Estilos120

Page 82

26 DE JULIO DE 2008 • DIARIO URBANO

DIARIO URBANO | ARTURO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

¿Quién será Magali? Pudo haber sido muchas cosas y no ser nada.

N

Ó

–¿Qué sería de Magali? –¿Estará en Ocoa? Estas preguntas sin respuesta se las hacen dos señoras sexagenarias, siendo benévolos, que avanzan trotando por la avenida de la salud. De repente siento que me intriga la desconocida Magali, que yo también quisiera saber qué ha sido de su vida y si estará en Ocoa o no estará en Ocoa. –Nunca he estado en Ocoa –me dice Ana Kenia. –Yo tampoco. –Es que hay dos Ocoas, una en la playa y otra en la montaña. –Una es San José y la otra… En una de ellas puede que esté Magali. O bañándose en el mar o tomando el aire fresco de la montaña. Mientras pasa un auto de la policía arrastrando una goma pinchada sin dolientes, sigo con Magali en la cabeza. Pudiera ser una amiga de las señoras sexagenarias a las que el médi-

M RA N: IÓ AC TR US IL

ESTILO | S

80

Frases al aire

SA ND OV AL

co les ha recomendado caminatas y ejercicios para conservarse ágiles. Esa Magali desapareció de la vida de las dos amigas, una blanca de cabellos plateados y la otra oscura, de facciones fuertes. El porqué de mencionar a Magali ahora, en el parque, al atardecer, es algo que no sabremos jamás.

Esas palabras surgieron tal vez, poco antes de que nos cruzáramos con las señoras, cuando comentábamos posiblemente que el público, después de dos semanas de ausencia, ha cambiado, que vemos rostros, piernas, sudores, sobacos y perros diferentes. Por ejemplo, a las amigas de Magali no las habíamos visto jamás. –Magali no está en Ocoa –me digo afirmando a continuación: –Magali está en Nueva York. Y es que ahora, el nombre me inspira eso y, en mi mente, veo a Magali hace unos quince años, preparando su maleta, despidiéndose de sus familiares más cercanos y yéndose para el Norte donde, después de trabajar en una factoría, conoció a un boricua y se casó con él, madurita ella, sin edad para concebir.

O tal vez se murió y las doñas esas, las que caminan, nunca se enteraron del deceso porque no se puede vivir leyendo esquela tras esquela o porque nunca lo publicaron o porque se murió de verdad en Ocoa, la de la costa, ahogada en la playa. ¿Y si Magali fuera la hija de una de ellas? ¿ Y si fuera una trabajadora que cocinaba unas habichuelas buenísimas pero que tenía malas mañas? Pudo haber sido muchas cosas y no ser nada. Lo importante es que existe y que ahora es algo más que un nombre. Ya no se trata de un número entre las víctimas de un tsunami o de un terremoto. Ya se quedará ligada para siempre a estas dos doñas que tal vez no caminen mañana por la tarde, o que, si caminan, puede ser que no se crucen con nosotros o que, de cruzarse, estén hablando de mil cosas diferentes, de otras personas y nombres que no nos dirán nada, que no significarán lo que ahora significa esa Magali, joven o vieja, blanca o negra, fea o hermosa, a la que asociaré a una Ocoa que tal vez por ella, algún día llegue a descubrir. ❙ arodriguez@estilos-dl.com


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.