Politika nº64

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Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque (Bertolt Brecht)

Pasando a las cosas serias...

¿Quién designa el ministro de Hacienda? Año V - Edición Digital Nº 64 (01.01.2014)

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Editorial

Dime quién es el ministro de Hacienda y te diré quién eres...

Para ser creíble, una política económica necesita ejecutantes que la pongan en obra. Personas que crean en lo que hacen, que tengan las competencias necesarias para hacerlo y cuenten con la aprobación y la confianza de quienes mandan. En la materia el Fondo Monetario Internacional (FMI) es una suerte de proveedor planetario de ministros de Hacienda y Chile ha sido uno de sus clientes preferidos. La característica esencial de los candidatos es su absoluta docilidad a las políticas económicas que el FMI diseña sobre la base del respeto irrestricto a los mercados financieros, al liberalismo más desenfrenado y a la voluntad del imperio. Recientemente, Portugal, Irlanda y en especial Grecia han sido el objeto de las atenciones del FMI con los resultados de todos conocidos: privatizaciones a granel, reducciones de salarios y pensiones, aumento del IVA, recortes presupuestarios, desempleo creciente, menos servicios públicos, aumentos de los derechos de inscripción en las universidades, pobreza y miseria crecientes, etc. Aun cuando el propio Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, confesó que se habían equivocado en sus calculitos provocando una grave recesión, las políticas no cambian. De modo que el nombre del próximo ministro de Hacienda será una señal inequívoca de la política económica que la Concertación 2.0 pondrá en obra a partir del mes de marzo: para tener una idea de lo que hará el segundo gobierno de Bachelet no será necesario esperar los resultados. En estos casos el discurso de rigor sostiene que hay que “devolverle la confianza a los mercados”, y “darle garantías a los inversionistas”. Aún cuando la mini campaña del terror que intentó Felipe Larraín no engañó a nadie y hace ya meses que Wall Street decidió que en materia de neoliberalismo Bachelet se cuida sola (para no hablar de los elogios de Awad y otros grandes empresarios), sabemos que la Concertación suele curarse en salud. Otras decisiones tendrán un impacto no menos decidor: ¿quién se hará cargo del proceso que debe llevar al cambio de la Constitución? ¿Un fumador de opio o una figura respetable? ¿Cuál será el procedimiento: una Asamblea Constituyente o una comisión de notables? ¿Quién llevará adelante las tan ansiadas reformas de la Educación: un sostenedor o un educador? Las primeras decisiones de Bachelet darán la medida de su voluntad de respetar sus promesas electorales, o bien de recoger cañuela prudentemente para satisfacer a quienes se benefician del statu quo. Como queda dicho, la señal entre las señales será la nominación de quién decide en materia económica. Dime quién es el ministro de Hacienda y te diré quién eres.

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Optimista

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Ni esto ni lo otro sino todo lo contrario... Escribe Margarita Labarca Goddard

Es cep ti cis mo

El discurso de doña Michelle Bachelet podría haber sido el de cualquier buen político mexicano. Es sabido que en ese país se ha llevado a grandes alturas el arte de hablar sin decir nada. Cantinflas no fue un invento de Mario Moreno, sino una expresión genial de ese arte sublime. Los mexicanos son inteligentes, hábiles y fogueados políticos, y con el habla cantinflesca han logrado mantener subyugado al pueblo durante muchísimos años. De pronto, aparece una émula chilena que los supera. No sólo habla el lenguaje de “ni esto ni lo otro, sino todo lo contrario”, sino que le agrega un inefable toque de cursilería: la “patria iluminada”, “los sueños que despiertan”, los agradecimientos a la mamá, a los hijos, al papá asesinado (sin decir que fue asesinado para no enturbiar el vuelo poético ¿verdad?), saludos a todos, hasta a la amiga de la infancia, Evelyn, hija de quién mandó asesinar a su padre. Y es “la esperanza”, y es “el Chile hermoso”, y es “la belleza, es la ternura, es la alegría”... A estas alturas todos derraman lágrimas, nadie osa preguntar qué va a hacer la señora en el gobierno, sería de mal gusto y rompería este ambiente de ensueño. ¿No escuchan ustedes los acordes de un vals de Chopin? Al mismo tiempo se escuchan a lo lejos las patadas, combos y codazos de los que pechan por las pegas. Pero a lo lejos todavía, a lo lejos. Hay que regresar a la cruda realidad. ¿Era éste un acto político o un ballet romántico? Me viene a la memoria el discurso de Salvador Allende desde los balcones de la Federación de Estudiantes de Chile en la Alameda, y ahí soy yo quién está a punto de soltar la lágrima. No seamos ilusos, no seamos crueles, no le pidamos peras al olmo. Tratemos de desentrañar qué hay detrás de esta palabrería almibarada. Dice nuestra encantadora presidenta: “Hoy abrimos una nueva etapa” y la define así: “Tenemos una economía sana”. Ahí comienza a trastabillar, porque no puede ser sana la economía más desigual de América Latina y quizás del mundo.

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Ni esto ni lo otro sino todo lo contrario... Sana para los Bancos, para los grandes capitalistas pero no para el pueblo. Porque la desigualdad es tan irritante y discriminatoria como la pobreza. “Contamos con una ciudadanía empoderada y consciente”. No señora, no. La ciudadanía no fue a votar porque tiene conciencia de que no está empoderada, que quien ejerce el poder no es la ciudadanía sino los políticos y los poderes fácticos que dominan a esta “dulce patria”. “Es momento de iniciar transformaciones de fondo”, dice la presidenta electa. “Es un sueño colectivo el que triunfa”. Ay… seguimos soñando, qué lindo. A ver, a ver, aquí parece que vienen las medidas de fondo: “Se han manifestado con fuerza las ansias de construir un sistema educativo público, gratuito y de calidad”. Lástima que en su gobierno anterior no se le ocurrió ¿No es esa una consigna de cualquier gobierno democrático? Al revés, durante su gobierno mandó reprimir a los pingüinos, nuestros niños. “A través del prisma de la educación, hemos sido capaces de soñar en grande, el lucro no puede ser el motor de la educación… y etcétera, etcétera”. Los políticos no deben soñar –o no sólo soñar– deben tener convicciones claras antes de lanzarse a la conquista del poder. La educación gratuita y sin lucro es una reivindicación elemental en el mundo entero ¿La señora Bachelet sólo se está enterando ahora? “Están triunfando también quienes han exigido ser parte del destino de sus territorios”. ¿Otra vez descubre la pólvora? Si los movimientos sociales y los reclamos regionales no lo exigieran, ¿doña Michelle no se sentiría obligada a nada de esto? ¿Qué pasará si las presiones de los poderes fácticos son más fuertes? “Están triunfando quienes han marchado en defensa de los derechos y el respeto a los pueblos indígenas”. Por fin la presidenta entendió que hay que respetar a los pueblos indígenas. Porque en su gobierno anterior les aplicó sin misericordia la ley antiterrorista ¿Quién nos asegura que cuando esté sentada en La Moneda no vuelva su personalidad represora? “Acceso a la mejor educación, a las mejores oportunidades; negociación en condiciones justas de los derechos laborales y salarios dignos. Que las jefas de hogar, que las mujeres, que las personas mayores…” ¿Y ella va a lograr todo esto? ¿Cómo, cuándo, de qué manera, con qué plata? No tiene que decir lo que va a hacer, sino cómo lo va a hacer. Año V - Edición Digital Nº 64 (01.01.2014)

Todas estas vaguedades las puede decir cualquiera. El cobre no existe, no lo menciona. El cobre ¿qué es eso? El pequeño detalle es que sin nacionalizar el cobre no va a haber plata para nada. “Que tengamos una nueva Constitución, nacida en democracia”. Nada de Asamblea Constituyente. Lo que todo el pueblo ha estado reclamando, eso sí que no. ¿Y el pueblo empoderado dónde está? Empoderado para que vaya a votar, pero para hacer una Asamblea Constituyente no, por favor, que para eso les pagamos muy bien a los parlamentarios ¿Y qué tal si los Angelini, los Luksics, los Matte les pagan más? “Están las condiciones económicas, las condiciones sociales, las condiciones políticas, tenemos la voluntad y tenemos la unidad.. ¡Ahora es el momento, al fin es el momento!”, dice doña Michelle y todos aplauden, emocionadísimos. ¡Al fin, al fin! Pero vamos viendo al fin de qué. Porque la presidenta electa va aclarando cuál es ese momento: “tiempo de ponernos en marcha” ¡Pero cómo! si nosotros nos pusimos en marcha hace rato, hemos hecho montones de marchas… “Tiempo de cumplir ese sueño de todos”… Bueno, bueno, ¿pero qué más? ¿cómo? “Tiempo de creer en nosotros mismos”… Sí, sí, yo creo en mí, pero… Y sigue el suspenso… “Yo me comprometo...” Uf, ya era hora, falta poquito para que termine el discurso, a ver a qué se compromete: “A las tareas que nos hemos dado, las prioridades que hemos establecido, las necesidades que me han compartido, a trabajar pensando en la amplia diversidad de chilenos y chilenas…” ¡Dios mío! ¿no va a aterrizar nunca? piensa el pobre hombre que lleva horas parado allí. Pero comienza el aterrizaje, señores pasajeros: ajustarse los cinturones: “Las profundas transformaciones que Chile requiere las haremos con sentido de largo plazo, que esta es una tarea que excede a un período presidencial. De que no hay recetas mágicas y que no estamos eligiendo el camino fácil. ¡No va a ser fácil!” ¿Y por qué no va a ser fácil si tenemos mayoría, tenemos las condiciones económicas, las condiciones sociales, las condiciones políticas, tenemos la voluntad y tenemos la unidad, según la propia Michelle dijo hace unos minutos (que parecen horas)? “Debemos tener responsabilidad frente a las próximas generaciones…” sigue el discurso. Pero ya no lo oigo ¿No es ahora el momento? Pues no, se postergó para otras generaciones, para otros momentos, para nunca. ¿No lo decía yo? Ni sí, ni no, sino todo lo contrario. Una gran pena, una gran decepción

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Sexo y política

Sexo y política sólo producen líos y retiros anticipados... por Arturo A. Muñoz

Christine Keeler

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Sexo y política Cuando comencé a ejercer profesionalmente, abriéndose ante mis ojos y mi futuro una perspectiva laboral más que halagüeña, el consejo de mi abuela materna marcó un camino que pocas veces transité, aunque siempre recordé. “Ni en la cocina, ni la vecina ni en la oficina”, me dijo con seria mirada, y entendí perfectamente lo que ello significaba. “El palacio más bellamente construido y la vida más perfectamente trazada, se vienen abajo con facilidad cuando las atrapa el bamboleo de unas caderas femeninas”, me espetó en su sonoro y castizo castellano ibérico. Remató sus dichos entregándome un libro, una novela, que me exigió leer casi de inmediato para que yo no tuviese duda alguna de lo que podría ocurrirme si no transformaba esos consejos en modo de vida. La novela estaba escrita por el finlandés Mika Waltari, se llama “Sinuhé, el egipcio”, y relata la vida de un médico durante el reinado del poderoso faraón Akhenatón. No obstante ser hombre prestigiado y rico, favorito del faraón además, terminó convertido en piltrafa humana debido a su total enamoramiento de una hermosísima y hábil cortesana, Nefernefernefer. En la actividad política han sido muchos los ‘Sinuhé’ y las ‘Nefernefernefer’ que con sus apasionados amores derrumbaron gobiernos y anularon estadistas y emperadores. Le sucedió en Roma, en el siglo primero antes de Cristo, a Julio César y a Marco Antonio, quienes sucumbieron ante los encantos de la ambiciosa Cleopatra. La historia de ambos es conocida y no requiere mayores comentarios. Por cierto, no vamos a perder tiempo ni energías revisando en la Historia de la humanidad la extensa lista de ‘porrazos’ políticos originados por romances furtivos que, a la postre, fueron descubiertos. Escándalos famosos, como el del ministro de guerra inglés John Profumo, que en 1963 se enredó en las telarañas de una bella corista (Christine Keeler) amante del espía soviético Yevgeny Ivanov, han marcado derrumbes de gabinetes enteros, e incluso de gobiernos… O casi los han tumbado, como ocurrió con Bill Clinton y la joven Mónica Lewinsky, sin olvidar aquel famoso romance entre Eduardo VII, duque de Windsor, y la plebeya norteamericana Wallis Simpson, que marcó la ‘jubilación’ anticipada –políticamente hablando, claro– de don Eduardo, quien prefirió abdicar al trono evitando el desguace de la monarquía británica. Todo lo mencionado sucedió más allá de las fronteras de nuestro pequeño país-isla. ¿Acá nunca ha ocurrido algo similar? Chile –en este tema– tal vez “la lleva” en la parte occidental de América del Sur.

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Todo comenzó con Pedro de Valdivia y su amante Inés Suárez (¿a quién se le ocurrió agregarle el “de”?), poniéndole cuernos a doña Marina Ortiz de Gaete, su esposa con todas las de la ley. ¿Y don Ambrosio O’Higgins, gringo lacho que recorrió a culo pelado los campos chillanejos sembrando más de un crío en esos lares? Uno de ellos fue don Bernardo, quien sufrió lo indecible por la “muy cristiana” aversión a hijos nacidos fuera del matrimonio católico, apostólico y romano que era cuestión ‘sagrada’ en esos lejanos años. Algo más tarde, don Diego Portales Palazuelos, disfrutó a todo dar jornadas de jarana en compañía de sus amigos íntimos y “amigas alegres”, con quienes se reunía en una casa que llamaban irónicamente “La Filarmónica” para mofarse del salón de igual nombre en que se congregaba la alta sociedad santiaguina. Digamos que con tales amigotes de francachelas don Diego amenizaba ‘carretes’ en puteríos a los que él asistía (y organizaba), asunto que a la postre sólo redundó en aderezar el odio incubado en muchos pelucones –y no pocos militares– que se resistían a sus medidas draconianas, anti o’higginistas y de ambicioso expansionismo económico. “Y además, putero”, cuenta don Filidor Villalón en carta a su primo Dagoberto, asegurando que esa fue una de las críticas a voz alzada que le endilgó en las alturas del Barón el teniente Santiago Florín, poco antes de descerrajarle un tiro y ordenar a sus soldados: “tírenle seis, carajo”. Don Filidor –según propia confesión (de dudosa autenticidad y verosimilitud)– habría sido uno de los soldados que acompañaban al capitán Antonio Vidaurre, jefe de los amotinados, aquella trágica madrugada del 6 de junio de 1837. ¿Y en el siglo veinte, y al comenzar la actual centuria, hay historias como las ya citadas? Las hay, y tan sabrosas como ellas. Pregunte usted, amigo lector, dónde y cómo falleció el ex presidente Arturo Alessandri Palma. Murió honrando su apodo de “león”, aunque en esa ocasión no correspondía a un felino político de Tarapacá, sino más bien a uno de cama ajena. Enterados oportunamente de su deceso, tres dirigentes del partido liberal –llamados vía teléfono por la afligida mujer– concurrieron de inmediato al domicilio de la desconocida dama que cobijaba al ex presidente para, en medio de la oscura noche y en total sigilo, trasladar su cuerpo inerte hasta su propio hogar. Allí llegaron médicos, prensa y familiares para velar religiosamente a quien fue destacada figura política en la primera mitad del siglo veinte.

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Sexo y política Mucho celo y demasiados cuidados para que, finalmente, se supiera lo acaecido. Salvador Allende, doctor en medicina, político y estadista de fuste, tampoco se libra de la impronta de lacho e “instalador de cuernos”. Su largo romance con Miria Contreras, la “Payita”, quien actuaba como secretaria del entonces Presidente de la República, es ampliamente conocido, y por lo mismo, imposible de negar. Hortensia Bussi –su fiel esposa– siempre lo supo, pero guardó digna compostura y honroso silencio ante los desbocados affaires de su marido, famoso siempre –antes y durante la presidencia– por sus variados amoríos, principalmente con actrices chilenas y extranjeras, tal cual lo relata el periodista André Jouffé. http://www.cosas.cl/reportajes/196-diciembre-2007/2085-1899

En Ecuador, desde hace muchos años, circula el rumor de que Pinochet siempre estuvo preocupado por el bienestar de su hijo Juan, el que siguiendo el ejemplo paterno ingresó a la Escuela de Oficiales del Ejército del Ecuador, y desde allí le sirvió de corresponsal a su padre. Fue, sin lugar a dudas, la mejor forma de espionaje que concluyó finalmente con la participación de ‘Juan’ –convertido ya en oficial del ejército ecuatoriano– en la “Guerra del Cóndor” sostenida por el pueblo del Guayas con sus vecinos del Perú, país que en esa época dirigía el corrupto y asesino Fujimori.

Así llegamos a la vera de Augusto Pinochet Ugarte, defensor fundamentalista y talibán de la familia, el matrimonio y las tradiciones templarias del catolicismo. Pero…. La historia remonta al año 1957, cuando Pinochet, oficial del ejército chileno (con el grado de Mayor) pero aún lejos del generalato, fue enviado por el gobierno de Chile en misión militar a Quito, luego de haber sido seleccionado junto a un grupo de oficiales para potenciar la Academia de Guerra de Ecuador. Durante tres años y medio Pinochet fue parte de la socialité quiteña, y tuvo que lidiar con la atosigadora presencia de su esposa, Lucía Hiriart Rodríguez, con quien había contraído matrimonio en 1943. En la hermosa capital ecuatoriana, con el volcán Chimborazo como magnífico telón de fondo, Pinochet conoció a Piedad Noé, distinguida dama perteneciente a la aristocracia quiteña, eximia pianista y dueña de hermosos ojos claros que encandilaron al duro militar sureño. El romance surgió vertiginoso y Lucía Hiriart, desencantada y furiosa, regresó a Chile con sus tres hijos –Augusto, Lucía y María– dispuesta no a terminar su matrimonio sino, por el contrario, a salvarlo y atarlo férreamente a su propia vera, como finalmente ocurrió. Según el periodista ecuatoriano Byron Rodríguez, quedó el rumor que Piedad tuvo un hijo idéntico al padre. Lo concreto es que Pinochet regresó a Chile, país extremadamente conservador en asuntos de familia, pero jamás dejó de apoyar y ayudar a Piedad Noé en la manutención del hijo que ambos habían procreado.

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Sexo y política Las sospechas de los periodistas ecuatorianos y chilenos (y peruanos), apuntan a que el oficial Juan ‘Pinochet’ Noé habría participado el año 1995 en la ‘Guerra del Cóndor’, caracterizada por algunos violentos entreveros bélicos protagonizados por militares peruanos y ecuatorianos en las cercanías del río Cenepa y que estuvo en un tris de transformarse en un conflicto bélico mayor y total entre ambas naciones.

Bolocco, quién careció de escrúpulos para acceder –vía matrimonio– a la “crème de la crème” de la política argentina mediante la fortuna y posición social del inefable Carlos Menem, pajarraco de cuentas que enfrentó varios procesos judiciales por apropiación indebida de fondos fiscales, y por su probable participación (¿indirecta?) en la masacre de judíos argentinos acaecida con la voladura de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) el año 1994.

¿Dónde está hoy día? Misterio misterioso… que sólo la in- Fuese como fuese, lo cierto es que la Bolocco contribuyó efable, totalitaria y ambiciosa Lucía Hiriart conoce y oculta. fuertemente a la caída de Menem en el país transandino demostrando, una vez más, que el sexo y el romance adsLuego de estos intríngulis tomó lugar en la escena Cecilia critos a la política derriban los muros de Jericó. Y henos aquí, en el Chile actual, caracterizado como adalid del neoliberalismo “taliban way” en el hemisferio occidental, reverberando una verdad que muchos dirigentes del duopolio gobernante intentan tapar con un dedo conocedor… sin detenerse a calibrar cuán mortalmente pecaminoso es el hábito del dedo, según las prohibiciones vaticanas emanadas de curas y acólitos pederastas. El rumor popular, que corre más rápido que la pólvora e incendia la llanura con más efectividad que la bencina, señala que la muy opusdeística y derechista Alianza por Chile bajó a dos de sus candidatos estrellas –Laurence Golborne y Pablo Longueira– por causa de un furtivo y ‘prohibido’ amorío con la misma mujer, al más puro estilo de Julio César y Marco Antonio, aunque en este criollo caso no se trata de Cleopatra sino de una diputada aliancista que alguna vez actuó en culebrones de televisión. Ni cortos ni perezosos, los dirigentes de la UDI (expertos en escándalos sexuales, como aquel de la embajada argentina en época de Spinoza Melo, o el acaecido cien veces en el gimnasio, o ‘spa’, del señor Claudio Spiniak, sin olvidar las contradicciones de Gemita Bueno), optaron por evocar ante la prensa asuntos graves, aunque distintos a la realidad. Golborne “fue bajado” de la candidatura presidencial debido a sus cuentas financieras –no declaradas ante el Servicio de Impuestos Internos en las Islas Caimán– y Longueira fue brutalmente sacado de la escena (por la misma UDI) aduciendo una “depresión médicamente diagnosticada”. Estos dires y diretes corren como agua de cascada por las redes sociales, y han sido mencionados en muchas cuentas de tuiteros desde hace semanas (en el caso de Longueira) y meses (en el caso de Golborne). Ese es uno de los riesgos que corren quienes optan por la ‘vida pública’ y carecen de la posibilidad de invocar un derecho a la privacidad. De ahí que, según Plutarco en sus Vidas paralelas, Julio César pronunciara una frase que alcanzó celebridad en la historia: “No basta con que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo”.

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Interrogantes

¿Podrá Bachelet cambiar el modelo económico? Escribe Roberto Pizarro - Economista A partir del 2011 la protesta ciudadana se ha desplegado y la crítica al modelo económico se ha hecho evidente. Luego, con las elecciones los cuestionamientos se profundizaron. Existe rechazo al sistema educacional, a la previsión y al régimen de salud, derechos ciudadanos convertidos en negocios. Preocupa la indefensión de los consumidores por las arbitrariedades que sufren en los Supermercados, las Farmacias y Casas Comerciales. Hay inseguridad en los hogares frente a las empresas de servicios públicos, que envían todos los meses cobros inexplicables. Existe descontento en los trabajadores por la precariedad del mercado laboral y el debilitamiento de los sindicatos. Y, existe molestia en la ciudadanía por la intervención del poder económico en la vida política. Curiosamente, los políticos de la Concertación y sus tecnócratas, han sido más neoliberales de lo que ellos mismos imaginaron. La vigorosa “crítica al modelo”, que la oposición a la dictadura realizó hasta fines de los años ochenta, pasó al olvidó cuando se convirtió en gobierno. Como en el cambalache, todo lo que antes se había quemado comenzó a adorarse. El miedo a los poderes fácticos, la falta de voluntad para cambiar lo existente o el convencimiento ideológico impidió a los gobiernos de la Concertación utilizar el Estado para restituir las posiciones de poder que la dictadura y los Chicago boys le cercenaron a la mayoría nacional. Durante los gobiernos de la Concertación se renunció a las políticas de promoción a la producción y a las exportaciones lo que, en el marco de una vigorosa demanda por recursos naturales, ha acentuado nuestra especialización en actividades de bajo valor agregado. En segundo lugar, la “política de neutralidad” del Estado, convirtió en usurera la alta tasa de interés que se les cobra a las pequeñas empresas. En tercer lugar, a pesar de la evidencia que para reducir la vulnerabilidad externa se precisa de una adecuada regulación a los flujos de capital, se ha preferido profundizar la liberalización de la cuenta de capitales. En cuarto lugar, el Estado ha sido complaciente con la concentración patrimonial, no ha facilitado la libre competencia y ha colocado en condiciones de indefensión a los consumidores. En quinto lugar, la debilidad de los sindicatos se ha profundizado, producto de una legislación que promueve la externalización, limita la negociación colectiva y no tiene eficacia fiscalizadora. Finalmente, los gobiernos de la Concertación persistieron en esa política de “focalización” social, iniciada durante el gobierno de Pinochet, que segrega y desintegra a la sociedad. La preconizada libertad inherente al modelo se diluye en medio de una aguda concentración del poder económico. Así las cosas, incluso en el ámbito empresarial se viene produciendo un antagonismo creciente entre los intereses del reducido grupo de empresarios chilenos ligados a la internacionalización de la economía y el mayoritario grupo de productores y empresarios que, como consecuencia de la desiguales condiciones de competencia, paulatinamente van siendo desplazados hacia la periferia de la economía o simplemente se extinguen. En suma, los grandes empresarios, que se desarrollaron gracias a la protección de Pinochet y que se consolidaron gracias al liberalismo de la Concertación, han vivido en la más plena seguridad para potenciar sus negocios. En cambio, los pequeños empresarios, los trabajadores, los estudiantes pobres, los pensionados y un amplio espectro de consumidores, enfrentan el desafío cotidiano de la desprotección y de las desigualdades frente al sistema económico. El modelo es neoliberal. No responde a los intereses de la mayoría de los chilenos y, por ende, hay razones poderosas para exigir su modificación. La Presidenta Bachelet tiene la palabra.

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Interrogantes

Interrogantes

En suma, los grandes empresarios que se desarrollaron gracias a la protección de Pinochet y que se consolidaron gracias al liberalismo de la Concertación, han vivido en la más plena seguridad para potenciar sus negocios. En cambio, los pequeños empresarios, los trabajadores, los estudiantes pobres, los pensionados y un amplio espectro de consumidores, enfrentan el desafío cotidiano de la desprotección y de las desigualdades frente al sistema económico. El modelo es neoliberal. No responde a los intereses de la mayoría de los chilenos y, por ende, hay razones poderosas para exigir su modificación. La Presidenta Bachelet tiene la palabra.

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Interrogantes

¿Qué hará la presidenta Bachelet con el Banco Estado? Escribe Roberto Pizarro En Chile las pymes y microempresas son responsables del 80% del empleo. Los programas públicos para apoyar a las pequeñas empresas son de escasa envergadura y el crédito bancario para éstas se caracteriza por su elevado costo. Llama la atención que las líneas de CORFO en asistencia técnica, programas de fomento, apoyo tecnológico, desarrollo de proveedores, han sido concebidas como “planes pilotos”, lo que confirma la idea de transitoriedad que se tiene sobre el sector. Así las cosas, se llega a la inevitable conclusión que sólo una política industrial y de fomento sistemática y de real envergadura, que incluya prioritariamente a las pequeñas empresas, evitará que nuestro país se vea obligado a vivir, en los próximos años, con salarios bajos y precariedad en el trabajo. Además, ello hará posible aprovechar todo el potencial de los trabajadores y empresarios que existe en el país en favor del crecimiento económico y una mejor distribución. El Banco Estado, sin una línea gubernamental clara, ha concentrado sus esfuerzos en una competencia inconducente con la banca privada, en vez de convertirse en el principal instrumento para apoyar y potenciar a las pequeñas empresas, como lo han hecho los franceses, italianos, taiwaneses y paquistaníes. El compromiso actual de créditos del Banco-Estado favorece a la gran empresa en desmedro de las pequeñas. Los argumentos que explican este desequilibrio son dos. Resulta más fácil y menos costoso analizar proyectos para una gran empresa que transa sus acciones en la bolsa de Nueva York, que para una pequeña empresa productora de preservativos. Segundo, existe la idea que los riesgos de deudas impagas serían más altos en las pequeñas empresas. El primer argumento se rebate con mayor eficiencia del banco; el segundo no es cierto, ya que la gran empresa es responsable, en forma mayoritaria, de los castigos por impagos de los últimos años.

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A fines del 2000 se llegó al extremo que el Banco-Estado otorgara un préstamo por US 130 millones al Grupo Luksic para que comprara el Banco Chile y lo fusionara con el Edwards. La utilización de recursos públicos para esta operación de traspaso de activos financieros es muy difícil explicar. El crédito otorgado al Grupo Luksic fue de cuestionable rentabilidad económica, no ofrecía rentabilidad social alguna y, lo más grave, es que se apartaba de cualquier fundamento ético. Al final se comprobó que su único propósito era favorecer al Presidente del BancoEstado, Jaime Estévez, quien se convertiría posteriormente en miembro del directorio del Banco Chile. La lógica que mueve al Banco-Estado no debiera ser la misma que la un banco privado. En realidad, el “banco público” reúne condiciones únicas para convertirse en el banco de las pequeñas empresas, con sucursales repartidas en todo el territorio nacional y con esa identificación cultural que tienen las personas modestas que, sin inhibiciones, colocan sus ahorros en el Banco-Estado. Para que el Banco del Estado se convierta en un banco de fomento exclusivo para los pequeños empresarios debiera otorgar créditos sin garantías inalcanzables. Al mismo tiempo, debiera aplicar tasas de interés razonables, que permitan viabilizar sus proyectos. Los argumentos para defender tasas usureras sobre las pequeñas empresas son injustificadas. Los supuestos altos costos de administración en la atención de las pequeñas empresas se minimizan si el banco consolida buenos sistemas de información y aplica un control de gestión propio de una entidad bancaria moderna. La actuación del Banco-Estado como institución que compite con la banca privada conducirá a su minimización o a su privatización. En cambio, si se transforma en banco de fomento para las pequeñas empresas le hará un gran servicio al país y, con seguridad, mejorará su cartera de negocios. El Programa de la Nueva Mayoría no responde a esta demanda. Sólo sostiene que el Banco-Estado entregará más apoyo a las pequeñas empresas. Se ha dicho lo mismo en el pasado y la usura continua. ¿Qué hará la Presidenta Bachelet con el Banco-Estado? ¿Se atreverá a convertirlo en un banco de fomento para los pequeños empresarios? Año V - Edición Digital Nº 64 (01.01.2014)


Interrogantes

Interrogantes

Asamblea Constituyente: El dilema de Bachelet Escribe Roberto Pizarro - Economista La calle ha servido. Fue insuficiente que algunos levantaran la consigna de Asamblea Constituyente en 2009, con la campaña presidencial de Jorge Arrate. El horno en ese momento no estaba para bollos. Sin embargo, con las movilizaciones de 2011 creció el hambre por la transformación del país. El centro fue la educación, pero había que financiarla y emergió la necesidad de una reforma tributaria e incluso la recuperación del cobre para la nación chilena. La ciudadanía se dio cuenta de que esos cambios, para que se hiciesen efectivos, requerían de un régimen político sin restricciones, fundado en una nueva Constitución. El duopolio político no podía cambiar el país. Durante sus 20 años de gobierno, la Concertación no tuvo voluntad de hacer transformaciones. Se acomodó a la institucionalidad impuesta por Pinochet. Se benefició de ella. Muchos de sus dirigentes ingresaron a los negocios de los grupos económicos; otros hicieron del Parlamento y de los cargos públicos su vida laboral. Así las cosas, se mantuvo la Constitución de 1980. Lagos le introdujo algunas modificaciones cosméticas, incluida su propia firma, y con ello apostó a su validación. Hoy día resulta que no sólo los críticos del modelo económico y del régimen político demandan una nueva Constitución. Han aparecido figuras destacadas de la Concertación que también se pronuncian en su favor, y algunos la quieren con Asamblea Constituyente. La hegemonía cultural que se impuso por largos años en el país está siendo cuestionada. La aceptación del orden impuesto por Pinochet-Guzmán, esa hegemonía cultural que disciplinaba a la sociedad chilena, convirtiéndose en el custodio superestructural de los intereses de la clase dominante, se encuentra en crisis. La protesta estudiantil comenzó con la educación, pero se extendió a muchos otros ámbitos de la sociedad chilena. Quizás lo más discutido en el último tiempo es el régimen electoral binominal, que discrimina manifiestamente a favor de las dos primeras mayorías políticas, impidiéndole a los ciudadanos ejercer su representación mediante nuevas alternativas, frescas, más jóvenes. Estas realidades ineludibles son las que han desembocado en propuestas a favor de una nueva Constitución. Los defensores de lo existente, los conservadores, depositan en el Parlamento las eventuales reformas, e incluso un cambio completo a la Constitución de 1980. Pero han crecido las nuevas voces, los transformadores, ahora incluso dentro de los partidos de la Concertación, que demandan una Asamblea Constituyente. Michelle Bachelet, la presidenta electa, se ha ubicado del lado de la institucionalidad actual, la que instaló Pinochet con la Constitución del 80 y que luego, con su firma, respaldó Ricardo Lagos. En su propio programa señala: “El logro de una Nueva Constitución exigirá de todas las autoridades instituidas una disposición a escuchar e interpretar la voluntad del pueblo. La Presidencia de la República y el Congreso Nacional deberán concordar criterios que permitan dar cauce constitucional y legal al proceso de cambio”. La candidata de la Nueva Mayoría (antes Concertación) no debiera olvidar que el Poder Constituyente radica en el pueblo. Y su voluntad soberana puede darse la organización jurídica y política que más le convenga. El pueblo elige directamente una Asamblea Constituyente y esta es la que debe decidir, libre y soberanamente, el nuevo pacto de derechos y obligaciones ciudadanas. La Asamblea Constituyente se encuentra por sobre la actual institucionalidad. Este mecanismo no le pertenece a los partidos políticos, ni al Parlamento o a algún otro poder del Estado, sino sólo a los ciudadanos. Estas razones se hacen aún más poderosas en nuestro país con la existencia del régimen que ha duopolizado las decisiones políticas. Resulta inexplicable, que hoy día, con el retroceso cultural de la derecha y la emergencia potente de la ciudadanía en todos los frentes, se intente nuevamente validar una institucionalidad que se encuentra completamente periclitada. Los tiempos han cambiado. Los militares están subordinados al poder civil; la derecha funda su fuerza exclusivamente en el régimen electoral binominal, que la sobre representa indebidamente y, la sociedad civil ha recuperado su poder. En consecuencia, Michelle Bachelet, la presidente electa, no debiera dudar en apoyarse en las organizaciones sociales para construir una nueva Constitución. La búsqueda de entendimientos entre la derecha y la Nueva Mayoría en el Parlamento para reformar la Constitución será rechazada por la ciudadanía. De lo contrario, marchará en contra de la historia que están escribiendo los movimientos sociales y, al mismo tiempo, validará una institucionalidad que ha sido rechazada por el pueblo. La crisis de hegemonía debe comenzar a resolverse con una Asamblea Constituyente.

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Memoria Esta nota la escribí el 17 de enero de 2006 como un saludo a la elección de una cierta Michelle Bachelet. Contrastar este texto con lo ocurrido permite comprender la solidez del escepticismo con el que muchos recibimos su reelección. Ahora Bachelet Michelle lo tiene fácil: contrariamente a su primera presidencia, no se espera nada bueno de su gobierno. Luis Casado

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La cuenta en la uña (17/01/2006) Yo viví los resultados de la tarde del 15 en medio de una ruidosa y bullanguera reunión de chilenos y franceses en París. Ninguno de nosotros pudo votar, visto que los ciudadanos que residimos afuera estamos despojados de todo derecho. De modo que en medio de los vivas a Michelle y los gritos tan comunes en Francia y tan acallados en Chile que van de “Se siente, se siente, Allende está presente”, pudimos responder en las entrevistas a la prensa, la televisión y la radio gabachas “que sí, que esta vez sí dejaríamos de ser uno de los raros países del mundo que ignora a sus compatriotas que viven fuera del terruño. Michelle se comprometió a legislar al respecto, y nosotros le creemos a Michelle”. No sólo nosotros. Los millones de chilenos que le dieron una amplia mayoría también creen en ella. Desde la elección de Michelle los medios de comunicación del planeta no paran de hacer cuentas destacando que en este momento sólo seis mujeres dirigen sus respectivos países en el mundo. Lo que no dicen, o lo dicen apenas, es que adversarios y partidarios les llevan la cuenta en la uña. Este escrupuloso escrutinio no es nuevo. La Thatcher, que no se conmovía por tan poco, lo sufrió estoicamente durante los once años que estuvo en el poder. Y fue también el caso de Indira Gandhi en la India y de Benazir Bhutto en Pakistán. De las tres mencionadas, Thatcher y Gandhi fueron líderes de extraordinaria fuerza intelectual y política mientras Benazir no logró imponerse y finalmente fue alejada del poder mediante trucos constitucionales no muy democráticos. En fin, para que me comprendas, de las dos primeras se cuentan historias. De Benazir casi puras calamidades. Michelle seguramente beneficiará en los primeros meses de lo que suele llamarse “el período de gracia”, esa especie de entreacto político durante el cual todos retienen la respiración para mirar con atención y nadie osa juzgar con severidad lo obrado. Pasado el período de gracia, opositores y seguidores empezarán a pasar la cuenta. Cada cual adoptará sus propios elementos de juicio y medirá y evaluará según sus propias expectativas. Desde ese punto de vista, querido lector, no escapa a tu sagacidad que lo que dirá Somerville no tiene porqué ser idéntico a lo que pensarán en su día quienes hasta ahora han sido tratados como la última lenteja del paquete. Esos que según el Cardenal sufren la “escandalosa” distribución del ingreso, se endeudan para estudiar, disponen sólo de empleos precarios, tienen dificultades para beneficiar de servicios de salud dignos de ese nombre, reciben una pensión miserable, en fin, tú me entiendes. Por mi parte, después de haber constatado con preocupación las evidentes similitudes entre los programas de los dos finalistas de la elección presidencial, constato que Michelle goza merecidamente de unos cuantos a priori favorables. Yo formulo votos para que Michelle ejerza desde el inicio toda su fuerza de carácter para que el ejercicio de su gobierno favorezca a los desposeídos, a los damnificados del modelo. Se suele decir que las decisiones claves de cada gobierno, o se toman al principio, o no se toman. Yo, que nunca he abdicado mis derechos ciudadanos, también me propongo llevar la cuenta en la uña. Sin ser ni más ni menos escrupuloso ni puntilloso que en el pasado: Michelle pide ser considerada con el mismo respeto y evaluada con los mismos parámetros que un varón. Amén. Una decisión que a mi juicio merece retener toda nuestra atención es la nominación del ministro de Hacienda. Los tres gobiernos de la Concertación (y el FMI) designaron en su día a personeros que debían darle confianza a los mercados (y al FMI). A ver si esta vez el ministro que debe velar por los piticlines de todo el personal es alguien que le da confianza a quienes crean la riqueza con su trabajo. Como te decía, esa cuenta la voy a llevar en la uña.

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Democracia... ¿representativa?

De la distinción de los gobernantes Escribe Luis Casado

Tal parece que tendremos nueva Constitución, una realmente democrática. Como del dicho al hecho hay mucho trecho, conviene informarse para que no nos vuelvan a pasar gatos por liebres. Para comenzar está el procedimiento, que debiese permitir la participación –libre y sin trabas– del conjunto de la ciudadanía. Eso se llama Asamblea Constituyente. De otro modo… no se puede hablar de democracia sino de aristocracia e incluso de despotismo, por ilustrado que fuese. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” resume la peor de las autocracias. En esa tesitura, Bachelet se inclina hacia la vía parlamentaria en modo tal que “la transformación de la regla se encuentra sometida a la aprobación y al consentimiento de los mismos que se han beneficiado de ella, puesto que fueron elegidos en virtud de esa regla” (Bernard Manin. “Principios del gobierno representativo” 1995). Entre los elegidos en virtud de la regla está ella misma, desde luego. ¿Dónde figura la democracia en ese procedimiento? Ni el parlamento ni la presidente del ejecutivo pueden reclamar para sí mismos una legitimidad que la ley en virtud de la cual fueron elegidos no tiene. Algún pseudo ‘demócrata’ inventó un curioso argumento sosteniendo que “las instituciones funcionan…” lo que bastaría para aceptarlas como tales. Si fuese el caso… ¿para qué cambiar la Constitución? Nadie puede negar que las instituciones de las dictaduras funcionan. Ese hecho constatable ¿es fuente de legitimidad? Desde luego que no. Volvemos a un principio básico, el de la Soberanía del pueblo cuya voluntad es la única fuente legítima de las instituciones y del poder. Con relación a la cuestión de la representación del pueblo conviene leer la obra del ya citado Bernard Manin. Sus hallazgos, relativos a los principios del gobierno representativo reservan algunas sorpresas:

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“El análisis del dispositivo que regula la decisión pública en el gobierno representativo muestra que, contrariamente a lo que afirman tanto el sentido común como la ideología democrática, la democracia representativa no constituye la forma indirecta o mediatizada del gobierno por el pueblo”. Desde los albores de la democracia moderna electores y elegidos se distanciaron inexorablemente. En la Convención de Philadelphia (1787) los federalistas americanos lograron imponer dos criterios que hoy en día han llegado a un verdadero paroxismo. No logrando ponerse de acuerdo para establecer criterios de ‘distinción’ para quienes postularían a ser gobernantes, se conformaron con estimar que el pueblo –libre de decidir a su antojo– elegiría más bien a personalidades ‘eminentes’, ‘respetables’ y ‘adineradas’. Contrariamente a lo que pedían los anti-federalistas, no admitieron que los elegidos se pareciesen al pueblo que les elegía. Naturalmente se pondría al mando a una elite, y para ayudarle a la naturaleza se dispuso que las circunscripciones fuesen lo bastante grandes como para que sin dinero y sin notoriedad no se pudiese ni siquiera soñar con ser candidato. “Así –dice Bernard Manin– la diversidad geográfica de los Estados americanos, que le impidió a los delegados a Philadelphia ponerse de acuerdo sobre una ‘distinción’ de elegibilidad, condujo a inventar un sistema en el cual la distinción de la elite representativa se aseguraba en modo más flexible y abierta a la evolución que del otro lado del Atlántico (…) En América se dieron cuenta rápidamente que la superioridad de los electos con relación a los electores podía obtenerse la mayor parte de las veces por el simple juego del procedimiento electivo, sin ninguna condición legal de elegibilidad”. Very clever. Michel de Grosourdy, séptimo Marqués de Saint-Pierre, quién sostenía: “La elite no solo es superior, es diferente”, debe haber experimentado un orgasmo.

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Democracia... ¿representativa? Si los elegidos fuesen como el pueblo que les elige, en el parlamento habría obreros, trabajadoras temporeras, maestros de escuela primaria, mineros, pescadores, comerciantes, nanas, trabajadores por cuenta propia, pequeños empresarios, jubilados pobres y hasta algún abogado.

Por otra parte, los federalistas rechazaron el derecho de instrucción o mandato imperativo. Hay quién piensa que sólo hay democracia cuando se respeta una relación jurídica y constitucional entre los electores y los elegidos. Esa relación hace del elegido un agente, un dependiente, un servidor, un vocero de la voluntad y la opinión de sus electores. Estos últimos, si el elegido no respeta el mandato imperativo que recibió al ser ungido representante, tienen la posibilidad de revocarlo. Rechazando el mandato imperativo, lo que se traduce en la plena libertad para el elegido de hacer lo que le sale de las narices sin tomar en cuenta la ni voluntad ni la opinión de quienes le eligieron, los federalistas reafirmaron el carácter aristocrático de la representación. Si un elegido pisotea la voluntad popular que le eligió, sus electores sólo tienen la posibilidad de reaccionar a posteriori pero no pueden de ningún modo influenciar las decisiones de quién, supuestamente, les representa. El movimiento estudiantil de 2011 lo tenía claro, y por eso designaba voceros (no representantes) que podían ser revocados en la próxima Asamblea si no respetaban la voluntad mayoritaria. En ello no hacían sino retomar las buenas costumbres de la Comuna de París en 1870, cuyos miembros eran elegidos mediante el sufragio universal (una novedad en esa época) y eran revocables en cualquier momento. Karl Marx tomó buena nota de esa práctica –democrática por excelencia– y al analizar ese proceso histórico ahogado por la violencia y el crimen, escribió: “En vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembro de la clase dirigente debía ‘representar’ y pisotear el pueblo en el Parlamento, el sufragio universal debía servirle al pueblo constituido en comunas, como el sufragio individual le sirve a cualquier patrón que busca obreros, capataces y contadores para su negocio. Es un hecho bien conocido que las empresas, como los individuos, en materia de verdaderos negocios, generalmente saben poner a cada cual en su sitio y si alguna vez cometen un error, saben remediarlo rápidamente”. (Karl Marx. “La Guerra civil en Francia”. 1871). Quienes acusan al pueblo de una cierta “desgana de votar” y de un más que reprensible desapego a la ‘democracia protegida’ que nos impusieron, debiesen reflexionar en lo que precede. De cara a la nueva Constitución que todos –excepto algunos talibanes de la aristocracia– anhelan, conviene incorporar estas cuestiones en el debate público. Cambiar la Constitución no puede limitarse, como hizo Ricardo Lagos, a un cambio de firma. Ni como desean algunos, al maquillaje de algunos artículos. Y aún menos a una negociación entre bambalinas en el esperpéntico Congreso con que la dictadura pringó nuestras instituciones.

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Las Manos Sucias de Chevron La transnacional estadounidense Chevron puso en marcha una campaña contra Ecuador y las personas afectadas por la contaminación provocada por sus operaciones en la Amazonía ecuatoriana. Millones de dólares destinados a pagar abogados y publicidad en medios de comunicación, con procedimientos judiciales de todo tipo y en distintos lugares. Es la contrademanda al juicio que condenó a la transnacional a indemnizaciones por el desastre ecológico. Desde 1964 al 1992 la petrolera Texaco (comprada por Chevron en el 2001) extrajo crudo en la Amazonía ecuatoriana. En ese período vertió 80 mil toneladas de residuos tóxicos, 85 veces más que British Petroleum en el desastre del Golfo de México. Un tribunal ecuatoriano sentenció a Chevron-Texaco a pagar una indemnización de US$ 9.150 millones a las comunidades afectadas por el latrocinio, sentencia ratificada por la Corte Nacional de Justicia del Ecuador. La empresa no aceptó la sentencia y puso en marcha una contrademanda utilizando todos los mecanismos del Derecho Corporativo Global para favorecer sus intereses. Rechazó la soberanía nacional de Ecuador que originalmente había aceptado para el juicio, y ahora apunta a aprovecharse de un sistema jurídico internacional injusto, que favorece a las transnacionales. Defendernos de las agresiones de las transnacionales y avanzar en la integración regional Hemos conformado un Comité de Apoyo al Ecuador para que Chevron responda por el deterioro del medio ambiente en la Amazonía y los graves daños a las comunidades locales. Nuestro compromiso con Ecuador es parte de la lucha del pueblo chileno para frenar el comportamiento irresponsable de las transnacionales pesqueras, mineras, eléctricas y productoras de celulosa. Los casos de Barrick Gold en el norte, y de HidroAysén, en la Patagonia, son paradigmáticos del atentado de las transnacionales a los derechos humanos fundamentales de las comunidades locales. Sus presiones sobre el poder político para la aprobación de los proyectos han revelado la debilidad de la institucionalidad chilena, y han podido ser contrarrestadas sólo con el vigor de las movilizaciones sociales. El caso Chevron debiera convertirse en referencia para que los países de América Latina definan una política común frente al capital extranjero, componente ineludible de nuestra integración regional. Competir entre hermanos latinoamericanos para traer capitales que han sido, muchas veces, depredadores en la explotación de nuestros recursos naturales y han atentado gravemente contra el medio ambiente y los derechos humanos, es un error. Chile y Ecuador debiesen colaborar para que la CELAC elabore una política de regulación común frente a las transnacionales. Esa regulación debiera darle coherencia en los países de la región al cobro de royalties, a las relaciones laborales, a las normas medioambientales y a los precios de transferencia. Red Ciudadana Contra la Mano Sucia de las Transnacionales Roberto Pizarro - Coral Pey - Flavia Liberona - Tomas Hirsch - Pía Figueroa - Patricia Morales - Salvador Muñoz - Luis Casado Diciembre 2013

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Descubierto habéis la caca con las cacas que cantáis...

Impresión de extrañeza Escribe BVF

No son exactamente trabalenguas, apenas juegos de palabras o mejor dicho juegos de sonidos que producen una sensación de extrañeza. Un clásico en francés se oye así: ¿tontétatilotétatú? Esa sucesión de sílabas con la letra ‘te’ produce una sensación de extrañeza total. Hasta que el chistoso explique, palabra tras palabra, lo que se escribe en francés correcto: “ton thé t’a-t-il ôté ta toux?” (¿Tu TÉ TE quitó esa tos que tenías?). Una similar impresión de extrañeza y luego de certidumbre se produce cuando uno piensa en cómo la presidenta electa Michelle Bachelet va a encarar una de sus principales promesas de campaña: la educación superior gratuita y de calidad. Extrañeza primero, porque en un espíritu republicano y democrático uno no puede sino pensar que la presidenta dejará de subsidiar las universidades privadas e inyectará esas sumas colosales con las que lucran las privadas en los presupuestos de las universidades públicas, que volverían a ser gratuitas, como lo fueron históricamente. Y las privadas seguirían siendo privadas, encarando las crueles leyes del mercado, sin las odiosas distorsiones inducidas por el CAE. El INACAP, por ejemplo, volvería a ser público como lo fue desde su nacimiento. Hasta ahí la reforma era pensable, aunque extraña en un entorno chileno ultra liberal. Y de repente, en la esquina de un artículo en la prensa (una columna de Alberto Mayol sobre Brunner Y PEÑA) se raja el telón y se revela el sentido verdadero de la promesa de campaña, coherente esta vez con el entorno económico e ideológico chileno. Sin embargo, era evidente: no se tocará el actual sistema. Simplemente el Estado asumirá todos los costos de matrícula y escolaridad de todos los estudiantes de Chile. Las universidades públicas seguirán siendo de pago, como las privadas, y todas recibirán los generosos subsidios del Estado para acoger a los estudiantes que tengan a bien declarar. El pobre Estado será esquilmado hasta los huesos, una vez más. Ese es el proyecto. Las consecuencias están por verse, ya que la NUEVA Confech dejó muy claro que mantendría su vigilancia y su independencia. En esta materia, la posición del gobierno será muy parecida a la famosa réplica de Louis de Funès en una película culto, “La Grande Vadrouille”. También es un juego de sonidos cacofónicos, que se oye así: yapádelíselás, selákelós, y que en realidad se escribe “il n’y a pas d’hélice, hélas, c’est là qu’est l’os”. Quién habla es un resistente a la ocupación alemana, que escapa en un planeador, y dice: “desgraciadamente no tiene hélice, ahí está el problema”. Amable lector, te dejo imaginar la conclusión.

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Entre ponerle y no ponerle... más vale no ponerle FTC emplaza al gobierno a inyectar recursos a Codelco Frente al anuncio del Ministerio de Hacienda de autorizar a Codelco una capitalización por US$1.000 millones, que no involucran recursos frescos, la Federación de Trabajadores del Cobre declara lo siguiente:

 1. Lamentamos que el Ministerio de Hacienda, haya desaprovechado la oportunidad de hacer un aporte de capital, real y efectivo, por los US$ 1.000 millones y no un aumento contable del patrimonio. Es importante recordar que al momento de concretarse la operación de compra Codelco-Anglo, el Gobierno asumió el compromiso de capitalizar el 100% de la utilidad contable que implicaba esta operación, cifra algo superior a los US$ 3.000 millones. Hasta ahora ha cumplido parcialmente ese compromiso, ya que con cargo a esta operación ha capitalizado US$ 2.000 millones, quedando un tercio aún en calidad de utilidad retenida.


 2. Lo anterior no resuelve el problema de financiamiento que requiere Codelco, ya que estos cambios en el patrimonio de la empresa no involucran aportes de capital concretos, o sea recursos frescos, los cuales son imprescindibles para financiar un plan de inversiones en el periodo 2013 - 2017 que alcanza un cifra del orden de los US$ 25.000 millones. Es evidente que el Gobierno actual no ha cumplido cabalmente su compromiso de respaldar el plan de inversiones de Codelco, desestimando la solicitud que ha hecho un Directorio de una empresa del Estado, con un Gobierno Corporativo que representa a todos los sectores del país.


 3. La verdadera solución integral que requiere Codelco, y que un dueño responsable con visión de largo plazo habría aplicado sin duda, es la de haber capitalizado el 100% del incremento patrimonial que involucró la operación con Anglo American y, adicionalmente, haber aportado en calidad de recursos frescos a Codelco los US$ 1.000 millones que recibió por concepto de mayores impuestos no presupuestados, que involucró la operación con Anglo American. Sin embargo, en vez de aportarlos a Codelco, quien generó dichos recursos, el Ministro de Hacienda los aportó al Fondo de Estabilización Económico Social, a tasas de rentabilidad muy por debajo de los retornos comprometidos por los proyectos estructurales que debe implementar urgentemente la Corporación, los cuales podrían sufrir postergaciones, para de este modo, evitar el sobreendeudamiento de la mayor empresa del Estado y del país. Todo ello, con el consiguiente daño a todos los chilenos, que son los dueños de este valioso Patrimonio Nacional.

 4. Hace algunos días se publicó por un diario nacional, que Codelco aportó 19 veces lo que recibió de aporte Fiscal entre el 2006 y 2012. Ello refleja el trato de “establo” que el Ministerio de Hacienda le da a su principal activo, privilegiando sus intereses macroeconómicos e imagen de corto plazo. Por supuesto, este trato, en calidad de directores o accionistas de sus empresas privadas, jamás lo justificarían.

 5. Finalmente, emplazamos al Gobierno del Presidente Piñera a resolver los problemas de fondo que enfrenta Codelco, aportando recursos frescos para el financiamiento de Codelco y enviar un proyecto de ley al Parlamento que establezca un mecanismo permanente de capitalización de Codelco, sacándolo del juicio arbitrario del decreto presupuestario anual del Ministerio de Hacienda, que no se condice con el negocio minero, que por su propia naturaleza es de largo plazo.

Esta necesidad imperativa es para las autoridades actuales y las que vendrán. La FTC por su parte seguirá luchando, como siempre lo ha hecho, en defensa de la modernización, el desarrollo y expansión de Codelco como una empresa cien por ciento del Estado de Chile.

Julián Alcayaga, del Comité de Defensa del Cobre, disiente y lo explica: Cher Louis, Hace ya más de un año publicaste una columna mía, en la que sostengo que las utilidades en Anglo American son pura ficción, y evidentemente no representan dinero fresco para Codelco. El ministro Larraín al autorizar una capitalización de US$ mil millones el año pasado y otros US$ mil millones este año, en los hechos no aporta absolutamente nada, y los directivos de Codelco quedan pillados en su propia ficción, en su propia trampa. Por ello hay que felicitar al ministro Larraín de no aportarle más dinero a Codelco, porque sería botarlo en un saco roto: el actual directorio y los actuales ejecutivos de Codelco están actuando deliberadamente para destruir a Codelco. El peligro está en que esta dirección, al no tener dinero fresco, va a endeudar aún más la empresa, hundiéndola aún más. ¿Tendremos alguna esperanza que con Bachelet se cambie completamente a estos ejecutivos? ¡TREMENDAS DUDAS! Saludos Julián Alcayaga – Comité de Defensa del Cobre Nota de POLITIKA: debe ser la única vez que se pueda felicitar a Felipe Larraín... =)) Año V - Edición Digital Nº 64 (01.01.2014)

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Ese mar que tranquilo te baña... Pescadores artesanales: “No nos queda más que seguir movilizados hasta obtener respuestas” Por Agencia Notipress Nuevamente los pescadores artesanales salieron a la calle a protestar en contra de la ley de pesca –conocida como Ley Longueira– que reduce los derechos de los pescadores artesanales, no garantiza la sustentabilidad del recurso y fortalece la pesca industrial. Hernán Cortés, pescador artesanal de Coronel y Presidente de la Federación Nacional de Pescadores Artesanales, señala que seguirán oponiéndose a las prácticas de la autoridad que benefician a los industriales. Estos, a pesar de la escasez de los recursos pelágicos, “siguen arrasando” y poniendo en peligro la fuente laboral de miles de personas. Cortés señala: “la comunidad de Coronel solidariza con la movilización y nuestra tarea como dirigentes es mantenerlos informados del por qué salimos a la calle. Esto es el resultado de un proceso largo que no tuvo ningún resultado. Es un gran problema social que afecta a 3 mil familias en la zona” ¿Cuáles son las causas para la nueva movilización durante esta semana? Esto es consecuencia de la ausencia de plataforma social en la actual ley de pesca. Nosotros luchamos contra la ley de pesca porque no contenía esta plataforma social para la pesca artesanal y decíamos que si había una crisis pelágica no existía ningún resguardo para las tripulaciones, que es la clase obrera de la pesca artesanal. El tiempo nos dio la razón y el gobierno no tiene las herramientas adecuadas para resolver los problemas que se están presentando; además hay que tener en cuenta que en el mes de mayo suscribimos un protocolo de acuerdo con el Intendente de la Octava Región y el Subsecretario de Pesca (Pablo Galilea) donde se establecía el desarrollo de una plataforma social que permitiera realizar capacitaciones y el otorgamiento de pensiones de gracia. Ninguno de estos acuerdos se ha cumplido. ¿Cuál es la situación actual? Hoy nos auto impusimos una veda pues el recurso está muy comprometido para ser capturado en esta temporada, y solicitamos apoyo al gobierno hasta marzo. La veda es consecuencia de la mala administración pesquera de los últimos 24 años de los gobiernos del duopolio. El Estado de Chile tiene una enorme responsabilidad de lo que ocurre con las pesquerías. ¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno con las últimas movilizaciones? Durante las últimas movilizaciones tuvimos reuniones en Santiago con los ministros del

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Interior y Economía, junto a algunos senadores como Horvath o Navarro, para ver qué medidas se pueden tomar. Ahí planteamos lo que ya dije, se llegó a acuerdos pero estos se borraron con el codo apenas regresamos a la región. No nos queda más camino que seguir movilizados hasta que obtengamos respuestas consistentes y veamos una convicción real de las autoridades por solucionar este problema. Hasta la fecha sólo han presentado soluciones parche. ¿Cómo se proyecta la situación de la pesca artesanal? La cuota de pesca para lo que viene se va a reducir en dos tercios, vamos a llegar a las 240 mil toneladas cuando lo normal son 660 mil. Esto va a provocar que, al menos, dos tercios de nuestros compañeros queden cesantes. ¿Cuáles son las consecuencias de esta situación para la pesca artesanal? Seguiremos movilizados. La semana pasada nos tomamos la Intendencia y la SEREMI de la octava región. Hoy el gobierno habla de sustentabilidad y de resguardar el recurso, cosa que como pesca artesanal nos hemos autoimpuesto, pero vemos que los grandes industriales siguen arrasando. Esto no tiene lógica pues les cuidan el bolsillo a costa del recurso pesquero y a costa del pescador artesanal. ¿Qué esperan del gobierno de Bachelet? En realidad no esperamos muchos cambios. Esto es el duopolio, que son lo mismo y operan para favorecer los mismos intereses. Sentimos que seguiremos siendo oposición desde nuestro espacio de la pesca artesanal, seguiremos reclamando las reivindicaciones que creemos son necesarias como acabar con la pesca de arrastre de los barcos industriales, fijar una talla mínima de captura y no seguirla bajando como hicieron en el norte para favorecer a Corpesca, empresa del grupo Angelini. Todo esto es lo que queremos revertir, además de construir y desarrollar una plataforma social dentro de la ley de pesca, esto serán los temas que nos tendrán movilizados. ¿Han tenido contacto con representantes de la Concertación – Nueva Mayoría? No hemos tenido contacto con nadie. Nos llama la atención que tanto los parlamentarios como los Consejeros electos no han sido capaces de acercarse a preguntar qué es lo que pasa con la pesca artesanal. De los que se repiten el plato no nos sorprende pero de los nuevos esperábamos al menos que mostraran interés por lo que está pasando.

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Certidumbres

Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo

Asamblea Constituyente irremplazable Escribe Salvador Muñoz - Cientista político Hace más de un año escribí una nota titulada “Asamblea Constituyente: avances y peligros”. Ahí señalé que si bien la demanda de Asamblea Constituyente ha logrado importantes avances en el país, sin precisar cómo se lleva a cabo el proceso constituyente la iniciativa sería usurpada por los políticos binominales para vaciarla de contenido. Como ocurrió con el Royalty y con todas las leyes elaboradas desde hace 30 años, la Asamblea Constituyente corre el serio peligro de ser convertida en una bandera descolorida. Mientras la exigencia de una Asamblea Constituyente gana fuerza, los políticos binominales no escatiman esfuerzos por evaporarla. Otros, como Tellier, declaran “A mí me gustaría, pero si no se puede… ”. La pugnacidad parece virtud de otros tiempos. Los herederos del legado de la dictadura partieron negándola, luego lanzaron una campaña del terror en la que El Mercurio aportó su larga experiencia en la materia. Hoy tratan de apropiársela para impedir que pueda llevarse a cabo. Desde hace un par de años, los sectores menos ortodoxos de la Concertación se acoplaron a la demanda por una nueva Constitución. Los vicios del esperpento de Pinochet-Guzmán eran tan evidentes que se vieron obligados a reconocer que Chile requiere una Carta Magna democrática. Aún no osaban hablar de Asamblea Constituyente. Pero ya se percibía la tibieza de la tesis “Lo que importa no es la forma, el mecanismo, lo importante es que debe haber una nueva Constitución”. Como si la participación masiva del pueblo soberano fuese una suerte de envoltorio prescindible. Si el ‘progresismo’ de la Concertación no se atrevía a mencionar la Asamblea Constituyente, decía compartir la necesidad de sustituir la actual Constitución. Había pasado algún tiempo desde que aplaudieron de pie en La Moneda a un Ricardo Lagos que maquillaba el texto de la dictadura con su propia firma. A la salida de la lamentable ceremonia, Michelle Bachelet le declaraba a la prensa: “Así se termina definitivamente la transición”. Sin embargo la exigencia ciudadana siguió avanzando y no les quedó otro camino que evocar la Asamblea Constituyente como el mecanismo idóneo para cambiar la Constitución. Las volteretas de Tomás González son un espectáculo infantil al lado de esta muestra de elasticidad política. De celosos herederos de la obra de la dictadura a demócratas certificados se produjo una muda que recuerda la de los reptiles. Las campañas del terror no funcionaron. El Mercurio se quedó solo en ese empeño, y la buena noticia es que su mediocre credibilidad es comparable sólo a la del Parlamento. La Asamblea Constituyente siguió avanzando, no pudieron seguir negándola, las campañas del terror ya no surten efecto. Ahí se acordaron del proverbio yanqui: if you can’t beat them… join them. Un viejo truco que los trotskistas llamaban entrismo, que permite sabotear el barco desde dentro. Bachelet surfeó la campaña presidencial con ambigüedad, como mandan los manuales de los profesionales de la política. Los partidos de la Nueva Concertación juegan al policía bueno y al policía malo para dilatar el debate ciudadano. Pero no hay caso. La Asamblea Constituyente es EL medio democrático para dotar al país de una Constitución que también lo sea. La participación del pueblo en la elaboración de las leyes es la única garante de su respeto y de su legitimidad. ¿Cómo podría surgir la legitimidad de una institucionalidad que no la tiene? Las comisiones bicamerales y sus asesores ‘expertos’ sólo darán más leyes perversas cómo las que han parido a lo largo de los últimos 24 años. La Asamblea Constituyente es el único mecanismo que garantiza que ninguna minoría pueda imponer su veto, que todos los intereses nacionales estén representados y que ninguna regla tramposa condicionará sus resultados. Esas son precisamente las razones por las cuales una minoría privilegiada detesta el concepto y sus potencialidades democráticas. Las mismas razones por las cuales no renunciaremos jamás a este elemental derecho ciudadano.

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Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque (Bertolt Brecht)

La Copia Feliz

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Editor general: Luis Casado. Colaboradores: Arturo A. Muñoz - Roberto Pizarro - Margarita Labarca Goddard - BVF - Julián Alcayaga Red Ciudadana Contra la Mano Sucia de las Transnacionales - Notipress - Salvador Muñoz Palomo Diseño gráfico: POLITIKA Traducciones: POLITIKA

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