Cuaderno de Investigación 2

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De Amigo a Enemigo: Las relaciones diplomáticas de México y Japón antes y después de la Guerra del Pacífico

Carlos Uscanga

CUADERNO DE INVESTIGACIÓN PROYECTO SEP-CONACYT DE CIENCIA BÁSICA 150933

No. 2


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CUADERNO DE INVESTIGACIÓN PROYECTO SEP-CONACYT DE CIENCIA BÁSICA

DE AMIGO A ENEMIGO: LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS DE MÉXICO Y JAPÓN ANTES Y DESPUÉS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO

CARLOS USCANGA


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De Amigo a Enemigo: Las relaciones diplomáticas de México y Japón antes y después de la Guerra del Pacífico

Primera edición, México, 2013. © Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología © Secretaría de Educación Pública © Carlos Uscanga

Cuaderno 2: De Amigo a Enemigo: Las relaciones diplomáticas de México y Japón antes y después de la Guerra del Pacífico perteneciente al Reporte de Investigación Proyecto SEP-CONACYT de Ciencia Básica, editado gracias a los auspicios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Secretaría de Educación Pública, se terminó en formación digital en septiembre de 2013.

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta, del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito de los editores, en términos de lo así previsto por la Ley Federal de Derechos de Autor y, en su caso, por los tratados internacionales aplicables.


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ÍNDICE Presentación .........................................................................................................................................5 Introducción ..........................................................................................................................................6 Cronología de las relaciones de México con Japón desde el rompimiento de las relaciones diplomáticas hasta la declaración del Estado de Guerra .....................................................................8 La Declaración del Estado de Guerra ..................................................................................................14 México como Aliado… débil .................................................................................................................18 Las últimas misiones diplomáticas de México y de Japón en el marco del rompimiento de sus relaciones políticas en diciembre de 1941 ...............................................................................21 Los avatares del general .....................................................................................................................29 Reflexión Final ....................................................................................................................................35 Anexo Discurso del presidente Manuel Ávila Camacho informando que México declara la guerra a las potencias del Eje 28 de mayo de 1942 ........................................................................36


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PRESENTACIÓN La serie de Cuadernos de Investigación del proyecto SEP CONACYT de Ciencia Básica 2010-1 con registro150933 intitulado “El Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica México-Japón: Análisis Global y Sectorial de los Flujos Comerciales, Inversión y Cooperación (2010-2013)” busca presentar diversos materiales realizados como apoyo a los trabajos de indagación. Muchos de ellos son la materia prima para posteriores reflexiones llevadas a cabo a través de la realización de estadísticas, cronologías y documentos de contextualización histórica para lograr un rastreo de las formas en que ambas naciones generaron los instrumentos económicos que han definido sus contactos desde la negociación del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1888 hasta el Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica firmada en septiembre del 2004 por el Primer Ministro Junichiro Koizumi y el entonces presidente Vicente Fox Quesada.


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INTRODUCCIÓN Es un hecho que el ataque a la bahía de Pearl Harbor de los escuadrones japoneses tomó por sorpresa a la mayoría de los países del mundo. Si bien, las fricciones entre Tokio y Washington habían estado escalando en intensidad y el escenario de enfrentamiento no se visualizaba muy lejano, la incursión al territorio estadounidense y la inhabilitación temporal de su flota naval, generaría para muchos países girar su atención a los asuntos bélicos, al abrirse ahora, el frente de guerra en el Pacífico. México no fue la excepción. En uno de los periodos más críticos en su política exterior tenía que enfrentar una difícil decisión en momentos por demás complejos, donde los espacios de titubeos o dudas no tenían lugar frente a un proceso que requería una inmediata acción en la toma de decisiones de la administración de Manuel Ávila Camacho (1 de diciembre de 1940 - 1946) que tenía poco más de un año de haber entrado en funciones en su cargo. Para México de pronto Japón se convertía en enemigo y tendría que establecer las acciones pertinentes para apoyar a los Estados Unidos en su cruzada contra ese país asiático que se había alineado con las potencias del Eje a través del Tratado Tripartido el 27 de septiembre de 1940.1 Es interesante que durante el periodo comprendido entre el 8 diciembre de 1941 al 22 de mayo de 1942 se observan diferentes planos del comportamiento internacional de México frente a la expansión en el Pacífico de la Segunda Guerra Mundial que se había limitado fundamentalmente al teatro europeo. El primero de ellos, fue el apoyo inmediato a Washington por el ataque japonés; el segundo, el despliegue de la diplomacia multilateral a través de los acuerdos panamericanos; y por último, la resistencia de México en una declaración de Guerra contra Japón que se limitaba al rompimiento de los nexos políticodiplomáticos a diferencia de otros países de Centro y Sudamérica que lo habían hecho de manera inmediata. El presente documento busca explorar las motivaciones de México para evitar un pronunciamiento claro y contundente para la presentación formal de una declaración de Guerra frente a Japón. Diversas interpretaciones pueden derivarse: 1) La relaciones cordiales y de amistad que en los general habían existido entre los dos países desde la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1888; 2) La existencia de un grupo importante de políticos, intelectuales y medios de comunicación que veían que un fortalecimiento de Japón vis à vis los Estados Unidos era un medio para atenuar la agobiante injerencia de Washington en México; 3) Los nexos políticos de algunos miembros influyentes de la comunidad japonesa con políticos mexicanos que habían sido, algunos de ellos , favorecidos por negocios lucrativos; 4) El tener una alianza también implicaba mantener una sana distancia frente a Estados Unidos a fin de evitar la impresión de que la administración de Ávila Camacho se alineaba de manera incondicional. Sin embargo, mientras Washington ejercía importantes presiones políticas para alinear a México en su nueva cruzada contra el totalitarismo, también lo veía como un eslabón débil que podía abrir un flanco vulnerable frente ante un hipotético ataque de sus enemigos. En ese entorno, las representaciones diplomáticas de México y Japón trataban de cumplir con los requerimientos político-estratégicos y

1 El pacto fue firmado por Adolfo Hitler, Galeazzo Ciano, ministro del Exterior de Italia y Saburo Kusuru, embajador japonés en Alemania.


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económicos de sus respectivas Cancillerías dentro de un escenario cada vez más volátil y complejo donde la tradicional amistad que había unido a ambos pueblos se fue desvaneciendo ante la nueva realidad: El encontrarse en bandos contrarios en la guerra. El ministro Yoshiaki Miura y el general José Luis Amezcua fueron los últimos diplomáticos de México y de Japón, de manera respectiva. Ambos tuvieron que operar en un clima cada vez de mayor lejanía de los tradicionales vínculos de cordialidad que siempre habían sido enarbolados desde la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1888. El entorno que marcaban los derroteros de los contactos políticos y económicos estuvo definido por las presiones de la Casa Blanca para que el gobierno de Manuel Ávila Camacho se alineara a la cruzada para detener el avance japonés. Miura tuvo que desplegar todas sus energías para la realización de un cabildeo intenso con los funcionarios mexicanos y fortalecer las redes de inteligencia donde México se visualizaba como una pieza clave. Amezcua realizó acciones más limitadas y de corte protocolario con el objeto de mantener vivo el discurso de la amistad entre los dos países, mientras que México se alineaba más a las políticas estadounidenses contra Japón. En suma, México trató de resistir hasta donde le fue posible evitar una declaración de guerra directa pero de nuevo, las circunstancias que derivaron en el bombardeo de los buques con bandera mexicana Potrero del Llano y Faja de Oro, obligaría a gobierno ávilacamachista al asumir una posición, misma que de manera hábil y de acuerdo con el derecho internacional, justificó con el anuncio del “Estado de Guerra” contra Japón y las potencias del Eje. Por último, el presente documento marca algunas líneas de interpretación sobre el papel y la gestión de Yoshiaki Miura y el General José Luis Amezcua a través de la revisión de documentos oficiales y de la revisión de notas periodísticas de la época, a fin de tener un primer acercamiento sobre las vicisitudes que los diplomáticos tuvieron que enfrentar meses antes y después del rompimiento de los contactos diplomáticos el 8 de diciembre de 1941.


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CRONOLOGÍA DE LAS

RELACIONES DE

MÉXICO CON JAPÓN

DESDE EL ROMPIMIENTO DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS HASTA LA DECLARACIÓN DEL

ESTADO DE GUERRA

Pearl Harbor indudablemente cambió la imagen de Japón en la opinión pública mexicana. Con diversas tonalidades surgieron opiniones sobre la necesidad de que México asumiera sus compromisos internacionales para garantizar la seguridad de los países del hemisferio occidental frente a la amenaza infringida a los Estados Unidos. En estos primeros días después del 7 de diciembre, se sumaban voces para condenar el hecho donde se ponderaba la necesidad que el gobierno asumiera una posición de solidaridad y de refrendo al derecho internacional. En un editorial en el Universal se mencionaba lo siguiente:2 El Gobierno de México –que desde el inicio de la actual contienda definió con toda energía el espíritu de positiva solidaridad que le une a los demás gobiernos del continente- se ha entregado con la más profunda emoción de estos hechos que constituyen una nueva violación a los principios fundamentales del Derecho de Gentes, cometida por una de las potencias agrupadas dentro del frente de las dictaduras totalitarias en contra de las democracias del mundo. Con la solemnidad que corresponde a la gravedad de las circunstancias. México declara que su conducta se ajustará inflexiblemente a los postulados de justicia y de honor que ha mantenido hasta hoy sin vacilaciones. En tal virtud, cree conveniente que fiel a las resoluciones adoptadas en la junta de Cancilleres celebradas en la Habana en 1940, uno de esos postulados es el que cualquier agresión en contra de algunas de las naciones del Hemisferio será juzgada por nuestro país como una agresión en contra de su propia soberanía…

Los márgenes de maniobra para refrendar la neutralidad ante el conflicto europeo heredada del gobierno de Lázaro Cárdenas se colapsaron. Ezequiel Padilla, Secretario de Relaciones Exteriores, anunciaba de manera oficial la ruptura de las relaciones diplomáticas entre México y Japón. En un mensaje a la prensa escrita lo refería así: El Gobierno de México, que ha preconizado invariablemente el respeto absoluto de los compromisos internacionales voluntariamente contraídos no puede dejar de estimar como natural consecuencia de la declaración citada- que el mantenimiento de sus relaciones diplomáticas con el Japón resultan incompatibles con el acto de agresión que cometió éste en contra de los Estados Unidos de América…En tal virtud se ha impartido instrucciones a nuestro ministro en Tokio para que, previa notificación de lo que procede a las autoridades ante las cuales se halla acreditado proceda a clausurar la Legación y el Consulado en Yokohama.. La anterior decisión ha sido comunicada al Ministro del Japón en esta Capital para los efectos similares; habiéndose cancelado, a partir de esta fecha, la autorización provisional concedida a los agentes consulares de dicho Imperio en la República Mexicana.3

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“Se Ajustará al Honor y la Justicia” El Universal, 8 de diciembre de 1941, p. 1. “Desde ayer cortó México sus relaciones con Tokio”, El Universal, 9 de diciembre de 1941, p. 1.


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La maquinaria gubernamental se movía frente al paso de momentos críticos en el proceso de toma de decisiones en un escenario de crisis. México refrendaba la necesidad del rompimiento de sus nexos diplomáticos evitando el anuncio de un involucramiento del país en el nuevo frente de batalla que se abría en el Pacífico. En la alocución realizada por Manuel Ávila Camacho desde el Palacio Nacional trasmitida en cadena nacional sobre la posición de México frente al conflicto entre Estados Unidos y Japón, apuntaba que: Los Estados Unidos de América han sido agredidos por el Japón. Un estado de guerra, oficialmente declarado por las dos partes, existe desde ayer entre ambas naciones. De acuerdo con el espíritu de la declaración emitida por los Estados americanos en la Segunda reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores, celebrada en la Habana en 1940, México ha roto sus relaciones diplomáticas y consulares con el Imperio Japonés varias otras Repúblicas del hemisferio han precisado su actitud internacional, ya sea merced a declaraciones de guerra, ya por medio de determinaciones de solidaridad semejantes a las que ha tomado nuestro país. En todo el Continente se advierte un igual fervor de solidaridad por causa de los Estados Unidos que, en estos momentos solamente es la causa de América…4

La posición de la administración de Ávila Camacho pudo verse como moderada por algunos sectores de la opinión pública que si bien instaban a cerrar filas frente a la decisión del presidente también demandaban que no descartara la posibilidad de un posible ataque japonés por lo que debía de preparase y estar alerta frente a cualquier hecho que pudiera vulnerar su soberanía. En un editorial, el Universal reflejaba de manera clara esa actitud: México aún no está en guerra declarada con el Japón, insistamos, pero no puede ni debe considerarse al margen de toda posibilidad de una agresión directa de éste, no sólo porque conscientemente reconoció desde hace mucho que la que se hiciera a cualquier nación continental ha de considerarse como hecha a todas, sino también porque la decisión de conservarse neutral no impedirá que los japoneses lo ataquen por la espalda y a traición, en cuanto lo juzgue conveniente la casta militarista que los domina. En consecuencia, México deberá proceder, ya desde ahora, como si las hostilidades con el totalitarismo nipón se hubieran roto; y tender hasta la última fibra de sus músculos en un firme esfuerzo por contribuir, en la medida exacta de sus posibilidades, a la derrota de la confabulación mundial totalitaria, cuyo representante más próximo es por hoy, para él, el Japón. Tengamos la seguridad de que el pueblo de México se agrupará, como un solo hombre, en torno del Jefe de su gobierno, que con tan certero juicio lo señaló anoche el camino por seguir, para el logro de ese propósito.5

Esa posición se refrendaba en otro editorial del mismo diario: México no se halla en guerra declarada, pero el interés de la nación exige que se proceda ya, en lo militar y en lo económico, en lo nacional y en lo extranjero, como si lo estuviera, que se emprenda la movilización de la economía con ese criterio; que se estudie, con espíritu positivista y consciente apego a la realidad de las posibilidades nacionales, el plan de defensa del territorio y la coordinación de los elementos combativos de aquí con los mucho más poderosos que del extranjero acudirían en apoyo de ellos, al consumarse la invasión. La pasividad, el derrotismo, la imprevisión, aun disfrazados de confianza excesiva en la excepcional valentía del pueblo mexicano, en su acendrado amor a la patria y en su enorme talento de improvisación, no amenguarían las consecuencias de la derrota, si ésta llegara; pero sí agregarían al dolor de haberla sufrido, la vergüenza de haberla merecido.6

“México ante el Conflicto”, El Universal, 11 de diciembre de 1941, p. 1. “México debe prepararse a tiempo”, El Universal, 11 de diciembre de 1941, p. 3. 6 Ibidem., p. 3. 4 5


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Frente a la exigencia de mayor alerta y de estar preparado frente a una incursión exterior del territorio nacional o continental por parte de Japón, se podían ver posiciones de mayor mesura donde se reconocía la grave situación y la difícil posición del presidente Ávila Camacho para evitar caer en tentaciones de involucrar a México de manera directa en el conflicto y convertirlo en un “gambusino de guerra:” La mejor manera como un hombre público puede engrandecerse o empequeñecerse es participando en una crisis. Hemos visto a quienes las fanfarrias de la hora vana proclaman como un superhombre caer ruidosamente cuando el tiempo duro puso a prueba sus dotes de hombre, de director y de encausador. En Cambio, en los más graves trances históricos, hombres a quienes el momento intrascendente tuvo la miopía de negar relieves valiosos, surgieron triunfantes legando prestigios y méritos a la prosperidad. No todos los dirigentes de un país tienen la virtud de saber participar en la Historia”…”Los que fría y calculadamente concibieron la esperanza de ver en México convertido en un gambusino de la guerra, tomando para sí el indigno carácter de especulador preparado para escoger un botín precioso de la contienda, olvidaron que México es un país con vastas reservas morales, con generosa tradición y con sentido de responsabilidad ante sus compromisos históricos. Esta guerra, sepámoslo de una vez, no es una guerra de hombres, ni de apetitos, ni de negociantes. Esta guerra, es una guerra de posiciones morales, en la que luchan dos modos de concebir la vida. Con la libertad, y sin la libertad.7

Al mismo tiempo, el Gobierno de los Estados Unidos mandó una nota de reconocimiento de la acción de México en la ruptura de los nexos políticos y diplomáticos con Japón donde agradeció su apoyo frente a las horas críticas que vivía en ese momento, el documento citado por los medios periodísticos lo refería en la siguiente manera: Ruégole manifestar al Secretario de Relaciones que este gobierno experimenta profundo agrado al tener noticia de esta reafirmación de solidaridad del Gobierno de México que es en extremo alentadora en estas horas críticas.8

El 11 de diciembre. México rompe relaciones diplomáticas con Italia y Alemania, la notificación fue entregada por el secretario Ezequiel Padilla y a la salida de los representantes diplomáticos de esos países, el Conde Alberto Marchetti y el ministro H. Dudt Von Collenberg, de las oficinas de la Cancillería mexicana, al solicitarles una declaración para los medios, el representante italiano ignoró las peticiones de la prensa, mientras el alemán, de manera irónica, apuntó que sólo podía decir: “Me he quedado sin empleo”.9 En el boletín de la Secretaría de Relaciones Exteriores se mencionó lo siguiente: Los Gobiernos de Alemania y de Italia prosiguiendo la política de agresión que desde hace años están practicando en contra de las democracias del mundo, han declarado la guerra a los Estados Unidos. Leal a los compromisos contraídos por nuestro país en la Reunión de Cancilleres de la Habana e inspirándose en el mismo espíritu de firme solidaridad continental que normó su conducta en el caso del ataque realizado por fuerzas del Imperio japonés en contra de los Estados Unidos, el Gobierno de México han decidido romper desde luego sus relaciones con aquellas dos potencias. La Secretaría de Relaciones Exteriores comunicó hoy oficialmente esta determinación a los Ministros Plenipotenciarios de Alemania e Italia y dio instrucciones cablegráficas al general Azcárate. Ministro de México en Berlín, y al señor Maples Arce, Encargado de negocios ad iterim en Roma, a fin de que procedan a notificar lo anterior a las Cancillerías correspondientes. Desde esta misma fecha han quedado clausurados los

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Alfonso Flores M., “La guerra, Ávila Camacho y su mensaje”, El Universal, 12 de diciembre de 1941, p. 3. “Satisfacción por la ruptura de relaciones con el Japón”, El Universal, 11 de diciembre de 1941, p. 12.


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Consulados de México en Génova, Milán, Liorza, Nápoles, Roma, Turín y Venecia, habiéndose cancelado el exequátur a las autorizaciones de los Cónsules y Agentes consulares italianos establecidos en nuestro territorio. No ha sido necesario tomar una medida de esta índole respecto a las actividades consulares de México en Alemania y del Reich en nuestra República, pues según se recordará, el día 1º. De septiembre del año en curso, tales actividades quedaron interrumpidas por decisión del Gobierno de México.10

La decisión del Presidente fue apoyada por diferentes sectores políticos y gremiales nacionales donde advertían de las ambiciones de los nazifascistas y de Japón para el control de Europa y el Pacífico, donde la visualización de Estados Unidos como enemigo afectaría a México de manera directa. En ese contexto, se podían observar posicionamientos de la clase política de alerta como el expresado por el senador Díaz Muñoz: Frente a la situación internacional creada para México, juzgo importante la adopción del siguiente criterio: 1. Unidad nacional entorno del Presidente de la República. 2: No es exacto que la guerra no nos afecta, nos tendrá que afectar por la vecindad que tenemos con Estados Unidos y porque los nazifascistas ven en México un enemigo como lo ven en los Estados Unidos. 3: El Senado debe reunirse para tomar todas aquellas medidas de emergencia que dejan preparado al país para toda clase de eventualidades de carácter económico y militar. 4: El ataque a las bases navales de Estados Unidos no es más que la realización del sueño dorado del Japón de dominar el Pacífico y tener la hegemonía absoluta en Asia de acuerdo con los planes de ayuda nazifascista. 5: Los trabajadores deberán estar estrechamente vinculados hoy más que nunca con el Presidente de la República.11

En efecto, la visualización de Japón como enemigo que junto a Alemania representaba una amenaza –que no se podía poner en un segundo plano– ya que ponía en riesgo la seguridad e integridad del continente americano al traer la “humillación, el ultraje y el salvajismo”. Miguel Alessio Robles colaborador del Universal lo refería de la siguiente forma: Lo que ha realizado Alemania en Europa y el Japón en Asia, pretenden hacerlo en América. Pretenden traer a este continente la humillación y el ultraje, el terror y el salvajismo, el dolor y el infortunio. Quieren establecer el reinado de la barbarie en los Estados Unidos y en todos los demás países de este Continente como lo han establecido en China y en infinidad de países de Europa. Los Estados Unidos son fuertes y poderosos, además no están solos. Cuentan con el Continente Americano, y con algo más, con la razón y la justicia. Hay que repetirlo: no han podido los japoneses con los chinos en cinco años de terrible lucha, muchísimo menos van a poder en contra del inmenso poderío norteamericano. Creía Japón a vencer a China en unos cuantos meses como Alemania a Rusia en unas cuantas semanas, y ¡que desengaños tan crueles y que reveses tan rudos han sufrido! Piensan dominar al mundo entero, y se han equivocado rotundamente.12

Asimismo, se expresaban opiniones más beligerantes donde exigían al gobierno asumir una posición más decisiva para no limitarse al sólo rompimiento de los vínculos diplomáticos sino también asumir una posición más firme para declarar la guerra a Japón, como la del senador Eduardo Mena Córdoba:

“ México rompió sus relaciones con el Tercer Reich y con Italia”, El Universal, 12 de diciembre de 1941, p. 1. Ibidem., p. 1. 11 “Los Senadores Condenan la Agresión japonesa”, El Universal, 9 de diciembre de 1941, p. 5. 12 Miguel Alessio Robles, “La guerra del Pacífico y el mensaje del Presidente de México”, El Universal, 15 de diciembre de 1941, p. 3. 9

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CUADERNO DE INVESTIGACIÓN PROYECTO SEP-CONACYT DE CIENCIA BÁSICA Mi actitud será de defensa para que México se coloque de parte de las democracias, sin restricciones de ninguna naturaleza. México no puede permanecer aislado, no porque se trate en este caso de los Estados Unidos sino porque se trata de la humanidad entera. Apoyaré con mi palabra, desde la tribuna del Senado, que México debe declarar la guerra al Japón y si no le propone ningún otro senador, la propondré yo, porque considero una felonía la agresión que Japón hace al continente atacando a los Estados Unidos.13

La CTM asumiría el apego institucional al presidente y refrendando su apoyo al mundo libre para enfrentar las ambiciones totalitarias que buscan minar la democracia, hacía un llamado a olvidar las diferencias para conformar un frente común que reclamaba el momento de crisis. Al estallar la guerra entre el Japón y Estados Unidos de Norte América, la Confederación de Trabajadores de México reafirma su posición a favor de las Democracias, renovando una vez más su propósito de seguir luchando, como nunca, contra la barbarie y el salvajismo que pretenden liquidar para siempre, las libertades humanas e imponer al Mundo un régimen de opresión e ignominia… El proletariado de México representado por la C.T. M. considera que ante el peligro que se cierne sobre América y ante la urgencia de defender nuestra nacionalidad y soberanía contra la agresión nazifascista de dentro y de fuera, es llegado el momento de olvidar nuestras pequeñas o grandes diferencias que pudieron existir para formar con todo el Pueblo de México un solo frente de lucha a favor de las democracias y contra el nazifascismo limpiando al territorio nacional de quintacolumnistas y reforzando al Gobierno que preside el señor general de división Manuel Ávila Camacho a quien todos los mexicanos debemos solidaridad y apoyo a fin que como jefe de la nación Mexicana, sea quien dirija y encauce al pueblo todo, es esta hora trágica que vive la humanidad.14

Diversas opiniones sobre la apertura de la Guerra en el Pacífico se pudieron escuchar en las esferas políticas y en los medios de comunicación de la época, el gobierno mantuvo la posición de alianza con los Estados Unidos, el apego a los compromisos panamericanos para la defensa mutua y evitar escalar a otro nivel más allá del diplomático que hubiera significado una declaración directa de guerra contra Japón y las potencias del eje como tampoco lo hicieron Colombia y Venezuela. El ya citado discurso de Ávila Camacho se refleja claramente esa posición cuando señala que: Entre esas dos formas opuestas de definir la existencia de los países, la elección de México no puede prestarse a la más leve duda. Somos un pueblo joven, sin odios, sin egoísmos y exento de todo apetito de hegemonía. Celosos de nuestra soberanía no hemos vacilado nunca en hacer los sacrificios indispensables para garantizar el uso de nuestros derechos, pero no hemos intentado ejercer esos derechos en contra de nadie, y nuestra historia está limpia de toda mancha internacional.15

En este sentido, México renunciaba a cualquier actitud que pudiera interpretarse como agresiva, manteniendo una actitud de defensa a su soberanía en concordancia de sus compromisos con su vecino del norte y los contraídos con los otros países latinoamericanos. En este sentido, la suspensión de los nexos diplomáticos estaba en concordancia con sus principios internacionales y con una actitud más de cautela donde si bien refrendaba la alianza con Estados Unidos no se involucraba, de primera instancia, en una empresa azarosa.

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“Los senadores condenan la agresión japonesa” op. cit., p. 5. “La guerra entre los Estados Unidos y el Japón”, El Universal, 10 de diciembre de 1941, p. 5. “ Nuestra historia está limpia de toda mancha internacional”, El Universal, 10 de diciembre de 1941, p. 3.


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En el plano continental, la diplomacia mexicana fue muy activa para refrendar esos principios en la Tercera Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores en Rio de Janeiro, Brasil del 15 al 28 de enero de 1942. México presentó varias iniciativas sobre el rompimiento de los nexos económicos con los países del Eje, el aprovisionamiento de recursos estratégicos y promovió la expresión de solidaridad a los países y territorios ocupados por las naciones “totalitarias”.16 De igual forma se añadieron otras propuestas: Además de estas iniciativas, México formuló, en unión de otras delegaciones, el proyecto de un voto de apoyo y adhesión a los principios de la carta del Atlántico, que encontró expresión en la resolución trigésima quinta con los países del Eje. Esta última determinación, aprobada en su versión definitiva por la asamblea, consagró la actitud de México en términos a los que la gravedad de la hora dio significación de alcance trascendental.17

La Conferencia de Rio promovió diversos instrumentos interamericanos de consultas y coordinación entre los miembros sobre temas de defensa y judiciales. A nivel formal se conformaba un frente ante cualquier posible agresión de los países del Eje, pero el verdadero triunfo –reconocido por ellos mismos en los documentos de inteligencia– fue para Washington donde logró la unidad de América Latina para tener al menos el compromiso de la clase dirigente de cerrar filas frente al “totalitarismo” y atenuar sus actividades de espionaje que se habían desarrollado desde años atrás en esa región principalmente por parte de Alemania y Japón.

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Manuel Ávila Camacho, Segundo Informe de Gobierno, 1942, p. 6. Ibidem., p. 6.


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LA DECLARACIÓN DEL ESTADO DE GUERRA Un nuevo escenario de crisis tuvo que enfrentar el gobierno de Ávila Camacho cuando fue informado por el consulado mexicano en Miami, Florida del hundimiento del barco “Potrero del Llano” a casi a la media noche del 13 de mayo de 1942 llevando 46 mil barriles de petróleo. El barco había sido incautado a Italia en abril 1941 por las autoridades mexicanas y tenía a la fecha de ataque por su supuesto submarino alemán 30 años de servicio. Las declaraciones del Canciller Padilla a la prensa sobre ese suceso fueron las siguientes: Ningún hecho más grave ha ocurrido para México en el curso de la actual guerra mundial que el hundimiento del barco tanque petrolero con bandera mexicana “Potrero del Llano”, por un submarino totalitario… Estoy seguro de que este desgraciado suceso hará reflexionar al pueblo mexicano en que el hundimiento de uno de sus barcos, el sacrificio de sus tripulantes, el ultraje a la bandera de México reclaman una actitud de acuerdo con nuestras tradiciones de honor y de defensa de la soberanía nacional... En estos momentos, por instrucciones del señor Presidente de la República, la Secretaría de Relaciones a mi cargo ha enviado cablegráficamente a nuestro Encargado de Negocios en Estocolmo la siguiente declaración que se servirá entregar al Ministro de Negocios Extranjeros de Suecia, rogándole transmitirla a las autoridades correspondientes del Tercer Reich, del Reino de Italia y del Imperio del Japón. Si para el próximo jueves 21 del corriente, México no ha recibido del país responsable de la agresión una satisfacción completa, así como las garantías de que le serán debidamente cubiertas las indemnizaciones por los daños y perjuicios sufridos, el Gobierno de la República adoptará inmediatamente las medidas que exija el honor nacional.18

Las respuestas de las potencias del Eje fue ignorar de manera absoluta la reclamación de México. Alemania se negó a recibir la notificación por parte del representante de la Legación sueca en Berlín, en tanto que Roma y Tokyo no hubo ninguna respuesta. En una breve nota de la Secretaría de Relaciones Exteriores se mencionaba que “…será el señor Presidente de la República el que resolverá lo que convenga al honor de la Patria”.19 En el encabezado del Universal se agregaba una pequeña nota sobre las primeras informaciones sobre el hundimiento del buque “Faja de Oro” que había sido bombardeado el 20 de mayo después de su viaje de retorno a Tampico después de haber descargado 56 mil barriles de petróleo en el puerto de Marcus Hook, Delaware. En la edición del 23 de mayo se publicaba una nota de la Secretaría particular de la Presidencia de la República que señalaba: Hoy a las 18:45, se reunió el Gabinete Presidencial en Consejo de Ministros y después de deliberar por más de tres horas, llegó a la conclusión de que, en virtud de la agresión de que ha sido víctima el país por parte de las naciones del Eje, primeramente al hundir el barco mexicano “Potrero del Llano” y después al emplear igual procedimiento con el “Faja de Oro”, se está en el caso de que, de conformidad con

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“Decisiones que exija el honor”, Excelsior, primera sección, 15 de mayo de 1942, p. 1. “Lacónica declaración hecha por la Secretaría de Relaciones”, El Universal, 22 de mayo de 1942, p.1


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nuestros preceptos constitucionales, el Presidente de la República se dirija a la Comisión Permanente para que convoque a un periodo extraordinario al Congreso de la Unión, a efecto de que, dentro de nuestra misma norma constitucional, dicte las leyes correspondientes que facultan al Primer Magistrado de la Nación para hacer la declaratoria de que existe un estado de guerra de México con los países del Eje y para adoptar las medidas inherentes.20

La reunión del Consejo se celebró en el salón “Héroes” del Palacio Nacional; el Presidente Ávila Camacho estuvo acompañado por todos los Secretarios de Estado, Jefes de Departamentos Autónomos, Procurador General de la república, Procurador del Distrito y Territorios Federales, el Secretario particular y el oficial mayor de la presidencia, además de representantes del poder legislativo y judicial.21 En sesión solemne frente al Congreso de la Unión, el Presidente Manuel Ávila Camacho explicó el 28 de mayo de 1942, el siguiente paso que involucraba a México militarmente en el conflicto contra las potencias del Eje, dejando atrás las medidas de menor intensidad que había optado al sólo declarar el rompimiento de las relaciones diplomáticas. Ahora no existía la posibilidad del uso del derecho internacional para sancionar las acciones que se habían cometido contra su soberanía. La decisión pensada e inteligente fue la declaración del Estado de Guerra: Dos caminos se ofrecían entonces a México. Uno, el de la guerra. Otro, el de cesación de todas nuestras relaciones con los Estados nazifascistas. Al optar por esta última solución, creímos interpretar adecuadamente el deseo nacional. Debo añadir con satisfacción que nuestra actitud coincidió con la de la mayoría de las Repúblicas del Continente y que mereció una aceptación general en la Junta de Cancilleres de Río de Janeiro... Frente a esta reiterada agresión, que vulnera todas las normas del Derecho de Gentes y que implica un ultraje sangriento para nuestra Patria, un pueblo libre y deseoso de mantener sin mancha su ejecutoria cívica no tiene más que un recurso: el de aceptar valientemente las realidades y declarar –según lo propuso el Consejo de Secretarios de Estado y Jefes de Departamentos Autónomos reunidos en esta Capital el viernes 22 del corriente– que, a partir de esa fecha, existe un estado de guerra entre nuestro país con Alemania, Italia y Japón. Estas palabras ´estado de guerra han dado lugar a interpretaciones tan imprevistas que es menester precisar detalladamente su alcance. Desde luego, hay que eliminar todo motivo de confusión. El ´Estado de guerra´ es la guerra. Sí, la guerra, con todas sus consecuencias; la guerra, que México hubiera querido proscribir para siempre de los métodos de la convivencia civilizada, pero que, en casos como el presente y en el actual desorden del mundo, constituye el único medio de afirmar nuestro derecho a la independencia y de conservar intacta la dignidad de la República. Ahora bien si el “estado de guerra” es la guerra misma, la razón que tenemos para proponer su declaración y no la declaración de guerra, obedece a argumentos muy importantes…22

El concepto del “Estado de Guerra” no estuvo exento de ambigüedades por lo que fue necesario remarcarlo, como lo hizo el presidente en su discurso, sino también en los medios de comunicación. El Universal publicaba una nota que lo mencionaba en los siguientes términos: Se define la posición actual de México como la de un país que por haber sido objeto de una agresión injustificada a todas luces, puesto que se le han hundido dos barcos a pesar de no ser combatientes, se ve en el caso por este hecho, de declararse en estado de guerra ante ese atentado. Con esto se quiere

“Será Convocado el Congreso de la Unión a Sesiones Extraordinarias”, El Universal, 23 de mayo de 1942, p. 1. “ Cómo fue el Consejo de Gabinete”, El Universal, 23 de mayo de 1942, p. 1. 22 Manuel Ávila Camacho, Discurso del presidente Manuel Ávila Camacho informando que México declara la guerra a las potencias del eje, 28 de mayo de 1942, pp-5-7. http://www.inehrm.gob.mx/pdf/documento_segunda%20guerra2.pdf (Consultado el 30 de septiembre de 2012). 20 21


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CUADERNO DE INVESTIGACIÓN PROYECTO SEP-CONACYT DE CIENCIA BÁSICA significar claramente empleando el nuevo modismo introducido en el Derecho Internacional que no es el agresor, sino sólo se defiende de un ataque inmerecido y procurará defenderse, por los medios que tenga a su alcance…23

El gobierno tuvo que aclarar que ningún mexicano sería enlistado para irse a la guerra como se había esparcido el rumor y las acciones gubernamentales estaban orientadas a agrupar al ejército y armada de México para la defensa nacional. Dos días después de su presentación ante el legislativo, el presidente mandó tres iniciativas de ley: la Primera sobre la Declaración de la existencia del Estado de Guerra, la segunda sobre la suspensión de las garantías individuales y la tercera sobre el otorgamiento de facultades extraordinarias al ejecutivo. El periódico Excélsior lo cubría de la siguiente forma: Solemne y severa, vibrante de patriotismo e impregnada fuertemente de un sentido de responsabilidad ante el pueblo y la historia de México, resultó la sesión que celebró ayer por la mañana al Congreso General para iniciar el periodo extraordinario al cual fue convocado por la Comisión Permanente y en el que se ocupará de discutir y resolver sobre tres importantes iniciativas presidenciales: Primera, Declaración del estado de guerra con Alemania, Italia y Japón. -Segunda, Suspensión de determinadas garantías constitucionales con el objeto de hacer frente, rápida y fácilmente a la situación. -Tercera, Otorgamiento de facultades extraordinarias al Ejecutivo en los ramos de la Administración que lo requieran… En todos los pechos ardía la llama sagrada del amor a la Patria atemperada por el sentimiento de responsabilidad ante el peligro en el que se juegan los destinos de un México libre, defensor de los principios democráticos, respetuoso de las normas del Derecho Internacional y factor decidido de la defensa continental y en las doctrinas humanitarias y de fraternidad mundiales.24

Las expresiones patrióticas fueron las constantes en las diferentes opiniones y crónicas aparecidas en la prensa, quizá comparada con las que habían surgido después de la iniciativa del entonces presidente Lázaro Cárdenas para la declaración de la expropiación petrolera en marzo de 1938. Ahora el enemigo no amenazaba solamente con las presiones económicas, sino con la posibilidad de que México estuviera envuelto en el teatro de hostilidades. El 29 de Mayo, El Congreso de la Unión aprobó por unanimidad las iniciativas presidenciales cuyo dictamen final fue: 1ª.-La declaración de que a partir del día 22 de mayo de 1942 existe un estado de guerra entre los Estados Unidos Mexicanos y Alemania, Italia y Japón. 2ª.-La suspensión de garantías individuales consignadas en los artículos 4º., párrafo primero del 5º.,6º.,.7º.,9º.,11º.,14º.,16º.,19º.,20º.,21º., párrafo tercero del 22º., y 25º., de la Constitución Política de la República. Esta suspensión durará todo el tiempo que México permanezca en estado de guerra con los países del Eje.-3ª.-Autorización al Ejecutivo de la Unión para imponer en los distintos ramos de la Administración Pública todas las modificaciones que fueren indispensables para la eficaz defensa del territorio nacional, de su soberanía y dignidad para el mantenimiento de nuestras instituciones fundamentales; y autorización al mismo Ejecutivo para legislar en los distintos ramos de la propia Administración Pública.25

La notificación para los países del eje de la decisión del Congreso de la Unión, se dio a través de la entrega por parte de Ezequiel Padilla a los representantes de Suecia, Suiza y Portugal para que fuera “Ningún mexicano peleará fuera de nuestro territorio”, El Universal, 23 de mayo de 1942, p. 1. “Histórica sesión del Congreso Mexicano”, Excélsior, primera sección, 29 de mayo de 1942, p. 1. 25 “Votó la Declaración de la Guerra y la Suspensión de Garantías Individuales”, Excelsior, primera sección, 30 de mayo de 1942, p. 1. 23 24


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entregado el documento a Alemania, Japón e Italia. Asimismo fueron notificados de manera oficial a los países aliados del continente americano la decisión de México en la declaración del Estado de Guerra donde hace un recuento de los hechos que orillaron al gobierno mexicano a esa decisión, en un fragmento se apunta: Ahora que los ataques a nuestra soberanía nos obliga a recurrir a una medida que sinceramente deseamos ver proscrita de los métodos de la convivencia internacional lo hacemos constreñidos por el rigor de las circunstancias pero conservando la íntima convicción de que la victoria de las democracias permitirá reorganizar entre todo los pueblos un régimen permanente de derecho, de respeto mutuo y de recíproca comprensión.26

El 3 de junio, un día después de la publicación en el diario oficial de la tres iniciativas presidenciales aprobadas por el legislativo, el Presidente Ávila Camacho de nuevo volvía a dar un nuevo mensaje a la nación donde reiteraba que la decisión en la que anunciaba el estado de guerra contra las potencias del eje estaban fundadas y no se había asumido una actitud ligera sino con dignidad, firmeza y clara decisión. Lo expresaba en la siguiente forma: Nadie –ni hoy, ni nunca– podrá acusarnos de ligereza. Ni una sola de nuestras determinaciones ha sido dictada por la jactancia o por la cólera irreflexiva... Esta guerra, por consiguiente, nos ha sido impuesta por la reiterada provocación de los agresores. Históricamente la posición de México está sin mancha… Me dirijo a todas las clases sociales. La movilización que el Gobierno tiene el deber de considerar será en primer término, una movilización civil. La guerra en que nos vemos envueltos exigirá el concurso de todos, la unión de todos. Únicamente merced a esa totalidad en el sacrificio aseguraremos la libertad de nuestro futuro.27

Las circunstancias orillaron a México abandonar su política de neutralidad y de su acción del rompimiento de sus nexos político-diplomáticos, asimismo la alianza continental para apoyar las acciones de Estados Unidos se había refrendado en el marco de la reunión de Rio de Janeiro, hecho que para los aparatos de inteligencia en Washington era considerado como un triunfo de la Casa Blanca en su cruzada contra las potencias del Eje. Sin embargo, México se había expresado refrendando su compromiso basado en acendrar el discurso patriótico y la defensa de la soberanía mancillada frente a los ataques contra los buques mercantiles con bandera mexicana donde los actores políticos cerraron filas ante la decisión del Presidente Ávila Camacho, al parecer no era suficiente para Estados Unidos donde se consideraba a México como un socio en la empresa contra el totalitarismo pero que proyectaba diversas sombras sobre la capacidad del gobierno de contener las presiones sociales, los retos económicos y de contener de manera efectiva las operaciones encubiertas de las potencias del Eje para desestabilizar no sólo a México sino generar un peligro para la seguridad estadounidense.

“Nota a los gobiernos del continente”, Excelsior, primera sección, 2 de junio de 1942, p. 1. “Aspectos nacionales del Estado de Guerra los presentó anoche el Presidente en un mensaje transmitido por radio”, Excelsior, primera sección, 4 de junio de 1942, p. 1. 26 27


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MÉXICO COMO ALIADO… DÉBIL En efecto, las fuentes de inteligencia de Estados Unidos se apresuraron a realizar un análisis de sus aliados donde México no fue la excepción. A pesar de que el gobierno de Ávila Camacho había estado más cercano a una posición a favor de Washington frente a las tensiones con Tokio, el plegarse al espíritu panamericano de la seguridad mutua ante una amenaza externa, de la inmediata reacción para el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Japón, así como la colaboración de sus servicios de inteligencia para supervisar a los diplomáticos japoneses retenidos; además de asistir en el comando del Pacífico a cargo del ex presidente Lázaro Cárdenas, no era suficiente para la Casa Blanca observando al gobierno mexicano con algunas reservas para el cabal cumplimiento de sus compromisos internacionales. En el reporte especial elaborado por la sección Latinoamericana de la Oficina de Coordinación de Información28 se afirmaba: “The present Mexican government cooperates with the United States international policies. However, the position of the government is weakened by deep-rooted economic and social frictions which have prevented Mexico from effectively implementing international commitments. The chief danger to the United States stems from the Axis directed Sinarquista movement.”29

El documento enfatiza un conjunto de aspectos como: a) La mayoría de los mexicanos educados (grupos pudientes económicamente, oficiales del ejército, profesionistas, sacerdotes y otros sectores de alto nivel) son simpatizantes de Franco y se manifiestan a favor de países del Eje. b) Estos grupos temen (por su tradición “feudal” y católica) a la influencia democrática y protestante de los Estados Unidos y de las tendencias revolucionarias de las clases bajas. c) Lo anterior ha generado un espacio propicio para las actividades de los agentes secretos de los países del Eje y del movimiento de la Falange española. d) Uno de sus instrumentos es la Unión Nacional Sinarquista que lo integran alrededor de 500 mil personas, la mayoría campesinos descontentos. e) Se menciona el hecho del interés de esa organización para colonizar la parte sur de la península de Baja California donde –entre varias razones de tipo político– podría haber una de carácter militar: ayudar a las bases japonesas clandestinas que están o pudieran estar en esa zona geográfica. f) Se apunta que las fuerzas armadas mexicanas son incapaces de patrullar esa zona tan amplia del golfo de California hasta Manzanillo donde se menciona el hecho de la posibilidad de la existencia de bases japonesas para submarinos pequeños y de aviones. g) Entre los miembros de la Armada mexicana, sólo se podría considerar que el cinco por ciento de los comandantes son pro-democráticos, mientras el 20 por ciento tienen una inocultable inclinación

28

Latin American Section, Office of the Coordination of Information. Special Report. Survey of the Elements of Instability in the Latin American Sector, 30 de junio de 1942. 29 Ibidem., p. 3.


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a los países del Eje. Tendencia que se observa entre algunos de los miembros de la Fuerza Aérea y también entre algunos miembros de la Secretaría de Defensa que admiran a los ejércitos alemanes y japoneses.30 h) Alrededor del 95 por ciento de la prensa mexicana tiene propaganda a favor de los países del Eje donde abundan los escritos anti-norteamericanos y opiniones apologéticas a favor de Alemania, Italia y Japón. Suprimen la información a sus lectores de las actividades subversivas en México de esos países. i) Las organizaciones sindicales como la CTM y CNC son anti norteamericanos y anti fascistas. j) Los empresarios mexicanos ligados en sus negocios con Estados Unidos, están a favor de las políticas de Washington. k) El ejecutivo es pro-Estados Unidos pero tiene fuertes presiones de los sectores dentro y fuera del gobierno que están a favor de los países del Eje,31 lo que ha generado que no haya tomado medidas más contundentes para contener sus actividades en el interior. l) Algunos Estados de la República son pro Eje y algunos de ellos con una posición estratégica importante como Sinaloa, Guanajuato, Puebla y Veracruz. El reporte concluye apuntando que la influencia de los países del Eje en México, el principal problema es la ausencia de medidas internas para contenerla que significa para Washington un trascendental peligro. Ante el panorama descrito en México, las actividades de las potencias totalitarias no tendrán obstáculos mayores lo que podía generar un problema grave en la seguridad para los Estados Unidos. En otro documento intitulado “Analysis of Insecurities in Mexico”32 se afirma lo siguiente: President Avila Camacho may be presumed still to enjoy the confidence of the great majority of Mexican people, but the stability of his government depends on the continuing of popular support. Since Avila Camacho´s government committed to a policy of full cooperation with the United States in international affairs, its stability is a matter of concern to the United States.33

El documento advertía de nuevo las tensiones entre el “legado feudal” frente al incremento de las presiones sociales por los problemas de reclamo de los sectores económicamente menos favorecidos frente a los de mayores ingreso, de los reclamos de los campesinos por tierras y del surgimiento de una clase media progresiva que demanda más espacios en el terreno económico. Estos sectores se enfrentan con la oposición de los viejos intereses de la clase alta y de los intereses de las corporaciones internacionales que desean mantener el statuo quo imperante.34 En el reporte especial se menciona que el clima de la Guerra ha generado una mayor presión en las finanzas del gobierno Mexicano, donde existen problemas de infraestructura, un sistema de transporte inadecuado, incremento del desempleo y del costo de vida. Lo anterior puede erosionar el apoyo popular ganado en el inicio del conflicto del Pacífico debido a la interrupción de la distribución de la tierra durante la gestión de Ávila Camacho, la pérdida de apoyo del sector obrero y la incapacidad o no deseo de implementar acciones más contundentes para atender los problemas económicos.35 Asimismo se

30

Ibidem., p. 4. Ibidem., p. 5. 32 Elaborado por la Latin American Section, División of Special Information, 1942. 33 Ibidem., p. 2. 34 Ibidem., p. 2. 35 Ibidem., p. 6. 31


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menciona el hecho de las prácticas poco democráticas y el sistema de partido único como elementos de inestabilidad potencial. Por último, se pone en entredicho la capacidad del gobierno para garantizar una lealtad absoluta de sus fuerzas armadas mexicanas.36 La preocupación de que altos funcionarios del régimen avilacamachista fueran adherentes o simpatizantes a las potencias del Eje, como ya se mencionó, fue un elemento de investigación de la maquinaria de inteligencia estadounidense, mismos que señalaban a Maximino Ávila Camacho por sus negocios con el financiero sueco Axel Wener-Gren íntimo de Hermann Goering y Octavio Vejar Vázquez, Secretario de Educación por su nexos con José Vasconcelos “simpatizantes de los Nazi”.37 Este hecho de nuevo ponía en riesgo la capacidad del gobierno mexicano para el cumplimiento de sus compromisos en un contexto que, según Washington, observaba todavía la ausencia de un apoyo popular masivo a la política internacional de México. Este contexto, se podía facilitar como se insistían las operaciones de los agentes de los potencias del Eje al interior del país.38

36

Ibidem., p. 7. Se menciona también a Marte R. Gómez Segura, secretario de Agricultura por tener como amigo a Antonio López Cortina, supuesto prestanombres de los alemanes en Tampico y al mismo Miguel Alemán, secretario de Gobernación, que abogó para que Jorge y Bernardo Pasquel fueran eliminados de la “ Lista Negra” de los Estados Unidos, en tanto que están comprobados sus vínculos con las potencias del Eje. Se le acusa a Alemán que siendo responsable de las actividades anti Eje su actuación ha sido muy laxa. Coordination of Information. Research and Analysis Branch, Latin American Section. Pro-Axis and anti-axis forces in Mexico, Reporte núm. 8, 5 de marzo de 1942, p. 2. 38 Ibidem., p. 1. 37


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LAS

ÚLTIMAS MISIONES DIPLOMÁTICAS DE

MÉXICO Y

DE

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JAPÓN

EN EL MARCO DEL ROMPIMIENTO DE SUS RELACIONES POLÍTICAS EN DICIEMBRE DE

1941

¿DIPLOMÁTICO Y/O ESPÍA? El ministro Yoshiaki Miura, después de ser responsable del consulado de Japón en Shanghai, presentó sus cartas credenciales en México el 27 de noviembre de 1940 en uno de sus últimos actos de gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. Es necesario hacer notar que el diplomático japonés tenía amplias habilidades diplomáticas y debido a su acreditación en China su experiencia, es de inferirse, superaba las simples actividades protocolarias. El cambio del representante diplomático japonés también obedecía al hecho de tener un operador hábil y más proactivo que desde México realizara acciones para contener las políticas de Washigton para cerrar el cerco económico a Tokio39 y al mismo tiempo estableciera una red más eficiente de inteligencia que la de su antecesor, Saichiro Koshida considerado por muchos como “tibio”.40 El general mexicano Juan Barragán apuntó que su salida de México se precipitó por las diferencias que tuvo con el influyente Dr. Kiso Tsuru41 por apoyar a los importadores japoneses de artisela japonesa.42 De manera independiente de los elementos que estuvieron presentes en la salida del ministro Koshida de México, es un hecho que las acciones de espionaje se acendraron durante las postrimerías de la cuarta década del siglo XX en ese país y en América Latina. Las fricciones y tensiones con Washington a la par del avance japonés en su cruzada imperialista China –en general en el este y sudeste asiático– había hecho posible el diseño de una gran red de inteligencia y contrainteligencia donde las potencias del Eje veían a América Latina y en particular México como un terreno para ganar espacios para neutralizar a Estados Unidos en su misma área de influencia. El gobierno estadounidense había logrado perfeccionar el programa criptológico “Magic” en el que descifró, de manera exitosa, los códigos usados en las comunicaciones diplomáticas y posteriormente

39 Yoshiaki Miura apunta una de las razones de su cambio a México fue el de estar cerca de los Estados Unidos, Véase “前メキシコ大使三浦義秋氏述, メキシコの近状及米国の対中南米政策 (La situación actual de México y política estadounidense para América Latina), 日 本 外 交 協 会 , Compilación de Conferencias de la Sociedad para la promoción de la Diplomacia Japonesa, Vol. 11, diciembre de 1942, p.1-4, en Japan Center for Asia Historical Record, Reel No. A-3065, folio del 0186 al 0210 (consultado el 15 de abril de 2013). 40 Betty Kirk, Covering de Mexican Front. The Battle of Europe versus America, Universidad de Oklahoma, 1942, p. 292. 41 Para cononocer más las actividades del Dr. Kiso Tsuru, véase Sergio Hernández, La guerra contra los japoneses en México durante la Segunda Guerra Mundial, Kiso Tsuru y Masao Imuro, migrantes vigilados, Itaca, 2011, pp. 61-101. 42 “Documento presentado por el general Juan Barragán al secretario de Hacienda y Crédito Público como presidente de la Junta Intersecretarial Relativa a la Propiedad y Negocios del Enemigo fechado el 4 de agosto de 1942”, en Archivo General de la Nación, Kiso Tsuru, 1942. Agosto. Su movilización, 2-1/362.4(52)1339.


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de las fuerzas armadas de Japón 43.En la segunda mitad de 1941, los servicios de inteligencia estadounidenses seguían muy de cerca los movimientos de Yoshiaki Miura a través de la decodificación de mensajes telegráficos. De acuerdo con Magic, el cónsul japonés y su personal acreditado en la Legación japonesa en México se involucró en las siguientes acciones: a) Labores de Inteligencia contra Washington donde valoraría la posibilidad de que México se convirtiera en un centro de operaciones en América Latina, se menciona el financiamiento inicial de 100,000 yenes para iniciarla con el apoyo de la red de cónsules japoneses en Estados Unidos. Las rutas posibles para la red de comunicación y espionaje sería vía Laredo, Ciudad Juárez y Mexicali, además otra ruta desde Chile y Brasil, usando a Manzanillo y Veracruz como puertos de entrada de manera respectiva. b) Infiltración en los movimientos sindicales de derecha e izquierda para sembrar un sentimiento anti-americano, acciones que Miura veía imposibles de realizar por el perfil pro americano del presidente Manuel Ávila Camacho. c) Labores de proselitismo al usar a periodistas mexicanos para que visitaran Japón a fin de lograr una actitud positiva de la prensa mexicana. En este sentido se invita a José Pages Llergo de la revista “Hoy”. Asimismo se menciona el vínculo con Maximino Ávila Camacho, hermano del presidente mexicano, para facilitar el “uso de futura propaganda”.44 El retorno de Pages Llergo a México a mediados de noviembre de 1941 no pudo ser vía Estados Unidos por ser vetado por la Casa Blanca por estar involucrado en iniciativas “antiamericanas”, por lo que desembarcaron en Vancouver para poder internarse a México vía Cuba. d) Desarrollo del cabildeo con el gobierno mexicano y empresarios para lograr el envío de recursos estratégicos a Japón a través del sistema de trueque o “comercio compensatorio” en un ambiente de presión de la Casa Blanca para que México restrinja las exportaciones a Japón de mercurio y otros materiales que puedan ser usados para el fortalecimiento de la maquinaria militar japonesa.45 e) Japón se mantuvo pendiente del acuerdo entre México y Estados Unidos, llamado DouglasWeichers de 1941 donde, el primero se comprometía a la exportación exclusiva a su vecino del norte de metales y recursos estratégicos lo que implicaba que ya no podría venderlos a las potencias del eje. En este contexto, Miura solicita una entrevista con Ezequiel Padilla, mismo que le informa –según Magic– que el asunto es de interés a los “poderes americanos” y no tiene nada que ver con otros países. El diplomático japonés advirtió si un acuerdo de esa naturaleza era establecido, las relaciones de amistad que siempre han existido entre ambos países pudieran verse comprometidas. Padilla replicó – de acuerdo a los mensajes descodificados– que si fuera el caso sería un hecho lamentable.46 Miura reconocía el hecho de que México era uno de los principales países con influencia de Estados Unidos por lo que es poco probable llevar a cabo acciones de comercio. Asimismo, se reportaban acciones para presionar al gobierno mexicano restringiendo la venta por parte de Japón de seda artificial. En una reunión que reporta Miura con el Secretario de Economía –en términos evasivos– le comentaba informalmente al diplomático japonés que

“El Ministerio de Asuntos Exteriores japonés utilizó una máquina de cifrado para encriptar sus mensajes diplomáticos. La máquina se llama “púrpura” por los criptógrafos estadounidenses. Un mensaje era escrito en la máquina, que cifrada y se envía a una máquina idéntica. El equipo receptor podía descifrar el mensaje sólo si se establece la configuración correcta, o llaves. Criptógrafos estadounidenses fueron capaces de construir una máquina capaz de descifrar estos mensajes.” http:// en.wikipedia.org/wiki/Magic_%28cryptography%29 (consultado el 15 de septiembre de 2012). 44 Magic, Background od Pearl harbor, volume II, p. 93. http:// www.ibiblio.org/pha/magic/vol-2.html 45 Ibidem., p. 94. 46 Ibidem., p. 94. 43


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existirá acciones restrictivas para la venta de materiales estratégicos a países fuera del continente americano. Miura le respondió que Japón estaba dispuesto a concertar con México un importante acuerdo para el aprovisionamiento de productos químicos y de la industria pesada.47 Sin embargo, ante la inminente confirmación del acuerdo, Miura apuntaba que exigiría el cumplimiento de los contratos ya pactados, además, en tono de advertencia, apuntaría que si no cooperara México se negaría el uso de la flota mercante japonesa y la cancelación del envío de seda artificial donde Japón era su único proveedor y así como otros productos esenciales. En una audiencia con Jaime Torres Bodet, subsecretario de Secretaría de Relaciones Exteriores, le reiteraba que los alcances del acuerdo Douglas-Weichers tenía atribuciones retroactivas que afectarían los contratos ya pactados. Miura después trataría de matizar el hecho de una posible decisión de Tokio para aplicar una restricción total de productos, ya que tendría efectos contraproducentes, Como última acción, se le ofrecería a México la seda artificial a mitad de precio, también se le instruía a que negociara con las autoridades mexicanas el intercambio de 20,000 cajas de seda artificial por 8 000 botellas de mercurio.48 f) La instalación de un radio de transmisión en México, se buscaba que se armara la misma usando partes traídas de los Estados Unidos, si las autoridades mexicanas descubrieran el hecho, los diplomáticos japoneses solicitarían inmunidad. g) La realización de acciones para resquebrajar la unidad del continente americano, a través de romper la “Política del Buen Vecino” de los Estados Unidos, lo que se pensaban acciones como incentivas una rebelión social en Guatemala para que Washington violara esa directiva. h) Repatriación de capitales japoneses en México de alrededor de 10 millones de yenes Tokio consideraba que 350,000 yenes de capital de la Pacific Petroleum Company fueran entregados a la Legación japonesa. Miura estaba en desacuerdo en tanto, considera, que el regreso del mismo sería en vano y que si se mantenían 300 000 para efectos de exploración de yacimientos de petróleo en las concesiones que tenían, usando prestanombres, en la Laguna y La Veracruzana, sería difícil saber si podrían hallar alguna veta.49 De acuerdo con los reportes de Magic, a finales de octubre de 1941 se identifican dos hechos importantes. El primero, el encuentro con el ex subsecretario de Comunicaciones y Transportes del gobierno de Lázaro Cárdenas, Modesto C. Nollard que apuntaba la posibilidad de que Estados Unidos ocuparía las bases militares de México y reforzarían las actividades anti-potencias del Eje. Si Washington le solicita la declaración de la guerra contra Japón, de acuerdo con el ex funcionario, México lo haría. A pesar de que el pueblo era simpatizante de Japón, un pequeño grupo de políticos y militares están a favor de Estados Unidos. Finalmente apuntaba que la única forma que México pueda cambiar su posición es que hubiera el triunfo nazi en Europa y Japón controle Asia, lo que implicaría el colapso económico y el surgimiento de una crisis nacional en los Estados Unidos.50 En segundo, Miura anuncia el inicio de los preparativos para dejar México, considera que la notificación de su retiro tendría que ser a mediados de noviembre.51 No obstante, la autorización final fue transmitida por Tokio hasta el 1 de diciembre de 1941. El Universal lo anunciaba de la siguiente manera:

47

Ibidem., p. 97. Ibidem., p. 98. 49 Ibidem., p. 99. 50 Magic, Background of Pearl harbor, volume III. p. 152, http:// www.ibiblio.org/pha/magic/vol-2.html (consultado el 20 de febrero de 2012). 51 Ibidem., p. 152. 48


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Nos informó que últimamente había recibido instrucciones para regresar al Japón con el objeto de informar a su gobierno, y que también, por cuestiones administrativas de la cancillería japonesa, había sido llamado el segundo secretario señor Hitoshi Satoh y en su lugar vendrá el actual Cónsul del Japón en san Francisco, Cal., señor Inagaki. Todo el resto del personal de la Legación permanecerá en México y quedará al frente de la representación diplomática el Barón Fujii, quien desempeñó una misión diplomática en España y actualmente se encuentra en México.52

A pregunta expresa del reportero sobre su retorno a su país tenía relación por la tensión entre Estados Unidos y Japón, Miura negaba esa posibilidad afirmando que: Yo abrigo la creencia de que no pues si estuviera el llamado que se me hizo relacionado con esa situación entre mi país y los Estados Unidos, el primero en salir sería en todo caso el Embajador japonés en Washington…Yo tengo la esperanza de que, en todo caso, en México se siga teniendo aprecio por los residentes japoneses que se han dedicado tan sólo a trabajar y a colaborar en la prosperidad de esta nación. No veo motivo ninguno para que se produzca ningún sentimiento antijaponés y espero que este espíritu seguirá prevaleciendo en el trato con mis compatriotas.53

Además, se le interrogó sobre si la solicitud de visa para ingresar a los Estados Unidos para abordar un buque mercantil para Japón, lo cual aceptó esa gestión pero informaba que el Tatuta Maru había salido de Yokohama con algunos ciudadanos estadounidenses incluyendo algunos nikkei que haría una escala en Los Ángeles y Manzanillo para continuar a Panamá y después retornar a Japón. También se informaba a Tokio que todos los telegramas cifrados y las maquinas codificadoras 54 Los Ángeles Times confirmaban la nota sobre el retiro del ministro Yoshiaki Miura de México y parte de su personal diplomático. Se dice también que el segundo secretario, Hitoshi Sato y el Coronel Yosiahi Nishi y sus familiares (esposa y dos hijos) habían solicitado visas de tránsito a los Estados Unidos. Por su parte Miura trataba de regresar a Japón con su esposa y sus cuatro hijos. Además se informaba del deseo de entre 40 a 100 familias japonesas radicadas en México de dejar ese país para abordar el ya mencionado Tatuta Maru.55 El inicio de la Guerra del Pacífico haría que se abortara ese plan y el barco japonés fue detenido en aguas mexicanas después de evitar pasar en los puertos estadounidenses. La decisión de Miura para solicitar su salida de México todavía no ha sido esclarecida. Sin embargo, se puede suponer que el diplomático japonés había expresado serios desacuerdo en las políticas hacia México y América Latina por parte de la burocracia del Ministerio de Asuntos Exteriores. En las comunicaciones que la Legación mandaba y recibía se apreciaba claramente esas tensiones. El ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 canceló la posibilidad de la salida del personal diplomático de México. Después de que se conoció la noticia, el 8 de diciembre el ministro Miura se entrevistó con el canciller Ezequiel Padilla donde él mismo le informó la decisión del gobierno mexicano para el rompimiento de las relaciones diplomáticas con el Japón. En sus primeras declaraciones a la prensa señaló que: h

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El Señor Roosevelt exigió del Japón lo que es incompatible con su existencia como nación y con la dignidad del pueblo japonés, quien tiene una larga historia de dos mil seiscientos años. Por consiguiente, para Japón no había otro camino que la guerra… El Japón está decidido y unificado para combatir hasta “Los japoneses viven aquí felices y contentos”, El Universal, 5 de diciembre de 1941, p. 13. Ibidem., p. 13. 54 Ibidem., p. 157. 55 “Japanese Minister to Mexico Called to Tokyo ´for Report´”, Los Angeles Times, 5 de diciembre de 1941, p. 6. 52 53


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lo último. El Japón no tiene memoria de haber sido jamás vencido; nunca ha sido derrotado y no lo será ahora…56

Con relación a si el rompimiento de los lazos político-diplomáticos implicaría una futura declaración de Guerra por parte de México, también fue motivo de consulta del ministro Miura, lo cual generó opiniones encontradas en la prensa mexicana. De acuerdo con las transcripciones de sus declaraciones a los medios señalaba que: Con motivo del conflicto en el Pacífico tanto yo como el general Amezcua, Ministro de México en el Japón, no podremos salir de nuestros respectivos países, circunstancia de la que el señor licenciado Padilla quedó enterado perfectamente. Con tal motivo, durante mi permanencia en México, tanto a mí como al personal de la Legación se nos concederán amplias garantías y continuaremos residiendo en el mismo edificio.57

La nota del Universal continuaba profundizando con la posición de México: El Ministro Miura preguntó al licenciado Padilla de la suspensión de las relaciones diplomáticas implicaría la declaración de guerra de México al Japón a lo que contestó el Secretario de Relaciones, según el jefe de la misión japonesa, en sentido negativo… Debemos informar que al hablar anoche con el Secretario de Relaciones licenciado Padilla sobre la entrevista de dicho funcionario nos proporcionó otra versión acerca de la pregunta sobre la declaración de guerra. Nos dijo que efectivamente, el ministro japonés le había interrogado en el sentido que se deja indicado, a lo que le contentó que el representante diplomático es bastante inteligente y dejaba la interpretación a su criterio.

La salida del Secretario de Relaciones Exteriores de dejarlo a la “inteligencia y criterio” del funcionario japonés observaba la negativa de darle mayor información fuera de la nota diplomática oficial sobre el aviso del rompimiento de los vínculos diplomáticos, por lo que se supone que era bastante improbable que México estuviera considerando una declaración de guerra directa. Después, Miura realizó labores diplomáticas de bajo perfil frente a la constante vigilancia de las autoridades mexicanas y agentes del FBI de la legación japonesa y sus funcionarios. Un hecho provocaron que de nuevo estuvieran en la atención de la prensa que involucraba al personal de la Legación japonesa: El 16 de diciembre se informa sobre el descubrimiento de un “radioreceptor”, dos máquinas de escribir58 con “signos asiáticos” en la zona de Cuajimalpa.59 Un campesino de la localidad observó que “presuntos espías” se internaron en el bosque para enterrar esos aparatos. Además declaró ante las autoridades que un automóvil con placas “de diplomático se detenía en las inmediaciones del rancho El Tianguillo, de su interior salían unos señores al parecer japoneses para enterrar el radioreceptor.”60 El testigo identificó el número de placas (E-79-89) que correspondían al agregado naval de la legación japonesa en México,61 el capitán Tunezio Wadi (sic),62 quien posteriormente se tuvo que enfrentar

“Palabras del Señor Miura”, El Universal, 8 de diciembre de 1941, p. 1. “Desde ayer cortó México sus relaciones con Tokio”, El Universal, 9 de diciembre de 1941, p. 10. 58 De acuerdo con las noticias se señala que el “radioreceptor” en los terrenos del Encinal fue descubierto ocho días en y las máquinas cuatro días antes en San Bartolo Ameyalco de haberse publicado la nota en el Excelsior. 59 “Maniobras de presuntos espías japoneses”, Excelsior, 16 de diciembre de 1941, tercera sección, p. 1. 60 “Tras la pista de un posible centro japonés de espionaje en la capital”, Excelsior, 16 de diciembre de 1961, tercera sección, p. 1. 61 “Raras máquinas de escribir usaban los presuntos espías”, Excelsior, 17 de diciembre de 1941, segunda sección, p. 1. 62 Es seguro que existe un error en la forma de escribir el nombre ya que no corresponde ninguno en japonés. 56 57


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ante las autoridades policiacas para esclarecer la acusación junto con otros funcionarios diplomáticos. La misma fue realizada en español donde reconoció abiertamente que él junto con el agregado comercial Nakamura y el señor E. Kabo fueron a enterrar el aparato y que apuntó “no reflexionó rápidamente en las consecuencias de su acción”. Señaló que la máquina puede tener un valor de mil quinientos a dos mil pesos mexicanos y agregó que un conocido de Canadá se lo envió a México, pero llegó con averías y que al estallar la guerra con los Estados Unidos le podría traer dificultades, por lo que decidió deshacerse del mismo.63 Asimismo, reiteró que el aparato era de su propiedad y podía tener el derecho de “tirarlo donde le plazca”. El Coronel Alfonso Carrillo Gil, comandante la policía judicial del DF, le respondió que podía ser así no en las actuales condiciones que se vivían ya que era un aparato que” se puede sospechar que estaba siendo usado parta actividades de espionaje contra México o sus aliados”64 Asimismo el funcionario diplomático negó que las maquinas de escribir fueran propiedad de la legación japonesa y que nunca las había visto. Es un hecho que las autoridades mantuvieron por un tiempo discreción mientras se avanzaba en las investigaciones para identificar centros de espías japoneses en la ciudad de México. Mientras tanto, la Procuraduría General de la República advertía sobre la necesidad de que los Ministerios Públicos estuvieran muy pendientes para las actividades de “espionaje y disolución social”, delitos que estaban consignados en el nuevo Código Penal pero procurando una interpretación exacta de “traición a la Patria”.65 Sin embargo, los diplomáticos japoneses no fueron acusados de ningún cargo pero derivó en el fortalecer de vigilancia de sus actividades por parte de las autoridades mexicanas e incluso por elementos del FBI.66 Ya en pleno confinamiento del personal diplomático japonés, el 13 de Febrero se reportaba el festejo a “gritos de ¡Banzai!, ¡Banzai!” en la residencia de Miura en Paseo de la Reforma 423 donde los diplomáticos japoneses celebraban la fundación del “Imperio del Sol Naciente” que coincidió con la invasión japonesa a Singapur, el periódico lo reportaba de la siguiente forma: La guerra que sostienen contra los hombres blancos de Occidente no impidió a los japoneses llevar a cabo su fiesta a la usanza occidental con música de ‘Jazz’, ricos licores y exquisitas viandas… Los japoneses que se encuentran recluidos en la residencia del ex ministro Yoshiaki Miura en el Paseo de la Reforma que son vigilados por una guardia de policías, salen frecuentemente a los balcones de la casa. Desde la calle tanto vigilantes como transeúntes han visto a los japoneses levantar en alto botellas de licores y brindar por la dinastía del Sol Naciente cuyo aniversario celebran…En su reclusión desde que México rompió sus relaciones con el Japón, los miembros de la antigua Legación ha dedicado parte de su tiempo al estudio de asuntos económicos, políticos y culturales de los países hispanoamericanos pues recientemente el ex ministro Miura pidió a una importante librería una gran cantidad de libros sobre esos temas.67

Después del escándalo y el festejo, Miura tuvo que orientar sus actividades en el proceso de retiro de su personal diplomático. A través de los buenos oficios de la legación de Portugal, país que se encargaba de los asuntos de Japón –después del rompimiento de los nexos diplomáticos– logró proceder al proceso de repatriación, el 10 de febrero cuando México otorgó el permiso respectivo.68 El gobierno

“ Confiesan los diplomáticos nipones que tiraron la radio”, Excelsior, 18 de diciembre de 1941, primera sección, p. 14. Ibidem., p. 14. 65 “ Alerta contra espías ordena el procurador a los agentes”, Excelsior, 16 de diciembre de 1941, p. 1. 66 Takeshi Matsumoto (editor), Nichiboku Koryushi, Tokyo, PMC, p. 542. 67 “ Celebran los japoneses con buenos vinos un aniversario”, Excélsior, segunda sección, 13 de febrero de 1942, p. 1. 68 Francis Peddie, “Una presencia incómoda: la colonia japonesa de México durante la Segunda Guerra Mundial”, Estudios de historia moderna y contemporánea de México, núm 32, julio-diciembre 2006, p. 85. 63 64


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de Ávila Camacho deseaba un pronto retiro del personal diplomático de las potencias del eje en el territorio nacional para lo cual se procedió a la logística respectiva.69 Ante la imposibilidad de embarcar al Tatuta Maru, a finales de febrero de 1942, se organizaron a un grupo de japoneses y sus familias (algunos de ellos estaban en la “Lista Negra” que viajarían junto a Miura y su personal para ser internados a Estados Unidos. Las autoridades prepararon, según los reportes periodísticos, el traslado de los funcionarios japoneses (diplomáticos, representantes de Mitsui y Mitsubishi en México) y sus familias que totalizaban 42 personas (en otras reportes se mencionan 46 y 5370) junto al ministro italiano Conde Albert Marchetti. La Secretaría de Relaciones Exteriores, junto la oficina de asuntos políticos de la Secretaría de Gobernación, prepararon el traslado, se pusieron a su disposición 15 automóviles para el envío del personal a la estación en Lechería y dos camiones grandes para llevar más de cien maletas a la estación de Buenavista, se había preparado dos carros pulman que se agregarán al tren rápido a Laredo, para después de cruzar la frontera los japoneses se dirigieron a Hot Spring, Virginia Occidental llegando el 22 de febrero, y los italianos a White Sulphur Springs.71 Los dos altos funcionarios se negaron hacer declaraciones a la prensa mexicana, incluyendo al ministro Miura. El grupo fue acompañado por funcionarios de la Secretaría de Gobernación que los escoltarían hasta el puente internacional en Nuevo Laredo donde serían entregados por las autoridades estadounidenses. A petición de Washington, se había solicitado el traslado a Estados Unidos a fin de “facilitar” el programa de intercambio, hecho que fue aprobado por el gobierno mexicano.72 Miura y su personal diplomático llegaron al hotel Homestead, Hot Spring en Virginia donde se concentraron a 335 japoneses y posteriormente fueron transferidos al hotel Greenbrier en White Sulphur Springs, donde ya estaban confinados los alemanes; ese recinto resguardó entre el 19 de diciembre a junio de 1942, a 852 personas. Miura, su personal diplomático y familiares se embarcaron en el buque Gripsholm que había sido rentado por el Departamento de Estado para la repatriación e intercambio de los prisioneros, ciudadanos y diplomáticos de las potencias del Eje. En su primer viaje el 18 de junio de 1942, salió de Nueva York con 1,083 japoneses, haciendo escala en Rio de Janeiro para recoger a otros 417 donde se dirigió a Lorenzo Marques en Mozambique, donde el Asama Maru los recogería para llevarlos a Japón. El buque japonés llegó el 22 de julio y días después partió junto con el navío italiano Conte Verde 73. Ambos llegaron al puerto de Yokohama el 20 de agosto de 1942, se menciona la cifra total de 77 personas que llegaron desde México.74 En su segunda travesía en el marco del programa de intercambio, el 2 de septiembre de 1943 que zarpó con 1,330 japoneses, mismos que serían canjeados por 1,500 ciudadanos de los países Aliados, después de realizar escalas en Rio de Janeiro y Montevideo llegó al puerto de Mormugao, Goa, India (en ese entonces posesión portuguesa) a mediados de octubre donde proseguirían su viaje en el Teia Maru para Japón. En ese viaje se repatriaron 33 personas pertenecientes a 15 familias provenientes de México.75 Aquí finalizará la gestión diplomática de Yoshiaki Miura después de un poco más de un año de su acreditación oficial en México, en la que indudablemente fue un periodo intenso en la que de manera desesperada buscaba paliar los efectos de las políticas de embargo económico promovidas por Wash-

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Takeshi Matsumoto, op. cit., p. 543. Ibidem., p. 544. 71 “ Diplomáticos italianos y japoneses enviados a E.U.”, Excelsior, sección primera, 19 de febrero de 1942, p. 7. 72 “Entran en Estados Unidos varios japoneses”, Excelsior, sección primera, 12 de febrero de 1942, p. 3. 73 Véase http://www.salship.se/mercy.asp (consultado el 18 de septiembre de 2012). 74 Takeshi Matsumoto, op. cit., p. 545. 75 Ibidem., p. 546. 70


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ington donde México cada vez más se alineaba a las mismas en el marco de las presiones de los Estados Unidos. El diplomático japonés observaba que las directivas de Tokio no necesariamente estaban alineadas a las condiciones cambiantes en México, lo cual generó desacuerdos y tensiones dentro del proceso de toma de decisión de las estrategias y acciones de cabildeo e inteligencia. Miura, indudablemente, fue un diplomático con altas habilidades y capacidades de gestión diplomática, que pudo sortear el clima cada vez más adverso dentro de los círculos gubernamentales de México y operar las directivas de política exterior que marcada Tokio en el preludio de la Guerra del Pacífico.


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LOS AVATARES DEL GENERAL La designación como representante diplomático del general José Luis Amezcua en Japón para sustituir al responsable de la legación de México en Japón tras la renuncia del ministro Primo Villa Michel, no pudo estar exenta de una serie de vicisitudes. Llegó a Japón a finales de julio de 1941, a pesar de que su nombramiento estaba fechado a partir del 1 de enero del mismo año.76 Es decir, tardó más de siete meses para su arribo a Tokio, una explicación posible puede vincularse a varios factores: El primer lugar, en el retraso del regreso del encargado de la Legación de México en Japón; en segundo podría interpretarse un cambio de actitud de la Cancillería mexicana que inicialmente nombró de manera expedita al nuevo funcionario encargado, pero posteriormente frente a la escalada de las fricciones políticas entre Estados Unidos y Japón retuvo el envío del nuevo representante mexicano. Lo anterior puede ser sustentado en la comunicación de Villa Michel enviada el 3 de noviembre de 1940 a la Secretaría de Relaciones Exteriores en la que señala “Vista curso situación internacional de Oriente y evolución política, económica y comercial de Japón, además transmisión presidencial, permítome sugerir usted conveniencia llamarme a informar”.77 El deseo de Villa Michel de un rápido retorno a México no fue alcanzado y estando todavía en Tokio mandó un telegrama notificando su renuncia al cargo fechado el 2 de diciembre de 1940. El contenido del mismo se refería a lo siguiente: “ruego a usted que transmita juntamente señor presidente renuncia formulo conducto usted de honrosa representación tengo encomendada fin dejar primer magistrado libertad designar colaboradores.”78 Villa Michel logró embarcarse en el Kamakura maru el 23 de enero de 1941, su desinterés en mantenerse en la Legación de México en Japón frente a un ambiente de mayor lejanía entre los dos países, así como para satisfacer sus intereses políticos personales tuvo posteriormente su recompensa al ser nombrado por Manuel Ávila Camacho como secretario de Gobernación en julio de1945 al suceder a Miguel Alemán Valdés al ser nombrado candidato por el Partido Revolucionario Institucional a la presidencia79. Por su parte, el general José Luis Amezcua fue comisionado en mayo como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Misión especial para asistir a la toma de posesión del presidente electo de ese país, Rafael Leónidas Trujillo.80 Un par de meses después, se le autorizó para trasladarse a Tokio arribando a finales de julio y tomó de manera oficial su cargo el 27 del mismo mes en pleno verano japonés. Ante la ausencia del emperador en Tokio, sus cartas credenciales fueron presentadas hasta el 18 de septiembre. En su audiencia previa con el Ministro y Viceministro de Asuntos Exteriores,

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Oficio de nombramiento con fecha el 1 de enero de 1941, Archivo Histórico Diplomático, 35-11-3, Folio 68. Copia del contenido del telegrama enviado por Primo Villa Michel a la Secretaría de Relaciones Exteriores el 3 de noviembre de 1940, Archivo Histórico Diplomático, 7-24-10, Segunda Parte, Folio 157. 78 Transcripción del telegrama enviado por Primo Villa Michel a la Secretaría de Relaciones exteriores, el 2 de diciembre de 1940, Archivo Histórico Diplomático, 7-24-10, Tercera parte, Folio 178. 79 Villa Michel después de finalizar su cargo en el gobierno de Manuel Ávila Camacho, retoma su carrera diplomática. 80 Acuerdo a la Secretaría de Relaciones Exteriores firmado por el presidente Ávila Camacho el 12 de mayo de 1941, Archivo Histórico Diplomático, 35-11-3, Folio 69. 77


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intercambiaron opiniones sobre el deseo de mantener las relaciones cordiales y cultivar la amistad entre ambos países.81 En la respuesta por parte de la dirección de asuntos políticos y del servicio diplomático de la SRE, se le instaba a que apresurara su acreditación ya que sin ellas no tenía ninguna representación oficial lo que afectaría la realización de sus actividades diplomáticas.82 La respuesta de Amezcua aclaró a los funcionarios que no afectará sus actividades oficiales ya que con base en el protocolo japonés, la acreditación oficial se establece con el envío de una nota y visita al Ministerio de Asuntos Exteriores.83 Es un hecho que el general Amezcua llegó a Japón en el peor momento en el distanciamiento entre México y Japón, la alineación de Ávila Camacho a Washington en lo político y económico dejaba al nuevo funcionario un margen de maniobra muy limitado para su gestión en el mantenimiento de las relaciones de amistad entre los dos países. En un memorándum elaborado por la Cancillería se le recomendaba las acciones que debía de realizar durante su gestión.84 El documento incluía los siguientes aspectos: a) La necesidad que el diplomático refrendara el hecho de los lazos históricos de amistad entre ambos países a pesar de la distancia y las naturales diferencias culturales. b) Matizar el hecho de que ante la nueva “realidad actual” la “noción sentimental” japonesa de que en la política internacional ambos países históricamente han coincidido en acciones diplomáticas frente al poderío de los Estados Unidos, debido a que Tokio ha considerado a México como un potencial aliado frente a las crecientes tensiones con Washington que ha sido acusado “de impedir a lo que los japoneses consideran la natural misión del Imperio.”85 c) Insistir en que México ha incorporado en su política internacional el respeto de la soberanía e integridad territorial de los pueblos, por lo que se ha marcado una distancia con Japón frente a sus agresiones en China donde México no puede dejar pasar por alto. En concordancia con lo anterior, fuera de cualquier presión de Estados Unidos, esa posición es acorde con su política exterior que visualiza y desea mantener las relaciones de amistad con Japón, “siempre y cuando no resulte en el detrimento de los lazos de solidaridad que nos unen firmemente con todos los países de este continente, cuya seguridad nos hemos comprometido a defender… En la actual coyuntura mundial nuestra posición está claramente definida: los intereses generales de carácter internacional de México se confunden con los de los demás países de este continente.”86 De acuerdo con la Cancillería mexicana, dentro del clima de tensión entre Estados Unidos y Japón y su posible agudización, el representante diplomático en Tokio debía de realizar las actividades y acciones siguientes: a) “En primer lugar, su labor de observación constante y de información oportuna es de urgente necesidad. El Japón, aun cuando desde que inició sus relaciones con el mundo occidental ha

81 Traducción del telegrama enviado por el ministro Amezcua a la Cancillería fechado en la ciudad de Karuizawa el 12 de agosto de 1941, Archivo Histórico Diplomático, 35-11-3, Folio 87. 82 De la Dirección General de Asuntos Políticos y del Servicio Diplomático, telegrama a la Legación de México en Japón fechado el 12 de agosto de 1941, Archivo Histórico Diplomático, 35-11-3, Folio 88. 83 Telegrama enviado por el ministro José Luis Amezcua a la Secretaria de Relaciones Exteriores con fecha 18 de agosto de 1941, Archivo Histórico Diplomático, 35-11-3, Folio 89. 84 Misiones Diplomáticas de México en el Extranjero, Memorándum para el ministro de México en Japón, sin fecha, Archivo histórico diplomático, clasificación 10(016)13411. p.1 85 Ibidem., p 1. 86 Ibidem., p.2.


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proseguido una política de expansión perfectamente clara, lo ha hecho con un gran sentido de oportunidad, aprovechando para sus incursiones imperialistas en Así los momentos y condiciones más favorables, y frenando momentáneamente cuando la empresa se presentaba con riesgos excesivos”87 por lo que deberá notificar y examinar día a día una posible guerra contra Estados Unidos. b) La amistad de Amezcua con el representante de Estados Unidos, Joseph Clark Grew –decano de los miembros del personal diplomático acreditado en Japón– será de gran utilidad, se le recomienda un trato cercano pero discreto para evitar la impresión a los japoneses que la política o actitud de México está condicionada por la Casa Blanca. c) Monitorear de manera detallada la información sobre el “movimiento financiero, económico, industrial, marítimo y social del Imperio del Sol naciente.”88 d) Un aspecto prioritario será el de las exportaciones donde según la Cancillería, es un área de importancia para su “intensificación” donde también en el terreno de la importación se le recomienda estar al pendiente de la artisela y la seda artificial. e) Se le recomienda dar atención a la vida social, mantener la amistad con los miembros de la Sociedad México Japonesa. Mantener cercanía con la prensa japonesa aunque reconoce los problemas del idioma. f) Se le advierte tener mucho cuidado con cualquier actitud que pudiera generar un desdén e inferir una apreciación errónea, que a lo largo de la historia lo han alimentado las potencias, de que los japoneses puedan ser una raza inferior.89 g) En relación con el tratado con los representantes diplomáticos de Gran Bretaña y España acreditados en Japón, con el primero será solamente en el terreno social ya que México tiene suspendidos sus vínculos con ese país. Con el diplomático franquista se le recomienda establecer los contactos que “la más estricta y elemental educación imponga”90 debido que México no reconoce al gobierno franquista. Las recomendaciones del memorándum se realizaron seguramente de manera previa a la llegada de Amezcua, ya que en lo económico, el anuncio del acuerdo Douglas-Weichers de 15 de julio de 1941 limitaba las opciones de ampliar el comercio exterior bilateral. Las recomendaciones se pudieron cumplir de manera muy acotada después de menos de 5 meses de su llegada, el rompimiento de las relaciones diplomáticas cancelaría definitivamente esa posibilidad. En un reporte remitido en octubre de 1941 por Amezcua a la Cancillería apuntaba con detalle las entrevistas con el Ministro de Asuntos Exteriores, Teijiro Toyoda, y con el viceministro donde reiteraba que ambos trabajaban para el fortalecimiento de las relaciones bilaterales. También salió a relucir la visita de la delegación económica presidida por Ernesto Hidalgo en marzo-abril de 1940, donde se esperaba que los proyectos identificados durante su estancia en Tokio pudieran ser realizados. Asimismo señalaba –como le fue recomendado– el mantenimiento de contactos con los representantes diplomáticos acreditados en Japón y en especial con el embajador estadounidense, de igual modo estableció relaciones con los miembros de la Sociedad México japonesa.91

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Ibidem., p. 3. Ibidem., p. 4. 89 Ibidem., p. 8. 90 Ibidem., p.10. 91 Informe general referente al arribo, entrega de credenciales serie de visitas del ge-neral de Brigada D. E. M. Jose Luis Amezcua, E. E M. P. en Tokio, con fecha 1 de octubre de 1941 dirigido al C. Secretario de Relaciones Exteriores, Archivo Histórico Diplomático, 35-11-3, Folio 105. 88


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Amezcua reportaba que desde su llegada a Japón se había acercado con los representantes diplomáticos latinoamericanos de Brasil, Chile, Colombia Perú y Panamá. Con el último, el ministro Ángel Ferrari, mantuvo una relación de distancia debido a que: no gozaba la confianza de la totalidad de los diplomáticos latinoamericanos por su japonofilia y reprochable conducta oficial (vendía pasaportes y “visas” a precios elevados, extendía pasaportes a innumerables espías japoneses, aparecía en público frecuentemente con vestido samurái, etc.) bien comprobadas.92

Como le sucedió al ministro japonés Yoshiaki Miura, el general Amezcua tenía que enfrentar el proceso de retorno a México. El 8 de diciembre recibió un telegrama de México señalando lo siguiente: a) Traslado de Amezcua y del personal de la legación y consulado en Yokohama a México. b) Se remitirán los viáticos respectivos (después se fijarán en 2,539.37 dólares). c) El traductor Bunsai Hibi y Canciller Hideo Furuya cesarán con fecha 1 de enero de 1942 donde se agradecerán sus servicios prestados. d) Destruir archivos de la Legación y Consulado. e) Resguardo de los muebles en la Legación y si no es posible en una bodega. Amezcua entregó de manera oficial la notificación de rompimiento de las relaciones diplomáticas al Viceministro de Asuntos exteriores el 11 de diciembre. El diplomático reporta que fue el único representante latinoamericano que lo hizo ya que los demás países lo hicieron a través de las respectivas legaciones que se encargaban de sus asuntos en Japón. Después de la entrega quedó detenido por las autoridades japonesas y posteriormente fue confinado junto con su esposa en las instalaciones de la Legación mexicana.93 Además estaban en el mismo edificio el tercer secretario Carlos Gutiérrez Macías y su madre, Eliza B. Vda. De Rodríguez, el vicecónsul Salvador Bron Rojas y su esposa, Soledad de Bron; posteriormente se incorporaría a Ramón F. Iturbe, su esposa e hija y Carlos Insunsa (sic) “canciller de segunda.”94 La reacción de las autoridades japonesas frente al anuncio de México sobre el rompimiento de las relaciones bilaterales fue inmediata. Amezcua apunta que: a las diecisiete horas, se presentó en la Legación un empleado del Ministerio de Relaciones el cual, aparentemente muy excitado y gritando, me comunicó que el gobierno japonés declaraba rotas sus relaciones diplomáticas con la República mexicana. Esto es ridículo en extremo; pero es rigurosamente verídico y por ello histórico. Lo acompañaban seis agentes secretos de la policía militar, los cuales irrumpieron a una señal del precitado empleado en el salón, comenzando un cateo escrupuloso hasta el grado de registrar minuciosamente los muebles, y que continuó sin dejar de revisar ningún rincón del edificio, ni siquiera respetaron la presencia de mi esposa enferma en la cama y rodeada de las señoras mencionadas antes que temerosas se habían agrupado en la misma estancia, pues fue igualmente cateada, con brusquedad y detenidamente, no pretendieron recoger documento alguno, únicamente embargaron dos aparatos de radio…95

92 Informe confidencial que rinde al C. Presidente de la República el C. General de Brigada D. S. M. José Luis Amezcua , E. S. y Ministro Plenipotenciario de Japón en México, agosto de 1941 a junio de 1942, fechado el 22 de octubre de 1942, Archivo Histórico Diplomático, C-3-3-6, p. 24. 93 Ibidem., p. 24. 94 Ibidem., p. 24. 95 Ibidem., pp. 24-25.


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La “reclusión carcelaria” como lo refiere el mismo Amezcua tuvo dos fases. La primera dentro de la Legación hasta finales de marzo de 1942 cuando después, por gestiones de la Legación sueca ante la enfermedad del ministro y su esposa, los transfirieron al hotel Miyanoshita ubicado en la ciudad de Hakone donde estaban internados 18 diplomáticos de Perú, Noruega, Grecia, Ecuador y Holanda.96 En ese lugar estuvieron hasta el 17 de junio de 1942. Amezcua en su reporte no deja de señalar las actitudes de sospecha de los mismos de la Legación mexicana, de manera directa los acusa de ser pro-japoneses y tener contactos con personas “sospechas” y lo apunta así: ahora es preciso agregar que el C. general de Brigada Ramón F. Iturbe, su familia y el vicecónsul Salvador Bron Rojas y esposa, perfectamente unidos por afinidad de simpatías hacia el Japón y disfrutando de extraña amistad de las autoridades policiacas y de otros sospechosos japoneses. Ni fueron objeto de reclusión, ni de incomunicación, pues salían libremente aun a visitar sus amistades japonesas (frecuentes invitaciones a tertulias o comidas).97

El sentimiento anti-japonés de Amezcua afloraba mientras no dejaba de hacer acusaciones a su colaboradores que quizá, a reserva que se pueda comprobar lo contrario,98 más que estar conspirando a favor de Japón tenían más tiempo en ese país que le había permito cultivar amistades y contactos con diferentes funcionarios gubernamentales. El 25 de junio de 1942 Amezcua sale de la isla para ser parte también del programa de intercambio con las potencias del Eje también dentro del viaje de retorno a Nueva York en el barco sueco Gripsholm que después de hacer una escala en Rio de Janeiro, llega a esa ciudad estadounidense el 25 de agosto. Por último, el término oficial de la comisión diplomática del general Amezcua fue el 1 de enero de 1943 (donde se le reconoce oficialmente 3 años debido a la reglamentación vigente de la SRE) ya que se reintegró a una comisión dentro de la Secretaría de la Defensa. En el oficio firmado por el Secretario de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla, le expresa su sincera “apreciación por la inteligente y patriótica labor que llevó usted a cabo como representante de México en Tokio, en los momentos tan difíciles que culminaron con la ruptura de las relaciones entre los dos países.”99 La ausencia de experiencia diplomática, su actitud arrogante –su cercanía con el presidente Manuel Ávila Camacho debido a que había intercedido para su ingreso al ejército-y la ausencia de modestia del general Amezcua, atributos cultivados desde su larga trayectoria militar iniciada junto a Álvaro Obregón no fueron factores que le hayan permitido obtener mejores dividendos en su representación de México en Japón. La actitud francamente anti-japonesa limitó las posibilidades y lo que le hizo hasta desconfiar de su propio personal acreditado en la Legación por el hecho de socializar con sus amigos japoneses que habían cultivado durante su estancia en ese país. Asimismo, su llegada tardía a Japón después de su acreditación oficial originó que llegará a Tokio cuando los márgenes de maniobra ya estaban muy limitados para el fomento de los nexos económicos ante los compromisos de México firmados con Estados Unidos para sumarse a las acciones de restricción a las exportaciones a Japón.

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Ibidem., p. 25. Ibidem., p. 26. 98 Existe un hecho donde se menciona A Ramón F. Iturbide vinculado con el dueño de una mina general Bolivar Sierra que estuvo involucrado en intento de envío de mercurio a Japón de manera ilegal a través de puerto de Manzanillo. Véase Carlos Uscanga, Las Relaciones Económicas de México y Japón en el preludio de la Guerra del Pacífico, Reporte de Investigación, Proyecto SEP-CONACYT de Ciencia Básica 150933, No. 4, 2013. 99 Documento que informa al general José Luis Amezcua el término de la comisión diplomática firmada por el secretario de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla, fechada el 7 de enero de 1943. Archivo histórico diplomático, 35-11-3. Folio 145. 97


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REFLEXIÓN FINAL El gobierno mexicano tardó 166 días para tomar una decisión que trató de aplazar desde el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Japón y las potencias del eje en diciembre de 1941. Es un hecho que desde el ataque japonés a Pearl Habor el entorno internacional se modificó ante el ya esperado conflicto entre Tokio y Washington. Para México, la inicial declaración de neutralidad ante el conflicto dentro del escenario europeo se observaba compleja de sostener. El apego a los acuerdos panamericanos de seguridad estaba en consonancia con el perfil legalista y de los principios de la política exterior mexicana en ese momento de crisis. El tránsito desde los últimos meses del gobierno Cardenista de una política comercial más apegada a los Estados Unidos donde las medidas restrictivas del comercio se agudizaron, encontraron eco ya con la administración de Ávila Camacho donde de manera clara se adhiere de facto a las acciones del embargo económico contra Japón. En el terreno internacional, México también se alejaba de las acciones japonesas para la construcción de la Gran Esfera de Co-prosperidad Económica del Este Asiático y de su avance en China. En tanto en el plano bilateral, sólo quedaban pronunciamientos protocolarios y de remembranza de la amistad entre los dos países. Es un terreno fértil la documentación sobre las actividades de espionaje de Japón en México y en América Latina. Los servicios de inteligencia fueron muy sensitivos de monitorearlos y documentarlos, independiente de la histeria y paranoia de la “amenaza japonesa” que alimentaron los innumerables reportes, es un hecho que el personal diplomático, los representantes de los Zaibatsu y las redes con algunos sectores de la comunidades japonesas consideraban una necesidad establecer acciones para contener la política de acorralamiento que había adoptado Washington y legitimaban la “acción justa” para lograr un nuevo espacio vital para el emergente Imperio japonés. En este sentido se podría recurrir a cualquier medio para lograr los fines deseados. En ese entorno complejo, mientras la actividad diplomática de Yoshiaki Miura era frenética para lograr dar respuesta a los requerimientos políticos y económicos de Tokio. El General José Luis Amezcua prácticamente llegó en el peor momento en que han transitado en la historia de las relaciones con Japón. La distancia se marcaba cada vez más entre los dos países. Como se observó, México fue fuente de preocupación constante para Washington que al parecer le costaba trabajo estar satisfecho con las acciones del gobierno de Ávila Camacho, que se arrojaba para alimentar el patriotismo del pueblo frente a la amenaza de la soberanía e integridad del territorio mexicano. La opinión pública y los sectores políticos se pronunciaron de diferentes formas pero al final la cohesión frente a las decisiones del ejecutivo fueron las que prevalecieron. Lo anterior se observó claramente en el anuncio del rompimiento de las relaciones diplomáticas con las potencias del eje y de la aplazada declaración del estado de guerra. México se resistió al anuncio de una proclamación de guerra de manera directa, se apegó de manera hábil al derecho internacional para mostrar su compromiso con Estados Unidos pero al mismo tiempo que la acción era defensiva frente a la agresiones totalitarias que derivaron el bombardeo del “Faja de Oro” y “Potrero del Llano” y la pérdida de vidas humanas. Mientras las notas diplomáticas de México eran ignoradas por Alemania, Italia y Japón, fue claro que Washington lo visualizaba como un “aliado frágil” que podría generar, de manera contraproducente, una amenaza para su seguridad militar. La porosidad de las fronteras mexicanas, la permisibilidad para


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las actividades anti-países Aliados donde el territorio mexicano podría ser una base ideal de operaciones, las corrupción de la clase dirigente y la desigual estructura social y económica, aunado con el sentimiento anti-estadounidense, eran factores que observaba Washington como zonas de alerta donde la vecindad con México era un punto de preocupación al menos a lo largo de 1942. Poco se sabe de la percepción de los líderes japoneses frente a la decisión de México. Algunos sectores de la opinión pública –que mantenían lazos y vínculos con ese país y América Latina– apuntaban las crecientes presiones de Estados Unidos para alinear a Latinoamérica a sus políticas de contención (ellos dirían “agresión”) contra Japón que por ser países más débiles no tenían más remedio de apegarse a las acciones de Washington. En una suerte de “perdónalos, no saben lo que hacen” fue la perspectiva prevaleciente hasta el restablecimiento de los vínculos diplomáticos después de la derrota japonesa en el marco del Tratado de Paz de San Francisco de septiembre de 1951. Como casi un acuerdo tácito a nivel gubernamental se evita mencionar que en un tiempo breve México y Japón fueron “enemigos” (algunos prefieren decir “amigos distanciados”), en el 2012 se cumplieron 60 años del restablecimiento de los contactos diplomáticos al entrar en vigor las disposiciones del mencionado Tratado de Paz que tuvo que firmar Japón con casi la mayoría de potencias Aliadas ante la negativa de la Unión Soviética. La memoria histórica se desvanece para fines del protocolo diplomático pero es saludable recordar para valorar aún más los nexos de amistad que mantienen en la actualidad ambas naciones. Las últimas misiones diplomáticas de México y Japón antes y después del rompimiento de las relaciones diplomáticas el 8 de diciembre de 1941 transitaron por caminos divergentes. La personalidad y las habilidades diplomáticas fueron elementos claves que marcaron el papel desempeñado por sus ministros acreditados en ambos países. Mientras Miura realizaba acciones frenéticas para abrir fútilmente espacios para que México no se plegara a las presiones de Washington lo que le costó desavenencias con sus superiores en Tokio, el general Amezcua de manera poco efectiva trató –en el brevísimo tiempo que estuvo acreditado en ese países asiático– de cumplir con las directivas que le marcaron por la Secretaría de Relaciones Exteriores con ausencia de sensibilidad y con una serie de prejuicios.


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ANEXO Discurso del presidente Manuel Ávila Camacho informando que México declara la guerra a las potencias del Eje 28 de mayo de 1942. Honorables Miembros del Poder Legislativo: Me presento a cumplir, ante ustedes, el más grave de los deberes que incumben a un Jefe de Estado: el de someter a la Representación Nacional la necesidad de acudir al último de los recursos de que dispone un pueblo libre para defender sus destinos. Según lo informó oportunamente a la Nación el Gobierno de la República, durante la noche del 13 del mes en curso, un submarino de las potencias nazifascistas torpedeó y hundió en el Atlántico, a un barco tanque de matrícula mexicana, el “Potrero del Llano”. Ninguna consideración detuvo a los agresores. Ni la neutralidad del país al que la nave pertenecía, ni la circunstancia de que ésta llevase todos los signos externos característicos de su nacionalidad, ni la precaución de que el barco viajase con las luces encendidas a fin de hacer claramente perceptibles los colores ele nuestra bandera; ni, por razones de derecho internacional y humanitarias, el deber de otorgar a los miembros de la nave la oportunidad de atender a su salvamento. De los 35 tripulantes, en su integridad mexicanos, sólo 22 lograron llegar a Miami y uno de ellos, pocas horas más tarde, pereció víctima de las lesiones sufridas durante el hundimiento. Con la suya, fueron catorce las vidas segadas por el ataque de los países totalitarios. Catorce vidas de hombres jóvenes y valientes, sobre cuyo recuerdo la Patria entera se inclina con emoción. Tan pronto como el Gobierno de México tuvo conocimiento del atentado, formuló una enérgica protesta, que fue transmitida al Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia, país que en diciembre de 1941 aceptó hacerse cargo de nuestros intereses en Alemania, Italia y Japón. En dicho documento, México establecía que, si en el plazo de una semana, contada a partir del jueves 14 de mayo, el país responsable de la agresión no procedía a darnos una satisfacción completa, así como a proporcionarnos las garantías de que nos serían debidamente cubiertas las indemnizaciones por los daños y perjuicios sufridos, adoptaríamos las medidas que reclamara el honor nacional. El plazo ha transcurrido: Italia y Japón no han respondido a nuestra protesta. Peor aún. En un gesto de menosprecio que subraya el agravio y mide la arrogancia del agresor, la Cancillería alemana se rehusó a recibirla. Pero no se limitó a esto la alevosía de los Estados totalitarios. Siete días después del ataque al “Potrero del Llano’’, un nuevo atentado se llevó a cabo. En la noche del miércoles 20, otro de nuestros barcos, el ‘Faja de Oro” fue torpedeado y hundido frente al litoral norteamericano, en condiciones idénticas a las que se registraron en el caso anterior. Esta vez, también, tuvimos que deplorar la pérdida de un valeroso grupo de compatriotas. De los 35 tripulantes de la nave a que me refiero, 6 han desaparecido. Los 29 restantes, recogidos por un guardacostas de los Estados Unidos llegaron a Cayo Hueso en la mañana del día 22 del actual: uno de ellos falleció a bordo del guardacostas y seis se encuentran heridos.


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Todas las gestiones diplomáticas han terminado y se plantea ahora la necesidad de tornar una pronta Revolución. Antes de someter a ustedes la proposición del Ejecutivo, deseo declarar solemnemente que ningún acto del Gobierno o del pueblo de México puede justificar el doble atentado de las Potencias totalitarias. El resumen de los acontecimientos internacionales desarrollados durante los últimos años constituye la más elocuente demostración de la impecable actitud de nuestro país y de lo ingenuo del atropello que se nos hace. Tan pronto como la agresión del Japón y de Italia se proyectó contra China y contra Etiopía, comprendimos que había principiado una época en la que todos tendríamos que asumir responsabilidades de alcance trascendental. Los hechos no tardaron en revelar que los más sombríos pronósticos iban a realizarse. En 1936, fue la guerra de España, golpe de Estado internacional que, con la apariencia de una revolución de finalidades nazifascistas, hundió al heroico pueblo español en un mar de sangre. En 1938, tocó el turno a Austria; amagada por la superioridad de un ejército frente a cuyas armas se vio en la obligación de aceptar las condiciones de una anexión ultrajante e ignominiosa. En 1939, asistimos a la desaparición de Checoslovaquia y de Albania. Y, poco después, a la invasión de Polonia. Este último hecho, por los compromisos políticos que violaba, obligó a Inglaterra y a Francia a declararse en estado de guerra con Alemania. A partir de entonces, las agresiones se sucedieron con un ritmo cada día más rápido y más cruel. Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y el Gran Ducado de Luxemburgo fueron cayendo. En espacio de pocos meses, vejados en su posición de neutralidad por Gobiernos para quienes los tratados son letra muerta, los derechos simples ficciones y el cumplimiento de la palabra empeñada un argumento carente de validez. El colapso de Francia y la entrada de Italia en la guerra dieron ocasión a Alemania para aumentar su lista trágica de injusticias, destrozando la varonil resistencia de Grecia y de Yugoslavia; imponiendo a Rumania un gobierno sumiso, a Hungría bajo el yugo de la política agresora, atando a Bulgaria con los Estados Imperialistas y preparando así, brutalmente, la acometida contra Rusia. El nuevo paso a ejecutar ideado por los nazifascistas iba a ser el aplastamiento del pueblo ruso. Pero, contra la capacidad combativa de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, ha fracasado el poder ofensivo de los ejércitos de Alemania. El arrojo de los defensores de Moscú y Leningrado permitió el establecimiento de un frente enorme, en el que está librándose en estos momentos la más grande de las batallas de que tiene noticia la humanidad. Mientras tanto, en la sombra, como lo había hecho Italia desde la iniciación de la guerra hasta la derrota de Francia, el tercer actor de este drama se disponía a entrar en escena agrediendo a los Estados huidos en las Islas Filipinas y en Hawai. Con el ataque a Pearl Harbor y a Manila, el Japón extendió todavía más el campo de las operaciones militares y el conflicto se presentó –hasta para los más ignorantes e in preparados– como lo que era realmente desde un principio; es decir: como el intento de sojuzgar al mundo entero. América no podía dejar sin respuesta la provocación de los jefes totalitarios. México –que, tras de expresar su simpatía por la causa del pueblo chino, se había opuesto a la guerra de Etiopía y había tendido su mano desinteresada y amiga a la España Republicana– México, que protestó contra la anexión de Austria y contra la ocupación de Checoslovaquia; México, que condenó la violación de la neutralidad de Noruega, de Holanda, de Bélgica y del Gran Ducado de Luxemburgo, así como las campañas contra Grecia, Yugoslavia y Rusia, levantó también esta vez su voz. Y, leal al espíritu de los compromisos adquiridos en las Conferencias de Panamá y de la Habana, rompió desde luego sus relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón. Antes de llegar a esa ruptura, Alemania había pretendido vulnerar en varias circunstancias el sentido de nuestra soberanía, ya sea exigiendo la


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adopción de determinados sistemas que no estaban de acuerdo con nuestra voluntad política nacional – según ocurrió en ocasión de las imperiosa nota enviada a la Secretaría de Relaciones Exteriores con motivo de la inclusión de ciertas europeas en las listas negras formuladas por el Gobierno Norteamericano– ya sea ordenando, de la manera más descortés, la clausura de nuestros Consulados en la zona ocupada de Francia. En uno y en otro caso, la reacción de México fue inmediata. A la nota del Ministro alemán sobre el asunto de las listas negras, contestamos rechazando la intervención de su Gobierno. Y, a la orden de clausura del Consulado Mexicano instalado en París, correspondimos con la supresión de todas las agencias consulares que nuestra nación tenía establecidas en Alemania y con la cancelación del exequátur de que gozaban los Cónsules alemanes en la República. Estas medidas, que hacían honor a nuestra dignidad, demostraban claramente que nuestra intención no era belicosa. Sabíamos demasiado bien lo que significa la guerra, y por mucho que nos hiriese la injusticia de los países totalitarios, juzgábamos que las disposiciones adoptadas ponían a salvo nuestro decoro y seguían la línea de conducta que aconsejaban la prudencia del Gobierno y los propósitos del país. Igual criterio nos guió al enterarnos del estado de guerra existente entre los Estados Unidos y Alemania, Italia y Japón. Ustedes, que conocen el escrúpulo con que el Gobierno ha procurado siempre atender las aspiraciones justas de la opinión, podrán imaginar sin esfuerzo el incomparable problema que representó para el Ejecutivo el elegir entre las diversas responsabilidades que en ese instante solicitaban mi conciencia de gobernante y de mexicano. Dos caminos se ofrecían entonces a México. Uno, el de la guerra. Otro, el de cesación de todas nuestras relaciones con los Estados nazifascistas. Al optar por esta última solución, creímos interpretar adecuadamente el deseo nacional. Debo añadir con satisfacción que nuestra actitud coincidió con la de la mayoría de las Repúblicas del Continente y que mereció una aceptación general en la Junta de Cancilleres de Río de Janeiro. El cuadro que acabo de trazar describe con exactitud la situación en que nos hallábamos el día 13 de mayo. Unidos a los demás pueblos libres de este Hemisferio por los vínculos de la amistad panamericana, rotas nuestras relaciones con las Potencias imperialistas ele Europa y Asia. Procurábamos estrechar nuestra solidaridad con las democracias y nos absteníamos de ejercer actos de violencia conga las dictaduras. Los nacionales de Alemania, Italia y Japón residentes en la República disfrutaban de todas las garantías que nuestra Constitución otorga a los extranjeros. Ninguna autoridad mexicana los molestaba en el ejercicio de sus actividades lícitas; nadie los hizo objeto de persecuciones o de medidas de coacción. En otras circunstancias, hubiéramos podido estimar que nuestra paz no se hallaba amenazada directamente. Sin embargo, sentíamos que, dentro de la red bochornosa en que se ha convertido a la historia de los gobiernos nazifascistas, México podría verse envuelto, contra su voluntad, el día menos pensado. Por eso organizábamos nuestra defensa y vigilábamos nuestras costas; por eso tomábamos las determinaciones indispensables para incrementar nuestra producción y por eso, en cada discurso, en cada acto público, repetíamos la exhortación de vivir alertas y preparados para el ataque que, de un momento a otro, pudiera sobrevenir. El 13 de mayo el ataque vino. No decidido y franco, sino desleal, embozado y cobarde, asestado entre las tinieblas y con la confianza absoluta en la impunidad. Una semana más tarde, se repitió el atentado. Frente a esta reiterada agresión, que vulnera todas las normas del Derecho de Gentes y que implica un ultraje sangriento para nuestra Patria, un pueblo libre y deseoso de mantener sin mancha su ejecutoria cívica no tiene más que un recurso: el de aceptar valientemente las realidades y declarar – según lo propuso el Consejo de Secretarios de Estado y de Jefes de Departamentos Autónomos reunido en esta Capital el viernes 22 del corriente– que, a partir de esa fecha, existe un estado de guerra entre nuestro país y Alemania, Italia y Japón.


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Estas palabras “estado de guerra” han dado lugar a interpretaciones tan imprevistas que es menester precisar detalladamente su alcance. Desde luego, hay que eliminar todo motivo de confusión. El “estado de guerra” es la guerra. Sí, la guerra, con todas sus consecuencias; la guerra, que México hubiera querido proscribir para siempre de los métodos de la convivencia civilizada, pero que, en casos como el presente y en el actual desorden del mundo, constituye el único medio de afirmar nuestro derecho a la independencia y de conservar intacta la dignidad de la República. Ahora bien si el “estado de guerra” es la guerra misma, la razón que tenemos para proponer su declaración y no la declaración de guerra, obedece a argumentos muy importantes, que me siento en la obligación de aclarar aquí. Tales argumentos son de dos órdenes. Por una parte, la declaración de guerra supone en quien la decide la voluntad espontánea de hacer la guerra. Y México, sería inconsecuente con su tradición de país pacifista por excelencia si admitiera, aunque sólo fuese en la forma, que va al conflicto por su propio deseo y no completito por el rigor de los hechos y por la violencia de la agresión. Por otra parte, el que declara la guerra reconoce implícitamente la responsabilidad del conflicto. Y esto, en nuestro caso, sería tanto más absurdo cuanto que los agredidos somos nosotros. Atendiendo a estas circunstancias, la situación que expone el Ejecutivo es igual a la que escogieron, en septiembre de 1939, los Gobiernos de Inglaterra y de Francia al entrar en guerra con Alemania y, el 8 de diciembre de 1941, el Gobierno de los Estados Unidos al entraren guerra con el Japón. Semejante modalidad, que responde a la verdad de las cosas y a la limpieza de nuestra vida internacional, deja a salvo nuestra doctrina jurídica, pero no disminuye la significación del acto, ni aminora sus riesgos, ni debe ser estimada como un paliativo a nuestra franca resolución. El estado de guerra en que se encontrará el país si ustedes aprueban mi iniciativa, no querrá decir que México va a entregarse a persecuciones injustas. La defensa de la patria es compatible con la tradición de generosidad y decencia mexicanas. Tampoco significará que la vida interior de la República va a alterarse, suspendiendo aquellas garantías que puedan mantenerse, sin quebrantar el espíritu de la defensa nacional. Debemos confiar mucho más en el patriotismo que en las medidas represivas. En el sentido cívico de la nación, más que en el uso arbitrario de la fuerza. Pueden ustedes estar convencidos de que, antes de dar este paso, he tomado en cuenta todas las reflexiones que se habrán presentado también ante vuestro examen. Me he detenido, con reverencia, frente al panorama augusto de nuestra historia. Desde la época precortesiana y durante las luchas de la conquista, nuestros antepasados se caracterizaron con el épico aliento con que supieron vivir y morir por la defensa de sus derechos. Su recuerdo es una lección de heroísmo en la que encontramos un estímulo permanente para combatir contra todas las servidumbres. A partir de la hora de nuestra emancipación política, la vida exterior de México ha sido igualmente un constante ejemplo de honradez, de decoro y de lealtad. Fieles a los postulados de la democracia, hemos preconizado siempre la igualdad física y moral de los pueblos, la condenación de las anexiones logradas por la violencia, el respeto absoluto de la soberanía de los Estados y el anhelo de buscar a todos los conflictos una solución pacífica y armónica. Tenemos la experiencia del sacrificio; no la del oprobio. Hemos sabido del infortunio; no de la abdicación. Una trayectoria tan noble nos marca el imperativo de continuarla. De ahí que, al venir ante ustedes, no intente yo reducir la magnitud de las privaciones que podrá representar para todos nosotros, durante años, la determinación que propongo a Vuestra Soberanía. Soy el primero en apreciar el esfuerzo que va a requerir del país la situación en que nos hallamos. Pero, si no hiciéramos ese esfuerzo, ¿no perderíamos, acaso, algo infinitamente más valioso que nuestra tranquilidad y que nuestras vidas; el honor de la Patria, el claro nombre de México? Por comparación con los elementos que luchan para destruir la civilización del hombre, la impresión de lo


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desproporcionado de nuestras fuerzas se contrarresta cuando se considera que, entre nuestras armas, se encuentran el ideal, el derecho y el amor de la libertad, por los cuales estén combatiendo también, las grandes y las pequeñas democracias del mundo. La actitud que México toma en la presente eventualidad tiene como base el hecho de que nuestra determinación emana de una necesidad de legítima defensa. Conocemos los límites de nuestros recursos bélicos y sabemos que, dada la enormidad de las masas internacionales en pugna, nuestro papel en la actual contienda no habrá de consistir en acciones de guerra extra continentales, para las que no estamos preparados. Nuestras fuerzas, por consiguiente, no se dispersarán; pero responderemos a los intentos de agresión de los adversarios manteniendo a todo trance la integridad del país y colaborando enérgicamente en la salvaguardia de América, dentro de la medida en que lo permitan nuestras posibilidades, nuestra seguridad y la coordinación de los procedimientos defensivos del Hemisferio. Durante años, hemos tratado de permanecer ajenos a la violencia. Pero la violencia ha venido a buscarnos. Durante años, nos hemos esforzado para continuar nuestra propia ruta, sin arrogancias ni hostilidades, en un plano de concordia y de comprensión. Pero las dictaduras han acabado por agredirnos. El país está enterado de que hemos hecho todo lo posible por alejarlo de la contienda. Todo: menos la aceptación pasiva del deshonor. Señores: Sean cuales fueren los sufrimientos que la lucha haya de imponernos, estoy seguro de que la Nación los afrontará. Los ilustres varones cuyos nombres adornan los muros de este baluarte de nuestras instituciones democráticas garantizan, con el testimonio de su pasado, la austeridad de nuestro presente y son la mejor promesa espiritual de nuestro futuro. De generación en generación, ellos nos trasmitieron esta bandera que es símbolo espléndido de la Patria. ¡Qué ella nos proteja en la solemnidad y gravedad de esta hora en que México espera que cada uno de sus hijos cumpla con su deber! Fuente: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1942_243/Discurso_del_presidente_Manuel_vila_ Camacho_inform_1438.shtml


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