Luz y tinta 64

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Nยบ 64 - Diciembre 2016


Año VI.- Núm. 64 - Diciembre 2016

Contenido

PROMOTOR José Luis Cuendia, “Guendy” DIRECTOR Francisco Trinidad COLABORADORES Eugenio R. Meco, Pepe Haro Castaño, Ma Bernarda Ballesteros, Carlos Flaqué Monllonch, Glyn Griffits, Ricardo González “Completu”, Salvatore Grillo, Javier Madroñero, Narciso del Río, Juanjo Gallardo, Monchu Calvo, Antonio Ramón Ferrera, Cristina Capracci, Gustavo Velázquez, Cora Coronel, Justín del Barrio, Arturo de las Liras, Juan José Alonso, Ilona Gogh, Jan Puerta, Albino Suárez, Gloria Soriano, Ildefonso Robledo, José Manuel Gonzalo, José Mª Ruilópez, Juan Depunto, Juan José Pascual, Viviana Genta, Nadima, Antonio Martínez, Ángeles Pereira Perera, Claudio Serrano. DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA José Luis Cuendia

Arqueología Industrial, y 2........................................................................ Cuchillo de palo.................................................................................... F. T. Buscando................................................................................................ Gloria Soriano Escenario salvaje y urbano................................................................ Ricardo González “Completu” Attila Meenghan.................................................................................. Ilona Gogh Dulce García......................................................................................... Juanjo Pascual

DIRECTORA DE COMUNICACIÓN Lola González

El río Tinto y su ferrocarril.............................................................. Juan Depunto

DISEÑO y MAQUETACIÓN Francisco Trinidad

De ensueños y tristezas...................................................................... Claudio Serrano

www.moldeandolaluz.com

Apenas lágrimas negras de Javier Xuê.........................................................................................

Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico

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Fotógrafa del mes de Noviembre: Gloria Soriano.............................. Francisco Trinidad

Romain Laurent................................................................................... Recursos para la Dirección de Modelos......................................... Concurso “Asturias a contraluz”......................................................

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info@moldeandolaluz.com Como en años anteriores la dirección ha decido crear una especial para este emblemático mes. Fotomontaje: “Guendy”

Moldeando la Luz es miembro de la Royal Photographic Society

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Presentación Recuerdos y propósitos Siempre que estamos a puntos de pasar la última hoja del calendario anual, se acumulan recuerdos y propósitos. Los recuerdos nos llevan a recorrer mentalmente el desarrollo del año que se va mientras que los propósitos —ni siquiera hablo de buenos propósitos porque supongo que todos lo son— nos enfrentan al nuevo año con un optimismo que participa tanto de la euforia personal con que se inicie el año cuanto de la ingenuidad con que se considere que cambiar una hoja del calendario o apurar un nuevo guarismo en el recuento de nuestra edad son razones suficientes para el cambio. En cualquier caso, los propósitos para el año nuevo —buenos, regulares o malos— se irán esquinando en cuanto empiecen los meses a cabalgar a su propio ritmo. Dispuestos a arrancar esa hoja del calendario, los recuerdos de Luz y Tinta y Moldeando la luz son especialmente satisfactorios: miles de fotos y cientos de textos nutren nuestro recuento de lo que han sido los últimos doce meses, sin que haya que anotar en nuestro debe ningún desencuentro insalvable ni ninguna decepción insuperable. Ambos proyectos, plataforma digital y revista, navegan con el viento a favor y de vez en cuando nos dan las oportunas satisfacciones, entre las que debemos contar el seguimiento fiel de nuestros lectores, que mes a mes engrosan las cifras de visitas tanto a uno como a otro. En cuanto a propósitos para el nuevo año no albergamos ninguno en especial, salvo continuar día a día y mes a mes en esta tarea ilusionante. Pero el fin de año nos trae, además, la Navidad, un par de semanas que se estiran y estiran en el tiempo —la publicidad navideña suele iniciarse en octubre, y aun antes— y en las que se mezclan los turrones con la lotería, las fiestas familiares con las luces de colores en las calles, la musiquilla de los villancicos con la publicidad que nos aporrea desde todos los ángulos. Y para envolver todo esto, desde todas las instancias nos proporcionan tópicos y tópicos a modo de besos y arrumacos; y entre tales tópicos se hace notar el de la paz y el amor. Paz y amor. Amor y paz. Es una cantilena que suena y resuena en saludos y despedidas, en fiestas y saraos, en anuncios de celofán y en villancicos de puro surrealismo: “Hacia Belén va una burra cargada de chocolate…”. Rin, rin. Cuando estoy a punto de arrancar la hoja de diciembre de 2016 mis recuerdos personales se concentran en el espectáculo dantesco de la guerra de Siria, una guerra de atrición que solo finalizará cuando las grandes potencias no encuentren civiles que matar ni edificios que destruir. En estos últimos días de 2016 la ciudad de Alepo está siendo escenario de los últimos ataques —eso dicen, malhaya— mientras sus últimos habitantes se encuentran cercados en una ciudad sin luz, sin agua, sin alimentos y sin piedad de quienes portan las armas, vengan de donde vengan y vayan a donde vayan, porque ya no defienden nada salvo el seguir matando a los inocentes que no iniciaron el conflicto. El resto de los habitantes de Alepo y de otros lugares de Siria que han podido hurtarse a la muerte cierta de una guerra salvaje vagan por Europa en busca de su propia supervivencia. Son esos que llamamos “refugiados” —permítanseme las comillas para subrayar el sinsentido— que parecen estorbar en todas partes y a los que nadie quiere, ni siquiera en estos días de tan cacareada paz y amor. Por ello, mi único deseo para el año que viene y para lo poco que nos queda de éste es que el destino les sea favorable y que cuanto antes la guerra de Siria comience a ser un recuerdo.

Francisco Trinidad

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Fotรณgrafa del mes de Noviembre, Gloria Soriano

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Gloria Soriano Un soneto me manda hacer Violante, ¿recuerdan? Como en aquel soneto de Lope de Vega que se iba haciendo mientras se definía o, lo que es lo mismo, que nos lo definía mientras se iba haciendo, a la hora de enhebrar esta semblanza de Gloria Soriano he de confesar, yo también, que en mi vida me he visto en tal aprieto. Debo hablar de fotografía, claro está, no en vano ha sido nombrada Fotógrafa del mes de noviembre como reconocimiento a su actividad en Moldeando la luz; sin embargo, su dedicación literaria en Luz y Tinta me lleva a pensar en sus fotografías como complemento de sus narraciones breves, de modo que sus cuentos operan como lentes para interpretar sus fotografías y sus fotos, como prismas a cuyo trasluz pueden entenderse mejor sus textos. La propia Gloria no me lo pone fácil cuando describe su propia andadura: “En eso ando ahora, en lo de escribir alternando fotos y palabras.” Esta alternancia entre texto y foto, entre literatura y fotografía que en su momento definiera Roland Barthes como disociación —“La fotografía es el advenimiento de yo mismo como otro: una disociación ladina de la conciencia de la identidad”—; esta disociación, pues, nos lleva a aquella paradoja de Gabriel García Márquez: “Escribir es como fotografiarse, y explicar cómo escribes es como querer explicar la fotografía”. Por eso Gloria Soriano cuando nos habla de reconoci-

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miento de la cámara fotográfica ahonda un poco más en este juego de contrarios: “En cierto modo tenía en las manos una máquina de escribir”, nos dice ella misma al explicar su acercamiento a su Canon EOS 600D, de modo que no es fácil discernir si la fotografía es para ella como una metáfora de la literatura. O viceversa: desde el universo psicológico de sus cuentos —esos relatos que trascienden lo cotidiano para adentrarse en la tercera dimensión de la sugerencia— resulta comprensible su indagación fotográfica. Y creo que esta es, en resumen, la principal apuesta de Gloria Soriano como fotógrafa: la constante indagación. Tanto técnica, ella misma nos cuenta en el texto que sigue su permanente pulso a la tecnología, como artística. No tiene Gloria un campo definido, sino que vive abierta a todas las posibilidades que se le plantean ante su objetivo; sin abandonar los reportajes de vacaciones y fotos callejeras con que nos dice que empezó su contacto con la fotografía ha pasado a tomas con mayor empaque. Prolífica como su propio pensamiento, su apuesta artística toca todos los palos, que diría un flamenco: combina los paisajes con los bodegones o los interiores con los exteriores, se atreve con algunos retratos y desnudos, apurando la dificultad, y no se resiste ante el claroscuro de un atardecer o las muchas sugerencias temáticas de esas torretas de alta tensión que persigue últimamente. Los propios títulos de estas fotos de torretas nos dan la verdadera dimensión de su metafórica convivencia de fotografía y literatura: “La dama”, “El gigante”, “Érase una vez”, “Oro en la noche” ha titulado las cuatro últimas, con títulos que humanizan la visión de estas estructuras metálicas y que a la vez bien pudieran servir para titular un cuento. Quizás el cuento que la propia Gloria imagina mientras aprieta el disparador como si pulsara el espaciador de la máquina de escribir, consciente de que fotografiar, como escribir, es mostrar algo a los demás con estilo propio. Un estilo que —debo reiterarlo— se mueve a caballo de la imagen y del pensamiento; de la fotografía y el cuento, uno y otra, en fin, hermanados por esa visión, entre lírica y ácida, de una realidad que, siendo la misma, elige caminos diferentes para mostrarse.

Francisco Trinidad 7


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Arqueología Industrial, y 2 o la belleza en la decadencia En el pasado número de Luz y Tinta publicábamos la primera entrega de este trabajo, una bajada al infierno de la arqueología industrial de la mano de una guía muy especial, la modelo asturiana-ibicense Ana del Riego. Se trata de un trabajo a dos manos, José Luis Maylín y José Luis Cuendia, “Guendy”, quienes pasaron una jornada completa en ese almacén de deshechos industriales de Benavente (Zamora) regentado por la familia Casquero. En el número anterior publicábamos las fotos seleccionadas por Maylín de entre los cientos que hizo en aquella sesión. Hoy le toca el turno a las “Guendy”, que vienen a ser la misma cara de la moneda, aunque cada uno en su estilo y desde su particular enfoque recogen el mismo escenario Fue una larga jornada para los dos fotógrafos, Maylín y “Guendy”, y para la sufrida modelo, Ana del Riego. Pero también para los trabajadores de Desguaces Casquero que vieron como su ritmo habitual de trabajo se veía alterado por una modelo, a veces desnuda, y por dos fotógrafos que no cesaban de darle instrucciones. La mirada se les iba unas veces a los elementos que tenían que manejar y otra a las evoluciones de aquellos especiales invitados. Al efecto, cabe recordar lo que ya decíamos en el número anterior: “todo fueron facilidades por parte de los propietarios de la empresa, tanto de Casquero padre, como de su hijo Jesús, Export Manager de la empresa. Nos facilitaron todo tipo

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herramientas, ropas, botas, cascos gafas, etc. Desde aquí queremos testimoniarles nuestro más sincero agradecimiento”, lo que no está de más repetir, conscientes de que lo que para nosotros, como amantes de la fotografía, es puro recreo, para quienes están realizando su trabajo puede ser una fastidiosa molestia. Aunque tenga el consuelo de que la vista pueden recrearse en bellezas que no son las de la decadencia industrial precisamente. Al final de la jornada de trabajo, cuando ya el atardecer comenzaba a pespuntear el horizonte, los trabajadores de Desguaces Casquero tuvieron a bien posar con la modelo Para ello hubieron de mover una gran plataforma para el montaje de esta histórica escena que sin duda lo será para la empresa y que sin lugar a dudas les traerá un agradable y curioso recuerdo. Sus sonrisas, algunas de complicidad y otras de pura chanza, hablan bien a las claras Desde Luz y Tinta agradecemos sinceramente la disposición y colaboración de la familia Casquero, así como de toda la plantilla, que como venimos diciendo en todo momento se aprestó a facilitar el trabajo de nuestros fotógrafos; disposición y colaboración que con seguridad no hubiéramos encontrado en otro escenario. Seguramente no será la última vez que nuestros fotógrafos y nuestras cámaras trabajen en este cementerio de elementos industriales abandonados, así como que las páginas de nuestra revista se hagan eco de ello. La arqueología industrial y su belleza de la decadencia son sobre todo recuerdo de un pasado muy reciente y posibilidades de un futuro que la técnica nos promete con sus constantes innovaciones. Por eso estaremos ahí de nuevo, porque olvidar qué fuimos es renunciar a lo que podemos ser. Y desde estas páginas jamás renunciaremos a la captación de la belleza, sea cual sea su origen, como demuestran las fotos de “Guendy” que ilustran este reportaje.

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Cuchillo de palo F. T.

Mi padre, el notario Marciano Rosales, murió en la fría habitación del hospital en el que había pasado los últimos quince días, bien atendido por un médico amigo de la familia que puntualmente me iba informando de su evolución sin esperanza de recuperarse. Yo participaba las novedades, también puntualmente, por teléfono y por WhatsApp a mis hermanos, Angélica, que vive en Barcelona desde que se casara; y Alonso, en la Argentina, en un “ranchito”, como él suele repetir, a pocos kilómetros de Buenos Aires. Alonso me había insistido en que lo tuviera informado y que, cuando previera que se acercaba la hora, le avisara para tomar un vuelo y presentarse en Madrid. Y eso hice inmediatamente en cuanto el doctor me dijo que era cuestión de días. Pero tanto él como Angélica y su marido llegaron a las pocas horas de su muerte, cuando ya tenía yo todo organizado en el tanatorio. Cuando ellos pudieron acercarse —todo se precipitó en las últimas horas— ya habían enviado los primeros ramos de flores amigos y colegas y sociedades distintas a las que mi padre pertenecía o había pertenecido. Y durante ese día y el siguiente, no dejaron de llegar flores, telegramas y correos electrónicos de condolencia. Al día siguiente, la iglesia de los Jerónimos se llenó durante su solemne funeral, oficiado por un sacerdote buen amigo de la familia. Y el cortejo hasta el cementerio fue de lo más nutrido, como correspondía a una personalidad tan conocida como la de mi padre. Una vez que lo enterramos y recibimos los últimos abrazos en el cementerio de la Almudena, tras dos intensos días de pésames, muchos de ellos sinceros y otros tantos motivados por la buena educación y el peso de la costumbre, nos sentamos los tres hermanos en el salón de mi casa, y entre recuerdos de cuando éramos niños y aún vivía mamá comenzamos a hablar de los últimos flecos que dejaba la muerte de nuestro padre. Al día siguiente, mientras comíamos los tres acompañados de mi cuñado, dejamos todo claro. Yo sabía, porque lo había comentado varias veces con mi padre, que no había dejado testamento. “Ya ves, Alfredo”, me decía, “en casa del herrero, cuchillo de palo. He redactado miles de testamentos durante el ejercicio de mi

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Encima de la mesa de su despacho había un sobre abierto [...] Le di la vue corazón saltó al leer lo que allí ponía. “Mis últimas voluntades”. No tenía no su existencia y mi padre, en sus quince últimos días en el hospital, tampoco mencionado, así que lo abrí y saqué los dos folios que había en su inter

profesión y no se me ha ocurrido ni hilvanar el mío”, y se reía como si lo hubiera descubierto en una travesura. Mi hermano Alonso, sin embargo, dijo que renunciaba a todo lo que pudiera corresponderle en herencia, pues él había estado totalmente alejado de la familia durante los últimos veinticinco años y, aunque se había puesto en contacto por teléfono con nosotros periódicamente, era consciente de que no había tenido vida de familia por lo que se excluía de la herencia con total legitimidad, dijo. Pidió sin embargo que le diéramos algún recuerdo de nuestro padre, algo simbólico y de poco peso que pudiera llevarse en el avión de vuelta. Le ofrecimos lógicamente su parte del capital que hubiera dejado, pero también se negó, con lo cual Angélica, que pone los ojos en blanco cada vez que oye hablar de dinero, intercambió una mirada cómplice con su marido y abrió su sonrisa de par en par. Lógicamente acordamos que yo me encargara de la venta de la casa, cuyo importe nos repartiríamos entre mi hermana y yo. “Sin prisa”, le dije, “porque es una casa buena en un sitio caro y no encontraremos comprador de la noche a la mañana. Y lógicamente no estoy dispuesto a regalarla.” Aun así sus ojos y su sonrisa volvieron a iluminarse. Mi hermano se quedó unos cuantos días en Madrid y aprovechamos para ponernos al día de esas cosillas familiares que no son para contar por teléfono o por correo electrónico. Una tarde fuimos hasta la casa de mi padre, en pleno barrio de Salamanca. Al abrir sentí la congoja de su ausencia. Abrimos las ventanas, dejamos que todo respirara al sol de la mañana y buscamos, habitación por habitación, un objeto que Alonso se llevara de recuerdo, hasta que decidió llevarse una foto enmarcada de cuando éramos niños, acompañados de nuestros padres, en la playa de San Sebastián. A los pocos días de haberse marchado mi hermano, acudí a una agencia inmobiliaria y comenzamos los preparativos de la venta. Ese mismo día, por la tarde, acompañé a uno de los agentes a ver la casa, medirla y poner unos carteles anunciando su venta. Quise retirar la placa del portal en que se anunciaba la notaría, pero el agente insistió en que ese rótulo ayudaría a la hora de la venta, pues un notario, decía él, se supone que tiene una buena casa. Tras medir todas las habitaciones y adelantarme un precio provisional —tenía aún que evaluarlo con sus jefes en la agencia—, me dejó solo en aquella casa que había sido la mía hasta que me emancipé con treinta y tantos años. Llamé a mi hermana Angélica, a la que adiviné dando saltos de alegría cuando le adelanté el precio provisional que me había aventurado el agente y fui directo al despacho de mi padre para comenzar lo que supuse sería una larga tarea, la de clasificar todos los papeles, libros y documentos de aquel enorme despacho y deshacerme de lo que realmente ya no sirviera. Encima de la mesa de su despacho había un sobre abierto en el que ni mi hermano Alonso ni yo habíamos reparado el día en que buscábamos un recuerdo para él. Le di la vuelta y mi corazón saltó al leer lo que allí ponía. “Mis últimas voluntades”. No tenía noticia de su existencia y mi padre, en sus quince últimos días en el hospital, tampoco lo había mencionado, así que lo abrí y saqué los dos folios que había en su interior. En un apretado resumen, porque mi padre se extendía en cada uno de los puntos con total precisión y detalle, pedía que se le incinerase y sus cenizas se depositaran en el panteón familiar de sus abuelos en Oviedo, que prescindiéramos de cualquier ceremonia religiosa y que no admitiéramos flores. Además, dejaba un sobre con quinientos euros para que comiéramos los tres hermanos con nuestras familias en su recuerdo, y nos hacía una última reflexión o

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elta y mi oticia de o lo había rior.

recomendación: como mi hermano Alonso tenía recursos suficientes, pedía que nos repartiéramos el dinero y las acciones entre mi hermana Angélica y yo y a él le dejáramos la casa. Argumentaba que legalmente quizás no era lo más justo, pero considerando que Alonso llevaba tanto tiempo en Argentina, el tener una casa en Madrid posiblemente le incitara a volver de vez en cuando y mantener el contacto con la familia que tanto había descuidado en los últimos años. Volví a releer aquellos dos folios con el testamento ológrafo de mi padre. No hemos cumplido ni una de sus últimas voluntades, me dije. Ni una. Con la mejor voluntad, haciendo las cosas como mejor suponíamos. Pero ni una. Claro que ya era tarde; así que cogí aquel sobre, lo rasgué con todo su contenido, me metí los trozos y el sobre con el dinero en el bolsillo de la americana y salí de aquella casa con la sensación de que, a la vez que cerraba la puerta de aquella casa, cerraba un capítulo de mi vida y de la de mi padre. Un capítulo del que solo él y yo conocíamos el contenido. Fotos de Adobe Stock

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Buscando Gloria Soriano Rosa cambió de casa y de amigos cuando su novio le dijo “no podemos seguir”. También buscó otro trabajo. Dejó su puesto de secretaria con idiomas por uno de menor sueldo en Iberia. Esperaba progresar en unos años y tener descuento en los billetes de avión desde el primer día. Quería volar. Leonor, que trabajaba en su mismo departamento, volaría con ella. Su nueva amiga era de esa clase de personas que saben escuchar y nadar en los torrentes que escupen las bocas desbordadas. Rosa, que acostumbraba a pensar en voz alta, e incluso sin pensar seguía hablando, estaba encantada con Leonor. En horas de trabajo iban y venían de las ventanillas de facturación a las salas de embarque. Fuera del aeropuerto buscaban sitios con gente. Cuanta más mejor. No soportaban los locales vacíos. Las ferias era uno de los lugares preferidos: Bisutex, Nomad Shoes, Intergift, Fitur… Fitur les inspiraba destinos. Preferían asegurar el viaje con vuelos low cost en vez de acogerse a los descuentos para empleados, sin garantía de plaza. Para reservas de habitación utilizaban la tarjeta del club Meliá. Se movían con soltura entre aviones, hoteles, ferias y hombres de negocios. En uno de los stands del Salón del Gourmet, Damián, un cocinero mediático que preparaba ante el público noisettes de salmón curado en hinojo con espuma de champán, eligió a Rosa como ayudante. El joven se manejaba entre los fogones con destreza y se dirigía a ella amable y con autoridad. Su sonrisa era el sol. Aquél día le metió en casa enlatado en el canal de cocina. Ahora la voz de Damián vibra en todos los rincones, y su imagen ocupa las tres pantallas de plasma del apartamento. Es el dueño de la televisión, como su exnovio lo había sido del mando. Son casi una pareja corriente. Rosa nunca se pierde el programa, aunque su interés por las recetas es nulo. No le gusta cocinar, sin embargo está muy atenta a los chascarrillos que Damián cuenta mientras pica cebolla o prepara virutas de foie. Parece un

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buen anfitrión. Rosa sueña con formar parte de su círculo de amistades, e ir a esas fascinantes fiestas de las que tanto habla. Al final del programa Damián repite una dirección donde la audiencia puede hacer consultas. Ella escribe y él le propone una cita. —No sé ni que le dije – le cuenta a Leonor hecha un manojo de ilusiones. Quedan el jueves a las ocho de la tarde en La Cervecera. Damián habla sin puntos y aparte. Él es el tema. Rosa aprovecha una coma y se despide. Fue una cita sin sol, sin luna y sin glamour —Su perfil es como el de un perro sobre dos patas, barrigudo y sin culo ¡Cómo no lo había notado antes! ¿A qué tengo razón? Además estaba nervioso, ¡si la nerviosa debería de ser yo! Leonor, créeme, fue horrible. Sin la llamita del gas y sin el mise en place, no es más que un pez fuera del agua. Yo busco otra cosa. Podríamos ir mañana a la PROPET. —¿A la qué? —A la feria para el profesional del animal de compañía. Leonor, que no sabe si la cosa va de mascotas o veterinarios, contesta sin vacilar. —¡Ah!, bueno, vale.

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Escenario salvaje y urbano Ricardo González “Completu”

En números anteriores de esta revista, dentro de mi sección, hemos visto cómo se hacen los montajes fotográficos en PhotoShop a través de capas. Luego cómo conseguirlos sin PhotoShop, obligando a las hormigas a que se escondieran e hicieran planos que parecían de montaje fotográfico de PC. Y ahora veremos cómo se hacen los montajes fotográficos, con capas de pintura y aire, sin necesidad de pasar por un ordenador. La noche del 31 de octubre al uno de noviembre se celebra la festividad de todos los Santos en España, en la que se trata de recordar de alguna manera a los muertos, y algunos también celebran la fiesta de Halloween (“Jalogüin , creo que sería la correcta traducción en español”), que no sé por qué se empeñan en que tengo que aprender inglés, cuando apenas sé explicarme en castellano. Bueno, pues resulta que hay una nueva moda de friquis, que este día se pintan la cara, ponen gorros picudos, llevan en las manos calabazas y se ponen una escoba entre las piernas y arrastrando el ramaje de la escoba por el suelo, se pasean por ciudades y pueblos, y todavía hay alguno que a las seis de la madrugada le dice al barrendero del ayuntamiento: “Cojonudo el disfraz que llevas con depósito de calimocho y todo. Además si llevaras a tu suegra encima del carro sería de premio.” (Calimocho es una bebida compuesta por vino y refresco de cola). Durante esta noche, en una cafetería muy popular en mi ciudad, mi buen amigo y maestro de academia Hugo Maciel hizo un festival, aprovechando sus conocimientos de aerografía e invitando a otros de su estilo, que llegaron de otras ciudades de España para mostrar a modo de taller el maquillaje, el decorado de camisetas, murales, y por supuesto la decoración con este arte en personajes a modo de BodyPaint. Ya hace muchos años que mi amigo el mexicano Hugo me llama para que haga mi escenario, con su escenario y sus modelos, una creación de fotografías.

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Este tipo de arte aerográfico es muy sencillo. Consta de un compresor de aire, manguera, pulverizador de pinturas, y también tienen una mesa para exponer sus diferentes pinturas. Y todos estos componentes por cada artista. Echando cuentas de que eran al menos cinco pintando, ya nos podemos imaginar el suelo que ocupan además con sus cinco modelos plantados por delante, más el espacio de suelo alfombrado de trabajo. Añadimos que el establecimiento es más bien estrecho, hay decoración fija de la cafetería, las mesas de clientes, los camareros moviéndose y la señora del fondo que no aguanta más las ganas de mear y nos tenemos que mover todos. Aquí es donde ya entra el fotógrafo; y arréglate como puedas. Todo es un mundo extraño donde los camareros no me conocen, las BodyPaint no son las mismas de otras veces salvo una de ellas, los artistas invitados no me conocen más que de oídas y mi bolsa, mi cámara y yo, tropezamos con todo tipo de cosas, hasta con la vieja que va al WC. Menos mal que mi altura y mi peso de 105 kilos me ayudaron en esta ocasión, para que los niños y las mamás que estaban a la cola para pintarse las caras me dejaran pasar a saludar a Hugo, que si soy pequeño y flaco y los molesto con la bolsa de la cámara de fotos, los niños me inflan, igual que las madres a empujones y a insultos y alguna abuela a escobazos. Por fin llego al centro de actividades y nos saludamos los conocidos y nos presentamos los hasta ahora desconocidos. Como fotógrafo, siempre haciendo las fotos de pié hasta que vean las mamás, los niños y la señora de la mala cara con la escoba que también soy del grupo organizador. Si hago fotos con flash, me rebotaría la luz en el cucurucho de algún gorro, en las cabezas de los que se quieren poner en primera fila, en las manos levantadas de las mamás queriendo señalar que ahora les toca a sus hijos que les pinten y en la señora mayor que viene de mear empujando con el bolso. Ahora, aunque molestando un poco ya se ríen las mamás y los niños; la de la escoba todavía no.

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A la izquierda, Patricia Pérez y Arturo Verano. A la derecha, Lorena Martínez y Raquel Talla

En estas ocasiones, siempre hay que empezar el reportaje por las personas conocidas y así fue con mi amiga y bodypaint del momento Patricia Pérez y su decorador, el artista Arturo Verano, que me hicieron la situación más fácil. En este tipo de ocasiones hay que fijarse en todo, ya que esto es la selva urbana y todo está amontonado. Hay que desclasificar por partes las zonas y los objetos y ver cómo se pueden encajar en la construcción de nuestras fotos, sin tocarlos. Importante ver las luces, ya que son un estorbo si nos tocan de frente, o al menos saber que están ahí e intentar aprovecharlas en nuestro beneficio. A mi llegada las modelos están semidesnudas o desnudándose. Unas ya terminadas de pintar, otras pintándose y alguna esperando el turno. Entrar en otra estancia y ver que no conozco ni me conocen es un puro hielo de vistas y desconocimientos, así que paso a mi desenvoltura popular y empiezo hablando con ellas, preguntado algo y afirmando lo guapas que están, etc. Viendo que no había por donde empezar y poniéndome en medio de la sala le dije a una de las body, que si le podía hacer unas fotos, pero me miró un poco tímida, así que le dije que era el fotografo de la Asociación de Aerografistas de Asturias, que haría unas fotos y que intentaría poner algunas en la revista Luz y Tinta, donde colaboro y que ya había hablado con Hugo Maciel. Ahora, moldeadores, ahora empezó todo como tenía que ser. Ninguna, salvo Patricia, había hecho nunca una sesión de fotos, así que hay que dirigirlas hacia algún sitio, pero sin mover nada para no entorpecer los trabajos e indicarles poses, caras, manos, perfiles, etc. Llevan unas pinturas y caracterizaciones de miedo, así que les digo cómo tienen que poner la cara y yo les pongo una, que la mía sí que debe de dar miedo, porque las pobres me miraban con un

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Patricia PĂŠre

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ez y Dory Ro

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Hugo

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Ma y Alba Martinezciel

pensamiento de: “Ostras, Pedrín, qué bicho mas feo haciendo muecas; ¿de dónde habrá salido?”. Hago alguna foto y se las enseño, para ir rompiendo hielo entre fotógrafo y modelos. Ellas entre risas y asombros, ya van colaborando y ahora ya todas las poses, he dicho todos, están manejadas por mi: pose de manos, dedos, perfiles, melenas y miradas; porque no paraban de hacer movimiento, con las manos de no saber donde ponerlas y las miradas unas estaban arriba otra en medio y otras hacia abajo, así que para igualar las vistas les dije que miraran todas a mi gorra. Como digo, hay que aprovechar todos los elementos y compaginar lo real de lo irreal, así invité a mi amiga Dory Ro, que había llegado de “mirona”, a que posara con una de la chicas y claro que lo hizo encantada y con ganas de ser la siguiente Body Paint. Espero que la Asociación la llame para que sea la próxima modelo. Dory, que nunca hizo una sesión fotográfica salvo para la foto del DNI, al posar con Patricia, esta última como ya experta en otras sesiones fotográficas, le hace muecas y poses con caras y gestos. Empieza a haber centro de atención y soltura entre el resto, al ver estos actos. A Lorena la siento en una silla, porque lleva unas pintadas a modo de que entran y salen ratas por el cuerpo y coloco a Raquel al lado, pero esta última ya metida en el papel, sin decir palabra, coge un cuchillo (simulado) y se lo coloca a Lorena cerca del cuello, a modo de salvarla de los míseros dolores que sufre por los mordiscos de los roedores. Desde la zona baja e intermediada por un cristal, les hago señas a mi amigo y canoso Hugo y a Alba, para que posen, ya que estaban de espalda a mí y ellos solos supieron como colocarse ante mi cámara. Vale que una vez puesto todo aquí y después de lo contado, parece que todo va muy guapo pero, siempre hay un antes y yo creo que en todos los establecimientos de bebidas del mundo hay zonas de poca luz, otras de media y luces que entran por el exterior; además de unas fuentes de luz que son de Led, otras fluorescentes, focos iluminando arriba, abajo y a los lados lámparas y lo que queramos pensar. En mi caso, había muy poco espacio y menos como para usar flash y tampoco espacio para focos auxiliares, así que la mayor parte del trabajo están hechas en AF manual, las ISO por encima de 800 y las compensaciones de blancos creo que toqué todos los modos. En algunas fotos, muestro adosado a ellas el tipo de capa usada, junto con la original y acabado. Las tomas originales suelo pasarlas primero por PhotoShop CC / filtro Camera Raw, para darle fuerza a la vista y en luminancia quitar un poco de ruido y suavizar. Una vez suplementada la capa añadida a la original, bajamos opacidad, para ver las dos formas a la vez y con Goma de Borrar en modo pincel redondo con opacidad suave al principio, vamos dejando aparecer las zonas deseadas. Volvemos a manejar la opacidad de la capa, hasta nuestro nivel deseado. Para hacer un modo envolvente de contrastes a la vista, la zona real de lo que está detrás, iremos con la goma nivelando las opacidades, primero con un 10%, después el 20% y así hasta el 100%, donde ya quitaremos la parte de la capa no deseada, para marcar las zonas expuestas como reales en un primer plano. En este caso jugamos con el terror alegre, así que todo lo que se debe de mostrar en nuestra toma final ha de ser “terror de risa”. Ahora cuando nos pregunten esa típica frase de tú para los trucajes fotográficos, ¿siempre usas PhotoShop? No sé vosotros, pero yo suelo usar de momento, PhotoShop, cintas pegajosas y maestros en aerografías con simpáticas y guapas modelos.

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FOTO: Németh Zoltán Pál, reeditada por Ilona

Fotógrafos Húngaros Contemporáneos, VIII

Attila Meenghan El componente más importante de una cámara son los 30 centímetros que hay detrás de ella. Ansel Adams

Ilona Gogh Esta vez voy a hacer una pequeña trampa; más que una trampa, una sorpresa, ya que les voy a hablar sobre un fotógrafo húngaro que ya es conocido en Moldeando la Luz, Attila Meenghan, que, aunque vive en Reino Unido, también es miembro del ABFA (Centro de Actividad de Fotografía creativa de Budapest). A decir la verdad, después de visionar sus fotografías, se encontraba entre los primeros que tenía pensado presentar en esta Revista por el impacto que me producían sus imágenes, mas fue él mismo quien frustró mis planes. Solicitó su ingreso en Moldeando la Luz, poniendo freno a mis intenciones, con lo cual hubo que dejar que se fuera presentando a sí mismo a través de sus fotografías. Dicho sea de paso, faltó poco para que las mismas destacasen en varias ocasiones…Y después de todo, lo considero como providencia ventajosa.

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Attila es todo un personaje. Nació en 1971 en Hungría donde cursó sus estudios. Es un romántico empedernido aunque no lo reconoce, y amante de las antigüedades, que colecciona con fervor. Su vena artística se nota desde su juventud —actor en obras de teatro, realiza varios trabajos en la Televisión de redactor de programas,y hasta de cámara—, me cuenta una amigo común. Pero veamos cómo se presenta él mismo; Mi primer contacto con la fotografía fue de forma autodidacta a través de una cámara “Ljubitel” a los diez años, haciendo primero retratos y fotos de paisaje. Gracias a Ferenc Magyar nació mi amor hacia la fotografía de naturaleza que practico hasta nuestros días. Viví cerca de diez años en Canadá, donde también hacía fotos de moda y de otros temas. En la actualidad me ocupo más de la fotografía conceptual, de desnudos artísticos, de creaciones de estilo nostálgico, poético, centralizadas en el hombre y de fotos de naturaleza. Excepto de las fotos de naturaleza, en el noventa por ciento de los casos trabajo con cámaras analógicas, de películas, realizando también gran parte del trabajo de laboratorio. Poseo una pequeña colección de cámaras fotográficas, algunas de ellas centenarias que aún hoy utilizo. Attila actualmente vive en Manchester, Reino Unido, sigue participando en encuentros fotógráficos, master class y exposiciones, aunque estas últimas ya las

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dejará de lado, ya que está preparándose para obtener en breve el título de Jurado en Concursos de Fotografía. Sus mejores fotos han sido expuestas en los EEUU, Canadá, Italia , en el Reino Unido y Hungría. Se pueden encontrar imágenes suyas en colecciones privadas desde Texas hasta Suiza. Ha editado dos libros de naturaleza en Inglaterra, titulados Birds of shiny waters y Birds of passage. Actualmente trabaja en su tercer libro. Se pueden ver sus trabajos en su web www.attilameenghan.com y en http://moldeandolaluz.com/profile/AttilaMeenghan https://www.facebook.com/attilameenghanfoto?fref=nf

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Dulce García Juanjo Pascual A veces sin saber cómo, surgen las sesiones; esta lo hizo a través de una conversación que mantuve en Facebook con la maquilladora asturiana Paula Leonardo, quien se inició en el mundo del maquillaje de forma autodidacta, hasta terminar sus estudios. Paula realizó un master de maquillaje profesional, caracterización y bodypaint. Tras terminar el master la idea de participar en una sesión de blanco y negro daba vueltas a su cabeza ya que los colores y tonos utilizados eran completamente diferentes a las sesiones en color. Me habló sobre esta idea, que me pareció muy atractiva, y empezamos a trabajar sobre la colaboración. Sería una sesión de estudio, la modelo era una incógnita al principio, por lo cual me atrajo más todavía la idea. Conjugar la planificación metódica de una sesión con una dosis de incertidumbre da un toque de aventura a un trabajo así. A lo largo de varios días fuimos dándole forma. Paula tenía varias ideas y la elección de una de ellas iría en función de la modelo con quien se haría la sesión. La incógnita de la modelo se despejó varios días después; sería la modelo asturiana Dulce García. Dulce es una joven asturiana que entró en el mundo del modelaje gracias a un casting que se hizo en su ciudad natal, Avilés. A partir de ese momento se fue involucrando cada vez más en ese mundo que le cautivó y fue dando muestras consecutivas de su valía para el mismo. Dio sus primeros pasos con desfiles solidarios para posteriormente desfilar en las “Fashion Week” de Oviedo, Gijón, Galicia y la de Madrid (conocida anteriormente como Pasarela Cibeles). Dada la pasión que levantaba en ella el mundo de la pasarela y la moda se apuntó a grandes certámenes siendo coronada en el 2014 como Miss Linda de Asturias; representando ese mismo año a Asturias en el certamen nacional Linda de España, donde consiguió dos bandas (Miss linda Popular España y Miss linda Internet España). En el 2015 se presentó a Miss Asturias internacional donde fue elegida para representar a Asturias en la gala final de España. En el 2016 fue nombrada la mejor modelo asturiana y volvió a presentarse al certamen Dama y Caballero de Asturias. También ha aparecido en catálogos publicitarios tanto locales como nacionales y en platós de televisión. Reconoce que no vive del mundo de la moda y quiere trabajar en lo que es su verdadera vocación, la enseñanza; graduada como Maestra de Educación Primaria con la Mención de Educación Física, le encantan los niños.

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Avilés, ciudad natal de Dulce, está situada en Asturias (España), conserva en su casco antiguo un conjunto histórico arquitectónico muy variado, junto con un patrimonio cultural en el que destacan especialmente el Museo de la Historia Urbana y el Centro Niemeyer. Acontecimientos lúdicos destacables son su Antroxu (fiesta de carnaval), la Fiesta del Bollo (fiesta patronal) o el Festival Intercéltico de Avilés.

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En Asturias el modelaje va cogiendo cada vez más adeptos a través de agencias punteras de la región y patrocinios de centro comerciales de renombre.

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Tras desvelarme la identidad de la modelo, Paula me dijo que la sesión tendría un estilo “Rock Star” en la cual se incluiría una guitarra eléctrica. La sesión tendría lugar en el estudio de José Luis Cuendia, “Guendy”, con quien es muy grato hacer colaboraciones. Y volver a reencontrarse con un amigo no tiene precio. Ya metidos en la faena, Paula comenzó con el proceso de maquillaje (el cual había escogido acorde a la idea que tenía de la sesión). Mientras tanto íbamos preparando la iluminación del estudio, comentando poses prefijadas, variaciones de las mismas, cambios de esquemas de luces y nuevas ideas que iban surgiendo tras conocer el look que llevaría dulce y ver la guitarra que guiaría el desarrollo de la sesión. Trabajar con Dulce fue gratificante desde el principio, se implicó en la sesión desde que entró en el estudio. Siguió atenta nuestras instrucciones, buscando la pose ideal. Enseguida visualizaba nuestras ideas y actuaba en consecuencia. En todo momento desbordó simpatía, cordialidad y espontaneidad. En medio de la sesión hizo aparición el gato de Cuendia y ahí vi también que Dulce es una apasionada de los animales, pues no dudó en acariciarle. El gato, por su parte, estaba muy cómodo ya que no se separaba de sus pies. Tras esa sesión extra con tan espontáneo figurante, proseguimos con el planning previsto. Al finalizar la sesión el cansancio ya afloraba en la piel, pero todos quedamos satisfechos con la misma. El trabajo fue dinámico, ameno y cumplió las expectativas que todos teníamos puestas en la sesión.

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El río Tinto y su ferrocarril Juan Depunto ¿Con qué las limpiaré yo; las aguas del Río Tinto con qué las desteñiré que olviden sangre de siglos? Juan Delgado Cancionero del Tinto, 2006 En el número 62 de Luz y Tinta nos contaba Imilce la historia de las minas de Riotinto. En este número les voy a relatar algo más acerca de este río, que da nombre a esta comarca minera, y del ferrocarril que lo recorrió por su orilla derecha desde poco después de su nacimiento hasta casi su desembocadura y del que hoy permanece en uso un largo tramo turístico como testimonio de toda una época. Sobre el río Tinto se han escrito ríos de tinta, permítaseme la frase, y se han fotografiado hasta lo indecible las luces multicolores, siempre cálidas, que sus aguas producen; tales son las características tan peculiares de su paisaje. Si tuviera que destacar a uno solo de sus fotógrafos me quedaría con el gran Antonio Camoyán, una de las personas que mejor lo conocen; basta con poner su nombre en Internet para que inmediatamente nos desborden sus magníficas fotos; no hace mucho realizaba en “su Río” un Curso de fotografía sobre desnudos cuyo cartel anunciador ya vale por sí mismo. Por todo ello, no voy a pretender yo superar el trabajo de años que llevan ejerciendo los muchos maestros que le han dedicado su vida a este río tan especial; mi objetivo es simplemente hacer un resumen recopilatorio de lo mucho que hay al respecto y de las fotos que le hice en varios viajes, para dar a conocer, sobre todo en los lugares más alejados de estas tierras de nuestro país de países, las maravillas de esta comarca.

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El río Tinto ha tenido diversos nombres a lo largo de su historia. En la época de los iberos y tartesios se llamaba “Iberus”, lo que parece da origen al nombre de la península ibérica en opinión de la mayoría de historiadores, pues el Ebro (que también aspira a ese honor) se llamaba en la antigüedad Elaesus, para pasar a Elaios con los griegos y a Oleum con los romanos. En esta época romana al Tinto lo llaman “Urium” o “Luxia” (hay todavía confusión de estos términos con los también antiguos del río Odiel). Perteneciente a la cuenca del Guadiana, nace en un bosque de pinares muy cerca de Nerva, al norte, en la Sierra del Padre Caro, donde se descubrió en su cumbre un poblado militar romano. La cercana mina de la Peña del Hierro dio lugar a la corta minera cuya actividad destruyó la Cueva del Lago, donde nacía. Discurre por la provincia de Huelva en dirección sur durante cerca de 100 kilómetros aguas abajo, hasta su desembocadura junto con el río Odiel, en la zona estuaria de Huelva capital, contribuyendo a formar su ría. Pasa por importantes municipios de esta provincia, como Nerva, Riotinto, Valverde del Camino, Niebla, La Palma, San Juan del Puerto, Moguer, Palos de la Frontera y otros intermedios más pequeños. Sus aguas tienen un color rojizo semejante al del vino tinto, de donde le viene su nombre, con múltiples coloraciones según la incidencia de la luz y la zona, tiñendo con ocres de diferentes tonalidades el cauce por el que discurre y sus orillas. Esto es debido sobre todo a las reacciones químicas que los microorganismos que lleva provocan en los minerales que arrastra de las zonas por donde pasa desde su nacimiento, llamadas “meteorización” (fundamentalmente generando óxidos de hierro) y no solo a la actividad minera. Son aguas muy ácidas (pH de alrededor de 2 cuando lo normal sería un 7 más o menos neutro), por el ácido sulfúrico que contienen, y con un elevado contenido en sulfuros de metales pesados, fundamentalmente hierro y cobre, pero también otros muchos, así como diversos componentes químicos sulfurados. Por esto y el poco oxígeno que lleva disuelto, se pensaba que era un río muerto en el que no se podía desarrollar vida alguna, pero estudios de los últimos treinta años han demostrado que se desarrollan en su seno microorganismos (bacterias, hongos y algas endémicas, es decir, propias sólo de un lugar) que se alimentan de los minerales que transporta. Esto está dando lugar en la actualidad a investigaciones internacionales del más alto nivel, pues las condiciones son semejantes a las de Marte y otros lugares extremos del Universo, lo que comentaré más detenidamente en próximo artículo. A pesar de la escasez de vegetación en los márgenes cercanos al río (“escasez” relativa, más bien cuantitativa, pues hay tipificadas más de 67 especies botánicas diferentes7), destaca el “Brezo de las minas” (Erica andevalensis) endémica del lugar en gravísimo problema de extinción. Hay también abundantes colonias de abeja-

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El ferrocarril original fue diseñado y dirigido en su ob Era de vía estrecha (de ancho colonial británico, 1’0668 origen en Nerva al puerto de Huelva. Además disponía d talleres, almacenes y poblaciones de la comarca que 52


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rucos, que hacen sus nidos a modo de cueva tubular en los montículos de arenisca de sus alrededores e incluso en las escombreras de las minas, y una curiosa especie de murciélago de mediano tamaño y forma de herradura, el Rhinolophus mehelyi, especie amenazada en toda España. En más de 57 kilómetros es paisaje protegido. El “Rio Tinto Railway” Como introduje en el primer párrafo, paralelo al río Tinto circuló el ferrocarril que transportaba los productos de las minas, desde Nerva y Riotinto al puerto de Huelva para su embarque. Hoy todavía podemos recrearnos en un recorrido de 22 Kilómetros que se ha recuperado como ferrocarril turístico, con vagones restaurados y dos tipos de máquinas: una de gasóleo para los días corrientes y otra de vapor, de 1833, la más antigua que circula en España, para domingos y ocasiones especiales. El trayecto dura entre ida y vuelta unas dos horas, pues se van haciendo paradas intermedias en una antigua estación y en un viejo depósito de máquinas. Es una forma muy recomendable y cómoda de conocer la comarca, junto con la visita del Museo minero y del ferrocarril en el que podrán admirar, entre otras, la máquina de vapor y el lujoso vagón del “Maharajá”. El ferrocarril original fue diseñado y dirigido en su obra por el ingeniero británico George Bairclay Bruce. Era de vía estrecha (de ancho colonial británico, 1’0668 metros) y recorría una distancia de 84 km desde su origen en Nerva al puerto de Huelva. Además disponía de numerosos ramales para recoger mineral, para ir a talleres, almacenes y poblaciones de la comarca que sumaban cerca de 300 kilómetros adicionales. Por lo difícil del terreno montañoso, fue necesario realizar 8 puentes (el más largo en Niebla, con 140 metros) y 5 túneles. Disponía de 12 estaciones. El desnivel iba desde unos 300 metros sobre el nivel del mar (snm), en su origen en Nerva, a los 320 metros snm de la estación de Riotinto (pues quedaba en la parte baja del pueblo) y a los 0 metros en Huelva. Merece destacarse el muelle sobre la Ría de Huelva, de algo más de un kilómetro de longitud, que permitía descargar el mineral directamente en los barcos. Actualmente está restaurado y es una joya visitable de la arqueología mineral e industrial. La construcción del ferrocarril se inició en 1873, durando las obras sólo dos años, terminando tres meses antes de lo previsto y… ¡con un coste inferior a unas

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800.000 libras esterlinas respecto a lo presupuestado! Exactamente lo contrario de lo que ocurre con nuestras obras hoy día (AVEs, Setas de Sevilla, etc.), ahora que tenemos muchísimos más elementos tecnológicos-informáticos para la planificación y el control. El parque móvil no tenía mucho que envidiarle al de RENFE de la época: 147 locomotoras de vapor, 9 locomotoras diesel, 6 automotores, 21 locomotoras eléctricas y 1 locomotora de aire comprimido; 1300 vagones, 2.000 vagonetas de mina y 36 coches de viajeros. El tren no solo se usaba para las minas, sino para transporte de viajeros y mercancías de todo tipo entre los pueblos por los que circulaba. De hecho, la actividad minera de la Riotinto Company cesó en 1954 y el ferrocarril continuó, realizando el último servicio de viajeros en 1977, clausurándose en 1984. Más adelante se reconstruyó la parte actual en la que podemos hacer el recorrido turístico ya comentado. ¿Nombres? Yo no recuerdo ninguno entre mis labios Sólo el enorme, anónimo, del genérico esfuerzo. ¡Hombres de hollín y lodo! ¡Mineros de Río Tinto! Yo os guardo en el más alto mirabel del recuerdo... José M.ª Morón Minero de Estrellas, 1933 Referencias documentales (consultadas el 24-10-16) 1. http://www.laalcazaba.org/ruta-por-el-rio-tinto-y-su-cuenca-minera-portomas-martin-consuegra-naranjo/ 2. https://camoyan.wordpress.com/ 3. https://es.wikipedia.org/wiki/Río_Tinto 4. http://www.celtiberia.net/es/conocimientos/?idp=9561 5. http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=4834/ 6. http://www.rtve.es/noticias/20140421/origen-acidez-aguas-del-rio-tintono-son-minas/923941.shtml 7. http://waste.ideal.es/riotinto.htm

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De ensueños y tristezas Claudio Serrano Jamás dejarán de sorprenderme las fotos de Nadima. Estas fotos que a mí —y lógicamente a los lectores de Luz y Tinta— me llegan en series, hay veces que muestran una historia, que se adivina en las sucesivas tomas; otras, en que realmente adaptan una ficción a su secuencia fotográfica, como aquel cuento de La Gallina Negra; y otras en que, como este mes, las fotos tienen personalidad propia, al margen de las historias o los cuentos que uno quiera o pueda divinar en su contemplación. Y lógicamente hay muchos hilos que tejer en estas fotografías en las que tan importante es el arte fotográfico en sí, es decir, el juego de la luz y sus contrarios, como los complementos, el vestuario, el escenario y, en este caso concreto, los gestos. En mi primer acercamiento a estas fotos, que me llegan sin ninguna indicación de su implicación literaria con algún cuento o alguna tradición, sus cuatro protagonistas me parecieron canéforas, quizás porque confundí sus diademas y tocados con los canastillos sobre la cabeza en que estas doncellas solían llevar las flores y otros aditamentos para los sacrificios. Luego me fijé en que no eran exactamente recipientes sino eso, tocados y diademas, y sobre todo en el gesto, entre triste y soñador, de sus rostros. Como telón de fondo, unas cortinas o tapices oscuros en los que destacan flores sobre fondo negro, unos vestidos, en algunos casos también floreados, y unos ropajes con determinados brillos, como incitando a la reflexión. “El temblador ropaje replegado/ les da esbeltez de vírgenes graciosas”, había escrito Salvador Rueda, aunque el poeta nada nos dice de su tristeza, ni de esos ojos entrecerrados o esas miradas cinceladas en el infinito, como pasando —acaso en un paso de danza— sobre el abismo de la tristeza.

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Y más que tristeza es melancolía lo que destilan estas páginas. Melancolía de jóvenes doncellas, quizás preparando el sacrificio —resulta imborrable el recuerdo de las esbeltas canéforas—; o melancolía de jóvenes princesas, esperando el galope lejano de algún caballo que les traiga un beso a su balcón, o quizás añorando tardes de codicia amorosa, en los jardines de palacio, ajenas a miradas indiscretas y entregadas sin alivio al rumor de amores que perturban el destino. O quizás, y todo lo contrario, sueñan con algún amor que ha de llegar, como un viento suave que se cuele al atardecer por las celosías del ensueño, para hacerse protagonista de abrazos y susurros. Aunque acaso estas fotos reproducen una escena diferente: tras una tarde de confidencias entre princesas del mundo de los sueños, establece un silencio y cada una de ellas rumia su destino de manera diferente. Las que están enamoradas miran de frente al futuro y las que sueñan con estarlo entrecierran los ojos para asimilar las bellas historias que acaban de oir e imaginar su paso por idénticos momentos. En cualquier caso, la idea central es la triteza o, en su caso, la melancolía. Es una pena que el escenario esté tan cerrado sobre sí mismo que no nos permita ver la lluvia tras los cristales, acentuando la melancolía, como en el poema de Machado.

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Apenas lágrimas negras de Javier Xuê Durante este mes de diciembre se expone en el Centro de Desarrollo del Alto Nalón (CIDAN), de Pola de Laviana, una serie de fotografías de Javier Xuê, fotógrafo asturiano formado en las Escuelas de Arte Visuales EFTI y LENS de Madrid, en las que recoge el mundo de decadencia que envuelve actualmente a la minería asturiana. Él mismo nos resume sus pretensiones al mostrar estas fotos: “Apenas lágrimas negras surgió hace unos 3 años, en un viaje a Asturias, al pasar accidentalmente por una calle secundaria de Sotrondio en donde me sorprendió repentinamente el declive de todo el valle mostrado aquí de forma “violenta” en los locales desconchados, con las persianas rotas tras los cristales llenos de polvo y con amarillentos e intemporales carteles en donde apenas ya casi no se leía “se alquila” o “se vende”… Ese desánimo me empujó a buscar en estos tres últimos años los signos de un pasado que conocí en mejor momento y ya no se puede reconstruir como tal, a través de la ruina y el abandono y la aceptación, en los cerrados ojos de los protagonistas, del final del ciclo. Apenas lágrimas negras tiene el propósito de sensibilizarnos de algo que ya es pasado y movernos cuanto antes activamente a responder a las preguntas…¿y ahora qué? ¿qué hacemos ahora? ¿qué hay que hacer? e iniciar un nuevo ciclo en la historia de nuestra región. Tambien he utilizado un enlazado de unas 10 piezas de video de aproximadamente 2 minutos de duración cada una, en el que de forma complementaria trato de recrear el entorno de abandono que es el estado emocional con el que he capturado las imágenes y en el que creo adecuado observarlas. Durante estos tres últimos años, en mis viajes a Asturias he ido fotografiando estos testimonios del pasado que pronto ya no estarán y deseo ya a, partir de mañana, comenzar a encontrar imágenes de otro futuro diferente que nos haga abandonar también el recuerdo de esta ruina y de este trabajo, lo más rápidamente posible.

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Es un caballo echado a pique coronado con lentos árboles y rocío, cuando levanta el verde hocico caen las gotas, la sombra de su cola moja el gran archipiélago y en su intestino crece el carbón venerado. Pablo Neruda Desde los primeros estudios mineros promovidos por Jovellanos durante casi dos siglos se ha extraído carbón en Asturias satisfaciendo la fuerte demanda de energía y acero. Las necesidades y las circunstancias del entorno han ido cambiando y la minería ha ido agonizando poco a poco y muy probablemente con el inicio del año 2018 sólo continuarán, y por un tiempo, la añoranza y el recuerdo que se desvanecen tras los párpados apretados de los ex-mineros y el silencioso rumor de las galerías ocultas ya bajo los helechos…

Javier Xuê

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Romain Laurent Romain Laurent captura la dislocación de la sociedad moderna con su cámara. Sus sujetos nos muestran la sensación de alienación que aparece tan a menudo en la vida del siglo XXI andando en ángulos que desafían la gravedad, quedándose de pie entre el caos que los rodea o aislados dentro de una burbuja. Este artista francés creó la serie de fotografías «Tilt» (Inclinado) para que los demás pudiéramos experimentar la desorientación que sintió un día yendo por la calle. Notó que se balancea, la cabeza le daba vueltas y se dio cuenta de que podía ver el mundo desde un punto de vista distinto al del resto de la gente. La daba la impresión de que él era la única persona que estaba de pie. En Tilt, los modelos se inclinan de forma serena sobre un ángulo agudo anclado en las aceras de Nueva York. Se doblan de forma imposible. Se doblan de forma imposible por los tobillos. Las imágenes son una mezcla de manipulación digital con algunos trucos típicos del teatro. “Hice que mi ayudante sujetara al actor mientras estaba inclinado y después lo borré en postproducción”, dice Romain. Otra serie de imágenes, «Something Real» (Algo real), representa una sensación en particular, «en el momento de la vida en el que una persona desconecta de la realidad, mientras que (Aún) sigue siendo parte de ella, y se despierta súbitamente» Todas sus series nos hablan de la confusión de la vida contemporánea: estamos aquí, pero no estamos del todo presentes. En vez de eso, nos encontramos perdidos entre la multitud. Se puede decir que Romain es el padre de las fotos con toques Gif de las que ya henos visto algún post en nuestra red social Moldeando la luz. Sin duda, este fotógrafo es uno de los grandes maestros en el campo de la publicidad y su trabajo ha sido reconocido por empresas como Citroen, Coca-Cola, Epson, Microsoft, Decathlon, Nike o Nissan, entre otras. No cabe duda que Romain Laurent nos quiere mostrar en sus creaciones su peculiar visión de la realidad, rozando muchas veces el surrealismo y lo absurdo. Pero siempre utilizando ese toque de humor que le caracteriza. Este fotógrafo y director de cine vive en Brooklyn (Nueva Yor). Nacido y criado en los Alpes franceses, famoso por sus retratos de bucle está rifado por las marcas más prestigiosas del mundo. En los siguientes enlaces pueden verse algunos de sus creativos cortos publicitarios. https://vimeo.com/112319346 https://vimeo.com/164917937 https://vimeo.com/124967513

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Manda tus preguntas a: moldeandolaluz@gmail.com


Recursos para la Dirección de Modelos

P. R.

Necesito un buen recurso para enseñarle a los modelos cómo posar. Algo que tenga mucha y buena información para ayudar a dirigirlos en una sesión. Se supone que tú eres ese recurso. Eres el fotógrafo. Eres el que tiene que crear la imagen final. Está en tus hombros ser el recurso. No en los hombros del modelo. No en los de cualquiera. En los tuyos. Un modelo profesional pone mucho en la mesa. Un fotógrafo profesional pone mucho sobre la mesa. Juntos, acompañados de la peluquería, el maquillaje y el vestuario, dan valor a la imagen. La historia se cuenta. El trabajo es grande. Basado en esta pregunta, puedo y sólo te recomendaré que ella te mire. Como si fueras un nuevo fotógrafo trabajando con nuevos modelos. El peso está sobre tus hombros. ¿Qué foto o serie de fotos tratas de crear con este modelo? ¿Por qué mandarle a aprender algo dramático cuando quieres algo juvenil y libre? ¿ Por qué mostrarle algo juvenil y libre cuando quieres algo dramático? El modelo no dirige la sesión. Eres tú. Es tu visión. Es tu fotografía. ¿Qué fotografía quieres hacer? “No sé” Pides instrucciones pero no sabes cuál es tu objetivo final ¿cómo puede alguien darte instrucciones? ¿Cierto? Si quieres algo juvenil, libre y feliz, ahora tienes un objetivo. Quieres algo oscuro, dramático y misterioso. Eso también es un objetivo. ¿Qué están haciendo los brazos cuando0 alguien es libre?¿Están extendidos y volando o están encogidos pegados al cuerpo? Cuando alguien está sombrío y pensativo ¿está de pie de puntillas o está encogido sobre sí mismo y sentado? ¿Todo depende de la pose? ¿O es sobre el lenguaje corporal? No pienses en “pose”. Piensa en “lenguaje corporal”(Algunas bombillas están apagándose ahora mismo sobre tu cabeza. No sólo estas preguntas empiezan a conformar el posado, o el lenguaje corporal de tu modelo, sino que ellas empiezan a dar pistas de iluminación. Pistas de localización. Pistas de vestuario. Pistas de maquillaje. Pistas de peinado. Esto se llama pre-visualización. En muchos casos forma parte de tu trabajo imaginar todo esto, incluso, a que el modelo haya sido contratado. Contratas al modelo en función de estas premisas. Algunos modelos están felicices y libres y flotando en el aire. Algunos son oscuros y dramáticos. Algunos se adaptan a cualquiera de las dos cosas. Lo piensas detenidamente. Cierras los ojos y te imaginas la imagen. Tratas de ver la imagen final colgada de una pared o impresa en una revista con su cuerpo de texto. Pruebas a ver las miniaturas de la sesión en el Lightroom de tu mente. ¿A qué se parece tu primera sesión cuando cierras los ojos? Parecía como si estuvieras en un paseo sobre un arco iris mientras escuchamos las vibraciones espirituales de los cristales, pero no es así. Tienes que empezar a ver las imágenes que quieres antes del día de la sesión. Te das un tiempo para cambiar y adaptarte sobre la marcha, pero tienes que tener una idea aproximada , sólida de lo que quieres. Tienes que tener un objetivo. El modelo camina hacia la puerta, verde como la hierba y no puede ver las ver las imágenes que ves en tu cabeza. Has resuelto la iluminación. Has resuelto la

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localización. El vestuario ya está acabado. Sabes que objetivos vas a utilizar. Ahora tienes a ese modelo con la luz y la localización. Has conseguido uno de los propósitos. Ellos no tienen ni idea de lo que vas a hacer a partir de ahí. Ahora los diriges. Ahora tu les cuentas una historia que ellos necesitan vivir. Tú diriges su lenguaje corporal. “Estás perdido. Algo te persigue. No tienes salida desde los bosques tupidos y oscuros en los que estás. Mantienes sus brazos alrededor de ti como si tuvieras en frio o necesitaras confort, el abrazo de una madre. Estás cansado. Perdido. Tu expresión se empieza a quedar vacía a medida que cedes y toda esperanza se pierde para ti”. “Acabas de ver al hombre de tus sueños. Él baja de algún sitio y se pierde en la muchedumbre. Tratas de encontrarlo. Estiras tu cuello, como si estuvieras de pie de puntillas buscándolo. Estas nerviosa y feliz pero angustiada. No angustiada como preocupada. Es una especie de mueca/ sonrisa de ansiedad”. “Acabas de decir al gilipollas de tu jefe que renuncias. Le arrojas la bebida a su cara. Le das una patada en los huevos. ¡ Ahora sales por aquella puerta como si estuvieras preparado para gobernar el jodido universo ¡ Has sido liberado de una prisión. Caminas con confianza y determinación”. El modelo te mira como si hablaras en latín. Entras. Te colocas en su sitio. Pones sus brazos donde quieres que estén. Pones la cara que quieres que ponga. Representas la escena y ella tiene que mirarte. Todavía tiene la mirada vacía.

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Sacas tu cuaderno de notas, o tu iPad, donde guardas una serie de fotos que tenías guardadas especialmente para esta sesión. Apuntas a la cara de la chica. “¿ves cómo ella parece perdida? Apuntas a esa chica de pie. Apunta a los brazos de la chica. “¿Ves lo que ella está buscando?”. Lo representas todo de nuevo. Te pones detrás de cámara y – “!Acción¡”. ¿Dónde mira ella para buscar orientación? A ti, y sólo a ti. “Pero todavía no soy bueno en estas cosas” Bien, es mejor averiguarlo. “Pero ¿cómo?” Tienes que ver la foto antes de tomarla. Quita el velo de tus ojos y mira. Todos hablamos de la visión. Hasta cierto punto, de eso es de lo que estamos hablando. Visión. Imaginación. Creación. Dirección. Posar. Iluminación. Elección de los objetivos. Post-producción. Lo ves. Cierra tus ojos y lo imaginas. ¿Por qué no temo a la gente que compra una buena cámara y de repente se creen fotógrafos? Porque esta mierda de la que hablo no viene en la caja. La cámara no ve. Nunca ve. Es un jodido martillo que no puede construir una casa. Es un horno que no puede cocinar. Es una estúpida, estúpida, estúpida pieza de plástico con algunos trozos de metal. Es inútil mientras está en la caja. No sabe nada. No hace nada. No ve nada. La cámara es un pedazo de mierda. “Pero las cámaras están siendo mejores y más inteligentes cada día y toman mejores fotos ahora” No, no lo hacen. Ellas nunca tomarán una foto. Compra todas las cámaras del mundo, ellas nunca verán. Estudia. Investiga. Qué quieres crear? ¿Qué foto quieres ver que nadie haya tomado antes? Habrás oído a directores de cine hablar sobre rodar cierta película porque esa es la película que ellos querrían ver. Necesitas tomar un plano de eso. Nikon no te da la visión. Canon no te da la visión. El nuevo flash que quieres tampoco te hará ver. El no dirigirá a tus sujetos. Él no hará una mierda por ti. Tú apuntas a donde necesita ser apuntado. Tu controlas la clase de luz que entra y la cantidad. Diriges a tu sujeto a esa luz que has decidido. Tú estás al cargo. Tú y sólo tú. Si por un momento piensas que la cámara hace algo por ti, entonces tienes tu cerebro desconectado y estás siendo un estúpido. ¡Basta¡ ¡Toma el control¡ ¡Haz todo¡ No importa las cosas descabelladas que hagan después estas cámaras, ellas nunca, nunca verán el mundo.

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Organizadores, miembros del Jurado y premiados con el alcalde de Laviana, Asturias

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Concurso fotográfico Asturias a contraluz La Asociación Fotográfica Asturias a contraluz, de Laviana, celebró durante el mes de noviembre su concurso online de fotografía “Asturias a contraluz” para fotografías de tema libre, aunque se exigía que hubieran sido realizadas en el Principado de Asturias. Con una alta participación, que desbordó en parte la previsión de los organizadores, un jurado compuesto por Carlos Dorado Aguado, Sergio Arias Ramón y Pablo Sánchez designó como ganadores a José Antonio Gómez, Juan José López y Xuan Nel Sáez, que se alzaron con el primero, segundo y tercer puesto respectivamente. El premio especial al socio fue para Abel Barbón. Los premios combinaban una cantidad en metálico con material fotográfico. La entrega de Premios se celebró en el Salón de Actos de CIDAN Pola de Laviana (Asturias), en la fecha prevista del 26 de noviembre, con presencia del alcalde de Laviana. En la web oficial de la asociación “Asturias a contraluz” (www.afac.es) puede verse una galería de imágenes del concurso.

En la página siguiente, foto de José antonio Gómez distinguida con el Primer Premio

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2º premio, Juan José López

3º premio, Xuan Nel Sáez

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Premio al socio, Abel Barbรณn

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94 FOTO: Duong Dinh


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FOTO: José Luis García


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