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Entrevista

Pasión por los VINOS

El Doctor Javier Salas, es un reconocido economista, Director de Estudios Económicos de ANTAD, con cargos anteriores en Banco de México y muy querido apreciado colaborador de la Revista Comensales. También es reconocido Sommelier y coleccionista, y admite que tal vez no alcance a probar todas las botellas de vino de su colección.

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Sin embargo, el gusto por ir aprendiendo sobre la cultura del vino es lo que lo motiva a seguir incrementando su acervo de etiquetas y botellas. Tuvimos la oportunidad de visitarlo en su casa, para platicar sobre pasión por los vinos y etiquetas.

Todo comenzó a los 17 años, Javier gustaba de acompañar su comida con vino y guardar las etiquetas de las botellas. Actualmente su colección es de más de 8,000 botellas, aparte de las aproximadamente 15,000 etiquetas, que tiene catalogadas por país, región, productora y año. La pieza más entrañable de su colección es una botella de vino Federico Paternina de 1928, que le costó mucho trabajo conseguir.

Todo comenzó a los 17 años... Actualmente su colección es de más de 8,000 botellas.

Texto En memoria de Dr. Javier Salas Martín del Campo

¿Cuándo comenzó esta fascinación por el vino y sus etiquetas?

“Empecé a tomar botellas de vino nacional de precio accesible; me gustaba el vino como una fijación no sé porque, quizá porque algunos familiares acompañaban la comida con vino. Sin embargo, las etiquetas me llamaban mucho la atención. Decidí coleccionar etiquetas porque era muy fácil quitarlas, yo las pegaba en mis cuadernos, que estaban perfectamente decorados con etiquetas por delante y por detrás, de los vinos que yo tomaba. Obviamente, también procuraba tener algunas botellas en mi closet, que era una cava muy chiquita de 30 botellas solamente.

“Tengo las etiquetas de los primeros vinos que te platicaba que tomé en 1976, cuando me fui a estudiar a Carolina del Norte en Estados Unidos. Eran vinos que me costaron incluso 1.99 de dólar, precio reflejado en la etiqueta y les tengo mucho cariño porque esa epoca para mí era muy complicada, tenía muy pocos recursos, ya que me tocó recien llegado a Duke la devaluación de septiembre. A lo largo de esa época de estudios me sostuve trabajando como fuera, lavando platos, cargando muebles, etc.

Siempre traigo las navajas en la cartera, en cualquier boda o en

donde me pongas, te puedo quitar una etiqueta.

¿Cómo catalogas tus vinos y etiquetas?

“Para las etiquetas tengo diferentes libros catalogados por región. Por ejemplo, tengo un libro que en particular tiene solamente etiquetas de champagne y las ordeno por orden alfabético: Alan Guinot, Ayala que es una marca prestigiada de una región chiquita que se llama Epernay, tenemos Bollinger, Dom Ruinart, que es un súper champagne fechado“. “Tengo álbumes de etiquetas de vino mexicano, vino que realmente en su momento fue bueno, y que yo recuerde, lo tomé con mucho gusto. Por ejemplo, el Armillita, que probablemente lo vinificaba el “Torero”, el vino A.C. Carli que se elaboraba en Aguascalientes que hacían vinos tipo Chianti Italianos. San Marcos era un vino también de la región de Aguascalientes. Tengo tambien etiquetas francesas de vinos famosos como Chateau Mouton Rothschild, donde las etiquetas se adornan con obras de pintores famosos; Rufino Tamayo participó en la edición de la cosecha 1998.

Siempre traigo las navajas en la cartera, en cualquier boda o en donde me pongas, te puedo quitar una etiqueta. La técnica para quitarla de una botella primero es reconocer el tipo de pegamento que tiene la etiqueta, si es de agua hay que remojarla y seguramente solita se puede caer. Si es de plástico, con una navaja de un solo filo vas empujando, poco a

poco hasta que la desprendes y luego de manera muy cuidadosa la terminas de quitar y como es goma adhesiva, está pegajosa entonces necesitas un papelito de tamaño adecuado en donde la vas a pegar. Para los vinos yo manejo un sistema de matrices. Los tengo perfectamente catalogados por región y año en un tarjetero. De esta manera cuando estoy con amigos busco alguna botella especial, la reviso cuando son vinos muy viejos, en un foco de luz amarilla de 100 watts, para que se vea que tanto sedimento tiene y el color que alcanzas a percibir.

Me gusta abrir las botellas con mis amigos que gustan del vino tanto como yo. Nuestro Club para ofrecer la mejores botellas se llama Carpe Vitis. Creo que es la mejor forma de recordar algo que aprecias mucho”.

Para las amistades de Javier su cava es una especie de túnel del tiempo que además de albergar botellas de vino muy especiales, guarda la parafernalia y recuerdos de las distintas épocas y culturas de donde fueron adquiridas.

“La cava no solamente tiene mi colección de botellas, sino que tiene toda las memorias que he venido juntando desde hace muchos años porque me encanta viajar. Me gusta mucho toda la zona de Indochina, Vietnam, Cambodia, Laos y Myanmar y de ahí he traído muchas figuras, pinturas y toda una serie de recuerdos que forman parte de esta cava”.

Así nos despedimos de esta gran personalidad que sin duda nos deja una gran enseñanza a quienes gustamos del vino.

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