Nudo Gordiano #8

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Agosto-Septiembre 2019 #8

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Septiembre/Octubre 2019 No. 8

Nudo Gordiano DIRECTORIO Consejo Editorial Adrián Alcántara Solar Julio César Calleros Rodríguez Enrique Ocampo Osorno Julia Isabel Serrato Fonseca

Dirección Enrique Ocampo Osorno dirección@revistanudogordiano. com

Difusión Erasmo W. Neumann

Jefa de Diseño Editorial Mary Carmen Menchaca Maciel

Jefa de Contenidos y Marketing Claudia Monterrubio

Toluca, Estado de México, México. Nudo Gordiano, 2019. Todos los derechos reservados. Revista literaria de difusión bimestral contacto@revistanudogordiano.com Todas las imágenes y textos publicados en este número son propiedad de sus respectivos autores. Queda por tanto, prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de esta publicación en cualquier medio sin el conocimiento expreso de los autores. Los comentarios u opiniones expresados en este número son responsabilidad de sus respectivos autores y no necesariamente presentan la postura oficial de Nudo Gordiano.


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Índice Cuentos la Espada Los Restos del Cielo

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Rafael Aguirre

Geschenk and Galie

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Erasmo W. Neumann

Big Mouth Billy Bass

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Gabriela Carrasco Hernández

La Blanca

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Carlos Jiménez

Ambientalista

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Rocío Prieto Valdivia

Poemas la Lanza Granizo

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Adán Machuca García

Anochece

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Asalia Mendoza González

El andar callado de un Labio sin Palabra ni Padre

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Augusto Fermín Zavala

Padre Pan

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Chiclín

Reseñas el Buey El individuo a través de los productos culturales

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Irvin Alejandro Cortés Juárez

Ética como amor propio y a las personas adultas mayores Lic. TO Carlos Morales Núñez Dra. Alejandra Del Carmen Maciel Vilchis

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Rafael Aguirre. Ascendió convertido en espiral interminable y húmeda de la que retoñaron millones de ojos atolondrados. El sol no volvió ni las estrellas pero los restos del cielo brillaban manchados de una luz parda y fría que vibraba a intervalos. Por encima de las ciudades desoladas se manifestó un horror grumoso y soñoliento hurgando entre las dimensiones adyacentes con los rugosos apéndices que colgaban desde su forma imposible. Devoraba con sus millones de hocicos extrañas y pulsantes geometrías cuyos gritos eran el fortuito zumbido de un viejo televisor antes del apagón. Cuando ya no quedó algo más para alimentarse, El Desmesurado, habló a las pocas hormigas que se atropellaban ciegas sobre la inhóspita superficie. —Dios tenía un mensaje para ustedes, los últimos, pero fue tanta mi hambre que no alcancé a escucharlo gritar—.


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Erasmo W. Neumann Más tardó el párroco en acomodar a san Antonio de Padua en el nicho que las solteronas del pueblo en ir a robarle el niño y ponerlo de cabeza. Resultó efectivo el santo, sin embargo: de súbito, las más polvorientas vírgenes presumían galán en la plaza. Al correrse la voz, mujeres de toda la región fueron en busca de la milagrosa imagen, que tuvo a bien concederle a cada una su favor; el perplejo cura ofició más bodas en los meses siguientes que en todos sus años de vocación. Mas aconteció que una mañana, al abrir las puertas del templo, se topó con un contingente de féminas que de inmediato hicieron fila ante la hornacina y su dorada urna. “¿Tan desesperadas estarán?”, preguntó el hombre para sus adentros, pero más tarde descubrió que no depositaron monedas ni billetes como era habitual, sino docenas de papeletas. Extrañado, miró por encima de ambos hombros antes de desdoblarlas y leer sus contenidos. “No es cariñoso”. “Prefiere irse con sus amigos”. “Bebe demasiado”. “Se lo pasa hablando de su madre”. Sonrió al reparar en que las otrora urgidas, disgustadas por las hieles que también conlleva el amor, hicieron de aquello un buzón de quejas. Mas su buen humor se disipó conforme los testimonios de descontento se apilaron y las veladoras a los pies de la figura se extinguieron. Ni un ápice quedó de la devoción previa, y hubo de retirar su efigie no por el coraje que le profesaban las decepcionadas feligresas, sino por petición del encargado del Registro Civil: la insólita ola de divorcios que atendían era culpa suya. Optó por reemplazar a san Antonio con san Judas Tadeo; que éste remediara los males dejados por aquél.

A Angélica

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Gabriela Carrasco Hernández La primera vez que lo vio fue en la cocina de una amiga de la infancia. Acostumbraba pasar la tarde en su casa, ya que sus padres trabajaban largas jornadas y pasaba demasiado tiempo sola, así que siempre que se presentaba la oportunidad de irse a comer y jugar con alguna amiga, sus padres aceptaban gustosos. Aquella tarde, ambas estaban tan concentradas en sus juegos infantiles cuando, en un descuido, derramaron uno de los jugos que estaban tomando. Dado que la culpa había sido suya, se ofreció a ser ella quien lo limpiará y se dirigió a la cocina. En cuanto entró, descubrió al padre de su amiga sobre una escalera con un martillo en la mano y sujetando un clavo sobre la pared con la otra. El hombre le dio unos últimos martillazos antes de reparar en la presencia de la niña. Le sonrió con amabilidad y, para no tener que bajar y volverse a subir a la escalera, le pidió le alcanzará el pescado. Ella lo tomó entre sus pequeñas manos de la mesa y contempló por unos segundos. Sin saber porque, se sintió atraída hacia el simpático pescado de plástico.

—Y eso no es todo— informó con una sonrisa. Presionó el pequeño botón rojo que estaba debajo del animal e inmediatamente una música comenzó a sonar. La cola del pescado aleteó al ritmo y sus labios se movieron para simular que cantaba la canción Don´t worry, be happy. Sonrió divertida y permaneció en la cocina hasta que la música paro y el pescado volvió a su inmovilidad. Desde ese día, cada vez que acudía a la casa de su amiga, pedía a quien fuera que estuviera cerca que presionará el botón. Le encantaba escuchar cantar al pescado y verlo bailar. Tanta fue su afición que comenzó a suplicarles a sus padres todos los días que compraran uno para la casa. Sorprendidos por el extraño deseo, sus padres no tardaron en cumplir esa demanda y, luego de unos días de buscar, por fin encontraron el mismo modelo del pez. Al igual que en la casa de su amiga, el pescado fue colgado en la cocina sobre la puerta que daba al patio.

Ese primer día lo pasó todo el tiempo en la habitación, suplicándoles a sus padres que lo encendieran una y otra vez de manera que la melodía y la letra se quedaron grabadas en su mente. Y, cuando llegó la noche y sus padres la fueron a acostar, continúo tarareando la tonada y moviendo la cabeza al compás hasta que el cansancio la venció. Dormía plácidamente, soñando que el pescado se desprendía de la pared y bajaba para cantar y danzar con ella, —¿Te gusta? hasta que unas voces a mitad de la noche la Se limitó a asentir y a despertaron, rompiendo toda la perfección de pasárselo. El hombre aquel día. Se levantó de su cama sobresaltalo colgó y se bajó de la da y se dirigió a la cocina. No entró, se quedó escalera.

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a escasos centímetros de la puerta y, sin querer hacer algún sonido que delatara su presencia, escuchó la fuerte discusión que tenían sus padres. El motivo no lo comprendía, las palabras ya se habían perdido entre los reproches, los sollozos y los gritos, sobre todo los gritos. La impresión de escucharlos por primera vez discutir, provocó que se sumiera tanto en el pleito que no alcanzó a reaccionar cuando su padre salió furioso de la cocina. La expresión endurecida en su rostro se suavizó al ver a la pequeña en la oscuridad. Dio unos pasos para acercarse a ella, le colocó la mano en la cabeza, en una rápida muestra de cariño y, después, retomó su caminata hacia la puerta. Ella lo observó marchar sin comprender con exactitud que acababa de pasar, pero cuando consiguió reaccionar, ingresó a la cocina y descubrió a su madre llorando desconsoladamente. Su madre se limpió rápidamente las lágrimas y le indicó a la niña que se acercara. La alzó en brazos, sentándola en una de sus piernas y la abrazó con fuerza, mientras se mordía la lengua para evitar que más lágrimas salieran. Cuando pareció que recuperaba la tranquilidad, se levantó, aun con ella en brazos y procedió a salir de la cocina, pero antes la pequeña señaló

el nuevo adorno. La mujer asintió y presionó de nuevo aquel botón rojo, dejando que la melodía que había escuchado todo el día volviera a llenar la habitación. Cobijada en sus brazos, la pequeña se removió para acomodarse mejor y volvió a mover la cabeza junto con la canción. Sólo hasta que terminó permitió que la sacara de la cocina y llevara de regreso a su habitación. Al día siguiente sus padres le comunicaron la noticia de su separación. Muy quieta, escuchó cada una de sus frases en donde le aseguraban el profundo amor que le tenían y como no era su culpa que ellos ya no pudieran seguir juntos. Cuando hubieron terminado, la miraron esperando su reacción. Ambos pensaban que el llanto no tardaría en llegar, pero, para su sorpresa, lo único que dijo la niña fue que volvieran a encender el pescado. Esa sería la primera vez que la canción sustituiría sus lágrimas. La segunda vendría varios años después, cuando estaba por terminar sus estudios de preparatoria y se topaba con su primera desilusión amorosa. Su tristeza no había sido tan fuerte como la de enterarse que sus padres se separaban, pero igual basto para que el pescado pasará los siguientes días cantando sin cesar y su madre optara por trasladarlo de la cocina a su habitación para evitar más disgustos.


Años más tarde tendría un nuevo golpe cuando, días antes de su graduación de la universidad, su madre falleciera en un accidente de auto. En aquella ocasión la desolación se presentó en su casa y varios de sus familiares y amigos insistieron en pasar algunos días con ella bajo el temor de que la soledad le resultara demasiado abrumadora, pero ante toda sugerencia se negó. Compró varios paquetes de baterías y volvió a refugiarse en la tonada hasta acabarse la mitad de ellos. Al final, la única cosa buena que pudo recuperar de que su madre ya no estuviera fue que el pescado volvió a ocupar su lugar en la cocina. Tiempo después otra tragedia sacudiría su mundo y se llevaría otra vida, una desconocida aún, de su lado. Está ocurrió cuando ya se encontraba casada y, en compañía de su esposo, aguardaban sólo un par de semanas para conocer a su primer hijo. En general su embarazo había carecido de algún problema y cada que acudían al doctor, él les aseguraba que no había nada que preocuparse. Y ciertamente siempre había tenido razón, la pérdida del bebé no se había debido a una complicación, sino más bien a un tropiezo con el escalón de la entrada. Llevaba las manos ocupadas por lo que no había sido capaz de adelantarlas para amortiguar la caída y la mayor parte del impacto la había sufrió el bebé del que no conocía el sexo aún, pues deseaba que fuera una sorpresa. Las acciones posteriores habían ocurrido tan rápido que apenas si las recordaba; el trayecto al hospital, su ingreso, los estudios. En todo momento había permanecido en un estado catatónico hasta que le informaron que no había nada más que pudieran hacer por el bebé, el cual ahora se enteraba era niño, y que era necesario que se lo arrebatasen del vientre. Pasó un par de días internada y cuando su esposo le preguntó si necesitaba algo, ella solicitó que le llevara el pescado. En aquella ocasión no le bastó con escuchar la canción para sentir consuelo y, por primera y única vez, sus brazos rodearon el adorno y lo presionó con fuerza contra su pecho y ahora vació vientre, sin importarle que eso impidiera que se moviera con libertad para seguir la tonada. 10


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De este acontecimiento se derivo su siguiente desdicha, pues, aunque en un principio las cosas entre ella y su esposo parecieron fortalecerse por el dolor que compartían, la necesidad de buscar un culpable fue más fuerte y los reclamos no tardaron en aparecer. Que si había sido la culpa de ella por no fijarse en donde ponía los pies, que si él hubiera bajado aquella caja del carro cuando ella se lo pidió. La convivencia se deterioró de tal modo que, al igual que había pasado con sus padres, las cosas terminaron por estallar una noche en que la pelea sólo termino cuando él salió fúrico de la casa. Ella permaneció esa noche en la cocina y revivió una y otra vez la escena que había presenciado de sus padres. Con movimientos automáticos se dirigió al pescado y, sólo cuando la canción empezó a sonar, fue que volvió a la realidad y se dio cuenta de que su matrimonio había llegado a su fin. Su última desgracia ocurrió cuando, en contra de su voluntad, fue trasladada a un asilo luego de sufrir una caída y que los médicos se dieran cuenta de que no había nadie que pudiera cuidarla en su casa. El pescado fue lo primero que se había preocupado por empacar y lo primero que había colocado en aquella descolorida habitación en la que pasaría los últimos días de su vida. Y, una vez que se hubo instalado completamente, volvió a presionarlo. Como muchas otras veces, el suave canto llenó la habitación. Se acomodó en una vieja mecedora y, moviéndose hacia delante y atrás, golpeó con la mano al ritmo de la música uno de los reposabrazos. Con tristeza notó como su golpeteo ya no iba al compás de la música, sus movimientos ahora eran mucho más lentos, pero en cuanto la canción llegó al coro olvidó su tristeza. Olvidó la tristeza que le daba el tener que vivir en aquel cuarto, el que su matrimonio fracasara, el haber perdido a su bebé, el que su madre muriera, wel que su novio la engañará y el que sus padres se hubieran divorciado, pues sabía que mientras tuviera el pescado y la canción la siguiera a donde fuera, las cosas no podían ir tan mal.

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Carlos Jiménez Ya vámonos— dijo Cesar al momento que tomaba el balón entre sus manos y se dirigía a la salida trasera de la cancha, la que daba hacia el CBTIS que desde hace horas permanecía vacío. ¿Por ahí?— Pregunto Alvarito— Pero en esa calle esta la blanca— decía el pequeño niño a sus primos. —Y qué, ¿tienes miedo?— ¡No!, no me da miedo—. Subió por la rampa que conducía a la calle, le siguieron los demás y poco a poco se fueron adentrando en la calle de la Blanca, una perra de ojos humantes, poseedora unos colmillos que habían probado la carne de dos o tres generaciones en el pueblo y una velocidad abrumadora. O al menos así la describían las historias, ya que pocos eran los que se atrevían a penetrar en su territorio. Alvarito seguía caminando, cada paso que daba más tenso, pero era inaceptable mostrar miedo frente a aquellos gorilas tres o cuatro años mayor que él. Las gotas de sudor caían por su frente y el corazón se le aceleraba. En realidad, y a pesar de todo esto, se comenzaba a sentir seguro, capaz, dueño de sus miedos y de su decadente ansiedad. — ¡Corran! ¡Ahí viene La Blanca!— gritó Cesar. Su voz desencadeno una lluvia de pasos que cada vez aceleraban más. Alvarito intentó correr pero fue derribado por una zancadilla propinada por Eduardo el cual corría con una sonrisa victoriosa incrustada en la cara. Alvarito, al sentir su pequeña humanidad chocar contra el pavimento y sentir que las piedras llenaban de raspaduras y magulladuras codos y piernas se dio cuenta de su situación. Se encontraba totalmente a merced de la Blanca. Se levantó desesperado y reinicio la carrera, impulsado por el miedo de sentir aquellos colmillos penetrar en alguna de sus piernas, de ver su sangre correr en el suelo llenos de piedras y basura, de perecer por las heridas en un lugar tan miserable como aquel. Alvarito corrió dejando tras de sí toda presencia humana que se atravesaba en su camino. A lo lejos divisaba tierra, veía la seguridad de la casa de su abuela a la cual se acercaba velozmente. Al llegar abrió la puerta del patio y se arrojó dentro. Momentos después entraron sus primos, los cuales reían a carcajadas y miraban a Alvarito que yacía en el suelo casi desmayado por el miedo. Alvarito respiraba agitadamente, su mirada se dirigía al cielo, aunque sin ver nada en particular. Dentro de su pecho el corazón le latía a toda prisa. Lagrimas bajaban por los laterales de su cabeza. Se encontraba sumergido en un pánico total, el cual, no le permitía percatarse que durante todo su escape no había escuchado un solo ladrido. 12


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Rocío Prieto Valdivia. El sol se ocultaba en el horizonte cuando distinguí una figura, me tallé los ojos por saber si era ella la mujer que vi, y sentí correr la sangre por mis venas. No. Todo fue una fantasía. La tuve en mis brazos y ella se quedó inmóvil, ausente de sí misma. La perdí tras la larga estadía en el campo y en la cuál no le hice ni una llamada. Los días pasaron mientras los árboles me tenían cautivado, el paisaje era un cuadro tan motivador, me olvidé de todo. El aire limpio inundó mis pulmones, el viento silbaba en lo alto del monte, mi casita de campaña, mis víveres y mi cámara réflex era todo lo que en ese momento necesitaba para observar cómo las aves giraban sus evoluciones, formaban sus nidos. Logré tomar algunas muestras de las plantas endémicas; yo era uno con la naturaleza. Y de ella la verdad ni me acordaba. No sentía afán por el mundo. La tecnología me servía para estar al tono en mi ambiente, un pequeño pero útil GPS, un radio de banda, y la compañera inseparable de mis aventuras: Mi cámara. En ese viaje tuve la suerte de ver borregos cimarrones, así de aislado me encontraba. Sus grandes cuernos retorcidos me indicaban que se trataba de un grupo de machos; los vi trepar entre las rocas, y fui siguiéndolos, hasta alcanzar esos brotes tiernos que se alzaban en lo alto de la montaña; ahí arriba me sentí pleno, con la emoción de un chiquillo latiendo en mis venas. Al retornar de aquel viaje recuerdo tus palabras: “ambientalista de mierda”, y aporreaste la puerta en mis narices. No te quise escuchar más, me di la media vuelta y salí de tu vida. Algunas noches evoqué tu figura, imaginé tus caricias, como hoy en que al caminar por la orilla de la playa, fotografiando aves marinas, la silueta de aquella mujer te trajo a mis recuerdos.

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Adán Machuca García Céfiro cae Sobre los pies de enero Cemento y nardo.

Epigramas Y por fin me di cuenta que todo terminó, cuando volví una vez más a comprar los mismos títulos que te presté alguna vez... No hay nada más reciclable que lo que no se usa. El papel, el vidrio, el petroleo. Este corazón mío cansado de tanto tocar puertas, y que tú, cobarde, sólo mires por la rendija para ver quién es.

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Índice

Asalia Mendoza González

LA NOCHE

Un cielo sin noche ni estrellas pudorosamente cielo una noche sin cielo ni estrellas impúdicamente noche una estrella sin noche ni cielo sencillamente estrella ocaso que mezcla tu audacia y mi seda o seda que mezcla tu ocaso y mi pena. Es la tarde que deja hendida en la arena la oscura montaña de mis frustraciones o arena que vierte en altiva montaña la resaca de mis ilusiones. Por tus rutas galopa silenciosa mi estrella y en un concierto de álamos anochece la risa. La vida naufraga y mi sombra navega sin ruta en silencio y en concierto estrella y cielo montaña y arena ANOCHECEN

No medí la noche no conté sus dientes solo quería un sedal que rescatara mi alma y en aquel laberinto de escombros me perdí desde la boca del acantilado se escurrió la tarde asomó la noche y la sima del abismo sonreía… dibujaba el ángulo perfecto en el que cabe mi vacío y la guadaña canta, como negras cloacas sonreían las cuencas vacías de la nada. VALLENUESTRO En la primavera yungal del vallenuestro desayuno la tibieza del espacio y mis ojos se bañan todavía en el azul perlado de tu tiempo. El viento juega con despojos y nos trae el himno reseco de la tarde

zumba en tus alas de espléndida libélula el eco amarillento y verdoso de cañas y retamas. La vida cabalga lentamente en un hilo de luces polvorientas, los verdes caminos van buscando errantes, paralelos a las aguas tus raíces de piedra y tus ojos de cal y canto Intrepidas viajeras que dibujan las curvas plateadas de tu talle y resonantes aprisionan el rumor generoso de la vida. ÉRAMOS Éramos la sombra del árbol la sonrisa del ave, cantaban las olas en el fondo del lago y en nuestra montaña el sol recreaba Sus últimos rayos. 17


Augusto Fermín Zavala.

Sin guías, ni faros. Herrumbre de humano navegante. (Malversación de fondos corpóreos) Se recuesta y se recompone tirita, tirlanga de sombra. Baila, se desespera; en su verso como una ola, se hunde. Es un anfibio molusco y ostra. La palabra negada del árbol nos sucede, nos alimenta, nos rompe. Sin más paraíso que la carne, avanzamos. Ella. (Soledad) Siembra y engendra suda y sufre. Ella (Poesía) Lengua subterránea enraizada en el pecho herido. La voz de cristal encima del sepulcro. 18

La rima necia llora en el horror de saberse eco. Avanza... Lamenta en su brazo la cabeza de ella ahorra letras abrevia no nunca estallido. (Conclusos) Incompletos. El mundo es ceniza y nosotros, minúsculos; no somos más que hojuelas de piel sobre un río. Trabados, enterrados. Buscamos suspiros en la historia que pertenece a otros cuerpos, a otros otros y otros más. Los ayeres reconocen apenas su oración reducida a una lágrima. Ya nos manchamos de pecado Ya fuimos niños, mariposas y pasto Ya surgimos del fango y nos lavamos las heridas Ya creímos, creamos Ya todo fue un Algo imposible.


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CHICLÍN Padre del viento andino de las cumbres nevadas de los días inciertos, tu ausencia y las muestras antípodas a tu prole, a tu fiel compañera han dejado días sin esperanzas sin lentejas, sin maíz y sin semejanzas. Líquido del bebedor destruyó la comprensión impidiendo mostrar amor, sin embargo en cada silencio se oculta tu voz como latigazos de impotencia a brindar candor Son las bromas con sentido irónico las que retumbaban mis adentros como un trueno de los apus recuerdan los castigos del alma

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Irvin Alejandro Cortés Juárez Los productos culturales nos han definido como individuos, pero éstos han cobrado una mayor importancia con la llegada del internet y los Smartphone, hacen que tengamos acceso a música, películas y libros con unos cuantos clics, hacen que vivamos rodeados de productos culturales. Nos adscribimos a conceptos que definen nuestra subjetividad., nos describimos a través de la música que escuchamos, fans de rock o de indie, o por medio de las películas que nos gustan, fan de películas de Marvel o de las películas de determinado género o director. Así surge la importancia de reflexionar sobre los productos culturales que nos definen, tomando como objeto de estudio al cine, cuya presencia en la vida cotidiana se ha visto masificada gracias a plataformas como Netflix. Es necesaria una reflexión a partir de dos vertientes, sobre los llamados cine comercial y cine de arte, a partir de la teoría crítica y la posmodernidad respectivamente. La teoría crítica parte de la corriente filosófica de la escuela de Frankfurt, corriente que retoma el pensamiento de Freud, Hegel y Marx. Hace una crítica sobre cómo los ideales de la ilustración han sido traicionados. Entre los filósofos de esta corriente se encuentran Marx Horkheimer, Theodor Wiesengrund Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm y Walter Benjamín. La teoría crítica es el método de la Escuela de Frankfurt que subraya que el análisis teórico de la sociedad no puede limitarse a la mera comprobación y descripción pasivas, la teoría social no debe someterse al ideal positivista-objetivista ni al principio de la, neutralidad axiológica de la ciencia.


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Este pensamiento filosófico se ve expresado en conceptos como razón instrumental, que es “La razón que define los medios para alcanzar un fin dado. Se interesa exclusivamente por los instrumentos o herramientas y calcula el camino más eficaz para lograr un objetivo determinado.” (Hottois, 1999, p 410), y en industrias culturales, que se refiere a “Las técnicas de reproducción industrial en la creación y difusión masiva de obras culturales.” (Lebrún, 2014, p 2). La posmodernidad por otra parte es una corriente filosófica que rompe con la modernidad. La posmodernidad no es un concepto claramente delimitado, por ello hay filósofos asociados a este término que no necesariamente tienen rasgos en común. Entre los filósofos que se pueden considerar posmodernos se encuentran Jean-Francois Lyotard, Richard Rorty, Gianni Vattimo y Gilles Deleuze. El rompimiento con la modernidad se ve en lo que Lyotard llama el fin de los grandes metarrelatos, entendiendo a éstos como precisamente “Las narraciones que tienen función legitimante o legitimadora” (Lyotard, 1992, p 31), estos metarrelatos son los que han marcado la modernidad, como lo son el capitalismo, el marxismo, la ilustración e incluso el relato religioso premoderno. Todos estos relatos adquieren su legitimación en su función teleológica, al establecer un punto último al cual llegar, una utopía, como la salvación religiosa o el establecimiento de una sociedad sin clases. Para la posmodernidad “El gran relato ha perdido su credibilidad, sea cual sea el modo de unificación que se le haya asignado” (Lyotard, 2008, p 73),

Ha fracasado en el siglo XX, con las dos guerras mundiales que pusieron en entredicho el uso de la razón y la ciencia como herramientas de emancipación para el ser humano y ante el fracaso de llevar el marxismo a la práctica. A pesar de esto “Su decadencia no impide que existan millares de historias, pequeñas o no tan pequeñas que continúen tramando el tejido de la vida cotidiana” (Lyotard, 1992, p 31). Así la posmodernidad se verá definida por conceptos como multiplicidad, hiperculturalismo, pensamiento analógico, rizoma rechazo de las diferencias jerarquizantes, relativismo y los pequeños relatos. El triunfo de la serialización El interés de la teoría crítica por el cine como industria cultural parte de su característica de reproductibilidad. El cine no sólo es reproducible, al igual que la pintura puede serlo, sino que es necesariamente reproducible para su exhibición (Benjamin, 2003, p 10). Su reproductibilidad se ha aumentado cada vez más, plataformas como Netflix, Amazon prime o Cinépolis KLIC ponen las películas al alcance del público en cualquier momento, ya no es necesario ir al cine, ahora desde un celular se puede ver una película. Esta reproductibilidad también se ve en los tipos de películas que se hacen, los remakes, reboots, secuelas, precuelas o franquicias de películas abarrotan las carteleras. Si bien no son copias exactas si son la repetición de historias y esquemas, se llega al punto en que “Toda obra, en tanto que pensada para muchos, ya es desde el punto de vista de la idea su propia reproducción.” (Adorno, 2004, p 52), 23


Esta reproductibilidad en el cine responde a un interés económico por parte de las productoras y a su vez “La época de su reproductibilidad técnica desligó al arte de su fundamento cultual” (Benjamin, 2003, p 14). No se quiere dejar ir una franquicia que genera millones de dólares, como con el caso de las películas de Marvel Studios, las cuales no parecen tener un final próximo, tan sólo Avengers: Endgame (Russo A y Russo j., 2019) recaudó 2.789,7 millones de dólares a nivel mundial2, volviéndose así en la película más taquillera de la historia (Belichón, 2019). Este interés económico hace que las películas sean pensadas para gustar a la mayoría del público, las historias son sencillas para que todos las entiendan, se pone comedia y romance para apelar a todo el público (Orequi, 2016). Esta búsqueda de gustar a la mayoría lleva una serialización de los productos, el tipo de personajes, el uso de la comedia como contrapunto al drama para hacer que la trama no sea lenta y la manera de contar la historia de Doctor Strange (Derrickson, 2016) no dista mucho de Iron Man (Favreau, 2008). Los cambios son superficiales, los poderes del superhéroe en turno o el tipo de escenarios donde se desarrolla la película, mientras que la estructura no cambia. Este tipo de películas “Fija positivamente, mediante sus prohibiciones, su propio lenguaje, con su sintaxis y vocabulario” (Horkheimer y Adorno, 1998, p 173). Los esquemas con que se hace el llamado cine comercial exige del espectador “rapi24

dez de intuición, capacidad de observación y competencia específica, pero al mismo tiempo prohíben la actividad pensante del espectador, si éste no quiere perder los hechos que pasan con rapidez frente a su mirada” (Horkheimer y Adorno, 1998, p 171). Hace del espectador un ser pasivo, que necesita dejar su capacidad crítica en favor de captar las acciones rápidas que pasan ante sus ojos. El sentido de ligereza que busca la narrativa con la integración de contrapuntos cómicos apela al disfrute y al entretenimiento inmediato, dejando de lado el pensamiento reflexivo. Para la teoría crítica las industrias culturales, en este caso el cine, hace que las personas dejen de ser críticas, los homogeniza en cuanto a gustos y en cuanto a personas. La masificación de obras propias de las industrias culturales hacen pensar que la homogeneización se hace cada vez mayor, ya no sólo se ven blockbusters en verano, sino a largo de todo el año, cada uno de ellos abarrotando las salas. Esta predominancia en las carteleras se ve ligada a la relación de las industrias culturales con la publicidad, “Sólo quien puede pagar normalmente las enormes taxas exigidas por las agencias publicitarias… forma parte del sistema o es cooptado a ello por decisión del capital bancario e industrial, puede entrar como vendedor en el pseudomercado” (Horkheimer y Adorno, 1998, p 207), incluso


las propias películas se muestran como publicidad de la siguiente, como lo marcan las escenas post créditos de las películas de Marvel. Se dejan fuera de la apreciación del espectador las obras que no se ajustan a los esquemas de las industrias culturales. Así la cartelera llena de horarios del nuevo blockbuster es un signo de la reproductibilidad homogeneizante. La alejada experimentación singular La posmodernidad se ve representada en el cine de arte contemporáneo en la experimentación que éste tiende a hacer. Las estructuras clásicas del cine son rechazadas, el sentido único de una película es cambiado por la relativización, la estructura claramente definida de tres actos es cambiada por la indefinición del relato. El cine posmoderno rechaza las grandes estructuras del relato cinematográfico que busca que todos entiendan la historia representada en favor de la experimentación, pero por el camino hace que las obras se hagan eclécticas, con estructuras tan experimental que hace difícil la interpretación de su sentido. Son tan singulares que el gran público se ve alejada de sus estructuras experimentales con sintaxis particulares. La estructura del cine de arte más experimental responde al concepto de rizoma, entendiendo que “Un rizoma no obedece a ningún modelo estructural o generativo. Es tan ajeno a toda idea de eje genético, como también de estructura profunda. Un eje genético es como una unidad pivotal objetiva sobre la cual se organizan estadios sucesivos.” (Deleuze y Guattari, 2016, p 41). El rizoma se ejemplifica en pe-

lículas como Adiós al lenguaje (Godard, 2014), sin una historia clara definida, sin un sentido al cual llegar. Se forma a partir de multiplicidades de escenas heterogéneas, un perro que vagabundea por el bosque, discusiones de una pareja y reflexiones sobre el arte y dios. El sentido de la película no se da al principio de la película al establecer un fin al que llegar, el sentido sólo llega a ser comprendido ante la contemplación del todo, la finalidad o sentido de la obra se debe buscar en el todo y no sólo al final, “Cualquier punto del rizoma se puede conectar con otro cualquier, y debe hacerlo. No es igual con el árbol ni la raíz, que siempre fijan un punto, un orden.” (Deleuze y Guattari, 2016, p 30). Aunado a esto la multiplicidad también se ve ejemplificada en lo estético, pasando del blanco y negro al cine a color en 3D. El tipo de estructura rizomática en oposición al cine comercial exige del espectador una reflexión continua, no para entender el sentido único de la obra sino para formar su interpretación relativista. Se cambia el entendimiento rápido y eficaz del lenguaje narrativo del cine comercial por la interpretación del lenguaje poético del cine de arte, como en The Tree of Life (Malick, 2011) en la cual no se dan explicaciones de la carga filosófica de la película, sino que sólo se llegan a entender estas a través de la interpretación de lo poético de las imágenes. Otro punto importante es que se exige paciencia del espectador, en contraposición del entendimiento rápido ante un montaje rápido en el cine comercial, se busca la contemplación de escenas pausadas en las que casi no hay acción. Ya no sólo se busca el entendimiento de la estructura de una película en tanto que secuencia temporal. 25


Sino en cuanto a conexión rizomática de ideas, como en Post Tenebras Lux (Reygadas, 2012), en donde se pasa del presente al pasado, a los sueños, a la metáforas, y al futuro, todo ello ligado por la reflexión sobre temas como la vida, el bien, el mal y el tiempo. Toda esta experimentación se centra tanto en el sentido de la obra misma, en su singularidad que se aleja del gran público. Películas que escapan de las estructuras generales destacan por su aparición en festivales de cine, pero también por su falta de aparición en las carteleras de las salas comerciales, como en el caso de La Región Salvaje (Escalante, 2016), que se estrenó en 2016 y apenas logró su estreno comercial en su país de origen en febrero de 2018 (Redacción Gatopardo, 2018). Así las obras que ponen en entredicho las reglas de las artes están condenadas a no gozar de audiencia, ya que los aficionados reclaman una identidad bien definida (Lyotard, 1992, p 16). El cine de arte se hace cada vez más singular, triunfa en la experimentación narrativa pero no en llegar a más público. Así representa “Un periodo de información desordenada, una condición perfecta de entropía estética, equiparable a un periodo de una casi perfecta libertad. Hoy ya no existe más que el linde la historia. Todo está permitido” (Danto, 2010, p 34). ¿Existe la dicotomía? El cine comercial y el cine de arte visto desde la teoría crítica y la posmodernidad nos da un panorama dicotómica de la cultura, por una parte una serialización cada vez mayor que triunfa en cuanto a número de espectadores y por otra parte un cine con aspiraciones artísticas que se aleja del público, al tener sintaxis más particulares y menos lugares para su difusión. Pero la dicotomía puede ser ilusoria, desde el punto de la teoría critica se puede ver al cine de arte como un producto cultural con estándares definidos que sirven a un fin, así “La obra de arte en la sociedad competitiva es, en gran medida, justamente la existencia de lo inútil, que es no obstante liquidado mediante su total subsunción bajo lo inútil” (Horkheimer y Adorno, 1998, p 203), la subversión del cine de arte sólo sería ilusoria, un subversión estandarizada que ocupa el lugar del arte dentro de la cultura. Por otra parte para la posmodernidad la diferencia entre cine de arte y comercial se difumina, el cine se hace cada vez más múltiple, el valor artístico y experimental se puede encontrar en blockbusters, se ven rompimientos de las historias clásicas del cine comercial en el propio cine comercial como en Logan (Mangol, 2017). El eclecticismo se hace mayor en el cine, nos nutrimos de referencias de cine de ciencia ficción y de cine europeo a partes iguales en las películas de moda, nos volvemos personas tan múltiples como el protagonista de Holy Motors (Carax, 2012). Nos queda un panorama ante el cual debemos reflexionar por cuál cultura estamos definidos, ¿Por una serializada homogeneización?, ¿Por una multiplicidad ecléctica? o ¿Por una dicotomía entre comercial y arte?

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Referencias: Adorno, T. (2004). Teoría estética: obra completa, 7, Madrid, Akal. Belinchón, G. (2019/07/22). Vengadores: Endgame, la película más taquillera de la historia tras superar a ‘Avatar’, Recuperado de: https://elpais.com/cultura/2019/07/22/actualidad/1563753464_124158.html Benjamin, W. (2003). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, México, Itaca. Danto, A. (2010). Después del fin del arte: el arte contemporáneo y el linde de la historia, Barcelona, Paidós. Deleuze, G. y Guattari, F. (2016). Rizoma, México, Fontamara. Horkheimer, M. y Adorno, T. (1998). Dialéctica de la ilustración: fragmentos filosóficos, Madrid, Trotta. Hottois, G. (1999). Historia de la filosofía del renacimiento a la posmodernidad, Madrid, Cátedra. Lebrún, A. (2014). Industrias culturales, creativas y de contenidos, Recuperado de: http://www.unife.edu.pe/ centro-investigacion/revista/N19_Vol2/Artu00EDculo%203.pdf Lyotard, J. (1992). La posmodernidad (explicada a los niños), Barcelona, Gedisa. Lyotard, J. (2008). La condición postmoderna: informe sobre el saber, Madrid, Cátedra. Redacción Gatopardo. (2018/01/31). Cinemex sí estrenó “La región salvaje”, Recuperado de: https://www.gatopardo.com/portafolio/medios/ cinemex-estreno-la-region-salvaje/ Orequi, H. [CineParaMilenials]. (2016/11/14). DOCTOR STRANGE: EL DECLIVE DEL BLOCKBUSTER | CINÉTICA [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=nCjIh9HSVzc

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Lic. TO Carlos Morales Núñez Dra. Alejandra del Carmen Maciel Vilchis En estos tiempos en los cuales los que hemos decidido dedicarnos a la atención de las personas adultas mayores, buscamos los medios más adecuados para llevar a cabo nuestra tarea. Ante esta perspectiva, nos encontraremos frente a situaciones que pondrán a prueba nuestra ética y moral, en otras palabras, nos encontraremos ante dilemas bioéticos. Hablar de dilemas bioéticos no es fácil, pues nos enfrentan a nuestros propios valores y principios, siempre buscando la decisión más justa para darle solución a las necesidades de las personas adultas mayores. Nos enfrentaremos a prejuicios, intolerancia y actitudes negativas hacia el envejecimiento y hacia las personas envejecidas, y en general nos enfrentaremos a una sociedad que con todo, no está preparada para proporcionar a las personas adultas mayores las condiciones necesarias para vivir su vida de la mejor manera. También debemos considerar, que en ocasiones nos enfrentaremos a la otra cara de la moneda; personas adultas mayores que no se prepararon para vivir su vejez, y que por lo tanto buscan el paternalismo de un gobierno que tampoco está preparado para cubrir sus necesidades, y que sus políticas públicas aún no logran encontrar la fórmula que le permita empezar a solucionar los retos que el envejecimiento demográfico le reclama. No debemos hacer de lado que también trataremos con personas adultas mayores que amparándose en su edad, buscan beneficios, sin importar que lesionen los derechos de las demás personas. Personas adultas mayores que adoptan una actitud negativa ante esta etapa de su vida, y que se encuentran inconformes, reflejando su frustración en actitudes antisociales que rayan en la agresividad. En algún momento todas estas personas adultas mayores se verán en la necesidad de decidir sobre el 28


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curso de su vida en condiciones adversas; decisiones en las cuales se verán acompañados por familiares, amigos, profesionales y guías espirituales, y juntos deberán darle la mejor respuesta, sin lesionar la dignidad de la persona adulta mayor. En su obra Savater aborda aspectos tan interesantes y tan complejos como el amor propio y los valores, la virtud, el placer y los derechos humanos. En el desarrollo de este ensayo se intentará relacionar estos conceptos con el desarrollo de la etapa de la vejez y la dignidad de las personas adultas mayores, desde el enfoque de la ética, como disciplina que debe guiar nuestra práctica profesional y nuestro sentido humano ante los ya mencionados dilemas bioéticos.

Una de las situaciones en las que frecuentemente se ve inmersa la persona envejecida, es la falta de autoestima, como consecuencia de la incomprensión de su familia, principalmente, pero también de la sociedad. Esta baja autoestima lo ha llevado a cometer actos que llegan a poner en peligro su vida. El abandono en el que muchos se encuentran los hace caer en una depresión importante. Esta depresión junto con las condiciones de salud adversas que presentan, finalmente los conduce a una hospitalización de la cual generalmente no salen. Cuando una persona adulta mayor se somete a un proceso de hospitalización decidirá, si es que está en condiciones de hacerlo, lo que es mejor para su estado de salud, y hasta dónde quiere llegar con las intervenciones que para este fin se realizan. Ante esta situación el estado espiritual y anímico necesita estar fortalecido, ya sea para soportar las prácticas clínicas y salir adelante, o para tener la fuerza y lucidez de decidir si quiere continuar con el tratamiento. 29


En otras palabras, el “amor de si mimo” y el “amor propio” deben estar presentes. Recordemos que según Savater, el amor de sí mismo es: “un sentimiento natural que lleva a todo animal a procurar su propia conservación…” De aquí que muchas veces la persona adulta mayor lucha hasta el final tratando de conservar su vida, incluso la familia de esta, pide a los médicos hacer hasta lo imposible por salvarlo, sin tomar en cuenta que tal vez prolongar la vida sea más cruel que dejarla ir. En otras ocasiones los médicos deciden seguir prolongando la vida de la persona moribunda con el pretexto de seguir contribuyendo a la ciencia. Ahora, por otro lado está el amor propio, que Savater define como: “un sentimiento relativo, ficticio y nacido en la sociedad, que lleva a cada individuo a hacer más caso de sí mismo que de cualquier otro, que inspira a los hombres todos los males que se hacen mutuamente y que es la verdadera fuente del honor”. En este caso cuando la persona adulta mayor considera que puede aportar a lograr mayores conocimientos sobre una patología o enfermedad, y entonces decide continuar con un nuevo tratamiento, llevando a su cuerpo 30

hasta el límite de su capacidad de tolerancia, y poniendo en riesgo su dignidad humana. La familia puede no estar de acuerdo con estos procedimientos, pero si la decisión ya fue tomada con anterioridad nada se puede hacer. Ante todo es el deber como persona ante mis semejantes. En ambos casos se requiere de una fuerza de voluntad que proporcioné a la persona la certeza de que hace lo correcto. Cuando la persona adulta mayor ya no está en condiciones de tomar la decisión, debe considerarse por parte, tanto de los familiares, como de los profesionales de la salud, cual es la manera más ética de conducirse ante la situación que se presenta, siempre pensando en no lesionar la dignidad del adulto mayor, y de esa manera tenga dignidad en su muerte. Pero estos tipos de amor no solo se presentan en estados de afección grave de la salud, si no que están presentes en todo momento en nuestra vida. Considerando los principios éticos de la beneficencia y la no maleficencia, nuestro diario actuar debe seguir estos principios, pues son la base para una buena convivencia con nues-


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tros semejantes: trata a los demás como quieres que te traten a ti. Por lo tanto debemos tener cuidado cuando tomemos una decisión que afecte a terceros, sobre todo si esta es de trascendencia. Decidir quién va a guiar mi actuar, el amor propio o el amor de sí mismo. Actúo por convicción propia o influida por las normas que la sociedad establece. Por todo esto mencionamos al principio, que el estado anímico y espiritual debe estar en las mejores condiciones, para que la decisión que se tome por parte de la persona adulta mayor, por parte de su familia o de los médicos, sea la mejor. En toda esta trama los valores están inmersos, siendo un sostén que nos hace menos pesada la carga, y que trataran que no se lesionen ni el amor propio, ni el amor de sí mismo.

La experiencia de vida y los conocimientos que atesoran las personas adultas mayores en un tiempo fueron invaluables, pero la sociedad actual se en cargó de hacerlos pasar inadvertidos. En un tiempo se consideró a las personas adultas mayores como seres con una gran virtud. Primero la virtud de haber logrado vivir hasta edades avanzadas. La virtud de alcanzar estas edades con una calidad de vida mejor. Lo que los convertía en personas aún más virtuosas, con la necesidad de seguir inmersas en la sociedad de una manera productiva, con los mismos derechos que las personas más jóvenes. Nos dice Savater que la Virtud es una cualidad oculta, en acciones que se realizan, que las personas virtuosas existen, pero siempre estamos buscando un resquicio donde poder criticar esa virtud. 31


Es por esto que la sociedad se encargó de tratar de eliminar a esas personas virtuosas, pues su actual sistema dio prioridad a lo más joven, a lo físicamente productivo, a lo nuevo, dejando de lado toda la experiencia acumulada de los ancianos. Savater refiere que en ocasiones tratamos de minimizar al virtuoso, asegurando que es virtuoso porque busca una ganancia secundaria en su forma de hacer las cosas, porque siempre busca un beneficio, pero ante los demás se muestra como alguien generoso. Un aspecto que me quedo muy grabado de la lectura de Savater en cuanto a la virtud es cuando menciona que ““Lo importante no es la realidad de la virtud en quien me la enseña, sino la realidad de la virtud que aprendo”. Esto es, debemos rescatar a nuestras personas adultas mayores, debemos mantener su derecho a participar en la sociedad, y darles la oportunidad de seguir aprendiendo cosas nuevas. Debemos rescatar la virtud de la persona que envejece y seguir creyendo en ellos. Es vital rescatar y mantener los valores que nos caracterizaron como una sociedad que basaba su funcionamiento en la familia, con la familia, como base de nuestra convivencia diaria. Rescatar las tradiciones y costumbres familiares en las cuales nuestros abuelos mantenían un rol im32

portante como guías y consejeros; pero estos se deben adaptar a las condiciones actuales de vida, pero insisto, donde nuevamente se dé a las personas adultas mayores, ese papel medular en el funcionamiento de la familia. Debemos tomar en cuenta que si llegamos a viejos, nos gustaría seguir siendo tomados en cuenta en las decisiones de nuestra comunidad, y claro que nos gustaría seguir siendo productivos de una manera u otra. Que nuestra familia nos siga considerando parte activa de ella. En esta vida nos preparamos para servir a nuestros semejantes, sin importar si nos consideran virtuosos o no, pero no debemos perder la virtud de cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente para poder llegar en óptimas condiciones a nuestra etapa de la vejez. Seamos pues virtuosos en el camino del envejecimiento, esto nos lleva a asumir el compromiso de seguir preparándonos y seguir cultivando nuestro cuerpo y nuestra mente, para que una vez alcanzada esta etapa, conservemos la virtud de seguir siendo productivos y exitosos en nuestra comunidad.


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Generalmente a lo largo de nuestra vida el hablar de placer nos era prohibido, esa palabra era asociada con aspectos pecaminosos y oscuros, generalmente asociado al “placer carnal” Sin embargo Savater nos hace reflexionar sobre la relación virtud-placer: “La virtud y el placer van siempre de la mano”. “Lo que el virtuoso pretende es obtener placer, y no un placer cualquiera, sino el más voluptuoso de todos. El virtuoso renuncia al placer menos que nadie; no solo no se desentiende de él, sino que es el más entendido y exigente en materia de placeres: ser bueno es la voluptuosidad más exquisita y deliberada”. Hay que tomar en cuenta que todo lo que realizamos en nuestra vida es para obtener placer. El placer es una forma de recompensa por la labor desempeñada. Las personas adultas mayores a lo largo de su vida buscan el placer como resultado de la tarea desempeñada en todos esos años de arduo trabajo, pero nadie les enseño que esta no era malo, y que como todo tenían el derecho de buscarlo. Esto ha provocado que muchos de ellos lleguen a la etapa de la vejez con frustraciones, al no haber alcanzado el placer que buscaban y anhelaban para la felicidad.

haber dado a nuestros padres la mejor vejez posible. El placer por un día más de vida vivido. El placer por servir a los demás y sobre todo el placer por llegar a una vejez con éxito y dignidad. No debemos olvidar que en la búsqueda de este placer, efectivamente podemos caer en la tentación de buscar un placer a largo plazo dañino, el placer en los excesos del alcohol, de las drogas, del sexo irresponsable. En el placer mal entendido de aislarnos de la sociedad pensando que somos autosuficientes, y que solos podremos resolver nuestros problemas y cubrir nuestras necesidades, pero hay que recordar que el ser humano por naturaleza busca asociarse y es un ser que busca y necesita compañía. A lo largo del proceso de envejecimiento es importante crear redes de apoyo, para que se busque el placer común como el motor que nos proporcioné la energía necesaria para tener éxito en este largo (¿?) camino. Así el placer resurge como un medio y como un fin en el devenir de nuestra vida, y hay que recordar que este placer para bien o para mal requiere de esfuerzo, constancia y de reconocernos como seres envejecientes.

Este placer no solo se refiere al placer sexual, aunque este juega un papel vital en el desarrollo de la persona. Nos referimos también al placer por la tarea desempeñada, al placer por haber hecho de los hijos hombres de bien, el placer por lograr con mucho esfuerzo la meta deseada, el placer por alcanzar un matrimonio estable y duradero, a veces tan difícil; el placer por 33


Esta es uno de los temas que aborda Savater y que en lo personal me parece de los más interesantes y complejos, y que a la vez nos deja reflexiones importantes. Hablar de derechos humanos en nuestros días no es algo nuevo, incluso se puede decir que actualmente es uno de los puntos de mayor debate a nivel internacional. Ahora, si nos referimos a los derechos de las personas adultas mayores, cobra mayor importancia y trascendencia para el tema que nos interesa. Después de leer este capítulo, me hago una pregunta: ¿Realmente son necesarios los derechos humanos? Si como sociedad practicáramos el valor del respeto, la tolerancia, la inclusión, la justicia, la igualdad; y los adoptáramos como una forma de vida en la cual todos como sociedad veláramos por el bienestar del prójimo. Si así fuera, no necesitaríamos normas o leyes que nos obligaran a practicar estos derechos. El principal derecho que tenemos es el derecho universal, el derecho a ser humano, y esto nos identifica como iguales. Uno de los problemas que enfrentan al que día a día se enfrentan las personas adultas mayores, es la violación de sus derechos, pues entonces esta sociedad adquiere todos los calificativos antes mencionados. Pero como sociedad no somos capaces de negociar, de conciliar o de mediar las situaciones y preferimos arrebatar, avasallar o eliminar lo que nos impide a l -

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canzar algo que no es para nosotros solamente. Menciona Savater: el principal derecho de los humanos es el universal derecho humano a ser sujeto de derechos. Y esto se nos olvida y lo violentamos, por eso agrega Savater: Tener a alguien por humano consiste en reconocerle ciertos derechos. Conceder a otro y por tanto a uno mismo la condición humana es admitir lo lícito de la reclamación de sus derechos. Termina esta idea diciendo: Base y esencia de los derechos universales del hombre, es el universal derecho de cada hombre a tener derechos. Por eso insisto, realmente son necesarios los derechos humanos? Tristemente, si son necesarios, porque en muchas ocasiones nos hemos deshumanizado, y requerimos de documentos que establezcan cual debe ser nuestro actuar. Entonces lo primero que debemos hacer es revalorarnos como seres humanos, y de aquí fomentar los derechos de todas las personas. Es una tarea grande, pero necesaria, debemos aceptar


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que cada uno tiene derechos que no pueden postergarse, y que estos derechos son la base de la igualdad entre las personas. De igual forma las personas adultas mayores, son sujetos de derecho, y esto lo tienen que saber y lo tienen que cuidar. Aquí nuevamente menciono a Savater: “No puede haber derecho natural si el pensamiento humano, a despecho de su imperfección esencial, no puede resolver el problema de los principios de justicia de forma auténtica y universalmente válida”. Así es que la tarea es grande, pero debemos empezar a luchar por ello.

“Ética como amor propio” es un libro complejo en su lectura, para comprenderlo debemos tener capacidad de análisis y conocimiento previo de los temas que aborda. Aún con todo es un libro que después de leer nos deja una gran enseñanza, en el cual hay momentos de mucha reflexión, que nos impone retos y tareas que guiaran nuestra práctica profesional, y más cuando se trata de la atención a las personas adultas mayores. El decidir dedicarnos a la Gerontología, nos compromete a prepararnos de la mejor manera, pues tenemos un compromiso social muy grande, el cual debemos abordar desde nuestros lugares de trabajo, y de allí ir tejiendo una red que cada vez se haga más y más grande. Después de haber leído la obra de Savater, me he adentrado en un mundo del cual quiero seguir conociendo para sustentar mi práctica profesional.

REFERENCIAS 1. Couso S. C., Zamora A. M., Purón I. I., del Pino B.I. (1998) en MEDISAN, 1998;2 (3):30-35. Recuperado de bioetica%20y%20los%20problemas%20Am.pdf 2. Savater F. (1991) Ética como amor propio. Editorial Grijalbo, México

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