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Boletín informativo

Misioneros Dominicos

Setiembre – Octubre 2006 Año XVI; Nº 159 VICARIATO REGIONAL DE SANTA ROSA DE LIMA

- PERÚ

Convento San Alberto Magno. PP. Dominicos. Av. Riva Agüero, 2005 – San Miguel – Lima 32 (PERÚ) Apartado 2999. Lima 100 (PERÚ). Telefax (01)562-2360. Correo-e: misdom@viabcp.com URL: www.selvasperu.org Director: P. Vicente Suárez Álvarez, OP

SUMARIO Ricardo Álvarez, OP. No existen machiguengas aislados. “El machiguenga viajero” Pedro Rey, OP. Los grupos indígenas del Bajo Urubamba siempre han estado organizados Ángel Pérez Casado, OP. La Señora Panchita Hegel Simón, OP. Rumbo a Quito al Congreso Teológico (y II) Marco Nureña, OP. Encuentro Bolivariano de Estudiantes Dominicos Manuela Carpio, MS. Viaje de Mons. Francisco al Bajo Urubamba Brian J. Pierce, OP. Conociendo a la Familia Dominicana en la Selva Peruana Mons. Juan J. Larrañeta, OP. Fray Regino: Bodas de Oro Efemérides Cumpleaños Noticias

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NO EXISTEN MACHIGUENGAS AISLADOS “EL MACHIGUENGA VIAJERO” P. Ricardo Álvarez, O.P.

Se me pide un prólogo a la antología matsiguenga, que recoge los escritos de los misioneros dominicos sobre este grupo étnico. No es fácil prologar la obra de los misioneros ni mucho menos es fácil prologar una obra que trate sobre los Matsiguengas especialmente en este tiempo en que se escribe mucho sobre los Matsiguengas del Bajo Urubamba. Parece que historiadores, antropólogos, petroleros y, también, Matsiguengas, se han puesto de acuerdo para hacer una historia y una antropología que reducen la grandeza cultural del pueblo matsiguenga y su espacio físico a unas pocas comunidades, encerradas en los estrechos límites del Urubamba del Departamento de Cuzco y cabeceras del Madre de Dios. Esto me sugiere abordar un tema que nadie ha tocado: El machiguenga viajero. Este título nos habla de que el pueblo machiguenga no es un pueblo absolutamente estable, pegado a un espacio territorial reducido, al cual se le denomina como endógamo, que se reproduce dentro de si mismo, que no tiene contacto con el exterior y que no realiza las alianzas con otros pueblos. Un mito machiguenga expresa bien el sentido del viaje que este pueblo emprende a través de la selva. El dios sopló hacia el sur y nacieron infinidad de Matsiguengas; sopló al este y nacieron Matsiguengas; sopló al oeste y nacieron Matsiguengas; sopló al norte y nacieron Matsiguengas. La selva se llenó de Matsiguengas. El territorio de los Matsiguengas es inmenso, va desde arriba hacia abajo, desde las montañas del alto Urubamba hasta el Ucayali, al Gran Pajonal, al Madre de Dios, a la selva central. El Matsiguenga viaja por toda esta zona, quedando en su memoria el origen de la tierra natal, la desorientación primera de la tierra en que es recibido, añoranzas del hogar abandonado, deseo del retorno, integración al principio abandonado. Este proceso esencial al viaje trata de ejecutarlo siempre en libertad. Viajero incluye movilidad, contactos, pero también inmovilidad en un territorio propio y familiar, del que salen las partidas y se reciben los retornos. Surgen preguntas como estas: ¿Por qué los matsiguengas viajan? ¿a dónde van? ¿qué relaciones encuentran en estos viajes? ¿cuál es el futuro que se crea en estos desplazamientos? Se puede trazar un mapa de estos viajes como también narrar las historias de los diferentes encuentros, las experiencias culturales, las estructuras sociales de la sociedad nueva y las grandes diferencias internas existentes, todo lo cual pone en dilema la continuidad histórica del pueblo matsiguenga, del pueblo viajero, pues este proceso no está terminado. Conviene comenzar con una aclaración. La identidad del Matsiguenga se conjuga con la de campa. No es que sean diferentes, sino los mismos. Los misioneros franciscanos, al finalizar el siglo XIX trasladaban grupos de familias “campas” desde el río Tambo, desde el Gran Pajonal, desde sus misiones del Ucayali, al Alto Urubamba, para integrar la Misión de Cocabambilla, aumentar su internado y proveer de peones en ciertas haciendas (Izaguirre, B. 1842. T.II). El primer obispo dominico del vicariato Urubamba y Madre de Dios, Monseñor Ramón Zubieta (1900), confeccionó un mapa del Alto Urubamba en el cual señala los pueblos indígenas nativos con el titulo de campas, pueblo de campas, comunidad campa (Archivo Misiones Dominicanas). En aquel tiempo el campa y el machiguenga eran lo mismo. En 1906 la misión de Chirumbia, en el Alto Urubamba estaba conformada por indígenas campas (Fernández, Wenceslao, “Cincuenta años en la selva amazónica”, 1952:118). El nombre de “matsiguenga” aparece por primera vez en los escritos del P. Pío Aza en Koribeni en el año 1918. Desde esta fecha en el Alto río Urubamba los campas llevan el nombre de Matsiguengas, y éstos en Ucayali, Tambo y lugares aledaños, llevan el nombre de campa o ashaninga. Pero algunos Matsiguengas se preguntan hoy día por qué a ellos los llaman Matsiguengas. Dicen que su nombre propio es Mavaenti, que quiere decir somos un grupo minoritario no el

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principal, por relación al Yaveriri que es el padre de todos, el padre que da la vida. Sin embargo uno puede decir a otro: Tu eres machiguenga, por los signos, por el idioma utilizado, por la manera de vestir, por la manera de caminar. Estos signos se reflejan con la palabra matsiguenga. Pero propiamente uno pueden decir yo soy Mavaenti y ese es el nombre propio que pudiera decir un machiguenga. Hay discusión entre los matsiguengas, entre los antropólogos, entre los lingüistas, sobre cuál es el nombre. A propósito de los nombres campa y matsiguenga se pone en evidencia que los lingüistas han tenido mucha culpa de la confusión introducida entre las etnias de esta familia. Volviendo a nuestro tema sobre el matsiguenga viajero encontramos en la historia testimonios de esta faceta. Lo estudiaremos en dos partes: En la primera mitad del siglo XX (19001950) y en la segunda mitad del siglo XX (1950-2000). I. Movilidad de los matsiguengas. Primera etapa (1900- 1959). Escribe un misionero: “Un grande e inesperado acontecimiento vino a interrumpir esa marcha progresiva y civilizadora: El aparecimiento del caucho. A la manera que el huracán arrasa y devasta cuanto encuentra, así el cauchero destruyó y aniquiló cuanto de bueno y útil tenía el departamento. Por el caucho se han perdido los pueblos ribereños, se ha paralizado la civilización de los indios, y la gente de las poblaciones se ha conducido a Iquitos a manera de rebaños, desde donde fueron distribuidos en su mayor parte al lugar del trabajo. Y destruido el caucho, ¿qué queda de las grandes riquezas y del gran porvenir del Oriente?" (ORTIZ, D. 1974:483). Oro misionero escribe: A punta de bala de carabina Winchester 44, los indios del Ucayali, del Tambo, del Gran Pajonal y del río Urubamba, son conducidos a los trabajos de explotación del caucho en el Madre de Dios y Manu (FERNANDEZ, W. 1952:150). "El cuadro aterrador que allí se desarrolla en medio de la oscuridad y confusión es imposible que la pluma pueda describir. Gritos de indignación, aullidos como de fieras, imprecaciones, lamentos, lágrimas. Terminada aquella masacre espantosa, los asaltantes se apoderan de los niños y de las mujeres a quienes violan por la fuerza, los amarran como a bestias y los conducen a golpes y precipitadamente a las canoas. Y luego esas codiciosas presas humanas son vendidas como se venden las bestias" (ORTIZ, D: 1974, p.482-483). Von Hassel dice en 1902: "Estas tribus son objeto de continuas correrías, iniciadas por los blancos en su mayor parte y en las que hacen lucrativo negocio en carne humana. Existen individuos que en término de 4 a 5 años venden más de 390 de estos pobres seres. A causa del mal trato y brusco cambio del modo de vivir, mueren por lo regular el 60% de los infieles traídos de las correrías, sin contar con los que perdieron la vida en ellas. A los más jóvenes se les ocupa en trabajos domésticos, se les trata como esclavos y los patronos, por lo general, abusan de las escasas fuerzas y corta edad de esos pobres seres. Los infieles, pues, nada aprovechan de la civilización; por el contrario, aprenden muchos vicios que no conocían en sus montañas" (HASSEL, G. von, 1902: 211-212). La Iglesia católica levantó su voz contra los abusos de esta etapa de la historia de la Selva. Pío X el 7 de junio de 1912 dirige a los Obispos de América Latina la Encíclica “LACRIMABILI STATU INDORUM” (“la miserable condición de los indios”). Habla de "execrables atrocidades". Dice: “Los misioneros escribieron sus memorias, en las cuales nos relatan las grandes maldades que son capaces de hacer unos hombres contra otros hombres, movidos por el espejismo del dinero” La misión del Manu es creada el 4 de octubre de 1908 en medio del fervor del caucho, en el campamento del cauchero Perdiz. Aquí trabajaban 400 hombres campas y 300 piros, llevados desde el Ucayali con sus mujeres e hijos. En Sotelija, Alto Manu, el cauchero Baldomero Rodríguez tenía a su disposición 700 campas y 400 piro, llevados del Ucayali y del Urubamba. La escuela misional del Manu tenía niños campa, piro y shipibo (Fernández, W. Ib). El P. Pío Aza en 1910, desde el río Manu, informa a Mons. Zubieta sobre la situación en que viven allí los indígenas, que son esclavizados, perseguidos, que trabajan sin ninguna protección y que es necesario poner algún coto a las correrías para capturar mujeres y

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niños para la venta e intercambio de mercaderías (FERNANDEZ, W. 1952:146-147). No solamente hubo un desplazamiento forzado de los nativos del Ucayali y del Bajo Urubamba hacia los centros caucheros del Madre de Dios y del Purús, en donde constituyeron el mayor contingente de la fuerza de trabajo, sino también en el Alto Urubamba. Aquí, la explotación cauchera invadió sus bosques con personal foráneo, ignorando a los nativos como habitantes legítimos de una región. Hubo correrías, compraventa de niños y de mujeres. Muchos huyeron a los cerros y a las quebradas más recónditas, evitando así la posible esclavitud, dejando a la libre disponibilidad de los caucheros su territorio, sin hacer mayor esfuerzo por defenderlo. La misión de Chirumbia sufrió estos ataque sorpresivos y muchas familias fueron víctimas de los desplazamientos, unos río abajo con los traficantes y otros huyendo a las montañas más escabrosas (FERNANDEZ, W. 1952: 212-214). Mons. Ramón Zubieta denuncia que es necesario poner coto a todas esas incursiones contra los Machiguengas del Alto Urubamba. Describe las correrías. Dice que se reúnen tres o cuatro o cinco hombres que vienen de la parte de abajo y tratan de hacer amistad con las familias pero, de repente incursionan con las balas matando a los hombres hiriendo a los otros de muerte y otros cogidos prisioneros con mujeres e hijos son llevados al Ucayali. Estas incursiones –dice- son frecuentes, por eso solicita que se ponga coto a esto. En el año 1912 Mons. Zubieta hace un proyecto de ley y lo presenta al Gobierno. En él se piden tres cosas: Primero que se prohíba en absoluto las correrías; segundo que quede absolutamente prohibido el trafico de nativos ningún pretexto; tercero que los niños jóvenes adquiridos sean después entregados a una misión para su protección y para su educación. (FERNANDEZ, W. 1952: 213; 230-232). El caucho del Alto Urubamba era cotizado en el mercado nacional de inferior calidad al del Madre de Dios y del Purús por lo que las presiones de los caucheros sobre la población matsiguenga no fueron excesivas. Parece que esto condicionó, además, la clase de propietarios de las estradas, el sistema de explotación y la forma de venta del producto. La empresa del caucho, que dependía de la extracción y destrucción del bosque y no de la reproducción del mismo, exigía que sus propietarios estuvieran presentes en el campo de trabajo, dirigiendo y controlando la explotación, el transporte y la comercialización, pues la competencia era grande y desleal. Por eso, los empresarios que se lanzaron a la aventura del caucho no fueron los tradicionales en el Perú sino personas nuevas, para las que el verdadero capital que movería la empresa no era el dinero sino la adquisición de un producto que no necesitaba inversión, es decir, el empleo de unos trabajadores, a los que se les obligaba a trabajar sin pagarles: Los indígenas nativos. Estos eran traídos “de abajo”, campas y piros, para suplir a los matsiguengas locales que habían huido. Sin embargo, no podía estar ausente la empresa tradicional en la explotación del caucho. Hubo empresarios de Lima, Cuzco, Arequipa y de otras regiones que expusieron su capital en la explotación del caucho, en forma tradicional, sin estar presentes, sin conocer sus propiedades, sin exponer sus vidas al lado de su capital. Empresarios que compraban al Estado una cantidad de hectáreas para ser explotadas y las trabajaban mediante empleados o las subarrendaban, esperando desde su oficina en la ciudad un buen porcentaje de dinero. Esta forma de explotar el caucho ha tenido lugar en el Alto Urubamba, en donde no existían matsiguengas para trabajar y en donde el cacho era cotizado de mala calidad. Entre los años 1900 y 1912, desde el Yanatile hasta el Camisea no existió un palmo de bosque que no tuviera su propietario. Por lo tanto, el territorio de los matsiguengas había sido invadido y éstos expulsados. Son tantos los concesionarios que no podemos anotarlos todos. Pongamos algunos ejemplos ilustrativos. Con Resolución Suprema del 16 de marzo de 1900 se concede al señor Mariano Prado y Ugarteche, a título de compra y a razón de 5 soles por hectárea, los 4 lotes de terrenos de montaña que solicita, cuya extensión total es de 149 hectáreas, ubicados en los lugares denominados Tunquini, Macanapero y Timpía, en la Provincia de la Convención (EL PERUANO, 18-10-1900: 231). Veamos algunos ejemplos más y sus Resoluciones en el Peruano. Entre los ríos Picha y Huitricaya (12-4-1901; EL PERUANO: 23-5-1901=. Entre Yuyato y Saniriato (1610-1903; EL PERUANO: 10-12-1903). Entre Camisea y Cayonalo Gapga (6-I1-1903; EL PERUANO: 16-121903). Entre Yavero y

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Matoriato (2-9-1905: EL PERUANO: 26-10-1905). Entre Quiteni y Compirusiato (1-3-11; EL PERUANO: 14-2-1911). Repetimos que la gran parte de estos concesionarios no conocieron el lugar de sus propiedades y trabajaron a través del sistema de subarriendos y alquiler. Pero, si bien los caucheros del Alto Urubamba buscaron una forma de trabajo independiente de los grandes empresarios del Madre de Dios y Purús, sin embargo no pudieron independizarse ni de éstos ni del control del Estado, pues nadie podía extraer caucho si no poseía título de propiedad ni transferir terrenos si no ostentaba el título (LARRABURRE Y CORREA, C.,1906: T. XIV, 3). Además estaba ordenado que la "extracción de la goma se hace obligatoriamente por uno de los puertos mayores de la República" (EL PERUANO: 23-5-1901). Estos puertos eran el del Callao y el de Iquitos. Lógicamente, el caucho del Alto Urubamba debía salir por Iquitos, es decir, ser depositado en Sepahua, que era el embarcadero oficial, o ser embarcado en ciertas épocas en Santa Luisa. "El Urubamba tiene un puerto definitivo en Santa Luisa, y más arriba, en las inmediaciones del Camisea, uno provisional para las lanchas de vapor". Santa Luisa estaba entre Picha y Camisea (LARRABURRE Y CORREA, C. 1906: T. XVII, 342, 344- 345). Los empresarios del Madre de Dios tenían el monopolio total. Por sus manos pasaba todo el caucho del Alto Urubamba, que debía ser controlado desde el Sepahua. Pero, además, ejercían un control sobre las estradas de esa zona. Por ejemplo, el jefe de la estación del río Chapo pertenecía a la empresa que trabajaba en el Pongo de Mainique (IB.: 394); el jefe de estación de San Isidro en el Pongo, dependía del Sepahua y del Mishahua (IB.; 343); Cahuide, en la confluencia del Matoriato y Yavero, provenía del Alto Ucayali (IB.: 384). De igual modo, la casi totalidad de los trabajadores peones de esta zona provenían del Alto Ucayali y del Madre de Dios, piros y campas, proporcionados por los compradores del caucho a sus clientes. El trabajo de los matsiguengas del Alto Urubamba en el caucho no era normal, sino esporádico e informal, limitado a ciertas personas, pues la mayor parte habían huido de sus poblados tradicionales y los caucheros no les coaccionaban para no crearse enemigos. Prefirieron llevar los peones, como dijimos, del Ucayali. Los pocos matsiguengas que colindaban con los campamentos caucheros gozaban de cierta libertad y hasta se les consentía trabajar caucho independientemente. "Hay abierta una cantidad de estradas de jebe trabajadas por salvajes matsiguengas que viven en las inmediaciones de Cahuide, pero que trabajan de una manera caprichosa e inconsciente" (IB.: 385). Pero de ninguna forma los matsiguengas se sentían libres con la presencia de los caucheros en su medio, pues éstos habían invadido su territorio y ellos vivían la tragedia de sus hermanos que habían huido a los cerros, sin chacras ni pescados ni caza, con los cuales se solidarizaban con el recuerdo y con el sentimiento. Se sentían, por tanto, con el complejo de oprimidos. Esto lo manifestaban con su indiferencia, con su resistencia pasiva y, también, algunas veces, con la violencia. En Compirusiato muere en sus manos un tal Patberg (IB.: 383); en Timpía un francés de nombre Revoux y su empleado de nacionalidad italiana (IB.: 384). Toda esta integración económica y geográfica generaba un intercambio de personal que se movilizaba del norte al sur, con el consiguiente intercambio cultural entre los diferentes grupos étnicos que servían a los caucheros, del Madre de Dios, de Iquitos, del Ucayali del Bajo Urubamba, con los del Alto Urubamba. Pues aunque los matsiguengas del Alto Urubamba no fueron asumidos oficialmente por la empresa cauchera, sin embargo fueron excluidos, marginados y, sin duda, desde su marginación han sido muy influenciados cultural y socialmente. Desde esta época viene el intercambio de identidad o pertenencia a un grupo determinado, sea matsiguenga o campa. Un campa del Alto Ucayali o del Tambo, cuando llega al Alto Urubamba adquiere la identidad de matsiguenga; y, al contrario, un matsiguenga del Alto Urubamba, cuando llega al Ucayali y al Tambo se identifica como campa. El año 1914 y 1918 se declaraba fracasado el boom cauchero. Las casas caucheras se cerraron, lo cual era signo de que cada cual debería emprender otra forma económica, si es que deseaba sobrevivir. Social y económicamente, la caída repentina del caucho ha dejado a muchas familias empobrecidas, a otras desorientadas. Pero los nativos se aliviaron de las grandes cargas que el trabajo del caucho les había impuesto en nombre de la "civilización".

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Los testigos de la época del caucho han sido, en primer lugar, los mismos caucheros, pero también los nativos y los misioneros. Los caucheros han desaparecido ya todos y con ellos los rastros dejados en las selvas y ríos; aunque quedan pequeños restos de lo que fue aquella locura en Iquitos y en Sepahua. En Sepahua quedó el recuerdo de casas de ladrillo derruidas, canales de desagüe, calles empedradas de dos Km. de largas, calles transversales pavimentadas con cascos de botellas de los mejores licores europeos (ALVAREZ, Ricardo, 1996: 229-245). Los nativos conservan en sus tradiciones la etapa de terror y de muerte que han vivido sus padres y abuelos, con grandes secuelas psíquicas grabadas en su misma cultura, y con secuelas sociales como la marginación y la pérdida de identidad, que no han podido ser superadas, ni con el apoyo de las leyes ni de sus organizaciones comunitarias. Al darse por terminado el boom cauchero, los indígenas que lo extraían quedaron libres. Procuraron recuperar el hábitat del que habían sido desplazados. Piros y campas utilizaron los grandes batelones de los caucheros, surcaron el Manu, pasaron el Varadero y recuperaron el río Urubamba a través del Mishahua. En el Urubamba los esperaban nuevos patronos del Ucayali y del Tambo que iniciaban la producción ganadera, agrícola y maderera en los fundos o haciendas. Campas y piros volvieron de nuevo a la esclavitud. Otros muchos huyeron al interior de la selva evitando ser de nuevo esclavizados. Los nuevos patronos siguieron la práctica de las correrías para aumentar el personal trabajador. Los campas y los matsiguengas siguieron siendo el objetivo principal de las correrías. Pero, a pesar de haber terminado el caucho, los matsiguengas del Alto Urubamba huidos, no se han reintegrado todos a su hábitat tradicional, quedando aislados, unos en los cerros y otros en el Tambo y Ucayali, esperando la oportunidad de establecer, algún día, relaciones con sus paisanos. Los patronos del Ucayali siguieron viajando al Alto Urubamba en busca de peones. El P. Andrés Ferrero describe con mucho dramatismo de detalles una de estas incursiones a la altura del Pangoa hecha por personas llegadas del Alto Ucayali (FERRERO, Andrés. Misiones Dominicanas, Nº 164, 1948: 248-249). En el año 1946, en la boca del Ticumpinía, muere asesinado por los matsiguengas el que fuera su patrón Angulo (Ferrero, A. Misiones Dominicanas, Nº163: 1947: 211-212). En la boca del Camisea Romano e Italiano proveen de mujeres y de niños al patrón Pepe Pérez, a cambio de ropas, ollas y escopetas. En Shihuangoreni, el curaca Shirungama intercambio mujeres y niños con el patrón Collazos (Archivo de Misiones Dominicanas). El tráfico de balsas `portando seres humanos para la venta es frecuente en el Urubamba. Son muchos cientos los niños y mujeres del Alto y Bajo Urubamba, del Picha y del Manu que son transportados al Ucayali. Pero, además, otras balsas siguen a estas caravanas: Son los maridos y los padres, que no quieren estar separados de sus mujeres e hijos. Al desplazamiento forzado le sigue la migración voluntaria. Resultado de esta primera etapa es que los campas o matsiguengas son desplazados de su hábitat del Alto Urubamba, unos forzados a emigrar, otros huidos de las correrías y de la esclavitud y refugiados en las altas montañas. En el año 1950 en las márgenes del río Urubamba no existían poblados indígenas. Uno podía viajar desde Maldonadillo al Pongo de Mainique, sin encontrar un poblado indígena. Los indígenas eran excluidos de presentarse al público. Unos, esclavizados en los fundos y haciendas, otros huidos en los lugares más recónditos. Unos y otros sometidos a un sistema económico y social injusto, dominante, marginativo, exclusivista; esperando unos y otros la liberación. Este sistema sigue vigente hoy, cuando hay quienes propician encerrar y aislar en reservas a quienes por defender sus derechos a la vida y a la familia huyeron de los caucheros. Se dice que muy pocos o casi ninguno de los que bajaron al Ucayali regresaron a sus tierras. Pero ninguno, en donde estuviera, se habría olvidado de su origen y de su cultura; pero otros, de estos viajes, conseguirían un trasvase de cultura. Esto es muy importante. Entre muchos casos podemos citar dos: El P. Alegre, párroco de Atalaya, escribió en su HOJITA MISIONERA, que fue solicitado por un matsiguenga anciano de Chirumbia (Alto

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Urubamba), residente en un fundo de Ucayali, que se sentía próximo a morir, para que le administrara el sacramento del matrimonio en la Iglesia. El recordaba que en la misión de Chirumbia, cuando era niño, le habían enseñado que, no estando casado, debía recibir el sacramento del matrimonio antes de morir. Otro caso es el de “Picaruro”. Este era un campa trabajador de un fundo del río Tambo, que viajó a Huancayo en el año 1947 con su patrón y algunos piros. Al pasar por Puerto Ocopa, el misionero que los hospedó les enseñó a rezar el “Ave María”. Cuando recitó la frase “ruega por nosotros pecadores”, dijo “ruega por nosotros PICARURO”. Desde entonces los piros le llamaron PICARURO. En el año 1856 llegó al Urubamba y se estableció en Huitricaya, con el nombre de matsiguenga y de PICARURO. II. Movilidad de los matsiguengas. Segunda etapa (1950.2000). En el año 1948 se crea la misión de Nuestra Señora del Rosario en Sepahua. Su finalidad es: Evangelizar y desactivar la red de tráfico humano. Escribe el P. Francisco Álvarez desde Sepahua (ALVAREZ, Ricardo. 1997: 364-366): “En estos tiempos de libertad y civilización causa pavor el solo pensar en la compra-venta de seres humanos. Mucho se ha hecho por desterrar este mal en la selva, pero a pesar de los esfuerzos de las autoridades, en especial de la Benemérita Guardia Civil, el mal aún subsiste y en muchas ocasiones acompañado de hechos sangrientos. Hasta hace poco la compra-venta de mujeres y de niños indígenas se hacía descaradamente; hoy día se disimula algo más por temor de ser sorprendidos por la autoridad. No es difícil probar la existencia de este indigno tráfico de carne humana”. Leamos lo que publicó la "Hojita Misionera" de Atalaya en su número 16 de agosto del presente año, con el título «ALGO ESPANTOSO». (Dice): «En tiempos pasados había en estos lugares, aquí en Atalaya y en todo el Alto Ucayali, una horripilante costumbre - ya que a nadie extrañaba - la de comprar y vender niños, niñas y mujeres indígenas, los cuales iban a parar a manos de personas que los miraban como cosa propia exactamente como en los tiempos en los que la esclavitud era una cosa la más natural. Sí, era triste y vergonzoso para los que aquí y en otros lugares tenían «agencias» donde se depositaban y se hacían esas compras y ventas: Un niño o una niña hasta de doce o trece años o una mujer adulta valía unas doce libras y un niño menor una cushma o dos machetes. ¿Ya pasaron esos tiempos? ¿Ya no hay quiénes compren o vendan muchachos? Desgraciadamente la contestación es, - No, no han pasado todavía esos tiempos y esas costumbres. Lamentablemente hoy mismo, 16 de agosto de 1953, en que escribo este articulejo que me va a indisponer con muchos, se realiza esa venta y compra de niños, mujeres y niñas. No hace muchos días se pagó por una niña campa la suma de sesenta libras oro. Tampoco hace muchas semanas que se dio un mosquitero y algunas otras chucherías para que con esos artículos trajeran un niño de la misma tribu. La forma de conseguir esas mercancías humanas es todavía más cruel e inhumana que la venta: No son ya los mismos indígenas los que vienen a ofrecer a sus hijos o a los de sus paisanos; son gente civilizada que, deseando tener sirvientes para sí o para los demás, entregan artículos o armas a fin de que los mismos campas vayan a hacer «correrías» a sus paisanos. Esto es sencillamente criminal. Al obrar así estos blancos no se exponen a los peligros que acompañan a una correría y; sobre todo, cubren las apariencias logrando burlar la ley y las autoridades que les caerían encima con el cuerpo del delito. La compra-venta de «cholitos», como se dice, se realiza hoy con tanta o más actividad que hace unos años. Ojala que esta voz de alerta llegara a conocimiento de las autoridades superiores que podrían apoyar la obra de la Guardia Civil de este lugar, que por diversas

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circunstancias no puede, muchas veces, impedir tales crímenes indignos de la edad en que vivimos y de una nación que tiene tan magníficas leyes para la protección de menores y de indígenas, cual es la Nación Peruana» (Hasta aquí la HOJITA MISIONERA). Las autoridades han depositado en esta Misión del Rosario a varios menores liberados del tráfico de que eran objeto y a esta escuela de la Misión asisten otros niños comprados por personas inconscientes o sin conciencia. Son cinco niños y tres niñas. Dice el P. Francisco que para cortar este abuso es urgente el establecimiento de un Orfelinato Indígena en esta región. Desde que se fundó esta Misión del Rosario disminuyó grandemente este tráfico por temor a una denuncia por parte de la Misión. Pero para quitar el mal es necesario solucionar la educación intensa del elemento indígena y un centro en donde puedan recogerse los niños huérfanos y abandonados para su educación pues ellos son los que son objeto principal de este comercio. Desde 1948 funciona en esta Misión la Escuela Elemental Mixta N° 12216, integrada totalmente por menores de las tribus pira, amahuaca, matsiguenga y campa. Ya se han ido convenciendo estos indígenas de la necesidad de la educación de sus hijos y los envían sin recelo alguno a la escuela y tienen sumo interés en que sus hijos aprendan el castellano y a leer y a escribir como los blancos. Hoy asisten a la Escuela más de cincuenta alumnos de las diversas tribus. Por falta de ayuda económica no podemos incrementar el alumnado. Con un apoyo del Gobierno se podría, sin dificultad, triplicar el número de alumnos de ambos sexos. Son necesarios dos internados con capacidad, al menos, de 50 cada uno: Uno para varones y otro para mujeres regentado por Religiosas. Así se expresaba el P. Francisco Álvarez al llegar a Sepahua. El tráfico seguía, a pesar de la oposición de la misión y de las autoridades. Niños bajados en balsa desde el Alto Urubamba o traídos del Manu por el río Mishahua. Eran campas y matsiguengas. Hubo denuncias a Atalaya, a Pucallpa, a Iquitos y a Lima. Se han recuperado muchos niños y niñas y en el año 1957 la misión dio por terminado este tráfico. Desde 1946 se construía en el Bajo Urubamba la Colonia Penal del Sepa. Antonio Bazagoitia, contratista de la construcción, logró prestarse de algunos fundos del Tambo y del Alto Ucayali trabajadores indígenas campas, que en el Urubamba serían matsiguengas. Estos no recibían el pago de su trabajo sino el patrón directamente. Al mismo tiempo Bazagoitia aprovechó a estos indígenas para crear su fundo en Miaría, en frente de esta quebrada, en la margen derecha del Urubamba. Pudo seducir a otros matsiguengas que viajaban al Urubamba y aumentar el capital humano de su negocio. Llegó también a poseer 25 menores matsiguengas, niños y niñas, a su servicio. La misión del Sepahua creó una escuela en su fundo para educar a estos niños.. La misma esposa de Bazagoitia llevó a Miaría dos jóvenes campa que servían a su familia en Iparía. Una vez que estos niños fueron mayores formaron familias, que se distribuyeron por las márgenes del río Urubamba En el año 1953 se fundó la misión católica del Timpía. La integraron desde su comienzo dos familias matsiguengas de la zona, matsiguengas de Sepahua, campas de Sepahua y jóvenes matrimonios matsiguengas del internado de Sepahua que habían sido recuperados del tráfico humano. Esta misión tuvo que luchar contra el tráfico humano. Los curacas matsiguengas que controlaban los ríos Timpía y Ticumpinía, traficaban con los patronos de Ucayali que surcaban el río Urubamba intercambiando mercaderías, armas y municiones por niños y mujeres. En cierta oportunidad el curaca de los Kogapakori –Félix- envió a Atalaya cuatro familias de su grupo para que las castigara la Guardia Civil. Esta, a su vez, no sabiendo qué hacer con ollas, las entregó a un fundo del Alto Ucayali. A los ocho años después se me presentaron a mi en Atalaya siete jóvenes campa, hijos de estas familias, que me solicitaban los llevara a Timpía. Así lo hice. Llegando a Timpía, lo antes posible, se fueron por tierra a Ticumpinía y se refugiaron en sus cabeceras. Pero sus padres se quedaron en el Alto Ucayali.

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El 13 de noviembre del año 1960 se fundó la misión de Picha, en la margen derecha de este río, la cual fue trasladada e Kirigueti en el año 1971. La razón de esta fundación fue el poder controlar el tráfico humano que existió en el Camisea y en el Picha, que trataba de burlar el control que ejercía la misión del Sepahua. La guerra de los curacas en esta época aumentó las competencias entre los promotores del tráfico humano. La misión del Sepahua pudo convencer, o mejor dicho, atemorizar a los traficantes del Alto Ucayali para que abandonaran esta práctica. Así lo hicieron. En el año 1954 se crearon en Yarinacocha por el ILV los primeros maestros bilingües. En ese tiempo apenas había pobladores indígenas en las márgenes del Urubamba. Los maestros matsiguengas salieron de Yarinacocha con la consigna de que eran maestros y, por lo tanto, deberían buscar por la selva alumnos para formar sus escuelas. Hubo maestros hábiles que se colocaron en los campamentos de los patronos “de abajo”, en Shihuangoreni (campamento de Collazos) y en Camisea (campamento de Pepe Pérez). Otros se fueron al Apurimac y al Tambo, transportando familias campas al Urubamba. Se crearon Mipaya y Nuevo Mundo. Otros fueron a las montañas de Camisea y Manu a buscar niños. Pero tenemos que decir que también utilizaron a los curacas Italiano, Romano y Shirungama, los cuales hicieron correrías al este y al oeste para proveer los niños para crear escuelas, con la consigna de que había que educar a los Machiguengas y no dejarles que vivan una vida salvaje. En cierta oportunidad los misioneros de Sepahua protestaron porque se trían de lejos a niños y niñas amarrados para formar algunas escuelas bilingües. Más tarde se creó Nueva Luz, pero debemos notar también que en ese año huyeron las familias matsiguengas que habitaban en la boca del Pariría porque se forzaba a sus hijos a ir a la escuela. Así se fueron creando, alrededor de las escuelas, los poblados a la orilla del Urubamba: Huao, Nueva Italia, Pucani, Bufeo Pozo, Puija, Sepahua, Míaría, Sensa, Nueva Luz, Nuevo Mundo, Kirigueti, Guayana, Camisea, Timpía. Posteriormente nacieron otros. Es explicable que algunas familias se hayan resentido al ser perseguidas para quitarles a sus hijos y hayan huido a los lugares más remotos. Hoy, a la distancia de cincuenta años, se llama a estas familias “los aislados” y se dice de ellos que no quieren comunicarse con nadie, que quieren vivir su cultura, aislados de todos. No se les reconoce sus derechos a la libertad ni a la comunicación. Su tratamiento por la sociedad nacional debe ser otro, más racional y humano. Hubo matsiguengas que se desplazaron al Bajo Urubamba, a Pucallpa, a Cuzco y a otros lugares por razón de estudios. Unos regresaron a sus lugares de origen y otros se quedaron. Otros bajaron al Ucayali en busca de trabajo y se quedaron. En la década de los setenta los matsiguengas de Camisea y Picha producían, algunos años, hasta 60 toneladas de frejol, 50 toneladas de arroz, otras más de maíz, con el apoyo de la misión del Sepahua. En el año 1980, con apoyo del ILV y de VECINOS MUNDIALES se creó CECONAMA (Central de comunidades nativas matsiguenga). Disponían de la lancha “PRINCESA DEL URUBAMBA” y hacían viajes comerciales desde el Urubamba a Pucallpa y viceversa. Extraña que hoy, 2006, los matsiguengas no pueden producir los alimentos que necesitan ¿Qué ha pasado? Tema muy sugestivo para hacer una investigación antropológica e histórica. En estos últimos años migraciones de ashaningas de la selva central han llegado al Alto Urubamba. Se dice que muchos habitantes de la carretera de La Merced a Satipo han encontrado su nuevo hábitat en este lugar. Son recibidos con el nombre de matsiguengas. Todo esto puede responder a que el pueblo matsiguenga es muy amplio y que, de algún modo, los matsiguengas desplazados y viajeros han retornado a ocupar sus nuevos hogares simbólicos. El río Urubamba ha cambiado mucho. Se ha poblado de indígenas, pero también de compañías madereras y petroleras. Estas llevan hacia los indígenas nativos nuevas formas de vida, que no son impuestas pero que aparecen ante los indígenas como modelos a seguir. Está en manos de éstos el saber encontrar en el nuevo contexto formas de vida para un

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futuro sostenible. Quisiéramos pensar que los viajes de los Machiguengas formarían parte esencial de su estructura social y política. El viaje confirma el territorio. En donde el matsiguenga pone sus pies, es su territorio, y éste no se limita sólo al espacio político del Departamento de Cuzco, sino que rebasa este espacio a Junín, Ucayali, Apurimac y Madre de Dios. Esto es lo importante: La amplitud de su territorio. No en vano el dios sopló y creó a los matsiguengas y los dispersó por toda la selva. Los viajes de los matsiguengas son viajes muchas veces circunstanciales, generalmente sin oposición externa a hacerlos y otros viajes son forzados. Por eso se mantiene la estructura de residencia, el pueblo con cultura, idioma y organización propias. El viaje no rompería entonces esta estructura. Los conceptos de cultura autóctona y de cultura nativa se someten a un proceso de cambio y de integración transversal de igual modo que el concepto de identidad étnica y en los viajes de salida y de retorno se experimenta un proceso de desestructuración y de reconstrucción con resultados híbridos. Pero si el viaje fuera visto como una proyección del pueblo machiguenga hacia el exterior ¿qué pasaría? Entonces, el pueblo machiguenga no se limitará a vivir estancado en su cultura en Alto Urubamba sino proyectado al exterior. Así como el pueblo piro se proyectaba anteriormente al Alto Urubamba, así el pueblo matsiguenga se proyectará al Ucayali o más allá. Por lo tanto los desplazamientos debieran ser vistos como significados culturales en vez de desestructuración cultural. Podemos suponer que existe una formación de identidad transcultural en el pueblo matsiguenga, de carácter intensivo y extensivo, desconocida por mucho de los que hoy día creen conocer a perfección a los matsiguengas y escriben sobre éstos.. Abrimos con esto un debate entre quienes se interesan por el pueblo matsiguenga para aclarar el alcance de su cultura. Hay un nuevo tema que debemos tratar: “El matsiguenga aislado”. Se consideran como aislados y con contacto inicial a los Kogapakori, a los nanti y a los kakinti, pero también los que han sido desplazados por el caucho. No han tenido suerte estos grupos al ser juzgados por la historia moderna como excluidos y marginados del pueblo matsiguenga. Y esta exclusión y marginación se acentúan por el hecho de que cayeron en las manos de políticos, de ONG, de petroleros, de abogados, de energía y minas, de instituciones diversas, de antropólogos y de lingüistas, que, sin profundizar en el estudio antropológico serio sobre su condición y llevados de falacias conceptuales, tratan de recluirlos en reservas, para obstaculizar su comunicación con el exterior y su desarrollo. Pero no hay matsiguengas aislados. Frente a estos hechos hacemos dos observaciones: 1. En primer lugar su aislamiento es relativo, por relación al que habla. Cualquier persona o institución a las que hemos hecho referencia, llegados de afuera a la zona, juzgan a estos grupos como aislados por el hecho de sentirlos lejanos, de no vivir en las márgenes del río grande –el Urubamba-, ignorando que el pueblo matsiguenga comprende, además del Urubamba, sus afluentes, sus pequeñas quebradas y su selva virgen. En cualquiera de estos lugares puede vivir una familia extensa o una tribu matsiguenga, sin que deban ser juzgadas como aisladas del grupo mayoritario ni del que habita en las márgenes del río grande. El concepto de aislado, tal como hoy se concibe en el río Urubamba, en cuanto una decisión voluntaria de dichos grupos, en el espacio de cien años, debe someterse a revisión, por respeto a estos mismos grupos, antes de encerrarlos en una reserva. 2. En segundo lugar, el estudio antropológico sobre estos grupos matsiguengas no pasa por el aislamiento, sino por la exigencia social y política del pueblo global, que por su estructura se divide en tribus y en familias extensas, las cuales llevan en su esencia diferencias estructurales y territoriales necesarias para su funcionamiento y reproducción. Las tribus y las familias extensas tienen, por su constitución dentro del pueblo global, derecho a elegir su residencia en cualquier lugar dentro del propio territorio matsiguenga. Hay que interpretar que estos pueblos, a los cuales se les juzga aislados, no son aislados, sino más bien integrados estructuralmente al pueblo matsiguenga. En realidad, tan aislados están respecto al pueblo matsiguenga, Timpía o Camisea, como los kogapakori, los nanti y los kakinti y otros aislados por el caucho. Por eso, una reserva impuesta por ley los aísla más, constituyéndose en un instrumento etnocida.

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LOS GRUPOS INDÍGENAS DEL BAJO URUBAMBA SIEMPRE HAN ESTADO ORGANIZADOS P. Pedro Rey, op

En la Revista “Estudios Amazónicos”, que edita el Centro Cultural “José Pío Aza”, en el n. 4 hay un artículo “Bajo la lupa del CEDIA. Políticas en el Urubamba: Un análisis del los últimos 20 años”. Este artículo es una entrevista al Ing. Ciro Miranda y al Dr. Lelis Rivera, Director del CEDIA. En esta entrevista se dice que cuando el CEDIA fue al Bajo Urubamba,”lo que encontramos fueron grupos poblaciones completamente desorganizados, sin unidad, sin organización comunal; sin territorios demarcados, ni titulados, y una zona potencialmente invadida por asociaciones de colonizaciones”. Desde nuestro criterio, podemos decir que esa poblaciones indígenas estaban totalmente desorganizadas, pero desde el punto de vista de los indígenas, estaban organizados según su sistema tradicional, como se señala posteriormente en la presente entrevista. Pensamos que no es justo calificar a estos grupos de “desorganizados”, pues siempre han vivido organizados en forma de clan familiar. Se pueden dar muchos tipos de organización, según las necesidades que haya que afrontar. Nosotros tenemos unas formas de organización de acuerdo a la situación en que nos toca vivir. Los indígenas del Urubamba tenían su organización clánica o familiar con sus propias leyes, que respondían a la situación en que vivían. Esta organización de clan familiar funcionó durante siglos. Está por ver si nuestra organización democrática durará tanto tiempo. Cuando el CEDIA llegó al Bajo Urubamba, los grupos nativos ya llevaban mucho tiempo ahí. No existían como comunidades, tal como lo exigía la ley 22175, porque el Estado nunca se había hecho presente en esos lugares. Tenemos que reconocer al CEDIA el buen trabajo de titulación de tierras de estos grupos indígenas y la organización comunal según la Ley. Pero aunque se crearon las comunidades Nativas según la Ley, los clanes siguieron activos dentro de las comunidades. Estos grupos de indígenas organizados en clanes familiares, estaban en Timpía, Camisea, Chocoriari, Kirigueti, Puerto Guayana, Camaná, Cochiri, Nuevo Mundo, etc. En estas comunidades se había creado la escuela, y los indígenas estaban muy relacionados a la escuela y al profesor. En Kirigueti y Timpía había un almacén donde los indígenas de la zona acudían para satisfacer sus necesidades primarias. En Kirigueti estaba el centro de salud que atendía a toda la zona. Había una organización que funcionaba en torno a la Misión, escuela, centro de salud o almacén de necesidades básicas. Había reuniones convocadas por el profesor, el Padre de la Misión o el curaca. No podemos decir que estaban totalmente desorganizados. Cuando llegó el CEDIA al bajo Urubamba, encontró esos grupos de indígenas, que ciertamente, no estaban organizados según nuestros criterios y la ley 22175; pero vivían organizados. Lo que hizo CEDIA, al llegar al Bajo Urubamba, fue delimitar los territorios de cada “comunidad” y gestionarles el título de propiedad, y en esto el CEDIA hizo un trabajo importante en todas las comunidades. Pero a pesar de que se titularon los territorios y se inscribieron en los registros públicos a las CCNN según ley del Estado, los clanes familiares seguían vivos dentro de las “comunidades”. Ciertamente, con la creación de las comunidades nativas según ley, se transformó o eliminó la organización tradicional: todos los clanes eligen un jefe por dos años, hay una junta directiva, hay asambleas mensuales. Es decir, se inserta entre los indígenas nuestra ideología y un sistema de gobierno que rompe con su organización tradicional. Pensamos que este paso había que darlo; pero también se ha roto su sistema de organización. Se ha hablado mucho de respeto a su forma de organización; pero les hemos metido nuestro sistema de gobierno.

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LA SEÑORA PANCHITA P. Ángel Pérez Casado, op Peña de Francia

La señora Panchita es toda una Gran Señora, aunque su presencia física sea más bien pequeña. La conocimos por los años de mil novecientos setenta, cuando regresábamos de visitar las escuelas en los poblados más recónditos de las estribaciones andinas peruanas en el hermoso Valle de la Convención. Solíamos encontrarla al pie de alguna de las “ascéticas” y complicadas carreteras con su costal de café de cuarenta y seis kilos, que había ido a recoger cargando sobre sus espaldas, a algún pequeño poblado de difícil acceso de la montaña. Nos suplicaba que la lleváramos de regreso a Quillabamba en nuestro Land Rower, cosa que hacíamos con sumo gusto pues la conversación con ella era muy agradable y entretenida a pesar de su cansancio. Muchos sacos de café bajó de las montañas la buena Pancha para venderlos a los almacenistas de la ciudad. Con lo que ganaba pagó la carrera de sus dos hijos: el varón es ingeniero civil y la mujer ejerce de enfermera en Italia. Ahora después de muchos años me he vuelto a encontrar con Pancha en Quillabamba, celebrando las fiestas del Señor de Torrechayoc de gran devoción por todos los valles cuzqueños. Camina con bastón y con unos zapatos especiales. “La columna –me dice ellala tengo bien fastidiada”, mientras yo observo algunos dedos de sus manos deformados por la artritis. El durísimo trabajo de más de treinta años para que sus hijos no pasaran las mismas necesidades que ella tuvo que sufrir, le han pasado factura. Al terminar las fiestas del Señor de Torrechayoc en Quillabamba se celebra la Eucaristía por las intenciones de la señora Panchita. No sé si el llamarla Panchita se debe a su pequeña estatura, o al afecto y estima que le tienen todos los que la conocen, pero de todas las maneras le cae bien el diminutivo cariñoso. Mientras tomamos un ponche de maní después de la misa, me dice refiriéndose a sus achaques: “ahora estoy fregada y jodida pero contenta”. Yo cambio con ella una sonrisa de picardía, mientras en el fondo de mi alma siento un gran respeto por la Señora Panchita. ¡Cuántas grandes y desconocidas señoras como Pancha, gracias a su heroísmo anónimo, han sacado adelante ellas solitas sus hogares! No sólo tienen con ellas deber de gratitud sus hijos, principales beneficiados de su entrega generosa, sino también el resto de la sociedad para los que son un ejemplo de fortaleza y de esperanza para conseguir un mundo mejor, gracias a una entrega absoluta de sus vidas.

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RUMBO A QUITO AL CONGRESO TEOLÓGICO (y II) Fray Hegel Simón, OP. Estudiante de Teología

En esta ocasión continúo con la narración, cuya primera parte fue publicada en el número anterior del presente boletín. Pues nos encontrábamos ya en la ciudad de Quito. Tuvimos una acogida muy fraterna, más de lo que imaginamos o esperábamos. Los hermanos nos instalaron en las habitaciones que tenían preparados para nosotros: Fray Marco y yo. Eran las 6.00AM de la mañana. Una vez en nuestras habitaciones, a nuestros cuerpos debido al cansancio no les quedó más que pedir un reparador descanso, después de un largo viaje. Yo particularmente me quedé en mi habitación hasta la hora del desayuno. Los hermanos fueron muy generosos: fueron a tocar a mi puerta para invitarme ir al comedor para el desayuno. Entonces fui al comedor y allí encontré a todos los hermanos disponiéndose para el desayuno. A mí me llenó de satisfacción encontrar un ambiente de expectación, de cálido afecto fraternal, y sobre todo ver que estaban todos pendientes de nosotros, los visitantes. El desayuno estuvo súper bueno: unos deliciosos preparados de alimentos típicos del Ecuador eran los que había en la mesa, y ante ellos, los hermanos nos animaban a probar de aquellas comidas. Hasta entonces los hermanos procedentes de Bolivia todavía no habían llegado, así que debíamos esperar con paciencia. Ese día, Fray José Carlos Tuarez, OP, diácono ordenado recientemente, nos invitó a conocer los diversos ambientes del Estudiantado. Recorrimos por un lado y otro, vimos los jardines, el criadero de conejos y también el de cuyes. Seguidamente, estuvimos en el templo del convento, por cierto, con un diseño, distribución de espacios, y el estilo de su arquitectura, preciosos. Todo esto fue durante la mañana; después del almuerzo, tras una breve siesta, nos acoplamos al plan de Fray Misael, estudiante del 2do. año de Filosofía, quien nos invitó a hacer un recorrido por el Templo de Santo Domingo, templo que está localizado por el centro histórico de Quito. En este lugar vive el Provincial, funciona el noviciado dominicano y el museo de arte sacro y religioso. Ya en Santo Domingo y específicamente en el Museo, Fray Misael con genialidad y brillantez de su conocimiento en arte Sacro y religioso, nos ofreció su gran paciencia para explicarnos cada detalle de las piezas artísticas que íbamos encontrando. Esta fue una magnífica experiencia. A la mañana siguiente llegaron temprano los hermanos bolivianos. Todos nos alegramos de tenerlos entre nosotros, aunque cansados pero sanos y salvos. Entonces, inmediatamente, después del desayuno, debía comenzar el congreso, razón de nuestra presencia en esa tierra. En breve llegó el Padre Tito Murcia, quien ofició una misa de apertura, deseándonos todo lo mejor, y animándonos a sacar provecho de nuestro encuentro. Para esa jornada, nos encontrábamos sólo los frailes de Perú, Ecuador, y de Bolivia, y en número éramos pocos. Nos vimos fortalecidos, y crecimos en número también, con la presencia de los Novicios, a quienes el Padre provincial, tuvo a bien integrarlos al encuentro. Aunque el congreso fue previsto para estudiantes de teología, sin embargo, había temas cuyo tratamiento general no podía ser ajeno a los novicios. Para mí, en lo personal, me agradó el ambiente de fraternidad que estábamos viviendo. Estábamos todos congregados en un local, expectantes de la temática a tratar. El Padre provincial dijo unas palabras de inauguración del evento. Me pareció algo muy confortante y motivador, darme cuenta que todos los frailes estábamos presentes; también los padres mayores, con el peso de su edad encima, nos estaban acompañando, pues era grandioso y admirable considerar la importancia de nuestro encuentro.

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Ya en el desarrollo del congreso, en el que todos estuvimos involucrados, después de una ponencia, se había previsto un espacio para las preguntas en torno a la temática expuesta, espacio que se aprovechó bien, a fin de aclarar o ampliar algún aspecto del tema que no nos hubiere quedado del todo explícito. La programación del horario, según el criterio interesante, fue de tal modo que, durante las tardes teníamos un coloquio a nivel de grupos conformados por frailes, miembros de diversos países, a fin de analizar diversos puntos de vista planteados durante el desarrollo de las conferencias. Después del coloquio, teníamos el plenario en el que exponíamos las conclusiones alcanzadas por cada grupo. Al parecer, ya con el plenario en la tarde concluía lo previsto en el horario al interior del convento. En lo contemplado como actividad externa, teníamos el recorrido a distintas zonas y lugres de Quito, como parte del programa, a fin de conocer en cierto sentido la realidad socio cultural y religiosa del País anfitrión. Dada esta oportunidad, tuvimos la suerte de visitar diversos museos de la ciudad, así como importantes obras de arte sacro - religioso de la capital. En todas las actividades externas estábamos acompañados de todos los frailes estudiantes de Quito, y del Padre Fernando Cajica, OP. , maestro de estudiantes dominicos de la provincia Santa catalina de Siena de Quito. En uno de nuestros recorridos, dada a la invitación del Padre Provincial, Fr. Tito Murcia, OP., viajamos al Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Aguas Santa de Baños. Este es un Santuario que se encuentra bajo la administración de la Provincia dominicana de Santa Catalina de Quito. El viaje fue impresionante, pues la partida fue muy temprano, y en el trayecto fuimos observando casi con cercanía algunos volcanes como el Cotopaxi, imponente todo él, cubierto de nieve a su alrededor. Nuestro destino era sin duda llegar hasta el Santuario, pues íbamos en actitud de peregrinación. Ya casi a eso de las 10:00AM, logramos divisar las faldas del Cerro Tungurahua, donde se encontraba el gran volcán en proceso de erupción, que por cierto ya habría cobrado grandes pérdidas materiales, económicas y de vida, a los habitantes de la zona. Era increíble que estuviéramos cada vez más cercanos a las faldas de aquél volcán. El Pueblo y el Santuario se localizan exactamente casi a la base de aquel amenazador volcán. Pues los pobladores nos comentaban que durante las noches era impresionante la actividad del volcán, pues parecía un festival de fuegos pirotécnicos. El volcán durante la mañana sólo se apreciaba expulsando una fuerte humareda muy densa. A las 11:00 AM, el Padre Provincial celebró una misa en el Santuario, a la que acudió mucha gente; nosotros los estudiantes preparamos la celebración y animamos la ceremonia aquella. El tiempo estaba agotado cuando eran las 4:00PM, así que nos dispusimos a arreglar todo para el viaje de retorno a Quito. Así fue, y entonces a eso de las 8:00PM llegamos a la ciudad de Quito, una ciudad muy bella vista también de noche. Pues ya no nos quedaba más que, con ese viaje, prácticamente dar por terminado nuestra estadía en Quito. Al día siguiente estuvimos de retorno al Perú, tomamos el bus y viajamos toda la noche hasta llegar por la mañana a Huaquillas. Viajamos junto con los hermanos bolivianos que retornaban a su país vía Lima. Al comentarles esta experiencia, me siento agradecido de la Orden y en particular a mi Vicariato que me dio la oportunidad de hacerme de una experiencia muy importante de fraternidad, que pude vivir en Quito. Gracias a ustedes por su paciencia y comprensión al leer este humilde relato.

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ENCUENTRO BOLIVARIANO DE ESTUDIANTES DOMINICOS QUITO – JULIO 2006 ¿Qué significa ser dominico? “Vivir virtuosamente, estudiar y predicar” (Frase atribuida, según dicen, a Humberto de Romans o a Reginaldo de Orleans) Fr. Marco Nureña, OP [Aquí les envío mis cortas anotaciones sobre el Encuentro... lo demás queda para su meditación, profundización y ¡predicación! Mis comentarios, apreciaciones y críticas van en letra cursiva.] VIVIR VIRTUOSAMENTE La palabra “virtud” actualmente no está en auge sino más el término “valor” pero este término tiene resonancias de la época mercantilista actual porque se asocia “valor” al “precio”. ¿Cuál es más importante la sinceridad o la autenticidad? Pues la autenticidad porque hace referencia a algo permanente, mientras que la sinceridad se refiere a algo transitorio. Para un dominico no debería haber la dicotomía entre mente y corazón. ¿Alguien puede explicar esto? No debería haber este conflicto. Vivir en apariencia es como un globo que se desinfla (¿se dan cuenta los demás que somos dominicos cuando no tenemos puesto el hábito religioso?¿se dan cuenta a raíz de que miran nuestro propio talante religioso: diálogo, democracia,..?) En la Bula de fundación de la OP, Honorio III dice que los dominicos somos los atletas de la fe (¡que los dominicos activemos la fe relacionándola con la vida!) La estética se diferencia de la ética en que la primera se fija en los momentos fulgurantes y la apariencia, mientras que la segunda va al fondo permanente que no es algo transitorio y que tiene la hermosura que permanece. El camino es de cruz (pero no significa que estamos llamados a poner cruces a nuestros hermanos/as). Recordemos que en el proceso de canonización de Sto. Domingo se dice que “amando a todos, de todos era amado”. Por lo tanto, hay que amar al mundo y dejar que el mundo nos ame (exacto: tanto amó Dios al mundo que envió a sus hijos los dominicos no para condenar al mundo sino par salvarlo, para que el mundo tuviera vida verdadera...) Un patriarca oriental después del Vaticano II afirmó: “Santo Domingo, icono de Cristo en el s. XIII; Congar, icono de Domingo en el Concilio” (¿quién habrá sido este patriarca?, la cuestión está en ver si los dominicos somos iconos del poder o del servicio, del estudio fácil o del concienzudo, de la oración por retazos o de la contemplación,.. además todos sabemos la honda dimensión simbólica de los iconos) ¿Qué es la virtud? El cristianismo tiene una dificultad al hablar de esto porque se sitúa entre la religión y la filosofía. La cuestión está en ver la virtud como una bisagra. ¿Hasta dónde establecer esa bisagra, esa conexión? ¿Dios puede estar sujeto a estructuras mentales del s. I o de otros siglos? ¿Dónde queda lo de “quien no actúa razonablemente va contra la naturaleza de Dios? (frase de Manuel II Paleólogo comentada por Benedicto XVI en Alemania hace poco tiempo y cuyo desliz provocó disgustos entre los musulmanes). Se afirma que Lutero llamó a Aristóteles “un payaso, un bufón”. Pobre Lutero, cargando aún con lo que hizo y dijo, a pesar de que Juan Pablo II (o su representante) en algún evento ecuménico habló bien de él. En una historia del s. XIII se dice que a Tomás de Aquino lo criticaron diciendo “pones demasiado agua en el vino” (agua = filosofía, vino = cristianismo) y él contestó diciendo:

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“Convierto el agua en vino”. ¡Qué tal signo! (cf. las bodas de Caná) Ojalá que nosotros, los dominicos, no agüemos el vino y lo convirtamos en agua. Baste un recuerdo: a nuestro hermano Gustavo Gutiérrez lo acusaron de “marxista” (véanse las perversas declaraciones en un portal católico llamado aciprensa sobre el evento sobre Vida religiosa el pasado mes de agosto en Lima). Hace varios años atrás Umberto Eco en su “Elogio a Santo Tomás” más o menos dijo que si el santo viviera hoy se interesaría por Freud y por Marx. El obrar le sigue al ser, es decir, que el hacer potencie el ser. Recordemos que hay que vivir entroncados en las virtudes teologales y éstas están relacionadas con las “potencias del alma”: Inteligencia y fe, memoria y esperanza, voluntad y caridad. Al “ser dominico” le sigue el “hacer dominicano”: estudio, justicia, paz, democracia, contemplación, predicación,... La manera de ser dominico se asocia a nuestra manera de relacionarnos con el mundo. Hay en nuestro ser distintos instintos: el placer (moderado por la templanza), la agresión (moderada por la fortaleza), la comunicación (moderada por la justicia) y la realización (moderada por la prudencia). La prudencia es ver medios buenos para lograr buenos fines, es la inteligencia de nuestros instintos. ¿Instintos, deseos o pulsiones? Quien quiera hacer distinciones está invitado/a... Una tarea grupal para los estudiantes: ¿Qué es la virtud? ¿Cómo se relaciona el perfil OP con las virtudes? ¿Sirve la estructura OP para entrenarnos en esas virtudes? Veamos el resumen de todos los grupos: La virtud moral es un hábito, una repetición de actos, una norma moral, es como una segunda naturaleza humana, tiende al bien, está unida a la norma moral. Reconocemos que alguien es virtuoso cuando hace algo de manera pronta, fácilmente y con deleite (según Tomás). La fe, la esperanza y caridad están unidas a la obediencia, a la pobreza y a la castidad, respectivamente. ¿Qué tan castos somos cuando somos caritativos? ¿Qué tanta esperanza podemos brindar cuando vemos la pobreza (y la extrema pobreza) del mundo? ¿Cómo se mide nuestra fe al obedecer, al escuchar? Recordemos que la formación en la virtud es a largo plazo. Pero no dejemos para el martes lo que podemos hacer el lunes... ESTUDIAR Estudiar es escuchar inteligentemente. La primera clase de teología es el coro –entender con la razón y el corazón lo que dicen los labios–. La primera clase de teología es la práctica misma de la contemplación... quizás por eso M.–D. Chenu decía que detrás de toda una teología había una espiritualidad y no tanto al revés, además afirmaba que todo cristiano consciente es inconscientemente teólogo. Pr 1, 1-7 (aprender para adquirir virtud mediante el temor de Yavé); Sb 3,10-12; Is 11,1s El estudio OP no es saber por saber, no es saber filantrópico, es estudiar para la salvación. Una tarea grupal para los estudiantes: Proponer un concepto de sabiduría con citas de la Escritura. Ver la realidad, ventajas, carencias en el área de estudios. Discusión sobre “Código da Vinci” y el “Evangelio de Judas”. Para los frailes estudiantes, la sabiduría es un tesoro de juicios que nos conduce por la vida, es cualquier actividad humana que nos lleva al bien, es el camino que nos ayuda a evitar el pecado, es la virtud que nos lleva al bien y se cultiva por la praxis, es la fuerza dinámica creadora. PREDICAR Preocúpense los visitadores de ver que los conventos sean propicios para los frailes en la

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teología y propicios para los laicos en la predicación (Humberto de Romans, Comentario a la regla). La predicación es un cruce entre la Palabra de Dios, la realidad de la comunidad y la circunstancia del sacramento. A través de la predicación hay que colocar más luz que azúcar. Somos predicadores no porque predicamos en la homilía sino porque ontológicamente lo somos (Damián Byrne). DOS CUESTIONES FINALES El ARTE. La estética es un acto, ve la objetividad de la cultura, su racionalidad. Una obra de arte OP debe ser una obra que sea modelo, que inspire, que predique . El arte religioso no está en el culto, está en un museo, por eso se distancia del arte sacro porque está para el culto, está en un templo o algo parecido. No porque aparece un elemento religioso en una obra ésta es arte religioso. Para Santo Tomás podemos venerar, contemplar una imagen, por la misma encarnación del Hijo de Dios. Gregorio Magno deseaba que la gente contemplara las obras de arte sacro en el templo. Trento manifestó que los obispos y los superiores religiosos competentes vigilen la producción de imágenes sacras. Vaticano II manifestó que pedía que los templos tengan como mínimo una imagen para que la gente la valore pero que no haya muchas imágenes para que el pueblo no se distraiga, además que las obras que no están en el templo, estén en un museo. La EUCARISTÍA para Tomás de Aquino es el principal sacramento porque contiene al mismo Cristo. El cáliz representa la pasión de Cristo. Hay que beberlo como si bebiéramos del costado de Cristo. Por eso no se reserva sino que se consume. La hostia representa la encarnación, por eso se reserva. En todos los sacramentos Cristo está presente virtualmente, pero en la eucaristía está presente realmente. Tomás no diferencia cuerpo/sangre sino explica qué significan el cuerpo y la sangre a través de la hostia y del vino.

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VIAJE DE MONS. FRANCISCO AL BAJO URUBAMBA Manuela Carpio, MS MISEMA Maldonado

Mons. Francisco González Hernández realiza el viaje al Bajo Urubamba del 07 al 15 de octubre, le acompaña la Misionera Manuela Carpio, encargada de la RESSOP. La finalidad es celebrar el Sacramento de la Confirmación y conocer la realidad de las Instituciones Educativas pertenecientes a la Red Escolar de la Selva del Sur Oriente Peruano (RESSOP). Primeramente llegamos a Atalaya para visitar Maldonadillo los días 7, 8 y 9. En este lugar no hubo confirmaciones, también por haber cambiado su ruta de viaje Fr. Wilfredo Severino, que integra el equipo en esta parte. Se tienen reuniones con los Misioneros Seglares, donde también estuvieron presentes las misioneras de Santa Clara. Luego al día siguiente, por la mañana, se tiene la reunión con los profesores, en la cual ellos manifiestan sus inquietudes. Por la tarde, reunión con el párroco y visita a algunas familias. Se tenía programado salir el 9 muy temprano para continuar a Sepahua, pero no fue posible porque llovía torrencialmente. Amainó hacia las 11 de la mañana, fuimos a Atalaya para coger la avioneta, pero no pudo realizarse el viaje porque llovía en Satipo y Sepahua, por lo que tuvimos que quedar y pasamos la noche en casa de los Padres Franciscanos. El P. Gregorio y Mons. Gerardo nos atendieron con mucha amabilidad. Al día siguiente, martes 10, a las 10:00 de la mañana, fuimos en la avioneta a Timpía a donde llegamos a las 11:30 de la mañana. Visitamos toda la Institución Educativa de Primaria y el CEO. Esa misma tarde tuvimos la reunión con los profesores y padres de familia. Aquí tampoco hubo confirmaciones. Sólo hay una misionera seglar. Por la mañana del miércoles, en la avioneta, bajamos a Kirigueti a donde llegamos a las 9:30 a.m. Por la tarde hubo reunión con todos los profesores y el párroco. A las 7:p.m. se realizaron las confirmaciones, hubo 14 confirmandos. La tarde del jueves bajamos en bote a Sepahua: allí llegamos a las 5:p.m. El viernes por la mañana, a las 11 de la mañana, hubo una actuación en el colegio. Tuvimos la reunión con los profesores y un almuerzo. Por la tarde se realizaron las confesiones de los confirmandos y Bautismos. Al día siguiente, sábado, se continúa la reunión con los profesores. A las 7:00 de la noche se tienen las Confirmaciones donde 36 jóvenes recibieron el Sacramento. Estamos agradecidos a todos los Centros, sacerdotes, religiosas, misioneros seglares y profesores por la acogida y aceptación.

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CONOCIENDO A LA FAMILIA DOMINICANA EN LA SELVA PERUANA Fr. Brian J. Pierce, OP Promotor de Familia Dominicana en América Latina y el Caribe

En agosto pasado tuve la maravillosa experiencia de poder pasar diez días en la selva peruana, en la parte del Bajo Urubamba donde se encuentra la misión de Kirigueti. Aunque conozco a varios de los frailes del Vicariato Regional de Santa Rosa, y vivo en Lima con los estudiantes del Vicariato, nunca había tenido la experiencia de ver, oír, y palpar con las manos (1 Jn 1) la realidad de la selva. No pretendo decir que en diez días llegué a conocer la realidad de los pueblos de la selva, pero sí he podido experimentar un poco de esa realidad y ver la hermosa labor apostólica de la Familia Dominicana en esta parte del Perú. El autobús de Lima se malogró en el camino, así que llegué tres horas tarde a Satipo, pensando que ya había perdido la conexión que Fr. David Martínez había organizado con Enrique Tantte, piloto de la avioneta de Alas de Esperanza. Medio dormido todavía, me monté en un moto-taxi y llegué a la pista justamente en el momento decisivo, y con suerte (y con la ayuda de algún ángel de la guarda, supongo), dentro de veinte minutos Enrique y yo estábamos volando hacia el mundo verde de la selva. Cuando vi las sonrisas en los rostros de David y de los niños y jóvenes al llegar a Kirigueti, sabía que iban a ser días de gracia para mí. ¡El sólo imaginar 10 días sin automóviles, autobuses, combis, y teléfonos celulares ya era para mí saborear algo del Reino de Dios! El primer día pude conocer algunos aspectos de la misión y el trabajo que Fr. David, junto con un equipo de tres profesores (Yela, María y Fredy), está llevando a cabo maravillosamente bien. Dado que no hay otros frailes compañeros en la misión en este momento (¡Sentí la tentación de quedarme yo!), me impresionó que David y estos tres laicos han logrado crear un ambiente muy fraterno y de vida en común: trabajan coordinadamente, comen juntos, y organizan, juntos con los mismos estudiantes, la vida de estudio y las celebraciones eucarísticas en común. Estos esfuerzos me parecieron muy sanos y esperanzadores, y ayudan, a mi parecer, a crear un ambiente de formación integral. El domingo por la tarde, por ejemplo, vi al equipo de profesores reunido en tres grupos con los jóvenes, tratando temas de desarrollo humano y comunitario. Me alegré mucho al ver que los jóvenes del internado no están recibiendo sólo una educación formal, sino que están siendo formados para la vida, para ser personas responsables en sus comunidades. Con todo el equipo me sentí muy ‘en casa’ y les agradezco enormemente su fraterna acogida. Y a los jóvenes, les agradezco el haber compartido conmigo su alegría y sus ganas de estudiar, y por haberme invitado a probar uno de sus platos preferidos: ¡chicharra asada! El mismo día domingo, después de la misa, conocí a un profesor, llamado Nicolás, de la comunidad de Cochiri. Nicolás estaba de visita en Kirigueti con su familia para acompañar a su hija que regresaba a Sepahua para seguir con sus estudios en el internado de chicas que tienen las Dominicas Misioneras del Rosario y los frailes allí. Después de una plática agradable e informativa con el profesor, Nicolás, sentados debajo de un árbol frente a la capilla, me dijo, “Padre, mañana volvemos a nuestra comunidad. ¿Por qué no nos acompaña?” No recuerdo exactamente qué pasó en las siguientes horas después de la invitación que me hizo el profesor Nicolás, pero lo que sí sé es que a las 9 de la mañana del día siguiente estaba subiendo en una canoa con dos familias para emprender un viaje de dos días, río arriba, hacia Cochiri. Agosto no es época de lluvias, así que aprendí muy pronto que viajar por el río en esos meses significa que a veces la canoa lleva a las personas y en otras veces las personas llevan la canoa. ¡Una relación mutua! Llegamos esa primera noche a la comunidad de Campo Verde, y después de un caldito de pato silvestre, dormimos en la posta de salud, gracias a la hospitalidad de la comunidad. Muy cansado después de un día de mucho empuje, dormí como un niño, gozando de los sonidos de la selva nocturna. El día siguiente seguimos nuestro camino hasta Cochiri. ¡El saber que el regreso a Kirigueti iba a ser río abajo fue una gran consolación para mí!

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Viví dos días en Cochiri, observando y aprendiendo muchas cosas de la vida de la comunidad, celebrando la misa, bautizando a unos niños, y por supuesto, ¡tomando harto masato! El profesor Nicolás sabe mucho de plantas medicinales y me iba dando unas clases itinerantes sobre los poderes curativos de la selva. Me he maravillado de la belleza natural y la grandeza de los ríos de la zona, y me doy cuenta más que nunca de la gran responsabilidad que tiene la humanidad de proteger estos rincones sagrados del planeta Tierra. Muchas cosas que vi en las comunidades indígenas de la selva peruana me recordaron de mis años en Centroamérica, especialmente el año que trabajé pastoralmente en la Parroquia de Santa María de Cahabón en Alta Verapaz, Guatemala. Los pueblos indígenas viven un muy profundo sentido de familia y de comunidad, algo que se ve de manera especial a la hora de comer. Sus grandes valores comunitarios sirven de ejemplo para la Iglesia de hoy, recordándonos de los rasgos de la iglesia primitiva y de la necesidad de construir un mundo de igualdad y fraternidad. A diferencia de mi experiencia en las comunidades indígenas guatemaltecas, percibí que la religiosidad cristiana y católica está a un nivel menos desarrollado en esta parte de la selva peruana, por lo menos en las tres comunidades que yo visité. Me preguntaba varias veces si no habría manera de preparar, de entre los estudiantes del internado de Kirigueti (y las demás misiones), a jóvenes catequistas o Delegados de la Palabra que podrían un día volver a sus comunidades y, desde la cultura, profundizar la catequización de su misma gente. Aunque, según Fr. David, las iglesias evangélicas, de tendencia fundamentalista, no han entrado mucho en la parte de la selva que corresponde a la misión de Kirigueti, sé que en otras partes del continente aprovechan mucho la poca preparación en la fe para ganar a adeptos. Conocí a algunos jóvenes del internado en Kirigueti que, sin duda, tienen la capacidad de ser muy buenos líderes católicos en sus comunidades. La experiencia muy positiva en Centroamérica con catequistas indígenas y con Delegados de la Palabra de Dios podría iluminar, creo yo, la tarea evangelizadora de las misiones dominicas del Perú. El regreso a Kirigueti fue mucho más rápido (¡y menos cansado!) que la ida. Paramos en Campo Verde para la celebración eucarística y llegamos a Kirigueti a eso de las 5 de la tarde, cansados, quemados por el sol, pero muy agradecidos por una experiencia inolvidable. El aprecio que tengo por los frailes, hermanas y laicos dominicos que han servido como misioneros en estas comunidades nativas por cien años es inmenso. Agradezco enormemente la invitación que me brindó el Vicariato, y en especial, Fr. David (con la ayuda técnica de Fr. Vicente Suárez desde el Convento de San Alberto de Lima). Yo sé sin duda que nuestro Padre Santo Domingo y nuestros antepasados misioneros: Pedro de Córdoba, Antón de Montesinos, Bartolomé de las Casas, Mons. Ramón Zubieta, la Beata Ascensión Nicol, Fr. José Pío Aza y tantos y tantas más que nos han precedido por el camino de la evangelización misionera tienen que estar sonriendo y bendiciendo los esfuerzos que hoy se siguen dando por acompañar y evangelizar a estos pueblos hermanos nuestros. ¡Que Dios haga fructificar todos estos esfuerzos!

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FRAY REGINO: Bodas de Oro Monseñor Juan José Larrañeta O.P. Obispo Puerto Maldonado

El día 6 de este mes de Noviembre, Fray Regino Sánchez, misionero dominico en Quillabamba, celebra sus bodas de oro de profesión religiosa. Es una celebración gozosa y festiva para él y para todos nosotros. Decía el Papa Juan XXIII a Monseñor Ariz, quien cumplía 25 años de sacerdote: "las bodas de oro son un verdadero Jubileo donde el Señor concede muchas gracias y bendiciones". Hoy, cuando podemos contemplar el Jubileo de este entrañable Hermano, creo que estamos de suerte porque él no sólo es el protagonista de la fiesta, sino porque todos nosotros vamos a recibir abundante bendición. Es el mérito del "Fray", su gloria y el aporte de su ofrenda al Señor por todos los años de vida religiosa que le ha dado. Toca a Fray Regino vivir una celebración con sentimientos de gratitud. Dios le ha colmado de un carácter abierto, cariñoso y entregado. Gratitud por haber llegado a esta fecha. Gratitud de nosotros, los ausentes, que rezaremos ese día por él. Gratitud de todos los presentes en esa querida Quillabamba. Me aúno a tantas muestras de afecto que recibirá. Fray Regino va a vivir, una vez más, su día de ofrecimiento. Cuando iba viviendo día a día, mes a mes, año tras año su vida religiosa; cuando ofrecía los mejores años de su vida, más aún, los únicos años de su juventud y los dejaba, bajo el amparo de la Orden dominicana, a la Iglesia del Perú a través de nuestro Vicariato Apostólico, esas plegarias, ofrendas y oblaciones subían al cielo y Dios convertía las plegarias y fatigas misioneras en auténticas gracias en favor de muchos hermanos. Dios miró siempre con complacencia la entrega religiosa de Fray Regino. Desde estas letras y en de nuestra Iglesia particular y de la propia Iglesia del Perú quiero dar las gracias por todo lo que Fray Regino ha ido haciendo entre nosotros. No podemos olvidar en estos 50 años el trabajo vocacional que este sencillo Hermano ha venido realizando para obtener vocaciones dominicanas y sacerdotales. Que el Señor le bendiga copiosamente. Que Dios siga iluminando el camino misionero de Fray Regino. Que su santo patrón, San Martín de Porres, vele por él ante el Padre bueno en favor de muchas gentes. Necesitamos muchos misioneros como este destacado Hermano. Viviremos la fiesta unidos en la oración y recuerdo. Felicidades de todo corazón. Gracias por todo lo que nos has dado.

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EFEMÉRIDES

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noviembre Bodas de oro Primera Profesión de Fr. Regino Sánchez Vaquero, OP (06/11/56).

14 noviembre Aniv. muerte del P. Adolfo Torralba Serrano, OP (14/11/05). 08 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Roberto Ábalos Illa, OP (08/12/79). 10 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. John Coaguila Coaguila, PBRO (10/12/00). 11 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. David Martínez de Aguirre Guinea, OP (11/12/99). 14 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Francisco Panera González, OP (14/12/75). 16 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Luis María Verde Irisarri, OP (16/12/73). 17 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. José Ramón Martínez, OP (17/12/60). 18 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Vicente Suárez Alvarez, OP (18/12/82). 18 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal de Mons. Francisco González Hernández, OP (18/12/82). 19 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Ángel Pérez Casado, OP (19/12/59). 19 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Valentín Lazcano Osa, OP (19/12/59). 19 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Widman Díaz Pereira, PBRO (19/12/04). 19 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Nemecio Montañez Roque, PBRO (19/12/04). 19 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Linder Rozas Canal, PBRO (19/12/04). 19 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Lidio Huamán Barrientos, PBRO (19/12/04). 22 diciembre Bodas de oro Ordenación Sacerdotal del P. Joaquín Barriales Ardura, OP (22/12/56). 22 diciembre Bodas de oro Ordenación Sacerdotal del P. Vicente Borge Gómez, OP (22/12/56). 23 diciembre Aniv. Primera Profesión de Fr. Máximo Maestro González, OP (23/12/54). 30 diciembre Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Hébert Valentín Olivo Ayala, PBRO (30/12/90). 21 enero Aniv. Ordenación Sacerdotal del P. Daniel Wankun Vigil, OP (21/01/96). 30 enero Aniv. Primera Profesión de Fr. Juan Jordán Chauca, OP (30/01/55).

¡A todos nuestras felicitaciones más efusivas! Que Dios les bendiga y les ayude a seguir siendo fieles a su vocación.

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CUMPLEAÑOS

14 noviembre Fr. Máximo Maestro González, OP (14/11/32). 19 noviembre Fr. Hegel Simón Sejempo, OP (19/11/66). 21 noviembre P. Daniel López Robles, OP (21/11/29). 27 noviembre Fr. Luis Ricardo Villegas Ancajima, OP (27-11-85) 29 noviembre P. John Coaguila Coaguila, PBRO (29/11/64). 04 diciembre P. Joaquín Barriales Ardura, OP (04/12/32). 04 diciembre Fr. Juan Carlos Villegas Ancagima, OP (04/12/80). 08 diciembre P. Roberto Ábalos Illa, OP (08/12/46). 13 diciembre P. Francisco Javier Carballo Fernández, OP (13/12/66). 15 diciembre P. Pedro Rey Fernández, OP (15/12/45). 17 diciembre Fr. Marco Antonio Nureña Anacleto, OP (17/12/74). 25 diciembre Manuel Sandoval Mendoza, DIAC (25/12/77). 29 diciembre P. José Ramón Martínez, OP (29/12/34). 31 diciembre P. Fredy Gilberto Angulo Yépez, PBRO (31/12/68). 01 enero Fr. Henry Cruz Cruz, OP (01/01/83). 07 enero P. Francisco Panera González, OP (07/01/52). 10 enero P. David Martínez de Aguirre Guinea, OP (10/01/70). 11 enero P. Ricardo Alvarez Lobo, OP (11/01/25). 15 enero P. Mario Vargas Farfán, PBRO (15/01/65). 20 enero P. Róger Gerardo Rivera Inisuy, PBRO (20/01/60). 22 enero P. Vicente Borge Gómez, OP (22/01/32). 24 enero Fr. Edwin Silva Quispe, OP (24-01-84)

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NOTICIAS * 16/08/06: Se incorpora a la Comunidad formadora del Convento de San Alberto Magno de Lima el P. Juan José Salaverry, recientemente nombrado por el Maestro de la Orden Regente de Estudios de la Provincia del Perú, quien regresa de hacer sus estudios de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca (España). * 30/08/06: Regresan de España después de asistir al Capítulo Provincial en Caleruega los PP. Miguel Zabalza, Francisco Panera y Santiago Echeverría. * 31/08/06: En el convento de San Alberto, celebra la Misa Conventual el P. David Martínez de Aguirre y, luego cena con la comunidad acompañado también de los Padres Miguel Zabalza y Francisco Panera. Septiembre 2006 * 03/09/06: Se celebra en Maldonado una serenata con motivo de la festividad del patrón del Seminario San Juan María Vianney. Asisten diversos grupos parroquiales. Ha habido canciones, bailes, teatro. Al final el Seminario ofreció un chocolate para todos los asistentes. 04/09/06: El Prior Regional visita el postulantado en la Casa del Bto. Jordán, celebrando la misa con la comunidad. En esa casa tenemos a dos postulantes de nuestro Vicariato, junto con otros cinco de la Provincia. En Maldonado fiesta de San Juan María Vianney, patrono del Seminario. Monseñor Paco preside la Eucaristía que fue concelebrada por el P. Róger Rivera, P. Widman Díaz, P. Lidio Huamán, P. René Salízar, P. Jhon Coaguila, P. Jorge Puma... El Seminario ofrece a continuación una cena a los asistentes. Viaja Fray Julio Madueño de Lima a Lambayeque. Aprovechó unos días antes de su retorno a España. En Lambayeque Fray Julio departió con los misioneros seglares, con miembros de la familia dominicana y con tanta gente conocida un cariño y afecto que es difícil de borrar. Los Lambayequanos siguen fieles a la gratitud por la labor que los misioneros dominicos desarrollaron en esa entrañable ciudad por muchos años. Fray Julio reaviva esos sentimientos. El día 9 de setiembre retornó a Lima dejando, una vez más, sentimientos renovados de fe y reconocimiento. Lambayeque, una vez más, ha tributado un homenaje sincero al hermano visitante. * 06/09/06: Visita del Prior Regional al postulantado de primer año en la casa de Fr. Bartolomé de las Casas en Chosica. Almuerza con la comunidad y en la tarde regresó al Santuario de Santa Rosa. Los Obispos del Perú sacan un Comunicado sobre la Pena de Muerte que se pretende imponer para casos de violación y asesinato. * 08/09/06: Regresa de España el P. José Ramón. Los Misioneros Seglares celebran una Eucaristía de acción de gracias por el aniversario de MISEMA; se celebra en la catedral de Puerto Maldonado. Estuvo presidida por el P. Daniel Wankun. Después con el acompañamiento de Mons. Paco tiene lugar una cena en la casa de MISEMA. * 10/09/06: En Villa Marista de Santa Eulalia - Chosica se reúne la Familia Dominicana con el Maestro de la Orden. Se realizó un intercambio de saludos y experiencias en donde participaron unas 150 personas miembros (masculinos y femeninos) de la Familia Dominicana de Lima. Acuden del Vicariato los PP. Miguel Zabalza, Daniel López y José Ramón, junto con nuestros estudiantes y postulantes. También estuvo presente Mons. Juan José Larrañeta. El P. Carlos Azpíroz, Maestro de la Orden, ha estado dirigiendo los Ejercicios Espirituales a 89 monjas Dominicas pertenecientes a los Conventos de Clausura que la Orden tiene en América Latina (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile, Argentina, Perú, Colombia, etc.) Ha habido un intercambio de saludos, reflexiones y experiencias. El día jueves 14 de setiembre, Fray Carlos

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Azpíroz emprendía viaje de retorno a Roma. * 12/09/06: El Prior Regional inicia una visita de dos días a los estudiantes del Convento de San Alberto. Roban en San Lorenzo, Puente Inambari, la camioneta de la Parroquia de Quincemil. * 14/09/06: El Maestro de la Orden acude al Santuario de Santa Rosa en una visita rápida de cortesía fraterna antes de partir para Roma. Lo recibe el P. Prior Regional y el resto de los religiosos. Luego va al convento de Santo Domingo para hacer lo propio con la comunidad de la Provincia del Perú. * 15/09/06: Viaja Fr. Julio Madueño de retorno a España, después de haber colaborado con las labores del Santuario de Santa Rosa durante los meses de julio y agosto. * 18/09/06: En el Convento de San Alberto se reúne con el Prior Regional la comunidad formadora, es decir, los PP. Juan Anguerry, Prior, Richard Manrique, Maestro de estudiantes, Juan José Salaverry, Regente de Estudios, y Vicente Suárez (de nuestro Vicariato), Subprior del convento. El objetivo de la reunión era una pequeña evaluación de la marcha de los estudiantes del Vicariato en sus estudios y vida religiosa. * 21/09/06: Llega Fr. Wilfredo Severino de la Misión de Timpía a Lima, para verse con los médicos. En este día se recibe un mensaje de correo del P. Crescencio Palomo, nombrado por el reciente Capítulo Provincial como postulador de la causa de beatificación del P. José Álvarez (Apaktone), en el que da cuenta de haberse hecho cargo de dicha causa. * 24/09/06: Llega de Quillabamba a Lima el P. Julián Lasheras para verse con los médicos. Todo va bien y se regresa a su parroquia el día 1 de octubre. * 25/09/06: En la Parroquia El Rosario de Maldonado se inicia el curso sobre el Evangelio de San Marcos. Expone el P. Daniel Wankun. En el Convento de San Alberto, de Lima, se reúne la Comisión de Vida Intelectual de la Provincia de San Juan Bautista del Perú, presidida por el Regente de Estudios, P. Juan José Salaverry, e integrada por los PP. César Medina, Juan Anguerry y Vicente Suárez. Estaba invitado el P. Daniel Wankun, Promotor de Estudios del Vicariato Regional de Santa Rosa, pero no pudo asistir. Los temas a tratar eran: la revisión de la Ratio Studiorum Provincialis, el año de dominicanismo y el plan de formación permanente de la provincia para el presente cuadrienio. Por razones de tiempo no se pudo tratar todo. Se acordó tener una próxima reunión el 30 de octubre para comenzar las coordinaciones sobre el año de dominicanismo. * 29/09/06: Llega a Lima, procedente de España, el P. Rafael González Blanco quien impartirá clases de Sagrada Escritura hasta final de año en el Seminario San Juan María Vianney de Puerto Maldonado. Se inicia en el centro pastoral Apaktone, de Maldonado, el retiro espiritual donde participan los distintos agentes pastorales de la ciudad. Organiza el Párroco de Ntra. Sra. del Rosario, P. Daniel Wankún, OP. Octubre 2006 * 01/10/06: Viaja a Maldonado el P. Rafael González Blanco para dictar clases de teología en el Seminario San Juan María Vianney. El P. Julián Lasheras viaja a Quillabamba después de haberse realizado el chequeo médico sobre la prótesis de cadera que le pusieron. * 05/10/06: Llega de España el P. Roberto Abalos. Las misioneras dominicas del Rosario celebran en el convento del Patrocinio de Lima (Alameda de los Descalzos) una Misa de Acción de gracias, a los 88 años de la

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fundación de la Congregación. Preside la Eucaristía Mons. Larrañeta. * 07/10/06: Viaja a Sepahua, de regreso Fr. Wilfredo Severino, acompañando a Mons. Paco y a la misionera Manuela Carpio que van a visitar la zona: Mons. Paco para realizar las confirmaciones, la misionera Manuela, como directora de la RESSOP, a visitar y supervisar los centros educativos. Se celebra en Puerto Maldonado la fiesta patronal de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Hay misa solemne y después una velada que culmina con un ágape para los participantes. * 10/10/06: Viaja a Maldonado el Prior Regional para hacer visita canónica a la Comunidad de San Jacinto e instituir como Prior al P. Valentín Lazcano. Regresa a Lima el día 14. * 18/10/06: Mons. Paco viaja de Lima a Quillabamba a realizar las confirmaciones por la zona del Alto Urubamba. * 19/10/06: Mons. Larrañeta viaja a la República Dominicana a fin de dirigir el Retiro a los Padres Vicentinos. El día 29 continúa viaje a República Dominicana para hacer lo mismo con los Padres Vicentinos de allí. * 25/10/06: El P. Samuel Torres viaja por una buena temporada a su casa en Talara a fin de reponerse de su enfermedad. * 30/10/06: En el convento de San Alberto Magno se reúne la Comisión de Vida Intelectual de la Provincia de San Juan Bautista del Perú con los superiores de ambas entidades dominicanas, los PP. Benigno Gamarra, Prior Provincial, y Miguel Zabalza, Prior Regional de nuestro Vicariato. La Comisión está integrada por los PP. Juan José Salaverry, Regente de estudios, Juan Anguerry, César Medina y Vicente Suárez. Asisten como invitados los PP. Richard Manrique, Maestro de estudiantes y Daniel Wankun, Promotor de estudios del Vicariato. El objeto de la reunión fue comenzar las coordinaciones para la realización en el próximo 2008 del año de Dominicanismo. Este día se recibe la dolorosa noticia de la muerte en León, España, del padre del P. Francisco Panera. El P. Francisco realiza gestiones para poder viajar a España a fin de acompañar a su familia en este doloroso trance. Efectivamente pudo viajar el día 2 de noviembre. Nota importante: Si usted desea descargar la versión electrónica de nuestro Boletín, ahora puede hacerlo accediendo a http://www.selvasperu.org/publicaciones.php Trabajos, artículos, noticias, etc. para el próximo número, se recibirán sólo hasta el 25 de diciembre de 2005. Gracias a todos por su colaboración. Deseamos a todos que el recuerdo del humilde San Martín de Porres cuya fiesta celebramos en este mes de noviembre nos afiancen en nuestra vocación dominicana. También deseamos a todos que el Rey de la Paz que nace en la figura de un Niño Divino nos llene de alegría desbordante. Feliz Navidad y Año Nuevo.

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