÓN: José Ramón Saiz Viadero © De los textos: Herederos de Jesús Cancio y José Ramón Saiz Viadero. © De la edición: Cantabria Tradicional, S. L. EDICIÓN: Cantabria Tradicional, S. L. DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Consultoría Creativa IMPRESIÓN: Gráficas Quinzaños DISTRIBUCIÓN: Cantabria Tradicional Distribución Telf.: 942 086 406 rvillegasl@ono.com 1ª edición, año 1985 Edición actual, noviembre de 2011 ISBN: 978-84-15112-13-6 D.L.: SA-xxx-2011


Índice Confesión......................................................................................................... 03 Por Jesús Cancio

Presentación.................................................................................................... 09 Por José Ramón Saiz Viadero

Prólogo.............................................................................................................. 19 Por Luis Corona

RUMBOS DE LIBERTAD ¡Cantad, trabajadores!............................................................................... 25 Romance del Primero de Mayo............................................................. 27 1ª parte: Hachas en el corazón En un pueblín asturiano............................................................................ 29 La sonrisa del niño enlutado.................................................................. 31 2ª parte: “Sobre un rumor de oleadas vienen con el puño en alto como fieras sin domar” ¡Arriba, camarada!...................................................................................... 33 Dinamiteros de Asturias........................................................................... 35 Estampa del General Queipo de Llano............................................. 39 El Ejército del Norte.................................................................................... 43 Himno para la tercera columna del Ejército del Norte.............. 47 La conquista de “El Mirador” de Espinosa de los Monteros.... 49 Copla de guerra............................................................................................. 53 Romancillo de la aviación republicana............................................. 55


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Arenga al gudari........................................................................................... 57 Gudari................................................................................................................ 59 Romance de la Infantería leal................................................................ 61 Los marinos de la República.................................................................. 65 García Vayas.................................................................................................... 67 Romanza del artillero leal........................................................................ 69 El romance de los zapadores.................................................................. 71 3ª parte: Frente de batalla Frente de batalla........................................................................................... 73 De trinchera a trinchera............................................................................ 77 El evadido........................................................................................................ 81 El prisionero................................................................................................... 83 La oración eterna.......................................................................................... 85 4ª parte: En mitad del corazón Oviedo............................................................................................................... 87 Madrid............................................................................................................... 91 PROA A LA MUERTE 1ª parte: Elegía a los muertos La muerte de García Lorca...................................................................... 95 Fuenteovejuna................................................................................................ 97 La muerte de Antonio Coll...................................................................... 99 Durruti.............................................................................................................103 Poeta de Maravilla. Recordando a Antonio Machado.............105 Antonio Machado......................................................................................107 Miguel Hernández.....................................................................................109 2ª parte: Cárcel de Torrelavega Carcelero encarcelado..............................................................................111 El niño huérfano.........................................................................................113 Romance del entierro de la gentil recitadora de mis versos.....115 La novia del preso......................................................................................119 ¡Vaya juerga!.................................................................................................123 ¡Maldita seas!...............................................................................................127


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PRESENTACIÓN J. R. Saiz Viadero El 14 de abril de 1931 la faz política, social y cultural española comenzó a vivir una transformación tan largamente ansiada por la mayoría de los españoles como temida por los grupos minoritarios que hasta entonces habían venido detentando un poder secular. El poeta Jesús Cancio Corona se encontraba entre aquellos que participaban de tales anhelos de cambio, al producirse la llegada de un régimen político considerado más próximo y más atento a las necesidades reales de las gentes de su país. No era precisamente entonces la villa de Comillas un ejemplo sobresaliente de las luchas sociales, puesto que sus moradores vivían durante el invierno de los resultados obtenidos gracias a las faenas de la pesca y durante el verano de los rendimientos que algunos de ellos pudieran obtener como fruto de la presencia de los títulos nobiliarios y aledaños, quienes frecuentaban aquel escenario de las maravillas que se encendía con la aparición de las luces estivales y se apagaba con la presencia de las primeras brumas otoñales. Años después de producirse el cambio político, y ya en los umbrales de otros mucho más bruscos acarreados por la guerra civil, el actor Pío Muriedas, amigo de Cancio y recitador de sus poemas, definiría en la prensa santan-


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derina a Comillas como un “pueblo eminentemente feudal por sus ex marqueses, duques y condes”, donde el Partido Izquierda Republicana, al que pertenecía el propio poeta, solamente contaba con catorce afiliados, pero en el cual muy pocos días antes de producirse la sublevación militar ya se había constituido la Sociedad Obrera “El timón”, promovida por el dirigente comunista Mariano Juez(1). Tampoco Cancio destacaba por ser un hombre luchador y decididamente reivindicativo de unos derechos que debieran ser patrimonio de sus congéneres proletarios, pero siempre se mostró partícipe de sus trabajos y solidario con la precaria situación socio-económica que continuamente atravesaban: “treinta años entre pescadores -decía-, mis mejores amigos, más que como consejero gratuito de sus sociedades, como compañero de bancada lealmente sostenida, lo mismo en las horas de fracaso, como en las de triunfo. A ellos he dedicado las primicias de mi modesta labor literaria, desatendiendo los cantos de sirenas de los aristócratas, cuya estúpida vanidad, me hubiera sido fácil explotar, con cuatro madrigales, y dos sonetos dichos en momentos oportunos”(2). Lo cual no fue óbice para que, en contadas ocasiones, dedicara algunas de sus composiciones a determinadas personalidades de la aristocracia. Pero en el terreno de la política, como él mismo recordará años más tarde, ya en los albores republicanos había participado (al igual que lo hizo el también poeta Gerardo Diego) de la iniciativa política de un grupo de intelectuales encabezado por Ortega y Gasset, Marañón y Pérez de Ayala, al formar una agrupación política bajo la denominación de “Al Servicio de la República”, para después afiliarse al partido de Acción Republicana incorporado posteriormente en el de Izquierda Republicana, liderado por Manuel Azaña. (1) Pío Muriedas: “Cómo reaccionó el pueblo de Comillas ante la militarada facciosa”, en La Región, Santander 5 de agosto de 1936, p. última. (2) Texto incluido en el acta del pleno municipal celebrado en Comillas el 17 de noviembre de 1936.


Porque una vez rebasada la segunda mitad de los años 20 el poeta comillano ya contaba con grandes amistades entre las gentes que en Cantabria pronto se manifestarían inequívocamente republicanas, tales como el pintor Ricardo Bernardo, el dibujante Laureano Miranda, el actor Pío Muriedas y, su propio primo, Luis Corona, también pintor a la vez que activo dinamizador cultural. Su estrecha y apasionada relación con las gentes marineras y pescadoras le inclinó a fortalecer aún más la vocación popular, hasta el extremo de acceder poco antes de producirse la sublevación militar de 1936, a ocupar un cargo en el Ayuntamiento comillano en representación de Izquierda Republicana y ostentar el puesto de regidor síndico en la corporación municipal. El ambiente abiertamente laicista predominante durante la Segunda República, radicalizado con motivo de la guerra civil, no supuso un inconveniente para que Cancio manifestara abiertamente sus ideas religiosas, enviando a la prensa de aquellos años testimonios poéticos de carácter cristiano, implícitos en el contenido de muchos de los romances publicados en plena contienda y que pueden sintetizarse en unos versos propios al definirse como Poeta de carne obrera, como aquel gran pensador, llevo el mar en la cabeza y a Cristo en el corazón. Al mismo tiempo, seguía frecuentando a sus antiguos amigos de derechas, como lo demuestra además el hecho de que publicara en el periódico católico El diario montañés versos de homenaje a Lope de Vega, junto al abogado y escritor Ramón de Solano y Polanco, uno de sus primeros valedores en los albores de su carrera literaria. Pero la llegada de la República reforzaría un sentimiento de proximidad con el proletariado , reflejado en muchos de sus versos y especialmente en el poema dado a la prensa con ocasión de la celebración de la primera Fiesta del Trabajo dentro de un ambiente plenamente republicano(3). En febrero de 1936, con el triunfo

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electoral del Frente Popular se uniría inequívocamente a las fuerzas políticas que sostienen la andadura izquierdista de la República. Su “Romance del Primero de Mayo”, publicado con motivo de la festividad obrera de ese mismo año, así lo confirma, y los que vendrán después, en plena guerra civil, lo definirán como un ser enteramente comprometido con la idea de los defensores de una República atacada por los generales sublevados. Un percance personal vendría a comprometer su actuación en los primeros meses de guerra. Junto a otros intelectuales cántabros, Cancio había sido designado para formar parte de la Comisión encargada de la defensa del Patrimonio Artístico Provincial, y el 6 de noviembre publicaba un artículo en el diario El Cantábrico manifestando su desacuerdo con la decisión de centralizar en la capital las muestras de dicho patrimonio, como se pretendía desde la dirección general de Instrucción Pública(4). Casi al mismo tiempo, se producía una polémica en la villa comillana cuando el delegado gubernativo Pedro Vergara Zubiri pretendió demoler el viejo templo parroquial, pretensión a la que se opuso Cancio, como queda bien patente en la votación efectuada en el transcurso del pleno municipal celebrado el día 17 de noviembre de 1936 y en la correspondiente alocución en defensa de su posición, en la cual, entre otras muchas cosas, dice: “Durante ocho años consecutivos gasté mis pobres energías intelectuales para conocer, como conozco hoy a fondo, la gesta heroica de mis antepasados, que hartos de sufrir la presión de un señorío, en la persona de un Feudo despótico, arrojaron un día al mar cuanto contenía el edificio en que los citados e indignos caballeros poseían lo que ellos llamaban un Sitial de honor, y después de prender al sacerdote que toleraba, y mejor aún, que amparaba tamaños desafueros, salieron de allí con su alcalde al frente, émulo del de Móstoles y el de Zalamea, pues que no reparó que se trataba del propio Duque del Infantado y juraron no entrar más en ninguna Casa (3) “¡Cantad, trabajadores!”, en El Cantábrico, Santander 1 de mayo de 1932, p. 1. (4) Jesús Cancio: “En defensa del arte de la Montaña”, en El Cantábrico, Santander 6 de noviembre de 1936, p. última.


de Dios en la que hubiesen distinciones humanas, y levantaron la referida fábrica religiosa, empeño en el que tomaron parte hasta tres generaciones, e iglesia que fue la única que en nuestra provincia vivió libre como el mar que bate sus cercanías”(5).

La posición sustentada por Cancio fue refrendada por una ligera mayoría de los asistentes y, por lo tanto, la iglesia parroquial del siglo XV permaneció en pie, con gran enfado del delegado gubernativo, quien, según recordaba Luís Corona, ordenó la detención del poeta-concejal. Cancio estuvo a punto de sufrir una de las trágicas inconsecuencias suscitadas durante la contienda civil y que en Cantabria llevaron a la muerte al poeta y abogado republicano Arturo Casanueva, al exilio blanco al periodista José del Río Sainz, y de las que se salvó el poeta Gerardo Diego por encontrarse fuera de España; de la misma manera que en otros lugares coyunturalmente puso en peligro la vida de dos personalidades de acendrado espíritu republicano como eran los poetas León Felipe y Juan Ramón Jiménez. Los romances escritos durante la guerra civil son materiales propios de un ambiente bélico, concebidos con espíritu patriótico y de clase, dotados de figuras retóricas que a veces pueden ser utilizadas por cualquiera de los dos bandos en liza, aunque estén claramente alineados a favor de los defensores de la República y en contra de los sublevados. Corona dejó escrito que habían sido compuestos “bajo el signo de la precipitación que los acontecimientos imprimieron en los trágicos días” y que, por lo mismo, “tal vez pecan de incendiada emoción, ilusión natural y patriótica, que cada cual a su lado sintió, y estén más allá de la pura preocupación artística”(6). Fueron enviados a la prensa a través de los cauces propagandísticos de la primero denominada Unión de Escritores y Artistas Antifascistas y después Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios (UEAR), dentro de una serie titulada “Romancero de la guerra civil” y de otra más breve (5) Acta citada del 17/11/1936. (6) Prólogo a la edición de Rumbos de Libertad y Proa a la Muerte, Ed. Cuévano, Santander 1985.

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ofrecida como “Postales de guerra”, contribuyeron a fortalecer el espíritu combatiente de los milicianos. De ahí que el castigo posterior por parte de los sublevados fuera tan desproporcionado para un poeta que nunca hizo gesto alguno de violencia. La entrada de las tropas nacionales en Cantabria y, por consiguiente, el final de la guerra civil en la provincia, llevó al poeta, como a tantos otros miles de personas, a la cárcel, bajo las acusaciones de: “Ser persona de izquierdas de filiación de Izquierda Republicana. Incubridor (sic) del ambiente izquierdista en tiempo ya de la Dictadura, la que continuó después y la que dio fruto por la gran influencia y ascendiente que tenía sobre el vulgo y especialmente sobre los marineros. Anti-fascista empedernido hasta la grosería. Publicó artículos en la prensa contra los generales Llano, Mola y Aranda. Como concejal votó en contra de que tiraran la iglesia. No por su carácter confesional sino por ser obra de la rebeldía de una generación contra las prerrogativas concedidas a un feudo, a un rey despótico y enemigo de la Libertad y de un pueblo y añade que como miembro oficial de la junta provincia protectora de los Tesoros Artísticos desearía se respetase todo arte que dicho edificio contenía”(7).

La acumulación de tales antecedentes, unido a las denuncias efectuadas por quien anteriormente se había considerado amigo suyo, el periodista Maximiano García Venero (seudónimo: Tresgallo de Sousa), al calificarle de monstruo en la prensa, seguramente para hacerse perdonar su propio pasado de ardiente republicano federal, hicieron de él un reo necesitado de eludir una posible condena capital. “Otro monstruo ha sido el poeta Jesús Cancio -escribió García de Venero-. Éste debía todo a Concha Espina, a José del Río Sainz, a mí mismo. Era el poeta ingenuo, pero interesante, del mar y de los pescadores. Frecuentaba (7) Ficha de Cancio elaborada por la Comisión Gestora que se hizo cargo del Ayuntamiento de Comillas el 20 de septiembre se 1937, a las pocas semanas de haberse registrado la entrada en la villa de las tropas sublevadas.


El diario montañés, periódico católico, donde aparecían también sus versos. Jesús Cancio, el 19 de julio, quiso vengar en la Humanidad su casi total ceguera, y se convirtió en el inspirador de asesinatos en Cabuérniga y especialmente en Comillas. Guiado por los pescadores y por los jerifaltes del Frente Popular, iba a las casas de quienes habían sido sus amigos, para detenerles. Escribía versos incitando al asesinato”(8).

Apenas habían transcurrido uno días desde su detención cuando el poeta fue trasladado a la cárcel de Torrelavega, a la cual dedicaría un largo poema titulado “¡Maldita seas!” y que se encuentra incluido en el libro póstumo Rumbos de Libertad y Proa a la Muerte. Fueron muchos los meses que permaneció en esta prisión local, a la espera de juicio hasta ser trasladado al edificio de la Tabacalera de Santander, que sirvió de cárcel para tantos millares de hombres cuyo único delito había sido el de profesar y defender las ideas republicanas. Su primo Luis Corona sería internado en el colegio de los Salesianos, también habilitado como prisión, hasta que ambos se vieron beneficiados en el mes de junio de 1941 por el indulto decretado para todas aquellas penas no superiores a once años. El Régimen franquista no pudo seguir soportando la presencia de centenares de miles de presos políticos, transformando la cárcel en destierro. Como tantos otros, salieron de la prisión sujetos a la obligación de no residir en la tierra de origen, sino en aquellas provincias que tengan otra por medio con la de Santander. Afortunadamente, Cancio consiguió sacar su Cuaderno de Cárcel, en cuyas hojas había ido escribiendo primeras versiones de poemas compuestos en la prisión, con la esperanza de que algún día no lejano pudieran publicarse estos testimonios de lo que fueron los años de la represión de los vencedores, y que, junto con los procedentes del tiempo de guerra, se anunciarían en alguna ocasión. Pero no será sino hasta el año 1985 cuando, un (8) Tresgallo de Sousa:”Origen, intimidad y horror de las jornadas rojas en Santander. Paisaje político de la Montaña antes del 18 de julio”.Día siguiente: “II. Retablo de los monstruos”, en Alerta, Santander 10 de septiembre de 1937, p. 4.

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cuarto de siglo después de haber desaparecido el poeta, puedan darse a la luz. La edición de Rumbos de Libertad y Proa a la Muerte Fallecido durante una estancia en Polanco el 23 de agosto de 1961, desde entonces su primo, amigo, benefactor y hasta lazarillo se convierte en albacea de su obra, manteniendo siempre el propósito de darla a conocer. Esta idea también estuvo siempre en el ánimo del propio Cancio, porque cuando en el año 1951 se publicó en Madrid un nuevo libro suyo titulado Barlovento, en la solapa del mismo figuran como obras próximas a publicarse Bronces de mi costa, Rumbos de libertad y Proa a la muerte. La inclusión de estas dos últimas se trataba, sin duda, de una mera ilusión, porque en aquellos tiempos parecía imposible que tales libros obtuvieran el visto bueno de la censura; más bien podía su autor -en libertad condicional- haber sido nuevamente detenido por manifestar su opinión sobre las atrocidades del Régimen. Corona publicaría en 1974 algunos poemas inéditos como preámbulo de su Biografía íntima del poeta del mar, y, ya con la democracia recuperada, comenzó a plantearse nuevamente la posibilidad de dar a la imprenta los versos incluidos en el Cuaderno de Cárcel, proyecto que conseguirá ver materializado gracias a la colaboración prestada por el también poeta y arquitecto santanderino Rafael Gutiérrez-Colomer, a través de su Editorial Cuévano, dentro de los actos de conmemoración del centenario del nacimiento del poeta. La suya es la edición que conocemos y que inicialmente manejamos por contener los poemas de la República, la guerra civil y la postguerra. En ella hemos hecho algunas correcciones tipográficas e incluido variantes a partir del cotejo con lo publicado en la prensa santanderina durante la guerra civil, cambiando el orden establecido con algunos de ellos, con el objetivo de que la lectura de los mismos adquiera un carácter cronológico y, por lo tanto, un mayor sentido del tiempo en que fueron escritos. También hemos variado de lugar el dedicado al militar García


Vayas, por considerar que se trataba de un error de edición el haberlo incluido entre los personajes fallecidos, ya que el militar encargado de abortar la sublevación de Santander no murió en España (como Coll, Lorca o Miguel Hernández), sino muchos años después ya en el exilio francés. Superadas algunas dudas iniciales, hemos decidido incluir el romance dedicado al general Queipo de Llano, considerando que si el poeta mantuvo su indecisión y que si su primo no quiso hacerlo en su momento ambos tendrían para omitirlo razones de índole coyuntural afortunadamente hoy superadas. Posiblemente, a juzgar por la ficha policial, entonces sería uno de los argumentos esgrimidos por el fiscal para pedir una dura condena. Además, hemos añadido un romance escrito durante su estancia en la cárcel de Torrelavega y con dedicatoria de puño y letra al torrelaveguense Jaime Villegas, compañero suyo de prisión, quien después de su conmutación vivió el destierro en Madrid, lo mismo que Cancio. Se titula “La novia del preso” y nos fue entregado muy recientemente por una hija de su destinatario. Finalmente, aunque conscientes de que son muchos los hallazgos que pueden producirse en este lento proceso de resarcimiento de la obra canciana, hemos conseguido reproducir el romance dedicado al entierro de la joven recitadora torrelaveguense Fidelita Díez, también encarcelada en una prisión de Torrelavega, donde fue violada por varios falangistas. Este sentido recuerdo postrero hacia la jovencita recitadora de sus poemas, apareció no ha mucho tiempo entre los papeles familiares de una vecina de Polanco.

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El poeta, en un lienzo de Antonio Quir贸s en 1933


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PRÓLOGO Luis Corona, 1984 Considérese que el poeta Jesús Cancio era por entereza de carácter "nada menos que todo un hombre" de unamuniano espíritu, muy patriota de la patria chica y de la patria grande, muy ferviente de la vida culta en totalidad y como poeta del mar, excepcionalmente sensible al infortunio del pueblo pescador comillano, con quien compartía su vocación de marino, frustrada por la pérdida casi total de la vista. Es de esperar que, a la luz del nuevo espíritu de concordia, la edición de este libro de romances compuestos entre ciclones de mortal contienda y que llega al público con medio siglo de retraso por causas obvias, sea bien recibida por todos en esta paz de virtud democrática en consecuente desagravio al dolor del poeta que, durante cuatro años de prisión, prolongada con varios más de libertad condicional, sufrió el zarpazo de la dictadura reinante atormentado por un obligado silencio que cortó la expansión del renombre del poeta del mar, tanto como sufriera, después de la desventurada derrota, la media España diezmada y menospreciada por los heroicos compatriotas triunfadores. Compuestos estos romances bajo el signo de la precipitación que los acontecimientos imprimieron en los trágicos días, tal vez


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pecan de incendiada emoción, ilusión natural y patriótica, que cada cual a su lado sintió, y estén más allá de la pura preocupación artística. Más bien podría asegurarse que quien guió en esta epopeya a la musa del poeta del mar, fue la voluntad heroica de las pobres milicias republicanas en armas, que en el campo de batalla de tierra y aire escribieron su página inmortal. No quede en el olvido la condición humanista canciana, ni el perenne amor por la libertad del poeta cántabro. Cancio entonó su canción a los héroes populares, al recuerdo de sus hazañas y a la celebridad de sus nombres, olvidados siempre, a cercén, por los vencedores imperialistas, aunque luego la historia les vaya rescatando y honrando. Estos bélicos romances, reflejados por el poeta del mar, van matizados por las ideas y sentimientos de fraternidad con que la patria sueña siempre, para ver constituido sobre moral cristiana humanista, un mundo mejor. Jesús Cancio, hombre austero, de sencilla fe, devoto del arte, deseoso del bienestar humano, amante de realidades dignas de admiración a pesar del desmán de la vida que le rodeaba, era, como poeta, hombre de abierta mentalidad y liberal de generoso corazón. Cabía en su ser la creatividad del socialismo evolutivo, mas nunca actuó en partidos políticos, excepto durante la guerra civil, sirviendo como concejal del Ayuntamiento comillano, en representación de las ideas políticas del famoso jurista Felipe Sánchez Román, y últimamente, disuelto su partido, en las filas del insigne Manuel Azaña. Afortunadamente, el ya definitivo pretérito dictatorial, que ensalzó a los generales amigos del inicialmente victorioso Adolfo Hitler, va cayendo en el olvido popular así como el fanatismo de la Iglesia española anterior al Concilio Vaticano II. ¿De que servirá el honor imperialista de nuestra desventurada guerra civil en la aterrorizada memoria del pueblo que la padeció?


Recojamos aquí la antigua frase del gran novelista Pérez Galdós: "Si el honor pudiera materializarse, serviría para abonar los campos". Todo lo demás, sin embozos de ningún género de temor, lo irá contando la Historia.

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rRumbos umbosde d e L i b e r t a d Libertad



¡CANTAD, TRABAJADORES! I El himno del trabajo es su espíritu mismo; su espíritu gigante como el poder de Dios… La sangre de los mártires fue lluvia de rocío y el nuevo sol de mayo trocó el campo baldío en espléndida mies de promisión. II Cantemos al trabajo, oración y promesa -cadencia del martillo, rocío del sudor-. ¡Salud, trabajadores, y en vuestro día que se arrodille el mundo en vuestro honor!... Sobre España redenta brilla un sol de justicia y el cerebro y el músculo a su espléndida luz levantaron un arco de triunfo, que tejieron con la santa madera de su cruz. Ya ha nacido la aurora de los seres humildes. ¡Bendigamos la hora del nuevo amanecer!... ¡Hijos de la ley bíblica, que fuisteis como Cristo poetas de su sereno padecer!... En el nombre glorioso de una Patria que lucha, de ideales sublimes bajo el rojo pendón: ¡Cantad, trabajadores, y al son de vuestros cánticos levantad para siempre el corazón!

El Cantábrico, Santander 1 de mayo de 1932, p. 1.

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ROMANCE DEL PRIMERO DE MAYO ¡Ay, si el sol de la justicia brillara pronto en la era! Ríos de sudor y lágrimas que brotan de carne obrera se están saliendo de cauce y van a ahogar a la tierra. ¡Ay, si el sol de la justicia brillara pronto en la era para que en vez de amapolas nacieran lirios en ella! Hombres de músculo ardiente y de fina inteligencia: los de mano encallecida del martillo y la mancera, los que cruzáis noblemente por el campo de la idea con la cruz del misionero, con la pluma del poeta, los que aún sentís en el alma la pasión caballeresca que quisiera aquel hidalgo de las armas y las letras, poderosos y mendigos de todas razas y lenguas, capitanes del destino y forzados de galera: ¡Fundíos en un abrazo y cesad en la contienda, que el dolor de los caídos tiene acentos de tragedia! ¡Fundíos en un abrazo que llega el río, que llega y es su corriente tan viva que no habrá quien la detenga!

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¡Ay, si el sol de la justicia brillara pronto en la era! ¡En alto los corazones peregrinos de la tierra, en alto los corazones y la hermandad por bandera, que es la puesta del sol roja y tal vez cuando amanezca en el mar del egoísmo quien no dé fondo en la arena no ha de hallar para su nave ni horizonte ni riberas! ¡En alto los corazones y la hermandad por bandera, que en tanto la luz declina va creciendo la marea, y no hay nada tan horrible como el mar y las tinieblas! ¡Ay, si el sol de la justicia brillara pronto en la era para que en vez de amapolas nacieran lirios en ella, y fuese el amor rocío de todas las sementeras!

El Cantábrico, Santander 1 de mayo de 1936. p. 1.


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