Revista Llegas #227 . Septiembre 2018

Page 1

09 / 2018 #227 aĂąo XIV www.revistallegas.com.ar

teatro

arte bares mĂşsica letras cine noche buenos aires



227

Un Perro Tibetano Rojo. La opera prima de Maria Victoria Taborelli bajo la Dirección de Hector Segura Se presenta los viernes 21:30 hs Espacio tbk, Trelles 2033. Dúo Karma presenta su nuevo Disco-Libro “Firmamento”, hecho de músicas y dibujos originales. Domingos de Septiembre a las 16 hs. en Caras y Caretas, Sarmiento 2037. Entrada $ 350.-

OBRA DE TAPA “Épica del borde” 2017 Leonardo Marino. Fotógrafo (Buenos Aires, 1976). Participa actualmente de los talleres de Alberto

SUMARIO 4-11 TEATRO Entrevista a Adrian Canale a propósito de las 400 funciones de Parte

Goldenstein y continúa desarrollando su obra

de este mundo, Artaud por Juan Crespo y Sigue la Polilla en Teatros en Primera

mientras coordina el Fototaller Monte Grande

Persona.

desde 2010. Su campo de trabajo es el borde de las zonas urbanas que rodean a la Capital Federal, donde los márgenes se resignifican. Sus paisajes cultivan la distancia entre el fotógrafo y el objeto fotografiado pero en algún lado mantienen un vínculo casi imperceptible pero palpable con lo afectivo personal. La obra de tapa se exhibe en la muestra “Épica del borde” en el marco del Festival de la Luz. Centro Cultural Rector Ricardo Rojas Fotogalería – Av. Corrientes 2038

12-13 LETRAS Los Cuentos completos de Rubem Fonseca y Labranza arcaica de Raduan Nassar, los dos escritores más importantes de Brasil.

14 CINE Pabellón 4, el documental observacional filmado en una cárcel de máxima seguridad por el director Diego Gachassin

18 Buenos Aires Desde una casona antigua en San Telmo aparece Macabras, un Cine/Bar donde reina la temática del terror.

20 LADO B Lautaro Vilo, además de escribir, dirigir, actuar y dar clases abre con amigos un Club de Música en Flores. ¡Tomá pa vos!

Lunes a sábados de 10 a 22 Gratis

Visitá www.revistallegas.com.ar / En Facebook: Revista Llegás

? QUIENES SOMOS

Editor Responsable Ricardo Tamburrano DISEÑO Daniela Sawicki COLABORAN EN ESTE NUMERO Juan Ignacio Crespo, Vera Czemerinski, Martín Caamaño, Luz Marchio, Martín D´Adamo y Carlos Diviesti. TIRADA DE ESTA EDICION 6000 ejemplares Publicidad: Ricardo Tamburrano (15 5958 7489, ricardotamburrano@gmail.com y teatro.llegas@gmail.com), llegás a buenos aires es una publicación mensual de distribución gratuita, Propiedad de Ricardo Tamburrano, Pje. Spegazzini 574, CABA. Fundada el 5 de agosto de 2004. Se distribuye en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Registro de marca 2519629. Registro de la propiedad intelectual exp. 347083. ISSN 1668 – 5326. La programación de las agendas puede sufrir cambios por parte de los organizadores. Llegás no se responsabiliza de los mismos.


4

ENTREVISTA A ADRIÁN CANALE

I kenny lemes

la persistencia de lo simple Hace ocho años circula por Buenos Aires una pequeña joya basada en cuentos de Carver, que en septiembre festeja en Timbre 4 sus primeras 400 funciones. Parte de este mundo tiene la particularidad de transcurrir durante una comida compartida entre actores y público. Con una bellísima sensibilidad -en sintonía con los cuentos del autor, y a través del lenguaje más sencillo-, la experiencia visita aquellas pequeñas cosas, desde las alegres hasta las más dolorosas, y llega al hueso del registro cotidiano dejando servido el terreno para reconocerse en sus situaciones y palabras. De la pieza, de su permanencia y del uni-

verso teatral en el que se inscribe, Llegás conversó con su director Adrián Canale. Cuando empezaron otro era el contexto teatral. Hoy hay 400 obras por semana en Buenos Aires. ¿Cómo hacen para sostenerla a través del tiempo? –Se sostiene porque adoramos el espectáculo. Somos un grupo muy fuerte, muy amigos, algunos han sido alumnos… es un grupo que se sostiene mucho desde lo amoroso y que ama el espectáculo. Lo hemos

hecho en muchísimos lugares distintos, tiene posibilidades escénicas muy grandes: galpones, el fondo de una panadería, clubes, teatros convencionales, lugares muy distintos. El formato se sostiene. Yo con el tiempo le he ido viendo cosas también, una reflexión sobre la actuación… ¿Qué reflexión? –La obra se actúa desde un lugar muy calmo e interno, y a la vez requiere de un estar ahí muy vivo. Entonces tiene una mezcla de


5

realismo, es muy real, y a la vez están actuando. Es pensar que es posible actuar no menos elaborado, sino sin ponerle trucos. Hay una frase que Carver saca de otro escritor, “escribir sin trucos baratos”, y él dice “escribir sin trucos”. Me encanta porque la resumió, esa cosa de Carver de resumir, decía “nada de trucos”. Algo de eso para la sencillez de cómo se actúa, la menor forma posible, mirándose con el otro y a la vez cuidando este tema con la gente, porque la gente a veces se muere de ganas de opinar, de meterse. ¿Cómo fue el proceso? –Los ensayos se organizaron con el formato; lo mismo que hacemos cuando actuamos hacíamos cuando nos juntábamos. Mesas, quién trae un salamín, vos trae un queso, yo llevo cerveza. Vamos a juntarnos a charlar. ¿De qué? De cosas nuestras. Bueno, dale, contábamos cosas nuestras cercanas al mundo carveriano… Improvisaciones. –Eran charlas, ni siquiera tenían la pretensión de improvisar algo teatral. En algún momento los actores empezaron a elegir cuentos junto conmigo. Y no nos sentábamos a estructurarlo, lo estructurábamos ahí. ¿A ver?, dale, empezaba a contarse ese cuento, y yo empezaba a mirar como organizar. Apareció la idea de que estaba todo

mezclado, no es que ahora actuás, ahora relatás… es todo lo mismo. Siempre con el presente del día de la función, estamos acá, es sábado, 10 de la noche, haciendo función, te cuento algo que pasó, y te lo actúo también, pero con la idea de que lo estoy contando. Para mí es un ejercicio como director: tenés que ser muy preciso, no puedo decir “tratá en ese cuento de hacer esto” porque la misma idea del espectáculo se desarma. Puedo referirme a algo del ritmo, o a la unión de los cuentos, o al tono de la actuación; pero del cuento en sí, de cómo está armado, no, porque no lo podés cristalizar. Es un espectáculo que todo el tiempo está rompiéndose y armándose. Hay una actriz o actor invitado en cada función. –Fue una idea del primer año, de atorrantes, ¿invitamos gente? Los actores se entusiasmaban, a la gente le gustaba, venían y decían qué ganas, cómo me gustaría estar… Trabajan con una actriz o actor diferente por semana desde el comienzo. ¿Con qué se encuentran? –Lenguajes muy diferentes. Una cosa que tratamos es que el que viene lo haya visto. Nos ha pasado, “che, me encantaría ir de invitado”, “¿Lo viste?”, “No, pero me dijeron…”. No, no, no: andá a verlo, que te guste, que tengas una empatía amorosa con lo

que estas viendo. Ver el espectáculo es una experiencia de por sí. Después es explicar estas cosas: no mucha gestualidad, bajar la ansiedad con actuar en exceso, pensar que tenés gente al lado todo el tiempo, hacer foco en el compañero. Está bueno cuando no se nota que es el actor invitado, eso es un logro. Ya no podemos imaginarlo sin invitados, medio que nos agarra la desesperación, che, no tenemos a nadie para dentro de dos semanas, ¿a quién le decimos? Pero te encontrás con mundos muy diversos, de escuelas muy diversas… Bartís, Serrano, Pompeyo, Fernández… –Y se nota. Cuando viene el monstruo hay que bajarlo. Hace más de 35 años que hacés teatro. ¿Qué te interesa como espectador? –Veo muchísimo teatro. Disfruto mucho cuando veo lenguaje, tanto actoral como una búsqueda de lenguaje enriquecido por la poética, por la belleza. Me gusta un determinado tipo de material… ¿Qué determinado tipo? –Que atraviese cosas humanas, siempre. Me gustan los materiales donde ves que se metieron a investigar un lenguaje, y lo pudieron llevar con la mayor profundidad posible. Por ahí después del mismo director hay algo que no funciona; pero también me gusta ver eso, hasta dónde pudo un director y hasta donde no, hasta donde pudieron los actores y hasta dónde no. Después cosas chiquitas… está cambiando todo, la manera de mirar, los formatos, el tiempo que se toma la gente para mirar. Creo que algo sucede con la exigencia en la mirada, se exige cada vez menos. Por eso cuando ves grandes espectáculos, muy potentes, resaltan mucho. No es fácil encontrar algo profundo y que conmueva. Parte de este mundo toca esa cuerda, una ecuación que no se encuentra tan fácilmente. –Creo que hay un prejuicio… hay un prejuicio con la emoción, con la profundidad de lo que se cuenta. PDEM se sostiene porque esta atravesado por un dolor indefinible. Nos metemos ahí, en el dolor de perder una pareja, perder la relación con una madre. Está atravesado y nosotros no tenemos prejuicio con lo quebrado. A mí es lo que más me interesa hacer. Y me parece que se sostiene en el tiempo porque no dejamos de lado eso. Hace poco inclui-


teatro

mos Parece una tontería, un cuento terrible donde muere un nene de 8 años. Si vos pensás dos segundos decís, che, la gente acá en la mesa está comiendo, ¿le vamos a contar esto?, ¿lo incorporamos? ¡Sí!, porque también hay algo muy hermoso que pasa en el final. Y con el pudor ese, ¿hasta donde vamos? Y… vamos. Una de las claves de PDEM es que no le tiran el problema al espectador, no se lo sacan de encima, sino que se hacen cargo, lo procesan en vivo. El espectáculo carece de pretensiones intelectuales, está exento de todo lo que vaya más allá del propio texto, asumiendo la profundad que –a la manera Carver- tiene y no muestra. A diferencia de espectáculos que buscan trascender la temática que plantean, PDEM no tiene intenciones ocultas, es inmanente a su puesta. –Eso es una búsqueda. Es casi una provocación que nos damos: bajemos, bajemos, bajemos. No queremos decir particularmente nada, ni conmover a propósito a nadie. Sabemos que tenemos que estar atravesados por lo que nos pasa. No vengamos a actuar, vengamos atravesados por los quilombos personales, de vida, lo que vemos afuera en la calle, actuemos con eso. Es como casi, sin decirlo, no hace falta que nos digamos esto. Y esto le da potencia al material.

6

Ganan altura volando al ras… –PDEM tiene un mecanismo de puesta en escena que yo lo oculté todo el tiempo, y a la vez esta a la vista, eso es lo interesante. ¿Cuál es? Las mesas con manteles. ¿Qué más? Nada, que comés y están los actores al lado. Esa es la puesta en escena. Ahora, no quiero que vos la veas. Con los cuentos de Carver pasa eso, hay algo ahí que me identifica mucho, es sencillo, es valiente porque te dice una cosa conmovedora. Hay una disociación entre la fuerza de la obra y el lugar de visibilidad que ocupa. Como una joya perfil bajo, el propio espectáculo no se dedica a hacer alarde de sí mismo. Esto, que podría verse como un gesto de humildad, también se esconde un potencial mayor. –No es causal. Yo le escapé siempre mucho, casi enfermamente, “no me lo elogies en exceso porque no te creo”. Ahora estoy en un momento en que me gustaría dirigir… sin sufrir demasiado, pero de otra manera, sería un desafío para mí también. Como si en tu universo independiente te hubieras expresado desde un lugar de seguridad, sabés cuáles son las reglas. –Exacto, las conozco, sé manejarlas, a vecesme sale mejor, otras peor, pero es bastante controlado. ¿Podría dirigir en el Regio, en el San Martín, con todos esos con-

dicionamientos? Habría que ver si humanamente me bancaría, pero son cosas que estoy pensando mucho en mi profesión. También hay mecanismos de legitimación que moldean los gustos, eso es otro problema… –Eso lo veo con mucha claridad, me corrí todo el tiempo de eso, de una manera casi enfermiza. No quiero contribuir a la confusión general. Si hay algo que queda claro, es que Parte de este mundo no contribuye a ninguna confusión general. Más bien contribuye a la sensibilización de este mundo. Lo bien que hace. Vera Czemerinski

i

parte de este mundo

Timbre 4, México 3554. $300. Viernes 14, 21 y 28 de Septiembre, 22:30hs. Dramaturgia y dirección: Adrián Canale. Con: Tian Brass, Sergio Di Florio, Mariela Finkelstein, Silvio Palmucci, Ximena Viscarret, Maria Zambelli. Producción: Mariela Finkelstein.



8

TEATRO

Artaud, Boris y la teleología de la actuación ¿Hasta qué momento puede repensarse un espectáculo? Sergio Boris, director de Artaud, reflexiona sobre su búsqueda infinita. La actuación y el cuerpo social. La función paterna que garantiza la relación sexual-teatral exitosa: Ricardo Bartís ( el Padre de casi todos) vuelve a ver Artaud por tercera o cuarta vez. “Me gustó lo que ví; una obra más de climas, de estados; la obra está viva si se mantiene tanto tiempo. Las actuaciones son excelentes y me siento cerca de este teatro”. Indiscutible afirmar: lo que sucede en el escenario de la sala Beckett (maniobrado por su discípulo Sergio Boris) está ligado a su propia concepción de “lo teatral”, “lo actoral”, ese piedrazo en el espejo que alguien lanzó en cierto momento y fue la auténtica peste copyright de Artaud y su pandemia utópica de la Ciudad en los almanaques del Sueño progresista. Gestado en el ciclo Invocaciones hace varios años Boris sigue trabajando, modelando la materia de la obra. ¿Qué se busca en la incesante reescritura actoral? ¿Hay una teleología de la actuación que apunta a una Verdad en lo escénico que es en principio virtual, potencia y puede volverse Acto? “Nunca se encuentra la forma. Siempre es lo informe lo que reina en el proceso. Es en la búsqueda de la profundización, de la anchura, donde se está todo el tiempo cambiando, modificando, porque en definitiva, se pelea contra la forma. Contra la forma que envejece y muere” – afirma Boris. La pelea contra una forma viva que se corroe parece una declaración ética, un imperativo trascendental: “Debes modifi-

carlo o morirá”. Se discute con la Verdad (como Fin) que aunque se la juzgue de opresiva e impuesta por el Poder al Sujeto siempre anida en el interior de la coherencia de la Lengua y en su gramática (Dios como organización). ¿Si no hay Teleología, hay Devenir? ¿Se trabaja a partir de negaciones sucesivas o de un flujo incesante de potencias expresivas? Sergio Boris: “No hay búsqueda de una verdad en el cuerpo actoral sino al contrario, una búsqueda en el cuerpo actoral de la mentira más profunda que es la Nada que produce la multiplicidad de sentidos a la vez que van del dolor a la ridiculez” Se produce una síntesis entonces entre la Nada que se totaliza en el Ser, y entre lo Múltiple que niega el Ser unívoco, fenomenológico. Aparece la Psicosis propia de la fractura de la significación en Artaud: las zonas del inconsciente afloran, no hay principio de contradicción (nada y multiplicidad), la ley simbólica no se inscribe. El Kitsch psicoanalítico de la Forclusión. Todo está permitido. Entonces Nada. Por esto Artaud es una insania, una insalubridad. La instancia del Yo fragmentado. Un atolladero. Oralidad excesiva y diarreica previa al control de lo anal. Coprofilia. Significante desencadenado en la erogeneidad de Diego Cremonesi. Artaud evita el poder de la razón (narrativa) y logra ponerse en tensión con la decadencia política actual: una institución psiquiátrica es-

tatal que se sostiene “a la gorra”. Y por esto se convierte en visionaria, prediciendo esta fosa común. Porque somos un Estado a la gorra. Un país que pide prestado pero que no para de caer; donde sus habitantes son squatters de su propiedad con una Moneda que ya nada puede comprar (no significa en sí misma). Cremonesi, Pablo De Nito, Verónica Scheneck, Elvira Oneto y Rafael Solano sobrellevan cuerpos devaluados, sin reservas, sin capacidad exportadora de afectividad ni signos coherentes. ¿Es posible concluir que la compulsión de Sergio Boris a pulir su maquinaria esté ligada a una interacción infinita entre la obra y las fuerzas sociopolíticas que mutan en un flujo continuo, y que el objetivo final sea que las potencias de actuación no se conviertan en tecnología obsoleta? Artaud como la velocidad del electroshock, de alguna forma, se anticipa a sí misma. Juan Ignacio Crespo

i

ARTAUD.

Intérpretes: Diego Cremonesi, Pablo De Nito, Elvira Onetto, Verónica Schneck, Rafael Solano Dirección: Sergio Boris Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556, Jueves a las 21.



teatros en primera persona

10

volar buscando la luz Ariel Nuñez nos abre las puertas de Sigue la polilla para contarnos que existe “Un mundo donde caben muchos mundos”. Un gran rectángulo vacío. Una enorme hoja en blanco. Un gigantesco bloque de plastilina. Eso tenía delante de mis ojos: un galpón de 200 metros pintado de blanco. ¿Y ahora qué hago? ¿Por dónde empiezo? ¿Hago un teatro? ¿Un centro cultural? ¿Qué forma le doy? ¿Y el contenido? ¿Qué nombre le pongo? Que difícil ponerle un nombre a las cosas. Para mí, la mente entiende más de símbolos que de palabras. Necesitaba encontrar un símbolo que representara mi filosofía, mi espíritu y el del espacio. Un animal quizás. Después de tanto pensar recordé a Don Juan, indio tolteca de los libros de Carlos Castaneda. Para él las polillas son las guardianas de la eternidad. Hay un polvo que está en sus alas que es conocimiento. En sus libros habla del camino del guerrero, de la posibilidad de administrar la energía y lograr “ver”, de la muerte como motor de vida, de la transformación de los chamanes en animales entre otras cosas profundamente enriquecedoras y que tienen que ver con el mundo del actor. Yo soy actor de oficio y también técnico electromecánico. Siempre me atrajo la idea de la transformación, de poder modificar el adentro y también el afuera. Así fue como de a poco empecé a transformar el lugar. Primero tallé las paredes con una percutora: comencé por el símbolo (con los colores negro, rojo y blanco, mas cercanos a la anarquía) y después un mapamundi por la idea de mundo.

Durante 6 meses hice muebles con pallets y chatarra, diseñe la disposición, la pintura, las texturas, la iluminación y cada pequeño detalle del lugar. De a poco fui agregando objetos con alma e historia como antigüedades, obras de arte, grandes libros, murales, juegos, juguetes, discos, instalaciones (hay una habitación colgada del techo) y mucha información flotando por todos lados. Todo lo que hay atraviesa distintas generaciones y épocas entonces tanto los niños como los adultos pueden reconocerse en ello. Iba avanzando con la forma pero me preguntaba ¿Qué pasaba con el interior? ¿Y la esencia? Como todo afuera cambia todo el tiempo, decidí que el espacio también debía hacerlo: la polilla se adapta al evento y no el evento al espacio. Cada uno puede “personalizar” el espacio como si este fuera plastilina: se usan distintos frentes, los muebles se corren, la decoración se resignifica y las posibilidades del espacio son infinitas. Hemos albergado talleres, seminarios, obras de teatro, recitales, exposiciones, lecturas, presentaciones, festivales, proyecciones, rodajes, milongas, ferias, casamientos, bautismos, eventos, cenas entre muchas otras cosas que requirieron que la disposición siempre cambie. Somos nido de cualquier tipo de actividad o disciplina que contribuya al desarrollo humano y espiritual de cualquier persona. Intentamos acechar con belleza a

cada visitante utilizando aromas, símbolos y estímulos que los sacudan y los hagan recordar, viajar o conectarse con algo que les permita generar conciencia y poder reflexionar sobre la naturaleza humana. Nuestro objetivo principal es resistir, luchar ante las cosas que nos alejan de nosotros mismos, de los demás y de la naturaleza pero usando la cultura y el arte como armas. Cuando miramos las cosas con otros ojos pareciera que se transformaran. Seguir la polilla tiene que ver con eso. Con adentrarse en lo desconocido con abrirse a la posibilidad del juego y del eterno descubrir. Lo curioso es que yo le tenía pánico a las polillas. Una vez viajando me dijeron: “Las polillas son tu pesadilla y a su vez tu camino correcto”. Y así fue, como casi todo en la vida: aquellas cosas que mas miedo nos generan, son el verdadero camino a tomar. Dos años pasaron del miedo a la hoja en blanco y hoy la polilla, mi gran aliada, está empezando a volar y siempre pero siempre buscando la luz. Ariel Nuñez

i

SIGUE LA POLILLA Castro Barros 874 Teléfono: 15 6153 5991 Sabados 21 hs 10K. Solo para runners Entradas $ 200 / $ 150



LETRAS

14

el trópico en llamas La literatura brasileña siempre fue una deuda pendiente para los lectores argentinos. Pero de un tiempo a esta parte esta situación comenzó a revertirse. La flamante salida de Labranza arcaica de Raduan Nassar y los Cuentos completos de Rubem Fonseca, los dos escritores vivos más importantes de Brasil, viene a confirmarlo. Hagamos un ejercicio de imaginación. Supongamos que estamos en Río de Janeiro o en cualquier otra ciudad grande de Brasil, da igual. Estamos ahí y entramos en una librería y nos ponemos a husmear por los estantes. Una vez afuera, vamos hasta la disquería más cercana y hacemos lo mismo. Muy bien. Ahora la escena se traslada vertiginosamente a Buenos Aires. Entramos, primero, a la librería, y luego a la disquería. ¿Qué vimos en un lugar y en otro? Una primera conclusión -apresurada y caprichosa- nos dice que hay cierto paralelismo entre la librería carioca y la disquería porteña. En la primera los libros de autores argentinos salen a nuestra caza, sin que tengamos que hacer demasiado esfuerzo para encontrarlos; incluso muchos de ellos suelen estar destacados en las vidrieras o bien expuestos en las mesas de entrada.

Algo similar ocurre con los discos de música brasileña en la disquería porteña. ¿Pero qué sucede con los espacios inversos, es decir con la librería argentina y la disquería brasilera? Ambos son espacios de exclusión, donde la cultura del país vecino parece estar omitida. En la librería argentina, salvo los libros de Clarice Lispector -como si para nosotros toda la literatura brasileña se resumiera a una ucraniana criada en Río de Janeiro - es difícil visualizar a otro autor. Por suerte de un tiempo a esta parte este estado de cosas comenzó a revertirse, en gran medida gracias al trabajo de muchas editoriales independientes. Que ahora una multinacional como Tusquets publique los Cuentos completos de Rubem Fonseca, uno de los escritores vivos más importantes de Brasil y, porqué no, también de Latinoamérica, es una clara

muestra de que está deuda con la literatura brasileña está empezando a saldarse. La publicación coincide con el rescate que la editorial mexicana Sexto Piso está haciendo del otro autor vivo más relevante de Brasil y tal vez al mismo tiempo el más desconocido fuera del país: Raduan Nassar, de quien acaban de editar Labranza Arcaica con una notable traducción de Juan Pablo Villalobos. Labranza arcaica/Raduan Nassar Nassar -al igual que Salinger o que Rulfo- se retiró tempranamente de la literatura. Tan solo dos novelas y un volumen de cuentos bastaron para fundar el mito. Luego dejó la escritura y las ciudades para dedicarse a la vida rural. Es el camino inverso que emprende André, protagonista y narrador de Labranza arcaica. André es el hijo díscolo


15 13

que rompe con el continuum hasta entonces inalterable de la tradición familiar. Deja la casa paterna y su rol en la hacienda huyendo de un pecado inconfesable. Como muchas obras maestras (y Labranza arcaica lo es) el libro narra una anécdota mínima de forma compleja. Cuenta la historia de una partida y un regreso, también de un amor prohibido. El relato comienza cuando Pedro, el hermano mayor, irrumpe en la pieza de pensión en la que duerme André justo cuando éste se está masturbando. Su propósito es traerlo de vuelta al hogar y así restituir el orden establecido. Casi no hay misterio en Labranza arcaica. El porqué de la huida de André no tarda en entreverse: está perdidamente enamorado de su hermana Ana y como su deseo le resulta imposible de refrenar, escapa. Todo esto lo sabemos por la voz alucinada y febril del propio André que, a medida que narra, que rememora mientras se descarga con su hermano mayor, despliega un arsenal poético, una densidad lírica tan artificial como hipnótica. Es esa voz la que termina siendo la verdadera protagonista de la historia. Ya el inicio del libro es un buen ejemplo: “Los ojos en el techo, la desnudez en el cuarto; rosado, azul o violáceo, el cuarto es inviolable, el cuarto es individual, es un mundo, un cuarto catedral donde, en los intervalos de angustia, se cosecha, de un áspero tallo, la rosa blanca de la desesperación”. A través de la efervescencia del lenguaje Nassar hace estallar los presupuestos de la novela regionalista y los eleva al cosmos. En definitiva, lo que verdaderamente está en juego en Labranza arcaica son cuestiones tan universales como el deseo, el cuerpo, la tierra, Dios o el tiempo, “ese verdugo a veces suave, a veces más terrible, demonio absoluto que confiere calidad a todas las

cosas”. Pero sobre todo hasta qué punto la palabra es capaz de dar cuenta de ellos. Nassar lleva la lengua hasta el límite de su refinamiento para representar el calvario de André que, en las páginas finales, incluso afecta a la disposición textual de la página (algo similar a la tachadura de Saer en El limonero real, autor que por algunos rasgos podría emparentarse con el brasileño). Este gesto, hay que decirlo, solo se aprecia en el original en portugués y lamentable e inexplicablemente está ausente en la cuidada edición de Sexto Piso.

labranza arcaica

Raduan Nassar Narrativa Sexto Piso

policiales, la acción se trasvasa de la arena al asfalto o a sórdidos departamentos donde no se filtra el sol, sino lean el comienzo de “Amarguras de un joven escritor”. En ese cuento el narrador va a la playa de Copacabana y la sola visión “dantesca” del mar le provoca “una crisis de sudores fríos y vómitos”. Toda una declaración de principios. Pero sería injusto leer a Fonseca como un mero escritor de policiales. Fonseca se vale de sus temas y su atmosfera típica para experimentar con las formas. Este procedimiento lo convierte en vanguardista, ese es su verdadero exotismo. Cuentos como “Lúcia McCartney”, del 67, con sus corchetes, subtítulos, enumeraciones y fragmentos, o “La grabadora”, del 65, que reproduce de forma textual el funcionamiento del aparato al que hace alusión el título, son verdaderas gemas de experimentación formal. Hay algo de Puig en los cuentos de Fonseca: la apropiación del pop, la indistinción entra alta y baja cultura (sus historias y personajes saltan del folletín a Flaubert sin que le tiemble la mano), la multiplicidad de registros (el uso de géneros menores: cartas, diarios, desgravaciones), la estructura dialógica de muchos de sus relatos (por ejemplo “El agente” o “Los prisioneros”). Además, Fonseca consigue algo muy difícil: ser un maestro de la elipsis y de la condensación de la prosa, sin perder nunca el refinamiento. En este primer volumen de sus Cuentos completos -los libros de los 60’s y los 70’s- encontramos lo mejor de su producción, sin contar que Fonseca también es un eximio novelista. Y tal vez ahí radique su potencia como cuentista. Por su espesura y su intranquilidad los cuentos de Fonseca, lejos de ser cerradas piezas de relojería, se comportan como si fueran alocadas novelas en miniatura. martín caamaño

Cuentos completos I/Rubem Fonseca “La ciudad no es lo que se ve del Pão de Açúcar”, se lee al comienzo de “El caso F. A.” uno de los relatos que componen Lúcia McCartney de Rubem Fonseca. La frase (la sentencia) bien puede resumir su programa de escritura. Si Nassar en Labranza arcaica expande la novela regionalista, Fonseca cuece a tiros el exotismo tropical for export consolidado con Jorge Amado. Tiñe de sangre la tarjeta postal clásica de Río de Janeiro y narra a Brasil en un blanco y negro propio del cine noir. En sus cuentos, mayoritariamente

cuentos completops 1

Rubén Fonseca TusQuets


CINE

14

rincón de luz Pabellón 4, de Diego Gachassin, no relata los efectos de la vida carcelaria: refleja el pensamiento de los presos de la Unidad 23, lo cual no es poco. Kongo le dirá a un viejo compañero, durante la clase del Filosofía, que él agradece haber estado preso en el Pabellón 4 de la Unidad 23 (una cárcel de alta seguridad ubicada en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires) porque si no hubiera estado ahí no hubiese podido estudiar. Y no, no es un exabrupto al revés, un exabrupto contrario a la prédica constante sobre los terribles efectos de la vida carcelaria que nos muestran los medios de difusión. Es la verdad, porque si Kongo no hubiese estado ahí probablemente ahora estuviese muerto y sería otro guarismo de una planilla estadística. Kongo salió de la cárcel porque cumplió su pena, y corre por el paseo costanero al ritmo del uno-dos que también aprendió en la cárcel, porque en la cárcel aprendió que un boxeador no es un pegador que se pone picante en una riña y que en todo caso hará valer la faca. Kongo dibuja, Kongo rapea, Kongo abraza a su madre, Kongo le cuenta a sus amigos cómo los vecinos lo salvaron de que la policía lo rematara

mientras los árboles que podían sostenerlo desaparecían entre sus manos. Kongo es un resiliente. Se llama Carlos Mena. Kongo pudo salir a flote porque en el Pabellón 4 Alberto Sarlo, abogado de profesión, escritor y filósofo de tiempo completo, con una linda familia formada y un buen pasar económico, decidió años atrás armar un taller de literatura y filosofía amén de darle clases de boxeo a esos presos como Kongo, a aquellos hombres que no tienen estrechez de miras. Sarlo parte del concepto de que todo hombre tiene pensamientos nobles, pensamientos propios, pensamiento colectivos, y que solamente se necesita conducirlos para que se puedan expresar. Como Kongo, que según cuenta en otra clase, mientras se paseaba por el patio a la vista de los demás presos, les preguntaba si sabían que él no iba a robar más. No es una cuestión de magia ni una cuestión de luz: para Sarlo pensar es un derecho. En esto radica lo más poderoso de este documental, en que a lo largo

de setenta minutos veremos a un grupo de hombres desclasados y desesperados por su condición de presos pensar por sí mismos, pensar en lo que vivieron y en lo que les queda por vivir, pensar en cómo contarlo, en cómo corregirlo, en cómo juzgarlo sin emitir juicio, aunque algunos no lo soporten. Los veremos pensar en la libertad no como utopía sino como un rasgueo de guitarra frente al río, mientras las palabras se suceden y se agolpan en la mirada con toda esa carga de esperanza, por más que la esperanza para todos (los de adentro y los de afuera) a veces permanezca errante en las sombras. Carlos Diviesti

i

PABELLÓN 4 (Argentina, 2017), escrita, producida y dirigida por Diego Gachassin. Con Alberto Sarlo y Carlos “Kongo” Mena. 70 minutos.



18


T

TEATROS

17

conseguí Llegás en:

ABASTO SOCIAL CLUB Yatay 666. Teléfono: 4861-7714. ANDAMIO 90 Paraná 660. Tel. 4373-5670. www.andamio90.org BECKETT TEATRO Guardia Vieja 3556. Teléfono: 4867-5185. teatrobeckett.com BELISARIO CLUB DE CULTURA Av. Corrientes 1624. Teléfonos: 4373-3465. www.facebook.com/ belisarioclub CENTRO ARGENTINO DE TEATRO CIEGO Sede Abasto: Zelaya 3006. Teléfono: 6379-8596. Sede Palermo: Borges 1974. Telefono: 4774-6603 www.teatrociego.com CLUB DEFENSORES DE BRAVARD

Gurruchaga 1113. Teléfono: 156-6777050. Facebook: teatro. defensoresdebravard DEL BORDE ESPACIO TEATRAL Chile 630. Reservas: 4300-6201. delborde.com.ar EL BRIO Av. Álvarez Thomas 1582. Teléfono: 4551-6213. EL CAMARIN DE LAS MUSAS Mario Bravo 960. Teléfono: 4862-0655. www.elcamarindelasmusas.com/ EL CRISOL Av. Scalabrini Ortiz 611. Telefono: 4854-3003 www.crisol.org.ar EL EXCENTRICO DE LA 18º Lerma 420. Teléfono: 4772-6092.

www.elexcentricodela18.com.ar EL EXTRANJERO Valentín Gómez 3378. Teléfono: 4862-7400. www.elextranjeroteatro.com EL MÉTODO KAIRÓS El Salvador 4530. Teléfono: 4831-9663. www.elmetodokairos. com.ar EL PORTON DE SANCHEZ Sánchez de Bustamante 1034. Reservas: 4863-2848. portondesanchez. blogspot.com EL TINGLADO TEATRO Mario Bravo 948. Contacto: 4863-1188 /3750-2240 EL VITRAL Rodríguez Peña 344. Teléfono: 4371-0948. www.elvitral.com.ar ESTUDIO LOS

VIDRIOS Guardia vieja 4257. Reservas: 4821-2136. ESPACIO CALLEJON Humahuaca 3759. Teléfono: 4862-1167. espaciocallejon.blogspot.com ESPACIO CULTURAL URBANO Acevedo 460. Teléfono: 4854-2257. www.espacioculturalurbano.com ESPACIO POLONIA Fitz Roy 1477. HASTA TRILCE TEATRO Maza 177. Teléfonos: 4862-1758. www.hastatrilce. com.ar KORINTHIO TEATRO Mario Bravo 437. Teléfonos: 2044-2400. www.korinthioteatro. blogspot.com LA CARPINTERIA Jean Jaures 858. Reservas: 4961-5092.

www.lacarpinteriateatro.com.ar NUN TEATRO BAR Juan Ramirez de Velazco 419 Teléfono: 4854-2107. www.nunteatrobar. com.ar PAN Y ARTE Boedo 876. Teléfono: 4957-6922. www.panyarte.com.ar PATIO DE ACTORES Dirección: Lerma 568. Teléfono: 4772-9732 SILENCIO DE NEGRAS Luis Sáenz Peña 663. Teléfono: 4381-1445. silenciodenegras. wordpress.com SPORTIVO TEATRAL Thames 1426. Teléfono: 4833-3585. www.sportivoteatral. com.ar TADRÓN TEATRO Y CAFÉ Niceto Vega 4802.

Teléfono: 4777-7976. tadronteatro.com.ar TEATRO ANFITRION Venezuela 3340. 4931-2124. anfitrionteatro.com.ar TEATRO DEL PASILLO Colombres 35. Teléfono: 4981-5167. www.delpasilloteatro. com.ar TEATRO DEL PUEBLO Av. R. Sáenz Peña 943. Teléfono: 4326-3606. www.teatrodelpueblo. org.ar TEATRO TIMBRE 4 Boedo 640 timbre 4/ México 3554. Teléfono: 4932-4395. www.timbre4.com TROMVARTE Pje Santa Rosa 5164. Teléfono: 2132-9657. VERA VERA Vera 108. Teléfono: 4854-3655. www.veraverateatro. blogspot.com


18

BUENOS AIRES

el placer del miedo

I manuela de miguel

BAJO LA ESPESA NEBLINA DE SAN TELMO SURGE MACABRAS CINE BAR, UNA LOBREGA INVITACION A VER PELICULAS DE TERROR ENTRE BEBIDAS Y PICADAS. Estados Unidos y Bolívar. De día se observa una típica calle adoquinada de San Telmo, con sus edificaciones bajas de estilo y faroles que descansan para, por la noche, iluminar los zaguanes. Nada parece anormal, aunque algo misterioso se insinúa. Al caer el sol, no sería extraño que una densa niebla se expanda sin causa aparente, difuminando la visión y despejando únicamente el camino hacia un longevo portón de madera. Tal vez la puerta rechine más de lo normal cuando uno decida ingresar a Macabras, un cine bar donde reina la temática del terror. Esta novedosa propuesta se desarrolla en una casona antigua que, aunque menos suntuosa que la casa Usher, encajaría perfectamente en la década del 30, justamente aquellos años en los que parece haber anclado de modo referencial el género del horror. Adentro todo remite a la materia: en una de sus salas, se ven elementos de tortura, en otra un retrato de Lovecraft junto al de Edgar Alan Poe y el cuervo posado sobre el dintel de una puerta; en la siguiente una biblioteca referida a la literatura de terror; sobre un rincón una silla eléctrica, e incluso un empapelado que ase-

meja a una escenografía de espanto. Todo bajo un halo de luz entre cálida y tenebrosa. Los mozos, con oscuras vestimentas y la carta con sus propias alusiones refuerzan la ambientación de esta casa dividida en medianos espacios, ahora adaptada al funcionamiento particular de este bar. En Macabras se suceden películas de forma permanente en diferentes salas, la mayor parte del tiempo en silencio. Uno puede estar conversando animadamente (o entre ánimas), mientras en la pared se proyecta la imagen de Kathy Bates preparando el mazo para romperle los tobillos a James Caan, como sucede en Misery; o tal vez, la atracción lumínica de las imágenes no pueda evitar al asistente cruzar miradas con los grotescos extraterrestres de Bad Taste, ya del tipo terror clase B, que también es una constante en Macabras. Pero como se aclaró, además de bar es cine, y para ello hay momentos donde los filmes se pueden apreciar en toda su dimensión, con sonido y una programación que suele establecerse por ciclos que homenajean a directores, autores y actores. Quizás las sensaciones pavorosas que produce el

cine de miedo se reducen en un entorno de espacios diversos y concurridos, lo cual puede ser muy bueno para algunos y no tanto para otros, pero a decir verdad, ¿a quién le gusta ver terror solo en su casa? La posibilidad de compartir estas aterradoras emociones con propios y desconocidos parece agregarle un atractivo extra a la propuesta. No hay que olvidar su costado bar, para nada horroroso, ya que se ofrecen suculentas picadas, hamburguesas caseras muy recomendables, cervezas artesanales que en cantidad te dejan zombie y bebidas de tenebrosas denominaciones aunque de buen sabor. Por último una recomendación: ir temprano o reservar ya que la capacidad es limitada. Vale la pena, no tengas miedo. MARTÍN D’ADAMO

i

Macabras Cine Bar Estados Unidos 517 Miércoles a Domingos desde las 19 hs 4300-4214 Facebook: MACABRAS cine bar



B

B

20

LADO B

salir Además de escribir, actuar, dirigir, dar clases, Lautaro Vilo amasa el tiempo libre haciendo cosas raras para gente normal: abrir un Club de Música en el barrio de Flores. A mí lo que me gusta hacer en mi tiempo libre es salir. A hacer algo, a dar una vuelta, a comer, en alguna época a la cancha, de pibe como buen pueblerino cumplía con el rito de bolichear (no había mucho para hacer en el pueblo, pero hacía todo lo que podía), ir al río a tirar piedras, ir a andar en bici a la barda. Cuando me vine a vivir a Buenos Aires, salía a andar en colectivo. Anduve meses recorriendo los trayectos completos del 33, 24, 67, 152, 140, 5, 39, salía para ver qué había en esa ciudad a la que recién había llegado. Una vuelta del perro extendida, ponele. Salir para ir a ver qué pasa, quién hay, salir a ver qué onda. Hasta hace un tiempo corría (algo que tendría que retomar) y nunca a la plaza, siempre un trayecto medio improvisado, entre calles que no había pensado, siempre pataperreando por ahí, diría mi abuela. Las vueltas a la plaza conocida del corredor son para mí el equivalente a quedarse en casa, girando en el lugar, pasando por la misma vereda una y otra vez. Y algo que siempre me gustó, a veces incluso más que ir al teatro, fue ir a escuchar música. Descubrir lugares, desde pequeños cuartos y garages, peñas, bares, hasta el Luna Park o el Coliseo, ver a fulano o a mengano, soy medio coleccionista de esos momentos. Recuerdo la frustración de

tener el tiquet para ir a ver a Dizzy Gillespie en Neuquén, y que justo antes de viajar el tipo se murió. Esa sensación de “no lo voy a escuchar en vivo”, la misma que sentí cuando nos dejó Piazzolla, o Salgán. Me molesta no haber llegado a verlos, ¡si yo estaba acá! ¡Cómo no los fui a ver! Es curiosa esa sensación. Hasta hace un tiempo guardaba los tiquets de los shows a los que más me habían gustado, cómo si fueran estampitas de un momento feliz. Desde hace un tiempo, salgo menos. Los horarios, las distancias y el tráfico de la ciudad, la guita también, claro. Y desde hace un tiempo que mi tiempo libre lo puse en armar con unos amigos (Ale, Caio, el Gaita y Mosquera) un Club de Musica. Una parte, hay que confesarlo, corresponde a armar un lugar al que me gustaría ir, con músicos de primera línea, charlas divertidas, ricos vinos, buena comida, en fin. Mahoma se armó su montaña. Y ahora el tiempo es verdad que ya no es tan libre, es laburo también, a veces más del que pensaba. Vamos aprendiendo cómo se hace y lo hacemos en serio con vocación jodona, y entonces no parece laburo. Le pusimos Bargoglio, queda en Flores (www.bargoglio.com.ar). Y luego llega el show y siempre hay un

momento en que vuelve a ser tiempo libre, disfrute, variedad del cotidiano, goce de ese tiempo suspendido, Kairós derrotando al Cronos cotidiano. El otro día escuchamos a metros de distancia a la Orquesta de Víctor Lavallen, el tipo tocó con Pugliese, al que no llegué a ver. De pronto me di cuenta de que todos los shows de música que había visto en mi vida, nunca había visto tan de cerca a una orquesta de tango. Te ponen los pelos de punta. Hay que ir a verlos a dónde toquen, hay que verla. Me voy a acordar de ese momento por mucho tiempo, cómo me acuerdo de cuando ví a Gismonti en la Enet N 1 de Neuquén, o aquella sinfonía de Berio que una vez ví en La Plata, que dirigía Santero, o ese muchacho que zapateaba con un bombo legüero en una peña en unos depositos de trenes de la calle Bacacay, o cuando vi a Martín Wuttke hacer de Artaud en el Teatro Alvear. LAUTARO VILO

i

Bargoglio Bacacay 2414 www.bargoglio.com.ar info@bargoglio.com.ar 4637-3955



B/R !

BARES Y RESTAURANTES bares@revistallegas.com.ar

DOÑA

Bulnes 802, esq. Humahuaca Reservas: 4862-9278 Doña es una cantina que intenta homenajear a los grandes bodegones de Buenos Aires desde la mirada del presente, rescatando ese espiritu que nosotros recordamos de nuestra infancia.

22

!

Musetta Caffé

Musetta Caffé. Billinghurst 894, esquina Tucumán. Información y reservas: 4867-4037. Disfrute de los mejores desayunos, meriendas, almuerzos y cenas. Martes, miércoles y jueves de 12PM a 1.30 AM. Viernes y sábados de 12PM a 2.30 AM. Domingos de 18 a 0hs. Más información en www.musettacafe.com

!

Guarda la Vieja!

Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Reservas: 4863-7923 Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas, vinos y buena música para condimentar.

Doña Una pequeña cantina en una esquina del barrio de Almagro Especialidad en pastas caseras amasadas en el salón Picadas con productos artesanales Abierto de martes a sábados de 12 a 15:30 y de 20 a 00:30 hs Lunes y Domingos de 12 a 15:30 hs Bulnes 802, esquina Humahuaca, Almagro, Buenos Aires reservas al 4862-9278




Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.