Contratiempo 147 • Invierno 2020

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LASTESIS EN CHICAGO POESÍA LATINOAMERICANA

LATINOAMÉRICA ARDE

CHICAGO, ILLINOIS, INVIERNO 2020 NÚMERO 147


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o cabe duda que la última década fue complicada. Las crisis se multiplican cerca y lejos, y cuesta mucho no dejarse abrumar por una gran sensación de cinismo. Sin embargo, en contratiempo vemos con orgullo los logros del decenio y anticipamos con entusiasmo y optimismo los que están por venir. Iniciamos el 2020 despidiéndonos de nuestro director editorial, Marcopolo Soto, a quien agradecemos la diligencia y amor por la revista demostrados en el desempeño de su labor desde el verano de 2017. Entramos a la tercera década del milenio con la emoción de llegar al ejemplar número 150 de contratiempo, de poder adelantar programas comunitarios tales como Night Out in the Parks, en colaboración con el Chicago Park District, y de

celebrar la duodécima edición de nuestro festival anual de Poesía en Abril con DePaul University. La revista nació en un momento de crisis—- la guerra contra Irak—-y ahora cumple 17 años de evolución siendo parte de un abanico de proyectos artísticos y literarios de alcance internacional, a los que se suma la expansión de nuestro programa radial, Radio Contratiempo. En parafraseo de la famosa cita de Leonard Bernstein, ante tanta crisis, nuestra respuesta ha sido y será crear arte con mayor intensidad, belleza y devoción que nunca antes.

Consejo Editorial contratiempo

David Díaz Arcos es comunicador audiovisual, documentalista. Miembro de Fluxus Foto y The Everyday Projects. Ha trabajado en varios programas Estatales y diversas ONG´S como tallerista y realizador de contenido fotográfico y audiovisual centrado en la Edu-Comunicación, Género, Derechos Humanos y Territorio. Realizó programas educativos para TV Pública. Colaborador para Bloomberg News, Bistandsaktuelt, Cannabis Magazine Revista Científica. Asignaciones para ACNUR/ONU. Amnistia Internacional Suecia. Ha publicado su trabajo en el Washington Post, BBC News, El País, Visão Magazine, Revista DulceEquisNegra, Le Monde Diplomatique, G1 Global News, El Salto Díario, My News Desk, Informatíon, El Comercio, La Hora entre otros. + info en: diazarcos.com

Índice 3 Arde Latinoamérica Andrea Ojeda 4 América Latina: Sin visión 2020 Gerardo Cárdenas 6 Nicaragua y el sandinismo desvirtuado Rosalío Medina 8 Colombia: Apuntes del paro en Bogotá Mark Litwicki 10 Ecuador: Cuestionamiento a la literalidad del poder Víctor Vimos

12 Chile: Apuntes del fin del mundo Héctor Hernández Montecinos 14 Bolivia: Jallalla proceso de cambio Miguel Marzana 16 Perú, disparo al vacío Jorge Frisancho 18 El tejido de la vida: La obra de Georgina Valverde Andrea Ojeda 23 Sincronías CHema Skandal!

24 8M Vera Primavera 26 Un violador en tu camino Catalina María Johnson 28 Discos internacionales Chicago ofrece dos sellos de gran peso Andrew Mitchell 30 Impeachment ¿Qué hay con ese circo? Kari Lydersen 33 El Machete Illustated Eric J García

34 La América Latina que despierta: los casos de Chile y Colombia Maria Ximena 38 Deshoras Miguel Marzana Yéiber Román Alicia Partnoy Pablo Cesar Espinoza Lafuente Arnulfo Valdez Oleta Elsye Suquilanda Juan Malebrán 46 Contrafoto Niko Auer


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Arde Latinoamérica Andrea Ojeda

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n los últimos meses hemos visto en distintos medios noticiosos, estallidos de protesta sucedidos en diversos puntos del continente. Si pudiéramos verlos desde un satélite, podrían ser fuegos artificiales que van sucediendo a distintas horas de la noche. Estos estallidos varían sin embargo en su orígen, proviniendo de distintos signos ideológicos y distintos desempeños socioeconómicos. Estalla el descontento en países con gobiernos de izquierda (Nicaragua, Bolivia) por corrupción y las intenciones de perpetuidad de sus gobernantes, y estalla en países con gobiernos neoliberales (Chile, Colombia) por instaurar medidas drásticas de austeridad. Como quiera que sea, el denominador común emana de malestares más concretos, principalmente del hecho de que en latinoamérica, el 10% de la población concentra el 71% de la riqueza, y de que nuestros gobernantes han mostrado una terrible falta de sensibilidad ante las necesidades de sus ciudadanos. Del norte al sur del continente, y pasando por el Caribe, se siente en estas demostraciones el descontento y sentido de injusticia generalizados, de poblaciones que llevan décadas sufriendo escasa o nula movilidad social. En algunas partes los movimientos han sido pacíficos, pero en otras, se han tornado violentos, con intervenciones de la policía y el ejército que dan palo sin importar quién lo recibe, resultando en algunas muertes y varios heridos. Como muchas cosas que suceden en nuestros países, la llama crece y después se apaga (llamarada de petate lo llaman en México), pero en casos como Chile continúa firme y decidida a arder por el tiempo que les tome modificar su misma constitución. Recibimos una nueva década inquietos e intranquilos con la amenaza de que estas brasas puedan volverse a encender, y con la amenaza de cuatro años más de trumpismo en los Estados Unidos. El mundo se polariza ideológica y económicamente, la brecha crece entre ricos y pobres y la gente se ciega a reconocer y aceptar al “otro” como amigo, resultando esto en pugnas más fuertes entre ciudadanos y en tendencias más autoritarias de sus líderes. La exacerbación del individualismo y su búsqueda por su propio enriquecimiento, ha desquiciado al sentimiento comunitario de nuestras sociedades. Es quizás la hora de replantearnos qué queremos y qué necesitamos como humanidad. Un poco de humildad y bondad pueden ser un buen comienzo.

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Ilustración: Gran OM & Kloer contratiempo

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América Latina: Sin visión 2020 Gerardo Cárdenas

Acto de cierre de campaña de AMLO.

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l fin de la segunda década del siglo XXI arroja para América Latina, de México a Argentina, un curioso balance: sin importar que los gobiernos sean de izquierda o de derecha, progresistas o conservadores, unipersonales o del tradicional sistema partidista, la región vive un descontento creciente, pero que se manifiesta por rachas. El 2020 nos encuentra con una América Latina confundida, sin referentes claros. El modelo de izquierda nacionalista mantiene cierta fortaleza en Venezuela, Cuba y Nicaragua, pero la estabilidad en estos tres países es precaria. En Bolivia, cayó el modelo con tal estrépito que incluyó la fuga del presidente Morales y un incidente diplomático con México y España. En Chile, en cambio, fue el modelo

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neoliberal, el que enfrentó la ira de una población decepcionada por la falta de respuestas ante crecientes carencias económicas, en tanto que Perú, Ecuador y Colombia pasaron por momentos de fuerte tensión política y manifestaciones callejeras cuyo único punto en común era la rapidez y virulencia con que el descontento se esparcía, aún si las razones eran distintas de país a país. Para entender la América Latina de la tercera década del siglo, hay que poner mucha atención a las tres principales economías de la región: México, Brasil y Argentina. México pasa por una etapa curiosa: un gobierno de presunta izquierda, aunque de tendencia claramente conservadora, que se apoya en un sentimiento popular que,

por primera vez en mucho tiempo, no está ligado a indicadores económicos. El gobierno de López Obrador ejerce un control absoluto de la escena política. Aunque la economía no crece, la actividad industrial está paralizada, y las inversiones van a la baja. Hay un estancamiento en términos de empleo y una no muy lejana crisis de pensiones, pero tanto la población en general como, sorprendentemente, el sector privado, están sujetos a, y viven pendientes de, los dictámenes y opiniones del mandatario. Un factor que apuntala al régimen de López Obrador es la carencia absoluta de oposición. Los partidos tradicionales, como PRI, PAN y PRD, se encuentran en bancarrota moral y política y muchos estados, aún si sus gobernadores son de opo-

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Imágenes: Wikimedia Commons

sición, están controlados legislativamente por MORENA, el movimiento, que no partido, gestado por el actual presidente. Tres factores serán clave para México en 2020: la reactivación de la economía mediante inversiones en infraestructura, la entrada en vigor del Tratado MéxicoEstados Unidos-Canadá, y la preparación hacia las elecciones de medio periodo de 2021, que medirán la fuerza de MORENA y la posibilidad del surgimiento de una oposición sea de partido o de individuos. Brasil y Argentina enfrentan el 2020 desde modelos contrapuestos: Brasil, en el extremismo conservador de Bolsonaro que se sostiene por un sólido comportamiento económico. Argentina, en el regreso al justicialismo kirchnerista y con una economía en condición precaria.

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Ni México, ni Brasil, ni Argentina, parecen tener posibilidad de erigirse como líderes regionales. En ninguno de los casos hay un sentido de liderazgo regional o una conciencia histórica. Cada país, y cada gobierno, parecen mucho más concentrados en sus problemas internos, que en entender o tratar de entender si sus modelos políticos o económicos pueden ofrecer alguna especie de guía a sus vecinos. Tampoco hay guías afuera de la región. Muy lejos de la Guerra Fría, en la que América Latina bandeaba entre el apoyo a Estados Unidos y la cercanía a la Unión Soviética, el subcontinente carece hoy de un referente. Nadie quiere aproximarse al tóxico Trump, ni siquiera Bolsonaro. Rusia no tiene ya aliados en la región, aunque sí tiene negocios. Y China negocia indi-

vidualmente con algunos países, ignora a otros y le interesa afianzar puntos de venta y distribución, pero no alianzas políticas o ideológicas. Así, América Latina vive un extraño inicio de década: por mucho tiempo campo de experimentación ideológica, es hoy en día un yermo en materia de ideas. La apuesta por modelos neoliberales de crecimiento no ha resuelto sus desigualdades de fondo, que son históricas. Y opta a veces por liderazgos carismáticos (Bolsonaro, Obrador) pero parece siempre al borde de una nueva racha de estallidos sociales. En el inicio del 2020, ni le cae el veinte, ni le alcanza la visión. Gerardo Cárdenas es escritor, comunicólogo, periodista y analista mexicano.

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Nicaragua y el sandinismo desvirtuado Rosalío Medina

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oy parte de una generación que participó activamente en los cambios que se dieron en Nicaragua durante la década de los 80 y antes. Vengo de una época tumultuosa en un país regido por dictaduras que no nos percibían como humanos y donde éramos gobernados por un sistema completamente divorciado con el futuro; por un gobierno que mataba a los jóvenes y no ofrecía ninguna posibilidad de alternativa. En aquella época yo tenía 16 años y estaba involucrado en un conflicto de vida o muerte. Hoy día veo que se está repitiendo en este momento la misma censura, violencia y desapariciones que sucedieron en mi juventud. Pensamos que Ortega iba a gobernar de forma que el pueblo tuviera voz.

No es así. Hoy hay cortes de justicia que condenan a los oponentes del gobierno a cárcel, y juicios o torturas a aquellos que exponen la realidad del país. Hoy se castigan a aquellos que valerosamente hablan y actúan en contra del presidente. Hace treinta años expulsamos una dictadura en Nicaragua que gobernaba para el enriquecimiento de pocos. Desde entonces, Daniel Ortega (líder del movimiento sandinista y actual presidente) ha concentrado sistemáticamente al poder ejecutivo, llenando la Corte Suprema de seguidores del partido, reprimiendo la libertad de prensa y, en 2014, aboliendo los límites del mandato presidencial. Las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega hasta ahora han dejado un balance de más de 320 víctimas mortales, según diferentes conteos. Muchos de ellos

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son estudiantes universitarios, como lo fui yo, que encarnan el símbolo del levantamiento popular en nuestro país contra el actual mandatario. Ahora todo tiene más sentido a mis 55 años, cuando veo a estos millennials desde un aspecto global luchando por el futuro, la justicia, alzando la voz y preocupados por el cambio climático, la justicia, la comunicación y la falta de oportunidades; jóvenes preocupados por ser entendidos, no reprimidos por ancianos que están completamente divorciados de su realidad y su entorno, dictando leyes que no sirven a nadie, y despilfarrando la economía del país. Uno de los puntos que genera más controversia en Nicaragua es el nepotismo con el que ha decidido gobernar nuestro país. El sandinismo prometía justicia y voz para el pueblo pero Ortega ha estado ahogando y destruyendo a Nicaragua, con su esposa como vicepresidenta y sus hijos

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que dirigen los medios de comunicación oficiales e incluso ocupan cargos públicos de gran importancia. Nicaragua no es la excepción en los países latinoamericanos. Estamos gobernados por un sistema de gobierno que hace 55 años funcionó y nos incluyó y creamos la revolución. Ortega, que en aquel entonces tenía 30 años, era joven y de ideas nuevas, se ha transformado en un anciano decadente, que se ha convertido en lo que nadie aspiraba; un dictador que no quiere entender a los jóvenes ni al pueblo en general. Los nicaragüenses se sienten tremendamente defraudados, pero lo peor es que destruyo todo lo que era el sandinismo y lo volvió hacia la historia un

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partido nefasto y represivo. Lo contrario a lo que el sandinismo fue en la revolución. Ortega está reprimiendo a Nicaragua. Su gobierno es un fraude para el Sandinismo y para Nicaragua entera. Casi cuatro décadas después, habiendo Nicaragua recorrido un tortuoso ciclo de revolución y contrarrevolución, guerra civil y agresión externa, transición democrática y regresión autoritaria, la historia se repite como farsa bajo el régimen de Daniel Ortega.

Rosalío Medina es médico cirujano nicaragüense que vive en Chicago, Illinois. Fue joven sandinista y recibió honores por su servicio humanitario durante la guerra civil nicaragüense.

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Colombia: Apuntes del paro en Bogotá Mark Litwicki

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n octubre del año pasado en Bogotá, miles de estudiantes montaron protestas contra la corrupción en las administraciones de sus universidades y la “reforma tributaria” propuesta por el gobierno del presidente Iván Duque. Una ley que muchos vieron como otra manera de perjudicar oportunidades para los jóvenes y la clase obrera, y dar ventajas a las empresas grandes y los ricos del país. Los estudiantes llenaron las calles, parando el tráfico (que en Bogotá apenas se mueve bajo condiciones ideales), y las fuerzas públicas respondieron de manera fuerte y, según muchos, desmesurada. Los líderes estudiantiles convocaron un paro nacional para el 21 de noviembre. En Bogotá marcharon unos 250,000 ese día y, en su gran mayoría, las protestas se llevaron a cabo de manera pacífica. En la tarde llegaron los “encapuchados” a la Plaza de Bolívar para estallar violencia y vandalismo, a pesar de esfuerzos por parte de otros manifestantes para detenerlos. (La identidad de estos provocadores es un tema de debate continuo; una creencia general —con base en ciertas evidencias si no en pruebas sólidas— es que salen de las mismas fuerzas públicas.) Durante esa noche, los disturbios se extendieron por toda la ciudad; los noticieros y las redes se llenaron de imágenes apocalípticas: vandalismo en buses y estaciones de transporte, saqueos de almacenes y bancos, incendios en las calles, batallas entre manifestantes y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) con piedras y gas

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lacrimógeno, y desfiles de ciudadanos caminando para volver a casa por el transporte colapsado. Pero a la vez hubo imágenes de otra clase: en varios barrios y parques los vecinos salieron a las calles a tocar música y a bailar. Adelantado por publicaciones en las redes sociales, surgió en varias partes de la capital —y luego en otras ciudades del país— el cacerolazo. El día siguiente, a causa de los disturbios y vandalismo, el alcalde de Bogotá decretó un toque de queda en la ciudad, la primera vez desde 1977 que un alcalde tomó semejante medida. Ni durante la época de narcoguerra se había visto la necesidad de un toque de queda. Los periódicos reportaron que en la jornada del día anterior hubo tres muertes de civiles y unos 151 heridos entre las fuerzas públicas. En la tarde del 23 de noviembre, durante un enfrentamiento entre manifestantes y la policía en el centro de Bogotá, un oficial del ESMAD disparó a un manifestante llamado Dilan Cruz. Aunque usaba un cartucho bean-bag, le disparó tan de cerca que el joven murió dos días después. Este hecho endureció la posición de los líderes del paro y echó gasolina al fuego de las demandas de desmontar el ESMAD. Y ¿qué hacían los líderes políticos mientras tanto? El alcalde Peñaloza hizo declaraciones vagas sobre la necesidad de mantener el orden. El presidente Duque salió en la televisión al lado de oficiales de las fuerzas públicas y propuso un diálogo con los del paro (con parámetros definidos por él) y una reunión en el Palacio del

Fotos por: Niko Auer

Presidente. Solo la alcadesa electa Claudia López hablaba de manera convincente sobre la necesidad de buscar puntos en común. Durante los últimos días de noviembre se desarrollaron más manifestaciones, con menos disturbios pero con música en vivo y más cacerolazos. Convocaron otro paro para el 4 de diciembre, pero quedó claro que el impulso iba disminuyéndose. Cuando llamaron un cacerolazo para el 31 de diciembre, no hubo mucho interés. ¿Qué pasó? ¿Por qué, en un país con tanta desigualdad, con corrupción generalizada y arraigda, no ha cogido más fuerza este movimiento? Hay varias explicaciones posibles. Primero, una falta de enfoque. Empezaron con la corrupción entre oficiales universitarios y la Reforma tributaria de Duque, y a eso (según los comunicados y letreros de los manifestantes) agregaron temas como la reforma pensional, el proceso de paz, los derechos humanos en general, los derechos de varios grupos específicos (mujeres, LGBTI, indígenas, ex combatientes, etc.), INVIERNO 2020


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la demanda de desmontar el ESMAD, la corrupción del con-greso, la protección del medioambiente, la dosis personal, entre otros. Es difícil lograr el éxito sin tener metas claras. Segundo, el pueblo colombiano no es un pueblo unido. Recordemos las palabras de Bolívar quien llegó a concluir que este pueblo no era gobernable y que intentar hacerlo igualaba a intentar arar en el mar. Durante siglos los gobernantes han encontrado muy fácil efectuar divisiones en el pueblo para socavar amenazas al status quo. Como ejemplo: el 28 de noviembre, en un evento al que pocos prestaron atención, el presidente Duque firmó un acuerdo con los transportadores de carga pesada del país para que estos no se unieran al paro. Muchos dijeron que los transportadores se vendieron; para ellos fue cuestión de recibir lo que estaban buscando del gobierno. Y así Duque evitó que se desarrollara escasez de bienes en las ciudades y caos al estilo de Chile en los últimos días de Allende. Y las manifestaciones siguieron perdiendo fuerza. Por eso a Duque no le preocupó el INVIERNO 2020

hecho de que el comité del paro rechazó su invitación a reunirse ese mismo día. Tercero, Duque no tiene mucha necesidad de dialogar en serio, como por ley no existe la posibilidad de reelección, el hecho de que su popularidad está por debajo de 30% no importa. Durante dos siglos, Colombia ha sido gobernado por una oligarquía hereditaria, donde las opiniones de las masas se escuchan solo cuando hay que aparentar un poco. Como en el caso de los transportadores, Duque y el resto de su gremio saben que es más eficaz comprar la lealtad de un grupo u otro cuando sea necesario, que intentar complacer al pueblo entero. Cuarto, las fiestas del fin de año. Los paros empezaron en la tercera semana de noviembre. Como en muchos países latinoamericanos,en Colombia el país se pone en pausa casi total desde la primera semana de diciembre hasta después del Día de los Reyes. La capital se convierte en ciudad fantasma. Tuiteó un escritor bogotano: “Para el próximo paro hay que calcular que no se cruce con las vacaciones.” Pero al final, resulta que esta tendencia

de descansar durante el fin de año no es una ley inmutable. Unos pocos días antes de navidad, en la madrugada después de una sesión nocturna, el congreso aprobó la reforma tributaria. Y ahora en los primeros días de 2020, queda por verse si el paro va a volver a coger fuerza. En 2013 había manifestaciones más grandes que las de 2019 y no lograron mucho. Como todo lector de García Márquez sabe, en Colombia la historia tiende a repetirse. Mark Litwicki divide su tiempo entre Chicago y Bogotá. En 2017 escribió y actuó en una obra de teatro con el título ¿Por qué Colombia? basada en sus experiencias en el país; se presentó en el Festival del Teatro Itinerante del Sol en Colombia y en Chicago. Su novela Bogotano por accidente fue publicada en 2019 por Taller de Edición Rocca en Bogotá. Litwicki también es un especialista en el bilingüismo y la interculturalidad con doctorado de Loyola University Chicago, y trabaja como profesor de literatura y escritura en Morton College (Cicero). contratiempo

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Ecuador: Cuestionamiento a la literalidad del poder Víctor Vimos

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s 10 de octubre en la mañana, y al interior del Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, cerca de cuatro mil personas, en su mayoría quechuas provenientes de las regiones centro y sur de la sierra, corean consignas, aplauden, y son alentados por los discursos que emiten, uno tras otro los representantes de distintas organizaciones indígenas, heterogéneas entre sí, a ratos –incluso– opuestas, pero coalicionadas ahora alrededor de un hecho fundamental: pronunciar el cuerpo de Inocencio Tucumbi. A esta altura, suman diez días desde que el gobierno de Lenin Moreno, comprometido con el FMI, emitió un decreto que eliminaba los subsidios de la gasolina y el diésel, y afectaba los derechos laborales, ampliamente precarizados en las últimas dos décadas. La respuesta a estas medidas fue la movilización progresiva de miles de indígenas hacia la capital, y sus réplicas al interior del país que sumaron, además, a una serie de grupos sociales, trabajadores, estudiantes. La represión policial, desplegada desde el primer momento, recrudeció al sumar el apoyo del ejército, dejando un saldo en el que la Defensoría del Pueblo contará, después de trece días de conflicto, mil trecientos cuarenta detenidos, mil trecientos cuarenta heridos, algunos con pérdida parcial o total de la vista, y once muertos.

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Inocencio Tucumbi es uno de ellos. Llegó a Quito junto a su familia los primeros días del conflicto, y anoche, corriendo entre la multitud despavorida que huía de las bombas lacrimógenas, su cuerpo se perdió. Algo tan simple, tan amargo. Esta mañana su hijo Ángel, le dijo a la televisión que su padre fue aplastado por los caballos que monta la policía. Otros comuneros, vecinos y compadres, juraron haber visto el instante en el que una bomba le partía la cabeza. Los primeros informes policiales –no podría ser distinto– insisten en esperar la autopsia, el papel, el certificado que pondrá nuevamente al sonido de la letra escrita sobre el ruido de la multitud que ha vuelto para cuestionar la validez de las palabras. “Democracia”, por ejemplo, es una palabra cuestionada en el Ecuador contemporáneo: el mecanismo neoliberal ha apartado su significado del ejercicio de ciudadanía, y la ha reducido (¿recluido?) en un discurso que se legitima de forma paralela al fortalecimiento de la propiedad privada y la capacidad de consumo: ser ciudadano en el Ecuador dolarizado es un derecho que depende de cuán cerca se está de la propiedad privada y de qué modo se la consume. Esa premisa segmenta los distintos tipos de ciudadanía que coexisten en un mismo territorio y que responden, de forma desigual, a una misma ley. Y divide, a la vez, a quiénes están más cerca de la “Democracia” y quienes están lejos, a un paso de ser sus enemigos; todo depende de los recursos desde los que se entabla relación con ella. “Recursos”, en esta parte de la historia, son los mecanismos a través de los que se intenta ampliar el significado de las palabras cuestionadas e ingresar en lo que ellas nominan, desplazando los límites de la realidad hacia espacios de

crisis en los que es posible la fundación de nuevas relaciones de poder y formas políticas de enunciación e identificación que erosionan a las palabras cuestionadas hasta desorientarlas en una función de renovación. Aquí, dentro del Ágora, esa tarea es incesante. Los discursos de los representantes indígenas han tejido el cuerpo de Inocencio Tucumbi –ahora dentro de un ataúd, y retenido en la morgue– con los hilos de esa parte desconocida del país para la literalidad del poder: el hambre, la miseria, la desigualdad, el racismo, el machismo, el desprecio entre iguales; elementos disimulados bajo esa frase que identifica al Ecuador con una “Isla de Paz”, se riegan entre los oídos, los ojos, y las bocas de los miles de asistentes quienes, a la par, hacen del diálogo, del abrazo, de la solidaridad un rito enorme que va lavando a las palabras, despintando su ferocidad referencial, para ver que hay debajo, de qué tipo de ruinas está preñado el presente. La crisis ecuatoriana de octubre, signada por la crisis de la palabra, permitió romper con la noción de que la realidad política funcionaba de modo automático en un espacio independiente a la cotidianidad. Esa noción tiene, como uno de sus orígenes, la década correista en la que el uso del lenguaje desde el poder se estableció como el marco normativo de lo real. Las sabatinas, por ejemplo, enlaces televisivos semanales en los que Rafael Correa lanzaba epítetos para reducir cualquier forma de discrepancia a un apodo, a una sentencia, a una mancha que el referido llevaba encima como una condena, quedarán como evidencia del uso funcional y literal de la palabra. Lenin Moreno, holograma presidencial auspiciado por Correa, ha llevado esa literalidad hacia extremos

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admirables: la firma del decreto que levantó la ira popular, por ejemplo, se hizo siguiendo la noción del deber y el sacrificio de las mayorías, como una condición hacia el progreso y el bienestar, ecuación neoliberal totalmente deteriorada a través de la retención que las minorías han hecho sobre todo tipo de excedente, logrando que sus monopolios empujen el progreso y el bienestar hacia un terreno ficcional. Por eso este espacio en el que ingresa el féretro de Inocencio Tucumbi, es un lugar primordial para entender la raíz y la proyección del conflicto ecuatoriano. Ante la evidencia física del cuerpo de Inocencio Tucumbi; frío y encerrado en un ataúd, los representantes indígenas han decido pronunciar otro cuerpo, es decir un Inocencio Tucumbi que desborda cualquier tipo de acuerdo y negociación política temporal. El ruido de una masa que intenta ingresar en la zona de representación e identificación con la realidad, opone al sonido de la palabra y su literalidad. La apuesta política se hace desde el lenguaje y es en ese campo donde la disputa distorsiona lo funcional, el sacrificio de Tucumbi abre zanjas capaces de filtrar nuevas voces en la esfera pública. El gobierno de Moreno, en medio de esta disputa, se queda sin palabras; en uno de los tantos enlaces televisivos con los que se exhorta a los ecuatorianos a regresar a sus casas, rodeado de la cúpula

militar, aparece Lenin Moreno, listo para leer el texto que emite el teleprompter, pero este aparato falla, y en vivo y en directo, y ante millones de personas, Moreno eructa: “no hay el texto”. Eso: el gobierno del Ecuador contemporáneo es un perico que repite y repite intentado crear realidad en el cerco de palabras prestadas. “No hay el texto”, para el poder no hay nada más allá de lo que se puede repetir, de lo que puede reprimir, de lo que puede significar y ser aquietado en esa categorización. La muerte del cuerpo físico de Inocencio Tucumbi es la vía por la que su cuerpo pronunciado se convierte en la vida de todos los vivos, renovados de la ruina del significado y dispuestos a cuestionar el poder de las palabras, oponiendo su ruido a la voz oficial que intenta repetir un guion a favor de una realidad que no por represiva es única, ni duradera. Foto por: David Díaz Arcos

Victor Vimos (Riobamba, Ecuador, 1985) Libros suyos aparecieron en Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Paraguay. Recibió, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Poesía, entregado por el Ministerio de Cultura del Ecuador (2012). Dirigió la editorial Matapalo Cartonera, en Ecuador, y editorial Toé, en Perú, país en el que, además, trabajó como periodista y como profesor en el Departamento de Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente reside en los Estados Unidos y cursa el programa de posgrado en el departamento de Romance and Arabic Languages and Literatures, en la University de Cincinnati. INVIERNO 2020

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Chile: Apuntes del fin del mundo Héctor Hernández Montecinos

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Valdivia, sábado, 19 de octubre, 2019.

speré tantos años este día y ahora que llegó no estoy en Santiago. Me siento sin palabras. Es muy fuerte todo. Es el caos total. Esta noche no se olvidará nunca en Chile. Es el dolor de un país. Me siento conmocionado. Que todo sea como deba ser. Domingo, 20 de octubre.

Me regreso a Santiago. El chofer del bus nos dice que no sabe hasta dónde podremos llegar. Es el único bus que saldrá hoy. En Valdivia hubo mucha represión. Estoy en la total incertidumbre. Sigo sin palabras. Domingo, 20 de octubre.

Ya estoy en casa. Estoy bien. Zurita siempre dice que luego de la dictadura olvidamos lo más importante que pasó allí: la generosidad, el afecto, el cariño espontáneo, lo urgente de lo colectivo. El centro está cercado y hay rabia, dolor, pero también dignidad que es la palabra clave de estos días. Lunes, 21 de octubre.

El presidente ha dicho “estamos en una guerra”. Las guerras como tal son constatativas, es decir, nacen cuando se declaran no cuando existen. Es una palabra que construye realidad. Mejor dicho la destruye. Haberla enunciado convierte un descontento social en un enemigo interno que es cómo nació la Hiperdictadura con la caída de las Torres Gemelas: el árabe como ese enemigo interno. Todo musulmán como talibán. Desde el 2001 en Chile el enemigo interno ha sido el pueblo mapuche y sabemos perfectamente lo que ha pasado, su criminalización y los mártires como Camilo Catrillanca. El mapuche

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como terrorista. La Hiperdictadura es el estado de excepción en aras de la seguridad. Una lucha ilegítima pero legal contra los que rompen la ley que los sostiene. Ellos pueden vulnerarla porque ellos mismos la crearon. No sólo la Constitución de Pinochet sino el sistema total. El libre mercado como libertad social. Es como la Iglesia Católica que condena el sexo, en los otros, pero no en ellos ni en su pederastía. Para los propósitos de la Hiperdictadura ese enemigo interno, forzado, construido debe tener a su vez enemigos y que ya no sea interno sino nacional. El ciudadano que protesta como vándalo. En eso es lo que estamos ahora. Criminalizar, literalmente, a ese ciudadano como un enemigo no del gobierno sino de Chile. Bajo ese lema la policía y las FFAA amparados en la ley tiran a matar como está sucediendo. Como sucedió entre 1973 y comienzos de los noventa. He insistido en que desde el Golpe hasta ahora ha sido un solo movimiento, una Revolución de Derecha que lamentablemente hoy tiene su rostro más visible. La foto de Chadwick tras Pinochet y ahora tras Piñera crea el bucle de este proceso. Su misma mirada. Lo que viene es que ese enemigo particularizado, la ciudadanía, sea el enemigo general bajo la idea de terroristas, vándalos, lumpen. Los medios son la otra mano de este plan. Sin embargo, hay una segunda etapa en la que ese enemigo interno no es ya el “delincuente”, sino el policía, es decir, el aparato policial que fue el más beneficiado desde el 2001. Aquí ya los delitos no son propios del asocial, sino de la propia institución que resguarda la ley. Este es el momento del Pacogate y el Milicogate: Carabineros y FFAA como una mafia organizada. Ciertamente, y lo más grave aun, es una tercera etapa en la que el propio Estado es el criminal y circunscribe las leyes a su propio alcance y delimita y debilita la democracia a un nivel que es sólo un nombre vacío. El Estado como máquina criminal en contra

de los Derechos Humanos que son el piso básico para la civilización. Esta es la línea de tiempo de la Hiperdictadura. Dentro de la propia dictadura militar se da el mismo proceso en que se pasa de la represión al “subversivo”, luego es la DINA y la CNI la agencia criminal para finalmente mediante una Constitución validar legalmente la propia dictadura. En Chile actualmente estamos entrando a este tercer momento en que las instituciones de seguridad y orden ya no son de seguridad ni de orden, lo cual acelera la mano dura del gobierno, o en el mejor de los casos, la crisis del resto de instituciones que tarde o temprano validarán este abuso de manera legal como lo es el Tribunal Constitucional. La idea del autoatentado de Bush no dista mucho de lo que pueda estar pasando acá. Sea como sea, crear una guerra sólo atraerá a sus buitres más reconocidos que son los Estados Unidos. No es descabellado de que el gobierno pida ayuda al FBI del que la PDI es su clon. Obviamente queremos que todo vuelva a la calma, al momento en que el gobierno puede oír a su pueblo sin que ellos sigan perdiendo la dignidad, porque la de la ciudadanía ha sido hermosa y justa. Jueves, 24 de octubre.

Las encuestas muestran una aprobación de más del 80% a las manifestaciones y una caída a poco más de un 10% de apoyo al presidente. Primera noche que pude dormir con una sonrisa de oreja a oreja y hoy seguir así hasta la marcha más grande en la historia de Chile. Viernes, 25 de octubre.

Una idea en voz alta antes de “La gran marcha” que queremos sea la caravana más grande en la historia de Chile. El domingo hay elecciones en Argentina y Macri se va. Hace pocos días las hubo en Bolivia donde hay discusión sobre la legitimidad del proceso. En Ecuador ya conocimos al verdadero Lenín Moreno. Venezuela ni hablar. A lo que voy es que los gobiernos de izquierda lo han hecho mal, muy mal. Nos han usa-

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DOSSIER Foto: Juan Manuel Nuñez Mendez

Foto: Nabih Navarro

do y en nuestro nombre se han enriquecido para luego olvidarnos. Aquí esto va para la Concertación y la Nueva Mayoría. Les tengo rabia aún por esa alegría que sólo les llegó a ellos. Sin embargo, los gobiernos de la derecha son nefastos. Macri, Bolsonaro y Piñera reventaron a la Argentina, Brasil y Chile respectivamente. Los dejaron en la calle a expensas de Estados Unidos que es el buitre que siempre trae la sangre. El pueblo furioso no se detendrá hasta que el miedo sea de sus opresores. Así va siendo desde el viernes. Siento que en este nuevo escenario hay que darle otra oportunidad a la izquierda en la región. Somos ahora la mejor oposición que puede haber y si estos hijos de puta no cumplen pues a quemarlos vivos. Es una metáfora y en ella hay rabia acumulada y dolor. De lo que estamos seguros es que por harto rato no habrá más ex colaboradores de Pinochet en La Moneda. Yo soy el convencido número uno de que la política binaria entre derecha e izquierda es un engaño. No obstante en este caos se debe cuidar lo que quede. Hay que pensar que en la sigla AFP esa P no sólo es de Previsión sino también de Porvenir. Ahora estamos convencidos más que nunca de que es nuestro y lo queremos ahora. En un mes exacto cumplo 40 años. Si no tuve miedo cuando un milico puso un rifle en mi frente a los 5 años, la edad de mi sobrino Eduardito, no lo voy a tener en este momento. Estamos unid@s. INVIERNO 2020

Lunes, 28 de octubre.

Debo reconocer que por dos minutos tuve la ilusión de que Piñera con este anunciadísimo cambio de gabinete daría un giro a su política criminal pero no. Sólo movió piezas dentro de su mismo tablero. Salen neoliberales y entran neoliberales. Lunes, 30 de octubre.

Cuando todos los traumas, dolores, miedos de la dictadura han regresado este mes de octubre es que a la vez lo más poderoso que allí sucedió se nos hace urgente. La poesía escrita desde comienzos de los setenta hasta fines de los ochenta en Chile sigue sin tener parangón. Desde el día que esta primavera chilena explotó muchos nos quedamos atónitos, justamente sin palabras. Poco a poco fueron apareciendo y ahora son ya intentos de preguntas abiertas que nos pueden ayudar a entender el porvenir de esta revuelta y nuestro lugar ahí, aquí. El 25 fue el día de la gran marcha y compartí en Facebook la foto de Raúl que le sacó Paulina. La acompañé con su frase en el desierto “ni pena ni miedo” que recobra una vigencia inusitada y feroz. Miércoles, 31 de octubre.

Esperé tantos años esta revolución y finalmente sucedió. Nos ha hecho repen-

sar todo, absolutamente todo. Este mes ha cambiado mi vida y la vida de Chile sin punto de retorno. En este momento tengo pocas palabras. Jueves, 18 de noviembre.

Hoy se cumple un mes exacto desde que comenzó esta hermosa y dolorosa revolución. Un mes que ha parecido un año y este año que se parece cada vez más a 1989. Quisiera poder hacer una evaluación pero cada día es distinto al anterior. Fui con mi mamá a algunas manifestaciones por el “No” a fines de los ochenta, viví la decepción con la alegría que nunca vino, creí ilusamente en el socialismo de Lagos, luego en el de Bachelet. Siento que el Frente Amplio no ha dado el ancho y ha sido una oposición débil. Siguen siendo l@s estudiantes secundari@s, las comunidades mapuches, las feministas y la diversidad sexual las fuerzas que siguen liderando una ética de lo común con todas sus legítimas e incluso estúpidas diferencias. Me hubiese gustado sumar al mundo del arte y en especial a la literatura pero creo que tampoco hemos dado el ancho. Sigue siendo la calle más creativa que l@s artistas, más ingeniosa que l@s letrad@s, más potente que l@s poetas.

Héctor Hernández Montecinos (Santiago, Chile, 1979). Es poeta, ensayista, editor y gestor cultural. Sus últimos libros sobre el quehacer poético son Buenas noches luciérnagas (2017) y Los nombres propios (2018). contratiempo

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Bolivia: Jallalla proceso de cambio Miguel Marzana

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Ruptura o Golpe? Esa es la pregunta que muchos nos hicimos tras la dimisión de Evo Morales a su cargo como presidente de Bolivia. La renuncia de Evo Morales provocó fuertes reacciones a nivel nacional e internacional, pero ¿Hubo o no golpe de Estado en Bolivia?

El fraude y desmoronamiento.

Evo Morales renunció después de casi tres semanas de protestas y acusaciones de fraude en las elecciones generales del 2019. Sin embargo, Evo en realidad se derrumbó el 21 de febrero del 2016 cuando en un referéndum, el 51.3% de la población dijo “no a la reelección”, y el MAS (Movimiento Al Socialismo) utilizó el Tribunal Constitucional y el Tribunal Electoral a su favor, permitiendo que Morales fuera candidato para un cuarto mandato, todo esto pese a que “Bolivia dijo no” y que la constitución política solamente permite dos mandatos seguidos. El 20 de octubre, después de haberse cerrado la votación, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) publicó dos recuentos, entre las 5 y 6 pm. los dos recuentos de votos mostraban que el MAS lideraba con menos de diez puntos porcentuales, lo cual significaba ir a una segunda votación, pero en ese momento se cayó el sistema y se interrumpió el cómputo de votos. Entre las 9 y las 10 pm de ese mismo día y sin ninguna actualización del conteo de votos, el presidente Morales se declara ganador y el 21 de octubre el órgano electoral informaba que con solo el 95.3% de los votos verificados, Morales tenía un margen muy por encima de los diez puntos, lo que evitaba una segunda vuelta. Hasta aquí las movilizaciones son “pacíficas”. El 30 de octubre, la Secretaría General de la OEA y el Gobierno

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del Estado Plurinacional de Bolivia firman los acuerdos relativos al análisis de integridad electoral de las elecciones celebradas el 20 de octubre, el 2 de noviembre el bloque opositor exige la renuncia del presidente, el 6 de noviembre, la oposición boliviana publica un informe de ciento noventa páginas en el que se denuncian fraude e irregularidades tales como adiciones erróneas de actas electorales, intercambio de datos y actas electorales en las que el MAS obtuvo más votos que los votantes registrados. Entre el 8 y 9 de noviembre la Policía Presidencial deja sus puestos y ese fue el fin. La Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP), cuya tarea era defender a Morales decide abandonar sus puestos para pedir la renuncia del presidente. Para el viernes 9 de noviembre, todos los oficiales de la UTOP ya habían abandonado sus posiciones, dejando a Morales solo frente a las protestas. El 10 de noviembre el comandante de las FF.AA. hace un comunicado en el que sugiere la dimisión del presidente, horas más tarde Evo renuncia desde la clandestinidad en el Chapare.

La calle, escenario de la crisis.

La juventud de los sectores medios (generada gracias a los modelos gubernamentales implementados por Morales) y el resto de la población que salió a las calles a defender su voluntad expresada en las urnas, no se identifica con un gobierno autoritario. Además de las principales causas de la decepción entre los bolivianos y bolivianas que salieron a protestar desde el 20 de octubre en la noche, está la crítica a la mala actuación del gobierno de Evo con respecto al incendio forestal en la Amazonia boliviana, así como la falta de respeto al denominado 21-F o referéndum del 21 de febrero del 2016, (en el

que un 51,3 % de los votos fueron a favor del no a la reelección) y la defensa de Territorios Indígenas en el Parque Natural del TIPNIS. ¡Nadie se cansa, nadie se rinde! fue la consigna durante las casi tres semanas de protestas. El candidato presidencial por el partido CC (Comunidad Ciudadana) Carlos Mesa que había convocado a salir a las marchas ganó en las urnas y se presumía vencedor en caso de haber segunda vuelta, pero perdió en la calle porque se distanció de las movilizaciones y fue incapaz de irradiar una opción militante contundente; en cambio se fue detrás del movimiento cívico, que desde el 23 de octubre encabezó la presión para exigir la segunda vuelta, la renuncia y luego la cabeza del presidente Evo Morales. Los movimiento cívicos, los comités y las juventudes (agrupaciones regionales de jóvenes) ganaron y perdieron al mismo tiempo. Sí, se valieron del discurso moral del fraude (además de un chorizo fanático-religioso) para presionar y promover sin tregua la caída de Evo Morales, pero perdieron al mostrar las posturas radicales y ultra-conservadoras de sus líderes, especialmente la de Luis Fernando Camacho que ha sido comparado por diversos medios de comunicación con el presidente de Brasil Jair Bolsonaro y quien también ha sido tildado de racista, acusado de misógino y posicionado en la extrema derecha, gracias a su devoción al cristianismo (cabe mencionar aquí que Bolivia es un estado laico desde el 2009). El gobierno transitorio perdió porque entró para expulsar a la pachamama del palacio de gobierno o “la casa grande del pueblo” y porque inmediatamente ordenó el uso desproporcionado de la fuerza policial y militar para reprimir las protestas, dejando un saldo de 32 muertos. INVIERNO 2020


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A Jeanine Añez la banda presidencial se la colocó un militar.

“Lamento mucho este golpe…” declaró Evo Morales, tembloroso desde el Chapare al anunciar su renuncia a la presidencia el pasado 10 de noviembre, en un mensaje a la nación poco después de que el jefe del las fuerzas armadas, Williams Kaliman, y el jefe de la policía Yuri Calderón sugirieran la renuncia de Morales de forma pública. El pronunciamiento de Kaliman y Calderón, se dio horas después de que Morales convocara a una segunda vuelta de elecciones y después de que la OEA (Organización de Estados Americanos) recomendara anular el resultado de las elecciones. Los distintos gobiernos de América Latina reaccionaron haciendo interpretaciones de esta crisis política y social. Por ejemplo el expresidente de Uruguay, José Mujica dijo en un comunicado: “Es evidente que hay un golpe de estado en Bolivia, no hay que darle mucha vuelta. ¿Por qué? Porque hay un ultimátum del ejército que se tiene que ir o ir, y la policía acuartelada, ¿cómo se llama eso?”. El presidente de Brasil declaró en un tuit que: “Las denuncias de fraude electoral resultaron en la renuncia del presidente Evo Morales, la lección para nosotros es la necesidad, en nombre de la democracia y la transparencia, de contar los votos que se pueden auditar”. El canciller mexicano,

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Marcelo Ebrard: “ Es un golpe, porque el Ejército pidió la renuncia del presidente y eso violenta el orden constitucional en ese país”. Para algunos expertos y politólogos, según el punto de vista técnico y jurídico el golpe fue evidente. Para la profesora Erica De Bruin, autora del artículo Preventing Coups d’état – How Counterbalancing Works, The Journal of Conflict Resolution. March 7, 2017, no queda duda de que lo que pasó en Bolivia fue un golpe de Estado, “En la práctica, la diferencia entre un golpe, una revolución y un levantamiento popular puede ser borrosa. Los golpes de Estado ocurren mediante protestas públicas generalizadas, es muy difícil que esas protestas tengan éxito sin el apoyo de una facción de militar”. De Bruin explica que cuando el comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia le pidió públicamente al presidente que renunciara, se trató de un golpe de Estado . El politólogo Jaime Yaffe asegura que el término golpe, usado en el caso de Bolivia se ajusta a la definición porque evidentemente hubo un quiebre del estado de derecho. “Si bien Morales no fue sacado a la fuerza, su dimisión tuvo como precedente la insubordinación y la sugerencia de renun-

cia, el presidente renunció porque hubo un pronunciamiento de la Policía y las Fuerzas Armadas, no por voluntad propia”, Yaffe explicó que para poder hablar de un golpe, debe haber habido “una sustitución de las autoridades legítimas mediante vías que no están previstas en la constitución”. Finalmente, ¿hubo o no un golpe estado en Bolivia? Hay disensiones sobre la forma en que debe nombrarse a este suceso; muchos analistas políticos y parte de la población en Bolivia rechazan la calificación de “golpe” argumentando que fue más bien un levantamiento de carácter popular en respuesta a las denuncias de fraude electoral, al populismo autoritario y al referéndum del 2016. En el fondo y tomando en cuenta todos los elementos de esta crisis que ha golpeado al pueblo boliviano y a la comunidad latinoamericana; es la sociedad boliviana la que debe hacerse los planteamientos más profundos, porque en el proceso y desenlace, cuando era el momento para unificar y estabilizar al país, sectores clave de la población quedaron más divididos, resultando esto en que murieran 32 personas, y porque después de todo se fue el mejor presidente que Bolivia ha tenido en los últimos 70 años.

Miguel Marzana. Poeta y escritor boliviano, es coordinador del taller literario y miembro del consejo editorial de contratiempo. Su más reciente publicación titula: Descomposiciones, aceite de un cielo. Verso Destierro Cd. de Mex. 2019. contratiempo

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Perú, disparo al vacío Jorge Frisancho

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l suicidio de Alan García fue el evento más significativo en la política peruana durante el 2019, el de mayor potencia simbólica, tal vez el más poético (en el sentido más perverso del término), y fue también el que menos consecuencias prácticas tuvo. No alteró mayormente el tablero de juego. No forzó grandes giros ni produjo nuevas alineaciones. Al día siguiente, todo continuaba igual. Disparándose en la sien, García no cambió nada, pero dijo mucho. Alan García, dos veces presidente del Perú (1985-1990; 2006-2011), dominó la escena nacional como ningún otro político de esta era. Fue también el más duradero emblema de la corrupción pública y la desembozada impunidad de los poderosos. Parecía intocable. Su secreto para ello no era en realidad tal, pues obraba a vista y paciencia de la ciudadanía: García y su partido, el APRA, llegaron a manejar una nutrida red de influencias en el sistema judicial (una red dedicada, se sabe hoy, a actividades abiertamente criminales), y eso le sirvió durante décadas para librarse de encausamiento. Todo eso empezó a cambiar con el estallido del caso Lava Jato en Brasil. Gracias a la acción de un grupo pequeño pero decidido de jueces y fiscales, las investigaciones derivadas del caso Lava Jato han terminado costándole carcelería preventiva a dos expresidentes y una primera dama, además de una exalcaldesa de Lima y varios otros funcionarios. Un tercer expresidente está preso en el extranjero aguardando extradición, e incluso Keiko Fujimori, una candidata a la presidencia que no ocupó nunca puestos oficiales, ha pasado meses en prisión por causas relacionadas. García, entre tanto, posteaba en redes sus selfies

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en vuelos internacionales o de paseo en bicicleta por las calles de Madrid o París, sus ciudades preferidas de residencia. En noviembre de 2018, sin embargo, García estaba en Lima en una de sus visitas de rutina y las autoridades anticorrupción ordenaron que se le impidiera la salida. El expresidente pidió asilo en la embajada de Uruguay; no siendo un perseguido político sino un acusado común, le fue negado. García debió regresar a su casa. Unos meses más tarde, el 17 de abril de 2019, ahí fue a buscarlo la policía finalmente, con una orden de arresto. Con los agentes ya dentro de su vivienda, García subió al segundo piso, se encerró en su habitación y se pegó un tiro. *** Aunque resulte paradójico, hay ocasiones en las que la voluntad de acabar con la propia vida no procede necesariamente de una disolución o fragmentación psíquica de la persona, sino que es más bien un mecanismo de defensa ante esa amenaza. Para cierto tipo de individuos, la única posibilidad de salvar un personaje autoconstruido que se percibe a sí mismo como omnipotente es destruyéndolo. Lo que opera en esos casos es un intento de proteger la integridad de las representaciones que la persona tiene de sí, de salvarlas ante una inminente crisis. Se trata, para decirlo en pocas y quizá imprecisas palabras, de un acto de afirmación narcisista. En el caso de Alan García, estas no son especulaciones. Hay evidencias. La más saltante de ellas es la carta que dejó preparada y lista para publicarse en anticipación de su suicidio. Esa carta es muchas cosas, pero sobre todo es sintomática. La palabra “poder” aparece en la primera oración de su primer párrafo y reaparece en la primera oración del segundo. En el primer párrafo, dice de sí mismo: cumplí (es la primera palabra). En el segundo párrafo, dice: derroté a mis adversarios. En el cuarto párrafo, afirma que sus enemigos le rindieron homenaje

Alan García, foto de Reuters

al reconocer su gran inteligencia; en el quinto párrafo desestima las acusaciones en su contra, pero no para describirse como inocente u honesto (esas palabras no aparecen nunca), sino para hablar sobre su orgullo. En el sexto párrafo, tras reafirmar una autopercepción inflada y omnipotente (“alcanzadas las metas que otros gobiernos no han logrado…”), García define la administración de justicia como una afrenta personal (“…no tengo por qué aceptar vejámenes”) y se coloca por encima de las leyes y los límites que constriñen a los demás: “He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos”. Por último, transforma su inminente derrota judicial en un triunfo absoluto de la soberbia: “[dejo] mi cadáver, como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse”. INVIERNO 2020


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Mi cadáver, mi desprecio, mis adversarios, la misión que me impuse. No es posible leer el mensaje final de Alan García como otra cosa que una afirmación imperativa de su persona, una reconstitución del poder propio en el momento de su máxima crisis, un renovado ejercicio de dominio sobre los demás y sobre el mundo. Fue un último intento de control y manipulación por parte de un individuo para quien manipular y controlar quizá fueran parte fundante y necesaria del sentido de estar vivo. *** En suma: García, como escribí, dijo mucho. Pero no cambió nada. El fin de la era García, por grotesco que parezca (y lo es), fue un momento de esperanza. Parecía augurar de mayores transformaciones. Esa impresión se vio reforzada en septiembre, cuando el ejecutivo presidido por Martín

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Vizcarra logró disolver el Congreso —una medida que la Constitución peruana autoriza en determinados casos— y convocar a nuevas elecciones para finales de este enero. El cierre del Congreso se presentó, entre otras cosas, como una oportunidad para quebrar las mafias judiciales, largamente protegidas desde ahí por una coalición de aliados de García y de Keiko Fujimori. Esa batalla es antigua, y continúa: no por casualidad el 2020 ha empezado con una intensa disputa por la composición del poderosísimo Tribunal Constitucional (hoy dominado por una mayoría cercana al APRA y al fujomorismo) y la Junta

Nacional de Justicia (el organismo que nombra jueces y fiscales, y que puede destituir a los que siguen el caso Lava Jato y derivados). Estas disputas probablemente terminarán resolviéndose en el próximo Congreso, donde, según todo indica, el país verá muchos rostros del periodo previo y otros que, siendo nuevos, son más de lo mismo. En otras palabras: el Perú sigue corriendo sobre el sitio. Del disparo con el que García salió de la escena ya no se escucha ni el eco. Dio en el blanco, y al mismo tiempo cayó en el vacío.

Jorge Frisancho. Poeta y crítico literario, ha publicado los poemarios Reino de la necesidad (Lima, AsaltoAlCielo Editores, 1987), Estudios sobre un cuerpo (Lima, Editorial Colmillo Blanco, 1991), Desequilibrios (Lima, Fondo Editorial de la PUCP, 2004) y La pérdida y otros poemas (Lima, Paracaídas Editores, 2014). Ha ejercido el periodismo y la crítica cultural en diversos medios peruanos y extranjeros. Actualmente vive en Lima.

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MIRADA CÓMPLICE

El tejido de la vida: La obra de Georgina Valverde Andrea Ojeda

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eorgina Valverde es una artista que teje ideas, contenidos y materiales, respondiendo a estímulos, a veces externos, a veces introspectivos. El resultado son tejidos, pero no en la forma en que nosotros estamos acostumbrados a percibirlos, como un objeto amalgamado que sirve para algo. Esta tejedora crea arte que al reunir todos estos elementos, finalmente trasciende la suma de las partes. No se limita a una forma, corriente o material; su curiosidad y experiencia docente la llevan constantemente a cambiar y moldear conversaciones con la ayuda de objetos encontrados, creando así una suerte de “reciclaje para la experiencia humana” que invita al observador a percibir la cotidianeidad de una nueva manera, una donde lo mundano y lo que consideramos desperdicio se intersecta con lo familiar y lo utilitario. En esta nueva lectura entonces, el arte de Valverde hace hincapié en la diversidad, en la inclusión y en la experiencia igualitaria. Nacida en la ciudad de México pero radicada en los Estados Unidos desde los 16 años, Georgina Valverde ha estudiado lingüística, idiomas, artes plásticas y pedagogía. Su exploración artística la ha llevado hacia la escultura y el performance, pero también extiende sus conocimientos y experiencia hacia la escritura crítica, el diseño y el arte participativo. Muestra de esto último es Caracol, un espacio abierto de arte y enseñanza en el Burnham Wildlife Corridor, a orillas del lago Michigan Chicago, un proyecto realizado en colaboración con contratiempo, del cual ella formó parte integral. Como escultora se ha concentrado fundamentalmente en la utilización de materiales comunes en nuestra vida diaria, manipulándolos hasta que las formas son replanteadas, provocando en el espectador una lectura que cuestiona nuestra participación misma en esta cultura hiper-consumista. En Woven, que se presenta ahora en el Museo Nacional de Arte Mexicano en Pilsen, Georgina y cuatro mujeres artistas más, exploran el tejido y todo el peso de su tradición ancestral, para hablar de temas actuales y permanentes: identidad, pertenencia, aceptación, movilidad, todo tejido a la manera de nuestras madres y nuestras abuelas, uniendo retazos de uno y de todos, de historia y presente.

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Temazcal, 2017 Foto de Michael Tropea

Valverde, quien aprendió a tejer a gancho de su abuela, reinventa el concepto de “crear manualidades sin ningún fin utilitario, pero sí al final uno estético” y nos presenta tres piezas (Vaso, Atalaya y Pilar) inspiradas en mujeres de su familia cuyo legado bien puede traducirse en la existencia misma de la artista. En ellas, el tejido crece reforzado por estructuras sólidas y los materiales nos sorprenden engañosamente. El espectador, como quien visita una casa antigua, tendrá que acercarse y observar de cerca para apreciar cada detalle de su elaboración, al tiempo que al alejarnos de ellas sucumbimos ante la imagen futurista de una ciudad de altas torres coloridas. “Woven”, permanecerá abierta hasta el 19 de abril del 2020 en el NMMA, 1852 W 19th Street, Chicago, IL, 60608. Andrea Ojeda es miembro del consejo editorial de contratiempo.

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Espiral (detalle), Ongoing since 2006 Foto cortesía del Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas

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Vaso (detalle) de la serie Atalaya, 2019 Foto de Andrea Ojeda

De izquierda a derecha: Vaso, Atalaya, y Pilar de la serie Atavia, 2019 Foto de Andrea Ojeda

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Pilar (detalle) de la serie Atavia, 2019 Foto de Andrea Ojeda

Para asegurarse (detalle), 2009 Foto de Bill Bengston

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Jaula de tĂŠ, 2010 Foto de la artista

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SINCRONÍAS WLPN-LP 105.5FM

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Programación multilingüe ampliada en español y cantonés.

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Programa radial en cantonés Domingos 3-4pm

Contratiempo Radio Programa radial en español Domingos 9-10am Retransmisión martes 11-12pm

Programas de formación

p Am lif

Aprende a producir contenido de radio, reportajes, entrevistas, edición de audio y mucho más.

Este proyecto está patrocinado por el Media & Storytelling Program, una iniciativa de la Field Foundation of Illinois financiada por la MacArthur Foundation y la subvencion de Democracy Program de la Robert R. McCormick Foundation proporciona un importante apoyo adicional a Lumpen Radio para este programa.

+ info en: @lumpenradio

LUMPENRADIO.COM

@contratiempochicago

105.5 fm

radio en español

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domingos 9 —10 am

radio

martes retransmisión 11 —12 pm

chicago, il.

lumpenradio.com

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SINCRONÍAS

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Vera Primavera es una graffitera y tatuadora ecuatoriana. En ambas disciplinas su trabajo gira en torno al misticismo, la magia, la intimidad y la mujer.

/ veraprimavera


TIEMPO EXTRA

Un violador en tu camino El performance de LasTesis en Chicago Catalina María Johnson

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n frío sábado de diciembre del año pasado, un grupo de aproximadamente cien mujeres nos congregamos alrededor de las caras enormes proyectadas sobres los pilares del famoso Crown Fountain en el centro de Chicago. Muchas traíamos pañoletas verdes enlazadas a diversas partes del cuerpo, —tobillos, cuello, muñecas— una chica iba repartiendo tiras de encaje negro, con las que nos vendamos los ojos. En el gris nublado de la mañana, en el que resaltaba el color rojo del lápiz labial que encendía nuestras sonrisas; después de un breve ensayo, formadas en filas, nos empezamos a mecer de lado a lado al compás de tambores que tocaban músicos a nuestro lado, y comenzamos a cantar, a coro gritado y en conjunto, retumbaban nuestras voces: “El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer. Y nuestro castigo, es la violencia que no ves” En cada momento de silencio que marcaba las pausas entre frase y frase, se añadía un gesto en signo de puntuación — un ‘punto y aparte’ marcado por el cuerpo. La postura que acentuó el respiro entre cuatro frases claves, fue alzar las manos por detrás del cuello y hacer una sentadilla. “Es femicidio... (sentadilla) Impunidad para mi asesino... (sentadilla) Es la desaparición... (sentadilla) Es la violación... (sentadilla)

Estábamos reproduciendo en Chicago el performance creado por LasTesis, colectivo feminista chileno de Valparaíso, quienes idearon el canto y la coreografía como parte de una serie de intervenciones callejeras. Lastesis está integrado por Lea Cáceres, Paula Cometa, Sibila Sotomayor y Dafne Valdés. Cáceres diseñadora de vestuario, Valdés y Sotomayor trabajan en teatro y Cometa es diseñadora y profesora de historia. “Un violador en tu camino” fue interpretado por primera vez por apenas varias decenas de mujeres frente a la Segunda Comisa-

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ría de Carabineros de Chile en Valparaíso a mediados de noviembre de 2019. Una segunda versión, llevada a cabo por más de dos mil mujeres chilenas el 25 de noviembre de 2019 en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fue grabada en video y a los pocos días, se volvió un fenómeno viral y multitudinario a través de las redes sociales. “Un violador en tu camino” y las obras del colectivo en general, se presentan sostenidas en diversas tesis feministas—-de ahí, el nombre del colectivo, ya que LasTesis buscaba crear un recurso artístico que permitiera comunicar teoría feminista a través de la puesta en escena. En este caso, la piedra angular del performance es el texto La guerra contra las mujeres, obra de la antropóloga argentina Rita Segato, quien llevó a cabo una investigación en cárceles de Brasil con violadores condenados y descubrió que son pocos los casos de violación cuyos motivos sea satisfacer un deseo sexual; más bien, el acto violento sexual tenía el propósito de devolver a “su lugar” a una mujer o cuerpo feminizado, una forma de castigo. Una lección. La potente carga simbólica de los elementos de “Un violador en tu camino” permite una comunicación sumamente eficaz: La sentadilla hace referencia a la postura requerida de mujeres detenidas —y frecuentemente desnudadas— en Chile; las pañoletas verdes, un signo a favor la libertad reproductiva; la venda negra sobre los ojos, recuerda a los más de trescientos individuos que han sufrido lesiones oculares en las protestas chilenas a raíz de los disparos intencionales de la policía hacía sus caras; el nombre del performance, surge de la frase “Un amigo en tu camino”, lema utilizado en campañas publicitaria a favor de los carabineros chilenos durante la década de los noventa. Pero hay dos gestos que tienen un sentido universal y una fuerza escalofriante: Primero, elevar el dedo índice que apunta y denuncia al criminal: “El violador eres tú”. Segundo, una jubilosa danza, libre y feroz, que se desencadena en gritos con un meneo libre y audaz al compás de estas palabras: “¡Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía!” En escasos días, el performance chileno se volvió referente mundial y un ícono performativo para la década. Se ha reproducido en ciudades como París, Ciudad de México, Estambul, Roma, Madrid, Bogotá, Chicago, Nueva York, San Juan e inclusive hasta en el mismo Estadio Nacional de Santiago de Chile en el que pereciera Víctor Jara, con más de diez mil participantes. INVIERNO 2020


PERFORMANCE

En cada geografía, el tema se ha adaptado a las correspondientes necesidades y realidades de la región con leves ajustes en letra y en la coreografía. En la India agregaron el verso: “en el nombre de la casta, en el nombre de la religión, desaparecemos, somos explotadas, llevamos la peor parte de la violación y la violencia en nuestros cuerpos” En Estambul, hubo mujeres detenidas por representar el performance en la calle, por lo que un grupo de diputadas, en señal de protesta, sentadas y golpeando sobre sus escritorios a manera de tambores, alzaron sus voces en el canto chileno, pues no había manera de detenerlas ya que cuentan con impunidad parlamentaria. “El estado opresor es un macho violador” Y en Nueva York, con el motivo del juicio de Harvey Weinstein, el performance se reprodujo con un centenar de mujeres frente al edificio de la corte suprema estatal, y se escucharon los cantos desde la sala del decimoquinto piso donde se encontraba el exmagnate de Hollywood con sus abogados, eligiendo el jurado: “El violador eres tú” A pesar de su inmenso impacto viral, es todavía muy pronto para poder valorar la importancia a largo plazo de estas intervenciones feministas mundiales; no sabemos todavía si tendrá un efecto perenne este performance que nació al concluir una década que también vio surgir el movimiento de “me too”. Más tenemos la esperanza que al fin de la década actual, nos demos cuenta que con los performances de LasTesis, surgió un movimiento mundial en el que empezamos a compartir un lenguaje y un discurso feminista global, sustentado en tesis fundamentadas, en el que cada quien, desde su territorio, forjó un dialecto propio y con su debido acento regional gritó un contundente “¡Hasta aquí!”. Entretanto, sigamos con la firme convicción de que armadas de danza, arte, música, creatividad y comunidad, sin duda triunfaremos contra los violadores que se pongan en nuestro camino queriendo impedirnos un futuro mucho más libre y seguro que el presente.

Catalina Maria Johnson es miembro del consejo editorial, periodista cultural y locutora y productora del programa radial Beat Latino. Performance de “Un violador en tu camino” en Chicago. Fotos cortesía de Catalina Maria Johnson

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TIEMPO EXTRA

Discos internacionales

Chicago ofrece dos sellos de gran peso Andrew Mitchell

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hicago podrá tener una reputación afincada sólidamente en su comida, deportes y corrupción, pero debajo de esa superficie también mantiene una próspera escena musical. Somos una ciudad afortunada, escenario de numerosos conciertos a lo largo del año (tanto al aire libre como en nuestras establecidas salas musicales), pero es en el estudio, sin embargo, donde se da mucha de la magia musical que de otra forma pasaría desapercibida. La ciudad cuenta con algunos de los mejores músicos de rock, hip hop y música electrónica, géneros donde se dice que Chicago decididamente domina; es muy difícil argumentar lo contrario, así que concentrémonos en un solo sabor aural, un nuevo sonido que está atrayendo la atención de muchos en nuestra codiciada red de jazz. Las dos disqueras locales en el radar: International Anthem Recording Company y Sonorama Discos. Si bien ninguna de las dos son ampliamente conocidas (al menos por el momento), ambos sellos discográficos están seriamente dedicados a difundir sus respectivos sonidos hacia los escuchas a una escala global. Encabezada por Scottie McNiece y David Allen, International Anthem Recording Company (IARC) nació en el 2014 y actualmente opera desde las bellas instalaciones de la cervecería Marz Brewing Co., localizada en el vecindario de Bridgeport en Chicago. Su lista de artistas es una

Junius Paul y Makaya McCraven. Foto: Carolina Sánchez.

Foto: Carolina Sánchez.

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(((Sonorama)))

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MÚSICA

Dos Santos y La Redada, (((Sonorama))) Discos

exquisita locura: Makaya McCraven, Jaimie Branch, Dos Santos, Angel Bat Dawid, Jeff Parker, Damon Locks... y la lista continúa. Aquí encontramos jazz moderno, música experimental, latin jazz, e inclusive elementos de folk: un sello discográfico fascinante que “produce y promueve medios progresivos”. Por si fuera poco, su prensado se hace sobre vinilo de calidad, creando una experiencia auditiva inigualable, y su empaque se presenta en una funda de material resistente, con notas internas personalizadas y su distintiva y característica tira obi. Durante los últimos dos años, cada vez que se lee una publicación de una fuente respetable de música, es imposible no ver una reseña sobre algún material producido por IARC. En la tienda de discos 606 Records, ubicada en Pilsen, la lealtad de nuestros clientes con el sello es tal, que alguno ha dicho, “si veo material nuevo o desconocido de IARC que yo no tenga, lo compro en el momento”. Recién cuando abrimos nuestras en el 2015, acostumbraba a visitar a Scottie en su departamento en Logan Square para comprar discos que en aquel momento se encontraban en su sala de estar. Hoy en día, están recorriendo el mundo y cautivando muchísima atención, lo que hace difícil mantener las existencias de su catálogo (¡su distribución es mundial!). Y para cerrar con broche de oro, la familia de IARC está formada por seres humanos honorables que se cuidan entre sí, a sus oyentes y a sus respectivas comunidades, mientras que de alguna manera se mantienen hambrientos por superar los límites de la creatividad. Cuando en Chicago oyes Vintage Latin Sounds, quiere decir que es martes por la noche y estás sintonizando Lumpen Radio en el 105.5FM, o que en la cabina de DJ está el trío de Charly García y a los hermanos Edgar & Marlowe

Baca, mejor conocidos como (((Sonorama))). Este colectivo de DJs (afamados por sus ondas sonoras y vibrantes pistas de baile) es también un sello disquero a punto de celebrar sus 10 años de existencia. Siempre en búsqueda para alimentar su pasión por la música de calidad en vinilo, Sonorama Discos ha lanzado una vasta discografía de artistas latinoamericanos, incluidos tres sencillos del grupo local Dos Santos; dos de ellos en colaboración con International Anthem, Logos b/w ¿Como? en formato de 7” y Manos Ajenas (Touch You Every Day) b/w How Far Are We From Here? Su impresionante catálogo incluye a la banda afrocolombiana Yanga, basada en L.A., los sonidos psicodélicos-tropicales de la Ciudad de México a cargo de La Redada, y su más reciente material por otro grupo mexicano, Punta Diamante, ofreciendo una mezcla de diferentes raíces musicales como el afrobeat, funk, free jazz, ritmos afrocaribeños y rock psicodélico. Así que ya sea porque son del medio oeste de Estados Unidos, o fanáticos de la música, estos tres caballeros de (((Sonorama))) son una muestra representativa de Chicago y más allá. Desde mi perspectiva, la existencia de una tienda de discos es esencial para ayudar a difundir el amor por la música, especialmente aquella que se produce a nivel local. El formato apropiado es en vinilo (obviamente), por la calidad de sonido y por ser producto tangible. Cuando visitas una tienda como 606 Records, especializada exclusivamente en discos, estarás expuesto a música fuera del radar usual. No se discrimina ningún género musical; lo bueno es bueno y punto. Se completa el círculo a medida que más y más personas coleccionan discos en vinilo de artistas del código postal 606 y sus alrededores.

Andrew Mitchell es coleccionista, padre y propietario de 606 Records. Su aprecio por la música y por la gente involucrada en el arte lo hace sentir afortunado de estar conectado con esta comunidad y proporcionar un espacio de esparcimiento lleno de gran música en vinilo. Texto traducido por contratiempo.

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Impeachment Qué hay con ese circo Kari Lydersen

Bill Clinton mintió acerca de sus relaciones sexuales con una pasante. Richard Nixon espió la campaña política de su oponente demócrata. Andrew Johnson intentó reemplazar a su Ministro de Guerra vulnerando la política establecida. Donald Trump retuvo el desembolso de fondos a un país extranjero en su afán de persuadir a su mandatario a injerirse en las elecciones de Estados Unidos, presionándolo a anunciar una investigación contra el hijo de Joe Biden, su principal contrincante, quien fungió en calidad de asesor e integrante de la directiva de una empresa ucraniana.

E

l motivo por el cual Trump fue impugnado es mucho más inquietante y perjudicial para la democracia estadounidense que los actos deshonestos que dieron pie a la impugnación de los otros presidentes. El 18 de diciembre de 2019, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos decidió impugnar a Trump, acusándolo oficialmente de “abuso de autoridad y delitos menores”. (Hay que aclarar que en el caso de Nixon, a pesar de que se inició el proceso en su contra, éste no fue impugnado oficialmente ya que se vio forzado a dimitir). Mientras yo seguía la votación en un canal de noticias por cable, escuché a uno de sus partidarios políticos decir que la impugnación es como un asterisco que siempre acompañará al nombre de Trump en los anales de la historia. No obstante, sus intentos fútiles por presionar a Ucrania no es la única razón por la que Trump merece un asterisco junto a su nombre, puesto que al momento de la votación ya había superado con creces los límites de cualquier otro presidente en lo que respecta a violaciones a los derechos humanos, actos de racismo y manifiesta incompetencia, habiendo convertido a Estados Unidos en el hazmerreír del mundo. Aunque Clinton fue impugnado por mentir sobre las relaciones sexuales que mantenía con una pasante, Trump ha mentido en más de mil ocasiones según estadísticas de los medios noticiosos; en su mayoría mentiras infames que podrían desencadenar ataques violentos contra musulmanes, dirigentes demócratas u otros enemigos. Con la separación de familias en busca de asilo y la retención de niños y niñas en jaulas, no solo ha causado un trauma irreparable a los afectados sino que originó una crisis humanitaria nunca antes vista en los tiempos modernos dentro del territorio estadounidense. Su constante incitación a los supremacistas blancos ha desatado un grado de violencia y odio que sin duda continuará mucho después de su mandato. Su inclinación a vulnerar y abolir regulaciones que protegen al pueblo estadounidense y salvaguardan al medio ambiente, ha dado paso a la extracción de combustibles fósiles en tierras prístinas que están siendo gravemente contaminadas por las empresas explotadoras.

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Sin olvidar su intento por vetar el ingreso de musulmanes al país, a pesar de que la libertad de culto o credo es un derecho constitucional. Actos a los que se suman el asesinato de un alto militar iraní sin la autorización del Congreso, lo que se interpretó como una distracción al proceso de impugnación, más las amenazas de atacar sitios culturales y civiles en Irán si el país tomaba represalias, que bien podrían catalogarse como crímenes de guerra. A pesar de su reprochable conducta en el caso de Ucrania, las acciones arriba mencionadas así como muchas otras parecieran ser más condenables y perjudiciales, aunque quizás menos ilícitas, que recurrir al favor de un gobierno extranjero para su reelección. Asimismo, mentir acerca de sus relaciones sexuales con Mónica Lewinsky no fue el acto más nefasto de Clinton durante su presidencia. Pese a su gran popularidad entre diversos grupos raciales, étnicos y sociales, Clinton adoptó una serie de políticas que tuvieron un efecto devastador para los afroamericanos, mexicanos y las personas de bajos ingresos. Entre tales se encuentra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que ocasionó una hemorragia de empleos en los Estados Unidos y desmoronó la economía de México, además de reformas migratorias draconianas; medidas punitivas de bienestar social y reformas sesgadas de justicia penal que resultaron en el encarcelamiento de mayor un número de negros, causando estragos en el bienestar de sus familias. A pesar de que la impugnación de Trump fue un acto importante y necesario, es apenas la punta del iceberg en cuanto a los actos ilícitos y lícitos, aunque incalificables, que ha cometido bajo el manto de su autoridad. Para que la destitución de Trump sea un hecho, el Senado de los Estados Unidos deberá declararlo culpable tras el juicio político al que será sometido. Al entrar en prensa este ejemplar, todo parecía indicar que para el llamado “juicio” no se convocarían testigos que den fe al proceder de Trump, ya que Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, y sus partidarios no consideran necesario contar con tales declaraciones. ConsecuenINVIERNO 2020


POLITICA

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Votación en la Cámara de Representantes Imagen: Wikimedia Commons

temente las posibilidades de que el presidente sea destituido por el Senado son mínimas. Por lo general, los testigos son actores clave en todo juicio justo, y tanto el denunciante como el denunciado pueden presentarlos para que sus argumentos sean más convincentes. La negativa de los republicanos a la convocatoria de testigos es indicación de que no tomarán el juicio con la debida seriedad, alegando que no existe evidencia física contra Trump, que se trata de “pruebas infundadas e insuficientes”, como lo vienen repitiendo. Todo por no haber permitido que testigos presentaran evidencia de primera mano. Si ante un inusitado desenlace Trump resultase destituido, el efecto sería de corta duración puesto que su primer mandato terminará en unos meses. Lo que no está muy claro es si un presidente que ha sido impugnado puede postularse a un segundo mandato. Al parecer su impugnación sólo ha servido para fortalecer el apoyo de sus fervientes partidarios, a quienes ha convencido de que los demócratas buscan destituirlo por ser el paladín de sus derechos. Ante la remota posibilidad de ser destituido, ya hay amenazas de guerra civil y caos total. Por otro lado, si el vicepresidente Mike Pence llegase a asumir el poder por el tiempo que sea, se teme que instituya políticas que perjudicarían a inmigrantes, personas de color y de bajos ingresos y su némesis personal – el colectivo LGBTQ+, aunque lo haría de una manera más sutil que Trump. Vale destacar que la reacción que más cuenta ante la conducta de Trump no es el accionar de la Cámara de Representantes ni el

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veredicto del Senado respecto a su impugnación y destitución, sino la resistencia continua de los ciudadanos de a pie. Cada acto despreciable de Trump ha sido contrarrestado por gente comprometida, ya se trate de estadounidenses que interrumpen sus cómodas rutinas para manifestar su oposición al veto contra los musulmanes en los aeropuertos o inmigrantes indocumentados que elevan su voz arriesgándose a ser deportados e innumerables ejemplos más. Es evidente que el pueblo estadounidense ya ha impugnado a Trump en repetidas ocasiones, habiendo establecido una cadena de resistencia que transcenderá su reinado, y ese es el asterisco más visible que marcará este insólito y oscuro período de la historia de los Estados Unidos.

Kari Lydersen es periodista, autora y profesora en Chicago, dirige la especialización en Investigación y Justicia Social en el programa de posgrado de Northwestern University. Es autora de Mayor 1%: Rahm Emanuel and the Rise of Chicago’s 99%. Texto traducido por Luchi Oblitas-Feuerstein Más información en www.karilydersen.net

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TIEMPO EXTRA

La América Latina que despierta: Los casos de Chile y Colombia Maria Ximena

Foto por: Niko Auer

D

os extensas e importantes protestas protagonizaron la escena política Suramericana en el 2019. El 4 de octubre del pasado año, en Chile, el gobierno de Sebastián Piñera anunció el alza en el pasaje del metro. De inmediato, los movimientos estudiantiles -a quienes no les afectaba el alza- declararon su protesta en la capital chilena y convocaron a la ciudadanía a no pagar, algunos adoptaron la consigna: “¡Evadir, no pagar, otro modo de luchar!”. A los estudiantes se unieron otros grupos radicales y la bola fue creciendo hasta que el gobierno chileno decretó Estado de emergencia, sin que esto impidiera que siguieran las protestas en la calle. Más al norte, en Colombia, el jueves 21 de noviembre, las centrales obreras y movimientos sindicales llamaron a una protesta masiva que duró más de un mes, y a la que se unieron otros grupos inconformes con las medidas adoptadas por el gobierno de Iván Duque desde su posesión en 2018 como los estudiantes.

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Ambos presidentes, Sebastián Piñera e Iván Duque tienen una cosa en común: el grado de desaprobación más alto en la historia de ambos países, según recientes encuestas publicadas por Invamer. Piñera llegó a un pico histórico; tan solo el 10% de la población aprueba su gestión y un 82% de los encuestados reprueba su gestión. Por su parte, tan solo el 24% de los colombianos encuestados aprueban la gestión de Iván Duque y un 70% la desaprueba. Se ha especulado mucho sobre los resultados de estas encuestas. En el caso de Duque, se arguye que su mala gestión se debe a su falta de experiencia. Esto puede ser parcialmente cierto. Sin embargo, Piñera, su homólogo chileno con quien comparte esta mala racha, es un hombre con una trayectoria política conocida y extensa. Y con suficiente experiencia. Entonces, ¿qué está detrás de este sinsabor, de este fracaso, de esta imparable necesidad de protestar en América Latina? La gente que está en las calles protestando, protesta por muchas causas. Cada

grupo enarbola unas banderas distintas, ninguna en oposición a la otra. Las manifestaciones son simplemente el síntoma de una sociedad inconforme, que despierta, que finalmente encuentra la razón civil y los argumentos ciudadanos para reclamar sus derechos fundamentales. En Colombia, Dilan Cruz, un joven de 18 años que se sumó a la protesta pacífica, fue asesinado por agentes del ESMAD. Dilan sentía que al protestar aportaría en algo a la voz de los estudiantes que crece cada vez más y que está tratando de defender el derecho fundamental a la educación, casi inexistente en Colombia. Los jóvenes como Dilan, solamente marchan para pedirle al Estado que les eche una mano y puedan sacar un crédito estudiantil y acceder a la educación; único camino que tienen para salir de la pobreza absoluta, de la violencia, de la vida indigna. Los estudiantes Chilenos solamente protestaban en solidaridad con sus padres, la clase media chilena que creció luego de la dictadura, motivada con la promesa

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OPINIÓN

neoliberal de que el libre mercado, los impuestos bajos a las grandes multinacionales, los bajos salarios para la clase trabajadora y los recortes a los programas sociales en virtud de la “industrialización” serían la materia prima para el progreso. Pero este buque neoliberal se hunde cada vez más. El índice de Gini que mide la diferencia de ingresos y evidencia la desigualdad muestra que Chile y Colombia son los países con las mayores tasas de desigualdad en América Latina. Esta ciudadanía que despierta en América Latina, enarbolando la bandera que sea, es la respuesta a un modelo económico que no tiene futuro, que es cruel y ha relegado a la pobreza extrema y a la esclavitud a una clase media (ya no emergente) y a una clase baja sumida en la falta de oportunidades y olvidada por el estado. Ya lo dijo recientemente Thomas Piketty en su libro Capitalismo en el siglo XXI aclamado, por la crítica y elogiado por Paul Krugman y Joseph Stiglitz, economistas otorgados premios nobel: el

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crecimiento de la desigualdad es inherente al capitalismo porque la tasa de retorno o rendimiento del capital es superior a la tasa de crecimiento económico. El ser humano protesta cuando ya no encuentra más caminos, cuando es inevitable y tiene que salir a hacerse escuchar, porque vive en condiciones sumamente injustas, porque no tiene con qué comer, porque no tiene dónde dormir y, en casos extremos, porque ni siquiera tiene garantías de poder seguir viviendo al día siguiente. La clase media que emergió hace veinte años con el triunfo de las democracias sobre las dictaduras en América Latina, que tuvo la oportunidad de salir de la pobreza y educarse, esa clase media, hoy, con todo conocimiento de causa y con el criterio que le da vivir en carne propia los experimentos fallidos de una clase dirigente atornillada en el poder, clasista, racista, arrodillada a los Estados Unidos y a sus políticas neoliberales y sin ningún criterio nacional para defender el territorio o la

nación; sale a marchar por su dignidad y por la dignidad de las generaciones venideras. En hora buena despierta. Que no pare la marcha pacífica y sólida, rica en contenido y pobre en violencia. Que se siga propagando el clamor, porque como reza Pepe Mujica en el reciente documental de su vida dirigido y producido por el cineasta serbio Emir Kusturica: en América Latina no hay respuestas, sólo búsquedas. ¡Sigamos en la búsqueda, ahora es cuando es!

María Ximena es periodista y columnista nacida en Bogotá, Colombia. Escribió dos telenovelas y ahora trabaja como periodista freelance. Escribió una columna semanal para la revista Cartel Urbano de la cual fue colaboradora también. Ha escrito artículos para distintos medios colombianos como El Espectador, El Tiempo y revista SOHO. Actualmente vive en Chicago. contratiempo

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Manifestaciones en Colombia Fotos por: Niko Auer

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Imรกgenes de Deshoras: Roberto Mamani Mamani

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Deshoras En este deshoras de Latinoamérica, no le ponemos

lugar pesado y caliente, ese lugar donde “todos son

el acento, el grito o el silencio a la voz, las diferentes

el Jaramillo”. Lugar armado hasta los dientes, pero

voces que se proyectan en una, hablan de punta a

también lleno de poesía. La poeta Elsye Suquilanda

canto; partiendo de una concepción que supera la

de Ecuador, nos borda la ternura y fuerza de la mu-

visión puramente ideológica o geográfica y se afirma

jer andina; de forma clara y sin albaricoques (como

en la dimensión humana y la realidad profunda y

ella misma lo diría). El poeta chileno Juan Malebrán

solidaria como siempre ha hecho la poesía. Los poe-

propone la metafora simple, vuelve la vista al poeta/

tas: La poeta argentina Alicia Partnoy nos recuerda

poema y sugiere los riesgos de un lenguaje claro.

en dos poemas la memoria y la importancia de saber

El poema Desmonte, de Pablo Cesar Espinoza de

que el presente se construye con la historia. El poeta

Bolivia nos presenta un esbozo de la vida de las mar-

Yeiber Roman de Venezuela nos puede mostrar con

chas, la figura del minero que mastica coca y protes-

esos ojos, que la niñez siempre se ve en el dolor de la

ta con dinamita, el prejuicio reinante y la carga con

violencia, y que todos algún día creceremos. El poe-

que se carga la montaña que se ateza en el poema.

ta Arnulfo Valdez nos lleva a Sinaloa, México, ese

Texto introductorio y coordinación Deshoras: Miguel Marzana poeta y escritor, es miembro del consejo editorial y coordinador del taller literario de contratiempo. INVIERNO 2020

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El desierto en las entrañas Escribir en segunda persona es la forma más acabada de soledad Adalber Salas Hérnandez

Bastó una foto tuya para sentir mi cuerpo deshabitado. Vi rasgos extranjeros en tu rostro. Raros surcos nacieron de forma repentina. Creí escuchar tu voz con un léxico ajeno. Supe que no te reflejarías más en mis pupilas. Esta casa quería tenerte aprisionada. Esta casa no concuerda con tu ser.

Ojos de cristal Niña, qué triste es verte en el dintel de la puerta de tu casa, pues tienes que ver cómo trotan los demonios. Miras los rostros de quienes han arrebatado tu inocencia; miras las bocas que tienen veneno en vez de saliva, pues sólo sirven para blasfemar. Niño, asustado frente a tu ventana, ves que los soldados ya no son de juguete. Ya no tienen el corazón de plástico, sino de piedra; ya no es verde el color de su piel. Ahora los muertos no están en tu imaginación, y no reviven de forma infinita, como en tus juegos. Niña, niño, cuán doloroso es que sus ojitos de cristal se empañen, pues tienen que ver, en primera fila, el polvo que levanta la guerra.

Tal vez no respires vigor y sólo aparentes hacerlo –ruego a Dios estar equivocado. Te volviste fantasma especial: en vez de miedo das regocijo. Siempre deambulas en esta casa donde ya nadie ríe y tal vez nadie ría más. Quedan unas cuantas memorias mudándose a un cuarto de antigüedades en un edificio abandonado. Ver tu cuerpo estático en digital, único remedio contra tu ausencia, es una flagelación. Rememoro las golpizas que la cobardía me dio; cómo, ante ti, mi lengua perdió todas las palabras. Nunca luché por defenderme. Ahora vivo los resultados: mi cuerpo es muy grande para este desierto llamado «alma». Se encoge al verte más feliz en un sitio tan remoto. Palabras escondidas por mi timidez no llegarán a tus oídos. Sólo queda una solución: golpear mi pecho todo un siglo (eso no bastará como redención).

Yéiber Román (Venezuela, 1996). Estudiante de Tecnología Electrónica (TSU) en la Universidad Simón Bolívar (USB). Ganador del concurso de poesía Iraset Páez Urdaneta (2016) y del concurso de cuentos José Santos Urriola (2017), ambos de la USB. Autor del poemario Los futuros náufragos (Fundación La Poeteca, 2018). Textos suyos han aparecido en la antología Poesía contra la opresión (1920-2018) [Provea, 2019], Letralia, y Latin American Literature Today. Links: Edición digital de Los futuros náufragos https://lapoeteca.com/los-futurosnaufragos-yeiber-roman/

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Cuentas claras A ver, amigo, hermano: Yo perdono al compañero que gritó mi nombre cuando el torturador le perforaba la voluntad de construir la historia. Al que, cruz de plata en la palma de la mano, con café y cigarrillo, me contaran... se acordó de mi barrio y de mi casa ante aquella jauría de asesinos, supe olvidarlo. Pero no me pidan que teja ni perdón ni olvido en esta trama abierta que es mi vida para aquel inclemente genocida que ni siquiera se siente arrepentido.

Alicia Partnoy. Escritora, académica y activista de derechos humanos, Alicia Partnoy es sobreviviente de los campos secretos de detención donde 30.000 argentinos “desaparecieron” entre 1976 y 1982. Más conocida por su libro La Escuelita. Relatos Testimoniales, Partnoy es autora, traductora o compiladora de doce libros y un cuadernillo de poemas. Sus ensayos académicos, poemas y relatos han sido publicados en docenas de revistas especializadas en América Latina, Estados Unidos y Europa. Partnoy es profesora de lengua y literatura latinoamericana en la Universidad Loyola Marymount de Los Ángeles. INVIERNO 2020

Ciertas rutinas El amor, esa vieja costumbre de arrimar mi cabeza a la tuya en las noches de mares oscuros; de llevar en tu mano la mía en las tardes de patear las calles de los barrios de nuestra memoria, y de alzar nuestras copas gemelas para ver a través de ese vino la sangre valiente de los compañeros que sembraran la tierra lejana con tanta semilla de revolución. El amor, esa vieja costumbre que levanta nuestra voz en gritos que piden justicia, que exigen memoria, ni perdón ni olvido, siempre rebelión. contratiempo

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Desmonte I La Montaña no se persigna en el mercado como si fuera su derecho. No transita por los puestos de venta, ni pide rebajas en la ropa usada. La Montaña no se esfuerza en ser parte de la alcantarilla, ó en descansar en la maceta y esperar el respeto que merece del living room. La Montaña no se sube a los micros, pero sí se lanza de ellos. La Montaña es el destino que comparte con el Q´epi , de observar como trabaja el Maycol y no hacer nada para llorar con él. El Q´epi, está enamorado de la Montaña. Lleva comida para ella Lleva ropa Lleva explosivos Lleva todo lo necesario para crear un hogar en ella, mientras que cada día la Montaña se levanta en la calle por el escupitajo del minero que pijcha .

Bajo la cama, El Q´epi no recuerda el momento exacto en que dejó a La Montaña, pero que sabe que el Maycol, se hace más Michael al llegar a la ciudad III (Montaje) La Montaña levanta el asfalto cuando el Q´epi se lanza en caída libre. Q´epi: palabra Quechua; con la que se designa a cualquier bulto o fardo envuelto en una tela, que usualmente se lleva atado a la espalda. Pijcho o akullicu: palabra Quechua; práctica social, ritual y medicinal,​en la que se mastica un bolo de hojas de coca.

II El Q´epi nunca quiso pelear en marchas desde la espalda, Tampoco correr de las mismas y recibir el último golpe. No quiso gasificarse, ni que le revienten el petardo a medio metro de altura. El Q´epi nunca quiso dejar de ser Q´epi, desde su precaria percepción. Ahora el Q´epi lleva periódicos pasados, revistas con las esquinas dobladas, abarcas rotas y poleras sucias del San José. El Q´epi no se mueve, pero tampoco está en silla de ruedas.

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Pablo César Espinoza Lafuente (Bolivia, 1989). Autor del poemario Cantar, Reír y Olvidar -el orden no importa, Ed.Yerba Mala Cartonera 2010, elmismo poemario fue traducido al francés por la editorial Babel Cartonera (2011). Ha participado en diversas revistas, antologías, festivales y encuentros de poesía en Bolivia, Latinoamérica y Filipinas.

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I

Blanco perfecto III Para qué el semáforo Si la vialidad aquí es sol Siempre verde y ni que fuera ojo Pa parpadear Una sirena, sí Y dos de cachucha que Detienen a otros dos de cachucha Unos armados, otros (des)armados Las caras bien cargadas Por eso del sol el sudor las cachuchas Un juguete en la mano Otro en la otra Y todos sonríen, todos somos yo Y los otros dos de cachucha ¡Qué calor! Pero aquí son cuatro cachuchas Dos con la parada pólvora pum Y dos con la palabra divina y un botón Pero aquí hay cuatro cachuchas y el sol podría Encubar un pollito en los cabellos Palabras palarmas pasón La verdad no es sabido qué pasa: El cuerpo llora también y los ojos arden por la calor que se fuga En aquel tintinear de cuatro cocas que pasan de un jalón y ríen.

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Cuando no hay luces por esta zona Cualquiera puede ser un puntero -¿Tú eres el Jaramillo? Sólo se responde y sigue caminando Cuando se carece de luz por la zona Cualquiera puede ser un blanco perfecto en la noche Y el oxxo se vuelve un picadero Estacionamiento para las polarizadas -Me das unos pingüinos, una coca y un jaztea, por favor MIIIIIIIIIIIIC MIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIC Y el que voltee para atrás… y el que hable también solo la camioneta, chula, prieta la condenada todos chitones menos el ábranse a la verga de sus brazos silencio y puros motores, corridos asoma la cepillada por la ventanilla pide no sé qué cosa con la mirada con algo que busca a su costado Cuál Nuevo Culiacán y el que mire a los ojos… el que se mueva de allí también y el que voltee, y el que chifle el alterado porque en esta zona todos se llaman Jaramillo.

Arnulfo Valdez Oleta. Escuinapa, Sinaloa (1990), consultor político y traductor. Autor del poemario Chicken Noodle Soup (Monte,2015), sus trabajos han sido publicados en distintas revistas digitales e impresas. (Sus escritos sobre música en http://revistaespejo.com/author/arnulfo-valdez-oleta/), es miembro del Consejo editorial en himenmag.com / Música en soundcloud. com/uh-banda/

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Navega libre volcán

Yupaychani Shinchi Warmi Dedicada a la poeta: Kiwcha – Kayambi, Sarawi Andrango

Nube de colores de ponchos, anacos, chalinas y alpargatas va llegando a la ciudad mujeres decididas vienen liderando los ríos de gente, con música, con esperanza, con ramitas de eucalipto el pueblo humilde a su paso se les va sumando Mujer que cuidas de la semillita De los campos De la vida De la dignidad Mujer brava de decisiones fuertes y arriesgadas Tu escudo es tu nobleza En ti no hay agresividad Yupaichani Sinchi warmi De ti aprendo Por ti yo crezco Tomo una bocanada del Quilotoa, Y despierto ...

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Mañana cuando vuelva a tener seis años me vestiré de oveja blanca iré a visitar a mi amiga Olivia comeremos pasto fresco nos revolcaremos de júbilo celebraremos la libertad cantaremos un par de balidos no para los dioses pero si para nuestras amigas seremos libres te iremos a visitar y nos invitarás a pasar a tu lodo-room rebuznaremos a todo pulmón Mañana cuando vuelva a tener seis años no me volcaré en un bus cafetera el chofer no se dará a la fuga no habrá deudos desconsolados mañana cuando vuelva a tener seis años seré una oveja libre

Elsye Suquilanda (1979 Quito, Ecuador) Creadora, escritora, poeta, tejedora de videos, activista por los derechos de los animales. Autora de los poemarios: Nalgas, Cortina de circo popular, Te envío mis amígdalas en una Paloma Mensajera, Agua de Mono Eau de Toilette Spree, Cenicienta de Späti, 030,- Berlín, Lensi Lusikka Suussa (voló con una cuchara en la boca). Sus escritos y poesía han sido traducido a varios idiomas. Publicada en varias antologías, libros y revistas. Es co-creadora de la Perrosofía “Chichoismo” (amor y respeto a todas las criaturas vivientes, y mi maestro es un perro Andaluz llamado Chicho). AUDIO: https://soundcloud.com/rukisukye VIDEO: https://vimeo.com/elsyesuquilanda BLOG: https://rukisuky. wordpress.com INVIERNO 2020


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A medida que avanza la tormenta De todos modos no hay manera de evitar el riesgo que suponen ciertos territorios —urticaria y necrosis— los dominios del ciempiés o el vello de la apasanca (bol.-pollito, tarántula) mañas aprendidas en terreno prácticas imposibles sin holgura

Férreo

porque no hay manera una vez que la boca se llena de mosquitos

“Tal vez haya alguna palabra por ahí que describa el mundo tal y como es esta mañana” Charles Simic

quizás en eso consista hablar claro igual que volver la vista hacia un río tibio pero infranqueable y ver tan solo vaho ante lo poco que se distingue

avanzar tras el rastro de la hierba

como único indicio: las huellas de un galope que el lodo cubre a mitad del sendero.

Amanece y desempañas con la manga la ventana buscando dar con el paisaje. Pero hace mucho que el paisaje no es más que una misma cara en todas partes y una misma sucesión de palabras repetidas en distintos territorios: citas, anotaciones y signos perdiendo todo el sentido del que carecen y que otorgamos en instantes de perniciosa ilusión: tickets, terminales, compartimientos de segunda clase pero una misma cara siempre. Y el cansancio de quien despierta -estación tras estaciónsabiendo que dormir hace mucho ha dejado de ser sinónimo de reposo.

Juan Malebrán (Iquique, Chile – 1979) Ha publicado Reproducción en curso (YMC, 2008), Bozal (YMC, 2014 / Hebra, 2015), Entretenciones mecánicas (Cinosargo, 2016) Trópico (Aparte, 2019). Y las compilaciones f/22 Antología poética cochabambina (La Ubre Amarga, 2011) Ulupica, trece poetas bolivianos actuales, co-edición con Gladys González (Libros del cardo, 2016) y Libreras, una antología desde la cárcel San Sebastián Mujeres, co-edición con Michelle Nogales, Mijaíl Miranda (El Cuervo, 2019). Los años 2005, 2016 y 2018 obtuvo la beca de creación del Fondo del Libro y la Lecura Chile. Reside en Bolivia.

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Foto por: Niko Auer


DISEÑO Diego Aguirre Fernández, Maite Aguirre. CONSEJO EDITORIAL Esmeralda M. Guerrero, Catalina María Johnson, Stephanie Manríquez, Miguel Marzana, Andrea Ojeda COLABORADORES Gerardo Cárdenas, Rosalío Medina, Mark Litwicki, Víctor Vimos, Héctor Hernández Montecinos, Jorge Frisancho, Andrew Mitchell, Kari Lydersen, Maria Ximena, Yéiber Román, Alicia Partnoy, Pablo Cesar Espinoza Lafuente, Arnulfo Valdez Oleta, Elsye Suquilanda, Juan Malebrán, Niko Auer. TRADUCCIÓN Moira Pujols, Luchi Oblitas-Feuerstein ILUSTRADORES Ilustración: Gran OM & Kloer, Vera Primavera, CHema Skandal!, Eric J. García. IMPRESIÓN Topweb, LLC DISTRIBUCIÓN Chronicle Media, LLC ENVÍO DE TEXTO E IMÁGENES info@contratiempo.net SOBRE LA REVISTA, PUBLICIDAD O SUSCRIPCIONES: info@contratiempo.net VISÍTANOS contratiempo.net | issuu.com/contratiempo | facebook.com/contratiempo Instagram @contratiempochicago DIRECTORA EJECUTIVA CONTRATIEMPO NFP Moira Pujols mpujols@contratiempo.net PRODUCTORA DE CONTRATIEMPO RADIO Stephanie Manríquez PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL Charly García PASANTE SITIO WEB Joel Rondón Pujols © contratiempo nfp (312) 427 5450 La revista contratiempo es una publicación gratuita que se imprime y distribuye trimestralmente a la comunidad hispanohablante de Chicago contratiempo.net contratiempo nfp, a 501(c)3 non profit organization and publisher of revista contratiempo, is grateful for the past and present program support of The Field Foundation of Illinois, The Robert McCormick Foundation, Chicago Park District, the RIchard Driehaus Foundation, the Illinois Humanities Council, the Illinois Arts Council, the Poetry Foundation, the City of Chicago Department of Cultural Affairs, the MacArthur Foundation and individual, institutional and corporate donors, as well as the contributions of writers, artists and volunteers who make our publishing and presenting work possible.


P RE S E N TA N

POESÍA EN ABRIL 2020 y el PREMIO DE POESÍA JUANA GOERGEN 30 de abril al 2 de mayo, 2020

MEMORIA

HOMENAJEADOS

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