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Arquitectura Social Estratégica

El rol de la mujer rural: tres historias inspiradoras

Tanto en sus labores domésticas y de cuidado, como en su capacidad de sumarse a la fuerza del trabajo agrícola, la mujer rural cumple un papel vital en el campo colombiano.

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En la foto: Fanny Valencia Se estima que, a nivel global, el 40% de las labores del campo son realizadas por mujeres. Según la FAO, si ellas tuvieran el mismo acceso a recursos productivos que los hombres y a instrumentos para la formación, y se estimulara su participación en la toma de decisiones, la producción agrícola de los países en desarrollo aumentaría de un 2,5% a un 4%, lo que equivaldría a cerca de US$1,66 millones en el PIB colombiano.

Pese a que, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) realizada por el DANE en 2018, en el sector rural la mujer colombiana tiene En el sector rural, la mujer colombiana tiene una probabilidad del 35,9% de no contar con un sustento propio, cifra que es cinco veces mayor a la de los hombres.

una probabilidad del 35,9% de no contar con un sustento propio –cifra que es cinco veces mayor a la de los hombres, en cuyo caso es del 7,8%–, es cada vez mayor la cantidad de mujeres rurales que con perseverancia luchan por resignificar su rol asumiendo un papel más protagónico en las dinámicas sociales y económicas.

Este artículo hace un homenaje a las mujeres del campo colombiano, quienes son motor de crecimiento tanto en sus labores domésticas y de cuidado (las cuales, al incidir en el bienestar directo de las familias, generan un valor económico real, pese a no ser remunerado), así como con su capacidad de sumarse a la fuerza del trabajo agrícola. Las tres historias que se presentan a continuación representan la importancia de la mujer rural en proyectos vinculada a la Estrategia de Competitividad Inclusiva que se desarrolla en la Fundación ANDI, desde 2015 para lograr la inclusión de pequeños productores en la cadena de valor de las empresas.

Fanny Valencia

A sus 68 años, Fanny sigue siendo una mujer incansable. Se levanta diariamente a las 4:00 de la mañana para cumplir con la rutina que la acompaña hace más de cuatro décadas, momento en el que llegó a vivir junto con su esposo a la vereda

En las fotos: Dennis Romaña

Su trayectoria laboral la hizo enamorarse del trabajo social y comunitario, forjando en ella la aspiración de seguir aportando en la construcción de una nueva imagen para Bojayá.

El Tabor, ubicada en el municipio antioqueño de San Carlos. En su comunidad es reconocida por su contribución en procesos de piscicultura, caficultura y apicultura, como también por ser una líder que inspira a la participación de las mujeres en ámbitos sociales.

Hace 8 años, la señora Valencia hizo parte de Africolmenas, asociación apícola que desde 2017 está vinculada a la Estrategia de Competitividad Inclusiva de la Fundación ANDI y que, gracias a los procesos de acompañamiento y capacitación realizados en el marco del componente de proveeduría inclusiva, ha logrado salir favorecida en programas como Reconciliación Colombia. Dicho programa les permitió contar con el recurso económico para montar su planta de producción de miel, haciendo que 26 productores asociados duplicaran sus colmenas, y construir una relación comercial con Nutresa.

Hasta la fecha, el aporte que Fanny realiza a cada uno de los proyectos en los que se embarca Africolmenas ha sido significativo. Ella afirma que la organización llegó a su vida para endulzarla, otorgarle nuevos sueños y permitirle explorar alternativas de sostenimiento frente al posconflicto, al igual que a las demás mujeres que hacen parte de la iniciativa, quienes representan el 40% de los asociados.

Dennis Romaña

Es esposa y madre de dos hijas de tres años. Nació en Bojayá, lugar al que regresó en 2018, luego de vivir por un largo periodo de tiempo en Quibdó, ciudad en la que con mucho esfuerzo estudió Administración de Empresas y se convirtió en madre. Su trayectoria laboral la hizo enamorarse del trabajo social y comunitario, forjando en ella la aspiración de seguir aportando en la construcción de una nueva imagen para Bojayá, “que sea recordado más por su capacidad de salir adelante y por su contribución agrícola al país, que por otra cosa”, afirma.

Actualmente está vinculada laboralmente a Asovivu, una asociación en la que también contribuyó en su fundación. En esta organización, que cuenta con 204 familias asociadas, la cosecha y comercialización de cúrcuma son el punto de convergencia entre la comunidad indígena y afrocolombiana, quienes trabajan mano a mano para hacer de su producto el mejor de Colombia.

En la foto: Miembros de la comunidad de Samaniego.

En 2016 la asociación fue vinculada dentro de uno de los proyectos del componente de competitividad inclusiva de la Fundación ANDI con el que se buscó aumentar los ingresos de los pequeños productores de fique de Samaniego.

Dennis es una de las caras más visibles de Asovivu. Ha conocido y apoyado tanto los procesos de producción de esta especia como los procesos de fortalecimiento administrativo de la organización. Gracias a su ayuda, también se hizo posible la difusión digital del lanzamiento de la marca Curcumetto, la cual está en fase de análisis y elaboración de ficha técnica, requerimiento necesario para poder propiciar el encadenamiento entre la asociación y una empresa ancla. El acompañamiento de la Fundación ANDI le ha permitido a Dennis ampliar sus conocimientos para ponerlos al servicio de Asovivu y su comunidad.

Andrea Ruíz

A sus tempranos 15 años de edad, esta nariñense empezó a construir su historia de participación y liderazgo en Samaniego. Trabaja en la Asociación de Fiqueros de Samaniego, una organización que beneficia directamente a más de 100 hogares. Su vinculación se dio hace 12 años y, desde entonces, su aporte ha sido tan importante que hoy en día es ella quien preside sus reuniones.

En 2016, la asociación fue vinculada dentro de uno de los proyectos del componente de competitividad inclusiva de la Fundación ANDI con el que se buscó aumentar los ingresos de los pequeños productores de fique de Samaniego a través de un encadenamiento con la Compañía de Empaques. Andrea asistió a las diferentes reuniones y estuvo atenta a cada uno de los procesos para ayudar con la articulación entre actores.

Su gestión facilitó el alcance de los logros obtenidos a lo largo del proyecto, entre los que destacan el registro como proveedores de la Compañía de Empaques, la definición de puntos de acopio y esquemas de comercialización, el fortalecimiento de su imagen corporativa y la actualización técnica sobre cultivo y producción de fique. Su participación fue tan valiosa, que en 2019 fue seleccionada como Líder IN: un reconocimiento entregado a personas que desde su rol lideran proyectos e inspiran a otros actores de la sociedad a aportar en la construcción de un país más incluyente.

La Fundación ANDI abre su convocatoria para la Lista de Empresas INspiradoras 2021

El proceso de postulación está abierto desde el pasado 17 de febrero de 2021.

Para visibilizar la labor de las empresas que están comprometidas con resolver los desafíos sociales como parte integral de su negocio, desde la ANDI, en alianza con Portafolio, FSG –consultora internacional líder en estrategia de valor compartido–, USAID y ACDIVOCA, se creó en 2018 la Lista de Empresas INspiradoras, un llamado a la acción para llevar a otro nivel la discusión sobre los temas sociales desde el sector privado. Hasta el momento, 74 iniciativas han obtenido este reconocimiento en los tres últimos años.

La Lista de Empresas INspiradoras es el segundo paso del Movimiento IN, una estrategia de la ANDI que reúne a las compañías que están resolviendo desafíos sociales desde el negocio, aumentando así su competitividad. La lista no es un premio ni un ranking, es una manera de promover buenas prácticas de impacto social positivo y transformador a través de los negocios, con el fin de inspirar a más empresas a trabajar por la construcción de un país más equitativo, incluyente y reconciliado.

La metodología de evaluación de la lista busca seleccionar proyectos que se encuentren dentro del marco teórico del valor compartido. Es decir, aquellas compañías que reconocen que las necesidades sociales representan importantes oportunidades para su negocio y han cambiado la forma de abordar los desafíos sociales de su entorno. En este sentido, las iniciativas o estrategias postuladas se evalúan según tres criterios: (1) contribución al impacto social, (2) resultados de negocio y (3) nivel de inclusión de población vulnerable en la cadena de valor.

Según Catalina Martínez, Gerente de Arquitectura Social de la ANDI y Directora Ejecutiva de la Fundación ANDI, “en un momento en el que las empresas siguen sorteando los desafíos generados por las medidas para mitigar el impacto del COVID-19, los temas sociales cobran mayor relevancia. Esperamos que esta cuarta versión de Empresas INspiradoras genere una mayor conciencia sobre el rol protagónico que puede tener el sector privado en la construcción de un país más equitativo e incluyente”.

La convocatoria estará abierta desde el 17 de febrero hasta el 23 de abril. Postule su iniciativa y no pierda la oportunidad de demostrarle al país que las empresas en Colombia tienen un propósito que va más allá de su participación en el mercado y le están apostando a impulsar el cambio social.