Nota de tapa con experiencia interactiva a Benjamín Alfonso para suplemento DMAG EL CRONISTA

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V I E R N E S 10 DE J U N IO 2016

BENJAMÍN ALFONSO Su personaje en Educando a Nina, la tira del prime time de Telefé, lo puso en el spotlight. Estudió Diseño Industrial, vivió en Hawaii, y fue el corredor de Fuerza Bruta. Charla íntima con el hombre del momento. Por ANDREA CUKIER Fotos SANTINO MARTÍNEZ Estilismo ALEJANDRO GARCÍA

Minutos después de la hora pactada para el encuentro, una moto se acerca y estaciona frente al café. Aún con el casco puesto, se baja Benjamín y muestra orgulloso la moto que armó con sus propias manos. Con una sonrisa que sostiene durante toda la entrevista, pide un café con leche, un sandwich de pollo y da comienzo a la nota. Nacido y criado en San Isidro, Benjamín es el hermano del medio. En total son seis y es el único de su familia que se dedicó a ser artista. Además de actuar, su gran pasión es el surf y de chico trabajó como jardinero y bartender en Hawaii y en Costa Rica para poder costear los viajes y surfear en esos mares. Benjamín recuerda esas aventuras como los momentos más felices y más libres de su vida. A los 23 años empezó a trabajar como modelo y actor. Tuvo participaciones en Dulce amor, Sos mi hombre, Graduados, y Señales pero su nombre sonó fuerte luego de interpretar al “petisero” en Viudas e hijos del rock and roll, y al amigo rugbier del personaje del Chino Darín en Historias de un Clan, en donde causó furor porque se animó al desnudo total para una escena junto al Chino. A los 32 años, disfruta avanzar paso a paso en su carrera y se luce en Educando a Nina, en donde le pone el cuerpo a Tincho, un abogado que está en pareja con el personaje de Diego Ramos en la ficción de Telefé. ¿Cuándo empezaste a actuar? A los 22 años mi psicólogo me recomendó que tomara clases de teatro. Yo estaba estudiando Diseño Industrial así que arranqué tarde, pero me metí con todo y eso me benefició porque me tomé esta carera como un desafío. Lamentablemente tuve que dejar la facultad porque las materias me demandaban mucho tiempo.

¿Cómo elegiste esa carrera? De chico me gustaba dibujar y el arte es algo que está muy presente en mi familia porque, por el lado materno, tengo un parentesco lejano con el artista León Ferrari. No nos veíamos muy seguido pero me reuní con él varias veces para conocer más sobre su obra. Siento que mi costado artístico se materializó en el diseño industrial y me re sirvió. ¡Me hice mi propia moto y ahora estoy remodelando mi departamento! Contame acerca de eso.. Desmantelé mi moto, le recorté el cuadro con una amoladora, soldé las partes y la personalicé con un perfil de moto antigua. En mi casa, tiré todo abajo y estoy armando el espacio a nuevo, hice la mesada, armé una barra y varias cosas relacionadas con la estética surfer. ¿Surfeás hace mucho? Arranqué en Brasil a los 15 años, mi viejo me compró una tabla y aprendí lo básico. No me salía y me la pegué en el agua un montón de veces (risas). A los 19 me resigné y vendí la tabla. Al poco tiempo, se casó mi prima en Costa Rica, viajé para la fiesta y, entre mis primos y mis hermanos, me convencieron para que lo vuelva a intentar. Ahí surfeé una ola increíble y no me bajé nunca más. De cada golpe aprendo algo, es una metáfora de la vida. A veces te revolcás en la espuma y las cosas no salen pero tenés que seguir remando para cruzar la rompiente. ¿Cómo llegaste a trabajar en Fuerza Bruta? Fue una experiencia hermosa, bien física y extrema. Un trabajo en donde pude combinar lo artístico con mi costado deportista. Cuando fui al casting había más de 5000 personas, cada vez que pasaba una instancia, me parecía algo increíble, y finalmente quedé. Participaste de Historias de un

clan, ¿cómo fue actuar ahí? Mi personaje no participaba en el tema de los secuestros y la historia me tocó porque crecí en San Isidro y jugué al rugby. Mi papel fue chico, pero me involucré en el proceso, e hice mucho trabajo de campo. El actor tiene que ser responsable, prolijo, preparar bien los personajes y comprometerse con las cosas que hace. ¿Cómo te preparás para tu personaje en Educando a Nina? Nunca hice un papel así y tuve que aprender a relacionarme sensualmente con otro hom-

bre. Diego Ramos es muy generoso, tiene mucho oficio y me salva un montón de situaciones así que todos los días agradezco la oportunidad de poder trabajar con él. Además tengo un coach actoral. Empezaste con pequeñas participaciones y ahora estás en el prime time, ¿Cómo manejás la fama? Es muy lindo sentir el cariño de la gente. También es raro porque la gente te reconoce por lo que hacés y no sabe quién sos como persona. Hay algo de la identidad que queda

dividido en ese proceso. ¿Ayuda haber empezado de grande y estar más plantado en la vida? Yo sé cómo soy y si aparezco en la tele o la gente me reconoce, no me modifica la personalidad. Está en cada uno comprar lo que los otros te quieren vender. Agradezco de manera muy humilde lo que me toca vivir ahora y no quiero comerme un viaje que no es. Para crecer, es importante tener la contención de tu gente para mantenerte ubicado con los pies en la tierra.


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