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Coyuntura

La reforma tributaria debe permitir que las empresas sean competitivas

Para lograr estabilidad fiscal en el mediano plazo es recomendable que el país siga los lineamientos de la OCDE.

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VICEPRESIDENCIA DE ASUNTOS JURÍDICOS

La ANDI considera que la reforma debe mejorar la estructura tributaria a través de medidas que: (a) permitan que las empresas nacionales sean competitivas, (b) consoliden al país como destino atractivo para la inversión extranjera, (c) promuevan la formalización tributaria bajo esquemas simplificados y (d) garanticen la sostenibilidad fiscal en el corto y mediano plazo.

Para lograr este objetivo, es recomendable que el país siga los lineamientos de la OCDE en el sentido de fortalecer la tributación de las personas naturales y permitir que las compañías tengan moderadas cargas de tributación, con el fin de que sean competitivas y puedan ser el principal impulsor de la economía.

Actualmente, las empresas colombianas están sujetas a una alta carga tributaria, ya que en promedio el 52,9%1 de sus utilidades comerciales se destina a pagar tributos nacionales, tributos territoriales, contribuciones parafiscales e impuestos específicos sectoriales. Esto reduce su competitividad a nivel internacional. Además, el recaudo de renta se concentra en las empresas (18% personas naturales vs. 82% empresas), mientras que en la OCDE se concentra en las personas naturales (72% personas naturales vs. 28% empresas)2 .

De acuerdo con lo anotado, el país debe avanzar en el fortalecimiento de la tributación de las personas naturales. Para ese efecto, sería recomendable: (a) ampliar la base de contribuyentes por medio de la reducción de umbrales, logrando que la mayoría de personas contribuyan efectivamente, de acuerdo con su capacidad; (b) buscar mecanismos para extender el régimen simple de tributación a los asalariados, independientes y pensionados para promover la formalización tributaria; y (c) aumentar el número de obligados a expedir factura electrónica por medio de la reducción de umbrales y nuevas presunciones de carácter objetivo.

Ahora bien, frente a las empresas se debe avanzar otorgándoles mayor competitividad. Por un lado, manteniendo tratamientos tributarios eficientes, como el descuento en renta del IVA pagado en adquisición de activos fijos reales productivos y el descuento en renta del Impuesto de Industria y Comercio, y por otro lado, implementado medidas que dinamicen la economía, tales como: (a) reducir las tarifas de retenciones en la fuente, lo cual también contribuye a reducir los saldos a favor y las solicitudes de devolución; y (b) establecer un beneficio tributario para la generación de empleo formal, el cual debe ser el mejor beneficio que exista en Colombia.

Finalmente, consideramos que se debe revisar, en materia de IVA, la categoría de bienes y servicios excluidos, puesto que es el tratamiento tributario con mayor costo fiscal (61 billones de pesos)3 y además antitécnico, lo cual genera desventaja a los productores colombianos.

1 Estimación ANDI a partir de encuesta tributaria. Valor correspondiente al año gravable 2020 2 Estadísticas tributarias de América Latina de la OCDE. 3 DIAN.

¿Qué podemos esperar de 2021 en materia económica?

El año 2020 nos dejó enseñanzas en materia económica, laboral e, incluso, a nivel personal. Este año trae consigo características similares a las de 2020 y, por esta razón, debemos entender y prepararnos para lo que viene.

CAMILO TROUT LASTRA

Economista Senior de la Vicepresidencia de Desarrollo Económico y Competitividad de la ANDI El último informe de perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestra señales de cómo será el panorama para este año, luego de la crisis económica por motivos del COVID-19. El FMI proyecta que el crecimiento mundial para 2020 será de -3,5%; para 2021 espera un crecimiento de 5,5% y de 4,2% para 2022. Las economías avanzadas crecerán 4,3% para 2021 y 3,1% para 2022. Por su parte, las economías emergentes y en desarrollo crecerán 6,3% para 2021 y 5% para 2022. Es decir, se espera un mayor crecimiento económico por parte de las economías emergentes, conformadas principalmente por China, India, Rusia, Indonesia, Malasia y Singapur, frente al grupo de economías avanzadas, conformado por Estados Unidos, la Zona Euro (Alemania, Francia, Italia y España), Japón, el Reino Unido, Canadá y otros.

En cuanto a la economía colombiana, el DANE reportó que 2020 cerró con una contracción de -6,8%, y el Ministerio de Hacienda estima una recuperación del PIB de 5% para 2021. Sin embargo, la OCDE proyecta que el país crezca 3,5% este año y 3,7% en 2022.

La economía refleja la gran incertidumbre frente al futuro cercano que producen las nuevas cepas de coronavirus. Sin embargo, el aumento de la capacidad hospitalaria, las políticas de reactivación económica, los estímulos fiscales y las estrategias de relocalización de empresas y de atracción de inversión que cada país implemente serán factores determinantes para una rápida reactivación económica.

Para el caso colombiano, la reactivación económica dependerá en gran medida de las restricciones en la movilidad y la logística, lo cual desestimula el consumo y, directa o indirectamente, reduce los ingresos de los hogares.

Adicionalmente, el Banco de la República reaccionó a tiempo bajando las tasas de interés de 4,25% a 1,75% para que tanto hogares como empresas accedan a créditos más flexibles.

La transformación digital también mitigó el impacto de la pandemia en las empresas, facilitando las actividades administrativas, operativas y logísticas, y la interacción con sus proveedores y consumidores; esta última incentivada por el gran desarrollo del e-commerce, pues se estima que la pandemia aceleró el cambio de hábitos de compra en al menos cinco años, pasando de compras a través de tiendas físicas a compras digitales (IBM’s U.S. Retail Index - GFK).

En materia de comercio internacional, si bien el comercio mundial de mercancías venía en terreno negativo en 2019 (-0,1%) debido a tensiones geopolíticas como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, 2020 fue aún más difícil, con una contracción de -9,2%. Las exportaciones colombianas totales cayeron un -21,4%, las exportaciones de petróleo un -45,1%, las de carbón un -26,5% y las industriales un -7,3%. Sin embargo, las exportaciones no tradicionales lograron crecer al 1,4%. Por esta razón, existe la necesidad de contar con una canasta exportadora más diversificada y sofisticada, elaborando productos con mayor valor agregado.

La geopolítica ha hecho que la dinámica del comercio exterior esté cambiando constantemente. Tal es el caso de quince países de Asía-Pacífico que han firmado el acuerdo de libre comercio más grande del mundo –Regional Comprehensive Economic Partnership (RECEP)–, el cual cuenta con un mercado de 2,2 billones de personas y, en conjunto, con un PIB de US$26,2 trillones.

2021 empieza con nuevos desafíos. En el ámbito internacional, inicia una nueva administración en Estados Unidos y el liderazgo del Presidente Biden significa para Colombia un diálogo bilateral en materia de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo; pero también, un impulso a las energías limpias y renovables, y a las buenas prácticas medioambientales. En el contexto latinoamericano, tendremos elecciones presidenciales en Chile, Perú, Ecuador, Nicaragua y Honduras, y elecciones legislativas en México y Argentina. Todos los cambios políticos alrededor generan de alguna manera un impacto en nuestro país.

En términos de empleo, 2020 fue un año bastante complejo para Colombia. La tasa de desempleo fue de 15,9% y para 2019 fue de 10,5%, es decir, un aumento de 5,4 puntos porcentuales.

En ese sentido, los retos para 2021 son la reactivación económica para preservar y generar más empleos , y con precio de petróleo de referencia Brent a niveles pre pandemia (US$57,6), debemos buscar la sostenibilidad fiscal para mantener el grado de inversión, ajustar las finanzas a través de una mayor focalización y seguimiento del gasto público, y aumentar también los ingresos del Estado a través del aumento de la base gravable del impuesto sobre la renta. Por último, pero no menos importante, convertir a Colombia en una plataforma para hacer negocios y de atracción de inversión.