El aliso

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Quienes hemos caminado por los bosques de río de las partes Norte, Ccentro y Este de Sonora, difícilmente hemos pasado de largo sin percatarnos de la presencia de los majestuosos alisos, árboles vistosos que se distinguen por sus troncos grandes, con corteza de color blanco que se desprende en delgadas placas irregulares. Estos árboles alcanzan hasta los 20 metros de altura y su follaje es generalmente denso y lanoso, cuyas hojas se tornan glabras (sin pelos) con la edad, sobre todo en la parte superior (haz). Sus flores son unisexuales (masculinas o femeninas), pequeñas y están presentes en la misma planta; estas flores son, generalmente, polinizadas por el viento. Los frutos se agrupan en cabezas de 2.5 centímetros de diámetro, que están cubiertas con pelos hirsutos que terminan en un gancho. La floración ocurre en la primavera y sus frutos maduran desde la misma primavera hasta el verano.

Los alisos habitan cañones de ríos y arroyos del Desierto Chihuahuense, pastizales naturales, encinales, bosques de pino-encino y porciones elevadas del Desierto Sonorense; en elevaciones que van desde los 335 hasta los 1830 metros sobre el nivel del mar. En la parte Norte de Sonora, es común encontrarlo asociado con otras especies de árboles como álamos (Populus fremontii), huérigos (Populus monticola), sauces (Salix), y fresnos (Fraxinus).

El aliso tiene un gran potencial de uso ornamental para Sonora ya que podría ser utilizado en espacios grandes como un árbol para sombra. Su velocidad de crecimiento es moderada y se puede propagar por germinación de la semilla o por enraizamiento de cortes de las ramas. Aunque es resistente al calor y a los suelos alcalinos, el agua puede ser un factor limitante para su establecimiento y desarrollo ya que requiere abundante humedad en el subsuelo para un pleno crecimiento; sin embargo, esto puede resultar favorable quisiéramos tener un control sobre su altura.

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