Ladosis #33

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EDITORIAL Vivimos un período de transición que ha resultado muy interesante, el cual se extenderá aun por un tiempo. Prescindir del papel no era cosa fácil ni fue como lo pensamos, pero las circunstancias del país nos han llevado a actuar de este modo. La revista Ladosis, ahora digital, es el producto que hemos llevado adelante por seis años. Ahora tiene un alcance mayor ya que puede ser leída en cualquier parte del mundo en computadoras de escritorio, laptops, tabletas y teléfonos inteligentes. Y pronto, con la página web, será todavía mayor. En estos últimos meses de 2014 la actividad que estamos desarrollando es intensa. Además de las ediciones, hemos producido los conciertos #32 y #33 y el Segundo Festival de Cantautores, lo cual en términos prácticos significa que hemos presentado 14 diferentes propuestas en las mejores condiciones técnicas para artistas y público. El esfuerzo por difundir la cultura musical venezolana continúa, incluso a pesar

de la depresión colectiva que ha encerrado a muchos caraqueños en sus casas. La edición #33 la dedicamos, por primera vez a un artista no venezolano. Gustavo Cerati lo merece, y esta es, sin duda, la ocasión propicia tras su muerte el 4 de septiembre. Hemos desarrollado un reportaje que abarca la trayectoria del argentino desde los primeros días con Soda Stereo hasta su último concierto en Caracas. Más de 30 años. Además, hemos realizado un minucioso levantamiento de todas las oportunidades en que Cerati tocó en Venezuela, solo o con su antigua banda. También hemos incluido un texto muy completo de Alonso Moleiro sobre los momentos y días que siguieron al show en la U.S.B. en los que le sobrevino un ACV. Fotos exclusivas de muchos conciertos en el país realizadas por el fotógrafo Carlos Sánchez y memorabilia, acompañan este extenso trabajo. Como siempre, abrimos el periscopio para mostrar nuestro abanico musical con

acercamientos a nuevos artistas como La Pagana Trinidad, Los Polaroid, Para Llevar, Phonit, Presidente, Gypsy Ska Orquesta y jóvenes promesas en el exterior como Félix Martin. También revisamos el legado del gran Vytas Brenner a 10 años de su muerte, y nos acercamos a talentos internacionales como Anna Calvi, Richard Hawley, Snarky Puppy y Anoushka Shankar. Incluimos la reseña del Festival Nuevas Bandas 2014 y un fantástico reportaje del Festival Stereo Picnic de Bogotá realizado por Richard Borges. A eso añadimos siete páginas de reseñas de discos, otras siete de conciertos y la columna El Cine que suena dedicada a Gustavo Santaolalla, gran compositor de bandas sonoras. Como siempre, muchas gracias por seguir ahí.

15 RICHARD HAWLEY El último de los románticos

26 GUSTAVO CERATI (1959-2014) El ángel caído

Ladosis

ÍNDICE 04 PARA LLEVAR Invitando a dejar el miedo 06 LOS POLAROID “Un disco es solo el comienzo” 08 GYPSY SKA ORQUESTA Como una exitosa mezcla

entre Cocuy y Jägermeister

16 PHONIT “Entiéndase con la mayor amplitud posible” 18 FÉLIX MARTIN Todo entre diez dedos y catorce cuerdas 20 SNARKY PUPPY Virtuosos y eclécticos

10 LA PAGANA TRINIDAD Música portátil

22 VYTAS BRENNER La eterna ofrenda

12 ANOUSHKA SHANKAR Heredera de una tradición innovadora

24 PRESIDENTE Un Presidente que viaja

36 Discos para leer 44 FESTIVAL NUEVAS BANDAS 2014 46 Ahí Estuvimos 54 FESTIVAL ESTÉREO PICNIC 56 GUSTAVO SANTAOLALLA Un joyero de la música para las grandes

pantallas. (Primera parte)

en el túnel del tiempo

14 ANNA CALVI La voz de la seducción

Edición #33 Año 6 (2014) © Todos los derechos reservados

Una publicación de La Bemba Producciones, C.A. Rif J-31579764-0 Calle París, Res. La Isla, Apto. 11, Las Mercedes. Caracas.

Editores/Directores JUAN CARLOS BALLESTA jcballesta@gmail.com XABIER LANDA xabilan@gmail.com revistaladosis@gmail.com www.facebook.com/Ladosis www.issuu.com/Ladosis twitter: @revistaladosis Instagram: @revistaladosis

Director de Arte: AARÓN LARES Correctora: Reina León Beretta Portada Foto: Nora Lezano. Prensa 2009. Asesores legales: Raúl Daniel Quiñones

Las colaboraciones son rigurosamente solicitadas. Colaboran en esta edición: Alejandro Fernandes Riera, Alonso Moleiro, Andrea Daly, Ashley Garrido, Carla Montero, Carlos Daly, Carlos López, Carlos Sánchez, Carlos Varela, Erly J Ruíz, Eugenio Scalise, Félix Arcila, Florencia Alvarado, Hugo Santaromita, Humberto Sánchez Amaya, Iola Mares, Leonardo Bigott, Luis Cantillo, Mercedes Sanz, Oswaldo Peña (Pig by Art), Ricardo León, Richard Borges (Lord Comepiña), Tomás Jaimes.

Agradecimientos especiales: Aarón Lares, Buenaparte, Carla Montero, Carlos Sánchez, Centro Cultural Chacao, Daniel Carvajal, La Pagana Trinidad, Leonardo Bigott, Magnishow, Mikott Ingeniería de Audio, Oswaldo Peña (Pig by Art), Reina León Beretta, UV Backline, Wannamaker.

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Centro Cultural Chacao

Septiembre 6, 2014 / Octubre 25, 2014

Concierto #32 / # 33

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1 y 2: Manuel Rangel / 3 y 4: Adolfo Romero / 5 y 6: Ohmio 02

Fotos 2, 3, 6, 7, 8, 9 y 10: Juan Carlos Ballesta


Conciertos 7

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7: Buenaparte / 8: Venta de revista Ladosis / 9: La Pagana Trinidad con Hermanos Naturales / 10: Wannamaker

Fotos 1, 4 y 5: Leonardo Bigott

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PARA LLEVAR Invitando a dejar el miedo La agrupación de Maracaibo editó este año Lo que nos tocó vivir, su segundo larga duración en siete años de formada. Su vocalista, David Montiel, habla sobre las composiciones y objetivos que persiguen con su música.

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Humberto Sánchez Amaya

Como una bofetada de decibeles, los marabinos de Para Llevar comienzan su segundo LP titulado Lo que nos tocó vivir. “Todos somos parte de la misma camada”, canta el guitarrista David Montiel en el primer tema del álbum que desde hace ocho meses se puede escuchar en Soundcloud. Letras con ritmos que los músicos definen del indie rock, subrayadas con líneas de guitarra y una percusión que hace inevitable pensar en el baile, mientras David Montiel canta sobre introspecciones propias de una relación, engaño y consecuente decepción, sea amorosa o con el contexto que lo rodea. “Tenemos un sonido nuevo y a la vez de la vieja escuela, logramos esa fusión”, dice el cantante sobre lo que aseguran se puede escuchar en los 10 temas del disco presentado oficialmente en septiembre. El nombre del álbum lo toman de la penúltima canción de la producción. “Es una frase que utilizábamos en las ocasiones en que nos pasaban cosas malas o desafortunadas. Siempre decíamos ‘bueno muchachos, esto es lo que nos tocó vivir’ y se adapta perfectamente a la situación actual de nuestro herido país”, cuenta el vocalista sobre el tema, que aunque pareciera conformista, invita en su transcurso a apartar miedos para alcanzar una meta. Suena a autoayuda, pero es la realidad de muchas bandas que quieren grabar en una economía inflacionaria. “Es bastante complicado todo este asunto de la música independiente en Venezuela. Sin embargo, hay que mirar hacia adelante y no dejarse influenciar por los problemas actuales”, acota. Ante esa realidad, medios electrónicos como Soundcloud o Bandcamp parecen haberse convertido en esa especie de disquera de los músicos emergentes venezolanos. Si bien la

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Foto: prensa

industria ha cambiado a nivel mundial en detrimento del disco a favor de lo digital, especialmente el streaming, en el país se ha convertido en la única opción, muy a pesar de los esfuerzos de aquellos que quieren dejar un registro físico de su obra. “Son portales excelentes para dar a conocer a los artistas, todo se mueve por las redes y estas ayudan de manera increíble a que todo el mundo conozca más de tu música. Soy un romántico con la grabación en físico, pero me dejo llevar por estos medios que sinceramente lo logran”, afirma. De los 10 temas, el que más reproducciones tiene es “Amores verdes”, con más 5.180. Si bien han sido mucho los clicks, son pocas las palabras que Montiel tiene para decir al respecto. “Fue una canción que se escribió con el corazón en la mano, de esas que detrás tienen a una chica muy especial que nos dejó una marca para toda la vida”.

Lo contrario ocurre con “El rey y sus peones”, un título bastante sugerente, del cual el músico dice: “Es una metáfora sobre la vida y la muerte. Habla sobre la lucha que a veces el ser humano tiene con su día a día y se siente muerto en vida. Al final siempre encontramos una luz al final del túnel. Por eso decimos al final que “sentirás que siempre hay más’”. No son nuevos detrás de los micrófonos. La agrupación se formó en 2007. Dos años después sacaron su primer larga duración Solo escúchame. En 2010 editaron un EP llamado Sin ciudad, hasta que este año sacaron Lo que nos tocó vivir. Además de Montiel, el grupo lo conforman Jesús Portillo (batería), Carlos Luis Rodríguez (bajo) y Carlos De Lima (guitarra), quienes desde la capital del Zulia se proyectan cada vez con más fuerza hacia el resto del país.



Foto: Florencia Alvarado

LOS POLAROID

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“Un disco es solo el comienzo” Aunque en Maracaibo se dice que nació el rock venezolano, la ciudad es famosa por otros estilos musicales más caribeños. No obstante, en medio de esa realidad convive una escena independiente que ha trascendido hacia el resto del país gracias a diversos proyectos que le han dado otra cara a la música hecha en la capital del Zulia. Los Polaroid, que nació como una especie de big band de blues y se convirtió en cuarteto, es uno de los mejores ejemplos de la actualidad.

Juan Carlos Ballesta

55 años después de la aparición de las primeras manifestaciones ligadas al rock en Maracaibo, Gianpiero Mezzapesa (guitarra), Diego Urdaneta (voz, piano), Manuel Bueno (bajo) e Ignacio Torres (batería), modelan su rock con un pie en aquellos años en que el blues servía de inspiración primaria y otro en el sonido del siglo 21. No inventan la rueda, pero suenan fieles a sí mismos, honestos y contundentes. De los Beatles a Cerati, dos evidentes influencias, Los Polaroid se manejan con soltura. Ahí están también las referencias a Cayayo y Dermis Tatú, además de los maestros del blues. Tras la edición de un primer EP en 2012, aun buscando su sonido, el cuarteto marabino finalmente lanza su primer larga duración con el sugerente título de Decisiones desesperadas (2014), un trabajo que refleja un proceso de reflexión y decantamiento de sus intenciones como grupo. De visita en Caracas para promocionar el disco, Diego (D) y Manuel (M) conversaron con emoción y soltura con Ladosis

¿Cómo fue el proceso de grabación de Decisiones desesperadas?

D: Fue grabado en tres etapas. “Paradoja” fue el primer sencillo que grabamos en

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julio de 2013 y lo lanzamos dos meses después. A partir del feedback y de cómo nos sentíamos nos metimos de nuevo en el estudio justo antes de lanzar ese tema. Desde que arrancamos como banda bluesera en 2011 acumulamos como 40 temas, pero al final grabamos trece e incluimos diez en el disco.

¿Por qué el título?

D: Desde que comenzamos ha habido una evolución personal y musical. Nos preguntamos qué queríamos ser como músicos. Todo ese proceso, además de las letras que están en el disco, lo reflejamos en el título. Estamos claros en que lo primero que puedes imaginarte es que es sobre un despecho. Sin embargo, fue lo último que pensamos ya que la última canción que grabamos fue “Decisiones desesperadas”. Es un disco de reacciones. Cada canción y su título son como un “statement”.

¿Cómo fue la primera etapa bluesera?

D: Al principio éramos muchos músicos en la banda, buscando nuestro sonido. En algunos casos nos estábamos conociendo. El típico caso de chamos que comenzábamos a tocar juntos buscando un sonido propio. Sacamos un EP de cuatro canciones. Los modelos


Andrés Puche (Holy Sexy Bastards) y luego de intercambiar ideas y muchos mensajes terminó siendo el productor.

¿Cómo se mueve Los Polaroid en Maracaibo?

D: Para nadie es un secreto que Maracaibo es otro país. No se escucha demasiado rock, ni de Venezuela ni extranjero. Yo puedo conversar con mis ex compañeros de colegio, es decir, mi generación y la mayoría no tiene ni idea qué es Arctic Monkeys. El maracucho de esta época no es rockero. Nosotros llegamos al rock gracias a nuestros padres.

Gees, Neil Diamond, Queen…yo aprendí a tocar cuando me operaron y tuve que estar mes y medio sin jugar fútbol. Me compré un bajo por internet por 400 bolívares a través de Mercadolibre. Mi hermano se encontró con el vendedor en una estación de Metro en Caracas y me lo llevó a Mérida, que era donde vivía. Cuando nos encontramos cada uno venía de una realidad distinta. Nuestro guitarrista, Gianpiero, tenía el blues inyectado ultravenoso, ni siquiera sabía que existía MTV. D: Durante el disco estuvimos oyendo Arctic Monkeys, Cerati, Black Keys, White Stripes.

¿Qué rescatan de lo que se hace en Maracaibo? ¿Cómo perciben ustedes la realidad D: Me encanta una banda llamada La del siglo 21? Gallera Social Club. Son dos maracuchos que están ahora en Francia. M: Me gustaba Petrula, una banda increíble que sonaba muy distinto a todo.

¿Y qué les gusta del resto de Venezuela?

M: Dermis Tatú es lo que más me ha gustado. La guitarra de Cayayo era increíble. D: Tuvimos bastante influencia de Dermis. Ellos tenían canciones, que es lo más importante. Tenemos varias referencias a temas de Cayayo. Dermis sonaba a Caracas.

¿Creen ustedes que el rock venezolano refleja su tiempo y espacio?

referenciales que uno tiene al principio inciden demasiado. Sobre eso hay un tema en este disco llamado “Identidad”. De todos modos fue un gran aprendizaje tocar en una banda con sesión de metales y coristas, casi en formato big band.

Una banda de tantos músicos no es fácil movilizarla. ¿Cuándo ocurre el punto de inflexión?

D: De eso nos dimos cuenta cuando nos querían contratar y nos decían que teníamos que ir 4 o 5 nada más. Nos planteábamos que no iba a sonar como el EP, pero al final nos dimos cuenta de que debíamos simplificar y depurar nuestro estilo. Hasta el nombre de la banda pudo haber cambiado. En diciembre de 2012 ocurrió el punto de inflexión. Trabajamos una semana cara a cara con el productor Rudy Pagliuca, lo cual nos sirvió de mucho ya que es una persona muy directa y nos puso contra la pared. M: Fue el primero que nos habló duro y eso nos hizo pensar. D: Nos dijo que las canciones no eran buenas y que aún no éramos nadie. Todo era verdad. Del disco que íbamos a grabar con él hace dos años no hay ningún tema en éste. Rudy tiene mucho que ver en la evolución que tuvimos posteriormente. Al final no se dio por problemas de agenda y porque el país entró en una dinámica loca. Luego César Elster (manager de La Vida Bohème) nos sirvió de puente con

D: No es fácil obligarse a escribir de algo en específico, ni de amor, ni de política ni de nada. Hace como cinco años empezó el fenómeno de La Vida Bohème y muchas bandas más nuevas reciben su influencia. La mezcla del sonido indie con elementos tropicales ahora dicen que es de acá. No puede ser que Vampire Weekend nos diga cómo hacerlo. El rock venezolano está encaminado a tener su identidad, pero ahora todavía no la tiene. Hay gente que critica a bandas como Rawayana porque hacen canciones sobre la playa, pero no se detienen a pensar que eso es lo que desean y les sale hacer.

¿Qué bandas o artistas han sido su principal influencia o fuente de inspiración?

D: Mis primeras influencias personales vienen de mi papá, The Beatles, Stevie Wonder, Guaco, Oscar D´León, Ilan Chester. Crecimos en la peor época de MTV, con Panda y cosas así. Yo empecé a tocar a los 21 años y en ese período escuchaba muchos latinoamericanos como Calamaro, Spinetta, Fito Páez, Charly García. La canción de Fito, “La Despedida”, me hizo salir a comprar un teclado usado y aprendí a tocar gracias a Youtube. Esa es la ventaja de estos tiempos. Iba a clases amanecido y con dolor de espalda. M: A mí me vuelan la cabeza los Beatles. Tienen muchos #1 pero además decenas de canciones increíbles que hicieron en muy poco tiempo y la mayoría con grabadores de 4-tracks. En mi casa también sonaba mucha música, en especial Andrea Bocelli, Bee

D: Evidentemente que la mejor herramienta para darte a conocer es Internet. Podemos colocar una canción en nuestro soundcloud y de inmediato la pueden escuchar en Suecia. En estos días leí las declaraciones de Gene Simmons diciendo que el rock estaba muerto. Se puede estar de acuerdo o no con eso, pero lo que sí es cierto es lo que agregó sobre que ahora hay muchas bandas mejores que Kiss pero con muchísimas menos oportunidades de llegar adonde ellos llegaron.

¿Qué viene ahora con el disco ya listo?

Tenemos un disco ya grabado, masterizado y listo. Solo falta la edición física. ¿Pero qué hacemos ahora? No hay infraestructura. Si uno se gradúa de Ingeniero Químico, como es mi caso, sabes qué hacer y a dónde ir. Pero en el caso del rock es muy distinto. Mis amigos piensan que si uno tiene un manager o un jefe de prensa eres millonario, te va bien.

Hace falta muchos managers en Venezuela

D: Hay muy pocos. Hace poco escuchaba a Chris Martin (Coldplay) diciendo que el manager es quien no se ve pero hace todo. Es una pieza demasiado clave. Es quien vela por tus intereses. Llegar a tener un equipo con roadies, manager, fotógrafo, jefe de prensa, ingeniero de sonido, es un camino difícil. Creo que el nuestro (Hebert Leal) es el único manager de rock que hay en Maracaibo.

¿Se puede vivir de una banda en Venezuela?

D: No creo, aunque hay algunas excepciones. Se puede vivir de la música pero haciendo varias cosas. Aunque parezca increíble voy a citar una verdad que le escuché a Arjona: “El músico actual es un publicista que a veces toca”.

Con este panorama, ¿cuál es el norte que visualizan?

D: El disco lo grabamos porque es necesario. Adonde nos lleve el disco vamos a ir. Es nuestra carta de presentación. Es el primer paso para ser alguien y el último de muchos que se dan antes. Muchos creen que al tener un disco todo está listo y es solo el comienzo.

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GYPSY SKA ORQUESTA

Foto: Álvaro León

Como una exitosa mezcla entre Cocuy y Jägermeister

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Erly J. Ruiz El siglo 21 consiguió a Caracas en una constante vibración. Sus calles, ajetreadas por diversos sonidos, olores e imágenes pueden colocar a corriente y en corriente a cualquier transeúnte. Lo privado, a la par del mundo, paulatinamente se ha hecho público y todas estas intenciones confluyen -algunas exitosamente, otras no tanto- a la sombra de la montaña que nos arropa y que nos separa del mar Caribe. Escribir sobre la Gypsy Ska Orquesta es escribir sobre Caracas y su vibración callejera, la cual ha tenido el placer de bailar en una suerte de convocatoria inadvertida que puede dar cuenta de que no hay mejor corriente que la del encuentro a cielo abierto. Cuantificar con exactitud a la Gypsy Ska es, como apunta su saxofonista Sebastián León, “una mentira”. Su integración, por su propia intención callejera es increíblemente flexible, contraria a otras formas de ejecución musical conjunta que estamos acostumbrados a ver en la capital. Una presentación puede partir desde dos personas hasta nueve o más, dependiendo del momento, el ánimo y el lugar. En la actualidad convocan al baile Mauricio

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Vivas (acordeón), Sebastián León (saxo), Marco Vettor (bajo), Joe García (batería), Manuel Rodríguez (trombón), Luis Lestón (guitarra), Luis Daniel Duchame (trompeta), Román Urrutia (percusión) y Carlos Fajardo (tuba y segundo trombón). La flexibilidad a la hora de agruparse para cualquier presentación no sólo es una de las distintivas características de la Gypsy Ska. Por su propia instrumentación, donde el viento es el gran protagonista, la necesidad por la corriente eléctrica no les suscita ningún impedimento, extendiendo exponencialmente los sitios para el encuentro musical. Superar la propia sonoridad urbana de la Caracas automotriz es, sin duda, uno de los mayores retos de la música callejera, sobre lo cual Mauricio nos señala: “Una guitarra acústica suena, pero no grita lo suficiente”.

El caribe balcánico

El conjuro de la Gypsy Ska, fundamentado en el viento, invita a una sonoridad poco común en Caracas a partir de un lineup compuesto por metales y acordeón; una mezcla típica tanto de las fanfarrias balcánicas como de las orquestas de cumbia. Pero la mezcla no sólo se reduce a la replicación de tal instrumentación,

incluye la hibridación posible con ellos. Como bien menciona Mauricio: “Muchas veces tenemos una melodía o una frase que quizás fue inicialmente pensada sobre una base rítmica balcánica (Cocek) y luego descubrimos que encaja con ska o con salsa y se le da la vuelta al asunto”. Lo caribeño en la Gypsy Ska tampoco se restringe exclusivamente al sonido o a la intención musical/rítmica, la praxis despreocupada y casual ha ocupado el norte de su acción desde sus inicios en el 2009. Sobre esto Mauricio nos dice: “Nunca nos metimos en la cabeza hacer una banda y buscar tocar en tarimas y en festivales, sencillamente salimos a la calle a tocar para pasar el rato y ganar dinero para la curda de la noche y todo se fue dando solo”. Sebastián agrega algo más particular sobre esta intención o conciencia caribeña, “Yo me atrevo a decir que no es solo ser caribeños, es más el rollo de ser venezolanos y a su vez caraqueños. Caracas tiene un nosequé que se refleja en nuestra música y nuestra forma de ser. Todos los que formamos parte de este proyecto nos relacionamos a tope con Caracas y nuestra gente, sus exigencias como público y sus necesidades de fiesta. Nosotros también como público


buscábamos más alegría y gozadera, así que lo hicimos. Al final somos latinos y nos sentimos orgullosos de regalarle sonrisas a Caracas, Venezuela”. Tal consciencia del ejecutante musical como audiencia constituye un punto de partida sólido para la comprensión de la importancia de la autogestión como praxis de la Gypsy Ska, que no sólo se manifiesta en la superación de la dependencia a la corriente eléctrica a la hora de presentarse en vivo, sino que incluye la edición de su material, la realización gráfica del mismo y recientemente la organización del sueño de muchos músicos latinoamericanos: una gira de más de treinta fechas por el viejo continente. Sobre la importancia de la autogestión Mauricio nos indica lo siguiente: “Me parece vital que uno se encargue de sus proyectos sin muchas intervenciones de gente externa. A medida que tu proyecto es propio y autogestionado tienes más libertad de hacer lo que quieras y esto es indispensable para lograr cosas nuevas e interesantes. Todo proceso creativo se da mejor si simplemente uno se deja llevar por lo que a uno le gusta y le interesa y me parece que con la presión de una disquera o un patrocinante, eso no es posible”. Sebastián añade: “Nunca esperamos en ningún lugar que alguien nos dijera ‘pueden’, ‘vayan’, ‘háganlo’, ‘no’, ‘si’,

‘capaz…’, esto es de nosotros y nosotros sabemos qué queremos y qué no. Alguien ajeno a nuestro método de hacer las cosas o con una visión de hacer un negocio nunca fue bienvenido. La autogestión de la Gypsy Ska Orquesta son ganas de ser independientes dentro de un mercado absolutamente dominante pero que no nos interesa”.

Con este método de hacer las cosas la Gypsy Ska ha logrado editar dos EPs, los cuales se encuentran actualmente para descarga gratuita en la web. La grabación del primer EP fue realizada en SoloDRUM por Luis L. López y mezclada en colaboración con Joe García. La grabación del segundo EP fue el resultado de una presentación en vivo en colaboración con el programa de televisión Vive con Cancha, la cual arrojó además de la grabación sonora de cuatro canciones, dos videos que formaron parte del contenido del programa y que actualmente pueden ser vistos en la web. Otro aspecto distintivo de la praxis autogestionaria se encuentra en la relación simbiótica que hay entre la Gypsy Ska como proyecto musical y como propuesta visual. Como señala Sebastián: “La gráfica y la música van de la mano, hacemos una canción y sale un póster por el otro lado”, además de compartir la música como una forma de comunicación gran parte de la orquesta comparte el diseño gráfico y la ilustración como parte importante de sus vidas, permitiendo su aplicación directa dentro de la producción de merchandise, discos y publicidad. Por último, durante el año en curso la banda logró embarcarse en una gira por el viejo continente donde tuvieron chance de presentar su mixtura en lugares donde les habían advertido que era difícil poner a bailar a la gente, pero ya para la cuarta o la quinta canción estaban bailando y gritando. Mucho de lo diferente al principio genera resistencia, pero la música como lenguaje universal desdibuja los muros de la conceptualidad haciendo de su expresividad una forma auténtica de comunicación global.

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Foto: Raul Gouveia

LA PAGANA TRINIDAD

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Música portátil

Las sorpresas que arroja la escena nacional incluyen algunas muy particulares. Alessandra Abate (voz, guitarra) (AA), Fernando Bosch (cuatro, guitarra, voz) (FB), y Armando Lovera (percusión, voz) (AL), se conformaron de forma natural, con la calle como escenario, y en muy poco tiempo se han posicionado como una de las propuestas más frescas y desenfadadas del panorama musical ligado con lo tradicional latinoamericano y otras corrientes populares. Su tema “Cosas cursis”, que acompaña un simpático videoclip, ha sido una carta de presentación magnífica. Sus presentaciones en vivo se multiplican, mientras preparan, a marcha forzada, lo que será su primer disco.

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El trío caraqueño, con solo un video oficial y varios informales cantando en la playa o en un parque, ha irrumpido con todas las de la ley. Sus tres integrantes exhalan espontaneidad y simpatía, al tiempo que con una mínima parafernalia instrumental y unas voces muy afinadas, comienzan el recorrido con buen pie. Hay que seguirles la pista.

Juan Carlos Ballesta

La Pagana Trinidad, a pesar del poco tiempo funcionando como grupo, parece que tuvieran años trabajando juntos, tal es el grado de compenetración que destilan.

¿Cuándo y cómo surge la idea de conformar el trío?

AA: La verdad es que a mí me dio por inscribirnos en la Fete de la Musique 2013. A mí y a Fernando. Fue una suerte de emboscada y él se enteró cuando ya no había nada que hacer. FB: Cuando empezamos a montar el repertorio, a días del evento, le pregunté a Armando, gran amigo, si quería montarse con nosotros. Escuchó la propuesta y dijo que sí. Después de eso, no lo soltamos.


AL: (risas) Fue algo así. A pesar del palo de agua de aquel día y el ruido de la calle, esa Fiesta de la Música se disfrutó bastante. Bueno, la disfrutamos, creo que puedo hablar por los tres. FB: Y así seguimos tocando por ahí, durante casi un año. No es hasta Semana Santa de este año que se formaliza la cosa, cuando por fin le ponemos nombre a esto.

¿De dónde sale el nombre?

AA: Queríamos hacer saber, de plano, que éramos un trío. Por lo portátil, lo simple, lo distinto. Pero todos sabemos que si dices unos nombres o unos apellidos y luego pones “trío” a una agrupación, automáticamente es asociada al jazz o es una clase magistral de música. Nosotros no nos caemos a cuentos, entonces buscamos sinónimos. Preferimos “Trinidad” sobre cosas más complicadas como “triunvirato” o “trilogía”, sobre todo por lo tropical. Pero en Latinoamérica, que es profundamente religiosa, es difícil que el término no remita a “La Santísima Trinidad”. Otra vez había que marcar la diferencia entre lo sacro y lo nuestro, que es más bien mundano, popular. Preferimos ser paganos, entonces, como las fiestas.

¿Qué tanto se conocían antes de conformar la agrupación?

AL: Fernando y yo tocamos juntos desde hace todos los años del mundo. Tuvimos una banda, Stereovenus, que era bastante diferente a lo que hacemos hoy en día. Era más pesado, y tiraba más al rock. FB: Yo creo que cuando Armandito entró en Stereovenus, no era ni mayor de edad. Ahora es una estrella, toca hasta cucharas con Los Hermanos Naturales. Pero yo, a mucha honra, puedo decir que fue mío primero. AA: Yo soy el elemento exógeno. Llegué tarde y a aprovecharme de los súper poderes de estos dos.

¿En que se inspiran para componer?

AA: La inspiración nunca es tan ordenada como para materializarla en un párrafo. Pero tratando de responder a la pregunta, yo, que escribo las letras, a veces parto de una obra que me guste: un libro, algún cuento o personaje. En ocasiones les pregunto a ellos sobre qué temas quisieran que hagamos música, y tienen muy buenas ideas. Pero si nada de eso funciona, basta con prestar atención al entorno, que es una fuente inagotable.

AL: De hecho en nuestro repertorio actual hay temas que remiten a Cheo Feliciano, Aquiles Nazoa, Gonçalo Tavares...de alguna manera les rendimos tributo, o tratamos de devolver el favor a quienes nos han hecho un regalo con su trabajo.

¿Cuáles son sus principales influencias musicales?

FB: Esta pregunta nos persigue, y no hay manera de que encontremos una respuesta distinta a ésta: empecemos por el hecho de que somos tres, y evidentemente eso hace que la lista sea más inmanejable de lo que ya es si consideras solo a uno de estos tres individuos. Yo creo que el que nos escucha se da cuenta: hay Caribe, hay swing, hay sur, y esperamos que haya aún más. Todo género tiene un buen ejemplar, una tremenda influencia. Estamos convencidos de que restringir la lista es restringir posibilidades.

¿Qué planes tienen a corto y mediano plazo? AL: A corto plazo, el disco. Yo diría que más que corto, es plano “urgente”. FB: A mediano, seguir tocando y girar, fuera de Caracas. Compartir lo que hacemos. Foto: Gunther Rodríguez

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Foto: Belinda Lawley

ANOUSHKA SHANKAR

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Heredera de una tradición innovadora

Anoushka es digna heredera de un gran legado musical. Siendo hija del gran músico Ravi Shankar -el también llamado “Pandit”- con más de siete décadas de actividad artística, ese influjo fue determinante en su formación musical. Su padre la enseñó a tocar el laúd persa, mejor conocido como sitar. De adolescente, la integró a sus giras y producciones musicales, dando su primer concierto público a los 13 años de edad, con lo que fue obteniendo no solo gran pericia en el manejo del instrumento, sino una visión amplia y profunda de la creación y fusión de tendencias musicales de diferente origen cultural.

El apellido la delata. Su padre fue el legendario sitarista indio Ravi Shankar, de quien fue su penúltima hija (la última fue Norah Jones). Comenzó a ejecutar el sitar cuando era niña, en cuya compañía ha transitado por los senderos de la música clásica india, el jazz, la música electrónica y más recientemente por el flamenco, actuando con músicos de la talla de Eric Clapton, Peter Gabriel, Jethro Tull y Buika, entre otros. Su permanente interés por experimentar sonoridades, en principio disimiles, la proyectan como una de las intérpretes más importantes dentro del siempre controversial y ecléctico escenario de la World Music.

Félix Arcila

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Su discografía…un crisol de tendencias

Su primera producción discográfica de nombre Anoushka (1998), poseía cinco temas, de los cuales cuatro eran arreglos de ragas escritas por su padre, mientras que “First Love (Pratham Mix)” le pertenecía. Le siguió la producción Anourag (2000), conformada por otras seis obras de su padre en la misma línea de su primer trabajo solista. Destaca acá el tercer tema, “Hamdsadhwani”, escrito para sitar y tabla, en el cual su maestría en la ejecución del instrumento sale a relucir de nuevo; y “Pancham Se Gara”, escrita y ejecutada especialmente en este álbum por Ravi Shankar a dúo con ella, luego de estar varios años sin crear nuevas piezas. Para el 2001 realiza un disco en vivo con el nombre de Live At The Carnegie


Hall, integrado por cinco ragas -vale decir que al referirnos a esta forma musical hacemos alusión a una agrupación melódica, que intenta describir un estado de ánimo particular, generalmente melancólico-, aquí se hace acompañar por el sonido del clásico instrumento indio llamado tabla. El tema “Raga Madhuvanti: Alap”, nos permite disfrutar de toda la paz que fluye de este tipo de composiciones. En 2005 sale al mercado el álbum Rise, que si bien posee raíces musicales indias, también está influido por el jazz, contando con la presencia de instrumentos acústicos y electrónicos. Piezas como “Red Sun” y “Sinister Grains”, dan cuenta de ello. Especial mención merece, en este disco, el tema “Soléa”, que patentiza el interés de Anoushka por la música flamenca, esto lo hace de la mano del muy talentoso pianista sevillano Pedro Ricardo Miño, brindándonos una aproximación exquisita y diferente de este género. Durante el 2007 nos presenta Breathing Under Water, en el que su propuesta musical se amalgama con la música electrónica y el dance, ubicándose de plano en el ámbito “World Music”, o más específicamente en el World Beat. Para ello se hace acompañar por Karsh Kale, respetado músico y productor indioamericano, reconocido por su destreza para mezclar la música india clásica con el rock, el pop y el llamado “ambient”. Este disco contó con la participación de Sting, y de su hermana, por parte de padre, la multipremiada cantante, pianista y guitarrista Norah Jones. Sobresale en esta grabación la pieza “PD7”, orientada hacia el “asian underground”, tendencia impulsada por Kale. Mientras que piezas como “Oceanic” parte I y II, fluctúan entre la orquestación clásica india y la occidental, como resultado de la participación, en ambas, de Shankar padre, todo un experto en estas andanzas.

multi-instrumentista y compositor inglés, de origen indio, Nitin Sawhney. Mientras el anterior disco de Anoushka significó un viaje intercultural, este es una revisión introspectiva sobre las marcas que nos deja el amor, los cambios y las pérdidas; todas estas reflexiones estuvieron signadas por el fallecimiento de su progenitor y mentor, en diciembre de 2012, a quien ella dedicó este trabajo. Vuelve a contar con la voz de Norah Jones, en tres canciones: “The Sun Won´t Set”, “Traces of you” y “Unsaid”. Merecen especial escucha: “Indian Summer”, que Anoushka colorea de reminiscencias barrocas, “River Pulse” y “Chasing Shadows”, ambas evocan la musicalidad presente en el disco de Ravi Shankar, Inside The Kremlin (1998).

Talento con audacia… sus colaboraciones a otros artistas

Si bien sus siete trabajos discográficos no dejan duda sobre su virtuosismo y creatividad, la participación en discos de otros músicos, termina de reforzar esta percepción que tenemos sobre ella. Destacan: Concert for George (2002), bajo la dirección musical de Eric Clapton, un homenaje al ex-Beatle George Harrison en el primer aniversario de su

muerte. En él Anoushka interpreta dos hermosas piezas: “Your Eyes” un solo de sitar e “Inner Light” (composición de Harrison publicada por The Beatles), luego pasa a conducir, con absoluta maestría, la obra de nombre “Arpan” compuesta para orquesta clásica india por Ravi Shankar en honor a su amigo Harrison, reforzada con instrumentos occidentales. En “The Song Goes On” perteneciente al disco Imagine Project (2010) del gran pianista de jazz Herbie Hancock, Anoushka inyecta una dosis de energía y virtuosismo oriental, lo cual potencia el trabajo vocal de la cantante india K.S Chithra y Chaka Khan, además de la ejecución del saxofonista Wayne Shorter. Para el caso del disco Area 52 (2012) de los guitarristas mexicanos Rodrigo y Gabriela, hace su aporte en la pieza de nombre “Ixtapa”, de marcado acento caribeño, en la que integra al sonido de la orquesta de nombre “C.U.B.A”. El resultado es una pieza llena de sabor latino con evocaciones indias. La trayectoria de Anoushka Shankar, a pesar de ser ya sólida, tiene un amplio horizonte dentro del panorama musical global.

Foto: prensa

El ascenso y los experimentos flamencos

Para octubre de 2011 llega Traveller, que marca su ingreso al prestigioso sello musical alemán “Deutsche Grammophon”, con la producción del respetado Javier Limón. Integrado por 12 temas, este registro sonoro fue nominado al Grammy 2013 en la categoría “Best World Music Album”. La presencia de músicos venidos del mundo del flamenco que se mezclan con sonoridades de la India, nos coloca ante lo que podría denominarse el estilo “Raga Flamenco”. Para comprender esto es ineludible escuchar de aquí: “Inside Me”, “Bulería con Ricardo” -donde colabora de nuevo con ella Pedro Ricardo Miño-, “Si no puedo verla”, “Dancing in Madness”, “Boy Meet Girl”, “Kanya” y “Casi Uno” en la voz de Concha Buika. Su más reciente trabajo tiene por nombre Traces of You (2013). La producción corre por cuenta del gran

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ANNA CALVI La voz de la seducción

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Anna Margaret Michelle Calvi, guitarrista, violinista, cantante y compositora, irrumpió con su homónimo disco debut en 2011 y rápidamente llamó la atención de varios músicos, medios especializados y una audiencia siempre a la caza de talentos de su tipo. Su voz seductora, su belleza innata, sus composiciones llenas de intensidad y una formación musical nada habitual, enseguida causaron que el polifacético y siempre respetado Brian Eno declarara que era la mejor voz que había escuchado desde la aparición de Patti Smith en 1975. Calvi estuvo expuesta a la música desde niña. Sus influencias primarias fueron de diversa índole, de los Rolling Stones y Captain Beefheart a Maria Callas, Debussy, Messiaen y Ravel. Mientras estudiaba guitarra y luego violín, siguió descubriendo grandes nombres como Jimi Hendrix y Django Reinhardt cuando tenía 13 años. Increíblemente, no se atrevió a cantar hasta los 25 años (tiene 34), una habilidad que había escondido por demasiado tiempo y que complementa su rol de guitarrista y compositora de manera notable. Antes de que apareciera el primer álbum, ya Calvi había llamado la atención gracias a las Attic Sessions, unas grabaciones filmadas que fueron colocadas en Youtube en otoño de 2009, en las que interpretaba temas de Leonard Cohen,

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Foto: Roger Deckker

El universo de la música pop está lleno de grandes voces femeninas, pero son pocas las que logran trascender con una propuesta distintiva, alejada de los convencionalismos. La británica, de padre italiano y madre inglesa, es uno de los casos actuales más subyugantes. Dos maravillosos discos son hasta ahora su carta de presentación.

Juan Carlos Ballesta Elvis Presley, TV on the Radio y David Bowie. Esto generó un gran interés y casi de inmediato fue firmada por Domino Records. En 2010 fue invitada a abrir los conciertos de Interpol y Arctic Monkeys, compañeros de sello. El espaldarazo definitivo sucedió ese año cuando Nick Cave la invitó a abrir los conciertos de su efímera e incendiaria banda, Grinderman, a través de Europa. Coincidía la invitación con la edición de su primer single, “Jezebel”, tema hecho famoso por Frankie Laine y la francesa Édith Piaf. La conformación de su banda tampoco está dentro de la norma. La multiinstrumentista Mally Harpaz se encarga de los teclados, armonio y otros artefactos, mientras el baterista Daniel Maiden-Wood hace un trabajo fabuloso con el instrumento y los coros, prescindiendo

del bajo. Mientras, Anna, hace uso de su Fender Telecaster y su antiguo amplificador Vox AC30 rojo. En enero de 2011 vio la luz el primer disco, como resultado de tres años de trabajo en casa de sus padres, los cuales no pasaron en vano. Canciones como “Desire” –en la que recuerda a Siouxsie– valen un disco. Pero en él hay mucho más. “The Devil”, “Blackout”, “Love Won’t Be Leaving” y “I´ll Be Your Man”, conmueven y erotizan. Dos años y medio después se editó el magnífico One Breath (2013), que en contraste fue grabado en solo seis semanas ya con Calvi siendo una realidad y no una promesa. El descarnado disco es un volcán de sentimientos que se expresan en temas soberbios como “Suddenly”, “Cry”, “Eliza”, “One Breath”, “Sing to me”, “Piece by Piece” o “Bleed into me”. Este año nos regaló el EP, Strange Weather (2014), con cinco versiones tremendas, entre ellas de Suicide, Connan Mockasin, Keren Ann y David Bowie, con la participación especial de David Byrne. Anna Calvi no hace concesiones. Su aspecto de torera, con pantalones subidos, es un adecuado símil. Cada canción es una banderilla que se clava certera en el oyente. La estocada, sin embargo, se la reserva para cada siguiente disco. En su música hay angustia y desesperación, pero también sutileza y belleza. Es la mejor bipolaridad que pueda existir.


Quizá no sea el cantautor británico más conocido fuera de Inglaterra, una circunstancia que no se corresponde con la calidad y vitalidad de su obra. Siete discos en solitario durante este siglo y dos en los años 90 con la banda Longpigs, certifican la capacidad creativa de este guitarrista, compositor y cantante, dueño de una cálida y seductora voz barítona que pudiera recordar a Scott Walker, aunque sus influencias nacen en Roy Orbison y Elvis Presley, y se extienden hasta Nick Drake, Jarvis Cocker, Neil Hannon y Chris Isaak.

Juan Carlos Ballesta

RICHARD

HAWLEY El último de los románticos

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Richard Hawley, nacido en Sheffield en 1967, la ciudad que lo inspira y a la que dedica muchas de sus canciones y títulos (la cual se volvió musicalmente importante desde que The Human League revolucionó el synth pop a fines de los 70 y luego con el gran impacto de Pulp en los 90), ha cabalgado con sinuosa habilidad entre las canciones de corte intimista y fracturada belleza, y la estridencia controlada de las guitarras eléctricas. En su obra, coherente y emotiva, demuestra una excepcional virtud para crear melodías pop cargadas de nostalgia y melancolía. Durante su paso por Longpigs, en plena efervescencia del fenómeno britpop en los años 90, pocos

Foto: Steve Gullick

imaginaban que Hawley pasaría de ser un excelente guitarrista –cotizado por muchos– a un cantautor de altos quilates. Tras disolverse la banda, pasó a formar parte de Pulp, banda fundamental a la que acompañó como guitarrista en vivo. Jarvis Cocker percibió que su paisano de Sheffield estaba para grandes cosas y lo animó a grabar su homónimo mini LP en el 2000, lo que resultó en un maravilloso puñado de canciones, que inmediatamente fueron seguidas por Late Night Final (2001), una gema con pinceladas de folk, blues, country y psicodelia. Dos años después se despachó con el más sofisticado Lowedges (2003), con arreglos de

cuerdas, contrabajo y agudas guitarras, dejando colar nuevas influencias como la de Nick Cave. Durante el tiempo que siguió, Hawley fue requerido por muchos artistas como músico de sesión y arreglista, mientras su foco y habilidad para crear canciones de impacto inmediato en el oyente seguía creciendo. En 2006 el elegante y exquisito Coles Corner (2005) (llamado así por una esquina de su ciudad), fue nominado a los Mercury Prize Awards, pero el reconocimiento se lo llevó Arctic Monkeys con su disco debut. Al momento de recibir el premio, Alex Turner exclamó: “¡Alguien que llame al 999, Richard Hawley ha sido robado!”. Lady´s Bridge (2007), la joya de la corona, es un disco inspirado por su ciudad. Su nombre es tomado del más antiguo puente que une la zona obrera (de la que proviene) con la de clase media. También fue un homenaje a su padre Dave, fallecido en aquel tiempo, un teddy boy de la primera generación de los años 50 admirador de Gene Vincent, quien por años tocó rockabilly, blues y otros géneros con decenas de músicos –entre ellos Muddy Waters–, mientras trabajaba de día. Fue una de sus grandes influencias. Hawley siguió expandiendo su mundo poético con Truelove´s Gutter (2009), con nuevos arreglos e instrumentación más rebuscada, hasta llegar a Standing at the Sky´s Edge (2012), un sorprendente disco en el que las murallas de guitarras eléctricas se imbrican con sus distintivas baladas. Las canciones de Richard Hawley seducen sin remedio. Difícil resistirse a su influjo.

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PHONIT

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“Entiéndase con la mayor amplitud posible”

El pasado año se inscribieron para el Festival Nuevas Bandas. No clasificaron, pero gustaron. Un año después lograron participar. En ese tiempo editaron su disco debut, Distorpía, y el crecimiento se nota. José Ignacio Calles (voz, guitarra, percusión menor, sintetizador), Gustavo Gerendas (violín eléctrico, sintetizador, percusión menor), Javier Marrero Silva (guitarra, voz), Juan Diego Ochoa (batería) y Jesús Quevedo (bajo) son los responsables del sonido de Phonit, cada uno aportando su propia personalidad y peso específico. Se ayudan, entre otros, de Eduardo Navarro (Lebronch) en la producción y Eduardo “Bol” Pereira en la dirección de arte (talentoso artista que hizo la ilustración de la portada de Ladosis #19). El resultado es una mezcla de pop rock con tintes psicodélicos y progresivos. Los textos, tan cortos como llamativos, son parte esencial de su propuesta. En la canción que da título al álbum se hacen preguntas: “¿Quién eres? ¿Adónde vas? / ¿Qué quieres? ¿De dónde vienes? / ¿Qué patrones guían tus acciones? / ¿Cuáles son las razones? /

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La nueva savia del rock venezolano trae consigo agrupaciones que se arriesgan, que van más allá del explotado abc del género. El quinteto caraqueño incluye violín eléctrico como elemento fundamental de su trabajo, composiciones que mezclan la estética pop y ciertos elementos del progrock y unas letras muy particulares. Su debut, Distorpía, es una especie de manifiesto de principios.

Juan Carlos Ballesta ¿Quién fija el deber de lo se debe querer?”; mientras que en “Manifiesto” cantan: “Ven conmigo, no veas por donde caminas/ Ten cuidado con las espinas de mi corazón./ ¿Cómo quieres que entienda esta contienda? / ¿Qué hacer si no hay rumbo que ver? / Ven mi cielo, ven”.

Para cerrar el disco con la críptica “Resolución”: “Alunizo solitario/ El tiempo se detiene / No existen adversarios / Eres tú mismo / En un abismo”. Los integrantes hablan emocionados de su presente y de su futuro como un todo.

¿Cuándo y cómo se forman?

En 2011. Ese fue un año en el que habíamos alcanzado un nivel de comodidad con nosotros mismos a nivel personal que nos permitía pasar horas juntos escuchando música y filosofando hasta el vacío mental, nuestra salida de la adolescencia y nuestra entrada a esta etapa en donde estamos, que realmente no sabríamos como conceptualizar. Phonit es el resultado de la amistad consumada de cinco chamos en Caracas y de personas fundamentales a nuestro alrededor que amábamos la música y simplemente decidimos hacerla nosotros mismos, crearla del aire y del fondo de nuestras conciencias, entiéndase esto último con la mayor amplitud posible.


proyectos de fusión de música venezolana y jazz con el grupo Desensamblados– DbigBand. En lo personal, éramos panas.

inicial, siempre hemos ido moldeando las progresiones, hasta tener un resultado en donde todos nos encontremos en sincronía con nosotros mismos y con el universo.

¿De dónde sale el nombre de la banda y del disco?

¿Cuáles son sus principales influencias?

El nombre de la banda surgió de la necesidad. No teníamos nombre, teníamos rato tocando y no teníamos nombre. Realmente nos tenía sin cuidado y cuando menos lo planeamos, nos detuvimos y nos preguntamos: ¿Qué nos hacía sentir el proceso creativo de composición en el que nos encontrábamos? La respuesta colectiva fue plenitud, clímax, amor. En ese proceso resolvimos por unir dos palabras que expresaran ese sentimiento: “phono” que significa sonido y “zenit”, el punto más alto. Entiéndase esto último también, con la mayor amplitud posible. Distorpía es un planteamiento filosóficomusical, la utopía de la distorsión, por ende, como todo en la vida, posee dinámica y no es un concepto estático. Es algo que ha ido gravitando desde su génesis, y en este momento podemos quizás intentar explicar, en base al contenido de las letras, que busca una suerte de metamorfosis social, que sentimos que sirve como una gota de combustible para un cambio paradigmático con respecto a las relaciones humanas. ¿Cómo vivimos? ¿Qué cosas creemos que necesitamos? ¿Por qué? La música alrededor de todo esto simplemente llegó, nosotros somos los canales.

El violín no es habitual en un grupo de rock. ¿Qué tan importante es para Phonit? Natalia Feliú. Edición: Yasser González

¿Qué hacían antes de Phonit? (cada uno habla de los otros)

En lo musical, Gustavo (violín) estuvo en orquestas sinfónicas y formó en varias ocasiones sus buenas guatacas, ahora Phonit es la versión 2.0 de ellas. Jesús (bajo) luego de salir de su etapa de rebeldía neo-punketa muy de moda en Caracas en su momento, pasó a ser el bajista de la banda Lebronch junto con Eduardo Navarro, quien vendría siendo nuestro productor un par de años después. Javier (guitarra) de familia con muchísima cultura española, desde muy pequeño se desempeñó por supuesto en la guitarra, así como también hizo sus respectivas guatacas, algunas de ellas junto con Gustavo. Juan Diego (batería) fue el último en incorporarse al clan y se adaptó como uno más, formó bandas de versiones como Betamax y también en algunas desarrolló procesos de composición, igual que Javier. José Ignacio siempre cantó, desde que pudo hablar, cuenta su abuela, empezó a cantar. Lo demás simplemente fluyó naturalmente, participó principalmente en

La verdad cada uno tocaba el instrumento que sabía ejecutar, no fue que decidimos agregar un violín a la banda, simplemente estaba Gustavo ahí y tocaba violín. Ahora, después de haber hecho Distorpía, podemos decir que el violín es parte fundamental de Phonit, nos lleva a un mundo onírico, es una voz, es una guitarra, es una viola, y procesado algunas veces con tecnología, se crea una atmósfera que nos define o al menos así lo sentimos.

Hay música que nos gusta, hay música que nos encanta, pero la música que nos influye, toda tiene un elemento en común, la libertad, el arte hecho sin condicionantes, el que se siente que nace de la pura creatividad de los asuntos del vivir. Mencionemos algunos, sin orden cronológico ni de importancia y dejando muchos por fuera para no extendernos tanto: Pink Floyd, Bob Marley, Génesis, Radiohead, Camel, The Doors, Deep Purple, Led Zeppelin, Warpaint, Tame Impala, Jack White, Arctic Monkeys, Incubus, Spoon, Soda Stereo y Gustavo Cerati, Luis Alberto Spinetta, Simón Díaz, Silvio Rodríguez, Café Tacvba…A los tantísimos otros, nuestras más sinceras disculpas.

¿Qué aspiran al corto y mediano plazo?

Lo que queremos es que la mayor cantidad de personas posible, dentro y fuera de Venezuela tengan la oportunidad de hacer cobrar vida a Distorpía junto con nosotros, de sentir, de vivir, de ser. Queremos tocar. Somos jóvenes, tenemos muchas aspiraciones, aunque tratamos de mantenernos disfrutando del presente lo más que podemos, día tras día, entendiendo que el porvenir es una mezcla armónica entre nuestras acciones y lo que nos toca por destino, pero sean cuales sean las dimensiones con las que soñemos que nuestro proyecto pueda alcanzar, realmente lo único que importa es sentirnos bien y ser felices, y eso para nosotros llega en gran medida a través de la música, por ende nuestra aspiración mayor es hacerla. Hacerla por siempre. Entiéndase esto último de nuevo, con la mayor amplitud posible.

¿En que se inspiran para componer la música y escribir los textos?

El lenguaje es una limitante muy grande para poder explicar a través de él, algo meramente vivencial. Nuestra única fuente de inspiración es la vida, son las experiencias que ella nos brinda y por las cuales nos sentimos muy afortunados y estaremos siempre agradecidos, escribiendo sobre lo que ella nos hace aprender, componiendo sobre lo que ella nos hace sentir. Es impresionante entrar a ensayar y que de repente fluya una energía que se vuelve bastante difícil de “introyectar” en el momento, pero logra adueñarse de tu cerebro por horas e incuso días. En base a esa energía

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FÉLIX MARTIN Todo entre diez dedos y catorce cuerdas

Cuando apenas cumple un cuarto de siglo de vida, el señor de las guitarras de 14 y 16 cuerdas, es un hito en la historia contemporánea del instrumento. Técnica y genio se han unido para expandir las posibilidades expresivas de este nativo de Barquisimeto cuya introvertida personalidad revela en escena un lenguaje musical explosivo que ya ha rodado por unos 17 países y que en diciembre de 2013 abrió en Caracas el concierto del guitarrista Steve Vai.

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Leonardo Bigott

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“Ningún artista está por encima de otro. En mi opinión, no hay mejor arte que otro. Y sí, incluyo al jazz, death metal, regaetton y la música clásica en el paquete”. Así de tajante se expresa el guitarrista y compositor Félix Martin, uno de los músicos emergentes más importantes de su generación. Su carácter reflexivo y apacible contrasta con una música multicolor, llena de vitalidad y con rasgos sonoros que sólo se aprecian cuando se está ante una musicalidad de alto tenor. Su inclinación por este arte comenzó a tomar forma cuando tenía 10 años de edad de modo autodidacta. Sin embargo, su creatividad no se ha quedado sólo entre las notas musicales, ya que ha buscado mejorar sus posibilidades como instrumentista creando guitarras de 14 y 16 cuerdas junto a lutieres de renombre. Este significativo hecho tiene en el instrumento y la música un hito de gran relevancia que puede ser apreciado en sus álbumes: Bizarre Rejections (2010), Live in Boston (2012), The Scenic Album (2013) -junto al bajista Nathan Navarro y el baterista Marco Minnemann- y Human Transcription (2014).

Foto: prensa

Poseedor de una gran naturalidad, Félix ha desarrollado un estilo donde técnicas como el tapping encuentran un campo abierto de múltiples posibilidades. Aquello que comenzó a los 10 años con una auto reclusión en una pequeña habitación donde practicaba bajo y guitarra, es hoy una referencia mundial importante dentro del metal, el jazz y el rock progresivo. Sus viajes entre Acarigua y Barquisimeto ya no tienen la misma frecuencia, ahora es un músico internacional radicado en la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, desde dónde cuenta cómo ha sido ese arduo camino que le ha valido el respeto y admiración de sus colegas y un público ávido de nuevas aventuras.

Tu inicio musical, aunque quizá un poco tardío, parece haber tenido un máximo provecho si se observa retrospectivamente. Sí. Comencé a los 10 años de edad de forma autodidacta en la guitarra eléctrica, pero decidí pasar aproximadamente siete años tocando en un cuarto, yo solo. Eso sucedió


Fui autodidacta aprendiendo mi instrumento con mis técnicas. Nadie más hacía lo que yo hacía. Simplemente me gustaba encerrarme en el estudio a inventar cosas nuevas, pero sentí la necesidad de estudiar teoría musical. Fue entonces cuando decidí irme al Berklee College of Music. También tuve varios profesores en aquellos tiempos, pero fueron tan solo clínicas cortas.

este tema, cambiaron mis influencias radicalmente sobre la experimentación con los diferentes estilos de música. La libertad que tiene este tema es demasiado perfecta, tenía 15 años cuando lo escuché. Igualmente fue con “The Noble Savage” de la banda Planet X porque el tema empieza con jazz (el baterista Virgil Donati es demasiado virtuoso y el guitarrista de metal es Tony MacAlpine). La fusión de ese intro cambió mi manera de componer. Tenía 13 años. Y “Donna Lee” de Charlie Parker porque simplemente pienso que esta composición es incomparable. Jamás me gusta decir que alguna canción es mejor que otra, pero si tengo que escoger la mejor pieza de toda la historia del jazz, sin dudas sería ésta.

Mi primera experiencia con tú música fue con Bizarre Rejections. Allí ya hay elementos de cierta complejidad que reflejan diversas influencias.

En tus inicios fuiste bajista, luego decidiste por la guitarra ¿Por qué usar guitarras de 14 ó 16 cuerdas?

durante ese período entre Acarigua y Barquisimeto, hasta que decidí que lo mejor era irme a estudiar a Boston. Tenía entonces 17 años.

Tras siete años de auto reclusión sin más compañía que tu instrumento, ¿no fue difícil formalizar el estudio?

Ciertamente es así. Mis influencias son sumamente polarizadas, desde Meshuggah (death metal) hasta Oscar D’León; desde Charlie Parker hasta Ensamble Gurrufío; desde Dream Theater hasta los musicales de Broadway; desde Bach hasta Bob Marley. La lista es infinita, pienso que hay demasiado por aprender de cada estilo. En mi música, cuando improviso, se pueden escuchar influencias de muchos estilos. Incluso tengo influencias artísticas no musicales, dos de ellas: Leonardo Da Vinci, por sus invenciones y Vincent Van Gogh por el tipo de vida que llevó.

Todos tenemos nuestros “héroes”, ¿cuáles han sido determinantes?

¡Claro! En mi caso esos son Charlie Parker, Derek Sherinian y Bach. Pero debo citar también a los guitarristas Ron Jarzomebek, Alex Machacek y Jason Becker. Son muchos. Debo nombrar a Roberta Radley con quien estudié Entrenamiento Auditivo en Berklee, Gary Miller profesor de Historia, también en Berklee, y mi profesor de Psicología en bachillerato, José Luis Fernández.

¿Puedes mencionar un punto de inflexión en este trecho hasta ahora recorrido?

Hay varios. Uno de ellos es “A Complex Work of Art” del grupo Kaipa. Cuando escuché

Aún aplico las técnicas del bajo cuando toco guitarra pero realmente desde muy joven me gustaba hacer cosas diferentes en la música y fue por eso que decidí inventar una nueva forma de tocar la guitarra eléctrica tocando dos simultáneamente y viéndolas como una sola guitarra. Mi guitarra de 14 cuerdas son dos guitarras de 7 cuerdas, en una sola. También está otra versión de la guitarra de 14 cuerdas que es una guitarra de 8 y otra de 6 pegadas, a esa la llamo “The Jazz Metal Machine”. Uso guitarras diseñadas por mí junto a los lutieres. En estos momentos uso las siguientes: FM-5175 “The Jazz Metal Machine” 14-string guitar y FM-001 “The Standard””14-string guitar De equipos, sólo uso un pre-amp llamado Axe-FX II de Fractal Audio y lo mando a las cornetas del escenario. Casi nunca uso amplificadores de guitarra como tal.

Entiendo que avalas varias marcas. ¿Qué importancia tiene este hecho?

Hace unos años me gustaba mucho tender “endorsers” de todo tipo, pero al final pienso que es mejor quedarse con los que verdaderamente te ayuden. Son 10 marcas, pero las que más me apoyan son Seymour Duncan, Fractal Audio y Ernie Ball. Y por supuesto, los lutieres, como JP Laplante de Canadá. Foto: Carlos López

Ya gozas del elogio y reconocimiento de audiencias foráneas. ¿Qué impacto ha tenido esto en ti? Agradezco mil veces a las personas que me han premiado. Berklee y el Festival Baja Prog (México), pero siendo honesto me parece que el arte no se debe premiar. Ningún artista está por encima de otro. En mi opinión, no hay mejor arte que otro. Y sí, meto al jazz, death metal, regaetton y la música clásica en el paquete.

Tus actividades se han desarrollado entre Acarigua, Barquisimeto, Caracas, Boston y ahora Los Ángeles ¿Cómo ha sido vivir fuera de Venezuela?

Ahora estoy componiendo música nueva para varios proyectos secretos que pronto revelaré. También grabo algunos videos. En cuanto a la gira, estaremos viajando a Europa en el verano. Vivir en L.A. es igual que en cualquier parte del mundo. El arte es el mismo y al final, cuando debes viajar mucho, no importa dónde vives. Yo me tengo que quedar en Los Ángeles porque todos los músicos que yo admiro viven ahí y es más fácil conseguir músicos buenos.

¿Entonces tienes un grupo fijo?

Este año he estado tocando principalmente con el baterista Phil Galatioto de Los Ángeles y con el bajista Kilian Duarte, venezolano, criado en Estados Unidos, quien estudió conmigo en Berklee.

Anteriormente, mencioné cuatro trabajos discográficos tuyos, pero me dices que tienes más.

Legítimamente tengo dos por la disquera Prosthetic Records, pero secretamente tengo siete. Pronto sabrán más de esto.

¿Qué ha significado abrir para Steve Vai?

Me encantó, ya que tenía dos años sin visitar Venezuela y esta fue la bienvenida. El hablar con Steve Vai fue genial, pero lo mejor fue cuando tocó mi guitarra. No podía tocar nada porque mi guitarra es zurda, y bueno, tiene 14 cuerdas. Pero igual fue un honor que haya tocado algo que yo creé. Lo que más me gustó del concierto fue el hecho de ver tantas caras venezolanas desde el escenario saludándome y dándome apoyo. Eso no lo cambio por nada. Foto: prensa

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VIAJE AL FONDO DEL JAZZ

SNARKY PUPPY

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Virtuosos y eclécticos

Cuando Michael League decidió crear la banda Snarky Puppy, no se imaginaba el impacto que causaría con este colectivo formado por músicos de Dallas y Nueva York, que ofrece una mezcla de jazz, funk y world music. Desde 2005 iniciaron en Denton, Texas, un recorrido que hoy, visto en retrospectiva, ha significado el legado de una agrupación comprometida con la búsqueda de nuevos sonidos, con las formas desestructuradas y con la educación musical. Su álbum debut fue Live at Uncommon Ground en 2005 e inmediatamente surgió el álbum The Only Constant (2006), que parece más un jam session que un disco grabado en estudio. Más adelante grabaron The World Is Getting Smaller (2007), Bring Us The Bright (2008), Tell Your Friends (2010), Ground Up (2012), Amkeni (2013) Family Dinner Volume I (2013), donde incluyen el tema “Something”, junto a Lalah Hathaway, que obtuvo el Grammy en la categoría “Mejor

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En apenas nueve años, este colectivo de casi 40 músicos, nacido en Texas y liderado por el bajista Michael League, ha recorrido los trechos que jamás ningún otro grupo hubiese podido hacer en tan corto tiempo. El trabajo que realiza esta banda no es algo que se quede en el camino, sino que es una obra para la posteridad, dado el compromiso que se han atribuido en la búsqueda de nuevos sonidos y nuevas formas de fusión.

Hugo Santaromita

R&B Performance”, y “We Like It Here” (2014). Los primeros cuatro álbumes fueron lanzados bajo el sello Sitmom, mientras que los otros cinco fueron lanzados bajo el sello Ropeadope. Algunos críticos consideran a Michael League como “la nueva cara del jazz”, a la par de Wynton Marsalis y Sonny Rollins. Lo

que sí es obligado afirmar es que estamos en presencia de un nuevo capítulo de jazz funk desde los tiempos de Maynard Ferguson. Tanto así que pareciera que estuviésemos escuchando un remake mejorado del recordado trompetista, pues se trata de una banda donde se mezclan inteligentemente teclados, metales, percusión, saxofones y cuerdas. La mayoría de los casi 40 miembros de la agrupación formaron filas en la Universidad de North Texas. La banda funciona como un colectivo, en el que participa una treintena de músicos que van rotando, aunque con un núcleo fijo. Dependiendo de los compromisos o del tamaño de la producción crecen o se achican según las necesidades. La mayoría de sus miembros ha formado parte de las bandas de músicos de la talla de Marcus Miller, Snoop Dogg, Roy Hargrove, Tower of Power, Yo-Yo Ma, Erykah Badu o Kenny Garrett, por citar sólo unos pocos, lo que


VIAJE AL FONDO DEL JAZZ

Foto Prensa / Snarky Puppy con Captain Kirk (Star Trek)

les ha permitido enriquecer su virtuosismo y ofrecer formas musicales eclécticas y muy avant garde. Lo de Lalah Hathaway con “Something” (un tema de Brenda Russell y David Foster) es algo indescriptible, y del álbum We Like It Here sorprende la fuerza y lirismo de “Shofukan”, que exhibe una mezcla sorprendente de cuerdas, percusión y trompeta, de una gran belleza, mientras, “What About Me?” suena más a Lee Ritenour, con unas variantes más atrevidas. Del bajista y director Michael League podemos decir que es una especie de “panzer”, un fenómeno como pocas veces se da en el mundo de la música. League ha demostrado una enorme capacidad para los arreglos, la ejecución y, sobre todo, la dirección y el liderazgo de un colectivo tan numeroso, cambiante y complejo como Snarky Puppy, algo muy pocas veces visto. Este músico californiano emprendió el proyecto con un

objetivo netamente educativo, concepto bajo el cual han surgido joyas musicales difíciles de superar por la complejidad de sus arreglos. Snarky Puppy rompe moldes. Lo cierto es que, consecuencia del liderazgo de League, por esa llamativa combinación de folk y rock blanco con gospel, soul y rhythm & blues negro, o tal vez por la suma de todo ello, Snarky Puppy suena diferente. Es una fusión de funk y jazz fuera de lo común. El clímax de la belleza llega al escuchar el tema “Amour T’es Là”, con la vocalista y acordeonista francesa Magda Giannikou, un bossa nova que sólo puede ser catalogado de celestial, incluido en el álbum Family Dinner Volume I. No tiene parangón esta extraordinaria fusión de estilos que nos muestra una música sin complejos, donde aparecen también como invitados N’Dambi, Lucy Woodward, Jayna Brown, Malika Tirolien, Tony Scherr, Chantae Cann y Judy Jackson.

Snarky Puppy promete mucho y por largo tiempo. El trabajo que realiza no es algo que se quede en el camino, sino que es una obra para la posteridad, dado el compromiso que se han atribuido en la búsqueda de nuevos sonidos y nuevas formas de fusión, lo que hace que el trabajo sea cada vez más universal. En apenas nueve años han recorrido los trechos que jamás ningún otro grupo hubiese podido hacer en tan corto tiempo, con el nivel de profesionalismo demostrado por sus más de 40 miembros. El destino nos pone en el camino de un fenómeno que aún tiene mucho que ofrecer, sobre todo, con la tendencia de hoy de fusionar cada vez más los géneros y de intentar acortar las distancias entre las fronteras musicales. Michael League ha sido un líder virtuoso que con mucho silencio, pero con una gran visión, nos hizo recordar que la música se construye desde el alma, y con mucha ganas de trascender.

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VYTAS BRENNER La eterna ofrenda

A diez años de su muerte y 41 de su emblemático primer disco, el legado de Vytas permanece fresco y vigente, a pesar del olvido al que fue sometido durante mucho tiempo. Durante sus días de gloria en los años 70 junto a la agrupación Ofrenda, construyó una propuesta que imbricó sin prejuicios ni complejos la música tradicional venezolana con el rock que aún es paradigma. Aún sus discos permanecen ocultos para las nuevas generaciones

Juan Carlos Ballesta

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Probablemente no haya existido en Venezuela una propuesta musical más visionaria que la de Vytas Brenner y su Ofrenda. Han pasado 41 años desde la aparición de La Ofrenda de Vytas Brenner (1973), su influyente y prístino disco debut y cinco menos de Ofrenda (1978) -el último de sus clásicos discos- y todavía su propuesta conserva su frescura y absoluta vigencia. Vytas –quizá sin proponérselo– ayudó a muchos que solo escuchaban rock a acercarse con otra actitud a la música tradicional venezolana, a su geografía, a su fauna y flora, a sus costumbres y personajes. Y todo ello gracias a la decidida vocación investigadora y a su mente liberada de clichés. Brenner, como muy pocos hasta ahora, fusionó lo anglosajón con lo autóctono, sin ningún tipo de complejos, ni miedos, ni estereotipos. Piezas como “Frailejón”,

Foto: cortesía Archivo El Nacional

“Morrocoy”, “La Restinga”, “Playa de Agua”, “Cariaco”, “Gavilán”, “Ana Karina Rote”, “Caracas para Locos”, la adaptación de “Canchunchú Florido” de Luis Mariano Rivera y otras muchas, delatan el riesgo asumido, el amor por el país que lo adoptó siendo muy joven y un espíritu aventurero presente en toda su obra de los años 70. Los discos con la Ofrenda sucesivos al debut, Hermanos (1974), Jayeche (1975) y Ofrenda (1978), conforman un legado paradigmático dentro de la música popular venezolana que pocos se han atrevido a superar. Pero Vytas, quien se encargaba de los teclados y voz ocasional, no lo hizo solo. A lo largo de esa etapa contó con músicos de gran nivel, entre ellos Pablo Manavello (guitarra), Carlos Acosta (bajo), Felipe “Mandingo” Rengifo (congas), Jesús “Chu” Quintero (percusión y cuatro) – fallecido en la tragedia del Grupo Madera


en el río Orinoco, Carlos “Nené” Quintero (percusión) y los bateristas Frank Rojas, Eliazar Yánez (fallecido) e Iván Velásquez. A finales de los 70 se unió Luis Olivier (fallecido), a ayudarlo con los teclados. Entre sus logros memorables estuvo aquella gira nacional de 1976 cuyo audio fue registrado y editado en el doble LP, Ofrenda en vivo (1977), un hito para la industria discográfica venezolana, poco acostumbrada a editar trabajos en directo. Fue el primer disco en vivo de calidad editado en Venezuela. De hecho, siguen siendo muy pocos los que a la fecha conforman el catálogo en vivo de Venezuela. Aquella gira fue realizada contando con la más avanzada tecnología de la época, algo a lo que Vytas nos acostumbró aquellos años. Su parafernalia de teclados era notable y ella incluía sintetizadores Moog, Solina String Ensemble, Clavinet, piano Fender Rhodes y otras herramientas clave en la era analógica que usaban los grandes grupos del mundo. Caracas era otra en los años 70. La delincuencia no se había desatado y aún era posible caminar de noche por las calles de la ciudad o tomar un autobús, sin miedo ni paranoias. Así, era posible asistir religiosamente a cada recinto donde Vytas otorgaba su ofrenda musical: Teatro París (hoy La Campiña), Teatro Municipal, el Poliedro, Aula Magna de la UCV... Sus shows siempre estuvieron cargados de energía, mucha innovación, audio impecable y ejecuciones memorables. En muchos de ellos participaba la formación original del grupo Madera, fallecida casi en su totalidad en un trágico naufragio en el río Orinoco el 15 de agosto de 1980. Vytas inspiró a muchos músicos venezolanos a fundar una banda y no quedarse en lo obvio. Nunca es tarde ni suficiente para rendir homenaje a este

músico nacido en Alemania, que dio sus primeros pasos musicales en España junto a la cantante Jeannette, pero que se desarrolló y consolidó en Venezuela. Diez años han pasado de su repentina e inesperada muerte. La propuesta de Vytas Brenner trascendió a su tiempo, a pesar de la incomprensible ignominia en la que cayó

durante las décadas de los 80 y 90, circunstancia que lo impulsó finalmente a probar de nuevo en su país de origen. Su desaparición física lejos de la tierra que lo vio trascender como músico, ignorado por la industria radial y discográfica, es una prueba del abandono en que caen muchos artistas venezolanos y su obra tras haber alcanzado días de esplendor. Paradójicamente, tras su muerte unas pocas de sus canciones volvieron a sonar en radio, en algunos casos para rellenar algún espacio exigido por la Ley Resorte y otros por el conocimiento de los programadores de ciertas emisoras. Incluso Los Amigos Invisibles se atrevieron a versionar “San Agustín” para su disco Super Pop Venezuela. Pasada la etapa inicial, su música parece haber vuelto al baúl de los recuerdos con cerrojo. Es sintomático que la gran mayoría de los músicos que acompañaron a Vytas se encuentren fuera de Venezuela desde hace muchísimos años y solo el siempre requerido “Nené” Quintero siga en primer plano. Bajo cualquier circunstancia, la música de Vytas permanecerá siempre como una de las más hermosas y valiosas ofrendas que haya recibido este vapuleado país.

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Un PRESIDENTE que viaja en el túnel del tiempo

con la música”, dice Áñez, rememorando esa determinante influencia familiar en sus pasos como músico. En el entorno doméstico Presidente descubre su gusto por el estudio de grabación, hacer discos, la composición, el teclado, los años 80 y 90. Todo esto se aprecia en su actual labor artística.

Una pasión: grabar en casa

El inquieto zuliano Heberto Áñez es Presidente, el mismo de la agrupación Tlx y el sello discográfico Entorno Dom éstico. Tras dos interesantes discos, Chuca Chuca 2 es su más reciente compilación de demos y maquetas

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Mercedes Sanz

C

Foto: Ricardo León

Caminar por un lado del pasado. Regresar por la orilla del presente. Ir y venir. Y así, en esa suerte de flashback se van entretejiendo ideas, personajes, historias, imágenes. Todos aglomerados van buscando su lugar en cada canción, en cada video. Se van comunicando. Esta es la primera impresión al observar una de las propuestas musicales más llamativas de la actual escena independiente venezolana: Presidente. Heberto Áñez Novoa es quien le da vida a este proyecto personal creado en el año 2007, de forma paralela al grupo Tlx, en el que hace voz y teclado. Además de músico autodidacta, es artista plástico, productor audiovisual y diseñador. Oficios que viene desarrollando en su Maracaibo natal. “Vengo de una familia de músicos, hacían música folclórica, gaitas. Mis abuelos eran dueños de un grupo de gaita que se llama Los Tucusones. Hicieron más de 30 discos, desde los años 50 hasta los 90. Crecí en todo este ambiente. Desde que yo recuerdo he estado relacionado

“Grabar discos es lo que más gusta. Yo he estado experimentando con varias músicas, y Tlx tenía un estilo muy marcado. Empezamos a tocar en el 2006, pero en el 2007 empecé a componer música que se iba de los parámetros de Tlx y no funcionaba. Entonces se me ocurrió hacer un álter ego que se llamaba Presidente Boris. Yo, adolescente, leía mucho a Boris Izaguirre, un escritor venezolano muy controversial y a mí me parecía súper divertido. Entonces, unos amigos me llamaban Boris. Empecé a hacer grabaciones caseras que se acercaban más a otros estilos, la balada rock, acercándose a Ilan Chester, Franco De Vita, más de cantautor venezolano y no encajaban en Tlx. Al final corté lo de Boris y lo dejé Presidente, porque me gustaba la cuestión de jugar con esa palabra de poder. Es divertido porque yo llego a entrevistas y dicen ‘llegó el señor Presidente’. La gente ha sabido encontrar el humor en la propia ironía del nombre”, comenta Áñez. Aunque el cantautor zuliano venía editando trabajos, fue en 2012 cuando sorprendió con el disco Banco Insular. Y el año pasado arremetió con Chuca Chuca, un álbum que destaca lo local, fuerte en sus arreglos pop rock y en las letras, y donde el sencillo “Live Sushi” se convierte en el sello de su autor, en una obra representativa de esta década que corre, al igual que el video clip. Ahora Áñez presenta una compilación de demos y maquetas que no salieron en la placa anterior: Chuca Chuca 2. De igual forma la producción es de Entorno Doméstico, la casa disquera fundada por él y Roberto Jiménez (cantante de Tlx), y que apoya al artista que quiera producir de forma casera. La intención artística de Heberto Áñez es “hacer la música que quiera; música latina, jazz, música electrónica europea oscura (risas). Dependiendo de lo que quiera. Presidente soy yo mismo. Utilizo ese nombre para que no tenga mi cara, sino que realmente se vea la música”.


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GUSTAVO CERATI (1959-2014)

Foto: Nora Lezano, 2009

El ángel caído

A

Aunque podría afirmarse que el gran punto de inflexión del pop-rock en español fue a partir de la irrupción de Soda Stereo en las radios de muchos países suramericanos y de su primera gira por la región que comenzó en 1986 (y que lo trajo a Venezuela en julio del año siguiente), lo cierto es que ya antes, la invasión española había producido y acelerado un quiebre, que fue aprovechado por el trío argentino de manera ejemplar. Los años 80 fueron muy diferentes a los 70, una década que había probado ser el inicio del rock con identidad en muchos de los países de América Latina. La de los 80 fue la década de la posmodernidad, la del fin de las dictaduras militares en varios países, el comienzo de la era digital, de la industria del videoclip, de las disqueras independientes y por sobre todo, la del crecimiento y consolidación de algo que en principio fue bautizado como “rock latino” y luego “rock en español”. Aun había cierto amateurismo en la mayoría de los países de habla hispana, pero mucho menos en Argentina, para entonces adelantada del resto con su industria musical.

Sin duda alguna, la consolidación del rock en español le debe muchísimo a Gustavo Adrián Cerati Clark. Soda Stereo, la banda que formó a comienzos de los años 80, se convirtió en un fenómeno de masas, primero en Argentina y poco después en Latinoamérica, contribuyendo de forma definitiva a la profesionalización de la escena rock en los países de habla hispana y a que, finalmente, se tomara en serio (empezando por nosotros mismos) el rock no anglosajón. Cerati, solo o con Soda, visitó Venezuela muchas más veces de lo que muchos piensan. Desde 1986 hasta 2010, Gustavo se presentó 20 veces con Soda Stereo y 7 veces como solista, eso sin contar otras visitas promocionales o de placer. Su legado es inmenso. Su deceso, el 4 de septiembre de este año, a los 55 años y tras cuatro años en estado de coma, es el comienzo de la leyenda.

Juan Carlos Ballesta

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A comienzos de los 80 poco se sabía en cada país de lo que ocurría en los otros. La efervescencia de la música disco y el apogeo del jazz fusión había incidido en que se produjera una especie de bajón en el rock a finales de los 70. Entre 1976 y 1977 el punk irrumpió como un geiser descontrolado en Londres y Nueva York (aunque con características distintas), pero solo empezó a influir en esta zona del planeta con la llegada de la nueva década, totalmente distinta en estética, formas de mercadeo, grabación, puesta en escena y muchas cosas más. El destape español que se produjo tras la muerte del dictador Franco en 1975 y la llegada de la democracia y la constitución tres años después, trajo consigo una explosión sin precedentes que salpicó a buena parte de los países latinoamericanos. Grupos como Mecano, La Unión, Barón Rojo, Siniestro Total, Alaska, Radio Futura, Tequila, el veterano Miguel Ríos, y muchos más, funcionaron como trampolín. La llamada Movida Madrileña se había expandido de forma increíble hasta llegar a América.


En este lado del océano, el país que más había desarrollado su escena era Argentina, incluso a pesar de la férrea dictadura militar. No obstante, grandes nombres como Charly García (Sui Generis, Serú Girán) o Luis Alberto Spinetta (Almendra, Pescado Rabioso, Invisible) no habían tenido suerte trascendiendo más allá de sus fronteras y a pesar de su prolífica producción, eran apenas unas vagas referencias en otros países. Charly García, por ejemplo, pisó Venezuela en la época del disco Parte de la religión (1987), cuando ya tenía un largo historial tras de sí y su visita (y la de otros argentinos) vino impulsada por el fenómeno Soda. Entre toda la camada de destacados nombres salidos de Argentina en los años 80 (Miguel Mateos, Los Enanitos Verdes, Fabulosos Cadillacs, Los Pericos, GIT, Sumo, Virus, Fricción y muchos más), hubo dos que desde el principio destacaron mucho más: Fito Páez y Soda Stereo.

El fenómeno Soda Stereo: del underground a la gloria

El grupo que capitalizó el glorioso pasado del rock sureño, el boom que venía de España y las influencias notables del pop rock británico fue Soda Stereo, trío conformado por Gustavo Cerati (voz, guitarra, samplers, sintetizadores), Héctor “Zeta” Bosio (bajo, coros, samplers, sintetizadores) y Carlos Alberto Ficicchia “Charly Alberti” (batería, percusión), surgido en Buenos Aires al calor de la Guerra de la Malvinas (1982) y la transición a la democracia (diciembre 1983). Soda pasó de ser un grupo que se presentaba en pequeños bares al más importante de América Latina en muy poco tiempo. El tiempo que media entre su primer disco y su primera gira internacional es de apenas dos años. Su homónimo disco debut editado en 1984, reflejaba sus influencias primarias que iban del ska de The Specials y Madness al

new wave con influencias reggae de The Police o el art punk de Television. A ellas se les agregaban las de grupos británicos más dark como The Cure o Echo & The Bunnymen, influencias que se notaron no solo en el aspecto musical sino en la vestimenta, peinados y maquillaje durante toda la etapa ochentera que cubre los discos Soda Stereo (1984), Nada personal (1985), Signos (1986) y Doble Vida (1988), período que produjo varios de los temas esenciales de su repertorio y que son parte del inconsciente colectivo de varias generaciones, muy en especial la que creció con Soda: “Un misil en mi placard”, “Nada personal”, “Cuando pase el temblor”, “Prófugos”, “Persiana americana”, “Signos”, “En la ciudad de la furia”, “Corazón delator”, entre otros. Bueno es mencionar que algunas canciones dejaban claro una notable cercanía con sus referentes, lo que produjo incluso algunas insinuaciones de plagio. Cerati nunca ocultó sus influencias ni el notable parecido en ciertos casos. Soda Stereo se presentó en vivo por primera vez el 19 de diciembre de 1982 en el cumpleaños de Alfredo Lois, compañero de la universidad, quien se convertiría en el artífice de la imagen del grupo, responsable de la puesta en escena e incluso de los primeros videoclips. Fue, sin duda, el “cuarto” Soda, lugar que generalmente fue disputado por músicos invitados como Fabián Von Quintero, Richard Coleman, Tweety González, Daniel Melero y otros más. A Lois se debe el hecho de haber lanzado el video de “Dietético”, antes que el disco debut; o la ubicación de 26 televisores prendidos fuera de sintonía con el fondo de “Sobredosis de TV” para el concierto de presentación del primer disco en el Teatro Astros de Buenos Aires (14 diciembre, 1984).

Soda Stereo en Fango, Las Mercedes. Julio 1987. Foto: Carlos Sánchez

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Soda Stereo en Estudio Mata de Coco. Julio 24, 1987. Fotos: Carlos Sánchez

Tras la natural gira por locales nocturnos que había incrementado su base de fans, Soda finalmente dio el brinco presentándose en dos festivales importantes: Rock in Bali (enero 1985) y Chateau Rock ’85 (marzo 1985). En octubre de aquel año compartieron tarima con Inxs, Nina Hagen, Charly García, Sumo, Virus, entre otros, en el Festival Rock & Pop, coincidiendo con el lanzamiento de su segundo álbum, Nada Personal. El ascenso se hizo imparable. En abril de 1986 se presentaron tres días seguidos a casa llena en el estadio Obras Sanitarias y meses después la banda emprende la primera gira por Suramérica, solapando la gira de Nada personal y la del nuevo disco, Signos, lanzado en pleno tour, en noviembre de aquel año. Los primeros países visitados fueron Colombia, Perú y Chile, donde obtuvieron un resonante triunfo aún con Pinochet. Al respecto, Cerati contaba en 2007 a la revista chilena Subte “El caso de Chile fue muy sorpresivo, porque vinimos dos o tres meses antes de tocar por primera vez, y lo que ocurrió en ese tiempo fue tremendo. Incluso antes de Viña del Mar (en febrero del 87), que fue como la explosión final. Para nosotros era muy interesante porque era la primera vez que salíamos del país. En Argentina la cosa fue mucho más progresiva, tocamos en muchos lugares y vivimos la escena under. Luego de Chile estábamos muy felices, porque queríamos la fama, vender muchos discos y creíamos que éramos el mejor grupo del mundo. En el fondo es muy raro no poder salir del hotel y toda esa locura, uno pensaba que estaba viviendo como una película de Los Beatles, y nos divertíamos”. Aquel año 1986 vio a Cerati envuelto con la excelente pero subestimada banda Fricción, de su amigo Richard Coleman, en la que tocó guitarra y produjo los dos

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únicos discos, Consumación o consumo (1986) y Para terminar (1988). Fue su primer devaneo fuera de Soda. La “Gira Signos” siguió durante todo 1987, extendiéndose a Ecuador, Uruguay, Paraguay, Venezuela, Costa Rica y México (donde realizaron 22 conciertos en 17 ciudades ante 350.000 personas), terminando a comienzos de 1988 en el Superdomo de Mar del Plata, Argentina. De esta gira surgió el disco en vivo Ruido Blanco (1987), que incluye material grabado en sus primeros shows en Caracas. Ante el avasallante éxito, Soda Stereo llamó para encargarse de la producción del siguiente disco al puertoriqueño Carlos Alomar, quien había trabajado, entre otros, con David Bowie, Mick Jagger, Simple Minds, Iggy Pop y Paul McCartney. Doble vida (1988) fue un disco tecnológicamente avanzado, grabado enteramente en Nueva York (el primero de un grupo argentino que se registraba totalmente fuera del país). La presentación del disco los mantuvo

tocando por Argentina casi todo el año y los llevó de nuevo a México y otros países de la región. También fueron la segunda banda latina (después del argentino Miguel Mateos) en agotar entradas en Estados Unidos (en The Palace de Los Ángeles, el 8 de diciembre de 1989). El fenómeno Soda Stereo era ya de inmensas proporciones y la cifra de un millón de discos vendidos sonaba estrambótica para cualquier banda de rock latinoamericana.

Los años 90: una década de cambios

Las nuevas influencias provenientes de Gran Bretaña (sonido Manchester, shoegaze, noisy rock…) se hicieron presentes en la nueva etapa de Soda Stereo, sin olvidar las anteriores. Canción animal (1990) fue grabado en Miami junto a Daniel Melero, Tweety González y Andrea Álvarez. No tardaría en ser considerado uno de los más importantes del rock en español, gracias a temas como “Canción animal”, “Cae el sol”, “Un millón de años luz”, “El séptimo día”, “Té para tres” y “De música ligera”. La gira, que se extendió entre 1990 y 1991, fue la de mayor envergadura y los volvió a llevar a toda Latinoamérica, en especial a ciudades en las que nunca habían tocado. Como colofón, en mayo de 1992 visitaron por primera vez España, tocando en cinco ciudades. Fue una visita algo tardía y a pesar de la decente acogida,


Cerati presentando 11 Episodios Sinfónicos en el Teresa Carreño. Junio 11, 2002. Foto: Carlos Sánchez

constataron que no eran tan conocidos como en América y nunca llegarían, ni la banda ni Cerati en solitario, al estatus de superestrellas. La experimentación en el sonido siguió su curso en Dynamo (1992). Ser el epicentro del rock latinoamericano había afectado las perspectivas del trío. Las influencias de bandas inglesas como Ride, The Jesus & Mary Chain, Slowdive, Happy Mondays, The Stone Roses fue notable. La llamada “movida sónica” se extendía por Argentina. Sin embargo, el cambio de sello discográfico (de Sony a BMG) incidió en que ninguno de los dos se decidiera a apoyarlo debidamente. Sobre el sexto disco en estudio Cerati dijo: “Dynamo consistió en tomar Canción Animal y destruirlo. Es como si a Canción Animal lo hubiéramos metido dentro del agua. Y, a nivel sonoro, quisimos producir eso, las canciones tenían más que ver con algo hipnótico. La idea era remixarlo, mezclarlo con algo más dance e incluir algo más trance en nuestra música. Sé que quienes adoptaron ese disco lo quieren y a mí me pasa lo mismo”. En perspectiva está claro que contiene temas emblemáticos, pero es un puñado de canciones de corte más arriesgado y que

quizá tengan un sonido más atemporal que la mayoría. La sexta gira latinoamericana comenzó en enero de 1993, esta vez más corta y con una especie de “descanso” intermedio que acrecentó los rumores de una posible disolución. El año siguiente, 1994, fue el de menor actividad en la historia de la banda. Cerati afrontaba dos aventuras fuera de Soda, primero junto a Daniel Melero en el disco Colores Santos

(1992) y luego con su debut en solitario, Amor Amarillo (1993), un estupendo trabajo que hacía presagiar lo que vendría (pero que aun tardaría unos años). Mientras Cerati negaba su deseo de seguir una carrera como solista, finalmente el grupo se reactivaba. Tras tres años de silencio discográfico, apareció Sueño Stereo (1995), que rápidamente se convirtió en Disco de Platino, ayudado por el tema “Zoom” y el videoclip de la críptica “Ella usó mi cabeza como un revólver”. Fue el último álbum de estudio. A raíz de la reunión en 2007, Cerati opinaba a la revista Subte: “Sueño Stereo necesitó dos años y medio para concebirse. Sería ilógico decir que este álbum es la obra maestra de Soda Stereo, pero era lo más real del grupo en ese momento, porque estábamos despojados de la necesidad de tener un futuro de grupo, o de ser el mejor durante otros diez años. Ya habíamos pasado por muchas cosas y el grupo se sentía a sí mismo como clásico. Por otro lado estábamos muy orgullosos de lo que había promovido Dynamo y su lectura posterior. Entonces, Sueño Stereo tenía la presión del no presionarnos. El grupo era un proyecto que tenía que dar algo importante, no podía ser un disquito. Además, era volver a encontrarnos después de un tiempo y dejar que la música fluyera, sin pensar demasiado en que teníamos que dar un paso o algo así. Al final, es uno de los discos más innovadores dentro de nuestra carrera, sin habérnoslo propuesto. Por su combinación sonora, por sus letras, por su sonoridad”. La banda fue invitada, a mediados de 1996, a participar en el entonces famoso programa MTV Unplugged, presentación que fue editada en el disco Confort y música para volar (1996), una edición interactiva que incluía cuatro temas inéditos de las sesiones de Sueño Stereo. Años más tarde vería la luz un DVD con más canciones.

Cerati con Soda Stereo en el Primer Festival Ibeoroamericano de Rock, El Cafetal, Caracas. Noviembre 8, 1991. Foto: Carlos Sánchez.

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Cerati con Soda Stereo en el Primer Festival Ibeoroamericano de Rock, El Cafetal, Caracas. Madrugada del 11 de noviembre de 1991

La despedida de Soda

El 1 de mayo de 1997, tras un silencio de meses, fue anunciada la separación de Soda Stereo. De inmediato toda la prensa argentina y los medios de la región se hicieron eco. En medio de la consternación generalizada, Cerati publicó en el Diario El Clarín: “Estas líneas surgen de lo que he percibido estos días en la calle, en los fans que se me acercan, en la gente que me rodea, y en mi propia experiencia personal. Comparto la tristeza que genera en muchos la noticia de nuestra separación. Yo mismo estoy sumergido en ese estado porque pocas cosas han sido tan importantes en mi vida como Soda Stereo. Cualquiera sabe que es imposible llevar una banda sin cierto nivel de conflicto. Es un frágil equilibrio en la pugna de ideas que muy pocos consiguen mantener por quince años, como nosotros orgullosamente hicimos. Pero, últimamente, diferentes desentendimientos personales y musicales comenzaron a comprometer ese equilibrio. Ahí mismo se generan excusas para no enfrentarnos, excusas finalmente para un futuro grupal en que ya no creíamos como lo hacíamos en el pasado. Cortar por lo sano es, valga la redundancia, hacer valer nuestra salud mental por sobre todo y también el respeto hacia todos nuestros fans que nos siguieron por tanto tiempo. Un fuerte abrazo”.

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Cerati en Loft, Centro San Ignacio. Junio 12, 2003. Foto: Carlos Sánchez

La gira fue corta pero muy emotiva. Apenas visitaron Chile, México y Venezuela, ofreciendo el último concierto el 20 de septiembre de 1997 en el estadio de River Plate en Buenos Aires, en el que al final, en medio de la emoción, Gustavo Cerati pronunció al final de “De música ligera” aquellas palabras que quedaron grabadas en la mente de millones: “Gracias totales”.

Cerati solo: una nueva dimensión

Más rápido de lo pensado, Gustavo dejó atrás a Soda con la edición de Bocanada (1999) un magnífico trabajo de ruptura, con gran presencia de recursos electrónicos, grabado en parte en los famosos estudios Abbey Road de Londres. Los devaneos con los proyectos electrónicos Ocio (con Flavio Etcheto) y Plan B durante la segunda mitad de los 90, habían creado en él un interés aún mayor por la electrónica que el que ya había mostrado a comienzos de la década con Melero. Bocanada significo precisamente eso, un respiro de aire fresco (a pesar de que la portada envuelto en humo de cigarrillo pudiera hacer pensar otra cosa). Etcheto fue parte de la banda que lo llevó a girar por 10 países de América. A este disco pertenece “Puente”, su primer gran éxito en solitario. No todos los fanáticos de Soda entendieron bien este disco, ni el hecho de que Cerati necesitaba dar un golpe de timón, aunque fuese temporal. Sin embargo, cuando parecía que Cerati dejaba a un lado el repertorio de Soda, en 2001 le dio un giro a ese legado con 11 episodios sinfónicos, en el que revisa algunos temas de ese pasado con arreglos orquestales. También fue el año

Paquete de entradas para el Primer Festival Ibeoroamericano de Rock, El Cafetal, Caracas, 1991

de su debut como compositor para cine con la banda sonora de +Bien. La cercanía con las sonoridades electrónicas siguió presente en Siempre es hoy (2002), en el que estuvo acompañado de Etcheto (samplers), Fernando Nalé (bajo), Leandro Fresco (teclados y coros), Pedro Moscuzza (batería) y DJ Zucker (scratches y loops). De esta asociación surgió la idea de un nuevo proyecto, Roken, junto a Etcheto y Fresco. La vuelta al rock ocurrió con Ahí vamos (2006), el cual contiene el fantástico tema “Crimen”, convertido en el más exitoso de su carrera solista. En el disco participó en la mezcla el venezolano Héctor Castillo (ex Dermis Tatú), que volvería en un rol aun más relevante en el siguiente y último disco, Fuerza Natural (2009), que a la postre, y sin saberlo a priori, se convertiría en su última gran obra. Entre ambos discos, Cerati abrió las puertas para varias colaboraciones, incluyendo las que hizo con Shakira y Emmanuel Horvilleur, pero sobre todo para la celebrada reunión de Soda Stereo, traducida en la súper gira “Me verás volver” en 2007.


Cerati: un asiduo visitante Muchas más veces de las que la mayoría cree, estuvo Cerati en Venezuela. Antes de presentarse con Soda por primera vez durante la “Gira Signos” los días 22, 23 y 24 de julio de 1987 en la recordada Sala Mata de Coco en Caracas y el 25 en Valencia (Centro Ítalo Venezolano), ya el trío había estado en el país el año previo con fines promocionales. Su presentación en el Show de Fantástico por RCTV fue el primer contacto con la audiencia venezolana. En aquellos memorables conciertos de 1987, Soda se hizo acompañar por una sección de metales compuesta por los venezolanos Gustavo Aranguren, Ramón Carranza, José Vera y Rodrigo Barboza. La única gira que no trajo a Cerati a Venezuela fue la de “Doble Vida” en 1988, en la que prácticamente se concentraron en México (17 shows) y Argentina (36 shows), con apenas dos conciertos en Bolivia (por primera vez), uno en Colombia y el debut en Estados Unidos (The Tunnel, Nueva York), que fue el inicio del tour. Todo lo contrario pasó en la siguiente “Gira Animal” durante 1991, la más numerosa en conciertos al presentarse en Caracas (El Poliedro, 1 de febrero), Barquisimeto (Anfiteatro Óscar Martínez, 2 de febrero), Valencia (Polideportivo Misael Delgado, 5 de febrero), Mérida (Estadio Guillermo Soto Rosa, 7 de febrero) y San Cristóbal (Plaza de toros, 8 de febrero). En el medio, fueron invitados especiales de la ceremonia de los Premios Ronda que organizó RCTV en el Teatro La Campiña, el 4 de febrero. Aquel año 91 todavía nos depararía uno de los momentos más memorables de la historia del rock en Latinoamérica, como fue el 1er. Festival Iberoamericano de Rock que se celebró en el antiguo Autocine de El Cafetal durante dos fines de semana de noviembre (2 y 3; 8, 9 y 10). La ambiciosa jornada trajo al país a Miguel Ríos, La Unión, Los Prisioneros, Los Lobos, Fito Páez, Patricia Sosa, Paralamas, Los Rodríguez y, por supuesto, a Soda Stereo, que cerró la noche del 8 de noviembre y le correspondería el mismo rol el domingo 10. Sin embargo, un fuerte aguacero retrasó

Cerati en el Afiteatro del Sambil. Noviembre 23, 2006. Foto: Carlos Sánchez

los planes y ocurrió lo imprevisible: Soda tocando en la mañana del lunes 11 a la par que la gente salía hacia sus trabajos. La bajada de Los Naranjos presentaba una imagen inédita: cola de carros y rock en vivo. Buena parte del público había permanecido en el sitio y la banda decidió corresponder a los fans, realizando, según sus propios integrantes, el show más inverosímil de su historia. A partir de ahí, nunca más Cerati dejó de venir a tocar a Venezuela. Todas las giras de Soda y las suyas tuvieron al menos una fecha en el país. La siguiente fue la “Gira Dynamo”, que trajo a la banda el 12 y 13 de febrero de 1993 a El Poliedro de Caracas. Luego siguió la “Gira Sueño Stereo” en 1995 que arrojó conciertos en Puerto Ordaz (Club Ítalo Guayana, 27 de septiembre), Barquisimeto (29 de septiembre) y de nuevo en El Poliedro el 1 de octubre. La “Gira Confort y Música para volar”, incluyó un concierto en Caracas el 27 de noviembre de 1996 en El Poliedro, convertido casi en el preámbulo de la gira “El Último Concierto”, que a pesar de lo corta, incluyó a Venezuela. Aquel memorable y a la vez triste concierto de despedida fue en el estacionamiento de El Poliedro el 6 de septiembre de 1997.

Apenas dos años después Cerati volvió a Venezuela, está vez con la “Gira Bocanada”, su primera como solista. El 28 de noviembre de 1999 se presentó en el Sambil de Caracas y al siguiente año repitió el 2 de junio en el Forum de Valencia y, los días 3 y 4 de junio en la Sala Ríos Reyna del Teresa Carreño, con dos shows soberbios. El 15 de junio de 2002 regresó a la misma sala para presentar 11 episodios sinfónicos, su acercamiento más firme a la obra con Soda de toda su etapa solista. Justo un año después, el 12 de junio de 2003, su visita fue totalmente opuesta, ya que se presentó en la recordada discoteca Loft del Centro San Ignacio en el marco de la gira del disco Siempre es hoy. Fue una extraña ocasión de verlo muy cerca, jugueteando con las herramientas electrónicas. Pasaron entonces tres años para sus siguientes presentaciones en el incómodo Anfiteatro del Sambil, los días 23 y 24 de noviembre de 2006. La sorpresa ocurriría cuando anunciaron el regreso de Soda Stereo, que se tradujo en una generosa gira (“Me verás volver”) que incluyó un masivo concierto (el mayor de todos) en el Hipódromo La Rinconada, el 29 de noviembre de 2007. Su última aparición en Venezuela fue también, sin saberlo, su despedida. El 15 de mayo de 2010, en la Universidad Simón Bolívar, cerró la gira “Fuerza Natural” y tras ese fabuloso concierto el gran Gustavo pasó a otra dimensión. Desde 1986 hasta 2010, Gustavo se presentó 20 veces con Soda Stereo y 7 veces como solista, eso sin contar otras visitas promocionales o de placer.

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JULIO CÉSAR III VENEGAS (Locutor y productor de radio)

Su voz, el sonido de su guitarra y sus composiciones definieron parte de una época. Desde 1982 hasta 1997, Soda Stereo fue definiendo una constante evolución y su legado influyó a muchos músicos y grupos de habla hispana. El legado del trío se complementó enormemente con el trabajo como solista de Cerati, con álbumes y conciertos que se convirtieron en referencias obligatorias al hablar de rock en español. Gustavo Cerati era un músico integral que se ocupaba del contenido y de la estética de su obra. De allí que, junto a Charly García, Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, forma parte de los cuatro puntos cardinales del rock de Argentina, el país que lo vio nacer el 11 de agosto de 1959. Dos generaciones de fans hicieron de su música parte importante del soundtrack de sus vidas. Era carismático, sensible, culto y creativo. Experimentó con la música electrónica, llevó parte de su repertorio al plano orquestal y hasta hizo música incidental para el cine. Así lo recuerdo. ...transcurría 1985 y transmitía en mi programa “El Noticiero de los 25 oyentes”, por Radio Difusora Venezuela 790 AM, la música de una banda desconocida en el país, Soda Stereo. Eso hizo que fuese yo el primero en entrevistar al trío en Venezuela. La emoción, la magia y la amistad de Gustavo, y también de Zeta y Charly, me marcaron como profesional del medio. Descansa en paz amigo. “Gracias totales”.

GERARDO GUARACHE (periodista y guitarrista)

Gustavo Cerati, con Soda Stéreo o sin ella, representó para mí la posibilidad de que el rock en castellano fuera sofisticado, elegante y genuino. Ya no se trataba de una adaptación forzada de un género de raíz anglo a nuestra lengua. Y esa apreciación no sólo se quedaba en las palabras, que por supuesto permitían que todos comprendiéramos mejor los mensajes, a pesar de lo críptico que era como letrista. Escribir en español es más difícil y él, como pocos, desarrolló un estilo auténtico para hacerlo, muy esquivo a los lugares comunes. Dentro del panorama del rock latinoamericano, destacó por su autenticidad y por la internacionalización. Nadie había traspasado las fronteras de su país y calado tan fuerte en toda la América Hispana. La voz de Cerati llegó más lejos que la de Charly, Fito, Spinetta e incluso que otros referentes de la era de MTV Latino, que comenzó cuando la banda argentina ya era grande. Fue todo en uno: creador, frontman, guitarrista y vocalista a toda prueba. Un rockstar.

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FÉLIX ALLUEVA (Presidente Fundación Nuevas Bandas)

En su faceta, Soda Stereo logró crear un proyecto que reforzó la autoestima de las bandas latinoamericanas. Hizo visible la posibilidad de tener una agrupación mainstream que cantara en castellano y que tuviera un sonido propio, vanguardista, sin complejos tercermundistas. Esto influenció la aparición de bandas de pop rock en toda Latinoamérica. Entrado en madurez artística y separado de Soda, consolidó su estilo y por su personal forma de construir letras y texturas sonoras dio continuidad a los aportes de sus coterráneos Charly García y Luis Alberto Spinetta, contribuyendo al llamado rock argentino y por supuesto como referencia obligada en toda la región. Es de subrayar la capacidad de riesgo de Cerati y de buscar constantemente nuevos caminos expresivos, del rock al pop, del pop a la electrónica, de la electrónica orgánica a lo sinfónico, además de confeccionar música incidental, múltiples colaboraciones y creación de colectivos.

GREGORIO MONTIEL CUPELLO (periodista, locutor y productor de conciertos)

Gustavo Cerati llevó al rock en español a niveles de excelencia, picos creativos, reconocimiento y popularidad nunca antes conocidos. Su inmenso caudal creativo fue un factor determinante para ello, más también el sentido estético que lo movía desde los primeros días de Soda Stereo y la imagen marcada por la new wave que definió el look del trío. Entonces era muy importante todo lo que englobaba su imagen: ropas, maquillaje, peinados, cortes de pelo... impulsando una marca, influenciados por el pop, el marketing y la publicidad. Con el nombre “Soda Stereo” se buscaba el efecto de ofrecer una gaseosa tan popular como la Coca-Cola. Cerati era un amante de la estética, del buen gusto, de lo bien hecho, del profesionalismo. Y a ello contribuía su solvente condición de cantante, guitarrista, compositor y poeta, uno de los más finos y lúcidos en la lengua de Cervantes aplicada al rock, al lado de los mejores que ha dado su país para el género, como Luis Alberto Spinetta, Charly García y Fito Paéz.


Gustavo Cerati un minuto antes del colapso

U

Una navegación a través del entorno humano y emocional que circundó el trágico episodio del colapso de Gustavo Cerati en Caracas permite extraer una conclusión: el astro argentino no sólo llegó a tener plena consciencia de la gravedad de su problema, sino que vio aproximarse con claridad las puertas del vacío. El día decisivo para comprender el desenlace de este trance no fue el sábado 15 de mayo, día de la crisis, sino el domingo 16, fecha del ingreso a la Clínica. Es a partir de entonces que el planteamiento inicial de su dolencia conoció, en cosa de horas, una siniestra –pero más o menos habitual en estos casos– metamorfosis. El rostro definitivo de sus consecuencias iba a ser apreciado el lunes. Su ingreso al Centro Médico Docente La Trinidad se produjo en medio de una comprensible ansiedad adobada con sorpresa, pero ninguno de los protagonistas de este episodio pudo figurarse ni remotamente que las consecuencias iban a ser tan devastadoras. Parece cierta la hipótesis de que aquel día el músico despertó relativamente estabilizado, incluso de buen humor, con ánimos suficientes para bañarse, comerse las arepas que reseñó la prensa y caminar con ayuda por el entorno de la habitación. De la tarde a la noche del lunes, sin embargo, tuvo lugar un evento inesperado y aún desconocido para el público grueso. Luego de un interregno en el cual pudo dormir, Gustavo Cerati comprobó que no podía escribir y que tenía completamente inutilizada su pierna izquierda. Las insinuaciones mecánicas que se le habían

Foto prensa para la Gira Me Verás Volver. 2007

Hora y media fue el espacio comprendido entre el fin de su último concierto y la crisis que tuvo a Gustavo Cerati en un doloroso limbo vital previo a su muerte. Es el lunes 17 de mayo de 2010 cuando su estado se agrava de forma severa. El músico llegó a tener plena consciencia de sus dolencias y eso lo condujo a una grave alteración emocional. La gira fue intensa y el trabajo excesivo, pero no hubo rumbas previas en la ciudad. La estancia en Caracas de Gustavo Cerati todavía tenía puntos ciegos

Alonso Moleiro

asomado a partir de la noche del sábado ya habían conocido un desenlace inapelable. Le sobrevino a continuación una terrible crisis emocional: tuvo que ser contenido en masa por los músicos de la banda y sus amigos para que no saliera de la cama.

I

“El mejor concierto de toda la “Gira Fuerza Natural”, le declaró Richard Coleman, uno de los miembros del séquito, al rotativo argentino Clarín. Una velada húmeda y relativamente fresca en la Universidad Simón Bolívar, con un entorno vegetal que encantó a la banda, en la cual la audiencia se encontró a un

Gustavo Cerati especialmente simpático y elocuente, lo suficientemente animado para ofrecerle al público, por ejemplo, una versión de “A merced” nunca antes tocada en vivo. Había arribado Cerati a Caracas el viernes 14 procedente de Bogotá. Un largo tour de vuelos continuos, mucho trabajo y excesos en fiestas que habían sido desaconsejados por sus médicos personales: fumador irremediable de cigarrillos en cadena, Cerati ya había sufrido cuatro años atrás de una trombosis en la vena de una de sus piernas que le dejó unas cuantas semanas sin caminar. La recuperación llegó rápido, había dejado de fumar, pero quedó el susto: un “cagazo tremendo”, como le había confesado a un periodista austral. “El cigarrillo que me fumo en el video de “Crimen” fue el último de mi vida”, declaró el músico en tono de broma hacia 2007. Cerati había comenzado de nuevo a fumar, y frecuentar el circuito de discotecas, a partir de 2009. Algunas versiones de prensa –que incluyen reportajes hechos en el Cono Sur– han reseñado que, llegado a Caracas, Cerati había visitado algunos lugares nocturnos hasta altísimas horas de la noche, y atribuyen lo acaecido en estas juergas como el paso previo a la crisis. Se ha hablado en particular de Moulin Rouge, en Sabana Grande –uno de los espacios que más tarde cierra en Caracas– como el escenario en el cual él y sus músicos calentaron motores como paso previo al concierto. Marcos Santos, uno de los responsables del local, desmiente por completo lo que considera un mal entendido. “Ese día estuvimos hasta bien tarde en el

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una cerveza Polar. ‘¿Es que no hay una Polar en este país?’, se preguntaba”. La prueba concluyó sobre las cinco de la tarde. Volverían al hotel para arreglarse. Todo estaba listo para ofrecerle a la audiencia de Caracas aquel memorable último concierto. “En la firma de autógrafos, Cerati nos comentó que no se sentía bien”, dice Fernández. “Con eso se disculpó para terminar la conversación. Dijo que estaba resfriado”.

local y nadie supo nada de Cerati”, explica. “Ese chisme se extendió porque en una página web se hizo un montaje con su foto en unos de los sillones del local. La verdad es que todo formó parte de una broma”. Confirma la información Víctor Méndez, Dj que amenizó la velada del “after party” en el camerino durante el concierto de 2006, en el Sambil, y que iba a hacer lo mismo en la Universidad Simón Bolívar. “Si salió a rumbear el viernes nadie supo nada”, afirma. “Yo no sé si hizo algo privado, tan privado que ni nosotros lo supimos, o se reunió con su gente en la suite que ocupaba en el hotel. Estoy totalmente seguro de que el viernes él no salió a ninguna parte”. La verdad es que el malestar estaba agobiando al músico. En el tránsito de Bogotá a Caracas un Cerati quisquilloso y malhumorado había, incluso, rechazado invitaciones a salir luego de los recitales, la norma frecuente en estos casos.

III

II

Sin embargo, el aspecto de Cerati al día siguiente era el de, como mínimo, un evidente trasnocho. Independientemente de que sea cierto que no salió a la calle de juerga. Se presentó, como estaba pautado, pasada la hora del almuerzo a la USB, en la zona del concierto. Tenía pendiente concluir el “meet and greed”: encuentro organizado por Evenpro con el artista junto a los ganadores de un concurso de twitter a partir del cual se tomarían fotos y se repartirían autógrafos. Luego efectuarían la correspondiente prueba de sonido. Los reportajes publicados en Argentina coinciden en afirmar que la mañana del concierto, a pesar de no sentirse del todo bien, Cerati estaba animoso y de buen humor. La periodista Herminia Fernández fue una de las afortunadas participantes del “meet and greed”. Ella recuerda que Cerati se presentó con el desaliño propio de un pop star: franela gris y jeans deslavados; lentes

Foto: prensa. 2007

oscuros y unos zapatos de goma que ni siquiera tenían las trenzas amarradas. “Fue muy simpático desde el principio”, recuerda. “Nos invitó a cordializar a todos. ‘rompamos el hieló’ fue lo que dijo”. El músico cumplió pacientemente con el trámite: fotos con los ganadores y obsequios; firmas autografiadas, conversaciones algo torpes con fanáticos que no conocía y hasta un poema, con llanto incluido, de una de las participantes. Pudo Fernández quedarse a contemplar la prueba de sonido, un auténtico privilegio que hizo imborrable aquella experiencia. Andrea Benavides, de Evenpro, rememora: “Lucía muy relajado. Tocó casi todo el repertorio de Fuerza Natural mientras bromeaba con la audiencia. Varias veces, porque no le llegaba, pidió que le acercaran Cerati en la Universidad Simón Bolívar. Mayo 15, 2010. Probablemente la ultima foto profesional en concierto. Foto: Carlos Sánchez.

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“Esta noche tenemos fiesta y será con Leandro Fresco”, prometía Cerati en medio de una ovación cuando se aproximaba el fin del recital. El teclista de la banda, organizador de otros “after party” memorables durante el paso de los argentinos por Caracas, tenía arreglado con su amigo, el locutor y Dj venezolano David Rondón, una fiesta de despedida que tendría lugar en Atlantique. Aquel fue, en rigor, el único encuentro nocturno pensado en Caracas para el tour Fuerza Natural. Cerati había pasado los primeros meses del año recorriendo locales, en plan de recién casado, con su nueva novia, Cloé Bello, en Miami y San Diego. “El día del concierto y la fiesta, voy al hotel Meliá a verme con Leandro, saludar, llevarle las invitaciones y buscar los pases de backstage”, recuerda Rondón. “Estuvimos un rato hablando y quedamos en vernos allá para irnos todos a la fiesta.”. Prosigue: “cuando llegamos a backstage después del concierto los chicos estaban cenando. Como tenía que irme a la fiesta le dije a Leandro que me avisaran al llegar para el acceso de la banda. Justo después, Leandro me escribió que había pasado algo terrible y que se iban a la clínica. Nos fuimos a la fiesta muy tristes, con el “secreto” en las manos. A la hora todo el mundo escribiéndome y haciendo especulaciones. Horrible. Leandro, tan buen amigo que es, horas después fue todo preocupado a la fiesta, queriendo cumplir con su trabajo, pero devastado por lo de Gustavo”. Recapitulemos: completada la despedida y el bis, Cerati y los miembros de su banda entraron felices y satisfechos al camerino. Luego de la cena tendría lugar una pequeña velada para celebrar el último concierto de la gira. La banda se tomaría una última foto. Luego, los que desearan partirían a la rumba de Atlantique. Parece cierta la hipótesis de que a Cerati le irritó la entrada descontrolada e inconsulta de público que, con una pulsera a manera de pase, entró al camerino para conocer al astro para tomarse fotos. El Dj Víctor Méndez dice: “Normalmente entra público escogido al camerino. Pero es gente selecta, que se sabrá dar su puesto y podrá comportarse como corresponde ante un astro como


Cerati. Si un montón de gente te invade y te aborda sin que te pregunten nada, claro que te tienes que molestar”. En unas declaraciones muy recientes a Clarín, el argentino Richard Coleman lo recuerda así. “Habíamos tenido un show excelente. Después, nos fuimos a camerinos, nos cambiamos, cenamos y recibimos visitas. Todo en el transcurso de una hora y media. Como era el último show de esa etapa de la gira, nos sacamos una foto con el equipo. Gustavo se cambió. Estaba con cara de cansado. Dijo que se quería ir a dormir. Después, él volvió al camerino y se quedó solo. Al rato, tuvo una isquemia. Perdió el control sobre la mano y el brazo, y fue socorrido por alguien del equipo (…) En los pasillos, encontré un movimiento muy raro. Adrián Taverna me miró con una cara de que algo malo había pasado. Llegaron los paramédicos y le controlaron la presión… La camilla se lo llevó consciente, y crucé miradas con él”. Tomó un tiempo disolver por completo la atmósfera de celebración que aún imperaba. “Me siento mal. Me quiero ir a la mierda”, había dicho Cerati luego de la foto de familia. “Nunca me olvidaré de la cara que tenía”, afirmo Coleman. El Centro Médico Docente la Trinidad era la unidad médica con prestigio más cercana. Víctor Méndez recuerda que no hubo que esperar nada entre la crisis y la salida: la ambulancia estaba ahí. Su presencia es obligante en el caso de un astro de su talla, aún si no estuviera pasando nada. También él lo vio pasar justo a su lado en una camilla.

en el suspenso. Cerati habría entrado acostado en una camilla, tomándose el pelo con las manos, retorciéndose con fuertes dolores de cabeza. Devastados, ninguno quiso declararle a la prensa. Goteados entre esa semana y la siguiente, comenzaron a abandonar el país. El martes 18 llegan a Caracas la madre de Cerati y su hermana. Araujo cuidó de Anita Álvarez, a quien tuvo en su casa en Los Palos Grandes casi un mes completo –el tiempo en el cual estuvo Cerati hospitalizado acá– y el resto de los músicos. Atendió personalmente a la madre y la hermana de Cerati, quienes, ya en la ciudad, asumieron el control de las decisiones del paciente. Fueron horas de largas conversaciones, anécdotas, incertidumbre y drenajes

de angustia. Araujo recuerda que a la hermana y la madre de Cerati estaban atormentadas con el tráfico y la distancia que mediaba entre el hotel y la clínica. “Fueron muy amables, educadas y agradecidas. Anita estaba destruida, pero disfrutó mucho más la ciudad. Salimos bastante y conversamos muchísimo. Se fue con ganas de regresar”. Una aero ambulancia cruzó un mes después el cielo de Caracas a Buenos Aires y se los llevó a todos con su nuevo tormento. El centro Fleni se convirtió en una residencia. El drama de Gustavo Cerati ya le pertenecía a todo el hemisferio.

IV

El ex Dermis Tatú y Bacalao Men, Sebastián Araujo, había escuchado en diagonal que Cerati estaba en una clínica en Caracas. Como muchos por entonces, pensó que se trataría de alguna indisposición pasajera: la “fuerte subida de presión” a la que hacían referencia los partes oficiales. Aunque es amigo personal de varios de los miembros del entorno musical de Cerati, muy especialmente del baterista, Fernando Samalea, había permanecido, por esta vez, alejado de los pormenores del show. Es Héctor Castillo, su compañero en Sentimiento Muerto y Dermis Tatú, hoy aquilatado productor musical internacional muy cercano a Cerati, quien lo llama para confirmarle la gravedad de la situación. “Yo me activo a partir del miércoles 19. Todos los miembros de la banda se quedaron varados en Caracas. Me ocupé de orientarlos y atenderlos. Héctor me pidió que atendiera sobre todo a Anita Álvarez de Toledo, la corista, por la que Cerati sentía un especial afecto”. Toda la banda estaba en la clínica aquel martes: a la crisis le siguió la famosa operación de emergencia que puso a sus fans en vilo y colocó al astro Cerati en la Universidad Simón Bolívar. Mayo 15, 2010. Foto: Carlos Sánchez.

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DISCOS PARA LEER

Zapato 3

La última cruzada On Records. 2014. Venezuela

The Black Keys

Turn Blue

Nonesuch. 2014. EE UU

Mucho ha cambiado desde el último trabajo editado por Z3, Ecos punzantes del ayer (1999), que se vendía en el sitio tradicional durante décadas: las discotiendas. Quince años después, lanzan su primer disco en vivo, grabado durante la gira de 2012 que vio a la banda regresar luego de un largo silencio, y lo distribuyen a través de quioscos y pregoneros gracias a la Cadena Capriles. Un tiraje de 30 mil ejemplares es un número respetable en estos tiempos. Producido por el baterista Diego Márquez, el disco cuenta con quince temas, dejando afuera otras diez canciones que conformaron el repertorio habitual de esa gira que los llevó por varias ciudades del país en las que agotaron el aforo. El repertorio está basado principalmente en la etapa medular en la carrera de la banda, esto es, Bésame y Suicídate (1991) con un tercio del disco (“Como un fantasma”, “Ahora

estoy sin ti”, “Amo las estrellas”, “Azul Azul” y “Pantaletas negras”); cuatro de Separación (1993) (“Separación”, “¿Dónde estás?”, “Obstinado” y “Amor de hierro”); otras cuatro de Cápsula para volar (1995) (“Muriendo por ti”, “Hermana”, “La razón de estar aquí” y “Cuchillo”); dos de Ecos punzantes del ayer (1999) (“Antonin Artaud” y “Entrada de bala”). El disco debut, Amor Furia y Languidez (1989) fue ignorado. Aquellos que hayan asistido a algún concierto, comprobarán que el disco suena tan potente como el apabullante sonido en vivo que los acompañó en toda la gira y que los puso a sonar mucho mejor que en los años 90, más allá de las mejoras que cada uno de ellos haya podido experimentar como ejecutante. Los teclados y arreglos de Jaime Verdaguer son extraordinarios, aportando el perfecto colchón para la soberbia guitarra de Álvaro Segura, la sólida base rítmica de Márquez

y Fernando Batoni, y la voz de Carlos Segura, mejorada y más educada con los años. Afuera quedaron “No puedo despegar”, “Maya”, “Un poco ausente”, “Amor de hierro”, “Recordándote”, “Pienso perdonarte”, “El amor es sangre”, “Dulce”, “Tan cerca de ti”, “Permanecer” y las dos versiones de Seguridad Nacional, “Vampiro” y “Uñas asesinas”, temas que tocaron en aquellos shows. Probablemente esto dé pie a alguna futura edición con material extra. Aunque anuncian que comenzaron a trabajar en nuevos temas (ojalá la distancia no haga mella), este trabajo se antoja como una tardía conclusión de una etapa esencial del rock venezolano y una magnífica adición al selecto catálogo de discos venezolanos en vivo.

Juan Carlos Ballesta

Siete minutos de melancolía, introspección y crudeza dan inicio a Turn Blue, octavo álbum de estudio de The Black Keys. Dan Auerbach y Patrick Carney ya no son los jóvenes que fueron criticados por prestar sus canciones a comerciales de televisión. Casi diez años después vuelcan sus amargos y recientes divorcios en once canciones que marcan distancia del laureado El Camino (2011). En tracks como “Turn Blue”, “Bullet In The Brain”, “In Our Prime” y “Waiting On Words”, la voz y guitarra de Auerbach se convierten en gritos de exasperación. “Fever”, primer sencillo del álbum, “In Time” y “10 Lovers” destacan la impronta del productor Danger Mouse, quien en esta oportunidad toma el rol de co-escritor de los temas e informalmente de tercer miembro de la banda, agregando elementos que se acercan a la psicodélica. “Gotta Get Away” es la encargada de cerrar el LP, un llamativo y bien logrado homenaje a la ciudad que vio nacer a Turn Blue y es el centro de operaciones del dúo desde 2010: Nashville, Tennessee. Ashley Garrido

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DISCOS PARA LEER

Alt-J

Benjamin Booker

Fito Páez

Mula

Infectious. 2014. Inglaterra

ATO Records. 2014. EE UU

Sony Music. 2014. Argentina

Colombia. 2013. Sello Festina Lente

This Is All Yours

Benjamin Booker

Nara, capital de la provincia japonesa del mismo nombre, funge como hilo conductor de This Is All Yours, segundo álbum de la agrupación de Leeds, Inglaterra, Alt-J (también conocida como ∆). Quizás no es casualidad que esa ciudad sea conocida por los ciervos que viven libremente en sus parques. Con hipnóticas y cautivadoras canciones como “Hunger Of The Pines”, “Nara”, “Every Other Frekle”, “Garden Of England” y “Blood Flood Pt. II”, logran conmover sentidos y trastornar emociones, moviéndose como ciervos libres en el panorama del indieelectrónico del Reino Unido a pesar de tener a sus espaldas un premio Barclaycard Mercury por su debut An Awesome Wave (2012). Por fortuna, la retirada del bajista antes de grabar este disco, no hizo mella en el sonido del cuarteto.

Ashley Garrido

Benjamin Booker es de Nueva Orleans, solo tiene 25 años y ya tiene un contrato discográfico con el sello ATO (fundado por Dave Matthews) y estuvo de gira un buen rato junto a Jack White. Ya con esto es posible hacerse una idea de que no es suerte, sino que en verdad es un tipo muy talentoso. Es un buen guitarrista (demostrado en la brutal “Chippewa”), tiene un tono de voz desgarrado y con alma (“Slow Coming”) y una banda potente que lo acompaña. Su disco debut lleva su nombre y está lleno de blues garagero con intenciones soul. “Happy Homes”, “Violent Shiver” y la trepidante “Have You Seen My Son?” resultan los mejores momentos de un trabajo que también tiene temas más lentos e intimistas como “I Thought I Heard You Screaming” o “By the evening” que a solo voz y guitarra, tienen un feeling notorio.

Rock and Roll Revolution Fito está en una etapa rara de su carrera musical. El año pasado editó tres discos (Yo te amo, El Sacrificio, Dreaming Rosario) y reeditó El amor después del amor, por lo que es de esperarse que un artista tan prolífico tenga algunos momentos flojos en sus discos. Si bien Rock and Roll Revolution no es su mejor trabajo, resulta uno de los más distintos de su carrera. Haciendo uso de su particular manera de rimar, nos conseguimos con un Fito que sigue sintiéndose joven de alma. Si en Yo Te Amo mostró sus ganas de vivir gracias al amor, en este muestra sus ansias de seguirse reinventando. El disco tiene actitud (obvio, es un homenaje a Charly García). Los mejores tracks: el homónimo al disco, “Arde” (en la que referencia a Caracas) y “La mejor solución”.

Alejandro Fernandes Riera

Alejandro Fernandes Riera

Porter

PP’s

Universal. 2014. México

WSB. 2014. Venezuela

Moctezuma El venezolano Héctor Castillo es el encargado de producir el triunfante regreso de Porter a la música. Tras separarse en 2008, volvieron el año pasado con David Velasco en las voces luego de que su cantante original, Juan Son, decidiera dejar la banda. A primera vista parece un disco corto (ocho temas) pero esto denota que no hay canciones de relleno y, en efecto, es así. La banda se conecta con sus raíces prehispánicas, inspirándose en esta para las letras y deja escuchar más claramente la voz de su vocalista (algo que faltaba en sus trabajos anteriores). El uso de los sintetizadores y la electrónica es

De carga pesada y patada fina Mula es uno de los grupos colombianos más llamativos dentro de la corriente musical ecléctica, que abraza el jazz y la improvisación. A finales de 2013 dieron a conocer su disco debut, De carga pesada y patada fina, lleno de noise, free jazz, rock y música para cine. Un trabajo que deja ver las influencias de Mula, desde Sonic Youth, Fela Kuti, Dead Kennedys, John Zorn’s Masada, Meridian Brothers, el cineasta Jim Jarmusch, la literatura de Jorge Luis Borges. De eso y más se nutre la propuesta de Mula, transgresora, no conoce límites. La banda está formada por músicos respetados como Santiago Botero (líder y bajo), “Kike” Mendoza (guitarra), Ricardo Narváez (saxo), Camilo Bartelsman (batería) y Ricardo Gallo (piano). Son ellos los responsables de un proyecto y un sonido alucinantes.

Mercedes Sanz

En Vivo!

recurrente y define el sonido del disco. Los dibujos que hace la guitarra, dejando riffs muy creativos, es otro elemento clave. “Rincón Yucateco” y los sencillos “Palapa” y “Murciélago” son una exquisitez sonora. Un retorno tan brillante como interesante.

Alejandro Fernandes Riera

El 11 de octubre de 2013 se produjo el concierto de reaparición del show de Pedro Pérez (PP’s), que no se presentaba en vivo desde 1985. Este regreso se tradujo antes en el disco La Iguana (2012), primer disco en 28 años. Sin que el álbum haya rodado demasiado, Pérez se arriesga a editar este En Vivo!, compuesto por 14 temas, seis de ellos pertenecientes a aquella divertida etapa de los 80 que puso a PP’s en la cúspide de la corriente new wave y del que ahora queda poco. Son ellos “Las Hormigas” (bastante cambiada, para peor), el pegadizo reggae-pop “Camino a Jamaica”, la recordada

“Caracas” (mucho más funky), “Yo soy así” y las exitosas “No quiero morir” y “Un clavel”. El esfuerzo de Pérez por volver es auténtico, pero debe resolver la continuidad de la puesta en escena con esta nueva formación ya que un solo concierto en casi tres décadas es nada.

Juan Carlos Ballesta

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DISCOS PARA LEER

Varios artistas

Canciones de la gente: Homenaje a PTT Independiente. 2014. Venezuela

El Regaño ¡Qué duda cabe la importancia de Pedro Vicente “PTT” Lizardo para el rock venezolano! De su fino verbo, aderezado por su actitud honesta a prueba de los vaivenes de las modas y los avatares sociopolíticos del país, han salido muchas de las mejores canciones de nuestro rock. Su incansable labor por varias décadas al frente de La Misma Gente (ver Ladosis #21) conforman un cuerpo de trabajo de grandes proporciones, aunque no siempre merecidamente valorado. Tras sufrir un severo ACV hace año y medio que lo mantuvo en terapia intensiva por 12 días y afectó algunas de sus habilidades, el proceso de recuperación ha sido lento pero favorable. Gracias a su voluntad, el amor de su familia y el apoyo de amigos y seguidores, PTT sigue contando su historia. Este homenaje producido por Andrés “Patolín” Acosta (Hora Cero) es una maravillosa inicia-

La agrupación juvenil del momento Independiente. 2014. Venezuela

tiva que contiene 10 versiones, entre las que cabe destacar la de su hija Claudia Lizardo (“Las Noticias”), sin duda un punto álgido de este disco lanzado para descarga gratuita en Soundcloud el 23 de octubre, día del cumpleaños 64 de PTT. El propio Patolín se atreve con “Cien”; Carlos Angola con “La he visto reír, la he visto llorar”; Boston Rex (Tomates Fritos) aborda “Blues de la Cuneta”; Reyes (Claroscuro/Chucknorris) escogió “Guayaba”; Luis Irán (Los Paranoias) recupera “Alguien dijo algo”; la banda Limpiacabezales

junto a Ovidio Pernalete (Niño Nuclear) se decidieron por “La Luna”; Juan Olmedillo (Los Mentas/La Pequeña Revancha) se decantó por “La Canción de la Gente”; y, Héctor Martínez versiona “Participios”. El emblemático clásico “Lluvia” lo transforma Luz Verde en un tema menos melancólico. Un disco de gran contenido sentimental es este compilado que rinde tributo a nuestro poeta urbano PTT Lizardo.

Desde hace unos años la escena rock venezolana se ha adentrado en algunos vericuetos que hace unos años no eran tan comunes. Fue la banda Retrovértigo la que comenzó a explorar el terreno del llamado postrock instrumental (Mogwai, Explosions in the Sky, Mercury Program, GYBE…) en 2005, hasta que en esta década varios proyectos se arriesgaran a transitarlo con decisión. El segundo disco del cuarteto caraqueño La Mar es un paso adelante. Tides representa la maduración de un sonido que se mueve de la densidad a la sutileza con sorprendente facilidad. Ángel Negrín (guitarra), Pedro Déniz (guitarra,

sinte), Fernando Mendoza (bajo) y Fernando Rodríguez (batería) le dan vida a 10 temas soberbios entre los que destacan los envolventes “Compass” y “Light Bearer”, el atmosférico “Jukai”, el desbocado “Guarimba”, el dubsificado “Flips” (con el trombón de Vladimir Peña) y el épico “Diáspora” (con saxo de Joaquín Phelan y voz de Tomás Pérez). A destacar el trabajo de Marcel Fernández en la producción, grabación y mezcla, así como el magnífico arte de Alfredo Fernández-Castillo (Ctrl-Z).

La agrupación iconoclasta de Venezuela, así debería calificarse a este quinteto compuesto por varios de los más polifacéticos y arriesgados músicos del país: Juanma Trujillo (guitarra), José Ignacio “Domingo en Llamas” Benítez (poesías, armónica, percusión), Rafael Greco (saxo tenor, clarinete bajo), Enrique Pérez Vivas (bajo, bandola) y Simón Hernández (batería). Después de su debut discográfico (grabado en vivo en su primera presentación), El Regaño decidió auto producirse este notable trabajo en estudio que recoge a este quinteto en su plenitud creativa, con la rienda suelta. 66 minutos de completa libertad, que incluye incluso una singular adaptación del famoso tema “La Tarara”, con textos de García Lorca. Ecos de Pere Ubu, Captain Beefheart, Scott Henderson, Lounge Lizards y un selecto catálogo de nombres pertenecientes a la vanguardia musical contemporánea orbitan a lo largo de los 12 temas. Benítez, nuestro particular cronista, el poeta beatnik del Caribe, vuelve a sorprendernos con sus alucinantes textos, mientras el resto de la banda construye un andamiaje instrumental de alta factura lleno de sorpresas. Participan como invitadas la violinista Leonor Falcón y las vocalistas Carmela Ramírez y Mariana Velázquez. Esto no es jazz, no es rock, no es folk, pero es todo eso junto y más. Puede descargarse gratuitamente en elregano. bandcamp.com

Juan Carlos Ballesta

Juan Carlos Ballesta

Juan Carlos Ballesta

La Mar

Tides

Independiente. 2014. Venezuela

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DISCOS PARA LEER

Pablo Und Destruktion

Bigelf

Graveyard Train

Parquet Courts

Discos Humeantes. 2014. España

InsideOut Music. 2014. EE UU

Australia. 2014. Cargo

Rough Trade Records. 2014. EE UU

Sangrín

Into The Maelstrom

Takes One to Know One

Sunbathing Animal

Luego de editar su debut folk Animal con parachoques (2012), el asturiano Pablo Und Destruktion regresa con un disco donde letras mordaces, irónicas y sociales se combinan con el sonido incendiario de la banda que lo acompaña. Desde el comienzo toma posición enunciando: “Pierde los dientes España y pierde el cabello, sabes que fea y calva es como te quiero. Pierde los dientes España y toma mi cuerpo, ahora que nadie te quiere yo a ti me entrego”. El nacionalismo como punto de partida para plantear una mirada del mundo. Destacan “Limonov, desde Asturias al Infierno”, “Powder”, “Pecho para enfriar balas” y las explosivas “Pierde los dientes España” y “Por cada rayo que cae”. Un disco corto pero intenso.

Después de seis años, el cuarteto norteamericano nos trae una colección de doce temas y tres bonus tracks con un sonido que en instantes evoca la psicodelia beatle de fines de los 60, como se aprecia en el tema “Incredible Time Machine”. Con Mike Portnoy como baterista invitado, Bigelf sigue sonando atractiva, dinámica y enérgica. “Already Gone” matiza con más estridentes temas como “Hypersleep”. “High” es otro tremendo tema que contrasta de modo interesante y un Portnoy menos abusivo. Si dijera a mis contemporáneos que parcialmente “Come Together” bien podría encajar en este álbum, no estaría mintiendo. No significa esto que Into The Maelstrom sea otro Abbey Road. Siempre es bueno guardar distancias.

Caracterizada por una voz grave y una música que honra al nombre de la banda (Tren de Cementerio), este álbum engloba siete composiciones cuyos títulos hacen aún más lúgubre esta experiencia sonora, muy atractiva por demás. “Parasites” y “The Creep” son dos buenos ejemplos de este grupo australiano cuyo estilo es una particular mezcla de stoner rock y música country. Hay algo sadomasoquista en esta aventura que encuentra en la canibalística “She Likes To Eat The Skin”, con su banjo, silbido y un coro digno de un acto fúnebre, su más alta expresión. Este es uno de mis favoritos. Tremenda banda no apta para maníacos depresivos en trance y muy adecuada para curiosos y empedernidos buscadores de sonoridades no habituales.

Parquet Courts no busca inventar el agua tibia con su tercer álbum Sunbathing Animal. Los catorce temas que componen el álbum son un epitome de la velocidad, agresividad y diversidad que converge en la ciudad de Nueva York y que se enraíza directamente con la escena de los últimos años 70, con deudas al punk londinense. Canciones como “Bodies”, “Black and White”, “Up All Night” y “Vienna II”, dejan en evidencia el “new york sound” que produce Andrew Savege y compañía. Parquet Courts no concede entrevistas ni sesiones fotográficas, tocan en festivales, entran al estudio y vuelven a la carretera, y no les importa que los comparen con The Strokes y YeahYeahYeahs. Punk en estado puro, al menos por ahora.

Eugenio Scalise

Leonardo Bigott

Leonardo Bigott

Ashley Garrido

Andrés Puche

Tragavenao Orquesta Afrobeat

Sur

Tragavenao Orquesta Afrobeat

Independiente. 2014. Venezuela

Venezuela. 2014. Independiente

El líder de Holy Sexy Bastards tiene un alter ego. Andrés Puche se encuentra haciendo vida en otro país, lo que claramente está nutriendo su vena musical con culturas distintas a la nuestra y eso se evidencia en los once tracks de Sur, su primer esfuerzo como solista. El disco está lleno de canciones que pintan paisajes del soul (“Peligrosa”) o dignos de la psicodelia australiana a la Tame Impala (“Without you there’s no I”). Aun así, está auténticamente conectado a la raíz musical de Venezuela, y esto se evidencia en la tonada “Serpiente” o en

el tambor “Baile”. Hay otros temas muy arraigados a lo latino, especialmente por la Devendrística forma de cantar (“Mi hogar”, “Escúchame”, “Hambre de juventud”). En general, Sur es una belleza de álbum que canta al afecto a la familia y el amor en sus distintas formas de expresarse.

Alejandro Fernandes Riera

Música africana, jazz y funk, eso es en esencia el afrobeat, creado por el nigeriano Fela Kuti. Es inusual encontrarse con un grupo que cultive este género en suelo venezolano. Apenas ciertos coqueteos en temas de algunos artistas. De tal manera que puede afirmarse que Tragavenao Orquesta Afrobeat es pionera (junto a Raúl Monsalve). Nacida en el estado Zulia, hasta este año la agrupación sólo tenía un EP que fue bien recibido por la crítica y cosechó seguidores. Actualmente dieron a conocer su primer larga duración del mismo nombre de la orquesta.

Doce temas se pasean por el afrobeat reinterpretado a la venezolana por Tragavenao, cuyos integrantes vienen de distintos combos, lo cual le otorga una riqueza sonora al planteamiento de la banda liderada por el teclista Manuel Ruzza. El disco se puede descargar de forma gratuita.

Mercedes Sanz

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DISCOS PARA LEER

Morrissey

World Peace Is None of Your Business

Monsalve y Los Forajidos

Harvest. 2014. Inglaterra

Volumen Dos

Venezuela. 2014. Independiente

Morrissey solo hay uno. El inefable mancuniano regresa con un nuevo tratado sobre la sociedad, la política y las relaciones humanas, tras el estupendo Years of Refusal de hace cinco años. En ese tiempo ha ocurrido de todo en su vida, muy en especial lo referente a su precaria salud (hace poco anunció que sufría de cáncer), ha visitado varias veces Suramérica (no Venezuela) y publicado su auto biografía. Este nuevo álbum tiene de todo, desde fuertes críticas a la clase política y a la crueldad del ser humano (“Earth is the Loneliest Planet”), invitaciones a no votar (en el track que da nombre al

disco), parodias a los estereotipos masculinos (“I´m not a Man), declaraciones anti taurinas (“todos queremos que el torero muera”, canta en “The Bullfighter Dies”) y contra la violencia de género (“Kick the Bride Down the Aisle”), reflexiones sobre la relación exigente padre-hija (“Staircase at the University”) y mucho más. No falta tampoco su acostumbrado humor ácido y el componente de drama. El disco menos logrado de Morrissey siempre contiene momentos brillantes. Este en particular es un disco de alto nivel, de gran intensidad, quizá producto de la difícil etapa que

atraviesa desde hace un tiempo. Hay en él elementos novedosos, particularmente los elementos latinos como la guitarra española, acordeón, vientos y percusión, que le dan un interesante giro a algunos temas, siempre con su inimitable voz como conductora. Larga vida a Morrissey.

Ramírez (parte fundamental de C4 Trío) viene explorando por su cuenta y de manera muy seria el joropo tuyero, ahora con un cuatro de cuerdas de metal. Este disco fue grabado en vivo el 17 de julio de 2012, en la Sala Plural del Trasnocho Cultural (ver Ladosis #24), acompañado por Manuel Rangel (maracas), Javier Marín (bajo) y figuras históricas como Ismael Querales (bandola) y Mario Díaz (voz). El repertorio estuvo compuesto por emblemáticas composiciones de Díaz, Querales, Fulgencio Aquino, Pablo Hidalgo, Jacinto Pérez, Juan

Esteban García, Amado Martínez, el propio Ramírez y Pablo Estacio de Bacalao Men, quien participa en la interpretación de su ocurrente tema “El comegente”. Con un empaque digno de su importancia, este es un disco imprescindible para adentrarse desde una perspectiva moderna pero muy respetuosa de la tradición en una de las vertientes de la música venezolana más importantes y representativas de la identidad nacional.

Juan Carlos Ballesta

Edward Ramírez

Cuatro, maraca y buche

Guataca. 2014. Venezuela

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Más elaborado, como si fuese una evolución del primer trabajo, Mecha (2009), así se presenta el esperado segundo álbum de Monsalve y Los Forajidos, uno de los proyectos más impactantes en la escena de la música experimental venezolana. Su guía, el bajista Raúl Monsalve, viene de recorrer un largo camino que abarca su paso por kRé, Cabezón Key, San Bombó, entre otros. Cuando dio a conocer su ópera prima, no sólo sembró seguidores, sino también hizo que la crítica musical estuviera tras sus pasos. Siguiendo la senda del afrobeat, música caribeña y latin jazz, presentes en Mecha, este Volumen dos está marcado por la música afro venezolana, otro elemento en el que ha venido trabajando Monsalve junto a los músicos barloventeños Johan Aguilar, Luis Germán Camacaro y Luis Hidalgo, así como también con Manuel Moreno, del grupo Herencia. Conforman la banda, además de Monsalve, músicos de altos quilates: José Ignacio Benítez (guitarra, voz), Juanma Trujillo (guitarra), Leo Córdova (batería), Rafael Greco (saxo, flauta, percusión), José Miguel “Chemi” Gutiérrez (teclados) y José “Viruta” Martínez (congas). Esta obra refleja formas de composición distintas que incluyen el azar, la improvisación, atmósferas psicodélicas, el ruido y percusiones no convencionales en la música popular. Un disco que huye de lo establecido. Un disco forajido.

Eduardo Vallejo Mercedes Sanz


DISCOS PARA LEER

Robert Plant

Spoon

Inglaterra. Nonsuch/Warner Bros. 2014

Loma Vista Recordings. 2014. EE UU

Lullaby… And The Ceaseless Roar

Sr. Langosta

They Want My Soul

Stardeath and White Dwarfs

Sr. Langosta

Puerto Rico. 2014. Independiente

Wastoid

Warner Bros. 2014. EE UU

Si algo ha caracterizado al legendario vocalista de Led Zeppelin, es su afán de buscar nuevas fórmulas sonoras. En lo personal, este es el trabajo que más ha llamado mi atención de los diez que tiene como solista. Acompañado por The Sensational Space Shifters, Plant nos lleva desde el tradicional “Little Maggie” hasta la espacial y hermosa “A Stolen Kiss”, sin abandonar sus raíces en “Poor Howard”. Plant ya sabe de sus limitaciones vocales por los avatares del tiempo, es entonces donde inteligentemente puede sentirse que aquel cantante de “Black Dog” ha optado por transitar predios más exóticos donde prevalece la fusión de estilos. Plant se establece con este álbum como un músico de vanguardia con un lenguaje propio de grandes como Gabriel o Hammill.

El parón de cuatro años le sentó bien a Britt Daniel y los suyos. Su octavo disco es una de las joyas más disfrutables del año. Con ‘They Want My Soul’, los texanos varían un poco la fórmula de sus discos anteriores y se adentran en texturas más pop (“Inside out”, “Rainy Taxi”, “Do you”). Su trabajo de guitarras es de lo que más me gusta de toda su discografía y no decepcionan en la genial “Rent I Pay”, al igual que en el tema que da nombre al disco. Ellos no ocultan que su intención con They Want My Soul es hacer un disco más accesible a las masas que sus anteriores trabajos. Sin embargo, mantiene la personalidad, la forma de componer y la calidad innegable que han pregonado desde siempre. Altamente recomendado.

Sr. Langosta es un trío de jazz, aunque no suena al tradicional estadounidense. Jorge Andrés Ferreras en la guitarra, Manuel Rodríguez en el bajo eléctrico y Gamaliel Santiago en la batería presentan este año su homónimo primer disco. Acid jazz, funk, rock, blues, latin jazz y ambiente electrónico se oyen a través de composiciones de Ferreras, excepto “Reflections” de Thelonious Monk; “Machine Gun” de Jimi Hendrix; y “Babe, I’m Gonna Leave You” de Anne Bredon, según la versión de Led Zeppelin. Guitarras distorsionadas, texturas psicodélicas e improvisaciones son el fuerte de Sr. Langosta, que también incorpora otros instrumentos gracias a los músicos invitados. Vuelta al rock clásico de los 60 y 70, free jazz y aire latino confluyen en este disco. Buen debut el de estos puertorriqueños.

Me interesé en este disco porque me pareció increíble la portada, por nada más. Solo había escuchado de la banda a medias por su intervención en el disco tributo a Dark Side of the Moon que hizo The Flaming Lips en 2009, pero más allá de eso, ni una canción. Quizás por esta razón, la sorpresa al escuchar Wastoid fue tan grata y disfruté tanto explorar esos universos que plantean en sus canciones (los cuales, estoy seguro que alegrarían a Syd Barrett). No esperen escuchar algo fácil. Esto es rock psicodélico de pura cepa, repleto de sonoridades oscuras y una voz perturbada que recita de una manera muy lúgubre. “Birds of War” y “Frequency” son los puntos más altos y decretan las dos líneas de sonido que siguen el álbum casi paralelamente, las cuales en algún momento se cruzan y siguen su camino.

Leonardo Bigott

Alejandro Fernandes Riera

Mercedes Sanz

Alejandro Fernandes Riera

Gabriel Dávila

Mantra

Independiente. 2014. Venezuela

Independiente. 2014. Venezuela

Uno

Estupenda adición al catálogo discográfico jazzístico de Venezuela, últimamente con una producción no tan prolífica. El guitarrista y compositor Gabriel Dávila (primo de la conocida pianista Prisca Dávila), ha confeccionado un sólido álbum debut compuesto por seis composiciones propias, una del bajista Heriberto Rojas (parte fundamental de este trabajo) (“A modo de blues”) y tres versiones de nombres emblemáticos como Sonny Rollins (“Airegin”), el fallecido pianista sueco Esbjörn Svensson (“Elevation of Love”) y Bronislaw Kaper (“Green Dolphin

In Solitude… I´ll watch you fall

St.”, convertida en estándar de jazz luego que la grabara Miles Davis en 1958). Giles Grivolla (saxo) y José Núñez (batería) completan el cuarteto que acompaña a Dávila en esta exquisita primera aventura de 63 minutos, que hace prever un gran futuro para este joven guitarrista.

Carlos Varela

Con un concepto introspectivo basado en la evolución de la decadencia humana, el cual sirve como motivo central de los 12 temas que lo componen, sale a la luz el primer larga duración de la agrupación de death metal melódico Mantra, In Solitude… I´ll watch you fall. Influenciados por los sonidos de este género creado en los países escandinavos (Suecia y Noruega, principalmente), la ópera prima de esta banda está compuesta por un repertorio de composiciones veloces y abrasivas como “Reflected in Blood” y “Message Were Left”, alternándose con otras matizadas con toques de

melancolía y agresión como “Safe in the Wound”. Este álbum presenta un producto final que, acompañado de un meticuloso trabajo de producción, muestran un trabajo de alta factura, algo que cada vez se hace más recurrente dentro del metal creado en Venezuela.

Carlos Daly


DISCOS PARA LEER

Los Mentas

Dios, El Diablo y El Dinero

Buenaparte

Independiente. 2014. Venezuela

Estoy de paso

Independiente. 2014. Venezuela

Los Mentas vuelven a las tarimas con un nuevo álbum y ya a las primeras canciones te imaginas escuchándolos en vivo. El disco muestra que esta banda, después de más de 16 años de trayectoria, se encuentra en plena forma y sigue una de las mejores del país. Sus líricas siguen entonadas con el país, la vida de sus jóvenes, donde se destaca el alcohol, el dinero (o la falta de él) y las mujeres. El álbum cuenta con diez temas y fue producido por la misma banda, la cual se encuentra conformada desde sus inicios por Juan Olmedillo (voz y guitarra), Carlos Aray (guitarra y coros), Héctor

“Lucas” Paredes (bajo y coros) y Richard “Chicha” Blanco (batería y coros), junto al recientemente incorporado Luis “Druppy” Pulido (guitarra y coros). Desde sus inicios, Los Mentas han presentado discos temáticos y esta nueva producción no se queda atrás. La temática para este fue el dinero, el éxito y el fracaso a través de la historia de Julián “Pataenelsuelo” y en el formato de una misa. Realmente imaginativo. El disco inicia con una “Procesión de entrada” y termina con un “Podéis ir en paz”, además también cuenta con primera, segunda y tercera lectura. Los

Mentas han mantenido su estilo con el pasar de los años pero su sonido ha evolucionado progresivamente. En los temas se puede escuchar la misma energía que transmite la banda desde que inició en 1998, junto a esa sensación de querer saltar y cantar cada tema. Una vez más, esta banda de rockabilly/surf/ punk rock ha dado en el clavo; Dios, El Diablo y El Dinero no tiene pérdida.

Venezuela cada vez se vuelve un país más variopinto musicalmente y aún hay géneros que no hemos explotado, o no de la forma correcta. Marti Ann, un dúo integrado por Nicolás Montezuma y Elio Bustillos (ex Manpas), están llenando un vacío de R&B y soul en la música nacional. Sus influencias van desde Justin Timberlake a Frank Ocean, pisando obligadamente a The Weeknd. Estrenaron su primer EP que, sin duda, entra en la lista de lo mejor del año. El material está perfectamente vocalizado; la instrumentación orquestada por el

Dj Manuel Ferraz es interesante y tienen una puesta en escena muy buena. First es un trabajo coherente con las tendencias musicales del 2014 y les perfila como uno de los proyectos más importantes del pop venezolano en años venideros. En contra tienen la limitante del idioma y la falta de un tema más upbeat, que les daría un espectro de trabajo más amplio para no repetirse. Aún les queda carrera para experimentar.

Andrea Daly

Marti Ann

First EP

Independiente. 2014. Venezuela

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Alejandro Fernandes Riera

El segundo disco del cuarteto formado por Nelson Castro (voz, guitarra), Andrés Cordero (batería), Jean Carlos González (bajo) y Christian Cordero (guitarra) reafirma a esta agrupación como una de las mejores del momento y sigue contribuyendo a considerar a Puerto La Cruz como la ciudad venezolana con la mayor densidad de buenas bandas por kilómetro cuadrado. El comienzo, “Las luces”, es un temazo y pone el listón muy alto. Sin embargo, los doce temas restantes poseen cada uno la suficiente entidad como para configurar uno de los discos de rock del año en nuestro país, con la notable producción de Reynaldo Goitía y la excelente grabación de Max Martínez y Rodrigo Vera. Las influencias siguen ahí: The Beatles, Oasis, Credence, Travelling Wilburys y por supuesto, Tomates Fritos. Entre todos destacan los pegadizos temas “Nadie más” y “Buscándote”, el country rock “El zapatero”, la balada “Liubliana” y la melodiosa “Así vale todo”. Buenaparte tiene todos los ingredientes que debe tener una banda de rock creíble, honesta y directa, y entre todo ello, lo principal: buenas canciones, letras consistentes y excelente ejecución. Juan Carlos Ballesta


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CRÓNICAS DEL ROCK

FESTIVAL NUEVAS Fotos: Luis Cantillo

L

La mesa servida para 15 días de acción. Las actividades del Festival comenzaron el sábado 4 con la proyección del documental Detrás de la puerta - La historia documentada de Zapato 3 en la Plaza Los Palos Grandes, puerta de entrada para la programación que incluyó esa semana el bautizo del libro Cayayo: Alma Perpetua de Eugenio Miranda y el tributo que le rindieron Gabriel Figueira, Rodrigo Gonsalves, Octavio Suñé, Alberto Arcas, Kmaron y Laura Guevara, casi todos ellos también participantes del tributo a Cerati junto a Alain Gómez (Famasloop) y Luis Irán (Los Paranoias). La Sala Cabrujas de Los Palos Grandes se quedó pequeña y mucha gente tuvo que resignarse a no entrar. También se proyectó el documental “Dos décadas de sentimiento”. Foros como “Tendencias musicales en la era digital”, “Rock para leer” y el ciclo en el IESA, sumaron valor a la jornada, así como los talleres organizados por Yamaha y todas las actividades paralelas que se organizaron en el municipio El Hatillo que incluyeron presentaciones en locales y espacios abiertos, en las que participaron Marianne Mali, La Pequeña Revancha, Kuamasi, Danel Sarmiento Sound System y Soma Lunar.

Martes 14

El inicio de los conciertos con las bandas concursantes fue el martes 14, en el Teatro de Chacao. Las tres primeras agrupaciones fueron Marti Ann, Retrovisor y La Última

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Resulta imprescindible asistir a cada Festival Nuevas Bandas para nutrirse sobre la realidad que se maneja en el hervidero en el que se forman las agrupaciones. Así ha sido la costumbre para nosotros desde 1991, así que 23 años después la tradición sigue incólume. Esta vez la modalidad del Festival cambió por motivos ligados a la coyuntura económica. Sin embargo, su reinvención fue positiva ya que por dos semanas (del 4 al 18 de octubre) la ciudad estuvo repleta de actividades de diversa índole y alcance. La banda vencedora fue Niño Nuclear, de Barquisimeto Los Mentas

Thule, con diferente orientación. El trío Marti Ann tiene la lección aprendida sobre el soul electrónico actual, por ello no extrañan las influencias de Jamie Woon, James Blake, The Weeknd y Frank Ocean. Muy buenas secuencias y excelente voz. Solo faltó más veneno a la guitarra y composiciones menos parecidas entre sí. Retrovisor contó con el peor sonido de la semana, cuestión que inexplicablemente fue el denominador común para todas las bandas, muy en especial el sonido de la batería. Se divirtieron en tarima, pero afuera pocos pudieron apreciarlos, aunque Niño Nuclear

Juan Carlos Ballesta

hayan contado con una nutrida barra. La Útima Thule por su lado presentó el material de su nuevo disco, pero pecó por exceso al no matizar su presentación. El cierre de la noche fue la gran sorpresa con la Orquesta Experimental de Rock de Barquisimeto, versionando canciones del rock venezolano de forma magistral. Se atrevieron, entre otros, con Los Mentas, La Vida Bohème (“Flamingo”), Zapato 3 (“Obstinado” sonó a Apocalyptica), Caramelos de Cianuro (“El martillo”), Dermis Tatú (“Dirección opuesta”, cantada por Laura Guevara, quien además interpretó “Agua”, tema quizá un poco fuera de orden). La orquesta fue acompañada en algunos temas por Octavio Suñé (quien cantó “Girasol” de su antigua banda La Nave), Alain Gómez y Luis Daniel González (“Por estas calles” y “Choro Dance”), Henry Ollarves (Bioshaft) rapeando sorpresivamente junto a Rojo (Cuarto Poder), y Onechot, quien cerró con “Rotten Town”.

Miércoles 15

La segunda noche trajo consigo la estupenda propuesta de Phonit, cuyo space rock con elementos progresivos y pinceladas de Radiohead y Sigur Ros, sonó acoplada y prometedora. Tripland, de Puerto La Cruz, divirtió con un boogie blues universal enraizado con la generación Woodstock, mientras que Los J no pasaron de un rock un tanto convencional.


CRÓNICAS DEL ROCK

BANDAS 2014 La banda invitada fue Los Mentas, que se lanzó un show redondo con buena parte de sus canciones más conocidas y varias de su nuevo disco, Dios El Diablo y el Dinero. Vestidos con unas batolas blancas, los cuatro mentas sonaron fantásticos. Raro fue verlos desde una butaca.

Orquesta Experimental de Rock

Jueves 16

La tercera noche comenzó con BIDAIA, banda con excelente nivel de ejecución pero con una voz que no estuvo a la altura. De Valencia se presentó I:O, única agrupación instrumental, que realmente impresionó por su brutal sonido postrockero y un baterista fantástico que por su manera de tocar parecía zurdo (aunque la batería no la movieron). A la postre, se llevaron la mención tras la banda ganadora. Programada como la jornada más fuerte, la tercera banda concursante fue la metalera Maskhera, ya conocida en el círculo de metal. Nada nuevo bajo el sol. Candy 66 fue la encargada de cerrar la noche y como siempre ocurre con ella, su público la arropó.

Viernes 17

El turno final fue para tres bandas del interior. Primero apareció Joudy Ju, de San Cristóbal, con su rock ruidoso de tres guitarras y un excelente bajista (quizá el mejor del festival). Algo les faltó. Yalung Tang, de El Tigre, tampoco impresionó con un rock falto de malicia. Todo lo contrario ocurrió con Niño Nuclear de Barquisimeto, un quinteto desenfadado que no oculta sus influencias de Pixies, Sonic Youth, Yo La Tengo, Nirvana, The Jesus & Mary Chain… Un noisy rock sólido, aderezado por sonidos espaciales provenientes de las teclas, que merecidamente se llevó el Festival 2014. Una decisión que tomó el jurado compuesto por Iván Matta, Rafael Cadavieco, Pavel Tello, Félix Allueva, Manuel Redondo y William Padrón. Para completar el cartel no capitalino, el cierre correspondió al cuarteto merideño Charliepapa, que sonó bastante bien y dejó a todos contentos. Hay una gran diferencia entre ver a las bandas en un teatro o en una gran tarima en lugar abierto. En un teatro todas cuentan con las mismas condiciones de iluminación y se supone (aunque no haya sido el caso) que el sonido debería apreciarse mejor.

Jornada de cierre

El sábado 18 en una variopinta jornada en la Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes,

se llevó a cabo la conclusión del festival, en una alianza con el Sibelius Fest que realizó una nueva y exitosa edición de su concurso de guitarristas. Con un marcado retraso se produjo el comienzo del Sibelius Fest, con la participación de cinco guitarristas provenientes de una selección entre cientos de guitarristas. Como ganador fue elegido por decisión unánime del jurado, Mikael Carnevali, cuya participación impresionó a todos. Funky, jazz fusión y progrock, fueron su impecable carta de presentación. Una ambiciosa iniciativa que se ha internacionalizado gracias a Phillip Seer, guitarrista y líder de Sibelius, banda que cerró en gran forma con un concierto junto a la Orquesta Filarmónica de Lara. Después del concurso, se presentó Niño Nuclear, bajo una pertinaz lluvia que no impidió que proyectaran al público una gran y espontánea energía. Los que no lo habían visto el día previo comprobaron que su triunfo en el Festival era más que justo. Los Beat 3 siguieron con un show contundente basado principalmente en el repertorio de la última etapa Beatle. Canciones como “Helter Skelter”, “I Am The Walrus”, “Strawberry Fields Forever”, “While My Guitar Gently Weeps”, “With a Little Help From My Friends” (fusionando la versión original con la salvaje de Joe Cocker), “Eleanor Rigby” (en versión rockeada, entre otras), sonaron muy potentes. Tras este siempre bienvenido acercamiento a The Beatles, prosiguió el homenaje a los 55 años del rock venezolano. Los Humanoides (junto al baterista de Vltravioleta, Tomás Zavala), se encargó de desgranar un repertorio generoso que arranca en los años 60 con temas de Los Darts, Los 007, Los Impala, sigue a los 70 con Los Tres Tristes Tigres y Azúcar Cacao y Leche, hasta llegar a los

años 90. El arranque fue con “Ahora es tarde”, “Solo otra vez”, “Detén la noche” y “La guitarra”. Todo tipo de invitados le dieron un especial sabor a algunos de los temas. “Taxi” (contó con Jorge Spiteri, “Lluvia” fue cantada por Mattía Medina (Charliepapa), mientras Pedro Pérez (PP´s) apareció para cantar “Buena Suerte”, tema de Desmond Dekker popularizado por Las 4 Monedas. Vanesa Gouveia (Famasloop) cantó “Qúimica” de Frank Quintero, mientras Boston Rex se animó con “Algo eléctrico” de Aditus. Una de las grandes sorpresas fue la de Ivo (Los Supersónicos) quien cantó “Imagíname” y realizó su dramático performance tirándose en el piso, algo que hacía en TV en el Show de Renny. Fue un gran momento. También fue excelente la fusión entre “Cucaracha” de Bacalao Men y “Caracas para locos” de Vytas Brenner, con Rojo de Cuarto Poder luciéndose. Los Humanoides solos hicieron una especie de popurrí uniendo “Girasol” (La Nave), “Mantarraya” (Claroscuro), “Pienso perdonarte” (Zapato 3), “Sutil Sonido” (Pacífica), “A veces” (Todosantos), “Camina” (Fauna), “Fe” (Candy 66) y “Dinamita” (La Puta Eléctrica). Entonces apareció Mariana Rengifo (Marianne Mali) para cantar estupendamente “Agradable Calor” de Sentimiento Muerto, seguida por Alberto Arcas con “Canción suave” (Caramelos de Cianuro) y Luis Irán con “Corazón gris” de Dermis Tatú. El final fue otro popurrí con “Dios es máquina” (La Muy Bestia Pop), “Acetato” (Dios Le Pague), “Cangrejo” (La Leche) y “Políticos paralíticos” (Desorden Público), esta última con Víctor Rodríguez desatado. El balance general del Festival Nuevas Banda 2014, a pesar de ciertos detalles, fue positivo. Casi un cuarto de siglo después, aun respira sin jadear. I:O

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AHÍ ESTUVIMOS

Yordano Teatro de Chacao, Caracas (Octubre 25, 2014)

Foto: Carlos Sánchez

Desde el momento en que fue anunciado este concierto, la expectativa fue muy grande. Las entradas se agotaron muy rápido y hubo de abrirse una tercera función el viernes 24 que igualmente se agotó en un día. Los venezolanos conocieron la noticia del cáncer que enfrenta Yordano y desde ese momento la sensibilización colectiva se ha potenciado. Vale decir que el amor, aprecio y respeto que se profesa a Yordano data desde hace 30 años, momento histórico para la música pop venezolana cuando fue editado el famoso álbum negro que lo colocó en primer plano. Precisamente la ocasión para celebrar estos conciertos fue la de las tres décadas de ese emblemático disco, cuyo contenido casi en su totalidad pertenece al inconsciente colectivo ya no solo de aquella generación que vivió a plenitud los años 80. Es un disco patrimonial con un contenido que ha trascendido la época en que se concibió, cuando la industria discográfica nacional vivía uno de sus grandes momentos. La ocasión, por tanto, fue aprovechada para presentar no solamente las canciones de aquel disco, sino buena parte del repertorio más conocido y algunos temas nuevos. Acompañado de una soberbia banda que incluyó a dos de los miembros participantes de la grabación de aquel disco y la recordada Sección Rítmica de Caracas (el percusionista Carlos “Nené”

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Quintero y el guitarrista y director de la banda, Eddy Pérez) y algunos invitados, Yordano lució espléndido y agradecido, además de emocionado, desgranando un generoso repertorio de 30 temas. “Por estas calles” abrió fuegos, como para salir lo antes posible de un tema que lo ha acompañado muy a su pesar por más de 20 años y que lamentablemente sigue estando demasiado vigente. Aprovechó entonces para tocar varios temas no tan habituales como “A la hora que sea” y “Media luna”. Agarró entonces por primera vez la guitarra Gibson para cantar “Locos de amor”, que dio paso a la magnífica “Vivir en Caracas”, en una versión a lo Dylan con armónica y el piano de Hildemaro Álvarez. Comenzó la nostalgia en firme. Pero de inmediato se trasladó a 2014 para interpretar dos composiciones lanzadas en febrero durante las protestas estudiantiles. “Manifiesto” es sin duda una declaración de principios y una cachetada al país, con un texto valiente. “Quiero vivir (Aquí)” es otra manifestación de deseos de seguir permaneciendo y perteneciendo a este país, aunque dada su enfermedad también podría aceptar otra interpretación. Otros dos temas de su reciente y estupendo disco Sueños clandestinos (2013) (ver Ladosis #27), siguieron: “Siempre la brisa” y “Llueve sin parar”, que fue acompañado por un llamativo videoclip animado. Se produjo entonces una primera pausa.

Finalmente, llegó el momento de comenzar a presentar las canciones del disco homenajeado, momento en el que abandonó su nombre Giordano para comenzar a llamarse Yordano. Primero sonó “Chatarra de amor”, tras la cual recordó a los músicos que lo acompañaron entonces (Ezequiel Serrano, Lorenzo Barriendos, Willie Croes y los mencionados Nené Quintero y Eddy Pérez). Siguió con “Algo bueno tiene que pasar”, “No queda nada” y “Ella se fue”, que casi nunca toca en vivo. El teatro coreó con felicidad “No voy a mover un dedo”, “Hoy vamos a salir” y prácticamente a capella “En aquel lugar secreto”. Un momentazo ocurrió con “Manantial de corazón”, con la voz de Trina Medina en plan estelar. Yordano no abandonó nunca la distintiva pose con las piernas abiertas que lo acompañó en los 80. “Bailando tan cerca” fue aprovechada para que la sección de metales conformada por Jorge Rivera (saxo), Joel Patiño (trompeta) y Terry Bonilla (trombón) se luciera y para que tanto los percusionistas Nené Quintero y Diego “El Negro” Álvarez, y el baterista Nelson Sardá hicieran unos apropiados mini solos, con el soporte siempre correcto del bajista Willian Velázquez. Fue uno de los momentos más festivos de la noche, seguido por otra pequeña pausa. El segundo segmento lo cerró “Otra cara bonita”, con Mariaca Semprún de invitada.


AHÍ ESTUVIMOS

Prisca y Marieva Dávila Centro Cultural B.O.D., Caracas (Septiembre 14, 2014)

Foto: Leonardo Bigott

Yordano regresó solo para interpretar una nueva canción, que aunque no dijo cómo se llamaba presumimos que se titula “Que sería de mi sin ti”, dedicada a su esposa y también manager Yuri Bastidas. Su voz se quiebra al dedicársela junto al siguiente tema, “Una vez más”, que interpretó junto al guitarrista Álvaro Paiva y el Negro Álvarez. Los dos temas reflejaron, además de agradecimiento, mucho amor por una persona indispensable en su vida, que salió a darle un beso. Entonces prosiguió uno de los momentos más conmovedores con “Perla Negra”, que primero enmudeció al teatro, luego lo puso a cantar y finalmente a llorar, tal como hizo la guitarra de Eddy Pérez. “No la toquen más”, versión de Ben E. King y luego la muy sensible “Todo el amor”, sirvieron de bisagra para la siempre esperada “Días de junio”, en la que el apacible bamboleo del público sobre las butacas era contagioso. La fiesta llegó a su final con “Muñeca de lujo”, otra poco habitual, y la contagiosa “Madera fina”, de nuevo con Trina Medina en plan estelar y Yordano bailando de forma contenida. Antes, procedió a agradecer a todos los asistentes, a los venezolanos en general, a la banda, al equipo de producción, a Ilan Chester, a Luis Chataing y a todos los que han organizado eventos para ayudarlo. Fue un gran concierto, con una producción de altura con una disposición en tarima bastante llamativa. ¡Long live Yordano! Juan Carlos Ballesta

La celebración de este concierto tuvo como motivo principal el bautizo del álbum Un piano, dos hermanas (ver Ladosis #31). Las Dávila, han labrado su camino al éxito con los elementos fundamentales de todo gran artista: amor y dedicación. Como las más laboriosas de las abejas, ambas se han ganado el afecto del público por el tesón y la constancia con la cual han dibujado ese camino tan exigente como es el del músico profesional. Si bien ambas tienen trabajos solistas, éste resume parte del trabajo por separado que han hecho durante varios años. La sala agotada, vio las luces hacerse más y más tenues para permitir que una breve ceremonia bautizara este hermoso trabajo musical. Tras la ceremonia, Marieva interpretó “Esencia” para dar inicio al concierto. El tema, de su autoría, fue seguido de elocuentes palabras sobre su maestro, Gerry Weil. Luego del comentario, salieron a escena Adolfo Herrera, Heriberto Rojas y Goyo Reyna, baterista, bajista y cantante, respectivamente, quienes acompañaron a Marieva en la interpretación de un tanguillo llamado “Lorca en Caracas”, con el habitual aire flamenco que suele dar la voz de Goyo. Posteriormente, Marieva interpretó otro tema de su autoría titulado “Amor subversivo” lo que permitió al público conocer a otro integrante de la familia Dávila, su primo Daniel. Guitarra en mano, Daniel fue articulado y prudente en

su ejecución, contribuyendo a un sonido más jazzístico en éste y otros temas. La salida de Prisca a escena comenzó con la interpretación a cuatro manos de “Polo margariteño”. La sentida y poco frecuente ejecución cautivó a la audiencia que ya a mitad de concierto mostraba satisfacción. Uno de los momentos estelares llegó con el tema “Pikitango”, tango al estilo Prisca (Piki) que es por ahora un tema inédito que refleja claramente el interés de la autora por este género musical y otros del cono sur que al parecer marcará el camino a seguir en próximas presentaciones. “Alma llanera” a piano solo fue presentada con un extenso “intro” antes de la parte vocal. Gabriel retornó al escenario para presentar un tema propio con Adolfo, Heriberto y Prisca como acompañantes. Prisca compartió con la audiencia los recuerdos de su experiencia con el maestro Aldemaro Romero y dedicó el tema a su abuelo, esta vez teniendo como invitado al célebre maraquero Manuel Rangel. Otro tema estándar del repertorio de Prisca es su “Frigiando merengue” que trajo a escena a Marieva como “bailaora” con todos sobre la tarima. “Setoconao” y “Pikirillo” signaron el cierre del emotivo concierto con el anuncio de una próxima presentación llena de sorpresas.

Leonardo Bigott

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AHÍ ESTUVIMOS

Manuel Rangel

FESTIVAL RETRO 50, 60, 70 y 80

Centro Cultural B.O.D., Caracas (Octubre 2, 2014)

PDVSA La Estancia, Caracas (Sábados y domingos de agosto, 2014)

La sabiduría popular suele decir que “todo tiempo pasado fue mejor”. ¿Y qué mejor testimonial que el Festival de Música Retro realizado en Pdvsa La Estancia el pasado agosto? Hay que darle un espaldarazo a toda la programación cultural que ese recinto ha desarrollado en tiempos recientes. Bajo mi óptica, este primer Festival Retro es una oportunidad para rendir tributo a un nutrido grupo de músicos que son parte indisoluble de la historia del “rock hecho acá” y en consecuencia parte inseparable del patrimonio musical venezolano, con frecuencia olvidado. Nombres como Ivo, Trino Mora, Edgar Alexander y Henry Stephen fueron algunos de los que se presentaron en el conocido centro cultural. El primer día (Día Nacional de La Bandera), trajo el sonido de Los Ángeles Negros y Los Terrícolas. Mi asistencia a tres de estos conciertos corroboró un hecho importante, la música de esas cuatro décadas aún sigue viva, al menos para un nutrido grupo de personas que ya tienen “medio viaje recorrido”. El sábado 9 se presentaron Los Beat3.

Foto: Leonardo Bigott

El maraquero y guitarrista barquisimetano es uno de los músicos más importantes de la actualidad. Sus diversos proyectos musicales son una invitación a un mundo sonoro de una riqueza infinita. Sus ideas han abierto nuevos caminos a la música venezolana y más notoriamente a un instrumento que desde su creación poco había tenido que ver con un rol diferente al rítmico. Elementos poéticos, sonoros y la plasticidad de la danza concurrieron en un trabajo de buen gusto que pudiera enmarcarse como un proyecto multidisciplinario donde lo aural y visual conjugan con total armonía en una de las aventuras musicales más atractivas que, quien suscribe, haya podido experimentar. Usando las maracas y la guitarra para crear capas sonoras reiterativas, Manuel logró generar una atmósfera polifónica sui generis. Una sala oscura resaltaba el rojizo tono de las luces de las maracas y al fondo versos recitados por el célebre Jorge Luis Borges confirieron trazos surrealistas a un escenario decorado con telas que pendían del techo y entre las cuales apareció Daniela Tuguez, connotada bailarina venezolana. Poco después, se escuchaba la voz de Betsayda Machado entonando “Corral de ordeño” mientras lentamente aparecía en escena. Al final, se fue ausentando del mismo modo circunspecto y ligeramente misterioso mientras el verso “viento de agua” se desvanecía con ella. Igual de misteriosa fue la aparición del percusionista Nené

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Quintero para el tema “El Pau”, composición en la cual igualmente Manuel utilizó recursos electrónicos para la guitarra y las maracas. Debo destacar que ésta es la tercera vez que asisto a un concierto de Manuel y cada vez ha sido diferente, lo cual es altamente meritorio y prueba de esa constante búsqueda que caracteriza a los genios musicales. El siguiente tema vino con aires morunos para el cual Daniela bailó la conocida pieza de Isaac Albéniz, “Asturias”, tema universal del repertorio de la guitarra clásica, que es el instrumento de grado de Manuel y a quien pueden apreciar en el disco Instinto. “Temazcal” vino acompañado de un interesante relato en el cual Manuel habló de un ritual practicado por la étnia Yekuanas (México), para luego interpretar este tema valiéndose de una pista electrónica con las sonoridades del arpa mexicana y las flautas de estos indígenas. El cierre vino de manos de otro músico excelso, Edward Ramírez, quien dejando C4 Trío a ratos, ha unido esfuerzos con Manuel en un proyecto llamado Locos De Carretera. Esta parte del concierto reflejó esa interesante alianza en el tema “El misterioso” en el cual Edward demostró por qué es considerado uno de los cuatristas más importantes del país. No pudo faltar un bis de características orgánicas. La sala colmada, vio a todos los invitados sobre la tarima improvisar a modo de resumen de una noche inolvidable. Leonardo Bigott

Gerry Weil El Hatillo Jazz Festival Anfiteatro del Centro de Arte El Hatillo, Caracas (Septiembre 12, 2014)

Una buena noticia ha resultado el retorno de este festival que durante una década fue referente importante de la movida musical caraqueña y que llevaba seis años sin celebrarse. Hoy son otros tiempos, paradójicamente más apropiados para la música que, para esta oportunidad, trajo tres fechas, diez localidades incluyendo la pintoresca Plaza Bolívar, y varias decenas de músicos de nivel internacional entre los que destacaron Húascar Barradas, C4 Trío, Alfredo Naranjo Cuarteto y el legendario Gerry Weil. Este último, encargado de abrir el magno evento con un quinteto que, bajo mi óptica, ha sido el más atractivo de su historia musical por ser una especie de nova et vetera. El consagrado Carlos “Nené” Quintero y Gerry con una experiencia tan vasta como la historia del jazz venezolano y tres destacados jóvenes: el trompetista Noel Mijares, el bajista Freddy Adrián y el baterista Simón Hernández. Todos son parte de la crema y nata de la actualidad jazzística local. Un anfiteatro colmado de entusiastas, una noche


AHÍ ESTUVIMOS

Alejandro, Carlos, Iñigo y Zarik revivieron con un toque personal la grandeza de The Beatles con los temas clásicos de su primera etapa “She Loves You”, “All My Loving” y “Can’t Buy Me Love”, ante una audiencia delirante, en el mejor de los sentidos. El domingo 10 se presentaron Los Pasteles Verdes con un repertorio de temas románticos clásicos, muchos de ellos coreados por la fiel audiencia. Los 007, legendarios y uno de los más relevantes de la década de los 60s junto a Los Darts y Los Supersónicos, dejaron escuchar sus versiones de “El último beso”, “Soplando en el viento” y “Detén la noche”. De su presentación destacan dos hechos importantes: la muerte del baterista Manolo Álvarez pocos días antes de esta presentación y la calidad vocal que aún mantiene Jorge Chapellín. La semana siguiente fue para Los 3 Tristes Tigres y Henry Stephen. Los primeros con sus conocidas versiones de “Matrimonio”, “Ata una cinta amarilla” y el clásico de Gilbert O’Sullivan “Solo otra vez”. Una grata sorpresa del grupo fue la interpretación de “Sin una ilusión” del efímero grupo español Moby Dick (1971). Las características armonías vocales del famoso trío del los 70 fueron acompañadas por la nutrida audiencia. Aunque Henry Stephen no logró capturar mi atención, fue evidente que sigue siendo uno de los personajes musicales más queridos

Foto: Leonardo Bigott / Los 007

del país. Es una clara evidencia que hay un público que sigue con vehemencia a estas leyendas de nuestro pop rock. Las otras presentaciones incluyeron a Eddie Castro (“Arena blanca”) y un tributo a Carlos Moreán cuyo estado de salud actual está muy comprometido. Si no has

Foto: Leonardo Bigott

como pocas y el Gran Maestro, quien con su característica sencillez apareció con un maletín que portaba las partituras de la música para esta ocasión. Inicialmente en formato cuarteto, sin trompeta, Gerry dio inicio con “Musashi”. Hace tan sólo un par de meses presentó Reflexiones, un íntimo concierto a piano

solo en el cual la mencionada pieza, junto a otras del repertorio, conformaron una pequeña historia de jazz. Para esta oportunidad Weil las presentó por separado. Ya con el quinteto, interpretó dos clásicos universales: “Maiden Voyage” de Herbie Hancock y “Ain’t Misbehavin’” de Fats Waller. Ambas vehículos idóneos

sentido antes esa sensación del tiempo detenido, es probable que este festival repita el próximo año. Así, tendrás la oportunidad de revivir recuerdos de otros tiempos, mejores según muchos. Leonardo Bigott

para que esa nova sección demostrara su capacidad instrumental. Así también fueron “Peces dorados (Kingyo)” y una de las obras maestras de Miles Davis, “Nefertiti”, claro terreno para apreciar la sensibilidad de Mijares. Vendría luego lo que ya es un clásico en las presentaciones de Gerry y Nené, “Brisas de El Ávila“, una audiencia hipnotizada disfrutando al Nené y su impecable obra sonora. “5 Reikis”, práctica espiritual desarrollada en 1922, es la oportunidad de Gerry para compartir su espíritu con la audiencia. En esta ocasión hilvanó su intrínseca poesía con otro aspecto de su vida que siempre ha sido parte importante en sus conciertos, el llamado a conectar con la naturaleza, el grito ecológico. Añadiendo un toque contemporáneo, Weil cantó el “Rap de las tortugas verdes” y “Verde salvaje”. El maestro culminó con “El encuentro” y una audiencia plenamente satisfecha que contó con la presencia de David Smolansky Urosa, Alcalde del Municipio El Hatillo, quien abrió el evento con un elocuente discurso, aunque también es bueno decir que no era necesario reservar varias docenas de los mejores puestos. Fue un excelente comienzo del Festival de Jazz de El Hatillo. Leonardo Bigott

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Noches de Guataca (del 7/5 al 4/6) Espacio Plural, Trasnocho Cultural, Caracas (Mayo 7 a Junio 4)

Fotos: Leonardo Bigott

6 x Scherzo

El anterior ciclo de Noches de Guataca (ver Ladosis #32) continuó el 7 de mayo con Uriel Ensamble, trío conformado por el cuatrista y bandolista Fermín Deyan, el contrabajista José Ángel Méndez y el flautista José Luis Medina. Establecidos desde hace algunos años con dos producciones discográficas y una por salir, este trío tiene en su nivel musical e interpretativo las características principales de su atractiva propuesta con base en la música tradicional venezolana, un sonido fresco y una indudable academia expresada en su alto nivel musical. Su repertorio incluyó temas de Simón Díaz, Hernán Martín, Mondragón, Eladia Balazcuez y José Potelá. Pero es y siempre lo será, en mi opinión, la creación propia la que suele dar ese giro inusitado que nos adentra en lo novedoso. Entre valses, merengues, joropos, onda nueva, pasajes, golpes y aguinaldos, la noche fue pasando con la brevedad característica de los buenos momentos. Un tinte de humor que nunca falta y temas emblemáticos como “El becerrito” y el anónimo “Media luna andina”, además de las originales “Entreverao” y “Código S.P.M.T.” de José Medina y “No sé” y “Mi abuelita” de José Méndez. Un buen concierto lleno de la frescura de lo tradicional venezolano.

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La impredecible y turbulenta noche del 14 de mayo, con disturbios en el distribuidor de la urbanización Santa Fe, nos impidió llegar al concierto del cantautor Alfred Gómez, Jr. luego de muchos miércoles asistiendo asiduamente. Debí entonces esperar la noche del 21 para otro concierto que también, motivado a las protestas, ya había sido cambiado de fecha. La sala principal del Centro Cultural Trasnocho agotó las entradas. El escenario tenía dispuestos teclados, una Mac, una batería, bajo y guitarras. Del techo colgaban corazones, algo que me llevó un tiempo definir. Así, la sala oscureció dando paso al proyecto de Daniela Bascopé y Samsara (Samantha Dagnino). Bajo la dirección de Héctor Palma, las dos actrices compartieron tarima para presentar a modo de musical el repertorio que conforman sus dos recientes producciones, Tango remedio y Play with me, de Daniela y Samsara respectivamente. Varios aspectos de este concierto fueron un valor agregado para el ya conocido ciclo que celebra su primer quinquenio. El primero de ellos fue la ruptura con la línea de lo tradicional venezolano que suele ser el fuerte de estas presentaciones. Luego, la comunión de dos mundos distintos: Samsara apoyada en recursos electrónicos y Daniela con una propuesta más inclinada a lo acústico. Y un tercer elemento que encontró en la

Ensamble Uriel

actuación de estas dos artistas el lugar idóneo para matizar, con dramático humor, elementos culturales que conformaron uno de los puntos de conexión con una audiencia que contaba entre sus asistentes a varias personalidades del mundo teatral y televisivo. Entre monólogos y diálogos las interpretaciones musicales de temas como “Some Somebody” y “Secret Lover” de Samsara fueron acompañadas por Hugo Fuguet en la guitarra, Adolfo Herrera en la batería y Diego Paredes en el bajo. “Tango Remedio” y “Super fantástico”, entre otros, fueron interpretados por Daniela con Adolfo y Diego, pero con la guitarra de Daniel Barón. Un marcado contraste fueron las alternancias de las interpretaciones en inglés (Samsara) y español (Daniela), además de la “cubanita” que esta última interpretara, entre otros personajes. Este loable proyecto representa un punto de inflexión importante para este ciclo que ha logrado consolidarse como una opción de alta factura justo allí donde solamente los visionarios apuestan. Uno de los guitarristas más importantes de la escena del jazz venezolano es, sin duda alguna, Roberto Jirón. Más allá de las noches de Juan Sebastián Bar, el Caracas Jazz Festival y los nocturnos toques que suelen definir la azorada vida del músico caraqueño, Jirón no ha tenido hasta ahora el justo reconocimiento a su


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propuesta musical. Su estilo, ahora más proclive hacia lo acústico, ha sido harto apreciado en el medio musical por muchos años. Esta excelente vitrina nos dio la oportunidad de redescubrir a este gran compositor e intérprete que está entre los más importantes veteranos del país donde Eddy Pérez, Rubén Rebolledo y Roldán Peña, entre otros, comparten laureles. En esta oportunidad Roberto se hizo acompañar por tres extraordinarios músicos, el saxofonista tenor y soprano Gilles Grivolla, y los legendarios Miguel Chacón (bajo) y Carlos “Nené” Quintero (percusión). Así, solo con su guitarra de cuerdas de nylon en mano, inició el concierto con una excelente pieza titulada “Divertido”, un claro ejemplo de maduración como instrumentista y compositor que calentó los ánimos para la presentación de un repertorio bien hilvanado y, lo mejor, enteramente hecho de composiciones propias con el característico humor caraqueño. Si bien la pequeña sala no se llenó como en otras ocasiones, no dudo en decir dos cosas: ha sido uno de los mejores conciertos del conocido ciclo y un privilegio haber presenciado a tan distinguidos músicos en tales condiciones. La noche continuó con la entrada de Nené quien, maracas en manos, acompañó a Roberto en un tema con trazos de golpe tuyero y funk, “FDF” (fa re fa) y “Guajirón”, temas donde destacaron los “solos” de Chacón y Grivolla. Tras las acostumbradas descargas, pero en esta ocasión, llenas de estilo y mesura, Roberto nos transportó al año 2000 cuando compuso el tema título del CD de Víctor Cuica Los locos de Caracas. Como todo buen músico, vino el sutil matiz en la composición “Dejen respirar”, una hermosísima pieza que

Roberto Jirón

Andrea Imaginario

hipnotizó a la audiencia. Al término del concierto, una terna que sentenció la alta calidad de estos músicos, donde “Atendiendo”, “Asfalto” y un calipso cuyo nombre borró la emoción, sellaron el final. ¡Ah! Pero claro, el acostumbrado bis puso al concierto “redondito”, como suele decirse en el argot cuando todo ha quedado a pedir de boca. Con un excelente sonido y tal cual como inició el concierto, sólo con su guitarra, Roberto puso la guinda con “La pradera y el gago”. 6 x Scherzo tomó la sala Espacio Plural el 4 de junio. El sexteto valenciano conformado por Luis Manuel Castillo (flauta), Mirian La Redonda (oboe), Jesús Calatayud (vibráfono), Alis Cruces (cuatro), Marcos Torres (bajo) y Rafael

Vásquez (maracas), demostró una cohesión sólo presenciada cuando detrás de cada músico hay al menos 10 años de estudios musicales. 13 temas enraizados en lo tradicional venezolano con una configuración atractiva que, amén del oboe y el vibráfono, le otorgan un carácter muy especial al sonido y estilo de este sexteto. Ganadores del concurso In Crescendo que patrocina la empresa de ingeniería Tecnoconsult, este grupo interpretó principalmente composiciones de Alis Cruces, las cuales fueron inteligentemente fusionadas con los joropos, pasajes, onda nueva y valses. Destacó además el aire húngaro de mediados del siglo pasado plasmados a mitad de concierto en “Bartoklada”. El repertorio también incluyó el hermoso valse “Luna gris”. El ligero miedo escénico que suele ser parte de una novel agrupación, no restó a la alegría y el buen humor que caracteriza a estas noches, cada vez más atractivas. Sin embargo, una sala a medio llenar principalmente de familiares y amigos reflejó la inseguridad desbordante de los tiempos que vivimos pero no menoscabó el espíritu dinámico de este sexteto que en temas como “Gaita Güigüe”, “Bailón” de José Naranjo, y “Joropo colorao” desgranaron un virtuosismo madurado. La “Suite a la Aldemaro”, a modo de homenaje, fue otra interesante interpretación que dejó colar fragmentos de “Carretera” y “Tonta, gafa y boba“, entre otros. El evento tuvo un emotivo instante al ser bautizado el CD InNova, grabación otorgada al sexteto como premio del concurso mencionado. El estilo y virtuosismo del sexteto ciertamente le abrirá un futuro promisorio. Rebatiña, Matiz Ensamble, Andrea Imaginario, 3 y Cuatro, y Santoral fueron las cinco presentaciones que pusieron la guinda de este ciclo. Los primeros, conformados

Rebatiña


Santoral

Samantha Dagnino y Daniela Bascopé

por Dora Chávez (mandolina), Jesús Durán (cuatro) y Gustavo Márquez (bajo), se vieron aumentados por la voz de Marilyn Viloria y la percusión de Jorge Villarroel. El repertorio incluyó temas propios y versiones que, si bien están enraizadas en lo tradicional, dieron matices diferentes caracterizados por el estilo de Márquez, hoy por hoy uno de los bajistas con mayor proyección junto a Freddy Adrián. La versión de “Son Desangrado” en voz de Marilyn fue una de las más relevantes de la noche. Jesús Durán, autor de “Costa sur”, dio un toque personal a una noche donde los temas de Luis Escalante signaron la importancia de este compositor para la agrupación. En especial con el tema “El Chagüey”. La segunda agrupación, Matiz Ensamble, vino de Maracaibo para demostrar cómo un discurso musical tradicional distante de fórmulas ortodoxas puede crear con efectividad aires novedosos. Así Allan Torres (bajo), Andrés Pérez (mandolina), Fernando Fuenmayor (flauta), Jesús Leal (batería), Richard Rodríguez (cuatro), Robinson Ferreira (teclado) y Wilmer Montilla (maracas) dieron a “Bebe” del célebre Hermeto Pascoal, “Tombó a 7/4” de Airto Moreira y “A Mis Hermanos” de Aquiles Báez, unas características particularmente atractivas amén de la amplia instrumentación del ensamble que en voz de Constanza Liz García, tuvo uno de sus momentos estelares en esta Noche de Guataca. Andrea Imaginario ya había pasado por la íntima sala del Trasnocho Cultural hace

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algunos meses. En aquella ocasión estuvo junto a Sandra Rodríguez e Iliana Goncalves en dos noches de fado a casa llena. Ésta no fue muy diferente. Una vez más a plenitud, Andrea se presentó con un repertorio de 14 temas de los cuales cantó, una vez más, el clásico “Casa Portuguesa”. Grandilocuente, tierna y gentil con aires de un romanticismo conservador, la vocalista interpretó, esencialmente, temas de su más reciente grabación, Andrea Imaginario Em Pessoa, un homenaje al poeta portugués Fernando Pessoa. Acompañada de una súper banda conformada por Nené Quintero, Julio Mendoza, Miguel Chacón, Roberto Jirón y Eduardo Galián, Andrea interpretó “Ser aquele”, “O infante”, “Callos a la manera de Oporto” y una jocosa canción titulada

“Las cartas de amor son ridículas”. Cada una de ellas precedidas por una anécdota y una explicativa narrativa sobre el origen de los temas y el contexto en los cuales fueron compuestos. Toda una cátedra. 3 y Cuatro son tres voces con todo el picor e ingenio de la provincia. Integrada por Alexander Moreno, Mariana Méndez y Bladimir Moreno, este trío interpretó clásicos como “Maracaibo en la noche”, “El chiriguare” y una divertida pieza titulada “Chucho y Ceferina”. El trío incorporó, para esta ocasión, la percusión de Alejandro Primera, el teclado de Pablo Ágreda y Army Zerpa en el bajo. Este polifónico trío se inició cantando aguinaldos y villancicos pero interesados en dar mayor énfasis a otras formas musicales venezolanas, el trío ha ampliado su repertorio a ritmos como la danza zuliana y otros lenguajes de mayor complejidad musical. Santoral cerró el ciclo dejando un ligero sabor amargo. Quiero resaltar acá que el hecho no se debió al grupo, cuya calidad musical es incuestionable. No, más bien al hecho de que manos tendenciosas y maliciosas hicieron que el sonido de la agrupación fuera ensordecedor, distorsionado y en definitiva pobre para el disfrute. Una fuente confiable comentó sobre un cambió de último minuto que desfavoreció la presentación de los barquisimetanos. De cualquier modo, son hechos que deben evitarse. En lo que a mí ocupa, no logre disfrutar lo que pudo ser un cierre con broche de oro. Jorge Pernía, David Araujo y Luis Pernía ya fueron nominados al Grammy Latino 2011 con el álbum Más que enamorao. El repertorio estuvo conformado por temas de sus seis discos y estuvieron acompañados por Baden Goyo en las teclas, Adolfo Herrera en la batería, Gustavo Márquez en el bajo y la percusión de Yonathan Gavidia. Pese al inconveniente, todo fue mejorando al paso del tiempo pero el costo que se paga por cosas como éstas suele ser alto.

Leonardo Bigott

3 y Cuateo 1



FESTIVAL ESTEREO PICNIC 2014 (5ª edición) Bogotá, Colombia Parque Deportivo 222 (3, 5 y 5 de abril) Foto Reportaje: Richard “Lord Comepiña” Borges

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Lola Mares @ElcineQsuena EL CINE QUE SUENA

Gustavo Santaolalla: un joyero de la música para las grandes pantallas (Primera parte)

E

En esta entrega revisaremos la diversidad de un continente en la figura de Gustavo Santaolalla (El Palomar, Argentina, 1951), representante de un gentilicio musical trasladado al arte cinematográfico. Un compositor, productor, arreglista e intérprete, que ha hecho rodar sus melodías en más de veinte películas, y que confecciona sus piezas a partir del guión que le proporciona el director con quien se sienta a conversar sobre la historia dejándose afectar por ella, para de esa manera comenzar a trabajar con las imágenes de la película, aun sin filmar. Aunque no sabe leer ni escribir partituras, Santaolalla lo hace -como él dice-, desde la intuición, y así ha sido a lo largo de una trayectoria que comenzó en 1969 cuando a los 17 años funda en su país, la banda Arco Iris con la que edita siete LPs entre 1969 y 1974. Esta agrupación (que continuó sin él hasta los 90) cuyos géneros oscilaban entre el rock con tendencia folclórica y el rock sinfónico, sellaría el nacimiento de una voz necesaria que haría palpitar las agrupaciones posteriores del rock argentino. En años recientes ha llevado adelante el proyecto Bajofondo, una acertada mezcla de tango y electrónica. Después de emigrar escapando de la dictadura militar, “El Gurú”, decide radicarse en Los Ángeles, ciudad que le serviría de plataforma para convertirse en el productor musical que más ha cosechado frutos en el rock y el pop del continente. Nombres como Café Tacvba, Maldita Vecindad, Molotov, Julieta Venegas, Juanes, Fobia, Caifanes, La Vela Puerca, Los Prisioneros y Bersuit

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Vergarabat, entre otros, fueron promovidos por su olfato infalible. En 1999, el tema de Santaolalla titulado “Iguazú”, es incluido en el score de la cinta El Informante (The Insider) de Michael Mann, pero su incursión definitiva en el cine, se produce en el año 2000, cuando hace la música original de Amores perros que vino respaldada con un compendio de canciones en idioma español. Se trató de un filme de acción callejera dirigido por Alejandro González Iñárritu, que marcaría un antes y un después en la manera como nuestro cine comienza a penetrar la industria de Hollywood. Tanto en esta producción como en las siguientes, Santaolalla ejerce como curador de las piezas que conforman las bandas sonoras, oficio en el que hace elocuencia de su irrefutable asertividad. Con González Iñárritu, Gustavo Santaolalla crea una llave sólida, razón por la cual compone 21 gramos (2003); un sonido denso y persistente como su argumento, en el que irradian notas de bandoneón, cuerdas que suenan sin mayor afectación para cortejar la tensión dramática de unos personajes límite. Son resonancias acústicas que se intercalan con notas de una guitarra o un ronroco (un charango pero con una afinación más grave), que son sus instrumentos predilectos y que son ejecutados por él mismo. Después le llegaría el turno a Diarios de motocicleta (2004), road movie del realizador brasilero Walter Salles que relata un impresionante viaje a través de paisajes suramericanos tan bien transcritos musicalmente por Gustavo Santaolalla,

que le mereció una nominación al Oscar de la Academia. Ecos de guitarra donde se filtran instrumentos del altiplano americano, y que insuflan vigor a esta aventura protagonizada por el Ché Guevara, en su viaje iniciático a bordo de una motocicleta. Dentro de ese envoltorio se incorporan arreglos sinfónicos trenzados con un abanico de melodías tradicionales de los países que vamos viendo durante el recorrido: retumbes del bombo, piezas de cumbia, guarachas y añoranzas de lejanos parajes rescatadas en su pureza musical. La canción “De Ushuaia a La Quiaca” (como el nombre del disco que le produjo a León Gieco en 1985) fue utilizada por Wong Kar-Wai en su película My Blueberry Nights (2007), tres años después de que apareciera en Diarios de Motocicleta. A continuación vendría Secreto de la montaña (Brokeback Mountain, 2005), dirigida por Ang Lee; cinta para la que compone toda la música incidental, que fue grabada antes de que el filme entrara en etapa de rodaje. Ahí el genio del director chino, fue el que hizo la repartición de los tracks dentro de este ensamble merecedor del Oscar a la Mejor Música Original. Desarrollada en el frío glaciar de Minnesota, Tierra de hombres (North Country 2005), es una historia inspirada en hechos reales, donde, una vez más, Santaolalla deja colar su sello estilístico: el uso del silencio y del espacio para ensamblar un soundtrack de joyas sonoras sin pretensiones orquestales; una música introspectiva, que tiene el mérito de soportar emocionalmente la acción cinematográfica.




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