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CRÓNICAS Murmura

Lugar: Diversos Escenarios. Alpujarra Almeriense Fecha: 19 al 21 de mayo

COMO AGUA DE MAYO. Así se esperaba este singular festival en la Alpujarra almeriense y, precisamente esa agua de mayo, acertadamente prevista, hizo temer en los días previos por su celebración tras un año especialmente seco que nos ha regalado abundancia de agua y de música en un evento que aúna conciertos, vino, paisajes y patrimonio. Muy convenientemente, la organización se adelantó a la esperada lluvia preparando una carpa y un segundo escenario a cubierto y, a pesar de las fuertes tormentas, Murmura pudo celebrarse. La inauguración, en recinto cerrado, se llevó a cabo en Alcolea con un concierto de José Luis Jaén y la actividad “Túnel del vino”, que daban el pistoletazo de salida a tres días para vendimiar música en una comarca poco conocida, pero con mucho que aportar a quienes nos acercamos por allí a disfrutar de un festival que poco a poco se consolida.

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Una vez metidos en uvas, el sábado se presentó como el día fuerte en el que disfrutar de diversas actividades como visitas guiadas a bodegas, una ruta turística cultural y uno de los eventos más demandados, las “Experiencias Murmura”, con conciertos-catas simultáneos en las bodegas Barea Granados, Cepa Bosquet y Pura Vida de Padules, Fuente Victoria y Fondón respectivamente. En ellos, Kiki Morente, Maika Makovsky y El Jose acompañaron sendas catas vinícolas entre una más que abundante afluencia de público que pudo disfrutar de un aperitivo cultural tan variado en música como en sabores. La lluvia, prevista, aunque no invitada, se hizo presente con fuerza a partir del medio día coincidiendo con la apertura del recinto habilitado para los conciertos y, la primera en salir, una poderosa Queralt Lahoz que, además, venía estrenando temas, volvió a dar una lección de fuerza y autenticidad, agrupando al público desde primera hora bajo la carpa. Un público que huyendo del agua se apretaba junto al escenario y se acercaba al torrente de sensaciones que transmite esta artista.

Tras ella, poco que añadir a la actuación de una figura tan reconocida como la de Kiko Veneno, siempre inoculando su acidez en forma de letras que dicen más de lo que parece. Temas imprescindibles como su Lobo López o Joselito, entre otros, magníficamente acompañado de una banda siempre a la altura del artista.

Como nota original, en el segundo escenario Vurro corneaba, literalmente, a diestro y siniestro, platillos, bombo, caja y teclados en un poco usual espectáculo donde el término “hombre orquesta” se queda corto para hablar de esta propuesta donde el rock’n´ roll es sólo una parte de un show, en algunos momentos surrealista, calculado para impactar y hacer bailar al más tranquilo. Y, como quien va cambiando de tintos a blancos, llegaba el turno de uno de los “tintos” de la jornada con el bouquet del rock bien curado en barrica. Quique González llegó para dar otra lección de buen hacer. Por él, como por los buenos vinos, el tiempo sólo pasa para mejorarlo.

Al otro lado, María de Juan se mostraba “Dramática” y coplera, con una nueva formación acompañándola en la presentación de este trabajo y una puesta en escena acorde a toda la teatralidad que exige este disco (en un auditorio donde no cabía un alfiler). Nada dramática, sino más bien calmada y sencilla, Nina de Juan, capitaneando a su enorme banda, Morgan, se situaba tímidamente ante el piano para dejarnos ese buen sabor en boca que dejan los buenos caldos.

La propuesta de Gilipojazz nos llevó a los blancos afrutados a través de un jazz experimental, fuera de normas y con una dosis de humor que sirvió de contraposición a la armoniosidad escuchada momentos antes en el escenario contiguo. Difícil catalogar una banda como esta donde el virtuosismo y lo irreverente se dan la mano.

Quedaba, como ese vino dulce que se degusta al final con los postres, la también enorme actuación de Iseo y Dodosound con un despliegue de energía más que necesario para volver a activar a un público que llevaba ya bastantes horas de festival. Acompañados de una increíble sección de vientos sobre la que el reagge y el dub del dúo se integraba consiguiendo el aroma necesario para que el último sabor en boca fuese el mejor posible, sabor que no se vio empañado por un corte de luz que sirvió para caldear más el ambiente.

El cierre de la noche, a cargo de los Mambo Jambo, que salían a escena pasada la medianoche para concluir, no demasiado tarde, dejando fuerzas para afrontar el domingo la última jornada donde destacó especialmente la intervención de Matsu “Electrónica entre viñedos”, dando una vuelta de tuerca más a todas las posibilidades que ofrece la comarca a la hora de mostrar sus muchos sabores y encantos. Y, entre visitas guiadas, cuentacuentos y talleres que ponían el punto final al festival, Blanca la Almendrita, Tyrano Banderas y César Maldonado se ocupaban de musicalizar un domingo marcado por la amenaza de lluvia. Mucho arte, en nariz y en boca, porque cuando un festival se propone integrar cultura, música y sabores, lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar a sorbos cortos y disfrutar de cada espacio, como de cada copa de vino.

MARÍA VILLA