4 minute read

Iglesia y Reforma

Iglesia del Siglo XXI

Advertisement

El que estaba sentado en el trono dijo: “He aquí yo hago nuevas todas las cosas”. Y dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”.

Apocalipsis 21,5

Iglesia reformada siempre reformándose fue uno de los lemas de la reforma protestante, y lo debe seguir siendo para nuestras iglesias en nuestros actuales contextos. Ya que detrás de este concepto se desarrolla una idea y visión muy clara de lo que debe ser la iglesia.

La Iglesia como tal, debe estar atenta a las necesidades de su tiempo, a las problemáticas y los cambios sociales de cada época, utilizando esas realidades y todo lo que surge a partir de las mismas, para dar un testimonio que responda desde el evangelio a dichas problemáticas que están golpeando las puertas de nuestras comunidades de Fe. Pero estas respuestas no pueden ser simplemente una cuestión de marketing o moda, sino que deben surgir y estar ancladas en los cuatro pilares que tuvo la reforma protestante como lo fueron: “Solo la Gracia”, “Solo la Escritura”, “Solo la Fe”, “Solo Cristo”. Estos cuatro pilares ordenan nuestro accionar y funcionan como filtros y medida que nos guían siempre.

Por ejemplo, podemos mencionar cómo Lutero basó la Reforma protestante frente a todo aquello que convertía la fe en una mercancía (por la venta de las indulgencias), oponiéndose desde el concepto de la gracia, es decir del amor gratuito que Dios nos regala a través de la fe en Jesucristo, que nace desde la lectura de la Biblia como fuente fundamental para nuestro actuar. Pero Lutero también tuvo la capacidad de dinamizar y difundir las ideas de la reforma a través de la tecnología de su tiempo, como lo fue la invención de la imprenta.

Lutero comprendió también las ideas de la modernidad, donde la razón y el conocimiento se empezaban a imponer socialmente. Entendió la necesidad de que las personas puedan leer las traducciones de la Biblia que comenzaban a circular y producirse, para que puedan descubrir a este Cristo que revela su gracia. Por eso, Lutero se fijó como meta que se creen escuelas, priorizó la alfabetización y presionó a las autoridades para que actúen generando las condiciones para que suceda esto, mostrando que la fe es también incidencia pública.

Con todo lo mencionado anteriormente podemos ver como Lutero reformó la Iglesia, desde un contexto de necesidades sociales, utilizando la tecnología y todo aquello que estaba emergiendo en su actual tiempo histórico.

Desde marzo del 2020 con el comienzo de la pandemia, nos hemos visto llamados a modificar muchas de nuestras formas de vivir la fe, de ser Iglesia. Hace mucho tiempo que la tecnología, las redes sociales, las video llamadas estaban, y en menor o mayor medida eran utilizadas, pero la pandemia nos obligó y llevó de forma urgente a aprender y poner esta tecnología al servicio de las comunidades y sus necesidades, para poder seguir encontrándonos, como lo hiciera Lutero con la utilización de la tecnología. Todo esto sin perder nuestros pilares de fe y esencia que nos identifican como iglesia protestante.

Creo que lo paradójico de la pandemia, lo que nos demostró y puso en evidencia, es que a pesar de encontramos en pleno siglo XXI nuestras formas y prácticas pastorales, como así también comunitarias, reflejan que vivimos un modelo de iglesia del siglo XIX. Muchos en estos tiempos hemos sentido los cimbronazos y movilización que implicó adaptarnos a una serie de cambios en la forma de comunicación que demandaba la sociedad y la iglesia misma.

En todo este tiempo hemos implementado muchos cambios en nuestra forma de hacer la misión, hemos incorporado la tecnología, para difundir los cultos por You Tube, video llamadas para diversas reuniones que se facilitaron en su realización, ya que antes de la pandemia presentaban complejidades por las distancias, como así también por la energía y tiempo que demandaban.

Surgieron los grupos de WhatsApp, para difundir nuestros eventos y vida comunitaria, el ir a la radio para llegar a muchas personas que estaban cumpliendo el aislamiento y no contaban con la tecnología adecuada.

También este tiempo de pandemia y necesidades nos permitió poder tener incidencia pública y comunitaria al articular con distintos actores sociales y trabajar junto a otras instituciones para ponernos al servicio de aquellos que se acercaron a nuestros templos, que no podían trabajar, que se quedaron sin recursos, y que re- descubrieron una iglesia diacónica, que abrió sus puertas y que dio un testimonio de solidaridad frente a los flagelos de la pandemia especialmente en el primer tiempo de la misma.

En este nuevo contexto surgieron ideas creativas y se compartieron recursos, que nos permitieron armar dispositivos grupales, nuevos grupos de trabajo y tareas que se vincularon con la diaconía.

Siempre que se implementan nuevos cambios, el llamado es estar alerta, porque muchas veces esos cambios pueden ser solo pasajeros o simplemente parte de una necesidad momentánea, para volver a repetir las mismas prácticas de siempre en las cuales nos sentimos cómodos y seguros, pero que nos encierran y aíslan.

Cada contexto, cada situación como desde los tiempos de la Reforma, sigue siendo una oportunidad para: ser una iglesia reformada siempre reformándose. En cada tiempo histórico surgen posibilidades para que la gracia de Dios y su evangelio se manifiesten en nuestras comunidades. Amén.

javier Gross Pastor Parroquia Panamericana CEABA