Luz y Tinta nº 94

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Nยบ 94 - Octubre de 2019


Año IX.- Núm. 94 - Octubre 2019 PROMOTOR José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González «Completu», Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez, Juan Depunto, Juan José Pascual, Viviana Genta, Nadima, Antonio Martínez, Ángeles Pereira Perera, Claudio Serrano, Mario Eduardo Blanco, Pepe Latas. DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad www.moldeandolaluz.com

Contenido Silvia Fernándes González.....................................................7 José Luis Cuendia, “Guendy ” La dama del libro..................................................................25 F.T. Tres cortos, muy cortos,........................................................28 Gloria Soriano Toda una vida........................................................................33 Juan Depunto La leyenda de Vallemoru......................................................41 Monchu Calvo Cascanueces........................................................................105 Nadima / Claudio Serrano Variaciones geométricas......................................................113 Pepe L atas Sueños..................................................................................128 Li Wei Don Quijote.........................................................................142 Irina Dzhul Benavides de Órbigo...........................................................151 Ricardo González “Completu ” László Balassa Richárd, ........................................................158 Ilona Gogh Carlos Aires.........................................................................167

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Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society

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Nuestra foto de Portada: Paulina Stpeterburg


Presentación Hay veces en que no queda más remedio que acudir al vértigo, siquiera como metáfora, para definir la situación de inestabilidad en que uno se encuentra. Inestabilidad que a veces no es tanto por desequilibrio personal cuanto por la inercia que provocan los sucesos exteriores. Uno de los elementos exteriores que más contribuyen a crear la sensación de vértigo es el paso inclemente del tiempo que, si se me permite la imagen, caminan a lomos de veloces caballos. Basta echar la vista atrás para darse cuenta de ello: casi sin darnos cuenta llevamos nueve años editando esta revista y, sin darnos cuenta, repito, o muy conscientes de ello, hemos venido introduciendo cambios, pretendiendo abarcar cada vez más nuestro espacio y pretendiendo sobre todo suplir carencias con imaginación y con el trabajo necesario para que se materialice. Si comparamos aquellos primeros números de Luz y Tinta, en los que no íbamos más allá de las 36 páginas, con estos últimos, en los que se rondan las doscientas, cualquiera puede darse cuenta de la sensación de vértigo que a uno le invade. Y no sin razón, porque desde la sala de máquinas, como recordaba en el número anterior, se nos pide “más madera”. Otro elemento que contribuye a mantener esta sensación es el paso inclemente de los días, los meses, las estaciones. Hace un mes escribía esta misma presentación desde el borde del Mar Menor, en Murcia, donde disfrutaba de unos días tranquilos hasta que se nos atravesó una “gota fría” tremenda en sus consecuencias para los vecinos de la zona que sembró de desasosiego a cuantos la vivimos en directo y a cuantos solo la vieron a través de las imágenes intranquilizadoras que transmitía la televisión. Mira uno hacia atrás y, cabalgando el vértigo de los días, la sensación de que todo es relativo crece: aún no hace un mes de aquellos días de lluvia y barro y sin embargo parece que se ha cerrado un larguísimo ciclo en el que hemos escuchado todos los comentarios y advertencias sobre el cambio climático que lógicamente habrá de acompañarnos en los meses y en los años venideros. Como habrá de acompañarnos, si Dios no lo remedia —y escribo consciente de mi agnosticismo irredento—, el viejo cantar de la insatisfacción política. La democracia tiene sus normas y una de ellas es que hay que dejar expresarse al pueblo a través de las urnas y esta expresión es la que debe regir el destino político y social de las comunidades. Claro que la convocatoria a las urnas no debe ser excusa para ocultar carencias o para enmascarar incapacidades. La convocatoria a las urnas debe marcar a los políticos el rumbo a seguir. Pero cuando éstos son incapaces de seguir el marcado por la brújula política o la rosa de los vientos de las eleccciones entonces sí, y definitivamente, la ciudadanía se ve envuelta en una sensación que va más allá de la inestabilidad o la perplejidad y conduce directamente a la irritación y el enojo, cuando no al cabreo más inmediato. Que en cuatro años hayamos tenido cuatro elecciones generales y no se vea el desenlace de una madeja que solo los políticos con su lucha de egos han propiciado habla más de incapacidad política que de vértigo, aunque sea esta sensación la que nos domina sin alivio. Por eso cuando el 10 de noviembre pongamos en el kiosko virtual un nuevo número de Luz y Tinta, si Dios no lo remedia —repito, y ya no nos quedan más clavos ardiendo a los que agarrarnos—, estaremos inmersos en una jornada electoral a la que cabe pedir esencialmente que los políticos electos sean capaces de leer entre líneas y de anteponer los intereses ciudadanos al viento personal que a veces les lleva a mirarse el ombligo, cuando la solución está en un horizonte al que debieran mirar antes de variar el rumbo.

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Nuestra foto del mes de SEPTIEMBRE

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M. Dasha actualmente, se dedica a proyectos de empresas. Desarrolla decoraciones inusuales y crea exclusivas para colecciones privadas. También es propietaria de prestigiosos premios fotográficos en todo el mundo, como el PX París, IPA, MIFA y otros. Sus fotos aparecen cada vez más en las portadas de revistas.


Nuestra foto del mes de OCTUBRE

Lo que Yuri nos cuenta sobre su trabajo: Mi nombre es Yury Pustovoy y soy director de fotografía profesional, graduado de la facultad de camarógrafos del Instituto Estatal de Cinematografía de Rusia. He viajado mucho, en mi infancia con mi familia y más tarde, como camarógrafos profesionales con mi equipo. Durante esos años que he estado trabajando en mis películas, he visitado casi todas las antiguas repúblicas de la URSS desde el Mar Báltico hasta Pamir. Incluso sin ser camarógrafos practicantes, sigo teniendo una afinidad natural con la fotografía donde quiera que vaya, en viajes de negocios o en viajes turísticos; Siempre tomo una cámara fotográfica y busco mi trofeo principal: fotografías. En la actualidad, organizo y realizo giras fotográficas por todo el mundo.

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Silvia Fernándes González José Luis Cuendia, “Guendy” Silvia, representa el paso a la edad madura de la generación que ha nacido a mediados y finales de los ochenta, forma parte de los hijos de la generación de los hippies que movió los corazones de tantos ciudadanos, son los hijos de aquellos niños, criados desde el amor, la igualdad de valores, educados con la mejores posibilidades. No sé si Silvia intrínsecamente es hija de aquellos hijos de la generación de los hippies; podría ser, o no, pero evidentemente la época coincide con ella, independientemente de que sus padres sean hijos o no de aquellos que formaran parte de aquel movimiento contracultural juvenil y pacifista, pues ignoro como era la juventud de sus abuelos en la Portugal de los años 60, supongo que como aquí, no se distanciaría mucho de la nuestra, pues los dos países estaban atrapados en dos dictaduras, la de Franco y Salazar, que durante los años que coincidieron siempre mantuvieron una relación de conveniencia. Portugal estrenó la democracia unos años antes que nosotros los españoles. Sería a través de lo que conocemos como “La Revolución de los Claveles”, el nombre dado al levantamiento militar del 25 de abril de 1974 que provocó la caída de la dictadura salazarista, que dominaba Portugal desde 1926. Cuando conocí a Silvia me llamaron poderosamente la atención estas cosas y me vinieron a la mente muchos recuerdos, pues desde “La revolución de los claveles” en 1974, incluida la Semana Santa de aquel año, he viajado todos los años hasta el actual, al país vecino y amigo, es más diría hermano. Desde el año 92 muchos de los viajes están relacionados con el trabajo que prestaba personalmente en mi empresa, otros para descansar y también para disfrutar de las amistades que conservo en Portugal. Por qué digo todo esto, pues muy sencillo, porque Silvia nació en Portugal en la hermosa ciudad de Bragança que está situada en la región de Tras os Montes, un territorio montañoso como nuestra región astur; también está llena de tradiciones, paisajes singulares y también una gastronomía reconocida en todo el país, vamos, como Asturias, en la que lleva viviendo veinte años, y aunque nos hermane la historia, la buena vecindad y muchas más cosas, no se olvida de sus raíces, y siempre que puede acude a Bragança y a disfrutar del Parque Nacional Montesinho que la rodea. También me recordó el mundo de esa juventud que estrena los “treinta y tantos”. Esa generación que lo tiene mucho peor que las anteriores, es evidente que existe una fractura, atravesamos tiempos de iniquidad, en los salarios, en la riqueza, en el mercado laboral, en la oportunidades, en la educación, en el hogar; más que nunca los jóvenes frente los mayores. Después de haberlo superado, ahora la brecha se abre entre las distintas generaciones y todos nos preguntamos cómo es posible que los hijos actuales vayan a vivir peor que sus padres. Silvia pertenece a esa generación de jóvenes que estrenan los treinta y tantos, fue modelo, lo sigue siendo, porque “la que tuvo, retuvo”. Es muy difícil vivir del modelaje y la pasarela, y llega un momento en que

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se juntan muchas circunstancias… Hoy está felizmente casada, trabaja, y al margen como emprendedora tiene un pequeño negocio familiar, dejó aparcados los sueños de ser modelo y vivir de ello, pero no del todo, por que Silvia está en esa maravillosa edad en la que se le juntan el bienestar físico, la belleza y un perfecto equilibrio mental, sabe perfectamente lo que quiere y el orden de prioridades. No me extrañaría que después de este paréntesis en el que decidió formar una familia, vuelva al ruedo del modelaje y a la fotografía de editorial, pues a sus espaldas lleva una mochila llena de cosas muy positivas, entre ella la experiencia. Está claro que cada cual tiene su propio ideal estético, pero no podemos negar que hay una serie de rasgos que hacen que una persona sea más o menos atractiva. Y en el caso de Silvia, podríamos decir que tiene unos pómulos bien formados, ojos grandes, cejas altas y grandes que enmarcan bien la mirada, y sus labios de grosor medio, son sus rasgos faciales determinantes y son los que le aportan su atractivo. Somos seres animados que transmitimos de igual manera emociones y sentimientos. Hay personas que con sus gestos suaves y elegantes pueden suplir un rostro que no sea agraciado, de igual manera un gesto agrio ensombrece a la cara más perfecta. En el caso de Silvia sus rasgos son fuertes, son los que determinan la belleza que sale de su interior sin regalar sonrisas y poses falsas, transmite seguridad y serenidad y es capaz de crear un buen ambiente a su alrededor. Trabajar con ella fue un verdadero placer, capta a la primera las ideas de composición de futuras posproducciones fotográficas, sabe y ha dado vida a algunos de mis trabajos conceptuales. Foi para mim um prazer ter a oportunidade de trabalhar este ano com Silvia, o que agradeço muito. Muito Obrigado/Muchas gracias, Silvia.

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La dama del libro F.T. Como todos los días durante los últimos años, y más o menos a las 8 de la tarde, acudí a La esquina, una cafetería bastante acogedora y que, a pesar de su nombre, no está en una esquina, sino en el centro de la manzana en que yo vivo. Según llego, Germán, el camarero, me pone un gin-tonic con toda su ceremonia y me lo lleva a la mesa que suelo ocupar, en una esquina y de espaldas al televisor que a esas horas escupe fútbol o basura de más grueso calibre. Pero aquel día el sitio estaba ocupado por una dama —como tal la tuve desde el primer momento— que leía un libro, algo que llamó mi atención en aquel lugar cuya clientela consume su tiempo en otros menesteres, como charlar a voz en grito, mirar la tele alborotando a cada jugada interesante o discutir las últimas decisiones del Gobierno con pasión y suficiencia. Amante de los libros como soy y curioso por naturaleza, me acomodé en una mesa cercana, frente a la dama, y no le quité ojo hasta que descubrí sin dudas el título del libro que leía: Les piliers de la terre, versión francesa del conocidísimo bestseller de Ken Follet que yo había leído en castellano, sin demasiado interés, años atrás. Estaba terminándolo, como me indicaba el escaso número de páginas que le quedaban por leer. Antes de las 8:30 se levantó, abonó su café y salió dejándome una tenue estela quizás de espliego. Me fijé en su figura, alta y delgada, en su elegante forma de vestir —combinaba un vestido color miel con un blazer azul marino— y sobre todo en la apostura de su andar decidido y firme a pesar de su edad, que no podía ocultar. Mientras leía me había fijado también en la tersura de un rostro que había sido hermoso y que conservaba su personalidad a pesar de las arrugas que lo cubrían. Una vez que salió de la cafetería, Germán me dijo que si volvía podía decirle que eligiera otro sitio, dejándome a mi aquella esquina en la que llevaba años tomando mi gin-tonic solitario. Le dije que no, que no tenía importancia y que si la señora prefería aquel sitio a mi no me importaba colocarme en otro cualquiera. Al día siguiente volví a encontrarla, en el mismo sitio y leyendo todavía la traducción francesa de Los pilares de la tierra, que terminó cuando yo llevaba ya a medias mi gin-tonic. Dejó el libro sobre la mesa y se quedó abstraída, con la mirada perdida, como meditando alguna de las cosas que había leído. Luego volvió a tomar el libro, espigó alguna de las últimas páginas y tornó a cerrarlo, nuevamente con la mirada perdida. Estuvo dos o tres días sin volver, aunque no ocupé mi sitio de costumbre por si acaso regresaba, hasta que volví a encontrarla de nuevo embebida en otro volumen que no me costó identificar, La catedral del mar, de Ildefonso Falcones, libro que no había leído y del que tenía escasa noticia, salvo, quise recordar, por una serie de televisión que tampoco conocía ni por referencias. Del que sí tengo abundantes referencias es del tercero de los libros que le vi leyendo, El misterio de las catedrales, del enigmático Fulcanelli, una obra que me fascinó años ha con su vaivén entre el misterio

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alquímico que rodea el arte gótico y sus arriesgadas teorías de lo desconocido detrás de esas construcciones fascinantes. Visto su interés por las catedrales —me resisto a creer que fuera casualidad la elección de los tres títulos— estuve a punto de acercarme a su mesa e iniciar una conversación con ella, pero luego me dije que nada me daba derecho a interrumpir su soledad, viendo además que en ningún momento, durante los días que la había visto en La Esquina, había pretendido ella entablar conversación con nadie. Interrumpí este propósito el día en que la vi leyendo un nuevo libro que identifiqué al momento por su portada, inconfundible, un rostro de minero sobre un fondo magenta y el título calado en blanco en la parte superior El día antes, de Sorj Chalandon, un libro que desde días antes estaba sobre mi mesa de trabajo, claro que el ejemplar que yo manejaba es la traducción española de Palmira Feixas, mientras que la misteriosa dama leía el original francés. No lo dudé. Me acerqué a ella, solicité su permiso y me senté a su mesa, me presenté y comenzamos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida. Ella, francesa jubilada de origen bielorruso, Amandine Zavodski, tenía sin embargo un excelente conocimiento del castellano —“Tengo una hija que vive aquí al lado y estoy pasando unos días con ella”— que había cultivado, me dijo, desde siempre, con abundantes lecturas y con los viajes inevitables para visitar a su hija y a sus nietas. Ambos habíamos llegado a aquel libro por caminos distintos, pero con idéntica pasión. Yo por mi vinculación familiar con la minería, que me lleva a leer y estudiar todo lo que sobre el mundo minero se publica, especialmente si, como en el caso presente, se trata de una novela; y ella, me dijo entre lágrimas que era incapaz de reprimir, porque era natural de la región minera de Pas de Calais. Inevitablemente comentamos la catástrofe minera que se recordaba en el libro de Chalandon: el 27 de diciembre de 1974 que perdieron la vida 42 trabajadores del pozo Saint-Amé, entre ellos su hermano Joseph. Dejé que se enjugara las lágrimas en silencio y que se abrazara a aquel libro en que se recreaba la tragedia de todo un pueblo, con cuarenta y dos familias sumidas en el desconsuelo. Cuando se hubo serenado comentamos aspectos del libro, que me dijo ella había leído ya tres veces, y sobre todo los aspectos en que la novela se apartaba de la realidad. Durante tres días más me senté con ella, siempre acompañada del libro de Chalandon, y comentamos características de un volumen que a mi cada día me gustaba más y a ella le servía para no dejar reposar aquellos recuerdos tan dolorosos que en su momento había vivido a distancia: el mes de diciembre de 1974 y el de enero de 1975 los había pasado en Nueva York. Al cuarto día, no apareció. Y la esperé durante una semana más, para plantearle algunas dudas, comentarle motivos del libro que me habían interesado. Hasta que una tarde Germán me trajo mi gin-tonic y el periódico abierto por una página en la que se veía su rostro, quizás diez o doce años más joven, sobre un titular que me dejó traspuesto. “Ha muerto en Madrid la reconocida violinista Amandine Zavodski”. No nos hicieron falta palabras para compartir lo que ambos sentíamos. A la semana siguiente Germán me entregó un abultado paquete que había traído una señora que se identificó como hija de la violinista y que contenía un completo dossier de prensa francesa sobre la tragedia de aquel 27 de diciembre de 1974, con una tarjeta firmada por Amandine dos días antes de su muerte: “Pour F.T., avec ma considération”, decía únicamente. Sobraban las palabras.

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Tres cortos, muy cortos, de

Gloria Soriano

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Extraños El sol se filtra entre las hojas del plátano y motea el banco donde los dos se sientan. Ella tiene las manos apoyadas en el bastón y mira al suelo. Él, sentado de perfil, le da la espalda. Parece contar los coches que van y vienen por la avenida. No hablan. Por la forma en que se evitan se nota que el vínculo es tenso. La anciana, con edad suficiente para ser la madre, concentra la mirada en el entramado de los adoquines. En ese esfuerzo por ausentarse, la presencia ajena se intensifica. El hombre sigue contando coches hasta que su mujer llega y se los lleva a los dos.

Gloria Soriano

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La mala digestión ¿Qué me pasa, doctor? Hace tiempo que vivo con este mal. Me he acostumbrado tanto a él, que a veces ya no sé si yo soy yo, o soy un síntoma. Está en la garganta y se manifiesta de noche, en la oscuridad. Mi primer recuerdo es de los veinte años. Si ya existía antes, no lo sé. Sufrí tantos cambios al crecer, que lo de la garganta me parecía irrelevante. Tengo curiosidad por conocer su origen. Me gusta la idea de que cuando el cuerpo me abandone, este saber vendrá conmigo. Anoche, por ejemplo, logré no asfixiarme y expulsar en varios intentos, una hoja de acelga que tragué sin masticar en alguna comida anterior. Hace años que no pruebo las acelgas. Gracias a los ejercicios de relajación pude despegar las paredes del esófago, y dejar paso a los trozos de hojas verdes. Intenté ayudarme desde la faringe tirando con los dedos, como si estuviera sacando un papel atascado de la impresora (es una tarea delicada, hay que sujetar en el punto exacto y hacer la fuerza justa, a veces, mejor no tocar, que un técnico lo haga, pues si el papel se rompe la reparación se complica). Esta vez lo de la acelga concluyó con éxito, aunque me ha quedado un poco de irritación en la garganta, como usted mismo puede comprobar. Se me ocurre que lo que no se digiere, el cuerpo lo expulsa, y en mi caso, doctor, soy de tracto intestinal muy perezoso. Podría hablarle de otros incidentes más angustiosos cuanto más lejanos, como el de la manteca pegada como chicle a las amígdalas. Yo tiraba de un hilo que no tenía fin. Con él tejí telas y entretelas. Solo las he visto iguales en las entrañas de los cerdos. Doctor, no recuerdo haber comido nunca manteca. Esto más que una indigestión, parece una incompatibilidad con mi propia substancia. Estoy un poco confusa. Me pregunto cuántas malas digestiones aún me quedan. No vengo a pedirle que me cure. Eso sería destruir mi monstruo y mutilar mi yo. Pero comprender el misterio… Gloria Soriano

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Una vida sin mancha La madre, alertada por el silencio, espía con sigilo la cuna desde la puerta, no quiere que se rompa la calma. Después regresa a sus tareas hasta la hora de comer. Premia al bebe con un exceso de papilla, quien, todo roscas, no la rechaza, y prolonga ese momento íntimo con su mamá. Agradecido, retiene la caca hasta que se vuelve piedra. Apenas si ensucia los pañales. También aprende a jugar sin mancharse, a estar de pie cuando todos se sientan en el suelo. ¡Qué gusto de niña, que limpia la llevas!, saludan las vecinas. Con las atenciones propias de un seguro para la vejez, llegado el momento, es advertida de otras manchas que se extienden más allá del vestido y salpican a la familia. La madre, obsesionada, vigila sus menstruaciones. La adolescente, aunque al principio se revuelve, interioriza la exigencia. Lo que sucederá después ya está sembrado. Año tras año, suma setenta y cinco. En el cielo no hay vírgenes con tanta edad. A la madre centenaria hace tiempo que todo le tiene sin cuidado.

Gloria Soriano

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El tiempo pasa II. Toda una vida* Juan Depunto Toda una vida me estaría contigo no me importa en qué forma ni dónde ni cómo pero junto a ti… Los Panchos, 1944-1981

La Alcarria Te decía Torto, cuando se acercaba el momento de marcharte de tu casa familiar, que te fueras buscando un animal de compañía para tu nuevo piso. Él le llamaba “mascota”, pero a ti no te gusta, por inadecuado, ese término que han puesto de moda los telefilms americanos. Nunca consideraste que te fuera a hacer falta, y así ha sido. Posteriormente te han querido regalar diversos animalitos, rechazándolos a todos por falta de necesidad de ese tipo de compañía. No es que seas un solitario, aunque a veces, muchas veces, te gusta estar a solas y tener tus momentos de intimidad. Bien es verdad que siempre sabiendo que puedes recurrir a amigos y otras personas cercanas. De todas formas, la soledad es un pequeño inconveniente de la libertad. Cela lo explica muy bien en su Nuevo viaje a la Alcarria: “El viajero está más solo que la una pero esa sensación no le molesta; hace ya muchos años que el viajero sabe que la soledad es el precio de alguna que otra cosa: la independencia, la paz con uno mismo, el corte de mangas al purgatorio, la libertad de *. Se puede ver en el n.º 75 de Luz Y Tinta, página 46, la nota “Cambio de

rumbo” acerca de la estructura general de la obra “El tiempo pasa”, de la que forma parte este capítulo. Publicada la 1ª parte, “Cantando bajo la lluvia”, ahora seguimos con capítulos de su segunda parte, “Toda una vida”. Enlace: https:// issuu.com/guendy/docs/luzytinta_75

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pasar por este valle de lágrimas sin demasiadas bridas en la conciencia y el pensamiento y así sucesivamente. ...La independencia mece a la soledad, que es el remoto limbo adornado con florecillas silvestres y mariposas bordes y bien pintadas, en el que vive el olvido.” Tú dentro de diez días partes para la Alcarria, a emular de alguna manera esos dos viajes que describe don Camilo, en una simbiosis intermedia: sin el Rolls ni la choferesa negra de su segundo viaje y libro, pero sin las alpargatas del primero y de Hospederías y Paradores. Muy probablemente lo hagas a solas, aunque se lo has ofrecido a ella (que se apresuró a rechazarlo rápidamente), a Paco (que vendrá desfondado de Italia) y a Angelardo (que ya veremos). En los viajes es en donde peor llevas la soledad. Por dos sencillas razones: si conoces el trayecto y solo te desplazas, te aburres y te gusta distraerte con la conversación de alguien, siempre y cuando sea lo suficientemente interesante la persona. Si no conoces el trayecto, te gusta ir compartiendo con alguien sensible los descubrimientos del mismo. Sigues preparando tu viaje a la Alcarria con los escritos de Cela, aunque no vas a ir andando de posada en posada como él hizo, ni tampoco te

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vas a centrar exclusivamente en la Alcarria. Recurriendo de nuevo a don Camilo y a su Nuevo Viaje a la Alcarria, anotas: “...las tres subpotencias del alma son el recuerdo, el sentimiento y las ganas. Y las tres subvirtudes teologales son la cachondez (contenida), la suerte y algo de salud para mantener el tipo.” Esperas poder contar con ellas para tu viaje. Los libros de Cela (Viaje a la Alcarria, de 1948 y Nuevo viaje a la Alcarria, de 1986) no han sido los únicos ni los primeros sobre La Alcarria, aunque éstos han conseguido la mayor divulgación hasta la fecha de este territorio y las costumbres de sus habitantes. Esta extensa comarca extendida entre tres provincias (Guadalajara, Madrid y Cuenca) ha sido inspiración de varias obras literarias: En el siglo XVIII Tomás de Iriarte publicó su Viaje a la Alcarria (1782) y luego un poema que sitúa en esta comarca (Los cuatro lisiados). José Luis Sampedro publicó en 1968 El río que nos lleva, sobre el transporte de madera por los “gancheros” en balsas por el Tajo, desde su zona alta hasta Aranjuez, que duró hasta los años 40 del siglo pasado; esta novela fue objeto de una película en 1989 y hoy se hacen recreaciones turísticas en las fiestas de verano de algunos de sus pueblos ribereños como Poveda. Tú finalmente conseguiste hacer el viaje sólo, durante algo más de una semana, y has descubierto algunos aspectos positivos de viajar de esta manera, que son nuevos para ti. Por ejemplo, se contacta y charla más con los lugareños, quizás porque las personas necesitamos hablar a diario con alguien, y se sigue la ruta y el ritmo que uno quiere, sin tener que pactarla con nadie.

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Te has pasado años trasmitiéndole a ella admiraciones e interjecciones sobre los descubrimientos del camino, del que creías era vuestro camino, pero que poco compartía. Solamente lo toleraba, como ha hecho con casi toda tu personalidad. Era el precio que ella pagaba por estar con un marido al que quería. Y tú te dabas cuenta desde el principio: era el precio que tú pagabas por estar en compañía de alguien a quien querías y que te quería. Pero no basta con quererse. Ni siquiera es condición indispensable, ni la más importante para vivir en compañía permanente. El nombre de Alcarria, como tantos otros en nuestras tierras, viene del árabe y significa “alquería”, que son esos conjuntos de casas pequeñas rurales que juntándose vienen a formar un poblado. También se le dan a este nombre otros significados. Su mayor extensión está en la provincia de Guadalajara, dividiéndose en una zona alta y otra baja. La Alcarria te subyugó. Esa mezcla de páramo calizo entrecortada por ríos (de los que el Tajo es su rey y el Tajuña, Henares y otros, sus príncipes afluentes), contrasta con sus valles fértiles; las encinas y cultivos de secano por un lado y las huertas y hierbas aromáticas por otro (como el tomillo, romero, espliego, lavanda, hierba Luisa, etc). De las huertas probaste las verduras asadas a la parrilla del monasterio, hoy hospedería, que fundó Santa Teresa a las afueras de Pastrana. Pero no sólo, luego diste cuenta de un cordero alcarreño, guisado con aceite de la zona y regado con vino de Arganda, como podrías haberlo hecho con los vinos de Mondéjar y Sacedón, que dejaste para otras libaciones en días sucesivos. Y de postre las mieles hechas con los pólenes de las flores de sus múltiples hierbas aromáticas. Estas mieles consiguieron la primera denominación de origen española para este producto, Miel de la Alcarria.

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Y tras la comida fuiste a visitar Pastrana, enamorado, aún sin haberla conocido, de su Plaza de la hora. El relato de la Princesa de Éboli, encerrada en su palacio ducal, desde el que sólo se le permitía asomarse a la ventana una sola hora al día, de ahí su nombre, te había subyugado. Qué implacable era la justicia vengativa de nuestro poderoso rey al que no se le ponía el sol. Y cómo sus celos transformaron en traición la de su valido, que, al fin y al cabo, no se comportó de manera muy diferente a la del monarca con su legítima esposa… El Tajo, tan sinuoso en su parte alta, tras recibir las aguas del río Cifuentes a la altura de Trillo, viene a servir de refrigerador a la más moderna central nuclear de nuestro país que lleva el nombre de esta población. Quien le iba a decir al infante Don Juan Manuel que ese gran río iba a servir para estas peligrosas modernidades cuando en 1325 construyó su castillo de Trillo, cuyas ruinas hoy siguen coronando a este pueblo. Para vigilar esta central la naturaleza dispuso las “Tetas de Viana”, dos macizas montañas calizas gemelas que, con su forma de pechos de mujer, de ahí su nombre, todo lo miran y todo lo ven desde su maternal y elevada altura. Ellas fueron testigos de los tremendos destrozos que causó en la zona la Guerra de Sucesión, en la que talaron sus montes, destruyeron sus campos y colmenas y mataron al ganado; también le metieron fuego a sus casas, huyendo despavorida su población que quedó disminuida a menos de 100 habitantes. No corrió mejor suerte en la invasión napoleónica del siguiente siglo, que destruyó su bello puente medieval sobre el Tajo, hoy reconstruido. Aguas abajo, el padre Tajo alimenta los embalses de Entrepeñas, Bolarque, Almoguera, Estremera, Buendía y Zorita (éste a modo de ensanche alargado del río Tajo), que contribuyen a formar el llamado “Mar de

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Castilla”. Te impresionó sobre manera, a la salida de una curva mientras bordeabas sus meandros, el encontrarte de golpe con la coloreada cúpula del reactor de la central nuclear de Zorita de los Canes, la primera que se construyó en España en 1968 y que cuando tú la viste aún funcionaba (se clausuró en 2006). Es el río más atómico de la Península, pues a su paso por Extremadura vuelve a regar otra central nuclear, la de Almaraz de 1973 y ya van tres. Si no le han puesto más centrales atómicas ha sido por la afortunada moratoria nuclear que se consolidó con la Ley de 1994 en España y por la mentalidad antinuclear del vecino Portugal, donde termina el Tajo. Sería alargar enormemente este capítulo si pretendieras describir todas las riquezas de esta comarca y sus poblaciones como Guadalajara, Alcalá de Henares, Arganda del Rey, Brihuega, Hita, Huete, Jadraque, Mondéjar, Chinchón… Eso será motivo de otra publicación y optaste por retirarte a la Hospedería Real de Pastrana, establecida en el antiguo Convento del Carmen fundado por Santa Teresa y clasificado como Monumento Histórico Artístico a las afueras de Pastrana, recordando la frase de don Camilo en su libro: “A la mañana siguiente cuando el viajero se asomó a la Plaza de la Hora y entró de verdad para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse con una ciudad medieval, una gran ciudad medieval”.

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La leyenda de Vallemoru Monchu Calvo Vallemoru es un pueblo abandonado del concejo de Ponga, en Asturias. Pertenece a la parroquia de Taranes, y se despobló allá por los años 80. Ha vuelto sin embargo a sonar la gaita en el solitario pueblo. El santo volvió a bendecir las casas vacías, esperando que esa bendición llegue a donde habitan las almas de los que allí vivieron. Los más viejos recuerdan las humildes fiestas de San Antonio, que eran el paréntesis de las duras faenas diarias, como recordaron los entibadores recreando el duro trabajo de los mineros en la fragosidad de los chamizos de aquellas montañas. Han vuelto las partidas en la bolera, compartidas con el borrín que cortejaba con los picos y cabañas. Hoy, dicen, es un pueblo abandonado. Pero no es cierto. Su gente no lo abandonó, sino que el mundo les abandonó a ellos. Casi 100 años después de que Tomas Edison iluminase una calle de Nueva York, en Vallemoru, como en tantos otros pueblos del mundo, nunca hubo luz eléctrica. Muchos años después de la llegada del agua corriente a la capital pongueta, en Vallemoru, como en muchos pueblos del mundo, no había agua corriente. Cuatro años antes de la llegada del hombre a la Luna, en Vallemoru, como en tantos otros pueblos, no había ni una sola carretera de acceso, y hoy por lo menos han construido una pista para todoterrenos desde Taranes Porque esta historia es la historia de muchos pueblos que quedaron abandonados, y de muchas personas que tuvieron que emigrar. Como tantas otras gentes, ahora y antes, de muchos lugares, de distintos colores de piel… pero con igual melancolía por la añoranza de su pueblo, como recuerdan los entusiastas romeros que vuelven a llevar la vida y la alegría, mientras las solitarias vacas pastan ajenas a tanto bullicio, y en el lugar que antes ocupaban suena la música que unos enamorados del lugar entonan para disfrute de los que allí acudieron. Hablamos hace tiempo con otros pobladores de lugares donde solo el aire y la soledad corre por sus caminos. “Para mi todos los días eran distintos, aunque las tareas se repitieran cíclicamente cada año.” “El cielo que nos cubría variaba de un día para otro: sus tonos, la forma y el tamaño de las nubes…” “Monotonía de vida, vista a distancia, desde la lejanía del tiempo, pero allí no lo era tanto, al menos para mí. No era lo que aparentaba ser: era la vida de nuestros abuelos, la de nuestros padres, la que nosotros conocíamos, y nos parecía la mejor.” Y no quedaba más que descubrirse ante esa lección de una vida ya desaparecida, porque esos hombres y mujeres son los últimos de una estirpe de gigantes, que

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fueron capaces de vivir en una tierras más propias de lobos y osos que de seres humanos. Alvarin, menudo, de ojos claros, uno de sus antiguos habitantes, descendientes de moros, según nos cuentan las leyendas perdidas en la oscuridad de los años, es un buen ejemplo. Hay tantas cosas ocultas en las derruidas viviendas, que trataré de realizar un estudio etnográfico recuperando los saberes de sus últimos descendientes. Sentarme con ellos y escuchar de sus bocas, leyendas, trabajos y vida, sobre todo vida. Estoy seguro de que tiene que ser apasionante ver como en un lugar tan aislado llevaban una existencia apacible, alejados en horas de otros lugares habitados. Un historiador; Aurelio del Llano, allá por los años 20 del pasado siglo, paso unos días en ese pueblo. Así narraba su estancia en el lugar : “Pasadas las majadas de Degoes, Estaquera y Curueñu, el collado de Traslafuente y la riega de Llevarde, después de seis horas de camino, llegamos a Vallemoru, pueblo formado por doce vecinos, cuyas casas se hallan al borde de un precipicio. Lo mismo hombres que mujeres, a pesar de ser todos parientes, por casarse entre sí, son de estatura elevada, predominando el tipo rubio. Hablan bien el castellano, con acento dulce. Son todos propietarios y viven desahogadamente. Pertenecen al concejo de Ponga. Están exentos de ir a misa, a causa de la gran distancia a que se encuentra la iglesia. Sube una vez al año el cura a confesarlos, y decirles una misa en una capillita donde veneran a San Antonio Abad. La manteca mazada ese día y unos lacones se los dan al santo, y luego “ajustan” cuentas con el cura. Al lado de la capilla hay dos postes hincados en el suelo de los que pende una campana. Aquí, me decía un anciano, apenas conocemos las enfermedades; No recuerdo haber visto al médico más que una vez. Nos morimos de viejos y así lo certifican “allá”. En una ocasión hemos tenido varios días el cadáver de un vecino en una cabaña que está al otro lado de aquel collado, porque no podíamos pasar a causa de la nieve. Entonces el alcalde quiso hacernos aquí un cementerio, a lo que nos opusimos, porque queremos enterrarnos donde nuestros antepasados.” Animo a que esta fiesta perdure en los años, y estoy seguro que así será, y habrá nueva vida, aunque para que se empape de ese lugar y sea el relevo de los que allí estuvieron, aunque haya viajado en el vientre de su animosa madre. El mejor homenaje a Vallemoru Gracias a Ines Corral y romeros por mostrarnos tanta belleza.

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Fotos seleccionadas durante el mes de septiembre de 2019

Cap Frehel , de kristof browk

Se muestran en esta secciรณn todas las fotos semanalmente destacadas en Moldeando la luz durante el mes de referencia. 44


Ficciones.Paulina Stpetersburg

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Lighthouse de kristof browk

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Pictures de K alynsky

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Still lifes de Tатьяна

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A boĂąo nocturno color de Pepe L atas

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Agua de la fonte clara de Jacobo

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A ll goodness and tenderness de Dimitriv

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A mansando a las fieras de Luisma

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A mazing rice terrace de Saravut

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Atardecer de Loco M atara

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55 A zul de Dรกria


Between flowers de David D.

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Cap Frehel , de kristof browk

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Castle de kristof browk

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Children forgotten by the world of the great de Deven

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Colores de autumn de Michael

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Colores en la bahia de Jorge C. GarcĂ­a

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Colors de M aximov

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63 Contemplaciรณn desde una silla de Dรกria


Cristina de M ario Eduardo

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Cuevas del M ar de Jesús Á lvarez

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DĂ­a gris de Rosina Smit

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Fashion hairs de Duong Dinh

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Fiordos de Noruega de Yuri

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Hablar Bobble de Daniel

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Hmong,Mu cang chai Vietnam de Saravut

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72 I. de A mazing rice terrace


73 Intellectuality de Jelvin Bornes


L a hora de Rlronor

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L a mujer y el mar de Nadima

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Lighthouse de kristof browk

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M aternidad de O xana

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Mortal de Ricardo Completu

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Movimiento de Pepe L atas

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Museo Guggenheim de E.Horobets

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Muy cerca de Ricardo Completu

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82 No lo tengo muy claro de Catherine


Nudde de Ignachenco

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Nude de M aximov

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Pantyhose Tango de Osman

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Pelirroja. Paulina Stpetersbu

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Playa de San Lorenzo de Pepe L atas

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Puente de M anhattan de A lbert Navas

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Siguiendo la ruta de Erik Thorvaldsson de Daniel

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Still life de Tатьяна

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Sunrise de kristof browk

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Symphony in red de K ezzin

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The eye that sees everything de M akapeh de

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The flight de A lekxandre

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The lady in the hat, de Paulina Stpetersbur

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Tubos de Julia

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Ukelele de Lorna Aguirre

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Una de piratas. A.Polyakov


VIII Jornadas de receaciรณn histรณrica de Candamo de A ntonio Centeno

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100 When you don’t need Photoshop8de Roman


Y yo con estos pelos de Dรกria

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Cascanueces Fotos: Nadima Texto: Claudio Serrano Conocida la afición y querencia de Nadima por los cuentos de hadas, no extraña el hecho de que nos traiga hoy en esta serie el cuento de Cascanueces y el rey de los ratones, una obra que escribiera E.T.A. Hoffmann y que, en manos de Tchaikovski, se convirtió en uno de los ballets más conocidos de la música clásica de todos los tiempos. Claro que el compositor ruso conoció el texto de Hoffmann a través de una versión de Alejandro Dumas que le añadió a la historia original ciertas dosis de fantasía que la convierten, en su conjunto, en un cuento de hadas fascinante. Es un cuento, ya digo, fascinante, en el que no faltan las transformaciones mágicas, los sueños y los príncipes que vencen encantos y salmodias eternas para desencantar y conquistar el amor de una princesa. Lógicamente el príncipe que consigue su amor llega a buscarla en un carruaje de oro tirado por caballos de plata que los conducen a un palacio de mazapán en el que finalmente, tras una boda digna del mejor cuento, son felices y reinan sobre un país poblado de bosques de árboles navideños y en el que suceden a diario todos los hechos extraordinarios que imaginarse puedan. Como es habitual en ella, Nadima toma todos estos elementos y los eleva a la categoría de símbolos, elementos del sueño que llevan en su origen onírico la mágica capacidad de despertar pasiones internas que solo suceden en los cuentos de hadas, en las fotos de época logradas con muy poco elementos y en esa pugna diaria y singular de la realidad contra ratones que solo son vencidos por príncipes hermosos y valientes, esos que siempre son capaces de arrebatar el corazón de las bellas damas que suspiran al borde de balcones dorados la llegada de un viento que mantenga la lucidez de las bellas historias fuera del alcance del olvido y del desgaste insomne de las batallas perdidas.

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Variaciones geométricas Pepe Latas En esta ocasión, un puro ejercicio de líneas, de esbozos, de geometrí­a, de colores que atraviesan paredes; exposiciones dobles, triples, condicionando el correcto volumen arquitectónico, transmitiendo luz y sonido, que moldean tridimensionalmente el espacio de papel, para moverse con la imaginación dentro de él. En este campo, la foto, descriptivaen su inicio, pasa a ser meramente expresiva, excediendo la simple esencia de la forma geométrica, aún en su simplicidad, las lí­neas estructuradas abocetan la definición del espacio, al menos en una fase imaginativa, componiendo una visión del entorno creado.

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Sueños

Vamos camino de los tres años cuando en esta sección se inauguró con CUERPO, le siguieron PAISAJES y MIEDOS; finalizará con los trabajos fotográficos dedicados a SUEÑOS. La fotografía, como cualquier otro medio creativo, tiene la capacidad de hacernos salir de la realidad. Nos da una excusa para dejarnos llevar por fantasías infantiles, para vagar por mundos de ensueño en los que todo vale: La tecnología digital ha empujado los limites del escapismo mucho más allá de lo que se había hecho hasta ahora. Los trucos de postproducción pueden poner a personajes de videojuegos en el mundo real o hacer que los barcos floten en el aire sobre la superficie de mar. De igual forma, nos abre una puerta hacia mundos nunca vistos, permitiéndonos recrear antiguas civilizaciones o viajar al futuro, a un mundo postapocalítico en el que las plantas reclaman la Tierra para si mismas.

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Li Wei Teniendo en cuenta todas las herramientas de la era digital que tenemos a nuestra disposición, deberíamos quedarnos maravillados por el hecho de que las interesantes fotografías de Li Wei no utilicen ninguna. En cambio, prefiere utilizar los encantos analógicos de los cables, espejos, andamios y escaleras... Este artista chino, que sabe andar por una cuerda y también es gimnasta, combina la fotografía con las representaciones artísticas. En el mundo de Li, las mujeres disparan a hombres utilizando grandes arcos y las personas, aparentemente, planean sobre los árboles o se columpian los unos a los otros por los tobillos mientras se inclinan sobre caídas de vértigo. Li siempre es la figura lanzada hacia el cielo, enterrada en el suelo o empujada desde un alto edificio. No está muy claro como organiza las escenas, pero siempre resultan impactantes. Están creadas para impactar más allá de mera curiosidad; el artista cuestiona la ley de la gravedad, pero también desarrolla los temas de la globalización y, en particular, de la creciente sociedad urbana china. Aunque llene sus fotografías con su gran vena humorística, revela un cierto escepticismo sobre el futuro de su país.

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Don Quijote Irina Dzhul

Proyecto @kazkovuy_kyiv Kazkovy Kiev (“Fairy Kiev”) Parcela: “Don Quijote” Fotógrafo: Irina Dzhul Modelo: Boris Barsky (actor) Organizador: Irina Mitnovich Cómoda: Chervona Vorona Detrás del escenario con un disparo muy divertido para el proyecto @ kazkovuy_kyiv Kazkovy Kiev («Fairy Kiev”) con el gran humorista Boris Barsky. No podría ser de otra manera

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Benavides de Órbigo Ricardo González “Completu” Me llama poderosamente la atención de un cartel al inicio de un pueblo de la comarca de la Ribera del Órbigo, en el que indica que llevan 700 años haciendo el mercado semanal los jueves. Se aprecia a primera vista, la constancia de sus residentes y las arraigadas costumbres centenarias. Visitamos un jueves el mercado y al jueves siguiente es lo mismo, siempre hay gente que lo visita todas las semanas y me parecía que algo tendría que haber para que, siendo lo mismo, se volviera al jueves siguiente y así sucesivamente, durante cientos de años. Es de rigor, pasear hacia abajo por entre los toldos del mercadillo, con la mirada hacia los de la derecha de las tiendas ambulantes, hasta llegar al vendedor de pollos asados, que está el último y volver a subir mirando hacia el otro lado hasta el cierre vallado, que delimita con la carretera de transcurso de vehículos a motor, que atraviesa en la totalidad el pueblo de Benavides de Órbigo en León. Pero claro que setecientos años, sus pobladores haciendo lo mismo todos los jueves, algo se debían de ocultar y lo descubrimos. Claro que la visita era una buena acción, pero lo importante estaba en que primero, como decía, se paseaba por dentro del mercado pero después (y es para el 100% de los visitantes y residentes), el protocolo está en pasar por todos los pequeños bares, tomándose un vino y esperando la tapa que es de obligación casi por receta municipal y que en cada establecimiento es diferente, así en uno son las patatas con pimentón picante, en otro orejas de cerdo, casquerías de ternera, cecina, chorizo, tortillas varias,... etc, etc. Y así se va pasando la agradable y mercadera mañana. Así cuando uno llega a casa a sentarse a la mesa para no comer, se comenta que las patatas han quemado la lengua y que tomaron otro vino para friccionar el paladar y que pase el escozor pero que, con el segundo, han tomado más patatas picantes. Es de obligado cumplimiento en casa decir que, como los mejillones de la suegra ningunos, por mucho que le pongan salsa de tigre picante y vino fresco en ese bar de los soportales.

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Sentado y observando todos los momentos de cuando los clientes salían de los distintos bares, es raro no encontrarse conocidos y levantar la mano, a modo de saludo. Otros que salían de otro bar, y al encontrarse al conocido, portaban un palillo sujeto en la boca o en la oreja. Me parecía raro, porque otros en el mismo caso, levantaban la cabeza hacia atrás, para saludar. Algunos, no sacaban las manos de los bolsillos y otros bajaban la cabeza mirando a los pies. Tardé varios jueves en poder creer que podría ser una señal para los amigos, señalando lo que en cada bar ponen de tapa con la bebida y así el que levanta la mano, manifiesta con la seña que hay lacón; el del palillo en la oreja, pues no podría se otra cosa que oreja de cerdo y si es en la boca, morros; quienes levantaban la cabeza hacia atrás marcaban las mollejas, los de las manos en los bolsillo son criadillas y los que miraban para los pies no podía se otra cosa que los callos. Pocos son conocedores de estas costumbres en Benavides y siempre se hace a partir del segundo vino, ya que el primero nos pica la lengua y no atinamos más que a levantar la mano y pedir otro vino y el camarero les trae lacón en vez de patatas. Estas costumbres de juntarse los amigos y hermanos los jueves para hacer el recorrido del tapeo se van perdiendo con el paso del tiempo, y es normal porque antes en las familias era habitual tener 12 ó mas hermanos y cada uno con sus amigos y ahora lo normal es uno o dos y los amigos se han salido del pueblo, por motivos de trabajo. Hace muchos años por los pueblos benavidense pasaban los panaderos por unos sitios los lunes, miércoles y viernes y por otros los martes, jueves y sábados y siempre se vendían hogazas de pan y nada más. Aquellos vendedores ambulantes del pan, solían tener nombres muy apropiados como el de Ángel y cuando se acercaban a los hogares se gritaba “ahí viene el ángel con el pan debajo del brazo“. Ya luego el Ángel se va acomodando en una tienda y eran los clientes quienes tenían que ir a él, si querían pan. En Benavides de Órbigo si quieres orar, tienen una iglesia muy bonita y muy fotográfica, con unas luces naturales que con el sol, reflejan y pasan por los ventanucos y vidrieras haciendo grandes composiciones y además no ponen impedimentos para colocar el trípode o usar flash. Si el visitante quiere tomar vinos y tapas tiene que visitar los distintos bares, y si quiere beber la mejor agua de la zona tiene que ir delante del Ayuntamiento, donde está la fuente de los ocho caños con el agua mas fría de la zona. Para quienes no conocen la zona diré que es habitual por las mañanas pasear por la Ruta de la Perdiz que sale del pueblo y pasa por Quintanilla del Valle, Vega de Antoñán, Antoñán del Valle y acaba en el embalse

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de San Vicente con la Venta de la Perdiz. Es muy fácil de hacer la ruta pero, lo importante está en que con cualquier paseante o residente que se cruce, es de obligado rigor el saludo (en esta ocasión, los cruzados solo levantan las cejas) y los buenos días, dejando así abierto el diálogo para el día siguiente a la misma hora y en el mismo sitio encontrar a la misma persona y establecer momentos de amistad y después verse los jueves entre vinos y tapas de riñones, mollejas y tortillas. Para los cultos, tienen la biblioteca municipal y para los enganchados al Internet, el ciber gratuito dentro del mismo local. Los nostálgicos tienen el paseo floral (que por cierto está muy bien cuidado), el puente romano y el museo del Molino donde sin ninguna duda la encargada nos pondrá al orden de cualquier conocimiento y uso de este arte milenario. Solo abren los jueves y los domingos. Piscina y para los mas naturistas el camping local. Hay zonas de golosos pero, un fin de semana de septiembre se abre el Rincón mas dulce de la provincia con la XIV (para este año 2.019)

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Edición y Feria del Dulce y la Repostería donde entre otras cualidades se harán concursos y talleres de cocina dulce. Para los jóvenes nocturnos, siempre estuvo el lavadero como zona de reunión y relatos de viejas y nuevas aventuras. Hoy día llegaron los “asalvajados” con sprays y sin conocimientos de arte, lo pusieron todo perdido de brutales pintadas, meadas por todas las esquinas y olores varios con ninguno de ellos a aromas de jabones y suavizantes. Las zonas rurales, despiertan el interés del visitante con atractivos motivos entre los que algunos promocionan la seriedad de los buenos graffiti, otros con zonas de paisajes únicos y en este concejo se está creando algo muy particular y de lo que yo nunca había escuchado y me parece de lo mas interesante. Al lado de los registros de las lecturas del agua que cada casa tiene, se están haciendo unas inscripciones muy particulares a modo de “camino del sabio o parecido” (desconozco el nombre que le pondrán a estos escritos), donde a través de una palabra, muestra el significado, como por ejemplo real de: Hurmiento: parte de la masa que se deja sin fermentar para que sirva de levadura en la siguiente ocasión. Otra de las obras es la de Mamotreto, cuya respuesta dejo en el aire, para que los lectores de esta sección, puedan indagar su significado. En poco tiempo, se podrá pasear por estas calles, mirando hacia estas tapas en las paredes y leer estos pensamientos, sirviendo de comentarios múltiples para los visitantes. Los mas nostálgicos mirarán por las afueras de los pueblos, y verán enroscados por altos postes y alambres, esas plantas llamadas lúpulo que después se añadirán a las buenas cervezas. Aunque yo recuerdo más aquellas nostálgicas y calurosas noches de verano de hace más de cuarenta años, cuando se inauguraba la piscina, tocaban los Cirolines en la sala de fiestas que hoy día ocupa el complejo hostelero y aquellas salidas que pagábamos seis o siete amigos al único taxi que había en la localidad, para que nos llevara a las localidades colindantes para estar en sus fiestas y, por qué no decirlo también, de aquellas ayudas a los amigos agricultores en las que nos poníamos encima de la trilla, mientras ellos gobernaban la guía del mulo y después compartía un trozo de chorizo y pan, junto con el botijo de agua, que nos sabían a gloria.

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In memoriam

László Balassa Richárd, Fotógrafo

Ilona Gogh Falleció a los 42 años, en Budapest, el 25 de julio de 2019. La triste noticia fue dado a conocer por la página de Facebook de la universidad libre BWS, fundada por el propio artista. Balassa nació en Budapest. A los 27 años se trasladó a vivir a España, donde hizo sus estudios y realizó sus trabajos, coordinando sus talleres y seminarios entre Hungría y España. Fue miembro de la Federación de Fotógrafos Húngaros y de la Keystone Press Agency, realizando trabajos para la National Geographic. En 2018 ganó el premio principal del Concurso de Prensa de Hungría en la categoría de fotografía social, documental, siendo en su obra la principal línea que lo caracterizaba, con sus dramáticas representaciones en blanco y negro como grito por las capas marginadas, fiel reflejo de sus vivencias juveniles que lo marcaron de por vida, sacándole ese espíritu de solidaridad y entrega a los necesitados... Creo que nada mejor para reflejar su espíritu que ese autorretrato de la página siguiente y la cita de su letras (traducción : IlonaG.) y un puñado de sus fotos.

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“Prometo, me rehabilitaré…, a la vuelta me rehabilitaré…andaré con cartera repleta durante toda mi vida, y ¡construiré! Carrera profesional, casa, futuro, pasado si es necesario… construiré en base de mentiras, de porquerías, da igual, solo para salvar las apariencias, ¿a que si? Compraré coche caro, zapato bonito, calzoncillo con letreros caprichosos, y viajaré para que veáis qué bien me va! Viajaré para poder saltar mientras veo películas. ¡Yo también estuve por allí y también por allá! Así poder mantenerlo frente a mi cual medida de éxitos, yo he estado allá! Y aunque no fuera verdad…porque valen las mentirillas…para mi será permitido pues me vais a idolatrar…buscaré alguna organización con nombre bonito, les mandaré algún dinerillo para que lo reenvíen para aquellos que no llegaron al éxito como yo, luego me sentaré por la calle junto a unos sin hogar, vestido con mis trajes impolutos para fotografiarnos, porque seré también artista… Seré también hermoso, y siempre con mi mirada dirigida hacia arriba porque me sentiré orgulloso por lo que me convertí, ya que lo hice por propio esfuerzo, sin ayuda de dios, el falso dios de mi propia vida… solo visitaré las iglesias cuando están llenas de gente para que vean como me arrodillo bajo el peso de mi humildad… estaré situado atrás, en el fondo para que no vean esa sonrisa en mi rostro, ese sarcasmo que es incapaz de expresar tamaña mentira de yo entrar en esa casa, la de dios, como dios…procurando sacar debajo de mis uñas el arrepentimiento, si es que no tengo pecados, pero.., ya le perdonaré a dios… Seré ente perfecto, vida perfecta, sonrisa brillante en el trasero de un burro tonto, pero hasta tanto me quedo…me quedo siendo monstruo, con cartera plana, carácter falso, aluvión futíl en la corriente de la vida que suelta amarras a la primera curva, no iré a la iglesia solamente cuando esté vacía para que no moleste a nadie mi presencia mientras no sea perfecto…pero seré…prometo que seré…”

László Balassa

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En el mes de febrero del año 2017, se publicó en la revista Luz y Tinta una entrevista y la presentación de László, cuando lo conocí en Lloret de Mar y le hice una fotografía.., no le gustó, pero ya era tarde, la tenía la editora... ¡Yo la guardo entre mis tesoros! ¡Adiós László...!

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Lรกszlรณ Balassa

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Imagen de Rudy and Peter Skitterians en Pixabay

Repertorio de

Fotógrafos Españoles

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Carlos Aires Licenciado y doctorado en Bellas Artes por la Facultad Alonso Cano de Granada, ha realizado el Master of European Arts and cultures de la Leices- ter University y la Fontys Academy de tilburg (UK y Holanda, 1997-2000) y ha sido becado por el atelier del De Pont Museum de Tilburg (2000-01), donde trabajó como montador de exposiciones mientras ejercía en paralelo de asistente del escultor holandés Guido Geelen. De 2001 a 2003 amplió estudios en el Hisk de amberes (Bélgica) y al año siguiente se trasladó a Columbus (Ohio, EE.UU), para cursar el master in Photography de the Ohio State University. Aires es un artista visual con una base fotográfica y videografíca en sus trabajos, aunque sus orígenes como escultor son evidentes en la presentación de sus exposiciones. sus provocativas obras esconden un drama detrás de la belleza, el dolor reflejado a través de una sonrisa. En esta línea se inscribe Love is the Air (2007), en la que siluetas extraídas de imágenes de contenido violento y trágico recortadas sobre vinilos o grabadas en cuchillos de cocina entran en confrontación con el mismo nombre de la instalación o los títulos de los discos. Y Opening Night (2012), instalación concebida especialmente para el centro de arte contemporáneo de Málaga, compuesta por 2.500 farolillos con impresiones de fotografías de esta y otras temáticas, que iluminan intermitentemente la sala de la exposición. marcadas por una estética ambigua, resultado del análisis al que su autor somete a lo cotidiano y al contexto cultural,

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ambos trabajos sumergen al espectador en una realidad incomoda y de múltiples lecturas. Su obra ha podido verse en exposiciones organizadas por instituciones y museos como el Bozar de Bruselas (2005), Artium de Vitoria-Gasteiz (2010), el museo internacional de arte contemporáneo de Lanzarote (2011), el museu casal solleric de Palma de Mallorca (2012), el Palacio Imperial Belvedere de Viena (2012), Domus Artium de Salamanca (2013) y el centro de arte Maison Particulière de Bruselas (2013), entre otros. Como reconocimiento a su trabajo, ha recibido el Primer Premio Jóvenes creadores malagueños (1998), la beca Manuel Rivera de la Diputación de Granada (2000), el Premio De Pont Foundation (2001), el premio Joven autor andaluz de Caja San Fernando (2001), la beca Fulbright del Ministerio de Educación y Ciencia (2003), el Premio Jóvenes creadores andaluces del instituto andaluz de la Juventud (2004), el Prix de la Jeune Peinture Belge (2005) y el Primer Premio Generación 2008 de Caja Madrid. Posee obra en las colecciones permanentes de Artium de Vitoria, el Instituto Andaluz de la Juventud, el centro de arte contemporáneo de Málaga, el National Belgium Bank, el Museo Arter de Estambul y el Museo Mak de Viena, entre otras instituciones. Publicación seleccionada Carlos Aires. Opening Night, CaC, Málaga, 2012. www.carlosaires.com

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Arriba, con el nutricionista Ramรณn de Cangas. A la derecha con el psicoesteta Ramiro Fernรกndez. Abajo, un momento de la entrega del galardรณn en el Hotel de la Reconquista.

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Eduardo Castejón, premio al actor “más saludable” El actor ovetense Eduardo Castejón, apadrinado por el psicoesteta Ramiro Fernández y el reconocido dietista y nutricionista Ramón de Cangas recibe en la tarde del pasado 5 de octubre el premio Mejor actor Internacional 2018 con hábitos más saludables que otorga la Fundación Alimenta tu salud, que promueve hábitos de vida saludables y que preside el propio De Cangas y la Sociedad Científica Internacional con sede en Colombia SIISDET. La entrega se llevó a cabo en el hotel de la Reconquista. El acto contó con la participación, entre otros, del director de cine Julio de la Fuente y el director Inge Vela, y el presidente y fundador de la orden del Sabadiego, Miguel Ángel Fuente Calleja. El actor ovetense, que en el mes de noviembre viaja a Cuba para rodar una película como protagonista, agradeció el galardón que en un principio debía recibir en noviembre en Miami pero sus compromisos profesionales no le han permitido viajar al coincidir en fecha con el rodaje en Cuba. «Estoy muy orgulloso de recibir el premio rodeado de mi familia y mis amigos. Agradezco a la Fundación haber pensado en mí y haber organizado en mi ciudad natal la gala», ha explicado. El actor ovetense agradece a todos los asistentes al acto y anima a todos la «mantener hábitos saludables».

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Todo lo que querĂ­as saber y...

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: ¿Es mejor aceptar los encargos a un precio demasiado bajo con una tarifa absurda y poder hacer el trabajo, o, educadamente, decir gracias pero no, y quedarse sin nada?

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: Cuando alguien está empezando dispongo de un tipo de filosofía clara. Estás empezando. No tienes experiencia. Necesitas aprender. Durante un tiempo estarás realizando un trabajo de mierda por una paga de mierda. Espero que puedas manejar trabajos de 50 euros como si fueran de 500. ¿Tienes hijos que alimentar? Ellos no vivirán mucho con un plato de “honradez”. Algunas veces trabajas solo porque tienes que ir al supermercado. Haces eso por algún tiempo. Algunos lucharán por un año o dos; algunos estarán en esta mierda por cinco años o más. Si puedes sobrevivir a esta clase de campamento militar, entonces empezarás a conseguir los trabajos que quieres. Aquellos por los que has luchado. Tienes experiencia, capacidad y talento. Tus gastos empezarán a crecer un poco. Tus tarifas llegarán a un punto en el que tienes que empezar a seleccionar y escoger trabajos basados en esas tarifas. Pero no te subas a la parra y además a través de atajos, no hagas como los que se conocen como FSV (Fotógrafos Sin Vergüenza) que a los cuatro días de tener una cámara en sus manos y después de ver tres o cuatro tutoriales de otros, en algunos casos de otros FSV, se lanzan y ya quieren dar talleres y cobrar a los que empiezan y saben poco menos que tu. No solicites a nadie que valore tu trabajo en redes, pues te estás devaluando, las adhesiones deberán de venir como fruto de tu trabajo, y por supuesto no te votes nunca a ti mismo, no queda bien, tanto si son muchos o pocos los destacan tu trabajo. Cuando estés en ese punto de formación y sin saltar esas reglas éticas, entonces educadamente, podrás decir que no a lo que no te interese. Tienes un registro de tu trayectoria para considerarlo y conocer que puedes esperar para el futuro. Sabrás si tienes que rebajar tus tarifas, también tendrás a tu cliente que rebaja sus expectativas. ¿Tú quieres hacer dos días de trabajo por la mitad de mi tarifa? Yo haré un día de trabajo por esa cantidad. Encuentra soluciones intermedias. Ellos tendrán que encontrar soluciones intermedias. Puedes lograr esas cosas basándote en la experiencia y consigues esa experiencia haciendo cualquier cosa que puedas hacer con tus manos. Algunos fotógrafos le dicen a los nuevos que necesitan tener una tarifa X y mantenerse con ella. El problema con este consejo es que los nuevos fotógrafos no 185


tienen experiencia para conseguir esa clase de tarifa, a no ser que seas un intrépido inconsciente. Alguien tiene que hacer bodas por 500 euros ¿no? Alguien con poco tiempo de experiencia puede hacer eso. Alguien con 20 años o más de experiencia no. Alguien con 20 años de experiencia no perdería el sueño ante tipos con uno o dos años de experiencia. Si tienes que comer, entonces toma ese trabajo. Como la gran Paula Lerner acostumbrada a decir: “Si estás jodido en un trabajo, al menos que sepas que estás siendo jodido”. Reconoce porque estás trabajando por una mala tarifa y reconoce porqué es una mala tarifa para ti. Conoce tus números. Reconoce porque te pagan con barro cuando entregas oro. Estás abajo y estás bien. Tienes que empezar ahí; pero no permanecer ahí.

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Fotos que despertaron conciencias

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Tropas aliadas en la playa de Omaha 6 de Junio de 1944. Normandía, Francia. Una marea de acero se materializa en el horizonte del mar de Normandía. Es la mañana del 6 de junio de 1944. Los soldados de la Primera División de Infantería de Estados Unidos desembarcan en la playa de Omaha bajo el fuego de las ametralladoras alemanas. Esa mañana, entre los estadounidenses había un refugiado húngaro. Endre Erno Friedman, también conocido como Bandi, y que más adelante se convertiría en el gran Robert Capa. Para él, según su propio testimonio, ese fue el día más largo de su vida. Su lema era: “Si tus fotografías no son buenas, eso quiere decir que no estabas lo suficientemente cerca”, y él quería estar próximo al lugar donde los vientos de la guerra soplaban con más fuerza. Alrededor del cuello lleva dos Contax y una Rolleiflex. La luz es tenue y gris. Consiguió registrar estos memorables momentos, entre la vida y la muerte, entre el agua, las balas, las explosiones y los cuerpos sin vida de los soldados. Tomas bajas, desenfocadas, captadas entre el caos y el miedo, la emoción y el terror. Capa se aleja del peligro. Nada más llegar a la playa, le entrega los rollos a un motorista, que los envía a Londres. El resto es historia. Aún así, el más extraordinario reportaje fotográfico de la Segunda Guerra Mundial casi queda totalmente estropeado debido a un accidente en el laboratorio. De las 106 fotografías del reportaje. Solo se salvaron 11. Aún así, observando las imágenes desenfocadas de Private Houston S. Riley braceando en el agua entre restos de cuerpos, publicada por LIFE el 19 de Junio de 1944, los estadounidenses se dieron cuenta inmediatamente de lo que en realidad estaba sucediendo en las costas del norte de Francia. En esta imagen, que Capa describió como “ligeramente desenfocada”, el cuerpo negro del soldado se hunde en el mar plateado y gris de Normandía. Una ráfaga de balas se mezcla con el silbido del frio viento del norte en ese día interminable. Instintivamente, bajamos la cabeza, como en el cine durante una escena bélica, para esquivar las balas. De forma inconsciente esperamos estar lejos de la línea de fuego del enemigo. Estas fotografías inspiraron las primeras imágenes de la película “Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg. Fotografía de Robert Capa.

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