Pineal #4

Page 1

Pineal Magazine

#Oct


Octubre 2015


Melanie Benyahya Dirección, maquetación, relato

Kate Shogun Dirección, relato

Marjan Roshan Identidad Visual, ilustración

Ana P. Requejo Fotografía

Andrea Frye Poemas rotos.

Andrea Toribio

Klari Moreno Viñetas

Luis Montero Fotografía

Rodrigo Mendoza

Relato y poesía

Fotografía y texto

Clàrice Eté

Sofía B. Manzano

Fotografía y poesía

Fotografía

Portada y contraportada: Sofía B. Manzano En este número también ha colaborado: Adrián Montero, relato.


Fotografía: Clàrice Eté


lo que hay de mi en todo esto son las partes que deshecho la mierda vertida sobre mi misma (¿estoy procurando que me repudien sin darme cuenta?) lo que hay de mi en todo esto es el vómito súbito el asco el horror de todo lo que significa estar viva para alguien que no sabe nadar si no es entre sus propios excrementos

Texto: Clàrice Eté


SAID

(Fotogramas del corto dirigido por Rodrigo Mendoza)

Al enfrentarse a la noticia de una enfermedad terminal, Said, decide suicidarse. Habrá de intentarlo en diversas ocasiones pero no podrá cumplir su propósito. Este cortometraje, habla de una dualidad. Del rechazo a la vida y del rechazo a la muerte, a no renunciar a la última esperanza de seguir viviendo.

Fotografía: Ana P. Requejo



Saltar al vacío o El primer beso Hay distancias pequeñísimas que parecen insalvables, como estando cerca de alguien que llora desconsoladamente, o contemplando un féretro en un velatorio. Estás ahí, parado como un idiota, presente, pero ajeno. Y te aferras a lo establecido, a guardar silencio y pensar “¿dónde coño me meto?” Hay distancias terribles, que cuanto más merman, mayor peligro representan. Hay una distancia que me obsesiona, y es que aunque tus ojos parezcan invitarme y yo me muera de ganas, hay un miedo al rechazo aguijoneando mi espalda. Nuestras bocas están a treinta centímetros que sin embargo parecen un abismo. Nuestros cuerpos pegados, y aún así parece que te encuentres al otro lado del mundo. Y me sonríes, pero, ¿qué significa enseñar los dientes en el lugar del que procedes? Hablamos idiomas distintos, somos completamente diferentes, y me muero por romper la barrera que nos separa, pero se me dan fatal las distancias cortas. Sé lo que quiero, ¿es lo que quieres tú, o sin embargo me espera tu desprecio? No lo sé, pero he llegado hasta aquí, y no puedo marcharme. No quiero. Así que no me queda más remedio que saltar al vacío. Y que sea lo que tú quieras.

Relato: Kate Shogun


Ilustraci贸n: Marjan Roshan


Fotografía: Marjan Clàrice Roshan Etè Eté Ilustración:


La identidad enmarcada en la piel, susceptible a cambios, a heridas; al t i e m p o . Distanciarse. Entenderme aquí, en este recipiente que no es consciente de la dualidad entre lo tangible y su esencia. Entenderme aquí y ahora; venga, aquí y ahora. Se separa. Contenerme en el cuerpo, qué de pensamientos simultáneos interfiriendo. Se abre el debate entre el sí y el no; cuando no hacer nada implica tomar una decisión determinante. Qué absurdo pensar que todo trasciende, pero qué necesario. Así tiene que ser. Cerrar los ojos para sumergirme en el absoluto. No me encuentro porque no soy. Esta sensación de individualidad como consecuencia de los juegos del ego. Irreal, insostenible. Maldito blucle de la paradoja. Caótico frenesí de contradicciones que ensalzan la vida mientras aniquilan la certeza y los términos universales. Insignificantes, indispensables.

Texto: Melanie Benyahya


Yo he venido al mundo a hacer de mi existencia la inocuidad para con lo que me rodea; no quiero condenarte a mi infelicidad. No hay beneficio en la simbiosis si soy parásito de tu propia paz, que quemo como pólvora inocua, siempre inocua. Si al menos con ella ardiesen todas las calles construidas... Parásito consumista e inocuo. Ni siquiera admito ya el dolor como sensación placentera. Ni siquiera admito que me pase algo bonito. Lo que fue autorrealización se transformó en autocomplacencia y acabó en autocompadecencia en cada uno de mis pasos. Quedaos aquí; marche o no, jamás estuve.

Fotografía: Sofía B. Manzano; Texto: Adrián Montero



Vi単etas: Klari Moreno



FotografĂ­a: Ana P. Requejo


Y te enfrascaste en estúpida batalla con aquel que ya había perdido, con el profundo dolor del que sabe que la victoria jamás fue ni será suya…

Fotografía: Ana P. Requejo; Poema roto: Andrea Frye


Tiempos de cambio, ¡vaya frase estúpida! ¿Acaso el mundo fue alguna vez estático?

Fotografía: Ana P. Requejo; Poema roto: Andrea Frye


FotografĂ­a: Ana P. Requejo


de mí, lejos del duelo persiste el aliento incisivo del corredor, los cuentos que escribiré para los niños que nunca tendremos y la noche. pero el tiempo pasa lento y es tu pecho la medida de las cosas. vamos a jugar a «hoy advierto el amor y con él la felicidad plausible del final, su reducción del todo al más leve conocimiento». El néctar vivo, ojos enamorados. alguien tendrá que tener niños a los que podamos contarles nuestros cuentos y con ello temo la rotura de los tallos, las flores.

Relato: Andrea Toribio


Qué salado es el olvido involuntario.

Collage: Clàrice Eté; Apunte: Melanie Benyahya


Fotografía: Clàrice Eté


Digital company solitude hay gotas fuera. Nada. no hay mensajes. No messages. Domingo. camina descalza por la ciudad del silencio. toca la pared y siente calor de hogar. reflexiona. no; tan sólo trazas digitales. información mínima. un perfil, una fotografía: amigos en común. Tarde de domingo. y poco más. ¿de verdad?, se dice, «nada más». ve su imagen constantemente reflejada en la pantalla. Lágrimas en la ventana: no Messages. Frío, mucho frío. Y agua.

Fotografía: Collage: Alejandro Ana P. Requejo Alcolea Relato: Andrea Toribio


¿estoy hablando conmigo misma o estás tú detrás de todo esto? no he entendido nada estoy aquí como podría estar en otra parte no he entendido nada mírame no he entendido nada joder pero mírame se ve de lejos que no he entendido nada ¿qué hago aquí? ¿por qué no estoy dónde están todos? mírame, ostia soy un ser despreciable ¿a qué juego? ¿a qué maldito juego creo que estoy jugando? estoy hablando de mí estoy hablando de mí estoy hablando de mí solipsista de mierda, ¿por qué no miro a mi alrededor? ¿por qué no me atrevo a buscar algo que no forme parte de mí? ¿qué temo? ¿por qué me hermano con la autodestrucción como si eso significase algo más que patetismo y necedad? ¿qué temo? ¿qué maldita mierda temo para fingir que vivo como si viviera en un campo de concentración judío? déjame decirte algo lo diré despacito para no caerme dentro pero algo tiene que haber en todo esto algo que persigo sin saberlo algo debajo del asco y el dolor del hastío y del arrepentimiento algo lejos de esta sobrealimentación innecesaria (ego, masturbación, premios absurdos, jóvenes entusiastas) algo que en el fondo no puede ser tan malo, ¿no? ¿me quedo esperando o me lanzo de lleno? no hablo de amor, joder jamás hablo de lo desconocido Relato: Clàrice Eté


Fotografía: Clàrice Eté


Joder, qué grandes hubiésemos sido de haber sido tú y yo. Si no existiese el deber-hacer, si no hubiésemos estado acostándonos con la repulsión hacia la vida. “Necesito escapar de estas vidas.” Querer ser uno, sin otros. Sin un exterior limitando el contenido en la piel. A veces no nos puedo contener. Lo siento, no busco nada, hasta ahora no sabía que estaba perdida.

Relato: Melanie Benyahya


Aún quedan restos de amor propio por mi cama.

Fotografía: Clàrice Eté; Apunte: Melanie Benyahya


Hay días que despierto electrocutado. Como echado a patadas de un hospital estando aún enfermo. El cuerpo no me responde, y pesa, como si se tratase de algo ajeno. El rostro, entumecido y lleno de marcas y cicatrices. La piel es áspera, vieja. Los ojos débiles, y la luz los atraviesa como un cuchillo para clavarse en lo más profundo de mi cabeza. Los pies, doloridos, parecen deformes. Las piernas me molestan, como si estuviesen siendo aplastadas por una carga invisible e implacable, y apenas me puedo mover. Cada aliento que cojo es un forcejeo absurdo, como si se lo arrebatase a alguien que me hubiera embargado el oxígeno.Y cuando consigo inspirar, mis pulmones se llenan de ácido y mi pecho se desgarra. Casi puedo sentir las grietas en las costillas. Confuso, me arrastro hasta el espejo, encontrando frente a mí un espectro. Un extraño que parece tan sorprendido como yo. Supongo que él tampoco esperaba encontrarme a mí en el lugar de su propio reflejo.

Relato: Kate Shogun; Fotografía: Luis Montero


Fotografía: Clàrice Eté



Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.