Revista CAV No. 57

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William Niño a bordo de una unidad de transporte de la Alcaldía de Chacao

la activación de diferentes programas. De allí surge la solicitud de que se haga un tríptico informativo. Para entonces William hacía sus primeras publicaciones como crítico de arquitectura en las páginas culturales del periódico El Nacional, por lo que acoge esta misión con entusiasmo, conformando un equipo del que haré parte. El desplegable sería enviado a los agremiados portando breves noticias del quehacer arquitectónico nacional e internacional, ofreciendo, en su espacio central, la semblanza de un arquitecto con un breve análisis de su obra. La idea fue resaltar lo mejor del quehacer arquitectónico que se estuviera realizando en el momento y además ir abonando el terreno para convocar elecciones. Llegamos a editar tres números de esta pequeña publicación, para la que se contrató un motorizado especialmente…no existía la ventajosa Internet de hoy. Luego de seis años de una acusada merma en las actividades del CAV, la elección de una nueva Junta Directiva, para el periodo 1984-19862 presidida por el Arq. Italo Balbi Toro llenó con aires de entusiasmo y optimismo a los arquitectos, las actividades y amplia convocatoria que el nuevo equipo desplegó en el tiempo de gestión demostrarían que no se quedó en vanas expectativas. Había que participar en la reconstrucción de la institución de los arquitectos de Venezuela, había que sacar de las cenizas al CAV. La nueva Junta Directiva estaba dispuesta a ello y por eso convoca a veteranos y noveles arquitectos. William asume su contribución integrando el equipo que se encargaría de la reedición de la Revista CAV3 donde se reavivara la crítica de la arquitectura, en un volumen de salida semestral con la aspiración de que su

contenido contribuya a la difusión de la arquitectura nacional e internacional y se constituya en un medio de consulta temática. Así quedó plasmado en el editorial de la Revista CAV No. 48, 1985, y en los números que siguieron hasta la penúltima edición de esta etapa con el No.53, 1989, bajo la dirección editorial que tuve el gusto de compartir con William… “Lo primero que se puede afirmar, es que esta revista -No.48 - es producto del deseo de una Junta Directiva que se ha propuesto, como equipo de trabajo, enfatizar y valorizar la mejor producción arquitectónica, sus contradicciones y dificultades. Reedificando así, el sentido que debe cumplir un Colegio de Arquitectos. Lo segundo es que este número de la Revista CAV contiene la orientación, la definición, el carácter y el equipo, de una publicación completamente nueva. Seis años de silencio sólo esbozan la perspectiva del árido y difícil campo de las publicaciones destinadas a la arquitectura. Una perspectiva en la que no se puede encontrar la historia clara y precisa de los temas y problemas que se debaten alrededor de nuestra realización espacial. Situación que se hace crítica si hacemos referencia a la frenética construcción y a la multiplicación del número de estudiantes y profesionales de la arquitectura durante los últimos años…Una aspiración se traduce en la búsqueda por lograr y contribuir a una coherencia documental sobre las personalidades, épocas, movimientos y tendencias del arte de la arquitectura venezolana contemporánea…”. En la Galería de Arte Nacional, William se planteó el reto de crear y coordinar la Unidad de Arquitectura, y lo logró. La exposición “Los signos habitables” sería la primera de una serie de


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