Contratiempo 117 • Septiembre 2014

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CHICAGO, ILLINOIS, SEPTIEMBRE 2014

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En busca del liderazgo latino Koudelka en Chicago Mundial 2014: cuentos y poemas Retrospectiva: Taller de Grรกfica Popular


contratiempo DIRECTIVA Gerardo Cárdenas, Jochy Herrera, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez, Ellen Wadey Placey DIRECTORA EJECUTIVA Moira Pujols mpujols@contratiempo.net DIRECTOR EDITORIAL Gerardo Cárdenas gcardenas@contratiempo.net DIRECTORA DE ARTE Olivia Liendo olivialiendo@contratiempo.net CONSEJO EDITORIAL Arturo Richardson, Catalina María Johnson, CHema Skandal!, Febronio Zatarain, Gerardo Cárdenas, Ignacio Guevara, Jochy Herrera, Jorge Frisancho, Julio Rangel, Luis Alejandro Ordóñez, Marco Escalante, Marcopolo Soto, Olivia Liendo, Rafael Franco, Rey Emmanuel Andújar, Stephanie Manríquez, Verónica Lucuy Alandia

SEPTIEMBRE 2014 • NÚMERO 117 Con el final del inusualmente tibio verano de Chicago, se aproxima rápidamente la transición hacia el otoño. Y de transiciones hay que hablar porque se vive una muy importante en la historia y la trayectoria de contratiempo. Jochy Herrera, miembro fundador de esta publicación, integrante de su Mesa Directiva y su Consejo Editorial, ha dejado Chicago para aprovechar una insuperable oportunidad profesional en su natal República Dominicana. Hablar de Jochy Herrera es hablar de alguien central en los encuentros que se dieron entre escritores latinoamericanos en Chicago a partir de los años 90. Jochy ha estado detrás de los proyectos editoriales que precedieron a contratiempo, y fue clave en el trabajo que nos ha llevado a superar los diez años continuos de publicación. Médico, intelectual, ensayista, Jochy Herrera escribió numerosos artículos y ensayos para contratiempo y para medios de diversos países latinoamericanos, y su experiencia de Chicago resultó en dos luminosos volúmenes donde combino su pasión por la ciencia y la medicina con sus vastos conocimientos de filosofía, poesía y cultura: Extrasístoles (y otros accidentes) y Seducir los sentidos. Jochy vive ahora esa curiosa situación del transmigrado que regresa: esperaremos ansiosos sus

reportes al respecto. En Chicago, deja amistades y recuerdos imborrables. Desde contratiempo, le deseamos el mayor de los éxitos. El tema de las transiciones es oportuno para hablar del dossier de nuestro numero 117: una mirada inquisitiva al tema del liderazgo hispano en momentos en que un profundo cambio generacional trastoca los conceptos tradicionales de liderazgo y servicio comunitario. Acompañan al dossier un Deshoras dedicado a recoger, en palabras de poetas y cuentistas, los últimos latidos de un extraordinario, emocionante y agitado Mundial de futbol. Esta temporada hemos tenido la suerte de tres grandes exposiciones que se presentaron de forma casi paralela en el Art Institute: Magritte, el fotógrafo checo Josef Koudelka, y una retrospectiva de cien trabajos del Taller de Gráfica Popular de México. En estas páginas escribimos sobre las dos últimas. Junto con estos contenidos: poemas de la mexicana Zazil Collins, una reseña al nuevo libro de la poeta Xanath Caraza, una mirada a la impresionante recopilación de todas las tragedias griegas en una sola pieza dramática con la obra All Our Tragic y el 16 Festival de Música del Mundo de Chicago, entre otras cosas. Ojalá lo disfruten.

La imagen de portada y las ilustraciones de nuestro dossier nos fueron proporcionadas por la fotógrafa y escritora Rosa Delia Guerrero (Irapuato, Guanajuato, México). Rosa Delia Guerrero ha hecho estudios de fotografía en varias plazas de México y en París. Ha expuesto en museos y otras instituciones culturales en la Ciudad de Mé-

xico, Guadalajara, León e Irapuato, y ha participado en exposiciones individuales y colectivas en Florencia, París, Estrasburgo, Barcelona, Osaka y Tokio. Egresada de Letras Españolas del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, sus textos han sido publicados en diversas antologías y en revistas y periódicos de México. La migración y la identidad, y su particular tratamiento de la luz como un momento específico del tiempo de tonalidad difusa (dentro del concepto griego del Kairós o “momento justo”), identifican la obra fotográfica de Rosa Delia Guerrero. Para más información y contacto: rosadelia.guerrero@gmail.com

FOTOGRAFÍA Arturo Richardson Las opiniones expresadas por los escritores que colaboran en contratiempo no son necesariamente las de la revista, o de la entidad que la publica, contratiempo nfp, una entidad 501 (c)3 sin fines de lucro contratiempo is grateful for the past and present support of The Chicago Community Trust, the Richard Driehaus Foundation, the Field Foundation of Illinois, the Illinois Humanities Council, the Illinois Arts Council, the City of Chicago Department of Cultural Affairs, the International Connections Fund of the MacArthur Foundation and individual, institutional and corporate donors, and the contribution of writers, artists and volunteers who make our work possible © contratiempo nfp 1900 South Carpenter, Chicago IL 60608. (312) 427 5450

INFORMACIÓN SOBRE LA REVISTA, PUBLICIDAD O SUSCRIPCIONES: info@contratiempo.net ENVÍO DE COLABORACIONES: Gerardo Cárdenas gcardenas@contratiempo.net ENVÍO DE ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS: Olivia Liendo olivialiendo@contratiempo.net VISÍTANOS EN: contratiempo.net issuu.com/contratiempo facebook.com/ Contratiempo @revcontratiempo

TIEMPO EXTRA

MIRADA CÓMPLICE

DESHORAS

Poemas de Zazil Collins

WHAT MAY COME: El Taller de Gráfica Popular en el Art Institute Julio Rangel

Futbol Antonio Deltoro

Canto viajero: Sílabas de viento Gerardo Cárdenas The Hypocrites: All Our Tragic Tanya Victoria Archivo Koudelka Marco Escalante Un mundo de música: XVI edición del Festival de Música del Mundo Catalina Maria Johnson La Jaula de Oro Ilka Oliva Corado A propósito del día internacional de la alfabetización: algunos pendientes Román Fuentes

DOSSIER De la elusiva naturaleza de los liderazgos Gerardo Cárdenas Nuevo liderazgo para un gigante despierto Alejandro Escalona La misión de inspirar León Krauze

Jogo bonito Gerardo Cárdenas El mejor Fernando Olszanski Ndähi Raúl Dorantes The FIFA Ballon D’Or 2011 Manuel Hernández El caníbal Febronio Zatarain

Todos pueden ser líderes Sylvia Puente

Balón dividido Luis Alejandro Ordóñez

Un liderazgo diferente Stephanie Manríquez

Andrzej Stanislaw Jaroszek


POESÍA

Poemas de Zazil Collins La luz que espanta los sueños muertos la luz que salva los pensamientos. Patxi Andión

Tan cerca, desollar el alma en un areíto beber en soledad ante la luz de vida el agua en la jarra, de flor limpia como preámbulo escribir a cuenta gotas que de vaho el cuerpo cambia como pliegue de piqué que con un rezo de amor manto pringado del blanco se confecciona al habitar la sémola de lo sagrado, los daguerrotipos que refulgen al alba zurda de sol.

Poemas de El corazón, tan cerca de la boca, de Zazil Alaíde Collins, publicado en agosto de 2014 por Abismos Editorial y Mantarraya. De venta en Amazon y el Fondo de Cultura Económica. www.elcorazontancercadelaboca.com/

El punto se ha desprendido de su habitual estado, y ha tomado un impulso con el cual logra saltar de un mundo a otro. Wassily Kandinsky

En el abanjo del uluema trina su filigrana sobre la corteza del invisible rosa que retoña en la forma más limpia del movimiento infinito donde envarados los fantasmas de corazón corto resplandecen para que coronada diagonal la trigueña shōgun libre en este mundo y los otros pringue de cardos mi garganta que pervive el acorde del bosque luz que se ama de silabear cuando se ama el flux de ser al pie de un árbol de alas a fronda.

Ilustraciones: Carolina González Valencia carolinagonzalezvalencia.com

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LITERATURA

Canto viajero: Sílabas de viento Gerardo Cárdenas

Soy hija de la luz con lágrimas de luciérnaga verdiazules en las mejillas … Soy hija de la luz y del canto de las aves en la húmeda selva. Xanath Caraza, Sílabas de viento

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l migrante pasa por varias transformaciones. Cambia su entorno, cambia la lengua, cambian la comida y las costumbres y con todo esto el migrante cambia: su identidad se vuelve una amalgama de lo que dejó y lo que encontró y de esta metamorfosis surge un nuevo ser, un híbrido, que está con los pies en dos partes y al tiempo en ninguna. Hasta cierto punto, el viajero atraviesa por cambios parecidos aunque temporales. Dependiendo de la extensión de su viaje, o del número de los mismos, su naturaleza se va transformando con cada nueva experiencia. Tiene, sin embargo, la certeza del regreso. El migrante, no. Aún en la precariedad de su condición, el regreso es la última opción: ha quemado sus naves. Con Sílabas de viento (Mammoth Publications, Lawrence, KS, 2014, ilustraciones de Adriana Manuela), su quinto título, Xanath Caraza (Xalapa, Veracruz, México) nos entrega un cuidado cuaderno de viajes expresado en poesía que abarca el español, el inglés y el náhuatl, y que toca puntos diversos de América, Europa y África.“Leer estos poemas es desentrañar esa clave misteriosa, esa apuesta por la cultura propia, hilvanada en clave universal, en la que se expresa el oropel de la selva, la sanación del chamán, el animal sagrado que también somos y un luminoso amanecer sobreponiéndose a la muerte”, escribe en el prólogo al libro, el poeta argentino Carlos J. Aldazábal. No es accidente que Caraza comience y acabe el libro en Andalucía, buscando al fantasma de Lorca, pero buscando también su origen en una tierra que fue cruce de culturas y lenguas —el español, el árabe y el ladino; la cultura europea, la musulmana y la judía—, punto de partida de la España conquistadora, origen de la América mestiza. En los montes andaluces, a la sombra de la Alhambra, Caraza canta a la serpiente prehispánica, y su canto es una declaración de intenciones y una búsqueda del yo. Soy hija de la luz y del canto de las aves en la húmeda selva. Llevo la esencia de las flores en el corazón. El canto del cenzontle late en mi vientre, se mezcla con las citlalis en el cielo del a noche. Soy hija de las lenguas perdidas, de los fonemas ocultos en la garganta de la selva (Serpiente de la primavera).La viajera se remitirá siempre a la naturaleza. Por sus venas corren la selva y el

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altiplano. Su punto de referencia será siempre lo que la selva oculta: la cultura ancestral, que no se muere, que acecha; como permanece en el viajero el ancla de la vuelta, y en el migrante el llamado de la nostalgia. Tres pirámides unidas/nichos de luz y sombra/en la casa de la noche/antecedente de Mesoamérica/El canto del quetzal/que todo lo exalta/crea ecos en tu plaza/historia en las piedras…(Yahuolichán). El viaje de Caraza se dirige hacia el Mediterráneo, hacia la cuna de la civilización europea: pero la grandiosidad de la historia no le oculta las cicatrices de tantas guerras. Con rumbo a Croacia y a Bosnia, Caraza siente el peso de la muerte. Niños tatuados de guerra/fotógrafos sin flash/muros lastimados/canción de sordas balas/son los ecos de Mostar,/que Aída encuentra./En las fosas clandestinas/ya no hay blusas desgarradas,/campos minados respira/en el cielo de Mostar,… (Hacia el Este).

La viajera sabe que la travesía es larga. En su curso encuentra dos puntos de referencia, dos anclajes, dos brújulas: el arte y la poesía. El arte es Botticelli, Jackson Pollock, Chillida. Lloro y no me pregunto anda/no me cuestiono nada/no me preocupo por los transeúntes/ Sólo lloro/Arquero de vida sobre ti/listo para lanzar una flecha/Lloro/Lloro por tu belleza/ Me sobrepasa/El gemido de mi alma/se enreda en todas partes… (Lloro, para La Primavera de Sandro Botticelli. Último rincón del mundo/donde frías olas chocan contra la piedra/mar verdiazul/ Manos oxidadas/que gritan desde los peñascos/cubiertos de minúscula vida marina/ Acantilados anaranjados que/hacen música con el viento/San Sebastián ensangrentado espera. (El peine del viento, para el conjunto de esculturas de Eduardo Chillida). La poesía encuentra a la viajera Caraza de vuelta en Andalucía. Ella sigue los pasos de Lorca, de Machado, de San Juan de la Cruz. La eterna búsqueda del ser que es el viaje transcurre por las sierras españolas, por los olivares, por el polvo de arcilla que, como dice la autora, se transforma en poesía. Verde intermitente/de los chopos/y la vid de antaño/que se mueven con el viento/llevan sabor a ti,/ Federico, en la raíz. (En la huerta de San Vicente). Su viaje concluye en el mar. Con el Mediterráneo a un costado y África enfrente, la poeta se vence ante las olas. El mar como origen y final, como centro. Mar que encontró otras culturas/cambió idiomas/y llevó el final/Mar que forjó la raza cósmica/llevó una nueva religión/mar de soledad/Mar de corrientes lingüísticas/con fuego en las olas/y frases de pasión (Incalculable). Y, a final de cuentas, mar que siendo de tantos países, de tantas culturas, de tantos siglos, es mar de cada persona, de cada historia, de cada viaje, de cada migración. Mar ante el que la poeta: Se volvió gaviota, se volvió piedra/se volvió agua/se volvió viento/se volvió pez, se volvió fuego/se volvió flor, se volvió estrella/Sintió el mar en el pecho/turquesa de la mañana/dorado del atardecer/noches de insomnio/Agua plateada de invierno/de nostalgia infinita/la transparencia del mar en sus senos/agua salada en el paladar (Frente al mar).

Gerardo Cárdenas, periodista y escritor mexicano, es director editorial de contratiempo SEPTIEMBRE 2014


TEATRO

The Hypocrites: All Our Tragic Tanya Victoria

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a compañía The Hypocrites, bajo la dirección de Sean Graney, ha puesto en marcha su temporada 2014-2015 con el estreno mundial de All Our Tragic, una masiva adaptación teatral de doce horas que combina las 32 tragedias griegas que sobreviven hasta nuestros días en una sola narrativa épica. El público puede optar por disfrutar de todas las tragedias en una sola experiencia de doce horas los sábados y domingos (estas doce horas incluyen intermedios y pausas para comer; además de la comida que el teatro proporciona, el lugar dispone de una barra en donde se pueden comprar alimentos). La audiencia también tiene la opción de verla en cuatro plazos más cortos ya que esta es una obra totalmente adaptable. The Hypocrites prometen hacer de este un evento impresionante e inolvidable, con humor situado en un contexto contemporáneo. La obra presenta desde los dramas más conocidos de los clásicos griegos, hasta piezas raramente escenificadas de Sófocles, Eurípides y Esquilo. El concepto surge del éxito de These Seven Sicknesses, adaptación de las siete obras conocidas de Sófocles que recibió elogios de la crítica y ganó varios Jeff Awards, incluyendo aquellos a mejor producción. All Our Tragic fue diseñada para reproducir, en un ambiente contemporáneo, los festivales dedicados a DioNÚMERO 117

nisio, donde las tragedias se escenificaban para reunir a la comunidad a comer, beber y hablar de los temas de la sociedad. En comunicado de prensa Sean Graney, director, fundador y adaptador de la obra comentó su esperanza de que “el público disfrute de este proyecto - es la pieza más personal que he creado, nunca he dedicado tanto tiempo a un solo proyecto. Durante los tres años del desarrollo del guión, que cuenta con 865 páginas, no me imaginaba como podría terminar esta complicadísima producción. Mientras adaptaba la obra me di cuenta de que no existe otra compañía de teatro con la que yo pueda estrenar esta epopeya; esta obra la tengo que vivir con todos The Hypocrites, actores, diseñadores, la administración, la tripulación, los tramoyistas. Los amo a todos, somos una familia. Me sentiría extraño llevándolo a otro espacio. Estoy feliz y sumamente entusiasmado de compartir All our Tragic por primera vez con la audiencia”. Desde 1997 Graney ha dirigido más de 30 producciones con la compañía de Los Hipócritas; además de los premios Jeff por These Seven Sicknesses, ha sido galardonado también por la dirección de obras como Equus y Machinal. Entre otras producciones, ha dirigido Eduardo II en el Chicago Shakespeare Theater; The Hairy Ape de Eugene O’Neill en el Festival del Goodman Theatre), La comedia de las equivoca-

ciones, The Mistery of Irma Vep, What the Butler Saw, Yankee Tavern y El hombre elefante. En cuanto a The Hypocrites, esta compañía nació en 1997 y se encuentra actualmente bajo la co-dirección de la directora artística Halena Kays y la productora ejecutiva Megan Wildebour. The Hypocrites son conocidos por el desarrollo de sus producciones ya que siempre buscan cómo superar las expectativas del público; son pioneros en la elaboración de sus obras teatrales y siempre buscan formas creativas para conectarse con su audiencia. La compañía ha recibido reconocimiento y apoyo para producciones en Steppenwolf Garage, Goodman Theatre, el Museo de Arte Contemporáneo, Casa Storefront y Chopin Theater. Entre otras producciones de gran éxito sobresale Our Town, dirigida por David Cromer. En 2009 esta producción fue transferida a OffBroadway, Los Ángeles y Boston.

All our Tragic se presenta del 2 de agosto al 5 de octubre en el Teatro Den, 1329 N. Milwaukee Avenue. Información y horarios en: http://www. the-hypocrites.com/, o llamando al 773-525-5991. Tanya Victoria, mexicana, reside en el área de Chicago contratiempo

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De izq. a der.: Erin Barlow y Christine Stulik en The Hypocrites. Foto: John Taflan. Walter Briggs y Erin Barlow en The Hypocrites. Foto: Evan Hanover. Zeke Sulkes y Erin Barlow en The Hypocrites. Foto: Evan Hanover.


ARTE

Archivo Koudelka Marco Escalante Caos

Uno imagina al adolescente Josef Koudelka recibiendo clases de materialismo histórico en una escuela de su Checoslovaquia natal. La historia, en ese entonces, se le figuraba acaso como una novela ya escrita, con capítulos futuros predecibles, gobernada por el rigor de leyes inexorables explicadas mecánicamente por los manuales de marxismo rusos. En la serie Caos de Koudelka, hay una fotografía que muestra un monumento colosal de Lenin, transportado río abajo por las aguas del Danubio: Lenin, echado, parece señalar con el dedo ese futuro utópico que prometieron los soviets antes de las calamidades históricas que ocurrieron en sordina tras la cortina de hierro. Pero la foto muestra mucho más: muestra al mito ya caído, transitando no por las aguas del Danubio y el historicismo, sino por las aguas del Hades, hacia su disolución final. Tal vez la historia no estaba escrita del todo, tal vez no existen leyes capaces de predecir el futuro, tal vez el azar, el accidente histórico, o el caos, juegan un rol esencial en esa novela incansable de la vida que a diario escriben y reescriben los hombres. La mención del Hades no es gratuita, y el mito de lenin no es el único mito caído. En la serie Arqueología, la foto titulada Atenas muestra una columna griega caída, curiosamente dividida en trozos simétricos, como si su ruina fuera al mismo tiempo la ruina de la música celeste, y los remotos principios de armonía y equilibrio del mundo clásico hubieran sido finalmente erosionados por el tiempo y el caos. En un extremo de la foto se contempla vagamente una antena parabólica, una especie de satélite o radar, que resume las insiginificancias del mundo monderno frente a la gloria antigua de una civilización que sentó las bases espirituales y políticas de la nuestra. Porque en esta foto de Koudelka, si uno la observa con los mismos ojos con que contempla el monumento de Lenin en las aguas del Danubio, se siente, se respira, la erosión prolongada del legado de Occidente. No sorprende que la fotografía del monumento de Lenin haya sido tomada en el set de filmación de “La mirada de Ulises”, película de Theo Angelopoulos. Koudelka, que en 1970 abandonó Checoslovaquia tras la invasión rusa, se convirtió en una suerte de Ulises, viajando incansablemente por diversos continentes antes de retornar a su Itaca en 1990. Durante su exilio homérico plasmó su propia odisea con imágenes, y en las diversas series, o cantos, que la constituyen, se acumulan residuos silentes de la historia –ascuas de revoluciones abortadas, proyectos milenarios que el tiempo convirtió en caricatura, muros que caen en un lugar para multiplicarse en otros.

Muros

Las fotos de Koudelka parecen animadas por un sentimiento anti-profético, pero cómo se siente en cada una de ellas el latido del presente. Pensemos solamente en Gaza. Apenas hace una década, para muchos intelectuales liberales Israel

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era el reducto ideal del mito de la democracia por una razón apodíctica: se había edificado en el centro del caos y la barbarie, de una doble adversidad provenía su fuerza. Allí no habían seraglios, sino kibutz, esas células comunitarias que Amos Oz describió con optimismo en su ensayo sobre la socialdemocracia. En la serie Muros, Koudelka derrumba silenciosamente el mito del pueblo judío registrando panorámicamente los muros y alambradas que han convertido a Gaza y Cisjordania en campos de concentración. Esta es la nueva arquitectura de Occidente: muros infinitos, símbolo de un nacionalismo exacerbado que separa y aniquila pueblos, o de la xenofobia imperante en naciones que se creen elegidas. El registro panorámico de Koudelka tiene un impacto político: los muros de Cisjordania, que implican severas restricciones políticas y territoriales, contradicen con violencia la libertad y apertura que sugiere un cielo infinito; y los pocos árboles y arbustos que alcanzamos a ver en los alrededores, son casi residuos de una naturaleza violada y escindida. El muro es una herida de la tierra, y en los territorios que su imparable crecimiento divide, todo comienza a morir como por efecto de una gangrena. La desolación penetra por igual las colinas y los campos, así como la arquitectura funcional de los barrios israelíes, todos ellos espantosos. La fealdad de la guerra lo penetra todo, su poder es destructivo y constructivo, al tiempo que arrasa edifica. La misma sensibilidad brutal que destruye barrios palestinos, construye esas fortalezas, esos cuarteles, esos tanques de concreto en que viven los colonos israelíes de Cisjordania. En todas estas series, la cámara de Koudelka prescinde de la gente porque lidia con mitos. Hay una corriente subterránea, una intuición poderosa que conecta al monumento de Lenin con la columna griega, y a la columna griega con los muros de Cisjordania. Estas fotografías conversan entre sí, hablan el lenguaje común de la desilusión y el escepticismo, registran tragedias históricas entrelazadas diacrónicamente. No hay que verlas como cifras de una coyuntura. Son parte de un mosaico monumental e inconcluso donde convergen los rastros del presente y el pasado, y donde el futuro tiene reservado un espacio en blanco.

Gitanos

Entre los agravios que registra la historia de los países de Europa del Este, figura su conversión paulatina en provincias del imperio soviético. No empleo la palabra “satélites” porque la misma excluye la erosión intelectual, la apatía política y la estrechez ideológica que la palabra “provincia” sugiere. Uno puede imaginar a algunos artistas checos de los años sesenta conspirando en nombre de un espíritu ecuménico. Imaginar, por ejemplo, a Koudelka, tramando su liberación, o huída, y asimilando un principio de raíz cosmopolita: “¿Qué sabe de su tierra quien sólo su tierra conoce?” Porque la trashumancia de Koudelka también halla sustento en la noción del otro como espejo, y es perfecta-

mente dable suponer que en tierras extranjeras aprendió más de la suya y de sí mismo. Quizá esta prematura vocación universal explica la obsesión de Koudelka con los gitanos, raza de un nomadismo incansable que hizo del mundo su patria. “Latcho Drom”, la película de Tony Gatlif, los muestra desparramados en diversas naciones europeas, viviendo en campamentos precarios, siempre listos para la partida, acostumbrados al abuso y la expulsión sistemática. Pero el filme de Gatlif sintetiza una visión celebratoria en que el poder creativo de una raza se impone a las adversidades históricas: ni el racismo ni la deportación ni el incesante acoso, pueden impedir el impacto universal de la música gitana: su rastro ubicuo en el jazz, la música clásica, el rock. La visión de Koudelka, en la década de los sesenta, es radicalmente distinta. Advierte en el pueblo gitano una hiriente paradoja: por un lado su sistema de castas, la sumisión de la mujer ante el poder patriarcal, el peso de una tradición supersticiosa; por otro, su innegable vocación libertaria, evidente en su conflictiva relación con la ley, su resistencia anárquica, la condición nomádica de su vida. La dicotomía se presta para el blanco y negro, y las fotos de gitanos que Koudelka tomó entre 1962 y 1971 llevan a tal punto el contraste, que algunas parecen dibujos al carbon-

Toma 1. Josef Koudelka. (Two Czech citizens with flag), from the series Invasion, 1968. © Josef Koudelka/ Magnum Photos. Courtesy of Pace/MacGill Gallery, New York

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ARTE

cillo. Esta opción formal potencia el comentario político: observamos músicos callejeros, niños jugando en las calles, cuadros de intimidad familiar y parejas que se aman; pero los matices cromáticos de Koudelka, ásperos y descarnados, sugieren una vida en el límite, marcada por la pobreza, el abandono y la indigencia. Debajo de la superficie anecdótica, hay que leer el contexto: las campañas de asimilación étnica y esterilización de mujeres, emprendidas sistemáticamente por el régimen comunista. La cámara de Koudelka no es solamente una cámara solidaria y comprometida. Es una cámara transformada en la experiencia. Luego de abandonar Checoslovaquia en 1970, observamos a un Koudelka gitano, errando de un lugar a otro, sin patria definida. Y en los caminos, de vez en cuando congela una prueba de su conversión: un pedazo de tela que le sirve de cama en los campos de España, sus zapatos, casi destruidos por sus caminatas en Francia, sus almuerzos improvisados sobre un mantel que en realidad es una página de periódico. Kouldelka acaso tomó de los gitanos lecciones de insumisión y desarraigo; si así fue, devolvió con creces el don: su serie gitana altera por completo la iconografía conservadora, estática y anti-épica de un pueblo que ha sido capaz de sobrevivir tantas calamidades históricas.

Toma 1

Praga, 1968.- A pesar de los tumultuosos hechos que le dieron origen, esta foto, lejos de reflejar espontáneamente el caos, revela una composición escrupulosamente deliberada. Los pies de los manifestantes configuran un cuadrado perfecto, casi un bosquejo de pedestal sobre el cual se erige un monumento libertario. Superado el registro documental, la foto prefigura el nacimiento de una estatua. Es 1968, y las tropas del pacto de Varsovia acaban de invadir Praga. Koudelka se lanza a las calles y toma miles de fotos. Muchas de ellas logran filtrarse al extranjero, pero anónimamente –su autor quiere evitar represalias. Es inevitable, sin embargo, contemplar esta foto como si fuese una firma: el asta de la bandera y el cuerpo del primer manifestante que la sostiene, forman una K cuyas líneas dominan la composición general de la imagen. El mismo manifestante es una K en movimiento. La persistencia de estas líneas de composición no solamente revelan la identidad del fotógrafo; revelan además su compromiso. La letra inicial de su apellido, la bandera de su pueblo y los compatriotas que la sostienen, son tres elementos de una misma causa política: la causa de la soberanía nacional.

Toma 2

Kadañ, 1963.- Si Koudelka hubiera avanzado unos pasos en lugar de quedarse en el umbral, esta fotografía perdería gran parte de su peso significativo. Más allá de la puerta que se abre observamos una especie de estrado: los personajes posan, actúan, asumen ese rol artificial que predomina en las sesiones fotográficas de estudio. NÚMERO 117

La realidad, y el contraste, proviene de esa puerta desvencijada que se anuncia en primer plano, de las paredes oscuras que sugieren una vivienda precaria. Los sombreros, las corbatas, los zapatos bien lustrados, no pueden ocultar los signos de la marginalidad y la pobreza, Es admirable la manera en que Koudelka dosifica la iluminación del espacio, como si la habitación que ocupan los tres personajes, saturada de luz, fuese la plasmación fotográfica de una realidad fenoménica; mientras más acá, en la penumbra, se anunciara la realidad esencial del despojo.

Toma 3

Romania, 1968.- Si algo llama la atención en esta foto, es la presencia casi irreal del caballo. La imagen ha sido manipulada de tal modo, que el animal parece casi un dibujo –véanse sino las líneas aparentemente retocadas de su lomo, el aspecto de su cola que parece un garabato, el jaspeado casi artificial de sus patas. La técnica confiere al animal el peso del símbolo, y la cabeza dócil que se inclina hacia el suelo sugiere una interpretación idónea: esta foto ilustra la tragedia de la servidumbre. Pero no sólo la del animal con respecto al ser humano, también la de una etnia segregada con respecto a un pueblo que la rechaza, y la de un país pequeño sometido a los rigores de un imperio. La dimensión simbólica de la foto es, sin embargo, relativa. Aunque tenga la apariencia de un bosquejo, la imagen es de un realismo descarnado –a tal punto que a uno se le antoja especular que si la foto hubiese sido a color, el resultado sería idéntico. Uno piensa, inevitablemente, en la desolación que se percibe en los filmes de Bela Tarr y Jan Nemec, es decir, en el universo tedioso, repetitivo y agónico de la dominación soviética en Europa del Este. Un universo condenado al blanco y negro, o al sepia en el mejor de los casos.

Toma 2. Czechoslovakia (Kadaň), from the series Gypsies, 1963, printed 1967. The Art Institute of Chicago, restricted gift of Artworkers Retirement Society. © Josef Koudelka/Magnum Photos. Courtesy of Pace/MacGill Gallery, New York.

Toma 3. Romania, from the series Gypsies, 1968, printed 1980s. The Art Institute of Chicago, promised gift of Robin and Sandy Stuart. © Josef Koudelka/Magnum Photos. Courtesy of Pace/MacGill Gallery, New York.

Toma 4

Rakusy, 1966.- El ángulo desde el cual esta foto ha sido tomada, obliga al espectador a dirigir su mirada a la tierra. Pero la tierra como espacio de tránsito, como camino. La cámara, que captura a la mujer gitana desde atrás, sugiere la repetición histórica de un éxodo interminable, un nomadismo que es a veces reflejo de una vocación libertaria y otras veces consecuencia de la segregación étnica. La tierra, gran protagonista de esta foto, tiene además un espíritu trágico: el árbol solitario que se observa en un extremo, no hace sino enfatizar la inutilidad de la esperanza. Estamos ante una foto de carácter físico –la mujer acelera el paso, el fotógrafo la persigue, casi yéndose de bruces contra el suelo. No hay tiempo para posar. La fotografía debe reponder a la urgencia y la velocidad de la historia.

Toma 4. Slovakia (Rakúsy), from the series Gypsies, 1966, printed 1967. The Art Institute of Chicago, restricted gift of Sandy and Robin Stuart and Photography Gala Fund. © Josef Koudelka/ Magnum Photos. Courtesy of Pace/MacGill Gallery, New York.

Marco Escalante, ensayista peruano y miembro del consejo editorial de contratiempo. Es autor del volumen de ensayos Malabarismos del tedio (Siete Vientos, Chicago) contratiempo

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MÚSICA

UN MUNDO DE MÚSICA

XVI edición del Festival de Música del Mundo Catalina Maria Johnson

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el 11 al 21 de septiembre el Festival de Música del Mundo de Chicago nos ofrece un pasaporte musical para ser transportados a destinos de todo el mundo, ya que Carlos Cuauhtémoc Tortolero, Jr. y sus compañeros del Departamento de Asuntos Culturales se han lucido programando decenas de eventos gratis en escenarios de punta a punta de la ciudad. A continuación les compartimos información sobre los conciertos que consideramos imprescindibles. Hay que aclarar: la curación es tan extraordinaria, que seguramente disfrutarán cualquiera de los cincuenta y pico conciertos en los que chicaguenses de todas edades, sabores y colores se unen en el disfrute de la música.

Ragamala: Celebración de la música clásica de la India

No hay mejor manera de escuchar música clásica de la India toda la noche que en Preston Bradley Hall del Centro Cultural, rodeado de sus elegantes mármoles y mosaicos y bajo el domo de Tiffany más enorme del mundo. Al igual que el año pasado, habrá participación de destacados artistas locales, reconocidos artistas invitados tanto del sur como del norte de la India, y darán función grupos de danza locales. Este evento tan único dura de la noche del 12 de septiembre a la mañana del 13 y requiere de mucha capacidad de desvelarse. Pero el año pasado, cuando se celebró por primera vez, hubo grupos de entusiastas que llegaron con y almohadas y cobijas a tenderse en el piso. Recomendamos pasar ahí el tiempo que el cuerpo aguante, no se arrepentirán.

Seun Kuti & Egypt 80, Aurelio Martínez

Entre los momentos más extraordinarios que se dan en el festival, se encuentran los masivos bailongos que se arman al aire libre en los predios del Pabellón Pritzker en el parque Millenium. No logran opacar el entusiasmo de los presentes los gruñones miembros del equipo de seguridad quienes se la pasan alarmados e inevitablemente pierden la batalla de contener la masa jubilosa lejos del escenario. Este año el 13 de septiembre seguramente experimentaremos tal suceso en el concierto de Sean Kuti, el hijo menor de Fela Kuti, fallecida figura legendaria de la música nigeriana. Sean ha tomado el estandarte musical del padre, y desde la edad de 14 años cuando aquel

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murió, canta con Egypt 80, orquesta que hoy día sigue integrada por la las tres cuartas partes de los músicos originales. Sin embargo, Sean ha logrado con éxito crear su propia vertiente de afrobeat, caracterizada por una dosis fuerte de jazz, funk y soul. El telonero de Sean Kuti será Aurelio Martínez, principal proponente de la música garífuna de Honduras, su tierra natal. Sus ritmos sumamente bailables fueron creados por pueblos afromestizos descendientes de africanos que naufragaron en la costa atlántica centroamericana y los pueblos indígena Arawak.

Orkesta Mendoza

Uno de los conjuntos más originales de la música latina en Estados Unidos es la orquesta que dirige Sergio Mendoza, talentoso músico de Phoenix de ascendencia sonorense. Mendoza se ha unido con Salvador Durán, cantante, poeta y artista visual también de Sonora. Acompañados de un grupo de energéticos músicos que tocan desde vihuela hasta todo tipo de vientos y mucha percusión, crean un mambo casi posmoderno, mexicano y punk, con toques psicodélicos y de repente hasta citas de versos jarochos y zapateado de parte de Durán tocando las maracas. Abre el concierto en el Mayne Stage el 16 de septiembre Ester Rada, bella chanteuse israelí de ascendencia etíope, y los neoyorquinos de Banda Magda, dirigidos por la acordeonista y cantante Magda Giannikou, quien canta en español, italiano, español, inglés, portugués y griego.

La Yegros

Seun Kuti Foto: Johann Sauty

Aurelio Martínez Foto: Adam Oleksiak

Orkesta Mendoza Foto: cortesía del artista

Banda Magda Foto: cortesía del artista

La Yegros Foto: cortesía del artista

Kalapriya Dance Foto: cortesía del Artist

De Argentina, La Yegros es la primera y única artista femenina de ZZK, reconocido sello disquero que revolucionó el sonido de la cumbia electrónica por todo el mundo. Dotada una distintiva voz y carismática presencia en el escenario, La Yegros proviene del norte de argentina, área de bosques pluviales casi frontera con Brasil. Maneja una irresistible cumbia amazónica con toques de música soul, dancehall y hasta ritmos árabes. Dará función tanto el 19 como el 20 de septiembre.

Catalina María Johnson es miembro del consejo editorial de contratiempo, escritora y locutora/productora del programa radial Beat Latino (www.beatlatino.com), que se escucha de México a Berlín

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MIGRACIÓN

La Jaula de Oro Ilka Oliva Corado

N

o se trata de la canción de mis adorados Los Tigres del Norte aunque el nombre es representativo de la misma y de una vorágine de migración indocumentada que está haciendo que los más vulnerables salgan a buscar en suelo estadounidense la oportunidad que les negó el país de origen. Generalizando, el tema de la migración forzada también tiene su dosis particular que no entiende de fronteras y con la que cualquier persona con conciencia, se puede identificar. Hablemos de la valla de Melilla, de los mares que dividen a la elegante Europa de la legendaria África Subsahariana, hablemos de esos incontables muros de materiales y formas habidas y por haber, de túneles, desiertos, ríos, balsas. ¿Qué tal si hablamos de añoranza? Desilusión, ¿qué tal si por un instante dejamos las remesas y pensamos en el corazón? Gracias a la demencia de quienes tuvieron la sensibilidad de ver a los invisibles del trayecto migratorio, La Jaula de Oro nos nombró, nos dio voz, nos dignificó y logró que miles a los que les éramos indiferentes voltearan la vista y por primera vez nos contemplaran desde la tribulación humana y realizaran con nosotros el trayecto de sobrevivir la frontera. ¿Por qué fue tan apoteósico el éxito de esta cinta? ¿Quién es este director? ¿De dónde salió tan inteligente y humana propuesta? ¿Por qué tan cruda y veraz? ¿Por qué tantos premios a una cinta que nada tiene de ficción, ni de mercadeo? Primero porque el filme expone la realidad de millones, en cada escena hay miles de vidas que se ven reflejadas en el trayecto, la adversidad y la crueldad humana. Porque atravesar territorio mexicano sin la documentación que asegure el tránsito legal, convierte al emigrante en un valioso objeto del que se aprovechan los mercaderes de la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral y ni qué decir del aventajado tráfico de órganos. Pero no sucede solo en México, eso lo sabemos. Juan —Brandon López —un nombre común y que revela la identidad de miles de niños y adolescentes que crecen en los honrados arrabales, que la sociedad clasista se empeña en ensuciar y denigrar, los mismos que el sistema trata constantemente de aniquilar. La zona 3 guatemalteca, legendaria por su sobrevivencia tiene tanta historia por contar. Salir de ahí para intentar llegar a Estados Unidos es una acción titánica. Nos la muestra Juan.

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Sara —Karen Martínez — que personifica a tantas niñas, adolescentes y mujeres que dan por sentado que serán violadas en el trayecto y se toma la pastilla para no procrear. Tan cruda como la realidad misma. Sara tiene la ilusión de llegar a Estados Unidos pero no cuenta con que será secuestrada. Así mismo les sucede a miles que desaparecen y que jamás son encontrados ni sus cuerpos. Queda entonces en el imaginario colectivo el final que tienen todas estas mujeres que desaparecen en el camino. Son las más vulnerables de los indocumentados por ser la presa fácil y por lo rentable que resulta el negocio de hacer de sus sexos un depósito de lasciva… La pregunta es, ¿qué están haciendo las autoridades competentes para encontrarlas para detener esta barbaridad? Nada, recordemos que tanto el país de origen, de traslado y de llegada, son culpables y se benefician de esta tragedia humana. ¿Por qué tratar de detenerla si esto implicaría millonarias pérdidas para quienes se mueven en la impunidad que da estar al frente de un sistema manipulado? El encantador Chauk — Rodolfo Domínguez — pinta la realidad del desplazamiento masivo que está suscitando en los pies de los pueblos originarios, cada día son más y más los que emigran y se ven en la desventaja de no saber hablar español lo que les dificulta la locomoción, son después de las mujeres, el grupo más vulnerable. La Jaula de Oro a mano dibuja la perversidad de los secuestros masivos, del abuso de las autoridades migratorias, policiales y estatales, la tristeza, decepción, añoranza y los sueños de cruzar… El lóbrego desencanto cuando se llega a Estados Unidos y nada es lo que se pensaba, o lo que nos contaron. Y con la misma entereza y gratitud hace visibles a los defensores de derechos humanos que arriesgan sus vidas minuto a minuto para proteger las de los indocumentados. Se puede disfrutar de la participación del enigmático sacerdote Alejandro Solalinde y las hermosas y arrechas Patronas. El nombrar los refugios que son serenidad entre tanta perversidad. La Jaula de Oro compacta en el tiempo de su duración, las penas que han vivido millones durante décadas. Y es en la mirada de cuatro adolescentes que logramos advertir el trayecto, ¿por qué adolescentes y no adultos?, porque cada día emigran más niños, la juventud es la que se está yendo. Los que deben ser el futuro prometedor del país son los que están emigrando. ¿A qué Gobierno le interesa? Qué se larguen, ¡así envían más remesas!

La mirada humana, sensible y concienzuda del director Diego Quemada-Diez, que tuvo los arrestos de arriesgarse y relatar la amargura del indocumentado en su trayecto por México hacia Estados Unidos, dignifica e inmortaliza a la legión a la que pertenecemos quienes llevamos las cicatrices de frontera, en la piel y en el alma. Respecto a los actores: el talento de arrabal es genuino y audaz. Proezas son los alienados que se atreven a soñar. Los marginados que respiran dignidad.

Ilka Oliva Corado, inmigrante indocumentada con Maestría en discriminación y racismo.

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ACTUALIDAD

A propósito del día internacional de la alfabetización: algunos pendientes Román Fuentes

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l 8 de septiembre, desde 1967, se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, que la ONU y la UNESCO tuvieron a bien instaurar. Simpáticas sus aspiraciones, pues Kofi Annan, todavía en funciones como Secretario General de las Naciones Unidas, postuló como uno de los objetivos del milenio alcanzar la enseñanza primaria universal para 2015. Y henos aquí, a un año de la ambiciosa meta. Por tanto, más que la conmemoración irreflexiva y el inmediato aplauso a esta iniciativa internacional, lo que hay que hacer es pensar con mucha calma, no sólo si vivimos en un mundo en el que la alfabetización y sus posibilidades se viven con equidad, sino en las posibilidades mismas de la alfabetización en la realidad contemporánea. Ejemplos sobran en torno a las consecuencias del analfabetismo en el ámbito social, económico y político. Quien no sabe leer no puede ejercer plenamente la democracia (en el supuesto de que ésta funcione), no puede conocer los precios o las condiciones de lo que consume, ni estar al pendiente de lo que dicen los contratos, las cartas de derechos y demás dispositivos de control en el ámbito laboral contemporáneo. La pobreza y la marginación son los principales motivos de que los niños no asistan a la escuela, pues se ven obligados a trabajar; pero resulta, al mismo tiempo, que para encontrar un mejor trabajo y salir de la pobreza, deben estar más calificados y adquirir una serie de competencias que la asistencia a la escuela y la alfabetización les facilitan, por lo que se genera un círculo vicioso. El desarrollo económico y social del individuo, con miras a un desarrollo integral personal, requiere un nivel básico de alfabetización. Pero ¿qué implica alcanzar un nivel básico de alfabetización? Hay muchos aspectos qué considerar. Hablemos sólo de tres: analfabetismo funcional, alfabetización informacional y, pequeño detalle, diversidad cultural y lingüística. Analfabetismo funcional. Según la UNESCO una persona es analfabeta cuando no puede leer ni escribir una breve frase sobre su vida cotidiana. Esta definición es bastante engañosa, pues existen en todo el mundo muchas personas que pueden escribir, no sólo una, sino muchas frases sobre su vida cotidiana, que incluso pueden leer varias páginas de algunas revistas, folletos, etc. Pero esto no significa que estén alfabetizados, que puedan leer en el sentido más extenso de la palabra, pues, siguiendo a Freire, leer implica también la competencia de seguir aprendiendo, es el acceso primordial

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a casi todo tipo de conocimiento. Articular algunas palabras en oraciones sencillas podrá salvarte de ser analfabeta, según la UNESCO, pero no siempre te salvará de las desventajas que el mundo contemporáneo ofrece. Aun las personas que saben leer y escribir, que han terminado una carrera universitaria y que ejercen una profesión presentan graves problemas en su nivel de lectocomprensión, y no digamos de escritura. El asunto no es sólo alcanzar a articular por escrito algunas oraciones y lograr entender otras, sino alcanzar la competencia de leer con sentido, es decir, leer de tal manera que los textos que abordemos generen en nosotros el interés por seguir aprendiendo, que nos permitan dialogar en torno al tema y construir críticamente argumentos y opiniones. Que sepamos leer, así sin más, no nos hace críticos, al contrario, nos “entrena” para acatar, reproducir, copiar, obedecer… Si nosotros estamos en este punto, imaginemos a quienes sólo pueden escribir una breve frase sobre su vida cotidiana. Y no hemos considerado todavía el asunto de la lectura y la escritura digital. Alfabetización informacional. Si pudiéramos superar el asunto anterior con éxito, aún nos quedaría pendiente un reto de mayor envergadura: la alfabetización a nivel informático. Hoy en día la información que circula en la red es igual de basta o superior a toda la información que se ha generado en los últimos cinco milenios. Quien no tiene acceso a la información vía internet, no sólo está en desventaja porque quienes sí la tienen podrán acercarse antes al conocimiento, sino también porque las dinámicas comunicativas, los códigos y las prioridades en la red se mueven a un ritmo vertiginoso; hay que estar siempre conectado para no perderse nada. Por si fuera poco, tanto en países desarrollados como en aquellos que están en vías de desarrollo, hay todavía una serie de barreras a superar, mismas que acaso podríamos pensar que fueron diseñadas para ser imbatibles: el costo de los equipos de cómputo y las actualizaciones del software no son accesibles a la mayoría de las personas; sucede lo mismo con el costo del acceso a internet. Y un asunto aún más grave es el desfase en la existencia de contenidos de lengua inglesa en comparación con otras lenguas, resultado natural de las dinámicas de control y homogeneización cultural, asunto que atenderemos a continuación. Diversidad cultural y lingüística. Todo el territorio americano padeció el colonialismo europeo durante siglos; en algunas latitudes,

como México, la lengua oficial va acompañada de decenas de lenguas indígenas existentes desde la época prehispánica, dando como resultado un mosaico cultural interesante. En Estados Unidos sucede algo parecido. Sin embargo, los programas educativos oficiales establecen como estrategia para alfabetizar el uso del inglés o el español, y si bien existen comunidades o escuelas en las que se hace un esfuerzo por escapar a esta forzada homogeneización, lo cierto es que la llamada lengua oficial termina por ser otro obstáculo para los miles de ciudadanos que cuentan con una lengua nativa distinta a la que el sistema usa para alfabetizar. En México hay conciencia de esto; incluso existen leyes que protegen la identidad de los pueblos y sus lenguas. A nivel discursivo, parece muy bien. Sin embargo, en la práctica, se ve por todos lados la carencia de una estrategia éticamente solvente y pedagógicamente funcional. No existe la cantidad suficiente de docentes que dominen las lenguas indígenas como para que puedan atender a toda la población existente; tristemente, hay muchos docentes que apenas si dominan el español (siendo su lengua materna), y con herramientas y competencias “a medias” van e intentan alfabetizar a niños y jóvenes que construyeron su primera visión del mundo en otra lengua, pero que ahora necesitan ser alfabetizados en español para que puedan formar parte de la sociedad y el marco de referentes culturales oficiales con miras a “un mejor nivel de vida”. Es importante que al hablar de alfabetización también consideremos estos asuntos como primordiales. Las estrategias para superar dichas barreras deben ser construidas de manera local, es decir, atendiendo al contexto y teniendo siempre el diálogo como eje rector. Las necesidades de cada región, comunidad y escuela, deben ser comprendidas y atendidas por los educadores (docentes, voluntarios, etc.) desde una perspectiva dialógica, pluricultural y heterogénea, buscando salvar en cada caso la serie de dificultades que enfrenta alguien que es etiquetado como “el que no sabe leer”. Queda una reflexión: ¿de qué condiciones hemos gozado nosotros, los que leemos, para poder hacerlo? ¿Cómo hacer estas condiciones accesibles a los demás? Disfruten su lectura. Román Fuentes es egresado de la maestría en Filosofía de la Cultura de la UNAM, desde 2010 es asesor académico y trabaja capacitando a docentes de educación básica que laboran en comunidades rurales roman_f3@hotmail.com SEPTIEMBRE 2014


EDICIONES VOCESUELTAS EDICIONES

VOCESUELTAS

Información: info@contratiempo.net

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Tantos recorridos, tantas historias de inmigración que encuentran en común una sola cosa: el idioma español. contratiempo ha creado Ediciones Vocesueltas para diseminar y promover la literatura escrita en español en Chicago. Estos proyectos de publicación conjunta con los autores han dado frutos desde el 2007, habiéndose publicado seis libros a la fecha. Debemos un agradecimiento especial a los autores publicados en Vocesueltas, cuyo ímpetu, talento y generosidad han hecho posible el establecimiento de este sello editorial.

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01 A veces llovía en Chicago. Por: Gerardo Cárdenas Precio US$12.95. 1a. edición (Marzo, 2011) . En español. ISBN: 978-09800042-67

03 Extrasístoles (y otros accidentes). Por: Jochy Herrera

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02 En la 18 a la 1. Por: Escritores de contratiempo en Chicago Precio US$14.99. 1a. edición (Septiembre, 2010). En español. ISBN: 978-09800042-5-0

Precio: US$ 19.99. 1ª. Edición (abril, 2009). En español. ISBN-13: 978-0-9800042-3-6

04 Jaleos y denuncias. Por: Stanislaw Jaroszek

05 Desarraigos: Cuatro poetas latinoamericanos en Chicago. Por: Jorge Hernández, Febronio Zatarain, Juana Iris Goergen y León Leiva Gallardo

06 Vocesueltas: Cuatro cuentistas de Chicago. Por: Raúl Dorantes, Bernardo Navia, Fernando Olszanski y om Ulloa

Precio: US$ 15. 1ª. Edición (mayo, 2008). En español. ISBN-13: 978-0-980004212

TALLER DE CREACIÓN LITERARIA DÓNDE: 1900 South Carpenter, Chicago IL 60608. CUÁNTO: Gratuito. CUÁNDO: Dos domingos por mes a la 1 pm. INFORMACIÓN: (312) 427 5450 info@contratiempo.net

Precio: US$14. 1a. edición (Abril, 2010). En español. ISBN: 978-098000424-3

Precio: US$ 15. 1ª. Edición (agosto, 2007). En español. ISBN-13: 978-0-980004205

contratiempo nfp es una dinámica y multifacética organización sin fines de lucro que se ha convertido en el epicentro del periodismo cultural y la literatura inmigrante en Chicago. La misión de contratiempo nfp es promover los aportes culturales de la población latina hispanohablante en Estados Unidos. contratiempo es

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La revista contratiempo El taller de creación literaria Poesía en Abril Ediciones Vocesueltas Lectura, diálogo y performance

www.contratiempo.net


MIRADA CÓMPLICE

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MIRADA CÓMPLICE

WHAT MAY COME

El Taller de Gráfica Popular en el Art Institute Julio Rangel

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a exposición What May Come propone un estimulante recorrido por la obra del Taller de Gráfica Popular, colectivo de artistas fundado en 1937 en México por Leopoldo Méndez, Luis Arenas y Pablo O’Higgins. Un arte llamado a la urgencia por la coyuntura histórica (el ascenso del nazifascismo, la Guerra Civil española, la consolidación del discurso nacionalista posrevolucionario en México) y que responde a ella con un lenguaje telúrico, en diálogo con las vanguardias y tendencias europeas (el expresionismo alemán, el futurismo italiano, el cubismo y otras expresiones), pero profundamente conectado con la realidad nacional. La obra del Taller aunaba la concisión epigramática del cartón político, el aliento épico del muralismo, la inmediatez del cartel o el volante callejero. Pero sobre todo, la idea de la resistencia popular como un tejido firme que detiene la barbarie (esa mano en el imponente cartel “Sin título” de Alberto Beltrán y Elizabeth Catlett) resuelta con audacia formal y vigor estético. Es, claro, la estética al servicio de una función social, el arte gráfico como un mecanismo que parte del impacto retinal para propagar la conciencia política y fortalecer los lazos de identificación popular. De este grupo de artistas, descendientes directos de la escuela de Posada (presente también en la muestra), acaso los más conocidos sean Leopoldo Méndez, Alfredo Zalce, Pablo O’Higgins y Raúl Anguiano. El arte de Leopoldo Méndez despide una energía a menudo cinemática. No solo por las intrincadas líneas que electrizan la atmósfera de sus grabados; la composición en general, el uso mismo de la perspectiva (ese punto de fuga en “Deportación a la muerte”) evoca encuadres cinematográficos, como secuencias de storyboard. La relación de Méndez con el cine es estrecha; véase, en la exposición, la serie de

grabados usados como secuencia de títulos para Río Escondido, de Emilio Fernández. Sí, la obra de Leopoldo Méndez es descendiente de Posada, pero conecta con la cinematografía de su contemporáneo Gabriel Figueroa. El cine, el muralismo y las artes gráficas en general eran vías convergentes para apuntalar una iconografía revolucionaria. Al proyectar la serie de Méndez en la pantalla cinematográfica, Emilio Fernández convirtió los grabados en murales efímeros, amplificados en cada cine de barrio y en cada muestra internacional. What May Come es una muestra de arte politizado en su mejor expresión. Un arte que somete los impulsos propagandísticos a un rigor formal que indaga los límites de su propio lenguaje. La muestra ofrece una variada celebración de la escena costumbrista, urbana o rural, que soslaya el empalagoso pintoresquismo, merced a una fina capacidad de observación (inevitable, a veces, pensar en Daumier y en Grosz

ante ciertos rostros, ciertas manos) y un diestro manejo del claroscuro. Por ejemplo, deténgase el espectador en “Danza de los machetes”, de José Chávez Morado; interrogue esas manos que empuñan el machete, el diálogo de los tres cuerpos en el espacio, el movimiento de los brazos. Así mismo, el corrosivo espíritu caricaturesco de algunas de sus litografías hace recordar aquella frase de Baudelaire: “El Ser que quiso multiplicar su imagen no ha puesto en la boca del hombre los dientes del león, pero el hombre muerde con la risa”. Hoy que el poder de la imagen se encuentra tan neutralizado por la estética utilitaria del diseño con fines mercantiles, esta visita al vigoroso movimiento del Taller de Gráfica Popular que propone el Art Institute resulta imperdible para recordar las otras posibilidades del lenguaje gráfico. La exposición está abierta hasta el 12 de octubre.

Pág 12. Pablo O'Higgins. Trabajadores de la construcción, 1942. The Art Institute of Chicago. William McCallin McKee Memorial Collection. Pág 13. Leopoldo Méndez. Ejecución, 1950. The Art Institute of Chicago. Gift of Dorothy Braude Edinburg to the Harry B. and Bessie K. Braude Memorial Collection.

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DOSSIER

De la elusiva naturaleza de los liderazgos

A

fines de 2013, el Pew Research Center dio a conocer una encuesta nacional que ponía en evidencia que tres cuartas partes de latinos afirmaban que su comunidad carecía de líderes, y más del 60 por ciento no fueron capaces de nombrar a un solo líder, local o nacional, que los representara. La encuesta se hizo pública al tiempo que crecía una percepción de cambio generacional en la comunidad latina. La generación que creció siguiendo las enseñanzas, luchas y figura de Cesar Chávez en California, Illinois, Texas y otros estados, ha comenzado a retirarse de la escena pública. Las organizaciones que surgieron de ese activismo –National Council of La Raza, MALDEF o LULAC, por nombras unas cuantas—parecen perder relevancia e influencia. Irónicamente, esto ocurre cuando la comunidad latina es más numerosa e influyente que nunca. ¿Hay entonces, como lo da a sugerir la encuesta, un vacío de líderes? ¿Cómo interpretar entonces a nuevos valores políticos, como los hermanos Castro del lado demócrata, o Marco Rubio del lado republicano? Y si en la comunidad afroamericana ha habido un claro arco histórico y narrativo desde Martin Luther King hasta Barack Obama, ¿por qué no ha ocurrido lo mismo en la latina, donde nadie parece tomar el relevo de Cesar Chávez? ¿O será, tal vez, como sugieren otros, que el liderazgo hoy en día se manifiesta en causas más pequeñas y localizadas, o que inclusive no es necesario que haya cabezas visibles para que determinados problemas y reivindicaciones pasen a ocupar un lugar preponderante frente a la opinión pública? No son preguntas de fácil respuesta. El tema del liderazgo hispano aparece difuso, borroso, inasible, aun asumiendo la posibilidad de que estemos buscando con ojos habituados a otras dinámicas y paradigmas. Al celebrarse como cada septiembre el Mes de la Herencia Hispana en Estados Unidos, contratiempo consideró pertinente plantearse estas preguntas. De ahí los textos que integran nuestro dossier del mes: cuatro perspectivas bien distintas que sin embargo coinciden en un punto: los

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liderazgos están ahí, haciéndose, formándose conforme la comunidad latina se integra cada vez más al mainstream estadounidense. Sylvia Puente, directora ejecutiva del Latino Policy Forum –el único think tank—plenamente latino que tenemos en Chicago, se remite a su propia experiencia de liderazgo, iniciada en sus años adolescentes, para rechazar abiertamente los resultados de la encuesta de Pew y afirmar que los liderazgos están ahí, en los latinos que luchan en el día a día, y que no necesariamente acaparan los reflectores. En un sentido similar, el periodista mexicano León Krauze, conductor del noticiero de Univisión en Los Ángeles, reflexiona sobre el papel que los propios medios de comunicación hispanos tienen en la formación de una agenda social y política, y subraya que aun por encima de la suprema tarea de informar, está también la de formar cuando este proceso es necesario para la generación de líderes. Otro periodista, el mexicano Alejandro Escalona, también desde Chicago, examina los actuales liderazgos hispanos y encuentra que dejan mucho que desear, pero plantea al mismo tiempo que existen en la comunidad, tanto a nivel local como nacional, todos los elementos para el surgimiento de nuevos líderes. ¿Dónde hallar esos nuevos líderes? Stephanie Manríquez, escritora e integrante del consejo editorial de contratiempo, encuentra una respuesta al hacer un examen a fondo del movimiento de los DREAmers por la reforma migratoria, y de entrevistar a varios de ellos. Plantea el artículo de Manríquez una fascinante estrategia: los líderes son todos y ninguno. El liderazgo surge del servicio y la colectividad (algo que también plantea Puente), y no del carisma personal. Los DREAmers, anónimos pero públicos, representan un nuevo enfoque, un nuevo entendimiento, un nuevo planteamiento. Y quizás esa –por muy difusa, vaga, brumosa que resulte- sea la respuesta. Nuevos liderazgos están forjándose bajo una luz aun en transición. Introducción a cargo de Gerardo Cárdenas, director editorial de contratiempo

Fotografía: Rosa Delia Guerrero (fragmento)

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Nuevo liderazgo para un gigante despierto Alejandro Escalona

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ste mes de julio se cumplieron 10 años del discurso que el entonces senador por Illinois, Barack Obama, pronunció ante los delegados a la Convención Demócrata en Boston. Quienes tuvimos la oportunidad de ver el discurso de Obama supimos de inmediato que se inauguraba una era en la política estadounidense y que surgía un líder para los demócratas y la comunidad afroamericana. El relevo generacional es fundamental para la democracia. No todos los líderes surgen en un momento fulgurante como ocurrió como Obama. La mayoría se forja laborando en relativa oscuridad. El liderazgo político hispano –tanto en Illinois como en el resto del país– debe reflejar al electorado que representan. El gigante dormido despertó por fin en las elecciones presidenciales de 2012. Sin embargo, el liderazgo hispano no ha estado a la par. En los comicios presidenciales de 2012, los votantes latinos aseguraron la victoria de Obama al decidir a su favor estados como Colorado y Virginia. El 71 por ciento de los latinos votaron por Obama. Su influencia fue definitiva. Un análisis del Center for American Progress, una institución no partidista con sede en Washington, revela que la segunda generación de inmigrantes es el segmento del electorado latino de mayor crecimiento. Los hijos de inmigrantes representaron el 49 por ciento de los votantes latinos en las elecciones de 2008. Su porción del electorado latino aumentó a 55 por ciento en 2012, según el Center for American Progress. Entre 2012 y 2016, unos 3.3 millones de latinos cumplirán 18 años. De ellos, 57 por ciento, casi dos millones, son latinos de segunda generación. Su influencia en las elecciones continuará creciendo. El liderazgo latino no se ha desarrollado al mismo ritmo de la influencia del electorado de ese grupo étnico. En la actualidad, sería difícil concluir que un latino o latina es presidenciable. El nombre de la gobernadora republicana de Nuevo México, Susana Martínez, se menciona para las elecciones presidenciales de 2016 lo mismo que el del senador republicano por Florida, Marco Rubio. Por parte de los demócratas, Julián Castro, ex alcalde de San Antonio, y ahora cabeza del Departamento de Vivienda, es la estrella ascendente. Otros se han estrellado. En su momento, Antonio Villaraigosa, ex alcalde de Los Ángeles, se proyectaba como presidenciable lo mismo

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que Henry Cisneros, ex alcalde de San Antonio. En el mejor de los casos, Susana Martínez, Marco Rubio y Julián Castro son considerados líderes en determinadas regiones del país, pero se les desconoce en otras. Una encuesta del Pew Research Center reveló que en 2010 los latinos consideraban no tener líderes a nivel nacional Cuando se les preguntó quién era el líder latino más importante del país, el 64 por ciento contestó que no sabía. Un 10 por ciento respondió que nadie. En la encuesta participaron mil 375 hispanos adultos. Los nombres que más se mencionaron en ese entonces fueron los de la jueza Sonia Sotomayor (7%), el representante federal por Illinois, Luis Gutiérrez (5%), el ex alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa (3%), y Jorge Ramos, presentador de Univisión (2%). Si una encuesta similar se condujera en 2014, los resultados probablemente serían similares. Los participantes no podrían identificar a un líder nacional y un alto porcentaje volvería a decir que nadie. Un estudio del Pew Hispanic señaló una división entre los latinos inmigrantes y los de

primera generación en cuenta a objetivos y liderazgo. Un 46 por ciento de los encuestados cree que estos grupos no están colaborando para obtener los mismos objetivos políticos. A nivel nacional, se antoja aventurado especular sobre la posibilidad de que surja un candidato hispano con posibilidades reales para las elecciones presidencial de 2016. Por otro lado, en una ciudad como Chicago, con una población hispana creciente, tampoco se perfila un candidato latino con posibilidades reales de ganar las elecciones para alcalde. De entre los concejales latinos, no ha habido quien levante la mano para lanzarse al ruedo. Siempre se ha calificado al electorado latino como el gigante dormido. Ese gigante ya despertó. Ahora corresponde a una nueva generación de políticos latinos estar a la altura. La comunidad latina no puede seguir pensando que no tiene líderes que los represente en el plano político nacional. Alejandro Escalona, periodista mexicano, reside en el área de Chicago

Fotografía: Rosa Delia Guerrero

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La misión de inspirar León Krauze

¿

Tiene el periodista la obligación de pensar en el bien común, de reflexionar sobre las consecuencias sociales, políticas y hasta culturales de su trabajo, al momento de informar? ¿Puede abogar por la comunidad a la que sirve sin perder la imparcialidad? Más allá del acto de informar, ¿debe tener algún compromiso con la sociedad a la que informa? ¿Debe, por ejemplo, pensar en maneras de mejorar la participación política, el debate público, el famoso tejido social? Muchos colegas piensan que la respuesta a todo esto debe ser un “no” rotundo. Hace poco más de un lustro escuché a un querido y respetado periodista mexicano interrumpir a un (debidamente idealista) joven universitario que le había preguntado si en algún momento debía considerar la “consolidación de la democracia mexicana” como uno de sus objetivos profesionales. “Mire usted”, le dijo mi colega, “yo no trabajo de demócrata”. La respuesta se me ha quedado grabada como un ejemplo del tipo de periodista para quien el acto de informar está por encima de todo: no admite ninguna otra consideración, otro objetivo. Y peor aún: no admite ningún interés superior. Desde esta perspectiva, el periodista no tiene obligación alguna para con la sociedad que lo acoge o el público que lo lee, lo escucha o lo ve todas las noches. Las consecuencias – y las posibilidades del ejercicio del oficio – no interesan. Hay conciencia periodística, sí. Pero no hay conciencia social. Yo no comparto esa postura. Por supuesto, tengo como valor supremo al acto de informar de manera imparcial, responsable y seria, compartiendo datos verificados y cotejados. Pero también creo que la labor del periodista, sobre todo aquellos que tienen acceso a los medios de comunicación masivos, va más allá del acto de informar. En pocas palabras: yo sí trabajo de demócrata. Todo este prólogo para referirme, ahora sí, a los que ocurre en Estados Unidos y la comunidad hispana. Una de las principales razones para explicar el éxito de Univisión es su compromiso con la verdad periodística, pero también con la consolidación de la comunidad hispana en este país. La empresa, me parece, se asume como una rara avis del mundo de la comunicación: informa, pero también forma. Y no solo eso: ayuda. Ser periodista en Univisión no se parece a ninguna otra experiencia que yo haya tenido o tendré. Lo digo con esta certeza porque ninguna otra empresa que yo conozca tiene como parte de su misión cotidiana el auxilio y la guía de sus televidentes. Solo en los últimos años, Univisión ha lanzado campañas NÚMERO 117

de educación, registro de votantes, participación política, salud y hasta finanzas personales. Tiene alianzas con diversas organizaciones activistas como La Raza, NALEO, Mi familia vota y muchas más. Esto, periodísticamente, es absolutamente inusual. Como lo es también el papel proactivo de la empresa (y sus periodistas, evidentemente) en la lucha por una reforma migratoria. Para nadie es un secreto que Univisión aboga con vehemencia por una reforma integral. Se nota en todo lo que hacemos. Y eso, creo yo, nos enaltece. Es polémico desde el punto de vista periodístico, pero nos enaltece. La pregunta, por supuesto, es cuál es el fin de todo este esfuerzo tan claramente heterodoxo. Esto no lo sé de cierto, pero intuyo que el desenlace ideal sería el surgimiento de voces hispanas que ejerzan liderazgo interno para luego ganarse un sitio en el escenario nacional. Para nadie es un secreto que hacen falta líderes políticos latinos. Que César Chávez, con todos sus bemoles, siga siendo el único referente, debería ser motivo de alarma. Y no se trata de que Chávez y su legado sean indignos de la época. No lo son. Aún ahora, la fuerza de Chávez ofrece lecciones. Pero los tiempos cambian, y la influencia también. Esta comunidad hispana, primera minoría en Estados Unidos, ya no está para exigirle al poder; está para hacerse del poder. ¿Pueden los medios de comunicación ayudar a consolidar esos liderazgos, incluso

a formarlos? Seguramente que sí. El acto de comunicar es también el acto de persuadir. Los medios de comunicación informan pero también tienen la capacidad de inspirar. Me remito a un momento – glorioso – del periodismo en español de los últimos años en Estados Unidos. Ocurrió en la elección del 2012. Barack Obama, que había prometido una reforma migratoria, visitó Univisión para un foro conducido por Jorge Ramos y Maria Elena Salinas. Inevitablemente, Obama tuvo que enfrentar una pregunta sobre la reforma migratoria. El presidente trató de salirse por la tangente, pero Ramos se interpuso. En un acto casi instintivo, Ramos dejó el español y prosiguió en inglés: “a promise is a promise. And with all due respect, you didn’t keep that promise”. ¿Qué habrá sentido un joven hispano al ver a un periodista del calibre de Ramos enfrentar al que es, y aquí la hipérbole se justifica, el hombre más poderoso del mundo? Primero, quiero pensar que se sintió no solo identificado sino representado. Y quizá, solo quizá, sintió algo de inspiración. León Krauze es periodista, escritor y conductor de noticias. Ha trabajado para Univisión, W Radio, El País, Newsweek, The New Republic, Foreign Policy y Foreign Affairs. Actualmente conduce el noticiero de Univisión en Los Ángeles, el de mayor rating de todo Estados Unidos. Ha ganado cuatro premios Emmy

Fotografía: Rosa Delia Guerrero

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Todos pueden ser líderes Sylvia Puente

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esde jovencita seguí el paso de mis modelos y líderes, mis padres, y con ellos me uní a la huelga en apoyo al sindicato de los United Farm Workers. Tenía 13 años de edad, y fue ahí donde aprendí la primera lección que moldearía mi trabajo de toda la vida: todos tenemos capacidad para ser líderes. Los latinos son la minoría más grande del país y la de más rápido crecimiento, y de manera creciente juegan un papel importante e influyente en la sociedad en su conjunto. Taquerías familiares se ven por todas partes, desde las calles de La Villita en Chicago, al pequeño pueblo de Cobden en el sur de Illinois. En la última década, la población juvenil latina ha crecido más de 30 por ciento. Ahora, más que nunca, tenemos que catalizar las oportunidades para conjuntar a la gente y fomentar las próximas generaciones de líderes. Como comunidad en pleno florecimiento, no tenemos tiempo que perder. Todo lo que tenemos que hacer es extender la mano y llevarnos a alguien. Lo que es particular al liderazgo latino es la capacidad de entender que todos jugamos un papel para ayudar a que nuestras familias avancen. Ya sea que eso signifique una madre participe en una causa social, un maestro abogue en Springfield en pro de mejoras en el salón de clases, o un alumno de secundaria ayude a un niño de primaria con su tarea; todos tenemos una responsabilidad individual en preguntarnos: ¿Qué podemos hacer para ayudar a mejorar las vidas de otros? Pienso en mis padres al revisar una encuesta que Pew Research hizo en 2013, y que encontró que los latinos, en general, sienten que no tienen un solo líder que los represente a nivel nacional. Pienso en mis tías y tíos, mis hermanas y hermanos y todos los líderes cívicos con los que trabajo día a día. Porque si bien no hay un solo líder que nos represente a nivel nacional, por donde quiera que mire en la ciudad veo a latinos que hacen una diferencia, a nivel comunitario, a nivel de organismos sin fines de lucro, a nivel político y de manera creciente a nivel gubernamental. El liderazgo latino está arraigado en la comunidad. Como directora ejecutiva del Latino Policy Forum, una organización que convoca lideres por todo el estado, es mi privilegio ver acción colectiva, liderazgo colectivo y fuerza colectiva que se despliegan de manera cotidiana. Una encuesta del 2001 efectuada por National Community for Latino Leadership, Inc., entre más de tres mil profesionistas de todo el país y de diversos orígenes, encontró que los encuestados

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esperaban que sus líderes encarnasen cuatro características: carácter, competencia, compasión y servicio comunitario. Si bien las dos primeras características –carácter y competencia—están emparentadas con visiones culturales generalizadas sobre el liderazgo, las otras dos –compasión y servicio comunitario—reflejan claramente el por qué los latinos suelen tener mayor conciencia comunitaria y popular. Este paradigma del liderazgo es lo que mi amiga y tutora Juana Bordas llamaba “el liderazgo de Nosotros”. El mejor ejemplo que puedo dar del liderazgo de masas es el del movimiento de reforma migratoria. En efecto, ha habido algunos voceros clave, pero millones se han movilizado y salido a las calles a marchar, abogar y exigir un mejor modo de vida. Para los escépticos que dicen que hay una carencia de liderazgo latino, yo digo que realmente no tienen un entendimiento de la comunidad latina de hoy día.

Yo fui llamada líder antes de que yo misma me considerara como tal. Aún recuerdo la energía que sentí a mis 13 años, liderando gente con mis pantalones de campana y mi chamarra de mezclilla pintada a mano. Me recuerdo al frente de la marcha con mi silbato, como una fuerza de la naturaleza. Lo que aprendí entonces, y lo que he aprendido a lo largo de mis 30 años de servicio público, es que el liderazgo no es un título, o nuestro papel en la sociedad. Es lo que Marshall Ganz llama “aceptar la responsabilidad de facultar a otros para que alcancen un propósito común, frente a la incertidumbre”. Todos tenemos el potencial de inspirar a otros hacia la acción. Sylvia Puente es directora ejecutiva del Latino Policy Forum, una organización basada en Chicago, orientada al involucramiento de la comunidad latina en todas las áreas de políticas públicas

Fotografía: Rosa Delia Guerrero

SEPTIEMBRE 2014


DOSSIER

Un liderazgo diferente Stephanie Manríquez

El levantamiento

Hace cuatro años le pregunté ¿quieres mantener tu nombre en el anonimato?, ¿te da miedo publicar tu status migratorio?, su respuesta fue tajante y firme: —No—, afirmó Reyna Wences a sus escasos 19, —ya me cansé de esconderme, ya me cansé de luchar por un sueño, hoy voy a luchar por una realidad, pondré corazón y cabeza en la lucha para poder otorgar un derecho básico a millones de personas indocumentadas como yo, el derecho de ser feliz y el dejar de vivir con miedo. Así en el 2009, para jóvenes estudiantes, indocumentados y activistas, como Reyna, fue fácil aventurarse a la campaña para detener la deportación de Rigo Padilla, acto en el cual muchos de ellos se enfrentaron a sí mismos durante este proceso, un caso particular que reflejó sus historias personales. Los jóvenes indocumentados han navegado sobre una línea del tiempo distinta, en la cual su crecimiento y maduración han sido apresurados por circunstancias clasistas, prejuicios que los silencian, impedimentos financieros y migratorios, o tal vez por el hecho de ser el brazo derecho de sus padres desde muy temprana edad; son chicos con una vasta experiencia y que se han aprendido a defender a sí mismos, siguiendo una doctrina escalofriante: —Lucha, y si no puedes luchar, patea; si no puedes patear, muerde, porque no hay esperanza—, dice hoy Reyna a sus 23 años, joven activista y parte de muchas minorías: mujer, latina, indocumentada y queer que participa en múltiples causas: IYJL, Undocumented IL y OCAD. —Porque no es cuestión de esperanza—, repite ella, —es de urgencia, quien no viva con dignidad y no haga nada por su causa, por los acontecimientos que les afecten directamente, no están poniendo atención, abramos los ojos. El movimiento que se generó en torno al caso Rigo Padilla fue originado alrededor de universidades y después se transfirió a la comunidad donde se le unieron algunas organizaciones locales, hasta que alcanzó poder a nivel estatal. El éxito obtenido alentó a los jóvenes para consolidarse entre ellos y continuar una lucha pro-inmigrantes, creando una red la cual sirve como recurso para otros jóvenes: Alianza de Jóvenes Inmigrantes para la Justicia, IYJL (2009). IYJL es una organización dirigida en su mayoría por jóvenes indocumentados, en la cual se cree en la capacidad de utilizar sus experiencias e historias para cambiar narrativas y dirigir un movimiento. Yaxal Sobrevilla, de 22 años, NÚMERO 117

se unió al movimiento hace tres años y piensa que historias como la suya –joven indocumentada de origen mexicano, traída a los Estados Unidos a los cuatro años edad– son la herramienta más poderosa que tienen los jóvenes organizadores: crecer en un país ajeno al de nacimiento y llamarlo hogar, un sentimiento de apropiación que se puede utilizar de manera sabía y colectiva para construir estrategias.

Esto es un acto de urgencia El surgimiento de un liderazgo joven ha hecho frente al peor miedo del inmigrante indocumentado: salir públicamente y ser reconocido como tal, salir de las sombras como los jóvenes le llaman y enalteciendo el lema: Undocumented, Unafraid and Unapologetic. Hacen presencia pública, hablan por ellos mismos y manifiestan sus inconformidades por medios tan radicales como la desobediencia civil, tomando riesgos y retando todo lo que se les fue dicho constantemente durante toda su vida como hijos de una comunidad indocumentada atemorizada de hablar por sí misma y de expresar sus necesidades, donde sus padres se refugiaban en representantes y/o algunos líderes que no compartían sus experiencias y preocupaciones, que era un peligro expresar su estatus migratorio abiertamente. La urgencia de estos jóvenes ha provocado una reacción en cadena. Cada vez más gente quiere hablar y hacerse escuchar por lo que se han involucrado con otras organizaciones ya existentes y han identificado a otras cuantas, admitiendo que existe la necesidad de juntarse para crear una red más amplia dentro de Illinois; de ahí nacen redes como Undocumented IL (2011) y Organize Communities Against Deportations, OCAD, (2012),

que llevan a cabo trabajo educativo en las universidades y preparatorias, en los suburbios y en otras ciudades y comparten herramientas y campañas con la comunidad indocumentada a nivel estatal con el propósito de obtener algun tipo de alivio a sus necesidades. Yaxal cuenta que, previamente las grandes organizaciones sin fines de lucro pro derechos migratorios eran más prudentes en tener a indocumentados al frente de las movilizaciones; actualmente, no es la excepción, su estrategias continúan empleándose de arriba hacia abajo Continúa en la página siguiente »

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Fotografía: Rosa Delia Guerrero


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aunque por lo menos hoy en día permiten que los afectados compartan sus historias directamente, detrás de cámaras, en acciones, reuniones, marchas, etc. Aunque hace falta empujar a estas organizaciones para que incluyan a estos afectados en las conversaciones para la creación de esas estrategias. En definitiva, los jóvenes han tomado las riendas de un movimiento sin temores, ya que ha sido una respuesta a la carencia de movimientos sólidos y organizados, de líderes que estén ligados y/o representen directamente las necesidades e historias de estos. Son un fenómeno de auto-aceptación por y para el indocumentado y de enseñanza que constantemente están buscando distintas maneras de incorporar a más gente joven, para convertirla en líderes de su propia causa –su historia– y que se representen a sí mismos por sus propios medios.

Un liderazgo con muchos rostros

Concebir líderes jóvenes a nivel nacional fue un proceso natural y extenuante a la vez. Los jóvenes indocumentados de cualquier punto del país ya estaban en pleno conocimiento de su situación y sabían que a menos que no tomaran ellos mismos la iniciativa, todo se quedaría en una simple esperanza. Necesitaban herramientas sólidas y experiencia; por tanto se abrieron a un proceso de crecimiento y aprendizaje para generar habilidades organizativas, erradicar miedos, saber presentar sus opiniones, y pensar y decidir por ellos mismos. —Al final del día no solamente es uno, somos todos—contestó el joven graduado de arquitectura en el 2012, Antonio Gutiérrez, quien se unió a IYJL tras ser despedido de una firma de arquitectos al darse cuenta que su número de Seguro Social no era válido. —He conocido a muchos DREAMers que tienen o han adquirido el poder y el liderazgo de un Martin Luther King o de un Cesar Chávez; pero no puedo decir que todo el movimiento se basa en una sola persona, es un movimiento de la comunidad que involucra a indocumentados de cualquier país; son demasiadas caras, que de cierta manera nos hacen mas fuertes porque estamos creando distintas intersecciones con personas de diferentes razas, orientación sexual, grupos religiosos y que al final todos somos inmigrantes; se necesitan tantos lideres como sea posible, estamos en un movimiento

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nacional y es importante que cada rincón tenga sus representantes—, agregó. Así se originó una campaña atenuante tras la re-introducción de la propuesta legislativa DREAM Act en el 2009-2010. Miles de jóvenes indocumentados emergieron en todo el país, con deseos de poder continuar sus estudios superiores y trabajar. Con las estrategias de grupos jóvenes de activistas como IYJL, que viajaron a distintas ciudades del país para proveer capacitación, apropiación a la causa y empoderamiento, los DREAMers lograron presionar la reforma con acciones de resistencia hasta que se ganó parte de la batalla en el 2012, y surgió DACA, siglas en inglés de Deferred Action for Childhood Arrivals, o Acción Diferida para Menores Ingresados, un memorándum de la Casa Blanca que da al gobierno federal discreción judicial en la materia de actuar o no contra jóvenes indocumentados que han pasado la mayoría de su vida en los Estados Unidos. En la construcción de nuevos líderes en el movimiento joven, ya sea dentro de IYJL o DREAMers, se tiene que tener en claro que son movimientos con más de un solo rostro, y que si el público identifica a una o dos personas como tales, será tiempo de levantar la tarjeta roja, porque si el movimiento de jóvenes indocumentados tuviese un solo líder, querrá decir que hay algo muy equivocado.

Una generación lineal

La distribución de poder que utiliza la generación joven es horizontal; todos deciden los pasos siguientes, o en que se enfocarán después. Y eso se nota en la comunidad: la unidad de trabajo, razón que motiva a sus futuros seguidores. Los jóvenes tienen muy claro que no se trata de mover masas sin ningún propósito, confían en hacerlo de forma estratégica para que se denote un liderazgo conjunto, comunitario. Su definición de poder es muy ajena a querer mandar y sentirse superior; en ellos, el poder radica en su voz y en sus acciones conjuntas. No existe la jerarquía, ni una persona a cargo de todo. Su filosofía es tener en claro siempre su propósito, conocer y entender a los miembros y coordinadores, de manera que puedas entender sus ambos lados, el fuerte y el débil para encontrar su balance y delegar el mejor cargo, una posición en la cual el miembro se sienta satisfecho; además de darle la

seguridad que necesita para que pueda llegar a ser un gran líder. Ejemplo de esto podría ser la manera de distribución de los IYJL, que cuentan con dos coordinadores principales y uno por cada comité: educación, salud mental, medios, desarrollo y finanzas, en donde existe una rotación anual y cada uno de sus miembros puede desarrollar cualquier función. Esta nueva generación de líderes tiene la habilidad de mutar con cierta frecuencia y ver rumbo a distintas direcciones; no se estancan en una misión, son visionarios multiplicándose. Su doctrina es básica: reflexión, reinvención y continuar trabajando – continuar el liderazgo. Comprender y aprender de otros movimientos sociales que han ocurrido –pasados y presentes –, no nada más en Estados Unidos sino en otros países; ejercicio constante y esencial para adquirir una reflexión; luego reinventarse, a partir de lo que ha funcionado y lo que no, interrogarse sobre cómo se pueden aplicar esas experiencias en lo que se quiere lograr hoy, en su visión; y de ese punto en adelante, trabajar uno a uno y a la par, crear nuevas relaciones y estrategias, involucrar a más gente, expandir el liderazgo; y finalmente después de una evolución, volver reflexionar, reinventarse nuevamente y continuar la labor. —Dar el poder a una persona para salir de las sombras es algo extraordinario, es tu inspiración de cada día—, concluye Gutiérrez quien, tras recibir su DACA, decidió no regresar a trabajar en el campo de la arquitectura sino hacer de los conocimientos aprendidos dentro de IYJL una carrera y ayudar a su comunidad dentro del ámbito de la vivienda. Él es ahora el Coordinador de Vivienda del Centro Autónomo en Albany Park.

Agradecimientos, por el apoyo con este texto, a Reyna Wences, Yaxal Sobrevilla y Antonio Gutiérrez, jóvenes activistas y miembros de la Alianza de Jóvenes Inmigrantes para la Justicia, IYJL, que trabaja para el reconocimiento completo de los derechos y las contribuciones de todos los inmigrantes. (www.iyjl.org) Stephanie Manríquez, escritora mexicana, reside en el área de Chicago. Es parte del consejo editorial de contratiempo SEPTIEMBRE 2014


DESHORAS

Del 12 de junio al 13 de julio del presente, el mundo entero tenía puestos los ojos en el evento deportivo del año: la copa mundial de futbol. La audiencia, que se presume global, solía tener una excepción: Estados Unidos. Pero por vez primera desde que el futbol se juega de manera profesional en este país, el deporte entró en el mainstream y no lo hizo, como había sido el caso todavía hasta el mundial 2010, por la vía de la televisión hispana, sino por sus propios medios anglófonos. Dos datos llaman la atención: el mayor número de visitantes extranjeros al mundial de Brasil fueron estadounidenses (casi un millón, muy por encima de cualquier otra nacionalidad), y la final Argentina vs Alemania tuvo una audiencia anglófona de 24 millones de personas, cifra récord tomando en cuenta que Estados Unidos no jugaba. El fenómeno también se contagió a las calles donde

parques públicos en Chicago y otras ciudades, y bares que sólo solían mostrar béisbol, baloncesto o football americano en sus pantallas, se llenaron de aficionados estadounidenses vistiendo la camiseta de su selección, pero también siguiendo las evoluciones de los otros países involucrados en la justa. Cierto: el futbol ha entrado en la sangre de este país por venas inmigrantes: los inmigrantes italianos, alemanes y portugueses que lo trajeron a principios del siglo XX, y los inmigrantes mexicanos, centroamericanos y sudamericanos que lo siguen jugando en el tránsito entre el XX y el XXI. Pero el futbol ya ha ocupado un puesto, que se prevé siga creciendo, entre la población anglosajona, especialmente en los suburbios. Este Deshoras es un eco de ese goce al margen que corrió por las arterias y los vasos y las venas de las urbes estadounidenses a lo largo

de 32 días; también es una prueba de que el futbol está cargado de ese trote que ha acompañado al hombre desde que era nómada, que sus sueños e ilusiones muchas veces se alimentan de él, que el camino que ha tomado nuestra existencia en ocasiones fue determinado por el pie de nuestra infancia, y en muchas otras por la anotación de un gol o la marca errónea de un penal. En estas páginas, encontrarán los lectores poemas de los mexicanos Antonio Deltoro y Gerardo Cárdenas, y narraciones de los también mexicanos Febronio Zatarain y Raúl Dorantes, el argentino Fernando Olszanski, el venezolano Luis Alejandro Ordóñez, el español Manuel Hernández y el polaco Stanislaw Jaroszek.

Introducción y selección de textos: Febronio Zatarain y Gerardo Cárdenas

Ilustración CHema Skandal! www.chemaskandal.com

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DESHORAS

Jogo bonito Gerardo Cárdenas

Futbol

Si Dios es redondo (como dicen) ¿Se achata por los polos? ¿Se contrae su rostro cuando un empeine tuerce su camino? Si la trayectoria de Dios rumbo al ángulo se curva como el infinito, ¿dejamos de existir en el instante en que besa las redes?

Antonio Deltoro Entre la multitud que se agita como un bosque encantado libres del deber, por el gusto del pasto, en la delicia de ver rodar, de sentir cómo nace del pie la precisión que en la vida normal le arrebató la mano, estamos reunidos hoy en este campo donde no crece ni la cebada ni el trigo somos el coro que lamenta y que festeja, el suspiro que acompaña al balón cuando pasa de largo y el grito entre las redes. Nació la pelota con una piedra o con la vejiga hinchada de una presa abatida No la inventó un anciano, ni una mujer, ni un niño; la inventó la tribu en la celebración, en el descanso, en el claro del bosque Contra el hacer, contra la dictadura de la mano, yo canto al pie emancipado por el balón y el césped, al pie que se despierta de su servil letargo, a la pierna artesana que vestida de gala va de fiesta, al corazón del pie, a su cabeza, a su vuelo aliado de Mercurio a su naturaleza liberada de tubérculo; a cada hueso de los dos pies, a sus diez dedos que atrapan habilidades hace milenios olvidadas en las ramas de los árboles. Yo canto a los pies que fatigados de trabajar las sierras llegaron al llano e inventaron el futbol.

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Los dioses del futbol son hombres tristes: sólo querían patear una lata de refresco entre dos piedras pero los obligan a posar con el ceño fruncido, en eterna flexión. Se pierden huraños en los túneles donde viven entre partido y partido comiéndose pedazos del uniforme. Los demiurgos que cuidan los estadios decretaron el otro día la muerte de Brasil y enviaron once centauros a devorar sus entrañas; no previeron que amarían los climas húmedos y el bossa nova. Ahora no saben cómo harán para alimentarlos: ya no quedan casi mujeres comestibles en Belo Horizonte. Me dormí a medio tiempo del Corea-Argelia y soñé que era un hombro al que mordía un uruguayo; soñé que era un holandés en hipócrita vuelo; soñé que era una vértebra por la que lloraba un país; soñé ser un saltamontes abrazado a un efebo o un penalti que nadie quiso cobrar. Soñé que era Götze, autor del gol de la victoria en los segundos del infarto (pero eso es imposible) porque Götze es un pequeño centauro alemán y su novia es rubia y suave y en las revistas de moda se le ve con una sana y envidiable erección. Ilustración (fragmento) CHema Skandal!

Cuando desperté, seguían empatados a cero. SEPTIEMBRE 2014


DESHORAS

El mejor Fernando Olszanski A Walter

La competencia siempre fue atroz. La lucha por la hegemonía dentro de la casa tomaba rumbos insospechados. Rubén era menor que yo, pero no era importante la diferencia de la edad, sino la de las contexturas físicas. La gesta consistía en esclarecer la superioridad dentro de la familia. Quién era el más fuerte, el mejor, física y espiritualmente. Elegíamos las pruebas de manera premeditada y de acuerdo a nuestras condiciones. No sólo lo superaba en edad, también en altura, envergadura y peso, esta última habilidad siempre era concluyente. Rubén era un alfeñique, en casa le decíamos radiografía porque se le notaban todos los huesos. Dos años menor, flaco y de naturaleza raquítica. A pesar de sus escasas dotes físicas se las rebuscaba bien a la hora de las definiciones. Cada uno escogía cinco deportes para resolver la justa del mejor. Así la llamábamos. Yo siempre optaba por mis clásicos. Lucha libre, porque bastaba con que me tirara encima para que se rindiera debido a la falta de respiración. Boxeo, donde la longitud de mis brazos y altura me daban la ventaja definitoria. Artes Marciales, ninguno de los dos sabía nada. La cuestión era darle unos golpes y agarrarlo al final débil y bastante averiado. Lanzamiento de la Bala, para lo cual utilizábamos un fierro viejo y oxidado que en nada se parecía a una bala de cañón, pero era lo bastante pesado como para que él no pudiera levantarlo. Y mi última elección era el ajedrez. No porque fuera más inteligente, sino porque Rubén no tenía idea de como jugar. Yo le decía cómo mover las piezas y, lógicamente en forma magistral lo guiaba a la derrota. Cinco pruebas inobjetablemente mías. En las de él se explotaban la velocidad, la agilidad y la destreza. Especialidades que a nadie le interesan. Los cien metros llanos, trepar el pino del fondo, la payana, la bolita, y por quinta prueba solía elegir el fútbol porque podía desarrollar sus mejores condiciones de jugador. Pero la experiencia le demostró que una falta NÚMERO 117

artera, ladina y traicionera (pero necesaria), podía terminar con sus más hondas aspiraciones. Entonces, ante la evidencia decidía por la bicicleta. Última y definitoria prueba. Rubén se sentía seguro de ganar porque era más rápido. Pero yo tenía un as en la manga. La elección de la distancia corría por mi cuenta. Tan sólo cincuenta metros. Al ser yo más fuerte podía embalar con más potencia, lograba una ventaja mínima que pronto se desplomaría por lo paupérrimo de mi estado físico. Pero nunca antes de los cincuenta metros. Así ganaba yo, con fuerza y con inteligencia para poner las pautas. No había dudas, era el líder espiritual, político y administrativo de la relación con mi hermano. Era el mejor. Hubo revuelo en el barrio. Los del otro lado de la avenida habían hecho un desafío. El Rata, el capitán del equipo y el más grande con sus catorce años, convocó a una selección. Elegiría el equipo representativo después de realizar una práctica en el campito de la calle Rivadavia. Los matices de los partidos con los del otro lado siempre eran anormales, terminaban en pelea. Había que ganar en la cancha y había que ganar en la pelea. El Rata quería a los mejores. Era obvio que debía presentarme. Éramos como veinte en el potrero, incluyendo a Rubén. Le advertí que volviera a casa, que la prueba iba a ser dura; no se intimidó. La práctica empezó con nerviosismo, nadie quería cometer errores, nadie arriesgaba nada. Los ojos del Rata, fuera del campo, parecían más severos que de costumbre. Alguien despejó una pelota y cayó en la media cancha, justo a los pies de Rubén. Su cuerpo no garantizaba nada, pero a la hora de gambetear era difícil pararlo. La pisó e hizo correrla por la derecha, con un par de amagues, el Polaco y Drito, dos de nuestros mejores defensas quedaron desparramados. Llegó hasta el fondo y tiró centro atrás. Justo entraba el Negro, no tuvo más que empujarla. 1 a 0. Golazo. Todos miraron al Rata, la mueca de satisfacción era clara. Sentí una ligera sensación de orgullo. Pero aún era el mejor.

El capitán gesticulaba a medida que aprobaba jugadores. Yo todavía no integraba la lista. Necesitaba demostrar que podía estar en el equipo. No tenía talento con la pelota, pero era fuerte a la hora de defender. Otra vez Rubén tenía la pelota, ahora se la daban más seguido, se habían dado cuenta de la facilidad con que resolvía los problemas. Eludió a uno y otro quedó parado después de un túnel, era mi oportunidad de mostrarme. La pelota o él. Siempre el bulto grande es el más fácil. Literalmente lo barrí. La pelota siguió sola hasta que el arquero conjuró el peligro. Rubén fue cayendo sobre mí. En uno de los manotazos buscando apoyo, encontró mi nariz. Caímos juntos, enmarañados. Nos levantamos y el dolor en el centro de mi cara era insoportable. Un hilo de sangre fluía desde adentro. Vi a mi hermano intacto. Sangrante, dolorido y asustado me puse a llorar. Corrí hasta casa. Seguro que lo había hecho a propósito, quería humillarme delante de todos, me dije. Intensifiqué el llanto al llegar, magnificando la situación con las manchas rojas. Fui muy explícito al narrar lo sucedido. ¡Fue Rubén! Mi padre mostró una expresión grave. Mientras Mamá me curaba, Papá salió a la calle y ejecutó el silbido con que siempre nos llamaba, un sonido corto y aflautado. Rubén entendió. Tímidamente se acercó a la casa. Desde el patio, ya repuesto y emparchado, observaría cómo las cosas volvían a la normalidad. Se impondrían el orden y la justicia. No sé qué sucedía con mi padre. Esa tarde estaba diferente. Descargó todo el mal humor en el cuerpo de Rubén. Lo golpeó por todos lados. Quise gritarle: Papá fue un accidente, solamente chocamos, me equivoqué. Papá por favor. Papá no. Papá. Pero era tarde. Rubén lloraba tirado en un rincón. Papá se fue adentro cuando se cansó de pegarle. Me acerqué, quise decirle algo pero mi lengua parecía de piedra. Me acerqué más y le puse la mano en el hombro. Me abrazó. Lo abracé. Lloramos juntos. La competencia se me había ido de las manos. contratiempo

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The FIFA Ballon D’Or 2011 Ndähi (fragmento)

Raúl Dorantes Joel, tu brother será llevado al pozo o directamente a la cárcel de Statesville. En la noche previa al traslado se seguirán tus instrucciones: más que evocar, se habrá de invocar la palabra de la abuela, el viaje a la pirámide de Tula o el día en que se le ganó al Bancómer y los punteros del Grupo A pasaron a la final. Se habrá de recordar que sólo faltaba un triunfo frente a la oncena del Amealco. Lo más notorio entre los veintidós jugadores sería un muchacho de cara larga, un muchacho de ojos llorosos y bastante efectivo para hacer avanzar el esférico. Tu brother recordará que en los primeros minutos del segundo tiempo anotó el primer gol; el dos a cero ya estuvo a cargo del Cuervo Morales. “Hurras” y “vivas” porque faltaban cinco minutos para el silbatazo; y de pronto el amealcense de la triste figura, en el más cerrado tiro de esquina, se levantó por encima de los jugadores y anotó el dos a uno. Y sería el mismo muchacho de fláccidas mejillas y ojos suatos que en tiempo de compensación se volvió a alzar por sobre todos y de un cabezazo de hierro conectó el dos a dos. Pitido final. A la hora de los penales el triste y carilargo se puso la casaca de portero para defender el arco, sí, ese pendejo enclenque detuvo trespenales de un tirón y les dio el triunfo a los del Club de Soccer Amealco. Tú habías fallado el segundo penal y tu brother el tercero, y no sé quién fue el que dijo que no había nada más bello que te pararan un penalti de tal manera. Durante la entrega de las medallas se dijo en voz alta el nombre del héroe de mirada acongojada. Se llamaba Cristo Díaz

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Manuel Hernández —Hablando de ensoñaciones. No os he contado lo del Balón de Oro. —¿Qué pasa con el balón de oro? —le pregunta el Bragas— ¿Lo echa de menos Cristiano? —¡Qué gracioso! —le contesta y después sigue contando Flores—: No os lo vais a creer, pero hace cosa de un mes soñé que estaba en la gala del Balón de Oro. Lo curioso es que ahí, en medio de todos los crack, escrito en negrita, encabezando la sinopsis de una carrera futbolística llena de logros, estaba mi nombre, ¡y el de mi abuelo! Nos empezamos a desternillar el Bragas y yo y, junto a nosotros, él. Es lo bueno del hachís: te hace alucinar chorradas sin sentido, ser atrevido, reírte hasta de tu propia sombra. —Ya no es que estuviésemos sentados, ni tan solo nominados, sino que éramos finalistas junto a Messi. El Bragas y yo no paramos de reírnos y revolcarnos por el ribazo. Llega un instante en que su mano se posa sobre mi bragueta y la risa se apaga. Yo lo miro con sorpresa. Él me devuelve la mirada fijamente y aprieta con ligereza, sonriendo. Me echo a reír. También él. Separa la mano y seguimos escuchando a Flores. —Yo me estaba poniendo nervioso porque pensaba que se me iba a escapar otro año más. Veía la cabeza de Messi, sentado delante de mí a tan solo una fila de distancia. De vez en cuando se giraba el argentino, sonreía y me ponía cara de no tienes nada que hacer, chaval. Entonces, volvía a mirar al frente y al poco se arrimaba a Xavi que lo tenía a su izquierda y le cuchicheaba algo y ambos se reían. Mi abuelo no paraba de carraspear a pulmón lleno, pues ha sido fumador toda su vida —nos seguimos descojonando—. Carraspeaba y tosía y alguna flema acababa en la nuca de Abby Wambach que la tenía delante. Yo ya no sabía dónde poner las manos. Andrés Inies-

ta, a mi izquierda, me echaba la mano al hombro y me decía muy cariñoso: “Tranquilo. Ya llega”. Y mi abuelo seguía carraspeando y tosiendo y salpicando también el kimono azul claro estampado de flores de la japonesa Homare Sawa, guapísima, ocupando el asiento a la derecha de Wambach. Mi abuelo tenía a su lado a Gerard Piqué y de vez en cuando usaba el pantalón de este como pañuelo. Allí, sobre el tergal, acababan los mocos que le colgaban de los pelos de la nariz. El catalán estaba que alucinaba. ¿Por qué lo habrían sentado junto a un abuelo en vez de junto a su Shakira, quien también se encontraba por allí? Se debía preguntar. La cosa es que Messi se volvía a girar, con la excusa de la carraspera y las toses de mi abuelo y me volvía a echar esa mirada de prepotente y yo para mis adentros pensaba: ¡Qué cándido, el pibe! Se cree que se lo van a dar otra vez a él, pero este año el Balón de Oro es mío, es mío, es mío. Era como una obsesión. Y en estas estábamos cuando por fin sale Ronaldo, gordo como un tosco, a anunciar al ganador del Balón de Oro. Encima del carioca, en la pantalla gigante, la indiscreta cámara enfoca en directo el careto de los tres finalistas: Messi con su sonrisita de soy el mejor, yo nervioso perdido en medio, y, en el otro extremo, mi abuelo mojando la cámara de babas verdes y Piqué apartándose porque se quiere volver a limpiar en él. Entonces el brasileño lee: “The FIFA Ballon D’Or 2011 is José Flores” y los asistentes le brindan una ovación tremenda. ¡Le habían dado el Balón de Oro a mi abuelo! Yo llevaba un cabreo de la ostia. E imagínate el careto de Messi, al ser batido por un vejestorio fumador de Celtas sin boquilla. —Pero ¿tu abuelo juega al fútbol? —le pregunto. —Mi abuelo al fútbol. Si mi abuelo no puede ni andar —suelta y nos volvemos a reír todos con esa risa plácida y tonta que dan los cigarritos de la alegría. SEPTIEMBRE 2014


DESHORAS

El caníbal Febronio Zatarain En la aglomeración del área chica es cuando más le sucede; además el calor húmedo y tropical lo intensifica. El balón sale por segunda vez de la esquina y mientras va abriendo ese viento florido, se vuelve un ojo, una especie de aleph giratorio por el que Lucho se mira jugar fútbol en los escampados y en las playas de Cabo Polonio. Él no vivía allí, pero en las vacaciones largas solía visitar a su primo Jair. Lo llamaron así en honor a la estrella brasileña del mundial de 1970. El apelativo le iba muy bien porque el primo era mulato. A Luchito le reconfortaba el tono fantástico que se apoderaba de Cabo Polonio en las tardes nubladas; se sentía parte de un filme mucho mejor que los de Walt Disney. En la cancha improvisada, jugaban cuatro contra cuatro. Como su primo y él eran los mejores, siempre estaban en equipos contrarios. Aunque Jair era más alto y fornido, nunca doblegaba a Luchito, éste se le escabullía como una liebre por el costado izquierdo, y al siguiente contrincante por el derecho; a veces él mismo remataba, y en otras pasaba el balón a uno de sus compañeros, quien se encargaba de hacerlo cruzar entre las dos piedras que demarcaban la portería. La casa de los tíos era muy pequeña y los dos niños de nueve años dormían en un catre que tendían en el tapanco. Una cálida noche de luna llena Luchito estaba en la duermevela y entrevió un reverberar en las piernitas torneadas de color NÚMERO 117

ébano, luego sintió que la espalda de Jair se volvía un imán que jalaba su pecho y pegaba su pipito, ya enojado al máximo, a las nalguitas. Instintivamente, empezó a restregárselo a través de las trusas al tiempo que Jair lanzaba su brazo derecho hacia atrás y lo asía hacia él. Luchito siguió contorsionándose hasta que lo recorrió un cosquilleo de escalofríos que lo llevó a abrir la boca y a morder la carne de su primo dos, tres veces. Éste se volteó y se bajó la trusa. Su pipi estaba también enojadísimo, era dos veces más grande que el suyo y parecía tener un tragaluz en la punta. Luchito, sin dejar de mirar ese faro horizontal, se quitó la trusa y se recostó dándole la espalda a su primo; él se le arrejuntó y lo lió con el brazo izquierdo. Lucho siente el golpe del aleph en la frente y ve cómo el portero con un puño lo desvía por encima de la portería. El balón inicia su tercer viaje, y Lucho ve a Luchito y siente la dureza entre sus nalguitas, y ve la piernita de ébano encima de la suya y Lucho desea hacer algo que luchito nunca hizo: morderle la pantorrilla a Jair, y de mordida en mordida escalar su muslo hasta llegar al pipi y darle mordiditas suaves que no le duelan, que las sienta bonito, y el aleph gira, se acerca, y Lucho se alza, siente el roce de las piernas y del pecho de un defensa por detrás, siente otras piernas por delante y una espalda se le ofrece y él, lleno de éxtasis, la muerde.

Ilustración CHema Skandal!

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DESHORAS

Balón dividido Luis Alejandro Ordóñez Es el partido que toda una vida se espera jugar: apenas dos puntos detrás del líder; la derrota significaría ver a Los Dos Caminos celebrar el campeonato –como si les cupiera un trofeo más en la vitrina; el empate solo postergaría el fin, depender de que Montecristo le gane a Los Dos Caminos es creer que la Tierra puede girar en sentido contrario; ganar nos dejaría en el primer lugar a falta solo de otra fecha, por primera vez la posibilidad de darle un campeonato al Santa Eduvigis está tan cerca. La emoción del equipo no hizo sino aumentar cada día, y ni siquiera las decisiones de la Liga, por demás esperadas, para enrarecer el clima a favor de Los Dos Caminos cambió en algo nuestro estado de ánimo, cosa que sin duda no dejé de agradecer. “¡Póngannos al árbitro que sea!” fue el grito de guerra durante los entrenamientos de la semana. —¡Buenos días! dijo mi papá al entrar en la cocina. ¿Ya estás listo? —Sí, salgo temprano. Vamos a hacer una concentración antes del juego. Con decepción, papá me dijo que esperaba que nos fuéramos juntos al partido, un acontecimiento como este debía ser vivido en familia desde el principio. No supe qué hacer, la verdad me hubiera gustado complacerlo, pero no podía decirle que sí. —Suerte, agregó secamente antes de que yo pudiera encontrar un escape, y se sentó a leer el periódico. —Gracias, nos vemos allá, respondí y salí.

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*** Corre el minuto ochenta y el empate a cero se mantiene. Dos balones en el poste y la excelente actuación del portero han salvado a Los Dos Caminos de estar por debajo en el marcador. A estas alturas ellos agradecen el empate, pero sigue costándoles controlar el juego. A sabiendas de que es ahora o esperar el año que viene estamos volcados en su área. Prácticamente atacamos todos, solo yo me quedo en el círculo central atento a cualquier intento de contragolpe. Y el intento vino. Un balonazo largo que llegaría a nuestra área de un bote. Supe que era una bola complicada, fui por ella con desesperación. Mi portero quiso salir a despejarla, pero a medio camino dudó y se devolvió a la portería. Como el demonio que es, el extremo de Los Dos Caminos también fue tras el balón. Aunque no me ganó la espalda, logró alcanzarme. En la medialuna saltamos juntos por el dominio de la bola, la cabeceé intentando rechazarla, con la mala suerte que rebotó en su cabeza y siguió hacia el área. Hombro con hombro entramos en el área, sentí su mano tomándome el short, a sabiendas de lo que nos estábamos jugando levanté los brazos mostrando mi inocencia. El portero por fin decidió intervenir y salió de la portería. El delantero supo que no iba a alcanzar el balón, forcejeó con la liga de mi short, puso su cabeza por delante de mi pecho y se lanzó aparatosamente antes de que el portero agarrara el balón. Al saltar para esquivarlo no levanté suficientemente los tacos

para que se llevara el recuerdo. Y cuando salté por encima de mi portero escuché el pitazo. Por un segundo creí que había sentenciado simulación del delantero. Pero de inmediato vi al descarado vestido de zamuro trotando hacia el punto de penalti. —¡Ni lo toqué! ¡No nos jodas el campeonato, vendido de mierda! La tarjeta se tiñó de dignidad. Detrás de mí, otros tres compañeros desfilaron al vestuario. No vi el resto, los gritos de la grada fueron suficiente anuncio del cañonazo. Antes de marcharse, uno a uno todos los jugadores se acercaron y me tocaron el hombro, no sé si a modo de solidaridad o de condolencia. Mi portero Pilatos fue el único que se atrevió a llamar las cosas por su nombre. —Tu papá la cagó.

Ilustración CHema Skandal!

Sí, lo hizo, y todo el camino de vuelta a casa no pude dejar de pensar en cuál sería mi reacción al verlo. Abrí la puerta y ahí estaba, sentado en el sillón leyendo el periódico como si en todo este tiempo no hubiera salido. Fue cuando sentí la rabia subir indetenible desde las entrañas. Con todas las fuerzas que pude robarle a mi indignada resignación le grité a quemarropa: —¡El coño de tu madre, hijo de puta! Me miró, desarmándome con su expresión fresca de quien no arrastra culpas ni deudas, y antes de volver a su periódico de ayer, respondió tranquilo, casi sin darse por aludido: —Tu abuela. SEPTIEMBRE 2014


DESHORAS

Andrzej Stanislaw Jaroszek La última vez que lo vi, jugamos en los suburbios de Chicago. Era mi quinta temporada con el equipo y jugaba el mejor fútbol de mi vida. En cinco años no me habían sacado nunca de la cancha. Todo empezó con el nuevo entrenador del club, el hijo del dueño de la taberna Paraíso, el nuevo patrocinador. El tipo no tenía nada que ver con el fútbol, pero como muchos de sus amigos formaban parte del equipo, se le ocurrió volverse entrenador. — Es un error —le dije al presidente. — Necesitamos fondos, él nos resolverá nuestro problemita por mientras. De seguro se aburrirá rápidamente de su capricho y nos liberaremos de él. Un día decidió sacarme a medio juego y me negué. Cuando se metió al campo para discutir conmigo, casi todos mis compañeros bajaron la cabeza sin decir nada. Sólo Andrzej, su mejor amigo, vino a apoyar al entrenador. Entre los gritos y empujones casi terminamos a golpes. Desde aquel día dejé de jugar. Los fines de semana se hicieron largos y monótonos. Como me juré a mí mismo nunca más regresar a la cancha, se me ocurrió que ahora podría dedicarme a los estudios universitarios. El inglés ya lo dominaba. Estudiaba tiempo parcial mientras trabajaba un puesto de tiempo completo. Pero el fútbol dejó un hueco en mi alma y lo extrañaba, especialmente los domingos, el día de los partidos. Me imaginaba a los muchachos jugando sin mí; aparecía la cara de Andrzej, una cara con los ojos salvajes, llenos de desprecio. El odio y el enojo son malos consejeros; por eso me mantenía alejado del equipo. Andrzej se convirtió en un antagonista que mi memoria evocaba para molestarme. Pero como el tiempo cura todas las penas, igual curó el enojo que llevaba contra aquella cara. NÚMERO 117

Cuando uno estudia una carrera de tiempo parcial, el día de la graduación parece no acercarse nunca. Pero después de siete años, me gradué de la universidad. Al terminar los estudios, no tenía ningunos ahorros, pues todo lo que ganaba lo usaba para pagar los estudios. Para economizar compartía un ático con un alcohólico. El tipo era buen mecánico y ganaba bien mientras mantenía el empleo. Cada dos o tres meses se hundía semanas enteras en las borracheras solitarias. Por la pared escuchaba su agonía. En esos días me dedicaba a limpiar sus vómitos y lo llevaba al hospital mental o a una clínica. Salir de la casa por varias horas era un alivio. Especialmente durante el verano porque no tenía aire acondicionado. La lavandería era uno de los lugares donde pasaba el tiempo lavando la ropa y disfrutando de la frescura. Ese día, mientras estaba poniendo la ropa en la lavadora, vi aquella cara, la misma que había odiado tanto. Lo curioso fue que no sentí sino felicidad por ver a este compañero de los viejos tiempos. Después de abrazarnos, nos internamos en una larga charla. Hablamos de muchas cosas, de todo lo que nos había ocurrido en los últimos siete años, pero ninguno de nosotros se atrevió a mencionar aquel día funesto: — Yo también era maestro, pero después de dos años me di cuenta que no era para mí. — ¿Y por qué? — No pude aguantar lo que hacían los alumnos. — ¿Y qué haces ahora? — Trabajo en una firma de abogados en el down town. El dinero es el mismo, pero vivo más tranquilo. Miré sus ojos y vi una tranquilidad sin fin. Mientras el tono de su voz soltaba un cariño por otro ser humano, admiré la elocuencia, la madurez y un sentido de estar en paz consigo mismo.

El encuentro me llenó de dicha porque me liberó completamente de los resentimientos que guardaba contra Andrzej. Nos despedimos con un gran abrazo, como si nos despidiéramos para siempre. Sus ojos emanaban una tristeza que no pude descifrar. ¿Por qué se veía tan triste? Dos semanas después fui al banco y se me acercó la empleada. Era una polaca pelirroja y gordita. Fea pero con una gran sonrisa. — ¡Hola! ¡Qué milagro! ¿Cómo anda tu hermano, Staszek? — Se mudó a Colorado —respondió— . Tiene un motel por allá. Le va bien. Staszek también era del equipo. Jugaba de mediocampista. Él recibía todos mis pases porque la pelota en sus pies nos ponía en ventaja de inmediato. Además podía correr de un arco al otro sin cansarse. — Por cierto, hace dos semanas me encontré con Andrzej… — ¡Eso no es posible! —me interrumpió— Andrzej se murió en un accidente. Lo enterramos hace un mes. — ¿Pero cómo? — Estuvo a punto de casarse, y se fue con su novia a Colorado. Muchos del equipo viven por allá. Un día se fueron a hacer rafting, pero el hijo del dueño se equivocó, dirigiéndolos por las cataratas. Se murieron diecisiete personas. — Pero hablé con él… — Seguro que eso pasó hace más de un mes. Retrocedí en la memoria para contar las semanas. Una, dos, tres tal vez. Pero no un mes. ¿Cómo fue posible entonces? Del otro lado, la gente no regresa nunca. ¿Entonces?... Seguro que me equivoco en la cuenta de los días. Me sentí triste por Andrzej, y agradecido por poder abrazarlo antes de su muerte. contratiempo

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What May Come: The Taller de Gráfica Popular and the Mexican Political Print Friday, July 4, 2014–Sunday, October 12, 2014

PANEL DISCUSSION

Collective Action: Reflecting on the Taller de Gráfica Popular SEPTEMBER 11 AT 6:00 FULLERTON HALL Maria Gaspar from 96 Acres, Moira Pujols from contratiempo, and Nicolas Lampert from Justseeds reflect on collective art making and engage their contemporary initiatives with the exhibition What May Come: The Taller de Gráfica Popular and the Mexican Political Print.

ARTIST TALK

Eric Garcia OCTOBER 2 AT 6:00 PRICE AUDITORIUM Garcia discusses how the Art Institute’s collection of prints from the Taller de Gráfica Popular in Mexico influenced his work and inspired him and others to found the Instituto Gráfico de Chicago.

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LITERARY MAGAZINE

Four days of readings, discussions, and a live Magazine show featuring new works presented in Oct. 2014 in Chicago and Feb. 2015 in Mexico City

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