Luz y Tinta Nº 124

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Nº 124 - Junio de 2022

Los niños protagonistas de la película “El Hogar”


A vueltas con las “cookies” Estos días de atrás, por aquello de la obsolescencia programada, he tenido que cambiar mi móvil. ¿Que no saben lo que es la tal obsolescencia? Pues dense una vuelta por Google, busquen oportunamente y verán que hostia se pegan. Siguiendo con el cambio de móvil, me ocurrió —y ellos sabrán por qué— que me desaparecieron muchos de los contactos. Cuando hice el tránsito del teléfono antiguo al nuevo, y para ver cómo sonaba el reciente aparato, le pedí a mi mujer que me llamara. Mi sorpresa fue que su contacto había desaparecido, así que me apresuré a añadir el contacto de mi esposa y, para mayor sorpresa (y ya van dos), no me hizo falta más que dalr al “ok”, porque el teléfono me apuntó el nombre y apellidos de mi señora. Con un par. Lo comenté con ella y convinimos ambos que eso era cosa y fruto de las “cookies”, esas invisibles galletitas que acaban sabiendo todo de nosotros sin que nosotros sepamos de ellas más que su existencia silenciosa y quién sabe si maliciosa. Así que me eché a temblar. Y mira que me gustan las galletas; o mejor, me gustaban, porque últimamente, por aquello de la diabetes tipo 2, las tengo relegadas al olvido o al imaginario desván de los lujos prohibidos. Pero, a pesar de estos pesares, vengo hoy a hablar de otras galletas, las llamadas “cookies” que nos controlan en internet. Lo cierto es que las tales “cookies” tienen un control absoluto sobre nuestros comportamientos en la red. Cada vez que se entra en una página nueva piden autorización para la vigilancia. Personalmente siempre autorizo, porque lo único que pueden sacar en cuestión de mi disco duro y mi memoria RAM son textos y más textos: los míos y los que acopio en mis investigaciones para ayudar a los míos y, total, la pretensión última de estos apuntes es que se lean fuera de mi ordenador. Claro que quien los lee a través de las “cookies” es una máquina que programa la publicidad que me van a servir en mis navegaciones y no sé si otras incursiones en mis dominios informáticos. Ahora bien, siempre me quedará la duda de cómo mi teléfono nuevo —sí, nuevo de paquete— sabe el nombre y apellidos de mi esposa si nunca me lo ha preguntado y yo no se lo he dicho. La verdad es que este nivel de vigilancia y de conocimiento que tienen de nosotros y de nuestros datos no solo intimida sino que, hablando en plata, acojona. No me extrañaría que mañana, o cuando acuda al cajero en busca de 200 miserables euros me informe, en plan chincha rabiña, de que mi vecino acaba de sacar 2.000 hace un par de horas. Y el pobre de Chaplin, en sus Tiempos modernos, nos alertaba del trabajo repetitivo y las tuercas que siempre giraban en el mismo sentido. Frente a Google y adláteres quisiera verlo yo. Seguramente que, en lugar de merendarse una bota vieja con sus clavos y todo, se comería, a mordiscos decididos, un ordenador con todos sus circuitos, sus cables, sus conexiones visibles e invisibles y todo el paquete de “cookies” con sus múltiples ojos y su conocimiento exhaustivo de nuestras necesidiades y quién sabe si de nuestros pensamientos. Vae victis!

Francisco Trinidad

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Fotografía de Portada:

Guendy

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Foto del mes: Kinsuk Lin

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Guendy. Entrevista a los niños de “El Hogar”

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Francisco Trinidad. Mi abuela Margarita en su galería

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Laudelino Vázquez. Cuando ocurren las cosas

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Gloria Soriano. De camino a la oficina

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Monchu Calvo. Pepe Santos

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Pilar Solís. Una ventana indiscreta

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Rincón para el recuerdo: Blasco Ibáñez

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Juan Depunto. Las Gredas de Bolnuevo

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Adolfo de los Santos. Los reyes Godos

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Mykel Reyfman. El sistema de fiordos

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david de Chemin

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Claudine Doury

184

Evgenia Arbugaeva

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Jane Evelyn Atwood

234

Ouka Lele

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Fotos seleccionadas

PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Francisco Trinidad DIRECTORA DE COMUNICACIÓN: Lola González

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Número Junio de 2022

Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com moldeandolaluz.com


Nuestra Fo

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Hotels with char


oto del Mes

rm, por Kinsuk Lin

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José Luis Cuendia Guendy

foto: pipe pereda 6


Entrevista a los protagonistas infantiles de la película «El Hogar» Hola peques, llegó la hora de vuestra entrevista, desde el final del rodaje de El Hogar, vuestros rostros han desfilado por las redes sociales, han ido apareciendo en los anteriores números de Luz y Tinta, y los lectores de esta revista seguro que quieren saber algo más de todos vosotros, se rán que hacéis cuando no estáis delante de las cámaras, como es un día normal en vuestras vidas, etc; para ello hemos preparado ésta entrevista. Estamos con Lucía, Juanito y Sara, (Zöe, Daniel y Noa), los niños que encarnan los papeles de los hijos de Mauricio y María en la película el Hogar. ¿Habrán nacido tres estrellas?, de lo que si estamos seguros es de la gran interpretación que han realizado bajo las órdenes de Julio de la fuente estas tres prometedoras criaturas, que se conocieron una mañana de domingo, Nerea Garmendia (María), Luis Mottola (Mauricio) y ellos tres, las niñas son hermanas, pero el resto se conocieron aquella mañana y por la tarde estaban rodando, todos metidos en el papel de una familia muy humilde, aquella ficción hacía con sus interpretaciones que pareciera una familia de verdad, como que habían compartido siempre los momentos de sus vidas. Cuando los lectores de esta revista vean la película, que se estrenará el de Octubre en el teatro Filarmonica de Oviedo y a partir de entonces se podrá ver en las salas comerciales, comprenderán de lo que estoy hablando, y que no exagero nada. Durante todo el rodaje en “El Hogar”, se os vio muy felices, a pesar de formar parte una familia muy pobre que no tenía hogar. Como ha sido vuestra experiencia? Cómo lo habéis pasado? Daniel. Superbién, me ha encantado hacerla con todos los actores. Noa. Ha sido divertido, lo he pasado muy bien Zöe. Fue una experiencia muy divertida, me lo pasé superbién, sobre todo porque conocí mucha gente… fui muy feliz. ¿Que es lo que más os ha gustado, cuál es el recuerdo más bonito? Zöe. Tengo muchos recuerdos bonitos, por ejemplo, cuando por las mañanas íbamos a ver las vacas, o en las comidas cuando gritábamos todos que Julio era el mejor!... también los momentos con Luis Mottola y Nerea Garmendia…. Es que son muchos.

Daniel. La escena de cuando encontramos la casa toda la familia, fue muy divertido. Noa. Pues conocer a Nerea. El Director de la película el Sr Julio, os tuvo que reprender mucho? Que os ha parecido? Noa. Nooooo. Julio era muy cariñoso. Zöe. No, Julio es muy amable diciendo las cosas, es divertido y muy cariños. Le dábamos las buenas noches cada día, y nos recibía siempre con una sonrisa y un abrazo! Daniel. No, es muy bueno y cariñoso. Y vuestros compañeros de rodaje? Vosotros erais los más pequeños, que os han parecido esos compañeros tan mayores? Daniel. No, no, fueron muy buenos, y estaban muy pendientes de nosotros, y que estuviéramos bien. Zöe. Eran geniales, siempre nos acompañaban y nos protegían… y si había que hacer trastadas se unían sin pensarlo. Noa. Muy buenos todos, que fueran mayores me parecía bien. Como decía al principio los lectores de Luz y Tinta estarán ansiosos por saber más cosas de vosotros. ¿Cuántos años tenéis? Zöe. 9 años. Noa. 5 años. Daniel. 8 años. Qué día es vuestro cumpleaños? Noa.El 29 de noviembre. Daniel. 3 de marzo. Zöe. El 26 de enero.. Ahora hablemos del colegio. ¿En qué curso estáis? Daniel. Segundo de primaria Zöe. Estoy terminando tercero. Noa. Hago P5 en el cole (clase de 5 años) y el año que viene ya voy al cole de los mayores!! Jajaja. Y…¿como van las calificaciones? ¿Cuántos suspensos? Noa. Todavía no tengo notas pero mi profe está muy contenta conmigo. 7


foto: jesus álvarez Zöe. Suspensos noooooo!! Mis notas son muy buenas, porque sino no podría hacer cosas de actriz o de modelo, es una norma que me han puesto mis papás.. Daniel. Muy bien, no suspendo nada, pero mi madre dice que puedo hacerlo mejor.

Noa. Natación que no me gusta nada de nada y también inglés que eso sí me gusta mucho porque aprendo muchas palabras cuando voy Daniel. Hago pádel, que me gusta mucho y hago karate, este año quedé campeón de Asturias alevín.

¿Qué materias os gustan más? Daniel. Matematicas Zöe. Matemáticas y plástica son mis favoritas. Noe. Gimnasia porque es súper divertido

¿Cómo os lleváis con vuestros compañeros? Daniel. Bien, tengo muchos amigos Zöe. Bien, aunque prefiero no compartir estas cosas con ellos porque no me entienden, ellos solo ven que a veces no voy al cole… Noa. Con casi todos bien pero hay una que siempre me molesta

¿Qué materias os gustan menos? Daniel. Inglés ....aunque sé que es importante Noa. Me gustan todas. Zöe. Me gustan todas no sabría decir cuál es la que menos me gusta… ¿ En qué actividades estáis en la escuela? Zöe. Este año toda la escuela estamos estudiando el fondo del mar, y hemos decorado el colegio con ese tema, si te refieres a extraescolares en el cole no hago ninguna. Daniel. Tenis y Fútbol Noa. Soy de la clase de Spiderman y estamos aprendiendo ahora sobre los peces y el mar ¿Y fuera de la escuela? Zöe. Hago clases de inglés y en una escuela teatro, canto, cámara y televisión. Además trabajo con una coach los castings y los guiones…. Y si puedo hacer intensivos sobre esas cosas también los hago, como ahora, que estoy en un tren volviendo de Madrid a Barcelona de un curso de interpretación intensivo de miedo, que ha sido una pasada.

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¿Y con vuestros maestros? Zöe. Muy bien con todos, sobre todo con mi tutora Carol, a ella si le gusta mucho que le cuente cosas, y se alegra de verdad. Daniel. Bien muy bien, aunque soy un poco charlatán Noa. Súper bien, Georgina es divertidísima, Josep es muy gracioso siempre nos coge y juega con nosotros, Marta nos explica muchas cosas y Mónica que es la del comedor es muy buena y siempre cuida que no coma gluten, porque soy celiaca. Ahora hablemos de vuestras casas. ¿Quienes viven con vosotros en casa? Daniel. Mi padre, mi madre, mi hermano mayor Ale y mi hermano pequeño André . Zöe. Papá, mamá, Noa y mi perro Doddy que se llama así por Harry Potter Noa. Pues papá, mamá, mi hermana mayor y mi perrito . Contadnos un poco acerca de cada uno de ellos. Noa. Pues mi papá nos hace muchas tonterías y mi mamá es muy cariñosa, mi hermana que es más mayor que yo se enfada un


foto: pipe pereda poquito jajajaja porque yo la molesto jajajajja. Mi perrito es super mono, es blanco y muy chiquitina. Zöe. Papá es super divertido, siempre nos hace tonterías, Mamá también es muy divertida … Noa me chincha mucho pero es monísima y mi perro es el más bonito del mundo mundial. Daniel. Mi hermano mayor es un poco gruñón pero se preocupa por mí, mi hermano pequeño es muy mono pero muy travieso, y papá y mamá son muy buenos pero me riñen algo por trasto. ¿Y que nos podéis decir de vuestros papás? ¿Os lleváis bien con ellos? Daniel. Son muy divertidos y cariñosos, nos hacen planes de aventuras en familia, y se preocupan mucho por nosotros aunque también nos regañan a veces. Zöe. Tengo mucha suerte con mis padres, siempre se organizan para acompañarnos a casting o trabajos. Y nos apoyan siempre . Súper bien, a ver a veces se enfadan jajajja pero es normal porque no siempre hacemos caso jajajja Noa. Súper bien… es mi familia! Jajajaj ¿Cómo es vuestra casa? Zöe. Es muy grande y luminosa, tenemos una terraza y vemos el mar, ahora con el buen tiempo comemos ahí y es muy tranquilo. Noa. Muy bonita y tiene una piscina. Daniel. Es una casa con jardín no muy grande cerca de un embalse y tengo portería, cama elástica, perros, gatos y tenemos un huerto. Contadnos algo de vuestra habitación. Noa. Pues la comparto con mi hermana y ahora me van a comprar un escritorio para mi. Zöe. Bien mientras no me moleste… a mí me encanta dibujar y estar tranquila y ella es un poco traviesa! Aunque jugamos mucho a hacer bailes y cantamos, eso me gusta mucho.

Daniel. Comparto con mi hermano mayor, yo duermo en una litera en la parte de abajo, y tenemos un escritorio y juguetes y la play. . Cómo te llevas con tus hermanos y hermana? Daniel. Pues bien aunque a veces nos peleamos por juguetes, y luego mi hermana mayor … Noa. Otra vez? Jajajaja me llevo bien con mi hermana pero la molesto un poquito veces Zöe. Bien mientras no me moleste… a mi me encanta dibujar y estar tranquila y ella es un poco traviesa! Aunque jugamos mucho a hacer bailes y cantamos, eso me gusta mucho.Que hacen ellos que te gusta, y que hacen que no te gusta? Zöe. Me gusta lo divertida que es y no me gusta cuando hago deberes y no para de entrar en la habitación. Noa. Me gustan mucho los dibujos que me hace, y no me gusta que se enfade conmigo Ahora hablemos de vosotros ¿Qué pasatiempos e intereses tenéis? Zöe. Me encanta dibujar y ver películas, todos los viernes y sábados hacemos cine en casa después de cenar, con palomitas que hace mi mami, me encanta ese plan! Noa. Jugar con mi muñeca bebe Martita, tengo una cocinita con una cunita y un carrito y la cuido… y ayudo mucho en casa mientras mamá cocina yo pongo la mesa . Que hacéis por las tardes después de la escuela? Zöe. Pues todas las extraescolares que dije antes, a veces voy a la ludoteca del gimnasio mientras mis padres entrenan, o a la piscina si hace calor… los deberes y a veces juego con la nintemdo un rato… depende del día. Noa. Jugar un ratito en la puerta del cole antes de ir a las extraescolares mías o de Zöe, también voy a la ludoteca y a veces veo la tele un rato… Contadnos que hacéis por lo general un sábado y domingo. 9


foto: guendy

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foto: jesus álvarez

Noa. Pues muchas veces acompañar a Zöe a los rodajes o sus fotos… y otras veces pues ir al parque, pasear o ir a ver a mis abuelos a Madrid. Hoy hemos estado en la playa Zöe. A veces tengo rodajes de cortos, a veces fotos, a veces vamos a la playa a pasar el día, no sé… y comer. ¿Que nos podéis contar de vuestros amigos? Zöe. Mi mejor amiga del cole se llama Ona, es muy divertida, está completamente loca, me rio muchísimo con ella. Luego esta Valeria con la que me hago a veces fotos para marcas muy chulas y también es super divertida. Esta Marc que es super guapo, y también hemos hecho catálogos juntos. Tengo un amigo que se llama Gio que canta que es una pasada. Me encanta verlos y hacer tonterías. Noa. Mi mejor amiga es Anaïs, y siempre estamos juntas en el cole, nos lo pasamos genial juntas, aunque a veces cuando me toca decidir a qué jugamos se enfada porque no quiere, pero es mi mejor amiga ¿Qué es lo que más os gusta hacer con vuestros amigos? Noa. No sé, jugar... Zöe. Jugar e inventarnos shows. Todo el mundo se siente feliz en ocasiones. ¿Qué tipo de cosas os hacen sentir más felices? Daniel. Estar con mi familia y amigos, y hacer muchos planes juntos . Zöe. Jugar con mis amigos, estar con mi familia y que me digan que hago las cosas bien. Noa. ¡Comer chocolate! ¿Qué tipo de cosas es probable que os haga sentir tristes? Zöe. No se… Daniel. Que les pasó algo malo a gente que quiero

Noa. No sé. Qué hacéis cuando estáis tristes? Daniel. Llorar... y me enfado a veces Zöe. Pues llorar, claro. Noa. A veces lloro… Todo el mundo se enoja en ocasiones. ¿Qué tipo de cosas os hacen sentir más enojados? Noa. Que me quieran ayudar cuando yo sé hacerlo…. Zöe. Las mentiras, sobre todo si son sobre mí. Daniel. Que me castiguen sin hacer algo que me gusta mucho ¿Qué hacéis cuando os enojáis? Daniel. Me enfado y me disgusto Zöe. Enfadarme… a veces me voy porque me gustaría gritar Noa. Me voy. Todos los chicos y las chicas se asustan a veces acerca de algunas cosas. ¿Qué cosas os hacen sentir asustados? Zöe. Me asustan muchas cosas jajajja soy muy miedosa, ¡mucho! Daniel. Los sustos, la oscuridad y perderme. Noa. La oscuridad o encontrarme sola… Y que hacéis cuando estáis asustados? Noa. Llamar a mamá¡ Zöe. Buscar protección, si estoy en casa buscar a mi madre.. Daniel. Llamo a mis padres y me disgusto ¿Que cosas os preocupan? Daniel. No sé ...pues quiero que estén bien mis hermanos y padres. Noa. No sé… que mi perrito no se quede cojito para siempre… 11


foto: pipe pereda Zöe. Que le pase algo malo a mi familia, que me pongan malas notas … no sé… Qué es lo que más os gusta de vosotros mismos? Zöe. Como dibujo. Daniel. La rapidez al correr y que estoy siempre contento Noa. Que estoy siempre contenta. Y qué es lo que menos os gusta? Daniel. Las heridas que me hago al caer jugando al fútbol. Noa. No sé… Zöe. No lo sé. ¿Os gusta comer o vuestros padres tienen que estar insistiendo todos los días a la hora de las comidas? Noa. Me gusta comer casi de todo, las alcachofas están riquísimas, la sopa, el arroz… el tomate, ¡no! Jajaja Zöe. Pizza, shushi, las croquetas de mi Belita (mi abuela) y el arroz que hace mi Yayi (mi otra abuela) ah! Y los revueltos que me hace mi Abu para desayunar. Daniel. Me gusta mucho comer lo que me gusta, las verduras no. ¿Qué es lo mejor que os ha pasado? Zöe. Que me cojan para la Película «El Hogar» y también para un papel en una serie que grabo en unos días. Daniel. Hacer la peli y ganar el campeonato de karate. Noa. No sé… ¿Qué pensáis ser cuando seáis mayores? Daniel. Bombero y jugador de futbol Noa. Cocinera. Zöe. Me encantaría ser actriz y jefa del restaurante de mis padres.

¿Os gustaría ser actores de cine o teatro al margen de vuestros respectivos estudios? Zöe. Me encantaría, claro. Daniel. Si, me gustaría mucho y hacerlo con los mismos de la peli «El Hogar». Noa. Si, actriz de cine también. ¿Volveréis a estar delante de las cámaras pronto? Daniel. Igual sí. Noa. Siiiii, a finales de mes. Zöe. Siiiii, en unos días empiezo a grabar un proyecto del que no puedo decir mucho aun pero va a ser muuuy chulo! Fue un casting muy difícil y no os podéis imaginar las ganas que tengo de hacer este personaje… ¿Creéis que eso de pensar, que ser cuando seáis mayores, tendréis algún problema para conseguirlo? Zöe. No, las cosas hay que trabajarlas y sobre todo luchar por las cosas que queremos conseguir, me han dicho muchas veces que no en un casting, pero eso no significa que no sirva… yo sé que puedo conseguirlo. Daniel. Creo que no Noa. No sé, aún no soy mayor… Muchas gracias, le quiero Pues nada, nuestros queridos peques de la familia de El Hogar, Juanito, Lucía y Sara; en la vida real Daniel Días, Zöe y Noa Millán, ha sido un verdadero placer, la verdad es que yo andaba muy liado con las fotografías y otros menesteres del rodaje, así que no he tenido el tiempo que me hubiera gustado tener para charlas más con todos vosotros durante el rodaje, pero me quedo muy satisfecho con esta estupenda entrevista, en la que al igual que los lectores, de eso estoy seguro, ahora sabemos mucho más de esos niños cuya impronta entró en la vida de todos los que trabajamos en esta magnífica película de Julio de la Fuente, y seguro que ahora lo hará en la de nuestros lectores.


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Mi abuela Margarita en su galería

Mi abuela Margarita salía todas las tardes a la galería acristalada del piso de arriba de nuestra casa en Asturias. Desde allí se veían varios farallones de una montaña cercana, de un granito que a veces brillaba y de un verde que parecía deslumbrar, sobre todo cuando lo iluminaba el sol después de aquella lluvia que en la zona llaman “orbayu” y que no es otra cosa que una lluvia fina que cala hasta los huesos en cuanto te descuidas. Desde aquella galería se veía también un hórreo —o una panera, que no sé en qué se distinguen— y sobre todo a los vecinos pasar, unos de paseo, otros al cuidado de sus animales y los más enfrascados en sus propios pensamientos. Supongo que eso era lo que llevaba a mi abuela a aquella galería donde pasaba varias horas por la tarde, hasta que el sol se perdía tras el pico más alto de aquella amigable montaña, tan lejana y sin embargo tan aparentemente cercana. Aparte de contemplar a los vecinos, mi abuela leía gruesos libros en inglés que yo no conocía ni entonces me importaban, pero además dormitaba plácidamente y, cuando yo llegaba correteando, me llamaba y me contaba historias increíbles. Una vez me enseñó una flor que estaba, ya reseca y como adormilada, entre las páginas de un libro. “La flor más bella del mundo”, me dijo, aunque a mí no me pareció muy allá, era una flor normal y corriente y un poco arrugada. Pero entonces mi abuela me cantó a media voz una canción que hablaba de una flor escondida en un libro y me contó la historia de amor de una mulata y un joven español, allá en La Habana —“Cuando seas mayor tienes que ir”, me decía—, un sitio en el que al parecer ocurrían cosas muy emocionantes. O eso quise entender. “Toma —me dijo aquel día—, te regalo este libro, con la flor dentro. Cuando seas mayor y aprendas inglés, ya lo leerás. Sé que te va a gustar”. El libro se titulaba, creo recordar, “The Wild Palms”. Se me quedó grabado no sé por qué. Por ahí lo tengo en alguna estantería, sin leer, como todo lo que atañe a mi abuela, quizás para no romper la magia del recuerdo, para no empañar ese cristal por el que la miro y a cuyo través se ve el mundo de otra manera. Otra tarde me contó un cuento de un pájaro llamado “Cantarín”, que cantaba muy bien y que, oh casualidad, vivía en nuestra misma calle, frecuentaba nuestros mismos sitios y, aunque vivía en un árbol del bosque cercano, estaba siempre presente en nuestras vidas. En los días siguientes, me contó más historias de aquel pájaro, “Cantarín”, que acabé adoptando como mi amigo invisible. Los pájaros vuelan, van y vienen, suben y bajan, pero, según decía mi abuela, aunque viven nuestra misma vida, tienen un aire de libertad que nosotros jamás alcanzaremos. Eso sí, a partir de aquel día todos los pájaros que se asomaban a la galería eran para mí el mismo “Cantarín”, en cuerpo y pluma, una mirada mágica al mundo a la que, he de reconocerlo, todavía no he renunciado. Uno de aquellos días, a la hora del almuerzo, mi madre y mi abuela comentaron que por la tarde iba a venir una estudiante americana que estaba haciendo no sé qué y quería hablar con la abuela. La cosa no iba conmigo, al parecer, así que ni pregunté ni dije nada. Pero por la tarde, cuando me acerqué a la galería, mi abuela estaba acompañada por una chica de rasgos orientales que llevaba un magnetófono. Cuando mi abuela me vio asomarme, me llamó. “Mira —le dijo a la chica que la acompañaba—, este es mi nieto Ernesto, un chico

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Foto: Fernando Burgalin

muy listo que algún día escribirá mi biografía”. Yo me callé y me dediqué a sentarme a los pies de mi abuela y escuchar lo que hablaban aquellas dos mujeres sin enterarme de nada. Escuché que hablaban de música, de conciertos, de experiencias de mi abuela en distintos sitios y en variados escenarios. Me fijé en que aquella chica, que hablaba muy raro y que de vez en cuando lo hacía en inglés y en inglés le respondía mi abuela; aquella chica la llamaba Margareth constantemente; así que pregunté por qué, temeroso de que mi abuela me reprochara haberme metido en aquella conversación. —En América me llaman Margareth; pero mi nombre es Margarita, ya lo sabes. Siguieron hablando y quedaron en seguir haciéndolo al día siguiente. Por lo visto aquella chica tenía mucho que preguntar y grabar en aquel magnetófono negro que la acompañaba. Al día siguiente no subí a la galería, menudo aburrimiento. Ni los dos o tres días siguientes, aquella chica que hablaba tan raro debía tener muchas preguntas. No sé cómo me enteré de que se llamaba Asako. Un día me preguntó a mi qué me parecía mi abuela y cómo me llevaba con ella. Le dije que me llevaba bien, que mi abuela era muy agradable y que me contaba cuentos de “Cantarín”, pero aquella chica no había oído hablar de “Cantarín”, así que me puse a jugar a la peonza sin atender a lo que me decía. Aquel día durante la cena nos acompañó Asako, y por lo que hablaban deduje que mi abuela era cantante, una cantante importante que había cantado por todo el mundo. —Como “Cantarín” —dije yo. Mi abuela se río de buena gana, pero mi madre y Asako me miraron de forma rara, con esa cara que ponen los adultos cuando no entienden algo. Así que me callé durante toda la cena y comencé a pensar en lo que dijo mi abuela el primer día que llegó Asako sobre que yo escribiría su biografía. Yo entonces no sabía lo que era, lógicamente, pero lo tomé como

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un compromiso, una especie de deuda con mi abuela por los cuentos que me contaba en la galería y las canciones que algunas tarde me cantaba a media voz. Asako se fue al día siguiente y antes de irse me regaló un bolígrafo de cuatro colores, que yo lucí durante el curso siguiente en mi colegio. Pero al dármelo, me dijo muy seria: “Toma, para que tomes notas para la biografía de tu abuela”. Tampoco entonces lo entendí. Cuatro días más tarde, murió mi abuela. No me lo dijo nadie. No hizo falta. Pero yo subí a la galería hacia las seis de la tarde y ella no estaba en su mecedora y entendí que solo la muerte podía alejarla de aquella galería que había elegido, ahora lo entiendo, como su último refugio. En aquel momento me pregunté qué era aquello de su biografía.

***

Han pasado los años, tantos años. Durante muchos de ellos mi madre y yo seguimos yendo de vacaciones a aquella casona de Asturias, con su hermosa galería, a la que yo me resistía a acercarme desde que entendí que mi abuela había muerto. La vida sigue, olvidándose de los sentimientos que alberguemos. Así que murió mi madre también y yo heredé la casona, a la que me trasladé un verano para arreglar todo el papeleo de la herencia y para cumplir la voluntad de mi abuela, escribir su biografía, la biografía —ahora sé bien lo que es— de la soprano Margarita Rivero de Castro, “Margareth Rivero” para la cartelería internacional. La escribí casi de un tirón, en esta hermosa galería, como en un rapto, ayudado de los miles de notas y apuntes que había ido recopilando, ordenadamente, en varias libretas que luego fui trasladando a este portátil del que ya nunca más me he separado, a pesar de que se cae de viejo y ha necesitado varias reparaciones y muchas actualizaciones. Escribía toda la mañana, tranquilamente, y corregía por las tardes. Así un día y otro, durante seis meses en los que dejé listos para la imprenta los seiscientos folios en los que recopilé las andanzas de mi abuela a través de toda la geografía mundial, llevando en su voz los secretos húmedos de los bosques asturianos que también ella había hollado de niña. Cuando escribí la última palabra le envié un correo electrónico a Asako, anunciándoselo y consciente de que ella, la mayor especialista en el arte de mi abuela, a la que había dedicado su tesis doctoral, se alegraría. Y en ese momento entró un pájaro en la galería, dudó un poco entre aquella cristalera, revoloteó despistado y por fin salió y fue a refugiarse en el alero del hórreo que tenemos enfrente. Estoy seguro de que era “Cantarín”, aquel pájaro del que mi abuela conocía todos los secretos.

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Laudelino Vázquez

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Cuando ocurren las cosas Entraban y salían desde el rincón oscuro, apretujado contra las dos esquinas del infinito salón barroco donde se amontonaban, no los recuerdos de una vida, sino los de una estirpe, que generación tras generación, acumuló avariciosa las más curiosas pertenencias. En el dédalo de callejuelas que los objetos habían formado con su geografía propia, se apilaban descuidadas contra el tope de las paredes las mil y una reliquias ya irreconocibles sobre las que construyeron su medianía —grandes, lo que se dice grandes nunca llegaron a serlo a pesar de las ínfulas—, los Mediasombra Palmilla. —Y el caso es que el niño nos iba normal, pero normal, normal. La voz de la señora Aulia Palmilla se resquebraja de emoción mientras señala el lugar en el que podríamos entrever al Niño en lo que fue su reino. Don Grimorio, marido antañón, rey del braguetazo, y orgullo de la casta de los advenedizos, anda ahora abandonado en plena edad tardía porque ya no puede rendir con la eficacia que lo hiciera en los años mozos, y ha devenido en vagabundo dentro de una casa que él aún considera propia. Quiere hacerse notar y explicar que él también sabe, pero un gesto de la que fuera su mujer basta para ahogar la primera sílaba, convirtiéndola en lastimoso quejido. Todos simulan no haberse enterado del desaire, y muy especialmente Gúndulo, el nuevo señor de la casa, tan parecido a don Grimorio con 25 años menos, que casi da miedo, y que, viéndose como en un espejo de tiempo cada vez que se cruza con el primer marido, procura no ganarse enemigos, no vaya a ser que el dinero y las ansias carnales de la señora den para un nuevo gañán al andar de los años y se vea abandonado en el Laberinto como su antecesor. Así que dirigiéndose a mí, y fingiendo que la intentona y su interrupción no existieron, le pide a doña que lo explique. —Que tú lo cuentas mejor que ninguno de nosotros, querida. Los diminutos diamantes negros que brillan en las zonas oscuras del salón se multiplican de repente, como si todos los moradores de la casa se pusieran de acuerdo para asistir a una representación, ya conocida, pero que despierta la misma emoción cada vez que se lleva a escena. —Y no sé. Un coro de voces surgidas de todos los rincones del salón, entre las que no falta, tímida, pero inconfundible la de don Grimorio, reclaman a la señora para que me cuente la historia. —Que en su boca es gloria divina, tocinillo de cielo, doña Aulia. La señora se vuelve hacia mí, tan alto y desgarbado, vestido con demasiada elegancia para ser criado, y con demasiada poca para ser íntimo de la familia, y me agradece la frase con una leve inclinación de cabeza. —Pues ahí donde lo ve. Un hondo suspiro de satisfacción surge de todos los pechos presentes y alguien, de quien yo ni siquiera sospechaba su existencia, atempera las luces con mano precisa, experta, aminorando el brillante blanco amarillento de la lámpara hasta alcanzar un suave tono melocotón. —Usted perdone la mala entonación —me dice sin hacer caso de las protestas espontáneas—. Empiezo de nuevo: Pues ahí donde lo ve, el niño tiene 42 años. Cua-ren-ta-y-dos. Y nos salió de lo más normal, hasta que le entró la manía de leer.

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Un largo silencio, perfectamente pautado, siguió al introito. —No se extrañe —me dijo entonces la señora ante mi cara de pasmo—. los Mediasombra Palmilla llevamos en nuestro escudo la tea con que nuestro antepasado Joseph María alcanzó notoriedad en la quema de libros de la Plaza del Régulo Rómulo en el año de mil y quinientos treinta, que le valió título de gentilhombre, escudo familiar y las tierras del felón Isael, cuando le descubrieron antepasados judíos, y que no sólo no participaba en la quema de libros, si no que escondía dos volúmenes del Índice en su casa. Lógico pues, que ni a un solo Mediasombra Palmilla se le haya ocurrido leer un libro hasta lo del Niño. Gúndulo apareció con un vaso de agua que ofreció a la señora adornándose con una sonrisa infinita y una ligera inclinación de respeto. —Sí —continuó de inmediato—, el niño lee. Usted lo ha visto. Y nos ha traído insomnios y miedos que ni sospechábamos: Mi pobre Grimorio, por ejemplo, rebajado de alazán a Rocinante, por más que él mismo quiera encubrirlo con la excusa de la edad. —Terrible, señora. —Es negro, señor Otro, el Futuro, así en mayúsculas. Si las crecientes amenazas que surgen de los rincones donde se ha leído se concretan, más aún si las cosas que el niño lee llegaran a saberse o a oírse ¿cómo la interpretaría, por ejemplo, la criadas Sofla y su familia, siempre sonriendo y acatando porque el mundo el así? —Su brandy, señor Otro —interrumpió Soflita, siguiendo las instrucciones de la madre, que a su vez las siguió de la suya y así hasta la noche de los tiempos en las sagas de criadas hogareñas sonrientes y acatadoras. Pero no sirvió de interrupción pues doña Aulia, había cogido ritmo de crucero. —Y lo peor, es que anda anunciando la buena nueva y dice que hay una cosa que se llama futuro. Que esta esquina varada en medio del mundo, quieta y garantía de lo que es y debe ser, tampoco va a durar siempre. Y claro, perder el control por un niño que lee, que además es mi hijo.... —Es difícil señora, difícil... —Este es el rincón de los Mediasombra Palmilla. Nuestro mundo. El Mundo. Y así ha de seguir. Por eso lo hice ¿Y cómo lo hizo? Sonreía mientras le llegaba el recuerdo mismo.

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—Hoy debes leernos los salmos todos, al modo peripatético —le dije al zagal—. Quiero oír tus mejores declamaciones esta noche. Y así lo hizo, no sin faltarle la presión de la cachaba de Gúndulo clavada en sus costillas para impedir movimientos de retroceso. Casi sin darse cuenta El Niño acabó al aire libre. Afuera. Ese lugar extraño, sin diamantes negros ni fauna de interior propia y segura. Y allí se le oyó algunos días, con una flauta y acompañado del perro bizco del vecino, pero un día Soflita vino a darme la buena mala nueva: No se oía nada de nada del que lee. —Dolor sobre dolor para una madre abnegada, Aulita, me dijo mi Grimorio , que aún no sospechaba su participación para ordenar eso que llamamos futuro: El sacrificio lo elogia el Señor y lo agradece, Grimo —le respondí, invitándolo a salir en busca del Niño—: salió tembloroso por entre las enredaderas, avanzó unos metros y se dispuso obedecer mi mandato, pero le faltó valor. También Gúndulo tuvo que empujarlo, a mosquete cargado. Y luego, cuando hubo avanzado unos metros, alzó la cabeza y miró al Palacio, y se dio cuenta de que no estaba allí y que no había nada para él en el futuro. Anduvo (poco), dio vueltas, buscó... Y por fin agotado, entendió que tampoco él volvería al paraíso. Sofla, que lo encontró tirado en un banco esperando el momento verdadero, dice que le dijo, que ahora entendía que había vivido en el Paraíso. Unos pasos detrás o arriba o al fondo, sentí que alguno se removía por entre los diamantes negros, y el mundo volvía a su lógica natural. —¿Puedo ser el nuevo Grimorio, doña Aulia? ¿Quedarme a respirar los diamantes negros? ¿Puedo ahora que el Niño se ha ido? —pregunté–. —Puedes si no caes en el nefando pecado de leer, ni creer en el futuro —Ni por asomo. Todo es así, aquí, y como debe ser y estar. —Pues encuentra la habitación de Grimo y quédatela. Es tuya. Corro con paso apresurado evitando la figura de Gúndulo, y pienso en el Niño y don Grimorio, ahí afuera en la noche. Cuando entré en la casa la temperatura era de 12 grados bajo cero. Sin más techo que el banco, y más calor que el del perro bizco, el Niño ya hace días que dejó de leer (por decirlo de alguna manera), y don Grimorio, si ha sobrevivido, seguramente le acompañará esta noche para siempre, pero con suerte, a lo mejor hasta entiende qué es el futuro, aunque le haya salido tan breve. Y ocurrirá mientras yo, calentito y feliz, duermo. Que es cuando ocurren las cosas.

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Gloria Soriano

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De camino a la oficina Me detengo en la puerta esperando a que a la abuela diga “vete con Dios”, las palabras con las que siempre me despide, pero el ascensor es lo único que suena. Ya me voy, repito bien alto, ella me responde con un gruñido. Saco el coche del garaje y salgo a la carretera mientras me pregunto por qué estará enfadada, una vez se enojó con San Pancracio y estuvo sin hablarme un día entero. Curva, límite de cincuenta, ceda el paso. Dejo que los camiones se incorporen. Estoy en el trenzado del nudo sur, a punto de acceder a la M40 en el kilómetro veinte. Un cagaprisas me adelanta con una maniobra peligrosa. Imbécil, le grito. Acelero hasta el carril central, me quedo a cien, la velocidad máxima permitida, hay avisos de radar móvil. El tráfico es denso. De pronto una flecha que no pide paso me obliga a frenar para hacerle sitio, hay que ir con cien ojos, me vendría bien ese Dios a quien la abuela no me ha encomendado. Es un descapotable color perla, matrícula LBM, Luisa Bonaparte Mendizábal, lo primero que se me ocurre. Demasiada circulación para este juego. Me gusta la tonalidad mostaza del turismo que se aleja por la salida dieciséis. Quedan diez kilómetros para la mía. Otra vez el gruñido de la abuela resonando como una maldición, ¿qué mosca le habrá picado? Al reloj del coche le sumo diecinueve minutos para saber cómo voy de tiempo. En la aguja horaria ni me fijo, apunta a las ocho de la tarde aunque aún no es mediodía. Muchos coches toman la salida trece, el tráfico se ha despejado. Van pasando los edificios, residenciales por un lado e industriales por el otro, una franja arbolada los separa de la carretera. El plástico que revolotea en el suelo a unos cincuenta metros delante de mí, de repente se estampa en el retrovisor izquierdo, hace un ruido endemoniado, como de huracán. No me atrevo a retirarlo, temo que se encabrite y salte al parabrisas, al menos de momento tengo visibilidad. Con los reflejos del sol luce indestructible, transparente, veo irisaciones y destellos. Imagino el calor de los rayos incidiendo en el espejo que hace de lupa, la chispa que se enciende, las llamas. Empiezo a bajar la ventanilla dispuesta a retirar la envoltura, pero me asusta su ruido infernal y rápidamente la subo. Ojalá que en la siguiente curva haya un cambio en la dirección del viento y me deje en paz. Pero el plástico continúa agarrado al espejo. No sé si he pisado el freno o es él, su resistencia, lo que me resta velocidad. Hago un segundo intento para arrancarlo. Apenas bajo el cristal unos centímetros, el plástico se cuela por la ranura, lo siento caliente y viscoso sobre mis manos que se quedan pegadas al volante, paralizadas, el plástico se adueña de la dirección. De pronto un roce lateral, un chirriar metálico. En el coche que va por la derecha, el que ha arremetido contra nosotros o nosotros contra él (no sé lo que ha pasado), veo a mi abuela conduciendo, lleva la ventanilla abierta, me habla, no la entiendo, me gustaría bajar el cristal, oír lo que dice, pero mis manos continúan atadas a un volante que no controlo, mientras que las suyas empiezan a flotar repartiendo bendiciones. Sus labios repiten una letanía que por fin leo en voz alta: vete con Dios. Entonces el plástico salta al techo y escapa como un condenado por la misma ranura por la que entró. Cuando vuelvo a mirar hacia el carril por donde circula mi abuela, ella también ha desaparecido. Sacudo con fuerza la cabeza para poner fin a la pesadilla, trato de ignorarlo como si fuera esa aguja horaria que viaja conmigo marcando otro tiempo. Me concentro en los tres kilómetros que me quedan. Al fondo la sierra brumosa con las crestas aún nevadas, a la derecha el edificio de Vodafone. Después de cuatro semáforos aparco y corro para no llegar tarde a la oficina, el reloj del coche ya marca y veinte minutos.

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Monchu Calvo

Pepe en la feria de Orlé

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Pepe Santos

Hablamos con los responsables de la Residencia San Luis, de Rioseco, para ver si era posible ponerles un video a los residentes, teniendo en cuenta lo del Covid, y todas las amenazas que pululan por el aire. Les encantó la idea, y no había nadie enfermo, asi que para allá fuimos En 2007 con ocasión de escribir un libro sobre Les mayades de Casu (mayades = construcciones pastoriles en la montaña), encontramos a un pastor, que apoyado en dos muletas estaba cortando unas ramas de un árbol caído en el suelo. Nos decía que lo hacía para que las vacas y caballos no se lastimasen en las patas. Era un lugar muy querencioso para estos animales, por la sombra que ofrecían las hayas del bosque de Purupintu, en los sofocantes días veraniegos. Nuestro amigo Pepe era un pastor de los de antes, de los que permanecían días y semanas a cargo de sus vacas y las de su sobrino, Javier, en aquella prehistórica cabaña, arrimada a la peña, y con el robusto fresno que nuestro hombre plantó la víspera de marcharse a Bélgica. Conocía aquel entorno como pocos, y a él acudían guardas forestales, biólogos, montañeros y aprendices de novelistas como nosotros. Porque todo lo sabía, y con precisión. Lobos, urogallos, ginetas, y hasta si algún oso había pasado por el entorno. De poca estatura, pero se le ve fuerte, a juzgar por las carreras que se pega en pos de sus animales, acompañado de su fiel perro pastor alemán. Traemos este preámbulo de introducción para que se vea la personalidad de nuestro hombre. Llegada la finalización de la temporada de pastoreo, cuando las nieves se sienten cerca, con su navaja escribía una dedicatoria de despedida, en cualquier castaño o haya que tuviera a mano. Y asi descubrimos muchos de los árboles de Purupintu con un texto o dibujo, haciendo alusión a su ausencia.

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Pepe y su cabaña

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“Me voy. Ya no subo mas”, 2007. “Esta vez de verdad. Voy al asilo”, 2008. “Me despido de ti, Purupintu”, 2011. Él siempre volvía a ver sus montañas y sus árboles, pero los años son implacables, y llevaba un tiempo recluido en su casa de Orlé, hasta que sus familiares optaron por llevarlo a donde tantas veces dijo que iría: al asilo, como se refería a las residencias geriátricas en sus vaticinios. “Vengo aquí a morirme”, me dice. Y yo le contesto que cuando le toque, pero no deja en las paredes ningún escrito, como hacía en los árboles. Mantuve una larga charla una guapa tarde de primavera, y aproveché para que me contase un poco su vida. Le lleve dos libros, donde salía retratado durmiendo en un jergón de helechos, y su neolítica cabaña. Miró con atención las imágenes. “¿Este soy yo?”. Sí, eres tú. Grabamos la charla, porque yo sabía que sería la última, y con las dos grabaciones, con 15 años de por medio, montamos un documental, que fue el que proyectamos para todos los internos y personal de la residencia de Rioseco, con Pepe Santos de protagonista principal. En aquella sala llena de sillas de ruedas, y taca taca´s, se habilitó el patio de butacas, y tras una primera explicación de lo que iban a ver, y mientras duró el documental, allí no pestañeo nadie. Se les hacía extraño ver a Pepe, en algunas secuencias y fotos, corriendo por la campera de Piedrafita, y a lo lejos los imponentes Picos de Europa y la Panda Moniellu, y ahora con miradas perplejas sentado en una silla especial, y pendiente de que lo muevan de un lugar a otro. Mientras duró la proyección me iba fijando en las caras, y en los cansados ojos de aquellos abuelos y abuelas, que todavía se les adivinaba algún brillo, quizás recordando años mozos, que ellos también corrieron por camperas similares a las que contemplaban en la pantalla. Costó poco llevarles un rato de ilusión, y sobre todo ver la cara de Pepe Santos, actor principal de su vida. Al final aquella despedida a sus árboles de Purupintu se cumplió, y ya su figura acompañada del perro no volverá a verse. Con él desaparece el pastor tradicional, conocedor del territorio y último habitante de aquellas humildes cabañas, por la que nunca volveremos a ver salir el humo de aquel guiso de “arroz colorao” con el que combatían el hambre y el cansancio. A veces lo hago en casa, pero no es lo mismo que en el monte.

Enlace documental https://youtu.be/catGwPusM7A

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Pilar Solís

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Una ventana indiscreta Las aceras comenzaron a llenarse de lágrimas. La superstición se hizo tan fuerte como para evitar el contacto con tal sentimiento líquido, y se cerró la ventana. Era la hora de ese baile infinito de grises sombras presurosas, las que huían de un inevitable destino pasado por agua. El plomo que envolvía cada brizna de aire se difuminaba en esa niebla insípida que ahogaba los pulmones. En la lejanía, una tos. Un coche de ruido cansado desangró el asfalto encharcado y humedeció el graznido contrariado de un fantasma bien vestido. No quedan sueños, sólo presentes pasados por agua. Las manos en los bolsillos, en ellos un pañuelo, en él un corazón. Quizás un latido. No, ya no. Esa blancura ya no retiene aquel particular aroma. R.I.P entre la lluvia. Cuatro piernas femeninas con cabezas de prensa empapada crearon ecos metálicos y algún traspiés presuroso. Ese ahora que quedará desteñido sobre cabelleras asfixiadas en tintes, en las que no se distinguirá el color de un futuro. Demasiados años de obediencia, de caretas basadas en el agrado del prójimo. No queda tiempo. No quedan mariposas. Sólo se espera a los gusanos. En la distancia, empapado, un lince escrutando al que todo esto percibe. Envuelto en su sequía, en su silencio, se congela la imagen en la retina gris del cazador cazado. El acomodado espectador del film, el supersticioso, el que cierra la ventana, ahora echa las cortinas.

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Vicente Blasco Ibáñez

Vicente Blasco Ibáñez fue un escritor, periodista y político republicano español propulsor del naturalismo y del realismo. En torno a su figura y al periódico El Pueblo, fundado y dirigido por él, se desarrolló en la ciudad de Valencia un movimiento político republicano denominado precisamente blasquismo. Wikipedia

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La pared Siempre que los nietos del tío Rabosa se encontraban con los hijos de la viuda de Casporra en las sendas de la huerta o en las calles de Campanar, todo el vecindario comentaba el suceso. ¡Se habían mirado!… ¡Se insultaban con el gesto!… Aquello acabaría mal, y el día menos pensado el pueblo sufriría un nuevo disgusto. El alcalde con los vecinos más notables predicaban paz a los mocetones de las dos familias enemigas, y allá iba el cura, un vejete de Dios, de una casa a otra recomendando el olvido de las ofensas. Treinta años que los odios de los Rabosas y Casporras traían alborotado a Campanar. Casi en las puertas de Valencia, en el risueño pueblecito que desde la orilla del río miraba a la ciudad con los redondos ventanales de su agudo campanario, repetían aquellos bárbaros, con un rencor africano, la historia de luchas y violencias de las grandes familias italianas en la Edad Media. Habían sido grandes amigos en otro tiempo; sus casas, aunque situadas en distintas calles, lindaban por los corrales, separados únicamente por una tapia baja. Una noche, por cuestiones de riego, un Casporra tendió en la huerta de un escopetazo a un hijo del tío Rabosa, y el hijo menor de este, porque no se dijera que en la familia no quedaban hombres, consiguió, después de un mes de acecho, colocarle una bala entre las cejas al matador. Desde entonces las dos familias vivieron para exterminarse, pensando más en aprovechar los descuidos del vecino que en el cultivo de las tierras. Escopetazos en medio de la calle; tiros que al anochecer relampagueaban desde el fondo de una acequia o tras los cañares o ribazos cuando el odiado enemigo regresaba del campo; alguna vez un Rabosa o un Casporra camino del cementerio con una onza de plomo dentro del pellejo, y la sed de venganza sin extinguirse, antes bien, extremándose con las nuevas generaciones, pues parecía que en las dos casas los chiquitines salían ya del vientre de sus madres tendiendo las manos a la escopeta para matar a los vecinos. Después de treinta años de lucha, en casa de los Casporras solo quedaba una viuda con tres hijos mocetones que parecían torres de músculos. En la otra estaba el tío Rabosa, con sus ochenta años, inmóvil en un sillón de esparto, con las piernas muertas por la parálisis, como un arrugado ídolo de la venganza, ante el cual juraban sus dos nietos defender el prestigio de la familia. Pero los tiempos eran otros. Ya no era posible ir a tiros como sus padres en plena plaza a la salida de misa mayor. La Guardia civil no les perdía de vista; los vecinos les vigilaban, y bastaba que uno de ellos se detuviera algunos minutos en una senda o en una esquina para verse al momento rodeado de gente que le aconsejaba la paz. Cansados de esta vigilancia que degeneraba en persecución y se interponía entre ellos como infranqueable obstáculo, Casporras y Rabosas acabaron por no buscarse, y hasta se huían cuando la casualidad les ponía frente a frente. Tal fue su deseo de aislarse y no verse, que les pareció baja la pared que separaba sus corrales. Las gallinas de unos y otros, escalando los montones de leña, fraternizaban en

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lo alto de las bardas; las mujeres de las dos casas cambiaban desde las ventanas gestos de desprecio. Aquello no podía resistirse; era como vivir en familia, y la viuda de Casporra hizo que sus hijos levantaran la pared una vara. Los vecinos se apresuraron a manifestar su desprecio con piedra y argamasa, y añadieron algunos palmos más a la pared. Y así, en esta muda y repetida manifestación de odio, la pared fue subiendo y subiendo. Ya no se veían las ventanas; poco después no se veían los tejados; las pobres aves del corral estremecíanse en la lúgubre sombra de aquel paredón que les ocultaba parte del cielo, y sus cacareos sonaban tristes y apagados a través de aquel muro, monumento del odio, que parecía amasado con los huesos y la sangre de las víctimas. Así transcurrió el tiempo para las dos familias, sin agredirse como en otra época, pero sin aproximarse: inmóviles y cristalizadas en su odio. Una tarde sonaron a rebato las campanas del pueblo. Ardía la casa del tío Rabosa. Los nietos estaban en la huerta; la mujer de uno de estos en el lavadero, y por las rendijas de puertas y ventanas salía un humo denso de paja quemada. Dentro, en aquel infierno que rugía buscando expansión, estaba el abuelo, el pobre tío Rabosa, inmóvil en su sillón. La nieta se mesaba los cabellos, acusándose como autora de todo por su descuido; la gente arremolinábase en la calle, asustada por la fuerza del incendio. Algunos, más valientes, abrieron la puerta, pero fue para retroceder ante la bocanada de denso humo cargada de chispas que se esparció por la calle. —¡El agüelo! ¡El pobre agüelo! —gritaba la de los Rabosas volviendo en vano la mirada en busca de un salvador. Los asustados vecinos experimentaron el mismo asombro que si hubieran visto el campanario marchando hacia ellos. Tres mocetones entraban corriendo en la casa incendiada. Eran los Casporras. Se habían mirado cambiando un guiño de inteligencia, y sin más palabras se arrojaron como salamandras en el enorme brasero. La multitud les aplaudió al verles reaparecer llevando en alto como a un santo en sus andas al tío Rabosa en su sillón de esparto. Abandonaron al viejo sin mirarle siquiera, y otra vez adentro. —¡No, no! —gritaba la gente. Pero ellos sonreían siguiendo adelante. Iban a salvar algo de los intereses de sus enemigos. Si los nietos del tío Rabosa estuvieran allí, ni se habrían movido ellos de casa. Pero solo se trataba de un pobre viejo, al que debían proteger como hombres de corazón. Y la gente les veía tan pronto en la calle como dentro de la casa, buceando en el humo, sacudiéndose las chispas como inquietos demonios, arrojando muebles y sacos para volver a meterse entre las llamas. Lanzó un grito la multitud al ver a los dos hermanos mayores sacando al menor en brazos. Un madero, al caer, le había roto una pierna. —¡Pronto una silla! La gente, en su precipitación, arrancó al viejo Rabosa de su sillón de esparto para sentar al herido. El muchacho, con el pelo chamuscado y la cara ahumada, sonreía ocultando los agudos dolores que le hacían fruncir los labios. Sintió que unas manos trémulas, ásperas, con las escamas de la vejez, oprimían las suyas. —¡Fill meu! ¡Fill meu! —gemía la voz del tío Rabosa, quien se arrastraba hacia él. Y antes de que el pobre muchacho pudiera evitarlo, el paralítico buscó con su boca desdentada y profunda las manos que tenía agarradas, y las besó, las besó un sinnúmero de veces, bañándolas con lágrimas. Ardió toda la casa. Y cuando los albañiles fueron llamados para construir otra, los nietos del tío Rabosa no les dejaron comenzar por la limpia del terreno, cubierto de negros escombros. Antes tenían que hacer un trabajo más urgente: derribar la pared maldita. Y empuñando el pico, ellos dieron los primeros golpes.

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Juan Depunto

1 Descripción de las fotografías:

1: En primer plano, el Puerto de Mazarrón. En plano medio y algo a la derecha, la Sierra de las Moreras, con Bolnuevo en sus estribaciones. 2 a 12: Las Gredas. 12 a 15: Instalación de escenario y gradas para espectáculos festivos, frente a las Gredas. 16 a 21: Calas de los alrededores y enfrente la Isla de los Lobos.

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Gredas de Bolnuevo y alrededores

No puede impedirse el viento, pero pueden construirse molinos. (Proverbio holandés)

En el litoral sur de la Región de Murcia, en el golfo de Mazarrón, muy cerca del Puerto de Mazarrón, se puede admirar a pie de playa uno de los paisajes geológicos más espectaculares y originales del sur de España, el conocido como “Ciudad encantada de Bolnuevo”. A su espalda, hacia el norte, se erige la Sierra de las Moreras y hacia el este se encuentra Bolnuevo, una primitiva aldea de pescadores hoy convertida en elegante urbanización de lujo. Están declaradas Monumento de interés natural , una de las figuras de protección de espacios naturales en España. Estas curiosas formaciones las constituyen un material arcilloso conocido como greda. Lo componen sílice y aluminio originados por la alteración de rocas ígneas y metamórficas. Tienen un color amarillento por la arena que contienen. También tienen incluidas unos microfósiles de la época del Plioceno, es decir, con una antigüedad de 4 o 5 millones de años. Estas rocas areniscas han experimentado un proceso de erosión por el viento y por el mar que ha terminado dándoles las actuales formas que asemejan hongos. El proceso parece ser que se inició cuando se produjo una gran entrada de agua desde el Océano Atlántico en dirección al Mar Mediterráneo, tras la formación del Estrecho de Gibraltar. Ello anegó zonas costeras de la primitiva Península Ibérica y luego, debido a los movimientos de las placas tectónicas submarinas, el mar se retiró nuevamente, lo que dio lugar a la reemergencia de parte de la superficie sumergida. Tras estos desplazamientos, la progresiva erosión de las formaciones arcillosas emergidas dieron lugar a estas curiosas figuras de caprichosas y delicadas formas que hoy pueden visitarse a no más de 100 metros de la orilla. El material de las gredas es modelable, por lo que es muy apreciado en alfarería. Y ha sido y es el viento, que con frecuencia arrastra partículas de agua y arena, el alfarero encargado por la naturaleza para darle forma a estas esculturas naturales que asemejan diferentes figuras, algo parecido a lo que se puede ver con las rocas calcáreas de la “Ciudad encantada de Cuenca”, y las arcillosas “Badlands” del altiplano de Baza y Guadix. Y también se asemejan, sin que sean las mismas formas, pero con un proceso parecido que tiene al viento como elemento modelador, las “chimeneas de hadas” de roca blanda de origen volcánico en la Capadocia turca y las del desierto del Colorado y su Gran Cañón en América del Norte. Bolnuevo se levanta en la falda sur de la Sierra de las Moreras, que lo proteje de los vientos del norte. En esta sierra abundan los cornicales, palmitares y tomillares termófilos ricos en endemismos. También tiene especies mediterráneas como los matorrales arborescentes de Zyzhiophus, fructicedas termófilas, retamares y matorrales de genisteas y Thero Bracchypodietea. También hay adelfas y tarays, propios de los suelos limosos, además de juncos, cañaverales. ficus, higueras, eucaliptos y abundante monte bajo de formaciones xerofíticas y leñosas, como el tomillo o el romero. Es una flora propia de las zonas subestépicas y estepas salinas, por lo que también se dan el esparto, cornical, espino negro y cornicabra. En cuanto a la fauna, allí viven el águila perdicera, las currucas zarzeras y los abejarucos. En las áreas rocosas de los islotes habitan gaviotas patiamarillas o comunes, pardelas pichonetas y cigüeñelas. En la isla de los lobos hubo hasta los años 70 del siglo XX una colonia de lobos marinos (foca monge). Entre los animales terrestres hay tortugas moras, lagartos ocelados y sapos corredores.

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2 En sus fondos marinos (que pueden alcanzar casi 3 kilómetros de profundidad) la riqueza faunística es muy apreciada, incluyendo cetáceos como delfines, calderones y cachalotes, así como tortugas marinas. Ello dio origen al establecimiento en la zona del primitivo pueblo pesquero, pues disponen de gran variedad de especies como el palometón, la dorada, la lubina y el magre, además de mariscos como la gamba roja pequeña. También hay especies como el pulpo, la barracuda o los dentones, si

bien estas especies son más abundantes en playas rocosas como la vecina Cope o Calnegre. Y no faltan el “gusano de fuego”, las estrellas de mar, los nudibranqueos y en vegetales, la protegida posidonia oceánica, gran productora de oxígeno. En los alrededores de Bolnuevo hay abundantes calas y playas, muy apreciadas por los vecinos y turistas que pueden disfrutar de unas áreas de arena fina y mar tranquilo. La belleza del lugar hace que en verano y otras ocasiones la zona de “Las Gredas” sirva de fondo de escenario para la celebración de actuaciones artísticas, y especialmente en fiestas patronales como la romería a la ermita de la Virgen de la localidad. Esta peculiar romería tiene su origen en un acontecimiento sobrenatural que ocurrió en esta zona de Mazarrón: Cuenta la tradición que un 17 de noviembre del año 1585 se produjo un milagro de la Virgen, a la que desde entonces se conoce como “Virgen del Milagro”, pues salvó al pueblo de un gran saqueo por parte de piratas bereberes procedentes del Norte de África que habitualmente explotaron la costa sur de la península ibérica durante siglos. Tras este suceso, la Virgen del Milagro se convirtió en la patrona de Mazarrón, conmemorandose el episodio cada 17 de noviembre con una romería. El domingo previo a esta fecha se traslada a esta Virgen de Bolnuevo a Mazarrón, y el domingo siguiente se traslada a la Virgen en romería desde Mazarrón a la Ermita de Bolnuevo, donde la imagen permanecerá el resto del año. En 2011 se hizo una excepción a esta tradición, trasladándose la Romería al domingo 27 de noviembre para evitar que coincidiera con las elecciones generales, pero las fiestas comenzaron en su fecha habitual, por lo que fueron las más largas de su historia. 50


3 Esta romería es el preámbulo de las fiestas patronales, que se desarrollan en los primeros días del mes de Diciembre, y en ellas se celebran desfiles de Moros y Cristianos, que escenifican los enfrentamientos históricos entre ambos bandos durante la Edad Media y Moderna y que tan frecuentes son en todo el levante español.

Otra de las cosas que tiene Bolnuevo es su preciosa playa semiurbana con más de un kilómetro de arena gruesa y dorada. Además, está recorrida por un paseo marítimo en cuya cercanía se dispone de variados comercios. Hay parada de autobús (línea Mazarrón-Murcia) y parada también del Tren Turístico durante los meses de verano. En la playa se pueden alquilar hamacas y sombrillas. Se dispone de aseos, camping, chiringuitos, lavapies, papeleras, primeros auxilios y socorrismo, restaurantes y pasarelas hasta la arena húmeda. Entre las calas cercanas resaltan Cala Amarilla, la playa de la Grúa, Parazuelos, Covaticas, Cala Leño, Cala Desnuda, El Barranco Ancho, El Hondón del Fondón y Percheles.

Todas son de uso público y está cortado el acceso a todo vehículo a motor. A ellas se puede acceder únicamente a pie o BBT/MTB. La mayoría son playas vírgenes y varias de ellas son calas nudistas.

En el cercano Mazarrón está el castillo de los Vélez y en su Puerto, miradores en alto como el del Sagrado Corazón. También abundan las minas abandonadas y está cercana Cartagena con sus montañas defensivas llenas de antiguas baterías de costa. Todo ello podrá ser motivo de posteriores artículos.

Referencias documentales:

1. https://es.wikipedia.org/wiki/Gredas_de_Bolnuevo 2. https://www.milviatges.com/2021/gredas-de-bolnuevo-murcia/ 3. https://tragourmet.com/bolnuevo/

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Adolfo de los Santos

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Los reyes Godos

¿Se siente usted orgulloso de la historia y de la cultura milenaria de España y es versado en sus episodios más importantes? En particular, ¿estaría usted interesado en conocer algo más del mundo de los reyes godos que reinaron en la península ibérica desde mediados del siglo V hasta comienzos del siglo VIII? Pues parafraseando al académico de la historia García Moreno “hoy no seríamos lo que somos si no se hubiera conservado y reproducido la memoria de la monarquía goda”, que constituyó el primer reino hispano unificado e independiente, Reino Visigodo, embrión del Reino de España. Si quiere usted conocer el trasfondo, un poco crítico, de algunos de estos personajes insertados bajo una corona, adéntrese en esta muestra que le permitirá iniciar una reflexión diferente sobre este periodo de la historia de España. En la sociedad visigoda existieron frecuentes conjuras de la nobleza y del clero contra los reyes, con redes clientelares y familiares que ocuparon puestos importantes de gobierno. Los reyes morían, en general, por acciones de vasallos o adversarios, pero también asesinaban o aniquilaban a sus enemigos para subir al trono, en un mundo regio diverso de maltrato físico y psicológico de personas cercanas, de enemistades por creencias religiosas de vasallos, de venganzas sobre ciertas conductas antimonárquicas, de conductas tiránicas, etc. La acción política de los monarcas godos fue amplia, diversa y variada: unificación política territorial y religiosa de Hispania , guerras independentistas con pueblos irredentos, guerras civiles, políticas de transición democratizadoras, legislaciones corruptas, dejación de gobierno por influencias extranjeras, invasiones del territorio peninsular por adversarios, transfuguismo entre facciones distintas, etc. La cultura se mantuvo viva aunque limitada a los reyes y a la nobleza en un colectivo con elevado analfabetismo. No se perdió durante el reinado de los reyes godos la atribución germana de una abundante cabellera, unas barbas bien pobladas y la utilización exclusiva de peines personales. Este periodo histórico que nos permite hacer una comparación con el momento presente que vivimos, desemboca en este planteamiento que a usted, potencial espectador, aquí y ahora se presenta, pretendiendo llamar su atención a través del impacto visual de “Mis godos”, con la finalidad de estimular una lectura y una posible posterior información sobre unos dirigentes que con acciones, acertadas o equivocadas, generaron el germen de la unión de los territorios que formaban la península y que culminaron una realidad histórica denominada Hispania. Los tiempos convulsos que vivimos, ignorando nuestra propia historia pasada, recordando únicamente episodios desde el siglo XX hasta hoy, no debe culminar en una enseñanza agresiva y premeditada que olvide nuestro pasado porque la experiencia indica que aquellos que la ignoran están condenados a repetirla. Detrás de esta propuesta irónica y cuasihumorística de la realidad histórica que como diría Quevedo “muerda, cosa, despedace”, alcanzando incluso la transgresión, hay un trasfondo muy serio pensando en el futuro de España. Se exhiben en la exposición fotografías con un discurso surrealista y ciertos toques berlanguianos en actitudes con diversa comicidad impulsiva. La utilización de estos personajes de manera humorística, surrealista y en cierto modo grotesca puede generar cierta animadversión en historiadores doctos en este tema que obviamente disculparán mi osadía, ya que el único objetivo de esta muestra es exclusivamente generar un interés en el espectador que le permita profundizar en la dinámica del pueblo godo y compararlo con la trayectoria histórica reciente de nuestro país. No hay intención de insultar pues únicamente se utiliza la transgresión para resaltar un tiempo pasado con unos personajes que poco a poco conformaron España. Con un estado de ánimo humorístico que provoca y trastorna la elocuencia de la ironía acercándose sigilosamente a la sátira y a la parodia, se establece un elixir palpitante impregnado de metáforas y colores donde giran como un tiovivo la burla fina y disimulada, la censura y el ridículo agudo, picante y mordaz. 67


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Mykel Reyfman

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El sistema de fiordos de Scoresby Sund y el asentamiento de Ittoqqortoormiit Este de Groenlandia (II) Profundos fiordos y vastos glaciares, picos montañosos y enormes icebergs, bueyes almizcleros y osos polares, naturaleza virgen y un silencio ensordecedor... El Scoresby Sund (Kangertittivaq) en el este de Groenlandia es el sistema de fiordos más grande del mundo y el hogar de uno de los escenarios paisajísticos más dramáticos de la tierra. Icebergs como en la Antártida, picos de montañas como en la Patagonia, fiordos como en Noruega, todos reunidos en un solo lugar: Scoresby Sund. La flora multifacética de la tundra de Groenlandia y los grandes mamíferos, como la foca, el buey almizclero y el oso polar, también son aspectos destacados de la zona. Desde los vibrantes rojos y naranjas del terreno tallado por los glaciares hasta los azules profundos de los icebergs que flotan serenamente entre los fiordos, la abrumadora belleza de este vasto sistema de fiordos fascina a cualquier fotógrafo que tiene la suerte de visitar esta parte remota y poco visitada de Groenlandia. . La estructura principal de Scoresby Sund tiene unos 110 km (aproximadamente 68 millas) de largo, con una gran cantidad de islas y numerosos fiordos laterales, de los cuales el más largo se extiende a unos 350 km desde la costa hacia el interior. Algunos de los fiordos más hacia el interior tienen hasta 1450 m (4760 pies) de profundidad. La ciudad de Ittoqqortoormiit es el único asentamiento permanente en esta zona remota. El nombre de este pueblo con unos 490 habitantes nativos de Groenlandia, los Inuit, se traduce como algo así como “los que viven en casas grandes”. El hielo marino bloquea el acceso de los barcos a Ittoqqortoormiit hasta nueve meses al año. 83


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David du Chemin

Especial sobre la Navidad en Etiopía Hoy quiero compartir con todos los lectores de Luz y Tinta mi experiencia en Etiopía. Coincidió que los peregrinos y sacerdotes celebraban la Navidad ortodoxa etíope em Lalibela, Etiopía, junto a iglesias centenarias excavadas en las rocas.

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¿Todo se ha hecho?

En algún lugar, ahora mismo, se sienta un fotógrafo que quiere tirar la toalla, desanimado porque aún no ha encontrado lo suyo, su nicho. Lo sé porque he sido ese fotógrafo. Algunos de ustedes me han dicho que también han estado allí. Muchos fotógrafos siguen ahí, frustrados por lo difícil que es ser original. “Ya está todo hecho”, dicen. Si ese eres tú, tienes razón. Todo se ha hecho. Si lo que esperas es originalidad en cuanto a los temas que aparecen en tus fotografías, entonces puedo ver por qué la falta de algún tema nuevo que podrías reclamar como propio podría ser desalentador. Después de todo, encuentre algo que nunca haya sido fotografiado y es posible que sus imágenes nunca necesiten nada más que su novedad para tener éxito. Fotografía a Sasquatch, me refiero a fotografiarlo de verdad , y nadie criticará la luz o tu composición antes de colocarla con gusto en la portada de National Geographic. Realmente no necesitarías tener mucho que decir aparte de: “¡Mira! ¡Aquí está él!» Probablemente no quede nada que no haya sido fotografiado (aparte de Bigfoot). La novedad ya no es la muleta confiable en la que alguna vez podíamos apoyarnos para que nuestras fotografías fueran consideradas buenas o encontraran una audiencia más amplia. Ya está todo hecho. Y, sin embargo, a pesar de eso, todavía se están haciendo fotografías convincentes. La gente sigue escribiendo novelas interesantes, haciendo grandes películas y creando música que nunca antes habíamos escuchado. Los libros y las canciones existen desde hace mucho más tiempo que nuestro oficio relativamente joven; seguramente deberían haberse secado hace mucho tiempo, especialmente si los escritores y músicos hubieran tirado la toalla, diciendo que “ya está todo hecho”. Pero no. Todavía están produciendo novelas y canciones sobre temas antiguos, como el amor, por ejemplo. ¿No se ha hecho morir el amor, como tema, en este punto? ¿No deberíamos seguir adelante, encontrar algo nuevo sobre lo que escribir? No me parece. Tenemos un apetito insaciable por lo nuevo, pero no son temas nuevos los que anhelamos, sino nuevas experiencias . Nuevas combinaciones de cosas viejas. Nuevas perspectivas. Voces nuevas . Y mientras haya nuevas voces que nos brinden puntos de vista únicos sobre el amor, nunca pasará de moda. ¿Se ha hecho el amor? Sí. Pero exagerado? Todavía no lo hemos agotado, y lo hemos estado haciendo desde que se cuentan historias y se cantan canciones con la intención de hacerlo. Elliott Erwitt fotografió París maravillosamente, pero no fue el primero en fotografiarlo. Ni por asomo. París ya estaba «terminado» cuando llegó, pero ¿París según Erwitt? Todavía estaba allí, esperando que él llegara y dijera algo exclusivo de Erwitt sobre el lugar. Y todavía está ahí (si es ahí donde quieres llevar tu cámara), esperando que lo veas y lo fotografíes de formas nuevas.

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Actores y actrices. Hollywood. Moda. Hecho durante décadas. Pero no a través de la lente de Annie Leibovitz hasta que Annie nos lo trajo con su voz distintiva. Nadie fotografió las calles de Vancouver como Fred Herzog. Nadie pintó lirios como Claude Monet. Si Monet se hubiera basado en temas nuevos u originales, todavía estaría buscando en vano en su jardín algo nuevo para pintar en lugar de seguir pintando lo que amaba de la forma en que quería hacerlo, es decir, a su manera. voz. Los lirios se habían hecho antes. Pero Monet no lo había hecho. Existe un riesgo en sacar a relucir a los llamados grandes como ejemplos. La reacción obvia es: “Pero yo no soy Monet ni Herzog. ¡Nunca seré Annie o Elliott!”. Pero eso solo prueba mi punto. Por supuesto que no eres ellos. Se han hecho. Lo que no se ha hecho eres tú . Esos artistas no tienen voz porque son conocidos o reconocibles. Son reconocibles no porque hayan encontrado nuevos temas, sino porque tienen cosas nuevas que decir sobre esos temas que todos afirmamos que «se han hecho», y lo dicen de una manera distintiva. Ellos encontraron su voz, y tú encontrarás la tuya, aunque no creo que la encuentres mirando lo que otros han hecho o cómo lo están haciendo. Probablemente tampoco lo encuentres en Instagram. La voz se encuentra en otra parte. No encontrarás la individualidad volviendo tu mirada a la multitud, ni la encontrarás preguntando si les “gusta” lo que haces. La voz se trata de tu gusto, no del de ellos, aunque eso no significa que debamos ser contrarios al respecto. La voz no se encuentra cuando tratamos de ser diferentes a los demás, sino cuando nos acercamos más y más a ser más como nosotros mismos. El primero es comparativo, un movimiento interminable que se aleja de lo que hacen los demás; es ser diferente por ser diferente. Este último es un movimiento hacia algo mucho más específico: nuestro verdadero yo. No es lo mismo lo diferente que tú y tu arte sois de los demás que lo fielmente que tú y tu arte se asemejan a ti mismo . Tú: eso es lo que aún no se ha hecho. Otros han fotografiado Venecia, India, Kenia y osos y bestias submarinas mucho antes de que yo pudiera llegar a ellos; No soy pionero en lo que a temas se refiere. Pocas personas lo son, y probablemente tú tampoco lo serás. Pero puedes encontrar, en esos temas familiares, los que ya están «hechos», nuevas ideas, nuevos momentos y yuxtaposiciones, y nuevas formas de representar visualmente tus gustos y preferencias personales en combinaciones que son claramente tuyas. El gran desafío de la vida fotográfica (y probablemente de la vida en general) no es llegar al primer lugar, sino encontrar tu lugar. La mayor tarea del artista no es hacer algo que les guste a los demás (la multitud es voluble), sino hacer algo que te guste a ti. Hay una gran escena en la película Art School Confidential de 2006 que no deja de recordarme mientras escribo esto. John Malkovich interpreta al profesor Sandiford, un artista fracasado que nunca tuvo éxito y ahora enseña en una escuela de arte comunitaria. Sandiford pinta (y es conocido por pintar) triángulos. Solo... triángulos. En un evento en su casa, alguien ve sus pinturas y pregunta: «¿Cuánto tiempo llevas pintando triángulos?». a lo que Sandiford responde: “Yo fui uno de los primeros”. Primero (quizás), pero irrelevante. Pintar triángulos, ante los demás o no, no es lo mismo que tener algo que decir sobre los triángulos. Cubrir un tema u otro, ya seas el primero en hacerlo o uno entre tantos, no es lo mismo que tener voz. Las fotografías más convincentes no resuenan con nosotros por el tema, sino por la forma única en que un tema se expresa mediante una u otra voz en particular. Así que sí, tienes razón: ya está todo hecho. Pero no importa porque una voz original siempre será más creativa y significativa que un tema original, y mientras que este último será esquivo para la mayoría, el primero está al alcance de todos nosotros.

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amelia, nergen, 2018

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Claudine Doury

Claudine Doury es una fotógrafa francesa que vive y trabaja en París. Después de haber sido editora de fotografía en París para la agencia Gamma y para el periódico Libération y luego en Nueva York para la agencia Contact Press Images, se convirtió en fotógrafa independiente. Es miembro de la Agence Vu. A través de las fotos de Claudine podemos aprender y mejorar la construcción de un relato fotográfico, ya sea relacionado con la ficción, con la realidad o con ambos; * Construir una perspectiva plástica, una coherencia artística en el enfoque de un tema; * Desarrollar un lenguaje visual propio, una identidad fotográfica; * Aprender y poner en práctica las reglas básicas de escenografía de una serie fotográfica.

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Evgenia Arbugaeva Tiksi, 1985

Evgenia Arbugaeva nació en 1985 en la ciudad de Tiksi, ubicada en la República de Yakutia en el Ártico siberiano. En 2009, se graduó en el programa de Fotoperiodismo del Centro Internacional de Fotografía en Nueva York y desde entonces trabaja como fotógrafa independiente. En su trabajo personal y editorial, a menudo mira hacia su tierra natal, el Ártico, descubriendo y capturando los mundos remotos y las personas que los habitan. Evgenia es miembro de la National Geographic Society Storytelling. Recibió el premio ICP Infinity y el premio Leica Oskar Barnack. Su trabajo ha sido exhibido internacionalmente y apareció en publicaciones como The New Yorker, Le Monde, Time y National Geographic, entre otras. Evgenia reside en Londres, Reino Unido.

Hiperbórea Evgenia presenta su serie fotográfica llamada Hyperborea, que comenzó en 2013, cuando viajaba a bordo de un barco rompehielos que entregaba suministros a lugares remotos a orillas del Océano Ártico. Fue durante este viaje que decidió trazar un mapa de la costa ártica y conectarse con las personas que viven en estos lugares remotos e inhóspitos. Desde entonces, ha viajado mucho por el Ártico siberiano, pasando tiempo en una estación meteorológica en Khodovarikha, un faro en la península de Kanin, en la ciudad abandonada de Dikson y en la región oriental de Chukotka. Las imágenes que Evgenia trae de sus prolongadas visitas transmiten un mundo donde todo parece estar conectado: los humanos y la naturaleza, el cielo y la tierra. Un espacio elemental de profunda soledad y ritmo de vida más pausado. Sus imágenes nos invitan a contemplar este frágil territorio que ha sido lugar de añoranza e imaginación para muchos, y que ahora se encuentra amenazado existencialmente por multitud de cambios ambientales.

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Jane Evelyn Atwood Nació en Nueva York y vive en Francia desde 1971. Fascinada por las personas y por la noción de exclusión, ha logrado ingresar a mundos que la mayoría de la gente ignora o decide ignorar. Trabajó principalmente con la fotografía documental, y normalmente sigue a grupos de personas o individuos, centrándose principalmente en personas que están al margen de la sociedad. Sin duda es una de las más prestigiosas fotógrafas documentales de hoy en día. Con un tratamiento muy profundo de las tareas que aborda dedica buena parte de su vida a sus proyectos, algunos de los cuales giran en torno a colectivos o personas en riesgo de exclusión. Uno de ellos, Demasiado tiempo: mujeres en prisión, versa sobre las mujeres encarceladas. Esta monumental empresa de diez años (1989-1999), realizada por Atwood que abarca cuarenta prisiones en nueve países de Europa y Europa del Este y los Estados Unidos, fotografiando a mujeres en prisión. Entrevistas con las presas, personal penitenciario y sus propias observaciones documentan la vida en estos centros, algunos de los peores del mundo, narrando experiencias como la maternidad o encontrarse en el corredor de la muerte. Atwood ha llevado a cabo una serie de proyectos cuidadosamente seleccionados-entre ellos un reportaje de 18 meses de un regimiento de la legión extranjera, a raíz de los soldados a Beirut y el Chad, una historia de cuatro y medio meses en la primera persona con el SIDA en Francia y que le permitiría ser fotografiado para su publicación en la prensa (Atwood se quedó con él hasta su muerte), y un estudio de cuatro años de las víctimas de las minas terrestres que la llevó a Camboya, Angola, Kosovo, Mozambique y Afganistán -siempre con la misma actitud personal y apasionada. Atwood ha publicado diez libros de su trabajo y recibió la Beca W. Eugene Smith en Fotografía Humanística, el Grand Prix Paris Match for Photojournalism, el Premio Oskar Barnak, el Premio Alfred Eisenstadt y la Beca de la Fundación Hasselbland dos veces. Con su permiso hemos elegido estas imágenes estas imágenes para los lectores de Luz y Tinta. Más recientemente, en 2005, Atwood recibió el Premio Charles Flint Kellogg en Artes y Letras de la Universidad Bard.

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Atwood ha comentado en relación a su trabajo y a los nuevos fotógrafos: “Espero que mis trabajos puedan ayudar a cada uno a tomar mejores fotografías y a entender mejor cómo contar una historia con imágenes”.

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Repertorio de Fotógrafos Españoles

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Ouka Lele El 24 de mayo de 2022, nos ha dejado Ouka Leele, nos ha dicho adiós tan solo un mes antes de cumplir los 65 años. La fotógrafa estudió bellas artes y estaba apasionadita perdía con la pintura. Su primera exposición tuvo lugar en 1987 con mil y una instantáneas en blanco y negro ya que ella misma llegó a reconocer que las fotitos a color no le gustaban ni un pelo. Bárbara Allende Gil de Biedma más conocida como Ouka Leele, es una de las fotógrafas más importantes del panorama español. Fue Premio Nacional de Fotografía en 2005 y su obra está en los principales museos. Para siempre quedará como una de las artistas de la Movida Madrileña gracias a sus fotografías en blanco y negro coloreadas a mano con acuarelas. Poco después de la muerte del dictador, muchos artistas encontraron la inspiración al salir del mundo gris. Y empezaron a romper las barreras morales y tradicionales. Bárbara Allende (1957) venía de una familia con muchos apellidos. Hija de María de las Victorias Gil de Biedma y Vaillant y Gabriel Allende Maíz, hermana de la fotógrafa Patricia Allende, sobrina del poeta Jaime Gil de Biedma y prima de Esperanza Aguirre. Fotógrafa, pintora y poeta, Bárbara Allende Gil de Biedma estudió en 1976 en la escuela Photocentro, aglutinadora de la vanguardia fotográfica y cultural de la época. en 1978, compartió ́ casa en Barcelona con los pintores Ceesepe y el Hortelano, de quien tomaría su seudónimo inspirada por uno de sus cuadros. en 1979-80 realizó Peluquería, serie de retratos en blanco y negro coloreados a la acuarela, que marcaría su trayectoria como artista. En 1987 presentó su primera exposición en el Museo de arte Contemporáneo de Madrid. Está considerada como una de las fotógrafas icónicas de la movida. Su estilo se caracteriza por un constante diálogo entre la pintura y la fotografía. La puesta en escena es fundamental en sus creaciones. Sus primeras obras combinan elementos pop y neodadaístas con la acidez de color de la acuarela liquida. Del mismo modo, la iluminación de sus primeras imágenes en blanco y negro consigue un universo irreal, casi surrealista, lleno de simbolismo y alegorías. Algunas de sus fotografías de los años 80 son auténticas instalaciones corales que tuvieron en su momento un gran impacto. En 2004 presentó la exposición Pulpo’s Bou- Levard en la sala Alcalá ́ 31, con motivo del Premio de la Comunidad de Madrid. En 2012 presentó Mística luz en el silencio en la sala

de exposiciones del CASYC (Santander). También de 2012 es Ouka Leele inédita, del Ministerio de Educación y Cultura (Palacio de Caja Cantabria, Santillana del Mar). Durante PHotoEspaña 2013, formó parte de la exposición Los Premios Nacionales de Fotografía en los fondos de la colección del ayuntamiento de Alcobendas. Recibio ́ este premio en 2005, y en 2010 fue nombrada embajadora de la candidatura de Segovia Capital Europea de la Cultura 2016, al tiempo que se estrenaba el documental, dedicado a su universo creativo, La mirada de Ouka Leele, de Rafael Gordon, fue la primera artista española en participar en la bienal de Shanghái. Su exposición La utopía transgresora, tras pasar por Praga, Bratislava, Roma, Tel Aviv y Helsinki entre otros lugares, se encuentra itinerando por América latina. Posee obra en el museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia (Madrid), el Centro Andaluz de la Fotografía (Almería) y las fundaciones “la Caixa” (Barcelona) y Cartier (París), entre otras.

Publicaciones seleccionadas

El cantar de los cantares del rey Salomón, Murcia, ahora obras de arte, 2002; Ouka Leele, PHotoBolsillo, Madrid, la Fábrica, 2004; Pulpo’s Boulevard, Madrid, Comunidad de Madrid, 2004; Ouka Leele: el nombre de una estrella, Castellón, El Lago, 2006; Ouka Leele, Barcelona, Lunwerg, 2009. A donde me lleve la luz, Miradas de Asturias (Fundación María Cristina Masaveu Paterson) De la misma sustancia que los sueños. (Ayuntamiento de Santander) Ha publicado varios libros de poesía: “Naturaleza viva Naturaleza muerta” ed. Arnao 1984 “Piel” y “Ella sabe que es una princesa” Galería Sen “Versos y dibujos“ Cuadernos del Hocinoco. Fundación Antonio Pérez de Cuenca “Poesía en carne viva” ed Atlantis “FLORALEZA” poemas y serigrafías. Ahora ediciones “Este libro arde entre mis manos” Ed. Huerga 2009 “De la embriaguez desnuda” Ed. Sial 2009 “ Pan de Verbo “ Editorial Huerga y Fierro. 2011 “ La llave de la jaula” Editorial Huerga y Fierro 2013 “ Agua de la añoranza” Editorial Huerga y Fierro 2014 “ En este jardín no matarás” Editorial Huerga y Fierro 2015 “Axis Mundi y otros relatos” Editorial Huerga y Fierro 2017 Y entre otros proyectos está trabajando en: -Mi Quijote (OUKA LEELE), con el título “Amado Mío” un libro de bibliofilia. Editorial Ahora.

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Fotos seleccionadas Del 1 al 30 de abril de 2022

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a touch of light, por kinsuk lin

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al galope, por manolo fernández

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autumn, por michael

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aves gregarias, por pipe pereda

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bahi a de tikhaya entre koktebel y ordzhonikidze, por alex

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ballet, por natalia

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culitos a punto de entrar en el horno, por isadora del valle

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dianey california, por ingrid sanz

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disney california adventure park, por ingrid sanz 291


el mar la mar, por antón

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entre plumeros, por vladimiro

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esperando, por poli artur 294


flowers, por nataly

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flowers , por nataly

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fyr, por e. gorobets

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gaviotas, por josé luis garcía de condao

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glass still life, por eleonor

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glass still life , por eleonor

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group of flamingos, por deven o’toole

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hotels with charma, por kinsuk lin

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huelva, por kuriaki 303


huelva2, por kuriaki

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huelva3, por kuriaki 305


lady with sword, por eric 306


lattice tailed trogon, por fernando burgalin

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lindesnes fyr, por e. gorobets

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long tailed sylph, por fernando burgalin 309


looks, por george

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lovatnet, por e. gorobets

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luarca, por julia

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luz al final del túnel, por josé luis llamazares 313


maternity, por vladimir 314


mi admiración, por leonard, por svetlava

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mother with a baby. namibia, por deven o’toole 316


naturaleza, por ingrid sanz

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nepal, por yi wan 318


nude, por makapeh

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olden, por e. gorobets

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paso del tiempo, por josé luis garrido gonzález

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piano4, por manolo fernández

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pinar del río cuba, por ana

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reflejos de invierno, por raúl gorostiza 324


reflejos de invierno , por raúl gorostiza 325


retratos de mujer, por catherina 326


romántica, por susana gudiño

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saltos de petrohue, por manuel castañeda montenegro

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semana santa marinera 2022, por raúl viciano alberich

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siste brygge, por e. gorobets

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still life, por michael

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sunrise over victoria harbor as viewed atop victoria peak hong kong china, por haruki kamura

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tango en san telmo. buenos aires, por maikel reyfman

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tango en san telmo. buenos aires, por maikel reyfman

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tango en san telmo. buenos aires, por maikel reyfman

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tarde de lluvia, por pelayo 336


the bosphorus mosque, por osman naim 337


the neighborhood kids, por kalynsky

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treasures in the sea, por duong dinh

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trees, por kinsuk lin

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vintage woman, por eric 341


el mar, la mar, por antón

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él, por natalia

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