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futuro sostenible. Quisiéramos pensar que los viajes de los Machiguengas formarían parte esencial de su estructura social y política. El viaje confirma el territorio. En donde el matsiguenga pone sus pies, es su territorio, y éste no se limita sólo al espacio político del Departamento de Cuzco, sino que rebasa este espacio a Junín, Ucayali, Apurimac y Madre de Dios. Esto es lo importante: La amplitud de su territorio. No en vano el dios sopló y creó a los matsiguengas y los dispersó por toda la selva. Los viajes de los matsiguengas son viajes muchas veces circunstanciales, generalmente sin oposición externa a hacerlos y otros viajes son forzados. Por eso se mantiene la estructura de residencia, el pueblo con cultura, idioma y organización propias. El viaje no rompería entonces esta estructura. Los conceptos de cultura autóctona y de cultura nativa se someten a un proceso de cambio y de integración transversal de igual modo que el concepto de identidad étnica y en los viajes de salida y de retorno se experimenta un proceso de desestructuración y de reconstrucción con resultados híbridos. Pero si el viaje fuera visto como una proyección del pueblo machiguenga hacia el exterior ¿qué pasaría? Entonces, el pueblo machiguenga no se limitará a vivir estancado en su cultura en Alto Urubamba sino proyectado al exterior. Así como el pueblo piro se proyectaba anteriormente al Alto Urubamba, así el pueblo matsiguenga se proyectará al Ucayali o más allá. Por lo tanto los desplazamientos debieran ser vistos como significados culturales en vez de desestructuración cultural. Podemos suponer que existe una formación de identidad transcultural en el pueblo matsiguenga, de carácter intensivo y extensivo, desconocida por mucho de los que hoy día creen conocer a perfección a los matsiguengas y escriben sobre éstos.. Abrimos con esto un debate entre quienes se interesan por el pueblo matsiguenga para aclarar el alcance de su cultura. Hay un nuevo tema que debemos tratar: “El matsiguenga aislado”. Se consideran como aislados y con contacto inicial a los Kogapakori, a los nanti y a los kakinti, pero también los que han sido desplazados por el caucho. No han tenido suerte estos grupos al ser juzgados por la historia moderna como excluidos y marginados del pueblo matsiguenga. Y esta exclusión y marginación se acentúan por el hecho de que cayeron en las manos de políticos, de ONG, de petroleros, de abogados, de energía y minas, de instituciones diversas, de antropólogos y de lingüistas, que, sin profundizar en el estudio antropológico serio sobre su condición y llevados de falacias conceptuales, tratan de recluirlos en reservas, para obstaculizar su comunicación con el exterior y su desarrollo. Pero no hay matsiguengas aislados. Frente a estos hechos hacemos dos observaciones: 1. En primer lugar su aislamiento es relativo, por relación al que habla. Cualquier persona o institución a las que hemos hecho referencia, llegados de afuera a la zona, juzgan a estos grupos como aislados por el hecho de sentirlos lejanos, de no vivir en las márgenes del río grande –el Urubamba-, ignorando que el pueblo matsiguenga comprende, además del Urubamba, sus afluentes, sus pequeñas quebradas y su selva virgen. En cualquiera de estos lugares puede vivir una familia extensa o una tribu matsiguenga, sin que deban ser juzgadas como aisladas del grupo mayoritario ni del que habita en las márgenes del río grande. El concepto de aislado, tal como hoy se concibe en el río Urubamba, en cuanto una decisión voluntaria de dichos grupos, en el espacio de cien años, debe someterse a revisión, por respeto a estos mismos grupos, antes de encerrarlos en una reserva. 2. En segundo lugar, el estudio antropológico sobre estos grupos matsiguengas no pasa por el aislamiento, sino por la exigencia social y política del pueblo global, que por su estructura se divide en tribus y en familias extensas, las cuales llevan en su esencia diferencias estructurales y territoriales necesarias para su funcionamiento y reproducción. Las tribus y las familias extensas tienen, por su constitución dentro del pueblo global, derecho a elegir su residencia en cualquier lugar dentro del propio territorio matsiguenga. Hay que interpretar que estos pueblos, a los cuales se les juzga aislados, no son aislados, sino más bien integrados estructuralmente al pueblo matsiguenga. En realidad, tan aislados están respecto al pueblo matsiguenga, Timpía o Camisea, como los kogapakori, los nanti y los kakinti y otros aislados por el caucho. Por eso, una reserva impuesta por ley los aísla más, constituyéndose en un instrumento etnocida.

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