P R O N U N C I A M I E N T O
Estamos a la expectativa de lo que ocurra en estos días. Confiamos en los pueblos en los que vivimos, con ellos nos sentimos seguros y lo mismo ellos con nosotros. Tememos que se recrudezca la situación en otros lugares del país, en concreto en nuestras misiones en las que existen importantes yacimientos de gas que nutren a la mitad de las empresas de la capital peruana. Tenemos puesta nuestra esperanza en la presión internacional, en los tratados internacionales y en la mediación que el gobierno ha solicitado a la Conferencia Episcopal Peruana y la Defensoría del Pueblo del Perú y, por supuesto, en el poder de la oración. Les pedimos a todos que se unan a nuestra plegaria en primer lugar para que se logre encontrar salida pacífica al conflicto y, en segundo lugar, para que se pueda descubrir la verdad de los hechos, los responsables asuman su culpa y se haga justicia con las víctimas de esta masacre.
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