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siglos de Ganadería, el estilo de rural de Sonora

Por Julio Montané (colaboración en mayo 2004)

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Reiteramos que en el segundo viaje de Colón, en 1493, se trajeron vacunos, caballos, ovejas y cerdos a la Española. Estos animales ya se encontraban en 1505 en Puerto Rico y Jamaica y en 1511 en Cuba. En 1520 se introducen los animales europeos a Panamá y en 1521 a Tampico y al año siguiente a Veracruz. Después de la caída de Tenochtitlán, empezaron a difundirse los animales introducidos por los españoles, a medida que éstos se asentaban en los nuevos territorios conquistados.

En el siglo XVI transitaron varias expediciones españolas por el actual territorio Sonorense. Estas expediciones son, sin lugar a dudas, las primeras causas de la introducción de animales domésticos europeos en Sonora.

La expedición de Vázquez de Coronado fue la mayor expedición que penetró en la primera mitad del siglo XVI a Sonora. Esta expedición sí traía en abundancia caballos, ganado vacuno, cerdos, y ovejas. Quizás no menos de 800 caballos y cantidades muy superiores de vacunos, cerdos, y ovejas. Claro está que también muchos perros, debemos suponer. Fuera de los animales que se pueden haber perdido en el deambular de Sonora, debe ser tenido muy en cuenta el ganado que se dejó en San Jerónimo de los

Corazones, pues allí se fundó una villa con cien españoles, como apoyo de retaguardia. Por lo que debemos pensar que en este lugar se dejaron varios animales domésticos para crianza y para alimento de los vecinos. Es muy justo postular que con la destrucción de un poblado por los indios, por lo menos una parte de los animales quedaron en situación montaraz.

Otra expedición de gran envergadura en la segunda mitad del siglo XVI que pasó por Sonora es la de Francisco Ibarra. También es una expedición importante que debe haber aportado, igualmente, su contribución de animales europeos a la fauna local.

La introducción permanente de ganado para los fines de su reproducción en Sonora sólo la tendremos en forma pequeña, pero constante, con los asentamientos misionales de los padres jesuitas a partir de 1620. Como se tenían los animales libres, pronto se desarrollaron animales montareces.

En 1638 las Misiones de Sinaloa hasta el Río Mayo poseían unas cien mil cabezas de ganado mayor. De este ganado se encontraban en estancias unas 8,000 cabezas. El resto es ganado alzado. En Sonora y Ostimuri, los jesuitas tenían pocas cabezas de ganado para su alimentación y principalmente para sustentarse de su leche. En 1650 se recompensó a los franciscanos que abandonaban los pueblos, que según el concordato convenido entre franciscanos y jesuitas pasaban a manos jesuitas, con ganado por pago de los bienes eclesiásticos que se encontraban en los templos. Todos los misioneros tenían mulas para trasladarse a cumplir sus deberes religiosos, como así mismo para viajar a otras misiones. Y para mantenerse tenían algunos ganados vacunos. El jesuita Daniel Angel Marras le escribe el padre Provicional Tomás Altamirano desde Mátape en 1677, que vendió a Clemente Suárez en “cuatro ocasiones, 800 novillos, y me los pagó de la plata que hacia del mismo ganado…”. Lo que nos dá una idea del importante papel que jugaba el ganado en la economía misional. Los misionores vendían la cabeza de ganado a 3 pesos, y quienes las compraban las comerciaban a 5 pesos en esos tiempos. Mientras que un mulatillo valía en Sonora por esa época 300 pesos.

Si bien Eusebio Francisco Kino se ha ganado fama de ganadero, no nos narró detalles de su quehacer de vaquero, Kino le señalaba a su Majestad “Que con los buenos pastos d‘estas nuevas conquistas quedan hechas muchas estancias de ganado Mayor, y Menor, y de caballadas &. Otro medio temporal que N. Señor nos da para el fomento d‘estas nuevas conquistas son las cuantiosas estancias que ya ay de ganado mayor, y menor, y de manadas de yeguas con muchas cavalladas y cabalgaduras, assi mulares, como cavallares, recuas pa el tragino, y comersio necesario con pastos mui pingues y abundantes para todo el año y para carnes mui gordas de mucho zevo y manteca y jabón que ya se hace en abundancia.” El 4 de marzo de 1695 el jesuita Javier Saeta acusaba recibo de “23 bestias mulares y caballares… recibí las 29 cabezas de la manada de yeguas, con sus crías caballares y mulares…” Unos días después recibió 100 cabezas de ganado mayor. Con motivo de la muerte del padre Saeta por alzamiento pima, huyó la gente de Tubutama, encontrándose después que la mayor parte del ganado estaba desparramado y muchos animales muertos, pero se salvaron una manada de yeguas y 500 cabezas de ganado mayor que se habían sacado anteriormente. Lo que nos da una idea del número de reses que se encontraban en Tubutama.

Para el año de 1778 se consignan para la Provincia de Sonora 594 manadas de yeguas, manadas aburradas 190; yuntas de bueyes 668; ganado vacuno 20,647; ganado lanar 15,947; cabras 3,878; caballos 1,573; mulas 2,152; burros 181; ganado de pastura 337.

La Unión Ganadera Regional de Sonora, institución que agremia a los ganaderos del estado, tiene en Hermosillo instalaciones funcionales para el manejo de ganado, comercialización, subasta, recinto ferial oficinas, auditorio, rodeo, patios y corrales de exhibición, naves de exposición, almacén de su sociedad cooperativa SOCOGOS y oficinas del patronato y de promoción en una bien localizada área de la capital del estado. También opera las estaciones de cruce fronterizo y otras instalaciones de investigación.

La identidad del sonorense está muy ligada a la personalidad de bronco, sencillo en su actuar y elemental en su vocabulario. Hospitalario y “aventado” y otros atributos de quienes se visten al estilo vaquero con sombrero “texano”, pantalón de corte Levi’s, cinto ancho con hebilla grande y botas puntiagudas del mismo cuero que el cinto.

Esta identidad y también la personalidad se asocia directamente con el ambiente ganadero y el estilo de vida rural de los pueblos de Sonora y es adoptado por los orgullosos sonorenses de las ciudades donde la actividad pecuaria tiene importante influencia en su economía y a donde también han inmigrado familias de los pueblos trayendo con ellas todas sus costumbres y tradiciones.

En Sonora encontramos hombres con sombrero en todas partes, en todas las épocas y en todo tipo de ocasiones. Esa identidad de vaquero sonorense da a muchos la seguridad, a otros el valor además de la comodidad de poder vestir cómodo, casual y sin necesidad de alternar colores y modas. Aunque hay bien definidas calidades de telas, marcas, sombreros y botas, así como ocasiones para lucirlos, el estilo no cambia y tampoco muestra variantes importantes. Accesorios como el pañuelo grande y la navaja también son complementos que el típico vaquero sabe usar muy bien.

Al igual que la indumentaria vaquera, otras costumbres están arraigadas en Sonora como el uso del pick-up y automóviles todo terreno en las ciudades y carreteras que disfrutan y usan por costumbre muchos sonorenses.

El Ganado Criollo

El primer ganado que llegó a México fue el español o bovino peninsular, probablemente el resultado de cruces entre el ganado silvestre de Europa, domesticado desde hace unos siglos por los españoles, con ganado doméstico del Medio Oriente.

Al final del siglo XI nació la ganadería extensiva en las llanuras semiáridas de Castilla y por mediados del siglo XIII este nuevo tipo de ganadería se extendió a la provincia de Andalucía, donde existieron grandes superficies de terreno con demasiada poca precipitación para el cultivo de granos pero suficiente para la producción de pastos nativos, la base de la ganadería extensiva con hatos de 1,000 a 1,600 cabezas de ganado bovino.

En 1492, cuando Colón hizo su primer viaje, los andaluces habían tenido 250 años de experiencia en la ganadería extensiva.

En los años 1493 a 1512, más o menos 500 cabezas de ganado bovino español llegaron a la Nueva España, primero a la isla de Hispañola y de allá a otras islas. El ganado bovino llegó a lo que es México en el año de 1521, a la desembocadura del Río Pánuco, traído por Gregorio Villalobos.

Tenía una genética muy diversa y se adaptó rápidamente a los múltiples climas y medio ambiente de las Américas. Después de más de 300 años de selección, en su mayor parte natural, se formó el ganado criollo del cual se diferenció en muchos tipos y varias razas. Las razas de ganado criollo son muy variables en cuanto al tamaño, conformación, el largo y formas de sus cuernos y su pelo corto y fino que es más abundante en los climas templados y que casi desaparece en climas tropicales. Existe mucho menos variación en cuanto a su color que es predominante y parecido al ganado Jersey, aunque existen también los colores negro, blanco y mezclas de rojo con blanco y negro con blanco. Al criollo era el ganado dominante de las Américas hasta mediados del siglo XIX, cuando empezaron las cruces con otras razas, situación que no ocurrió en Sonora hasta 100 años después, a mediados del siglo XX.