Revista llegás edición 196

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05-06 / 2015 #196 aĂąo X www.revistallegas.com.ar

teatro

arte bares mĂşsica letras cine noche buenos aires



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La revista Ajoblanco (1974-1999). Ruptura, contestación y vitalismo, muestra hasta el 31 de julio en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA Paraná 1159), gratis Literatura, una obra de Mariana de la Mata, se representa viernes a las 23 en Espacio Irreal (reservasliteratura@gmail.com), $70 No inventes lo que no quieras que exista, unipersonal de Florencia Carreras sobre Silvina Ocampo, lunes y viernes a las 21 en las cúpulas del Edificio Bencich (Diagonal Norte 615), $180

OBRA DE TAPA Alejandro Pasquale nació en Buenos Aires en

SUMARIO

1984. Durante 2002 comenzó sus estudios en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes, en la ciudad de General Roca. A lo largo de sus años de estudiante participó en grupos de muralistas y eventos culturales de la región. A fines de 2004 viajó a Buenos Aires para seguir la carrera en IUNA (Instituto Universitario Nacional de Artes), aunque abandona a los pocos meses para continuar de forma autodidacta. La obra de tapa puede visitarse en el marco de la muestra colectiva Hablar con las manos, escuchar con los ojos, una exposición que habla del dibujo contemporáneo a través del trabajo de cuatro artistas que revindican esta técnica como medio y como fin: Eduardo Stupia, Salvo y Sissia, además de Pasquale. Naturaleza viva. Lápiz sobre papel. 122x150 cm. Fundación ICBC, Riobamba 1276 Hasta el 30 de junio Lunes a viernes de 10 a 19, gratis

4-5 ARTE La escultura, pintura y fotografía del brasileño Vik Muñiz emigran hasta el Museo de la Universidad Nacional Tres de Febrero

6-7 BARES Buenos Mares, tres generaciones en el negocio del pescado 8-9 MÚSICA Reseñas de los últimos discos de Sufjan Stevens y Jamie XX, además de los principales recitales durante junio en la ciudad

10-11 LETRAS Camilo Sce charla sobre poesía mientras prepara dos libros 12-13 CINE Juan Martín Hsu viaja hasta La Salada con tres inmigrantes 14 NOCHE Recital del Planetario para explorar el lado oscuro de la Luna 16-17 BUENOS AIRES Y la expedición galáctica continúa desde tres observatorios astronómicos porteños hasta el infinito y más allá

18-29 TEATRO Entrevista con los capitanes con Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu, alegato de la escenografía y el vestuario con Gabriela Aurora Fernández, además de un repaso a la cartelera independiente

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? QUIENES SOMOS

Editor Responsable Gustavo Gaona EDITOR DE CIERRE Armando Camino EDITOR Juan Ignacio Crespo DISEÑO Daniela Sawicki COLABORAN EN ESTE NUMERO Luz Marchio (arte), Armando Camino (bares), Martín Caamaño (música), Mercedes Álvarez (letras), Ximena Brennan (cine), Martín D’Adamo (noche), José J. Jiménez (buenos aires), Julieta Bilik, Vera Czemerinski, Juan Ignacio Crespo y Mara Teit (teatro), Esteban Serrano (serie bondi). TIRADA DE ESTA EDICION 12 mil ejemplares Publicidad: Ricardo Tamburrano (15 5958 7489, ricardotamburrano@gmail.com y teatro.llegas@gmail.com) llegás a buenos aires es una publicación mensual de distribución gratuita, Propiedad de GyH Contenidos Srl, Chile 1507, Piso 2. CP. 1100, CABA. Fundada el 5 de agosto de 2004. Se distribuye en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Registro de marca 2519629. Registro de la propiedad intelectual exp. 347083. ISSN 1668 – 5326. La programación de las agendas puede sufrir cambios por parte de los organizadores. Llegás no se responsabiliza de los mismos.


ARTE

industria imaginada EL ARTISTA BRASILEÑO VIK MUNIZ exporta SU MUNDO A BUENOS AIRES CON UNA MUESTRA en el muntref-hotel de los inmigrantes ideal PARA LOS AMANTES DEL DETALLE. Los pactos entre almas se escriben en muy pocos lugares. Sólo en algo pequeño: una semilla, un diamante, un resto de basura. Sólo en un color: la miel, el chocolate o la tierra. Un pacto, un encuentro o el pequeño instante que guarda el paisaje más profundo. ¿Se puede pedir más? De eso se

trata. Allí donde “la mirada se encuentra con la imagen y las preguntas comienzan a fluir”, el artista brasileño Vik Muniz reúne fragmentos de imágenes: historias en permanente construcción. En el Centro de Arte Contemporáneo del Museo de la Universidad Nacional Tres

de Febrero (MUNTREF) - Hotel de Inmigrantes, presenta Vik Muniz - Buenos Aires, una exposición retrospectiva donde exhibe 95 obras de los últimos 20 años de producción. La propuesta abarca los principales tópicos abordados por el artista y muestra los múltiples materiales con los


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EL SACRIFICIO INÚTIL

que trabajó a lo largo de su carrera. Entre las obras más destacadas está el retrato del Che Guevera hecho con porotos negros, una relectura de la Mona Lisa en mermelada y mantequilla de maní, los rostros de estrellas de cine como Elizabeth Taylor hechos con diamantes, y animales y objetos dibujados en la tierra y el polvo. Además se exhibe por primera vez, la pieza Buenos Aires, hecha con imágenes de revistas y perteneciente a la serie Postales de ningún lugar. Por otro lado, aparecen series de contenido social como Niños de azúcar e Imágenes de la basura. En relación a esta última, se proyecta también el documental Waste land, dirigida por Lucy Walker, que narra la historia de cómo Muniz construyó los retratos de los recicladores de Jardim Gramacho, uno de los basurales más grandes del mundo. Conmovido frente a la difícil realidad de quienes sobrevivían con la recolección de latas, neumáticos o botellas, decidió crear una serie de retratos hechos con los mismos materiales que recogían, haciéndolos participes del proceso. Luego los fotografió, los puso a la venta y lo recaudado fue destinado a esas familias. En Niños de azúcar (1996), los rostros felices de los niños se desintegran para denunciar el trabajo infantil en las plantaciones de azúcar de la isla Saint Kitts, en el Caribe. Como afirma Diana Wechsler, directora del Departamento de Arte y Cultura del MUNTREF, “Vik es un fotógrafo que se pregunta por la fotografía, sus condiciones de producción y de lectura. Su propuesta estética trabaja en la tensión entre proceso y obra. Expone ante el espectador fotografías que sean el punto de partida de una narrativa que le permita recuperar diferentes dimensiones presentes en esa imagen”. Para Muniz, el espectador es quien completa la obra. Entre él y su público solo existe la mirada. Un detalle, un color: un pacto. LUZ MARCHIO

Sobre el artista Vik Muniz nació en 1961. Creció en una favela llamada Jardín Panamericano de San Pablo, Brasil. Actualmente, vive entre Nueva York y Río de Janeiro. Pero fue la mala suerte lo que determinó su futuro. Cuando salía de un evento, se acercó a separar una pelea y una bala perdida alcanzó su pierna. Se despertó en el hospital y su atacante le ofreció dinero por los daños ocasionados. Con esa plata viajó a Estados Unidos, donde pudo probar la escultura, el dibujo y la fotografía para, finalmente, construir un estilo único en el que confluyen las tres artes. Además de sus actividades artísticas, Muniz participa en proyectos educativos y sociales en Brasil y los Estados Unidos. Su documental Waste land (La tierra baldía) de 2010 recibió una nominación para el Oscar y obtuvo el Premio del Público al Mejor Documental en el Festival de Sundance. En 2011 la Unesco lo designó embajador de Buena Voluntad y en enero de 2013 recibió el Premio Cristal otorgado por el Foro Económico Mundial. En 2014 culminó la construcción de Escola Vidigal, una escuela de arte y tecnología para niños de bajos recursos de la comunidad homónima de Río de Janeiro, cuya apertura está prevista para el otoño de 2015.

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VIK MUNIZ-BUENOS AIRES Centro de Arte Contemporáneo del Museo de la Universidad Nacional Tres de Febrero - Hotel de Inmigrantes Antártida Argentina 1355 Hasta el 14 de septiembre Martes a domingos de 11 a 19 Gratis

Catalina León presenta en la sala de proyectos especiales del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires una instalación que incluye obras producidas en los últimos tres años de trabajo. Bordados, pinturas sobre telas, cartones y placas de yeso oscilan entre la figuración y la abstracción y reflejan inquietudes, emociones y pensamientos que la artista atraviesa en su cotidianidad. Desplegadas o acumuladas, cargadas o despojadas, la energía de estas obras proviene de un largo ejercicio íntimo que invita al descubrimiento. Una muestra recomendada para quienes disfrutan de hurgar en los espacios donde nacen pequeñas historias de todos los días. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, San Juan 350; hasta el 21 de junio, martes a viernes de 11 a 19, y sábados y domingos de 12 a 20; $15 y martes gratis.

NIHILISMAN

Año de elecciones. ¡Hagan sus apuestas! Mientras tanto, Anatole muestra el costado más ácido del bestiario urbano en Nihilisman, una exposición que reúne fotografías realizadas entre los años 1999 y 2013 en distintas partes de la ciudad. En la era de la fragmentación, la publicidad y la propaganda conviven sin prejuicios. Como afirma Sol Rossi, “los rostros y mensajes de la política se enfrentan a los rostros de la pobreza. Los mensajes de resistencia de las minorías se superponen a los del consumo del capitalismo tardío”. Nadie teme al sinsentido y los mensajes se cortan y pegan unos sobre otros frente a una cámara que todo lo ve. El Trueno, dirección en info@anatole.com.ar; hasta el 13 de junio, lunes a viernes de 16 a 19, excepto jueves; gratis


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bares

tres generaciones a bordo BUENOS MARES CUMPLE UN AÑO CON SU TRIPLE OFERTA de PESCADERÍA, ROTISERÍA Y RESTAURANTE, pero LA FAMILIA DI LEVA ACUMULA decenios con LOS FRUTOS DEL OCEÁNO. I a.c.

Pese a su ubicación litoral e idiosincrasia portuaria, reflejada incluso en el gentilicio, no abundan las pescaderías ni las marisquerías en la ciudad de Buenos Aires, un terreno dominado por carnicerías y parrillas. Eso sí, toda regla tiene su excepción, bueno, quizá alguna más en este caso. Por ejemplo, Buenos Mares se llama una excepción, además por partida triple. No en vano, el establecimiento ubicado de Barracas, justo en el límite con La Boca, es una pescadería, una rotisería y un restaurante. También tres, casualidad, es el número de generaciones detrás de Buenos Mares dedicadas al negocio del pescado. Aunque el local de Patricios 249 justo cumple un año a principios de junio, la familia acumula 70 años de experiencia en el rubro desde que el primer Di Leva, un emigrante natural de Sorrento (Italia), instalara una pescadería en San Telmo. Sus cuatro hijos varones, no todo gira alrededor del 3, continuaron con los frutos del mar; dos con una pescadería al por mayor, en Suárez 1344, y el dúo restante con una flota de barcos, en Mar del Plata. Y desde 2014, dos nietos, Bernarda y Federico Di Leva, emprendieron una nueva ruta dentro de la tradición familiar. “Fue una idea de la familia, que es bien italiana por los debates y discusiones, para crecer y ofrecer al barrio algo distinto, todo junto”, cuenta Bernarda, morocha de 30 años, en la terraza sobre la vereda bajo un toldo azul, claro, marino. “Ya hay una rotisería de pescado cerca, El Delfín, pero la competencia es buena, la idea es no ofrecer lo mismo, no repetir, así hay mercados para todos”. A la oferta de rotisería, con múltiples platos expuestos sobre

una amplia barra y dentro de transparentes refrigeradores, se añadieron altas mesas para comer ahí mismo, como en una parrilla o pizzería al paso, de pie o sobre banquetas. “Pero un día me encontré a gente con bandejas en la mano esperando por lugar, así que agarré dos tablones del fondo para armar algunas mesas más”, recuerda Bernarda sobre el origen del restaurante. Así que ahora, al autoservicio original al mediodía se sumó el servicio de mesa por la noche, lo que genera “ambientes distintos”. Tras la visita diurna de clientes para “picar algo y volver al laburo o irse a casa”, en Buenos Mares se arman largas y concurridas cenas, hasta con música en directo viernes y sábado a cargo de algún Di Leva al bandoneón y voz. La carta se basa, ya imaginan, en el pescado y el marisco, obvio, con un menú del día, por ejemplo, de filet de merluza con champiñón ($75) o uno ejecutivo de sorrentinos con langostino y apio (120). “Todo es fresco, nada congelado, priorizamos la calidad y la disponibilidad del producto sin matar a la gente con los precios”, subraya la responsable de Buenos Mares. Además de raciones típicas como rabas ($55, con cerveza), paella ($160 por kilógramo) o cazuela de mariscos (220 por kilo), se ofrecen otros platos cocinados, atención, por la abuela materna de Bernarda, la emigrante española de 82 años Nélida Brunel, así lo que no se olviden de preguntar jueves y viernes por la empanada gallega ($80), la lasaña de brótola (60) o los fosforitos de salmón, puerro o ricota (20). Y también pueden, incluso, elegir el producto en crudo de los mostradores de

la pescadería, a la entrada del local, para sus inmediatas preparación en la cocina y degustación en el comedor con, por favor, un fresco vino blanco, aunque la clientela se suela decantar por los tintos. Sábado al mediodía, los parroquianos casi completan el aforo, conviene reservar los fines de semana, por lo que sus conversaciones animan un salón de ambiente cálido gracias a la madera de mobiliario, barra y pared para compensar la frialdad de obligatorios azulejos y aceros. “Arrancar arrancó, ahora ya estamos encaminados, contentos. El primer año tiene un balance positivo. Funciona bien, con buena aceptación, la gente se copó, volanteamos por la zona, pero también se conoció de boca en boca, los clientes habituales no son todos del barrio, hay mucha gente de zona norte”, concluye Bernarda Di Leva. “A veces tengo que saludar con un beso en varias mesas, hay un clima familiar, de hogar”. Quizá, pese al predominio cárnico, los porteños siembre busquen un puerto donde atracar, descansar y abastecerse en las orillas rioplatenses. Ya saben, “la nuestra es agua de río/ mezclada con mar” (Vasos vacíos, Los Fabulosos Cadillacs, 1988) ARMANDO CAMINO

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BUENOS MARES Patricios 249, 4361-6661 Lunes a sábado de 9 a 23:15 Ambiente: cálido atención: familiar recomendación: pescados y mariscos


B/R !

BARES Y RESTAURANTES bares@revistallegas.com.ar

DOÑA

Bulnes 802, esq. Humahuaca Reservas: 4862-9278 Doña es una cantina que intenta homenajear a los grandes bodegones de Buenos Aires desde la mirada del presente, rescatando ese espiritu que nosotros recordamos de nuestra infancia.

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LA REINA KUNTI

Humahuaca 3461. Abasto. Reservas e informes al 4863-3071. Delicias vegetarianas de la cocina védica. Un rincón para espiritualistas donde el aire que se respira es más liviano. Chutneys, arroces varios, ensaldas y pastas. Deliveryc atering. Martes a sábados de 10:30 a 0:30.

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TIEMPO DE GITANOS

Restaurante - Tablao Flamenco El Salvador 5575, Palermo hollywood, tel.4776-6143 12 años con el mejor show flamenco y la cocina española imperdible, para venir con amigos de tapas, aprovecha y presenta el aviso de esta pagina para obtener un 2x1 en entradas al show. www.tiempodegitanos.com.ar

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Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Reservas: 4863-7923 Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas, vinos y buena música para condimentar.

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filo

San Martín 975. Retiro. Reservas 4311-0312 / 1871. Cultura gastronómica ítalo-véneta, lugar de diversión, para mirar y ser visto. Música, siempre. Excelentes las pizzas y la mejor barra de tragos. Más información en: www.provision@filo-ristorante.com

Guarda la Vieja!

Musetta Caffé

Musetta Caffé. Billinghurst 894, esquina Tucumán. Información y reservas: 4867-4037. Disfrute de los mejores desayunos, meriendas, almuerzos y cenas. Lunes de 10 a 20; martes a viernes de 10 al cierre; sábados de 17 al cierre. Más información en www.musettacafe.com

Doña Una pequeña cantina en una esquina del barrio de Almagro Especialidad en pastas caseras amasadas en el salón Picadas con productos artesanales Abierto de martes a sábados de 12 a 15:30 y de 20 a 00:30 hs Lunes y Domingos de 12 a 15:30 hs Bulnes 802, esquina Humahuaca, Almagro, Buenos Aires reservas al 4862-9278

Guarda la Vieja! Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas y vinos. La música condimento ideal de la noche. No cobramos cubierto. Pago solo efectivo.

Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Teléfono: 4863-7923 Abrimos todos los dias. Horario: Domingo a Jueves de 18 a 2 hs. Viernes y Sábado: 18 a 5 hs.


MUSICA

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Sufjan Stevens Carrie & Lowell Asthmatic Kitty Records

Existen personas lloronas que, sin que les pase nada, se quejan constantemente, como si la vida les debiera algo. En cambio, otras tienen el don de convertir el dolor en potencia. Esa es la actitud de Sujfan Stevens, abandonado por Carrie, su madre esquizofrénica, cuando tenía apenas un año de edad y a la que solo volvió a ver en

Jamie XX In colour XL, Young Turks

Jamie Smith. Quizás ese nombre no diga demasiado, pero sí Jamie XX. Por un lado, es uno de los tres integrantes del grupo británico The XX –de ahí el seudónimo-, tal vez una de las bandas más relevantes surgidas en la última década. Y uno de los mayores responsables de su sonido es Jamie, quien hoy por hoy es considerado uno de

situaciones aisladas, sobre todo durante el tiempo en que estuvo casada con Lowell, su segundo marido. A la pareja alude el título de su último álbum. En diciembre del 2012, Carrie murió a causa de un cáncer de estómago y fue entonces que Stevens tuvo que hacer algo con el terrible desasosiego que lo invadió. De ese trance surge Carrie & Lowell. A cierta edad aprendemos que no le podemos exigir a nuestros padres algo que nosotros mismos no somos capaces de cumplir. Stevens, que tiene 39 años, en lugar de ponerse a salpicar toneladas de odio y resentimiento, compone una plegaria de despedida para su madre tratando de reordenar y comprender esa relación tan tortuosa y distante. El gesto queda claro en una de las líneas de Death whit dignity, el emotivo tema que abre el disco: “Te perdono, madre, puedo oírte y quiero estar cerca tuyo pero cada camino conduce a su fin”. Carrie & Lowell podría ser la banda de sonido para una proyección de diapositivas familiares que obligan a recordar momentos pasados y a compensar con fantasía los agujeros negros de la memoria. Desde

lo musical, Stevens vuelve a dar un paso desconcertante. Recuerden que estamos hablando de un tipo que en un momento tuvo la ambiciosa idea de hacer un disco dedicado a cada estado de los Estados Unidos. Hasta ahora realizó solo dos: Michigan e Illinois, una de sus obras maestras. Luego del proyecto electro hip-hop Sisyphus, Stevens pasa en Carrie & Lowell a un despojo total de guitarra, piano y voz propio del folk. Pero en su caso podría tratarse más bien de un folk espacial, donde abundan los pasajes ambientales como los de la etérea Fourth of july o el del final de Drawn to the blood -junto con Death whit dignity, una de las melodías más sublimes del disco- y también las repeticiones de motivos que hacen que un arpegio de piano Rhodes parezca un loop de música electrónica, como en la coda de Should have know better, donde de paso revive cuando tenía 3 o 4 años y su madre se lo olvidó en un videoclub. Al escuchar este disco da la sensación que las canciones fueron compuestas en estado de gracia. De tan soberbias, las melodías elevan a Stevens al olimpo de los elegidos.

los mejor beatmakers del mundo, además de ser codiciado como productor tanto por artistas independientes como pesos pesados de la industria como Shakira o Drake. Jamie ha hecho remix de bandas y DJ que, aunque prestigiosos, tal vez no sean tan conocidos –como Four Tet o Nosaj Thingspero también para Radiohead o Adele. En una palabra, no le hace asco a nada y en todo lo que mete mano deja su impronta inconfundible. Toda esta introducción solo para decir que hace unos días Jamie XX acaba de lanzar In colour, su primer disco solista oficial. Lo más cerca que había estado de esa instancia fue en el 2011, cuando lanzó We’ re new here, un álbum que, debido al papel destacado que tuvo en su producción, firmó junto a Gil Scott-Heron. Pero ahora llegó la hora de cortarse solo en serio y el resultado es un exhaustivo catálogo de talento y buen gusto. In colour se presenta como un viaje lisérgico por la mente de Jamie XX, por sus preferencias y obsesiones. El disco abre con Gosh, un tema de cierto aire tribal, surcado por samples de voces asmáticas, que a medida

que avanza se va volviendo cada vez más melódico y melancólico, sobre todo cuando un sintetizador gana el protagonismo sonoro. En Ovbs parece remixar -o tal vez sea tan solo un sampleo- al Myth de Beach House y, por su parte, Loud places -uno de los hits del verano europeo-, con la participación de Romy, su compañera de The XX en voz, samplea en su estribillo el tema Could heaven ever be like this de Idris Muhammad’s. Oliver Sim, su otro compañero en The XX, aporta su rugosa voz en la oscura Stranger in a room, canción que podría ser un track perdido de Coexist, segundo disco del grupo. Sobre el final cambia radicalmente de estilo con la raggamuffin I know there’s gonna be (good time), el momento más alegre del álbum, para luego cerrar con Girl, un funk hipnótico en el cual resalta un entramado de guitarras y la irrupción de toda clase de voces. Conformado en su gran mayoría de temas instrumentales, el álbum se compone de materiales heterogéneos y se parece más a una pintura sonora, más precisamente a un collage, que a un disco convencional. Y tal vez a eso responda su título.


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imperdibles de junio

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Miércoles 17

Después de una ilustre carrera que comenzó con la venerada banda de rock británica The Smiths, el guitarrista editó The messenger, su primer álbum en solitario, al que le siguió Playland, a fines del año pasado, otro excelente trabajo que ahora viene a presentar a la Argentina. A las 21 en Niceto Club (Niceto Vega 5510).

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Jueves 18

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Jueves 18 y sábado 20

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Viernes 19

¿Se acuerdan de More than words, esa balada acústica interpretada por Extreme? Más allá del hit que los catapultó a la fama, el grupo hace funk metal y ahora vuelven para festejar sus 25 años de carrera. A las 21 en Teatro Vorterix (Federico Lacroze 3455).

Luego de realizar En el sendero Tour, el referente del reggae lover anticipa el festejo de los 10 años realizando dos shows completamente distintos, repasando toda su discografía y sus principales éxitos. A las 21 en La Trastienda Club (Balcarce 460).

El nuevo proyecto de Mariano Custodio, conjuga lo aprendido durante su trayectoria con su perspectiva actual: calidez, ritmo y novedad. Promete volver a sonar, adoctrinar la frescura y la sencillez necesaria. A las 21 en Studio Samsung (Pasaje 5 de julio 444).

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Sábado 20

La banda española liderada por la actriz y cantante Leonor Watling regresa para presentar su más reciente álbum, El porvenir. Músicas que suenan a boleros eternos, a blues infinitos, a jazz vocal crepuscular. A las 21 en Niceto Club (Niceto Vega 5510).

Sábado 20

El ex Serú Giran sigue cultivando su carrera solista como compositor, cantante e interprete. Mezclando toda clase de estilos –el pop, el jazz, el rock, el folklore- promete un nuevo show con banda nueva. A las 21 en el Gran Rex (Corrientes 857).

Sábado 27

Estos verdaderos maestros de la diversión y la canción popular siguen demostrando que están en forma después de tantos años de carrera. Justamente, su nuevo show se llama Y la banda sigue. Cataratas de hits a las 21 en el Luna Park (Madero 420).


LETRAS

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una poesía para cada persona EL ESCRITOR PORTEÑO CAMILO SCE CHARLA, PURO LIRISMO ORAL, MIENTRAS uLTIMA LA PUBLICACIÓN DE SUS LIBROS DE POEMAS MAR DEL PLATA Y LAS COSAS QUE SE EXTINGUEN.

I paula dinorah salgado

Camilo Sce nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1985. Estudió Filosofía, especializado en Filosofía del Lenguaje, en la Universidad de Buenos Aires. Coordinó tanto ciclos literarios como cinematográficos y, actualmente, trabaja como encargado de la librería Clásica y Moderna. Traduce poesía e integra la organización del Slam! Argentina, como responsable de la propuesta Poemas a medida. Participó en ciclos y lecturas en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el Encuentro Nacional de la Palabra, el Filba, el Festival de Poesía de Mar del Plata, los slam de poesía oral y el Mundial de Poesía. Publicó los libros 002 (2011, Milena Caserola) y El amor es una cachiporra de policía (2014, Milena Caserola) y formó parte de las antologías 2017: Nueva Poesía Contemporánea (2012, Milena Caserola) y Atada a la reacción (2010, Nulú Bonsai). En plena traducción de obras de Jas H. Duke y Lawrence Ferlinghetti, también prepara los libros de próxima aparición Mar del Plata (Nulú Bonsai) y Las cosas que se extinguen (Elemento Disruptivo). -En tus poemas incluidos en El amor es una cachiporra de policía hay un trabajo

con la oralidad que permite casi escucharlos. ¿Fue ese el núcleo desde donde pensaste el poemario? ¿Cómo surgió este libro? Yo venía produciendo muchos textos y probándolos en público. Estaba dando vueltas por el circuito de la poesía oral y tenía una extraña sensación de falta de conciencia de lo que se estaba haciendo; se dejaba la performance librada al azar del momento, una suerte de catarsis oral que tenía como excusa el poema. Yo no estaba conforme con eso y tuve la ocasión de cruzarme con un pequeño ensayo de Charles Olson, El verso proyectivo. Olson decía que el poeta contemporáneo, liberado de las estructuras de rima y versificación clásica, empezaba a recurrir a un estilo propio que no era más que una respiración, una cierta cadencia, una forma de decir. Por ello, era importante que la escritura empezara a respetar esta respiración propia del autor; escribir un poema era eso: escribir una forma de leer un poema en voz alta. En el momento me pareció la respuesta a lo que venía pensando: la oralidad seguía ahí, pero la escritura no se dejaba de lado, no se la daba por vencida. Esa fue la matriz con

la que repasé los poemas y los fui agrupando: cada sección tiene una forma de hablar, su propia cadencia, y, si todo salió bien, eso está traducido a un escanciado específico, una disposición gráfica determinada. -¿De la oralidad de tus poemas al Slam Poetry hay un paso? Participé en el Slam!, en sus primeras siete ediciones, y siempre lo entendí como un formato de competencia, como un formato de presentación oral de los textos, generalmente de poesía oral. No sé si hay un tipo de poesía particular que deba ser llamada poesía slam. Si uno hace de una herramienta de difusión un estilo, puede terminar creyendo que es un mal estilo si son pocos los buenos poetas que participan del circuito, o que es el futuro de la poesía, si participan las voces más originales y activas. Yo entiendo el Slam como una herramienta para masificar la poesía oral aprovechándose de formatos con una lógica televisiva, de consumo fácil y rápido (3 minutos por persona, mucho humor, etc). En ese caso, mi poesía no es poesía slam, es poesía oral, si se quiere, pero no tiene como esencia ser televisiva y de consumo


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fácil, por más que me parezca una buena estrategia para infiltrar poesía en audiencias de no-lectores de poesía. -¿Hay continuidades entre El amor es una cachiporra de policía y tus libros de próxima publicación, Mar del Plata y LaS cosas que se extinguen, que saldrán este mes por las editoriales Nulu Bonsai y Elemento Disruptivo? Hay una metodología repetida: una serie de preguntas retóricas que fingen dejar un lugar para el lector en la máquina del poema, pero que tienen sus respuestas ya dadas siempre. Tanto Mar del Plata como Las cosas que se extinguen tienen algo confesional también, eso también los vincula al otro libro: una trampa en torno a una confesión falsa, la carnada perfecta. -Sos poeta pero también sos gestor. Recientemente coordinaste un ciclo en la Feria del Libro titulado Poesía al banquillo. ¿Necesitamos teorizar acerca de la poesía? ¿Cuánto debe pensar un poeta acerca de su quehacer? ¿Sería esta la única forma de avanzar?

En la actualidad, ante el aumento de la oferta de productos culturales, es vital encontrar estrategias para visibilizar lo que por sobreabundancia se torna invisible. La paradoja de nuestra época es que se produce más para el olvido que para el presente; poco de lo que se piensa o se está haciendo en pos de un cambio y una adaptación de la poesía a la sensibilidad y realidad actual está siendo leído o conocido por aquellos que están tratando de hacer lo mismo. No creo que sea necesario tener un proyecto claro antes de escribir cada poema. Sin embargo, la contrapartida a no tener un proyecto claro, es tener un feedback continuo con otros colegas, críticos y lectores. Entonces, sí, necesitamos discutir la poesía, mostrarnos lo que está pasando mutuamente. -Por último, ¿podrías contarnos qué es Poemas a medida? Poemas a medida es un emprendimiento didáctico. La intención es contravenir una concepción estándar de la poesía como una ciencia arcana, complicada y, para peor, tremendamente aburrida. La consigna detrás

es que hay una poesía a medida de cada persona; todos pueden encontrar un poema que hable en su idioma, una poética que se dirija a ellos. A su vez, todos llevan una poética propia oculta, traficada entre palabras cotidianas y discursos automáticos de todos los días. En concreto, montamos una mesa donde ofrecemos poemas realizados a pedido en el momento. Pueden darnos una consigna, un título, una palabra, una idea o un estilo; parte del trabajo es analizar a la persona que se acerca para dar con la fibra que el poema tiene que tañer. Como contrapartida, les pedimos a ellos que, si se animan, nos escriban un poema a nosotros. Ahí ocurre lo más interesante, donde vemos señoras mayores o nenes de 8 años que se sientan a escribir poemas con entusiasmo. Descubren que se puede escribir con libertad y sin tener que legitimar lo que hacen. Además de todo, se divierten mucho; es una actividad que infantiliza a los participantes en un buen sentido: los deja jugar en paz. MERCEDES ÁLVAREZ


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cine

un cálido mosaico etnográfico EL ARGENTINO DE RAÍCES TAIWANESaS JUAN MARTÍN HSU ESTRENA EN el país SU ÓPERA PRIMA LA SALADA, luego de MÚLIPLES PREMIOS EN EL EXTRANJERO CON UNA FICCIÓN CORAL.

Hablar sobre la ópera prima de Juan Martín Hsu, joven director de raíces taiwanesas nacido en Argentina hace 36 años, no es sólo referirse a un punto estratégico del área metropolitana de Buenos Aires por donde circulan aproximadamente 20.000 personas cada día provenientes de todo el país. La Salada es un film multipremiado y muy bien recibido en distintos países, no sólo por la crítica sino también por el público. Enhorabuena, durante junio se estrena comercialmente a nivel nacional. Como su n ombre indica, la película fue rodada en el caótico contexto de la famosa gran feria de Lomas de Zamora, considerada la más grande de Latinoamérica, donde se venden productos de dudosa procedencia a bajísimo costo. Constituido como una de las principales fuentes de trabajo, no sólo de los inmigrantes, el predio fue recorrido por primera vez por un Hsu adolescente que ya empezaba a encontrarle lo vistoso al lugar para capturar momentos. Este espacio real, que alberga a unos 6.000 trabajadores, supo ser el escenario de una ficción coral sobre la base de tres historias diferentes, cuyo punto en común es el desarraigo que provoca la migración y escaparse de los mandatos familiares. Un empresario coreano que obliga a su hija a

casarse con el hijo de su amigo, un joven boliviano que junto a su tío acaba de llegar al país en busca de trabajo, y un solitario vendedor taiwanés de DVD que hasta tiñe su pelo con tal de conseguir una novia. Historias sencillas pero con gran carga emocional y cuyo objetivo -en palabras del director- es el de homogeneizar el concepto del nuevo inmigrante en la Argentina. Para retratarlas, qué mejor que contar con artistas de primera línea como Chang Sung Kim, visto ya en la televisión; Ignacio Huang, conocido por participar junto a Ricardo Darín en Un cuento chino (2011); y el boliviano Limbert Ticona, menos visto por nuestros pagos. “Lo interesante es que cada uno de ellos debía ser oriundo del país que representa en el film”, comenta Hsu. Pero el rasgo que aporta aún mayor riqueza al relato es la predominancia de idiomas como el quechua, el coreano y el chino, además de la presencia de un gran número de actores no profesionales de diferentes nacionalidades como extras. Coproducción argentino-española, La Salada nos trae el drama constante de estas personas con calidez, humor y también un poco desde la ternura. Como buen hijo de inmigrantes, Hsu no juzga a sus personajes, sino que elabora un discurso en pos

de conocer y aceptar al otro, de integrarlo, de entender por qué actúa de una forma u otra; en otras palabras, la problemática social y cultural que concierne a aquel que le gustaría volver a su país pero no puede, y quien -según el cineasta- no termina por vivir ni en un lugar ni en otro. “Con una sola persona de una determinada colectividad no me alcanzaba para abarcar una problemática tan amplia. Tampoco quería una película autobiográfica, sino que tuviera tintes y perspectivas diferentes. Me interesó hacer referencia a la forma en que personas de distintas nacionalidades, casi sin querer, empiezan a juntarse y trabajar juntos como inmigrantes”, relata Hsu. De todas formas, es claro que La Salada tiene mucho que ver con su pasado y que, a pesar de estar despojado de estereotipos, el espectador diferencia claramente a sus personajes. Así, esta película del director argentino-taiwanés del momento fue acogida enormemente en casi todo el mundo y, sin duda, seguirá cosechando frutos en Argentina como un film amigable con la premisa de convivencia entre diferentes hábitos y culturas; hecho que algunos consideran imposible. XIMENA BRENNAN



NOCHE

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psicodelia estelar

I eva lupi

ECOS DE PINK FLOYD Y EL PLANETARIO DE LA CIUDAD impulsan UNA PROPUESTA AUDIOVISUAL QUE MÁS QUE UN RECITAL ES UN VIAJE ESPACIAL con el DISCO MÁS GALÁCTICO. Donde comienza el espacio, se instala el misterio. ¿Es posible vislumbrar el Universo con la mirada? ¿Y con otros sentidos? ¿Cuáles son sus sonidos? Si fuera posible contemplar nuestro planeta desde la inmensidad estelar, alguna eufonía es plausible de existir, pero si no la hubiera, sin duda encajaría a la perfección el segundo disco más vendido de la historia (sólo superado por Thriller, de Michael Jackson), es decir The dark side of the Moon, de Pink Floyd. Probablemente, si Neil Amstrong llegaba a la Luna cuatro años más tarde de aquel julio de 1969, hubiese elegido los sintetizadores de On the run para dar sus primeros pasos. Es por eso que, si bien el lado oscuro de la Luna no puede verse desde la Tierra, sí desde el Planetario Galileo Galilei, y también puede oírse. Allí, en el marco del ciclo Música bajo las estrellas, que periódicamente presenta una propuesta musical para ser presenciada bajo el cielo planetario, ahora es el turno de Pink Floyd. Por la estrecha relación que se produce entre el onirismo propio de la agrupación y el enigma inabordable del espacio estelar, el homenaje que llevan adelante entre la

banda tributo Ecos de Pink Floyd y el Planetario de la Ciudad, es un verdadero viaje interestelar. Difícilmente haya un lugar más indicado que la sala de proyecciones del edificio Galileo Galilei, con su pantalla 360, y un sistema de avanzada tecnología que proyecta imágenes en movimiento de alta calidad, acaparando la atención visual, no sólo del público que yace reclinado en las butacas inmerso en la excursión extraterrestre, sino también de los integrantes de Ecos, que tocando de pie y formando un círculo en el exacto centro de la nave, también observan los resplandores que surgen del costado oculto de la Luna. Definitivamente, es un viaje. A las estrellas, a lo desconocido, a la psicodelia sonora de Waters, Gilmour y compañía. Un viaje con todas las letras. Y si algo tiene el Planetario es la apariencia de una nave que en cualquier momento levanta sus patas para despegar hacia el infinito y más allá. Allí dentro y bajo las estrellas, mientras se forma el oxímoron, el misterio espacial se deshilacha en imágenes sonoras y visuales. Los asistentes, hundidos en las butacas 4D, y Ecos, interpretando con detallada ri-

gurosidad a la legendaria banda británica, atraviesan planetas, estrellas, avizoran la oscuridad que la Luna habitualmente niega. A su manera, el Planetario nos recuerda que la Tierra siempre está en constante movimiento, y esa sensación de estar desplazándose por el Universo de a momentos se hace tan manifiesta que toda la sala parece una tripulación galáctica en una factible escena futurista. Al final cuesta volver a tierra firme, los misterios se hicieron visibles pero no fueron develados, y las preguntas se multiplican infinitamente como meteoritos. Es inevitable: el misterio carece de respuesta, pero al menos goza de sonidos. Y también de latidos. MARTÍN D’ADAMO

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MÚSICA BAJO LAS ESTRELLAS Planetario Galileo Galilei Sarmiento y Belisario Roldán Viernes 5 y 12 de Junio, a las 20 y 21.30; $ 70


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BUENOS AIRES

la ciudad bajo las estrellas LA POSIBILIDAD DE ASOMARSE Al infinito del UNIVERSO A TRAVES DE varios OBSERVATORIOS ASTRONÓMICOS PORTEÑOS OFRECE UNA OPCIÓN DE OCIO DIFERENTE EN BUENOS AIRES. En diciembre de 1882 un grupo de astrónomos del Observatorio de París llegaba al Río de La Plata para ser testigos de un evento astronómico importante. Aquel verano austral de finales del XIX, el planeta Venus se interpondría entre el Sol y la Tierra, una magnífica oportunidad para hacer, a través de la observación, complicados cálculos y trazado de trayectorias que ayudaran a entender un poco mejor el funcionamiento del Universo. Para ello, trajeron consigo un telescopio Gautier de última generación. Cuentan que el clima no acompañó y que se pudieron hacer las observaciones gracias a un oportuno claro que permitió apenas unas horas de trabajo. Pero el Gautier, uno de los pocos telescopios decimonónicos del mundo que aún siguen en perfectas condiciones de funcionamiento, se quedó en Buenos Aires y hoy es una de los tesoros más preciados de la Asociación Argentina de Amigos de la Astronomía, un club de fanáticos de las estrellas que, cada noche,

escudriñan el cielo desde su observatorio del barrio porteño de Caballito. Cuando uno piensa en astronomía se imagina enormes cúpulas blancas instaladas en las cimas de montañas remotas. Pero no. La ciudad de Buenos Aires se incorporó pronto al listado de ciudades astronómicas al socaire del empuje económico y científico del siglo XIX. La primera de estas instalaciones se construyó en 1870 en la terraza del Colegio de San José, apenas a un par de cuadras de la plaza Miserere. La cúpula, con más de un siglo a cuestas, se pierde entre los edificios de la zona guardando otro verdadero tesoro: un telescopio Milhat francés que también suma más de cien años de preciso y cumplido servicio. Hoy, el punto de observación astronómica más antiguo de la ciudad sigue funcionando y ofreciendo, al neófito, la posibilidad de dar un vistazo a través del telescopio y empezar a maravillarse. Los tiempos han cambiado; nada tie-

ne que ver la ciudad de finales del XIX con la megápolis del XXI. Hoy, la urbe se desparrama decenas de kilómetros y las luminarias crean un gigantesco hongo de luz amarilla que dificulta la observación. “Tenemos muchos problemas con las luces de la ciudad”, nos cuenta el guía que, amablemente nos acompaña mientras subimos las escaleras que llevan a la cúpula del observatorio del parque Centenario. “No hay una conciencia de la necesidad de mantener el cielo limpio; hemos intentando que nos permitan mover varios focos del parque pero no hay nada que hacer”. Pero aún así, los viernes y los sábados (a partir de las 20.30), los curiosos se acercan hasta la avenida Patricias Argentinas para mirar a través de estos tubos mágicos y dejarse sorprender por las imágenes que llegan desde el cielo. Gracias a la óptica precisa del Gautier y otro telescopio de museo alemán de principios del XX, la Luna se convierte en un territorio cercano en el que se


I astrofotos: claudio pietresanta

I j.j.j.

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identifican montañas, cráteres y enormes planicies; lo que a simple vista es un punto luminoso más del firmamento adquiere la identidad de Saturno, mostrando sus anillos y satélites; las estrellas se acercan mostrando un caleidoscopio de colores alucinantes; los huecos negros se llenan de luces titilantes que, a simple vista, nos pasan inadvertidas. Para el curioso, estas visitas pueden ser la puerta de entrada a una afición. La Asociación Argentina de Amigos de la Astronomía también ofrece un completo programa de actividades formativas, ciclos de conferencias, talleres de astrofotografía e, incluso, la posibilidad de construir tu propio telescopio a través de un curso abierto a la participación de los aficionados que quieran ir un poco más allá y aprender a desvelar los secretos del cielo. Otra opción para acercarse a las estrellas en la capital es el Planetario Galileo Galilei, que desde 2012 presume de una renovada cúpula de proyecciones dotada de instrumental de audio y sonido de última generación. Más allá de los telescopios y las noches de vigilia, el planetario tam-

bién permite conocer el Universo de una manera didáctica, asequible y, sobre todo, entretenida. El programa de espectáculos incluye varias posibilidades: Colisiones cósmicas, que hace un repaso al poder creador del Universo a través, paradójicamente, de los choques estelares; o Una de piratas, un viaje a través del cielo y sus principales elementos especialmente diseñado para niños bajo la conducción de un temible marino que surca los mares de la tierra en un barco de papel. Los audiovisuales, a la altura de las mejores instalaciones del mundo, se completan con la visita al museo, en el que las piezas estrella son los meteoritos encontrados en suelo argentino. La observación del cielo también ocupa un lugar destacado en el programa de actividades del planetario porteño; los sábados y domingos hay programa doble. A las 15 horas hay talleres de observación solar de acceso libre y gratuito, mientras que al atardecer, la noche toma el protagonismo. A las 18.30 se dicta una pequeña charla sobre fundamentos de astronomía en la que el visitante aprende el funcionamiento de los telescopios y recibe

las nociones básicas para disfrutar de la observación, directa, del cielo. JOSÉ JIMÉNEZ

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ASOCIACIÓN AMIGOS DE LA ASTRONOMÍA Patricias Argentinas 550, 4863-3366 Visitas guiadas y observaciones viernes y sábado a las 20.30; $30 asaramas.com PLANETARIO GALILEO GALILEI Sarmiento y Belisario Roldán, 477-9265 Observaciones sábado y domingo a las 15 y 18.30; gratis Funciones de varios espectáculos de martes a domingo de 16 a 19 horas; desde $40 planetario.gov.ar Observatorio del Colegio San José Bartolomé Mitre 2455, 4951-0264 observatoriosanjose.com.ar


teatro

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el otro siempre tiene la razón I sebastián arpesella

POR SEPARADO, WALTER JAKOB Y AGUSTÍN MENDILAHARZU RESPONDEN SOBRE EL ESTRENO DE CAPITÁN para timbre4 Y DE SU particular FORMA DE CREAR A CUATRO MANOS.

Deleuze/Guattari. Casares/Borges, Bellinson/Solari, Agulla/Baccetti. Estas duplas creativas despiertan más misterios que el acto de creación en sí (que es por demás misterioso). Dos egos y cuatro manos trabajan en el mismo objeto borrando sus límites y conformando un tercer ente que excede a sus integrantes. La frase, aunque obvia, sería: la subjetividad (de ambos) se objetiva en el objeto. En el ámbito teatral porteño actual, Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu son la representación de esto. Desde su primera obra, Los talentos, vienen trabajando juntos y, a diferencia de los duetos mencionados más arriba, parece difícil su ruptura. Se sabe que son amigos casi antes de nacer, que sus madres eran conocidas, que los dos estudiaron cine (uno en la FUC, el otro en la UBA). Esto, en tiempos de relaciones líqui-

das, tristemente, nos da alguna esperanza. Los vínculos pueden atravesar las décadas y volverse algo productivo. Pero para sumar más envidia y fascinación, el trabajo de Jakob/Mendilaharzu es de una precisión matemática (al menos narrativamente) que hace suponer una puesta en común y una síntesis extrema entre las dos intensidades puestas en juego. En Capitán, obra realizada por encargo para el emporio teatral Timbre 4, la exactitud es llevada al paroxismo. Las reglas de la narratología están al sol. Basta con ver la primera escena, donde un dramaturgo, Nicolás Molinari (José María Marcos), habla por teléfono con su hijo sobre una cadena de mails que él reconoce como mensaje personal para entender que toda la fábula ya está contenida allí, que el desarrollo posterior será deshilvanar lo mostrado. Todo

avanza implacable hasta el final, donde estos elementos se subvierten, dan la conclusión, y cierran el sentido. Hay dentro de la pieza una suerte de revalorización de este tipo de escritura versus las experiencias (podríamos decir posdramáticas, performáticas, documentales, biodramáticas, deconstruidas, etc) que encarna Molinari en su vuelta a la escena. El personaje parece estar realizando una tarea épica; siente que volver es entender que su tiempo (y las formas estéticas de su tiempo) aún no está muerto. Y si lo están, él se hundirá con el barco de su época (aunque durante el transcurso de la pieza que Molinari se esté deshaciendo de gran parte de su biblioteca, nos da la pista que imagina un naufragio próximo…). Capitán es (y usemos una definición de Ricardo Piglia que sirve exacta en ese mo-


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mento) una “maquina narrativa” perfecta, concreta. El desocultamiento de los incidentes -las famosas capas de cebolla que debe tener un relato están-. Jakob-Mendilaharzu disfrutan en su rol de demiurgos de la construcción de universos simbólicos que funcionan por sí mismos y con una lógica en la que es imposible encontrar una fisura. Pero vamos a provocar una fisura. Mínima. De otro orden. Fueron entrevistados con el mismo cuestionario, pero por separado, primero llegó uno y respondió, y después el otro (y el que entonces ya había respondido, creo, estaba escribiendo algo, o esperando la confirmación de una actriz… o eso entendí). El cuestionario es el siguiente: 1. ¿Por qué viniendo del cine, que es un soporte superior para narrar, ustedes eligen en el teatro ser tan matemáticamente narrativos? 2. El personaje de la obra tiene un ego desmedido… ¿Cómo manejas vos el tuyo, tomando en cuenta que trabajas con otra persona que también, como creador, tiene el suyo? 3. ¿Cómo sería tu teatro sin tu coequiper? 4. ¿Para qué sirve una experiencia teatral en sí misma? 5. Si hicieras una obra sobre el eterno vínculo con tu compañero, ¿cuál sería la primera escena? Walter Jakob. 1. Me parece que el teatro siempre fue narrativo. En el siglo XX apareció la posibi-

lidad de hacer algo más de imagen o un teatro en el que la palabra tiene un valor más poético. Me parece que el teatro siempre ha sido narrativo. Mi formación es de cine, mi formación en teatro, en actuación fue con Javier Daulte, fue más de grande. No tengo grandes obras que me marcaron. Es difícil no estar narrando, y en muchas obras que se presentan como no narrativas [las nombra, pero prefiere que no se impriman] y que ponen el acento en otro lugar pero presentan ciertos elementos a desarrollar, pienso como espectador que algo está abortado, no trabajan todos los niveles que proponen. Siempre estás narrando y, si no las desarrollas vos, no te estás haciendo cargo de una obligación hacia el material. 2. Lo bueno que haya otro es que te obliga a bajar el ego y siempre estás constatando o midiendo lo que decís; siempre hay una conversación que te está ubicando. Tenemos una regla: el otro siempre tiene la razón. Kafka lo dijo: en la lucha entre vos y el mundo, apoyá al mundo. Esa idea es fundamental. Si a mí no me convence, él puede gastar toda la energía que quiera en tratar de convencerme, y por algo no me convence. Yo a veces no estoy de acuerdo con lo que Agustín propone, pero por algo lo está diciendo. Más allá de que sus argumentos no me conformen y al día siguiente somos otros. Confío en sus instintos. Son tantas las cosas en común que tenemos. Yo soy más impulsivo, más arrojado, Agustín por ahí es más reflexivo y le suma mesura…pero a veces es al revés. Es típico que yo pienso en cosas más macros, y él esté

buscando las palabras. Al mismo tiempo es al revés. 3. Tengo tres obras escritas solo, y con actores [una de ellas es Viva Italia, que actualmente se presenta en el Excéntrico los viernes a las 21). Es medio inimaginable. En principio, el tema de la amistad no estaría tan presente, es un tema muy fuerte de Los talentos y La edad de oro, el tema de la amistad, es uno de los ejes. Las obras cuentan nuestra relación. Escribí otras obras con universos más familiares. Yo no tengo una buena respuesta, pero me parece una buena pregunta. 4. En ese sentido que todo se nos mete en nuestra cara, que pueda haber una experiencia que uno tenga que ir y acercarse es una resistencia. Yo como experiencia me corrí de una zona de consumo, no veo tele, me hablas de los famosos y no tengo idea… estoy corrido de eso. Escucho los vinilos, soy analógico. El teatro es unos tipos jugando adelante tuyo, siempre fue, es y será así. Se produce una situación, disfrutándola… comprendiendo su procedimiento, sus juegos, sus ideas, se produce un encuentro y una celebración con un público: eso es esencial en el teatro, es ponerle una pausa a una cantidad de cosas que nos pasan en el día a día, es poder enfrentarse a la obra y atender a ella, es un paréntesis que no nos aísla, sino que nos permite pensar y ver de otro modo. Esto tiene que ver con seguir creando la propia vida, sin tener tan claro quién es uno. En nuestras obras se repiten ciertas cosas… pero no levanto ninguna bandera. No hay que identificarse con estéticas…


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5. Hay una que es divertida: me cuentan que yo lo quería mucho a Agustín. Cuando éramos chicos él se iba, yo iba hasta la puerta del ascensor y para despedirlo, lo besuqueaba todo y se tenía que secar la baba. La escena sería un nene que le expresa su amor a otro. Agustín Mendilaharzu. 1. ¡Uy, qué difícil! La contesto en partes: el haber venido del cine y haber desembocado en el teatro es un accidente, mi carrera es deficitaria en muchos aspectos, en un momento dado, y yo sentí un déficit especial en mi formación en lo que tenía que ver con dirigir actores, al problema del actor, una variable muy importante y que yo sentía que no tenía ninguna formación. Cuando entramos al taller de actuación de Daulte, nos dimos cuenta que en el teatro había una potencia, una efervescencia brutal y creo que a mí como a Walter eso nos ganó, y sin darnos cuenta estábamos haciendo teatro. Eso tiene que ver con algo que quizás no habría pasado en otro momento del país, de la ciudad digamos. Hubo algo que nos ganó. Por otra parte, generalmente trabajamos con materiales muy vivos. Lo que hacemos con esos materiales es intentar que nos revelen las potencias que esos materiales tienen, pero nunca trabajamos de la estructura hacia la carnadura, siempre es al revés, pero sí lo que hacemos es interrogar, entender que estructura hay

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que soporta esa carne… No queremos que la gente vea la estructura, si se viera sería un fracaso. Nosotros empezamos a escribir una potencia escénica y después sí lo que hacemos es intentar averiguar que estructura sostiene eso. 2. En las obras no queda nada de lo que no estemos seguros los dos; esto hace que discutamos mucho y muy fuerte, pero eso es una forma muy eficaz de combatir el ego. Los dos sabemos que, si bien en el trabajo día a día hay momentos duros que uno tiene que resignar cosas, en el resultado que producimos hay la construcción de una tercera voz que nos protege mucho de experiencias falsas como el narcisismo. Es más fácil no entrar a juzgar lo que nosotros producimos, sino generar una objetividad laboriosa. Después el público lo percibe como subjetividad. 3. ¡Peor! Sería una buena respuesta. Lo que pasa es que me cuesta, no hice nada sin él. Tengo algunas ideas dando vueltas y son algunas cuestiones que se alejan de un formato narrativo, pero no puedo caracterizarlas, no trabajo con ideas, sino de intuir formas en cuestiones muy embrionarias que largamos, cosas muy pletóricas pero embrionarias. Intentamos que esa escena sea potente, que sea un combustible para la actuación fuerte, no sabría caracterizar el teatro sin él. Trataría de no hacer algo tan narrativo, pero me daría cuenta que estoy narrando de nuevo.

4. Por el ciclo Invocaciones, en el que estamos trabajando Brecht... Él habla que la primera función es entretener, ir en contra de eso es quitarle algo lícito, pero después dice que hay entretenimientos simples y complejos. Nosotros estamos más cercanos al entretenimiento complejo. ¿Qué es eso? No sé… es difícil. No sé si sirve para algo… No lo pensé en términos utilitarios, uno lo hace porque se le imponen ciertas experiencias, trabajar con cierta gente. En mi vida, el tema teatro fue medio un accidente. Me cuesta montarme en un discurso. Yo quería estudiar actuación, me vinieron con una recomendación y me encontré con gente que me estimuló mucho y me encontré al principio haciendo videos y después participando en un ambiente muy vital. Quizás el medio o el lenguaje teatral se llevaba mejor conmigo, yo tenía frustración porque no había dirigido una peli, y me resultaba más fácil imaginar una obra gracias a Walter, que se sumó, si no, no hubiera podido, no tengo una idea muy acabada de porqué… Me sigue interesando hacerlo y soy bastante nuevo. Tengo la intuición de que es un lenguaje poderoso, esto de juntarse con el público, que todos los trucos estén a la vista; es un poco difícil que se acabe porque sentís el peso de la antigüedad y de la tradición. 5. Quizás los dos tirados escuchando un disco… pero se parecería a La edad de oro. Walter siendo el que pone los discos, y diciendo: “Mirá acá, mirá esto”…y relacionando con otras cosas que nos gustan. Creo que sería esa. JUAN IGNACIO CRESPO

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CAPITAN Timbre 4. Boedo 3554 Viernes a las 23:30 y sábado a las 20:30. 150$ Dramaturgia y dirección: Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu Interpretación: Hernan Grinstein, Magui Grondona, Melisa Hermida, Laura Lértora y José María Marcos Voz en off: Eugenia Alonso y Claudio Tolcachir



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de las valijas al Autocad GABRIELA AURORA FERNÁNDEZ, ESCENÓGRAFA Y VESTUARISTA, RELATA SU EXPERIENCIA EN UN RUBRO SIN TANTA POPULARIDAD, COMO TANTOS OTROS, PERO ESENCIAL PARA LA ESCENA.

“El espacio es concreto, rodeado de incierto, y es negro”. Gabriela Aurora Fernández le escribió un mail a Mauricio Kartún después de leer Terrenal, cuando ambos aún suponían que ella se encargaría sólo del vestuario. Después de la lectura, no pudo evitar referirse también al espacio y mechó esa pequeña frase, en la que late el germen de una escenografía con tantas capas y lecturas, como telones y dimensiones instaló en el escenario. En general, son los actores y directores quienes más iluminados quedan en la vida estrenada de una obra. Pero -ni falta decirlo hace- las partes hacen al todo, y los rubros merecen mover el tacho de luz hacia allí. Gabriela Fernández empezó su camino del otro lado, cuando tomaba clases de actuación. Sin renegar de ese posible papel en su vida, fueron su capacidad de enfrentarse a la materia y -sobre todo- de resolver tan efectiva como poéticamente los que la llevaron a ocupar un lugar del que supo adueñarse con marca propia, aunque de sus objetos y costuras nunca cuelgue ninguna etiqueta. Por poéticos, por artesanales, por únicos y por independientes. “Empecé a trabajar sin tener una formación específica. Hacía el vestuario y la escenografía de las obras en las que actuaba. Nadie se ocupaba y me gustaba, era una

manera natural de resolver, algo para lo que tenía herramientas. No lo pensé como eso a lo que me dedicaría”. El primer salto grande vino con El pecado que no se puede nombrar, de Ricardo Bartís, cuando el Sportivo Teatral todavía quedaba en la calle Velazco. “Bartís buscaba vestuarista y yo era su alumna. Se ve que veía lo que hacía en las clases y le llamaría la atención -iba con dos valijas, todo el mundo terminaba y yo acomodando era la última en irme-. Entonces me dice de ir a ver los ensayos. Terminaban a las 2 de la mañana. Yo me levantaba a las 7 al otro día, pero iba chocha porque empezaba a ver algo que no veía en las clases, una concentración distinta, ensayos trasnoche, una obra en la que no había un texto, y esos actores, genios totales; había que estar expectante a ver qué era lo que uno agarraba”. En determinado momento empezaron los llamados con propuestas de trabajo por parte de gente que ya no eran sólo amigos. “La verdad, yo no sabia dibujar ni un arbolito, pero eso que era una dificultad técnica se convirtió en virtud estética, porque lo primero que hice cuando tuve que presentar un boceto fue vestir a los actores, les sacaba una foto, la revelaba, la pintaba arriba con acrílicos. Mis primeros bocetos fueron así. Hoy en día sigo sacando fotos, pero, bueno… ¡ya manejo el Autocad!”. Y así fue armando sus procedimientos. En estos veinte años tuvo espacio para pensar en su actividad, en los modos de trabajo. “Me pregunto cuándo se habrá perdido la noción de que el vestuarista y el escenógrafo no ensayan (también el iluminador, pero no es mi caso). En algún momento de la historia teatral los vestuaristas y escenógrafos probarían también. Ese lugar de prueba y error hoy no esta tan habilitado.

En un teatro oficial es lo que hay que hacer, el sistema de producción lo impone: charlar con el director, bocetos, propuesta, y realización; a lo sumo podés meter un poco de mano, pero la propuesta está hecha. Es en el teatro independiente donde más cuestiono esto, porque uno no ve tanto la posibilidad de probar, de decir ‘compremos un piso y veamos sin funciona’ y, si después no va, lo sacamos. Como está involucrado el dinero, cuesta más. Y sin embargo uno se sienta ahí durante meses, ve al actor que vive equivocándose, ve al director hacer propuestas que cambia rotundamente todo el tiempo. Creo que eso empieza a poder pasar en la medida que uno está en el lugar de los ensayos, y se hace un espacio también desde lo creativo. Ahí uno comienza a tener una mirada mas totalizadora”. Además de en Terrenal, ahora su trabajo se encuentra desparramado por todo Buenos Aires, en muchísimas de las obras del circuito: Constanza muere, de Ariel Farace; Trópico del Plata, de Rubén Sabadini; Mau Mau o la tercera parte de la noche, dirigida por Juan Parodi; El centésimo mono, de Osqui Guzman, y siguen las firmas. Seguramente los lectores habrán visto varios, sin saber quién ni cómo era ella. Bueno, acá está. Vera Czemerinski



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las preguntas del escritor EL DRAMATURGO Y DIRECTOR ALFREDO MARTÍN, TAMBIÉN PSICOANALISTA, plantea interrogantes sobre su idolatrado literato portugués CON PESSOA, ESCRITO EN SU NOMBRE.

De lo que Pessoa, escrito en su nombre llena al espectador es de preguntas: ¿Por qué un escritor tiene más de setenta heterónimos? ¿Por qué decide escribir a través de la voz de otros? ¿Por qué se encuentra con ellos en sueños? ¿Por qué confunde lo real con lo imaginario? Y, sobre todo, ¿ese escritor es de verdad uno solo? ¿O esas presencias que inventó para enfrentar la soledad y poner en palabras lo que por sí mismo no puede decir se han hecho carne y de verdad existen? Falta poco para su muerte y el escritor Fernando Pessoa, un poco dolorido aunque de buen ánimo y todavía joven -murió de cirrosis a los 47 años-, está internado en un hospital. Su enfermera Isabel, lo cuida, lo escucha y al mismo tiempo lo prepara y lo conduce a ese encuentro anunciado (Pessoa consultaba la astrología y se dice que a través de ella le había sido predicha la fecha de su propia muerte). En medio de ese hospicio oscuro y húmedo, bajo los efectos del opio usado como calmante, visitan a Pessoa -quién sabe si entre sueños o pesadillas- algunos de los heterónimos a los que les dio la vida. “Me exterioricé dentro de mí”, dirá para explicarse. Y entre tanta carnadura, también recibirá la visita de su amada Ofelia, ese amor -paradójicamenteplatónico que abandonó para dedicarse a la más fuerte y eterna de sus pasiones: la

literatura. “No puedo dejar de escribir. Es una necesidad fatal”, se justificará. Sobre la soledad y los métodos para evadirla; sobre la escritura, pero también sobre las relaciones humanas, la muerte y las vidas posibles; sobre todo eso problematiza Pessoa, escrito en su nombre. “El vicio del sueño. La disolución de la personalidad para vivir otras vidas”, dirá para resumirlo el mismo Pessoa en una muy sólida interpretación a cargo de Marcelo Bucossi. Alfredo Martín, dramaturgo y director de la puesta por un lado, y fanático del autor portugués y de su obra por el otro, cuenta que entre heterónimos y semiheterónimos existen más de setenta. “Cada uno de ellos tiene su propia biografía, un estilo literario diferente y una concepción poética diversa”, agrega. Y se entusiasma: “Me pareció que confrontar a estas personalidades entre sí y con Pessoa en un momento crucial de su vida podía resultar dramático y gracioso al mismo tiempo”. Para explicar la elección de un título tan sugerente, Martín, que es psicoanalista de profesión, explica: “Quería un título lo suficientemente abierto como el fenómeno mismo creado por dicho autor donde las significaciones también se multiplicaran. Además, Pessoa en portugués quiere decir persona y nada al mismo tiempo con

lo cual quedaba latente ese lugar para ser ocupado por las máscaras”. Para crear la atmósfera de fantasía que recorre la obra, cercana a la muerte pero todavía llena de vida, Martín detalla el proceso. “Sabíamos que no nos convenía un espacio cotidiano porque necesitábamos darle estatura a lo poético, pero sin restarle peso a lo dramático. Había una frase clave de Pessoa. Él hablaba de “ficción verdadera”. Con los creativos aportes de Gonzalo Córdova –iluminador y escenógrafo de la puesta-, nos dispusimos a darle lugar a lo imaginado junto a lo más real, pasando por lo onírico, sin establecer valores ni jerarquías”. Y ejemplifica: “Así apareció ese baúl enorme atiborrado de hojas y cuadernos que parece un ataúd sobre el cual caminan los personajes. Asimismo, están los arcos blancos y laberínticos que traen las figuras de los heterónimos desde atrás, como si salieran de su cabeza para integrarse luego al universo pessoneano y adquirir fuerza corpórea y dramática”. Si de lo que se trata cuando uno va al teatro es de llevarse algo, alguna experiencia sensible, alguna idea o alguna imagen; lo que uno se lleva de Pessoa, escrito en su nombre son las cientos de preguntas que suscita la puesta, repleta de poesía y de una historia teñida por la mente brillante y enloquecida de un escritor, ¿o serán más de uno? JULIETA BILIK

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PESSOA, ESCRITO EN SU NOMBRE Andamio 90, Paraná 660 Viernes, a las 22.30 $100 y $60 Dramaturgia y dirección: Alfredo Martín Interpretación Daniel Begino, Marcelo Bucossi, Leonel Dolara, Dolores Perez Demaria, Mariano Scovenna y Lorena Szekely



TEATRO

CONSTANZA MUERE

¿Será posible mirar a la muerte con ternura? ¿Podremos coquetear y reírnos con ella, de ella, antes del sablazo final? Podremos, sí. Sólo hay que ser testigo de los últimos momentos de Constanza, una adorable señora cuyo destino conocemos desde el título, y que con sus pensamientos, su peluca y sus piruetas nos convidará lo que le quede de vida, su extendido último aliento. “Es difícil dejarlo todo”, dice Constanza poco antes de irse para siempre. Farace hace hablar al paso del tiempo, mezclando

MIS COSAS PREFERIDAS

Brenda es diviiiiiiina; con tantas “ies” como problemas, pero igual es un amor: calienta té, cocina trufas, se viste como si habitara en un sueño, y se prepara para recibir visitas que en breve tocarán su puerta. Para el encuentro, Brenda anhela “nubes y flores de muchos colores, nieve de fresa y de todos sabores”, y a partir del momento en que suene el timbre, hará lo imposible por identificarse con su lado luminoso. Nadie la obligó a invitar a sus tres amigas a tomar el té esa tarde en su casa y -como una tragedia que solita fue a

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Mr. Músculo con el hondo y simple conocimiento que portan los viejos. Se caga de risa -nos invita a hacerlo- y mientras tanto hiere, porque nunca deja de referirse a ese pasado que es la vida cuando ya no queda casi nada de ella. Ése es su filo, su puerta de entrada, su invitación a ser testigo de este pequeño final de una vida cualquiera. Aquí la muerte muestra su cara de asno y su guadaña. Todos los elementos de Constanza circulan por fuera de cualquier imaginario prefabricado, y responden sólo al que desde hace varios años construye con enorme coherencia Ariel Farace, nada más que fiel a sí mismo. Constanza nos hace una cálida invitación que sugerimos aceptar: como ella, todos alguna vez enfrentaremos, en un futuro privado, a ese irresistible momento en que se nos presente nuestro personal asno con guadaña. Qué mejor que hacerlo deliciosamente. VERA CZEMERINSKI Dramaturgia Interpretación:

y

dirección: Analía

Ariel

Couceiro,

Farace Florencia

Sgandurra y Matías Vértiz Portón de Sanchez, Sánchez de Bustamante 1034; jueves a las 22; $140 y 90

buscar- su paso por Mis cosas preferidas la irá dirigiendo de modo tan gradual como descarriado hacia sus rincones más oscuros. Esta preciosa obrita pega, en un solo y simple acto, el salto que va de lo primoroso a lo monstruoso. Y puede hacerlo porque se expresa a través de la enorme gracia y habilidad –y unos dotes de comediante innatos- de Valeria Giorcelli; y de la inteligencia de su autora y directora, cuya mano se ve tanto en el desarrollo paulatino de la tragedia, como en las decisiones de puesta sobre el uso del espacio, la iluminación, de los colores crema. Con aparente liviandad, Mis cosas preferidas pone el ojo en el enorme esfuerzo que implica digerir lo que no se pudo masticar en su momento, en el intento de taparlo, y en el fracaso al destaparlo. Un exquisito menú acompañado con trufas y té. Bien british, un primor. V. C.

ES UN SENTIMIENTO

El fútbol como suceso es ya un espacio plenamente político que contiene, con una intensidad arrolladora, desde el carácter más genuino y romántico del ritual semanal de seguir con una lealtad imposible al club de los amores (y los dolores y las matufias) hasta la estampa clara del peor de los males del gen argentino. El límite de la pasión parece difuso y las acciones que proclaman al hincha como tal pueden ser exacerbadas. Por un lado, se debate la identidad por dinastía barrial, y por el otro, el negocio de fogonear ese sentimentalismo, esa pasión por los colores, para exponer a quienes con una ingenuidad peligrosísima, justifican así tanta violencia. Bernardo Cappa logra sintetizar toda esa contradicción en Es un sentimiento, donde, en un patiecito de La Matanza, Mario vuelve de las tierras nórdicas a las que emigró hace 10 años, con novia noruega, y desea compartir con ella el ritual dominguero, mientras la bandera de Almirante Brown (cuya hinchada es por demás polémica) se debate entre las dos facciones de la barra brava. Entre el desbordado y, a la vez efímero, postmundialismo, y los hechos en el último Boca-River, esa pasión vuelve a significar nuestro carácter argento, nuestra nostalgia entre chori, truco y fútbol y Gardel y Maradona y los símbolos ya vencidos y nuestra nostalgia salvadora. MARA TEIT Dramaturgia

y

dirección:

Bernardo

Cappa

Interpretación: Carla Appella, Fernando De Rosa, Dramaturgia y dirección: Macarena García Lenzi

Berik Eik, Lara Sol Gaudini, Guido Losantos

Interpretación: Valeria Giorcelli Teatro Anfitrión,

y Silvia Villazur Andamio 90, Paraná 662; sábados a

Venezuela 3340; miércoles a las 20:45; $120 y 90

las 22:30; $100 y 60



TEATRO

(LÁSTIMA QUE SEA UNA PUTA)

La versión de Lástima que sea una puta dirigida por Eloy tiene una virtud que la recorta del marco en el que se inscribe: la decisión de llevar a escena una tragedia de fuerte estructura clásica publicada en 1633. El texto no carga problemas contemporáneos sino universales, y su visión se enfrentará con la vigencia que puedan tener -o no- los temas trasversales que atraviesan cualquier época. Sin embargo, el presente se ve a trasluz en las marcas de su sistema de producción. Una gran cantidad de detalles (el estado deteriorado del suelo en una puesta que necesita prolijidad que ponga por delante

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el texto, las sillas que usan los personajes en el afuera de escena, etc.) hacen que seguir con atención la historia de estos hermanos incestuosos sea más costoso que lo que podría ser si se destilaran con mayor rigor –tanto económicos, como de tiempo y espacio- los elementos de la perfecta tragedia de Ford. Más allá de este problema (común a una enorme porción de las producciones independientes), las actuaciones de los protagonistas, la muy buena versión del texto, y la intención de meterse en un territorio inusual en la escena actual, le dan a la pieza una particularidad que la hace merecedora de una visita a su mundo: uno que, aunque tenga más de cinco siglos, no deja de interpelarnos, como pasa con todo aquello que carga peso específico propio, y trasciende sanamente su propio tiempo.

risa macabra llena de dientes y estertor de Maiamar Abrodos, la debilidad incómoda, histérica y pegajosa de Emiliano Figueredo y la languidez lujuriosa de Jorgelina Vera. Y detrás de esta foto en movimiento, un texto inquietante que juega a comedia sórdida y que Pablo D’Elía plaga de estímulos que nos mantienen en tensión constante.

“No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”. Sabina titula este instante teatral que ofrece Pablo Bellocchio en Espacio Polonia. Si algo me ha llamado siempre la atención de las propuestas de Bellocchio es su inquietud incesante por deconstruir espacios e historias que a simple vistas parecen haber sido atravesadas una y mil veces por cada uno de nosotros. Desde esa identificación nos sentimos ya involucrados y conmovidos. Pero no satisfecho con ello, las desarticula para convertirlas en un hecho artístico sorprendentemente único. Esa firma de autor se imprime también en Si no te veo, felices fiestas. Disímiles personajes y sus mundos tan particulares van trenzándose en esta historia que iremos rearmando en el mismo suceder de la función. Comenzamos sin comprender demasiado de donde vienen, qué desean y hacia donde van, particularmente en este día de celebración (o no tanto). Pero en el mismo cruce es donde todo empezará a cobrar sentido. Y el mismo procedimiento, saltando arbitrariamente entre los pasados, los presentes y los futuros, es el que potenciará esta historia de promesas nunca cumplidas, encuentros que nunca suceden, deseos que nunca parecen realizarse. Las actuaciones de Si no te veo...emulan un naturalismo liviano, cotidiano, que irá entrando en tensión en armonía con las situaciones. Imperfecta, caótica, intensa. Como los deseos, como los recuerdos, como los días de fiesta.

MARA TEIT

M. T.

vera czemerinski Dirección: Gonzalo Eloy Interpretación: Alejandra Endler, Federico Falasco, Julian Quilaqueo, Alejandro Ini, Noemí Macías, Lorena Damonte, Jerónimo Sabaté, Osvaldo Malizia y Juan Rashplash Espacio Cultural Urbano, Acevedo 460; viernes a las 23, $80

LAS GUARDIANAS La relación de los personajes de Las guardianas es desde ya delicada. Una madre y un hijo con especial apego, entre la crueldad y el amor que la sangre impone, convalecientes tras un trasplante de riñón, encerrados en una habitación, bajo el cuidado de una enfermera que observa a través de la ventana los rituales sexuales que se suceden en el interior del baño de una estación ubicada en la vereda opuesta. En pleno voyerismo, esos deseos se reprimirán hasta, como lo anuncia la propia sinopsis, la misma tragedia. La estética exacerba la romántica podredumbre. Todo parece oler a hollín, meo, piel muerta y jarabe, aunque no se huela. Detrás del ventanal creemos oír los gemidos de masculinos trasnochados, que llegan desde la tetera en el andén. Como detrás de una fotografía antigua de alguna familia, que supo ser ostentosa y hoy se pierde en los deseos más básicos y perversos. Las actuaciones absolutamente corridas incomodan en su cercanía ante la inmensidad de gestos arrebatados y grotescos: la mirada inquietante y la son-

SI NO TE VEO, FELICES FIESTAS

I lau castro

Dramaturgia

y

dirección:

Pablo

Bellocchio

Dramaturgia: Hernán Costa Dirección: Pablo

Interpretación: Martina Carou, Geronimo Espeche,

D’Elía Interpretación: Maiamar Abrodos, Emilia-

Jimena López, Clara Mastronardi, Estefanía Revas,

no Figueredo y Jorgelina Vera

Gimena Romano Larroca y Nicolás Salischiker

La Casona Iluminada, Corrientes 1979; jueves a

Espacio Polonia, Fitz Roy 1477; sábados a las 23;

las 23; $100 y 80

$100


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SERÉ TU MADRE TRANQUILA Seré tu madre tranquila es la ópera prima -una de las ganadoras en 2014 del concurso homónimo que organiza cada año el Centro Cultural Ricardo Rojas- de Ariel Gurevich, egresado de la carrera de dramaturgia de la EMAD y coautor, junto con Santiago Loza, de Doce casas. En escena, un chico joven, casi aniñado (Juan Gabriel Miño) y una actriz vestida de señora (Fernanda Pérez Bodria). Todo -la ropa, los elementos escenográficos, los peinados y hasta la vieja biblioteca del Rojas devenida en sala- tiene un aire un poco retro. Pero hay un micrófono. Y hay una mirada novel en la escena. La mirada de Gurevich que escribe su propia historia, que empieza justo cuando su madre, mirando por televisión a Solita Silveyra y Arnaldo André amarse en Pobre diabla, siente el deseo de ser madre, al que confunde -abusado por una educación reli-

CyT

I alejandra del castello

giosa y algo retrógrada- con el deseo sexual atrofiado. Gurevich indaga en la historia de sus padres -aunque se detiene mucho más en la de su progenitora, vaya a saber por qué, universal e ineludible complejo de Edipopara escribir la propia. Rindiendo homenaje y exorcizando el culto al gran Alberto Migré, autor de los radioteatros y las telenovelas que han forjado el inconsciente colectivo de toda una generación, Gurevich -como en una especie de constelación fa-

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miliar teatral- indaga en su pasado perdido, en la semilla que motivó su existencia, en la subjetividad de los que, como su madre, fueron adolescentes durante los años 70. Todo salpicado con un poco de poesía, algo de humor y mucha ternura. “Pequeñas mitologías donde buscar el origen (...) Contarse, escondido entre los otros”, dice en el programa Gurevich. Y confiesa que a su mamá la obra no le pareció tierna. Y claro que no, porque siempre es más fácil y más gracioso ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Pero esa ceguera es, justamente, la que hace tan hermoso al momento de sentarse en la butaca a oscuras y ser espectador de teatro. Julieta Bilik Dramaturgia y dirección: Ariel Gurevich Interpretación: Juan Gabriel Miño y Fernanda Pérez Bodria Sala Biblioteca del Centro Cultural Ricardo Rojas, Corrientes 2038; sábado a las 21 durante junio, jueves a las 21 durante julio, agosto y septiembre; $ 60


SERIE BONDI POR ESTEBAN SERRANO / @cienperros

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