Luz y Tinta Nº19

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N煤m. 19 Abril 2013

Especial

Semana Santa Fot贸grafo del Mes:

Jos茅 Manuel Gonzalo

Reglas de composici贸n Combinar color con blanco y negro

El fascinante mundo del antiguo

Egipto 1


PROMOTOR »José Luis Cuendia, “Guendy” DIRECTOR »Francisco Trinidad COLABORADORES »Eugenio R. Meco »Pepe Haro Castaño »Ma Bernarda Ballesteros »Carlos Flaqué Monllonch »Glyn Griffits »Ricardo González “Completu” »Salvatore Grillo »Javier Madroñero »Narciso del Río »Juanjo Gallardo »Monchu Calvo »Antonio Ramón Ferrera »Cristina Capracci »Gustavo Velázquez »Cora Coronel »Justín del Barrio »Arturo de las Liras »Juan José Alonso »Ilona Gogh »Jan Puerta »Albino Suárez »Gloria Soriano DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA »José Luis Cuendia DIRECTORA DE COMUNICACIÓN »Lola González DISEÑO Y MAQUETACIÓN »Francisco Trinidad

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Y en esto llegó la primavera Y en esto llegó la primavera, efectivamente, esta vez un poco adelantada, y con ella las tradiciones religiosas de la Semana Santa. Nuestra red ha dado buena prueba de ello con fotos de diferentes lugares, fundamentalmente de España. Luz y Tinta no quiere ser ajena a esta iniciativa de los moldeadores y ha realizado su propia selección a la que a su luz se incorpora la tinta afinada del director de la revista Francisco Trinidad. Nos hubiera gustado poner casi todas las fotos, pero en las revistas como en los periódicos debe de pensarse tanto en el espacio disponible como en el tamaño de las mismas, si bien es cierto que en la mayoría de las ocasiones tener cierto tamaño comunica mejor los detalles más sutiles e importantes. Independientemente de los temas que salgamos a fotografiar, la cuestión fundamental es que intentemos aprender de nuestros errores para no repetirlos, y aquí juega un papel fundamental la crítica de los que observan nuestros trabajos; Moldeando la luz es un estupendo escaparate para mostrar nuestras fotos y para recibir las opiniones del resto de moldeadores, por ello no nos cansaremos de animar a que las opiniones vayan mucho más allá del “Muy bien” y “Excelente”, también somos conscientes de que son muchas las fotos que se suben y poco el tiempo del que disponemos para opinar, pero hay que pensar que las recomendaciones, consejos y críticas a nuestros trabajos, se solidifican y quedan añadidas a nuestros procesos de evolución fotográfica. Para los profesionales y para sus encargos puede que no haya excusa, pero los demás siempre tendremos una segunda oportunidad; es decir, cuando volvamos a repetir escenas similares a las ya realizadas anteriormente, las opiniones o críticas recibidas pasarán por nuestro subconsciente como ráfagas, una especie de obsesión por tener siempre un plan de emergencia por si las cosas salen mal, y quienes saben encajar las críticas constructivas siempre las tendrán en cuenta en el futuro a la hora de efectuar ese mágico clik. Así que desde aquí una vez más animamos a que seguir exponiendo fotos y más fotos, que compartamos nuestras experiencias y que vuestra crítica sea un poco más profunda. Decía Ted Grant que “puedes tener la mejor obra del mundo, pero si no la muestras a la gente, nunca llegará a ninguna parte”. Recuerdo que de muy niño mi madre me enseñó lo que era compartir; con el tiempo he aprendido que compartir es un gran modo de aprender y, cuanto más se comparte, más conocimientos se adquieren y más oportunidades se nos cruzan en el camino. Con la fotografía ocurre exactamente lo mismo, por ello no es ninguna casualidad que al crear Moldeando la luz y posteriormente Luz y Tinta, nuestra ética siga siendo la misma: “Lo que yo sé, tu lo sabrás”. En otro orden de cosas, y volviendo a alguna de la realidades mundanas, según los expertos este seguirá siendo un año muy difícil, para el que tenemos que estar preparados. Estas épocas nos obligan a las renovaciones, y también a impulsar nuevas y geniales ideas. Y…¿por qué no hacer que esto ocurra de verdad en nuestra vida fotográfica? Puede que sea un idealista utópico, pero, aunque no llegaré a decir nunca que la fotografía vaya a cambiar las cosas, sí diré que al menos a mucha gente nos ayuda a llevarlas mejor, nos distrae, nos evade, y cuando cogemos la cámara y salimos a la caza de imágenes con pura afición y pasión, al menos por unos momentos nuestras mentes rehúyen la pura y triste realidad; y, si somos capaces de captarla y mostrarla al mundo , wmejor que mejor, habremos hecho algo muy fructuoso al tiempo que nos hemos divertido. Feliz primavera. José Luis Cuendia, “Guendy”

Moldeando la Luz es miembro de la 2 Royal Photographic Society


Fotografía de portada: Juanjo

Gallardo

Luz y Tinta, núm. 19

Abril 2013

4 Fotógrafo del mes: José Manuel Gonzalo Francisco Trinidad 7 El fascinante mundo del antiguo Egipto José Luis Cuendia, “Guendy” 18 La gaita y el lobo Monchu Calvo 20 El atractivo de la decadencia Javier Madroñero 22 La Falsa Maya 3 Juanjo Gallardo 24 En color y en tinta negra Gloria Soriano 28 Trabajo, juego, desprotección... Claudio Fibla 30 Así se hizo Eugenio R. Meco 32 Basta es ¡BASTA! Justín del Barrio 34 Denis Rouvre y David Nal-Vad Carlos Flaqué Monllonch 38 Colócate donde quieras Ricardo González, “Completu” 41 Combinar color y blanco y negro Antonio Ramón Ferrera 42 Las reglas de composición (1) 46 Guna Yala Jan Puerta 50 Los Alcázares Francisco Trinidad 54 Especial Semana Santa 3


El fotógrafo del mes

En el principio fue la pintura: es decir, una forma de enfrentarse al mundo a través de ese ‘visor’ personal que aporta la sensibilidad artística. El tránsito a la fotografía nació también de su propia necesidad compulsiva de crear como posibilidad de entender la realidad circundante. Luego, trillados ambos caminos en todas sus contingencias y apuradas las trochas que proporciona la técnica informática, acabó germinando una especie de síntesis en la que los perfiles fotográficos se difuminan buscando horizontes pictóricos y en la que las técnicas fotográficas conviven y a su vez fecundan nuevas fusiones en las que se desdibujan las aristas para encontrar una plenitud de ida y vuelta.

Si hubiera de resumir el párrafo anterior, en el que he intentado sintetizar brevemente su evolución de la pintura a la fotografía y de ésta a la pintura, no hallaría ninguna forma más adecuada que aquella conocida frase de Susan Sontag: “La fotografía es antes de nada una manera de mirar. No es la mirada misma.” Efectivamente, José Manuel Gonzalo intenta a través de sus fotografías —no conocemos su labor pictórica que le agradeceríamos nos mostrara fotográficamente— extraer de la realidad aquellos elementos que resumen su visión del mundo, una visión armónica, en la que los encuadres buscan siempre el envés artístico, si por tal entendemos la conjunción de aspectos cromáticos, formales y estructurales que dan sentido y dimensión a la propia mirada. Una mirada, por cierto, que en el caso de la fotografía que nos ocupa es, efectivamente, uno más de los elementos del proceso, un elemento mediador entre el artista y la realidad que se sustancia definitivamente en 4


Luz y Tinta

el revelado final que algunas veces retorna a la pintura a través de un minucioso procedimiento de edición. Para ello, parte de encuadres muy originales, que traslucen al pintor que observa para fotografiar, se apoya en opciones lumínicas como los crepúsculos o la ambivalencia visual de los reflejos y confluye muchas veces en virados y tratamientos digitales que no son solo posibilidades de acercamiento a la realidad, sino indagaciones directas en el sentido último de la imagen que algunas veces escapa de los márgenes del realismo para adentrarse en perspectivas que destacan sobre todo las múltiples eventualidades del color; un color que nos devuelve en su entera dimensión la personal visión que José Manuel Gonzalo traza de su realidad circundante. Y su realidad, al menos la que nos muestra en sus fotografías, es ciertamente variada, pues se apoya en diversos escenarios y en distintas gradaciones temáticas. Los escena-

rios que recrea en sus fotos son tan variados como los enfoques con los que nos los presenta: Florencia, Praga, Pisa, Santillana del Mar…, ciudades que se dejan absorber como refe-

rencias artísticas y que, a poco que uno se asome a sus rincones, acaban por transmitir toda su esencia. Otras veces se sumerge de lleno en la naturaleza, como hace en las fotos realizadas en Asturias —Porrúa, Soto de Agues, Gijón, Tarna…— en las que capta otra dimensión de la realidad y otra forma de enfrentar el arte y comprender el mundo. Esta variedad, aparte de revelarnos a un fotógrafo inquieto, que conoce como nadie las opciones de su entorno cotidiano (Segovia) y sin embargo se adentra en todas las indagaciones de otros ámbitos y de otros momentos, no viene sino a suscribir con letras mayúsculas su voluntad artística, que no excluye ninguna opción de acercamiento —incluso para algunas de sus fotos utiliza el teléfono móvil— ni se aleja sustancialmente de su inicial vocación pictórica. Francisco Trinidad

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La foto del mes en portada

El escritor, de Juanjo

Gallardo

Uno, que conoce el oficio y a muchos de quienes lo practican; y que conoce también el cuarto de trabajo de algunos escritores, jamás hubiera sospechado de un lugar semejante. Aunque en este caso, justo es decirlo, se reúnen todos aquellos elementos que pueden considerarse básicos para el desarrollo de esta profesión: una mesa para apoyarse, un bloc de notas, una pluma y una máquina de escribir. Eso sí, y una ventana para asomarse al mundo, para respirar la vida de la calle que, junto a las propias ideas, serán las que a la postre nutran los escritos que bien que mal vayan saliendo de la pluma o del carro de la máquina. Aunque lo esencial —la imaginación, el gusto por la música de las palabras y la capacidad de llevar al papel las propias obsesiones— va con cada uno, independientemente del lugar en que escriba o de las herramientas que utilice, sea esa antigua máquina de escribir o el más moderno de los ordenadores, sea este rincón con vocación de vagabundo o el más ordenado y funcional de los despachos. Pero lo que sorprende de esta fotografía —por cierto, perfecta en su encuadre y en su tratamiento— es el aire bohemio que transmite. Como si fuera una escena de otros tiempos. Tanto la indumentaria del escritor, como el lugar en el que está, nos remite a un universo errante, fuera de las convenciones al uso, como si el mundo se hubiera detenido en una esquina de algún siglo pasado, aislándose de las preocupaciones y de la deriva de quienes con su mirada curiosa y con su asombro extemporáneo no hacen sino subrayar la vitalidad de algunas personas, quizás como la de la foto, capaces de ausentarse del mundo circundante y vivir sus propias experiencias al margen de formalidades y etiquetas que nada les dicen y a nada les conducen. F. T.

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No soy ningún egiptólogo ni estudioso de nada de lo relacionado con el antiguo Egipto; simplemente un admirador de esta época de la humanidad, y tengo que confesar que una de mis primeras lecturas cuando tenía más o menos quince años fue la novela de Mika Waltari, Sinuhé el Egipcio, que ha había sido publicada por primera vez en 1945. Con motivo de mi viaje por Egipto volvería a leerla, me siguió encantando la maestría con que Waltari integra en su historia un personaje ficticio como el médico

Sinuhé. Hay momentos en, que atrapado en su lectura, es difícil separar que parte es historia y cual es la ficción. Me ocurrió algo parecido en la segunda mitad de los setenta cuando me incorporé al servicio militar en la Marina Española, y como lo que allí me sobraba era todo el tiempo del mundo, muchas tardes de tedio las dedicaba a la lectura, así descubrí a Benito Pérez Galdós y sus Episodios Nacionales, novelas que insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la Es-

paña del XIX. En esta ocasión las historias van acompañadas por el joven Gabriel de Araceli, al igual que Sinuhé el egipcio en las historias del escritor finlandés. Años más tarde, hablando con una amiga de la novela de Mika Waltari, me preguntó si había leído algo del francés Christian Jacq. Mi ignorancia en este caso era casi absoluta pues no iba más allá de mi admirado Sinuhé y algún recuerdo vago de los escasos textos que se estudiaban en los primeros cursos del bachiller, y 7


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los posteriores acontecimientos en torno a la Guerra de los Seis Días en Junio de 1967, hechos conocidos por mi muchos años después, pues me pillaron siendo demasiado joven. Esos eran todos mis escasos conocimientos sobre Egipto. Mi segunda incursión en este apasionante mundo vino a continuación de la mano de este francés, considerado en su país como uno de los escritores más notables de la novela

nante mundo de la civilización egipcia. Leer El Egiptólogo, La pirámide asesina, La ley del desierto, Ramsés. El Templo de millones de años, Ramsés.El hijo de la luz o La dama de Abu Simbel, entre otras muchas de obras, y luego visitar los enclaves que narran sus escritos puede ser una experiencia difícil de describir. Hay que vivirla para saber lo que verdaderamente se siente. Viajamos por la noche desde Bar-

tura de verano a más de 45º de calor me acompañaba Marta, mi esposa, y entre otros amigos alguno muy intimo como Enrique Pidal y su esposa Conchi con los que hemos compartido muchos viajes. Antes de partir, cuando el avión egipcio que nos llevaría aún estaba sobrevolando sobre Sicilia con destino a Barcelona, Fernando que esa tarde estaba de guardia en el centro de control del aeropuerto de Barcelona se puso en contacto con

Sobre estas líneas, la presa de Asuán vista desde el avión. A la izquierda, las dos colosales figuras del Faraón que flanquean la entrada al templo de Abu Simbel

los pilotos del avión de la compañía Egiptair, les saludó y les recordó que esa noche viajarían unos amigos, algunos compañeros de trabajo y entre ellos su esposa. Cuídales bien, le dijo. Y tan bien que nos cuidaron, pues al subir a bordo, como no estaban vendidos todos asientos de primera clase, nos acomodaron en aquellos cómodos

histórica. Como experto conocedor y enamorado de la cultura egipcia, son numerosas sus obras, y pienso que Christan Jacq a través de todos sus relatos ha puesto al alcance de todo el público profano como yo el apasio-

celona a El Cairo y luego un segundo vuelo de El Cairo a Abu Simbel. Tener amigos que trabajan de controladores aéreos tiene sus ventajas y si desarrollan sus trabajos en el aeropuerto de Barcelona, mejor aún. En esta aven-

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En la doble página anterior, El Gran Templo desde el barco. Bajo estas líneas, el MS Eugenie, el barco en el que navegaríamos por la presa de Asuán. Lago Nasser. A la derecha, el proceso de la elaboración del papiro, del tallo de la planta del mismo nombre. Los papiros fueron utilizados por la civilización egipcia 3.000 años antes de J.C

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nichos/cama/sillón de piel con pantalla plana individual, que sirvió para que algunos pasaran la noche jugando al ajedrez. Yo comencé una película que nunca vi terminar, caí rendido, nos pesaba aún el viaje de Asturias a Barcelona, así que no hizo más que despegar el avión me quedé dormido,

cuentros con los restos de la antigua civilización egipcia.

En este lugar de nubia se encuentran dos templos excavados en la montaña que en la década de los 60,

el Ramesseum, su templo mortuorio. Este faraón destacó también por su entorno doméstico. Se sabe por textos de la época que tuvo ocho esposas principales, entre las que se encuentran dos de sus hijas y una de sus hermanas, además de un numeroso harén. Pero de todas sus mujeres, la

hasta la voz suave de Marta me dijo al oído: “Despierta, estamos llegando a El Cairo.” Aprovechamos unos días para visitar esta ciudad, pero eso será tema para otro capitulo, pues la verdadera aventura comenzaba después de vuelo de El Cairo a Abu Simbel. Nos esperaba una travesía por todo ese lago interior que representa la gran presa de Asuán. Ya desde el avión pudimos maravillarnos al contemplar los templos excavados en las montañas. Una vez en Abu Simbel nos acomodamos en el barco con el que haríamos la travesía por el lago. Fue dejar nuestros equipajes y salir pitando a descubrir los primeros en-

fueron trasladados para salvarlos de las aguas de la presa de Asuán. Una vez ante el templo grande, fue verdaderamente impresionante vernos ante esas dos parejas de colosos que representan al faraón y flanquean la entrada. Qué pequeño se siente uno ante tan grande fastuosidad. El templo pequeño, situado a la derecha´está dedicado a Hathor y a Nefertari. Con la grandiosidad de la construcción de estos monumentos el faraón dejó patente su dominio sobre Nubia. Es evidente que la actividad constructiva fue muy importante durante el reinado del faraón Ramsés II, pues no solo erigió grandes templos como el de Abu Simbel, también levantó

favorita fue la primera, Nefertari. Del mismo modo, los mismos documentos le atribuyen más de un centenar de hijos. La fama de Ramsés II continúa viva en la actualidad. Sus obras aún despiertan admiración y sus restos, pavor. En estos viajes te enteras de cosas tan curiosas como que en una ocasión su momia levantó un brazo ante una multitud de visitantes cuando estaba expuesta en una sala del Museo Egipcio de El Cairo. Los científicos atribuyeron las causas de lo ocurrido a una contracción de los músculos secos producido por el calor. Hoy, Ramsés II descansa en una cámara acondicionada donde se conservan momias reales.

Abu Simbel.


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A la izquierda, Interior del Templo de Abu Simbel . Abajo, Guardia nubio del templo de Abu Simbel

En la actualidad las personas que vigilan y explican al visitante la historia de estos dos templos son personas de la raza nubia. La región Nubia, se extiende por el valle del Nilo en dirección sur desde la primera catarata y está limitada por el mar Rojo

rritorio. Estos cautivos eran llevados a unos campos donde se les “egiptizaba”, despojándolos de sus raíces y de sus símbolos. Con la llegada a los templos de Abu Simbel, nos encontramos con las primeras pinturas, grabados y escri-

sensor que detecta la luz basado en la tecnología conocida como CMOS, y popularizado como sensores CMOS; y Tinta, en homenaje a la escritura. Quienes conocen la historia de nuestra revista saben que también es una forma de entender el conyugio cultu-

y el desierto Líbico. Atrajo por sus riquezas a los antiguos egipcios, que intentaron dominar aquel territorio construyendo diferentes fortalezas. Los nubios se distinguen por su tez oscura y por su alta estatura, también son conocidos como los “nubios pacificados”, nombre con el que los egipcios designaban a todos los nubios cautivos, soldados que habían sido apresados en las batallas o en incursiones de los egipcios en su te-

turas sobre sus paredes. Por fin pude ver estos frescos de verdad más allá de las fotos en los libros y enciclopedias sobre el antiguo Egipto. Y aquí se me ocurre algo relacionado con el ser de nuestra revista que, como bien dice su nombre “Luz y Tinta”, la luz en referencia a la escritura con la luz, forma familiar como a veces se define a la magia de la fotografía, primero a través de los haluros de plata y ahora a través de “Active Pixel Sensor”, ese

ral Paco&Guendy que, pasado al cristiano, quedó al final en Luz y Tinta. No sé cuando nació la escritura. Algunos historiadores lo sitúan en Mesopotamia, pero tanto allí como en Egipto su nacimiento guarda toda su relación con la administración y la economía de los Estados. La aparición de las tablillas de la Baja Mesopotamia, escritas 3.200 años antes de Cristo, se refieren a los asuntos

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Pictogramas

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relacionados con la agricultura y el cuidado de los animales. No hubo en Egipto profesión mejor considerada ni realizada con menos esfuerzo físico que la del escriba. El escriba era un alto funcionario al servicio del faraón, de un dignatario o de un templo. Sus ocupaciones eran muy variadas: en los campos, comprobaban la posición de los límites después de las inundaciones periódicas del Nilo y contaban el grano de las cosechas para calcular los impuestos que debía de pagar. El ganado, el vino y otros productos que entraban en los almacenes reales también pasaban por sus manos. Y no acababan aquí sus obligaciones, sino que, a veces, escribían contratos, actas judiciales y cartas para particulares. En los templos, además, había sacerdotes que sabían escribir y se dedicaban a copiar textos y a recitar fórmulas rituales. Uno de los materiales sobre los que con mayor frecuencia se escribía en el Antiguo Egipto era el papiro, fabricado a partir de tiras del tallo de esta planta, pegadas con el jugo producido por el propio tallo. Entre los documentos más reproducidos en el papiro se encuentra el Libro de los Muertos, texto de carácter mágico que se ilustra con viñetas y se coloca en las tumbas para proteger al difunto en el Más Allá.

Cualquier persona podía llegar a ser escriba, aunque generalmente era un oficio que pasaba de padres a hijos. Durante el Imperio Antiguo, cada escriba enseñaba personalmente a su hijo, pero, a partir del Imperio Medio, en algunas ciudades aparecieron las escuelas o Casas de la Vida. Los niños ingresaban en ellas cuando tenían cuatro o cinco años y su aprendizaje se prolongaba hasta los doce. Empezaban copiando frases en fragmentos de caliza o cerámica, o en madera recubierta con yeso, ya que el papiro era un material muy costoso. Además de saber escribir, debían de conocer las leyes y tener nociones de aritmética para calcular los impuestos. Aunque pueda parecer que la vida de estos niños en la escuela de escribas era idílica, los maestros no dudaban en aplicar severos castigos físicos cuando lo consideraban conveniente. Otro interesante tema sobre la escritura son los pictogramas de los escribas. En los relieves de las tumbas de algunos de estos funcionarios aparecen las escuelas de escribas y, en la parte superior de la representación, un texto que narra la escena. El elevado rango social de que gozaban los escribas se aprecia en el hecho de que es una de las pocas profesiones que se indica con un pictograma que reproduce uno de sus instrumentos de trabajo: la paleta. Los pictogramas

son signos utilizados en la escritura que representan fielmente la realidad. Pasamos desde el medio día hasta caída la noche todo el tiempo en Abu Simbel. Lo de esperar a la noche fue porque nos recomendaron un espectáculo que todas las noches se realiza sobre las paredes de los dos templos: un espectáculo de luz, sonido e imágenes que narra la historia del Antiguo Egipto. Sin duda un espectáculo para turistas que si no lo ves no te pierdes nada; para ver esto no hace falta viajar tan lejos, pero una vez que estás ahí, o te quedas a verlo o te vas al barco, pues allí no hay otra cosa ver. Cenamos a bordo y a la mañana siguiente partíamos rumbo Asuán. Durante los cuatro días que dura el trayecto navegamos durante la noche para aprovechar el día y ver los diferentes monumentos que a las orillas o en los montes se han salvado del agua de la gran represa, esta gran reserva de agua que se extiende por más de 500 km a lo largo del río Nilo y cubre un área de 6.000 km2, de los cuales los dos tercios al norte, se conocen como Lago Nasser y están en Egipto y el tercio restante se encuentra en el llamado Lago Nubio, ya en Sudán. Pero esta parte del viaje quedará para el próximo número 20, en Mayo. José Luis Cuendia, “Guendy”

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En las comunidades rurales —este relato habla de la mía, el concejo de Caso, en Asturias— las fiestas, antaño, allá por la década de los cincuenta y sesenta, se celebraban de forma muy sencilla, en términos musicales me refiero. Bastaba el sonido de una gaita y un tambor, y la gente, jóvenes y viejos, se arrancaban a bailar sin descanso mientras el cuerpo aguantara. Aquel sonido inundaba los valles y montañas hasta bien entrada la noche, pues las fiestas, a diferencia de ahora, no acababan muy tardías, con el fin de que al día siguiente los cuerpos no acusasen el cansancio en exceso. De gaiteros y de lobos va este relato. Vamos a omitir el nombre del pueblo por si el recuerdo de lo de aquí relatado puede reabrir algún mal tra18

go que los actores prefiriesen olvidar, aunque los protagonistas directos ya no viven. El caso es que la comisión de vecinos preparró las fiestas dedicadas a su santa patrona y contrataron los oficios de un popular gaitero que acostumbraba a recorrer el territorio casín amenizando las fiestas de sus pueblos. El instrumentista se presentó de buena mañana en el pueblo y comenzó a realizar el pasacalles previo a la misa mayor recorriendo las callejas entre la algarabía de los más pequeños. Al finalizar la misa era normal que las parejas, sobre todo las mayores, se arrancasen por jotas, después de haber devocionado a su santa ante los ojos del prójimo, y antes de degustar la comida de los días de fiesta. Luego siguió tocando por la tarde, y complació todas las peticiones tantas veces como se le solicitaron hasta bien entrada la noche. Cuando la tropa se rindió, enmudeció él. Recogió sus bártulos y se despidió de los vecinos hasta la próxima. Cuando esto


...cogiendo aire en los pulmones y aplicando los labios a la boquilla de la gaita, hizo salir de ésta un soniquete tan fuera de lo común, tan inusual, que trastornó por completo a los lobos ocurrió, ya llevaban buen rato las estrellas alumbrando los cielos. Regresaba con la noche cerrada por estrechos senderos en dirección a su pueblo, no muy distante. Allí le esperaban las faenas comunes a todos los de aquel entorno, atender vacas y hacienda, y aquellos hombres acostumbrados a caminar por trochas y atajos no le tenían miedo al monte ni a la oscuridad. Al cruzar un riachuelo, un tenue chapoteo en el agua le desconcertó. El gaitero giró la cabeza pero no vio nada, y prosiguió caminando en medio de la oscuridad de la noche. Al poco volvió a oír el mismo ruido, y el miedo comenzó a apoderarse de su mente y de su cuerpo de forma atosigante. Desquiciado, continuó su marcha atento a todos los ruidos, y con las orejas como radares. De cuando en cuando detenía sus pasos y contenía la respiración, tratando de descubrir algo que no sabía qué era. Pero nada,

ni una figura, ni un ruido de pisadas, ni un chasquido que delatara presencia alguna. Quedaba un buen trecho de camino por andar cuando divisó unas sombras que tan pronto se mostraban en el sendero como desaparecían entre la maleza. Al poco ya fueron evidentes y constató lo que barruntaba: le acompañaban los lobos. Los animales fueron creciéndose cada vez más, y sus distancias con el gaitero acortándose hasta desaparecer totalmente una vez que le habían perdido el respeto. Viéndose perdido en su suerte quiso el hombre vocear, pero el pavor le estrangulaba la garganta y fue imposible emitir sonido alguno que fuera más allá de su camisa. Sumido en un pánico atroz y casi a la desesperada dio golpes con un palo sobre un tronco. Pero el sonido apenas causó en las fieras un leve levantamiento de orejas. De modo que, repuestos del primer impacto, prosi-

guieron firmes a su lado, más agresivos que nunca y gruñendo de forma aterradora. El artista concebía aquella situación como la última actuación de su vida, cuando sin saber ni cómo ni por qué, cogiendo aire en los pulmones y aplicando los labios a la boquilla de la gaita, hizo salir de ésta un soniquete tan fuera de lo común, tan inusual, que trastornó por completo a los lobos. Estos le miraron como el que mira a una divinidad y al instante depusieron su actitud y huyeron despavoridos. Como nunca más los volvió a ver ni a sentir, prosiguió el camino, pero siempre con la boquilla de la gaita pegada a sus labios por si acaso. La llegada al pueblo se le antojó lo más parecido al paraíso y, cuando contó lo sucedido nadie se podía explicar el comportamiento de las fieras, pues difícilmente se atreven con el hombre a no ser que tengan mucha hambre. También sorprendió su comportamiento al oír el sonido de la gaita y la rápida huida que a la postre fue su salvación. Otros piensan simplemente que los lobos ese día no estaban para jotas. Monchu Calvo

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Foto 1

Siguiendo con la tónica de escribir sobre mis fotos destacadas en Moldeando la Luz, hoy le toca a una de las más veteranas, de la primera época de nuestro querido espacio de locos por la fotografía, la que titulé “Se vende” (foto 1). El día que la tomé venía de una larga excursión en la que me había estado recreando junto a mi familia por Las Cañadas del Teide, el monte de la Esperanza y otros lugares hermosos y revitalizantes. No hay nada mejor para recargar las pilas que irse a la naturaleza y tomar el mayor contacto posible con ella. En esta vida urbana que tenemos la mayoría

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de nosotros, nos vamos debilitando, desconectando, descentrando, nos olvidamos de que somos parte de un planeta grande, hermoso y complejo, y que lo necesitamos tanto como él nos necesita a nosotros. Creo que parte del gran caos que vivimos es por eso; pero bueno, vamos a las fotos. El caso es que al pasar por una carretera cercana a La Laguna, mi vista se quedó atrapada por la imagen de esta vieja casona en estado de ruina total, sin techo y sin futuro, con la pintada que da título a la foto en una de sus ventanas. Mi gente ya está acostumbrada, y a pesar del cansancio y las ganas de

volver a casa me regalaron unas sonrisas cuando me vieron aparcar y agarrar la cámara mientras les comentaba que tenía que hacer esa foto. Seguramente fue el contraste después de ver la magnificencia de nuestro querido volcán, o de los altos pinos. La visión de esta ruinosa casa, en la que vivió y murió gente, rió y lloró, mientras el tiempo hacía su trabajo…, quería enseñarla al mundo. Tomé tres o cuatro fotos. Una general, desde el lado opuesto de la carretera, a la que añadí unas amenazantes nubes y la oscurecí, inspirándome en las que por esas fechas subió nuestro compañero el bieloruso Alek-


...mi vista se quedó atrapada por la imagen de esta vieja casona en estado de ruina total, sin techo y sin futuro...

Foto 2 Foto 3

sandre, que me gustaron mucho y tuvieron una excelente acogida. Esa es la que fue destacada y da título a este artículo. Otras dos son los detalles de la puerta (Puertas al campo, foto 2) y la ventana (Ventana y Verodes, foto 3), éstas más acordes con la luz y los tonos que más me gustan. A mi manera de ver, lo atractivo no solo está en lo nuevo, en lo fresco, en lo joven, sino en todos los estadios por los que transcurre la existencia de las cosas y los seres. ¿Cuántos años tiene el Teide? Javier Madroñero 21


Cómo pudo cambiar tanto el sueño, cómo pudo transformarse ese caramelo en La falsa Maya, cómo pudo variar esadulce fantasía en esa pesadilla.

José entró al cuarto y escuchó gemidos de placer; me equivoqué, se dijo, pero la curiosidad pudo más y se asomó. Ella, bellísima, estaba en la cama tocándose, él se hizo ver, hacía una semana que no sentía a una mujer, ella lo vio y lejos de sentir vergüenza lo invitó a acercarse. José ni corto ni perezoso revoleó su camiseta de River que llevaba orgulloso por Guatemala y acarició sus pechos, se perdió en ellos con sus labios, su piel era como un durazno, su aroma le decía que era la mujer de su vida. Ella lo ayudó a sacar su short y lo besó. Empezaron a hacer el bendito amor, José estaba en el cielo. 22

Ella sollozaba con deleite, esa mujer era fruición para todos los sentidos. En ese momento de goce absoluto, a punto de llegar al clímax, José sintió un raro vaho, un olor desagradable, levantó la vista que se había perdido en el ida y vuelta de sus cuerpos y miró su rostro. ¡¡¡NOOOOOOOO!!! Era ella, la falsa Maya. El aterrador grito lo despertó, y lo mismo a su compañera de viaje que le dijo. —¿Qué te pasó? —Nada, una pesadilla, disculpas. Ágilmente saltó de la cama y fue al lavabo, abrió a la ducha y se bañó como sí le hubieran tirado un barril de estiércol. Cómo pudo cambiar tanto el sueño, cómo pudo transformarse ese caramelo en la falsa Maya, cómo pudo variar esa dulce fantasía en esa pesadilla. Qué pesadumbre. Salió de la ducha, cogió ropa limpia, quedaba poca de ella, y se vistió. —¿Qué soñaste?, preguntó ella. —Prefiero no hablar ahora —le dijo él. Su abuela siempre decía que los sueños malos no se contaban hasta después de desayunar, sino se

transformarían en realidad, y eso no era lo que José anhelaba. La falsa Maya le hablaba, como siempre y todo el tiempo, de que en un rato vendría el guía a llevarlos a Chichicastenango, el lugar para comprar artesanías de Guatemala, el país de la eterna primavera. —A las 10 te veo en la puerta del hotel, le dijo él y salió a desayunar, ya quedaba poco dinero y había que aprovechar ese morfi incluido en los gastos del alojamiento.


Comió hasta que le molestó el estómago; cuando estaba terminando, apareció ella en el comedor, donde los huéspedes no se dicen “buen día”. Se sentó en la mesa, él se levantó diciendo: voy a fumar un pucho. Te veo abajo. Llego el guía, subieron a la combi y arrancaron. Eran unas tres horas de viaje. José estaba afligido, no quería escucharlos, no quería escuchar más a ella, la falsa Maya.

Pidió disculpas por abandonarlos en la charla diciendo voy a ver sí duermo un poco, se colocó los auriculares y eligió el disco “Crisis” de “Las Pastillas del Abuelo”, tema 11. El Pity Fernández rezaba: Habrá que encontrar un lugar para esconderse, o habrá que entrometerse un poco más. Habrá que desempolvar el disfraz de valiente, y salir a tropezar...

Jamás durmió en esas horas de camino. La música le acarició el alma. Era jueves, había feria, una hermosa locura llegar al lugar y palpar lo que se vivía ahí. Llegaron, los vendedores ambulantes acosaban a más no poder, José se relamía de placer con su cámara, veía fotos por todos lados y empezó a hacer clicks. José arrancó a hacer lo que tanto amaba, empezó a hacer fotografía. Juanjo Gallardo 23


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En color y en tinta negra La bicicleta La bicicleta ecologista que cada último jueves del mes se manifestaba alegre junto a cientos de bicicletas, hoy la vi con un carrito de mercancías enganchado en su parta delantera. El repartidor empujaba los paquetes pedaleando cuesta arriba. Me recordó esos países sin coches, sin gasolina, que se mueven irremediablemente sobre dos ruedas. Con los complementos adecuados, la bicicleta se transforma en furgón de reparto, camión de mudanzas, monovolumen para familias numerosas… La bicicleta, unida a una multitud, colapsaba el tráfico del bienestar cada último jueves de mes reclamando un carril bici en el centro de la ciudad. Por fin iniciaron las

obras. Ahora, la bicicleta reivindicativa circula en solitario. Con las ruedas hundidas bajo el peso de la carga, avanza tercermundista, a ratos por el carril bici, a ratos entre un débil flujo de coches por la calzada.

El autobús Siempre me sentía afortunada porque para ir al trabajo cogía el autobús en cabeza de línea. Eso me aseguraba un asiento en el que podía ir cómodamente entregada a mis veinte minutos de lectura. Desde mi plaza privilegiada, disfrutaba de los atascos que me permitían prolongar la lectura un rato más. Ahora, aunque los autobuses son más escasos, todos los pasajeros vamos sentados y el autobús llega a su destino con ex25


trema puntualidad. Ya no hay atascos y leo menos. Pero me sigo sintiendo muy afortunada porque aún subo al autobús cada mañana.

colocado encima del torno un rótulo digital que avisa: próximo tren en un minuto, siguiente en once minutos y he vuelto a correr.

tiene usted! Espero que ese pie torcido pronto se le enderece.

El gimnasio

El pasajero del pie torcido

Dijeron en televisión que la gente ya no coge el autobús porque se desplaza a pie. Yo lo dudé. Todos sabemos que en las grandes ciudades hay distancias sin tiempo para recorrerlas andando. ¿Sabrá la televisión que la gente no tiene trabajo? Hoy, que llovía, el autobús que casi siempre va vacio, se llenó. Oí en la radio que los gimnasios se estaban cerrando. Me lo creí.

Cuando el autobús llegó a la parada, abrió las puertas. Por la del medio se apearon dos pasajeros. El autobús continuó un rato más estacionado con la puerta abierta. El frio de la calle se sintió en el interior. El señor sentado a mi lado junto al pasillo, gritó con enojo: “esa puertaaa”. El conductor la cerró. Llegando a mi parada, me preparé para salir: guardé mi libro, mis gafas y le pedí paso a mi casual compañero. No sé si levantó para facilitarme la salida, o tan solo giró sus rodillas hacia el centro haciéndome un pasillito por el que yo pudiera alcanzar el otro más grande que recorre el autobús. De lo que no tengo ninguna duda, es que emitió un gruñido poco inteligible aludiendo al tiempo de antelación con el que debía prepararme para la parada. No alcancé a saber si lo desaprobaba por corto o por largo. Pero hubo algo sobre lo que no me cabía ninguna duda. Con voz clara le contesté: ¡Vaya día

Luis Rubén Collaguazo trabajaba en la construcción y María Angelita Guañuna limpiaba casas. Vivían con dos hijos, en edad escolar, en una casa compartida. Después de varios años, emigrantes y residentes, habiendo acreditado que eran honrados pagadores de sus facturas, el banco les obsequió con una tarjeta con mil doscientos euros de crédito que podían disponer con total libertad pagando tan solo cincuenta al mes. Luis Rubén, que gustaba de los coches y de la mecánica, se hizo con un auto de segunda mano a muy buen precio. Los fines de semana, el sábado o el domingo, nunca pernoctaban fuera, la familia en completo, dotados de coche, nevera y tarjeta de crédito, llevaban a cabo viajes de jornadas interminables. Descubrieron las montañas y los mares emplazados a cientos de kilómetros de la ciudad. La subida del precio de la gasolina puso fin a estas exploraciones aventureras. Lo que no terminaba nunca era el goteo de los cincuenta euros que socavaban cada mes su cuenta de ahorro. Hacía

El metro Antes cada dos minutos llegaba un metro al andén de la línea tres. Cuando se iba un tren en el luminoso colgado del andén avisaba, próximo tren en dos minutos. En horas punta había una alternancia de mensajes: próximo tren va a efectuar su entrada en letras naranja, próximo tren en dos minutos en letras rojas. Así que dejé de correr cuando al picar mi billete en el torno sentí el rumor de un metro que se acercaba. Ahora han 26

La revolving


Cuando me muevo por la ciudad siento latidos, escucho conversaciones… más de dos años que disfrutaban de la tarjeta y ya llevaban pagados más de mil cuatrocientos euros. María Angelita, entre casa y casa, se presentó en el banco para que se lo explicaran. Ahora ya no tienen tarjeta. El regalo del crédito inacabable ha sido refinanciado con un préstamo a tres años a razón de cuarenta euros al mes.

El empleado fiel Aquel fresador había sido un hombre de confianza de su jefe, asistía a las ferias, tomaba las decisiones acertadas en su nombre, asumía responsabilidades que no le competían y destacaba por su fidelidad a la empresa. Ahora que la mina iba mal, cuando todos los compañeros estaban siendo despedidos, él conservaba su trabajo. Por el mismo dinero prolongaba indefinidamente la jornada para cubrir los puestos vacios. Un día, cansado de tanto trabajar, habló con su jefe de confianza y le espetó: así no puedo seguir, si no me vas a pagar, me tendrás que despedir. Y le puso en

la calle con un buen consejo y sin ninguna indemnización: Si quieres cobrar, me demandas. Aquel fresador, que por casualidad nació en Madrid, podría haber nacido en cualquier parte de España.

El tráfico en la ciudad Antes iba a trabajar en autobús porque tardaba casi lo mismo que en coche y además podía leer. Ahora sigue yendo en autobús porque le sale más barato y además puede leer. Esta mañana se le hizo tarde para ir a trabajar y cogió el coche. Era un día medio lluvioso de mediados de febrero. Por la escasez del tráfico parecía más bien un día del mes de agosto. Solo parecía. El paro no son vacaciones.

La llamada de teléfono Ese día llegó al trabajo especialmente inquieta, pendiente de una llamada. Los ingresos de la familia dependían de un ERE: novecientas personas se quedarían sin empleo a lo

largo del año. En los últimos tres meses ya habían sido despedidos ciento cincuenta. Los trabajadores afectados recibían la noticia a mediados de mes. Quince días después pasaban de activos a parados. A las doce y diez sonó por fin el teléfono. Era Diego, su marido: Este mes, dijo, tampoco estoy en la lista, cobraremos un mes más. Marisa suspiró por un momento aliviada. Después, un pensamiento que no quería oír, ni que se oyera, le rozó con la duda de si en el borrador de los mil quinientos despidos que preparaba su empresa, ya figuraría su nombre.

Colores Cuando me muevo por la ciudad siento latidos, escucho conversaciones… También vislumbro irisaciones en las fachadas y en el mobiliario urbano. Escribo lo que oigo y tomo fotos de colores como anestésico. Gloria Soriano

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Joan Fontcuberta [Foto ABC.es] Un mediodía cualquiera de día de trabajo, llegando a la céntrica esquina de Corrientes y Santa Fe, de Rosario (Argentina), me encontré con una situación que captó toda mi atención: un señor bastante jóven, empujando una especie de carrito de dos ruedas, de esos que se tienen que inclinar para moverlos. En el carrito llevaba un gran bolsón de basura (la verdad es que era basura “seca”: papeles, botellas, cartones, etc)... y sobre toda esa basura, llevaba dos niñas, que parecían estar relajadas y jugando... Instintivamente pensé en que tenía que fotografiar esa situación. Entonces me paro en la esquina, ellos vienen hacia mí, por la calzada, y cuando están cerca lo saludo al hombre y a las pequeñas y le digo: qué hermosas nenas, ¿son tuyas? A lo que responde: sí, gracias, son mis hijas. Y le digo: soy fotógrafo, ¿puedo tomarles unas fotos? Sí, señor, me contestó... y comencé a disparar. Mientras lo hacía le pregunté por qué llevaba a las nenas así, y me dijo que no tenía con quién dejarlas, porque su mamá estaba enferma (alcoholismo) y tenía que salir a buscar cartón y vidrio para venderlos luego. En ese momento pensé: qué mejor que con su padre... y me sorprendió el ruido de un motor: pasó a menos de 10 cm de ellos un gran colectivo a toda velocidad... cerca de las nenas con total desprotección... Trato de compartir la angustia que sentí frente a unas criaturas viviendo en una especie de mundo que toca el peligro de la calle, y las enfermedades, pero a pesar de ello, están tranquilas y no pierden la capacidad de jugar... Claudio Fibla

Joan Fontcuberta,

primer español en conseguir el Premio Hasselblad El fotógrafo catalán Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) ha sido galardonado con el Premio Internacional de Fotografía Hasselblad 2013, considerado como el “Nobel” de Fotografía. Como los premios instaurados por el inventor de la dinamita, Alfred Nobel, el Hasselblad lo concede la fundación de su nombre en suecia y está generosamente dotado con un millón de coronas suecas (alrededor de 110.000 euros). Fontcuberta, que además de fotógrafo es escritor, editor y profesor, se convierte así en el primer español distinguido con este galardón, que viene a coronar una carrera jalonada por premios tan importantes como los nacionales de Fotografía (1998) y Ensayo (2011). El director de la Fundación Hasselblad, Bo Myhrman, que ha ensalzado la trayectoria profesional de Fontcuberta, lo ha calificado como “uno de los fotógrafos contemporáneos con más inventiva, con más de treinta años de trabajo constante, con una obra original”, con la que “no ha dejado de investigar y cuestionar el medio fotográfico”. El diario “El País” ha resumido así evolución: “Fontcuberta es el creador de un universo propio en el que la verdad y la mentira están separadas de una línea muy fina. Lo podemos comprobar en algunas de sus series como Herbarium (1984) y Fauna (1987), basadas en la naturaleza, o Sputnik (1997) en las que nada es lo que parece ser y el espectador cree ver lo que no existe. Ni las plantas, ni los animales, ni el astronauta ruso perdido para siempre en el espacio son reales, sino fruto de la invención del artista. Hacer dudar e, incluso, engañar al espectador es uno de sus juegos preferidos. Fontcuberta lleva años cuestionando el papel de los medios de comunicación y la investigación científica.” En el mes de octubre se inaugurará una exposición con la obra de Joan Fontcuberta en el Hasselblad Center de Gotemburgo con algunas de sus series y se presentará una monografía que, según ha explicado el propio fotógrafo, “será un libro doble. Por un lado, Fotografía de la naturaleza mostrará imágenes y textos. Por otro, Naturaleza de la fotografía explicará el proceso de producción de estas obras y su realidad”.

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En esta ocasión voy a explicar cómo conseguí este efecto. Cargamos la foto con el programa Photoshop y duplicamos la capa, “ctrl+J”. Seguidamente vamos a “filtro-otro-paso alto” y lo ponemos en 4 pixeles y damos a ok, elegimos el modo fusión “luz lineal”. A continuación creamos una capa nueva desde los iconos inferiores y pulsamos (todas a la vez) las teclas “ctrl+shift+alt+E” para copiar la vista que tenemos de la imagen como si fuese una impresión de pantalla. Con esta capa seleccionada vamos de nuevo a “filtro-otro-paso alto” y le ponemos 6 pixeles y damos a ok, elegiendo el modo de fusión “color” y la ponemos a un 40%, repetimos los pasos y creamos una nueva capa y pulsamos “ctrl+sihft+alt+E”. Con la nueva capa creada vamos a “filtro-desenfocar-desenfoque gausiano” y lo ponemos en 10 pixeles y damos a ok, para luego elegir “filtro-ruido-añadir ruido” que ponemos en gausiano y monocromático con un valor del 3% y damos a ok. Con la tecla “alt” pulsamos sobre el ojo de la capa 1, seleccionamos la capa y vamos a “selección-todo” y copiamos con “ctrl+C”. A continuación, desde el panel de “canales”, creamos un nuevo canal que se llamará Alfa 1 y tecleamos “ctrl+V” para pegar la capa que copiamos anteriormente. A continuación, “imagen-ajustes-umbral” que pondremos con un valor de 80 y damos a ok. Con la tecla ctrl pulsada pinchamos sobre la miniatura del canal Alfa 1, se seleccionarán todas las zonas más oscuras, ahora activamos los demás canales y volvemos a la pestaña de capas sin perder la selección. Activamos todas

las capas y en la capa 3 creamos una máscara de capa pulsando en los iconos inferiores. Para entrar y seleccionar la máscara de capa pulsamos alt y damos click en la máscara a la vez. Vamos a “filtro-desenfoque-desenfoque gausiano” que ponemos en 80 pixeles y damos a ok. Seleccionamos de nuevo la fotografía para salir de la capa y la ponemos al 50% de opacidad. Guardamos una copia en JPG y abrimos el mini bridge, seleccionamos la foto guardada y con el botón derecho sobre ella elegimos abrir en cámera raw, le damos los siguientes valores: recuperación 100, luz de relleno 100, negros 25, brillo +50, contraste +25, claridad +100, intensidad +100 y saturación -80. Damos a “abrir objeto”, volvemos a la foto original y de nuevo “ctrl+shift+alt+E” y con esta nueva capa seleccionada damos a duplicar capa y en la ventana que nos aparece elegimos la que abrimos desde el cámera raw, la ponemos en modo fusión “color” y la ponemos a un 60%. Creamos una nueva capa y vamos a “selección-todo”, damos a “selección-modificar-borde” y lo ponemos a 1 pixel, para volver a “seleccionar-modificar-expandir” y lo ponemos en 100 pixeles, y de nuevo volvemos y seleccionamos “seleccionar-modificar-desvanecer”. Lo ponemos en 150 pixeles, elegimos la paleta de color negro y el bote de pintura y pintamos lo seleccionado, y ya para terminar acoplamos la imagen y vamos a “imagen-ajustes-curvas” y le damos la claridad que creamos conveniente Eugenio R. Meco 31


Quien ama descorre las cortinas de la piel para llenarse de luz, no las rasga, ni se abalanza sobre ellas, ni dispara al pecho. Quien ama acaricia el vientre de la persona que ama, no lo golpea, ni le hace sangrar las alas para que no pueda volar, paloma abatida como trofeo de caza. Ni convierte su cuerpo en una vasta extensión de desierto, ni en un montón de amenazas, de murallas, de martillos, ni en una casa quemada. Porque respetar no es proclamar: la tortura, la extorsión, el insulto, la bofetada, la paliza, 32


mi mujer, mi objeto, mi pareja, mi rehén… amor mío, compañero, mi amigo, mi amor. Nombres luego borrados por mi enemigo, mi verdugo”… Y ellos son: Pablo, José, Carlos…todos conocemos sus nombres, veinte años, 50 años, 70 años… puños, arma blanca, cuchillo. José, dos hijos, un nieto, empresario. Carlos, en paro. Amor que amuralla, amarra, amartilla. Amor mío, mi amor, bella foto de la boda, celos, miedos, cuchillos, borracheras, violencia vestida de anillo de oro y plata, brutalidad, dolor que sale al rellano, lamentos, dolor que brota de las entrañas, llanto en un rincón oscuro, en silencio, donde no la vean los hijos, sin lágrimas, sollozos en una noche sin estrellas… Amor de denuncias y jueces, amor en ambulancia, odio que mata.

el empujón, el silencio, el miedo, la prohibición de reír, la prohibición de cantar a la vida, la prohibición de decir lo que se siente ni la humillación pública como escarmiento a la diversidad. Respetar no es ensalzar la violencia por diversidad, género o raza. Antonia, sumisa mujer, ingresó por malos tratos. Y también Juana, ojos claros, vaqueros y blusa roja, y Raquel, pelo largo, cara morena. Silenciosa mujer –decían en el barrioLuisa, Antonia, María…(todos conocemos sus nombres): “mi señora, mi dueña, mi chica,

Violencia de género, la peor secuela de tiempos pasados, también presentes, de sociedades machistas en las que la mujer es objeto propiedad del varón. Abramos puertas y ventanas, la llamemos por su nombre, su nombre es Violencia. La miremos a la cara para que su negrura llegue a la calle, a las casas donde crecen niños y niñas con juguetes y colores diferenciadores, que llegue a las clases, a los consejos del APA, a las salas de los palacios de Educación y Justicia, Nada puede hacer una mujer sola, sin la solidaridad y la comprensión de toda la sociedad. Violencia de género… dolorosa herida por la que se escapa nuestra dignidad humana. ¿Cuándo se perderá el miedo en tantos hogares? ¿Para cuándo todos libres? Por un amor en libertad tan largo como libre, amor de aves volando por el mismo espacio, nuestra común tierra. Vuelo sí pero en libertad. Justín del Barrio 33


Regresión a los tiempos olvidados 34

Dicen que el negro es la ausencia más elegante de la luz, porque define un estilo propio por sí mismo. A su vez realza los contrastes y los niega, destaca los brillos y las texturas. Cualquier elemento distinto a él sobresale con mayor identidad. Asimismo, cuando se conjunta bajo forma, desafía el movimiento y su trazo seduce la fusión con el resto de cromas. El negro es, por excelencia, el comienzo y el fin, la nada y el regreso, el vacío y la presencia. Cuesta entender cómo durante muchos siglos muchas culturas han asociado el negro al dolor, la muerte y la esclavitud. Por el contrario, en las sociedades primitivas, el uso del color, inclusive el negro, era consecuencia del entorno que envolvía a los elementos y a


los habitantes de aquel tiempo y espacio. Las etnias no entendían de cromáticas, de aplicaciones pictóricas o de atributos publicitarios, por lo que usaron el color para constancia de sus logros, triunfos, ceremonias o señas de identidad. Estos primeros humanos fueron conscientes del esfuerzo que ofrecían las cosas, de la búsqueda de sus aplicaciones, unas veces intencionadas, otras por azar, pero que al fin les permitía realizar sus primeras manifestaciones. Probablemente el negro, consecuencia de la combustión de las maderas quemadas, junto al rojo, la sangre que emanaba de las piezas cazadas o de sus heridas, fueron los primeros colores que estuvieron a su alcance. Esa magia tejió la identidad y sentido a los grupos, la fuerza y permanencia de las familias, a la inspiración y supervivencia de los clanes y sus ritos, fueron, en definitiva, los primeros esbozos artísticos de la futura Humanidad. Los arqueólogos han hallado múltiples evidencias del uso primitivo de ciertos pigmentos como señales estéticas, decoraciones corporales, plasmación de hechos realizados. Sin embargo, en muchas sociedades occidentales, el negro ha sido asociado a cosas negativas, pero en otras simboliza elementos positivos, como la fuerza, la magia, la nobleza, la elegancia e incluso la creación. Entre los Masai el negro se asocia con

La creación es una batalla y avanzar hacia el arte es como ir a la guerra. David Nal-Vad

las nubes que traen la lluvia, símbolo de la vida y de la prosperidad sobreviniente. En la moda occidental, el negro está considerado como un estilo noble y de máxima distinción. Partiendo de estos significados, cosmogénesis antropológica y diversas manifestaciones, el fotógrafo Denis Rouvre y el pintor escultor David Nal-Vad, han sido capaces de llevar a cabo una profunda regresión para recuperar estos estados olvidados de la Humanidad. Ellos trabajan, conjuntamente al negro, proyectos artísticos donde el resto de colores se reintegran para trazar entramados elementales, contrastes cuarteados que denotan una geografía erótica, salvaje y tribal. Blanco y negro, como unión indefinida de los contrarios, el resto de colores intensos como el rojo y el amarillo se unen para configurar una mágica experiencia negra de corte afro. Inspirados en los rituales y costumbres más ancestrales, en sus téc-

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nicas y aplicaciones sobre el cuerpo y la piel, el desnudo adquiere una dimensión arquetípica para elaborar una sofisticada expresión de fuerte impacto, dando como resultado una arquitectura totémica gráfica que nos transporta a los lejanos mundos de las selvas y sabanas africanas. Se trata de estudios gráficos en clave de negro, blanco o gris, donde el color dominante sobresale como toque de distinción, de brío primigenio, para configurar la dermis sensorial que define la globalidad oscura de la vida y el drama, una sinfonía plena de ambivalencias, similitudes y diferencias. En algunas de las obras, los fondos logran mimetizarse con el principal objeto para yuxtaponer un todo cromático a modo de único lenguaje. Denis Rouvre no es un fotógrafo cualquiera, es un artista que nace en Epinay sur Seine, Francia. Completa su formación artística en la escuela francesa de Louis Lumière y se inicia como fotoperiodista para la prensa nacional. El tiempo le hace derivar hacia los retratos. Desde 1998, sus fotografías son distribuidas por la agencia de Nueva York, Corbis Outline. Ha realizado trabajos diversos para campañas publicitarias, retratos de famosos (Tom Hanks, Robert De Niro, Morgan Freeman, Tim Burton, por citar solo algunos), portadas para Césaria Evora y Demis Roussos, entre otros. La serie Senegalese Wrestling ganó el segundo premio del concurso de World Press Photo en la categoría historias deportivas en el 2010 y los proyectos Co-Incidence y Ethnic han 36


dado la vuelta al mundo a causa de su gran belleza plástica, simbólica y pluridisciplinar. Su dominio de la luz y la expresión corporal pone de manifiesto su sensibilidad por introducirse en el alma de los tiempos remotos, descubriendo la dinámica corporal como punto de ritmo y expresión, trazo en el espacio en un tiempo de sonido invisible aunque manifiesto. Los cuerpos están fijados dentro del fotograma pero sientes que se deslizan, que se mueven en torno a sentimientos y experiencias arquetípicas. David Nal-Vad es un escultor y pintor nacido en 1954, Francia. Tras vivir casi 30 años en Gabón, África, estableció residencia en Gran Bretaña. Altamente influenciado por el arte primitivo, las etnias del pasado y sus variadas ceremonias, se funde en la esencia cognitiva de sus trazos y aplicaciones en el cuerpo humano. La desnudez se convierte en un lienzo donde las texturas, luces y volúmenes conforman un diseño ancestral que sintetiza las pulsiones primitivas de los seres humanos: sexualidad, caza, mito, afecto, magia, supervivencia. El propio artista se define a si mismo como una entidad abierta a la diversidad, un vagabundo de las culturas, sin un sistema concreto que lo encierre dentro de una visión unidireccional. Con más de 40 años de exposiciones internacionales, David Nal-Vad persiste en su constante búsqueda de la esencia del arte, el origen de la misma, no lo que hay detrás de ella, el mundo comercial que la envuelve. Carlos Flaqué Monllonch 37


Grupo BELENOS, en plena comedia en Avilés, a unos 200 kilómetros de Rebeca.

Los montajes fotográficos, querámoslo o no, son en la actualidad un paso que puede salvar nuestro trabajo. ¿Qué es un montaje fotográfico o fotomontaje? “El fotomontaje es el proceso, y también el resultado, de hacer una ilustración compuesta de otras, se trata de una especie de collage. Esta composición puede realizarse mediante recortes de otras ilustraciones juntando un cierto número de ellas. En algunas ocasiones el com38

puesto de ilustraciones es fotografiado hasta que la imagen final es una simple fotografía.” Hubiera quedado como doctor honoris causa, si no fuera que el Wikipedia este se me ha adelantado en mi pensamiento. En fin. Para hacer una ilustración compuesta por varias fotos, en principio siempre se entiende que tiene que ser con el CS5, o mayor y ya lo he comentado otras veces que nos vale cualquier CS o el programa GIMP (que es gratis) o similar y en los comentar-

ios de esta sección se procura siempre elegir el camino más fácil. De vez en cuando vemos que algún moldeador/a, da un salto y, zas, nos coloca un montaje fotográfico y yo estoy seguro de que, una vez que lo subió a Moldeando la luz, ya está pensando en otro. Pero le cuesta saber cuál puede ser, porque parece que ya está todo inventado o es tan difícil que lo ve para superdotados. Esta sección más que enseñar, que no tengo ni idea de lo que es, se trata de animar y que quien lo lea entien-


Nuestra modelo, Rebeca modelo hubiera estado encuadrando todo el reportaje. Así que tengo modelo y tengo grupo donde colocarla. Ella dice que pasó las fiestas por la zona de la Bañeza, y pone una foto con unas cortinas de salón por detrás; y yo la coloco con un grupo de desfile con vestimenta e identificados inscritos en las camisetas, todas iguales, pero en Avilés. ¡Solo me pueden creer a mí , que digo la verdad documentándola con su foto correspondiente! A las pruebas me remito. Arrastramos la foto de Rebeca dentro de la pantalla de nuestro Photoshop y con la herramienta de corte,

rodeamos la modelo, copiamos y arrastramos la foto del grupo Belenos. Pegamos dentro de ella. “Edición/transformación libre” y acomodamos a nuestra forma, con respecto al ángulo y tamaño que mejor veamos. “Capa/combinar visibles” y guardar como “C“ En mi caso, para este fotomontaje, he recortado la caricatura de la camiseta que mejor y más entera encontré para después Copiar y pegar. Lo arrastramos hacia la camiseta de nuestra intrusa (je, je, je…) y con la opción de Edición/Transformar/

da que él también lo puede hacer, porque lo ve facilón. Como lo que traemos hoy. Nos trasladamos a lo que hace unos días era carnaval y veo a una de mis modelos, de nombre Rebeca y por cierto guapísima, pone una foto en su Facebook con la indumentaria del momento de disfraz, con el que saldrá por las zonas de copas de la Bañeza, en León. El mismo día yo estaba haciendo el reportaje de La Bajada de Galiana, de las carrozas en Avilés, Asturias, y me hubiera gustado que la explosiva

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Esta sección más que enseñar, que no tengo ni idea de lo que es, se trata de animar y que quien lo lea entienda que él también lo puede hacer, porque lo ve facilón. Como lo que traemos hoy.

Deformar la acoplamos a la modelo. Vemos que nuestro dibujo está relleno de cuadrados lineales, a los que vamos moviendo y acomodando la forma y contorno hasta que la veamos adaptada. Lo mismo con el resto de las letras que dan la identificación del grupo. “Capa/combinar visibles” y pintamos los ojos. Con la herramienta de clonar y las fotos en pantalla “B“ y “C“, vamos clonando los sobrantes (quienes no sepan lo que es clonar, pueden mirar los números anteriores de Luz y Tinta, donde he puesto diveros ejemplos), hasta que vaya quedando como aparece en la foto final. Para crear el ambiente colorido, en este caso amarillo, basta con duplicar capa y pintar de amarillo por encima de la chica, para después bajar la opacidad y que quede más o menos igualado. Con HDR Luminance (que también es gratis ) y después con Picasa (un programa Igual de caro que el anterior),con temperatura de color y sombras, veremos que se igualan las texturas amarillas. Los gastos de representación de la modelo, maquillaje, alquiler de estudio, kilometraje, manutención y estancia, para este montaje fotográfico, ya fue satisfecho por Camarito Escritor que a su vez fue aceptado por Camarita de Recursos Humanos, por el Camarito Jefe de Investigación y firmado y aceptado por el Camarito jefe de Camaritos. Así da gusto trabajar. Ricardo González, “Completu” 40


Esta técnica me gusta mucho, es vistosa e interesante y haciendo uso de ella conseguimos atraer el ojo del espectador sobre un elemento concreto de la fotografía. Como todas las que expongo es fácil de realizar o al menos es lo que intento. 1. Abrir una fotografía, en color. 2. Hacer clic en el icono, circular, mitad color negro mitad color blanco situado en la parte inferior de la Paleta de Capas y del cuadro desplegable elegir MEZCLADOR DE CANALES, para añadir una capa de Ajustes Mezclador de Canales.

3. Realizar estos ajustes en el cuadro de dialogo Mezclador de Canales: hacer clic en la casilla de verificación Monocromo, para convertir la imagen en Blanco y Negro. En el canal Rojo escribir 45%; en el Verde 55% y 0% en el canal Azul. El regulador Constante no tocarlo. 4. Ahora, colocados en la capa Fondo la de la fotografía, pulsar la letra P, para activar la herramienta Pluma (o elegir en su caso la herramienta de selección que mejor se domine). Trazar una selección alrededor del objeto a destacar, es decir, la parte de la imagen que se quiere mostrar en color. 5. Finalizada la selección pulsar las teclas CONTROL + RETORNO, para

activar la selección. SELECCIÓN> PERFECCIONAR BORDE y en calar escribir 1px. 6. Hacer clic en la Máscara de la capa de Ajuste Mezclador de Canales, para situarnos en ella y activarla. Pulsar las teclas CONTROL + SUPRIMIR y con ello rellenamos la selección de negro, mostrando el color original de la fotografía. Por supuesto, el color frontal debe de ser el negro, hay que fijarse bien en ello. Así de fácil se puede conseguir la combinación de Color con Blanco y Negro. Practicado con las técnicas, combinándolas y modificándolas se logran resultados sorprendentes, como éste. Antonio Ramón Ferrera

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Reglas de composición (1)

Primera entrega de un tutorial sobre las reglas de composición fotográfica que se completará en el próximo número de Luz y Tinta. 42

1. El centro de interés Cada fotografía tiene (o debería tener) un centro de interés. ¿De qué es la foto? ¿Es una fotografía de tu novia? ¿Es una fotografía de las pirámides de Egipto? Debería ser obvio para cualquiera que mire una fotografía saber de qué es la foto. Es lo que se denomina el centro de interés. Aunque se denomine así, el centro de interés no tiene que ser necesariamente el objeto que esté en en el centro de la foto ni ser el objeto que ocupa la mayor parte de la imagen. Es la primera regla de una buena composición, ya que es la más importante. Simplemente decide antes de disparar el motivo sobre el que quieres tomar la fotografía. Todo lo que hay que hacer a partir de ahí es enfocar el elemento sobre el que se quiere centrar el interés.


2. Rellena el encuadre Esta regla puede parecer bastante obvia, pero lo cierto es que muchas veces fallamos al aplicarla. Si queremos contar algo en una foto, ocupemos la mayor parte con ese “algo”, asegurándonos que se convierte de este modo en el centro de atención. Además, así eliminamos posibles elementos que resten atención. Es un fallo demasiado común el querer sacar demasiadas cosas en una única foto. Al final, lo que conseguimos es que no quede demasiado claro qué es lo que queríamos enseñar. Ante la duda de si algo debe salir o no en la foto, quítalo.

3. Puntos de fuga y líneas Las líneas son un elemento de importancia vital en las artes visuales. Las líneas nos aportan formas y contornos. Con las líneas dirigimos la mirada del espectador de una parte de la foto a otra. Cuando vayas avanzando en el mundo de la fotografía podrás comprobar cómo las líneas son uno de los elementos más eficaces a la hora de dirigir la mirada de quien contempla nuestras fotos hacia donde queremos que mire. Las líneas horizontales, verticales y diagonales son elementos compositivos que aportan significado a las imágenes. Un tipo especial de líneas son las líneas convergentes. Son las líneas paralelas que, por el efecto de la distancia, acaban convergiendo en un mismo punto. 43


4. La dirección de los elementos La dirección también crea la ilusión de movimiento. Si hay algo en la fotografía que parezca estar en movimiento, tiene una dirección en la que se mueve. Un ejemplo de esto son las luces de peatones de un semáforo. Cuando está en rojo para los peatones, la figura representa un peatón inmóvil, con las piernas juntas y los brazos bajados. Visualmente, no tiene ninguna apariencia de estar en movi-

miento. Sin embargo, la figura del peatón en verde que permite cruzar tiene una dirección en la cual se está moviendo. La dirección en fotografía se puede cerrar de muchas maneras. Una figura a punto de cruzar una calle puede transmitir movimiento aunque la veamos estática y no se muevan sus brazos y sus pies, porque podemos imaginarla un segundo después cruzando la calle. Del mismo modo, un coche que aparece cortado en el lado izquierdo de una fotografía en la que solo se ve su parte delantera, podemos imaginarlo un segundo después al lado derecho de la foto.

5. Los elementos repetidos

La repetición de algún elemento (unos globos, unos pájaros), dan un sentido de relación de distintas partes de una imagen. Por ejemplo, una bandada de pájaros pueden estar moviéndose en grupo por el aire, definiendo formas interesantes en el cielo y añadiendo información sobre la dirección de la fotografía. En algunas ocasiones puede aportar factores psicológicos, como el sentido de la unión y el compañerismo. 44


6. Habla con los colores Existen dos tipos de colores, los cálidos y los fríos. Los rojos, naranjas y amarillos forman parte de la gama de colores cálidos. Los azules, verdes y violetas forman parte de la banda de colores fríos. Existen muchos elementos psicológicos ligados a los colores. Por poner un ejemplo, los azules se consideran colores tranquilos, mientras que lo rojos son más temperamentales. Existe mucha literatura al respecto de la psicología del color, por lo que simplemente resumiremos que el color tiene una importancia determinante en la composición. En materia de colores hay que prestar atención también al contraste. El contraste se define como la diferencia de luminosidad entre las partes más claras y más oscuras de nuestra foto.

Fotografías de Pepe Haro Castaño; Texto: http://www.dzoom.org.es/noticia-1479.html

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Hace unos años, entré por primera vez dentro del mundo de los Kunas de la mano de uno de sus descendientes directos y su familia. Me perdí en sus tradiciones ancestrales y me dejé seducir por la simplicidad aparente de su vida. En Panamá, la provincia de San Blas, Kuna Yala, para sus moradores, se ha transformado en destino turís-

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Niños de Armila. De sonrisa limpia y fácil. Decidí ocupar de fondo las cañas de bambú que están presentes en las paredes de sus casas.

tico que amenaza sus tradiciones, su aparente fragilidad como pueblo y el equilibrio que siempre hay entre la naturaleza, y los que en ella viven. La facilidad de viajar, lleva a descubrir lugares del mundo llenos de calma y que un buen día empiezan a perecer lentamente en una agónica supervivencia moral.

Mi primera visita a Kuna Yala, obedeció a eso que muchos llaman un encuentro fortuito en Ciudad de Panamá. La conversación improvisada con Nacho, miembro de una pequeña y remota aldea llamada Armila, me llevó a visitar su comunidad en el año 2004. El acceso, podía hacerse en avioneta o bien en barco con una serie de combinaciones que en ese momento me parecían demasiado complejas. Así que decidí subirme en una vieja avioneta bimotor, de la compañía “Aeroperlas” con capacidad para 20 personas y dos tripulantes y una capacidad de carga de unos 2000 kilos. Como curiosidad, dos semanas antes, otra avioneta –según comentaban a bordo– había caído mientras se dirigía al mismo destino, Puerto Obaldia, sin que hubiera supervivientes. Una vez aterrizamos, había dos opciones para llegar hasta la aldea Armila. La primera, subirnos a una Panga, una lancha de madera, con un motor de 30 cv, e intentar ganar la desembocadura de dos ríos que se encuentran en el acceso marítimo a la aldea. El mar estaba demasiado movido, además de coincidir con la marea alta y se decidió hacer el trayecto por un sendero que va rodeando la costa, con pequeñas incursiones en la selva. En condiciones normales, en 45 minutos se hubiera llegado, pero el camino estaba impracticable por las recientes lluvias y tardamos casi el doble. Armila está situado a pie de playa. En los últimos 25 años, el pueblo ha debido retroceder unos diez metros debido a los temporales y marejadas que se llevan parte de la costa lentamente. Todo esto acrecentado por los cambios climatológicos que incluso para ellos son evidentes. Además hay que tener en cuenta que dos ríos desembocan al mar delante mismo del pueblo. Por un lado el Rio Blanco que deposita sus aguas al lecho del Rio Negro. Y éste, con el caudal de ambos, se adentra en el Océano Pacifico, aunque algunos le llamen el mar del Caribe. Una vez en Armila, la sensación de haber llegado a un paraíso perdido fue total. Las cabañas, con techo

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: Los primeros días, las mujeres Guna cuando me veían, me daban la espalda o simplemente se alejaban rápidamente dirección contraria a la mía. Poco a poco me fueron teniendo confianza.

Nacho me pidió si le podía hacer unas fotografías a su Madre, ya que nunca antes le habían hecho una fotografía. Le hice tres. Las cuales están colgadas dentro de su casa. de palma, dotaban a su interior de una impermeabilidad que pudimos comprobar al estar lloviendo en ese momento. A pesar de no ser el primer occidental en llegar a la población, la curiosidad suscitada por mi presencia, quedó latente cada vez que salía a dar una vuelta, cámara en mano, por la gran cantidad de niños que me seguían. El idioma original es el Dulegaya o Gunagaya. Como curiosidad, cabe destacar que solo tiene diez consonantes y cinco vocales. 48

En pocos días aprendí las palabras básicas de cortesía y con ellas, podía hacerme entender con más facilidad. La libreta de notas que siempre viaja conmigo me permitía anotar todo aquello que me causaba curiosidad. La cámara, hacía el resto. Una de los primeros trabajos que quise hacer fue fotografiar a los casi sesenta niños que había en ese momento en la aldea. No fue difícil, ya que su predisposición fue total. El único inconveniente es que nunca tenían bastante con una foto y siempre querían ponerse delante de cualquier encuadre que intentaba materializar. En esta primera visita estuve dos semanas. Más adelante, pasé un mes y medio. Y la tercera vez no conté los


Unos de los mayores tesoros de Armila, lo encontramos en su desértica playa donde desde que se tiene consciencia, las Tortugas Baula, vienen a desovar. Estar al lado de una de estas portentosas tortugas de más de cuatrocientos kilos es algo más que un privilegio. En la imagen Nacho, quien mide poco más de 1.50 mira con admiración a la Tortuga. Hernán, antropólogo de nacionalidad Colombiana, estaba tan sorprendido como yo detrás de la cámara.

días porque estaba tentado por quedarme a vivir allí.

Notas: –Las quince letras que conforman el alfabeto “Dulegaya” son: A, B, D, E, G, I, L, M, N, O, R, S, U, W, Y. –En octubre del 2011, el gobierno de Panamá, reconoció el derecho del pueblo Guna a denominar su provincia como “Guna Yala”, en lugar de Kuna Yala, debido a que en su alfabeto al no existir la letra K, no tenía ningún sentido su uso. –Mientras escribo este artículo me comentan que la compañía “Aeroper-

Cacique: Uno de los tres caciques de la comarca, se desplazó hasta Armila, donde me dio la bienvenida. Es curioso que en su vestimenta de gala hayan incorporado la corbata como señal de distinción. Estas suelen estar tejidas por las mujeres Guna siguiendo la misma tradición de cuando elaboran sus “molas”, que son unos tejidos que representan fuguras geométricas o animales de la zona que para ellos son sagrados. las”, que solía hacer los destinos interiores del país, cesó sus actividades en febrero de 2012. [Continuara el próximo mes] Jan Puerta 49


Más que un rincón, más que un lugar al que acudo con las velas henchidas, Los Alcázares es una metáfora, pues en su apetencia y en su añoranza se conjugan tanto el recuerdo de aquellos versos inolvidables de fray Luis de León —“qué descansada vida la del que huye…”— como la receta clásica para desconectar de lo inmediato a través de lo que suele denominarse ‘cambiar de aires’, es decir, perderse y dejar que el tiempo crezca en un lugar alejado de los escenarios de costumbre. Y Los Alcázares, ese pequeño municipio murciano a orillas del Mar Menor que tan familiar se ha hecho últimamente para los asturianos, reúne ambas condiciones: tranquilidad, para quien como yo busca durante las vacaciones y viajes poder desconectar de la rutina diaria, pero con el pensamiento alerta para seguir construyen-

do mundos que la llenen al regreso; y lejanía en todos los sentidos de lo habitual. Conocí Los Alcázares hace ya veinte años por una coincidencia que no resulta ahora relevante. Fue en el mes de septiembre, en que pasé allí doce días con mi familia, en un chalecito adosado de los que había adquirido y puesto a disposición de sus asociados el Montepío de la Minería Asturiana cerca de la playa de Los Narejos. Para mi mujer y mis hijos, que disfrutan de la playa, fue un descubrimiento aquel Mar Menor, sin olas, sin apenas profundidad, en el que se puede saborear el baño sin la molestia de las olas ni el peligro de la resaca. Tan distinto a nuestro Cantábrico. Aunque quizás lo que más les atrajo fue el buen tiempo generalizado, aquella temperatura tan agradable que ni era pegajosa por el día ni molesta por la noche. A mí

personalmente, aparte el clima mediterráneo, tan apetecible para desintoxicarse de las lluvias y nieblas del norte, me cautivó su tranquilidad, tan propicia para largos paseos a la orilla del mar y para ocupar algunas horas de la tarde en la lectura perezosa capaz de saborear todas las palabras y apreciar el ritmo de la prosa y la cadencia de la sintaxis. Desde entonces hemos vuelto todos estos años, salvo uno que se quedó prendido en ciertas obligaciones familiares. Siempre en septiembre, cuando ya el calor del verano no castiga sino que acompaña y 50


cuando se han ido los veraneantes y solo quedan los lugareños y algunos rezagados como nosotros dispuestos a disfrutar de la tranquilidad, de la gastronomía de la zona, heredera de los viejos guisos marineros, y de algunos viajes a los alrededores: San Javier, Cartagena, Orihuela, Torrevieja… Como no puede ser de otro modo, me llevo mi ordenador portátil y ocupo algunas horas de la mañana en teclear algunos textos en la tranquilidad de la casa vacía, mientras mi familia aprovecha el baño y la playa, a la que suelo acercarme antes de comer para darme un rápido chapuzón.

Recuerdo que desde el portátil, aprovechando el wi-fi de una cafetería, envié en 2011 el primer número de Luz y Tinta, aquel número 0 que nacía con tantas esperanzas que el paso de los meses ha ido consolidando y que se cerró por primera vez en mi lugar de vacaciones. Claro que lo que realmente me hace sentir este lugar como propio, salvada su contingencia metafórica, es esa sensación de estar alejado del domicilio habitual —son casi mil kilómetros los que nos separan— y de las obligaciones y rutinas cotidianas, que reaparecen alguna vez, aunque

sin estridencias, a través del teléfono móvil o del correo electrónico que reviso solo cada tres o cuatro días, pero que se diluyen en el paso de los días, en esa sensación de bienestar que se respira cuando el sol comienza a sumergirse en el claroscuro del atardecer y en esa tranquilidad —otra vez fray Luis— que es algo más que ausencia de ruidos y de gentes, quizás porque se mezcla con olores de glicinias y buganvillas que arrastra el viento desde los jardines y las huertas cercanas. Francisco Trinidad 51


Cada cierto tiempo, en la medida en que se incorporan nuevos miembros a nuestra red social y desconocen los debates anteriores, vuelven a repetirse las mismas situaciones en relación a determinados temas. Uno de ellos son los datos exif de nuestra fotos. Personalmente prefiero llamarles Metadatos, quizás por la deformación de mi entusiasmo por el programa Lightroom, que aprovecho la ocasión para volver a recomendarlo a todos aquellos que no lo conozcan, y que sin lugar a dudas es el mejor programa de edición para la fotografía con réflex digital. Además ahora que se complementa en línea con otro de la misma casa como es el Photoshop, y si a ello añadimos que también carga todos los pluguins, 52

mejor que mejor, pues podemos tener en nuestro espacio de trabajo el mejor laboratorio digital para revelar nuestras fotos tomadas en RAW. Volviendo a una de las recomendaciones que se hacen en las normas que rigen nuestra red social, la de incorporar los datos exif, y reitero lo de “recomendación” porque somos conscientes de que esos parámetros si bien son importantes, no son la panacea al proceso general al que está sujeto toda fotografía digital. Es cierto que tal como se toma la fotografía sin procesos posteriores, son algo así como el DNI, y sirven mucho para las fotos propias, pues con ellos conocemos las condiciones en las que se ha tomado la foto, ya que estos datos quedan incrus-

tados en el archivo de la imagen. Los metadatos constituyen la forma de almacenar la información con las imágenes que es trasportable, permaneciendo en el archivo independientemente de todo, y no solo guardan los datos exif, también toda la información personalizada que se quiera, quién hizo la foto, en qué fecha, copyright, permisos, GPS (que localiza el lugar donde fue tomada la foto), lente, cámara, email, página web, etc, etc. Cuando el procesado es el normal también puede servir de mucha ayuda para orientar a los recién iniciados, y reitero, aunque pueda parecer pesado, siempre que estas fotos no hayan pasado por un excesivo postproceso. Pues se debe de tener muy en


cuenta que si la foto que estamos contemplado ha pasado por una larga edición digital, lo que ese observa es una toma con todo lo aplicado posteriormente, y de las condiciones en que se ha tomado la foto puede que cualquier parecido con la realidad de los datos ofrecidos sea pura coincidencia; por ello, hay que leerlos con precaución, pues si éstos se muestran después de un largo proceso y se copian para hacer una foto posteriormente puede dar lugar a más de una sorpresa, pues no existe ninguna garantía de conseguir una foto igual a la que se esté observando. Pues estos procesos afectan muchísimo más a la imagen que si se cierra o se abre uno o dos pasos el diafragma y se dispara con más o menos velocidad.

En estos casos no son demasiado importantes los datos exif de la imagen. Si verdaderamente queremos ser participativos y compartir nuestras experiencias, es más interesante ofrecer otras informaciones, como explicar cómo se buscó la luz, en qué momento, los encuadres, si es inspiración propia o se ha servido de alguna anterior, y lo más importante: cómo se ha procesado, con qué herramientas, pues todos estos aspectos son lo que verdaderamente refuerzan la información. Hay quienes se quejan porque los datos exif han sido borrados al buscarlos por los procesos más comunes, tanto en Windows como con Mac, aunque luego los autores facilitan cierta información. Los motivos pueden ser muchos, pero no pienso que nadie los borre por capricho y menos que luego ofrezca otros diferentes, pues ¿qué interés tiene eso? Personalmente no creo que haya mala fe; es más, estoy seguro de que si alguien solicita información entre moldeadores, ese intercambio funciona sin ningún problema. Lo del borrado de los datos o los que puedan llevarnos a confusión se puede deber a muchas y diferentes historias. Os puedo decir, por ejemplo, que personalmente, buscando datos exif, me he encontrado con fotos de otros autores en los que aparecía yo como autor. Pues bien, se debía a que fotos que se enviaron a nuestra escuela de fotografía, les hacía las correcciones que se me solicitaba, y al cargarlas en mi Lightroom, éste cogía mis datos, yo las enviaba y, como no borro nunca nada, el moldeador que las recibía como no trabaja con este programa y no lo modificaba aparecían los datos técnicos correctos, pero conmigo como autor, cuando en realidad no lo era. Luego hay moldeadores que se han dado cuenta de que si envían las imágenes desde LR con

alguna edición por zonas, las fotos multiplican por cuatro sus Kb, mientras que si son exportadas sin datos exif bajan a su peso normal. Y en la mayoría de casos se trata de que muchos moldeadores guardan sus fotos tratadas en Photoshop como “Guardar para la web” y cuando así se hace, los datos exif desaparecen. Personalmente no creo que nadie tenga mala fe en falsear los datos exif, y si solo le damos credibilidad a estos datos entonces mal andamos, pues si hubiera mala fe, existen programas con los cuales se pueden cambiar y editar los datos que quieras. Y la pregunta del millón: ¿Para que modificar estos parámetros? Bueno, pues imaginemos que el día que se hizo la foto estaba mal la fecha de la toma y se quiere conservar la correcta, o que la cámara no permite tomar el nombre del autor y se quiere que figure, en cuyo caso se hace vía software. Pero evidentemente también puedes cambiar otros datos, y si así fuera mi pregunta es: ¿y que sentido tiene eso? Concluyendo, los Metadatos pueden ser muy importantes y dentro de estos los exif, ya que en ellos se encuentran los parámetros que nos indican la exposición de la toma, el modo de medición de la luz, con que cámara y modelo se ha tomado la foto, el momento o día de su realización, etc. Pero tomando todas las reservas que aquí se han expuesto anteriormente, puede que haya moldeadores que a pesar del procesado posterior a la toma quieran tener los datos como base de cómo se tomó. Personalmente, cuando han sido sometidas a diversos procesos a mi no me sirven de nada, o se explican los pasos del proceso, cosa que reconozco que es muy complicado y que para ello todos necesitaríamos mucho tiempo, o mejor no poner nada. Comentar el software sí sería de agradecer. José Luis Cuendia, “Guendy” 53


Foto José Luis García

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Imágenes tomadas por los moldeadores José Luis García Alonso y Alberto Rodríguez Zapico en Villanueva de Oscos, Asturias, donde en la tarde/noche del Jueves Santo los propios vecinos del pueblo representan, en diversos escenarios del pueblo, cuatro pasajes de la Pasión de Cristo, como se hace en otros lugares de España. 55


Foto: Antonio Martínez Rodríguez

Foto: Eugenio

Foto: Julia 56

Foto: Pepe Haro Castaño

La Semana Santa, con su heteró pectáculo de variedades, supone un con el cambio de estación del invier se entregan a prácticas religiosas, descanso que en muchas ocasiones casi todos a sentir que el tiempo p das en los las distintas culturas se ritos ancestrales que a ellas han ll manera, Moldeando la luz ha aprov distintos aspectos de esta semana través de fotografías de diveros rin de las más variopintas costum excelente


óclita mezcla de religiosidad y esna pausa que más o menos coincide rno a la primavera y en la que unos , otros a disfrutar de unos días de s tienen las playas como destino y pasa y que las costumbres arraigarevitalizan con la repitición de los levado. Como no podía ser de otra vechado la ocasión para mostrarnos de intangible recuerdo religioso a ncones y múltiples manifestaciones mbres. Estas páginas son una muestra.

Foto: Antiqva 57


Foto: Cinta Rodríguez López Foto: Manuel Cascales Guindos

Pero la Semana Santa, además de las muestras de participación popular en la liturgia cristiana y en todas sus muestras, es tiempo de convivencia familiar, con una gastronomía que hunde sus raíces en la cocina más tradicional, en la que abundan los potajes y los dulces; y es tiempo, además, y sobre todo cuando la meteorología se pone en contra, como en la pasada semana, para pasar muchas horas en compañía de la familia en el hogar, con largas tertulias que refuerzan los lazos y recuerdos familiares, y con el acompañamiento de la televisión en muchas ocasiones. Una televisión lógicamente, al menos en España, que completa su programación con motivos religiosos, especialmente la transmisión en directo o en diferido de las procesiones, y con películas que se han hecho clásicas en sus parrillas: títulos como Rey de Reyes, Quo vadis? o La túnica sagrada se han hecho imprescindibles en estos días, cuando no La historia más grande jamás contada, una superproducción hollywoodense con todos sus defectos y todas sus virtudes, pero

Foto: Kamarón 58


Foto: “Completu” Foto: José Antonio Machado

con un reparto —Max von Sidow, Charlton Heston, John Wayne, Telly Savalas...— que viene a mezclar la épica de las sagradas escrituras con la del cine americano. En este capítulo del cine a domicilio que proporciona la televisión este año le ha tocado el turno a otra superproducción, de riguroso estreno, La Biblia, producida por Mark Burnett, con diez horas de duración, un bien elegido casting, imágenes generadas por ordenador que conviven con el clásico cartón-piedra y un presupuesto de los de perder la respiración, 22 millones de dólares que vienen a recordarnos que en el cine, hoy por hoy, hay cosas que solo saben y solo pueden hacer los americanos. Mientras en nuestras pantallas se reproducían estas escenas del Viejo y el Nuevo Testamento, en los pueblos y ciudades de España, en muchos casos azotados por la lluvia y amenazados de inundaciones, se vivía la Semana Santa a la manera tradicional, con una religiosidad entrecruzada por la costumbre, en muchas ocasiones entreverada de mitos y en todos los

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Foto: José Manuel Sánchez

Semana Santa a la manera tradicional, con una religiosidad entrecruzada por la costumbre, en muchas ocasiones entreverada de mitos

Foto: Alipio

casos, apegados al más puro folklore, en el que sin rubor conviven penitentes y romanos con lo que puede ser tradición anual y muchas veces rutina, mientras los más se entregan sencillamente a la fiesta, participando o admirando el colorista desfile de las procesiones que en muchas ocasiones pierde su primigenio carácter para convertirse en puro y simple espectáculo, como el del propio cine de Hollywood. Basta recordar la procesión del Cristo de la Buena Muerte de Málaga, donde la Legión desfila con su habitual parafernalia portando un Cristo crucificado a mano alzada, mientras cantan una canción de amor puramente mundano, “El novio de la muerte”, en una expresión que más que al recogimiento religioso remite al exhibicionismo castrense, mitad chulería, mitad descaro. Uno imagina que en alguna iglesia recogida, lejos del exhibicionismo fariseo, algunos fieles de verdad, conscientes de la dimensión épica de lo que ocurre extramuros, recuerdan y celebran en sus corazones y en sus oraciones los hechos y las convicciones que han dado origen a todo esto, la Pasión de Jesucristo, a quien buena parte de la humanidad considera el Hijo de Dios muerto un día, según recogen las Escrituras, para certificar la alianza y el compromiso del dios de Israel con su pueblo.

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Foto: JosĂŠ

Foto: Claudio Fibla

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Foto: Ilch Bczonko

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Foto: Rafael Balbás Rodríguez

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