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3 .-Fomento oficial a la renuncia a las Iglesias

St. Annaberg, en Alta Silesia, sobre todo las tradicionales Por qr lno• C'iones de hombres, en las que toman parte cientos de miles de fi l ~. fueron impedidas en forma sistemática.

En el año 1939 las autoridades dispusieron la clausura del Ho• qar Católico de Peregrinos, existente en la cumbre del St. Annabera, sin poder alegar un presunto estado ruino.so, por cuanto se trataba de un establecimiento moderno y bien instalado. La medida no fué justificada con ninauna razón. En el mismo año se trató Por todos los medios de impedir la participación de los hombres católicos. Los trenes especiales pedidos, no fueron facilitados, se neaaron las rebajas de pasaies para pereqrinos, se prohibieron todas las ·colectas para ese domino~, v por último, se dispuso un control especial para los autos, motos v bicicletas sin otro fin aue el de poner trabas a los fieles.

El 5 de setiembre 1937, 500 socias de una Conqreaación de niñas de Saarbrilcken quisieron realizar una pereqrinación a Marienthal Binqen, en tren esoecial. Dos días antes de la fecha señalada, fué restituído el importe de los oastos, que importaba 4. 80 marcos nor persona, a cada una de las participantes, indicándoles que no había sido posible conseguir el permiso necesario para fletar un tren especial.

Como fué anunciado en el diario católico "De Gel<lerlander", a fines de setiembre de 1937, el Círculo de Obreros Católicos de Stokum había convocado a sus socios para una pereqrinación a Kevelaer. En la frontera holando-oermana. los pereqrinos fueron advertidos que sus pasaportes comunes no les serían admitidos oara dirigirse a Kevelaer, en tanto que para visitar otros pueblos, bastaba con un salvoconducto fronterizo.

Todavía está fresco en la memoria de todos lo sucedido en 1938, cuando a los católicos alemanes les fué prohibida a última hora su asistencia al Conqreso Eucarístico de Budanest al que se habían mostrado deseosos de asistir, en número de 40. 000 perearinos. La falsedad del pretexto aducido - la tan mentada escasez de divisas, re~ultó bien evidente, por cuanto en aquella misma éooca, miles de afiliados al Partido salían a pasar sus· vacaciones a las co-:;tas dalmáticas y a otros lugares del extranjero, a costa del Erario público.

En la primavera de 1939, las autoridades prohibieron a la población polaca de Alta-Silesia, su querida Peregrinación al santuario de la Virgen de Czestockau (Czestochowa).

Acerca de las trabas e impedimentos puestos a las Perearinaciones, el Informe Oficial del Eoiscopado de Frihurqo dice: "El 7 de cllciembre 1934, el Jefe de la Policía Secreta de Estado se refirió en