Pineal Magazine

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Pineal magazine #1


Dirección: Kate Shogun, Melanie Benyahya Relato y poesía: Celia Jiménez, Clàrice Eté, Kate Shogun, Rodrigo Mendoza, Melanie Benyahya Ilustración: Klari Moreno Cela, Melanie Benyahya Fotografía: Clàrice Eté, Germán Peñaranda, Pablo Alzaga, Melanie Benyahya, Sofía B. Manzano Collage: Melanie Benyahya Edición y maquetación: Kate Shogun, Rodrigo Mendoza, Melanie Benyahya, Mikel Yarnoz



Me dejaré mecer por el devenir de los minutos retorciéndose en mis muñecas. Flotando en contra de las mareas que inundan los límites de la razón. Me morderé las rodillas hasta dejar ver el marfil que sincero me yergue ante la confiada fuerza de la gravedad del ser. Me perderé en la caótica rutina de pensamientos tensados por filos de plata que me conducen a lugares electrizantes y rasgan mi piel.

Ilustraciones y relato: Melanie Benyahya


Pensamientos líquidos El agua revela los secretos que el aire no quiere contar. Sonidos que inevitablemente traspasan los tímpanos. Sonidos que narran ecos de un pasado muy lejano. Palabras en gotas condensadas que calan hasta los huesos. Lunas de cristal que alteran las mareas internas. Silencios embotellados en medio del mar. “El planeta debió llamarse Mar.”




la pena es tan húmeda como el placer soy un cementerio de flores muertas bajo mi sexo (inerte invisible indoloro) tengo unas manos torpes suplican que aúlle (tiemble embista enloquezca) descansan sobre mi vientre me acarician por dentro se cansan pronto permanecen calladas se alejan lentamente vuelvo a estar sola desconocida y sola la sequía nos mata todos huyen a regiones más fértiles luchan incansablemente por no permanecer en el lugar donde nada crece el río son matojos de malas hierbas nadie se acerca ya al lugar maldito la muerte nos asusta somos animales débiles ante la tortura ¿hay placer en esta pena? me compadezco cada noche del terror a verme libre insólita húmeda, húmeda y llena de vida también hay placer en esta pena pregunto también hay placer tirito


Fotografía y poesía: Clárice Eté


Fotografía y poesía: Clárice Eté


suplico existir como yo misma quiero convencerme de que existo de que estas son mis manos -mis tristes manos bailando a tientas con el tecladoquiero asegurarme de que esto que roza mi nuca sin gracia es mi cabello -enredado y seco pero mío mío míoquiero perdonarme por el abandono por el hambre por la crueldad quiero aprender a mirarme a mirarme desde lejos reconocerme sin esfuerzo soy la que habita dentro de mí soy tu alimento tu furia tu alivio te sané cuando te estabas ahogando fui yo yo yo quiero acabar con la confusión asfixiar mi disfraz elevar la voz para protestar ante todos ésta soy yo éste es mi nombre ésto que veis aquí también soy yo lo que vistéis también era yo y mañana también seré otra que también será yo olvidadme y comencemos de nuevo quiero ser ser ser ser sin esfuerzo


sólo quiero abrazar a las sirenas “Profunda. profunda porque ha sufrido y lleva como pocas la cavadura de la vida” Gabriela Mistral sobre Alfonsina Storni reconozco caricias ajenas en mi vientre fui una niña huidiza y ahora no se lidiar con la ternura bebo leche fría, la detesto engullo la pastilla, tengo arcadas estoy pintando el fantasma de mi muerte y me aterra la silueta que vislumbro ¿de veras no soy capaz de distanciarme, de renacer, viva, como la semilla desértica mecida por la tormenta? detesto el manto cálido de la tristeza imploro la devastación de la huida la furia inhumana del derrumbe mi cicatriz es un monstruo que devora a otros monstruos mi soledad es un animal salvaje que lucha por enterrarme alfonsina, dulce sirena que me protege igual que tú yo también rezo porque el deseo me incendie y las olas, las valientes olas que danzan con lo perverso me rescaten del delirio


Fotografía y poesía: Clárice Eté



Fotografía: Sofía B. Manzano


Los domingos son para las tormentas, para las calmas, para dar rienda suelta a los tormentos de nuestras almas, para encontrarse, o por lo menos buscarse; los domingos son para amargarse, también. Los domingos están llenos de amores no correspondidos, de enemigos, de moratones, de huidas sin sentido, llenos de cicatrices, de recuerdos, de trastornos, de adornos, de ojeras, de rostros hundidos, los domingos son para recordar que deberías haberte ido. Los domingos son para volver a la tierra, para tirar los muebles viejos que abarrotan nuestras cabezas, para resolver puzles con más piezas, para morir, para pecar, para arrepentirse y confesar, para seguir la corriente y para planear, los domingos son días, y los días son horas, y las horas minutos, y los minutos, segundos, y los segundos, nosotros, y los primeros, los otros. Los domingos son para desnacer, para reaparecer, para desaparecer, para irnos y no volver.


Relato: Kate Shogun; FotografĂ­a: Melanie Benyahya


Fotografía: Sofía B. Manzano




Parte 1. La Nada Oscuridad absoluta. Madre de todos los nuestros. Fuiste una sola desde el inicio del todo. Líquido amniótico de palabras y sistemas furtivos de seres que se Reproducen / nacen / mueren. Qué insípida me parece la vida de los que te rodean porque no son capaces de asimilar sus propias fobias. Negarte, sería negar la luz. Negarte, implicaría no volver a cerrar los ojos. Negarte, sería morir en el intento y aun ahí seguirías presente.

Poesía: Rodrigo Mendoza



Parte 2. La Creación En el principio todo era negro No oscuro / No frío / No vacío Negro Días después volvió a ser todo blanco No lleno de luz / No brillante / No traslúcido Blanco Después, todo se tiñó de rojo Sí sangre / Sí muerte / Sí vida Rojo Y al final, la luz El todo Lo entrópico Lo indiferente Lo que ciega Lo que hiere La luz te ciega No la oscuridad

Poesía: Rodrigo Mendoza


XXI. cuando me habláis no puedo sostener el peso de vuestras palabras, me refiero a esas que me bajan de la nube. y cuesta tanto subir.. ¿por qué me ayudáis? parece que aquí dentro no os puedo responder. ¿qué haría yo sin el diálogo? lo cierto es que resulta maravilloso expresar optimismo y sentir tristeza porque no es puro, porque veo a los demás y digo ‘ellos lo viven’. yo me quedo en la puerta, siempre el aprobado, siempre desde abajo, en todo y todos. tal vez ese sentir merezca seguir siendo libre, no que yo lo ate a mi ser y lo utilice. ¿eso es desolación? el tiempo va deprisa y ese día que esperamos vendrá. apaga la luz, la noche está marchándose ya.

Relato: Celia Jiménez; Fotografía: Clàrice Eté




Ilustraci贸n: Klari Moreno Cela


Me siento tan vivo que no puedo soportarlo; tan vivo, que ojalá estuviera muerto. La adrenalina me electrocuta, y no me queda más remedio que seguir cayendo hacia la nada. Como un alud de nieve que destroza todo a su paso. Como Ícaro notando cómo el sol derrite sus alas. Como pirotecnia, condenada a arder rápido para emitir un fulgor que pronto será olvidado. Mis nervios gritan con violencia, y me siento volátil, como si mis tripas fuesen a explotar de un momento a otro. Antes era un témpano de hielo, y ahora las ganas me arden en el pecho. De las comisuras cortadas por los nervios, se me escapan jediendo los deseos. ¿Qué hago con este fuego que me abrasa mientras duermo? Acabaré siendo un montón de cenizas, pero qué bien nos encendemos.

Relato: Kate Shogun; Fotografía: Germán Peñaranda




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