Santiago Bilinkis

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VOLVER AL FUTURO De Buenos Aires a la NASA, un recorrido sin escalas por el mundo de un emprendedor serial. Ser inmortal, resignar la privacidad y dejar que las computadoras trabajen por nosotros. Santiago Bilinkis nos embarca en un viaje a lo que se viene. Estudió Economía y, al poco tiempo de recibirse, junto con su amigo Andy Freire, fundó Officenet, un proyecto muy innovador dentro del negocio de venta de artículos de oficina. Juntos participaron de una serie de emprendimientos y el año pasado lanzaron Avenida, una tienda argentina al estilo Amazon. Actualmente, es uno de los organizadores de TEDxRioDeLaPlata, y embajador local de Singularity University, el centro de estudios auspiciado por Google y la NASA, que funciona en el corazón de Silicon Valley. Santiago formó parte de la primera camada de argentinos que estudió en el campus de la NASA en el año 2010. Es un emprendedor multiterreno que, sabiéndose privilegiado, sintió que tenía que compartir su conocimiento para que todos puedan abrirse a lo que viene. Así fue que armó una presentación llamada “El futuro del futuro” -acerca del impacto de los cambios que se avecinan- y la compartió en una conferencia de tecnología. La charla llamó la atención de un periodista, que lo entrevistó para un diario. Eso desencadenó un efecto “bola de nieve” que lo llevó a convertirse en columnista del programa de radio “Basta de Todo” y en divulgador de las novedades tecnológicas. A los 43 años, San-

tiago plantó árboles con sus hijos en la misma semana en la que publicó su libro “Pasaje al futuro”.

¿Cómo fue el proceso para ingresar a Singularity University?

Desde chiquito quise ser científico o inventor, así que cuando ya estaba decidido a dejar Officenet, decidí retomar algo de ese sueño infantil, sabiendo que a los 39 años ya no estaba en posición de convertirme en científico ni tendría pasta de inventor. De manera absolutamente casual, vi en Twitter que se dictaba un curso en una sede de la NASA y dije: “Es esto”. Pero duraba 3 meses y era sumamente selecto: entraban 80 personas del mundo entero y se presentaban más de 4000. Además, implicaba irme de mi casa mucho tiempo. Estando casado y con 3 hijos, no era una tarea sencilla. El proceso es bastante exhaustivo, tenés que presentar proyectos escritos, cartas de recomendación y realizar muchos trámites. Finalmente me llegó la carta de aceptación y mi esposa me apoyó muchísimo. Mis hijos eran chiquitos y se bancaron mi ausencia.

¿Fuiste el primer argentino que logró entrar?

Nunca había ido un argentino antes, pero en mi año fuimos dos. Fui

con Emiliano Kargieman, que fundó una compañía de satélites después de pasar por Singularity. Lo bueno es que hoy soy el punto de contacto para informar a la gente sobre Singularity en Argentina y en 2014 fueron cuatro representantes locales. Organizamos un concurso anual que da una beca para que un argentino siempre tenga un cupo asegurado.

¿Cómo fue vivir en el campus de la NASA?

Yo pensaba en la NASA y me imaginaba Epcot pero es una dependencia del gobierno, y como tal, es súper austera. No pueden ser percibidas como si estuvieran malgastando el dinero de los contribuyentes así que ediliciamente es muy básico. Las clases eran intensas, de 9 a 21 con pausas para almorzar y cenar, y después de las 21, había actividades informales para discutir acerca de proyectos e ideas.

¿Cuál es el objetivo de tu libro?

La mayoría de la gente vive de espaldas al futuro. Es difícil pensar en cómo van a ser las cosas en 2028 si estás pensando cómo llegar a fin de mes, pero los cambios no pasan por el celular o por una tableta. No es un libro de predicciones estrambóticas, quiero contar

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algo que te vuele la cabeza en un viaje de subte de 5 minutos.

¿Por ejemplo?

En el capítulo sobre la extensión de la vida, cuento cómo ya lograron que algunos ratones vivan el doble de lo que vivirían naturalmente. Esas cosas después se prueban en monos y eventualmente nos llegan a nosotros. Si lográs duplicar la expectativa de vida humana, no sólo la duplicaste, sino que ganás todo ese tiempo para seguir duplicándola. La edad de una persona no está representada por cuántos años ya vivió, sino por cuántos años le quedan por vivir. Ese es un número que puede bajar o subir.

¿En cuántos años pensás que puede suceder este cambio?

Depende mucho de a quién le preguntes y de cuánto énfasis pongamos en la investigación. Aubrey De Gray es el principal investigador de estos temas y está todo el tiempo pataleando porque no recibe dinero para la investigación. Asegura que si destináramos el 10% del presupuesto que se destina a Defensa, en menos de una generación seríamos inmortales.

Entre la fantasía del futuro distópico que plantea Blade Runner y la visión edulcorada del futuro de Los Supersónicos, ¿De cuál estamos más cerca?

Depende de nosotros y no está decidido aún. Históricamente, la humanidad va hacia los dos caminos. Vamos a darle a la tecnología todos los usos maravillosos y todos los usos catastróficos.

Alguna vez dijiste que la privacidad es un valor del pasado y que tenemos que aprender a vivir sin ella. ¿Cómo se hace?

La gente más grande se resiste a que sus fotos y su información estén en la web pero el mundo es de los más chicos y ellos vienen con otro chip. Yo quiero vivir en el mun-

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do del mañana, no quiero convertirme gradualmente en un nostálgico. Tuve mi adolescencia en la década de los 80 que fue legendaria a nivel musical. Durante muchos años me quedé anclado en esa música y un día borré todos los temas de mi iPod y empecé a escuchar música nueva. Es necesario romper el ancla de la nostalgia y lanzarse a lo nuevo.

Vos sos un papá analógico, ¿cómo convivís en el mundo de tus hijos, que son nativos digitales?

Yo soy bastante digital a costa de mucho esfuerzo, es una decisión vital. A mis hijos siempre les habilité mis dispositivos digitales y hoy tienen una familiaridad que ni siquiera todos los chicos de su generación tienen. Hace poco, mi hijo dio una charla en el TEDx hablando sobre la enseñanza de la programación y en muchos sentidos está tomando bandera propia en cosas que tienen que ver con cosas importantes para su generación.

¿Le pasaste a tus hijos el gen emprendedor?

Tengo uno solo que está en edad, tiene 15 años y ya lanzó su primer emprendimiento (Bookmerang –un sitio para vender los libros entre compañeros a medida que van pasando de año) pero no me propuse pasarle ningún gen. Si me pide algo puntual lo ayudo, pero dejo que haga su camino.

¿Cómo surgió crear TEDxRioDeLaPlata y por qué funciona tan bien?

Nosotros fuimos los primeros en pedir una licencia y hacemos eventos gigantes que son percibidos como emblemáticos pero de ninguna manera tenemos el monopolio de los TEDx, ni nos tienen que pedir permiso para realizar un evento. Somos un licenciatario más. Cualquier persona puede hacer un TEDx y por eso el formato de charlas muy cortas, grabadas

digitalmente y consumidas por internet, pega en la fibra del mundo de hoy. Hacer un buen o mal evento depende de los oradores que construyen la experiencia.

“Es necesario romper el ancla de la nostalgia y lanzarse a lo nuevo”

¿Cómo imaginás que va a ser la vida en 2035?

El cambio más profundo que se viene es nuestra relación con el trabajo. Si las computadoras reemplazan gran parte del trabajo humano, el precio de los bienes puede ser mucho más bajo, porque las computadoras no cobran un sueldo. A priori suena apocalíptico pero también puede ser maravilloso. Si armamos un mundo más justo en donde la riqueza esté mejor distribuida, sin la obligación de conseguir el sustento, tenemos una oportunidad fenomenal entre manos. Creo que la generación de los millenials se está dando cuenta de que el trabajo no va a ser tan importante para la subsistencia ni para la realización personal. Nosotros aún lo consideramos como algo absolutamente central que define nuestras vidas. En la sociedad de los griegos, la tarea más enaltecida era el ocio, y el negocio era la negación del ocio, por eso lo consideraban una tarea indigna, y tenían esclavos. Si las computadoras fueran nuestros esclavos, tal vez podamos vivir como los griegos.


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