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Voluntariado

un año de voluntariado en otro país

-primeras impresiones-

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Janet Dalinger Voluntaria Regional

Janet Dalinger Voluntaria Regional

Hace unos meses empecé una aventura, cumplir unos de mis sueños, poder devolverle a Dios y a la IERP, un poquito de lo mucho que me dio…

Primero quiero contarles a todo aquel que me esté leyendo, cómo llegué a esta hermosa familia del Voluntariado, todo empezó una noche de mayo de 2020, noche de cuarentena en Argentina, donde vi una publicación en las redes de una de las ex-voluntarias, allí se nos invitaba a ser parte del Voluntariado, al cual nunca me había animado, pero sentí que éste era mi momento, fue entonces que me postulé, realicé el formulario, y los tres seminarios de selección que en esta oportunidad fueron virtuales, en cada seminario te ibas encariñando más con el objetivo del voluntariado y con los participantes.

Luego de 17 días del último seminario, el 26 de octubre recibí la noticia que había quedado seleccionada para realizar el voluntariado en Montevideo, Uruguay, y fue entonces dónde comenzó todo, y el 31 de marzo de 2021 emprendí viaje a uno de los mejores años que he vivido hasta aquí.

Ahora sí, les cuento cuál y dónde desarrollo mi tarea, me encuentro hace tres meses aproximadamente apoyando en la “Federación Hogar Amanecer” un lugar de acogimiento para niños, niñas y adolescentes.

Mi tarea como voluntaria se basa en ayudar en todo lo que sea necesario, en tareas escolares, acompañarlos a los encuentros con los psicólogos, médicos, etc., llevarlos y buscarlos de la escuela, realizar juegos, ayudarlos en su crecimiento y educación.

Los niños, niñas, y sus realidades, son mi motor para levantarme todas las mañanas e ir a mi proyecto, son ellos los que te dan todo el amor que te darían tus amigos o familia que se encuentran lejos, son ellos quienes te hacen crecer, valorar y entender lo importante que es el amor, la contención y todos esos valores que muchas veces no le damos importancia. Cada palabra, cada “te quiero Jane”, “te extrañé el fin de semana”, “estás haciendo las cosas bien”, “me gusta hacer las tareas con vos” me recuerda y me dice que este camino que estoy transitando fue una buena elección, también me hace recordar y agradecer a nuestro Tata, a nuestro Dios, que él fue el encargado de dibujar mi camino, para acompañarme en esta aventura, hace crecer mi fe y me ayuda a entender que todo tiene un propósito, que llegamos al mundo con un objetivo y en el camino lo vamos descubriendo.

Si me preguntaran si mis días son rutinarios, les diría que cada día que pasa es diferente, nunca tuve un día igual, los niños y las niñas se despiertan con diferentes emociones cada día, con nuevas preguntas, con nuevas decisiones, y es esto lo que le da magia a los días.

También muchas veces pienso en el momento que estamos viviendo, que a pesar de hisopados, tapabocas, mascarillas, batas, y guantes, podemos ayudar, podemos darle el abrazo, el beso y la compañía que el otro necesita, que en el camino oscuro podemos encontrar la luz en el fondo.

Desde mi lugarcito los animo a todos aquellos que desean hacer un voluntariado, van a crecer, amar, disfrutar, quererse, conocerse, poner sus dones al servicio del otro, y regalándote un tiempo para vos mismo.

Desde acá los saludos y me despido deseando que nuestro Dios nos siga acompañando y regalándonos dones para ponerlos al servicio de los demás, aportando nuestro granito de arena para el cambio de nuestra sociedad.

Janet Dalinger Voluntaria Regional

Luana Graziano Voluntaria Sur-Norte

Luana Graziano Voluntaria Sur-Norte

Soy de Rosario, Santa Fe, Argentina. Tengo 19 años y estoy haciendo mi año diacónico en Alemania por medio de la Fundación Hora de Obrar y Evangelische Kirche von Westfalen.

Vivo junto a una familia y trabajo en un jardín de infantes: “Evangelischer Kindergarten Regenbogen”. Asisten 55 niños aproximadamente entre 2 y 6 años, divididos en 3 salitas: azul, roja y verde. Mi grupo es el verde, donde junto con 3 colegas, cuidamos de 21 niños. Mi tarea principal es jugar y estar presente con los niños. Leer, hacer actividades manuales, dibujar, siempre desde el lado de “aprender jugando”. Cada semana hay un proyecto nuevo en donde estoy presente en las actividades. Además ayudo en tareas de las colegas para aliviarles trabajo y colaboro con la limpieza. Cada día, los niños desayunan en la salita, luego almuerzan todos juntos. Mi horario de trabajo es de 8:00 a 16:00 hs.

Es muy lindo como los niños, sin conocerme, me abrazan y me hablan. No entienden que no hablo su idioma y sin embargo quieren que juegue con ellos y me reciben con una sonrisa. Eso para mí es muy importante. Aunque también, por el idioma, hay muchas situaciones que no puedo resolver y es un sentimiento raro.

Mi primer desafío fue darme cuenta de la importancia de la comunicación, ya que el idioma alemán no era mi herramienta.

Al comenzar mi trabajo en el Jardín, surgieron muchas emociones: Costumbres nuevas en la casa y en el kinder; Poder “hacerse amiga de lo nuevo”; Tener que mantener conversaciones en alemán; Encontrar cuáles eran mis tareas dentro del Jardín, ya aunque he trabajado con niños, nunca en un Jardín de Infantes y en Alemania; El extrañar fue y es difícil... porque por momentos me siento muy alejada de todo lo que para mí es “casa”. Además en la casa y en el trabajo, nunca recibieron voluntarios, entonces es un desafío que se aprende en conjunto.

También pude ir a mi primer culto en la congregación. Si bien no entendí mucho, me sentí en casa. Me di cuenta cómo el Señor está allá en Argentina, o acá en Alemania, y cómo la fe se entiende, no importa el idioma que se hable. Me gustó mucho participar.

Además participo del grupo de jóvenes. Es online pero un lindo momento de encuentro.

En abril empecé a colaborar en una actividad de la iglesia llamada “Mittagstisch’’. Sin pandemia es un espacio donde se cocina y se comparte la mesa con personas de menos recursos de la ciudad. Hoy en día se reparten todas las semanas un bolsón con alimentos, y/o lo que necesiten (agua, toallas, juguetes). Viajamos con un joven que también está haciendo su año diáconico y juntos vamos hacia las casas.

En el marco general está la pandemia. Desde que llegué todo estaba muy cerrado. Sin embargo algo que me ayudó a poder trabajar y estar más tranquila son los test rápidos. El 20 de mayo conseguí colocarme la primera dosis de la vacuna, y ya tengo fecha para la segunda. Aun así continúo cuidándome. Es muy lindo que pueda hacer tantas cosas aún en situación de pandemia, siguiendo en este camino de constante aprendizaje.

Luana Graziano Voluntaria Sur-Norte

Janet y Luana están realizando su voluntariado con el Programa de Voluntariado de la IERP. Para más informaciones nos pueden encontrar en las redes: Facebook: Programa voluntariado IERP Instagram: @Programa.voluntariado.ierp O enviarnos un mail a: voluntariado@ierp.org.ar