Luz y Tinta Nº133

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Nº 133 - Mayo de 2023

Foto: Osama Elolemy

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Todos los fuegos, el fuego Hay un libro de cuentos, de mediados de los años 60 del pasado siglo, en el que Julio Cortázar da la medida de su capacidad como narrador. Todos los fuegos, el fuego, título que adopto para esta presentación, es un libro de relatos redondo y el que le da título, magia literaria en estado puro. No es de magia sin embargo ni de metáforas literarias al hilo del fuego de lo que quiero hablar hoy. No. Quiero hablar de rabia, de desilusión, de irritación ante una situación de impotencia. Permítaseme el desgarro y la salida de tono, pero hoy quiero hablar de la mala hostia que produce el fuego descontrolado que ha arrasado Asturias en los últimos días. Más de 120 incendios a lo largo de nuestra geografía que han sembrado la zozobra —hay vecinos que han visto el fuego a diez metros de su casa— ante la propia seguridad y la inquietud ante las pérdidas materiales: no me imgino mayor tragedia personal que ver cómo el fuego se traga una casa en tera, con todos los recuerdos de una vida, con todas las pertenencias, con todas las esperanzas que en su día se pusieron en ella. Ante este hecho incontrovertible —más de 120 incendios destruyéndolo todo a su paso son más de lo que una mente puede abarcar— no caben discursos políticos de doble énfasis ni rasgarse las vestiduras a la vera del muro de las lamentaciones. Es cierto que el viento, los montes descuidados, los caminos que antaño obraban de cortafuegos hoy sin limpiar, la sequía y todas las incidencias del cambio climático son factores que colaboran en el desarrollo del fuego y en su propagación. Pero no debe olvidarse que, detrás de todo ello, detrás de las llamas, hay un sujeto agente, un pirómano que no respeta ninguna ley. El presidente del Principado de Asturias ha llamado terroristas a estos pirómanos inclementes. Terroristas, sin paliativos, que deben ser perseguidos y condenados. No hay otra. Lamentaciones, sí, y también solidaridad con el que lo ha perdido todo. Pero no vayamos a confundir el fuego con las témporas, porque podríamos quedar con el culo al aire y acabar olvidando al terrorista y echándole la culpade toda esta tragedia, como recordaba Pedro de Silva, a la estanquera que vendió la cerilla que inició el fuego.

Francisco Trinidad

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Francisco Trinidad El primer día

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Gloria Soriano Mantis religiosa

Fotografía de Portada: Guendy

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Laudelino Vázquez El cuarto suicida

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Monchu Calvo Paisaje en negro

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Fabeha Monir

Arturo Vigil

Ali Sahebi

Dhyky Aditya

Juan Depunto Entrevista a Rosario F. Cartes

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Rincón para el recuerdo Anaïs Nin

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Mike Reyfman

Chris Anthony

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David du Chemin

Gail Albert Halaban

Luis Díaz Baylón

Fotos seleccionadas

PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Francisco Trinidad DIRECTORA DE COMUNICACIÓN: Lola González

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Número Mayo de 2023

Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com moldeandolaluz.com

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Nuestra fo

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oto del mes

A punto de tomar tierra, de José Luis Cuendia “Guendy”

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Francisco Trinidad

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El primer día Me había acostado temprano y había dormido varias horas sin sobresaltos, hasta que, a las tres y media de la mañana, desperté; y desde entonces, hasta que sonó el despertador de mi madre, a las seis y cuarto, di vueltas en la cama sin hallar acomodo ni postura. Hasta que ella entró en la habitación. Hice como que despertaba, me desperecé para que ella se encontrara a gusto y me levanté. Atrás quedaban varias horas de recelos, sudores y sobre todo temores. Iba a ser mi primer día en la mina, en aquel agujero negro y hostil que tanto temor me suscitaba; y todas las aprensiones estaban justificadas. Siempre que pronunciaba la palabra “mina” el eco me devolvía peligro, accidentes, grisú… y muerte. Muerte cruel e inconcebible, como la de mi padre, que había salido una mañana a su trabajo en el Pozo Peón, cuando yo tenía ocho años, y nunca había vuelto a casa: nos lo habían traído envuelto en una sábana blanca, camino ya del cementerio donde lo envolvería definitivamente el silencio que a nosotros, a mi madre y a mí, nos devuelve soledad y una tristeza que ni siquiera podemos compartir para no angustiar al otro. Cuando bajé a la cocina, ya estaba mi madre calentándome un tazón de chocolate con unos trozos de pan que me supieron sobre todo a inquietud, la misma que sentía mi madre en lo más profundo. Inquietud que no hacía falta compartir con palabras. Terminé el desayuno sobreponiéndome a las lágrimas que a cada minuto pugnaban por anegar mis ojos y, una vez que terminé, mi madre me alargó el bocadillo —“Toma”, dijo, “una tortillina de chorizo que tanto te gusta”—, me dio un breve beso mientras me ponía la chaqueta y salí a la madrugada que inmediatamente me envolvió en sus luces cambiantes y en todos los miedos que sugerían sus sombras. Respiré hondo, me dejé llenar por el frío del amanecer cercano y comencé a caminar rumbo al pozo. Tenía miedo, sí, pero sentía sobre todo la responsabilidad que me impulsaba a sobreponerme a todo: las pesetas que pudiera conseguir con mi trabajo en la mina eran lo que necesitaba la supervivencia de mi familia, en aquel momento solos mi madre y yo frente al destino. Delante de mi iba un grupo de tres, que supuse mineros, qué otra cosa iban a ser a esas horas, camino del pozo. Hablaban despreocupadamente, alzando mucho la voz y disparatando, primero sobre el partido del domingo y después, entre risotadas, sobre tanteos y posibilidades con una rubia de buen ver que les hacía salivar y desatinar alegremente. En ese momento maldije su despreocupación en contraste con mi angustia. Cruzamos el puente que atravesaba un arroyo cerca ya de la mina. Ni en ese momento cesó sus algazara, acostumbrados como estaban a trastabillar encima de aquellos tablones que a mi me infundían todo el respeto. Poco después, tras un recodo del camino, se abrió la angosta vereda lateral que nos llevaba a la plaza del Pozo Peón. Yo había estado allí en varias ocasiones, sobre todo en la última semana en que, en una mina imagen que tenían habilitada para la formación de los nuevos mineros, nos informaron, a mí y a otros cuatro compañeros, de algunos detalles de lo que en breve sería nuestro trabajo y sobre todo, de los peligros a los que habríamos de enfrentarnos y de la forma de sortearlos. Cuando enfocamos aquella vereda, los tres hombres que me precedían callaron repentinamente —“Algo pasa”, dijo uno de ellos— y aceleraron el paso, en silencio. Algo habían visto u oído que a mí se me escapaba. Me apresuré yo también y, cuando me vi en la plaza, comprobé que estaba llena de hombres en silencio. Se escuchaban algunos murmullos y susurros dispersos. Los tres hombres que habían venido delante de mi se acercaron a uno de los grupos y, a media voz, intercambiaron unas palabras. Como no sabía qué hacer, me dirigí a la casa de aseos donde el día antes me habían asignado una taquilla para colocar mi ropa de trabajo. Al pasar por uno de los grupos oí que hablaban

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En un momento determinado, sin que supiéramos la hora ni el tiempo que estaba pasando, se espesó el silencio y oímos con toda claridad cómo subía la jaula, cómo se abría, con estrepitoso chirrido de cables y cadenas; y vimos cómo sacaban una camilla y, sobre ella, cubierto con una sábana blanca, un cuerpo inmóvil.

de un derrabe en la cuarta planta. Según iba pasando de grupo en grupo escuché varias lamentaciones y muchas maldiciones y juramentos, aunque lo que realmente impresionaba era el silencio: cientos de hombres callados, con la mirada baja y el gesto contrariado. Sus pocas palabras no rompían el silencio sino, al contrario, lo acentuaban, en aquella madrugada cuyas sombras me acompañarán mientras viva. Ya en la casa de aseo, sin saber qué hacer, me quedé de pie, junto a la taquilla que me habían asignado. Al rato, entró un vigilante —supe de su cargo por la lámpara que portaba— y se dirigió a mí. —Tú empiezas hoy, ¿verdad? —asentí, en silencio—. Pues vete pa casa que hoy no se trabajará. Ante mi gesto de sorpresa, me aclaró: —Hubo un derrabe en la cuarta planta y hay tres compañeros enterraos. Hasta que no los saquen… —blasfemó con desconsuelo mientras se le humedecían los ojos. Salí a la plaza y me quedé de pie junto a uno de los grupos. Todos en silencio, mientras se arrastraban los minutos. Yo miraba a unos y otros, sin entender muy bien qué hacíamos allí. A ratos una palabra que hacía más denso el silencio. Todos los gestos de aquellos hombres, curtidos en mil circunstancias adversas, denotaban dolor, pero sobre todo impotencia. Cuando ya llevaba unos minutos en la plaza, se revolvieron todos los grupos —“Ya están aquí”, dijeron algunos— y dejaron paso a un furgón especial del que se bajó una docena de hombres, ataviados con cascos especiales y con herramientas que yo no conocía. La Brigada de Salvamento, deduje por lo que nos habían explicado la semana anterior. Se metieron en la jaula* y se perdieron tierra adentro en busca de los compañeros enterrados. Los minutos comenzaron a golpear como mazos en las sienes, con aquella plaza llena. Vi algunos fotógrafos —periodistas, deduje—, algunas batas blancas de médicos y enfermeros. Y comenzaron a llegar mujeres que traspasaron el silencio con sus lloros incontenibles. Algunas gritaban su desesperación y todas se abrazaban entre sí. En un momento determinado, sin que supiéramos la hora ni el tiempo que estaba pasando, se espesó el silencio y oímos con toda claridad cómo subía la jaula, cómo se abría, con estrepitoso chirrido de cables y cadenas; y vimos cómo sacaban una camilla y, sobre ella, cubierto con una sábana blanca, un cuerpo inmóvil. —Ye Marcelo —corrió de grupo en grupo, mientras las lágrimas de aquellos hombres y los gritos de sus mujeres me hicieron recordar la mañana en que nos llevaron a casa el cadáver de mi padre. Dos o tres horas más tarde —el tiempo había dejado de tener importancia— volvió a abrirse la jaula y vimos dos camillas más y el gesto abatido de los miembros de la Brigada de Salvamente que los acompañaban. Los gritos de las mujeres se mezclaron con las blasfemias de los hombres y las lágrimas de todos cerraron un capítulo más de dolor solidario y desesperanza compartida. Mientras conducían aquellas camillas hacia la enfermería, agarrotado, comencé a alejarme del pozo, consciente del sufrimiento colectivo y consciente sobre todo de que al día siguiente tendría que coger aquella jaula que había visto transportar la muerte y hundirme en las entrañas de la tierra buscando mi propio destino.

* En el argot minero asturiano se denomina “jaula” al ascensor con el que acceden a la mina.

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© Montepío de la Minería Asturiana

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Gloria Soriano

Fotos: Mario Gustavo Fiorucci

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Mantis religiosa Estaba en el parque paseando a Copito cuando me cayó encima una mantis religiosa. Las espinas de sus patas clavadas en mi mentón, sus ojazos verdes en mis pupilas estrábicas. Fue un tropiezo de soledades, la suya mayor que la mía, yo tengo un perro. Al principio tuve miedo de que ella me devorara, pero no lo hizo. La brevedad del encuentro me llevó a pensar que no le gustaba. Su rechazo me puso triste. Después se posó en un ramita donde pudiera verla y recuperé el contento, me estaba cortejando. Las patitas delanteras unidas, arrodillada en tan angelical postura que quise convertirme en mosca, sentir el roce de sus mandíbulas, que me engullera. Un ladrido de Copito la espantó. Era una maldad difícil de perdonar y lo tuve pisando asfalto durante algún tiempo, lejos del susurro de las hojas, mascando el humo de los coches. Y yo con él. Aquel día de los sueños rotos, él había levantado la pata para dejar allí unas gotas como bandera. Ahora siempre nos detenemos en ese lugar. Yo la invoco por sus muchos nombres: cerbatana, marirramos, tatadiós… Hasta comepiojos la llamo. Nadie responde. Copito, aliviado, menea el rabo feliz

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Laudelino Vázquez

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El cuarto suicida Cuatro mil seiscientos treinta y cinco dólares vienen a ser al cambio unos cuatro mil trescientos euros largos, sin contar comisiones, cambios, y algunos extras que no iban incluidos en los seis días, a medio lujo y sin falta de nada, que ofrecía la publicidad. Hotel en Florida, al sol de diciembre, y la compañía de otros mil seguidores de Timo Betrüger, para compartir un seminario del que no tengo la menor duda que me cambiará la vida. Eliminarás los miedos y el dolor de tu vida. Casi nada. Quitar de en medio este dolor que día a día me limita, atormenta o me enloquece. No me parece caro. Y encima los extras: autoconocimiento, romper los límites internos, tomar el control de estas emociones que cada día me acercan más al límite del que no hay regreso. Pero es que además, Timo, del que ya he visto todos los documentales que hay en español, me garantiza revitalizar mis relaciones, fortalecerlas con herramientas de comunicación y resolución de conflictos, me asegura trazar un nuevo rumbo hacia el éxito, y sobre todo, realizar ese cambio profundo que me permitirá huir de lo que ahora mismo soy y odio con todas mis fuerzas: un perdedor de libro, solo, sin trabajo futuro, ni objetivo. Y podría seguir, pero no estoy aquí para hacerme reproches, he venido aquí a escuchar a Timo Betrüger, a tener la suerte de que él o alguno de sus ayudantes, me oigan, me ayuden a hacerme oír, y me empuje hacia la liberación. Lo he vendido todo y más para conseguir los más de cinco mil euros que me ha costado la broma, incluyendo el viaje en avión hasta el aeropuerto de Fort Luderdale. He arrasado la cartilla de mamá de una forma digamos, poco ética, he pedido a todos cuantos pude pedir, y me he quedado con esta maleta con ropa para una semana en clima tropical, un neceser con cepillo de dientes, dentífrico, desodorante y un frasco de colonia de imitación china, tan descarada que sólo le cambian una letra del Boss, una letra y por supuesto el olor, que no se parece ni en sueños, pero no necesito más. Nada más. Entre anteayer, cuando ocupamos nuestros cuartos y asistimos a la charla de presentación de Timo y sus principales asistentes, y esta mañana, he hablado con más gente que en los últimos diez años. Un auténtico chute de adrenalina. Aquí todos somos iguales. No hay más diferencias que el tipo de buffet que cada uno prefiera, pero a la hora de hablar y compartir, somos hermanos. Mejor dicho, Hermanos, con mayúscula, hijos comunes de la misma desgracia, de la misma mala suerte, víctimas de la misma sociedad. Y eso une de una forma que nadie puede entender si no se vive. En la primera charla de presentación Timo habló con una muchacha para que nos vayamos haciendo una idea de lo que nos espera: fue algo único, inexplicable. Le preguntó por qué estaba allí y ella respondió que para aprender a respetarse, que abandonaba muchas veces su dieta y no respetaba su cuerpo, que al fin y al cabo es nuestro templo.

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Tenían que haberlo visto: Timo con ese lenguaje suyo, tan directo, tan políticamente incorrecto, la fue llevando a través de las palabras hasta descubrir la verdad que ella misma se ocultaba: papá, el papá de ella, era un drogadicto que la había abandonado y apenas si se hablaban. Timo la obligó a sacar el teléfono y desde allí mismo hablaron con el padre. Al día siguiente, lo dedicamos a trabajar por grupos, y a mi me tocó con Berta Holland, una psicóloga clínica encantadora que nos pidió que contáramos por qué estábamos aquí uno a uno. No me importó que no hubiera tiempo para que yo contara mi historia, porque todas fueron de sumo interés y a los que no tuvimos tiempo nos pidió que la escribiéramos para analizarla después con calma, y además, durante un rato, se pasó por allí la muchacha del día anterior, sonriendo y feliz por primera vez en muchos años, porque papá, el suyo, le había prometido que no la dejaría nunca más y que esa misma semana ingresaría en una granja de desintoxicación. Todos aplaudimos maravillados. —Lo que no consiga Timo, es que no puede conseguirse, remarcó un chaval con aspecto asiático en un inglés pésimo que todos entendimos. Porque mi inglés tampoco me alcanza para entenderlo todo bien (tendré que gastarme algo más para comprarme la traducción al español que me han dicho que podía adquirir el último día), pero a nadie le importa, todos hablamos la lengua del corazón, esa que es universal. Al tercer día, al igual que el Nazareno, me levanté convencido de resucitar. Supe desde el mismo momento en que abrí los ojos que algo grande y único me esperaba, así que no me extrañó ver que Timo aparecía con una energía extraordinaria, pidiéndonos que prestáramos atención a lo que iba a seguir porque hoy ya empezaríamos con las verdaderas transformaciones. Seríamos testigos de lo más parecido a un milagro que ofrecen los tiempos. Por si las moscas, me coloqué los cascos de traducción simultánea, no quería perderme ni una palabra. —¿Cuántos de vosotros habéis pensado en suicidaros? —preguntó de sopetón—. Pero no por llamar la atención, no. Quiero que levanten la mano los que hayan venido aquí para evitar la última locura. Miré a mi alrededor nervioso, no quería ser el primero, pero parecía que Timo me había leído el pensamiento. La razón verdadera por la que yo estaba aquí, por la que había quemado mi pasado y apostado mi futuro a esta carta, era evitar llevar a cabo esa idea que no me abandonaba en los últimos tiempos. La de que sólo me queda una salida digna. Así que con lágrimas en los ojos, levanté la mano cuando otras tres personas lo habían hecho antes. Otros siete lo hicieron detrás de mí, once. Tenía varias posibilidades entre once de que Timo Betrüger me hablara a mí. Al último mono, al rarito del cuarto derecha, que apenas si saluda a los vecinos, al escoria, al que depende de la ayuda del Estado y la paga de madre para poder comer. A nadie, que soy yo. —¿A ver tú? —preguntó a uno de los que permanecíamos con la mano en alto—. ¿Por qué te quieres suicidar? —Yo –-temblequeó un poco antes de seguir— creo que nadie… —Fuera, fuera. Otro. No quiero gente que solo quiera llamar la atención. ¿Y tú? —añadió señalando a otro detrás de mí. —Yo… bueno, es que nada me consigue… —Déjalo. Yo quiero a alguien que sienta de verdad que necesita toda nuestra fuerza para no caer en el abismo final. ¿Tú, la que lloras? —Yo he sufrido maltrato de mis padres, de mi marido… cuido de mis hermanos, y ahora de mis padres, a pesar del daño que me hicieron, pero siento que ya no puedo más: cada necesidad, cada enfermedad, recae sobre mí… Lloraba sin parar, mientras el público aplaudía y Timo se dirigió a ella mirándole a los ojos. —Te quiero —le dijo–, y todos los que estamos aquí te queremos, sentimos amor por ti, por tu esfuerzo… La abrazó entre el paroxismo de los seminaristas, y yo pensé entonces que por eso era mi gran día, estaba contando mi caso: maltratado por mis padres, tuve que cargar con mis hermanos, sus necesidades, y sufrimientos, maltratado por mi ex mujer, cuando mis hermanos crecieron y fueron encontrando trabajo, se limitaron a dejarme el cargo de mis padres. Mi padre nunca dejó de odiarme hasta el día de su muerte, y mi madre… pobre, lo perdió todo, hasta la cabeza, por eso digo que estoy solo, pero por desgracia, ni siquiera eso, ya que tengo que cuidarla en todas sus necesidades. Mis hermanos ni se molestan en pasar a verla, se limitan a sacar cada uno su parte de la paga, que es lo único que quieren de nosotros, pero ahora, ahora, Timo me llamará como llamó a esa muchacha a la que ha prometido cincuenta mil dólares para que monte una fundación en la que ayudar a gente como ella. Ahora Timo, fui el cuarto en levantar la mano, y

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Nosotros, los suicidas sin importancia, solemos fijarnos siempre en las cosas que nos pueden servir para quitarnos de en medio

ahora, soy el cuarto en la espera. Te estoy mirando con el brazo casi desgarrado. Y grito ¡Timo, Timo! De repente el cálido Timo, aquel que quería tanto a la suicida y que estaba dispuesto a cualquier cosa para que ella se valorase y saliese del túnel, apenas alzó la mirada hacia a mí. —Baja el brazo –masculló–. Te va a dar un infarto… Los que estábamos con el brazo en alto, lo bajamos de inmediato, pero todos entendimos que la frase iba dirigida a mí, así que a ellos, al resto de los suicidas, les dejó la esperanza de una nueva conversación, de un nuevo renacer. A mí en cambio, se me vinieron de golpe las deudas adquiridas para el viaje, la madre abandonada varios días, sola en la casa, sin nadie que se hiciera cargo de ella. Y la soledad. La inmensa soledad entre tanta gente, entre tanta magia, entre tanta promesa. A la hora de comer acabé este testamento que entregué a Berta Holland, la responsable de mi grupo. Ella me lo agradeció con una sonrisa y me prometió leerlo, aunque se le notaba a la legua que le parecía demasiado largo. Por una vez no me preocupó. Ya aprendí todo lo que tenía que aprender en el seminario, así que voy a tomar la determinación que cambiará mi vida para siempre. Y espero que la de Timo. Nosotros, los suicidas sin importancia, solemos fijarnos siempre en las cosas que nos pueden servir para quitarnos de en medio, y desde que llegué, me llamó la atención la gigantesca rueda dentada de metal que gira frente al hotel: sólo espero que deje un cadáver lo bastante llamativo para que la prensa reseñe la eficacia de los métodos de Timo. O por lo menos, que le joda el seminario, aunque con esta suerte….

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Monchu Calvo

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Paisaje en negro Un invierno benigno, con pocas precipitaciones de nieve, y unas temperaturas inusualmente altas para estas fechas, han dado la señal a todos los pirómanos para teñir los incipientes brotes verdes de nuestros bosques con salpicaduras blancas de los cerezos montunos, en un paisaje apocalíptico más semejante a las cercanas minas de carbón de nuestra cuenca minera. El rojo de las llamas nocturnas dio paso a la negrura de nuestros bosques calcinados, que formaban un mismo color con la tierra que los sustentaba. Fue una noche dramática, la del jueves 30 de abril en toda Asturias, donde comprobamos en las fotos de satélite, como todo el territorio estaba ardiendo. Redes, parque natural, donde yo vivo, también. Cien incendios se llegaron a contabilizar en nuestra región, y el fuego enseñó sus dientes, justo a la puerta de la capital, en el monte Naranco. Este drama se ha escrito con fuego, pero también con palabras que necesitan codificarse, encontrarles una reivindicación que aunque lejana pueda resultar verosímil. Lo del “monte está mal”, ya se lleva escuchando hace muchos años. El discurso, aun aceptando esa realidad, tiene que ser otro. No ha habido periódico ni televisión que no haya mostrado el dramatismo y la rabia de ver Asturias quemarse. En mi tierra trabajaron duro los equipos contra incendios, con el alcalde de Caso a la cabeza. Crónicas, entrevistas, análisis que determinarán posteriormente el grado de responsabilidad política de unos y el grado de voluntad criminal de otros. Está claro que el que esperara la oscuridad de la noche para cometer

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su atentado medioambiental merecería nuestro desprecio más profundo, y ahí no valen rasgos de parentesco, ni de vecindad. Es evidente una nula gestión sobre nuestros montes. Cantidades ingentes de biomasa se acumulan esperando el momento para arder. Yo recuerdo el paisaje en mis años jóvenes, donde todos los espacios estaban perfectamente definidos, los prados de siembra, los de siega, los bosques aprovechables para leña, los de crecimiento más lento, y eso lo podemos comprobar en las antiguas fotografías aéreas, donde territorios rurales como Caleao y Bueres o La Felguerina, muestran un mosaico paisajístico perfectamente definido. Antes no había incendios, y si los había estaban perfectamente controlados y no causaban más que beneficio a las comunidades rurales. Ocurre que aquella gente que velaba por el territorio casi ha desaparecido, y los que gestionan estos espacios son políticos, que dudo que sepan lo que es una fesoria. El avance del matorral en estos últimos años ha sido superior al 50%. En palabras de un antropólogo el avance de lo “bravo sobre lo manso” es la expresión material de la desaparición de las culturas del territorio, que ha sido el germen de los paisajes en mosaico que los que tenemos unos años recordamos perfectamente, aparte de que los terrenos matorralizados impiden la práctica de la ganadería extensiva de baja intensidad, y degrada paisajísticamente estos territorios que los establecimientos relacionados con el turismo publicitan en sus folletos y en las grandes ferias donde se vende paisaje y

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biodiversidad, cada vez resulta más difícil encontrar lugares primigenios, libres de maleza y de restos leñosos. A veces la declaración de Parque, o de espacio protegido, es un arma peligrosa, porque tanta protección, de “mírame y no me toques” no es la mejor manera de proteger, y dejar que la maleza se apodere de espacios antaño limpios, porque “alguien” se ocupaba de mantenerlo en buen estado, para que sus animales tuvieran forraje fresco para comer, o un buen lugar donde descansar los días de calor. Lo que antes se hacía en los momentos oportunos y las quemas eran controladas por los que sabían, y de forma totalmente gratuita, hoy requiere de brigadas especiales, que queman según criterios a veces opuestos a los vecinales, y por supuesto con un costo que pagamos todos los contribuyentes, y lo que es peor, cada vez se quema más superficie arbolada, el fuego ha llegado a núcleos de población, y lo que es peor, ha costado vidas. El cambio climático, la escasez de agua, el abandono del monte, y la cerilla del terrorista ambiental, por este orden, ofrecen las imágenes que ilustran este relato. Premonitoria esta cita de la biblia, Éxodo 19:18: “Como fuego que consume el bosque y como llama que incendia las montañas, el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia.”

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Juan Depunto

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Entrevista a la poeta y artista plástica Rosario F. Cartes Aún en las horas brisadas como labios. Aún en los tiempos de plomo que concluyen en luto. Y aún si una astilla se ahormara a tu carne -o a mi carneal alma de tu carne -o al alma de mi carnesurgiría este milagrear de lo pequeño. Rosario F. Cartes Estamos en la casa de Rosario, en el trianero barrio de Los Ángeles, que en realidad debería llamarse de Los Arcángeles, como indican los nombres de sus calles, pero Triana es así. Rosario pertenece desde hace años a la Tertulia poética de Cuadernos de Roldán, del barrio sevillano de San Lorenzo. Escritora versátil, poeta y artista plástica, Rosario F. Cartes, tiene sus raíces familiares en Moguer. Se formó en Huelva y Sevilla, donde ha ejercido la docencia. Es autora de los poemarios Solo la muerte (Padilla Libros, Sevilla 1998), Retazos de azul entre las sombras (C. Esquío, Ferrol 2005), Las vueltas de la elipse (Ed. En Huida, Sevilla 2013), y Rumor de sí (Ed. Bucéfalo, C. Roxana, Sevilla 2020). “Solo la muerte”, es una edición no venal de 1998, en Casa del Librero Padilla, que rinde homenaje a Federico García Lorca en su centenario: ha sido llevado a la música por el compositor Francisco José Martín Jaime. Es coeditora de El soldado del cielo, San Sebastián, de Felipe Godínez (Archivo H° de Moguer, 2005) y coautora de Escalas del regreso. Zenobia y Juan Ramón Jiménez, 1958 (Ateneo y Fundación Cajasol, Sevilla 2009). Ha participado en monografías como Federico García Lorca, clásico moderno, con el ensayo El mito de S. Sebastián en Federico

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García Lorca (Granada, 2000) y en antologías como Versos para Federico (Ed. Comares, Granada 1998) y 100x100 Cuadernos de Roldán (Ed. Cuadernos de Roldán, Sevilla 2021), colectivo al que pertenece. Ha colaborado en revistas españolas y extranjeras, como “Extramuros”, “Ateneu Nueva Grecia”, “Encuentros” (Puerto Rico), “Montemayor”, “Alameda 39”. Y ha leído su obra en diversos espacios: Biblioteca Nacional, Fundación Juan Ramón Jiménez, Patio de las Letras (Punta Umbría), Auditorio del Centro FGL en Granada, C. El Bailío, en Córdoba, Centro Andaluz de las Letras, varias ediciones de la Feria del Libro en Sevilla, y en esta ciudad, Ayuntamiento, Casa de la Provincia, Real Alcázar y Ateneo. Reseñas de sus obras han sido publicadas en las revistas “Culturamas”, “En sentido figurado” y “El Ciervo”. Su obra plástica está centrada, principalmente, en la figura y mito de San Sebastián, de la que ha ofrecido exposiciones en Moguer y Sevilla. La primera tuvo lugar en la Casa de las Columnas en el año 2000; la segunda, en Moguer, en el 2005, en el Monasterio de Santa Clara (s. XV); en esta ocasión la acompañaron varios artistas moguereños. El proyecto fue un intento de “arte total”, no solo en los soportes artísticos (fotografía, escultura cerámica, dibujo, instalación, poemas...) sino en actividades complementarias: conferencias, recitales, videos, conciertos, presentación de nuestra edición inédita de una obra del siglo de oro relacionada con S. Sebastián, “El soldado del cielo”, de Felipe Godínez. Un proyecto abarcador.

—Rosario, cuéntame lo que te parezca destacar de tu biografía. —Pues… Muchas gracias, primero. Destacaría la vivencia directa del regreso de Juan Ramón y Zenobia a Moguer, ya tras sus muertes (ella se había ido casi dos años antes), para su descanso definitivo. Fue algo asombroso y desde luego determinante para toda mi trayectoria desde ese momento, vital y artística. Vital por lo que esas dos personas significaban, sus personajes y sus obras, otro modo de estar en el mundo. Y desde ese momento yo me propuse entender su mundo y desde ese modo mejorar mi escritura, que yo venía haciendo desde pequeñita. Empecé a escribir, no recuerdo exactamente, pero desde muy muy pequeñita; mi madre nos estimuló mucho a los hijos. Aprendimos todos a leer y dibujar con ella, sobre todo mi hermano y yo (mi otra hermana nació bastante después). Ese gusto por el aprendizaje de mi madre… Mi contacto con el barro fue esperando el nacimiento de mi hermano cuando yo tenía 5 años; llené una bolsita que, había hecho yo, con una serie de canicas que también hice yo yendo al sitio del mejor barro y envolviéndolas en un papel de estraza para que el sol las secara. Lo recuerdo perfectamente. Y la escritura igual, me estimulaba escribir cuentecitos, muy tontos lógicamente. A partir de la llegada de Juan Ramón, 8 años tenía yo, la casa de Juan Ramón, en la calle nueva de Moguer, hoy sede de la Fundación Casa Museo de Juan Ramón, se convierte para mí en algo imprescindible, algo como un imán que me acompaña ya toda

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Una de las librerías de la autora con parte de sus piezas.

mi vida. Mis siestas de verano eran yendo por la sombra con un calor terrible hasta la frescura del portal de esa casa, que olía distinto a todas las demás casas. Un frescor que te estimulaba, era para mí como un templo. El Rocío también me determinó, fui a esa romería desde los 4 años y durante 7 años seguidos; no me hizo devota en el sentido religioso, pero si devota a la naturaleza; nunca agradeceré lo suficiente esa oportunidad de haber conocido el camino, me queda todavía como un respeto y amor a la naturaleza. La amistad es otra que ha sido y sigue siendo fundamental en mi vida, porque en cada amigo, en cada amiga, he descubierto mundos y he tenido la suerte, la gran riqueza, de que hayan sido personas que me han aportado muchísimo y he conocido mundos que sin ellos hubiera sido imposible. Eso también ha sido determinante. Por ejemplo, haber conocido personas de Ginebra y de todo ese entorno de Centroeuropa.Otro factor para mí fundamental es San Sebastián. Es una presencia que todos hemos vivido con mayor o menor intensidad pero que en mí produjo una lectura distinta, viendo en San Sebastián el dolor existencial del mundo moderno, del hombre y la mujer modernos, de la contemporaneidad. Eso me lleva como un hilo en el que todavía estoy. Y todo esto es lo que me ha alimentado y me alimenta. —Con ello has contestado a mi segunda pregunta que era sobre cómo surgió tu vocación por las letras en general y la poesía en particular. —Pues eso. Abundaría en que Juan Ramón no tiene límites, es como la levadura que no para de crecer. Aún se siguen publicando cosas suyas, por fortuna y con mucho esfuerzo por parte de Francisco Hernández-Pinzón y después por su hija Carmen Hernández-Pinzón. Y por parte también de todos los investigadores Juanramonianos. Están saliendo nuevas ediciones inéditas que hacen que Juan Ramón siga creciendo y sea su mundo inabarcable. Juan Ramón me ha ayudado cuando estoy escribiendo algún artículo o haciendo algún estudio; era un hombre tan completo en sus intereses, tan variado, que lo que he ido necesitando consultar lo he encontrado en él, incluso de cosas de arte plástico (empezó siendo pintor). Por ejemplo, temas de la revista “Valori plastici”, la revista que fue de los artistas y metafísicos italianos, los he encontrado en Juan Ramón; me ha ido abriendo mundos y así llegué al 27, por toda aquella oposición que tuvieron contra Juan Ramón, y encuentro el nexo entre San Sebastián, Lorca y Dalí y ese mundo se abre de nuevo y ahí sigo en ese mundo críptico. Y ya, el colmo de los colmos es que Federico considera la poesía equiparándola a San Sebastián: la poesía es amor, esfuerzo y renunciamiento. Todo eso me ha atraído al arte para intentar expresar el lenguaje de San Sebastián desde ese punto de partida junto a mi propia visión. Y todo eso me ha ido llevando a Borges, a Valente, todo… Y luego está la sinestesia, que Juan Ramón la utilizaba de una forma extraordinaria, que viene a ser el quitar barreras entre los sentidos y ese fluir de uno en otro… Y bueno, yo creo que el color es como la

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vida. Goethe hablaba incluso de la sombra del color, una sombra que está en toda esa parte oscura del ser humano que aspira al color… —Y hablando de Borges, él decía que en la vida de un poeta solo 4 o 5 poemas son originales y el resto son variaciones sobre ellos. ¿Cuánto de autobiográfico hay en tus poemas? —Inconscientemente seguro que habrá mucha huella, está claro, la escritura nace de uno y por mucho que un tema no tenga relación aparente con una vivencia, yo estoy segura de que en el fondo la tiene. Conscientemente este último poemario mío sí lo es; no digo que biográfico como pueda ser un diario, no, ni mucho menos. Pero sí están ahí esos retazos, esas voces, que a mí me han hablado “Escucha. Escucha niña de otoño verdecida en el tiempo del membrillo. Acaso el corazón te diga cómo deshacerte del frío que atenaza, en qué punto preciso se unen el silencio y el hueco, o como se sustancian los abrazos. Escucha la llamarada que te incendia y da rumor de ti.” Aparece el mes de mi nacimiento, pero están también esos mayores y su herencia. No ha sido un propósito, pero ahí está. Estoy de acuerdo con Borges, la originalidad proviene más de la voz del poeta que de la propia temática, porque yo creo que realmente todo está escrito. Es la mirada la que lo convierte en distinto.

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Elementos de la obra El mito de S. Sebastián en Federico García Lorca. El cuadro situado en el centro-derecha es copia del original que se encuentra en la librería general de la UNESCO en París.


“Alas” (pieza favorita de la autora).

—Háblame de tu experiencia docente. —En un principio no me planteé dedicarme al magisterio, a la enseñanza, fue casi al azar, porque tengo el problema de tener muchos intereses. Quizás me interesan más las ciencias que las letras, incluso hoy. Con las letras una va entreviendo, por intuición, nada hay seguro. La ciencia en cambio va proporcionando una explicación del mundo. Pero me vi abocada a la docencia y la acogí con gusto. Mi faceta está en el aula y luego en la investigación y en el estudio. Y sobre todo me ha movido, y aún creo en ello, el poder transformador de la educación. Cuando estábamos en plena efervescencia, en los años setenta, me interesé por el movimiento de la escuela nueva, el de los países iberoamericanos con Paulo Freire y cómo se podía aplicar a la Andalucía nuestra, todavía muy deprimida. También me interesé por las capas socialmente deprimidas y trabajé en la práctica con el profesor Luque en la universidad. —Cuéntame tu relación con los lenguajes del arte (escultura, cerámica, etc.). —Una vez más tengo que referirme a Juan Ramón que decía “El arte es más completo cuando reúne las posibilidades de todas las artes” ... “que no es isla el arte, sino continente”. Me han interesado siempre todos los lenguajes del arte. En las artes tenemos una posibilidad de emoción. —Te iba a pedir, ya que eres una experta en la figura del mito de San Sebastián, tan presente en todo lo que haces, que me ampliaras esta faceta tuya, pero ya lo llevas haciendo en lo que va de entrevista… —Yo no soy experta en nada y no es falsa modestia. San Sebastián es un lenguaje. En la relación Lorca-Dalí es S. Sebastián el leit motiv del lenguaje entre ellos. Está siempre y se identifican ambos con el mismo, hay fotografías, dibujos, cartas que lo evidencian. Hay un texto maravilloso de Dalí, escrito en catalán, que se titula así, “Sant Sebastià”, en él está todo. Se han fijado en él tantos artistas que resulta inagotable, aunque en los últimos tiempos ha quedado reducido a lo puramente devocional y al icono gay. Yo con lo que me quedo de S. Sebastián es con la herida, la herida del hombre y la mujer en el mundo, esa herida existencial. …“Delante de mis ojos interiores, en la verdad con sueños

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de sus temperaturas, desfilan igualmente la urdimbre de los ritos, la alegría, el asombro, las figuras de San Sebastián atrapadas en el escaparate y en el mito, seriado y expuesto el dolor en el cuerpo flechado como un fractal familiar y antiguo.”… (fragmento de “Amarcord”, en prensa) —No sé si compartirías que el monocromo es a la poesía como el color a la prosa. —No, no lo comparto de ninguna manera. Pobre sería la poesía si fuera solo monocromática. El color y la falta de color está presente y lo avalan desde Jung a Goethe y Kandinsky. Si la poesía es un destilado de sentimientos, ahí está el color. Otra cosa es que haya escritores excesivamente coloristas, sin que sea peyorativo. Luego está la sinestesia, tan usada por Juan Ramón, que viene a quitar barreras entre los sentidos. El color es como la vida y Goethe hablaba incluso de la sombra del color; incluso la sombra aspira al color. —Y hablando de colores, ¿cuáles son los que más usas en tus poemas? —El azul, indiscutiblemente. Es el que me estimula más y me produce un estado contemplativo. Es el del mar, el del cielo. Hay muchas cosas en el azul. Pero me encanta la tarde, el atardecer, y los granas juanramonianos están presentes en muchos de mis poemas. E incluso tengo un poema dedicado al S. Sebastián que aparece en la obra de Tennessee Williams “De repente el último verano”, que se llevó al cine, en el que todo es blanco y mi poema habla del blanco y todo su significado. —Está claro que Juan Ramón es tu favorito, pero ¿qué otros poetas te han influido? —Es que son tantos... Pero por ejemplo me interesan mucho las voces silenciadas de las mujeres; en el 27 no sólo había hombres, había mujeres y muy válidas. Leo a bastantes, como a Julia Uceda, aún viva, Pilar Paz Pasamar, M.ª Victoria Atencia, Valente, Antonio Colinas que me entusiasma, Virginia Wolf, Silvia Plaza y muchísimos más. —Volviendo a Borges, de joven era tan aficionado a las metáforas que le llevaron a aprender inglés y nórdico antiguos, por lo muy abundantes que esas figuras se dan en esos idiomas. Sin embargo, en su madurez avanzada dejaron de interesarle. ¿Qué te parecen a ti? —Las metáforas son un recurso más. Y estoy de acuerdo con el Borges maduro. Él de joven se acercó a las vanguardias y en muchos casos se excedieron con las metáforas, tenían algo de vano. Las metáforas deben ser las esenciales: vida, río, sueño... —¿Te enfrentas con frecuencia a la página en blanco? —Pocas veces, porque soy muy lenta y un poco espasmódica en el escribir. No me pongo todos los días a ello. No tengo un método para escribir. Cuando tengo la idea, o incluso hecho el poema, es cuando me pongo a escribirlo. Porque, además, si no lo haces así se olvida. Tengo un libro a medio escribir desde hace treinta y tantos años, si sabré yo de demorar, de procrastinar... Si me viene impuesto un compromiso, a veces incluso con un título ya puesto, pues me pongo a ello, pero sin página en blanco. —¿Qué es el estilo para ti? —El estilo para mí es algo formal, más o menos válido cuando se encauza en una voz, que si puede ser una voz propia mucho mejor. Cuando alguien lee algo y sabe identificar al autor y acierta, eso es el estilo. —¿Cuál es la mayor cualidad que debe tener una poeta para ti? —Sin duda, ser lector, antes que nada. Desde luego ser honesto consigo mismo y ser humilde, es decir, conocer su medida.

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Coraza

—Acabamos de celebrar la semana pasada el 8-M. ¿Hay una poesía femenina y otra masculina? —Yo no creo en esos distingos. Es compleja la cosa por lo mucho que se ha silenciado la voz de las mujeres. Deben ir entrando en los textos académicos de forma natural. Si hay alguna diferencia puede ser en la mirada, porque la experiencia puede ser distinta desde la perspectiva de la mujer tras el tiempo de dominancia del varón. —Qué te inspira más ¿el sufrimiento o la felicidad? —Vuelvo a decir que soy de destilado lento. Mientras estoy en una fase de felicidad yo no escribo y, desde luego, en sufrimiento tampoco, por la misma razón, estoy afrontando esa situación. Mi escritura siempre se produce mucho después, como un destilado lento. Rara vez he escrito inmersa en una emoción. —Decía Elliot que el poema lo escribes para encontrar tu voz. ¿has encontrado ya la tuya? —Yo no lo sé. En el arte plástico no, ahí me falta una eclosión verdadera. Soy más persistente con la escritura y ahí, por ejemplo, en mi último poemario, “Rumor de si”, creo haber encontrado mi voz y si no el cauce de mi voz. —¿Quieres añadir algo más? —No caigo en nada que quiera añadir, salvo agradecerte esta entrevista, en la que me he sentido muy cómoda y a gusto, me han gustado mucho las preguntas y el cuestionario me ha dado pie a expresar mis ideas. “A esta hora violeta -casi rosa- el celaje me alcanza con sus instantes desasidos del relato del mundo. Batiéndose en el aire y el aguaje irrumpen las gaviotas, y es este enredo así diciéndose en el pulso de la luz, alegría que se ensancha como si no tuviera orillas, como si el horizonte se inscribiera en un presente a salvo de una tierra baldía, como yo a salvo del azogue de tu nombre. Rosario F. Cartes

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Retrato estilo renacentista

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“Torso de San Sebastián”. “Ceñidor de Afrodita”.

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Anaïs Nin

Anaïs Nin Culmell, bautizada como Ángela Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin Culmell (Neuilly-sur-Seine, Francia, 21 de febrero de 1903-Los Ángeles, 14 de enero de 1977), fue una escritora francesa, nacida de padres cubano-españoles. Después de haber pasado gran parte de su infancia con sus familiares, se naturalizó como ciudadana estadounidense; vivió y trabajó en París, Nueva York y Los Ángeles. Autora de novelas vanguardistas en el estilo surrealista francés, es principalmente conocida por sus escritos sobre su vida y su tiempo recopilados en los llamados Diarios de Anaïs Nin, volúmenes del I al VII. Nin comenzó a escribir su diario a comienzos del siglo XX, a la edad de once años. Continuó escribiendo en sus diarios por varias décadas, y a lo largo de la vida conoció y se relacionó con mucha gente interesante e influyente del mundo artístico y literario, así como del mundo de la psicología, entre los que se comprenden a Henry Miller, Antonin Artaud, Otto Rank, Salvador Dalí, Edmund Wilson, Gore Vidal, James Agee y Lawrence Durrell. Fuente: Wikipedia

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Pájaros Manuel y su esposa eran pobres, y la primera vez que buscaron piso en París solo encontraron dos habitaciones oscuras, por debajo del nivel de la calzada, que daban a un patiecillo sofocante. Manuel se entristeció. Era artista y allí no había luz para trabajar. A su esposa no le importaba. Ella salía diariamente a hacer su número de trapecio en el circo. En aquel lugar bajo tierra, toda su vida pareció convertirse en un encarcelamiento. Los porteros eran muy viejos y los inquilinos del inmueble parecían haberse puesto de acuerdo en convertirlo en un asilo de ancianos. Así que Manuel vagabundeó por las calles hasta toparse con un cartel: SE ALQUILA. Fue conducido a un ático de dos habitaciones que parecía una choza; pero una de las habitaciones daba a una terraza y, cuando Manuel salió a la terraza, lo saludaron los gritos de unas colegialas en el recreo. Había un colegio al otro lado de la calle y las chicas jugaban en el patio situado bajo la terraza. Manuel las estuvo mirando unos momentos, con el rostro brillante y ensanchado por una sonrisa. Fue presa de un ligero temblor, como el hombre que prevé grandes placeres. Quería mudarse de piso inmediatamente, pero cuando, llegada la noche, convenció a Thérèse para que fuera a verlo, ella solo encontró dos habitaciones inhabitables, sucias y abandonadas. Manuel repitió: —Pero hay luz, hay luz para pintar, y, además, una terraza. —Yo no viviría aquí —dijo Thérèse, encogiéndose de hombros. Entonces, Manuel puso manos a la obra. Compró pintura, cemento y madera. Alquiló las dos habitaciones y se dedicó a arreglarlas. Nunca le había gustado trabajar, pero esta vez se dio maña e hizo una meticulosa faena de carpintería y pintura, como nunca se había visto, para que el lugar resultara hermoso a los ojos de Thérèse. Mientras pintaba, reparaba, cementaba y martilleaba, oía las risas de las jovencitas que jugaban en el patio. Pero se contenía, esperando el momento adecuado. Hilaba fantasías sobre lo que iba a ser su vida en este piso enfrente del colegio de chicas. Al cabo de dos semanas el piso se había transformado. Las paredes estaban blancas, las puertas cerraban perfectamente, se podían utilizar los armarios y los suelos ya no tenían agujeros. Entonces llevó a Thérèse a que lo viera. Ella se sorprendió mucho y en seguida estuvo de acuerdo en trasladarse. En un día, un carro trasladó sus pertenencias. En este nuevo sitio podría pintar, se dijo Manuel, gracias a la luz. Daba saltos por todas partes, contento y cambiado.

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Thérèse era feliz viéndolo de aquel humor. A la mañana siguiente, con las cosas desempaquetadas a medias y habiendo dormido en camas sin sábanas, Thérèse se fue a su trabajo en el trapecio y Manuel se quedó solo para arreglar las cosas. Pero en lugar de deshacer los paquetes, bajó a la calle y fue al mercado de pájaros. Allí se gastó el dinero que Thérèse le había dado para la comida en comprar una jaula y dos pájaros tropicales. Regresó y colgó la jaula al aire libre, en la terraza. Un momento estuvo mirando a las jovencitas que jugaban, viéndoles las piernas bajo las faldas revueltas. ¡Cómo caían unas sobre otras en su juegos, cómo flotaban las melenas al aire cuando corrían! Sus pechos pequeños y juveniles comenzaban a mostrar toda su rotundidad. Se puso colorado, pero no se apresuró. Tenía un plan demasiado perfecto para abandonarlo. Durante tres días gastó el dinero de la comida en toda clase de pájaros. La terraza era ahora un hervidero de pájaros. Todas las mañanas, a las diez, Thérèse se iba al trabajo y el piso se llenaba de sol y de risa y gritos de las jovencitas. Al cuarto día, Manuel salió a la terraza. El recreo era a las diez en punto. El patio del colegio estaba animado. Para Manuel era una orgía de piernas y faldas muy cortas, que en los juegos dejaban ver las braguitas blancas. Allí, en medio de los pájaros, cada vez estaba más excitado, pero al fin surtió el plan: las jovencitas miraron hacia arriba. Manuel las llamó: —¿Por qué no venís a ver? Hay pájaros de todo el mundo. Hasta hay un pájaro de Brasil con cabeza de mono. Las chicas rieron, pero después del colegio, empujadas por la curiosidad, varias subieron al piso. Manuel tenía miedo de que se presentara Thérèse. Por eso, solo les permitió mirar los pájaros y embobarse con sus picos de colores y sus trinos raros y grotescos. Las dejó cuchichear y mirar, familiarizarse con el lugar. Para cuando llegó Thérèse a la una y media había logrado de las chicas la promesa de que volverían a verle al día siguiente a las doce, en cuanto terminara el colegio. A la hora convenida se presentaron a ver los pájaros cuatro jovencitas de todos los tamaños, una de pelo largo y rubio, otra con tirabuzones, la tercera regordeta y lánguida, y la cuarta esbelta y vergonzosa, con los ojos muy grandes. Mientras estaban mirando los pájaros, Manuel se ponía cada vez más nervioso y excitado. —Perdonadme —dijo—, tengo que hacer pipí. Dejó la puerta del servicio abierta, para que pudieran verle. Solo una, la vergonzosa, volvió la cara y le miró fijamente. Manuel estaba de espaldas a las chicas, pero veía por encima del hombro si le observaban. Cuando se percató de la chica vergonzosa, con sus enormes ojos, ella volvió la cara. Manuel tuvo que abotonarse. Quería alcanzar su placer con prudencia. Aquello había sido bastante por hoy. El haber visto los grandes ojos encima de él le tuvo soñando durante el resto del día, ofreciendo su infatigable pene al espejo, sacudiéndolo como si fuera un bombón, una fruta o un regalo. Manuel era muy consciente de que la naturaleza le había dotado bien en cuestión de tamaño. Si bien era cierto que su pene enflaquecía en cuanto se acercaba demasiado a una mujer, en cuanto se tendía al lado de una mujer; si bien era cierto que le fallaba siempre que quería ofrecer a Thérèse lo que ella deseaba, también era cierto que crecía hasta alcanzar un enorme tamaño y se comportaba de la forma más vivaz cuando lo miraba una mujer. Entonces era cuando estaba en todo lo suyo. Mientras las chicas permanecían encerradas en las aulas, frecuentaba los pissoirs de París, tan abundantes, los pequeños quioscos redondos, los laberintos sin puertas, de donde a todas horas salían hombres que se abotonaban con descaro mirando directamente a los ojos de las mujeres elegantes, de las mujeres perfumadas y chic, que no se daban cuenta en seguida de que el hombre salía del pissoir y que luego bajaban los ojos. Este era uno de los mayores placeres de Manuel. También podía apostarse contra el urinario y alzar los ojos a las casas situadas por encima de su cabeza, donde muchas veces había mujeres asomadas a las ventanas o en el balcón, desde donde le veían agarrándose el pene. No obtenía ningún placer de que lo observaran los hombres, si no aquello hubiera sido para él un paraíso, pues todos los hombres conocen el truco de mear tranquilamente mientras miran cómo el vecino hace lo mismo. Y los jóvenes entraban sin otro motivo que verse y quizás ayudarse durante la operación.

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Manuel fue muy feliz el día que le había mirado la chica vergonzosa. Pensaba que ahora le sería más fácil satisfacerse del todo con tal de controlarse. Temía que se apoderara de él el impetuoso deseo de exhibirse a cualquier precio; entonces todo se echaría a perder. Era la hora de otra visita y las jovencitas estaban subiendo las escaleras. Manuel se había puesto un quimono, un quimono que pudiera entreabrirse con facilidad, por accidente. Los pájaros se estaban portando muy bien, picoteando, besándose y peleando. Manuel se puso detrás de las chicas. De repente se abrió el quimono y, cuando se encontró acariciando una gran melena rubia, perdió la cabeza. En lugar de cerrar el quimono, lo abrió más. Al volverse, las chicas lo vieron todas en el trance, con el gran pene erecto apuntando hacia ellas. Todas se asustaron, como pajaritos, y escaparon corriendo.

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Arturo Vigil

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La fotografía de aves no es una tarea fácil, hay que armarse de paciencia y si no somos capaces de poner en práctica una serie de pautas y normas podemos acabar realmente frustrados. De eso sabe un rato nuestro especialista Arturo Vigil, que tiene más paciencia que el Santo Job. Algunas de sus fotos en nuestro caso y en más de una ocasión son para acabar desquiciado: después de pasar horas y horas esperando para fotografiar todo tipo de aves y al final no lograr nada medianamente decente. No es el caso de Arturo, solo basta con echar un vistazo a las fotos que nos ofrece este mes, fotos de aves con luz natural en plena naturaleza. Es evidente que al margen de su santa paciencia está preparado para todas las posibles soluciones que se le puedan presentar si un ave se cruza en su camino y con la cámara siempre a punto. Como gran experto que es en este tipo de fotos maneja a la perfección la luz natural y los flashes si es precioso, aunque no estos trabajos que hoy nos ofrece. Arturo es un guerrero con temple, cuyas armas son sus cámaras ante los retos fotográficos, en el caso de las aves estudia sus movimientos con su conocida imperturbabilidad armándose también de paciencia, no moverse y mantenerse quieto ante estas situaciones es fundamental para lograr el objetivo tras el disparo certero, que a diferencia del disparo de las balas, este inmortaliza al ave retratado respetándole la vida en su entorno. En ocasiones los señuelos son muy importantes atraen la atención de las aves al igual que los cebos. Y eso sí, cuenta con un buen arsenal de armas. Arturo es Canonista, dispone de las mejores Canon tanto para las fotografías submarinas como para las de la fauna, flora, naturaleza…, usando los mejores teleobjetivos. Una de las cosas que he aprendido del maestro Arturo en esta disciplina es que una de sus reglas de oro es enfocar a los ojos, estos tienen que estar perfectos para que las aves tengan vida en la fotografía, y que cuando se practicas esta modalidad fotográfica hay que estar siempre preparado.

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Algo sobre las aves para familiarizarnos con ellas Las aves son animales muy comunes. Puedes encontrarlos en todos los biomas de la tierra, incluyendo los océanos. En este artículo te explicaremos todo lo que deberías saber sobre las aves como su clasificación, distribución… Las aves fueron clasificadas por Linnaeus en el siglo XVII y desde entonces esta clasificación se ha mantenido vigente. Sin embargo, existen distintos conceptos del término “ave”, todos relacionados con su parentesco con los antiguos reptiles que llamamos dinosaurios. Se cree que las aves provienen de los dinosaurios terópodos. Esto se debe a que el primer ancestro de las aves modernas fue el Archaeopteryx lithographica, un género perteneciente a la extinta familia Archaeopterygidae. Debido al problema que representaba para la literatura la existencia de varios términos, se decidió que el término “ave” designaría solo el último ancestro común de las aves actuales y todos sus descendientes o, más específicamente, los Neornithes. Esta conclusión proviene de estudios filogenéticos que se realizaron en 1990.

¿Cómo se distribuyen las aves en el mundo? Las aves están presentes en todos los continentes, incluso en la Antártica. Muchos de sus órdenes son cosmopolitas y pueden tener especies en todo el mundo. Sin embargo, en su mayoría se encuentran en regiones tropicales. La zona que va desde el sur de México hasta La Patagonia es donde mayor concentración de especies hay, siendo Colombia el país con mayor cantidad de especies. Entre Australia y Madagascar también hay una gran concentración de especies de aves, además, esta región tiene la particularidad de contar con numerosas especies endémicas. Algunas de las más conocidas son los kiwis y los turacos. Las aves pueden vivir en distintos medios, como el mar abierto o climas desérticos. Algunas de ellas, incluso pasan toda su vida en el mar y solo regresan a la tierra para criar. Otras se han adaptado en sitios de grandes alturas, como los cóndores. Hay especies que después de su introducción en ecosistemas a los que no pertenecen, logran adaptarse con gran facilidad. Por ejemplo, el faisán común. Otras, resultan un peligro para los ecosistemas y para los asentamientos humanos, como algunas especies de cotorras.

Sentidos

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Los sentidos de las aves no difieren del de los mamíferos en gran medida, sin embargo, su sentido de orientación está muy desarrollado, especialmente en especies migratorias. • Dependiendo de su alimentación y el ambiente donde se desarrollan, pueden tener una gran agudeza visual. • Cuentan con un oído bastante desarrollado, sin pabellón auricular, pero con plumas especializadas que cumplen esta función. • Tienen papilas gustativas escasas en la parte posterior de la lengua y en la garganta. • El sentido del tacto está muy relacionado con el pico y las patas, que son las partes de su cuerpo que usan para explorar. • Sus órganos de equilibrio incluyen el oído interno y un complejo sistema de neuronas y fluidos localizados en la pelvis. • Pueden detectar el campo magnético de la tierra con un órgano entre su pico y sus ojos.

Piel La piel de las aves es delgada y requiere la protección de las plumas o de escamas. Al tacto es seca, sin embargo, cuentan con la glándula uropigial, que produce grasa a fin de que las aves se la froten por el plumaje. Cuentan con plumas que cubren casi totalmente su cuerpo y les permiten volar, calentarse, camuflarse e identificarse entre sí. Las plumas tienen funciones que determinan las distintas características del vuelo de las aves. El plumaje puede cambiar con propósitos reproductivos o de acuerdo a cambios estacionales.

Comportamiento e inteligencia de las aves Las aves son animales de comportamientos complejos. Algunas aves, especialmente las gregarias, cuentan con una inteligencia bastante desarrollada que les permite la resolución de problemas sencillos. En general, estas son algunos de los comportamientos de las aves que permiten su sobrevivencia en el medio natural: Las aves se comunican a través de señales visuales y auditivas con otras especies o con su misma especie. Esto ocurre tanto en especies solitarias como gregarias. La comunicación visual incluye exhibiciones rituales para el mantenimiento de estatus dentro de las comunidades o con fines reproductivos. O bien sirven para alertar a distintas especies, inclusive no aves, de la llegada de depredadores comunes. Las señales auditivas en su mayoría tienen un alto grado de complejidad y se usan con distintos


propósitos. Aunque la mayoría son producidos por las siringes, hay otros que se producen con métodos mecánicos, como el picoteo contra distintas superficies o los golpes de herramientas con otras superficies.

Reproducción Las aves cuentan con un complejo comportamiento reproductivo debido a la realización de rituales. Pueden permanecer en parejas monógamas de por vida o solo durante una temporada a fin de facilitar el cuidado biparental. También pueden contar con harenes de machos o hembras con machos o hembras dominantes. La dominancia incluye la territorialidad, especialmente en la época de cría. Las aves construyen nidos en el suelo, en los árboles o en oquedades y los incuban solos o en parejas. Una vez que los polluelos eclosionan, pueden ser indefensos o independientes. Las indefensas, son ciegas y sin plumas y en algunos casos necesitan a sus padres para realizar la termorregulación. Las independientes salen completamente formadas y se independizan después de poco tiempo. Luego de que los polluelos son capaces de transportarse y valerse por sí mismos, abandonan el nido a fin de buscar otros territorios. Hay algunas aves que continúan unidas a sus padres durante procesos migratorios. Otras, simplemente abandonan el nido después de salir del cascarón.

Relación con los seres humanos

ellos desde sus inicios. Muchas especies, por su parte, han desarrollado comportamientos que les ayudan a beneficiarse y adaptarse a la actividad humana. La fascinación de los humanos por las aves ha hecho que estas estén muy presentes como símbolos en las religiones y el arte. Sin embargo, esto no ha impedido que usemos las aves como una fuente primaria de proteínas al obtener su carne y huevos. Esto ha llevado a la domesticación y explotación de diversas especies, conocidas comúnmente como aves de corral. La cercanía con las aves ha generado el contagio de los humanos con especies de parásitos, bacterias o virus zoonóticos. Algunas, como la gripe aviar, han generado gran preocupación debido a que es potencialmente mortal en animales domésticos y humanos.

Conservación Las actividades humanas han afectado de formas muy distintas a las aves. Algunas especies han resultado seriamente afectadas hasta su extensión, pero otras han ampliado su distribución. Desde hace cuatro siglos, aproximadamente han desaparecido unas 120 especies, aunque el número puede ser dramáticamente mayor. La pérdida de hábitats, la contaminación y la introducción de especies invasoras son algunas de las razones que más amenazan las especies. Actualmente, gobiernos y organizaciones trabajan para proteger a las aves mediante programas de conservación en cautiverio y reducción del impacto ambiental de actividades como la agricultura, la caza ilegal y la pesca.

Las aves son animales muy comunes y antiguos. Los humanos se han relacionado con

Fuente: Sexado de Aves

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Fabeha Monir

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En el frente de batalla del nacimiento 5000 madres mueren en Bangladesh cada año al dar a luz. Las parteras salvan vidas, pero deben defenderse de los prejuicios de los médicos y las familias. Así se convierten en pioneros de la emancipación. Afroja Akter, de 23 años, con un pañuelo rosa en la cabeza y un vestido rosa, trabaja como partera desde hace ocho meses. En ese tiempo ella dio a luz a unos cien bebés. Ella explica a las mujeres embarazadas sobre la ictericia del recién nacido y ayuda a las madres a amamantar. Asistencia al parto, atención preventiva y seguimiento: estos son los mismos servicios que ofrecen parteras capacitadas en Ciudad del Cabo, Londres o Hamburgo. Bangladesh está comprometido con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, incluido el requisito de mejorar la atención de la salud materna. La tasa de mortalidad en el país ha ido disminuyendo constantemente desde la década de los noventa. Pero el objetivo de la ONU, una reducción de las muertes en tres cuartas partes, no logró el país. Cada año mueren más de 5.000 mujeres por complicaciones del parto, casi 33 veces más que en Alemania. La mayoría muere desangrado. Afroja trabaja seis días a la semana y tiene que conducir tres horas al día a través del eterno atasco de tráfico de Dhaka. Hizo bebés acuñados de madres, dejó de sangrar y decidió cuándo llevar a las mujeres al hospital más cercano. Está orgullosa de sí misma: ninguna madre murió con ella. Estadísticamente, aún no es posible demostrar cómo las parteras influyen en las tasas de mortalidad materna en Bangladesh. Rondi Anderson, la partera especialista del Fondo de Población de la ONU en Dhaka, espera que esto sea posible en unos diez años. En total, se necesitaron unas 20.000 parteras para atender a todas las madres. Hasta ahora, solo hay una décima parte. Pero hay otras dificultades. No hay compañeros experimentados que lideren a los recién formados. Algunas clínicas volvieron a utilizar a las parteras como enfermeras y no en la sala de partos. También faltaban medicamentos, dice Rondi Anderson: "Bangladesh todavía está en su infancia".

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Chris Anthony

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Chris Anthony es un artista de Estocolmo, Suecia, principalmente conocido por sus fotografías macabras y de inspiración gótica victoriana. Anthony también ha dirigido comerciales para compañías como Deutsche Telekom y videos musicales para grupos como The Dandy Warhols . Anthony actualmente se especializa en fotografía. A menudo usa lentes antiguos producidos entre 1860 y 1910 para ayudar a crear una "atmósfera de otro mundo". Utiliza formatos 5x7 y 8x10 junto con escáneres digitales para manipular las imágenes en Photoshop. Chris Anthony ha ganado varios premios prestigiosos, entre ellos: Black Book Raw - 50 Fotógrafos 2008 Go Indie Photo Contest/PDN Stock Photo Guide 2008 - Ganador del Gran Premio Profesional y Ganador de la Categoría por "Soy la persona más normal que conozco" El Gran Premio de 2007 en la competencia American Photo Images of the Year por "Victims and Avengers" Primer lugar en la categoría de publicidad musical en la competencia de fotógrafo profesional del año de los International Photography Awards 2007. Fotografía americana 23 anual 2007, My Chemical Romance "The Black Parade". El mundo de Chris Anthony es una maravillosa colección de símbolos de objetos, diseño de escenarios y desarrollo de personajes. Sus fotografías son una intersección del diseño de escenografía y vestuario del Renacimiento, fusionadas con un proceso que emplea tanto equipos fotográficos antiguos como tecnología a través de la postproducción. Su trabajo es exuberante y pictórico guiado por profundos matices de color, apagados y separados en el tiempo. Él crea una imagen que es similar al trabajo cinematográfico en su narrativa, tanto cinemática como que contiene todos los elementos de una historia abierta. Sus personajes permanecen en un espacio de estudio vagamente decorado, un siglo pasado, esperando, deambulando, perdidos en sus pensamientos, lanzando desafíos para desentrañar el misterio de los objetos que los acompañan. El trabajo de Chris Anthony ha sido exhibido en Los Ángeles, Estocolmo, Brooklyn, Hong Kong, Washington DC, Londres, Bath, San Francisco y está incluido en muchas colecciones privadas y públicas de todo el mundo. Las publicaciones que han presentado a Anthony y su trabajo incluyen Los Angeles Times , Washington Post , Photo District News , Eyemazing , Art News , American Photo , Blink , Paper , Photo+ , GUP , Fraction Magazine , Nylon , Black Book , Juxtapoz , Zoom ,Angeleno , Huffington Post , Corriere Della Sera y LA Weekly . Los clientes incluyen Chiat/Day, Sony Playstation, Sony Music, Universal Music Group, Republic Records, Warner Music, Los Angeles Magazine, Hollywood Records, Reprise, Stuttgart City Ballet, Myspace Records, Dell y USC. Nacido en Suecia, Anthony actualmente vive y trabaja en Los Ángeles, California. Fuente: Wikipedia

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Dos océanos de la “costa de los esqueletos” Naufragios y dunas interminables del PN de la costa de los esqueletos de Namibia, nieblas oceánicas densas de la corriente de Benguela, lobos marinos del cabo y salinas de Walvis Bay. Namibia. Desde la Costa de los Esqueletos en el norte hasta el río Orange en el sur, Namibia tiene casi mil millas de costa. Durante gran parte de esa distancia, las dunas arrastradas por el viento del desierto de Namib llegan directamente a las fuertes olas del océano Atlántico, creando un paisaje austero pero hermoso. Formada por los vientos y en gran parte despoblada, la zona costera de Namibia alberga solo un puñado de pueblos y aldeas. Los naufragios yacen en su lugar durante décadas o incluso siglos, desintegrados lentamente por el mar y el desierto. En algunos lugares, los lobos marinos del Cabo se reúnen en grandes cantidades, en su mayoría libres de acoso. Las densas nieblas oceánicas se originan en alta mar por la colisión de la corriente fría de Benguela y el aire cálido del desierto de Namib y, a menudo, cubren las dunas con la niebla fría. En esta colección, puede echar un vistazo a las pintorescas costas y dunas de Namibia, su fauna costera,

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Dhiky Aditya

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Dhiky Aditya

El indonesio Dhiky Aditya es un fotógrafo profesional en el campo de las bellas artes y la fotografía creativa en un país lleno de diversas culturas y belleza natural. Vive en la tierra de Java, y tiene una cultura javanesa y una religión islámica. Vive en la ciudad de SOLO Lleva trabajando en el mundo de la fotografía desde el 2010. En su viaje fotográfico busca lo que más le gusta y diligentemente en fotografía, desde fotografías de moda, paisajes, retratos, viajes, manipulación digital o arte creativo. Ha ganado varios concursos de fotografía o fotografía de moda en Indonesia, concursos de paisajes, humanos, retratos, calles y fotografía creativa. También obtuvo un título en el Salón de fotografía de Indonesia A.FPSI: una estrella, Medalla al mérito General Blanco y negro HIPA 2016, 3.º ganador APEC 2016, 2.º ganador Premio nacional categoría creativa SONY WORLD PHOTOGRAPHY AWARD 2019

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Cómo cocinar una mejor fotografía

(No son solo mejores ingredientes o incluso mejores herramientas) ¿Cómo es que dos fotógrafos pueden estar en el mismo lugar y hacer dos fotografías muy diferentes? ¿Qué explica la frustrante realidad de que, en ese momento, un fotógrafo puede hacer algo realmente atractivo y hermoso mientras que los resultados de los esfuerzos del otro son decepcionantes? Seguramente no puede ser solo un mejor equipo. A veces es un equipo diferente . Diferentes equipos representan diferentes posibilidades, y si un fotógrafo usa un trípode y un filtro polarizador y el otro no tiene ninguno, entonces los resultados serán diferentes. Pero, ¿qué pasa cuando el equipo es similar? En mi experiencia, es un pensamiento diferente el que explica los diferentes resultados. Dos fotógrafos que toman decisiones diferentes por razones diferentes crearán fotografías diferentes, a menudo fotografías muy diferentes. Las fotografías se hacen: se crean a partir de una larga serie de elecciones que difieren de un fotógrafo a otro. En el escenario anterior, sería fácil para el fotógrafo menos experimentado mirar su imagen y decir: "Hice la misma fotografía, entonces, ¿por qué son tan diferentes?" Pero eso es todo. No son la misma fotografía; son fotografías diferentes de la misma escena y, a menudo, hay un mundo de diferencia entre las dos.

De la misma manera que una gran comida rara vez es sorprendente solo por los ingredientes, el tema por sí solo (nuestros ingredientes) rara vez hace que una fotografía sea buena o atractiva . Una fotografía está hecha de mucho más que el material que eliges incluir en el marco. Claro, te paraste más o menos en el mismo lugar, pero ¿qué distancia focal usaste y por qué? ¿Su velocidad de obturación más rápida se interpuso en la forma de representar las nubes de una manera que podría haber resultado en una velocidad de obturación

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más larga y más lenta? ¿Tus elecciones de apertura y la profundidad de campo resultante fueron las mismas? ¿Qué pasa con el momento que eligió, o incluso la hora del día? ¿Lo subexpusiste un poco? ¿Usar un filtro o introducir movimiento en la propia cámara? ¿Aún no sabes por qué las dos fotografías son tan diferentes? Y luego, introduce las imágenes en la herramienta de desarrollo elegida, y un fotógrafo ilumina y calienta su imagen mientras que otro no hace nada. Uno puede esquivar y quemar un poco para dirigir el ojo de manera más efectiva alrededor del cuadro, o quizás agregar contraste y ajustar la saturación de forma selectiva, mientras que el otro no hace nada más que presionar el tono automático y seguir adelante.

Las elecciones hacen la fotografía y, a menudo, es una combinación de muchas elecciones más pequeñas en lugar de una gran decisión. A menudo es sutil, y la sutileza proviene de la experiencia . Por ejemplo, se necesita experiencia (quizás debería decir experiencia consciente) para aprender que aumentar la saturación en toda la imagen suele ser menos efectivo que aumentarla ligeramente en algunas áreas y reducirla en otras. Esa elección por sí sola puede reducir la competencia visual creada por demasiados colores en juego y hacer una fotografía mucho más fuerte sin cambiar los ingredientes básicos. Lo mismo ocurre con la nitidez o la adición de exposición o contraste. Se necesita experiencia para saber que no se trata de obtener la exposición correcta sino de obtener la exposición más expresiva. La fotografía no es diferente a la cocina, aunque no conozco a muchos cocineros que dirían: "Sabes, tenía los mismos ingredientes y la misma sartén, así que no puedo explicar por qué la otra comida sabe mucho mejor". Por supuesto que pueden explicarlo. Cocinar es su oficio y saben que el resultado final se reduce a las decisiones que tomaron. Cocinar no es solo tener ingredientes y las herramientas para cocinarlos. Se trata de perfiles de sabor y texturas y presentación y probablemente un millón de cosas que no entiendo porque no soy un chef, pero sé que una gran comida no la hace una sartén sino un chef que toma buenas decisiones. Decisiones interesantes. Decisiones inesperadas, matizadas y creativas que provienen no solo de un profundo conocimiento de los ingredientes, las herramientas y las técnicas, sino también de cómo las personas experimentan el sabor y la textura: saben lo que hace que una comida sea excelente.

Los fotógrafos suelen estar demasiado preocupados por tomar decisiones "correctas". Si lo hace al pie de la letra, obtendrá fotografías "al pie de la letra", pero ¿es eso todo lo que queremos? Al principio, quizás. Demonios, cuando comencé, me hubiera encantado "según el libro". Pero seguramente no a medida que maduremos en nuestro oficio. Espero que a medida que crezcamos, prestemos menos atención a ser meramente correctos y dediquemos más tiempo a ser más creativos en las combinaciones de nuestras elecciones. El crecimiento nos ofrece la oportunidad de comenzar a pensar menos en el tema y las herramientas y más en cómo podemos combinarlos de nuevas maneras para crear ciertos sentimientos y contar historias específicas, para hacer fotografías muy diferentes con herramientas e ingredientes muy similares. Está en nuestras elecciones, y las elecciones provienen del pensamiento. Específicamente, las diferentes opciones provienen de pensar de manera diferente y eso conduce a resultados diferentes. Mejor¿resultados? A veces. Pero no siempre, aunque en esos momentos cuando las diferentes opciones conducen a resultados de basura, aprendes algo y descubres que esos ingredientes en particular no van tan bien juntos, al menos no en la forma en que los juntas. Tal vez las proporciones estaban mal. Tal vez lo chamuscaste cuando deberías haberlo horneado. Y sí, tal vez es solo que no eligió la herramienta

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adecuada porque a veces eso es lo que marca la diferencia. Quiero decir, no hay forma de que hagas una gran crème brulée usando un secador de pelo en lugar de un soplete de butano. (Por supuesto, un gran chef que sabe que le falta una herramienta crucial girará y hará algo espectacular sin ella. Algo diferente, seguro, pero algo grandioso. Un gran chef no hará algo mediocre y luego culpará a sus herramientas). Entonces, ¿cómo se aprende a hacer esto? Apuesto a que un gran chef puede sentarse a comer en cualquier parte del mundo, una comida que cocinó otra persona, y contarte más sobre ella de lo que puedas imaginar. Hablarían sobre los ingredientes, seguro, y cómo las papas en Perú son diferentes a las papas en cualquier otro lugar, pero apuesto a que la conversación se volvería más interesante rápidamente. ¿Qué elecciones se hicieron con esos ingredientes? ¿Qué combinaciones de ingredientes, en qué proporciones y utilizando qué técnicas dieron como resultado esos sabores específicos? ¿Qué sabores y texturas se equilibran, contrastan o amplifican entre sí para crear el resultado final?

Y tal vez, si está sentado con un chef que realmente ama su oficio, le dirá cómo podría haberlo hecho diferente y con qué efecto, o qué ideas le trae a la mente esta comida para un plato híbrido que solo ahora acaba de concebir. Es muy poco probable que corran a casa y compren una sartén mejor. Así que me pregunto, ¿puedes hacer lo mismo con las fotografías? ¿Puedes mirar el trabajo de otro fotógrafo y dejar que te inunde y agite tus emociones e imaginación y luego realizar ingeniería inversa para decodificar las elecciones hechas por ese fotógrafo? ¿Qué hicieron con sus herramientas para mezclar los ingredientes universales básicos de toda fotografía: luz, espacio y tiempo? ¿Qué combinación de opciones con el equipo, la técnica y los elementos del encuadre dieron como resultado esta fotografía que te hace sentir de cierta manera? ¿Y cómo podría haber sido todo diferente si se hubieran tomado otras decisiones? Piénsalo, porque si puedes hacer eso al mirar la fotografía, podrás hacerlo mejor al hacer una. Esta es una forma larga y tortuosa de recordarte que estudies fotografías. Para aplicarles ingeniería inversa. Para descubrir por qué las fotografías de otros te hacen sentir de cierta manera y cómo se logró eso. ¿Qué decisiones tomó ese fotógrafo? ¿Qué estaba incluido y excluido? ¿La distancia focal agrega algo? ¿Qué pasa con la velocidad de obturación? ¿La apertura, la colocación de la cámara? ¿Hay misterio o estado de ánimo en la imagen? ¿Qué elección o elecciones son responsables de eso? ¿Todo depende de la elección del momento o del uso del color? Deberíamos estar haciendo esto todo el tiempo, no solo para aprender nuestro oficio sino para deleitarnos con él. Creamos fotografías. Éso es lo que hacemos. ¿No deberíamos tener una sensibilidad profunda y creciente a lo que hace que una imagen sea una experiencia visual atractiva mientras que otra puede quedarse corta? ¿No deberíamos pensar un poco menos en lo que hace una gran cámara y mucho más en lo que hace una gran fotografía?

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Gail Albert Halaban Gail Albert Halaban (nacida Gail Hilary Albert, 1970, en Washington, DC) es una fotógrafa comercial y de bellas artes estadounidense. Se destaca por sus fotografías en color a gran escala de mujeres y paisajes urbanos y voyeuristas. Obtuvo su licenciatura en la Universidad de Brown y su maestría en fotografía en la Escuela de Arte de la Universidad de Yale, donde estudió con Gregory Crewdson , Lois Conner, Richard Benson, Nan Goldin y Tod Papageorge. Se casó con Boaz Halaban el 8 de junio de 1997. El trabajo de Albert Halaban ha aparecido en The New York Times Magazine , New York magazine, TIME Magazine., M, World Magazine, Slate (revista) y The Huffington Post. Su fotografía artística ha sido exhibida internacionalmente. Gail Albert Halaban fue becaria de la Fundación para las Artes de Nueva York en 2019. Gail Albert Halaban recibió su licenciatura en la Universidad de Brown y obtuvo su maestría en fotografía en la Universidad de Yale. La artista tiene tres monografías de su trabajo, incluyendo Out My Window (PowerHouse, 2012), Paris Views (Aperture, 2014) y Italian Views (Aperture, 2019). Su trabajo se encuentra en las colecciones del Museo George Eastman , la Galería de Arte de la Universidad de Yale, el Museo Nelson-Atkins, el Museo Cape Ann y el Museo de Arte de Wichita. En 2018, el Museo George Eastman en Rochester, Nueva York, presentó una exposición individual que incluíaImágenes de Out My Window tomadas en todo el mundo, presentadas en Houk Gallery en 2019. El artista vive y trabaja actualmente en la ciudad de Nueva York. Fuente: Wikipedia Las fotografías de Gail Albert Halaban se asoman a través de las ventanas de los apartamentos y revelan los momentos a veces mundanos e íntimos que ocurren en la vida privada. Su exploración urbana se encuentra en la intersección de la fotografía arquitectónica y el retrato, presentando una perspectiva holística de la vida de la ciudad. Estilísticamente, las imágenes van más allá del realismo, lo que permite al espectador captar una escena completa enfocada a diferencia de la capacidad natural del ojo humano. Este dispositivo formal enfatiza los ámbitos público y privado, equilibrando los detalles de la vida personal con contextos más amplios. Después de mudarse a la ciudad de Nueva York desde Los Ángeles en 2007, Halaban anticipó sentimientos de aislamiento y soledad, pero en cambio encontró un sentido de comunidad poco probable. En particular, el artista reconoció los millones de ventanas en toda la ciudad como un puente clave entre extraños. El día de la primera fiesta de cumpleaños de su hija, recuerda haber recibido flores y globos de alguien a quien no conocía, pero que vivía en el vecindario y había observado la celebración del día a través de sus ventanas. Este amable gesto despertó la curiosidad de Halaban por la proximidad anónima en la que conviven los extraños, lo que la impulsó a desarrollar la serie Out

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My Window.(2007). Este cuerpo de trabajo trasciende la creación de imágenes ya que la artista trabaja con sus modelos como colaboradores y establece conexiones que impactan profundamente su trabajo. Albert Halaban ha descrito las ventanas como metáforas tanto de los límites como de las puertas de entrada. Ella despierta a sus espectadores para que consideren la historia detrás de cada ventana, insertando la humanidad y la compasión que a menudo se pasan por alto en la vida cotidiana en las densas metrópolis. Out My Window se entrega a la belleza de los horizontes urbanos y la arquitectura. Aunque inspirada en las experiencias de Halaban en Nueva York, la serie se ha expandido a varios lugares a partir de un proyecto llamado Paris Views (2012) encargado por Le Monde.. El enfoque de Halaban en esta serie cambia para capturar la esencia de cada ciudad única que está fotografiando. Así como la serie de Nueva York explora los barrios distintivos y las vistas de Manhattan, Paris Views examina las pintorescas calles, la arquitectura romántica y las vistas por excelencia de París. Halaban optó por desarrollar aún más este proyecto, creando series en Buenos Aires, Estambul, Venecia y otras ciudades de Europa y Estados Unidos. Fuente: Galería Edwynn Houk por cortesía para Luz y Tinta

Fuera De Mi Ventana

(Fotos tomadas en Nueva York, Italia, París, Estambul, Buenos Aires) Aunque el mundo en este momento está aislado y dividido en muchos sentidos, la fotógrafa Gail Albert Halaban encuentra esperanza en los pequeños momentos de compasión entre vecinos. A través de su proyecto en curso de quince años, Out My Window, Albert Halaban fomenta las relaciones en todo el mundo al fotografiar lo que los vecinos ven a través de las ventanas de sus vecinos. “Nos sentimos muy desconectados en este momento, y si solo miramos a nuestros vecinos y tenemos relaciones a través del espacio de la ventana, nos saca de estas burbujas que hemos creado para nosotros mismos y nos damos cuenta de que las vidas de nuestros vecinos son ' No es tan diferente al nuestro”, dijo el artista a la BBC en una entrevista de julio de 2020. Si bien la serie comenzó inicialmente en Nueva York, la tecnología ha abierto la posibilidad de colaborar de forma remota con vecinos cercanos y lejanos. Este proceso ha sido especialmente valioso desde el inicio de la pandemia de Covid-19, que ha resultado en circunstancias de aislamiento sin precedentes en todo el mundo. “Incluso si no puedo viajar, puedo hacer que otro fotógrafo en una ciudad diferente instale una cámara en su ventana, conéctelo a su computadora y comparta la pantalla. Al mismo tiempo, dirijo el rodaje desde mi casa en la ciudad de Nueva York”, dijo Albert Halaban. En 2020, como parte de Out My Window, Global , una extensión de su serie anterior, la artista colaboró virtualmente con vecinos en Rusia, India, Pakistán, Japón, Boston, Italia, Portugal, Alemania, Polonia e Israel, por nombrar algunos. La logística de fotografiar de forma remota en todo el mundo no debe subestimarse. Al cruzar culturas y zonas horarias, enfrentarse a posibles barreras idiomáticas y conflictos de programación, Albert Halaban acepta el desafío. El proyecto ha introducido y consolidado relaciones entre vecinos e incluso ha provocado asociaciones románticas. El paisaje arquitectónico único de cada ciudad prepara el escenario para estas narrativas fascinantes, alentando a las personas a considerar a sus vecinos con más atención y ver la ciudad que los rodea desde una nueva perspectiva. Con una apreciación de las especificidades culturales y geográficas, Out My Window, Global finalmente une a las personas al iluminar nuestros valores, aspiraciones y deseos compartidos de conexión humana.

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Entrevista con Gail Albert Galaban por Polly Gaillard

—Desde que empezaste Out My Window , ¿qué ha sido lo que más te ha sorprendido? —Al principio, pensé que la gente pensaría que era espeluznante saber que su vecino los estaba mirando, pero la mayoría de la gente admitió que les estaba mirando. Y todos parecían tener un sentido de comunidad y vecindad observando y siendo observados; la gente suele ser muy amigable con los observadores de ventanas. —Cuando llegó la pandemia, fuimos testigos de cómo los fotógrafos capturaban imágenes de personas a través de las ventanas protegidas de sus hogares. Si alguien no está familiarizado con la profundidad y amplitud de Out My Window , puede asumir que las fotografías fueron en respuesta a la pandemia. ¿También puede hablar sobre el impacto que tuvo COVID-19 en la continuación de la serie? —El trabajo ha durado mucho más que la pandemia, pero el proceso se ha vuelto mucho más fácil mientras todos están atrapados en casa. Solía ser más difícil encontrar personas que estuvieran en casa lo suficiente al mismo tiempo que sus vecinos y programar una sesión; ahora que todos estamos atrapados en casa, ¡la producción es más simple! —¿Es liberador conectarse con personas de todo el mundo a través de pantallas y fotografías desde su hogar en lugar de plantarse físicamente detrás de su cámara de visión 4 x 5? Las conexiones son ilimitadas, pero ¿puedes hablar sobre las frustraciones de tener que manejar todas las partes móviles simultáneamente? ¿Puedes hablar específicamente sobre la logística de reclutar sujetos? —La parte más complicada del proyecto es encontrar personas de todo el mundo para participar en el proyecto. Necesito personas que tengan algunas habilidades técnicas para averiguar el momento exacto en que la luz interior y exterior coinciden, pero una vez que encuentro personas, las conexiones son ilimitadas. Tengo la oportunidad de conocer gente en partes del mundo en las que nunca he estado. ¡Este mes he fotografiado en India, Pakistán y Japón! Es muy emocionante tener esta oportunidad. En verdad, prefiero conocer gente cara a cara: hay una energía de la conexión cara a cara que no puedo conseguir trabajando a través de una pantalla, pero la oportunidad de la diversidad de experiencias vale la pena. En última instancia, veo el proyecto como una combinación de este disparo remoto y cara a cara. —Parece que divides visualmente el espacio del marco con la arquitectura, dando una idea de cada ciudad o país en el que se lleva a cabo el proyecto: Italia se parece a Italia y Nueva York es Nueva York. ¿Es la arquitectura tan crucial para la imagen como las personas representadas en ella? ¿Tratas de contrastar la calidez de la humanidad con la división intencional del espacio exterior cuidadosamente dividido, o es algo inherente a la toma de fotografías de personas? —Sí, la arquitectura sirve como escenario para nuestros dramas domésticos. La forma de ese escenario: la arquitectura de la ciudad y el estilo de los espacios de las personas narra mucho del teatro. —Ha declarado que este proyecto le ha enseñado: "Incluso solos, no tenemos por qué estar solos". ¿Deliberadamente haces que tus sujetos participen en actividades ordinarias durante el rodaje? ¿O los coloca de manera que parezcan más accesibles? —Las actividades que están en las fotografías se basan todas en lo que ve el vecino que mira.

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—En cierto modo, parece que eres un casamentero, no con las relaciones románticas sino con los vecinos y la comunidad. ¿Se siente como una responsabilidad importante? ¿Siempre va bien? —En 15 años, ha ido bastante bien, generó amistades, trabajos de niñera, citas e incluso un compromiso. ¡No he oído nada excepto la formación de relaciones positivas! —Mucha gente considera que las grandes ciudades son los lugares más solitarios para vivir. ¿Cómo es que llegaste a tener una visión diferente? —En una gran ciudad, siempre hay gente nueva para conocer. ¡Solo tienes que salir de tu apartamento, y luego hay millones de personas! ¿Cómo puede ser eso solitario? —Has mencionado que tu proyecto al principio puede parecer voyeurista y/o espeluznante. Pienso en la película de Hitchcock, Rear Window [“La ventana indiscreta”, en España], donde el “Jeff” de Jimmy Stewart (también fotógrafo) está confinado en su casa de Manhattan como una narración emocionante y el misterio del asesinato se desvela. Muchos de nosotros miramos por las ventanas de las personas y, a veces, consideramos si hay algo siniestro o turbio ahí dentro. Sus súbditos se abren el uno al otro voluntariamente. ¿Cómo ha creado una plataforma para la apertura dentro de los límites del espacio privado con sus sujetos? ¿Tienen ideas preconcebidas de los vecinos que conocen y luego encuentran que sus suposiciones son validadas o falsas? —A diferencia de Hitchcock, creo que si la mayoría de nosotros miramos a nuestros vecinos, veremos que sus vidas son bastante parecidas a las nuestras. Los asesinatos no son lo que solemos ver cuando miramos por la ventana. Una familia me dijo que conocieron a su vecino, a quien habían vigilado durante años, cuando el apartamento se incendió y salieron corriendo. El vecino opuesto salió a ayudar, e incluso hicieron que la familia se quedara en su apartamento esa noche. Pero eso es un caso atípico: por lo general, las personas solo ven a sus vecinos haciendo las tareas domésticas cotidianas.

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—¿Ves Out My Window como un proyecto que continuarás a lo largo de tu vida? ¿Cuál es la satisfacción que sientes de años de este viaje a través de las ventanas? —Es divertido, sigo pensando que voy a terminar, pero luego conozco a más personas en diferentes lugares y escucho las historias de sus vidas y quiero seguir adelante. Ahora, he estado recopilando historias de lo que ven los vecinos cuando miran a través de las ventanas de sus vecinos; es una forma fantástica de ponerse en el lugar de otra persona y experimentar sus vidas, así que continuaré. —Ya has publicado tres libros con esta serie. ¿Cuál es tu objetivo final? — ¡Quiero un libro que cubra el mundo! He estado en exhibiciones de museos en Corea, Francia, Italia, Nueva York y California, pero espero tener un alcance más amplio. —En general, ¿qué te ha enseñado este proyecto sobre la humanidad? —¡Todos anhelamos conectarnos entre nosotros! Polly Gaillard es escritora, educadora y fotógrafa de bellas artes. Tiene una Licenciatura en Periodismo y una Maestría en Bellas Artes en Artes Visuales. Durante más de diez años ha impartido talleres y cursos universitarios que incluyen fotografía, historia del arte y escritura. Sus artículos y entrevistas con artistas y fotógrafos han aparecido en publicaciones impresas y en línea como Lenscratch , All About Photo y varios blogs de galerías de fotografía. Las ofertas de escritura de Polly incluyen declaraciones de artistas, reseñas de libros, entrevistas, reportajes, comunicados de prensa, propuestas de exhibición, sitio web y contenido de boletines informativos. También proporciona estrategias de publicidad, planes y consultas.

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Esta entrevista fue cedida para Luz y Tinta, quedando eternamente agradecidos con Polly Gaillard

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Luis Díez Baylón

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Luis Díez Baylón (Madrid, 1958) se inicia en la fotografía en 1976. realiza su primer trabajo profesional en 1981 para una multinacional holandesa de retratos a escolares. más adelante comienza a publicar en revistas y semanarios. en 1984 usa por primera vez una Rolleiflex 2.8 de doble lente, que su padre tenía y pasa a ser su formato preferido, el 120 mm. empieza a publicar y a exponer en colectivas. en 1987 surge una propuesta de su amigo Quico Rivas, junto a Alberto García Alix, para montar un estudio profesional en vallecas. Dos años después instala un laboratorio de blanco y negro para servicio de otros profesionales. comienza, ya más asentado, a colaborar asiduamente en publicaciones editoriales y realiza encargos para campañas de discográficas y otros medios. A raíz de uno de sus viajes al extranjero, a India en 1992, tuvo lugar su primera exposición individual. La fotografía de calle, de gentes y de animales, así como de viajes, de sus paisajes y atmósferas de ciudades escogidas son temas recurrentes con los que trabaja. sus fotografías, según él mismo las define, «son, simplemente, imágenes con las que pretendo hacer partícipe al espectador de mí misma curiosidad por la vida». es un gran retratista de Madrid, su ciudad. En 1998 participó en la primera edición de PHotoEspaña, en la exposición colectiva celebrada en la Galería Nájera de Madrid. entre sus exposiciones con catálogo más importantes destacan Guirigato, en el canal de Isabel II, con motivo del Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid en 2001 (en su primera edición); Benarés, en el museo das Peregrinacións, en Santiago de Compostela, en 2005, y Autogarabatos, en el museo de Teruel (2009), tras la adjudicación de las becas Endesa en 2005.

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Publicaciones seleccionadas Escatapartes, Photoespacio, Madrid 2011; Baylón,Lunwerg, 2010; Autogarabatos, Museo de Teruel, 2009; En Valencia, junto con Bernard Plossu, Universitat de Valencia, 2008; Benarés, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 2005; Guirigato, Madrid, Comunidad de Madrid, 2001; Baylón, PHotoBolsillo, Madrid, la Fábrica, 1999 (Reed. 2009); Tarde de toros, Madrid, Mauricio D’ors, 1996.

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Del 1 al 28 de febrero de 2023

FUEGO, por David Morán Barbón

384


FUEGO, por David Morán Barbón 385


FUEGO, por David Morán Barbón 386


1949518, por Roman

387


2413763, por Eric 388


A punto de tomar tierra, por Guendy

389


Aborígenes haciendo música en la calle, por Oscar Rubén Suárez 390


ARBOL MIRROR, por Miguelón Sanz Lázaro

391


Architecture, por Anna

392


Atardecer, por Antón S

393


Año de nieves, por Sandra Calleja

394


Año de nieves, por Sandra Calleja 395


Black vidow, poe Sergio Vido

396


Blue, por Natalia

397


Blue, por Natalia

398


Blue, por Oleg

399


Body Painting, por Duong Dinh

400


Body Painting, por Duong Dinh 401


Borboleta, por Oscar Rubén Suárez

402


Broders, por Miguelón Sanz Lázaro

403


Buen material para el trabajo, por Evgeny Kules

404


Carnaval, por Eric

405


Centauro enamorado, por Vladimir

406


Children, por Shilo A 407


Chinese girl, por Jean Claude Sánchez

408


Ciel rouge au coucher du soleil, por François Arnaud

409


Cuando salí de Ucrania, por Irina

410


Dance, por Milen

411


Dance, por Milen

412


Dance, por Milen

413


Dance, por Milen

414


Dawn en Genta, por Nicolás

415


Dias de niebla, por Jesús Álvarez Rodríguez

416


Distraida, por Luis Miguel

417


Divertida sesión de fotos donde esta ardilla se convierte en la protagonista, por Vadim Trunov

418


Donde habitan las xanas, por Jesús Álvarez Rodríguez

419


El viejo paisanaje de Cuba, por Ana 420


Espátula, por Ramón Suárez Pertierra

421


Estatua de la libertad, por Ingrid Sanz 422


Etiopia, por Deven O’Toole

423


Etiopia, por Deven O’Toole 424


Etiopia, por Deven O’Toole 425


False pain, por svetlava

426


FILE1793, por Ramón Suárez Pertierra 427


Gaviotas, por Diana Valverde 428


Gaviotas, por Diana Valverde

429


Gemelos, por Antón

430


Girls, por S.Benz

431


Girls, por S.Benz

432


Gypsy princess, por Sergio Vido 433


History of love, por Haruki Kamura

434


History of love, por Haruki Kamura

435


In the loneliness of the road, por Karol Poland

436


Irene, por Arkadiy 437


Karkonosze, por Karol Poland

438


La chica y la rosa, por Manuel Fuentes Bermudes

439


La lavandera, por Catherina 440


La harina, un tesoro, por El Marmitón 441


La vieja trova cubana, por Ana

442


Los carnavales de los niños, por JL.Maylín

443


Macro, por Vadim Trunov

444


Marqués de toda la vida, por Igor 445


Mañana de invierno, por Antón S

446


Mosques Mezquitas, por Deven O’Tooles

447


Mosques Mezquitas, por Deven O’Tooles 448


Mosques Mezquitas, por Deven O’Tooles 449


Naked in black and white, por Talyuka 450


Naked in blank and white, por Talyuka 451


Nakekd sea, por George

452


New York, por Pelayo

453


Normandie, por François Arnaud 454


Nosotros los refugiados ucranianos..., por Irina

455


Nude, por Duong Dinh

456


Nude, por Olga

457


Nude, por OLga 458


Nuestro país, por Alejandro

459


Nurse, por svetlava

460


Ojala que llueva cafe , por Isadora del Valle

461


Osos de la Taiga, por Aleksey

462


Para el amigo Guendy, por Nataly

463


Paralelas, porAntón

464


Planeando, por Guendy

465


Playing Rubix Cube, por Alejandro Sviridov

466


Portrait, por A. Zharov

467


Portrait, por Sikalin

468


Portrait, `pr Sikalin

469


Portraits of women, por M.Dasha

470


Portraits of women, por M.Dasha 471


Portraits of women, por M.Dasha 472


Portraits of women, por M.Dasha

473


Portraits of women, por M.Dasha

474


Portrait, por A Zharov

475


Portrait, por A Zharov

476


Que pena de kioskos..por Caxigalines

477


Retrato Brunett, por Miguelón Sanz Lázaro

478


Retrato Steam2, por Miguelón Sanz Lázaro

479


Rothenburg ob der tquber, por E.Gorobets

480


Sant Michel, por Grecia Blanc

481


Scream2, por Alejandro Sviridov

482


Sin título, por Oleg 483


Soledades, por Ildefonso Robledo

484


Solo ante el peliogro, por Vaio

485


Still life with oranges, por Tatiana

486


Study naked, por Igor

487


Sueños, Vladimiro 488


Tan hermosa como peligrosa, por Raúl Gorostiza

489


The bride, por Dmytro

490


The girl in the straw hat, por George

491


The Redhead, por Georgy

492


Torre de Belem. Lisboa, por E Gorobets

493


Trabajando la masa, por El Marmitón

494


Viejo guerrero fatigado, por Oscar Rubén Suárez

495


Volando, por Antón

496


Winter, por Andreeva

497


Winter, por Andreeva

498


YA.., por Noly

499


Yo acuso, por A.Polyakovvir

500


Winter, por Andreeva

501


Black thighed Grosbeak, por Fernando Burgalin

502


Colores, por JohnAavitsland

503


Eggs, por Daniel

504


Ferruginous Pygmy Owl, por Fernando Burgalin

505


Ferruginous Pygmy Owl, por Fernando Burgalin

506


Kam chatka, por Daniel

507


Multitud. pòr Oxana

508


Sakhalin, por Daniel

509


Sakhalin, por Daniel

510


Weakness, por EdwardGordeev

511


Winter Tale, por EdwardGordeev

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Winter Tale, por EdwardGordeev

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