ALICANTE CERCANÍAS
Esto es el cielo y esto es la tierra. A la izda., el skyline recortado en playa de Levante desde la
planta 23 del hotel Meliá Benidorm. Abajo, las sombras del paseo marítimo en playa de Poniente, sirven de improvisados sambódromos, con el Tossal de la Cala y el Gran Hotel Bali al fondo.
S
i alguien pensaba comprar el piso más caro de Benidorm, tendrá competencia. El pasado 6 de enero, un afortunado extranjero desembolsó más de dos millones de euros para convertir la vivienda más cara de la historia de la ciudad en un regalo de Reyes Magos sobre la arena. La planta 16 del futuro rascacielos Delfín Tower ya es suya, aunque deberá esperar hasta el año 2020 para tomar posesión de ella. Como extra recibirá, al igual que sus vecinos, un coche de alta gama y una bicicleta eléctrica a juego. La capital de la Costa Blanca alterna este turismo de lujo con el de clase media que se encarama a la planta 40 del Gran Hotel Bali para contemplar el mundo por encima del hombro, a 186 metros del suelo. Su éxito es esta fusión a pie de playa. EL ORIGEN DE UN HITO
Antes del lujo y de la democratización del turismo como holograma kitsch, Benidorm no siempre fue así. Hubo un pueblo marginal de pescadores donde hoy se alza una metrópoli referente de una utopía globalizada. Para que el
sociólogo francés Henri Lefebvre la mirara como la ciudad mejor construida de todas las que salieron de la II Guerra Mundial –“la única que merecía ser habitada”, confesó– fue necesario refundarla. La ciudad nueva se entregó sin complejos al turismo de masas, gracias a Pedro Zaragoza Orts. Alcalde-padre de la criatura, a su llegada en 1950, con él salió adelante el Plan General de 1956. A pesar de su filiación franquista, transigió con que las playas gemelas se llenaran de bikinis, y eso le valió una amenaza de excomunión. Se inauguró en 1967 el aeropuerto del Altet y los turoperadores británicos bombearon en vuelo chárter la financiación de los macro alojamientos. Se había inventado el low-cost. Pedro Zaragoza, consciente de las 3.000 horas de sol al año y de los 20 grados eternos, promulgó su manifiesto “Así será Benidorm”. Y así fue. CLUB + RENFE 39
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