Pineal #12

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[ESTA PORTADA HA SIDO CENSURADA POR LA HIPERSEXUALIZACIÓN Y LA COSIFICACIÓN A LA QUE SE VE SOMETIDO EL CUERPO DE LA MUJER INCLUSO EN SOPORTES DE DIFUSIÓN ARTÍSTICA E INTELECTUAL]

#Jul


Melanie Benyahya Dirección, maquetación

Kate Shogun Dirección, poesía, relato

Andrea Toribio Jefa de redacción, poesía

Escandar Algeet Poesía

Pablo Álvarez Poesía

Sofía B. Manzano

Priscila Hernández

Sergio Otero

Iso

Gema Palacios

Fotografía

Fotografía

Fotografía

Poesía

Fotografía

Ilustración

JLR

Lisa Palper

Rebeca Garrido

Paloma López

Álvaro Rodríguez Blasco

Clara Harguindey

Lara Moreno

Poesia

Fotografía

Poesía

Poesía

Portada y contraportada: Iso Isotipo: Melanie Benyahya Logotipo: Marjan Roshan

Collage

Relato


MUJERES Julio 2016


Fotografía censurada “Contenido inapropiado”

Fotografía: Iso

El estallido de tus dientes tu alegría tu dolor la vida secreta de tus vísceras tu sangre tus arterias tus venas tus huecos habitáculos tus óganos tus nervios su estallido su brote la muerte la lenta descomposición la peste la devoración por los gusanos tu cráneo abierto, todo le será de igual modo insoportable. Monique Wittig


MUJERES No creo en el eterno femenino, una esencia de mujer, algo místico. La mujer no nace, se hace. Simone de Beauvoir

A lo largo de la historia, la mujer se ha visto sometida a los poderes dominantes. En la sombra, ha camuflado su identidad para poder triunfar: muchas han sido despojadas de sus logros al no mostrarse bajo seudónimos o máscaras. En la actualidad, sin embargo, su autorepresentación está cobrando protagonismo, fuerza. Habla de sí, consigo, a través de la resignificación de su cuerpo e identidad. Lucha por ocupar un lugar de igualdad a nivel económico, social, político y cultural que le corresponde, y rechaza el papel de objeto dictado por la matriz sociocultural para convertirse en conciencia política. Desde Pineal Magazine hemos querido hacer un pequeño homenaje a la libertad y al empoderamiento de las mujeres a través de una perspectiva artística y actual. Como siempre, gracias a la experiencia más personal de artistas que nos han regalado sus historias. En estas páginas, hemos querido desarrollar el concepto por medio de un enfoque amplio en el que cada uno pudiese expresar su visión libre sobre el género, y lo que este influye en la construcción de la identidad. Con todo, os lanzamos una advertencia: en este número, la naturaleza del retrato de la mujer se muestra sin tapujos, sin censuras. El cambio en el paradigma social ha conducido a la destrucción del tabú sobre la condición femenina, y a la aceptación de la muerte y la resurrección de conceptos tradicionales resignificados en los que sea la mujer misma quien decida sobre su propio relato. Mujeres y hombres hemos aunado voluntades e ideas para dar forma a esta edición, en la que se combina la frustración, el miedo y la fragilidad con el placer, la fuerza y la libertad individual. Pese a quien pese: mujeres completas, humanas, reales. Re-unidas, acompañadas. Sin miedo, repletas de vida: el deseo, sin culpas, de ser alegría.


«LILITH» O «LA LUNA NEGRA»

Pocos signos hay comparables en presencia y cercanía. Su ciclo de 28 días, además de sus efectos sobre las fuerzas naturales y seres vivos, marca un referente ideológico alabado al mismo nivel que el Sol. Los primeros signos arqueológicos datan del paleolítico superior: huesos de animales con tallas representando los ciclos lunares. En las diferentes culturas de la antigüedad, como poco, una deidad se correspondía con la Luna. La necesidad de dar explicación a los procesos psicológicos humanos sirvió de puente, explicación y dogma. La luna representa una de las energías más palpables, maternales y cercanas que se llegan a concebir en el plano simbólico; ocuparía la idea de madre, el refugio primigenio del que todos venimos. En nuestro sistema de días y noches, la noche simboliza refugio y descanso; el día, el desarrollo y la evolución. Sin embargo, no se entiende del mismo modo en su marco femenino natural. La luna dividida en la «blanca» o «negra», extremos antagónicos, representantes de bondades y virtudes frente a perversiones y vicios. En la cultura judeo-cristiana esta división se establece en el Génesis entre Eva y su poco conocida hermana mayor, Lilith. Si un gran número de reuniones humanas han derivado en potencias masculinas, es lógico suponer que las idiosincrasias que sustentan estos parámetros aceptados por distintas generaciones sirvan como una buena publicidad. No entro a detallar lo injusto de los términos presentados, ni el esfuerzo diario entre mensajes y órdenes a todas la edades, proveniente de los herederos de dicho régimen, para mantener las reglas de su desigual situación. Volviendo a la mitología, según el Antiguo Testamento, Lilith habría sido la primera mujer creada por Dios para que «el hombre no estuviese solo» (Libro de Isaías 34,14); Eva, por otro lado, la mujer que el hombre decidió que sería mejor compañera. Simplemente, se arrebató a la otra mitad de la especie aquello que ya se entendía como dominación y sumisión; una parte que podría molestar dentro de unos patrones culturales, que posicionaban al hombre en un plano superior.


En la historia, Lilith se enfrenta al hombre. Desde el principio se muestra como un ser superior –pretendiendo fornicar encima, en contra de la regla moral: el hombre sobre la mujer– y reniega de las tareas que intenta imponerle Adán. En algo se ponen de acuerdo las diferentes versiones de la historia ante la negativa de Lilith: Adán se enfurruña y la desprecia. Acto seguido, Lilith pronuncia el nombre de Yahveh completo. La primera mujer huye volando en las diferentes versiones e historias. En una de ellas, se traslada a las orillas del Mar Rojo y se desposa con Asmael, rey de los demonios; en otra, tres ángeles son enviados por Yahveh para hacer volver a la joven, quien se niega y es condenada por Dios a vagar por la Tierra. A ese destino queda relegada la primera mujer. Más adelante, como muchos saben, nacerá la segunda primera mujer, esta vez, extraída de una parte del hombre, no formada en el barro, como Adán. Eva nace como Parvati en la tradición hindú con un férreo propósito de adoración por su marido, Rama, y de devoción por sus hijos. Esta «Eva» hindú tiene una parte gemela femenina, oscura, conocida como «Kali», quien despierta cuando Rama ataca a su hijo, sin saberlo. El papel de esposa devota debe cumplirse siempre. Pero existe una diferencia que demuestra cómo la historia está impulsada por las ideas morales de quien la escribió. Es importante recalcarlo. En la primera cultura comentada, la judeo-cristiana, se demoniza a la mujer poderosa. En la segunda, la hindú, más cercana a preceptos orientales, se integra como una parte de la misma. Por mucho que las sociedades patriarcales intenten exorcizarlas, observamos en otros mitos, como el de las amazonas, el de la isla de Lesbos en Grecia o, en el arquetipo psicológico, la madre que es capaz de dar vida y, a la vez, de quitarla, cómo la mujer sufre un ataque directo y se la priva de su derecho a decidir sobre sí misma. Robert Graves, renombrado historiador, que muy pocas veces ha creído en el canon de lo ya aceptado, estudió este caso entendiendo que la versión oficial era toda la historia a la que se podía aspirar, pero no por ello deja de hacer hincapié en la importancia de la usurpación en los hechos mitológicos entre religiones. En concreto, investiga un tema recurrente en la mitología griega: la


reducción gradual de las mujeres de «seres sagrados» a «enseres». Poco a poco, una idea visual del gineceo, habitación de la casa, donde las mujeres debían esconderse de la mirada del resto del mundo, se enseñó a través de los mitos y de las tradiciones. Como último ejemplo, uno de los más conocidos: el mito de Pandora. A pesar de manifestarse como un ser casi divino, recordamos su significación y su nombre por ser la esposa tonta de un titán que dejó escapar –debido a su curiosidad desmedida– todos los males del mundo, excepto la esperanza. «Esperanza» es lo que siempre debe anhelarse cuando se pretende que una persona o personas mantengan su situación, con un aura de quasi cambio, insultantemente hipócrita. Me pregunto cuándo cambiarán las ideas entre los sexos, y si, de hacerlo, será hacia un camino armónico y natural. Desgraciadamente, el terror que se pretende infundir en la población concibe defender el darwinismo social y sus derechos por encima de todos sus vicios más oscuros y personales.

Relato: Álvaro Rodríguez Blasco

Para los hombres, tengo un cálido consuelo: todos estos miles de años de poder heredado les han provisto de una seguridad psicológica que ya entendemos un poco mejor de dónde vino… De un joven que no supo ver en la mujer a su igual, así como no vio su feminidad interior, quejándose –entre pataletas– a un ser superior, para que le entregara una versión suavizada de algo que, por sí mismo, no sería capaz de entender, ni de amar… Y que aún no ha conseguido.


Collage: Lisa Palper


Fotografía: Sofía Yanes, Poesía: Vade


Esta canción la compuse pensando en mi hija, claro, y en el mundo con el que va a tener que crecer y enfrentarse, pero también en mi hijo, y en el hombre que le van a obligar a ser. Ana Tijoux, autora de la canción «Antipatriarca». Debe ser tan complicado ser mujer… Alberto Rivas

Solo es cobarde quien no se busca. Cuando sientes la música, bailar deja de ser una vergüenza. Y yo me he encontrado en un nosotras. A qué persona podría molestar una primera persona del plural. Pero afuera, el altavoz suena a spot de soga que ordena el orden con voz de mando y contagia el zumbido una espesa cultura que se basa en certezas: el paso firme de caminar aplastando. En pie, te dicen:

Fotografía: Iso; Poesóa: Escandar Algeet

desnúdate, que vamos a vender tu brillo en una jaula y tu libertad será un catálogo y vamos a coser las trampas para que siempre haya un espada poniéndote de espaldas contra otra pared. Desde el verbo poder yo solo diviso alambradas que no me dejan ver las heridas de estas espinas que llevo como estética de pertenecer a un aviso de error, a un abuso de horrores, una estirpe diestra en disparar al bulto y correr. Negar ser cómplice (yo no, yo no, yo no…) o negarte a ser cómplice (yo no, yo no, yo no…) insistir en el recuerdo, aprender en el detalle y entender que: ser valiente en un mundo de hombres es ser mujer.


CLOSURE Recuerdo cómo me dijiste «si dejas de ser tú, te cruzo la puta cara», y a mí solo me salió decirte «gracias». Anoche volvieron a visitarme los fantasmas. No pude evitar temblar cuando noté que me acechaban las tripas hechas trizas y las tormentas y las llagas, los viajes en balde empapados en lágrimas. Pero no, serena; incluso cuando sé que solo quieres gritar, me preguntaste – ¿Qué quieres? – ¿Respecto a qué? – Respecto a ti.

Relato: Kate Shogun

Quiero brotar –pensé–, y arraigar en un alma: Quiero querer y ser querido, y aunque me estrelle un millón de veces siempre, siempre, siempre volveré a querer.


*

Poesía: Pablo Álvarez; Fotografía: Clara Harguindey

Las madres paren Y el acantilado tan cerca Muerden la tierra Y aún cantan Con ella en la boca


Fotografía: Priscila Hernández


QUIEN DIJO MATERNIDAD DIJO SILENCIO I could no longer play I could not play by instinct. Francesca Woodman Déjame hablar puramente de amamantar. Clarice Lispector

Que tu alimento sea esto al cabo fugazmente: voz graznido manos de par en par canciones bosque

un nimbo de cicuta entre los párpados

Tiemblo al invocar el timbre siempre aullido

el gozo y crepitar de luz emocionada

tu beso irreductible y su legado

Basta ya de troquelar espacios adoquinar

los sueños basta de dibujar trapecios de cordura

en las rodillas macilentas

Dices no puedo seguir tocando no puedo

seguir tocando por instinto y hace frío en esta noche de todas las preguntas y ninguna

Dices para colmar mi vaso y no te creo

no puedo creer que haya otro molde más perfecta que tú

otra envoltura

tacto en silencio

Poesía: Gema Palacios

Déjame hablarte puramente

amamantar a los niños que seremos

cuando volvamos a rozar la tierra con los labios.


FotografĂ­a: Sergio Otero


Ilustraciรณn: JLR


CARTA A LAS MUJERES DE MI VIDA «Somos una generación de hombres criados por mujeres, me pregunto si realmente otra mujer será la respuesta que necesitamos». Tyler Durden – The Fight Club

Desde que tengo memoria, he vivido, literalmente, rodeado de mujeres. Primero, Souad, Chelo y Manoli nos cuidaban a mi hermana y a mí mientras nuestros padres trabajaban. Después, mi madre dejó de trabajar, así que al volver a casa me esperaban todas. Souad me enseñó a bailar y a cuidar de mi hermana pequeña cuando yo tenía tan sólo cuatro años. Chelo me enseñó a escoger bien mis amistades y Manoli a rebelarme cuando no estuviera de acuerdo con lo que me obligaban a hacer. Mi madre me enseñó a amar los libros y la música, y con mi hermana aprendí que cooperar para conseguir cosas juntos era mucho más útil que pelearnos por gilipolleces. Gracias a crecer rodeado de mujeres, aprendí a querer y a cuidar las cosas. Siempre tuve más amigas que amigos, y gracias a todas ellas, he tenido experiencias únicas a lo largo de los años; he ido a lugares increíbles, e incluso estando a miles de kilómetros de distancia, he tenido siempre un hombro donde llorar, unas palabras de coraje y muchas, muchas risas. Sin embargo, creo que nunca me tomé un momento –que ahora creo necesario–, para pronunciarme al respecto: Por favor, seguid siendo así, mejor dicho: seguid siendo. Seguid creciendo, seguid riendo, seguid teniendo miedos y luchando contra ellos. Seguid enseñándoos y enseñándonos; seguid mordiendo el polvo para levantaros y sacudíroslo para seguir luchando por todo aquello en lo que creéis, en lo que cada vez más y más creemos. Seguid contando con los vuestros. Seguid viviendo –cómo, cuándo, dónde o con quién, es cosa vuestra– pero seguid, por favor. Atentamente,

Relato: Kate Shogun

un hijo, un hermano, un humano, un amigo.


FotografĂ­a: Sergio Otero



Fotografía: Sofía B. Manzano


THE WHITE DOVES el contorno del cuerpo aún permite una última expresión de amor: una bañera de sangre

Poesía: a.t.

años que se juzgan mejores e indoloros.


TO: Quiero escribir sobre ti, pero no me sale; no sin ser un farsante, porque te tengo en la cabeza todo el día, pero mentiría si no admitiera que mi corazón está en otra parte.

Fotografía: Iso; Relato: Kate Shogun

Podría inventarme que hay un espejismo en tus ojos, que tus huesos están hechos de dolor, que tienes en los dedos una canción y en el pecho un nido de golondrinas. ¿Y qué más daría? Escribir sobre ti sería como engañarte, porque podría ser sobre ti o sobre cualquier otra mujer, pero el problema no eres tú. el problema soy yo, en todo momento, en todas partes.


A 30 VIDAS DE LOS SUEÑOS DE OTROS te he visto ver cómo nadie te miraba y bajar los ojos en aquel vagón, sujetando tu vida en una barandilla de aluminio, desprovista del olvido de cualquier armazón sola entre tanta gente, te he visto ser una más en un tiempo donde solo lo singular es sagrado, un tiempo donde todos rezamos por las mismas piernas. de cuerpo hacia dentro, te has tragado el semen del gilipollas que cerraban los ojos para correrse. has respirado el aliento de fumadores oxidados y oficinistas que limpiaban los zapatos después de besarte. has llorado, pero ni entonces se dieron cuenta. sabes más de notas de possit con el nombre de otras que de poemas con forma de dardo en tu coño; escribes poesías tristes en los ascensores y en parques donde te sientas a mirar niños jugando a la pelota y en cines donde siempre ponen la misma película y nunca se parece a tu vida que se sujeta en una barandilla de un vagón en un metro a 30 metros del suelo, a veintitantos años –a quien le importa– de una sonrisa.

Te quedas vacía mirando la pantalla de un televisor que nunca se ajusta a tus cartas, te das por perdida en mitad de un plano que otros dibujaron para gente que no era como tú.

Poesía: Escandar Algeet

hace siglos que no bostezas porque tienes miedo de no poder pararlo después; te integras en dosis camufladas de cotidianidad y dejas pasar el tiempo, mirando por la ventana, soñando con suicidios, imaginando que existen de verdad esas fotos de las postales, aunque tampoco estás tan segura de que sea eso lo que de verdad quieres.


Gritas, de vez en cuando, como tratando de llamar la atención. Porque estás viva pese a que todo pasa sin preguntarte demasiado las cosas respiras entre la ropa sucia de otros armarios y la guillotina de la mañana siguiente: un desayuno de tostadas con la radio puesta, y todas las horas comprimidas en un horario que tampoco esta vez elegiste te vistes de marrón y triste para colarte por la parte de atrás de las casualidades sigues soñando y, entre tanto, apuntas en tu libreta las frases que nunca te han dicho: Te estaba esperando Mañana no te vayas sin despeinarme

Fotografía: Clara Harguindey

Voy a beberme todas tus lágrimas


FotografĂ­a: Iso



Todo empezó en una sala blanca, blancas sábanas reflejadas en las cámaras de gas y el silencio, el suave roce de las alfombras abriéndose a la noche. Una niña agarra el pestillo de la puerta. Una niña observa una obra de teatro y un cuerpo estirado sobre un colchón sucio, víctima disecada en una carnicería sin gente. He estado toda la vida huyendo de aquella habitación de locos, del taladro de la quimioterapia –gran solitaria circulando impasible por entre unos miembros gangrenados.

Poesía: Rebeca Garrido; Fotografía: Iso

Y agoté todas mis fuerzas en la huida. Ahora no puedo luchar contra la maldición que persigue a las mujeres de mi familia, generación tras generación.


DE LA BELLEZA DEL DOLOR A Emily, un año después de su falda roja

Confusa libertad con la que estamos a punto de medirnos fulgor mujer herida por un clavo intermitente Pero siempre habrá un afán derritiéndose entre los brazos una mejilla un labio que se haga dúctil cuando tiembles Aquí pecho estremecido color sangre

cóncavo

Recuerda esto y recuerda que estás hecha para llevar en el vientre atravesada Nos quebraremos juntas y juntas levantaremos un nido más cálido de nieve Sé tú el jardín remanso la vieja profecía el pájaro que con la sola fuerza de sus alas se convierte en un bálsamo del aire

Poesía: Gema Palacios

Iremos cada vez más alto cada vez más lejos hacia una vida oscura insoportablemente nuestra.


CONJUNCIÓN

En esta recta final te enumero como la conjunción de mi partida. Me obligo a que permanezcan aquí estos días interminables de sábanas húmedas y sol de oriente, de cuerpos apretados con uñas a la espalda. Se anuncia la despedida y te quiero con arena de perderte con intento de pelea entre las yemas. Leve es el tiempo pero llueves y respiro tu frente, muerdes y aprieto tu aliento en mi pelo, tocas y estremeces mis alas, que de tanto volar, descansan esta noche contigo; mañana, contra una roca. La primavera se agota. Detengo las grietas serias de tu rostro, Y los miedos disecados tras la máscara; el indomable nudo se esconde tras tu frente. Esta ciudad me abraza con su techo naranja Mientras un hombre desangra con su dolor al metro. La vuelta se promete con la voz hecha hilo y mi garganta, apretada en tus colmillos, destila sed de acantilados. La oscuridad burla a la luna con cada parte de mí que aún no has probado. En esta claridad de dudas, las palabras complican el instinto que corta tus ojos, salvaje sonrisa –depredador hambriento–. Los abismos señalan este miedo a lo extinto. El rumbo oscila las raíces profundas de mis maletas, tan clavadas al suelo como a los versos. Y una verde sal me cura las heridas. Las playas renegadas me vigilan, y el bosque me encuentra sin pulso, en un suelo de tierra y trigo.

Poesía: Paloma López

Morder su labio y saberlo real, carnal, deletreable. Gema Palacios


Me afilo los dientes para este manjar de vida y se rompen las fronteras de mis vasos derramando la sangre en los latidos. Funambulista sin red que elije morder tu boca y limarte el pecho, señalar con la mano al verte salir huyendo. El futuro en malas hierbas y una balanza trucada. Un charco de culpa en el suelo y una tiranía pasada. Puntilleo silenciosa tus rincones, las canciones y la forma de nombrarte. Y me río de este drama, de esta muerte, de sus desgastadas almas. Porque en este río de balas voy sola nadando, sola flotando, sola sintiendo. Pero, en este trance, tu soledad me lame los pies, moldea mi vientre y agoniza asustada suplicando quererme o la muerte. Los filos de tus garfios advierten mi mirar desnudo secuestran el pasado y empiezan otra guerra. Y, tras cada batalla ganada, corre una necesidad de viento y relojes de calles peregrinas. Espejo que refleja cenizas, cofres de jaulas o ecos sonámbulos. Semillas. Adentros. Selva de ramas. Celda de espino. Desgarro mis entrañas más profundas ahora que la marea arrastra y bailamos juntos (o al lado), con esta crueldad de espejismos y papeles arrugados.


Collage: Lisa Palper


RECUERDO DE UN JILGUERO

Poesía: Lara Moreno

Mi hija tiene una herida imaginaria. Es la herida de una aguja en el brazo izquierdo o más bien el recuerdo de esa aguja. Herida arañazo de jilguero herida pico clavado en carne blanca. Ya curó el agujero pero ella no quiere que nadie toque ahí, no quiere quitarse la ropa y ni siquiera subirse la manga del pijama para lavarse las manos. Intentamos convencerla de que su herida no existe pero ella frunce el ceño, pone voz en falsete y escenifica el momento en que la herida fue causada. Puedo perfectamente ver la cara de la enfermera entrando, en las manos asidos los utensilios de abrir vías. Si insistimos, se enfada. No, no, no, dice. Debemos respetarla. Ella tiene una herida imaginaria tan fresca que no llega a cicatriz. Yo sin embargo tengo solo memorias. Nostalgias de dolores ya cerrados. Eso es más gratuito que la herida de un pájaro. Mucho más fantasioso, más pueril. Pero tengo también algo más peligroso y contundente: el miedo admonitorio de dolores futuros heridas vanguardistas heridas horizonte un abismal terror a la herida del mañana la blanda superstición de lo premonitorio. Yo también necesito que alguien venga a decirme que la piel de mi brazo está curada que ya no hay cicatriz ni siquiera un rasguño leve temblor del daño que no hay nada que ha pasado el peligro por ahora.





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